Está en la página 1de 80

¿Qué es el feminismo?

¿Qué es el feminismo? Varias autoras han propuesto diferentes significados para este
movimiento (para muchas de ellas) y actitud crítica frente al patriarcado (para otras).
Repasamos algunas de ellas:
1. Una de las definiciones más aceptadas y completas es la de la catedrática
catalana Victòria Sau i Sánchez:
"El feminismo es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII
y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la
opresión, dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de
varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo
cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la
sociedad que aquélla requiera".

Sau i Sánchez remarca conceptos clave como el hecho de que se trata de un movimiento
organizado, que parte de la existencia de discriminación de la mujer, y que implica una
transformación social.

Además, sitúa la lucha de la mujer en el contexto del patriarcado y marca el siglo XVIII,
con la Ilustración, como punto de inicio de la misma.

2. Para la socióloga chilena Julieta Kirkwood, el feminismo es "es la rebeldía ante las
tremendas diferencias entre lo que se postula para todo el género humano y lo que
vivenciamos concretamente las mujeres".
3. También en este sentido, Simone de Beauvoir definió el feminismo como un "modo de
vivir individualmente y de luchar colectivamente", aportando el punto de vista de la
individualidad.
4. Para Luz Martínez y Rosa Escapa, autoras de Guía para la participación social y política
de las mujeres:
"El feminismo se apoya en el reconocimiento de las mujeres como grupo específico y
sistemáticamente oprimido. Además de la afirmación de que las relaciones entre hombres y
mujeres no están inscritas en la naturaleza, sostiene que la posibilidad política de su
transformación existe: la vindicación nace de la contradicción entre el afirmar principios
universales de igualdad por un lado, y la realidad de la desigualdad de poder, bienes, derechos y
oportunidades entre mujeres y hombres".

5. Otra de las autoras clave de la teoría feminista, Celia Amorós aporta una definición que
asocia directamente el feminismo con el concepto de "vindicación", un género que aparece
en la Ilustración y que "reclama la igualdad en base a una irracionalización del poder
patriarcal y una deslegitimación de la división sexual de los roles":
"Entendemos por feminismo, de acuerdo con una tradición de tres siglos, un tipo de pensamiento
antropológico, moral y político que tiene como su referente la idea racionalista e ilustrada de
igualdad entre los sexos".
De esta forma, para Amorós, muchas de las obras anteriores a la 'Vindicación de los
derechos de la mujer' de Mary Wollstonecraft, formarían parte de otra categoría, la del
"memorial de agravios", en la que las mujeres exponen los abusos de poder de los hombres,
el maltrato o la literatura misógina. Un ejemplo sería 'La ciudad de las damas' ('La cité des
dames', 1405) de Christine de Pizan, considerada la primera mujer escritora de la historia.
6. Para la feminista egipcia Nawal al Saadawi, "el feminismo es liberar la mente del sistema
patriarcal, de la religión y del capitalismo, que son las principales amenazas para la mujer"
(Entrevista al diario El País).
7. Otras mujeres clave en la historia, como Clara Campoamor también lo han definido a lo
largo de su obra, pero, a modo de conclusión y para cerrar esta aproximación a las
definiciones de feminismo, es sencilla e interesante la que propone el colectivo Mujeres en
la red:
"Corriente de pensamiento en permanente evolución por la defensa de la igualdad de derechos y
oportunidades entre ambos sexos. Constituye una forma diferente de entender el mundo, las
relaciones de poder, las estructuras sociales y las relaciones entre los sexos".

Definiciones limitadas o confusas

Existe mucha confusión sobre el término, en ocasiones intencionada. Basta con utilizar un
buscador en Internet para encontrarse con alguna definición que intenta trivializarlo o que
insisten en contraponer "feminismo" a "machismo", cuando el segundo es la "actitud de
prepotencia de los varones respecto a las mujeres" (Diccionario de la Real Academia
Española, RAE). La propia RAE realiza una descripción muy criticada desde los
movimientos feministas:
1. Doctrina social, favorable a la mujer, a quién concede capacidad y derechos reservados antes a los
hombres.
2. Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres.
Estas acepciones, como apunta Núria Varela, autora de 'Feminismo para principiantes',
parten de la base de que el modelo a alcanzar es el hombre (y sus capacidades) cuando la
doctrina feminista lleva trabajando desde hace más de tres siglos en reconocer a la mujer
como generadora de su propio cambio. La RAE además obvia en su definición los derechos
propios de la mujer, como, por ejemplo, el derecho al aborto.

5 claves para entender el


feminismo
La definición de feminismo es demasiado compleja por sí sola. Como movimiento
transformador persigue un cambio en la forma de entender las relaciones sociales
y políticas y se fundamenta en varios puntos de partida, que te resumimos en
cinco claves:
Fuente: Guía de Formación para la participación social y política de las mujeres.
Autoras: Luz Martínez Ten y Rosa Escapa Garrachón.

Olympe de Gouges, referente de la lucha de las mujeres en la Ilustración.

1. Nace en el siglo XVII, con la Ilustración


El feminismo nace en el siglo XVII, con el inicio de la filosofía
moderna. Considerada la primera etapa de la Ilustración, supone una revolución a
la hora de entender la ética y la política y comienza a formular la teoría de los
derechos de la persona, con las aportaciones de Thomas Hobbes y John Locke.
Pero el feminismo se concreta como movimiento colectivo de lucha de las mujeres
en la segunda mitad del siglo XIX. En ese momento se afirma que las relaciones
entre hombres y mujeres no están inscritas en la naturaleza y que existe una
posibilidad de transformacion política.
Retrato de Mercy Otis Warren, escritora política y primera historiadora femenina de la
revolución americana, pintado por John Singleton. ©Museo de Bellas Artes de Boston.

2. Se enmarca dentro de los derechos


universales
El pensamiento Ilustrado toma forma jurídica en las revoluciones americana
y francesa de finales del siglo XVIII. La conceptualización de los derechos
universales que surge de estos procesos de independencia y cambio político son
la base teórica de la reivindicación política del feminismo, ya que los principios
universales de igualdad entran en contradicción con la desigualdad real de poder,
derechos, bienes y oportunidades entre hombres y mujeres.
El feminismo lucha para que se igualen los derechos de las mujeres a los de los
hombres, y, al mismo tiempo, por el reconocimiento y cumplimiento de derechos
propios de las mujeres.
Un grupo de feministas reclaman el derecho al voto para las francesas en
1935. ©Imagno/Getty Images

3. Es más adecuado hablar de "feminismos"


Para las autoras Luz Martínez y Rosa Escapa, "todos los enfoques
del feminismo tienen en común la voluntad de defensa y de promoción de las
mujeres".
En efecto, hay una base común en el feminismo: cuestionar las estructuras
sociales vigentes y poner en entredicho los valores y prácticas del sistema
patriarcal. Pero, a partir de ahí, lo más correcto es hablar de movimientos
feministas, ya que no hay un único modelo de feminismo y sí diferentes maneras
de expresar esta opción.

A lo largo de la historia se han identificado tres "olas" del movimiento feminista. A


continuación describimos brevemente cada una de ellas, según la tipología
anglosajona:
 La primera 'ola' se corresponde al feminismo anglosajón del siglo XIX y principios
del XX (muy concretado en el derecho al sufragio universal, la abolición de la
esclavitud y el derecho a la educación de la mujer).
 La segunda 'ola' se corresponde al Movimiento de liberación de la Mujer de
comienzos de los años 60 hasta los años 90 (centrado en aspectos como la
sexualidad femenina,el derecho al aborto, el derecho a la reproducción y la
incorporación de derechos "invisibles" relacionados con la vida familiar).
 La tercera 'ola', la actual, incorpora las diversidades femeninas, el ecofeminismo, el
ciberfeminismo y la transexualidad, entre otros aspectos. Lucha contra el acoso
sexual y la violencia de género y se caracteriza por su dimensión más global,
menos limitada a la mujer occidental.
Retrato de Enrique VIII, pintado por Hans Holbein, el Joven (1491-1547). ©The Yorck Project

4. Parte del reconocimiento de un "patriarcado"


que cuestiona
El patriarcado es una estructura de organización social en la que el hombre es el
que ejerce la autoridad acerca de los bienes económicos y productivos (el
patrimonio y el reparto de los bienes), pero también en el hogar (frente a la mujer y
los hijos e hijas) y a la hora de establecer las normas y comportamientos morales
(en la esfera política, legal y religiosa).
El reconocimiento de un patriarcado histórico es denominador común en los
movimientos feministas, y existe unanimidad en cuestionarlo y querer transformar
este desequilibrio del poder para lograr una sociedad más igualitaria, justa y
democrática.
Madre Tierra-Nutrición, pintura de la artista malasia Jennifer Mourin. © Jennifer Mourin/IMOW

5. Rompe con la división entre lo público y lo


privado
Una de las cuestiones clave del feminismo es que no separa el ámbito público del
privado. En este sentido, el feminismo propone un cambio social y un
replanteamiento de los valores para que la democracia alcance a la vida diaria, las
escuelas las familias, las organizaciones y las relaciones personales.

Tal y como señalan Luz Martínez Ten y Rosa Escapa Garrachón, el feminismo
trabaja en "trasladar al ámbito público cuestiones que no suelen tratarse por
considerarse del ámbito privado. Cuestiones como valorar el trabajo doméstico, el
cuidado de las personas y denunciar y visibilizar relaciones de poder dentro de las
familias, en especial los casos de abuso y violencia contra las mujeres".
El feminismo propone un nuevo contrato social en el que, mediante medidas
de conciliación y corresponsabilidad, haya un reparto más equilibrado de las
tareas familiares para que se equilibre así su presencia en órganos de decisión
política, económica, empresarial o comunitaria.
Imagen: Madre Tierra-Nutrición, pintura de la artista malasia Jennifer Mourin.

Related
¿Cuáles son los orígenes
del feminismo
occidental?
Movimientos y personalidades precursoras del siglo XV al siglo XVIII

Aunque el papel de las mujeres en la sociedad formó parte ya de los debates de


Grecia y Roma y filósofas medievales, como Guillermina de Bohemia, así
como brujas, curanderas o predicadoras introdujeron ideas éticas y conocimientos
que se pueden vincular al nacimiento del feminismo, fue a partir del siglo XV
cuando se generaron propuestas que fueron más allá de las individualidades.

