Está en la página 1de 5

CRITICA DE LIBROS

LO PERSONAL ES POLÍTICO

Ana de Miguel Álvarez


Universidad de La Coniña

PILAR ESCARIO, INÉS ALBERDI es político incluye un componente movili-


y ANA INÉS LÓPEZ-ACOTO, zador, hacia la acción y muestra la estre-
Lo personal es político. cha vinculación entre el análisis teórico y
El Movimiento Feminista la práctica que caracteriza al feminismo.
La estrategia de lucha para transformar la
en la transición,
«política sexual» requiere la constitución
Madrid, Instituto de la Mujer, 1996 de un «nosotras» capaz de movilizar a las
CRISTINA MOLINA, Dialéctica mujeres como un agente colectivo que de-
feminista de la ilustración, fine su situación —cuál es la especifici-
Barcelona, Anthropos, 1994 dad de la situación de las mujeres qua
SHEILA JEFFREYS, La herejía lesbiana. mujeres—, la traslada a la discusión pú-
Una perspectiva feminista blica y racional y establece los cambios y
de la revolución sexual lesbiana, objetivos necesarios para su solución.
Madrid, Cátedra, 1996 El feminismo, como perspectiva teórica
y como movimiento social, ha iluminado
Lo personal es político fue uno de los es- y ensanchado nuestra concepción del
lóganes más característicos del movimien- modo por el que un sistema de poder se
to feminista en los años sesenta y setenta; mantiene y reproduce, y ha desarrollado
también va a servimos para abordar una múltiples estrategias y métodos de lucha
perspectiva teórica que está innovando en todas las áreas y niveles sociales. En
profundamente la filosofía política y las consecuencia no podía ser más acertado
ciencias sociales. En primer lugar, lo per- el título elegido por las autoras de Lo per-
sonal es político refiere a una concepción sonal es político para analizar el movi-
nueva de la política, más allá —^y más miento feminista español en la transición.
acá— de la concepción convencional de El libro relata, dando voz a las mujeres
lo político como el ámbito en que dirimen que militaron, el complejo proceso por el
sus diferencias los partidos y se gestionan que llegaron a desentrañar qué es lo que
las instituciones. Kate Millet en su obra les pasaba, en una sociedad en que la ur-
Política sexual (1969) define la política gencia e importancia de otras luchas —en
como el conjunto de estrategias destina- este caso la lucha contra la dictadura y la
das a mantener un sistema de doinina- instauración de la democracia— siempre
ción; con esta redefinición consolida una tiende a desplazar e invisibilizar las «co-
línea de análisis —^ya iniciada por el fe- sas de mujeres»; en una sociedad en que,
minismo sufragista y socialista en el siglo frecuentemente, los problemas que afec-
XIX— que identifica como centros de do- tan a los varones son definidos como pro-
minación patriarcal esferas de la vida, blemas sociales y los problemas de las
como la familia y la sexualidad, que hasta mujeres son exactamente eso, problemas
entonces se consideraban personales y de mujeres. Este apasionante proceso, que
«privadas». En segundo lugar, lo personal supuso el paso de la experiencia indivi-

178 RIFP/9(1997)
CRÍTICA DE LIBROS

dual a la lucha colectiva, y el surgimiento Algunas actividades especialmente bene-


de la solidaridad entre las mujeres, estuvo ficiosas para las mujeres fueron la crea-
hecho a menudo de crisis ideológicas y ción de centros alternativos, de ayuda y
personales. Las mujeres comenzaron, de autoayuda. Las feministas no sólo crearon
forma relativamente espontánea, a reunir- espacios propios para estudiar y organi-
se solas y a comprender que «problemas zarse sino que desarrollaron una salud y
personales» como la discriminación en el ginecología no patriarcales, animando a
trabajo asalariado, la ausencia de placer las mujeres a conocer y controlar su pro-
sexual o la asignación de ciertos papeles pio cuerpo. También se fundaron guarde-
«femeninos» en la lucha política —como rias, centros para mujeres maltratadas,
servir el café o pasar a máquina los mani- centros de defensa personal y un largo et-
fiestos— eran en realidad producto de una cétera. Estas acciones, muy especialmente
estructura social específica que había que las relacionadas con la planificación fami-
analizar y cambiar. En esta línea, una de liar, servían además para el trabajo con
las aportaciones más significativas del las mujeres de los barrios a las que no lle-
movimiento feminista fue la organización gaba un mensaje intelectualizado y que,
en pequeños grupos de autoconciencia. frecuentemente, tenían una visión estereo-
Consistía en que cada mujer del grupo ex- tipada y patriarcal de las feministas.
plicase las formas en que experimentaba y Además de las acciones dirigidas a las
sentía su opresión, para propiciar «la rein- propias mujeres —concienciación, análisis
terpretación política de la propia vida» y teórico, solidaridad— las feministas trasla-
poner las bases para su transformación. daron a la agenda política convencional te-
Con la autoconciencia también se preten- mas tan supuestamente privados como la
día que las mujeres de los grupos se con- ley de divorcio, la anticoncepción, los ma-
vertieran en las auténticas expertas en su los tratos y las violaciones; y temas tan in-
opresión: estaban construyendo la teoría visibles como la ausencia de las mujeres
desde la experiencia personal y no desde del espacio público, del parlamento y los
el filtro de ideologías previas. Otra fun- partidos. En este sentido, y como muy
ción importante de estos grupos fue la de bien pone de manifiesto esta obra, uno de
contribuir a la revalorizacíón de la palabra los conflictos y debates fundamentales del
y las experiencias de un colectivo siste- feminismo y de las militantes fue encon-
máticamente inferiorizado y humillado a trar la forma de conjugar su conciencia fe-
lo largo de la historia. En relación con minista con su conciencia «política», es
esto, y con el ideal democrático participa- decir su militancia de izquierdas, en parti-
tivo, otra característica común del movi- dos y sindicatos, y su feminismo.
miento fue la práctica interna igualitarista
Pues bien, esta contribución, esta histo-
y antijerárquica y la organización en
ria, el hecho de que las mujeres no sólo
Asambleas de Mujeres.
han cambiado nuestra sociedad sino que se
Por otro lado el activismo de las femi- han cambiado a sí mismas —la feminista
nistas fue, en más de un sentido, espec- socialista Alexandra KoUontay ya consta-
tacular. Si espectaculares por multitudina- taba a principios de siglo la aparición de
rias fueron las manifestaciones y marchas una mujer nueva como sujeto protagonista
de mujeres, sobre todo en los países an- del cambio social— podría acabar, una
glosajones, no menos espectacular resulta vez más, ausente de la Historia con ma-
la capacidad de las feministas españolas yúsculas de la transición española. Como
para multiplicarse y estar en todas partes. es bien sabido las mujeres han sido igno-

RIFP/9(1997) 179
CRÍTICA DE LIBROS

radas por la historia, y el movimiento fe- para participar en igualdad de condiciones


