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Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla

Facultad de Medicina
Persona y Cultura Contemporánea
Ensayo Final “Hablemos de feminismo”

Alumna: Abril González Juárez

Matrícula: 9015272 ID: 3499361

Catedrático: José Raúl Jara y Peláez

Semestre y grupo: 2do - 14

06 / Mayo / 2022
“No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy
cambiando las cosas que no puedo aceptar” – Angela Davis, activista
política y destacada feminista.

El feminismo es sin duda uno de los temas más relevantes de la sociedad


moderna. Ha conseguido la atención de la sociedad, los medios de comunicación
y se convirtió en un tema de conversación común incluso entre los hombres. Sin
embargo, tal parece que mientras más se habla de él más se desconoce. Incluso
con toda la información disponible y todos los recursos digitales, el mundo no
parece comprender qué significa o cuáles son las principales demandas de la
lucha.

Y es que para nadie es un secreto que en las últimas décadas la lucha


feminista ha cobrado relevancia gracias al esfuerzo de las propias mujeres. Estas
mujeres, cuyo propósito es mayormente visibilizar la violencia en cualquiera de
sus presentaciones, han logrado que el movimiento se coloque en el ojo público;
que salga a relucir todo aquello que por años se ha callado y que, por primera vez
en tantos años de represión, las mujeres ya no sintamos más la necesidad de
seguir el régimen patriarcal. No obstante, hay que comprender también que
cuando se habla de feminismo no se defiende la superioridad de la mujer frente al
hombre y que de ninguna manera se busca estar en contra de ellos.

Pero, ¿Qué es el feminismo? La Real Academia Española (RAE) define


feminismo como una ideología que defiende que las mujeres deben tener los
mismos derechos que los hombres. Sin embargo, aunque no es incorrecta, esta
definición deja de lado muchos otros propósitos de la lucha que tienen la misma
importancia que la lucha por la equidad. Además, debido a que feminismo es
considerado antónimo de machismo aún se tienen muchos estereotipos respecto a
cómo tiene que ser, cómo tiene que verse e incluso cómo tiene que comportarse
una mujer feminista.

Cabe mencionar que este pensamiento antifeminista es comúnmente


expresado por la población de edad avanzada quienes en muchas ocasiones
creen erróneamente que el feminismo es una lucha contra los hombres lo que
indiscutiblemente genera disconformidad. No obstante, estas ideas se están
extendiendo también a la población joven, puesto que solo se dejan llevar por lo
que escuchan de sus mayores y no se dan a la tarea de indagar respecto al
movimiento.

Es por lo anterior que mi ensayo pretende no solo visibilizar el movimiento,


sino que busca aclarar algunos de los puntos que causan más conflicto y
confusión entre la sociedad tales como ¿Qué significa feminismo?, ¿Cuáles son
sus principales demandas?, ¿Qué es el patriarcado?, ¿El feminismo moderno está
mal? entre muchas otras.

Feminismo como concepto


Definiciones de feminismo podemos encontrarlas en todas partes, basta
con poner la palabra en el buscador y se desplegarán un sinfín de significados.
Podría pensarse incluso que no existe una definición adecuada puesto que todas -
o la gran mayoría- de las fuentes difieren entre cuál de las protestas es más
importante. Y ya lo dice Angela Davis: No hay un feminismo, sino muchos.

Cabe mencionar que el término feminismo es relativamente reciente. Fue


utilizado por primera vez en Francia en la década de 1880 como féminisme y diez
años más adelante ya se había extendido por diferentes países europeos. El
término combina la palabra francesa femme (mujer) y el sufijo -ismo, que forma
sustantivos que suelen significar doctrina, ideología, sistema o movimiento -en
este caso en específico, se refiere a un movimiento social o ideología política-.
Desde sus inicios el feminismo intentó poner los problemas y asuntos de las
mujeres a la vanguardia del cambio.

Silvia Clavería, especialista en género y editora de Politikon, en su libro El


feminismo lo cambia todo expresa que el feminismo es una teoría política y un
movimiento activista que defiende que la vida no está condicionada por nuestro
género y que sin duda alguna va más allá de solo ser tratados por igual.
Asimismo, expone que el feminismo, como movimiento social, se basa en la
justicia y se cuestiona las estructuras de poder masculinas que han subordinado
históricamente a las mujeres.

