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UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADO

Facultad de Ciencias Sociales


Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales

LA PASTORAL DE LA IGLESIA CATÓLICA DEL SUR DE CHILE EN UN MUNDO


RURAL QUE CAMBIA: comprensión, interrogantes y perspectivas.

Tesis presentada como requisito para optar al grado de


Magíster en Ética Social y Desarrollo Humano
por :
Fernando Gastón Ortiz Méndez

Profesor Guía: Patricio Miranda Rebeco


Profesor Informante: Exequiel Rivas Gutiérrez

Santiago, Chile,
2008
Dedico este trabajo a Jenny y Kiara
las cuales me ayudaron con su apoyo incondicional
a ampliar mis conocimientos y estar más cerca de mis metas profesionales.

Gracias a Dios y a los intercambios y exposiciones de ideas con mis amigos.

Gracias al Instituto de Educación Rural, institución que motivó y apoyó la realización de


este estudio.

ii
Título de la investigación: La Pastoral de la Iglesia Católica del Sur de Chile en un
mundo rural que cambia: comprensión, interrogantes y
perspectivas.

Autor: Fernando Ortiz Méndez

Profesor Guía: Patricio Miranda Rebeco

Resumen

Por medio de una Investigación Cualitativa, que recoge la opinión de sacerdotes, Diáconos
Permanentes y laicos comprometidos, intentamos describir la Pastoral de la Iglesia en el
mundo rural del Sur de Chile, para luego plantearle algunos desafíos en pos de estimular y
fortalecer su labor apostólica en ese sector.

Los resultados señalan que la Iglesia, con toda su complejidad, es un actor relevante en el
campo chileno, aquella ha advertido el actual proceso de cambios y trata de dar respuesta,
aunque a veces con poco éxito, a los diversos desafíos que este le plantea.

La investigación revela el abandono integral que vive el sector rural y el declive de la


Pastoral en esta zona. En la actualidad el quehacer apostólico se ha venido estructurando
en función de los requerimientos de la ciudad. Su acción de alguna u otra forma contiene
elementos asociados al proceso de urbanización cultural y a las disimetrías campo – ciudad
que se han venido dando. En las Parroquias y Comunidades Rurales predomina lo
sacramental, devocional y cultual, así como el exacerbado protagonismo de los sacerdotes
en la marcha de la labor apostólica de la Iglesia. No obstante a aquello, se evidencian
algunas oportunidades que podrían revertir tal situación. Nos referimos a las relaciones de
cercanía y a los valores que se viven en el mundo rural.

Los principales actores optan por el arquetipo de Iglesia como Pueblo de Dios que
promueva relaciones de fraternidad y servicio en su interior. La Iglesia en el sector rural
paulatinamente lo logrará si se atreve a establecerlo en un modelo concreto como lo es el de
las Comunidades Eclesiales de Base. En ellas se revive el modelo original de nuestra Iglesia
como red de comunidades hermanas unidas en la misma fe y en el mismo amor.

La pastoral de la Iglesia en el sector rural ha de fortalecer a las CEBs como Pueblo


de Dios. Tal decisión exigirá a los hombres y mujeres campesinas dejar atrás la comodidad y
asumir responsablemente las tareas propias de la vocación común de todos los bautizados.

iii
INDICE

RESUMEN ……………………………………………………………………… iii

INTRODUCCIÓN ……………………………………………………………… 1

CAPÍTULO 1: La Nueva Ruralidad..………………………………………… 6

1. Hacia un concepto de Ruralidad…………………………………………..... 6


2. Características de la Población Rural………………………………………. 9
3. Actividades Productivas más sobresalientes del Sector Rural…………… 12
4. La pobreza Rural……………………………………………………………… 15
5. Transformaciones más elocuentes en el Sector Rural…………………… 20
6. Potencialidades de la Nueva Ruralidad. ………………………………….. 26
7. La Familia rural………………………………………………………………. 29
8. El fenómeno de las iglesias evangélicas en las zonas rurales…………. 32

CAPÍTULO 2: Marco Teórico para un Diseño de la


Pastoral Rural en el Horizonte del Concilio
Vaticano II y de las Conferencias Generales
del Episcopado Latinoamericano y del
Caribe………………………………..……………………………………..……. 35

1. Iglesia para el Reino…………………………………………………………. 36


2. Iglesia Pueblo de Dios y Comunidad de Creyentes…………………... 40
3. La Experiencia de las Comunidades Eclesiales
de Base en la Iglesia Latinoamericana……………………………………. 49
4. Hacia una Pastoral Rural encarnada, solidaria
y atenta al daño del medio ambiente……………………………………. 59

iv
CAPÍTULO 3: La Pastoral de la Iglesia Católica
del Sur de Chile en el Mundo Rural contemporáneo,
según la opinión de sus principales actores,
Sacerdotes, Diáconos Permanentes y Laicos …………………………… 64

I. Características de la Pastoral de la Iglesia Católica


en el mundo rural del sur de Chile………………………………….. 69

1. Caracterización de la parroquia rural……………………………………… 71


2. Caracterización de las comunidades rurales…………………………….. 74
3. Los ministerios que se dan al interior de las comunidades…………….. 76
4. La Evangelización…………………………………………………………… 87
5. La Formación y el acompañamiento a las comunidades. ……………… 91
6. La Religiosidad Popular……………………………………………………. 93
7. Situación Económica de las Parroquias y Comunidades rurales…….. 94
8. La Pastoral Rural……………………………………………………………. 97

CAPÍTULO 4: Principales Hallazgos……………..………………………… 100

I. Una Pastoral Rural en declive, colonizada por lo urbano…………… 100


II. La Pastoral de las Comunidades Rurales es sacramental,
devocional y cultual………………………………………………......... 106
III. Preeminencia del clericalismo en la Pastoral Rural……………….. 110
IV. El entorno rural posibilita una espiritualidad en clave ecológica… 115
V. El potencial de las relaciones de cercanía y los valores que
se viven en el mundo rural……………………………………………. 116
VI. El Abandono Integral que vive el mundo rural……………………… 119

v
CAPÍTULO 5: CONCLUSIONES………………………………………….. 122

I. Una Pastoral Rural encarnada, que retome la opción


por las Comunidades Eclesiales de Base………………………… 122
II. Hacia una mejor realización de la corresponsabilidad
laical en la Pastoral de la Iglesia rural……….................................. 124

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………. 132

ANEXO 1: Pauta para la Entrevista Semiestructurada……………………. 146


ANEXO 2: Entrevistas Semiestructuradas………………………………….. 148

vi
INTRODUCCIÓN

La definición de la ruralidad en términos tradicionales ha perdido vigencia.


Organismos internacionales que han reflexionado sobre el tema, como la
CLACSO, el IICA, la FAO y algunos autores, hablan de una nueva ruralidad1.
El mundo rural en la actualidad está envuelto en una gran tormenta de
transformaciones, carencias, desafíos y oportunidades. La Globalización ha
venido generando, en parte, una fuerte concentración de la tierra y una
transformación del trabajo rural; ha activado nuevos procesos de pobreza, ha
transformado el espacio rural generando nuevos núcleos de asentamiento en
las zonas rurales. Hoy la población rural está siendo influenciada culturalmente
por los centros urbanos2. Lo rural se ha venido estructurando en función de los
requerimientos de la ciudad. Asimismo, se evidencia un desequilibrio en las
relaciones campo – ciudad, hay una evidente superioridad de lo urbano sobre lo
rural. Es claro que en el campo chileno hay menos oportunidades que en las
ciudades.

Sin embargo, es cierto que la ruralidad está siendo revalorizada; la población


urbana busca aproximarse a lo rural para el disfrute del ambiente y llevar una
vida sana. También se evidencian mejoramientos en acceso a tecnologías,

1
Ver, GIARRACCA, N. (comp.), 2001, ¿Una nueva ruralidad en América Latina?, Buenos Aires:
CLACSO, ; INSTITUTO INTERAMERICANO DE COOPERACIÓN PARA LA AGRICULTURA
(IICA), 2000, Dirección de Desarrollo Rural, Nueva Ruralidad, El Desarrollo Rural Sostenible en
el Marco de una Nueva Lectura de la Ruralidad, Ciudad de Panamá; ORGANIZACIÓN DE LAS
NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN (FAO) - BANCO
MUNDIAL, 2003, La Nueva Ruralidad en Europa y su Interés para América Latina, Roma;
GOMEZ S, 2004, Nueva Ruralidad, (fundamentos teóricos y necesidad de avances empíricos).
Una mirada desde la sociología rural. Revista de Desarrollo Rural y Cooperativismo agrario 8,
141 – 164, [en línea], < http://gestar1.unizar.es/cederul/revista/num08/06.htm>; 2002, La
Nueva Ruralidad ¿Qué tan Nueva? Universidad Austral de Chile, Ediciones LOM.

2
Ver, BAIGORRI, A, <http://www.unex.es/sociolog/BAIGORRI/portico.htm>.
1
conectividad y servicios de transporte, hay mayor cobertura educacional y
servicios básicos.

La Pastoral de la Iglesia Católica en el sur de Chile indudablemente que es


afectada por la instauración de este nuevo orden en el mundo rural. Esta
situación le traza problemas y preguntas, a los cuales debe responder con
nuevos métodos, creatividad, entusiasmo y fe. Ella inició el proceso de
Reforma Agraria y para acompañar y dignificar a los campesinos y campesinas
dio origen a una serie de iniciativas como los Congresos Eucarísticos, las
Semanas Sociales, la Acción Católica y sus movimientos especializados. Por
varias décadas contribuyó a que el tema del mundo rural estuviera presente en
las principales discusiones y decisiones del país. Sin embargo, esta
predilección ha perdido fuerza en esta última década, sobre todo después de
los noventa. Su acción, de alguna u otra forma, contiene elementos asociados
al proceso de urbanización cultural y a las disimetrías campo – ciudad que se
han venido dando. Pareciera que el tema de la ruralidad en la Iglesia ha
pasado a segundo plano, su presencia en algunas realidades es más formal
que real. Algunas señales que podrían servir de argumento es que en la
mayoría de las Diócesis del sur de Chile opera ineficazmente una pastoral rural
inquietada por conocer y analizar las transformaciones y carencias del sector.
Por otro lado la acción pastoral que vienen desarrollando las parroquias rurales,
con algunas excepciones, se ha alineado muy lentamente a las orientaciones
del Concilio Vaticano II3.

Esta presunción la queremos verificar a través de una investigación que intenta


dar respuesta a las siguientes interrogantes:

3
Cfr. V CONFERENCIA GENERAL DEL ESPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL
CARIBE, 2007, Documento de Aparecida nº 100.

2
• ¿Cómo la Iglesia Católica en el sur de Chile se ha venido adaptando al
nuevo escenario rural?
• ¿cuáles son las interrogantes o desafíos que la nueva ruralidad le traza?

El estudio se propone como objetivos:

a) Describir, de acuerdo al estado del arte el nuevo escenario del mundo


rural chileno,
b) describir y caracterizar la organización y el quehacer pastoral de la
Iglesia Católica en el mundo rural del sur de Chile,
c) plantear a la Iglesia Católica del sur de Chile algunas interrogantes y
desafíos para estimular y fortalecer la pastoral en el medio rural.

Para el logro de estos propósitos, se hizo un estudio cualitativo basado en la


técnica de la Entrevista semi-estructurada que intentó recoger las opiniones de
agentes pastorales relacionadas con el andar de la pastoral de la Iglesia en el
mundo rural. El instrumento se aplicó a 40 Sacerdotes, 5 Diáconos
Permanentes y a 5 laicos de algunas parroquias y comunidades rurales del sur
de Chile. El estudio se centró principalmente en la opinión de los presbíteros
porque ellos son en la actualidad los principales protagonistas de la Pastoral.
Nuestra intención no es otra que valernos de sus expresiones para avanzar
hacia una pastoral más comunitaria y participativa.

La investigación parte señalando el nuevo escenario rural que ha configurado la


globalización. Luego se presenta el marco teológico pastoral que debiera servir
de sustento para fortalecer la pastoral rural. Se dan a conocer también las
características de la Pastoral de Iglesia Católica en el mundo rural del sur de
Chile. Finalmente se hace un análisis de la situación actual de la pastoral en las
parroquias rurales y se proponen acciones para la Iglesia en el sector rural.

3
Decidimos hacer este estudio porque el desarrollo, además de involucrar
aspectos referidos al crecimiento económico, tiene por finalidad potenciar el
desarrollo del ser humano en forma integral y permanente4. Ha de ofrecer a los
hombres y mujeres, las oportunidades sociales que contribuyan a la expansión
de las capacidades humanas5 y a una mejor calidad de vida.

La ruralidad en Chile es un tema que necesita ser abordado integralmente. La


mayoría de los escasos estudios existentes muestran la realidad desde un
sesgo economicista que enfatiza en lo productivo y estructural, olvidando
aspectos trascendentales como la influencia de las innumerables
transformaciones que afectan a las mujeres y hombres que habitan y trabajan
en el campo.

El presente estudio se sitúa en el plano de lo religioso, es decir cómo a la


Iglesia y a sus integrantes le han afectado los cambios acaecidos en el mundo
rural y cómo ella se ha venido adaptando a esas mutaciones.

Dejamos en claro también que dentro del tema de la ruralidad está el indígena,
asunto muy presente en las comunidades del sur de Chile. Pero por los fines
que pretende el presente estudio este aspecto no se abordará, pues amerita
una discusión seria y amplia, que no podríamos realizar.

El actual estudio asume el discurso de la teología latinoamericana, cuyo


mensaje es fruto del esfuerzo creyente por hacer realidad aquí y ahora el
Reinado de Dios. Sus teólogos han traducido en sus textos la riqueza de

4
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución Pastoral Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el
mundo actual, nn 64 - 66; PABLO VI, Carta Encíclica Populorum Progressio, nº 14.
5
Cfr. SEN, A, 2000, Desarrollo y Libertad, Ed. Planeta, Buenos Aires, pp 19 – 28.

4
nuestra conciencia de ser Pueblo y de ser Iglesia en coherencia con la realidad
cultural de nuestros pueblos. Optamos también por esta corriente teológica
porque según nuestra opinión ella sintoniza más con las orientaciones dadas
por el Concilio Vaticano II. La Iglesia de América Latina recepcionó y acogió su
inspiración. A partir de entonces, ha venido redescubriendo su identidad y
misión, a medida que se va abriendo al Espíritu y se dona generosamente a los
pueblos, preferencialmente a los pobres, trata de mantenerse fiel al Evangelio,
interpretando la realidad desde la fe y sirviendo a la persona concreta.

5
LA PASTORAL DE LA IGLESIA CATÓLICA DEL SUR DE CHILE EN UN
MUNDO RURAL QUE CAMBIA: comprensión, interrogantes y perspectivas.

CAPÍTULO 1: LA NUEVA RURALIDAD.

La globalización está configurando una nueva ruralidad y la Iglesia Católica en


el sur de Chile necesita saber qué está pasando para adaptarse y dar
respuesta a las preguntas y desafíos que el nuevo escenario rural le platea.

Indicamos de partida que la ruralidad es muy heterogénea. No obstante a ello,


en este capítulo intentaremos hacer una propuesta conceptual y describir la
ruralidad de Chile en el umbral del siglo XXI.

1. Hacia un concepto de Ruralidad.

La globalización ha reordenado el mundo rural. Todos consensuamos en las


profundas alteraciones que ha provocado en los sistemas agrícolas, en la
velocidad y complejidad de los cambios que dificultan cualquier intento por leer
los signos de los tiempos y comprender lo que está pasando6. El mundo rural se
está transformando aceleradamente, desdibujándose fronteras de todo tipo,
económicas, ecológicas, sociales, políticas, científicas y tecnológicas, y muy
especialmente del conocimiento y de la cosmovisión.

El nuevo escenario rural dificulta cualquier intento por definir la ruralidad, pues
ciertos rasgos característicos ya no están presentes o han quedado obsoletos y

6
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución Pastoral Gaudium et Spes, nn 4 – 5.

6
hay que redefinirlos7. Hasta hace algunos años lo rural se asociaba a territorios
con baja densidad demográfica, a aislamiento, a actividades productivas
directamente relacionadas con lo agropecuario, a retraso social y tecnológico.
La misma palabra rural en ocasiones sigue cargada de connotaciones
negativas, frente a lo refinado y citadino.

En la actualidad el mundo rural es más amplio que todas las concepciones que
anteriormente mencionábamos. Hoy, por ejemplo, lo rural no es equivalente a
lo agrario. Existen muchos cultivadores de la tierra, que no viven en el campo
ni se sienten identificados con la vida campesina. Usan la tierra como un medio
para percibir ganancias o como una oportunidad de tener casa en el campo los
fines de semana y en vacaciones. Lo rural ha venido ganando terreno ya no es
tan desechado por ser sinónimo de retraso; en estos últimos años se han dado
algunos atisbos de revaloración, los hombres y mujeres de la ciudad desean
volver al campo, anhelan una vida más sana y entornos más amigables8.

La relación campo-ciudad es ahora mucho más compleja que la vieja relación


dicotómica. Somos testigos del proceso de urbanización de la realidad rural y a
la vez de una ruralización del empleo. Los adelantos tecnológicos, el desarrollo
de la infraestructura vial y el acceso garantizado a servicios básicos, en parte
explican las nuevas formas de conectividad rural – urbana y su impacto en las
dinámicas sociales. La gente del campo va y viene a la ciudad de manera
mucho más cotidiana que en otras épocas, haciendo que estos espacios ahora
comiencen a presentar límites más difusos.

7
Cfr. LLAMBÍ, L, 1995, Globalización, Ajuste y Nueva Ruralidad. Una agenda para la
investigación y el desarrollo rural. Laboratorio de Estudios Rurales y Agrarios, Venezuela, 4p.
8
Cfr. PÉREZ, E, 2001, Hacia una Nueva Visión de lo Rural. En ¿Una Nueva Ruralidad en
América Latina? Norma Giarracca (compiladora). Colección Grupos de Trabajo de CLACSO.
Grupo de Trabajo Desarrollo Rural. CLACSO, Buenos Aires, 25p; BARRERA, E.; MUÑOZ, R.
(2003). Manual de turismo rural para micro, pequeños y medianos empresarios rurales. Serie de
instrumentos técnicos para la microempresa rural. PROMER Programa de apoyo a la
microempresa rural de América Latina y el Caribe, 9p.

7
En este marco, se hace necesario incorporar en el análisis el impacto de las
nuevas tecnologías de la información, cuya masividad ha hecho posible la
vinculación de manera instantánea con una serie de territorios, abriendo nuevas
oportunidades en los más diversos ámbitos.

También los últimos acontecimientos ocurridos en el mundo rural desdibujaron


lo propio que tenía este sector. De algún modo algunos valores, costumbres e
instituciones han sido modificados9; lo rural ya no es lo rural, a sus habitantes
les cueste hablar de sí mismos reconociéndose como tales o como campesinos.
Sin embargo, en medio de toda esta confusión levantaremos una noción de
ruralidad que nos permitirá definir y entender el mundo rural en la actualidad
para acompañarlo y guiarlo en su vida de fe.

Siguiendo a algunos autores conceptualizaremos la ruralidad no como una


simple delimitación geográfica, sino más bien como a un tejido económico y
social heterogéneo que comprende un conjunto de actividades muy diversas
como la agricultura, turismo rural, ganadería, forestal, acuicultura, pequeñas y
medianas empresas y otras10. También es necesario señalar que en este
espacio rural se ofrecen servicios relacionados con la educación, la vida de fe,
salud, transporte y comunicaciones, comercio y otros.

Hoy la ruralidad la podríamos definir por un determinado tipo de


relaciones humanas, un modo de transmisión oral, un conocimiento personal y
familiar de la mayoría de los miembros de la comunidad, unas costumbres
establecidas. Su organización social está basada en la cercanía, el no
9
Cfr. LLAMBÍ, L, 1995, Globalización, Ajuste y Nueva Ruralidad. Una agenda para la
investigación y el desarrollo rural. Laboratorio de Estudios Rurales y Agrarios, Venezuela, 7 p.
10
Cfr. PÉREZ, E, Hacia una Nueva Visión de lo Rural. En ¿Una Nueva Ruralidad en América
Latina? Norma Giarracca (compiladora). Colección Grupos de Trabajo de CLACSO. Grupo de
Trabajo Desarrollo Rural. CLACSO, Buenos Aires, 2001, 25p.

8
anonimato. En el mundo rural las personas se conocen, con un nombre y una
historia. Indudablemente hay una mayor cercanía y solidaridad ante las
desgracias11.

Lo rural hoy comprende un conjunto de relaciones personales intensas entre


familiares y vecinos. En el campo todos se conocen y ello genera condiciones
para que las relaciones personales resulten naturales, otorgan sentido a la
identidad con el territorio al que pertenecen las personas y adquiere importancia
la memoria rural como expresión de la historia local. En tiempos de
globalización, lo que acabamos de expresar es una de las condiciones que
permite mantener algunos rasgos de identidad frente a las fuerzas globales y
homogéneas que se expresan a través de los medios de comunicación,
consumo de bienes y servicios, etc.

2. Características de la Población Rural:

En Chile el sector rural está viviendo un proceso de des-ruralización. Según los


datos del Censo 2002 aproximadamente el 13,4% de la población de Chile
habita en esta zona, lo que contrasta con el nivel de ruralidad del país de hace
cuatro décadas, donde alcanzaba al 40%12.

Los índices de ruralidad no son homogéneos en todo el territorio nacional. Entre


la Región del Maule y la de Los Lagos hay más población rural, llegando en
algunos casos a superar el 30%.13

11
Cfr. GÓMEZ, S, La Nueva Ruralidad: ¿Qué tan Nueva? Revisión de la bibliografía, un intento
por definir sus límites y una propuesta conceptual para realizar investigaciones. Universidad
Austral de Chile. LOM Ediciones Ltda. 1° Edición, 2002, 137 p.
12
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA (INE) CENSO 2002.
13
Idem.

9
Uno de los datos más interesantes en este último Censo es el aumento de la
esperanza de vida y la disminución de la natalidad en nuestro país. En efecto,
entre los Censos de 1992 y 2002 la población adulta mayor aumentó de 9,8% a
11,4%, lo cual significa que hay 400.000 personas mayores de 60 años más
que hace diez años. En el sector rural, a estos fenómenos se suma la fuerte
migración de los jóvenes a la ciudad, con la consecuencia del envejecimiento
marcado de su población y disminución del número de hijos. Cada día en el
medio rural se ven menos niños/as y jóvenes, pero más adultos mayores y
ancianos/as.

Un antecedente interesante con respecto a lo señalado anteriormente es que en


el sector rural el índice de masculinidad equivale a 114, esto quiere decir que
hay más hombres que mujeres. En los sectores urbanos, en cambio, las
diferencias son bajas aunque siempre a favor de las mujeres (94,68). Los altos
índices de masculinidad dados en las áreas rurales se explican, principalmente,
debido al histórico movimiento migratorio campo-ciudad en el cual prevalecen
las mujeres y los jóvenes.

El Analfabetismo en todo el territorio nacional alcanzaba en el año 2003 al 4 %.


No obstante este porcentaje en la zona rural asciende a 11,8%, mientras que en
la urbana fue 2,8%. Esta diferencia entre zonas se explica en parte por las
fuertes diferencias en la población de mayor edad, brecha que disminuye
considerablemente al considerar los grupos más jóvenes. En efecto, en la
población de 75 años y más la diferencia entre zonas de residencia es de 28,7
puntos porcentuales, mientras en la población joven la brecha sólo alcanza un
punto porcentual14.

14
MIDEPLAN, División Social, Encuesta CASEN 2003.

10
En relación a la escolaridad de la población entre 15 y 64 años de edad, en el
2002 esta alcanzó a 8,5 años promedio de estudio. En el mundo rural los
jóvenes de 15 a 24 años casi triplican (2,8 veces) la escolaridad de sus abuelos
y casi duplican la de sus padres (1,6 veces)15.

La cobertura del nivel parvulario (preescolar) en el país alcanzó un 35,1% el


año 2003. Mientras en la zona urbana fue de 36,7% en la rural alcanzó a un
24,1%. El sector rural ostenta un incremento muy importante en la cobertura
preescolar entre estos años, alcanzando los 6,9 puntos porcentuales desde el
200016.

A nivel de país, en el año 2003, la cobertura de enseñanza básica alcanza a


99,1% con un registro para la zona urbana de 99,2% y para la zona rural de
97,9%17.

En cuanto a la cobertura en la educación media, el país registra un 92,6%, con


un 93,9% para la zona urbana y un 84,0% para la zona rural18.

Según el censo del 2002, la población que pertenece a uno de los ocho
pueblos considerados en la Ley Indígena alcanza al 4,6% (692.192). Dentro de
este porcentaje el pueblo Mapuche es el más numeroso, representando el
87,3% del total de los indígenas. De esa cantidad el 64,8% vive en las zonas
urbanas y el 35,2% en la zona rural, quedando en evidencia que la población
indígena presenta una mayor proporción de personas que habita en las zonas
rurales que la población no indígena. Las Regiones con mayor población

15
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA (INE) CENSO 2002.
16
MIDEPLAN, División Social, Encuesta CASEN 2003.
17
Idem.
18
Idem.

11
aborigen son La Araucanía con 29,5% y la Metropolitana con 27,7%. Con un
menor porcentaje le siguen Los Lagos, Bío Bío y Arica19.

3. Actividades productivas más sobresalientes del sector Rural

En los últimos años las actividades productivas se han diversificado en el


mundo rural; no obstante aquello continúa primando la agricultura, ganadería,
explotación forestal y acuicultura. Incipientemente se viene abriendo paso el
turismo rural.

El sector agropecuario se ha ajustado a las políticas neoliberales que se han


introducido en Chile desde la década de los ochenta, cuyo fin es la producción
de rubros frutícolas, hortícolas, leche, etc. para los mercados mundiales, en
base a recursos tecnológicos altamente especializados y con una escasa
demanda de mano de obra, la que, es relativamente barata20. Normalmente
estas empresas modernas tienen acceso a los mejores suelos, poseen un alto
nivel de integración, buena gestión, tecnología de punta y estrecho vínculo con
los mercados.

La modernización de la agricultura chilena transformó el sector rural. La


empresa agroexportadora, se constituye como el eje ordenador y productivo del
campo, reemplazando así al antiguo complejo latifundio-minifundio. Estos
grandes complejos agroindustriales y agroexportadores de transformación,
almacenamiento, clasificación, empaque y transporte de productos agrícolas
para los mercados internacionales acumulan una gran cantidad de territorio
para dedicarlo a la producción21.

19
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA (INE) CENSO 2002.
20
Cfr. ECHEÑIQUE, J – GÓMEZ, S, 1988, La agricultura chilena. Las dos caras de la
modernización, FLACSO AGRARIA, Santiago de Chile.
21
Idem.

12
Otra actividad que ha progresado en estos últimos años es la producción
forestal, la que a partir de la década de los ochenta ha experimentado una
importante expansión y se ha convertido en uno de los subsectores más
dinámicos en el conjunto de actividades agro industriales. Durante la década de
los 90, la actividad forestal llegó a ocupar el segundo lugar de la economía,
detrás de la minería, siempre basado en las plantaciones de especies de rápido
crecimiento. En el año 2005 contribuyó en un 3,3% al PIB, abarcando el 13%
del total exportado por el país. En la actualidad la producción se concentra en
la pulpa química, remanufacturas, madera aserrada, tableros y chapas,
papeles y cartones, astillas, entre otros.22

La superficie plantada en la actualidad alcanza aproximadamente a las


2.200.000 hectáreas. En un análisis de las especies plantadas el pino radiata
lleva la delantera con un 66,7%, le sigue el eucalipto con un 24,6%.23

La explotación forestal también ha generado concentración de la tierra. Unos


pocos son propietarios de extensos territorios. Poco a poco algunos pequeños
propietarios han tenido que vender sus terrenos, incluso algunas comunidades
han venido desapareciendo pues sus habitantes tuvieron que migrar porque sus
parcelas están rodeadas de pinos y eucaliptos.

También el sector que en Chile ha cobrado importancia es el pesquero-


acuícola, aquel ha sido gravitante para el desarrollo social y económico del
país. Dentro del contexto mundial, Chile se sitúa entre los principales
productores y exportadores mundiales, tanto en la pesca como en las cosechas
de los centros de acuicultura.

22
Cfr. INFOR, El sector forestal chileno 2006.
23
Idem.

13
La salmonicultura en Chile a pesar de ser una industria reciente ha logrado un
crecimiento explosivo. Durante los últimos cinco años ha logrado mantener 5,3
puntos porcentuales dentro del total de envíos del país. Es la cuarta actividad
exportadora más importante de la economía chilena, después de la minería,
sector forestal y frutícola.24

El desarrollo de la acuicultura ha posibilitado la ampliación y diversificación de


los mercados y a la vez ha generado empleos desde La Araucanía a la Región
de Aysen.

En el ámbito de lo productivo también es necesario destacar las experiencias de


turismo rural y agroturismo que se han venido efectuando en estos últimos
años. Ellas han aproximado nuevos ingresos a las personas que ofrecen
servicios de alojamiento, venta de comidas típicas, artesanías, música y
presentaciones folclóricas, transporte, excursiones, etc. Sin lugar a dudas, esta
actividad tiene un futuro prometedor, porque existe un creciente interés de la
población urbana a reencontrarse con la naturaleza, la vida rural y las faenas
agropecuarias tradicionales25. Los principales beneficiados en estos proyectos
son aquellas comunidades más empobrecidas, especialmente las étnicas.

No es menos cierto que al lado de esta exitosa modernización del mundo rural
se dan otras situaciones que no aparecen tan triunfantes. Lamentablemente los
beneficios no han llegado a todos. El desarrollo del monocultivo intensivo de
productos de alta inserción en los mercados internacionales, ha ido generando
un nuevo proceso de concentración de la propiedad de la tierra, que se había

24
Cfr. www.salmonchile.cl
25
Cfr. BARRERA, E.; MUÑOZ, R. (2003). Manual de turismo rural para micro, pequeños y
medianos empresarios rurales. Serie de instrumentos técnicos para la microempresa rural.
PROMER Programa de apoyo a la microempresa rural de América Latina y el Caribe, 9- 19 pp.

14
intentado desarticular con la reforma agraria, generando, a su vez, nuevas
brechas al interior del espacio rural.

Muchos campesinos y unidades familiares empobrecidas han vendido sus


tierras ante la oferta de estas grandes empresas o presionados por la baja
productividad de sus terrenos. Otros han tenido que desocupar los suelos en
los que habitaban migrando, en ambos casos, a los centros urbanos
intermedios, ruralizando la pobreza en estos asentamientos receptores.

A pesar de todo el éxito obtenido por los grandes consorcios productivos, la


modernización del mundo rural ha activado nuevos procesos de pobreza en los
sectores campesinos que no han podido acceder al mejoramiento de sus
sistemas productivos, particularmente a tecnología y acceso a la información.
Aquello les imposibilita competir, debido a la baja productividad y al escaso
control de calidad o de valor agregado de sus productos.

Muchos campesinos hoy están sobreviviendo sumergidos en las deudas.


Varios hogares logran sobrellevar la vida por medio de una economía de
subsistencia.

4. La pobreza Rural26:

La población rural en situación de pobreza e indigencia en Chile, ha disminuido


considerablemente. Según las últimas cifras de la Encuesta Casen 2006 por
primera vez desde que se inició la medición la pobreza rural (12,3%) es inferior
26
Cfr. TEJO, P, 2000, La pobreza rural una preocupación permanente en el pensamiento de la
CEPAL, CEPAL-Serie Desarrollo Productivo, Santiago de Chile; KÖBRICH, C, 2003, Pobreza
rural y agrícola: entre los activos, las oportunidades y las políticas, una mirada hacia Chile,
Serie Desarrollo Productivo No 144, CEPAL, Santiago de Chile; Fundación Nacional para la
Superación de la Pobreza, 1998, Seminario Transformaciones en el Mundo Rural: Desafíos
para Superar la Pobreza, Santiago de Chile.

15
a la urbana (14%). Sin embargo en el caso de la indigencia continúa siendo
superior en las zonas rurales (3,5%) que en las urbanas (3,2%). Es importante
señalar que la vulnerabilidad de la población en el mundo rural es mayor
cuando sus integrantes son indígenas, allí la pobreza asciende a un 9,1% y la
indigencia al 9,6%27.

Un fenómeno que puede explicar la baja en las cifras de la pobreza rural es la


migración; gran parte de esos pobres fueron hombres y mujeres rurales que
marcharon a la ciudad en busca de nuevas y mejores oportunidades.

A pesar de los variados esfuerzos por revertir la situación de pobreza en el


mundo rural, aún continúan estando presentes algunos factores de exclusión
social. La falta de disponibilidad de una adecuada infraestructura y la dificultad
de acceso a servicios públicos, a educación de calidad y a inversión en
investigación y desarrollo son otros de los factores importantes. Debido a que
la mayoría de los habitantes del país están ubicados en las áreas urbanas, la
inversión en infraestructura vial y servicios públicos también se prioriza,
principalmente, en estas zonas.

Algunos pobladores rurales aún no tienen acceso a agua potable y luz eléctrica
en sus viviendas, otros viven en condiciones de aislamiento por falta de
disponibilidad de vías de comunicación y locomoción. A su vez, no existe un
sistema de seguridad social efectivo para todos los adultos mayores de 65
años. También en el sector rural se accede con mucha dificultad a los servicios
de salud, generalmente existe una Posta que proporciona los primeros auxilios
a los pacientes. En ella hay un Técnico Paramédico que debe atender en
promedio a una población de 1000 personas. El servicio en estos centros es
muy precario. En caso de enfermedad grave nuestros compatriotas han de

27
Cfr. MIDEPLAN, División Social, Encuesta CASEN 2006.

16
buscar ellos mismos la manera de llegar al centro asistencial. Las rondas de
Médico, Enfermera, Matrona se hacen una vez al mes o cada quince días
dependiendo del sector. Cuando alguien debe ser atendido por un especialista
se solicita la hora al hospital, el tiempo de espera puede durar meses y hasta
años.