minista, uno de los grandes movimientos en un espacio, el público, que se ha confi-
sociales del XIX, pareciera no haber existi- gurado —simbólica y materialmente— no
do nunca. Este reiterado silencio, que ya sólo a partir de su exclusión, sino a
oculta la existencia de un sistema de do- costa de su participación a tiempo com-
minación basado en el género-sexo y las pleto en las tareas de la reproducción so-
luchas históricas de las mujeres por supe- cial: trabajo doméstico y cuidados del nú-
rarlo, imposibilita la comprensión de la si- cleo familiar sin horario, salario y otras
tuación presente de las mujeres. En este conquistas del trabajo «público». El exce-
sentido, tal y como dicen las autoras, «nos lente libro de Cristina Molina Dialéctica
hallamos ñente a una batalla simbólica en feminista de la Ilustración ofrece una pre-
tomo a la apropiación de nuestro pasado cisa reconstrucción de la constitución y
reciente», porque si quienes olvidan su redefinición de estos espacios en la mo-
historia están condenados a repetirla ¡qué dernidad.
decir de quienes ni siquiera tienen historia! En general, Molina desarrolla la tesis
La reconstrucción de la historia de las de que el patriarcado funciona como un
mujeres, y de las conceptualizaciones de sistema de adjudicación de espacios, físi-
lo femenino, ha sido una de las tareas pio- cos y simbólicos, en que los varones con-
neras emprendidas por los estudios de gé- notan como valiosos —^y por tanto fuente
nero y ha propiciado las investigaciones de recursos, poder y prestigio— los espa-
actuales sobre el género como principio cios y actividades que se reservan para
organizador de la vida social y de la con- ellos. En particular y a través del análisis
ciencia humana. Así, en la última década, de autores clave de la modernidad como
importantes trabajos de teoría feminista John Locke, Jean-Jacques Rousseau y
han coincidido en señalar, desde distintos John Stuart Mili, pone de relieve cómo la
referentes filosóficos, históricos y socioló- adscripción de las mujeres a la esfera pri-
gicos, que la exclusión de las mujeres de vada-doméstica es el mecanismo por el
la categoría de sujetos y ciudadanas en la que la tradición ilustrada y la ideología li-
modernidad rio puede considerarse un beral consuman la exclusión de las muje-
«mero aeddshte o una aberración». Muy res de las promesas ilustradas de igualdad
al contrarío, se apunta )a t&slÉ de que en la y libertad. Fuera de lo público no habrá
teoría social y política modernas, la cons- «ni razón ni ciudadanía, ni igualdad, ni le-
titución de lo público se habría realizado galidad ni reconocimiento de los otros».
gracias a la exclusión —^necesaria exclu- Como muy bien señala la autora, nuestra
sión por tanto— de diferentes aspectos de cultura ha convertido el propio concepto
la vida humana, y estos, a su vez, gracias de «mujer pública» en un concepto límite,
a la exclusión —necesaria también— de en un insulto o una maldición.
las mujeres. Desde esta perspectiva un
tema clave en las investigaciones sobre Mantener que la opresión de las muje-
los géneros es el de la articulación o las res se relaciona con su adscripción a lo
relaciones entre lo público y lo privado, privado no significa, ni mucho menos,
donde lo privado aparece como la condi- desconocer que en la modernidad, y espe-
ción de posibilidad de la esfera pública. cialmente en los planteamientos liberales,
Desde esta articulación se explican las lo «privado» adquiere connotaciones cla-
enormes dificultades y obstáculos que en ramente positivas. Efectivamente, aunque
la actualidad experimentan las mujeres lo privado sigue connotando el reino de la
necesidad y la naturaleza, tal y como su-

180 BIFP/9(1997)
CRITICA DE LIBROS

cedía en la antigüedad, también se con- significados del eslogan feminista lo per-


vierte ahora en el valioso espacio donde sonal es político. De ahí que las dos obras
despliega su soberanía e individualidad el comentadas se complementen tan bien
yo. Lo privado se convierte en un derecho como lo hacen las dos acertadas frases de
y un límite frente al poder del Estado, es Simone de Beauvoir con que han sido
el lugar de la propiedad privada y de lo respectivamente encabezadas: «El femi-
«propio», frente a lo social, entendido nismo es una forma de pensar y una ma-
ahora como lo común y uniforme, como nera de vivir» y «La tarea real del femi-
la «tiranía de la opinión pública». Molina nismo sólo puede ser la transformación de
repara en esta revalorización de lo priva- la sociedad a partir de la transformación
do y aclara una importante fuente de con- del sitio de la mujer en ella».
fusión al hacemos ver cómo estas conno- Si el feminismo se ha caracterizado por
taciones liberadoras y positivas afectan a llevar a la palestra temas que el patriarca-
los varones, pero no a las mujeres. De he- do había asignado a la privacidad, tam-
cho, las mujeres, aunque no son definidas bién hoy los colectivos de lesbianas y
teóricamente como propiedad, cumplen la gays están empeñados en hacer públicas
función de cualquier propiedad, a saber, sus preferencias sexuales, denunciando
la de producir las condiciones para dar al como opresivo un sistema que los tolera
varón su entrada en lo público: «Sin la siempre y cuando las mantengan en priva-
Sofía doméstica y servil, no podna existir do. En la actualidad estos colectivos de-
el Emilio libre y autónomo. Sin la mujer mandan el fin de la discriminación basada
privatízada, no podría darse el hombre en las preferencias sexuales y, como en su
público». día las mujeres, exigen su acceso a la ciu-
En esta línea de aclarar posibles confu- dadanía civil, política y social. Además de
siones tampoco estaría de más recordar los grupos de aptívistas proliferan los se-
que redefinir no equivale a suprimir; minarios de estudios de lesbianas y gays
como señala Celia Amorós en el prólogo y, también, lógicamente, las disidencias,
a esta obra, si Lo personal es político im- las diferencias teóricas y estratégicas.
plica la redefinición del ámbito de la polí- El Hbro de Sheila Jeffreys La herejía
tica convencional, también exigirá la re- lesbiana es un libro que trata sobre la
definición correlativa de qué sea lo perso- fragmentación de la comunidad lesbiana
nal, construido de forma distinta para va- en la década de los ochenta, y no precisa-
rones y mujeres. Es decir, el lema femi- mente desde una posición neutral sino
nista lo personal es político no elimina claramente combativa. Así, distingue en-
necesariamente la distinción entre lo pú- tre feministas lesbianas —esta designa-
blico y lo privado pero cuestiona radical- ción es cosa suya— y lesbianas que, ade-
mente su articulación actual, cuando, por más, son feministas. Las primeras, entre
ejemplo, reivindica que nada debe haber las que se incluye, defienden el lesbianis-
de privado en las violaciones de derechos mo como una opción política —toda mu-
que se producen en el ámbito familiar. jer puede ser lesbiana— desde la que es
En definitiva, el análisis de la constitu- posible crear un mundo alternativo y aca-
ción de estos dos espacios supuestamente bar con la sado-sociedad ffisculina. Este
complementarios pero jerarquizados y con universo alternativo incluye una nueva
significados distintos para varones y mu- ética y, muy especialmente, una nueva se-
jeres es imprescindible para comprender xualidad. La nueva sexualidad está inspi-
en todo su alcance la compleja retícula de rada en la concepción feminista de que lo

RIFP/9(1997) 181
CRÍTICA DE LIBROS

personal es político, ya que, para Jeffreys, marxismo como la última palabra en teo-
uno de los descubrimientos esenciales del ría social».
feminismo es «que ningún aspecto de la Sin embargo, para la autora de la Here-
vida privada se consideraba excluido del jía lesbiana, separar el análisis de la se-
debate político». En este sentido, algunas xualidad del feminismo equivale a despo-
prácticas sexuales como el ligue casual, la litizar la sexualidad, que vuelve al reino
prostitución y las relaciones sadomaso- de lo privado, y renunciar al análisis de
quistas se analizan como prácticas que co- «lo personal es político». Y esto es, a su
sifican y alienan al ser humano y que, en juicio, lo que hacen las liberales sexuales,
consecuencia, deben ser desterradas de la para quienes, en sospechosa sintonía con
comunidad lesbiana. En general se man- la industria del sexo, «todo vale» desde la
tiene que la asociación entre sexualidad y prostitución a las relaciones sadomaso-
poder y sexualidad y violencia no sólo quistas. Para Jeffreys no cabe duda de que
está estrechamente relacionada con la el auge del liberalismo sexual en la comu-
opresión de las mujeres sino que está in- nidad lesbiana está relacionado con la in-
trínsecamente reñida con relaciones hu- fluencia del posmodemismo y de la teoría
manas igualitarias. queer, y ambos, con la hegemonía del
Desde esta perspectiva, la entrada del discurso y las prácticas de los varones
liberalismo o libertarismo sexual en la co- gays en el mundo homosexual.
munidad lesbiana, durante la década de La obra de Jeffreys, con su marcado
los ochenta, es la causa principal de la frag- tono polémico, no tiene por qué leerse
mentación y los enfrentamientos de la co- de forma monolítica, o todo o nada. Es de-
munidad y del peligro de la realización cir, se puede estar de acuerdo con Jeffreys
futura de una utopía lesbiana. El liberalis- en que no puede reflexionarse sobre la
mo sexual, también llamado radicalismo sexualidad sin el análisis de género, tam-
sexual, postula la total libertad de las bién en que la idea de consentimiento
prácticas sexuales siempre y cuando me- para justificar el «todo vale» en las rela-
die el consentimiento. Algunas de sus teó- ciones sexuales resulta algo peregrina
ricas han llegado a reivindicar la necesi- después de los brillantes análisis femi-
dad de una teona de la sexualidad autóno- nistas sobre el consentimiento. Pero no
ma, independiente del género. Desde su estar en absoluto de acuerdo con que lo
punto de vista, al igual que el género, la personal es político pueda interpretarse
sexualidad es política, pero necesita su como un principio normativo desde el
propio bagaje intelectual. El género posee que llenar de preceptos la vida cotidiana.
cierto poder de explicación, pero según Y es que, la utopía lesbiana parece con-
Gayle Rubin no puede abarcar la totalidad tener cierto grado de esencialismo nor-
de la organización social de la sexualidad: mativo, que podría terminar resultando
«es un error sustituir el feminismo por el demasiado liberticida.

182 R I F P / 9 (1997)

También podría gustarte