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TERAPIA RACIONAL EMOTIVA

Las terapias cognitivas son un conjunto de procedimientos activo-directivos, estructurados y


de tiempo limitado que se utilizan para tratar distintas alteraciones de orden neurótico y
psiquiátrico. Se basan en el supuesto teórico subyacente de que los efectos emocionales y de
conducta de un individuo están determinados, en gran medida, por el modo que éste tiene de
estructurar el mundo.
La terapia racional emotiva (TRE), desarrollada por el doctor Albert Ellis.
Desde su surgimiento formal en 1955, la TRE ha sido una de las formas de consejería y de
psicoterapia con mayor influencia dentro del campo clínico, comprobada por muchos de los
profesionistas de la salud mental en el mundo.
Los inicios de la TRE pueden ser delineados a partir de la vida personal de niño y adolescente
de Ellis, entre 1920 y 1930, cuando comenzó a enfrentar serios problemas físicos (nefritis
aguda) y problemas de personalidad (timidez en general, miedo de hablar en público y de
relacionarse con el sexo femenino).
En 1939, Ellis inicia sus investigaciones abordando temas como el sexo, amor, matrimonio
y pareja, y en el proceso descubre su habilidad de que al hablar con sus amigos podía
ayudarlos cuando éstos estaban ansiosos y/o deprimidos en alguna área de su vida.
Posteriormente, en 1943, obtiene el grado de maestro en Psicología Clínica de la Universidad
de Columbia y comienza formalmente como psicoterapeuta dentro de la línea de terapia
sexual y matrimonial. Para 1947, obtiene el grado de doctorado.
Para 1955, surge la TRE, que al principio fue llamada terapia racional ya que ponderaba los
aspectos cognitivos y filosóficos y se pretendía diferenciarla con claridad de las otras terapias
de la década de 1950. A principios de la década de 1960, junto con su primer colega y socio
en su nueva forma de tratamiento, el doctor Robert A. Harper, decide cambiar el nombre a
TRE.
El desarrollo de la TRE se debe, en parte, a su esencial orientación optimista y humanista;
optimista, pues brinda a las personas la posibilidad de obtener los medios para lograr un
cambio; humanista porque ayuda al desarrollo del potencial humano, contribuyendo a que
éste consiga su bienestar personal y trabaje para alcanzar las metas planteadas.
De los inicios de la TRE, se puede mencionar que ha sido filosófica y controvertida debido
a que Ellis, desde la edad de 16 años, eligió como pasatiempo la tarea de estudiar a los
filósofos, sosteniendo que si una persona adquiere o tiene una filosofía de vida sana, esto le
ayudará a no tener perturbaciones emocionales.
La filosofía TRE puede resumirse en los siguientes puntos: a) La razón y la lógica, por sí
mismas, no son elementos suficientes para llegar a una verdad, sino sólo herramientas
necesarias que permiten filtrar la verdad contra la falsedad. b) La ciencia es estrictamente
empírica y el conocimiento científico debe, en principio, ser confirmado por alguna forma de
experiencia humana. c) El racionalismo es una postura filosófica opuesta a otras maneras de
explicación anticientífica del conocimiento, como el espiritismo, dogmatismo, autoritarismo
y revelaciones. d) El hombre no sólo vive de la razón, pero puede ayudarse de ella para dirigir
su existencia y disminuir su perturbación emocional al usarla para pensar con claridad, lógica,
consistencia y realismo (Ellis, 1962).
La TRE explica que el conocimiento que adquirimos está influido por las interpretaciones
que imponemos a nuestras percepciones. Dichas interpretaciones la TRE las considera como
las concepciones del mundo que tiene una persona; es la filosofía personal, el sistema de
creencias del individuo.
Epicteto -“no son las cosas del mundo las que perturban emocionalmente a los seres
humanos, sino la forma de percibir y pensar sobre ellas”.
El conocimiento y la verdad no son absolutos en la mente de la persona que los piensa. La
TRE rechaza la idea de que existan “absolutos” (no hay verdades terminadas, leyes del
universo para la conducta) y acepta una posición “relativista”. Esta teoría plantea que las
ideas que tenemos y que consideramos verdades absolutas son como hipótesis susceptibles
de ser rechazadas y desconfirmadas.
El conocimiento y el entendimiento que las personas han adquirido de su experiencia
personal y del contacto con sus padres, maestros y otras instituciones culturales son
susceptibles de ser analizados y modificados en te rapia al enseñarle a la gente un método
científico.