En relación al ingreso medio en el sector rural las cifras del 2003 apenas son
levemente superiores a la situación de ingreso de comienzos de los noventa y,
comparativamente con el sector urbano, el ingreso promedio de la ocupación
principal el año 2003 fue de $302.427, mientras que para la otra zona este
promedio alcanzó a $168.847, constituyendo un 52,8% de su correspondiente
urbano28.

El acceso a los servicios básicos, aunque se ha incrementado notoriamente


entre 1990 y el 2003, continúa siendo proporcionalmente mucho más bajo en la
población rural.

Al agrupar los sistemas de saneamiento constituidos por alcantarillado y fosa


séptica, considerados buenos y aceptables respectivamente, se alcanza, en la
zona urbana a un 94,8% de los hogares, mientras que en el sector rural este
porcentaje llega a un 40%. Este sistema se ha incrementado notoriamente
desde el año 1990, cuando solamente un 19,1% de los hogares rurales accedía
a un nivel al menos aceptable29.

Al considerar los hogares rurales que obtienen agua para su consumo de la red
pública, se observa que se ha incrementado el acceso desde el año 1990, hasta
alcanzar en el 2003 un 43,6%. Asimismo un 30,3% posee un sistema de

28
MIDEPLAN, División Social, Encuesta CASEN 2003.
29
Idem.

17
distribución al interior de la vivienda y solo un 18, 4% no tiene un sistema de
distribución de agua adecuado, situación que en 1990 afectaba al 54%30.

En cuanto al suministro eléctrico, el 90,6% accede al año 2003 a energía


eléctrica desde la red pública, en circunstancias que en 1990 dicho servicio
llegaba sólo al 62% de la población rural31.

Entre tanto dato estadístico, un acontecimiento que merece ser considerado es


que la pobreza se está llenando de conceptos y de cifras. Es hipócrita: se dice
una cosa pero en la realidad rural hay mucha y es muy fuerte. La pobreza trae
humillación e indignidad a las personas. En algunos sectores cohabitan
personas muy acomodadas con gente que no alcanza a satisfacer sus
necesidades básicas.

En el campo se respira el olor a la pobreza. Muchas veces se hacen


indiscriminadamente comentarios que ofenden a los pobres, catalogándolos de
sucios y flojos. No se ha considerado que en estos hogares duermen dos o
más personas en una sola cama, que con una toalla se secan todos, etc.

La pobreza material se nota pero el campesino ha sabido sobrevivir en el


campo, a pesar que no tiene a mano una serie de elementos que son vitales
para tener una mejor calidad de vida. Un campesino no se muere de hambre a
pesar de que viva en condiciones miserables.

La subsistencia de la familia rural se la otorga el trabajo en el pequeño terreno,


allí se cultiva y cría animales; muchos campesinos por una mala situación
económica se ven obligados a trabajar en los fundos más cercanos al domicilio,

30
Idem.
31
Idem.

18
abandonando la atención de sus pequeñas propiedades; otro grupo se vio
obligado a vender, pues cada vez se fue dificultando la producción y
mantención de los terrenos, generalmente estas personas o emigran a la ciudad
o se quedan de inquilinos en un fundo o trabajan en labores de temporada.

En estas condiciones salir de la pobreza es muy complicado pues las


oportunidades en cantidad y calidad no son las más óptimas. A esto agregamos
la mala calidad de los terrenos, la subdivisión de las herencias, etc.

Algo que tal vez no ha sido analizado lo suficiente y que requiere de ser puesto
en el tapete de la discusión es la aparición de un nuevo tipo de pobreza, que es
protagonizada principalmente por aquellas personas campesinas que se
trasladan del campo a la ciudad buscando mejores expectativas de vida. Ellos
son los nuevos pobres, ahora que más del 86 % de la población chilena es
urbana32.

Los campesinos en las ciudades están perdidos, porque no saben y no están


preparados para ejercer en ellas un oficio; son pobres y mano de obra no
calificada. Llegan a una sociedad que exige una calificación cada vez más
específica. Desde que se instalan en la urbe parten experimentando la
ausencia de un oficio, siendo prácticamente obligados a buscar un sistema
precario de sobrevivencia, lo más probable es que se dediquen a efectuar
empleos informales.

En el campo también se da fuertemente la pobreza cultural. Hay personas de


origen campesino que se están olvidando de sus tradiciones y eso ha
conllevado a que su autoestima sea muy baja.

32
Cfr. INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA (INE) CENSO 2002.

19
El modelo económico neoliberal cala profundamente en la cultura campesina.
Todos los bienes culturales que se desarrollan en la actualidad están
relacionados con la publicidad y los medios de comunicación. Lo que importa
es captar una mayor audiencia y se hace con emisiones mediocres que exaltan
sentimientos muy primitivos, no educan de ninguna manera porque eso supone
un esfuerzo. Hoy no se logra aumentar la sintonía con programas culturales.
Esta mercantilización de la cultura hace que al final no quede cultura. Lo que
existen son una serie de elementos dispersos pero de algo integral ni hablar.
Lo que se desprende de esto es que los pobres campesinos son también
pobres mentalmente, pobres culturalmente, pobres en la manera como se
aprecian, juzgan y ven las cosas. No tienen sabiduría. Al contrario de los viejos
campesinos que tenían una cultura tradicional que les permitía construir una
personalidad. Ahora en la ciudad les es difícil construirla a partir de fragmentos
de cultura que los medios de comunicación les ofrecen. Esto exige hacer un
esfuerzo para que cada uno logre tener una visión de mundo y realizar aquello
para lo que fue llamado.

En el campo aún permanece vigente, aunque con menos intensidad, la falta de


oportunidades para acceder a estudios superiores. Los jóvenes se quedan
solamente con lo aprendido en el liceo, algunos no tienen esa ambición de
perfeccionarse o hacer algún curso superior. Básicamente por la falta de
recursos.

5. Transformaciones más elocuentes en el sector rural.

Quizás el mayor desafío en la actualidad en el sector rural sea que la velocidad


y complejidad de los cambios no ha permitido decodificar y comprender que el
mundo se está transformando aceleradamente, desdibujándose fronteras de

20
todo tipo, económicas, ecológicas, sociales, políticas, científicas y tecnológicas,
y muy especialmente del conocimiento y de la cosmovisión.

Queremos señalar sólo algunos fenómenos que tal vez nos pueden ayudar a
comprender mejor la situación actual. Lo primero que se destaca son las
profundas transformaciones de los espacios rurales y las poblaciones que los
ocupan. Se observa también la presencia de áreas rurales dedicadas a
actividades de recreación como es el caso de las "parcelas de agrado" para
habitantes urbanos; espacios para el turismo rural con carácter ecológico y de
aventura, áreas de protección ecológica administradas por el Estado chileno,
entre otras.

Estas nuevas situaciones exteriorizan un deseo de aproximarse a lo rural33. Los


habitantes de las ciudades quieren disfrutar del medio ambiente y la privacidad
que este ofrece. Muchos de estos nuevos habitantes presionan para que la
inversión pública y privada genere el aprovisionamiento de servicios como la
telefonía móvil rural, la extensión de la red pública de agua y electricidad y el
mejoramiento vial.

También los complejos frutículas, forestales, ganaderos y acuícolas han


transformado el espacio rural34, posibilitado el surgimiento de pueblos que

33
Cfr. Pérez, E, 2001, Hacia una Nueva Visión de lo Rural. En ¿Una Nueva Ruralidad en
América Latina? Norma Giarracca (compiladora). Colección Grupos de Trabajo de CLACSO.
Grupo de Trabajo Desarrollo Rural. CLACSO, Buenos Aires, 25p; Barrera, E.; Muñoz, R. 2003,
Manual de turismo rural para micro, pequeños y medianos empresarios rurales. Serie de
instrumentos técnicos para la microempresa rural. FIDA. Programa de Apoyo a la Microempresa
Rural de América Latina y el Caribe, 9 – 13pp; POSADA, M, 1999, El espacio rural entre la
producción y el consumo: algunas referencias para el caso argentino. EURE (Santiago). [en
linea], vol.25, no.75, <http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-
71611999007500003>, [consultado 16 Abril de 2006];
34
Cfr. GÓMEZ, S, 1996, Sociología Rural en Dimensiones Actuales de la Sociología.
Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, Academia de Humanismo Cristiano y
Sociedad Chilena de Sociología, Santiago de Chile; HERNÁNDEZ, R, 2000, Una agenda para

21
subsisten gracias a estas actividades económicas. Estos asentamientos
albergan mano de obra, temporeros urbanos que se suman al trabajo rural.
Todos sus habitantes llegan para acceder a más oportunidades laborales.
Generalmente en su origen los nacientes centros urbanos carecen de servicios
básicos, su estructura vial, de transporte y comunicaciones es muy precaria.

Desde el punto de vista de los actores sociales35 también hay cambios, hoy
cohabitan empresarios agrícolas altamente modernizados y provenientes de
otros sectores de la economía nacional; temporeros que prestan servicios como
asalariados por temporadas, en relación a actividades específicas y de acuerdo
a la estacionalidad; contratistas o empresas, que con diferentes grados de
formalización, reclutan, movilizan y venden fuerza de trabajo a las compañías
del sector agroforestal y pesquero para la ejecución de determinadas labores.
Pero junto a esta agricultura moderna exportadora coexisten pequeños
productores que han quedado excluidos de los procesos modernizadores, y
cuyo rol social es producir alimentos de consumo directo para los mercados
locales o regionales, en rubros de baja rentabilidad.

Desde el punto de vista de la calidad del trabajo este es muy precario,


principalmente por sus rasgos de temporalidad, que generan extensos períodos
de vulnerabilidad en los trabajadores agrícolas, escaso nivel de formalización
del empleo, bajas remuneraciones y malas condiciones expresadas en
extensas jornadas, falta de servicios básicos y de provisión de implementos de
seguridad36.

la investigación de las nuevas realidades rurales en Chile, Actas del 3° Congreso Chileno de
Antropología. LOM Ediciones, Santiago de Chile, 1031-1034
35
Cfr. ECHEÑIQUE, J y GÓMEZ, S, 1988, La agricultura chilena, Las dos caras de la
modernización, FLACSO, Santiago de Chile.

36
Cfr. Neffa, J, 1999, Crisis y emergencia de Nuevos Modelos Productivos, en Los retos
teóricos de los estudios del trabajo hacia el siglo XXI, Enrique de la Garza Toledo (comp.),
Grupo: Trabajo, sujetos y organizaciones laborales, CLACSO, Buenos Aires.

22
Como se ha dicho anteriormente la globalización es mucho más que un modelo
económico, tiene un foco cultural, lo cual significa que, por importantes que
sean, las cuestiones financieras y las relaciones internacionales están
considerablemente sujetas a contingencias y codificaciones de esta índole. Hoy
pareciera ser que la tendencia es ir hacia un modelo de sociedad urbana
global37, basada en los desarrollos tecnológicos y en las vinculaciones que han
promovido los procesos recientes de expansión y competencia económica
internacional.

La difusión, a través de los medios de comunicación y la educación, de


patrones culturales urbanos en el mundo rural, trastocan sus costumbres y
valores propios, produciendo un cambio en los estilos de vida. Luego la
distinción rural urbana pierde precisión y sentido, más si se tiene en cuenta que
lo urbano no sólo implica acumulación demográfica, sino también un modo
cultural. Lo urbano ya no está únicamente en las ciudades y ésta ya no tiende a
la concentración, sino a la dispersión. La presente situación ha permitido la
creación de nuevos y mayores vínculos entre el campo y la ciudad, haciendo
difícil identificar claramente los límites entre lo urbano y lo rural38.

Ya mencionábamos la influencia de los medios de comunicación social en la


vida rural, especialmente la televisión. Prácticamente en ningún hogar no está

37
Cfr. CASTELLS, M – HALL, P, 1994, Las Tecnópolis del Mundo. Alianza, Madrid; CASTELLS,
M, 2004, La era de la información: economía, sociedad y cultura, Siglo Veintiuno Editores,
Madrid; 1995, Ciudad informacional. Tecnologías de la información, reestructuración económica
y el proceso urbano-regional, Editorial Alianza, Madrid; 2002, La Ciudad de la Nueva
Economía, [en línea], http://www.lafactoriaweb.com/articulos/castells12.htm, [consultado 22
Junio de 2006]; 1997, El surgimiento de la sociedad de redes, Cap. 6: El espacio de los flujos,
[en línea], http://www.hipersociologia.org.ar/catedra/material/Castellscap6.html, [consultado 22
Junio de 2006]; GUIDDENS, A, 1991, Sociología, Alianza, Madrid.
38
Cfr. Cfr. BAIGORRI, Artemio, 1998, Hacia la urbe global, ¿el fin de las jerarquías territoriales?
[en línea], <http://www.unex.es/sociolog/BAIGORRI/papers/urbeglobal.pdf>, [consultado 10 de
Diciembre 2005]; LEFEBVRE, Henry, 1978, De lo rural a lo urbano, Península, Barcelona, 140p.

23
presente este artefacto y es por eso su importancia. Porque a través de él se
transmiten una serie de valores que van cambiando directamente el modo de
vida rural. Del mismo modo recordemos que hoy los mass media son útiles a un
sistema que intenta abarcar y cautivar a un gran público. Se generan así
cambios de ideas y de valores en los ciudadanos y a veces también
comportamientos adictivos. De hecho, la publicidad siempre ha ejercido esta
influencia, la novedad es que hoy las empresas lo hacen con un objetivo, que
está estrechamente relacionado con obtener clientes.

Las películas y programas que se proyectan a través de ellos están pensadas


para un público que busca distracciones que no obliguen a pensar, reproducen
determinados valores; división maniquea entre buenos y malos; simplismo en
las relaciones de pareja; vida urbana y búsqueda del éxito como motivación
principal.

La mayoría de los canales de televisión (TV) más que comunicar entretienen,


según la programación da la impresión que importan más los Reality Shows,
los programas de la farándula, los partidos de fútbol, la vida del cantante,
actor o actriz de moda. A juzgar por la forma de actuar de esos medios de
expresión e información, asistimos también a un fenómeno de comercialización
de la noticia, aquella está sujeta a las leyes de la oferta y la demanda, como si
se tratase de una mercancía más, que se puede negociar con el mismo criterio
utilizado para adquirir un bien en el mercado. Comercialización que, en líneas
generales, supone utilizar un criterio valorativo donde el romance o la
declaración de un famoso de la TV tiene mayor interés informativo que los
problemas que deben sortear a diario los hombres y mujeres del campo.

En la publicidad y en los programas de televisión subyace una ideología que


pretende hacer creer que la vida rural no tiene futuro. Por esta razón la

24
motivación vital es llegar a la ciudad. Permanentemente nos están diciendo que
la agricultura está mal, que está en crisis. Eso cala muy profundamente en las
nuevas generaciones y lo único que ellas quieren es salir del campo.

Con la implantación del neoliberalismo en el sector rural poco a poco se han


venido perdiendo o pasando a segundo plano valores relacionados con la
solidaridad y la vida sobria. Hoy el individualismo prácticamente penetra en
toda la vida rural. El consumo al igual que en las ciudades, también es
primordial.

Lo lamentable es que el grupo etario más vulnerable es el de los jóvenes.


Aquellos en muchas oportunidades les exigen a sus padres la adquisición de
objetos de consumo aunque eso perjudique la economía familiar y los lleve a
pasar necesidades. Asimismo las escasas oportunidades en el campo
conllevan a una continua migración de los jóvenes a la ciudad. Y allí pierden
algo importante de su vida, la identidad.

Otro suceso importante de mencionar es la transformación que ha venido


experimentando la vida rural. Hace algunos años todo lo referente a lo rural
estaba relacionado con procesos largos y complejos que requerían de la
espiritualidad del hombre del campo. Eso hoy se ha quebrado. Al igual que en
todas partes se ha impuesto una cultura de la inmediatez, de lo rápido.

El progreso hace pagar también a veces grandes costos. En la mayoría de las


diócesis existen casos de comunidades católicas que han desaparecido ya sea
porque las forestales sembraron los terrenos que antes ocupaban los
pequeños productores campesinos, ya sea porque no existen fuentes laborales
en el sector, etc.; la gente de estos lugares se marcha buscando otros
horizontes y oportunidades.

25
6. Potencialidades de la nueva ruralidad

En general los diversos cambios producidos en los distintos ámbitos de la vida


rural tienen una doble interpretación. Anteriormente mencionábamos las
alteraciones que de alguna manera han distorsionado lo rural. Pero desconocer
los beneficios que dichas transformaciones nos han traído, sería un acto de
injusticia tremendo.

No podemos dejar de mencionar todos los adelantos que han llegado al campo.
Sin duda que entre los más significativos destacan el arribo de la luz eléctrica,
el adelanto significativo en las comunicaciones y transporte, el acceso a
tecnología y a técnicas para renovar y perfeccionar la producción agrícola,
mayores oportunidades para conseguir créditos, capacitación, etc. Del mismo
modo se valoriza positivamente la posibilidad de optar a una calidad de vida
más digna, ya sea por la mejora de las viviendas, el acceso a agua potable, ya
sea por la adquisición de electrodomésticos, línea blanca, muebles, etc.

El campesinado está adaptándose, “poniéndose al día con la civilización.”


Muchos hombres y mujeres de campo se están educando. Hay mejores
carreteras y caminos. Esto le ha cambiado la vida a la gente. Ahora están más
informados. No hay lugar donde no haya un televisor, una radio o un celular.
Los jóvenes en los colegios pueden conectarse al mundo a través de Internet.
Gracias al desarrollo de las comunicaciones se está llegando a aquellas
comunidades más apartadas. Con estos avances no se puede desconocer que
el sector rural ha progresado.

Nuestro mundo rural tiene muchos aspectos positivos, asimismo se considera


importante el esfuerzo de algunas instituciones públicas o privadas que
apuestan seriamente por su desarrollo integral.

26
Para nosotros los hombres y mujeres rurales son la principal riqueza que
presenta este sector. Se reconoce en ellos el amor y el apego a la tierra, su
vivencia de fe, sus valores humanos y cristianos. Ellos pueden fácilmente
comprobar cuán noble es su trabajo, sea porque lo viven en el templo
majestuoso de la creación; sea porque lo ejercen a menudo en la vida de las
plantas y los animales, vida inagotable en sus expresiones, inflexible en sus
leyes, rica en recuerdos de Dios Creador Próvido; sea porque produce la
variedad de los alimentos de que se nutre la familia humana, y proporciona un
número siempre mayor de materias primas a la industria.39

Aún en el mundo rural continúan estando presentes costumbres, creencias,


historias; permanece en algunas latitudes la tradición oral que nos da cuenta de
la historia del lugar y las aventuras de nuestros antepasados.

El modo de vida rural es todo un potencial. Generalmente aquí las relaciones


sociales son más cercanas e intensas. En el campo todos se conocen y esta
proximidad genera un fuerte control social por parte de las comunidades sobre
las relaciones entre las personas. Aunque la sociedad rural ha sido influenciada
por la globalización, aún permanecen vivos valores como la fe, solidaridad,
respeto a la palabra empeñada, responsabilidad, transparencia en los negocios
y otros.

Los hombres y mujeres rurales somos personas que tenemos una forma propia
de pensar, de ser y de actuar. El trabajo solitario y el contacto íntimo con la
naturaleza nos hacen sacarle vida a la tierra.

39
Cfr. JUAN XXIII, Mater et Magistra, 44.

27
En las expresiones de fe de los campesinos se revela la convicción profunda de
que la tierra es un don de Dios que hay que respetar y cuidar. La tierra es vida,
y trabajar la tierra de Dios es un acto de comunión íntima con Dios. Es
colaborar en el trabajo de Dios, en algo que es de Dios. El campesino descubre
a Dios y se siente unido a El al recibir vida de la tierra, trabajar en ella y luchar
por ella40.

Aún hoy encontramos campesinos que no comprenden cómo alguien puede de-
cir que es propietario de la tierra. Para ellos uno puede ser propietario de los
frutos de la tierra, de los beneficios que se obtienen de la tierra, pero no dueño
de la tierra.

Cuando cura sus enfermedades a través de hierbas y otros medios naturales,


experimenta también así al Dios de la tierra como el que sana, reanima lo
caído, revive lo gastado. Por ello las curaciones por medios naturales van
acompañadas con oraciones y ritos al Dios que todo lo sana41.

Casi todas las fiestas religiosas y las tradiciones populares están ligadas muy
estrechamente a los ciclos de las cosechas y del trabajo de la tierra. En este
sentido la Religiosidad Popular cobra importancia, la devoción Mariana y a los
Santos son fuertes en el campo42.

La fecundidad es otro don de Dios que agradecen con frecuencia. Plantas, ani-
males y seres humanos son fecundos porque son de Dios. Dios es origen de

40
Cfr. CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE, 2007, Discípulos misioneros de Jesucristo para
un tiempo nuevo, Carta Pastoral a los hombres y mujeres del campo chileno, 15 – 20 pp.
41
Cfr. CARAVIAS, J L, 1978, Religiosidad campesina y liberación, [en línea],
<http://www.mercaba.org/Libros/cartel_caravias.htm>, [consultado 20 de Diciembre 2005].

42
Cfr. V CONFERENCIA GENERAL DE EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE,
2007, Documento de Aparecida, nn 258 – 265.

28
todas las formas de vida y su continuidad; es el que asegura la fecundidad. Lo
que no se reproduce no está en la dinámica divina.

El campesino, apoyado en Dios, por mal que le vaya, suele esperar tiempos
mejores, una tierra nueva, grande y espaciosa, en la que reine la justicia; una
tierra que alcance para todos, en la que todos se sientan hermanos.

No podemos dejar de mencionar que los hombres y mujeres rurales son


personas alegres, acogedoras y respetuosas.

6. La Familia rural:

Las diversas transformaciones y cambios culturales acontecidos en el mundo


rural han llegado a la unidad más básica de la sociedad: la familia. En algunos
sectores se pueden encontrar familias dignas de imitar, pero en otros lados no
transmite los valores que necesita la sociedad. Al encontrarse con esta falencia
los niños y jóvenes van creando sus propios valores y a veces se equivocan.

Se evidencia una disminución en el número de hijos, las madres se han


sumado al trabajo como temporeras en su mayoría, los hijos ya no son tan
pasivos requieren un mayor involucramiento en las dediciones que se toman al
interior del hogar. Pobre en comunicación, con pocas posibilidades de referirse
a temas de sexualidad. Hay un alto índice de embarazo juvenil. Las mujeres
continúan siendo víctimas de tratos discriminatorios.

La mayoría de las familias son de tipo nuclear y la figura del padre continúa
siendo central. Hay también hogares constituidos por un solo progenitor. Tal
es el caso de madres o padres solteros. También es común en el campo
encontrase con abuelos que crían sus nietos. Generalmente esto acontece

29
porque la madre o ambos progenitores se trasladan a trabajar a los centros
urbanos.

Casi en su totalidad las familias se sustentan gracias a las labores agrícolas,


forestales, pesqueras, etc. Normalmente los padres son los que aportan los
recursos al hogar. Las madres son dueñas de casa, organizan la vida familiar y
tienen una mayor responsabilidad ante la crianza de los hijos. Generalmente
son las que proporcionan los castigos, se comunican más con sus hijos. Su
función también está relacionada con el cultivo de la huerta casera, y en
algunos casos se suman a labores temporales como la cosecha de fruta,
empaque, procesos pesqueros y forestales.

Económicamente la familia rural se ha venido empobreciendo, la mayoría de los


casos logra sobrevivir con remuneraciones muy rebajadas, no sobrepasan el
sueldo mínimo. Cabe señalar en este sentido que los subsidios (únicos
familiares y pensiones asistenciales) otorgados por el gobierno de Chile logran
paliar en gran medida las necesidades básicas de las familias.

En general, la familia rural es muy poco afectiva en sus relaciones, así como
también no son muy profundos los temas de comunicación que se dan en su
interior. La mayoría de las veces se refieren solamente a cosas triviales como
los resultados académicos de los hijos, cosas laborales o algún tema que esté
de moda a propósito de un programa de televisión o alguna noticia. Esta
situación contribuye a que las relaciones interpersonales sean muy formales.
No se habla mucho de sexualidad, la educación en este ámbito los niños y
jóvenes la obtienen en la escuela43.

43
Cfr. ZAPATA, S, 2002, La mirada de los y las jóvenes rurales, IICA Santiago Chile; 2001,
Conociendo a la Joven Rural, IICA, Santiago de Chile; 2000, Al encuentro del joven rural, IICA,
Santiago de Chile.

30
El papá es el menos afectivo, pues “su amor lo expresa trayendo el alimento al
hogar.” Como el padre es quien trabaja aún se mantienen algunos semblantes
de machismo, existen algunos casos dramáticos donde la mujer no tiene ni voz
ni voto en la casa. A esto se agregan altos índices de violencia intrafamiliar
perpetuados la mayoría de los casos en estado de ebriedad. En algunos
lugares se evidencian también casos de violación a menores, generalmente el
abusador es el padrastro o algún vecino.

El machismo, también se logra percibir con mayor claridad en las diferencias de


tratos que existen entre el hijo hombre y la hija mujer. Esta última se siente
muy presionada sobre todo por la rigidez de los permisos, la distribución de
roles al interior de la familia, la continuidad en los estudios, etc. Por ejemplo, la
vida de la mujer siempre se liga a las labores domésticas. La educación ha
venido transformando esta situación. También una forma de liberarse de este
tipo de tratos es salir a trabajar al pueblo o a alguna ciudad. “Las chiquillas
llegan transformadas, liberadas y eso es bien visto por sus pares. Con este
trabajo la hija también aporta al sustento económico del hogar.” (Sacerdote
Entrevistado Nº 4)

La familia al igual que en la ciudad se está desintegrando. “En el campo


también hay madres solteras, ausencia del padre por razones laborales, etc. El
alcoholismo y la violencia amenazan la convivencia familiar.” (Sacerdote
Entrevistado Nº 22)

Hoy en cierta medida los hijos se han venido independizando más. Entre las
variadas razones se puede destacar el mayor grado de instrucción que han
logrado los jóvenes. “Ellos dominan más los temas y los padres muchas veces
por la baja escolaridad se quedan en silencio.” (Sacerdote Entrevistado Nº 10)

31
7. El fenómeno de las iglesias evangélicas en las zonas rurales

En Chile, según el Censo de 1992 el 76,7% de los habitantes de quince años o


más se declaraba católico y un 12,4% evangélico. Para el año 2002 dichas
cifras alcanzaron al 70,0% en la religión católica y al 15,1% en la evangélica.
En estos datos se evidencia un descenso de 6,7 puntos porcentuales de las
personas declaradas católicas y un aumento de 2,7 puntos porcentuales de las
personas declaradas evangélicas. Algo interesante al analizar las cifras es que
han venido aumentando levemente aquellas personas que dicen no tener
religión, son ateos, agnósticos o indiferentes. Para el censo de 1992 aquellas
alcanzaban al 5,8%, mientras que en el 2002 alcanzaron al 8,3%44.

Si las referencias del censo de 2002 las analizamos de acuerdo a la zona


geográfica, obtenemos que en la zona rural hay un mayor porcentaje de
católicos que en la urbana. El 75,28% de la población rural se declara católico
y un 16,43% evangélico. Mientras que en la zona urbana un 69,14% dice
profesar la fe católica y un 14,94% la evangélica. Dicho sea de paso, en el
campo es menor la presencia de otros credos (3,66%), del ateismo y el
agnosticismo (4,63%)45. La alta adherencia a un credo religioso podría indicar
que el hombre y la mujer rural son personas portadoras de una gran fe en el
Dios de la vida.

No obstante, durante los últimos años las iglesias evangélicas han venido
demostrando que tienen una muy buena aceptación en la población del mundo
rural. Allí difunden el evangelio y desarrollan un acompañamiento sistemático y
permanente. Sus ministros o agentes pastorales constantemente están

44
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA (INE) CENSO 2002.
45
Idem.

32
visitando y animando las comunidades. Las iglesias evangélicas, asimismo, se
han visto apoyadas por los rasgos con que expresan su religiosidad, basada en
lo emotivo, sensorial e inmediato. Su liturgia es muy participativa, música
alegre, coros que repiten estribillos populares, palmadas y exclamaciones que
estimulan al colectivo. Incorporan en consecuencia ritos de poca formalización,
la experimentación sensorial de lo sobrenatural, las curaciones, el milagro, la
posesión por el espíritu, una religiosidad, en fin, más vivencial y emotiva que
racional. Los relatos de curaciones y otros testimonios milagrosos causan un
peculiar impacto entre la membresía.

La alta adhesión a la religión evangélica se puede deber también al tipo de


mensaje utilizado. Aquel es muy sencillo, es una presentación de Jesús, del
cristianismo, de la vida, a partir de sus necesidades vitales. Tienen una visión
muy simplificada de la religión y los pastores les ofrecen las respuestas que los
campesinos andan buscando. Además hay otra particularidad, los pastores les
hablan de Jesucristo y los sacerdotes católicos no. Éstos últimos en lugar de
aquello mencionan la doctrina de la Iglesia, el catecismo y sobre todo la vida de
la Iglesia. “Eso no edifica mucho, no convierte ni atrae mucho. Se habla acerca
de si mismo, de nuestra institución, de lo que nosotros hacemos, pero eso no le
interesa a la masa popular. Lo que le importa a la gente de campo es la acción,
se necesitan actos fuertes, proféticos que llamen la atención. Con todo esto se
está pretendiendo decir que la Iglesia se está quedando sin pobres, sin
campesinos, pues la evangelización continua siendo muy superficial, a mi juicio
muy de sacramentos y misas, mucha doctrina y catecismo, pero muy poco
profética y testimonial.” (Sacerdote Entrevistado Nº 40).

El hombre y la mujer rural escuchan cuando les hablan de Jesús porque es


hasta este momento lo único que les da sentido a sus vidas. “La vida, en la
situación de pobreza que padecen muchos campesinos no tiene significado,

33
pero cuando les llegan a hablar de Jesús allí encuentran lo que andaban
buscando. Si se adhieren a Jesús por lo menos llegarán a ser algo en el mundo.
Como la sociedad los rechaza, ni siquiera los contempla, bueno, por lo menos
la Iglesia evangélica los considera” (Sacerdote Entrevistado Nº 40).

El aumento de los evangélicos en el campo se debe también a la ausencia de la


Iglesia católica. Siempre hay hartos evangélicos en aquellos lugares donde el
sacerdote no reside o no alcanza a llegar.

La llegada de los evangélicos a las comunidades rurales ha traído cosas


buenas, como el desarrollo de una iglesia doméstica y popular. Pero si se hace
una lectura sociológica y antropológica del tema nos percataremos de que se
hace más daño que bien, especialmente a los pueblos aborígenes. Algunas
autoridades lo ven como un problema porque cada año disminuyen los
participantes en las celebraciones propias. Hay una intolerancia hacia las
tradiciones patrimoniales, producida por una mala lectura de la Palabra de Dios.
Lo ancestral se asocia a lo diabólico. Están obligados a dejar todo eso porque
viene del diablo, de Satanás.

34
LA PASTORAL DE LA IGLESIA CATÓLICA DEL SUR DE CHILE EN UN
MUNDO RURAL QUE CAMBIA: comprensión, interrogantes y perspectivas.

CAPÍTULO 2: LA PASTORAL RURAL EN EL HORIZONTE DEL CONCILIO

VATICANO II Y DE LAS CONFERENCIAS GENERALES DEL EPISCOPADO

LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE.

En este capítulo quisiéramos presentar el marco teológico-pastoral del cual nos


inspiramos para posteriormente plantear algunas consideraciones
fundamentales que deberían estar presentes a la hora de estimular y fortalecer
la pastoral en el medio rural. Nos interesa presentar una doctrina eclesiológica
inspirada en el Concilio Vaticano II y las Conferencias Generales del
Episcopado Latinoamericano y del Caribe.

Dejamos en claro que no pretendemos hacer un estudio minucioso, sería


imposible en tan reducido espacio. Más bien nuestras pretensiones están
encaminadas a presentar una síntesis de las ideas principales que existen
acerca del tema, todo con la finalidad de dar respuesta a los desafíos que le
plantea el sector campesino a la Iglesia.

Exponemos el carácter absoluto que debe tener para la Iglesia el anuncio y la


instauración del Reino de Dios, así como también lo importante que es
autocomprenderse como Pueblo de Dios y Comunidad fraterna al servicio de
toda la humanidad46.

46
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, nn 5 - 11.

35
1. Iglesia para el Reino.

Uno de los logros más connotados del Concilio Vaticano II, fue recuperar el
reino de Dios como categoría fundamental para la autocomprensión de la
Iglesia y su misión, así como para su transformación permanente47.

El Reino de Dios es esencial, está primero que la Iglesia, pues nuestro centro y
horizonte no pueden ser otros que los que tuvo la evangelización de Jesús48.

Los Evangelios revelan indiscutiblemente el anuncio y la acción de Jesús en


relación al reino. Nada de lo que se diga de Jesús puede decirse si no es en
sintonía con el reino de Dios. La persona y la misión de Jesucristo sólo puede
comprenderse a la luz del reino. Y del mismo modo, el reino de Dios sólo puede
comprenderse a la luz de la misión y la persona de Jesucristo. Jon Sobrino
citando a Joachim Jeremias dirá que “el tema central de la predicación de Jesús
era la soberanía real de Dios” y para acercarse al significado de ese Reinado
se debe examinar la vida de Jesús mostrada en los testimonios de fe de las
primeras comunidades cristianas49.

En este contexto de revaloración del Reino, partimos señalando que Jesús va


dando a conocer y anticipando el Reino de Dios por medio de una práctica de la
palabra, es decir un discurso concientizador que daba esperanza a unos,
reprobaba a otros.

47
Cfr. ELLACURIA, I, 1984, Conversión de la Iglesia al Reino de Dios, para anunciarlo y
realizarlo en la historia, Sal Terrae, Santander; CONCILIO VATICANO II, Constitución
Dogmática Lumen Gentium n º 5.
48
Cfr. SCHNACKENBURG, R, 1974, Reino y Reinado de Dios, Ediciones Fax, Madrid, 3ª
Edición, 66 – 74 pp; SOBRINO, J, 1992, Jesucristo Liberador, Lectura histórico teológica de
Jesús de Nazaret, UCA Editores, San Salvador; 121 -184 pp; SEGUNDO, J L, 1991, La Historia
perdida y recuperada de Jesús de Nazaret, de los sinópticos a Pablo, Editorial Sal Térrea,
Santander, 191 – 221 pp.
49
Cfr. SOBRINO, J, 1992, Jesucristo Liberador, Lectura histórico teológica de Jesús de
Nazaret, UCA Editores, San Salvador, 122 – 123pp.

36
En los Evangelios encontramos diversas imágenes, parábolas o metáforas a
través de las cuales se presenta su significado. En términos generales
podríamos decir que es la gran utopía de Dios para la humanidad. En palabras
de Sobrino se puede conjeturar que el reino de Dios tiene una doble
vinculación primordial, “el regir de Dios en acto, para transformar una realidad
histórico-social mala e injusta, en otra buena y justa.”50 La predicación de
Jesús no pretende otra cosa que conseguir la transformación de aquella
sociedad donde reina la injusticia, no mediante la fuerza, el poder, el prestigio o
el dinero, sino mediante la puesta en práctica del amor solidario que hace
surgir dentro de un mundo desigual e injusto, una sociedad alternativa en la
que todos son iguales, libres e incluidos.

Asimismo este reino, aunque es destinando a todos, agrega Sobrino, es un


Reino que arbitrariamente está dirigido a los pobres, a los oprimidos, a los que
sufren persecución. Aquellos son los destinatarios predilectos51. Jesús se
preocupa por los pobres económicos, para quienes el hecho de vivir es una
pesada carga; y por los pobres sociales, a quienes la sociedad les priva de la
dignidad elemental de personas, de seres humanos. Él denuncia y lucha contra
esta pobreza, pues esta es “contraria al plan original de Dios, es su
anulación.”52 Daba esperanza a los pobres y le enrostraba a los ricos las
injusticias que cometían. No hay duda que Jesús con esto hace una gran
defensa de la vida de los pobres porque ama a los que no pueden caminar
según la ley, a los marginados de toda esperanza humana y divina, los que no
eran dignos de escuchar la palabra esperanzadora de que eran hijos de Dios.
Jesús les devuelve la dignidad a los pobres. Porque todos somos iguales ante
Dios. Pues todo hombre tiene derecho a la vida, al amor y a la bondad del

50
Ibid. 128p.
51
Ibid. 143 – 154pp.
52
Ibid. 151p.

37
Padre Dios. Refleja en su propia humanidad la actitud de Dios para con los
hombres.

Además de la práctica de la palabra, Jesús realizó unas acciones concretas


llamadas signos del Reino. Estos signos no son actividades pensadas para
cambiar la estructura de la realidad, sino que sirven para significar que es
posible cambiarla y cuál es la dirección que debe llevar ese cambio. Un milagro,
la expulsión de demonios, la comida, etc. son ejemplos que es posible superar
el desprecio social53.

Los milagros, tienen una connotación especial, son clamores del reino y
verdaderos signos de la liberación del mal54. Nos manifiestan que la salvación
es la superación de males concretos y la liberación de opresiones históricas.
Son signos de ese mundo futuro en el que ya no habrá llanto, ni lágrimas, ni
sufrimiento55.

Sobrino destaca también que otra acción muy propia en Jesús es la celebración
de la venida del Reino. La llegada del reino es Buena Noticia por eso es motivo
de fiesta. Las comidas simbolizan que para que el reino sea realidad es
necesario promover una comensalidad común, abierta e igualitaria, en la que
tienen que ser recibidos todos los excluidos y marginados del sistema. Todas
las barreras que se oponen a esa comensalidad quedan abolidas por la forma
de banquetear propia de Jesús. De esta manera se va realizando el ideal de

53
Cfr. SCHNACKENBURG, R, 1974, Reino y Reinado de Dios, Ediciones Fax, Madrid, 3ª
Edición; SOBRINO, J, 1992, Jesucristo Liberador, Lectura histórico teológica de Jesús de
Nazaret, UCA Editores, San Salvador; MATEOS, Juan, 1991, El Sermón del Monte, [en línea],
<http://www.uca.edu.ni/claret/db/biblioteca/>, [Consultado 21 Octubre de 2004]; MATEOS, J –
CAMACHO, F, 1990, El Horizonte humano, La propuesta de Jesús. Ed. El Almendro, Córdoba,
3ª ed.
54
Cfr. SCHNACKENBURG, R, Op. Cit. 108p.
55
Cfr. SOBRINO, J, Op. Cit. 156 – 170pp.

38
justicia que entraña el Reino56. Con las celebraciones con los excluidos Jesús
cuestiona el concepto de honor, el sistema de pureza y las relaciones de
patronazgo, de los que se derivaban los valores claves que configuraban las
relaciones entre los seres humanos de su tiempo. De esta forma propugna unos
valores alternativos como la acogida, la reciprocidad, el servicio, el compartir la
vida, la fraternidad57.

Ahora bien, la invitación que se hace a los seguidores de Jesús, es obrar para
la mayor realización posible del reino de Dios en la historia. La Iglesia existe
para ello. Jesús anunció el Reino, y para anticiparlo comenzó la Iglesia. Es
posible que nuestra comunidad haya reflejado y anticipado muy poco ese
mundo definitivo. Incluso puede haber dado una imagen contraria. Pero, a pesar
de todas las inconsecuencias, traiciones e hipocresías, sigue proclamando
que Jesús y su mensaje son la única verdad absoluta, el único camino, fuente
de vida.

Nuestro amor a la Iglesia es un amor “por el Reino” y ese amor maduro deberá
ser siempre un amor crítico, sobre todo cuando en la Iglesia predominen otros
intereses que los del Reino. Debemos superar todo amor ingenuamente
triunfalista hacia la Iglesia, que ignora sus deficiencias históricas, antiguas y
modernas58. “Debemos tener conciencia de ellas y combatirlas con la máxima
energía para que no dañen a la difusión del Evangelio”59 pues a la Iglesia se le
juzgará por el Reino.

56
Ibid. 181 – 184pp.
57
Cfr. MATEOS, J – CAMACHO, F, 1990, El Horizonte humano, La propuesta de Jesús. Ed. El
Almendro, Córdoba, 3ª ed., 143p.
58
CONCILIO VATICANO II, Constitución Pastoral, Gaudium et spes, nn 19, 36, 43.
59
Ibid. nº 43.

39
Creemos que el anuncio que hace la Iglesia de la buena noticia no debería ser
el anuncio de sí misma, ni el anuncio de un Jesús y de un Dios al margen de la
salvación real del hombre y del mundo. Muy por el contrario, la Iglesia está en
función del Reino de Dios, ella debe cumplir su misión en condición de sierva
como su fundador. La Iglesia constituye en la tierra el germen y el principio de
ese reino.60

Los Obispos Latinoamericanos agregan que la Iglesia es un instrumento que


introduce el Reino entre los hombres para impulsarlos hacia su meta definitiva,
ella debe manifestar, “de modo visible, lo que Dios está llevando a cabo
silenciosamente en el mundo entero.”61 Aquello requerirá ante todo, de una
Iglesia abierta y atenta a la novedad y a la universalidad del Espíritu Santo.

2. Iglesia Pueblo de Dios y Comunidad de Creyentes.

El Concilio Vaticano II es el gran acontecimiento renovador de la Iglesia. Su


diseño eclesiológico asume las evidencias mayores del Proyecto de Dios
contenidas en la revelación bíblica, que pone a Jesucristo y al Reino de Dios en
el centro. Asimismo se pone en primer plano lo que es común a todos los
creyentes, la igualdad radical en la dignidad. 62 Se reivindica también la Iglesia
Local y la relación con la Universal63. Iglesia es el conjunto de todos los
creyentes64; Iglesia son todas las comunidades locales y aún las comunidades
domésticas65; Iglesia es también la familia humana en cuanto llamada a la
salvación66. Hay además una revalorización de la historia como el ámbito en el

60
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, Nº 5.
61
III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Puebla, nº 227.
62
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Lumen Gentium nº 9.
63
Íbid. nº 8; 26.
64
Íbid. nº 9.
65
Íbid. nº 11.
66
Íbid. nº 2.

40
cual el Pueblo peregrina y es el germen del reino de Dios, así lo terrenal no
queda en un segundo plano sino que es inherente al Pueblo de Dios, pues en él
se realiza el reino de Dios. Esta nota es muy importante pues denota una
actitud abierta e integradora. Una Iglesia al servicio cotidiano de la comunión
humana67 en el mundo moderno, ámbito contemporáneo del Reino de Dios.

La eclesiología a partir del Concilio Vaticano II se revoluciona con la expresión


Pueblo de Dios. Para los estudiosos del tema, la propia colocación de este
título de la Iglesia anterior al capítulo dedicado a la jerarquía, lo convirtió en el
más significativo de la nueva percepción de la Iglesia. Sin duda que con esto
se avanza de una eclesiología centrada en la jerarquía a una donde todos los
bautizados forman parte del pueblo de Dios68.

El Vaticano II recupera la Tradición larga, bíblica y patrística, de la Iglesia como


Pueblo de Dios69 mencionando que la formación del pueblo y la conciencia de
su personalidad colectiva está vinculada al descubrimiento de Dios y la
progresiva experiencia de su salvación. Dios forma al pueblo en los patriarcas,
lo libera de la opresión y lo escoge como pueblo suyo y concluye con una
alianza de gracia. De ahí surge el don y el imperativo de ser un pueblo santo.
El pueblo es de Dios y de él viene su identidad. Esta identidad es recogida y
actualizada por el Concilio Vaticano II que define a la Iglesia como el nuevo
Israel que va avanzando en este mundo que entra en la historia humana.70

67
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución Pastoral, Gaudium et spes, nº 40.
68
Cfr. FLORISTAN, C, TAMAYO, J (Eds), 1985, El Vaticano II, veinte años después, Ediciones
Cristiandad, Madrid, 72p.
69
Cfr. MUÑOZ, R, A los 40 años de su emisión por el Concilio, revisamos...la recepción de la
Lumen Gentium en América Latina, [en línea], <http://servicioskoinonia.org/relat/347.htm>,
[consultado, 20 Enero de 2006]
70
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, nº 9.

41
El pueblo de Dios es universal, pues todos estamos llamados a formar parte de
él, y todos los hombres, en diferentes grados, pertenecen al pueblo de Dios71.
“Así, pues, la Iglesia ora y trabaja para que la totalidad del mundo se integre en
el pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo, y en Cristo,
Cabeza de todos, se rinde al Creador Universal y Padre todo honor y gloria”72.
La autodenominación Pueblo de Dios impone el imperativo de hacer lo posible
para que toda la humanidad llegue a ser pueblo de Dios. Aquello sólo podrá
realizarlo y vivirlo estando en el mundo de los hombres y peregrinando en la
historia de los hombres. Por esta razón ser el Pueblo de Dios en el mundo,
conlleva al compromiso de estar en lo más real del mundo, esto es, la realidad
de los hombres y mujeres que son oprimidos, que padecen por la injusticia y
falta de solidaridad.

Pero la Iglesia no sólo está en lo más real del mundo para mostrar todo lo que
de iniquidad tenga éste, sino también para sembrar la esperanza de que se
puede construir un mundo mejor, esperanza que está inseparablemente unida
a la justicia social, al mejoramiento real del hombre y la mujer, sobre todo, la
defensa de sus derechos humanos, del derecho a la vida, a la educación, a la
vivienda, a la salud, al derecho del medio ambiente, etc73.

La eclesiología del Vaticano II también restablece lo trascendental que es la


comunión y el servicio en la Iglesia. El teólogo chileno Ronaldo Muñoz74

71
Íbid. nº 13.
72
Íbid. nº 17.
73
Cfr. II CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Medellín,
Documento Justicia; III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO
Puebla, nn 226; 227.
74
Cfr. MUÑOZ, R, 2002, Ser Iglesia de Jesús en Poblaciones y Campos, Eclesiología, de
Base, Centro Ecuménico Diego de Medellín, Santiago de Chile, pp. 19 - 20; 2000, La Trinidad
de Dios Amor Ofrecido en Jesús el Cristo, Pía Sociedad de San Pablo, Santiago de Chile; 1994,
Pueblo, Comunidad, Evangelio, Escritos Eclesiológicos III, Ediciones Rehue Ltda., Santiago de
Chile, pp. 49 – 51; 1990, Llamados desde el pueblo de Dios, Ediciones Paulinas – Rehue,
Santiago de Chile, pp. 89 -134; 2004, A los 40 años de su emisión por el concilio, revisamos... la

42
analizando la Constitución Dogmática sobre la Iglesia, subraya que en aquella
se destacan básicamente tres dimensiones. La primera de ellas es el carácter
esencialmente comunitario y fraternal de la vida cristiana, y de la esperanza del
reino de Dios que la atraviesa. Vida y esperanza comunitarias que deben
expresarse en la solidaridad afectiva y efectiva, en la liturgia y el testimonio, y
en la orientación del servicio al mundo. Luego agrega el sentido y el modo
ministeriales de todos los carismas y las funciones que se dan en el Pueblo de
Dios. Carismas y funciones que sólo pueden entenderse y practicarse en
fidelidad como dones del Espíritu para el servicio humilde de la comunidad
eclesial y de su misión en el mundo. Y finalmente que esa comunidad debe ser
servida para crecer constantemente en comunión y participación, en el
compartir fraterno, y la corresponsabilidad deliberante y activa; de las personas
en las comunidades locales, y de éstas en la Comunidad mayor.

El mismo Muñoz en un nivel más práctico, dice que lo anterior implica tres
necesidades imperativas: que cada persona y cada familia cristiana necesita y
tiene derecho a poder reconocerse y participar activamente en una comunidad
eclesial concreta; que un conjunto más o menos amplio de esas comunidades,
con sus legítimas diferencias, deben articularse dinámicamente en una
comunidad eclesial mayor, en un espacio geográfico más extenso pero con una
cierta unidad sociológica, como "Iglesia particular" servida en su comunión y
participación por el ministerio de los pastores; y que en la Iglesia todos los
ministerios, en todos lo niveles - desde la comunidad de base hasta la
comunidad católica servida por el Sucesor de Pedro - deben entenderse y
practicarse en "colegialidad", es decir, en corresponsabilidad corporativa, con

recepción de la "Lumen Gentium" en América Latina, [en línea],


<http://servicioskoinonia.org/relat/347.htm>, [consulta: 20 de Enero de 2006]; 1998, El camino
de la Iglesia en América Latina a través de sus conferencias de Medellín, Puebla y Santo
Domingo, [en línea], http://www.sedos.org/spanish/munoz3.htm>, [Consultado e impreso: 18 de
Diciembre de 2005].

43
afecto, prácticas y estructuras, de hermanos y "colegas" en el común servicio
del Pueblo de Dios.

Agrega que si la Iglesia es fiel a estas dimensiones podrá ella misma ser
servidora de toda la humanidad, en la línea de la vocación universal que sus
miembros han recibido de hacerse, en Cristo y por el Espíritu, Reino de
fraternidad y Familia de Dios trinitario. La Iglesia de este modo podrá aparecer
en la historia humana como sacramento e instrumento, de la unión íntima con
Dios y de la unidad de todo el género humano75.

La Iglesia es una comunidad. En otras palabras ser Iglesia es ser comunidad.


Quedando con ello de manifiesto que la comunión es un elemento fundamental
del ser de la Iglesia. El vivir la comunión es lo que le da rostro a la Iglesia de
Jesús. Este vivir unidos era lo que llamaba la atención a los que veían a los
primeros cristianos, y por eso decían: “Miren cómo se aman” y gozaban de la
simpatía del pueblo76.

Estas relaciones de fraternidad, de compartir, de verdadera comunión entre los


miembros de la comunidad, no surgen de un día para otro. Es necesario
recorrer un proceso gradual que debe surgir desde la base, articulado a la vida
y al trabajo de la comunidad.

Tenemos que ser los propiciadores de una Iglesia que viva la comunión
(koinonía) y el servicio (diakonía) a la humanidad. Según las enseñanzas de
Jesús, esa comunidad al igual que el reino ha de germinar insignificantemente y
sin pretensiones de grandeza77. El carácter modesto y acogedor de esta
comunidad es fiel reflejo de la práctica de Jesús que acoge a su lado a todos

75
Idem.
76
HECHOS DE LOS APOSTOLES 2, 47.
77
Cfr. SAN MATEO 13, 31 – 33.

44
los que no tienen cabida en la sociedad. Con los excluidos Jesús irá formando
la nueva sociedad y ellos han de ser como un puñado de levadura, suficiente
para transformar la masa. Unos pocos sin hacerse notar han de incidir
fuertemente en la sociedad hasta hacer madurar la humanidad.

La comunidad cristiana al seguir el camino de Jesús tiene que despojarse de


los honores y el poder. En ella no se engendra discriminación, sino igualdad,
que da paso a una sociedad de iguales que celebran la fiesta de la vida. El
Concilio Vaticano II, siguiendo la Tradición de la Iglesia de los primeros siglos,
en la Constitución Lumen Gentium número 32, establece la común dignidad y la
común misión de todos los fieles cristianos, previo a toda distinción78.
Quedando de manifiesto que la igualdad fundamental de los fieles es algo
inherente a la naturaleza y al misterio de la Iglesia, pues “los fieles todos, de
cualquier condición y estado que sean, fortalecidos por tantos y tan poderosos
medios, son llamados por Dios, cada uno por su camino, a la perfección de la
santidad con la que el mismo Padre es perfecto.”79

Esta condición de igualdad aviva el espíritu comunitario y fraterno al interior de


la Iglesia. Todos somos hermanos, todos somos hijos, todos estamos
sumergidos en Cristo resucitado y todos somos ungidos por el Espíritu Santo.
Pero todos distintos en sus ministerios y carismas. La igualdad en la
comunidad conlleva también a la participación y a la eliminación de la relación
de subordinación infantilizante con los clérigos poseedores de los sacramentos,
la verdad y la salvación. Cada uno de sus miembros es responsable de que el
reino de Dios llegue pronto.
78
La dignidad es común “por su regeneración en Cristo, común la gracia de hijos, común la
vocación a la perfección, una la salvación, una la esperanza y una la indivisa caridad”. Y
aunque en la Iglesia “algunos, por voluntad de Cristo, han sido constituidos doctores,
dispensadores de los misterios y pastores para los demás, se da una verdadera igualdad entre
todos en lo referente a la dignidad y a la acción común de todos los fieles para la edificación del
Cuerpo de Cristo.”
79
CONCILO VATICANO II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, nº 11.

45
La Iglesia comunidad, que se encamina hacia el reino, ha de sobrepasar la
justicia con una generosidad que supere todas las expectativas y haga posible
el remedio de la miseria humana en el mundo. Hemos de ser capaces, al igual
que Jesús, de ser solidarios, o lo que es igual, a ponerse en el lugar del otro,
como si fuera uno mismo, haciendo con él lo que uno desearía que le hicieran.
Todos estamos invitados a crear un nuevo estilo de relaciones humanas en el
que la generosidad del amor hacia los últimos nos haga salir de nuestros
esquemas de méritos y privilegios.

Asimismo es necesario rescatar, dentro de la eclesiología de comunión


propuesta por el Concilio Vaticano II, la importancia que se le da al desarrollo
de las iglesias particulares. El Concilio reconoce su legítima existencia, porque
“gozan de tradiciones propias, permaneciendo inmutable el primado de la
Cátedra de Pedro, que preside la asamblea universal de la caridad, protege las
diferencias legítimas y simultáneamente vela para que las divergencias sirvan a
la unidad en vez de dañarla.”80

En los inicios, a las comunidades que se reunían en las casas o en algunos


lugares públicos ya se les daba el nombre de Iglesias, de la misma manera que
a la comunidad de cristianos dispersos por el orbe de la tierra. El Concilio
reconoce en ellas expresión y concretización de la Iglesia universal. “Esta
Iglesia de Cristo está verdaderamente presente en todas las legítimas
reuniones locales de fieles, que, unidas a sus pastores, reciben también en el
Nuevo Testamento el nombre de Iglesia.”81

80
Ibid. nº 13.
81
Ibid. nº 26.

46
Ahora bien, como ya hemos venido señalando, esta Iglesia particular “no nace
a partir de una especie de fragmentación de la Iglesia universal, ni la Iglesia
universal se constituye con la simple agregación de las Iglesias particulares”82;
sino que hay un vínculo vivo, esencial y constante que las une entre sí, en
cuanto que la Iglesia universal existe y se manifiesta en las Iglesias particulares.
Por esto dice el Concilio que las Iglesias particulares están "formadas a imagen
de la Iglesia universal, en las cuales y a partir de las cuales existe una sola y
única Iglesia católica.”83

El Concilio Vaticano II recupera la Tradición de los inicios de la Iglesia y pone


en relieve a la Iglesia Particular. Podemos decir que desde este momento
muchas Iglesias Particulares, especialmente en América Latina, se reavivaron
y pasaron a ser parte de la experiencia de las comunidades eclesiales de base,
que no son otra cosa que la cristalización del Concilio.

Las comunidades eclesiales de base son una auténtica experiencia de Iglesia.


Cimentadas en la fe en el Señor Jesús, “procuran una vida más evangélica en
el seno del pueblo, colaboran para interpelar las raíces egoístas y consumistas
de la sociedad y explicitan la vocación de comunión con Dios y con sus
hermanos, ofreciendo un valioso punto de partida en la construcción de una
nueva sociedad, la civilización del amor”84

Finalmente creemos que es necesario precisar que el eje de la Iglesia no es la


jerarquía. Según los datos del Concilio Vaticano II y del Nuevo Testamento
está claro que, aunque se hable de ministerios, el centro y el eje de la vida de
cada comunidad era la comunidad misma y no unos dirigentes que estuvieran

82
CONCILO VATICANO II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, nº 13.
83
JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Christifideles Laici nº 25
84
III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Puebla, nº 642.

47
sobre la comunidad y que serían los responsables absolutos de las decisiones o
los protagonistas de la situación85.

Lo primero y fundamental no es la jerarquía, a la que luego se suma el pueblo,


sino que lo primero es el Pueblo de Dios en su totalidad, en el cual la jerarquía
tiene un papel y una función de servicio86.

El Concilio Vaticano II quiso expresamente anteponer la doctrina sobre el


Pueblo de Dios a la doctrina sobre la Jerarquía, para dar a entender lo que es
principal, y lo que está a su servicio. La Iglesia es presentada y comprendida
como el nuevo Pueblo de Dios, pueblo sacerdotal, dentro del cual suscita el
Espíritu diversidad de carismas y ministerios, y también el ministerio
jerárquico.87

En la actualidad estas palabras hacen mucho eco, se necesita una Jerarquía


que sea capaz de animar, suscitar, promover, fomentar vocaciones, estimular
la participación, promover la corresponsabilidad en las comunidades. Por otra
parte, como representantes de Cristo, principio de unión y comunión, han de
preocuparse de que se trabaje de forma coordinada y convergente, que no haya
disensiones o enfrentamientos, que crezca el sentido de pertenencia a la
comunidad, que crezca el diálogo y la comunión. Promoviendo siempre el
desarrollo humano.

85
Cfr. GONZÁLEZ FAUS, J, 2000, Obispos para el siglo XXI, [en línea]
< http://servicioskoinonia.org/relat/314.htm>, [consultado 15 Marzo de 2006].
86
Cfr. CONCILO VATICANO II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, nº 18; V
CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Documento
Aparecida, nº 186.
87
Cfr. CONCILO VATICANO II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, nn 9 – 18.

48
3. La Experiencia de las Comunidades Eclesiales de Base en la Iglesia
Latinoamericana.

Las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) son un nuevo modo de vivir la


Iglesia, que recoge, asume y revive muchos elementos de la más auténtica
tradición de la Iglesia desde sus orígenes.88 Son ellas un nuevo paradigma
eclesial, que el Espíritu Santo ha obrado a partir del Concilio Vaticano II,
Medellín y Puebla y se han convertido en la expresión de una Iglesia que quiere
ser sierva de una humanidad que vive en la pobreza y la exclusión.89

El Concilio revolucionará a la Iglesia, pues intenta reivindicar el modelo de las


primeras comunidades cristianas. Paradigma que está estrechamente
relacionado con una experiencia religiosa más popular y bíblica, que acentúa el
misterio de un Dios vivo y misericordioso, que hace alianza y entra en comunión
con los pueblos oprimidos de la tierra. Se sueña con una Iglesia misionera que
se encarne entre los humildes, sirviendo y promoviendo la vida90. Iglesia
profética, que denuncia la injusticia y anuncia a los pobres la buena noticia del
Reino de Dios.

Desde un punto de vista teológico las CEBs recuperan el frescor carismático,


profético y mesiánico de Jesús y los aspectos de la Tradición y de la doctrina de
la Iglesia. Las CEBs pretenden actualizar el testimonio de la comunidad de
Jesús, pues allí se encuentra lo más básico del programa de vida y convivencia
de la Iglesia, así como su proyecto de servicio a la humanidad91. Jesús reúne

88
Cfr. AZEVEDO, M, 1986, Comunidades Eclesiales de Base, alcance y desafío de un modo
nuevo de ser Iglesia, Sociedad de Educación Atenas, Madrid, 24p.
89
Ibid. 195p.
90
Cfr. LOIS, J, 1988, Teología de la liberación, opción por los pobres, Editorial Iepala, Madrid,
2ª Edición, 36 – 39pp.
91
Cfr. MUÑOZ, R, 2006, Quién es Jesús, de qué manera es Cristo, y qué significa hoy ser sus
discípulos y misioneros, Centro Ecuménico Diego de Medellín – Congregación de los Sagrados
Corazones, Santiago de Chile, 7p.

49
a un grupo reducido de personas que fueron tomando conciencia de ser un
signo del poder actual del reino92 y de constituir el nuevo pueblo de Dios. Esta
comunidad no desaparece con su muerte, muy por el contrario, se mantiene
viva multiplicándose en medio de las dificultades y hostilidades. Ellas seguirán
con la causa de Jesús, testimoniando la fe en el resucitado con hechos y
palabras, reformulándola doctrinalmente y encarnándola comunitariamente93.

Pastoralmente las CEBs implantarán un nuevo paradigma de evangelización y


desarrollo de la fe y de la vida cristiana que responde a las necesidades de la
mayor parte de la población94. Propician la inculturación del Evangelio en los
sectores más populares. La mayoría de sus miembros son laicos que
comparten y viven en un mismo sector poblacional. Esto es clave pues son los
laicos quienes conscientes de su vocación ya no realizan una tarea delegada
por la jerarquía, sino que “participan” de la misión global de todo el Pueblo de
Dios. Laicos que se reúnen para leer la Palabra de Dios y hacer oración en
común. La Escritura deja de ser un libro cuya clave de interpretación está en
manos de los sacerdotes o de las personas cultas. La Biblia pertenece a todo el
pueblo de Dios y todos han sido habilitados por el Espíritu para conocerse a sí
mismos, sus propias circunstancias y el plan de Dios a partir de sus
enseñanzas. La metodología fundamental consiste en la lectura de la Escritura
por parte de la comunidad a la luz de su propia situación y de sus experiencias
vitales, uniendo así la religión con la vida cotidiana. De esta forma se aprende
a pensar y a resolver los problemas a partir de la Palabra. El pueblo de Dios
descubre en esta práctica su vocación profética y misionera, y va

92
Cfr. SCHNACKENBURG, R, Op. Cit. 204p.
93
Cfr. TAMAYO-ACOSTA, J, 2000, Hacia la Comunidad 6, Dios y Jesús, El horizonte religioso
de Jesús de Nazaret, Editorial Trotta, Madrid, 40p; MATEOS, J – CAMACHO, F, 1990, El
Horizonte humano, La propuesta de Jesús. Ed. El Almendro, Córdoba, 3ª ed., 68 – 72pp.
94
Cfr. AZEVEDO, M, Op. Cit. 19p.

50
fundamentando su participación en la liberación concreta, en la transformación
de realidades destructoras de la dignidad humana.95

En cuanto a lo Institucional las CEBs motivaron una nueva manera de ser y vivir
la Iglesia en Latinoamérica. De una Iglesia jerárquica orientada a tutelar y
vigilar, se pasa a un modelo de Iglesia más acogedora, abierta a transformarse,
al nivel de las personas y de las estructuras, dispuesta a refrendar y legitimar en
su seno la vitalidad de las pequeñas comunidades.96 En este proceso de
renovación se redefinen las figuras clásicas del sacerdote y del obispo, a los
que se les ve menos como autoridades eclesiásticas y más como pastores,
animadores del Evangelio y principio de unidad y cohesión comunitaria.97
Quisiéramos rescatar también que las CEBs otorgarán participación al laico en
la Iglesia. El laico cada vez más consciente de las necesidades que aquejan a
su Iglesia, comenzará a reflexionar sobre el futuro de la misma. La grave crisis
que provoca la falta de sacerdotes despierta en los hombres y mujeres no
consagrados el deseo de ser continuadores de la vocación evangelizadora y
comunitaria de la Iglesia. Aquello suscitará la multiplicación de los ministerios
eclesiales como animadores, catequistas, misioneros, encargados del canto,
de la visita a los enfermos, etc .

Semánticamente las Comunidades Eclesiales de Base están constituidas por


tres palabras que no han sido puestas al azar y que de alguna manera ayudan
a caracterizar su significado.

95
Cfr. MUÑOZ, R, 1994, Pueblo, Comunidad, Evangelio, Escritos Eclesiológicos III, Ediciones
Rehue Ltda.., Santiago de Chile, 7 – 24pp.
96
Cfr. AZEVEDO, M, Op. Cit. 229 – 332pp.
97
Cfr. BOFF, L, 1986, Y la Iglesia se hizo Pueblo, Eclesiogénesis, la Iglesia que nace de la fe
del Pueblo, Editorial Sal Terrae, Santander, España, 49p.

51
Como punto de partida la CEB es una comunidad. Con esta nota se intenta
revalorar lo comunitario al interior de la Iglesia y la sociedad. Para los primeros
cristianos la Iglesia se entendió siempre como una comunidad. Ella era el
hogar, significa el espacio para compartir la vida de fe en la oración y la
fracción del pan, es la instancia para servir y compartir los bienes98. En las
CEBs la fe se vive como una experiencia compartida, mutuamente alimentada
y apoyada por sus miembros. En la comunidad todos son y se sienten
responsables, porque pueden participar y de hecho participan en su pequeña
comunidad en lo que se proyecta, se dice y decide. Sólo en la comunidad
podemos desarrollarnos como seres humanos auténticos y vivir con más fuerza
el sentimiento de la fraternidad. En la comunidad todos somos iguales, aquello
conlleva también a la participación y a la eliminación de la relación de
subordinación infantilizante con los clérigos poseedores de los sacramentos, la
verdad y la salvación99.

Otro elemento importante a la hora de caracterizar las CEBs es su vínculo a la


fe y a la jerarquía de la Iglesia. Todos sus miembros profesan la fe en
Jesucristo, adhieren y tratan de imitar a Jesús convirtiéndose en mensajeros de
la Buena Noticia. Se sienten llamados a ser actores y protagonistas, juntos con
el Señor en la tarea de anunciar y realizar el Reino de Dios en las poblaciones y
sectores urbanos y rurales. La eclesialidad de las CEBs se manifiesta también
en la proximidad a la jerarquía de la Iglesia. Muchas comunidades nacen por
la influencia de obispos y sacerdotes atentos a la exhortación del Vaticano II
que los instaba a ser más pastores100. Las CEBs no son una Iglesia paralela, al
contrario son una instancia para vivir el Evangelio y el seguimiento de Jesús

98
Cfr. HOORNAERT, E, 1986, La memoria del Pueblo Cristiano, una historia de la iglesia en
los tres primeros siglos, Ediciones Paulinas, 87p.
99
Cfr. AZEVEDO, M, Op. Cit. 75 – 85pp.
100
Ibid. 86 – 98pp.

52
haciendo suyos los dramas de las grandes mayorías empobrecidas de nuestro
pueblo101.

En este intento por caracterizar las CEBs, llegamos a la última palabra de las
tres que la componen, que es de Base. En relación a este término aún existe
cierta ambigüedad, no obstante la práctica de las comunidades nos aclara esta
expresión. Muchas CEBs han crecido y se han desarrollado en las zonas
rurales y poblaciones marginales de nuestro país y continente. De acuerdo a
esta particularidad las CEBs son de base porque están constituidas por
hombres y mujeres pobres y marginados de la sociedad y por personas que
han tomado una opción de vida a favor del reino y su justicia. La CEB es una
Iglesia que nace y crece entre los pobres, los que no tienen dinero, cultura o
poder, es decir entre los que están en la base de la pirámide social102.

La experiencia de las CEBs también nos advierte que sus participantes son en
mayoría laicos, cristianos y cristianas que están en la base de la estructura
jerárquica de la Iglesia, y que quieren vivir la fe en comunidad inspirada en el
modelo de Jesús. La CEB debe ser semilla del Reino, un lugar abierto a la
participación de los laicos y laicas en los niveles de decisiones, ha de estar
inserta en las realidades del mundo para hacer surgir los valores del
Evangelio103.