 Las Querelle de Femmes: Desde la publicación en 1405 de 'La ciudad de las damas'', de
Chistine de Pizan, los llamados "memoriales de agravios" o "querelle des femmes"
recogían las quejas por la situación social de la mujer, aunque sin llegar a reflexionar
sobre la estructura patriarcal u ofrecer soluciones alternativas. Entre sus autoras destacan
la española María de Zayas, cuya obra fue censurada por la inquisición, Mary Astell, que
pidió la creación de una universidad para mujeres, o Marie de Gournay que, en 1622
sentó las bases del discursos sobre la igualdad entre los sexos en su libro 'La igualdad de
los hombres y las mujeres'.
 La Ilustración fue la etapa de pensamiento en la que surgieron las primeras
vindicaciones en torno al debate de la razón, que pone en duda a quienes determinaban
que la mujer era inferior al hombre por sus características biológicas. El principal defensor
de la igualdad de sexos fue el filósofo cartesiano Poullain de la Barre, que reclamaba el
derecho de ellas a la educación y el saber.
 Los Cuadernos de Quejas: A pesar de las reflexiones teóricas, en la práctica la mujer
siguió siendo discriminada a la hora de acceder a las decisiones políticas, la educación o
el trabajo, así como a la libertad en el matrimonio. En los años previos a la Revolución
Francesa de 1789 surgieron los llamados Cuadernos de quejas (cahiers de doléances),
que eran escritos colectivos que criticaban la situación de inferioridad en la que estaban
las mujeres respecto a los hombres. "La paradoja fue tan obvia que comenzaron a oírse
ecos de protesta y, por eso, como afirman Celia Amorós y Amelia Valcárcel, se puede ver
el feminismo como hijo no deseado de la Ilustración", señalan Olga Castro y María
Reimóndez en el texto de referencia ('Feminismos', edicións Xerais).
 Olympe de Gouges: Tras la Revolución Francesa, se proclamó la Declaración de
Derechos del Hombre y el Ciudadano, influída por 'El contrato social' de Rousseau, que
excluía a la mujer como sujeto de derecho, y, por tanto, como ciudadana. Se apoyaba
en la supuesta dicotomía entre seres racionales (ellos) y emocionales (ellas). Entre sus
principales críticos, Nicolás de Condorcet escribe en 1790 su tratado 'Sobre la admisión
de las mujeres al derecho ciudadano' y, un año más tarde, Olympe de Gouges exige
igualdad de trato entre mujeres y hombres en su famosa 'Declaración de los derechos de
la Mujer y la Ciudadana'.
 Mary Wollstonecraft: Casi simultánea a la vindicación de Olympe de Gouges sobre la
participación política de las mujeres, la británica Mary Wollstonecraft impulsa el debate
sobre el derecho a la educación femenina, dando réplica así al 'Emilio', tratado de
Rousseau de 1762. Wollstonecraft publica en 1792 la Vindicación de los Derechos de la
Mujer, muy revolucionaria al poner ya sobre la mesa la diferencia entre sexo y género,
considerar la educación como arma para la libertad y la independencia femenina y alertar
ya sobre la trampa del matrimonio y del amor romántico.
Pero, a pesar de haber legado el inicio de una ética feminista, el Código napoleónico de
1804 respaldó normativamente el patriarcado y dejó escrito que la autoridad en la familia
pertenece al hombre (padre y esposo) y que la mujer está subordinada a ellos con la tarea
de tener descendencia. El modelo fue adoptado en la Europa occidental, salvo en los
países nórdicos, bajo influencia de Rusia.
 Flora Tristán y la conciencia obrera: En plena Revolución Industrial, la mujer se
convierte en mano de obra necesaria para la producción pero en condiciones salariales y
de trato peores que los hombres. Esta doble discriminación de la mujer obrera (género y
clase social) la vive y documenta en 'La Unión Obrera' (1843) la francoperuana Flora
Tristán, pionera del feminismo socialista, quien además nos legó un duro relato sobre la
violencia machista y la falta de derechos de acceso a la propiedad en su particular road-
book 'Peregrinaciones de una paria'. Para Castro y Raimóndez, la conciencia de la mujer
burguesa y su malestar sería clave para el sufragismo europeo.
 Lucha contra la esclavitud: En Estados Unidos, el feminismo nace en la primera mitad
del siglo XIX, ligada a la reforma protestante religiosa y la lucha contra la esclavitud, con
una gran implicación de las mujeres que, en su defensa de acabar con la división étnica
de la sociedad se encontraron con la desigualdad entre hombres y mujeres en la
participación pública, así como en la falta de alfabetización para el desarrollo de las
capacidades de la mujer. "En este contexto, es necesario entender, por ejemplo, la
creación de universidades femeninas que sentarían las bases para que un grupo de
mujeres alfabetizadas constituyesen el núcleo del primer feminismo como movimiento
organizado: el sufragismo". (Castro y Reimóndez).
Continuación: Principales corrientes del feminismo: siglos XIX y XX.
(Fuente: 'Feminismos', de Olga Castro y María Reimóndez. Edicións Xerais.)
Related
Desmontando 10 falsos
mitos sobre el feminismo
SHARE

PIN

Por Montserrat Barba Pan


Experto de Feminismo
Updated April 24, 2016.

A veces hablar de feminismo es como emprender una particular batalla contra


molinos de viento. Y todos los falsos mitos que circulan por la calle y también por
la red lo hacen todavía más complicado. Es normal que cuando un tema nos invita
a revisar nuestros valores, nuestra cultura, nuestras relaciones laborales y
familiares, nuestra historia,..., a reeducarnos de alguna manera, aparezcan ciertas
resistencias, tanto personales como a nivel social. Y el feminismo pone en
cuestión las relaciones de poder tal y como el patriarcado lo ha establecido.
Pero muchas mujeres, y muchos más hombres, rechazan el feminismo y no se
sienten identificadas con este concepto, que ha sido objeto de todo tipo de
ataques e intentos de desprestigio, ya desde el inicio del movimiento en la época
de la Ilustración.

Por eso, analizamos diez de esos estereotipos, comunes durante conversaciones,


comentarios en redes sociales o medios de comunicación:
Un grupo de escolares participan en un concurso de diseño de carteles sobre el sufragio
femenino.FPG/Getty Images

1. Defiende la superioridad de la mujer


El feminismo no busca que la mujer sea superior al hombre, sino la igualdad de
derechos y el reconocimiento de derechos propios de la mujer, como los
relacionados con la maternidad o el cuerpo. Precisamente, quiere acabar con un
sistema de dominación, el patriarcado, perpetuado durante siglos, no trata de
imponer uno propio. More »
CONTINUE READING BELOW OUR VIDEO
"Under The Skin" Holiday Turkey Butter
0:00

3:00
Un grupo de mujeres reclaman sus derechos en Manila, Filipinas, el 8 de marzo de
2014. Dondi Tawatao/Getty Images

2. Es contrario a lo femenino
El feminismo apuesta por la diversidad femenina, más allá de los estereotipos
impuestos por la sociedad acerca de lo que es o no es una mujer. Pero sí ataca
un modelo de feminidad predominante que se basa en convertir a la mujer en
objeto y en condicionar su identidad.
Ejemplos de ello son: la obsesión por el cuerpo y la juventud, o una educación
enfocada únicamente a ser "cuidadora".

Algunas corrientes, como el feminismo cultural estadounidense, exaltan el


"principio femenino" (que para ellas defiende valores como la ternura y orientada
hacia las relaciones interpersonales), frente al masculino, asociado con la
agresividad. Otras teorías, abogan por la superación de los géneros y apostar por
las múltiples diversidades. (Fuente: Ana de Miguel. Los feminismos a través de la
historia). More »

La anarquista y feminista Emma Goldman.douglas_of_sweden

3. El feminismo es de izquierdas
El feminismo va más allá de las ideologías políticas de izquierda o derecha, de
hecho, la igualdad de la mujer se ha manipulado políticamente por regímenes de
distinto signo. Algunas organizaciones de izquierdas, como los sindicatos o los
partidos políticos, mantienen todavía estructuras muy patriarcales y ni siquiera
aplican la paridad en sus órganos de dirección.

Muchos partidos conservadores o instituciones como la Iglesia han manipulado


igualmente el concepto de "feminismo" e incluso hablan de un "feminismo
cristiano", que considera a la Virgen María como el referente de la plena
realización de la mujer.

Si con alguna ideología puede asociarse el feminismo es con el pacifismo.


Muchos de los avances que se han logrado hasta la fecha, derechos esenciales
como el voto, la educación, el divorcio, las legislaciones contra violencia
machista..., han sido impulsados o apoyados mayoritariamente desde partidos
progresistas, pero los han conseguido mujeres de diferentes clases sociales e
ideologías de forma pacífica. More »
Ads

Historia de los Apellidos

discoverancestry.com

¡Busque el Origen de su Apellido Fácilmente con DiscoverAncestry!

Viajes a Orlando $299

maingateresorts.com

Unas Vacaciones Especiales 6 dias 5 noches en el Mundo Magico


José Luis Sampedro, escritor e intelectual español.Autor: Quim Llenas/Getty Images

4. Solo las mujeres pueden ser feministas


Desde el origen del movimiento, ha habido hombres profeministas.Y algunos
intelectuales, como José Luis Sampedro, han defendido el feminismo durante toda
su vida.
Sin embargo, la mayoría de corrientes feministas defienden que sea un
movimiento liderado y protagonizado por mujeres, para garantizar que el debate
se centre en los problemas y los puntos de vista de la mujer. More »
Graffiti en Brooklyn, Nueva York, en memoria a una víctima de violencia. ©Spencer Platt/Getty
Images

5. Muchas denuncias por violencia machista son


falsas
Hay dos falsos mitos especialmente dolorosos en torno a la violencia machista.
Uno de ellos es insistir en que las agresiones también se producen de mujeres
contra hombres. Esta violencia, absolutamente condenable e injustificada, no llega
a un 4%, mientras que el 70% de las mujeres que mueren en el mundo lo hacen
en manos de sus parejas, exparejas o hombres de su círculo familiar.
(Fuente: Especialista en Igualdad).
Respecto a la frase: "Muchas de las denuncias son falsas", común también en el
discurso popular, en España, según recoge la Memoria de la Fiscalía General del
Estado, las denuncias falsas en violencia de género supusieron el 0.024% del total
de las 128.543 presentadas. More »
Ads

10 consejos importantes

love-care.es/reconquistar-a-tu-ex

para reqonuistar a tu Ex. Errores tìpicos y un plan de emergencia


Mujeres de Arabia Saudí en un supermercado.AFP/Getty Images

6. El feminismo no tiene sentido porque la


mujer ya es igual al hombre
¿En serio? Basta con leer algunos informes recientes como este del Foro
Económico Mundial para saber que la igualdad está todavía lejos de ser
alcanzada. Y que los avances logrados se han hecho gracias a los movimientos
feministas, algunos de ellos ya asentados en las instituciones, como en los países
nórdicos.
La falacia de la 'falsa igualdad' es uno de los grandes obstáculos del feminismo
actual. More »
Manifestación del 25 de noviembre, Día Mundial contra la Violencia de Género, en Viso de
Alcor, Andalucía (España). Foto: Juan Jiménez

7. Presenta a la mujer como una víctima


El feminismo defiende el liderazgo femenino y la total independencia de las
mujeres a la hora de tomar sus decisiones y emprender su propia vida. Nada más
lejos del victimismo.
Pero los movimientos feministas articulan la mayoría de reivindicaciones y
protestas contra la violencia machista, en la que sí hay víctimas: mujeres, niños y
niñas.

Muchas de las mujeres que rechazan el feminismo y lo consideran "superado y


victimista" responden al mito de la superwoman (madre perfecta, mujer hermosa,
trabajadora ejemplar) que se generalizó a partir de los años ochenta, pero que
actualmente ha entrado en crisis al suponer una sobrecarga de funciones y
presión social sobre la mujer, sin que se compensen las funciones familiares con
el hombre. More »
Algunas muñecas fomentan la delgadez extrema.©Peter Dazeley

8. Las feministas no se preocupan por su


imagen
Todo lo contrario. El cuerpo es uno de los principales focos del feminismo actual.
Se ataca la llamada 'talla 0' o la excesiva sexualización del cuerpo femenino y se
trabaja la autoestima femenina, ya desde la educación, para reforzar la seguridad
de la mujer en el cuerpo, el placer y la salud. De ahí que se apoye una publicidad
responsable para evitar enfermedades como la bulimia o la anorexia.

Ser feminista no está reñido con cuidar la estética y la imagen sino que anima a
sentirse libre para construir tus propios códigos. More »
Un grupo de mujeres protestas por las políticas antiabortistas de Mitt Romney. Mark
Wilson/Getty Images

9. Todas las feministas son proabortistas


El feminismo defiende la libertad de la mujer para tomar decisiones
sobre sexualidad y sobre su maternidad, es decir, la libertad reproductiva.
Defiende que se proteja a las mujeres embarazadas o que deseen ser madres,
que se oriente bien la educación sexual y reproductiva, que se facilite el acceso a
los anticonceptivos y se informe sobre los pros y contras de algunos métodos así
como que no se legisle sobre decisiones que pertenecen a la mujer, como la
lactancia o el aborto.
En este último caso, se trata de garantizar que la decisión de interrumpir o no el
embarazo se haga con total libertad, información y seguridad por parte de la
mujer. More »

Cumbre de jefes y jefas de Estado del G20 en Seul, en 2010. Presidencia de la Nacion Argentina

10. La paridad perjudica a las buenas


profesionales
La paridad, las cuotas del 60%-40% (ningún sexo debe superar el 60% ni estar
representado menos de un 40%) no son defendidas por todas las feministas,
aunque sí por una mayoría. Se trata de reequilibrar un sistema de acceso a los
puestos directivos en empresas, instituciones judiciales, organismos... que
históricamente ha favorecido a los hombres.
Pero la paridad no discrimina a un hombre profesionalmente más válido que una
mujer, ni le quita mérito a ésta. Propone favorecer que se escoja a la mujer
siempre ante dos profesionales igualmente capacitados.

De ahí la importancia de trabajar la no discriminación ya desde los procesos de


selección, con varias personas evaluando al candidato o candidata, y técnicas
como realizar la selección del curriculum sin ver el nombre, edad y nacionalidad
del aspirante. More »

 ¿Qué es el feminismo radical?


 Los 3 escritos pioneros del feminismo
 ¿Cuáles son los orígenes del feminismo occidental?
FEMINISMO

Las tres olas del


feminismo
Desde la Ilustración hasta las corrientes actuales

Reunión de Betty Friedan con las feministas Barbara Ireton y Marguerite Rawalt. © Smithsonian
Institution Archives

Por Montserrat Barba Pan


Experto de Feminismo
SHARE

PIN

Updated April 25, 2016.

Aunque las polémicas y las protestas individuales sobre su destino se remontan a


la Edad Media, el feminismo occidental nace en el XVII y se manifiesta como
movimiento colectivo de lucha de las mujeres en la segunda mitad del siglo XIX.
Para la filósofa Ana de Miguel, el feminismo empieza en el momento en que se
articulan, "tanto en la teoría como en la práctica, un conjunto coherente de
reivindicaciones" y las mujeres se organizan para conseguirlas, conscientes de la
existencia de discriminación sexual.
Teniendo en cuenta este criterio, se puede hablar de tres grandes etapas u olas
feministas. Para describirlas, seguiremos el criterio de Amelia Valcárcel,
catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED. Tanto Valcárcel como Celia
Amorós comienzan su clasificación en la Ilustración, frente a las teóricas
anglosajonas que señalan el inicio de la primera ola feminista en el sufragismo:

La primera ola: el feminismo ilustrado

Reivindica la ciudadanía de las mujeres y su obra más representativa


es 'Vindicaciones de los derechos de la mujer' de Mary Wollstonecraft.
CONTINUE READING BELOW OUR VIDEO
3 Whiskey Cocktails For The Holidays
0:00

1:00

Sus principales características son:

 Se extiende desde la Revolución Francesa hasta mediados del siglo XIX.


 El debate se centra en la igualdad de la inteligencia y la reivindicación de la educación.
 Fundamenta sus reivindicaciones en el pensamiento del Siglo de las Luces, a pesar de
que muchos autores como Rousseau desplazasen a la mujer a un segundo plano dentro
del estado liberal.
 Sus autores clave son Poullain de Barre, Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft, así
como las ciudadanas que presentaron en 1789 a la Asamblea francesa su "cuaderno de
reformas", que incluía ya el derecho al voto, la reforma de la institución del matrimonio y la
custodia de los hijos, además del acceso a la instrucción. ('Cahiers de doléances').
 Los derechos de la mujer comienzan a estar presentes en las tribunas políticas e
intelectuales. Uno de los grandes pensadores, el revolucionario girondino Condorcet,
padre el laicismo en la enseñanza, escribe en 1790 el ensayo 'Sobre la admisión de las
mujeres en el derecho de la ciudad': "Los hechos han probado que los hombres tenían o
creían tener intereses muy diferentes de los de las mujeres, puesto que en todas partes
han hecho contra ellas leyes opresivas o, al menos, establecido entre los dos sexos una
gran desigualdad."('Carta de un burgués de Newhaven a un ciudadano de Virginia', 1787,
Condorcet).

La segunda ola: el feminismo liberal sufragista

Reivindica principalmente el derecho al voto de las mujeres y su principal obra es


'El sometimiento de la mujer', escrito por John Stuart Mill y Harriet Taylor en 1869,
que sentó las bases del sufragismo. Su principales características son:
 Se extiende desde mediados del siglo XIX hasta la década de los cincuenta del siglo XX
(final de la Segunda Guerra Mundial).
 Comienza con la Declaración de Seneca Falls, de 1848. Entre 100 y 300 mujeres y
hombres (la cifra varía según las fuentes) pertenecientes a movimientos sociales y
organizaciones, lideradas por Elisabeth Cady Stanton y Lucrecia Mott, se reúnen en el
Seneca Falls (EE.UU) y, tomando como base la declaración de Independencia
norteamericana, reclaman la independencia de la mujer de las decisiones de padres y
maridos así como el derecho al trabajo, al que daban prioridad por encima del derecho al
voto. Los doce principios formulados exigen cambios en las costumbres y moral de la
época y en la consecución de la plena ciudadanía de las mujeres.
 En Inglaterra aparecen las sufragistas, lideradas por Emmeline Pankhurst, y el debate
sobre el sufragio universal se hace cada vez más intenso. Durante la primera mitad del
siglo XX, se va incorporando a las legislaciones democráticas, a veces limitada en edad o
estrato social. Es la primera reivindicación pacifista e introduce el término de solidaridad.
 Socialmente, el activismo se extiende a las clases media y baja. También se vincula a
otras causas de derechos civiles, como la abolición de la esclavitud en Estados Unidos.
En este sentido, destaca la figura de Sojourner Truth y su discurso '¿Acaso no soy
mujer'('Ain't I a woman') de 1851.
 Continúan, en paralelo al derecho al voto, las reivindicaciones sobre el acceso a la
educación y, a partir de 1880, algunas mujeres comienzan a admitir mujeres en las aulas
universitarias, aunque todavía es algo excepcional. Antes, la mujer fue logrando acceso a
la educación primaria y secundaria, aunque todavía bajo el pretexto de ser buena madre y
esposa.

La tercera ola: el feminismo contemporáneo

Reivindica un cambio de valores y que la justicia legisle aspectos considerados


antes como "privados". Sus obras de referencia son 'El segundo sexo' de Simone
de Beauvoir, y 'La mística de la femineidad', de Betty Friedan. Su principales
características son:
 Comienza con las revoluciones de los años 60 hasta la actualidad, aunque algunas
teóricas marcan el punto final en los años 80.
 Se lucha contra la mujer como estereotipo sexual en los medios de comunicación, el arte
y la publicidad. Los años cincuenta definen un tipo de femineidad, de la que se hace
propaganda en la televisión y el cine. Los sesenta y setenta reflexionan acerca de esos
modelos y se enfrentan a ellos.
 Pide la abolición del patriarcado: se toma consciencia de que más allá del derecho al voto,
la educación y otros logros de las primera feministas, es la estructura social la que
provoca desigualdades y sigue estableciendo jerarquías que benefician a los varones.
 Con el lema "lo personal es político" entran en el debate la sexualidad femenina, la
violencia contra la mujer, la salud femenina, el aborto o la contracepción, entre otros.
 Desde los años ochenta, adquieren especial importancia las diversidades femeninas, el
multiculturalismo, la solidaridad femenina y el debate, cada vez más intenso, entre
diferentes corrientes del feminismo.

El feminismo de la
Primera Ola
Los movimientos sufragista, anarquista y socialista

Una sufragista detenida tras una protesta en Buckingham Palace. Central Press/Getty Images

Por Montserrat Barba Pan


Experto de Feminismo
SHARE

PIN

Updated November 29, 2015.

Las corrientes y movimientos del feminismo de la Primera Ola están muy


marcadas por la lucha por el derecho al voto y la representación política. En la
primera parte de este reportaje analizamos los movimientos precursores entre los
siglos XV y XVIII. Desde el XIX, durante los discursos y las vindicaciones de las
sufragistas, continuaron reclamándose la educación, la libertad reproductiva, la
igualdad salarial, protección ante la violencia machista y derechos relacionados
con el matrimonio. En esta etapa, el feminismo deja de ser un movimiento de
sumas individuales y comienza a organizarse de forma colectiva.
El sufragismo fue mucho más que reclamar el voto pero, como es habitual, la
historia ha tratado de simplificar el discurso de muchas de sus representantes.

En esta etapa destacan también dos nombres propios: los de Emma


Goldman y Alejandra Kollontai, muy influyentes en el feminismo actual al
reivindicar la libertad sexual y sentimental de las mujeres y adentrarse en aspectos
psicológicos revolucionarios.
Ads

10 consejos importantes

love-care.es/reconquistar-a-tu-ex

para reqonuistar a tu Ex. Errores tìpicos y un plan de emergencia

Viajes a Orlando $299

maingateresorts.com

Unas Vacaciones Especiales 6 dias 5 noches en el Mundo Magico

Prueba de Amor

es.mytests.co

¿Quién está enamorado de tí en secreto?

 Feminismo
 Temas de mujeres
 La mujer
 Para mujer mujeres
 Feministas
Éstas son las corrientes más destacadas:

1. El sufragismo en Estados Unidos y la generación Seneca Falls.


En Estados Unidos, el sufragismo nace de la mano de los movimientos
antiesclavitud y los nombres más destacados de esta etapa, como Lucretia
Mott, Elisabeth Cady Stanton, Susan B. Anthony o Lucy Stone, fueron
abolicionistas. En este momento, la discriminación por color de piel y por sexo
fueron de la mano.
Pero no sólo fueron mujeres anglosajonas las que defendieron ambas causas.
Como señalan en su libro 'Feminismos' Olga Castro y María Reimóndez, en los
debates participaron mujeres negras "sobre todo esclavas libres del Caribe",
destacando las hermanas Elisabeth y Anne Hart quienes, por su activismo por la
educación de las esclavas y su abolicionismo, fueron juzgadas en la isla Antigua
(Mar Caribe).

A partir de 1840, tras la Convención Mundial contra la Esclavitud en Londres, el


movimiento sufragista se independiza del abolicionismo cuando Mott y Stanton
son relegadas a una zona tras las cortinas para presenciar los actos sin recibir el
apoyo de sus compañeros masculinos. Así, ocho años más tarde, surge una de
los iniciativas más interesantes del feminismo occidental: la Convención de
Seneca Falls, con más de 300 asistentes, de la que saldría la Declaración de
Sentimientos, basada en la Declaración de Independencia de Estados Unidos.
Desde ese momento, hasta la entrada en vigor en 1920 del voto de la mujer en
igualdad, recogido en la 19ª Enmienda a la Constitución estadounidense, se
desarrolló un amplio movimiento pacifista para implicar a la sociedad en la defensa
de los derechos de las mujeres.

Entre las asistentes a Seneca Falls, destaca un nombre: el de Sojourner Truth ("la
Verdad Viajera"), una antigua esclava cuya historia fue rescatado en los años 70
por la corriente del Black Feminism (Feminismo negro) y autora del discurso de
1851, ¿Acaso no soy mujer?.
2. El sufragismo europeo:
En Gran Bretaña, la lucha por el derecho al voto alcanzó una dimensión épica:
cárcel, altercados públicos, sátiras mordaces, huelgas de hambre... En 1850,
Harriet Taylor fue una de las primeras en organizar actos públicos, mientras en el
Parlamento, en 1866, los diputados John Stuart Mill y Henry Fawcett presentaron
la primera petición a favor del sufragio universal, que fue rechazada.
La historia del sufragismo británico es apasionante y puedes conocerla a través de
esta cronología. A comienzos del siglo XX, y tras el rechazo y las humillaciones de
los órganos políticos, se radicaliza siendo la figura central Emmeline Pankhurst.
Sus actos de desobediencia civil nunca se tradujeron en víctimas humanas.
En 1928, por fin se logra el sufragio femenino en igualdad de derechos que los
hombres. En el resto de Europa, los países fueron incorporándolo a su legislatura
a lo largo del siglo XX (entre 1906 y 1984), aunque hoy en día, en 2015, no existe
en el microestado de Ciudad del Vaticano, ya que los que escogen a su jefe de
Estado, el Papa católico, son hombres.
3. El feminismo anarquista y socialista:
La mayoría de las sufragistas, tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña,
pertenecían a partidos conservadores, pero la lucha por la igualdad fue
imbricándose tanto en la lucha por los derechos civiles de Estados Unidos como
con la lucha de clases en Europa. Como apunte, el Manifiesto Comunista de Marx
y Engels se publicó en 1840, el mismo año que el Manifiesto de Seneca Falls.
Hasta el momento, las corrientes feministas reivindicaban la igualdad dentro de un
sistema económico y social patriarcal común, y es el feminismo obrero y el
feminismo libertario los que cuestionarían el sistema capitalista y abrirían la
perspectiva de cara a revisiones posteriores.

Sin duda, Emma Goldman es una de las grandes referencias, ya que defendía que
la libertad de la mujer no provenía del derecho al voto sino de una revolución
propia e introdujo en el debate temas fundamentales como la liberación sexual, los
estereotipos o el peso de la costumbre. El 28 de marzo de 1915 fue arrestada tras
explicar ante más de 600 personas y por primera vez en América cómo se usaba
un preservativo, en el Sunrise Club de Nueva York.
Entre las feministas socialistas, junto a la precursora Flora Tristán, destacan Clara
Zetkin y Alejandra Kollontai, que tomó el concepto marxista del hombre nuevo
y reivindicó una mujer nueva, no sólo independiente económicamente sino
también en el plano afectivo y psicológico. Ambas se enfrentaron al patriarcado
marxista, ya que la revolución socialista y la estructura de los partidos de izquierda
no defendían las necesidades de las mujeres.

El feminismo de la
Segunda Ola
Del periodo de Entreguerras a las críticas hacia el discurso occidental

Ads

 Feminismo

 Feministas

 Mujer

 Para mujer mujeres

 La mujer por

 Movimiento de mujeres

 GMC

 Vehículos (por tipo)


 Deportes de riesgo

 Vino

Gloria Steinem (izquierda) y Patricia Carbine, cofundadoras de Ms. Magazine. Angel Franco / Getty
Images

Por Montserrat Barba Pan


Experto de Feminismo

SHARE

PIN

Updated December 29, 2015.

La Segunda Ola del feminismo se extiende desde los años previos a la publicación
de 'El segundo sexo', en 1949, hasta la década de los 80, con el estallido del
neoliberalismo y la llegada al poder en Estados Unidos y Gran Bretaña de Ronald
Reagan y Margaret Thatcher.
Esta etapa incluye momentos fascinantes como el Movimiento de Liberación de
las Mujeres y todas las tendencias que nacieron como consecuencia del
feminismo radical como el Black feminist o las propuestas de la Librería de la
Mujeres de Milán.
En la última década se sientan algunas de las bases de los feminismos de la
Tercera Ola: diversidad racial y sexual, múltiples miradas, descolonización y
ecología.
Éstas son sus principales corrientes o movimientos:

1. Feminismo de entreguerras. Las dos guerras mundiales motivaron que las


reivindicaciones feministas quedasen en un segundo plano en referencia al
activismo por la paz y contra los fascismos. En esta etapa hubo un retroceso en el
reconocimiento de los derechos de las mujeres tras haber dado grandes pasos en
la educación y el voto femenino.

Tras la Revolución Rusa, en 1917, los países comunistas crearon estructuras de


poder rígidas y muy centralizadas en las que no tenían cabida las luchas de las
mujeres. En los países industrializados hubo un descenso de la natalidad que se
asoció interesadamente a la mayor independencia que había alcanzado la mujer.
Las guerras son momentos de exaltación de estructuras patriarcales como la
nación, la familia, o el respeto a la autoridad y las jerarquías. Las sociedades se
vuelven más conservadoras y los planteamientos revolucionarios se consideran
subversivos. Sin embargo, tras las dos contiendas mundiales y cuando el
feminismo parecía en stand-by, surgió un texto refundador: 'El segundo sexo' de
Simone de Beauvoir.
2. Simone de Beauvoir y 'El segundo sexo'. En 1949, cuatro miembros del
PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña) son fusilados por el régimen
franquista, Juan Domingo Perón decreta la gratuidad de las universidades
argentinas para los ciudadanos y ciudadanas y se proclama la República Popular
China, con Mao Zedong como Presidente. El mundo se recomponía tras el fin de
la II Guerra Mundial y el destino natural de las mujeres parecía ser la vuelta al
hogar, al menos en Estados Unidos. Mientras, en Francia, una pensadora
directamente ligada a la actualidad política, reflexionaba, pasado los 40 años,
acerca de su condición como mujer: Simone de Beauvoir.
De esta indagación personal nace un trabajo que, alejada del activismo, se
convierte en el ensayo que revitalizaría el feminismo, 'El segundo sexo', cuyas
principales ideas (puedes encontrarlas en esta selección de textos) se podrían
sintetizar en una de sus frases para la historia: "No se nace mujer, se llega a
serlo".
3. Feminismo liberal estadounidense. Si De Beauvoir marcó un antes y un
después en la historia del feminismo con un trabajo complejo y denso, Betty
Friedan logró que su libro 'La mística de la feminidad' se convirtiese en un best-
seller del feminismo, ahondando en "el problema que no tiene nombre", que
sufrían muchas madres y esposas y cuyos síntomas eran suicidios, depresiones,
alcoholismo.... En realidad sí que tenía denominación (falta de libertad,
insatisfacción personal, patriarcado,...) pero no interesaba ponérsela. Los héroes
de la II Guerra Mundial regresaban a sus casas, retomaban las actividades
profesionales que durante la guerra habían desempeñado las mujeres en las
fábricas (con un salario inferior) y tenían su premio esperando en casa: la esposa,
los niños, la comida caliente, un hogar en el que eran los reyes. La publicidad de
Gobierno americano fomentaba este rol en el que las norteamericanas se
convertían en los "seres relativos" de los que Simone de Beauvoir hablaba años
atrás en su obra maestra.
Friedan fue una de esas mujeres y en su obra de 1963 retrata la situación de una
generación, hijas de las sufragistas, sin problemas económicos, de clase media-
alta, blancas y con estudios. Son las Betty Draper de la serie 'Mad Men',
confinadas en su hogar sin poderse realizar en otros planos y que se sienten
vacías. El problema sin nombre no era un asunto doméstico sino político.

En 1966, Friedan fue una de las fundadoras de NOW (Organización Nacional de


Mujeres) , principal representante del feminismo liberal, que reivindicaba una
reforma del sistema para lograr la igualdad de oportunidades y retribución salarial
entre mujeres y hombres, e igual participación en política, organizaciones
sindicales, universidades y áreas públicas.
4. Feminismo radical del Movimiento de Liberación de las Mujeres. Como
reacción al feminismo liberal, en torno a 1968 nace el feminismo radical, cuyo
máximo exponente fue el Movimiento de Liberación de las Mujeres y cuyos textos
de referencia son 'Política sexual' de Kate Millet, y 'La dialéctica del sexo',
de Shulamith Firestone. En esta etapa que duró hasta 1975 se introduce
la categoría "género", acuñada por Robert Stoller en 1968, que sigue siendo
objeto de estudio hoy en día.
5. Feminismo de la igualdad. El feminismo radical de los 70 se escinde en dos
grandes corrientes, el feminismo de la igualdad y el de la diferencia. Para el
primero, masculinidad y feminidad son roles de género construidos socialmente
por el patriarcado y que hay que rechazar para alcanzar una igualdad en la que
tienen cabida las diversidades femeninas.
6. Feminismo cultural o de la diferencia. Cuestiona la categoría género que
sustituye por diferencia sexual y defiende una "esencia femenina", una cualidades
innatas a la mujer que la sociedad infravalora y menosprecia. La liberación de la
mujer pasaría por potenciar esa diferencia biológica y llevar a cabo una
contracultura femenina.
Sus principales representantes son Hélène Cixous y Luce Irigaray, filósofas
postestructuralistas de la escuela francesa. En Italia, Carla Lonzi, Luisa Muraro, la
Librería de Mujeres de Milán y el grupo filosófico Diótima. Y En Estados Unidos,
destacan Mary Daly, que reivindica la conexión de la mujer con la ecología,
y Adrienne Rich, que defiende el lesbianismo como única elección sexual posible
para preservar esa esencia femenina.
7. Feminismo racial o Black feminist: Nace en la década de los 70 relacionado
con el Movimiento por los Derechos Civiles y critica el feminismo de la igualdad y
las corrientes anteriores que se centraban en las vindicaciones de una mujer
blanca. Sostiene que este feminismo hegemónico, aunque pretende ser igualitario,
es "racista por omisión". Es una corriente muy importante que ha tenido su
continuidad en los actuales feminismo diversos.
Sus grandes autoras de referencia son bell hooks (autora de '¿Acaso no soy
mujer? Las mujeres negras y el feminismo', en 1981, en alusión al famoso
discurso de Sojourner Truth) , Alice Walker (que rechaza el término 'feminismo' y
propone el de 'mujerismo', womanism en inglés) y Audre Lorde, que critica la
opresión que afecta a las mujeres afroamericanas y lesbianas.
8. Feminismos lesbianos. Las críticas al feminismo de la igualdad también
llegaron desde la diversidad sexual y en concreto desde los movimientos
lesbianos, que cuestionaban todo el feminismo anterior al estar planteado desde el
punto de vista de las mujeres heterosexuales. Coincide con algunos
planteamientos de autoras del feminismo de la diferencia como las
estadounidenses Charlotte Buch o Adrienne Rich, o la francesa Monique Wittig,
autora clave de la Teoría Queer. Pero sobre todo, engloba a teóricas que
debatieron acerca de lo que es ser lesbiana desde el punto de vista del feminismo
y sus problemas específicos como colectivo al que se discrimina por razón de
género y de decisión sexual.
9. Feminismo en países en vías de desarrollo. Critica el discurso colonialista y
el feminismo bajo la mirada única de Occidente y una de sus autoras más
importantes es la bengalí Gayatri Spivak, que en 1983 reclama una "conciencia
subalterna" para que el feminismo amplíe su visión geográfica y tenga en cuenta
los problemas de las mujeres pobres de los países descolonizados, a las que se
debe dar voz y cuyas propuestas deben formar parte del nuevo feminismo.
Otra teórica importante es Chandra Talpade Mohanty, autora del ensayo 'Bajo la
mirada occidental', en 1986, sobre de la dominación cultural del feminismo de
Occidente.
(Fuentes: 'Feminismo para principiantes' de Núria Varela (B de
Bolsillo) y 'Feminismos', de Olga Castro y María Reimóndez, Edicións Xerais).
Related

El feminismo de la
Tercera Ola
Desde finales de los años 80 hasta la actualidad
Vandana Shiva, lideresa ecofeminista. Getty Images

Las críticas a un feminismo único que obviaba las diversidades femeninas y las
diferentes culturas y reivindicaciones de la mujer en el mundo comenzó ya al
finalizar la Segunda Ola, pero es el principal eje de todo el movimiento de la
Tercera Ola. Así, el feminismo se convierte en los feminismos (en plural) y
adquiere varias dimensiones étnicas, sexuales, de creencias, políticas...más allá
del esencialismo de la anterior etapa.
1. Ataques ultraconservadores y contradicciones:
Aunque Rebeca Walker fue la primera en hablar de la Tercera Ola en un
manifiesto publicado en la revista Ms. en enero de 1992, esta etapa tiene sus
raíces ya a finales de los 80 y en Occidente está muy marcada por las políticas
ultraconservadoras del tándem Reagan-Thatcher. Los medios de comunicación y
líderes de opinión iniciaron una estrategia de manipulación que aún perdura. Por
un lado, extendieron la idea de la llamada 'falsa igualdad' (hacer creer a la
sociedad que con leves modificaciones legislativas, hombres y mujeres ya son
iguales y que el feminismo es un concepto desfasado que muere en las
movilizaciones de los 70).
Por otro, se apropiaron de consignas feministas, sobre todo en el debate sobre la
pornografía y la prostitución. Defendían su abolición en base a argumentos
morales que no tenían nada que ver con la explotación del cuerpo femenino, pero
la realidad es que feministas y ultraconservadores coincidieron en esta causa,
aunque nunca en las razones de fondo ni en las formas.

Así, en medio de un cierto desconcierto, nacieron nuevas posturas que se


apoyaban en la libertad sexual de la mujer para defender tanto pornografía como
prostitución. Y estas opiniones encontradas forman parte del debate actual,
aunque más analizadas.

El libro de Susan Faludi 'Reacción. La guerra no declarada contra la mujer


moderna' argumenta precisamente como en los 80 se extendieron estereotipos
negativos hacia las mujeres independientes y trabajadoras. Y sigue siendo un
texto de referencia acerca de cómo el patriarcado ataca al feminismo cuando éste
está más fuerte o implantado.
2. Feminismos posmodernos y postestructuralistas: Como señalan Olga
Castro y María Reimóndez en su libro 'Feminismos', los feminismos posmodernos
"cuestionaron el modelo de sujeto universal por ser exclusivamente masculino,
liberal y occidental, y renegaron de la razón patriarcal como única válida porque
oculta la diferencia (de género, en este caso) bajo la pretensión de universalidad".
Autoras como Nancy Fraser, Linda Nicholson o Elisabeth Spelman propusieron así
deconstruir la noción de mujer para rectificar la exclusión histórica de muchas de
ellas. Conceptos clave de la teoría feminista como patriarcado o identidad de
género se ponen en tela de juicio, o se redefinen en la obra de Judith Butler y Joan
Scott.
Esta atomización del feminismo fue criticada por otras autoras al dificultar una
estrategia común en la lucha por la emancipación de la mujer. En efecto, se
ganaron muchos puntos de vista, pero se diluyó un objetivo común claro. Y
aunque fue una época de menos movilizaciones y protestas que los 60 y 70, en la
cultura y la música de los 90, con movimientos como las Riot Grrrl, se removieron
los cimientos machistas y misóginos de la cultura pop.
3. Corrientes en evolución: Entre las corrientes que forman el nuevo entramado
de los feminismos destaca el feminismo lesbiano y la teoría queer, el
poscolonialismo, el ecofeminismo y el ciberfeminismo. En ellas hay elementos en
común, como el cuestionamiento de las estructuras de poder, y particularidades
relacionadas con el sexo, la antiglobalización, el medioambiente o la defensa de
los grupos minoritarios.
Algunas autoras destacadas son:

 bell hooks, autora de 'Ain't I a woman?: Black Women and Feminism' (1981), especialista
en los sistemas de dominación de poder y la relación entre raza, clase social y género.
 Camille Paglia, autora de 'Vamps y Tramps. Más allá del feminismo' (2001), subversiva y
cuyos libros analizan la sexualidad humana.
 Vandana Shiva (movimiento Chipko de la India), una de las fundadoras del ecofeminismo:
Autora de 'Abrazar la vida: mujer, ecología y desarrollo' (1995) y 'Ecofeminismo: teoría,
crítica y perspectivas' (1997). Junto a ella, Wangari Maathai (del Movimiento Cinturón
Verde de Kenia).
 Sandra Harding, especialista en ciencia, género y feminismo y autora de 'Ciencia y
feminismo' (1996)
 Donna Haraway, una de las postmodernas más famosas, contraria al esencialismo y
autora de 'Manifiesto Ciborg: El sueño irónico de un lenguaje común para las mujeres en
el circuito integrado' (1984).
 Naomi Wolf, autora de 'El mito de la belleza', (1991), sobre uno de los temas actuales de
mayor debate: el uso del cuerpo femenino como herramienta de control.
4. Feminismo institucional. El feminismo institucional puede darse en el seno de
una comunidad, distrito, país o comunidad internacional. Es muy cuestionado ya
que trata de asimilar conceptos de reivindicación feminista para normalizarlos
dentro del sistema y, casi siempre, sin cuestionarlo de fondo ni profundizar en el
carácter transgresor y original del movimiento. Pero también es cierto que ha
permitido a muchas mujeres sumarse al feminismo y ha puesto sobre el tablero de
la discusión internacional los temas que afectan a las mujeres y las
discriminaciones existentes.
Las Conferencias sobre la mujer de la ONU comenzaron en 1975. La primera se
celebró en Mexico, y le siguieron las de Copenhague (1980), Nairobi (1985) y
Pekín (1995), donde tuvo lugar la más importante de todas, la IV Conferencia
Mundial de Mujeres, en la que se habló de violencia machista o de los derechos
reproductivos de las mujeres. Este año, se cumplen 20 años de la última
conferencia y se ha vuelto a convocar para el mes de septiembre en Nueva York,
sede de Naciones Unidas.
Related

¿Qué es el feminismo
radical?

El feminismo radical fue consecuencia de todo un movimiento intelectual, social y


político que revoluciona los últimos años 60 y toda la década de los 70 en Estados
Unidos. Cansadas de negociar con los hombres para lograr pequeñas cuotas de
igualdad, de medir la lucha feminista teniendo el estatus masculino
como referencia, las feministas radicales deciden que sean las mujeres
las artífices de su propio cambio. Su discurso sobre el género, la libertad sexual y
el patriarcado se convierte en la base teórica del Movimiento de Liberación de la
Mujer en EEUU, Francia, Alemania, Gran Bretaña...y un largo etcétera.
El feminismo radical es una corriente estadounidense que se desarrolla entre 1967
y 1976 con enorme influencia en todos los movimientos posteriores. Su lema
es "Lo personal es político" y sus principales obras de referencia son 'La
política sexual' de Kate Millet y 'La dialéctica del sexo' de Shulamith
Firestone. Las radicales tomaron distancia de los movimientos de izquierdas de
los años sesenta, que vinculaban el feminismo al socialismo y la democracia,
para extender la lucha contra el patriarcado de lo económico y público a lo social y
privado.
Sus argumentos defienden que la opresión de la mujer comienza en su propio
hogar ejercida por los padres-maridos-parejas a través de las relaciones
sexuales, la capacidad reproductiva, el control del cuerpo o el trabajo doméstico
gratuito. Sostienen igualmente que el fin del capitalismo y la igualdad en la
educación, las empresas o instituciones no son suficientes para acabar con la
dominación masculina, ya que las relaciones de poder se desequilibran desde el
matrimonio y la familia. Si las feministas negras hablaban de "razas" y las
socialistas de "clases" el feminismo radical define la "casta sexual" para explicar
la estructura base del poder.

Aunque para muchas autoras se engloba dentro de la segunda ola, otras, como
Alicia H. Puleo, consideran que el feminismo radical marca el inicio de la tercera
ola feminista o feminismo contemporáneo.

La raíz del problema

Como señala Celia Amorós en el libro 'Teoría Feminista' (Editorial Minerva), se


denomina feminismo radical en el sentido marxista del término. "Radical" proviene
del latín y significa "perteneciente o relativo a la raíz", "fundamental" (RAE) y el
objetivo de esta corriente es "ir a la raíz misma de la opresión".
En efecto, las feministas radicales contribuyeron a visibilizar muchos problemas de
las mujeres que a finales de los años 60 se consideraban privados, personales o
naturales. Y definieron muchos de los asuntos centrales del debate feminista de
hoy en día como exigir seguridad para las mujeres en los espacios públicos,
acabar con la llamada dictadura de la belleza y, sobre todo, como apunta Núria
Varela en su libro 'Feminismo para principiantes', poner sobre la mesa "problemas
tan enraizados y silenciados en la sociedad que aún hoy no se han solucionado,
como la violencia de género".
Así, en espacios femeninos o en grandes protestas masivas, se defendía el
derecho al aborto o la información sobre el uso de anticonceptivos, se criticaba la
prostitución, la pornografía o cualquier forma de explotación sexual de las mujeres,
se cuestionaban teorías intocables hasta la fecha, como las de Sigmud Freud o el
sindicalismo, o se apoyaba a las mujeres para descubrir el placer sexual
o aprender defensa personal.
Fue un movimiento clave para la autoestima femenina, el empoderamiento de las
mujeres y la diversidad sexual. Se abrieron guarderías, se abordó de manera
nueva la ginecología y nacieron grupos de concienciación feminista, que siguen
funcionando para catalizar el papel de la mujer en la sociedad, no sólo occidental
sino en toda Latinoamérica o los Países Árabes.

Fuentes: 'Lo personal es político: el surgimiento del feminismo radical'. Alicia H.


Puleo; 'Feminismo para principiantes', Núria Varela; 'Teoría feminista: de la
Ilustración a la Globalización', colección coordinada por Celia Amorós y Ana de
Miguel

Diferencia entre
feminismo de la igualdad
y feminismo de la
diferencia

El 'feminismo de la igualdad' y el 'feminismo de la diferencia' son dos corrientes


feministas que surgen tras la eclosión del feminismo radical en los años 70.
Alimentaron todo un debate acerca del camino que debía adoptar el
movimiento tras una etapa de reafirmación y autoconsciencia de una cultura
propia de las mujeres.
Desde el feminismo de la igualdad se asume una postura crítica hacia el mundo
masculino, la división sexual del trabajo y el patriarcado. Tiene su origen en la
Ilustración y la redefinición del concepto de ciudadanía y universalidad (Celia
Amorós) así como en el sufragismo y los partidos y organizaciones de izquierdas.
Negocia cambios legislativos y normativos para lograr la igualdad de las mujeres
con los hombres y eliminar "cualquier diferencia artificial basada en el sexo, los
privilegios de un sexo sobre el otro". (Empar Pineda). Desde el feminismo de la
diferencia se le acusó de complicidad e identificación con el opresor.
CONTINUE READING BELOW OUR VIDEO
How To Make Miniature Lamb Meatballs
0:01

5:02

Entre sus autoras más destacadas están Christine Delphi, Celia Amorós o Empar
Pineda.

Por su parte, el feminismo de la diferencia es una corriente crítica con las


aspiraciones del feminismo ilustrado de alcanzar la igualdad en un mundo
androcéntrico. ¿Por qué aspirar a tener su poder si los hombres son agresivos y
violentos mientras las mujeres podemos crear un mundo que refuerce las
diferencias femeninas?, sostienen. Su lema es: "Ser mujer es hermoso".
No hablan de desigualdad, sino de diferencia. Y plantea la igualdad entre mujeres
y hombres, nunca de las mujeres con los hombres. (Sendón de León). Frente al
liberalismo, el marxismo y otras ideologías que consideran masculinas, proponen
construir una feminidad que sea de por sí "sujeto revolucionario". La liberación de
las mujeres pasaría así por remarcar su diferencia sexual y dejar de tener como
punto de referencia a los varones.

"Lo contrario de la igualdad no es la diferencia, sino la desigualdad. Hemos


contrapuesto igualdad a diferencia cuando en realidad no es posible conseguir una
verdadera igualdad sin mantener las diferencias. Lo contrario no sería más que
una colonización a saco." (Victoria Sendón de León, artículo ¿Qué es el feminismo
de la diferencia? (Una visión muy personal) publicado en www.mujeresenred.net)
Entra las autoras más destacadas del feminismo de la diferencia, heredero del
llamado "feminismo cultural" estadounidense (que trabajaba en la construcción y
recuperación de una cultura propia de las mujeres), destacan las francesas Luce
Irigaray y Annie Leclerc, la italiana Carla Lonzi y la actividad de debate de la
Librería de Mujeres de Milán, y la española Victoria Sendón de León.
"Con Irigaray empezamos a caer en la cuenta de que nosotras éramos “feministas
de la diferencia”. ¿Por qué ? Porque nuestro camino hacia la libertad partía
precisamente de nuestra “diferencia sexual”. Esa era la piedra filosofal". (Victoria
Sendón de León, artículo ¿Qué es el feminismo de la diferencia? (Una visión muy
personal) publicado en www.mujeresenred.net)
Más allá de los intensos debates entre defensoras del feminismo de la igualdad y
feminismo de la diferencia, principalmente en los años 70 y 80, y aunque sigue
habiendo matices y discusión, ambas corrientes se han encontrado en los
"feminismos" ya desde los inicios de la tercera ola.
Related

Cinco libros
fundamentales del
feminismo
De Betty Friedan a Judith Butler, diferentes visiones de la identidad
femenina

Los cinco ensayos seleccionados son clásicos fundamentales del feminismo que
abordan la identidad femenina desde diferentes perspectivas (incluso la negación
de la misma). Fueron escritos en la segunda mitad del siglo XX y pertenecen a dos
escuelas, la francesa y la americana.

Casi todas las grandes autoras del feminismo han abordado en algún momento o
como eje de su pensamiento la construcción de la feminidad. Muchas de las
dificultades de las mujeres para ser plenamente libres y alcanzar sus derechos
tienen su origen en este "molde", que choca con su proyecto individual o colectivo
de vida.
Betty Friedan. © Orion Pozo.

• "La mística de la feminidad", Betty Friedan


Todo un clásico del feminismo occidental y de la 'segunda ola' de la escuela
estadounidense. 'La mística de la femineidad' de Betty Friedan se publicó en
EE.UU en 1963. El libro analiza el rol social femenino construido a través de las
revistas, la publicidad y la literatura que condiciona la vida y felicidad de muchas
mujeres (lo denomina "la imagen de lo esencialmente femenino"). En su primer
capítulo, "El malestar que no tiene nombre", explica el sentimiento de vacío y las
frustraciones de muchas mujeres estadounidenses que, tras la Segunda Guerra
Mundial, dejaron de trabajar para volver a casa con "los héroes", y que, a pesar de
llevar una vida acomodada, desarrollan enfermedades como la depresión o el
consumo de alcohol. More »

Simone de Beauvoir. ©Evening Standard/Getty Images

• "El segundo sexo", Simone de Beauvoir


'El segundo sexo' (1949) de la filósofa existencialista Simone de Beauvoir es la
obra clave del feminismo de la segunda mitad del siglo XX y principal obra de
referencia de la corriente del 'feminismo de la igualdad'. Todos los textos
posteriores la han tenido en cuenta, en muchas ocasiones para cuestionarla o
rebatirla.
En ella se afirma "No se nace mujer, se llega a serlo", es decir, no existe una
esencia femenina (ni masculina). Teresa López Pardina, en el prólogo a la edición
española lo explica de la siguiente manera: "Nos transmite que el género es una
construcción cultural sobre el sexo, esto es, que la feminidad y la masculinidad
son formas de ser mujer u hombre determinadas por la cultura y la sociedad".

En este tratado, Beauvoir aborda temas como la educación, la independencia, el


amor y el sexo romántico, el matrimonio, el lesbianismo y la maternidad,
oponiéndose en todo caso al reduccionismo biológico. More »

Luce Irigaray. ©Luce Irigaray

• "Speculum. El espejo de la otra mujer", Luce


Irigaray
Libro fundamental del llamado "feminismo de la diferencia", 'Speculum. El espejo
de la otra mujer', publicado en Francia en 1974, es la tesis doctoral de la
psicoanalista y filósofa Luce Irigaray (Bélgica, 1932) y la polémica generada con
ella le valió su expulsión de la Universidad de Vincennes.

En su primera parte echa por tierra las teorías sobre sexualidad femenina de los
psicoanalistas Sigmund Freud y Jacques Lacan, basadas en el 'falogocentrismo'.
Para ellos, la mujer no tiene una identidad propia sino que es un reflejo incompleto
del hombre. La autora propone construir la feminidad a partir de una teoría basada
en la diferencia sexual, con unos valores propios femeninos.
La segunda parte del libro revisa la tradición filosófica occidental, desde Platón
hasta Marx. Irigaray se desmarca de la lucha por la igualdad y defiende la
búsqueda de una "subjetividad femenina autónoma" ya que en la historia, el
lenguaje, la psicología y todas las disciplinas, lo femenino se ha definido a partir
de lo masculino y necesita un reconocimiento propio. More »
Ads
Historia de los Apellidos

discoverancestry.com

¡Busque el Origen de su Apellido Fácilmente con DiscoverAncestry!

10 consejos importantes

love-care.es/reconquistar-a-tu-ex

para reqonuistar a tu Ex. Errores tìpicos y un plan de emergencia

Germaine Greer. Imagen: Maggie Hannan via photopin cc

• "La mujer eunuco", Germaine Greer


"El estereotipo es el eterno femenino. El objeto sensual que persiguen todos los
hombres, y todas las mujeres". 'La mujer eunuco' de Germaine Greer (Melbourne,
1939) es un best-seller del feminismo, un ensayo que ha sabido llegar a lectoras y
lectores de todo el mundo y que revisa, paso a paso, "la estafa del patriarcado".
El libro, publicado en 1970, desmenuza con ironía el matrimonio, la familia, la
educación desde niña, el trabajo, el amor romántico,...Es menos académico que
los trabajos de Irigaray, Butler y Beauvoir, pero reconstruye con ejemplos
cercanos y reconocibles (por ejemplo, una oferta de empleo real para una
secretaria o fragmentos de literatura romántica) cómo se crean los valores
femeninos que oprimen a las mujeres de clase media en pleno movimiento de
liberación de la mujer. More »
Judith Butler. Imegen: gaelx via photopin cc

• "El género en disputa", Judith Butler


'El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad' de Judith
Butler (Cleveland, 1956) es un libro clave para entender el feminismo actual y
fundador de la llamada 'teoría queer', "que afirma que la orientación sexual y la
identidad sexual o de género de las personas es resultado de una construcción
social y que, por tanto, no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente
inscritos en la naturaleza humana, sino formas socialmente variables de
desempeñar uno o varios papeles sexuales." (Federación LGBT)
Escrito en 1990, ha modernizado el feminismo para adaptarlo a las diversidades
sexuales, como las personas transexuales, que no se sienten definidas por los
sustantivos "mujer" o "hombre". La propia autora señala, diez años más tarde, que
su intención era rebatir los planteamientos existentes hasta la fecha sobre el
género, "que limitaban su significado a los conceptos generalmente aceptados de
masculinidad y feminidad". More »

EL FEMINISMO

Sobre el feminismo y sus corrientes (sin


ánimo de ofender)
¿De qué hablamos cuando hablamos de olas del
feminismo?
Adriana Andolini
@adrianaandolini 11 enero, 2017

Cuando desperté, la fecha de entrega seguía allí. Se acaba el tiempo, toca


asumirlo: tengo que escribir sobre corrientes del feminismo.

Adriana, respira.

A pesar de los ánimos y buenos deseos recibidos en Twitter, la hazaña no era


poca cosa y de repente lo de las doce pruebas herculianas me parecía moco de
pavo al lado de escribir mil y pico palabras del ala sobre el feminismo y sus
corrientes sin ofender a nadie ni dejarme nada importante ni pecar de
simplista ni cometer errores graves ni… Bueno, en fin. Pero este es un pantano
en el que toda feminista ha de meterse alguna vez y aquí hemos venido a jugar.
Disculpen de antemano todo fallo -que los habrá- y se admiten las
puntualizaciones y correcciones que vengan al caso. Dicho lo cual, abramos este
melón.

Aquí me
tenéis, a vuestros pies queridos lectores y lectoras.

El feminismo, un movimiento, varias formas de verlo

Desde el posmachismo, les gusta decir que el feminismo es un movimiento


dogmático que busca establecer un pensamiento único. Vender a
las feminazis feministas como censoras, integristas, cerradas de mente e
histéricas en general es un recurso muy útil cuando buscas ridiculizar a un
movimiento entero, pero no se ajusta a la realidad.
En el feminismo ha habido corrientes y ‘olas’ desde sus inicios, no es una
religión ni una doctrina estática en la que se hayan sentado unas leyes
que hay que respetar sin espacio para la crítica y el debate. Es un
movimiento en continua evolución que cambia y se adapta a la época y a las
circunstancias, en el que además, no son infrecuentes los debates. Decir a grito
pelado que “todos somos iguales” es relativamente fácil, pero eso no lo convierte
automáticamente en una realidad y por el contrario, invisibiliza la realidad que
viven miles de personas oprimidas que saben que hoy por hoy, no lo somos en
absoluto. Hay muchas realidades y opresiones y cuando pretendes abarcarlas y
entenderlas todas, el debate y la escucha activa son más que necesarios.

El feminismo occidental se manifiesta como movimiento colectivo de lucha por


la liberación de la mujer a mediados del siglo XIX. Para Ana de Miguel, doctora
en filosofía, el feminismo comienza cuando se articulan, “tanto en la teoría como
en la práctica, un conjunto coherente de reivindicaciones” y las mujeres se
organizan para conseguirlas, conscientes de la existencia de
discriminación sexual.
© Alexis Armanet

Echando la vista atrás, -y aunque en esto tampoco hay consenso y hay diferentes
formas de articular su historia y orígenes- podríamos fijar tres grandes etapas u
olas feministas. Las llamadas “olas del feminismo” se refieren a periodos
históricos que delimitan y explican las transformaciones que ha ido
sufriendo el feminismo a lo largo de la historia.

 La primera ola del feminismo, desde mediados del XIX hasta la Primera
Guerra Mundial. Las mujeres tuvieron que incorporarse al mercado de
trabajo por la guerra y empezaron a tener cierta autonomía. Todo esto
facilitó que luchasen por su derecho al voto y a la igualdad de
derechos dentro del matrimonio.
 La segunda ola, desde los años 60 a los 90 del siglo XX. Si la primera ola
del feminismo se enfocaba más en la superación de los obstáculos legales
a la igualdad, la segunda se lanzó hacia temas más ‘personales’ como la
desigualdad no-oficial y mucho más sutil, la sexualidad, la familia, el
trabajo y en su vertiente más controvertida, los derechos reproductivos.

Si la primera ola del feminismo se enfocaba más en


la superación de los obstáculos legales a la igualdad,
la segunda se lanzó hacia temas más “personales”.
Simone de Beauvoir, con su libro El segundo sexo es el referente más conocido
de esta época y visión. Al leerlas, tenemos que tener en cuenta que se trataba de
un tipo de perfil muy específico de mujer blanca, burguesa y con estudios y que
en aquella época el debate en torno al género no había hecho más que empezar.
Termina en los años noventa con la llegada de la tercera ola, con caracteres
posmodernos, que diversifica por completo el feminismo, tanto en enfoques
como en propuestas y objetivos. Lo de antes no ha sido nada, aquí vienen las
curvas.

 La tercera ola del feminismo es más bien… un tsunami. Es un término


identificado con diversas ramas del feminismo cuyo activismo comienza
en los 90 y se extiende, en teoría, hasta el presente. Quizá estemos
viviendo una cuarta o hasta una quinta ola, no voy a meterme en ese
jardín. Este ‘nuevo feminismo’ nace como respuesta a los fallos percibidos
en la segunda ola: se empieza a tener claro que no existe un modelo
único de mujer, sino múltiples, determinados por cuestiones sociales,
étnicas, de nacionalidad, clase social, orientación sexual o religión. Se
fomenta la lucha contra la violencia tanto física como simbólica contra la
mujer y se empieza a debatir sobre el género. Aquí nos topamos de bruces
con lo que sería el gran “cisma” del feminismo contemporáneo, el famoso
tema del feminismo radical versus el transfeminismo.
Simone de Beauvoir, icono de la segunda ola de feminismo, en 1957. © Cordon
Press

Feminismo radical y transfeminismo, ¿un cisma?


El debate sobre el género trae consigo muy diferentes puntos de vista. Aunque
suelen entenderse como contrarias sin serlo (lo contrario al transfem, sería en
todo caso el liberal feminism o libffem), estas dos corrientes quizá sean las que
han protagonizado el debate más encendido entre sí en los últimos años.

Si bien las dos corrientes cuestionan el género, el feminismo radical


o radfem teoriza que el género es un constructo social y propone abolirlo y
tenerlo en cuenta únicamente en aspectos puramente biológicos o médicos.

El transfeminismo, en cambio, propone no abolirlo directamente. Desliga


radicalmente la relación entre el sexo y el género. Entendiéndolo como un
constructo social, propone cuestionarlo y hacerlo flexible, quitarle las
implicaciones sociales, romper los roles asignados, huir del binarismo
hombre/mujer y abrirse a un amplio espectro entre masculinidad y
feminidad, en el que no importan los genitales con los que naces. Además, una
persona podría ubicarse en ninguno o en cualquier punto entre estos dos
extremos. Partiendo de estos planteamientos -la famosa teoría queer y demás-, el
transfeminismo incluye en la opresión patriarcal a personas que no siempre son
mujeres.
Portadas del número de enero del 2017 de National Geographic en el que se trata
la revolución de género.

Postula que el Patriarcado oprime a todas las identidades apartadas del binarismo
de género y entendiendo este como la primera violencia de género, ya que fuerza
a las personas a ocupar unos determinados roles por nacer con una genitalidad
determinada.

Entendiendo las cosas de otra manera, podríamos decir -siendo muy atrevidas y
algo simplistas- que las feministas radicales entienden el género como un
compendio que va desde las características físicas y roles hasta los patrones
conductuales y de pensamiento atribuidos específicamente a individuos
considerados como “macho o hembra”. Desde luego algo que una no elige.
Las feministas radicales entienden el género como la
recopilación de las características físicas y roles
hasta los patrones conductuales y de pensamiento.
Si desligamos el sexo del género y no hablamos de sexo biológico ni de roles,
¿qué tienen en común las mujeres para formar parte de un mismo grupo
oprimido? Se opone al transfeminismo por su visión del género, porque si el
género es una sensación subjetiva no puede ser la raíz de una opresión
colectiva. Algunas radfem hoy en día analizan incluso que si a lo largo de la
historia se ha considerado inferior al género femenino es porque se asigna a las
personas “hembra”. Por mucho que actúe a través del género, para ellas la raíz de
su opresión está en su sexo. Esto desde el transfeminismo se tacha de transfobia,
puesto que podría dejar fuera de la categoría de mujeres a las mujeres trans.

Para el feminismo radical, históricamente la opresión habría estado basada en


el dimorfismo sexual e iría ligada a la reproducción y al control de la natalidad y
de la propia mujer.

Dos maneras de entender el género muy diferentes con cruces de acusaciones


graves entre sí. Pero no son las únicas corrientes que se han enfrentado en
la historia del feminismo. Las mujeres negras se desligaron de las blancas para
hacerse womanists en lugar de feminists, hartas de que no se las tuviese en
cuenta. Las mujeres trans llaman a las cis femiCistas, porque no siempre se
acuerdan de escuchar a sus compañeras y parece que solo se centran en sus
asuntos o niegan problemas tan graves como la transmisoginia. Las feministas
musulmanas llaman feministas blancas a… Bueno, a las feministas blancas
porque no siempre revisan su racismo y su islamofobia como deberían. Y así
hasta el infinito y más allá, porque prácticamente todos tenemos algo que
revisarnos.

¿No sería mejor que


luchásemos por la igualdad todas juntas?
Conviene no olvidar que los tiempos cambian y que nosotros debemos cambiar
con ellos. Toda revisión es poca y la historia nos dice que si bien nadie quiere dar
lecciones ni repartir carnets, hay que intentar que el feminismo si tiene que ser
algo, sea interseccional. Si tu feminismo solo sirve para ti y para tus amigas,
seguramente, lo estés haciendo mal.

Estas solo son algunas de las corrientes más destacadas del feminismo, pero ahí
fuera la información es inmensa. Lee, escucha, cuestiona, aprende todo lo
que necesites y vuelve a empezar. Escucha a quien tenga una experiencia
diferente a la tuya, sea la que sea y no juzgues. Ponte los zapatos de otra y
camina con ellos un par de kilómetros antes de hablar.

Si tu feminismo solo sirve para ti y para tus amigas,


seguramente, lo estés haciendo mal.
Seguir aprendiendo es la base, seguir avanzando es la única opción. Ahora
miradme a los ojos y decidme la verdad: ¿habéis tomado apuntes?

Y LLEGÓ EL TRANSFEMINISMO
En los años 80-90 se comenzó a problametizar la categoría de identidad de género y la categoría de
mujer como sujeto del feminismo. Esto fue así porque el feminismo se nutrió del contacto con la
perspectiva de las mujeres negras, de mujeres de otras etnias, de mujeres lesbianas, de los
movimientos trans e intersexual, así como del contacto con los estudios postcoloniales, con la teoría
queer, con el pensamiento postmoderno y postestructuralista.

El transfeminismo aporta una mirada transversal y multifacética a la hora de entender el género, el


sexo y las sexualidades, de manera que da la posibilidad de existencia a una diversidad que excede
el sistema de sexo/género.

En el contexto español, podemos leer en este manifiesto del 1 de enero de 2010:

MANIFIESTO PARA LA INSURRECCIÓN TRANSFEMINISTA

Hacemos un llamamiento a la insurrección TransFeminista:


Venimos del feminismo radical, somos las bolleras, las putas, lxs trans, las inmigrantes, las negras,
las heterodisidentes... somos la rabia de la revolución feminista, y queremos enseñar los dientes;
salir de los despachos del género y de las políticas correctas, y que nuestro deseo nos guíe siendo
políticamente incorrectas, molestando, repensando y resignificando nuestras mutaciones. Ya no nos
vale con ser sólo mujeres. El sujeto político del feminismo “mujeres” se nos ha quedado pequeño,
es excluyente por sí mismo, se deja fuera a las bolleras, a lxs trans, a las putas, a las del velo, a las
que ganan poco y no van a la uni, a las que gritan, a las sin papeles, a la marikas...

Dinamitemos el binomio género y sexo como práctica política. Sigamos el camino que empezamos,
“no se nace mujer, se llega a serlo”, continuemos desenmascarando las estructuras de poder, la
división y jerarquización. Si no aprendemos que la diferencia hombre mujer, es una producción
cultural, al igual que lo es la estructura jerárquica que nos oprime, reforzaremos la estructura que
nos tiraniza: las fronteras hombre/mujer. Todas las personas producimos género, produzcamos
libertad. Argumentemos con infinitos géneros...

Llamamos a la reinvención desde el deseo, a la lucha por la soberanía de nuestros cuerpos ante
cualquier régimen totalitario. ¡Nuestros cuerpos son nuestros!, al igual que lo son sus límites,
mutaciones, colores, y transacciones. No necesitamos protección sobre las decisiones que tomamos
en nuestros cuerpos, transmutamos de género, somos lo que nos apetece, travestis, bollos,
superfem, buch, putas, trans, llevamos velo y hablamos wolof; somos red: manada furiosa.

Llamamos a la insurrección, a la ocupación de las calles, a los blogs, a la desobediencia, a no pedir


permiso, a generar alianzas y estructuras propias: no nos defendamos, ¡hagamos que nos teman!
Somos una realidad, operamos en diferentes ciudades y contextos, estamos conectadxs, tenemos
objetivos comunes y ya no nos calláis. El feminismo será transfronterizo, transformador transgénero
o no será, el feminismo será TransFeminista o no será...

Os Keremos.

Red PutaBolloNegraTransFeminista.

Medeak, Garaipen, La Acera Del Frente, Itziar Ziga, Lolito Power, Las Chulazas, Diana J. Torres
AKA Pornoterrorista, Parole de Queer, Post_op, Las maribolheras precarias, Miguel Misse, Beatriz
Preciado, Katalli, MDM, Coletivo TransGaliza, Laura Bugalho, Heroína de lo periférico, EHGAM,
NacionScratchs, IdeaDestroyingMuros, Sayak Valencia, TransFusión, Stonewall, Astrid Suess, Alira
Araneta Zinkunegi, Juana Ramos, 7menos20, Kim Pérez (Cofundadora de Conjuntos Difusos), d-
generadas, lasdel 8 y et al, Beatriz Espejo, Xarxa d'Acció Trans-Intersex de Barcelona, Guerrilla
Travolaka, Towanda, Ciclobollos, O.R.G.I.A, Panteras Rosa, Trans Tornados, Bizigay, Pol Galofre,
No Te Prives, CGB, Juanita Márkez, Miriam Solà, La Quimera Rosa, Ningún Lugar, Generatech, Sr.
y Sñra. Woolman, Marianissima Airlines, As dúas, Oquenossaedacona, Go Fist Foundation, Proyecto
Transgénero - Cuerpos Distintos, Derechos Iguales, Patrulla Legal,Transtango, Casa Trans de Quito,
Mery Escala Ribas, Alba Pons Rabasa, Confederación Ecuatoriana de Comunidades Trans e
Intersex-CONFETRANS, Rodrigo Requena, Lola Clavo, Panaderas Sin Moldes, Señorita Griffin,
Impacto Nipón, Las Mozas de KNY, Kabaret Lliure de Mediona, