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Modernidad – Mundo e Identidad

Renato Ortiz

Desde el concepto de la antropología la identidad cultural estaba dada por la totalidad de un


territorio, consistía en dar una descripción de la organización social. Era un esfuerzo
descriptivo y clasificatorio. La identidad puede ser observada, delineada y determinada de
alguna manera. Tendrá un centro del cual irradie en el territorio.
Para los antropólogos la cultura es una totalidad en la que se encuentran articuladas las
diferentes dimensiones de la vida social.

La escuela culturalista norteamericana decía que la cultura es responsable de la personalidad


y la identidad personal es una consecuencia de una estructura que engloba a los miembros de
una cultura. Cada cultura sería un patrón. El carácter se manifiesta en el individuo, este al ser
productos de fuerzas sociabilizadoras llega extender el carácter al conjunto de la organización
social. Lo que es individual se torna identidad colectiva.
La cultura está marcada por su función integradora que satisface a los individuos según la
exigencias de la sociedad porque las sociedades primitivas poseen fronteras delimitadas. En el
interior de si territorialidad la cultura es una, se la define como una centralidad particular.
Este centro está sujeto a cambios pero serán lentos y graduales y rara vez traerán conflictos.
Esto lleva a mantener la integración. El núcleo posee el control de los cambios que se le
imponen ya sean internos o externos, de esta forma se mantiene inalterada la identidad.

Los antropólogos norteamericanos trasponen un esquema teórico para el análisis de otro tipo
de sociedad donde la identidad comienza a tener carácter nacional. Ellos saben que existen
diferentes tipos de sociedades, postulan que la cohesión de las sociedades nacionales es
semejante a las sociedades anteriores. Una integración que se extiende ahora por un
territorio más abarcador, el límite lo marca la nacionalidad lo que lleva a hablar de un núcleo
de culturas nacionales. El mundo se constituye de culturas nacionales, cada una con su
carácter, se caracterizan por la permanencia.

Herder marca que no se puede ordenar las civilizaciones en una secuencia histórica, cada
pueblo tiene esencia propia. Con este sentido Cultura y Nación son una civilización centrada en
si mismas.

Para Ortiz la identidad es una construcción simbólica que surge en relación con un referente
(una cultura, la nación, una etnia, el color...) no se piensa en una identidad sino en la
interacción de identidades. Es un producto de la historia de los hombres.

La palabra nación es una novedad histórica, para que la identidad nacional exista deberá
haber un Estado y administración, unificación lingüística, invención de símbolos, fiestas cívicas,
bandera, himno, héroes nacionales que serán objeto de culto en las escuelas. Es una imagen
en la que se reconocen los miembros de una mismas sociedad.

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La memoria nacional es un terreno de disputas en el que se disputan distintas concepciones de


la sociedad. Renan piensa que los sucesos dolorosos de la historia de un pueblo deberían ser
olvidados porque alimenta la fragmentación de los individuos con la nación.

La nación constituye una nueva forma de organización social

Gellner marca que la sociedad agraria es una sociedad estamental, marcada por una rígida
segmentación. La función del estado es asegurar la paz y la recaudación de los impuestos. La
elite vive en un circulo cultural aislado del resto de la población, los grupos subalternos se
encierran en la especialidad de sus costumbres con dinámicas propias. (comerciantes,
artesanos, campesinos)
La sociedad industrial rompe con las fronteras por la división del trabajo. Los individuos
empiezan a circular por lo que no da lugar a mundos segmentados. El ser la movilidad un
factor determinante la cultura debe tener un mayor grado de integración para entender toda la
sociedad.

Para Ortiz “La nación se realiza a través de la modernidad” donde la dilución de las fronteras
en un tema intrínseco de ella ya que las relaciones sociales no se aferran ya al contexto local.
El espacio se encuentra dilatado por la movilidad.
La idea de nación hace que los individuos dejen de considerar sus regiones como base
territorial, los separa de sus particularidades, provincianismos integrándolos en un todo social.
Se desterritorializa el espacio.
La modernidad se fundamente en el principio de la individualidad provocando la ruptura de los
vínculos estamentales. Pero el Estado busca inculcarle una voluntad colectiva para que el
individuo se exprese como ciudadano de una nación.

“La modernidad al mismo tiempo que se encarna en la nación trae con ella los gérmenes de su
propia negación” sería que la identidad nacional se encuentra en desacuerdo con el
movimiento que la engendra, hay desterritorialización por un lado y reterritorialización por el
otro por lo que la identidad nacional exige una reconstrucción permanente.
El mundo se encuentra repartido con el interés de las grandes potencias, los países
subalternos no niegan sus principios nacionales sino que refuerzan su lucha contra el
subdesarrollo enfrentando el imperialismo.
Cada nación se configura a partir de un núcleo de irradiación, por lo que estado-nación es una
instancia de producción de sentido. La sociedad moderna para construirse como tal debe
pacificar los intereses de los diferentes grupos (Nacionalidades, lengua..)

“La modernidad impulsa el movimiento de desterritorialización fuera de las fronteras


acelerando la condiciones de movilidad y desencaje” la mundialización de la cultura crea

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nuevos referentes identitarios. Ahora la unidad moral está armada en el círculo de estructuras
mundiales. Se eligen signos que vienen del proceso de globalización.

Integración, territorialidad, centralidad son premisas que no sirven para analizar la


modernidad. A partir de la globalización la noción del espacio se transforma, el núcleo para la
construcción dela cultura pierde centralidad. Las fronteras ya no contienen los movimientos
identitarios por lo que algunas identidades son fortalecidas por el debilitamiento de estos
límites.

El consumo es una de las caras de la mundialización de la cultura, donde cada una de las
identidades debe negociar su existencia (delimitar simbólicamente el territorio, tener en cuenta
la multiplicidad de actores) algunas se transformarán en identidades nacionales y otras
actuarán sometidas a sus oponentes.

Las identidades son diferentes porque las instancias que las construyen tienen distinta posición
y poder por lo que las identidades se expresan en un campo de lucha.

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