El Magisterio de la Iglesia en diversas instancias ha valorado el surgimiento y la


experiencia de las CEBs. Pablo VI señala que aquellas surgen y se desarrollan
en el interior de la Iglesia, permaneciendo solidarias con su vida, alimentadas
con sus enseñanzas, unidas a sus Pastores. Las comunidades son un lugar de

101
Cfr. BOFF, L, Op. Cit. 70p.
102
Cfr. AZEVEDO, M, Op. Cit. 98 – 106pp.
103
Idem.

53
evangelización y esperanza para la Iglesia universal, pues reúnen a los
cristianos donde la penuria de sacerdotes no favorece la vida normal de una
parroquia. Buscan su alimento en la Palabra de Dios, permanecen unidas a la
Iglesia local y universal, guardan sincera comunión con sus pastores, no se
creen jamás el único destinatario o el único agente de evangelización, crecen
cada día en responsabilidad, celo, compromiso e irradiación misioneros, se
muestran universalistas y no sectarias.104

Juan Pablo II por su parte indica que las CEBs están dando prueba positiva
como centros de formación cristiana y de irradiación misionera. Ellas están
conformadas por grupos de cristianos a nivel familiar o de ámbito restringido,
los cuales se reúnen para la oración, la lectura de la Escritura, la catequesis,
para compartir problemas humanos y eclesiales de cara a un compromiso
común. Son un signo de vitalidad de la Iglesia, instrumento de formación y de
evangelización, un punto de partida válido para una nueva sociedad fundada
sobre la “civilización del Amor”. Estas comunidades descentralizan y articulan
la comunidad parroquial a la que permanecen siempre unidas; se enraízan en
ambientes populares y rurales, convirtiéndose en fermento de vida cristiana, de
atención a los últimos, de compromiso en pos de la transformación de la
sociedad. En ellas cada cristiano hace una experiencia comunitaria, gracias a la
cual también él se siente un elemento activo, estimulado a ofrecer su
colaboración en las tareas de todos. De este modo, las mismas comunidades
son instrumento de evangelización y de primer anuncio, así como fuente de
nuevos ministerios, a la vez que, animadas por la caridad de Cristo, ofrecen
también una orientación sobre el modo de superar divisiones, tribalismos y
racismos.105

104
Cfr. PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, nº 58.
105
Cfr. JUAN PABLO II, Carta Encíclica Redemptoris Missio nº 51; Exhortación Catequesi
tradendae nº 47; Exhortación Apostólica Ecclesia In África, nº 89; Cfr. Exhortación
apostólica Ecclesia in América nº 41

54
Las Comunidades Eclesiales de Base han permitido renovar la parroquia
además de asegurar mejor su eficacia operativa. En muchas CEBs los fieles
pueden comunicarse mutuamente la Palabra de Dios y manifestarse en el
recíproco servicio y en el amor; estas comunidades son verdaderas expresiones
de la comunión eclesial y centros de evangelización, en comunión con sus
Pastores.106 Permiten la participación, pues cada uno de sus miembros vive su
vocación propia y cumple su función.107

El Magisterio Latinoamericano desde 1968 ha venido reflexionando acerca de


las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs). Los Obispos de América Latina
reunidos en la ciudad de Medellín, con el fin de entender e interpretar el
Concilio Vaticano II desde América Latina, en su documento conclusivo
reconocen y promueven el desarrollo de las CEBs en la Iglesia de esta parte del
mundo.

Ellas son espacios donde se vivencia la comunión a que ha sido llamado el


Pueblo de Dios. Permitiendo además un trato personal fraterno entre sus
miembros. Por consiguiente, el esfuerzo pastoral de la Iglesia debe estar
orientado a la transformación de esas comunidades en “familia de Dios”. La
comunidad cristiana de base es así el primero y fundamental núcleo eclesial,
que debe, en su propio nivel, responsabilizarse de la riqueza y expansión de la
fe, como también del culto que es su expresión. La Comunidad Eclesial de
base es la célula inicial de estructuración eclesial, y foco de la evangelización, y
actualmente factor primordial de promoción humana y desarrollo.108

106
Cfr. JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Christifideles Laici nº 26.
107
Cfr. JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Ecclesia In Asia nº 25
108
Cfr. II CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Medellín,
1968. Doc. Pastoral de Conjunto, nº 10.

55
Por esta razón la Conferencia General del Episcopado promueve la formación
del mayor número de comunidades eclesiales en las parroquias, especialmente
rurales o de marginados urbanos. Comunidades que deben basarse en la
Palabra de Dios y realizarse, en cuanto sea posible, en la celebración
eucarística, siempre en comunión con el obispo y bajo su dependencia.109

Diez años más tarde, la Tercera Conferencia del Episcopado Latinoamericano


reunida en la ciudad de Puebla, se refiere al tema de las Comunidades
Eclesiales de Base en todo el Documento, pero en específico el Capítulo
dedicado a los Centros de Comunión y Participación profundiza en esta materia.

A estas alturas, era un hecho claro que las CEBs, a partir de Medellín, se
habían multiplicado y madurado por todas partes de América Latina, llegando
incluso a otras partes del mundo.110

Algunas afirmaciones centrales del Documento de Puebla referente a las


CEBs reconocen abiertamente la validez de la experiencia de las comunidades
eclesiales de base y se estimula su desarrollo en comunión con sus pastores,
aunque en algunas zonas no se ha dado la adecuada atención al trabajo en la
formación de aquellas111.

Los obispos valoran las CEBs por la creciente incorporación y deseos de


participación de los laicos en la vida eclesial, son fuentes de donde emanan
una diversidad de ministerios como el de animadores de comunidades,
catequistas, misioneros. A nivel de experiencia humana, su multiplicación hace
posible una intensa vivencia de la realidad de la Iglesia como familia de Dios.

109
Ibid. Doc. Pastoral Popular, nº 13.
110
Cfr. III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Documento
de Puebla, 1979, nn 96; 239.
111
Ibid. nn 98; 156.

56
Se han convertido en focos de Evangelización y en motores de liberación y
desarrollo. 112

El episcopado latinoamericano agrega que también las Comunidades Eclesiales


de Base crean una mayor interrelación personal, aceptación de la Palabra de
Dios, revisión de vida y reflexión sobre la realidad, a la luz del Evangelio. Ellas
acentúan el compromiso con la familia, con el trabajo, el barrio y la comunidad
local. Esta expresión eclesial se advierte más en la periferia de las grandes
ciudades y en el campo. Son expresión del amor preferencial de la Iglesia por el
pueblo sencillo. En ellas se expresa, valora y purifica la religiosidad y se les da
posibilidad concreta de participación a los laicos en la tarea eclesial y en el
compromiso de transformar el mundo. Se comenta con alegría el importante
hecho eclesial, agregando que son la esperanza de la Iglesia.113

En el año 1992 los Obispos de América Latina y el Caribe, reunidos en Santo


Domingo, ratifican la opción por las CEBs. Destacando varias facetas
fundamentales. Las CEBs son lugar de vivencia eclesial-comunitaria, donde se
practica la fe el culto y el amor114. Son célula viva de la parroquia, entendida
ésta como comunión orgánica y misionera. Su objetivo principal es la
evangelización, con proyección misionera y en referencia a la vida115. Por medio
de las CEBs se renueva la estructura de la Iglesia particular y de la parroquia116.
Son lugares de participación de los laicos, varones y mujeres, ejerciendo dentro
de ellas diversos ministerios, servicios y funciones117.

112
Ibid. nn 125; 97; 239; 96.
113
Ibid. nn 629; 643; 641.
114
Cfr. IV CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Santo
Domingo, 1992, nn 55; 61; 64; 142.
115
Ibid. nn 61; 48; 54; 58; 63.
116
Ibid. nn 58; 142.
117
Ibid. nn 60, 61, 95, 106; 55, 63, 131.

57
Se advierte también en el Documento que cuando no existe una clara
fundamentación eclesiológica y una búsqueda sincera de comunión, estas
comunidades dejan de ser eclesiales y pueden ser víctimas de manipulación
ideológica o política118. Por esto, consideran necesario, ratificar la validez de
las comunidades eclesiales de base fomentando en ellas un espíritu misionero y
solidario y buscando su integración con la parroquia, con la diócesis y con la
Iglesia universal, en conformidad con las enseñanzas de la Exhortación
Apostólica Evangelii Nuntiandi. Elaborar planes de acción pastoral que
aseguren la preparación de los animadores laicos que asistan a estas
comunidades en íntima comunión con el párroco y el obispo.119

El Documento de Aparecida, aunque sufrió serias mutilaciones, añadidos y


alteraciones a su sentido original sobre las CEBs, ha recuperado la visión
eclesiológica y pastoral del Concilio Vaticano II y fundamenta la renovada
comprensión del lugar y misión de la comunidad parroquial como comunidad de
comunidades.120 En el Documento Oficial se reconoce que ellas recogen la
experiencia de las primeras comunidades y que desde Medellín son
consideradas como la célula inicial de estructuración eclesial y foco de
evangelización. Además, que las CEBs de manera especial viven y despliegan
su compromiso evangelizador y misionero entre los más sencillos y alejados, y
son expresión visible de la opción preferencial por los pobres 121.

Con ello los obispos asumen el desafío de renovar el cuerpo eclesial a fondo,
desde las mismas bases de las Iglesias Locales, o sea desde las mismas
células del cuerpo eclesial. Dice el Documento “si se quieren comunidades
vivas y dinámicas, es necesario suscitar en ellas una espiritualidad sólida,

118
Ibid. Nº 62
119
Ibid. nº 63
120
Cfr. V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, 2007,
Documento Aparecida, nn 170-177.
121
Ibid. nn 178 -180.

58
basada en la Palabra de Dios, que las mantenga en plena comunión de vida e
ideales con la Iglesia Local, y en particular con la comunidad parroquial. Así, la
parroquia, de otra parte, como desde hace años nos lo hemos propuesto en
América Latina, llegará a ser comunidad de comunidades”122.

En interesante que a pesar de las lamentables e irrespetuosas modificaciones


sufridas por el documento conclusivo de Aparecida, los obispos de
Latinoamérica hayan recuperado y relanzado tan significativamente las CEBs.

4. Hacia una Pastoral Rural encarnada, solidaria y atenta al daño del


medio ambiente.

Hemos venido diciendo que a partir del Concilio Vaticano II la Iglesia se


propone no mirar sólo hacia el interior de sí misma, sino ubicarse dentro de un
mundo cambiante y crítico, y se ve obligada a preguntarse permanentemente
sobre el rol que le compete cumplir para ser fiel al Mensaje que predica. La
Iglesia tiene como misión estar al servicio del mundo, salvarlo en totalidad, y de
salvarlo en la historia, aquí y ahora. La Iglesia está para solidarizarse con las
esperanzas y gozos, con las angustias y tristezas de los hombres123. La Iglesia
es, como Jesús, para "evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos, para
buscar y salvar lo que estaba perdido."124

La Iglesia al igual que Jesús, ha de tratar de encarnarse en la historia, con el


mismo talante con que él lo hizo, no precisamente huyendo o evadiendo los
problemas que hay en el mundo ni buscando soluciones fuera de él. Jesús
asumió una cultura, se inculturó. Se expresó en el lenguaje temporal humano.

122
Ibid. nº 309.
123
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitucion Pastoral Gaudium Et Spes nº 1
124
CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, nº 8.

59
Asumió el contexto, se hundió enteramente en la cultura. Nació en una aldea
dependiente, fue reconocido como el galileo.

Estas afirmaciones son claves para el desarrollo de la Pastoral Rural. Creemos


que el punto de partida debe ser acercarse a la realidad y conocerla. Se trata de
compartir con el hombre y la mujer rural la vida, escucharlo, conocer sus
angustias y esperanzas, anunciarle la Palabra de vida, ayudarle a encontrarse
con Jesucristo125.

La Iglesia de Latinoamérica y el Caribe en un esfuerzo por encarnarse en los


diversos contextos, en la última Conferencia General se propuso hacer una
lectura creyente de la realidad. En el documento señala que como discípulos de
Jesucristo se siente interpelada a discernir los signos de los tiempos, a la luz
del Espíritu Santo, para ponerse al servicio del Reino, anunciado por Jesús, que
vino para que todos tengan vida y para que la tengan en plenitud.126 Sin duda
que este ejercicio debe ser permanente pues sólo así la acción por la justicia y
la promoción humana pueden ser más efectivas, solamente allí estaremos
hablando de una auténtica Evangelización.

La situación actual del sector rural necesita de una pastoral rural cuyo método
de Misión ha de ser el mismo practicado por Jesús. Quien tuvo como horizonte
la liberación de aquel pueblo campesino marginado y tratado como si fuera de
segunda categoría por las autoridades. Esta tarea liberadora debe abarcar
todas las dimensiones de la existencia humana y dejar atrás todo
reduccionismo espiritual. De este modo la salvación del mundo rural o es

125
Cfr. BOFF, L, 1992, Nueva Evangelización, Ediciones Paulinas, Santiago de Chile, 2ª
Edición, 97 – 102pp.
126
Cfr. V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Aparecida,
2007, nº 33.

60
integral o no es salvación. Toda acción salvífica emprendida por la Pastoral
Rural tendrá como fin la persona en su unidad indivisible.

Avanzando más en el tema, hoy la Pastoral Rural ha de regirse además por


otras orientaciones. Tales como desarrollar un proceso de formación que
ayude a la humanización del oprimido y a la maduración de las personas. Un
proyecto emancipador donde los hombres y mujeres del campo chileno
experimenten lo que significa ser personas. Estas han de ser sujetos de su vida
y sus proyectos. Nunca, seres pasivos que aceptan resignadamente las ofertas
que vienen de fuera. Es el propio campesino quien ha de construir con
garantías de constancia el futuro de su pueblo y de su vocación.

También es necesaria una Pastoral Rural que promueva el fortalecimiento de la


experiencia comunitaria del Cristianismo. Las comunidades rurales han de
tomar conciencia de su carácter de ser Pueblo – comunidad. Sus pastores,
animadores y participantes tienen que fomentar el cultivo de la fraternidad, la
igualdad, la libertad, la solidaridad, y otros frutos imprescindibles para construir
la comunidad del Pueblo de Dios en el campo. Un Pueblo abierto a su propia
realidad y contexto sociocultural local, nacional y mundial; un Pueblo en relación
con la Diócesis y la parroquia.

Retomando el marco teológico pastoral, quisiéramos plantear la necesidad de


desarrollar una espiritualidad acorde con lo rural. Fundamentada en la opción
por la pobreza que le otorga un valor significativo a lo pequeño y a lo humilde.
Imitando a Jesús, quien eligió lo sencillo para denunciar y eliminar la
dominación de unos hermanos sobre otros.

En la actualidad también quisiéramos resaltar lo que sucede en las


comunidades rurales. En la actualidad se evidencia una preocupación por el

61
problema ecológico. Los hombres y mujeres que se relacionan a diario con la
Creación ven como se va deteriorando la Obra de Dios. La Iglesia en
Aparecida escucha la voz de los explotados y oprimidos y reflexiona sobre el
daño ecológico. Reconoce que nuestro continente aún es reserva de
biodiversidad. Denuncia que en ocasiones el desarrollo económico arremete
contra el medio ambiente y excluye a los pueblos originarios y rurales. La
naturaleza ha sido y continúa siendo agredida. La tierra fue depredada. Las
aguas están siendo comercializadas como si fueran una mercancía. Las
industrias extractivas de recursos que, cuando no proceden a controlar y
contrarrestar sus efectos dañinos sobre el ambiente circundante, producen la
eliminación de bosques, la contaminación del agua y convierten las zonas
explotadas en inmensos desiertos.127

La tierra clama por justicia y la Iglesia en el sector rural debe ponerse al lado
del que sufre. Creemos que es el momento propicio para plantear un nuevo
trato con la Madre tierra. El hombre ha de solidarizar con ella, asumir y vivir con
un sentido de responsabilidad global que tenga en cuenta las necesidades de
todos los seres vivos y al mismo tiempo garantice la integridad y la capacidad
de regeneración de la naturaleza.

El medio ambiente al igual que el hombre es parte de la creación. No existe


superioridad de uno sobre el otro. El desafío será avanzar hacia una relación
más respetuosa, dejar atrás la visión utilitarista y hacer una nueva alianza con
la creación. Pues el hombre y la mujer están llamados a vivir en comunión con
Dios, en comunión entre ellos y con toda la creación. Aquello implica
redescubrir la armonía, bondad y belleza de lo creado, que el ser humano es
administrador de los recursos de la tierra para cultivarla y guardarla.128

127
Íbid. nº 84; 473.
128
Cfr. GENESIS 2, 15.

62
Una Iglesia encarnada en el mundo rural, debe ser capaz de reconocer la
sabiduría campesina que siempre ha buscado alcanzar un equilibrio en el
cuidado de la tierra. Tenemos que ser capaces de rescatar y difundir los valores
presentes en el mundo rural chileno, nutrirse del ser cultural tradicional, de sus
formas y arraigo de sus saberes, en sus identidades y uso en el tiempo. Estos
legados culturales permiten la emergencia de lo nuevo, a través del diálogo
intercultural y la transmisión de saberes a las nuevas generaciones, abriendo
caminos hacia un futuro sustentable.

Todos estamos llamados a responder a este reto, las comunidades rurales


tienen la responsabilidad de dar a conocer al mundo su experiencia vital en el
cuidado de la naturaleza. Los hombres y mujeres del sector rural pueden llegar
vivenciar una espiritualidad integradora de la persona, vivida en el Espíritu,
comprometida con la vida y la sociedad, gratificante y dialogante, realista y
apostólica, pascual y trinitaria, de experiencia personal pero al mismo tiempo
eclesial.

63
LA PASTORAL DE LA IGLESIA CATÓLICA DEL SUR DE CHILE EN UN
MUNDO RURAL QUE CAMBIA: comprensión, interrogantes y perspectivas.

CAPÍTULO 3: LA PASTORAL DE LA IGLESIA CATÓLICA DEL SUR DE

CHILE EN EL MUNDO RURAL CONTEMPORÁNEO, SEGÚN LA OPINIÓN DE

SUS PRINCIPALES ACTORES, SACERDOTES, DIÁCONOS PERMANENTES

Y LAICOS.

Queremos señalar que la información contenida en este capítulo es el fruto de


una investigación cualitativa basada en la técnica de la Entrevista Semi-
estructurada.

La hemos elegido principalmente porque es muy ventajosa para lograr que las
personas entrevistadas transmitan oralmente sus definiciones personales del
contexto en el cual se encuentran interactuando, el mundo rural. Permite entrar
en diálogo profundo y rico con el entrevistado, ayuda a captar los hechos en
toda su complejidad, pues se trata de indagar la realidad en su globalidad, sin
fragmentarla y contextualizándola, consiguiendo no sólo las respuestas a los
temas elegidos sino también las actitudes, valores y formas de pensar de los
interrogados. Conduce a que los mismos actores sociales sean quienes
proporcionan los datos relativos a sus conductas, opiniones, deseos, actitudes y
expectativas. Nadie mejor que ellos para hablarnos acerca de aquello que
piensan y sienten, de lo que han experimentado o piensan hacer.

64
En lo que respecta a la selección de los informantes y la recolección de datos,
las entrevistas se realizaron entre Septiembre de 2005 y Enero de 2006 en
parroquias y comunidades rurales de la zona sur del país, comprendiendo las
Diócesis de Temuco, Villarrica, Valdivia, Osorno, Puerto Montt y Ancud.

A la hora de seleccionar las parroquias se priorizaron aquellas que estaban


insertas en comunas cuya población rural es mayor que la urbana. Eso nos
permitió focalizar nuestro estudio en un sector demográfico específico.

Una vez seleccionadas las parroquias, con la intención que la muestra fuera
representativa, tratamos de conformar un grupo heterogéneo en distribución
geográfica, de manera tal que abarcáramos realidades cordilleranas, de la
depresión intermedia y del litoral. A su vez se procuró que los sacerdotes
fueran desiguales en edad y experiencia pastoral. Intentamos involucrar a más
de tres entrevistados por diócesis. También en la medida de nuestras
posibilidades tratamos de involucrar a algunos Diáconos Permanentes y Laicos
campesinos.

Con la intención de realizar un trabajo de campo óptimo se comenzó por


aquellas parroquias rurales atendidas por sacerdotes, diáconos permanentes y
laicos que mantenían un cierto vínculo de comunicación con el investigador.
Asimismo a través de estos logramos llegar a aquellos lugares desconocidos.

De esta manera fue constituyéndose una muestra de 50 personas, distribuidas


en 40 Sacerdotes, 5 Diáconos Permanentes y a 5 Laicos. La superioridad de
entrevistas hechas a los presbíteros se debe a que nos interesaba conocer, de
primera fuente, el desarrollo de la pastoral en el mundo rural. Como principales
actores ellos manejan mayor información. Datos muy útiles para el presente

65
estudio. Nuestra intención es forjar desde su voz una pastoral más
participativa y comunitaria.

Una vez fijado el grupo humano se procede al trabajo de campo y al mismo


tiempo vamos reflexionando sobre el tema de investigación, cómo la Iglesia
Católica en el sur de Chile se ha venido adaptando al nuevo escenario rural y
cómo ésta responde a los desafíos que la nueva ruralidad le plantea.

En primera instancia tomamos contacto con los sacerdotes y les expusimos el


plan que teníamos en mente. Recalcamos el interés por conocer el trabajo
pastoral que estaba realizando la Iglesia en el sector rural. Además señalamos
nuestro propósito de comprender e interpretar lo que estaba pasando y que
queríamos dar a conocer la experiencia. En la medida que los sujetos de la
muestra iban aceptando la propuesta acordábamos el día y la hora de la
entrevista.

Casi todas las entrevistas se desarrollaron en la casa parroquial, con excepción


de una que fue hecha en dependencias de un Obispado. En el caso de los
Diáconos Permanentes y Laicos se acordó, en la mayoría de los casos,
realizarla en la misma comunidad o parroquia.

El tiempo empleado en cada una de las entrevistas osciló entre 60 a 140


minutos. Vale mencionar la existencia de algunos casos, donde por asuntos de
distancia se tuvo que pernoctar en la misma parroquia. Tal situación permitió
una mayor comprensión de la realidad, nos ayudó a percatarnos más a fondo
de la rutina desplegada por el sacerdote, de la forma de vida del sector, además
de participar en alguna actividad relacionada con el quehacer del presbítero.

66
El guión de las entrevistas estuvo estructurado en dos grandes áreas temáticas
que ambicionaban conocer, lo más detalladamente, la visión del mundo rural y
el desarrollo y expectativas de la Pastoral que tienen los sacerdotes, diáconos
permanentes y laicos de las parroquias y comunidades rurales.

La entrevista personal se desarrolló a partir de las instrucciones dispuestas en


el Anexo 1, “Pauta para la entrevista semiestructurada”. La validación de las
preguntas de la entrevista decidimos hacerla en un grupo constituido por cinco
sacerdotes. Lo anterior responde a la necesidad de disponer de una base
conceptual y empírica contingente con los temas y las preocupaciones que hoy
sostienen los actores sociales de la Iglesia en el mundo rural. Diseñado el
borrador con las preguntas, se llevó a cabo la realización de la prueba piloto y la
evaluación de las respuestas. Aquello nos permitió percatarnos si los
entrevistados comprendían las preguntas, si lo formulado estaba correcto y era
comprensible. Queríamos descubrir además, la existencia de rechazo hacia
algunas preguntas y si el ordenamiento interno era lógico. Los resultados
derivados de este grupo de discusión fue el insumo básico para el diseño y
estructuración de la entrevista semiestructurada.

Nos queda agregar que grabamos la mayoría de las entrevistas. Siempre


antes de iniciarlas, solicitábamos la autorización diciendo que preferíamos
concentrarnos en lo que ellos dirán, en lugar de distraernos tomando notas.
Asegurábamos también absoluta confidencialidad; que sus nombres, y los de
otros individuos u organizaciones que mencionen, figurarán en forma anónima
en toda la investigación; que ninguna persona, aparte de las que integran el
equipo de investigación, tendrá acceso a la grabación; y que la cinta de la
grabación se destruirá después de la transcripción. Este medio ayudó a que
toda la información entregada por los sujetos consultados fuera redactada tal
como ellos lo hicieron y en su totalidad. Además, una transcripción completa

67
contribuye reducir al mínimo los sesgos personales, pérdida de datos
relevantes, distracción, desinterés, etc.

En relación al análisis de los datos, una vez recopilados estos por medio del
trabajo de campo, transcribimos todas las entrevistas manteniendo y
respetando el texto generado, sin intervenir el testimonio de los actores. Luego
teniendo presente los objetivos planteados de la investigación, procedemos al
estudio de los textos dando por entendido que el análisis e interpretación de los
mismos implica un examen minucioso, detallado y disciplinado.

Como mecanismo de procesamiento de la información obtenida asumimos el


análisis de contenido. Aquel método de lectura e interpretación sistemática,
objetiva, replicable y válida nos permite acceder a los significados contenidos
en las entrevistas y bibliografía compilada. Una vez leídas las fuentes
bibliográficas pasamos a la definición de las categorías. Aquí optamos por
clasificarlas de acuerdo a las temáticas definidas con antelación y que tratan de
dar a conocer la opinión de algunos actores con respecto a la ruralidad y la
Iglesia. La categorización temática se confrontó con el respaldo teórico, lo que
dio confiabilidad a los resultados.

Con el fin de profundizar y otorgar confiabilidad y validez a la investigación


realizamos la técnica de la triangulación, específicamente de los actores y de la
teoría. Se trató de entrevistar a diversas personalidades de la Iglesia Católica
en el Mundo Rural, como sacerdotes, diáconos permanentes y laicos. También
la investigación en su integridad se fue complementando con bibliografía
referente a los temas en estudio. Nos referimos a los Censos de la Población,
Encuestas CASEN, Sínodos Diocesanos, Planes Pastorales y estudios que ya
han abordado en parte o en su totalidad el problema de investigación.

68
Nuestro trabajo investigativo, como quehacer científico, ha pretendido
responder en cada momento a los criterios de confiabilidad y validez. Ambos
componentes vigorizan la calidad de la investigación, potencian la credibilidad y
veracidad de los datos entregados.

Nuestra intención es caracterizar la Iglesia en el mundo rural y para ello nos


permitimos dar a conocer la información que nos parece más pertinente y
destacar los aspectos más sobresalientes de los distintos temas abordados,
procurando siempre mantener una estrecha relación con la finalidad del
presente estudio.

I. Características de la Pastoral de la Iglesia Católica en el mundo rural del


sur de Chile.

El concepto de Pastoral, viene de la palabra pastor. En expresiones prácticas,


pastor es el que lleva a pastar a las ovejas o las alimenta con pasto. Es quien
tiene la responsabilidad también de cuidar las ovejas, apacentarlas,
pastorearlas, guardarlas y gobernarlas129. La versión latina de la palabra pastor
es cura, cuyo significado está relacionado con el cuidado, atención, asistencia,
preocupación, curación, sanar o interesarse por las ovejas.

Sea la raíz griega o latina del concepto Pastoral, en ambos casos esta tiene que
ver con la totalidad de las acciones relacionadas con el acompañamiento,
orientación, protección y dirección para llegar a tener una vida según el querer
de Dios.

129
Cfr. SALMO 23; SAN JUAN 10, 11 – 18.

69
De acuerdo a lo anterior podríamos decir que la Pastoral son todas las tareas
que la Iglesia y los cristianos dentro de ella realizan para responder mejor a las
exigencias de la evangelización.

La Pastoral está relacionada con el obrar de la iglesia, que no es otra cosa que
hacer presente el evangelio en el "aquí y ahora" de la existencia humana. La
Pastoral es lo que hace la Iglesia para cumplir la misión de Evangelizar.
Aquello constituye, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más
profunda. Ella existe para evangelizar, para llevar la Buena Nueva a todos los
ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar
la humanidad misma.130

La misión de la Iglesia comporta una diversidad de tareas en las que se realiza


constantemente el esfuerzo por hacer operativa la acción salvífica de Dios. Eso
plantea la necesidad de una permanente renovación pastoral, posibilitando
métodos y contenidos que estén relacionados con los “signos de los tiempos"
simbolizados en la actualidad por los violentos cambios y sus víctimas
producidas. Dicha transformación se ha de realizar no sólo para no quedarnos
fuera de la historia, sino para acomodarnos a cada generación respondiendo a
los perennes interrogantes humanos sobre el sentido de la vida presente y
131
futura y no cometer errores que cuestan la felicidad de tantos hermanos y
hermanas nuestros.

Toda acción pastoral de la Iglesia debe hacer referencia obligatoria a tres


elementos, la continuidad con la misión de Jesucristo, la peregrinación hacia el

130
Cfr. PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, Acerca de la Evangelización en
el Mundo Contemporáneo, 14 - 18.
131
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución Pastoral Gaudium Et Spes, Sobre la Iglesia en el
Mundo Actual, Nº 4.

70
reino y la presencia y misión en el mundo132. De lo que se trata primeramente
entonces, es de entender cómo la Iglesia tiene su razón de ser en estas tres
realidades sin una identificación absoluta con una de ellas, pero tampoco
olvidando ninguna, ya que si ha habido errores antes en la acción pastoral lo ha
sido o por un reduccionismo o por una absolutización en la identificación

En el caso de la Pastoral de la Iglesia chilena en el mundo rural sin duda que


hay un camino recorrido, que no ha sido fácil. Se evidencian dificultades y
capacidades de adaptación a lo largo de múltiples y sucesivos contextos
sociopolíticos, económicos y culturales.

La Iglesia Católica del Sur de Chile ha venido desarrollando su labor apostólica


en un mundo rural diferente al de otras décadas. A continuación
caracterizaremos su accionar en este medio, todo con la intención de verificar si
ha asumido los diversos desafíos que le plantea el sector rural.

1. Caracterización de la parroquia rural.

Por lo que se ha investigado, la Iglesia Católica del sur de Chile, es una


institución que está presente en el Mundo Rural, aunque en algunas realidades
esta presencia es más formal que real. Principalmente porque se evidencia en
la mayoría de las Diócesis del sur de Chile, la inoperancia de una pastoral rural
que se encargue de estudiar los problemas y las transformaciones más
acuciantes en este medio; que proponga orientaciones y opciones claras para
desarrollar en el contexto rural, que sea una ayuda para las parroquias y
comunidades rurales. Asimismo en todas las Diócesis, hay una insuficiencia de
ministros ordenados, sean presbíteros, diáconos permanentes, ministros laicos,

132
Cfr. FLORISTAN, C, TAMAYO, J (Eds), 1985, El Vaticano II, veinte años después, Ediciones
Cristiandad, Madrid, 75p.

71
etc. que puedan animar y acompañar la vida de las comunidades rurales, que
simbólicamente “están como ovejas sin pastor.” Por otro lado la acción pastoral
que vienen desarrollando las parroquias, con algunas excepciones, se ha
alineado muy lentamente a las orientaciones del Concilio Vaticano II, en general
hay un retroceso con respecto a lo que se había logrado hasta la década de los
ochenta.

Todas las parroquias rurales visitadas están emplazadas en territorios muy


extensos. Es común que el templo, casa y oficina parroquial estén ubicados en
aquellas zonas más pobladas, en la ciudad o pueblo. Generalmente hay un
sacerdote residente. Sin embargo, es importante indicar que en todas las
diócesis hay una o más parroquias que no cuentan con un párroco, esto se
debe principalmente a la escasez de clero. En su lugar existe un administrador
quien generalmente tiene otra parroquia que dirigir.

Todas las acciones pastorales en la parroquia son dirigidas por el presbítero


quien cuenta con la colaboración de laicos activos en la mayoría de los casos.
También en algunas parroquias hay Diáconos Permanentes quienes apoyan al
sacerdote en la misión de evangelizar. Asimismo, se constata la presencia de
algunas congregaciones religiosas femeninas y masculinas.

La pastoral de la parroquia se desarrolla mayoritariamente en el templo ubicado


en la ciudad o pueblo. Aquí la actividad eclesial es más activa. Las acciones
más sobresalientes son la celebración dominical de la Eucaristía, catequesis
familiar, pre bautismal, confirmación, grupos de ayuda fraterna. En la mayoría
de los casos se evidencia una actitud y acción misionera. En la dimensión
solidaria se percibe una sensibilidad social de carácter moderado, que basa su
accionar en medidas de tipo asistencial. Se observa también la presencia y
funcionamiento de diversos grupos y movimientos eclesiales, como el

72
carismático, EJE, ESCOJE, JUPACH, JUFRA, Encuentros Matrimoniales,
Scouts, entre otros.

En cuanto a la estructura de la parroquia rural, todas están conformadas por


una red de comunidades cristianas. Las parroquias rurales estudiadas pueden
estar compuestas en promedio por 19 comunidades campesinas.

En este contexto abrumador los sacerdotes, principalmente los Sábados y


Domingos, corren de comunidad en comunidad celebrando en promedio 3 a 4
Eucaristías cada día. Dedicándose muy poco a las comunidades, y no es
porque ellos no quieran sino porque la disponibilidad de tiempo no se los
permite. Cabe señalar que existen algunos sectores que no son visitados ya
sea por la falta de organización local o por las distancias.

Las comunidades rurales que funcionan en cada parroquia normalmente son


coordinadas por un equipo que está dirigido por el párroco. El quehacer
pastoral de la mayoría de las comunidades se organiza desde la sede
parroquial. Todos los meses se reúnen para proyectar las actividades
pastorales, de catequesis, celebraciones dominicales, entre otros. También
estos encuentros son una instancia para entregar formación, sobre todo en lo
que se refiere a la celebración dominical, algunos elementos básicos de Biblia,
etc.

En estas comunidades se le da gran importancia a la vida sacramental y


litúrgica. Las más destacadas y permanentes son la celebración de la
Eucaristía mensual, liturgias de la Palabra, novenas, velorios, la catequesis
bautismal y familiar en su mayoría y en algunos casos la prematrimonial y
confirmación. Otros servicios que asume, con menos frecuencia, son la ayuda
fraterna, misiones, etc. Se destaca el fervor religioso de los fieles, quienes

73
participan en las diversas celebraciones relacionadas con la religiosidad
popular, sean fiestas de la Virgen o de algún santo.

La periodicidad de las visitas del sacerdote a las comunidades rurales es


mensual en la mayoría de los casos. Hay también algunas comunidades que
son atendidas cada dos meses. Finalmente se da la situación de otras que
celebran la Eucaristía una o dos veces al año.

Durante el año la pastoral en la mayoría de las comunidades rurales tiene altos


y bajos. El trabajo apostólico se desarrolla con mayor intensidad durante el
tiempo bueno. En invierno, las malas condiciones climáticas impiden en muchos
casos el desarrollo normal de la vida eclesial, incluso en algunas capillas se
termina con la atención litúrgica sacramental. Especialmente por la mala calidad
de los caminos.

También es necesario mencionar la existencia de otras comunidades cuyo


peregrinar en menos intenso en verano, fundamentalmente porque durante este
periodo la gente trabaja en las cosechas, están de vacaciones, etc.
Interrumpiéndose también la celebración de la Eucaristía.

Sólo algunas comunidades han asumido la celebración dominical sin sacerdote


o Liturgia de la Palabra. En algunas se reúnen también para la celebración de
vigilias, eventos especiales como la semana de la parroquia, novenas y otros.

2. Caracterización de las comunidades rurales:

Las entrevistas contribuyeron a descubrir que existe una diversidad de estilos


de comunidades rurales. Para facilitar el análisis posterior las agrupamos

74
considerando el protagonismo de laicos, las tareas que desarrollan y el grado
de autonomía que tienen para proyectarse juntos.

a. Comunidades muy elementales, con escaso protagonismo de los laicos,


dependen totalmente de la figura del sacerdote. En ellas hay un grupo de fieles
católicos que se reúnen sólo cuando los visita el sacerdote, diácono,
misioneros, ministro, etc. No hay vida comunitaria. No tienen un animador, en
su lugar existe un encargado de capilla que abre y cierra el templo. El
sacerdote se comunica con esta persona cuando va a celebrar la Eucaristía. En
ocasiones tienen la visita de misioneros. La celebración de la misa mensual o la
fiesta de algún santo son los únicos motivos para reunirse.

En general estas “comunidades” son autómatas. Sus capillas prácticamente


permanecen cerradas durante casi todo el año. Sus templos en su mayoría
evidencian un deterioro progresivo.

b. Comunidades litúrgicas y sacramentales. Estas mantienen un incipiente


liderazgo laical, organizan la liturgia, catequesis, etc. Este prototipo de
comunidades católicas no sobrepasa lo meramente cultual y sacramental. La
presencia del sacerdote para este tipo de comunidades es esencial. Todo el
desarrollo de la Pastoral depende de él. Generalmente estas comunidades
tienen una organización y programación que les permite mantenerse activas
durante el año. No son autónomas, son organizadas pastoralmente desde la
parroquia. Su actividad pastoral gira en torno a la celebración de la Eucaristía
mensual, algunas celebraciones dominicales sin sacerdote, novenas de un
santo, mes de María, etc.; normalmente tienen uno o más catequistas que
asumen la catequesis familiar y pre bautismal; económicamente se sustentan a
través de las colectas, del 1% o actividades benéficas como bingos, rifas,
torneos de fútbol, de rayuela, etc. En ciertas comunidades hay unos intentos por

75
organizar la pastoral social pero no sobrepasa la línea del asistencialismo.
También estas comunidades son visitadas por misioneros que permanecen en
el lugar por una o más semanas. Este estilo de comunidad es la proyección de
la parroquia en el sector y son las más comunes en las zonas rurales.

c. Comunidades corresponsables y fraternas. Estas comunidades se


desenvuelven en un clima de participación y corresponsabilidad. Han
sobrepasado lo meramente litúrgico y tratan de responder desde el Evangelio a
la problemática del sector. Son comunidades que mantienen un alto nivel de
reconocimiento hacia sus animadores y catequistas. La vida de la comunidad
se va proyectando en equipo, es decir, los laicos junto al sacerdote imaginan el
futuro. Tienen su propio proyecto pastoral, al mismo tiempo que asumen un
compromiso evangelizador en su medio social. Además la comunidad se ocupa
de los servicios de catequesis, liturgia, pastoral social, comité económico, etc.
En cierta forma estas comunidades rurales han logrado una incuestionable
madurez, pero deben continuar progresando hasta constituir una verdadera
comunidad que anticipe el Reinado de Dios en la tierra. Una comunidad según
el proyecto de Jesucristo donde se vivan los valores evangélicos de la libertad,
igualdad, amor solidario y apertura. Por su caracterización pareciera que este
tipo de comunidades no es muy común encontrarlas, pero lo cierto es que las
hay, aunque son las mínimas.

3. Los ministerios que se dan al interior de las comunidades.

En el andar pastoral de las parroquias rurales estudiadas, se han venido


impulsando desde hace varias décadas una serie de cambios en la praxis
eclesial católica. Una de las principales razones es la diferencia imponente
entre el número de ministros ordenados y la cantidad de fieles, lo que ha

76
convertido a los primeros en un grupo de personas muy apuradas y ocupadas,
con poca posibilidad de atención espiritual personal a los fieles.

Esta situación indudablemente le viene planteando a la Iglesia Católica, aunque


tímidamente, el tema de los ministerios. Por la larga tradición eclesiástica que
centra los ministerios en torno a los ministros ordenados ha sido difícil dar
pasos en esta materia. No obstante, en la mayoría de las comunidades rurrales
se plantea la necesidad de incorporar al laico para que asuma su rol en la
misión evangelizadora de la Iglesia. La tendencia pastoral marca una presencia
creciente de los laicos en los ministerios internos de la Iglesia, cada vez son
más las mujeres y los hombres que se sienten protagonistas y corresponsables
de la misma.

3. 1. Presbíteros:

Las parroquias rurales visitadas todas están dirigidas por sacerdotes


diocesanos chilenos. Aspecto relevante, pues hace algunas décadas estas
eran atendidas en su mayoría por presbíteros extranjeros, algunos diocesanos y
otros integrantes de órdenes religiosas.

Los párrocos y vicarios entrevistados tienen una vasta experiencia en la zona


rural, ya sea porque son originarios de esa realidad, ya sea porque llevan años
trabajando en ella. Algunos presbíteros han desarrollado todo su ministerio
sacerdotal en el campo. La formación teológica la realizaron, en su mayoría,
en el Seminario Mayor y en la actualidad tienen pocas posibilidades de
perfeccionarse en esta u otras áreas del conocimiento. Los encuentros de clero
y las jornadas de renovación teológica a nivel diocesano y nacional logran
disminuir en parte esta falencia o necesidad.

77
Tal como se da la dinámica de la Iglesia en el mundo rural, el sacerdote es el
que guía, enseña y santifica al Pueblo de Dios133. El principal servicio que
presta a la comunidad es la celebración de la Eucaristía y la dirección de la
parroquia. Le sigue la administración del sacramento del Bautismo, el
Matrimonio y funerales.

Su actividad principalmente se concentra durante los fines de semana donde


llega a celebrar en promedio hasta cuatro misas diarias. Se agregan también
algunos bautismos y matrimonios.

Durante la semana visita a los enfermos, escucha confesiones, dirige


espiritualmente, acompaña a los diversos grupos de formación, entrega
formación cristiana, organiza jornadas, retiros, etc. Algunos presbíteros
imparten clases de religión, llevan la capellanía de algún colegio, ofrecen clases
en el Seminario Mayor, son responsables de coordinar el decanato o cierta
pastoral ya sea a nivel diocesano o decanal, etc.

La mayoría de los sacerdotes viven solos, en la casa parroquial que


habitualmente está ubicada en la ciudad o en el pueblo. En este aspecto una de
las principales preocupaciones de los presbíteros entrevistados es cuidar el
estado de celibato, darle sentido a la soledad y al abandono. “El sacerdote en
el campo está solo y tiene que solucionar muchas veces solo sus problemas”
(Sacerdote Entrevistado Nº 24).

Los medios para subsistir se los tendría que proporcionar la parroquia; no es así
en todos los casos. En la práctica generalmente reciben un aporte desde el
Obispado para cubrir gastos personales. Cabe señalar que los ingresos en
promedio alcanzan los $60.000. En relación a lo anterior la gente que no

133
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Decreto Presbyterorum Ordinis, nn 4 – 6.

78
conoce la realidad especula que los sacerdotes del sector rural mantienen una
buena situación económica. Esto se debe porque por mucho tiempo estas
parroquias estuvieron en manos de presbíteros extranjeros, quienes siempre
obtenían ayuda de sus países de origen. Eso les permitía solventar los
servicios básicos, así como los gastos de construcción y mantención de los
templos u obras de beneficencia.

En general, la figura del sacerdote continúa siendo muy fundamental en las


comunidades campesinas. Todo el quehacer pastoral de la parroquia y de las
comunidades gira en torno a él, lo que muchas veces deriva en un exacerbado
protagonismo que normalmente adormece la iniciativa laical. En la parroquia y
comunidades rurales el sacerdote es el que piensa, enseña, decide y organiza.
Tal situación crea una gran dependencia en las comunidades y trae consigo
una consecuencia fatal; la experiencia de Iglesia Pueblo de Dios – comunidad
de comunidades se hace prácticamente insostenible.

Por razones de diversa índole, hoy es el sacerdote quien hace posible la


existencia de la Iglesia en un determinado lugar. Si seguimos bajo esa lógica, la
escasez de sacerdotes hace que en muchos lugares la Iglesia no tenga
presencia o si existe es muy precaria. Cada vez que se va un sacerdote las
comunidades decaen porque siempre la figura imprescindible fue él, se hizo
Iglesia en torno a la figura del cura y no en relación a la comunidad. En la
mayoría de los casos la Pastoral la organiza el sacerdote, cualquier iniciativa
de la comunidad necesita obligatoriamente de la venia o del visto bueno de él.
Aquello, de algún modo, aletarga la iniciativa de los laicos.

Otra muestra de la clericalización de la pastoral es el estilo y la forma de como


son ejercidos los ministerios de laicos. Últimamente éstos se han venido
transformando en pequeños curas, pues van en representación del sacerdote a

79
un lugar determinado. El mismo nombre que se le ha dado a la celebración
dominical sin sacerdote evidencia fuertemente la dependencia hacia el
presbítero, el más importante no está en medio de la comunidad. El formato de
la celebración dominical sin sacerdote es una misa chica, se ha eliminado en
ella la liturgia eucarística (prefacio y plegaria eucarística). “No queremos
comunidades rurales celebrando misas chicas cuando el sacerdote o diácono
no puede visitarlas. Incluso los obispos han insistido en que sean comunidades
que se reúnen en ausencia del sacerdote. Colocando en hincapié en que el
más importante está ausente. Pero esto no debe ser las comunidades siguen
siendo tales esté o no el sacerdote.” (Sacerdote Entrevistado Nº18)

También hay, aunque son muy pocos, sacerdotes que han optado por
desarrollar una pastoral formadora de comunidades, inspirados en las
enseñanzas del Nuevo Testamento, de los documentos del Concilio Vaticano II,
Medellín, Puebla, Santo Domingo y recientemente Aparecida. Según estos
últimos las comunidades tienen que llegar a ser escuelas de comunión,
participación, oración y celebración. Esta decisión nos permitiría trabajar en
función de reforzar la comunidad. De este modo se pueden eliminar esas frases
típicas como “voy a misa porque este curita es re choro”, “tenemos que ir a la
iglesia porque viene el padre”, “el padre dijo que hiciéramos así la celebración”,
etc.

Algunas comunidades han descubierto junto al sacerdote que éste no es el que


hace la Iglesia, sino que es un servidor de la comunidad, el que la anima, la
acompaña. De esta manera llegaremos a formar una Iglesia Pueblo de Dios –
comunidad de comunidades, toda santa, sacerdotal, profética, misional y

80
apostólica, dotada de una diversidad de ministerios dentro de ella134. En
aquellas comunidades el presbítero hace las veces de facilitador y abre los
espacios para que la comunidad se desarrolle. Aquello comprende encogerse
para que los otros puedan desarrollarse. Exige una pastoral vocacional que
ayude a que cada uno se encuentre con el servicio que el Señor quiere que
cada uno realice. Ya no se trata de que haya muchos curas o muchas monjas.
Se trata más bien de que en la comunidad cada uno desarrolle plenamente los
dones que ha recibido y los ponga al servicio de este grupo que quiere ser
anticipo del Reino de Dios en la Tierra, pero particularmente en el mundo rural.

3. 2. Diáconos permanentes:

A pesar de que no son muy numerosos en algunas parroquias rurales se han


convertido en verdaderos pastores y guías al servicio de la comunidad135. La
misión de los diáconos es servir al Pueblo de Dios en el ministerio de la Liturgia,
de la Palabra y la caridad136. Por la escasez de presbíteros los Diáconos han
venido asumiendo tareas cada vez más complejas en la comunidad. También
existe desconocimiento acerca de su ministerio, por lo mismo se ha avanzado
poco en lo específico de su vocación. Esto ha producido confusión en el
desarrollo de su servicio a la Iglesia, pues muchos fieles creen que son
sacerdotes casados.

La principal labor que desempeña el Diácono en el campo es acompañar a las


comunidades campesinas, ya sea celebrando la Liturgia de la Palabra,
Bautizando, Bendiciendo matrimonios, ofreciendo formación a las comunidades,
evangelizando, etc. En la práctica, los diáconos se han convertido en “curas

134
Cfr. V CONFERENCIA GENERAL DEL ESPISCOPADO LAITNOAMERICANO Y DEL
CARIBE, 2007, Documento de Aparecida 170 – 180.
135
Cfr. V CONFERENCIA GENERAL DEL ESPISCOPADO LAITNOAMERICANO Y DEL
CARIBE, 2007, Aparecida nº 205.
136
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, nº 29.

81
chicos”. Hay una tendencia a clericalizar este ministerio, pues siempre se actúa
en nombre del clero o por delegación de un sacerdote, o a veces en su lugar.

Una afirmación que se repite a menudo en las entrevistas y que impide el


normal desarrollo del ministerio del diaconado, es la molestia que origina la
actitud de algunos sacerdotes que no consideran los aportes ni las iniciativas de
los diáconos. En cierta medida se ha reducido su misión a lo puramente
sacramental.

La formación que recibieron la obtuvieron en la Escuela para Diáconos que


cada Diócesis tiene. En algunas Iglesias Locales se ha decidido esperar un
tiempo para seguir formando a los futuros Diáconos. La razón principal es la
inmadurez en esta materia, pues algunos sacerdotes no se acostumbran a
compartir tareas con este ministerio.

Hay Diócesis donde realmente ha sido bien aceptado esta otra forma de servir
en la Iglesia. La existencia de diáconos en algunas parroquias rurales ha sido
un verdadero respiro para los sacerdotes que se encontraban sobrepasados en
sus actividades. Asimismo, se ha logrado desarrollar en las más variadas
formas este ministerio de servicio a la comunidad.

3. 3. Animadores de Comunidades:

En la mayoría de las comunidades hay un animador o animadora, quien dirige y


es un agente de unidad en la comunidad católica del lugar. Es el representante
del Párroco en la comunidad. Un líder espiritual que asume las celebraciones
dominicales, responsos, rezos en los velorios, oraciones para los enfermos,
algunos distribuyen la comunión, etc. La mayoría de los que asumen este
ministerio son mujeres.

82
Los Animadores son laicos muy comprometidos con la misión de la Iglesia.
Reúnen una serie de características, pero por sobre todo resaltan la fe que
tienen y su espíritu de servicio. En las comunidades rurales son ellos los que
animan y conservan la fe de sus hermanos. Son el pilar fundamental para
conservar la fe y la presencia de la Iglesia en las comunidades del campo. Para
la mayoría de los entrevistados, la comunidad depende mucho de la persona
del animador. Cuando es bueno, la comunidad se mueve y tiene fuerza; si
sucede lo contrario la comunidad se debilita y a veces hasta decae.

En las comunidades la figura del animador va siendo cada vez más importante,
pues los sacerdotes son cada vez menos y no pueden atender como quisieran
o como corresponde a los fieles. El Párroco deposita toda la confianza en el
animador de la comunidad, pues es quien mejor conoce la realidad. Cada vez
que alguien quiere recibir algún sacramento, tiene que dirigirse al animador y
este informa al sacerdote.

Para llegar a ser animador de una comunidad no necesariamente se debe


pasar por un proceso de formación. En general esto viene después. Una
instancia que se ofrece son las reuniones mensuales que los animadores tienen
en la parroquia, también existen oportunidades de retiro, jornadas diocesanas,
decanales, etc.

Un animador o animadora de una comunidad es elegido y nombrado de


diversas formas, siendo la más común la designación. El párroco elige al
animador y lo va formando. Otra manera menos común es que la comunidad
propone una terna al párroco para que él o el equipo de comunidades elijan al o
a la más idónea. También en algunas comunidades mediante una votación se
opta por la o el más capaz de guiar la Iglesia del sector. En la mayoría de las

83
comunidades el animador permanece en el cargo por un largo tiempo. Por una
serie de motivos unas parroquias han pretendido terminar con esa práctica y se
le nombra por un período determinado.

3.3.1. Los Fiscales:

En Chiloé los Fiscales son también en la práctica animadores de comunidades.


No obstante, por la tradición y testimonio de este ministerio lo presentamos en
una sección especial.

El ministerio del fiscal es instaurado en la Isla de Chiloé probablemente por el


Padre Luis de Valdivia. Su aparición se debe principalmente a la escasez de
sacerdotes. En principio su función principal fue la de fiscalizar, educar y
mantener la fe pura e intacta de toda idolatría, en la tierra de evangelización
que le fue asignada. Una de las condiciones fundamentales para llegar a ser
fiscal era ser casado, de cuarenta a sesenta años y bien adoctrinado. Con el
tiempo el ministerio va tomando un modo más apostólico, lo cual dio muchos
frutos y ayudas a la evangelización de las culturas en la isla.

En la actualidad el o la fiscal continua siendo fiel a su labor misionera, persiste


en ellas y ellos un espíritu evangélico y solidario, que intenta ser testimonio de
la presencia de Dios en medio del pueblo.

La función que desempeña el fiscal en la comunidad ha venido variando.


Antiguamente el fiscal era elegido y preparado para rezar. Asumió labores
relacionadas con la dirección de la comunidad, la distribución del sacramento
del Bautismo y dirección de la celebración de los funerales. Además llevaba la
cuenta de todo lo que acontecía en la localidad. En muchas ocasiones era
mediador de conflictos. Hoy esto ha cambiado, en cierta medida ha disminuido

84
su protagonismo y su servicio. Hay más sacerdotes que pueden ocuparse del
acompañamiento sacramental de las comunidades. En la actualidad el fiscal es
quien acompaña y anima la fe de sus hermanos, coordina la comunidad, dirige
las celebraciones dominicales, visita a los enfermos, reza, etc. En algunos
casos preside los funerales. Son mujeres en su mayoría.

Para llegar a ser Fiscal, se ha de considerar la madurez humana y cristiana.


Este normalmente es escogido por la comunidad, nombrado por el Obispo
mediante un Decreto previa confirmación del párroco. Es electo por cinco años
y puede ser reelegido hasta tres veces. Hoy todo lo referente a los fiscales, su
elección y nombramiento está estampado en uno estatutos.

3. 5. Catequistas:

También en la mayoría de las comunidades hay catequistas, quienes asumen la


misión de educar en la fe a los fieles que quieren recibir algún sacramento. Los
más comunes son la catequesis pre bautismal y familiar. Cuesta más
desarrollar la de confirmación o prematrimonial.

Cabe mencionar que la mayoría de los catequistas son los mismos animadores
de comunidades.

3. 6. Ministros de Comunión y de la Palabra:

En muy pocas comunidades se ha fomentado el incremento de los ministros


laicos, principalmente para la atención de un mayor número de enfermos y para
atender a las comunidades que no celebran la Eucaristía por ausencia del
presbítero.

85
En relación a este tema cabe destacar que en escasas capillas rurales está la
presencia del Santísimo. Hay un desconocimiento e inmadurez de las
comunidades pero poco a poco se ha venido formando en este aspecto. Hay
sacerdotes que están insistiendo en esta práctica pues no siempre contarán con
su presencia en las comunidades.

3. 7. Otros ministerios laicales:

Algunas comunidades tienen coro o persona que toca la guitarra u otro


instrumento con el cual animan las celebraciones dominicales.

Se percibe también la presencia de misioneros que visitan periódicamente las


comunidades rurales.

También se evidencia en algunas comunidades rurales la existencia de los


Servidores del Altar o Acólitos.

Hay unas comunidades rurales que tienen recaudadores de la Contribución del


1 %.

También hay personas cuyo carisma está relacionado con la ayuda fraterna.
Gracias a este grupo de fieles muchas comunidades solidarizan con los más
necesitados o aquellos que padecen alguna desgracia.

En algunas parroquias rurales se constata también la presencia de algunas


congregaciones religiosas femeninas, quienes hacen un aporte a la misión de la
Iglesia desde la educación y la evangelización.

86
La presencia de la mujer en las comunidades campesinas y en la Iglesia en
general es muy significativa. Podríamos decir que las mujeres, consagradas o
no, en su mayoría realizan un auténtico trabajo pastoral. Ellas aparecen
activas, participando codo a codo, al mismo nivel que los varones ordenados,
ejerciendo funciones misioneras, de enseñanza, de liderazgo en las
comunidades. Cada día con mayor fuerza se evidencia su protagonismo, lo
que, sin duda requiere ser considerado. La potencialidad de la aportación de la
mujer en el crecimiento de la Iglesia podría contribuir elementos que hasta
ahora no están presentes o necesitan ser mejorados. Nos referimos a la
acogida, la comprensión, la ternura, la fortaleza, la donación, etc.

La Iglesia, sobre todo la del mundo rural, está desafiada a buscar nuevos
caminos que creen un diálogo en igualdad, compañerismo y colaboración, en
alteridad y mutuo reconocimiento. Las mujeres no son ni mejores ni peores que
los varones, son diferentes; y desde ahí han de aportar unos y otras para el
enriquecimiento del mundo y de la humanidad. La falta de esta aportación
podría producir un desnivel peligroso.

4. La Evangelización:

Evangelizar para nosotros es hacer lo que hizo Jesús.137 Anunciar con hechos
y palabras la llegada del Reino de Dios, especialmente a los más pobres, a los
oprimidos y marginados por la sociedad. Este anuncio de la Buena Nueva debe
renovar la humanidad, crear las condiciones necesarias para construir una
nueva sociedad, una sociedad en que los seres humanos puedan ser libres,
puedan desarrollarse, puedan ser solidarios, puedan quererse, puedan ser
creativos, puedan estar alegres, puedan ser felices y lleguen cada uno, a su

137
Cfr. BOFF, L, 1992, Nueva Evangelización, Ediciones Paulinas, Santiago de Chile, 2ª
Edición, 102 – 110pp.

87
manera, a la plenitud, al desarrollo de todas las potencialidades que tienen
dentro. Una sociedad justa, agradable, una sociedad humana, fraterna que es
muy opuesta a la que estamos viviendo.

El proceso evangelizador ha de sustentarse en el diálogo138, en el respeto y la


acogida del otro. No hay diálogo, si no hay un profundo amor al mundo y a los
hombres, si no existe una fe en los hombres. No se da el diálogo si no hay
humildad. Evangelizar no debe ser un acto arrogante, autosuficiente. Al
contrario se basa en el amor, en la confianza y esperanza.

Las parroquias y comunidades rurales en general han venido asumiendo muy


pausadamente un talante evangelizador. Les cuesta ser anunciadores del
mensaje del Evangelio, principalmente por el poco convencimiento de que todos
los bautizados son responsables de la misión de la Iglesia y la falta de
formación en diversas áreas. Tal vez una de las razones de este lento proceso
sea el modelo de evangelización realizado en los primeros años de la Iglesia
chilena, donde el principal agente es el clero. Asimismo, imperó lo sacramental
y doctrinal, faltó la conformación de comunidades vivas y testimoniales.

Los misioneros son en amplia mayoría jóvenes provenientes de colegios


confesionales, universitarios, seminaristas, congregaciones religiosas y
movimientos eclesiales. Sólo en unos casos excepcionales los misioneros son
adultos que pertenecen a la parroquia o a alguna comunidad campesina.

La Evangelización se está dando de dos maneras:

a) Misioneros externos evangelizan a la comunidad: casi la totalidad de las


comunidades son visitadas por misioneros durante el verano. Logran reanimar

138
Cfr. BOFF, L, Op. Cit. 142 – 148p; Cfr. PABLO VI, Encíclica Ecclesiam suam, nn 27 – 39.

88
verdaderamente a la comunidad, pero esta actitud no perdura por mucho
tiempo. La mayoría de los entrevistados está de acuerdo con esta práctica,
porque cualquier intento misionero es bueno. Pero lo negativo es que son por
un periodo corto. Lo importante es darle permanencia y que acompañen la
comunidad durante el año. Admiten también que las misiones provocan un
gran revuelo, la comunidad se revoluciona pero todo queda allí. Después se
pierde el entusiasmo. “De estas misiones rescato el entusiasmo, le dan un
nuevo aire a los pueblos, pero les falta mayor identidad eclesiológica y
cristológica. Los misioneros lo único que quieren es que la gente quede
contenta, pero les falta sustancia. El chanchito tiene que venir más gordito para
que de manteca. Yo esto lo he hablado con ellos y para este año les he exigido
más contenido y testimonio” (Sacerdote Entrevistado Nº 12).

En algunas parroquias se acoge a los misioneros porque los déficits de


participación y formación soy muy significativos. También se decide aceptar
misioneros porque existen muchas comunidades alejadas y aisladas que son
atendidas deficientemente por el sacerdote durante el año. Aquí los misioneros
hacen un acto de mayor presencia. En este sentido “es mejor que tengan algo
que dure 15 días en el año a que no tengan nada” (Sacerdote Entrevistado Nº
16). Estas misiones son también una oportunidad para que la gente aproveche
de “ponerse al día con los sacramentos”, muchas personas esperan las
misiones para evitar las charlas o la preparación, sobre todo del bautismo.

Las misiones principalmente consisten en visitar los hogares, trabajar algunos


temas de formación con la gente, celebrar la eucaristía y otros sacramentos. Lo
que está en duda es si son o no pertinentes los temas que se abordan y de la
manera que se hace. Muchas misiones son planteadas y ejecutadas desde la
cultura del misionero, quienes generalmente son originarios de la ciudad y
llegan con esa mentalidad a evangelizar.

89
b) Misioneros de la misma parroquia asumen su rol evangelizador: En
algunas comunidades han optado por no aceptar misioneros que vienen de
fuera. Y es una opción que pretende valorar lo que existe en la parroquia. Lo
positivo de esto es que las comunidades se evangelizan entre ellas. Quien
mejor que ellos para anunciarles a sus propios hermanos el evangelio de
Jesucristo.

El ideal de misiones que se desprende de las entrevistas es que la


evangelización la asuman las mismas comunidades, por una razón bien simple:
los campesinos conocen muy bien su realidad. “Lo ideal es que las misiones
las asumiera la gente del sector. Incluso desde el año pasado nosotros en la
parroquia iniciamos una experiencia pionera y es que agentes mapuches
asumieron la misión. Personas que dominan el mapudungun y conocen su
cultura evangelizan a sus hermanos” (Sacerdote Entrevistado Nº 12).

Por eso se ha venido trabajando en algunas parroquias la idea de involucrar al


máximo de personas en esta tarea. Algunos participan yendo al lugar, otros los
hacen rezando por los misioneros y otros colaboran con alimentos, bencina,
dinero, etc.

En todo este proceso de evangelización es trascendental referirse a la


inculturación. Tal vez algo pendiente de la evangelización sea la falta de
diálogo con las culturas y considerar a los nativos del sector como a niños que
están imposibilitados de hacer uso de la razón y llegar a ser protagonistas de su
fe. Estos son los dos grandes motivos de la dependencia eclesiástica foránea
que aún permanecen de alguna y otra forma en las comunidades rurales.
Estamos convocados por Jesucristo a revertir esta situación, somos
responsables de avanzar hacia la maduración anhelada, somos responsables
de llevar a cabo nuestro propio proceso de liberación a través de una

90
evangelización encarnada, respetuosa, dialogante, celebrativa, creadora de
comunidades de fe que ejerciten las funciones sacerdotal, profética y real que
Dios les ha confiado, etc.

5. La Formación y el acompañamiento a las comunidades:

En la Iglesia del mundo rural son muy pocas las oportunidades de formación.
Esto en cierta medida se logra superar mínimamente con los encuentros
mensuales de animadores rurales o las misiones de verano, éstas últimas
generalmente tienen un tiempo dedicado a la educación de la fe. En otras
palabras la formación es la gran deuda que la Iglesia tiene con las comunidades
rurales.

Algunas razones que dificultan la participación en algún curso o escuela de


formación son el aislamiento y las distancias. Casi siempre los cursos se
imparten en el templo parroquial o en la ciudad en horarios inaccesibles para la
gente del campo. Se dificulta el traslado, faltan los recursos económicos. Otro
dato a considerar es la baja escolaridad que tienen los animadores, un gran
desafío que se impone es cómo poder entregar una formación que considere el
déficit educacional existente en las comunidades. Asimismo a las personas les
cuesta entrar en la dinámica de la formación, pues todo lo relacionado con la
teología, espiritualidad, etc. es abstracto; el campesino requiere de un
aprendizaje más práctico.

En ocasiones se programan encuentros de formación para cualquier comunidad


rural, siempre hay mucho interés, pero cuando se llega con el curso, los que
asisten son un grupo muy reducido.

91
La gente también se ha querido quedar con lo que sabe, no hay mucha
motivación por formarse.

Para responder a la falta de formación en algunas parroquias se han puesto en


práctica algunas iniciativas como ofrecer a las comunidades rurales ciertos
programas, porque es más factible y fácil que la gente llegue a la capilla o a la
sede de su sector.

“En la parroquia se ha tratado siempre de entregar formación, pero los


animadores no venían, pues no la consideraban necesaria. En las reuniones
mensuales se trata de hacer algo, pero comprenderás que en una hora no es
mucho lo que se puede hacer. Tratamos de hacer lo contrario ya que no podían
venir a la parroquia nosotros fuimos allá, a su comunidad. Yo me iba a quedar
a la comunidad por tres días. Allí trabajábamos intensamente con las personas
más comprometidas y algunos que acogían la invitación. Se logró hacer esto
en cinco comunidades y se notan en la actualidad los avances” (Sacerdote
Entrevistado Nº 15).

“La clave para superar la deficiencia en la formación es el acompañamiento y la


formación de equipos de trabajo. Nosotros por ejemplo tenemos un equipo de
comunidades rurales formado por los mismos animadores. Ellos se encargan
junto con los diáconos de acompañar el andar de las comunidades, ya sea a
nivel de catequesis, celebraciones litúrgicas, etc.” (Sacerdote Entrevistado Nº
18).

Por otro lado el acompañamiento a las comunidades rurales es todavía una


deuda pendiente. “Dedicarle más tiempo. Que no sea solamente la celebración
de la misa o la visita a algún enfermo o alguna otra tarea específica, sino
compartir más con la gente, conocer su vida, sus tradiciones, sueños, etc.”

92
(Sacerdote Entrevistado Nº 13) “Sin duda que nada puede reemplazar la
presencia” (Sacerdote Entrevistado Nº 5).

Una situación que se debe tener en cuenta es la utilización de un tiempo


considerable en traslado para llegar a las comunidades. A esto se suman
caminos en mal estado, la mayoría de ripio o tierra, se asumen muchos riesgos.
Hay algunos casos donde se ha de navegar por largas horas para llegar a
celebrar misa a una comunidad.

6. La Religiosidad Popular:

En la historia de la Iglesia la religiosidad fue asumiendo la cultura de los


pueblos evangelizados y los cambios culturales de las diversas épocas:
imágenes, edificios, vestiduras, ritos, etc. Ella nace por una necesidad de
querer relacionarse con Dios desde lo simple y cotidiano.

En la mayoría de las entrevistas realizadas se podría llegar a caracterizar a la


religiosidad popular como una forma y modo de vivir la religión que asume un
carácter más directo y sencillo en su vivencia, buscando una mayor
funcionalidad y una modalidad más accesible a las personas o a la comunidad
concreta. En algunos casos puede fácilmente superar la barrera representada
por la forma erudita y conceptual, dogmática y abstracta, de vivir la piedad o de
pensar la fe. La religiosidad popular para todos los entrevistados es un medio
para llegar a Dios que hay que valorar. Coinciden que si se eliminan estas
manifestaciones se puede truncar la comunicación que el hombre campesino
tiene con Dios.

93
Los actores coinciden en que a la gente del campo le motiva mucho la
Religiosidad Popular (RP). Algunas comunidades desarrollan toda su vida
eclesial en torno a estas celebraciones.

En la RP se cultiva una forma de oración frecuentemente por intercesión de un


santo protector, sentida como más eficaz para conseguir el objeto deseado en
la súplica religiosa por las urgentes o angustiantes necesidades humanas,
particularmente aquellas que afectan a los estratos más pobres y menos
protegidos de la sociedad.

La RP para muchos entrevistados es un terreno fértil que no ha sido explorado


en profundidad. “Como pastores tenemos que hacer esfuerzo por acompañar la
fe del año” (Sacerdote Entrevistado Nº 1) “Nos hace falta explorar más la
religiosidad popular, muchos de nosotros hemos escuchado la llamada del
Señor gracias a ella. Lo que hay que procurar es darle una buena orientación y
acompañar a la gente. Que no se convierta en algo tergiversado como por
ejemplo que el santo o la virgen son cobradores, que me van a castigar si no
voy a pagar la manda“(Sacerdote Entrevistado Nº 26).

Las devociones más comunes son las de la Virgen (de la Candelaria,


Inmaculada Concepción, del Tránsito, del Carmen, de Lourdes), San Sebastián,
San Pedro, Jesús Nazareno de la isla de Cahuach…

7. Situación Económica de las Parroquias y Comunidades rurales.

En general en la mayoría de las parroquias y comunidades rurales la situación


económica es bastante precaria. Hay algunas parroquias que no logran costear
los gastos básicos de mantención del templo, oficina, casa parroquial y

94
sacerdote. En estos casos algunas diócesis hacen un aporte económico para
paliar en parte los egresos.

En la totalidad de las parroquias la contribución del 1% es muy baja. Se está


tratando de motivar a los feligreses, pero es muy lenta la respuesta. Cuesta
hacer entender a los fieles católicos que ellos deben mantener su Iglesia. En los
fieles continúa estando viva la idea de que la Iglesia tiene los medios
económicos necesarios para funcionar bien, pues por varios años esta
Institución financió con aportes extranjeros proyectos solidarios y los gastos de
las parroquias.

Los ingresos de las parroquias rurales principalmente se obtienen de las


colectas, el 1%, funerales, coronas de caridad, sacramentos e intenciones de
misa.

En relación a la distribución de los ingresos, gran parte de ellos los absorben


las comunidades rurales. El combustible y la mantención de los vehículos
elevan considerablemente los costos. En este sentido cabe agregar que las
comunidades rurales son las que menos dinero aportan. “La gente aquí es
pobre, los trabajos son malos y las personas no están acostumbradas a hacer
su aporte. El problema es que antes la Iglesia subsidiaba muchos gastos de la
gente más pobre. Queda esa mentalidad en la gente de que la Iglesia es la que
debe dar. Yo no le doy a la Iglesia” (Sacerdote Entrevistado Nº 27).

En todo caso para la mayoría de los entrevistados esta situación no es un


motivo para no hacer nada. De alguna manera se financian las actividades y
las visitas.

95
En relación a la situación económica del sacerdote, salvo unas excepciones,
sucede algo similar, la mayoría de las respuestas contienen lo mismo. Ellas
revelan que la parroquia casi no logra cubrir los gastos personales de los
sacerdotes. Para atenuar esta situación, los presbíteros asumen la capellanía
en algún colegio o comunidad religiosa, imparten clases de religión en una
escuela o liceo, hacen algunas horas de clases en el Seminario Mayor, entre
otras acciones.

A continuación transcribo algunos extractos de las respuestas que se refieren al


tema económico. “La parroquia a mi me hace un aporte de $20.000 y el
Obispado $50.000. De eso, la mayoría lo gasto en medicamentos… en mi vida
siempre he sido sobrio, no puedo pedir más de lo que no me pueden dar. No
digo que no esté conforme, pero no me voy a complicar la vida por eso... de
repente me gustaría contar con más dinero para ayudar a la familia o a
personas amigas que están en necesidad” (Sacerdote Entrevistado Nº 13).

“La Parroquia a mi no me aporta económicamente. Lo que me salva es la


capellanía. A veces no alcanza ni para comprar un par de zapatos. Pero Dios
provee misericordiosamente” (Sacerdote Entrevistado Nº 14).

“Económicamente estamos mal. El 1% es muy bajo… a las comunidades


campesinas les pedimos que se pongan con el petróleo, con ese compromiso
las visito. No todas dan. Para mantener la casa no alcanza, hay algunas
personas que dan una donación en dinero para eso. Esa plata se junta, son
más o menos $20.000, con esa plata compro las cosas. La parroquia a mi no
me da nada. Tampoco el Obispado. Yo lo que hago es ir a Temuco a un
colegio, allí confieso medio día y la hermana por caridad me da un aporte. Con
esa plata me mantengo. Puedo ir a mi casa llevarles algo a mis padres,

96
comprar algún remedio. Esa plata también me sirve para comprar petróleo”
(Sacerdote Entrevistado Nº 17).

“Económicamente el santuario nos logra mantener. Las mandas son


fundamentales para dar una atención a las comunidades rurales que en general
no aportan mucho. No son capaces de retribuir la visita pagando el
combustible” (Sacerdote Entrevistado Nº 27).

También existen algunas parroquias que sí logran mantener al sacerdote, en


todo caso son la minoría. “Yo recibo de la parroquia un aporte. Eso yo lo exigí
cuando llegué aquí. Es una remuneración, la congrua. También hago clases de
religión, tengo algunas horas. Eso yo lo utilizo para financiar la mantención de
la casa, alimentación y servicios básicos, más gastos personales” (Sacerdote
Entrevistado Nº 18).

8. La Pastoral Rural:

Prácticamente todas las entrevistas evidencian y denuncian la inoperancia de


una Pastoral Rural que se encargue de estudiar los problemas y las
transformaciones más acuciantes en este medio, “la pastoral que venimos
haciendo es rural, pero no tenemos una orientación clara de parte de nuestros
obispos” (Sacerdote Entrevistado Nº 31). Los entrevistados argumentan que no
hay en la actualidad una pastoral rural que entregue lineamientos, opciones
claras y que sea una ayuda para las comunidades rurales. Si ésta existe sólo
está en el papel. Agregan que “la pastoral rural no está muerta, está dormida,
“talitá kum”, a ti te digo levántate, despierta”139 (Sacerdote Entrevistado Nº 12).

139
Cfr. SAN JUAN 11, 1-45

97
Algunos actores informan que la Iglesia se planteó con fuerza la Pastoral Rural
durante la década de los ochenta. Pero hoy en varias diócesis esta pasó a
segundo plano o simplemente dejó de ser prioridad pastoral. En varias
parroquias está en función de lo que pueda hacer el presbítero y de los
materiales con que cuente. Hay una crisis en el quehacer de la pastoral rural
que se resumen en frases como “el sector rural está abandonado por la Iglesia.
Se atienden a las comunidades como se hace en la ciudad y de hecho en la
formación del seminario no recuerdo algún tema referido a la ruralidad. Ahora
bien, de acuerdo a este panorama, ¿cómo acompañamos a esas realidades?”
(Sacerdote Entrevistado Nº 20) “El campo continúa siendo de segunda
categoría para muchos curas, por ejemplo las prédicas son menos preparadas”
(Sacerdote Entrevistado Nº 8).

“En nuestra diócesis tenemos una pastoral rural, pero ha costado reactivarla.
Principalmente porque a los hermanos sacerdotes les cuesta meterse en el
tema. Nuestras líneas de trabajo están relacionadas con las celebraciones de
la Iglesia, fortalecimiento de la comunidad y de la liturgia” (Sacerdote
Entrevistado Nº 21).

En la práctica pastoral de la Iglesia da la impresión que en la actualidad se ha


privilegiado lo urbano, “lo rural no es rentable.” Normalmente, al igual que las
instituciones públicas y educativas, se atienden o privilegian aquellos sectores
más cercanos a los centros urbanos y a las vías de comunicación terrestres,
llámese caminos o línea férrea, en resumen aquellos sectores que están más
expuestos a la observación y al control ciudadano. Lo más aislado o más
inserto hacia el interior continúa estando marginado. Allí muchos servicios aún
no llegan. Esto se evidencia también en la situación de algunas parroquias que
no tienen un sacerdote residente. “Yo sinceramente me pregunto. Los grandes

98
personajes de la Iglesia ¿tendrán interés por el mundo rural?” (Sacerdote
Entrevistado Nº 12).

Asimismo los actores entrevistados comunican que es muy difícil poder


encontrar material idóneo para trabajar con las comunidades rurales. Los
textos que se utilizan casi todos son preparados para realidades urbanas y no
responden a las necesidades de las personas. Por el escaso nivel de
escolaridad y los bajos índices de formación teológica – pastoral en la
comunidades rurales es casi imposible la confección de material didáctico para
ser utilizado en los encuentros de catequesis o para difundirlo por los medios de
comunicación.

Los actores agregan también que en el campo es prácticamente imposible


encontrarse con algún movimiento eclesial que esté al servicio de este sector.

Todo ello va generando un sentimiento de desesperanza y preocupación entre


los entrevistados, pues los cristianos católicos del mundo necesitan ser
atendidos.

99
LA PASTORAL DE LA IGLESIA CATÓLICA DEL SUR DE CHILE EN UN
MUNDO RURAL QUE CAMBIA: comprensión, interrogantes y perspectivas.

CAPÍTULO 4: PRINCIPALES HALLAZGOS.

I. Una Pastoral Rural en declive, colonizada por lo urbano:

De acuerdo a mayoría de las opiniones de los entrevistados la Pastoral en el


sector rural ha venido decayendo paulatinamente durante los últimos años. Los
pastores al parecer se han fijado otras prioridades, lo que ha adormecido la
dinámica de la pastoral. Aún se sigue pensando una pastoral rural centrada en
la parroquia urbana, falta abrirse hacia una propuesta evangelizadora integral,
innovadora, encarnada y misionera desde y con los múltiples sujetos que brotan
en los diversos ambientes y contextos socio-culturales.

En general, con todas las excepciones que vienen al caso, podemos señalar
que la Iglesia en el sector rural está estancada y ha venido perdiendo terreno.
Se podría decir que su presencia es más formal que real. Se evidencia, en
todas las Diócesis, una insuficiencia de ministros ordenados, sean presbíteros,
diáconos permanentes, ministros laicos, etc. que puedan animar y acompañar
la vida de las comunidades.

Ser sacerdote o ministro en el mundo rural no es fácil pues tienen bajo su


responsabilidad varias actividades y comunidades. Hoy corren de comunidad
en comunidad celebrando la Eucaristía. Hasta en cuatro lugares distintos puede
llegar a dar misa en un solo día. "La celebración del culto acaba con los curas,
tenemos que hacer el trabajo de tres y dar misa requiere una concentración que
termina agotándote (Sacerdote entrevistado Nº 35).” Es obvio que entre tanta
carrera dedican muy poco tiempo a las comunidades campesinas.

100
En las entrevistas los sacerdotes, diáconos permanentes y laicos
comprometidos explícitamente señalan la falta e inoperancia de una pastoral
rural que se encargue de estudiar los problemas y las transformaciones más
acuciantes en este medio; una pastoral rural que entregue lineamientos,
opciones claras y que sea una ayuda para las comunidades rurales. Agregan
que ella está dormida, que no es rentable, que está abandonada por la jerarquía
de la Iglesia. “Pastoral Rural aquí no hay, a pesar que la diócesis es
eminentemente rural. El problema es que todo se hace desde la ciudad. Los
encuentros de formación se programan para la ciudad” (Diácono Permanente
Entrevistado Nº2).

Algo que es necesario mencionar es la mala situación económica de las


parroquias rurales. Casi todas no alcanzan a financiar sus gastos.
Evidenciándose una escasa solidaridad de las parroquias más solventes
económicamente. No ayudan a las más pobres. En promedio un sacerdote
vive con $ 60.000. En la totalidad de las parroquias la contribución del 1% es
muy baja. Se está tratando de motivar a los feligreses, pero es muy lenta la
respuesta. Cuesta hacer entender a los fieles católicos que ellos deben
mantener su Iglesia. Los ingresos principalmente se obtienen de las colectas,
1%, funerales, coronas de caridad, sacramentos e intenciones de misa.

Sin duda que la mayor debilidad en las comunidades campesinas son las
escasas posibilidades de formación que existen o se les ofrecen a sus
miembros. Aquello se debe, entre otras cosas, porque la mayoría de las
actividades de este tipo se imparten en el pueblo, a ello se suma la mala
locomoción, las distancias y en ciertas ocasiones a la falta de motivación. “En
cuanto a la formación en la Parroquia estamos en pañales. Como desafío nos

101
hemos propuesto la formación, pero en la práctica no se da.” (Sacerdote
Entrevistado Nº6).

En la práctica pastoral de la Iglesia da la impresión que en la actualidad se ha


privilegiado lo urbano, se atienden o privilegian aquellos sectores más
cercanos a los centros urbanos y a las vías de comunicación terrestres.

Un hecho significativo es que la Iglesia católica actual, con algunas


excepciones, le ha dado la espalda al mundo rural. El diálogo con este sector
prácticamente ha desaparecido. “La Iglesia se preocupó por el mundo
campesino hasta la década de los ochenta. Yo recuerdo que participé en varias
iniciativas, pero eso hoy se ha perdido, desconozco si existe algún lineamiento
sobre lo que hay que hacer en las parroquias rurales.” (Sacerdote Entrevistado
Nº 27). Acontecimiento completamente antagónico a décadas pasadas, cuando
ella era capaz de discernir y buscar vías de solución a los problemas latentes.
Ya desde los años treinta surgirán algunas voces proféticas que, además de
sensibilizar a los cristianos sobre los problemas sociales derivados de la
miseria y la marginación social, promueven entre la juventud la difusión y el
estudio de las encíclicas sociales, exhortando y motivando su aplicación.

En la lucha por su derecho de actuar en el mundo y conquistarlo, dio origen a


una serie de iniciativas para acompañar y dignificar al mundo de la época,
especialmente a los campesinos y campesinas. Llegando a proponer la Acción
Católica, un movimiento en la que los laicos han de ejercer ellos mismos, como
dice San Pedro en una metáfora inspiradora, un sacerdocio regio140.

140
Cfr. PIO XII, Dans Queles Semaines n° 3, Carta al Arzobispo de Montreal con ocasión del
Congreso Internacional de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), 24-05-1947.

102
En este peregrinar la Iglesia continúa madurando y construye su identidad a
partir de su diálogo con el mundo, especialmente con los pobres. Poco a poco
irá dando pasos significativos hasta constituirse en Iglesia Popular.
Naturalmente que el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Obispos
Latinoamericanos de Medellín ayudan a dar este paso y generan nuevas
respuestas a la serie de problemas que se dan en nuestro país.

Es importante hacer notar como la conferencia de Puebla inspira y fundamenta


este acciona de la Iglesia. En la opción por los pobres encontrará una
expresión renovada del mismo compromiso por la construcción del reino. Se
propone ser el buen samaritano del pueblo herido.

Muchas parroquias rurales maduraron en estos años, se multiplicaron en ellas


las comunidades eclesiales de base (CEBs), lamentablemente este fenómeno
poco a poco irá decayendo principalmente por la falta de apoyo eclesial. Desde
hace una década atrás que dejaron de ser una prioridad por una serie de
sospechas infundadas. Lo cierto es que con ello la Iglesia ha retrocedido
enormemente su presencia en el sector rural, este espacio vacío ahora lo están
llenando las iglesias evangélicas.

Tal vez en la situación de descontextualización y decaimiento de la pastoral


rural subyace la tesis de que lo urbano ya no es sólo un fenómeno cuantitativo.
Es decir, ya no es solamente un asunto relacionado con la acumulación
demográfica y el crecimiento económico, ahora el modo de vida urbano ha
desbordado sus fronteras transmitiendo valores, costumbres y estilos culturales.
En definitiva hoy lo rural también es influenciado por lo urbano141. Como dijo
Lefebvre "la ciudad proyecta una sociedad, una totalidad social o una sociedad

141
Cfr. BAIGORRI, A, 1998, Hacia la urbe global, ¿el fin de las jerarquías territoriales? [en
línea], <http://www.unex.es/sociolog/BAIGORRI/papers/urbeglobal.pdf>, [consulta: 10 de
Diciembre 2005]

103
considerada como totalidad, comprendida su cultura, instituciones, ética,
valores, en resumen [lanza al mundo rural] sus superestructuras, incluyendo su
base económica y las relaciones sociales que constituyen su estructura
propiamente dicha.”142

Lo rural se ha venido estructurado en función de los requerimientos de la


ciudad, integrando a la perfección un conjunto de usos, formas de vida, trabajo
y cultura. Hoy estamos viviendo en una sociedad profundamente urbana en sus
valores, modos y pautas de comportamiento. Los medios de comunicación
prácticamente van eliminando las diferencias entre la ciudad y el campo. Las
mismas influencias de la urbe permean todo lugar y la hacen atrayente. “La
gente del campo ahora tiene mayores posibilidades de acceder a la
información. Hoy todo se conoce muy rápido, casi al instante. Los niños lo que
no lo encuentran en los libros lo encuentran en la pantalla (TV).” (Sacerdote
Entrevistado Nº35). “Con la llegada de la Televisión el gran cambio que ha
experimentado la gente del sector rural es abrirse a lo material.” (Sacerdote
Entrevistado Nº 12).

Hoy los cristianos católicos del mundo rural somos interpelados por el Espíritu a
discernir a la luz del evangelio y plantearnos el desafío de la opción por lo rural,
por aquellas personas, sus problemas y necesidades.

Pero redescubrir la opción por lo rural, supone tener una educación pastoral,
pedagógica, una manera de leer el Evangelio, de leer la realidad rural y de las
personas.

A la Iglesia esta opción le demanda formar y acompañar constantemente a los


sacerdotes, diáconos y laicos campesinos. La elección por lo rural supone

142
LEFEBVRE, H, 1978, De lo rural a lo urbano, Península, Barcelona, 140p.

104
comunicar y desarrollar en todos los ministros una mística, una espiritualidad,
una formación no sólo teológica, sino también sociológica, pedagógica, etc.
Involucra también vivir comprometidos, curas y laicos, felices y seguros, en un
mundo rural cambiante, nuevo, problematizado, y también abandonado incluso
por todas las instituciones presentes en el mismo.

La fe del cristiano rural tiene que encarnarse en la vida, para mejorar y


evangelizar a las personas, las estructuras. Ciertamente, así como existe una
pastoral para la familia, educación, obrera, penitenciaria, etc., debería existir
una pastoral rural que se encargue de estudiar los problemas más acuciantes
con los que, día a día, luchan los sacerdotes, diáconos y laicos encargados de
atender pastoralmente a los pueblos, o de proporcionarles información, medios
o ayuda para transformar la economía, la cultura, la política, el estilo de vida de
las mujeres y hombres rurales, según Jesucristo y su Evangelio.

Tal vez el error de la Iglesia en este aspecto ha sido tratar de homogeneizar su


pastoral. Hay poco diálogo con el mundo, especialmente con el rural. En la
cotidianeidad se percibe una Iglesia temerosa a las discrepancias. El énfasis
está puesto en la moral, pero los problemas de los hombres del campo son
otros. En el sector rural se requiere de una Iglesia que dialogue con el mundo,
para conocerlo y servirle. Una Iglesia que renuncie a todo centro de control y a
toda relación de poderío. Una Iglesia que se ponga en actitud de apertura,
acogida y respeto hacia el otro. Quisiéramos recalcar la necesidad del diálogo,
solo desde esta acción los hombres y mujeres del mundo rural pueden
pronunciar su palabra, su mundo, su experiencia vital; desde el diálogo se
puede participar y llegar a ser un sujeto que en comunidad va proyectando y
construyendo el reino de Dios.

105
Algunos entrevistados creen que la opción por lo rural debe ir acompañada de
una vocación por lo rural. “Yo soy campesino y tengo una inclinación especial
por mis hermanos. Me siento bien con ellos. Tengo una estima preferencial
porque allí comenzó mi vocación al sacerdocio, en la vivencia de fe como
hombre de campo.” (Sacerdote Entrevistado Nº2). “Para mi ser cura rural es ser
pobre, humilde y misericordioso. Lo único que yo puedo hacer como cura rural
es servir a mi gente con cariño.” (Sacerdote Entrevistado Nº24).

II. La Pastoral de las Comunidades Rurales es sacramental, devocional


y cultual

Por lo que hemos estudiado, en general las parroquias rurales, dejando de lado
algunos casos excepcionales y ubicándonos en nuestro tiempo, han
evolucionado en sus estructuras y servicios, sin embargo aún subsisten rasgos
que suelen dar gran importancia a los sacramentos, celebraciones de misas,
procesiones y fiestas patronales.

El trabajo en la mayoría de las comunidades rurales es estrictamente ritual y


sacramental. Se le ha dado demasiado hincapié al ámbito litúrgico, como si
fuera la única dimensión a desarrollar en una comunidad. Cuando lo normal es
que este crecimiento y vivencia debe ser más integral. Sólo con aquello no se
podrá pretender dar respuesta al hombre y a la mujer que están en este mundo
bombardeados por la televisión, la economía, la política, el consumismo, etc.

En algunas comunidades no se reúnen todos los domingos, la mayoría acude


sólo cuando tiene la necesidad de bautizar, hacer su primera comunión. En
este sentido falta un compromiso real con la comunidad. La gente no ha
comprendido la verdadera dimensión de la comunidad. No funcionan espacios
para la pastoral familiar, movimientos para laicos, etc. Falta animación en los

106
cantos, la gente no quiere renovar el repertorio. Hay muchas comunidades
alicaídas, con una vida muy monótona, están estancadas.

En relación al tema de la evangelización. Las comunidades rurales en general


han venido asumiendo muy pausadamente un talante evangelizador. Ha
costado que sus miembros sean anunciadores del mensaje del Evangelio,
principalmente por el poco convencimiento de que todos los bautizados somos
responsables de la misión de la Iglesia.

Las misiones son una oportunidad para animar a las comunidades, pero ese
trabajo no permanece en el tiempo. Se da en la práctica una especie de
pasividad apostólica, los miembros de las comunidades esperan que lleguen los
evangelizadores desde afuera, pero ellos no reconocen ni asumen su misión
específica en la Iglesia. Al mismo tiempo que aquella evidencia algunas
incoherencias y contradicciones, se continúa planificando y ejecutando la misión
bajo el prisma urbano, a veces los temas no han sido contextualizados, etc.

En todo este proceso de evangelización es trascendental referirse a la


inculturación. Ella es un desafío pendiente. Generalmente se pone en práctica
una evangelización descontextualizada.

Sin duda que la estructura actual de la Iglesia en el mundo rural está en crisis.
La parroquia rural no consigue que la comunión del pueblo de Dios sea vivida
en concreto. En la actualidad las parroquias son demasiado grandes, se han
burocratizado ya no son el espacio donde los hombres y mujeres tienen un
encuentro común. Más bien dentro de ellas se dan una serie de relaciones
anónimas, impersonales y masivas. Ellas dejaron de ser comunidades y
pasaron a ser lugares donde cada uno recibe los bienes religiosos que desea,
sin compromiso comunitario.

107
Sin embargo esta situación no siempre fue así. En Chile después de la
Segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Medellín,
se intentó renovar la parroquia transformándola en una Comunidad de
Comunidades. Surgen así en los campos y ciudades las Comunidades
Eclesiales de Base (CEBs), modelo de Iglesia inspirado en las primeras
comunidades cristianas. Paradigma que está estrechamente relacionado con
una experiencia religiosa más popular y bíblica, que acentúa el misterio de un
Dios vivo y misericordioso, que hace alianza y entra en comunión con los
pueblos oprimidos de la tierra. Se sueña con una Iglesia misionera que se
encarne entre los humildes, sirviendo y promoviendo la vida. Iglesia profética,
que denuncia la injusticia y anuncia a los pobres la buena noticia del Reino de
Dios.

Es trascendental hacer un hincapié especial en este aspecto, el mensaje de


Jesús sobre el Reino de Dios, desafía a la Iglesia no sólo a anunciar la llegada
del reino de Dios, sino también a anticiparlo de manera concreta en el mundo
rural; de alcanzar aquí y ahora, el máximo posible de justicia, paz, verdad,
caridad, igualdad, entre otros. La Iglesia en el sector rural tiene que
encaminarse hacia el Reino de Dios, esa es una exigencia de la realidad actual
de nuestro país. La Iglesia ha de asumir un liderazgo a favor de la causa de los
hombres y mujeres del campo, marginados y excluidos en la actualidad. Su
pastoral ha de tener como fin la transformación y construcción de una nueva
sociedad digna de hombres y mujeres que viven en armonía con la tierra y el
medio ambiente.

La pastoral rural cuya misión es el anticipo del Reino de Dios debe ser servidora
de los más pobres, campesinos y trabajadores rurales, tomando sus

108
problemas, angustias y proyectos, para traerlos al interior de la Iglesia y
hacerse cargo de ellos.

Hoy estamos en el momento propicio para hacer realidad la encarnación de la


Iglesia en aquellas realidades rurales donde reinan los antivalores que evitan
que reine Dios. Pero esto requiere asumir desafíos y atreverse a cambiar los
estilos de trabajo. Hoy urge transformar la parroquia rural, sobre todo en
aquellos lugares donde la presencia sacerdotal resulta difícil o intermitente. Es
perentorio otorgarle protagonismo a los laicos, hombres y mujeres
corresponsables de la Misión del Pueblo de Dios. La pastoral rural ha de
despertar en todos sus miembros la indignación ética y el compromiso
solidario, la organización de los mismos afectados para transformar las
estructuras de pecado.

De algún modo hoy la Iglesia Rural tiene que convertirse en un Pueblo que
testimonie y viva la comunión y la participación.

Creemos que debe retomarse la opción por la renovación de la parroquia,


Comunidad de Comunidades143, con CEBs y grupos que se reúnan
regularmente para reflexionar sobre su situación a la luz de la Escritura, para
cantar y rezar juntos, y buscar soluciones a los problemas que se presentan en
la vida diaria. Se trata de impulsar un modelo de Iglesia más acorde a la línea
del Concilio Vaticano II.

Las CEBs son una nueva estructura eclesial y no una subdivisión de la


Parroquia. Ellas son un nivel fundamental de la Iglesia, en la cuál los
bautizados, en su mayoría laicos y laicas, viven su fe de modo comunitario,

143
Cfr. V CONFERENCIA GENERAL DEL ESPISCOPADO LAITNOAMERICANO Y DEL
CARIBE, 2007, Documento de Aparecida 172 – 177.

109
profético, solidario y misionero, optando prioritariamente por los pobres,
denunciando el proyecto social existente y animando la construcción de una
sociedad nueva, orientada a la utopía del Reino.

De esta manera las CEBs pueden llegar a ser un espacio donde se vive la
misericordia y la comunión, con menos doctrina y más experiencia de Dios;
menos moralismo y más amor; menos disciplina y más diálogo; menos temor y
más alegría; menos insistencia sobre el deber y más propuestas atrayentes;
menos burocracia y más libertad para acoger la vida y responder
evangélicamente.

III. Preeminencia del clericalismo en la Pastoral Rural

Lo mencionado por los entrevistados hace inferir al investigador la preeminencia


del sacerdote en la pastoral de la Iglesia, lo que lo convierte en un hombre muy
ocupado. “Hay una tendencia a depositar todo en el sacerdote. Por la imagen
que daban anteriormente. Un patrón de fundo, autoridad, ¡¡el padre!! me dicen
algunos.” (Sacerdote Entrevistado Nº 27) “El protagonismo ascendente del cura
en las comunidades rurales opaca la iniciativa de los laicos. Quienes
generalmente no se involucran porque el padre siempre lo ha hecho todo.
Cuesta romper ese círculo o esa forma de pensar.” (Laico Entrevistado Nº3)

Sobrepasado en su capacidad, el sacerdote no puede atender espiritualmente a


los católicos del sector rural. Dedican muy poco tiempo a las comunidades y su
atención principalmente consiste en la celebración de la eucaristía. Tal
situación crea una gran dependencia en las comunidades y trae consigo una
consecuencia fatal, la experiencia de la Iglesia Pueblo de Dios Comunidad de

110
comunidades es prácticamente imposible de llevarla a cabo. Tampoco se
suscitarán en la Iglesia los carismas y ministerios.

Algunos sacerdotes por el monopolio de todos los poderes “sagrados”,


obstaculizan la mayor parte del tiempo la existencia de la vida comunitaria y la
de los líderes que pudieran asumir responsabilidades. La figura del clérigo es
muy elemental al extremo que la vida de la comunidad gira en torno a lo que él
mismo organiza, planifica o dispone. Asimismo en ciertas parroquias y
comunidades rurales se evidencia una eminente separación entre el sacerdote
y el laico, hay disimetrías en las relaciones con una división rígida del trabajo
eclesial. Como si la Iglesia fuera el ámbito del clero y el mundo del laico.

La actuación de unos pocos sacerdotes favorece todavía una minoría de edad


entre sus fieles. Situación que en determinados casos impide el desarrollo de
los ministerios laicales.

A pesar de que existe participación importante de laicos y laicas, la


responsabilidad de la dirección en los diferentes campos sigue casi siempre en
manos de los presbíteros. Muchos sacerdotes se valen de los no consagrados –
útiles, elegidos a dedo, dirigidos por él y al servicio de su responsabilidad
pastoral – para solicitarles ayuda en aquellas tareas que ellos ya no pueden
desarrollar.

Numerosos laicos realizan su servicio sintiéndose meros colaboradores del


clero, pero sin aportar su propia experiencia seglar del mundo y de la vida. Más
aún, hay laicos que pierden su propia identidad y actúan como un clero de
segundo orden, con mentalidad, lenguaje, esquemas y formas de actuación
típicamente clericales. De ahí la importancia de que los laicos no sólo participen

111
activamente en la Iglesia, sino que descubran y desarrollen su propio proyecto
de vida e identidad laical.

Concomitante con lo anterior se evidencia un escaso protagonismo de los


laicos. Los no consagrados por falta de iniciativa o formación no se involucran
en las labores eclesiales, no asumen plenamente el compromiso con su Iglesia,
hay mucho desconocimiento de su misión específica dentro de ella.

Tratando de entender el por qué de esta situación nos remontamos a los inicios
de la Evangelización. En la medida que va consolidando la Iglesia su presencia
en las nuevas tierras evangelizadas, la figura del clérigo tomará singular
importancia, sobre él recaen una serie de privilegios e inmunidades. Por su
compostura, juicio, moralidad y recato, edad madura y ciencia necesaria eran
los protagonistas y responsables de la evangelización, son los letrados, ellos
enseñan, dirigen y santifican144. El laico, sobre todo el aborigen y el mestizo,
por el contrario, en cuestiones eclesiales serán considerados como unos
incapaces de pensar, enseñar y de participar en los asuntos eclesiásticos.
Lentamente se irá transformando en un siervo que será asistido en muchas
ocasiones como infante.

Sin embargo desarrollar el ministerio sacerdotal en el mundo rural no es tarea


fácil. Sobre todo cuando se está en medio o se es testigo de la transformación
que está experimentado este sector. En muchas oportunidades son los únicos
que comparten un poco de tiempo con los olvidados. El solo hecho de estar y
vivir en un pueblo rural supone ya una presencia adecuada, supone una previa
toma de conciencia, un carisma, una opción de vida.

144
Cfr. SALINAS, M, 1987, Historia del pueblo de Dios en Chile, La evolución del Cristianismo
desde la perspectiva de los Pobres, Ediciones Rehue Ltda., Santiago de Chile, 115p.

112
Pocos sacerdotes están intranquilos por la vuelta atrás que ha venido
experimentando la Iglesia. “La Iglesia, especialmente la jerarquía, cada vez se
va verticalizando más, da la impresión que es una Iglesia miedosa, centrada en
si misma. Eso le hace daño a la gente y a las comunidades. Es muy negativo
para promover una opción real por las Comunidades Eclesiales de Base. La
animación y la puesta en marcha de las CEBs requiere necesariamente de
relaciones más horizontales” (Sacerdote Entrevistado Nº 18).

En el mundo rural y en toda la Iglesia, se requieren sacerdotes, discípulos de


Jesús consagrados al servicio del Evangelio y de la paz mesiánica, hombres de
oración y de un gran amor y predilección hacia los pobres y abandonados145.
La Iglesia Rural, necesita más pastores humildes y con un talante de servicio a
ejemplo de Jesús, Siervo no violento, que con toda su vida y obra nos explicó lo
que quiere decir eso de “no he venido para ser servido, sino para servir.”146

En las parroquias y comunidades rurales han de prevalecer sacerdotes


promotores y animadores de la actividad misionera, personas que estén al tanto
del acontecer cultural actual para evangelizar, acompañar y formar al pueblo
fiel.147 Pastores que constructores de una Iglesia acogedora. Una iglesia
hogar. Llena de vida. Misionera e Inculturada. Con laicos comprometidos y
protagonistas de su propia historia de salvación.

La pastoral de la Iglesia en el mundo rural ha de peregrinar por el sendero que


el mismo Jesús le ha señalado. El Concilio Vaticano II y Las Conferencias
Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, han venido guiando y

145
Cfr. HÄRING, B, 2002, ¿Qué sacerdotes para hoy?, PPC, Editorial y Distribuidora, S.A.,
Madrid.
146
SAN MATEO 10, 45.
147
Cfr. V CONFERENCIA GENERAL DEL ESPISCOPADO LAITNOAMERICANO Y DEL
CARIBE, 2007, Documento de Aparecida 191 - 204.

113
orientando ese éxodo que nos hace volver a los orígenes acentuando el
paradigma eclesiológico de una Iglesia como Pueblo de Dios. Aquello sin duda
que nos ayuda a recuperar una comprensión más bíblica de la Iglesia y
permitirá el desarrollo de una pastoral que potenciará, poco a poco, la
participación activa y corresponsable de los laicos.

El Concilio Vaticano II, con la imagen de Iglesia como Pueblo de Dios, le


devuelve a la comunidad cristiana su dignidad original. De hecho no se pueden
comprender correctamente los ministerios ordenados sin considerar
previamente el sacerdocio común de los fieles.148 Con ello interpretamos que
los ministros deben situar su ministerio sacerdotal al interior de una comunidad
que también es sacerdotal y, por lo mismo, no erigirse como una casta
separada de la común condición de todos los bautizados.

La Pastoral rural debe apostar por recuperar el sacerdocio común de los


bautizados, de este modo todos, sacerdotes y fieles laicos, apuntan al anuncio
de Jesús y están al servicio de su Reino. Se supera así el binomio Clérigos-
Laicos, que es sin duda contrario al cristianismo.

Lo anteriormente señalado le traza a la Pastoral Rural el desafío de revisar y


replantear la pastoral vocacional. ¿Qué vocaciones habría que pedir “al dueño
de la cosecha”? Tal vez la respuesta no esté sólo en el pedir sino también en el
descubrir las vocaciones que el “dueño de la cosecha” está suscitando en
abundancia.

148
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Documento Presbyterorum Ordinis nº2.

114
IV. El entorno rural posibilita una espiritualidad en clave ecológica.

Para la mayoría de los entrevistados el paisaje donde están emplazadas las


comunidades rurales es un medio para poder comunicarse con el Dios Creador
y solidarizar con la tierra que está siendo maltratada por el hombre.

Asimismo ellos evidencian que en las comunidades cada vez es más latente la
preocupación por el desastre ecológico que se está produciendo en las
comunidades, producido entre otras causa por las plantaciones forestales, el
cultivo de salmones, el uso de químicos en la producción agrícolas, etc.

Jesús estuvo abierto a nuevos retos e invitó a sus seguidores a interpretar los
signos de los tiempos. Sin ninguna duda, hoy en la conciencia ecológica está
aleteando el Espíritu de Dios. Es una invitación a ubicarnos de manera diferente
en el Universo, y a tomar en serio la responsabilidad que tenemos sobre la
creación. A las comunidades rurales les gusta lo visual, los gestos y símbolos
que ligan a cada persona con su raíz, especialmente en esta época en que la
cultural rural se encuentra amenazada por los medios de comunicación de
masas.

La pastoral rural tiene que asumir el desafío de plantearse y desarrollar una


espiritualidad que sea capaz de denunciar las diversas situaciones de injusticia
que está padeciendo la Creación y sus habitantes, como por ejemplo la
concentración de la tierra en manos de unos pocos, la pobreza, la explotación
de los obreros agrícolas, la apropiación intelectual ilícita de algunas industrias
farmacéuticas y de biogenética, la explotación indiscriminada del bosque, el uso
de fungicidas nocivos para la humanidad, la comercialización de las aguas, y
otras. Al mismo debe anunciar y testimoniar una espiritualidad que coloque la

115
vida en el centro, que defienda y promueva la vida contra todos los mecanismos
de muerte, disminución o estancamiento.

En esta visión no existen jerarquías ni representantes exclusivos. Todos vienen


del mismo amor de Dios. La revelación es permanente, es continuo proceso,
pues Dios continúa auto-donándose y haciendo aparecer históricamente otras
dimensiones de su misterio, en la medida en que la propia creación avanza. El
ser humano fue hecho de tal forma que estará siempre junto y en medio de la
creación, como aquel que va a actuar sobre ella, de acuerdo con el dinamismo
divino que él posee en si mismo recibido de Dios, pues de El es imagen y
semejanza. En otras palabras, el ser humano solo podrá ser humano y
realizarse, realizando el mundo e insertándose en él mediante el trabajo y el
cuidado.

Así mismo la Pastoral Rural deberá preocuparse por reconquistar el estilo


agrario y festivo de la liturgia. Se intentan valorizar elementos sacramentales
como el pan, el vino, el agua, los ramos, las cenizas. Se procuren asumir
señales y símbolos de oración de nuestro pueblo del campo como el rezar
descalzos en días de penitencia, la cruz, las imágenes, los estandartes de los
santos, las fiestas de los patronos, los cantos y hasta elementos como la tierra,
el azadón y las herramientas agrícolas.

V. El potencial de las relaciones de cercanía y los valores que se viven


en el mundo rural

Todos los entrevistados destacan el ambiente familiar que se da y vive en las


comunidades. La gente que participa en las eucaristías toda se conoce.
Generalmente son familiares y vecinos que se reúnen a celebrar y a compartir
la fe en Jesucristo.

116
Todos mencionan lo notable que es la fe que tienen los fieles que integran las
comunidades rurales. Frases como “caminar 10 Kms. para ir a misa a la capilla
es un acto de fe tremendo” (Sacerdote Entrevistado Nº 12); “ellos buscan a
Dios a donde lo puedan encontrar. La gente va donde le den esa agua que
apaga la sed de Dios” (Sacerdote Entrevistado Nº 23) fundamentan tal
afirmación.

La capacidad de acogida. La gente del campo siempre recibe al forastero bien,


sobre todo si es sacerdote. Le ofrece lo mejor. Hay muy buena disposición para
trabajar. Aunque no siempre es la mejor gente la que se ofrece. También los
fieles aman a sus pastores, los respetan. La solidaridad con los pobres y con
aquellos que padecen una desgracia. Hay una fuerte preocupación también por
los mayores. Cuando hay una persona anciana, lo van a ver, le ayudan, etc.
“La gente de campo no sabe pronunciar la palabra solidaridad pero la viven”
(Sacerdote Entrevistado Nº 39).

Estas referencias fundamentales son importantísimas y deben ser integradas


por la Pastoral Rural. Nos parece elemental optar por el arquetipo de Iglesia
como Pueblo de Dios que promueva relaciones de fraternidad y servicio en su
interior. La Iglesia en el sector rural paulatinamente lo logrará si se atreve a
establecerlo en un modelo concreto como lo es el de las Comunidades
Eclesiales de Base. En ellas se revive el modelo original de nuestra Iglesia
como red de comunidades hermanas unidas en la misma fe y en el mismo
amor. Han sido espacios donde se vivencia la comunión a que ha sido llamado
el Pueblo de Dios. Además permiten un trato personal fraterno entre sus
miembros.149 En muchas CEBs los fieles pueden comunicarse mutuamente la

149
Cfr. II CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO,
Documento de Medellín, 1968. Doc. Pastoral de Conjunto, Nº 10.
117
Palabra de Dios y manifestarse en el recíproco servicio y en el amor; estas
comunidades son verdaderas expresiones de la comunión eclesial y centros de
evangelización, en comunión con sus Pastores150. Permiten la participación,
pues cada uno de sus miembros vive su vocación propia y cumple su función151.

La pastoral de la Iglesia en el sector rural ha de fortalecer a las CEBs como


Pueblo de Dios. Tal decisión exigirá a los hombres y mujeres campesinas dejar
atrás la comodidad y asumir responsablemente las tareas propias de la
vocación común de todos los bautizados.

La conciencia de ser Pueblo de Dios incitará el sentido comunitario y de


pertenencia. Los hombres y mujeres de las comunidades no son
individuos aislados, sino miembros de la Iglesia a la cual pertenecen
simplemente por fe personal.

Las CEBs al poner su mirada en los orígenes de la Iglesia ayudan a despertar


el sentido de solidaridad en toda la comunidad creyente. Todos en la Iglesia,
fieles y jerarquía, deben ponerse al servicio de los demás y dar testimonio del
espíritu solidario que se vive al interior de la comunidad.

Las Comunidades Eclesiales de Base igualmente son un factor primordial de


promoción humana y desarrollo. El hecho de estar insertas en un contexto
social determinado permite asumir la tarea evangelizadora, no sin conflictos,
pero prima el orar y el trabajar para que la totalidad del mundo se integre en
el pueblo de Dios, para ser comunión de vida, de caridad y de verdad.

150
Cfr. JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Christifideles Laici Nº 26.
151
Cfr. JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Ecclesia In Asia Nº 25

118
VI. El Abandono Integral que vive el mundo rural

Como ya lo señalábamos en alguna oportunidad en la presente investigación,


un acontecimiento muy significativo es la pobreza y exclusión social que
padecen los hombres y mujeres del sector rural. Aunque las cifras por primera
vez indican que es menor que la urbana, aquella es más dura, pues a sus
paisajes marginales no llegan los beneficios del crecimiento. A pesar de los
esfuerzos realizados aún se evidencia un escaso e incluso nulo acceso, en
algunos casos, a los servicios básicos, atención médica, créditos y tecnología.
Predominan también las precarias condiciones en el empleo, con trabajadores
sin contrato ni previsión social, y entre ellos se hace cada vez más extensivo el
fenómeno de la subcontratación de mano de obra. Subsisten, además, dentro
de la población rural, en comparación con la urbana, bajos niveles de
educación, empleos precarios y remuneraciones insuficientes. La brecha entre
ambos sectores continúa estando presente, lo que, en definitiva, hace muy
atrayente la ciudad.

Al mismo tiempo se han venido sucediendo una serie de injusticias en el ámbito


del trabajo, en la tenencia de la tierra, mala calidad de la educación, salud,
vivienda y servicios básicos, falta de oportunidades, entre otros. Los habitantes
del campo chileno viven en condiciones de abandono integral.

En el ámbito espiritual la Iglesia Católica no ha logrado realizar un


acompañamiento de la fe más cercano de la gente que vive en el sector rural.
“Yo como cura rural me hago la siguiente pregunta ¿tenemos realmente interés
por el mundo rural? Porque yo mismo pienso en la parroquia vecina que está
ubicada en un pueblo emblemático de la IX Región. Allí debe haber un
sacerdote residiendo. Pero no hay. Cuando uno lo dice o lo expresa siempre la

119
respuesta es que no hay sacerdotes, pero uno se da cuenta que la prioridad
siempre es la ciudad.” (Sacerdote Entrevistado Nº 12).

Frente a estos males las parroquias, comunidades rurales y la jerarquía, han


de recuperar la dimensión profética para denunciarlos y transformarlos. Tienen
que colocarse, como Jesús, al lado del que sufre, pues esta situación no es
querida por Dios, ella de alguna manera está impidiendo el desarrollo del ser
humano, imposibilita que la creación se complete y llegue a su plenitud. Los
oprimidos del mundo rural al igual que cualquier persona, tienen el derecho
primario de vivir.

Las parroquias y comunidades rurales tienen que encarnarse dentro de las


estructuras de la sociedad promoviendo la dignidad de la persona humana, de
manera que la utopía del reino sea una realidad.

Las parroquias y comunidades rurales deben hacer vida la solidaridad. Esta


práctica del amor solidario, brota de la opción por la pobreza152, puesta por
Jesús como condición indispensable para dar comienzo a la sociedad alter-
nativa. Es la comunidad la que tiene que dar prioridad absoluta al prójimo por
encima de los bienes. Jesús compartiendo enseña a los suyos a compartir,
tal es la lección que da en la multiplicación de los panes153. La abundancia de
las sobras154 muestra lo eficiente que es el compartir. “La enseñanza de estos
episodios es que, si hubiera solidaridad, estaría resuelto el problema del
hambre. Y es misión de la comunidad cristiana mostrar una solidaridad que
impulse a los demás hombres a la generosidad.”155 Jesús indica en el evangelio
de Juan la medida del amor solidario: “Este es el mandamiento mío: que os

152
Cfr. SAN MATEO 5, 3.
153
Cfr. SAN MARCOS 6,34 – 45; 8, 1 – 9; MATEO 14, 13 – 21; 15, 29 – 31.
154
Cfr. SAN MARCOS 6,43; 8,8.
155
MATEOS, J – CAMACHO, F, 1990, El Horizonte humano, La propuesta de Jesús. Ed. El
Almendro, Córdoba, 3ª ed., 159p.

120
améis unos a otros igual que yo os he amado”156. Con este mandamiento Jesús
se propone a sí mismo como medida e invita a amar como él amó, hasta el
punto de entregar o dejarse quitar el don más preciado, la vida.

Junto a la solidaridad está la actitud de servicio que deben desarrollar las


parroquias y comunidades rurales. Para ser primero hay que ponerse al
servicio de todos los miembros de la comunidad157, para ser grande hay que
hacerse siervo, es decir, hay que solidarizar con los oprimidos de la humanidad
entera. Por tanto, siguiendo a Jesús, ningún cristiano ha de exigir servicio
dentro de la comunidad, sino prestarlo, y además ha de estar dispuesto a
trabajar sin miedo alguno por la liberación de los oprimidos158. El servicio de los
cristianos a la humanidad no ha de consistir, pues, en un asistencialismo
ejercido desde arriba, humillante para el hombre. Por el contrario es un servicio
que brota de la renuncia a toda clase de dominio y superioridad. Un servicio que
surge desde abajo, con los oprimidos para que logren desarrollar su plena
dignidad, su estatura humana.

156
Cfr. SAN JUAN 15, 12.
157
Cfr. SAN MATEO 23,11; SAN LUCAS 22, 24-27.
158
Cfr. SAN MARCOS 10, 44 ss.

121
LA PASTORAL DE LA IGLESIA CATÓLICA DEL SUR DE CHILE EN UN
MUNDO RURAL QUE CAMBIA: comprensión, interrogantes y perspectivas.

CAPÍTULO 5: CONCLUSIONES.

I. Una Pastoral Rural encarnada, que retome la opción por las


Comunidades Eclesiales de Base.

Hemos venido adentrando paulatinamente en el tema de la situación actual de


la Iglesia Católica en el Mundo Rural chileno. Con todas las excepciones que
vienen al caso podemos señalar que en este sector está estancada y ha venido
perdiendo terreno en estas últimas décadas. Se podría decir que su presencia
es más formal que real. Lo que se hace hoy no es suficiente o no da los frutos
que se necesitan. Todo pareciera indicar que la Iglesia no se ha adaptado a los
cambios que han venido sucediendo rápidamente en el campo.

Tal vez la principal razón del decaimiento se deba a que no se ha logrado


desarrollar la eclesiología propuesta en el Concilio Vaticano II, cuya fuente de
inspiración brota de la fe trinitaria del Nuevo Testamento. La Iglesia, ya sea en
los campos y en la ciudad, debe ser el reflejo de la Santísima Trinidad,
comunidad perfecta de personas en reciprocidad de infinita transparencia y
entrega mutua. Comunidad que en Jesucristo y por el Espíritu ama la
diversidad y promueve la igualdad en estatus y dignidad de todos sus
integrantes. No se puede negar que no se hayan dado pasos significativos, la
Iglesia Chilena por varias décadas promovió la conformación y el
acompañamiento de comunidades, pero eso hoy pasó a segundo plano.

Hoy tanto en la mayoría de las Iglesias Locales como en la sociedad imperante,


ha venido decayendo el interés por promover, constituir y acompañar la vida

122
comunitaria. Las parroquias dejaron de ser comunidades y pasaron a ser
lugares en que cada uno recibe los bienes religiosos que desea, sin
compromiso comunitario.

La parroquia rural no consigue que la comunión del pueblo de Dios sea vivida
en concreto. En la actualidad las parroquias son demasiado grandes, se han
burocratizado ya no son el espacio donde los hombres y mujeres tienen un
encuentro común. Más bien dentro de ellas se dan una serie de relaciones
anónimas, impersonales y masivas.

Las CEBs podrían renovar la organización de la parroquia rural. Son una


manera de ser Iglesia más fraterna y comunitaria. Por esta razón ellas calaron
tan hondo en las zonas rurales. Un pueblo que mantuvo, por medio de
oraciones, novenas, bendiciones y devociones, una fe profunda y una
religiosidad que es parte integral de su vida.

Las personas en CEBs descubren explícitamente la Palabra de Dios como


fuente y alimento de esa religiosidad. La Biblia es el contenido mismo y la
fuente primera de la oración del pueblo. Aquello permitió articular la fe y la vida,
superando una dicotomía presente en muchos cristianos. En las CEBs laicos
y laicas asumieron roles que antes eran atribuciones exclusivas de los
sacerdotes.

Para la pastoral rural, la conformación de CEBs debería ser prioridad. Ellas


nacen en una coyuntura marcada por la crisis de determinadas formas
institucionales de la Iglesia, sobre todo coincidiendo con la escasez de ministros
ordenados. Las CEBs son Iglesia destacadamente de laicos y en la cual los
laicos tienen un puesto relevante en la organización y desarrollo de la vida de la
comunidad.

123
No repiten sencillamente el paradigma preexistente durante siglos de una
Iglesia centrada en el clero y el sacramento. El laico ahora tiene la oportunidad
de ser elemento activo de la estructura institucional porque se le reconoce
eclesiológicamente como portador de valores y carismas propios en función de
toda la Iglesia.

La Iglesia en el mundo rural tiene que ser reconstruida a partir de las


Comunidades Eclesiales de Base, enraizadas en la experiencia popular y en
una nueva lectura de la Palabra de Dios. Compensando la carencia de
sacerdotes, las CEBs serían puestas en marcha por ministros laicos apoyados
por agentes del clero.

La transición hacia una Iglesia más comunitaria y participativa en el campo


chileno no será tarea fácil, requerirá de mucha tolerancia y tenacidad para no
desanimarse ni escandalizarse por las imperfecciones o la falta de preparación
de los responsables. Éstas deber ser motivo para esforzarse más aún en
otorgar la formación necesaria para hacer de cada hombre y mujer del campo
un sujeto protagonista de su fe e historia de salvación.

II. Hacia una mejor realización de la corresponsabilidad laical en la


Pastoral de la Iglesia rural159.

Otro desafío que tiene que enfrentar la Iglesia rural es despertar la conciencia
eclesial de los laicos, reivindicar sus derechos en la Iglesia y promover un
mayor compromiso cristiano de ellos y ellas en la Iglesia y en el mundo. Ya en
el año 1946 el Papa Pío XII señalaba que los laicos "deben tener conciencia,

159
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, capítulo IV.

124
cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia."160
Juan Pablo II medio siglo más tarde dirá que “la renovación de la Iglesia en
América no será posible sin la presencia activa de los laicos. Por eso, en gran
parte, recae en ellos la responsabilidad del futuro de la Iglesia.”161 En otras
palabras sin los laicos hoy sería absolutamente imposible la transmisión de la fe
a las nuevas generaciones, la promoción humana y el servicio a los
marginados, la celebración de la liturgia..., en términos simples, la marcha de la
comunidad cristiana. Hay que destacar que en este laicado activo y
comprometido en el interior de la Iglesia sobresale el compromiso de las
mujeres que van tomando conciencia creciente de que, a pesar de esta
presencia tan importante, no son debidamente valoradas y reconocidas por la
Iglesia.

En la Iglesia Pueblo de Dios, Comunidad de comunidades el laico asume la


tarea de llevar adelante el Evangelio y de mantener viva la fe en el sector rural.
Ellos y ellas se consideran portadores de unos valores eclesiológicos y
reinventan concretamente la Iglesia de Dios en su sentido histórico y real. Los
laicos redescubren su importancia, también ellos son herederos de la doctrina
apostólica, también son corresponsables de la unidad de la fe y de la
comunidad. La apostolicidad ya no es característica de uno cuantos miembros
de la Iglesia, sino de toda la Iglesia. Y esta apostolicidad tiene dentro de la
Iglesia diferentes modos de participación.

Los laicos y laicas tienen la responsabilidad de construir la comunidad cristiana


o de anunciar a otros el Evangelio. Ya no son cristianos sin vocación que están
en la Iglesia en actitud pasiva, sino han de plantearse una participación más
activa y comprometida. Su objetivo es, en último caso, ser buenos cristianos.

160
PIO XII, Discurso a los nuevos Cardenales. Citado por el Papa Juan Pablo II en Christifideles
Laici Nº 9.
161
JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Postsinodal Ecclesia in América Nº 44.

125
La comunión exige ser una Iglesia corresponsable. Todos somos Iglesia y todos
hacemos la Iglesia. Esto significa que en la Iglesia todos los miembros son, de
alguna manera, necesarios. Nadie es superfluo o inútil. Nadie ha de ser
considerado como innecesario. Nadie sobra. Significa que todos sus miembros
han de ser activos. Nadie ha de considerarse sólo y exclusivamente pasivo,
objeto de la acción de los demás. Todos estamos llamados a construir la
Iglesia, a participar activamente en su misión evangelizadora y a ser sujetos
protagonistas de su fe.

La corresponsabilidad desde luego que no significa que todos en la Iglesia


tengamos idéntica misión o que todos podamos y debamos hacer lo mismo. En
la Iglesia hay diversidad de carismas y, por tanto, diversidad de vocaciones y
funciones. Pero cada uno recibe su carisma para el bien de toda la comunidad,
cumple su misión propia dentro de la comunidad y lo hace en colaboración y
complementariedad con otros fieles, portadores de otros carismas y funciones.

La corresponsabilidad exige ir avanzando hacia una distribución adecuada de


las tareas y responsabilidades en un clima de comunicación y
complementariedad. Todos, laicos y presbíteros, hemos de ir encontrando
nuestro sitio en la comunidad eclesial. No se trata de promover a los laicos para
que absorban tareas y funciones que son propias de los presbíteros. Ni
tampoco de que los presbíteros lo sigan monopolizando todo, incluso lo que han
de hacer los laicos. Corresponsabilidad no significa dejación por parte de los
presbíteros, ni traspaso de responsabilidades propias a otros, sino distribución y
animación adecuada de todos los carismas.

La corresponsabilidad exige, por tanto, que laicos y presbíteros asuman su


propia responsabilidad, realicen su servicio con generosidad, sin inhibirse, sin

126
caer en la pasividad, sin desentenderse o actuar como meros espectadores;
exige también no extralimitarse, respetar el carisma de los demás, confiar en los
otros, colaborar, no invadir campos, no acaparar otros carismas y funciones,
ejercer el sentido de complementariedad. Recordemos que se responde al
llamado de ser sacerdote o ser laico para servir más, para servir mejor a Dios
nuestro Señor y llevar adelante la misión de Cristo y comprometerme en la
construcción de su reino.

La complementariedad implica mirarse y quererse como compañeros,


compañeros de Jesús y compañeros unos de otros, no considerándose ni
tratándose mutuamente como subalternos, empleados o inferiores. Ni tampoco
como patrones o administradores. Para eso, hay todo un itinerario pedagógico
que recorrer, que consistirá en respetar al otro en su diferencia y en su lugar
específico, ponerse a su lado, abrirle el corazón y con él o ella compartir su
experiencia de Dios y hacer caminos juntos.

Al mismo tiempo a partir de su especificidad vocacional, los laicos podrán abrir


a los sacerdotes grandes e importantes caminos en el compromiso social y la
acción ciudadana adonde están ubicadas las grandes urgencias apostólicas en
nuestro campo chileno. Y los presbíteros podrán y deberán ayudar a los laicos y
laicas a formarse espiritualmente, de manera que vivan una militancia anclada
en la fe y la vida en el Espíritu, alejándose de las tentaciones tan frecuentes del
activismo devorador y de ciertas tendencias y expresiones político-partidarias,
adonde falta el soplo espiritual que caracteriza la vocación cristiana.

Él presbítero por otro lado ha de dedicarse a animar, suscitar, promover,


fomentar vocaciones, estimular la participación, promover la corresponsabilidad
en las comunidades. Por otra parte, como representante de Cristo, principio de
unión y comunión, ha de preocuparse de que se trabaje de forma coordinada y

127
convergente, que no haya disensiones o enfrentamientos, que crezca el sentido
de pertenencia a la comunidad, que crezca el diálogo y la comunión.
Promoviendo siempre el desarrollo humano.

Para fortalecer aún más es este enriquecimiento mutuo y la corresponsabilidad


será necesario desarrollar más la participación. Confiar en las personas, dar
responsabilidades, promover experiencias protagonizadas por laicos, por
modestas y limitadas que puedan parecer. Ofrecer campos nuevos a los laicos,
desarrollar las posibilidades de las personas, acompañar en su crecimiento,
capacitar y formar. Pero todo aquello no se puede quedar sólo en buena
voluntad es necesario asegurar instancias que encaucen la participación, cada
comunidad tendrá que encontrar las suyas, en todo caso algunas formas son
las asambleas, consejos, comisiones, etc. sin estas la corresponsabilidad queda
bloqueada.

En relación a lo anterior algunas tareas para los laicos y laicas al interior de la


Iglesia deben estar encaminadas a ser responsables de la misión profética y
evangelizadora que esta tiene. Todos los miembros del Pueblo de Dios están
llamados a anunciar la Palabra de Dios de muchas y diversas maneras. Todos
pueden dar y recibir la Palabra, todos pueden evangelizar y ser evangelizados.
Los laicos y laicas son llamados a anunciar el Evangelio con pleno derecho en
todos los niveles. Ellos pueden predicar, catequizar a niños, jóvenes y adultos,
dirigir espiritualmente, dar Ejercicios, enseñar teología, hablar a los enfermos,
exponer el mensaje cristiano, preparar para la recepción adecuada de los
sacramentos, denunciar las situaciones injustas, educar la fe de sus hijos, dar
testimonio del Evangelio en cualquier situación.

En las comunidades deberíamos también reflexionar sobre la tarea cultual de


los laicos. Todo el Pueblo de Dios está llamado a ofrecer ese culto espiritual en
la vida diaria, y todos están también llamados a reunirse en asamblea para
128
expresarlo litúrgicamente y unirlo al Sacrificio de Cristo en la Eucaristía o en la
Celebración Dominical de la Palabra. Todos los laicos pueden y deben
participar activamente en preparar, organizar y realizar la celebración cristiana.
De ahí urgencia de formar en las diversas tareas y servicios litúrgicos.

En lo que se refiera a la tarea pastoral de los laicos en la Iglesia, una


comunidad crece, se desarrolla y vive con la aportación variada de todos los
miembros del Pueblo de Dios, según sus diversas vocaciones y carismas. El
conjunto de posibilidades es múltiple, organización y planificación del trabajo
pastoral, administración económica, servicios litúrgicos, asistencia a los
enfermos, ayuda social hacia los necesitados, atención a las familias, etc.

Además todas las comunidades rurales están llamadas a estimular los


ministerios laicales según las necesidades y con el debido discernimiento y
formación de los laicos. Puede haber ministerios en todos los campos, como en
el litúrgico, educación de la fe, ayuda fraterna, etc.

En el mundo los laicos y laicas lo primero que deberán exteriorizar será el


testimonio de vida. No tanto a las palabras y los discursos, si a los gestos, las
obras, la vida responsable y sana. Estas actitudes contribuirán a la
transformación de un mundo más humano. Por eso, se sitúa siempre a favor de
los que sufren por la injusticia y la insolidaridad social.

Recordemos que el mayor peligro de los cristianos está relacionado con


quedarse tan solo en el aspecto comunitario religioso. La comunidad está
inserta en un mundo abierto, lleno de conflictos e injusticias a los que tiene que
dar respuesta. Los cristianos auténticos son aquellos y aquellas que dejándolo
todo se convierten en servidores de la humanidad, constructores de un mundo
nuevo, de una sociedad nueva, en colaboración con todas las personas de
buena voluntad. Se trata de luchar por la justicia y la liberación. Tengamos en

129
cuenta que evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Noticia a todos
los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro y
renovar a la misma humanidad... convertir la conciencia personal y colectiva de
los hombres, la actividad en la que están comprometidos, su vida y ambiente
concretos162. Todos en la iglesia están llamados como nadie a ser “sal”, “luz”, y
“levadura.”

Todo este accionar exige la radicalidad evangélica del seguimiento y


acompañamiento. Además no es posible un crecimiento responsable del laicado
si no se cuida y promueve debidamente su formación. Sólo con una formación y
capacitación adecuadas, podrán los laicos, educados desde otras claves y otra
sensibilidad, adquirir personalidad, seguridad e iniciativa dentro del Pueblo de
Dios.

Es importante promover los medios como jornadas y procesos que ayuden a


descubrir y fortalecer la personalidad cristiana laical y su misión en la Iglesia y
en el mundo. Junto a esto, es necesaria la capacitación especializada para
cada campo pastoral o ámbito secular.

No hemos de esperar a la actuación de los presbíteros o de la jerarquía. Son


los mismos laicos y laicas quienes han de tomar la iniciativa para pedir,
promover y poner en marcha los instrumentos y servicios necesarios.

Finalmente la pastoral rural necesita incorporar en su lenguaje y métodos


evangelizadores el tema de la interculturalidad. Aquello implica enfrentar el
desafío de reconocer en el otro, hombre y mujer rural, su cultura, religión y
costumbres. Sin duda que en este proceso el diálogo es fundamental. Aquel
supone la oportunidad de enriquecimiento mutuo como la posibilidad de
compartir perspectivas y apreciaciones.
162
Cfr. PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, Nº 18.

130
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144
ANEXO 1

PAUTA PARA LA ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA

I. Datos de Identificación:

Código Entrevistado:
Edad:
Años de ministerio sacerdotal o diaconal:
Estudios o formación permanente:

II. Pastoral de las Parroquias Rurales

1. ¿Cómo está organizado el quehacer pastoral de la Parroquia que usted


conduce o acompaña?
2. Si en su parroquia hay comunidades rurales ¿cómo están organizadas
pastoralmente? ¿cómo son atendidas por la parroquia? ¿qué acciones
desarrollan? ¿cuál es el aporte que los laicos hacen en el quehacer diario?
3. ¿Qué rescataría de la experiencia vivida en las comunidades rurales?
4. En el desarrollo de la acción pastoral de las comunidades en el campo
¿cree usted que el protagonismo descansa sólo en los sacerdotes?
Fundamente.
5. ¿Cómo se ha venido asumiendo el tema de la Evangelización en las
comunidades rurales?
6. En la actualidad ¿qué oportunidades e instancias de formación existen para
los fieles del mundo rural?
7. ¿De qué manera la pastoral de las comunidades rurales ha venido
asumiendo la Religiosidad Popular? ¿existen en el sector algunas
manifestaciones de religiosidad popular?

145
8. ¿Cómo se financia una parroquia rural y sus comunidades?
9. Según su opinión ¿cuál es la situación actual de la Pastoral Rural en su
Diócesis?

III. Visión del mundo rural.

1. Según su opinión ¿cuál es el impacto de los cambios culturales y


tecnológicos en el sector rural?
2. ¿Cómo caracterizaría a la familia rural?
3. ¿Cuál es el nivel de pobreza que existe en las comunidades rurales?
¿podría describirla?

IV. Desafíos y sugerencias para la pastoral.

1. Según su opinión, ¿cuáles serían los principales desafíos que la Iglesia


debe asumir para estimular y fortalecer la pastoral en el medio rural?
2. ¿Cómo podría la Iglesia asumir esos desafíos? ¿qué manera se podrían
concretar estas sugerencias?

146
ANEXO 2

ENTREVISTAS SEMIESTRUCTURADAS

I. Datos de Identificación:

Código Entrevistado: Sacerdote Entrevistado Nº12


Edad: 51 Años
Años de ministerio sacerdotal o diaconal: 22 años de ministerio sacerdotal
Estudios o formación permanente: Licenciado en Teología, profesor de Religión
y Licenciado en Educación.

II. Pastoral de las Parroquias Rurales

¿Cómo está organizado el quehacer pastoral de la Parroquia que usted


conduce o acompaña?

Todo el quehacer de la parroquia se programa desde el Consejo Pastoral. Y se


privilegian las orientaciones de la Diócesis. Este año se ha ordenado un poco
más la cosa. Hemos tratado de que todos los estamentos de la parroquia estén
integrados en el Consejo. La Catequesis, liturgia, acción social, pastoral juvenil,
representante de los movimientos como la Legión de María, Cursillistas y
carismáticos, un representante del consejo económico, tratamos también a
veces de integrar a un representante de las comunidades rurales, no siempre
participan por razones de distancia.

La catequesis es la que le da más movimiento a la parroquia. Siempre se están


preparando personas para el bautismo. También hay grupos de catequesis de
primera comunión y confirmación, tanto para niños, jóvenes y adultos.

Si en su parroquia hay comunidades rurales ¿cómo están organizadas


pastoralmente? ¿cómo son atendidas por la parroquia? ¿qué acciones
desarrollan? ¿cuál es el aporte que los laicos hacen en el quehacer diario?

Sí, tengo que atender 20 comunidades rurales. Cada comunidad tiene un


animador, en algunas hay catequista. El animador dirige el culto todos los
domingos aunque sean pocos los que van, ellos se juntan a celebrar el
Domingo, a veces se realiza alguna novena. Asisten también a la gente en
algún velorio.
Casi todas las comunidades tienen su capilla.
Lo más lamentable es que hay un solo sacerdote para visitar 20 comunidades.
Hay días donde tengo que recorrer aproximadamente 70 Kms. Algunas

147
comunidades las visito hasta cuando hay buen tiempo. Los caminos son malos
en invierno.
Estas comunidades normalmente son motivadas a través de las misiones. Aquí
se aprovecha de bautizar a los niños que han esperado durante el invierno.
Los animadores de las comunidades se reúnen todos los meses. Aquí se
organiza el mes. Se programas las misas mensuales, se preparan las liturgias
y se da algún tema.
Yo le tengo mucha confianza al animador de la comunidad. Si alguno me dice
que hay que bautizar a alguien yo llego y lo hago, porque ellos conocen muy
bien a su gente.
La mayoría de los animadores aguanta harto tiempo en el cargo. Es gente que
su mayoría es líder en el sector. A veces es presidente de la Junta de Vecinos.
Es gente que esta metida no sólo en la Iglesia sino que es comprometida
también con la sociedad y su entorno.
El quehacer de la comunidad como ya te mencionaba se organiza desde la
parroquia. Cuando vienen a la reunión mensual de animadores rurales se
organiza el mes que viene. La liturgia por ejemplo. Se revisa en conjunto la
hoja del Domingo. Se ven las lecturas y acontecimientos de la Iglesia.
También se ve como va la catequesis, si hay alguna celebración extra se
organiza.

En las comunidades rurales los únicos que me ayudan son los laicos. El
problema es que los laicos son muy pasivos hacen lo que uno les indica. A
veces no se les ocurre nada.

¿Qué rescataría de la experiencia vivida en las comunidades rurales?