La TRE depende de la evidencia empírica y de la deducción lógica de las hipótesis que se
basan en hechos”
La razón y la lógica en el ser humano son elementos cognitivos que son usados por la TRE
ya que determinan la forma en la cual las personas adquieren su filosofía y creencias
personales de autoderrota, así como también son considerados como mediadores entre los
estímulos de entrada y la adquisición del conocimiento.
En su práctica clínica, esta teoría pretende no sólo imbuirse en los ideales de la ciencia, sino
capacitar a los pacientes para emplear un método científico en su vida diaria. La TRE se
aboca al pensamiento científico que lleva a conclusiones objetivas. Por cada creencia
expresada por un paciente, la pregunta apropiada de la TRE es: “¿cuál es la evidencia que
tienes para creer que eso es verdad?”. La TRE busca convertir en científicos eficaces a los
pacientes para que, así, ellos puedan adquirir la información correcta, usando la evidencia
lógica y construyendo creencias de autoayuda. Se intenta que el paciente identifique qué de
lo que percibe es verdad, ya que cuenta con su pensamiento para obtener la evidencia exacta
y para pensar con lógica. De tales evidencias, se espera que construya una imagen más
realista de sí mismo y del mundo en el cual vive.
La TRE resalta la importancia de los valores humanos. Las personas tienden a funcionar
sanamente cuando poseen valores racionales; en cambio, cuando poseen ideas absolutistas,
metas perfeccionistas y propósitos matizados de excelencia, tienden a experimentar
perturbación emocional. Ellis señala que muchas perturbaciones humanas se basan en el
principio de que las personas se califican a sí mismas y a otras como “buenas” o “malas”.
Este tipo de evaluaciones que la gente hace es pernicioso, ya que dedica su vida a comportarse
en función de la aprobación de los otros y, si no la obtiene, de manera inevitable, se devalúa
a sí misma percibiendo que ha fracasado. La autodevaluación es la esencia de la miseria
humana. Cuando los individuos se devalúan, encuentran muy difícil pensar de un modo
objetivo y racional en situaciones problemáticas.
La meta principal de la TRE consiste en ayudar a los seres humanos a pensar en forma
racional (científica, clara y flexible), a tener emociones apropiadas y a actuar de una manera
funcional y adaptativa (eficiencia), con el objetivo de que logren sus metas y sean más felices.
La TRE define a la racionalidad, a las emociones adaptativas y a la conducta funcional en
términos de sus metas básicas e hipotetiza que si la meta principal de la gente es vivir lo
mejor de la vida, evitando el dolor innecesario, y enriquecerse como personas tendrían que
adquirir e interiorizar los siguientes valores y metas, muchos de los cuales pueden ser
pensamientos propios de actitudes racionales (Ellis y Bernard, 1985).
 Interés en sí mismo. Las personas sensatas y sanas emocionalmente suelen interesarse
en primer lugar por sí mismas y colocan sus propios intereses, al menos, un poco por
encima de los de los demás. Se sacrifican hasta cierto punto por aquellos a quienes
quieren, pero sin que esto las anule.
 Interés social. El interés social es racional y positivo porque la mayoría de las
personas opta por vivir y divertirse en una comunidad y grupo social; si no actúa
moralmente, tiende a proteger los derechos de los demás y favorecer la vida en
sociedad, y tiene muy claro que es poco probable que llegue a crear un mundo en el
que pueda vivir cómoda y felizmente.
 Autodirección. Las personas asumen la responsabilidad de su vida, a la vez que
cooperan con los demás. Este tipo de personas no pide ni necesita mucha ayuda de
los otros.
 Alta tolerancia a la frustración. Los individuos racionales se otorgan a sí mismos y a
los demás el derecho a equivocarse. Se abstienen de condenarse o de condenar a los
otros como personas por un comportamiento inaceptable u ofensivo, incluso aunque
les desagrade mucho tal conducta. Las personas no se atormentan cuando tienen una
perturbación emocional, sino que tratan de cambiar las condiciones que sean
susceptibles de modificarse, aceptando las que no lo son y teniendo la sabiduría para
diferenciar entre ambas.
 Flexibilidad. Por lo general, la gente sana y madura es de ideas flexibles, abierta al
cambio, pluralista y no fanática cuando emite opiniones sobre los otros. No dicta
reglas fijas y rígidas para sí misma ni para los demás.
 Aceptación de la incertidumbre. Las personas sanas aceptan la idea de que vivimos
en un mundo de probabilidades y de continuo cambio, donde no existe la certeza
absoluta y quizá nunca existirá. Se han dado cuenta de que vivir en este mundo de
incertidumbre no es horrible y, a menudo, resulta fascinante. Les gusta que haya un
orden, pero no exigen saber con exactitud qué les deparará el futuro.
 Involucrarse en ocupaciones creativas. Para la mayoría de las personas resulta
saludable y satisfactorio involucrarse de forma vital en algo fuera de sí mismas y
poder ser, teniendo, por lo menos, algún interés creativo. En ciertos individuos, tal
interés es de tipo humanitario y lo consideran tan importante, que organizan buena
parte de sus vidas alrededor de él.
 Pensamiento científico. Los sujetos saludables tienden a ser más objetivos, científicos
y racionales que aquellos que tienen alguna alteración. Tienen la capacidad de
experimentar sentimientos profundos y de actuar de modo correcto, pero, también,
 pueden regular sus acciones y emociones reflexionando sobre ellas y evaluando sus
consecuencias según les lleven a conseguir metas a corto o largo plazo.
 Autoaceptación. Las personas sanas simplemente se alegran de estar vivas y se
aceptan a sí mismas por el hecho de vivir y tener capacidad para divertirse. Rechazan
la idea de evaluarse en función de sus logros o de lo que opinen los demás. Prefieren
divertirse más que ponerse a prueba.
 Arriesgarse. La gente saludable tiende a arriesgarse, a intentar hacer lo que pretende,
incluso cuando hay muchas probabilidades de fracasar. Es aventurera, pero no
temeraria.
 Hedonismo a largo plazo. Las personas bien adaptadas aspiran a conseguir los
placeres del presente y del futuro, pero no sacrifican el mañana por el bienestar
pasajero de un momento. Son hedonistas, buscan la felicidad y evitan el dolor, pero
asumen que no van a vivir eternamente y que es mejor pensar en el hoy y en el mañana
sin obsesionarse con gratificaciones inmediatas.
 Antiutopía. La gente sana acepta el hecho de que las utopías son inalcanzables y que
nunca conseguirán todo lo que quieren, ni podrán evitar el dolor. Piensan que es poco
sensato esforzarse por alcanzar el placer, la felicidad y la perfección absolutos, o la
falta total de ansiedad, depresión, descontento y hostilidad.
 La propia responsabilidad de sus alteraciones emocionales. Los individuos bien
adaptados asumen gran parte de la responsabilidad que tienen en sus propias
alteraciones, en lugar de echar la culpa de forma defensiva a los demás o a las
condiciones sociales por sus conductas, pensamientos y sentimientos
autodestructores.
Las metas de la filosofía racional emotiva han sido señaladas por Walen como el
establecimiento de creencias y hábitos que sean congruentes con: a) supervivencia, b) logros
de la satisfacción en el vivir, c) afiliación con otros en una forma positiva, d) logro en el
desenvolvimiento íntimo con los otros, y e) desarrollo y mantenimiento de nuestras
experiencias positivas y adaptativas como parte de nuestra personalidad.
Las personas pueden entender o ampliar sus elecciones de acción y transformar de modo
significativo su personalidad a través de: a) comprender cómo se limitan a sí mismas, b)
desarraigar y modificar sus rígidas filosofías de vida y c) trabajar activamente en contra de
sus pensamientos habituales de autoderrota hasta que se rompan las cadenas que las
restringen.
Al establecer lo anterior, Ellis adjudica un papel de suma importancia a la responsabilidad
del paciente en su propio sistema. La TRE propone o coloca al hombre en el centro del
universo y de sus propios estados emocionales y le otorga casi por completo la
responsabilidad de elección para hacer o no, de sí mismo, una persona perturbada.
Pese a la carga biológica y los factores medioambientales, que son esenciales en la cadena
de eventos que llevan al ser humano a la desorganización y al desorden, Ellis insiste en que
el individuo, por sí mismo, puede intervenir de forma significativa entre los estímulos
medioambientales de entrada y su salida como expresión emocional; por lo tanto, tiene una
enorme cantidad de control humano sobre lo que él siente y quiere hacer. La persona,
equivocadamente, se provoca perturbaciones por mantener pensamientos irracionales sobre
sí misma y los otros, que no son objetivos ni válidos, pero, además, puede, por sí misma,
dejar de perturbarse si utiliza un procedimiento racional emotivo.
Ellis, constante y consistentemente, ha señalado que la TRE se basa en una filosofía de vida
humanista.
La TRE plantea que un principio humanista es que la autoridad última y máxima para evaluar
la conducta es la razón humana. Las decisiones que tomamos sobre cómo nos relacionamos
con los otros no se basan en un principio moral de lo correcto o incorrecto, sino en términos
de cómo nuestras acciones afectan nuestras propias metas personales y cómo se ven influidas
nuestras relaciones con los otros.
MODELO ABC
Como uno de los principios esenciales de la TRE, Albert Ellis ha elaborado una teoría acerca
de los trastornos emocionales, que, por sus siglas, es conocida como el ABC, de la
racionalidad y en la cual se describe cómo una persona llega a trastornarse.
La TRE comienza considerando una consecuencia emocional y conductual (que se denomina
“C”) y se dedica a identificar el evento activador (llamado “A”) que aparece como el
precipitador de tal consecuencia emocional y conductual. Mientras que el punto de vista más
comúnmente aceptado es que “A” provoca “C”, la TRE sostiene que las creencias del
individuo (denominadas “B”), que en realidad son evaluaciones acerca de lo que pasó en
“A”, son las que determinan la aparición de “C”.
Las emociones son generadas en la mente, a través de la evaluación que se hace de la realidad.
Cuando las evaluaciones se basan en premisas y creencias irracionales, las emociones
resultantes son tensionantes y surgen conductas desadaptativas. La ruta más directa para
aliviar las perturbaciones emocionales y para habilitar el comportamiento es por medio de
una técnica de debate empírico que ayude a la persona a deshacerse de sus creencias
irracionales.
Ellis ha señalado que hay tres formas de expresión humana que son inseparables y que
interactúan de manera recíproca: a) la cognición, b) la emoción y c) la conducta.
Ellis reconoce tres orígenes separados de la emoción: a) procesos sensoriales, b) estimulación
biológica mediada a través del tejido del sistema nervioso autónomo (áreas subcorticales) y
c) procesos de pensamiento o procesos cognitivos.
Queda claro, por los escritos de Ellis, que la cognición es el elemento más importante y
dominante en la creación y mantenimiento de la perturbación humana.
Ellis arguye que en la terapia los cambios en los pacientes van acompañados por
modificaciones en la percepción y la cognición. Ellis considera que el papel de la cognición
es trascendente, ya que los cambios en la filosofía de una persona permiten hacer un cambio
tanto en la emoción como en la conducta. La capacidad de pensar es influida por el sistema
de creencias del individuo, y viceversa. Estas distorsiones cognitivas y el sistema de creencias
de las personas pueden ser interpretados como rasgos de personalidad consistentes y
generalizados, los cuales gobiernan y explican la psicología de la emoción y la conducta
humana.
El término “creencias” se emplea para referirse a una variedad de características de la
actividad del pensar del ser humano y es mirada, también, como la causa de las emociones
disfuncionales y de los patrones de conducta desadaptativos.
 Las creencias pueden definirse como un constructo hipotético que abarca tres clases
distintas de fenómenos cognitivos: a) pensamientos que un individuo está elaborando
y de los que está consciente en un determinado momento, b) pensamientos de los que
el individuo no está consciente y c) creencias abstractas que el individuo mantiene en
general.
 Las creencias que las personas mantienen no se expresan, pero constituyen el marco
de referencia que usan para evaluar o juzgar y así llegar a conclusiones sobre lo que
se esperaba de ellos, de los otros y del mundo (esquema cognitivo).
 Las creencias se pueden diferenciar basándose en si reflejan cualidades absolutas e
imperativas (irracionales) o cualidades relativas o condicionales (racionales).
 Las principales creencias que las personas tienen pueden clasificarse en tres grandes
categorías: a) Debo hacer todo bien. . . b) Los otros deben tratarme bien y c) Las
condiciones en las que. . .
 Existen cuatro formas comunes de pensamiento autoderrotista que derivan de ideas
irracionales y que llevan a perturbaciones psicológicas: a) es espantoso, horrible. . .
b) no puedo soportarlo. . . c) es catastrófico. . . y d) todo. . . nada. . . siempre. . . nunca.
..
 Con frecuencia, las creencias son una expresión de los valores de la gente y, como
tales, desempeñan un papel fundamental en la explicación de las metas y propósitos
básicos de la conducta de la persona.
 Las creencias se refieren a las evaluaciones y juicios que los individuos hacen de sus
interpretaciones, expectativas e inferencias sobre la realidad.
 Las creencias irracionales se diferencian de las expectativas, inferencias y
conclusiones, en cuanto que la última puede considerarse una hipótesis tentativa sobre
la realidad que puede ser verdadera o falsa
Walen estableció una de las diferenciaciones más evidentes entre las creencias racionales y
las irracionales:
 Creencia racional. a) Es verdadera y lógica, consistente con la realidad ya que puede
ser respaldada con evidencia; por ello, es verificable y consistente en sí misma. b) o
es absolutista, es relativa. Por lo regular, se expresa como un deseo, esperanza,
preferencia y, en general, refleja un deseo y no una demanda. c) Da como resultado
una emoción moderada, que puede ser tenue o fuerte, pero nunca perturba al
individuo. d) Ayuda a alcanzar la meta de experimentar la satisfacción de vivir y
reduce conflictos intrapsíquicos y con el medio externo. Permite la relación,
involucrarse con otros y el crecimiento personal.
 Creencia irracional. a) Es falsa: no sigue la realidad, parte de premisas incorrectas y/o
deriva en conclusiones equivocadas. b) Es una demanda: se expresa como tal en vez
de deseo, como “debería” en vez de preferencias, como “necesidad” en vez de querer.
c) Deriva en perturbación emocional: apatía y ansiedad que debilitan a la persona y a
su capacidad productiva. d) Obstaculiza la obtención de metas, pues la persona se
maneja con emociones absolutas, reduciendo el experimentar placer e incrementando
el abatimiento.

En términos del modelo ABC, las creencias racionales generalmente conducen a


experimentar consecuencias emocionales moderadas, que permiten al individuo lograr sus
metas futuras por medio de facilitar una conducta constructiva. No obstante, diferimos de lo
que plantea Walen, ya que creemos que, en ocasiones, las creencias racionales pueden llevar
a un paciente a niveles extremos de alguna emoción que puede ser apropiada, tales como una
extrema tristeza y rechazo. Las creencias irracionales llevan a consecuentes estados
emocionales extremos de tensión (ansiedad intensa, enojo, depresión) y reacciones
conductuales (agresión, aislamiento), que hacen difícil al paciente mejorar su situación.

Albert Ellis sostiene que, mientras la distorsión de la realidad y las fallas de lógica de
pensamiento pueden provocar respuestas emocionales poco placenteras, las creencias
irracionales son las que predisponen al individuo a distorsionar la realidad y a tener un
pensamiento ilógico. De este modo, las evaluaciones y apreciaciones que el individuo hace
de sus percepciones subjetivas y de su interpretación de la realidad, son las que conducen a
la perturbación emocional y conductual, siendo, entonces, la tarea de la TRE encontrar cuáles
son las creencias irracionales que están operando para provocar esto.
Existen cientos de creencias irracionales distintas que subyacen a la perturbación emocional
humana y, por ello, resulta imposible enumerarlas todas. Así, Ellis ha identificado un número
específico de creencias irracionales que parecen compartir gran cantidad de personas con
problemas emotivo-conductuales.

Existe una necesidad absoluta de ser amado y aprobado por personas significativas en mi
vida. Hay que ser totalmente competente y casi perfecto en todo lo que se emprende. Ciertas
personas son malas, viles, perversas y deberían ser castigadas. Es horrible cuando las
personas y las cosas no son como uno quisiera que fueran. Los acontecimientos externos son
la causa de la mayoría de las desgracias de la humanidad; la gente simplemente reacciona
conforme los acontecimientos inciden sobre sus emociones. Hay que sentir miedo o ansiedad
ante cualquier cosa desconocida, incierta o potencialmente peligrosa. Es más fácil evitar los
problemas y responsabilidades de la vida, que hacerles frente. Se necesita contar con algo
más grande y más fuerte que uno mismo. El pasado tiene mucho que ver en la determinación
del presente. La felicidad aumenta con la inactividad, la pasividad y el ocio indefinido.
Uno de los mejores métodos para ayudar a disminuir o eliminar su perturbación emocional
es mostrarles cómo debatir activamente esas ideas y motivarlas a continuar haciéndolo
consigo mismas durante las sesiones terapéuticas o fuera de ellas, hasta que puedan llegar a
una nueva filosofía que les permita pensar y comportarse de forma racional.
Lo inaccesible de los pensamientos del paciente lo ha ilustrado Beck (1976), quien reporta
que muchos de sus pacientes no estaban totalmente conscientes de su autolenguaje, hasta que
no los ayudaban a detectarlo. Beck etiqueta estas ideaciones como pensamientos automáticos
y los describe en términos de cinco atributos: a) A menudo, los pensamientos automáticos no
son vagos, sino, más bien, específicos y discretos. Ocurren en forma taquigráfica; esto es,
sólo aparece la palabra clave en una oración, como si fuera un estilo telegráfico. b) Los
pensamientos automáticos parecen ser relativamente autónomos, en términos de que el
paciente no hace un esfuerzo por iniciarlos. c) El paciente relaciona esos pensamientos
automáticos como posibles y razonables. Acepta la validez de ellos, sin cuestionarlos y sin
probar su realidad y su lógica. d) El contenido de los pensamientos automáticos,
particularmente de aquellos que son repetitivos y, por lo tanto, los más poderosos, es
idiosincrático. e) Por lo común, estos pensamientos incluyen mayor distorsión de la realidad
que otros tipos de pensamiento.
Las implicaciones de este modelo teórico para la práctica TRE se resumen en los siguientes
puntos: a) Muchos pensamientos que contribuyen a desórdenes emotivos y conductuales no
están accesibles ni para el paciente ni para el terapeuta. b) La falta de habilidad para hacer
una introspección se deriva de las limitaciones inherentes de la forma en que el ser humano
experimenta sus pensamientos. c) El paciente puede requerir entrenamiento sistemático y una
práctica para facilitar el proceso de descubrimiento del contenido ideacional de sus
pensamientos privados. d) La TRE que se emplea con adultos puede dirigirse también a
asegurar el nivel suficiente de autodescubrimiento en población joven. e) Para facilitar el
mantenimiento y la generalización del cambio del paciente, la instrucción terapéutica debe
ser expresada de manera que sea compatible con él y que pueda ser incorporada dentro de su
sistema de lenguaje idiosincrático y, también, dentro de su estructura cognitiva.
Una vez que el terapeuta ha ayudado al paciente a que descubra y clarifique las suposiciones
filosóficas que le crean trastornos, contribuye en forma persistente a que sean anuladas,
desafiándole a pensar en la validez de tales suposiciones y le ayuda, además, a que piense
por sí mismo en lugar de repetir de modo reiterado frases irracionales.
TECNICAS
La técnica básica del terapeuta racional emotivo consiste en preguntar y discutir.
Existen estilos característicos que el terapeuta puede adoptar: a) Es activo y directivo con la
mayor parte de los pacientes. b) Es, excepcionalmente, activo con la palabra, en especial
durante las primeras sesiones de terapia. c) El enfoque racional emotivo es muy didáctico. El
terapeuta puede, desde el inicio, enfrentar a la persona, contando con pruebas evidentes de
su forma irracional de pensar y de comportarse e intentar, con firmeza, persuadir y discutir
para que la persona abandone sus creencias irracionales e ilógicas y así entienda cómo éstas
provocan irracionalidad. d) Enseña a la persona que puede vivir bien sin, necesariamente, ser
aceptado ni amado por los demás. e) Enseña que las verdaderas razones de la conducta
autodestructiva no radican en sus experiencias tempranas o en su historia pasada, sino en las
actitudes filosóficas y suposiciones que mantiene en torno a la experiencia de que se trate. f)
Enseña que es posible aceptarse como seres valiosos y felices en la vida, por el mero hecho
de existir y de estar viviendo. Ataca, con firmeza, la idea de que la valía intrínseca de la
persona depende de los criterios normalmente reconocidos en la sociedad, tales como el éxito,
los logros materiales adquiridos, la popularidad, el servicio a los demás, etc. Por el contrario,
le demuestra al paciente qué le convendría hacer si en realidad quiere superar sus
perturbaciones emocionales.
INSIGHT RACIONAL EMOTIVO
El terapeuta racional emotivo ayuda a los pacientes a: a) conocer sus emociones y conductas
desadaptativas o sintomáticas, b) asumir la responsabilidad total de que éstos son autocreados
y autosustentados, c) aceptarse con sus síntomas y d) buscar y reconocer genuinamente las
fuentes filosóficas de sus síntomas.
Al alcanzar estas metas, el terapeuta racional emotivo enseña cinco tipos de insight.
a) Es, simplemente, que toda conducta tiene causas y antecedentes. b) Son las creencias
actuales que se mantienen, al pensar de manera repetitiva en ellas, las que provocan las
reacciones humanas. c) Les enseña que no son víctimas desahuciadas de fuerzas exteriores
ni de procesos inconscientes, sino que tienen control sobre éstos. d) Cualquier pensamiento,
en particular los que se están cuestionando, puede ser válido y, de hecho, puede ser desafiado.
e) Los pensamientos y creencias pueden ser eliminados si se prueban sus falacias o son
autoderrotistas y se pueden adoptar otros más adaptativos para reemplazarlos.
METODO SOCRÁTICO
La meta del método socrático es cuidar y cultivar las habilidades del pensamiento conceptual
y abstracto. Su atención se centra en ayudar a las personas a que, por derivación lógica o por
razonamiento, lleguen a una definición o conclusión que sea factible de ser aplicable, a partir
de un concepto abstracto que haya sido relevante en la sesión (por ejemplo: amor, verdad,
éxito, amistad).
En lugar de preguntar hechos y detalles, la pregunta socrática permite que el paciente analice,
sintetice y evalúe las diferentes fuentes de información.
La pregunta socrática podrá ser empleada para facilitar el autodescubrimiento ayudando al
paciente a ampliar una respuesta que ya posee. Asimismo, fomenta la autonomía, y reduce la
resistencia
EL DEBATE FILOSOFICO
En la TRE, el método principal para reemplazar una creencia irracional por una racional es
el debate filosófico, que consiste en una adaptación del método científico a la vida cotidiana.
Phadke ha demostrado que la refutación de las creencias irracionales abarca los siguientes
tres pasos. Primero, los terapeutas ayudan al paciente a descubrir las creencias irracionales
que subyacen a sus conductas y emociones autodevaluatorias. En segundo lugar, debaten con
sus pacientes la verdad o la falsedad de sus creencias irracionales. En tercer lugar, un estilo
terapéutico eficaz al utilizar el debate filosófico es el diálogo socrático, pues fomenta en el
paciente la generación de conocimiento, en lugar de sólo memorizar, creencias racionales y
apropiadas.
IMAGINACIÓN RACIONAL EMOTIVA
Para comprender por qué la imaginación racional emotiva es una técnica tan efectiva para
autoinstruirse, debemos recordar que el cerebro funciona como una cámara. No ve y no
reacciona a “lo que está justo ante nuestros ojos”; ve y reacciona a la imagen que el cerebro
reproduce de eso en su neocorteza.
Es un entrenamiento efectivo y un ejercicio de reentrenamiento para el cerebro. La
imaginación racional emotiva es la práctica de “como si”, o el ensayo mental del hábito
racional, que se está intentando aprender. Esto hace que la imaginación racional emotiva sea
una de las formas más seguras y rápidas para aprender cualquier hábito nuevo. Al practicar
la imaginación racional emotiva diariamente, se consiguen otras cuatro ventajas: a) se
corrigen errores pasados; b) se obtiene práctica en el manejo de las viejas situaciones reales
de la vida, con más habilidades racionales y mucho menos errores en el futuro; c) los
progresos en la reeducación emocional se aceleran mucho más que sin ella; y d) se empieza
a sentir más confianza en uno mismo en cuanto a la habilidad para enfrentarse a las nuevas
experiencias de la vida.
AUTOANÁLISIS RACIONAL
El autoanálisis racional es el procedimiento principal de la TRE, es una forma estructurada
en la cual los pacientes descubren las relaciones causa-efecto entre los componentes
cognitivos, emocionales y físicos de sus problemas personales y también los cambios
racionales que deben hacer y pueden hacer para empezar a ayudarse a ser felices de
inmediato.
IMAGINACIÓN TERAPÉUTICA
E IMAGINACIÓN AVERSIVA
El Dr. Maulstby ha desarrollado una técnica llamada imaginación racional emotiva que
acelera el proceso de autocambio. Existen dos modalidades: a) imaginación terapéutica y b)
imaginación autoaversiva.
La imaginación terapéutica es útil sobre todo para extinguir temores y fobias específicas y
para facilitar el desarrollo de las áreas del comportamiento que el paciente aún no ha probado
(ni intentado) debido a las creencias irracionales de que él nunca logrará tener éxito.

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