Clavería nos muestra su visión del feminismo como un conjunto, un


movimiento social del que se despliegan múltiples problemáticas. Por otro lado,
María Isabel Gil en su artículo El origen del sistema patriarcal y la construcción de
las relaciones de género muestra al feminismo como una herramienta para develar
el sexismo presente en todas, o casi todas, las instituciones sociales. Es decir, el
feminismo fue, por decirlo de alguna manera, una manera de combatir al
patriarcado.

Por otro lado, Alba Carosio en su artículo Perspectivas Feministas para


Ampliar Horizontes del Pensamiento Crítico Latinoamericano como parte del libro
Feminismos, pensamiento crítico y propuestas alternativas en América Latina
expresa que no es lo mismo ocuparse del feminismo como movimiento social que
incorporar el punto de vista de la teoría feminista a la reformulación del pensar.
Además, con su cronología sobre feminismo denota el cambio del feminismo a
través de la historia en Latinoamérica.

El patriarcado como base de todo

El patriarcado se define como un sistema de dominación sexual que se


concibe, además, como el sistema básico de dominación sobre el que se levanta
el resto de las dominaciones, como la de clase y raza. El género expresa la
construcción social de la feminidad y la casta sexual alude a la común experiencia
de opresión vivida por todas las mujeres. Las radicales identificaron como centros
de la dominación patriarcal esferas de la vida que hasta entonces se consideraban
"privadas".

Históricamente, la primera forma del patriarcado apareció en el estado


arcaico. La unidad básica de su organización era la familia, que expresaba y
generaba constantemente sus normas y valores. De ahí por ejemplo que la
sexualidad de las mujeres se convirtiera en una mercancía antes incluso de la
creación de la civilización occidental. Como se puede inferir, el sistema que se
instauró hace más de 4 mil años y ha ido consolidándose en todo el mundo, el
sistema patriarcal, ha sido extraordinariamente flexible y ha variado según la
época y los lugares. No obstante, estos cambios dentro de la familia no alteran el
predominio masculino sobre la esfera pública, las instituciones y el gobierno.

El Sistema Patriarcal es el desencadenante de la violencia de género. En el


sistema patriarcal la diferencia sexual se presenta como razón suprema, base y
fundamento de la discriminación que inspira su ideología. Lo biológico queda
erigido en destino fatal. La normalidad es la de aquellos que hacen suyas las leyes
y los valores del patriarcado, sin discusión. En él se reafirma la misoginia en todas
las esferas de la vida, toda actividad está dividida en función del sexo; la
subordinación de los hombres a la dominación paterna es temporal, durando hasta
que ellos mismos pasan a ser cabezas de familia. La subordinación de las mujeres
es para toda la vida. Las mujeres han participado durante milenios en el proceso
de su propia subordinación porque se les ha moldeado psicológicamente para que
interioricen la idea de su propia inferioridad. La ignorancia de su misma historia de
luchas y logros ha sido una de las principales formas de mantenerlas
subordinadas.

Feminismo a través de la historia

Históricamente, siglo tras siglo, las mujeres han visto como se les ha
negado el acceso a la historia de la humanidad. Tratar de invisibilizar a las
mujeres solo provocó que trataran de contrarrestar con acciones y debates
individuales sobre su posición social utilizando múltiples herramientas tales como
la ciencia, las artes, las letras, etc., con lo que lograron desafiar el punto de vista
patriarcal sobre su posición como grupo y buscaron mayores igualdades.

El feminismo se ha dividido en tres grandes olas: primera ola o feminismo


ilustrado (movimientos feministas que reclaman una igualdad de derechos),
segunda ola o feminismo liberal-sufragista y finalmente la tercera ola o feminismo
contemporáneo enfocado a las discriminaciones que la mujer sufre en la sociedad.

Por un lado, en la primera ola, derivado de las nuevas ideas de la ilustración


y la perturbación que trajo la Revolución Francesa, se buscaba reivindicar los
derechos civiles de las mujeres, es decir, buscaba su reconocimiento como parte
integral de la humanidad. Esto último dio inicio a la búsqueda política de sus
demandas: el voto femenino, derechos como trabajadoras y educación igualitaria.
Y por el otro lado, la segunda ola llamada feminismo liberal-sufragista tenía
como objetivo principal el derecho de voto de las mujeres donde se llevaron a
cabo múltiples protestas entre ellas. El período más violento tuvo lugar a partir de
1909 cuando las sufragistas rompían o incendiaban comercios y establecimientos,
además fueron tiempos donde las activistas entraban y salían de prisión con
frecuencia, lo que también fue visto como parte de la reivindicación. Sin embargo,
no fue sino hasta 1927 cuando las mujeres pudieron votar a la misma edad que
los hombres.

La tercera ola se extendió hasta avanzados los 80’s y significó un punto


crítico en la historia del feminismo. Este periodo se centra en el tema de la
diversidad de las mujeres. Este feminismo se caracteriza por criticar el uso
monolítico de la categoría de la mujer y se centra en las implicaciones prácticas y
teóricas de la diversidad de situaciones de las mujeres.

Feminismo radical

Cabe aclarar que la corriente feminismo radical no hace referencia a la


realización de actos extremos -a pesar de que se llevaron a cabo-, sino de la
etimología del concepto, tomado desde el sentido marxista, es decir del latín
radicalis que significa relativo desde la raíz. Por lo que se deduce que uno de sus
objetivos principales es precisamente ir a la raíz de la opresión.

El feminismo radical constituye una parte de la tercera ola, entre los años
1967 y 1975 que se llevó a cabo en los Estados Unidos, que revolucionó por
completo la forma en como se apreciaban las relaciones de poder que estructuran
a la familia, la sociedad y la política. Expusieron cómo los varones, todos los
varones y no sólo una élite, recibían beneficios económicos, sexuales y
psicológicos del sistema patriarcal con lo que acentuaban la dimensión psicológica
de la opresión y fue el primero en argumentar que las necesidades emocionales y
sexuales de las mujeres debían ser igual de importantes que la de los hombres.

Una de las aportaciones que esta corriente hizo al feminismo fue en


términos organizativos. Se crearon grupos de autoconciencia, espacios para
organizarse y en los que se fomenta su propia autoestima. Allí se trabaja el
empoderamiento de cada una de ellas a través de la escucha y valoración de sus
ideas. Como era de imaginarse, estos lugares se volvieron de suma importancia
para las mujeres porque por primera vez se sentían importantes y sus voces eran
escuchadas; cada vez eran más los temas que se trataban dentro de estos
círculos, se abordaban otros temas tales como las relaciones personales para
poder determinar qué situaciones o problemas con compartidos y así determinar si
estaban sujetos a las situaciones de poder.

Las protestas de este periodo son muy conocidas y para su tiempo, fueron
muy originales. Estas feministas se revelaron en contra del certamen de Miss
América puesto que consideraban que contribuía a la sexualización de las
mujeres, perpetuando aún más la idea de que son objetos sexuales solo
valorables por su aspecto. Además, denunciaban que únicamente se apreciaba un
solo tipo de belleza, por lo que era necesario reivindicar la diversidad de cuerpos y
razas.

El feminismo radical se divide a su vez en dos grandes corrientes: el


feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia y aunque el enfoque de
ambos es llegar a la igualdad de género, divergen en las estrategias para
conseguirlo.

La perspectiva del feminismo de la igualdad es precisamente ampliar los


derechos de las mujeres. Considera que la masculinidad y la feminidad son roles
de género construidos por la sociedad y que no tienen que ver con la biología.
Para llegar a la igualdad, asumen que es necesario que las mujeres se organicen
y presionen a los poderes para que legislen y faciliten así la igualdad de
oportunidades de las mujeres en diferentes ámbitos. Para esta corriente es
importante que haya presencia de mujeres en la esfera pública. Asimismo, busca
la igualdad de derechos civiles, políticos, laborales e igualdad salarial. Este
feminismo ha tenido aceptación por muchas aprobaciones y organismos
internacionales que han creado diversas comisiones y actos que presionen a los
gobiernos con el objetivo de que asumieran medidas efectivas para alcanzar la
igualdad.

El feminismo de la diferencia, en cambio, surge como contrapunto al de la


igualdad. Considera que la diferencia no significa intrínsecamente desigualdad y
que, por el contrario, la igualdad, partiendo de condiciones diferentes, puede
generar desigualdad. El feminismo de la diferencia plantea la igualdad entre
hombres y mujeres, pero nunca la homogeneización del mundo femenino con el
masculino. Considera que hay dos tipos de ámbitos: el masculino y el femenino. El
primero se define por la agresividad, la autoridad y el individualismo, y el segundo,
por la empatía, el colaboracionismo o la emoción.

Por su contrariedad, estas dos corrientes estuvieron conflictuadas durante


décadas. Porque mientras el feminismo de la igualdad se expresaba desde
tribunas académicas, institucionales y de manera más ortodoxa, el de la diferencia
era mucho más rudo. Las feministas de la diferencia criticaron ampliamente a sus
contrarias porque consideraban que aprobar leyes para conseguir la igualdad solo
ocultaba el problema y no lo solucionaba.

En conclusión, está muy claro que las mujeres no hemos tenido un camino
fácil a lo largo de la historia y como consecuencia, hemos tenido que buscar
formas de solucionar la violencia generacional. Y se podrían escribir decenas y
decenas de ejemplos de todas estas acciones, sin embargo, no tendría ningún
sentido si la sociedad no es receptiva ni sensible ante estas problemáticas tan
importantes.

El patriarcado le ha arrebatado a la mujer toda una vida de logros, ha


tratado de reducirla a nada y durante años se vio en desventaja frente al ámbito
educativo, privándolas del pensamiento abstracto. Y ahora, para corregir o al
menos equilibrar la balanza femenina, es necesaria una reestructuración radical
del pensamiento y el análisis, que de una vez por todas acepte el hecho de que la
humanidad está formada por hombres y mujeres a partes iguales, y que las
experiencias, los pensamientos y las ideas de ambos sexos han de estar
representadas en cada una de las generalizaciones que se haga sobre los seres
humanos.

A mi parecer, la mujer ha llegado hasta este punto gracias a ambas


corrientes de feminismo, el de la igualdad y el de la diferencia, porque se
complementan perfectamente. Mientras que las de la igualdad luchan desde el
ámbito académico, las de la diferencia salen a las calles a protestar por sus
inconformidades y buscan un impacto social. En pocas palabras, cada quien lucha
desde su propio medio en función de lo que conoce y cree que es correcto para el
movimiento.

Considero que el feminismo debería ser instruido en las escuelas igual que
las otras corrientes que surgieron a la par de él (tal como el comunismo). Para que
de esta manera ninguna otra niña tenga que sentirse incapaz de realizar algo por
el simple hecho de que nunca escuchó el nombre de alguna mujer importante ni
en la ciencia, ni en la historia ni en ningún otro lado.

A título personal, puedo decir que en el feminismo veo libertad y que sin
miedo a equivocarme puedo decir que el futuro es feminista.
Trabajos citados
Carosio, A. (2017). Perspectivas feministas para ampliar horizontes del pensamiento crítico
latinoamericano . En M. Sagot Rodríguez, Feminismos, pensamiento crítico y propuestas
alternativas en América Latina (págs. 17-37). Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Centro
de Investiggación en Estudios de la Mujer .

Claveria, S. (2018). El feminismo lo cambia todo . Barcelona : Titivillus.

de Miguel, A. (2011). Los feminismos a través de la historia. «Mujeres en Red», El periódico


feminista. https://web.ua.es/es/sedealicante/documentos/programa-de-actividades/
2018-2019/los-feminismos-a-traves-de-la-historia.pdf

Gil, M. I. (26 de Diciembre de 2019). El origen del sistema patriarcal y la construcción de las
relaciones de género: Ágora . Obtenido de Ágora: Inteligencia colectiva para la
sostenibilidad : https://www.agorarsc.org/el-origen-del-sistema-patriarcal-y-la-
construccion-de-las-relaciones-de-genero/

Valcárcel, A. (2019 ). El feminismo como una forma de habitar el mundo . San Nicolás de la Garza,
N.L. : Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey; UANL.

Valdivieso Ide, M. (2017). Propuestas feministas en los procesos constituyentes latiniamericanos


de las últimas décadas . En M. Sagot Rodríguez, Feminismos, pensamiento crítico y
propuestas alternativas en América Latina (págs. 43-60). Ciudad Autónoma de Buenos
Aires : Centro de Investigación en Estudios de la Mujer .

Yepes Gómez , T., Bría , P. M., Etchezahar , E., & Ungarettis , J. (2019). Feminismo y Activismo de
Mujeres: Síntesis histórica y definiciones conceptuales. Revista Calidad de Vida y Salud,
12(1), 48-61. Obtenido de
https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/108793/CONICET_Digital_Nro.0235ff6a-
aea8-464c-8083-0e140ad82b27_A.pdf?sequence=2&isAllowed=y

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