Lo que yo rescato es la fe de la gente. Aprendo mucho de ellos. Caminar 10


Kms. para ir a misa a la capilla es un acto de fe tremendo. Además en las
comunidades los que participan son casi todos se conocen bien. En su mayoría
son familiares, compadres, amigos.

En el desarrollo de la acción pastoral de las comunidades en el campo ¿cree


usted que el protagonismo descansa sólo en los sacerdotes? Fundamente.

Como te lo indicaba anteriormente, a pesar que hay gente que tiene buena
voluntad para trabajar al final el trabajo lo terminas haciendo tú. No porque yo
quiera hacerlo todo sino porque a la gente le cuesta tomar la iniciativa. El padre
lo dijo, por lo tanto hay que hacerlo así. Creo que ese protagonismo es
resultado de nuestras acciones. Yo conozco hermanos sacerdotes que se
enojan mucho cuando los laicos no les consultan o hacen cosas sin su
consentimiento. En todo caso ese no es mi caso. Yo dejo ser a la gente, el
problema está en que les cuesta ser más autónomos.

148
¿Cómo se ha venido asumiendo el tema de la Evangelización en las
comunidades rurales?

Una de las cosas que hemos logrado es que la misma gente de las
comunidades asuman el compromiso de evangelizar. Yo les decía que
nosotros también podemos ayudar en la misión. En el verano toda la parroquia
está en misión. Se reparten los sectores que serán evangelizados.
Principalmente son los animadores de las comunidades y los catequistas de la
parroquia.
También recibimos a los grupos que vienen de fuera. Ellos toman una parte de
la parroquia.
Yo trato de involucrar a la mayor cantidad de gente en las misiones. Por lo
menos hay tres maneras de ayudar. Participar yendo a misionar, otra forma es
rezar y otras es colaborar con ayuda material o en dinero. Hay gente que
aporta con el petróleo, comida o dinero. Eso es bueno pues la gente se
entusiasma.
Lo ideal es que las misiones las asumiera la gente del sector. Incluso desde el
año pasado nosotros en la parroquia iniciamos una experiencia pionera y es
que agentes mapuches asumieron la misión. Personas que dominan el
mapudungun y conocen su cultura evangelizan a sus hermanos.

De las misiones de los jóvenes que vienen de fuera rescato el entusiasmo, le


dan un nuevo aire a los pueblos, pero les falta mayor identidad eclesiológica y
cristológica. Los misioneros lo único que quieren es que la gente quede
contenta, pero les falta sustancia. El chanchito tiene que venir más gordito para
que de manteca. Yo esto lo he hablado con ellos y para este año les he exigido
más contenido y testimonio.

Esto yo lo he hablado con ellos, debe marcarse más la identidad, cosa que la
gente no quede con la idea no más de que vinieron unos jóvenes y lo pasamos
bien. Eso se diluye muy rápido. Por eso ahora yo pongo una exigencia para
las misiones que sean por más de una año y que durante el año se realice
algún acompañamiento a las comunidades que está siendo misionadas.

En la actualidad ¿qué oportunidades e instancias de formación existen para los


fieles del mundo rural?

Prácticamente ninguna, solo una vez al mes y sólo para los animadores
rurales. El resto de la comunidad se queda con lo que habla en cura en la misa
mensual. La gran falencia es la falta de formación para los laicos de las
comunidades rurales. De hecho durante el verano hacemos un curso para
ministros y catequistas. Más que nada es una renovación teológica, pero es lo
único que hacemos durante el año. La otra instancia son las misiones,

149
generalmente estas destinan un tiempo para trabajar con la gente durante las
tardes y allí se conversa sobre algún tema.
En relación a la formación falta mucho más. Creo que todavía estamos lejos de
lo aconsejable, es una pincelada de que hacemos.

¿De qué manera la pastoral de las comunidades rurales ha venido asumiendo


la Religiosidad Popular? ¿existen en el sector algunas manifestaciones de
religiosidad popular?

La parroquia se ha tomado en serio la Religiosidad Popular (RP), aunque yo se


que hay algunos curas que no les interesa pues la consideran cosa poca.
Fundamentalmente aquí se celebran las fiestas de San Sebastián. Aquí el 20
de Enero es como un feriado. También está la fiesta de la bendición de las
cruces que se hace en las siembras de trigo. Esto ocurre en la celebración San
Francisco. Aquí hay un sector donde se celebra la fiesta de la piedra santa, es
bien particular porque se hacen fiestas, bailes y se combina con ritos mapuche.
Yo respeto mucho la RP porque cada uno tiene algo de RP. A mi me encanta ir
a los santuarios. Es propia de nosotros los pobres. El tema es que hay que
evangelizarla, purificarla. Eso tiene que hacerse con mucho tino y con respeto.
Aquí hay gente que tiene la imagen de algún santo o de la virgen María en su
casa, le rezan y la veneran pero no van nunca a la Iglesia. Pero allí hay una
expresión de fe. No es recomendable rezarle solo, pues los cristianos lo
tenemos que hacer en comunión.
En ocasiones la RP se mira con desprecio, eso es cosa de gente débil dicen
algunos, de gente poco inteligente. Pero lo que abunda no daña. Y la RP nos
ayuda a acercarnos a Dios.

¿Cómo se financia una parroquia rural y sus comunidades?

La parroquia tiene un comité económico que se preocupa de la mantención de


la casa parroquial, de la parroquia, del culto, de que no falte nada. Asimismo
se encarga que la gente que participa en algunos encuentros tenga el
financiamiento.
A mi me dan $ 60.000 al mes. Con eso se puede vivir. Además la gente en el
campo siempre es muy buena con el cura, es generosa y le dan algunas cosas
como papas, gallinas, huevos, queso, etc. Aquí en el pueblo siempre me está
llegando leña, ropa, comida, la gente es muy cariñosa.
Lo que no hemos logrado es que los católicos paguen el 1%. Eso sería ideal
porque así podríamos hacer mucho más en la pastoral. Gracias a Dios aún
podemos financiarnos con proyectos extranjeros. Pero cada vez es más difícil
ganarlos. Ese dinero generalmente se utiliza para construir capillas,
movilización, etc.
Las comunidades rurales no se financian. La colecta que se hace cuando va el
cura no alcanza ni para pagar el viaje. Pero con lo que se junta en el templo
150
parroquial financiamos los viajes y el material como las hojas del domingo,
algunos libros como de catequesis, etc.

Según su opinión ¿cuál es la situación actual de la Pastoral Rural en su


Diócesis?

Por lo menos en el organigrama existe. Pero el problema es que hace más de


dos años que no hay movimiento. La excusa es que no hay recursos. Frente a
eso yo siempre he dicho que eso no es válido, porque basta con una biblia para
recorrer los campos, basta entregarse a la tarea de la evangelización. A nivel
diocesano la pastoral rural no está muerta, está dormida, “talitá kum”, a ti te
digo levántate, despierta.
Otra cosa es que yo como cura rural me hago la siguiente pregunta ¿tenemos
realmente interés por el mundo rural? Porque yo mismo pienso en la parroquia
vecina que está ubicada en un pueblo emblemático de la IX Región. Allí debe
haber un sacerdote residiendo. Pero no hay. Cuando uno lo dice o lo expresa
siempre la respuesta es que no hay sacerdotes, pero uno se da cuenta que la
prioridad siempre es la ciudad. El mundo rural queda de lado. Por eso yo
sinceramente me pregunto. Los grandes personajes de la Iglesia ¿tendrán
interés por el mundo rural?
Yo nunca he alegado mucho por esta situación, pues estoy convencido que con
pocos recursos se pueden hacer muchas cosas. También uno se da cuenta en
este aspecto de la falta de solidaridad hacia el mundo rural desde las
parroquias más grandes, más sustentables económicamente. Incluso desde los
mismo movimientos de la Iglesia. Pienso que la Iglesia se está dejando llevar
por el mismo pensamiento del liberalismo, lo rural en cifras no es conveniente.
Y con todo respeto hacia los pastores yo ceo que si no fuera por los curas
rurales esto sería todo evangélico. Los curas rurales buenos o malos con su
gente tratan de evangelizar.

III. Visión del mundo rural.

Según su opinión ¿cuál es el impacto de los cambios culturales y tecnológicos


en el sector rural?

La mayoría de los hogares tiene electrificación. Esto ha llevado a que la


Televisión llegue fuertemente a los hogares. El mundo rural se ha abierto. El
hecho de que los jóvenes salgan a los pueblos más grandes por razones de
estudio hace que reciban mucha información, que no es conocimiento. Eso
plantea un gran desafío.

Gracias a la electrificación en muchas partes hay agua potable. En lo práctico el


confort le ha cambiado la vida a la gente. Como ya lo decía hay mucha
información circulando. Eso obliga a asumir el desafío de orientar a la gente.
151
Lamentablemente hoy la gente está preocupada de su desarrollo material. La
gran preocupación ya no es lo espiritual. La Iglesia dejó de ser el centro de
todo el mundo rural. Hoy la gente se preocupa de sacar el mayor beneficio de
los programas de gobierno, de los políticos. Insisto con la llegada de la
Televisión el gran cambio que ha experimentado la gente del sector rural es
abrirse a lo material. Ellos creen todo lo se les dice, para ellos lo que sale en TV
es la última palabra.

¿Cómo caracterizaría a la familia rural?

Es mucho más unida que la urbana. Se ha venido separando por razones de


estudios o trabajo. Pero toda la familia se reúne para las fiestas. Hay un gran
espíritu familiar. La gente quiere estar en familia.
Las fuentes laborales existentes han cambiado el hábito de vida de la familia.
Las forestales trasladan a sus trabajadores con toda su gente a otro sector.
Prácticamente hay algunos lugares donde no queda gente. También se da el
caso donde los padres de familia deben estar ausentes por varios meses pues
están en los campamentos forestales trabajando. Eso destruye la vida familiar.

¿Cuál es el nivel de pobreza que existe en las comunidades rurales? ¿podría


describirla?

La pobreza es fuerte. Se dice una cosa pero la realidad es dura. Sobre todo en
el mundo rural. Por ejemplo qué sería de los niños si no tuvieran la posibilidad
de ingresar a un internado para poder terminar sus estudios y optar a una
alimentación más permanente. Yo pienso que el estado debe hacerse
responsable de este tema, porque en la actualidad está descansando en las
instituciones de Iglesia, ONGs, etc. Se debe tomar una política fuerte. Lo
importante no es otorgar subsidios para salir sino que el tema es cómo ayudar
a permanecer fuera de la línea de la pobreza y poder superarla.
La pobreza aquí es escandalosa. Cómo te puedes explicar que en un pueblo
como este haya familias que tienen 4 vehículos de 15 millones de pesos y otras
que no tengan que comer.
Hay que cortar con esta cuestión, porque puede acarrear un problema social
muy grave. Yo siempre me pregunto hasta cuando va a aguantar la gente que
unos pocos se enriquezcan. La misma Iglesia a veces no da testimonio.
Tenernos el trabajo que hace el Hogar de Cristo, magnífico, pero por otro lado
cómo puedes explicar la actitud de algunos pastores como Orozimbo
Fuenzalida que porta costosos anillos o a la actitud del Cardenal Medina que no
toma té si no llama a su empleada con la campanilla. Eso es por nombrar
algunos. Por un lado hay un gran testimonio pero por otro el anti testimonio es
escandaloso.

152
IV. Desafíos y sugerencias para la pastoral.

Según su opinión, ¿cuáles serían los principales desafíos que la Iglesia debe
asumir para estimular y fortalecer la pastoral en el medio rural?

Primero que la Iglesia sienta como preocupación verdadera la vida rural. Ella
no ha dado una señal que le interesa en la actualidad.
Otro desafío es restaurar la opción los pobres. Por esa maldita cuestión de lo
políticamente correcto la Iglesia los ha dejado de lado.
Creo también que el tema del profetismo. Falta responder al mundo rural.
Porque aquí hay un grito que clama al cielo. El mundo rural existe. Que hoy se
ve acorralado por los poderes económicos, que se ve sin posibilidad de
desarrollo. Lo que es peor se ve como algo que no tiene valor. Falta retomar lo
que hicieron los obispos en los años 60, retomar el profetismo.
Me gustaría que se sienta la presencia viva de la Iglesia en el campo. Lo que se
va quedando atrás es lo rural. Falta alguien como el Cardenal Silva Henríquez
que plantee el tema. Yo creo que hay una generación de obispos que se hecha
de menos en Chile. Una generación que fue capaz de decir que la Iglesia es
madre también del mundo rural.
En el mundo rural hay muchos problemas que no se han tocado, pero están allí.
No sé si Jesús estará muy contento con nosotros.

¿Cómo podría la Iglesia asumir esos desafíos? ¿qué manera se podrían


concretar estas sugerencias?

Creo que es fundamental retomar la opción por los pobres y las CEBs. En esa
línea hay muchas cosas que se pueden hacer. Existe la experiencia y la Iglesia
tiene que ponerse del lado del que sufre.
Otra manera de asumir el desafío es entregar formación a los laicos en el
campo para que ellos sean quienes lideren esta acción.
Lo otro es que se reactive la pastoral rural para que ordene la cosa.
Necesitamos de orientaciones para trabajar en el campo. No podemos seguir
haciendo lo mismo que hacemos en el pueblo en el campo. Ambas realidades
son distintas.

153
I. Datos de Identificación:

Código Entrevistado: Sacerdote Entrevistado Nº27


Edad: 40 Años
Años de ministerio sacerdotal o diaconal: 9 años de ministerio sacerdotal
Estudios o formación permanente: Bachiller en Teología.

II. Pastoral de las Parroquias Rurales

¿Cómo está organizado el quehacer pastoral de la Parroquia que usted


conduce o acompaña?

La parroquia debe estar organizada por un consejo pastoral. Esta es una


instancia donde se proyecta el trabajo de la parroquia, siempre y cuando el cura
esté de acuerdo. En el pueblo es donde más movimiento hay, sobre todo en la
tarde. Hay grupos de catequesis familiar y confirmación.
Algo que hemos tratado de vencer es la poca presencia de jóvenes. Es todo un
desafío y estamos paso a paso para involucrarlos.

Si en su parroquia hay comunidades rurales ¿cómo están organizadas


pastoralmente? ¿cómo son atendidas por la parroquia? ¿qué acciones
desarrollan? ¿cuál es el aporte que los laicos hacen en el quehacer diario?

En la parroquia atiendo 18 comunidades repartidas por toda la zona de la pre


cordillera. Son comunidades cultuales. Se reúnen para la santa misa o cuando
va el diácono. Hay comunidades que son más ágiles que se reúnen todos los
domingos. A pesar de que son lugares donde hay bastante presencia
evangélica.
La mayoría de las comunidades tiene un encargado de capilla. mujeres en su
mayoría. No hay mucha organización. La catequesis la asumen los profesores
de religión en las escuelas.
A los jóvenes los atendemos en internados. El problema son por el momento
los adultos que hay en las comunidades rurales, normalmente aquí asume el
encargado de capilla.
La parroquia tenía un hábito de reunión mensual con los animadores o
encargados de las comunidades. Eso lo hemos eliminado por un tiempo, pues
algunos encargados llegaban pasados a trago, venían a realizar trámites
personales, llamar por teléfono, etc. El tema de las comunidades quedaba de
lado. Con esta paralización de los encuentros quiero provocar una reacción.
El trabajo pastoral en la actualidad lo he centrado en el poblado. Lo rural lo
tengo abandonado solo celebro la santa misa. Estoy tratando de fortalecer la
comunidad en el poblado. Trabajar de acuerdo a un plan que lleve a alguna
parte. Hacer tomar conciencia del aporte y la mantención de la Iglesia.

154
¿Qué rescataría de la experiencia vivida en las comunidades rurales?

Es difícil encontrar algún ateo. De distinta manera todos creen en Dios.


El respeto y la solidaridad, siempre se están apoyando. En las comunidades es
muy difícil que una familia aislada pase hambre. Siempre hay alguien que va
auxiliar.
Rescato también el ambiente hogareño que se da en las comunidades.
El hombre de campo, y más aún si es Pehuenche, le tiene un respeto a la tierra.
Eso también se ve en las comunidades.

En el desarrollo de la acción pastoral de las comunidades en el campo ¿cree


usted que el protagonismo descansa sólo en los sacerdotes? Fundamente.

Se evidencia una falencia eclesiológica en el católico. Hay que echar una


miradita a los seminarios. Una mirada también a los agentes pastorales. Cuál
es su motivación por la que se encuentran en la Iglesia.
Yo he visto que muchos están en la Iglesia porque ser curita es rechoro. Buena
onda. Yo me he encontrado con parroquias decaídas porque se desmoronó
todo cuando el cura se fue.
Hoy hay una tendencia clara al personalismo, a figurar, a centrar todo el trabajo
pastoral en mi persona. La tendencia es desplazar a Cristo por ellos. Hay una
tendencia a depositar todo en el sacerdote. Por la imagen que daban
anteriormente. Un patrón de fundo, autoridad, ¡¡el padre!! me dicen algunos.
Hay una tendencia a depositar todo en el sacerdote
Pero la cuestión tiene que ir en otra dirección. Las comunidades son lo más
importante. Las comunidades tienen que llegar a ser escuelas de comunión y
participación.
Yo he venido con una apuesta de servicio por el reino de Dios. de ser un pastor
que se va acercando a la gente según el querer de Dios y según lo que la
Iglesia pide.

¿Cómo se ha venido asumiendo el tema de la Evangelización en las


comunidades rurales?

Es un aspecto difícil de abordar. Todos los años llegan misioneros con distintos
sacerdotes y líneas pastorales. Yo me he dado cuenta que ha sido un fracaso.
Misionar con los propios agentes de la parroquia es el desafío.

En la actualidad ¿qué oportunidades e instancias de formación existen para los


fieles del mundo rural?

Hay muy pocas posibilidades. Este año nos hemos preocupado sólo del
poblado, por lo tanto el campo lo tenemos literalmente dejado de lado.
155
¿De qué manera la pastoral de las comunidades rurales ha venido asumiendo
la Religiosidad Popular? ¿existen en el sector algunas manifestaciones de
religiosidad popular?

Tiene mucha importancia. He estado en otros santuarios y soy testigo de la


purificación que han venido experimentando. Ha sido dolorosísimo para la
Iglesia pero se ha salido adelante. Hoy son santuarios de piedad, centros de
espiritualidad.
Aquí sucede algo especial. La celebración de San Sebastián es una fiesta
profana religiosa. La comuna tiene su aniversario durante esa semana. La
fiesta está incluida dentro del programa de aniversario. Ahora estamos tratando
de separa aquello. Que el santuario sea un tiempo y un espacio para el Señor.
Eso no se logra porque hay mucho disturbio. El comercio, las ramadas, el
rodeo y otros eventos se hacen en paralelo a la fiesta.
San Sebastián está muy arraigado en el campesino.

¿Cómo se financia una parroquia rural y sus comunidades?

Económicamente el santuario nos logra mantener. Las mandas son


fundamentales para dar una atención a las comunidades rurales que en general
no aportan mucho. No son capaces de retribuir la visita pagando el
combustible. A mi la parroquia no me da ningún aporte. El obispado me ayuda.
La gente aquí es pobre, los trabajos son malos y las personas no están
acostumbradas a hacer su aporte. El problema es que antes la Iglesia
subsidiaba muchos gastos de la gente más pobre. Queda esa mentalidad en la
gente de que la Iglesia es la que debe dar. Yo no le doy a la Iglesia.

Según su opinión ¿cuál es la situación actual de la Pastoral Rural en su


Diócesis?

La Iglesia se preocupó por el mundo campesino hasta la década de los


ochenta. Yo recuerdo que participé en varias iniciativas, pero eso hoy se ha
perdido, desconozco si existe algún lineamiento sobre lo que hay que hacer en
las parroquias rurales.

La Iglesia hace algunas décadas atrás se propuso el tema de la pastoral rural.


Pero hoy en varias diócesis el tema está olvidado. Prácticamente lo que se
hace queda a criterio de los curitas. Con toda autoridad te puedo decir que la
pastoral rural está en cero.

156
III. Visión del mundo rural.

Según su opinión ¿cuál es el impacto de los cambios culturales y tecnológicos


en el sector rural?

Se han facilitado muchas cosas como por ejemplo la comunicación y el


transporte. Sin embargo también hay problemas como por ejemplo la influencia
de los medios de comunicación. Ellos producen un quiebre cultural, prima lo
material y lo a corto plazo.

¿Cómo caracterizaría a la familia rural?

En esta zona las familias son muy unidas. Sin embargo hay bastante violencia
intrafamiliar producida por el alcoholismo. Muchos niños viven con sus abuelos,
los padres salen a la ciudad a trabajar. En el campo no hay muchas
oportunidades de trabajo bien remunerado.

¿Cuál es el nivel de pobreza que existe en las comunidades rurales? ¿podría


describirla?

En esta comuna la mayoría es pequeño productor, principalmente creadores de


chivos y otros animalitos. En invierno es muy cruda la realidad. La nieve
destruye mucho. Por lo tanto la gente es muy pobre. Varios viven de lo que les
entrega el gobierno o de lo que producen.

IV. Desafíos y sugerencias para la pastoral.

Según su opinión, ¿cuáles serían los principales desafíos que la Iglesia debe
asumir para estimular y fortalecer la pastoral en el medio rural?

La Iglesia llegó a aquí evangelizando y promoviendo a los más pobres. Ella


trajo la educación, adelantos, organización.
Cuando se fueron los capuchinos y la asumen los diocesanos se va debilitando
esa capacidad misionera, de sacrificio, de llegar a la gente. Hoy creo que
deberíamos retomar eso. Además la Iglesia tiene que adaptarse a los nuevos
tiempos. Hoy la Iglesia está respondiendo a una cultura de fines del siglo XIX
y mitad del XX. Tenemos que progresar. Llegar a ser misioneros de Jesús no
del papa o de sus colaboradores.
Necesitamos de una Iglesia solidaria capaz de optar los pobres, por los que
sufren.
157
Sería muy importante retomar la opción por las Comunidades Eclesiales de
Base. Así podríamos remediar la falencia eclesiología.

¿Cómo podría la Iglesia asumir esos desafíos? ¿qué manera se podrían


concretar estas sugerencias?

Creo que enfatizando más en la creación y acompañamiento de las CEBs. La


Iglesia creció mucho y sobre todos sus integrantes. Fue una buena oportunidad
para que los laicos asuman su rol.
También creo que es muy necesario enfatizar en la formación. Hay mucha
gente ignorante. Decimos que queremos mayor comunión y participación, pero
para eso la gente del campo tiene que estar preparada.

PAUTA PARA LA ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA

V. Datos de Identificación:

Código Entrevistado: Sacerdote Entrevistado Nº18


Edad: 38 Años
Años de ministerio sacerdotal o diaconal: 10 años de ministerio sacerdotal
Estudios o formación permanente: Bachiller en Teología.

VI. Pastoral de las Parroquias Rurales

¿Cómo está organizado el quehacer pastoral de la Parroquia que usted


conduce o acompaña?

Las parroquias rurales funcionan como las de la ciudad. Lo único que las
diferencia o caracteriza es tener comunidades rurales y en muchas de ellas una
historia larga de las CEBs.
La parroquia del campo funciona como cualquier otra parroquia.
Hay grupos de catequesis, de acción social, movimientos como JUFRA, coro,
entre otros que se organizan en el Consejo Pastoral. Aquí se elabora un plan
pastoral participativo, que nace de un diagnóstico. Eso lo proyectamos por tres
años.

Si en su parroquia hay comunidades rurales ¿cómo están organizadas


pastoralmente? ¿cómo son atendidas por la parroquia? ¿qué acciones
desarrollan? ¿cuál es el aporte que los laicos hacen en el quehacer diario?

158
Tenemos en la parroquia 21 comunidades. Las que atendemos con otro
sacerdote. La distancia aquí es muy significativa y los caminos no son muy
buenos. Además que para ir a algunas comunidades tenemos que viajar un
tramo en camioneta, otro en lancha y otro caminar. Normalmente las
comunidades estás organizadas por un equipo presidido por un animador. Se ha
tratado de darle una organización con identidad eclesial. Pues anteriormente no
se diferenciaban mucho de un club deportivo o Junta de Vecinos. Lo ideal es
que cada comunidad tenga su animador, catequistas, algunos encargados de
los servicios normales de una Iglesia. El funcionamiento varía de un lugar a otro
pero lo más común es la celebración de la Eucaristía mensual, la liturgia de la
palabra, catequesis, o algún otro tipo de iniciativas de orden social.
El plan pastoral se elabora en diálogo. Hemos logrado que cada comunidad
aunque sea en el papel tenga su plan. Esto es una brújula, una carta de
navegación. Nos interesa que sean comunidades abiertas. Que no se centren
solamente en lo litúrgico. Primero son comunidades fraternas que comparten el
pan y la palabra, pero que no se quedan en la escucha y el alimento sino que
también se preocupan de escuchar lo que acontece en su entorno. Atentas a
servir a los vecinos. También considero importante que tengan autonomía, vida
propia, que puedan auto organizarse siempre en comunión con la sede
parroquial.
La autonomía tiene que ver con la credibilidad y confianza en su animador, con
la historia y dinámica propia que tiene la comunidad. Ella está inserta en un
lugar que le es propio y uno eso lo tiene que respetar, tenemos que entender
que nos son iguales.

Con todo lo que significa la eucaristía tratamos de realizarla una vez al mes. Y
luego que las comunidades se reúnan y tengan sus momentos de oración y
celebraciones.
En varias comunidades hay ministros de comunión. Estamos en un proceso de
maduración. Instalemos sagrarios en más de 15 capillas. Se ha tratado que el
animador de la comunidad sea también el ministro de comunión.

Pero este desafío no lo asumo solo. Hay un vicario y dos diáconos


permanentes que me ayudan, así como también existe un equipo de laicos. El
gran criterio es trabajar en equipo. Además insistimos en la reflexión y oración.
Esto nos ayuda a tomar autoconciencia de los procesos que vivimos, cómo lo
estamos haciendo, evaluar, corregir. Eso se hace en equipo y en dialogo con el
otro.

¿Qué rescataría de la experiencia vivida en las comunidades rurales?

La Opción por las CEBs y la vida comunitaria. Primero porque allí la gente se
conoce bien. La persona que asiste no es un asistente más o un número sino
que hay una relación. En este sentido las CEBs se convierten en alternativa a
159
una cultura individualista. Yo creo y animo la vida comunitaria. En ella hay
mucha riqueza. Además que se puede compartir más directamente mi fe. Hay
mucho más protagonismo .

Lo más rescatable es que las comunidades en la medida que crecen van


creando ministerios y carismas. Lo más significativo que esto nace por una
experiencia y no porque el cura lo quiso así. Yo como pastor tengo el deber de
acompañar a la comunidad. En algunas oportunidades he tenido ideas geniales
para mejorar la vida de las comunidades pero no puedo imponer, es más tengo
que acomodarme y caminar a su ritmo. Tengo que respetar los procesos, los
momentos de cada una. Esto permite que se profundicen y se asuman mejor los
pasos que se van dando.
Es cierto que las comunidades rurales caminan más lento, pero eso hace que la
experiencia que se vive sea más profunda.

En el desarrollo de la acción pastoral de las comunidades en el campo ¿cree


usted que el protagonismo descansa sólo en los sacerdotes? Fundamente.

Desde luego que si, la Iglesia, especialmente la jerarquía, cada vez se va


verticalizando más, da la impresión que es una Iglesia miedosa, centrada en si
misma. Eso le hace daño a la gente y a las comunidades. Es muy negativo
para promover una opción real por las Comunidades Eclesiales de Base. La
animación y la puesta en marcha de las CEBs requiere necesariamente de
relaciones más horizontales.
Hoy el cura tiene mucho poder. Eso aquí lo estoy cambiando.
Las dependencia hacia el sacerdote no es vital. La vida comunitaria se va
desarrollando esté o no esté el sacerdote. Mi intención es ubicarme siempre
como un allegado en las comunidades, soy un pájaro de paso. Yo vengo a
colaborarle.

¿Cómo se ha venido asumiendo el tema de la Evangelización en las


comunidades rurales?

Tenemos un grupo de misioneros de la parroquia y otros que vienen de fuera.


Aunque no nos interesan las misiones de fuera, porque les hace más bien a los
misioneros que a los misionados. Nos interesa otra cosa, que el equipo de
animadores de las capillas sea más completo. Enfatizamos también en el
acompañamiento de las comunidades. Los diáconos las acompañan junto a los
animadores de las comunidades. eso es permanente. No se realiza sólo en el
verano.

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En la actualidad ¿qué oportunidades e instancias de formación existen para los
fieles del mundo rural?

A nivel parroquial es muy poca. La mayor dificultad es el traslado. Sin embargo


las reuniones mensuales de animadores rurales son una instancia de
formación. En la parroquia hemos descubierto que la clave para superar la
deficiencia en la formación es el acompañamiento y la formación de equipos de
trabajo. Nosotros por ejemplo tenemos un equipo de comunidades rurales
formado por los mismos animadores. Ellos se encargan junto con los diáconos
de acompañar el andar de las comunidades, ya sea a nivel de catequesis,
celebraciones litúrgicas, etc.
Este año nos hemos metido en la animación litúrgica pero en la perspectiva
que las comunidades logren desarrollar una liturgia laical. No queremos
comunidades rurales celebrando misas chicas cuando el sacerdote o diácono
no puede visitarlas. Incluso los obispos han insistido en que sean comunidades
que se reúnen en ausencia del sacerdote. Colocando en hincapié en que el
más importante está ausente. Pero esto no debe ser las comunidades siguen
siendo tales esté o no el sacerdote.

¿De qué manera la pastoral de las comunidades rurales ha venido asumiendo


la Religiosidad Popular? ¿existen en el sector algunas manifestaciones de
religiosidad popular?

Aquí no es mucha la presencia de la religiosidad popular. Pero creo que debe


ser integrada por la Iglesia.

¿Cómo se financia una parroquia rural y sus comunidades?

A diferencia de algunas parroquias de otros pueblos que tienen algunos


terrenos para arrendar, nosotros en el sur tenemos no podemos hacer eso. Los
ingreso son de la colecta dominical, el 1% y algunas donaciones. Con las
comunidades rurales hemos acordado un sistema de financiamiento. Cada
comunidad tiene vida propia en lo económico. Ellos tienen que administrar sus
recursos y tienen que hacerlo muy bien porque si que son escasos.
Mensualmente deben hacer un aporte a la parroquia de $2.000 a $15.000. es
diferenciado hay algunas que pueden dar más y otras no.
El mayor gasto de la parroquia es la atención a las comunidades. Combustible
y mantención cara de las camionetas.

Para los gastos personales yo recibo de la parroquia un aporte. Eso yo lo exigí


cuando llegué aquí. Es una remuneración, la congrua. También hago clases de
religión, tengo algunas horas. Eso yo lo utilizo para financiar la mantención de
la casa, alimentación y servicios básicos, más gastos personales.

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Según su opinión ¿cuál es la situación actual de la Pastoral Rural en su
Diócesis?

La diócesis adolece de una pastoral rural, aún siendo eminentemente rural. El


sector rural está abandonado. Se atienden las comunidades como se hace en
la ciudad y de hecho en la formación del seminario no recuerdo algún tema
referido a la ruralidad. Cómo acompañamos esas realidades. Existe una
máquina eclesial que te exige. Que la catequesis, que la misa. Es difícil
soltarte de eso. Para muchos obispos todo pasa por la misa. Cuesta avanzar
en una Iglesia comunidad, donde lo central no es lo sacramental. Hay una
tención permanente entre ambos modelos de pastoral. Sin embargo, hay que
ver qué es lo más importante. Para mí sin duda que lo es la comunidad. No se
trata de tener CEBs sino ser Comunidad de Comunidades.

VII. Visión del mundo rural.

Según su opinión ¿cuál es el impacto de los cambios culturales y tecnológicos


en el sector rural?

La disminución de fuentes laborales. Antes había mucha gente trabajando en


faenas del campo. Hoy la tecnología ha reemplazado mucha mano de obra.
Lo rural hoy está siendo mal valorado y transformado por la cultura de la
inmediatez. Creo que la Iglesia tiene el desafío de acompañar ese proceso, es
necesario que revalorice la cultura rural. Para aquellos son vitales las
instituciones como la organización de la comunidad.

¿Cómo caracterizaría a la familia rural?

Cada vez más envejecida, compuesta por los abuelos. Todos partieron hacia la
ciudad.

¿Cuál es el nivel de pobreza que existe en las comunidades rurales? ¿podría


describirla?

Aquí la pobreza tiene que ver con poca oferta laboral, con la falta de
perspectivas en los jóvenes.
Aquí se dan los extremos. Hay gente que tiene mucha plata y gente que no
tiene nada. El contraste es significativo.

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VIII. Desafíos y sugerencias para la pastoral.

Según su opinión, ¿cuáles serían los principales desafíos que la Iglesia debe
asumir para estimular y fortalecer la pastoral en el medio rural?

Hacer una opción preferencial por las CEBs con carismas y ministerios. Es la
gran deuda pendiente en el sector rural. Una Iglesia que sea comunidad de
comunidades.

¿Cómo podría la Iglesia asumir esos desafíos? ¿qué manera se podrían


concretar estas sugerencias?
Lo anterior obliga a la descentralización. Obliga a realizar un tipo de autoridad
distinta. Exige dar espacio, esto implica encogerse para dejar al otro realizarse.
Hoy todo el espacio lo llena el sacerdote.
Exige una pastoral vocacional que ayude a que cada uno encuentre el servicio
que el Señor quiere que tú realices. No se trata de que haya más curas o más
monjas. El Señor está llamando.
Esta opción exige tener una visión positiva del mundo. Exige relaciones más
igualitarias. Tenemos que ser más hermanos.

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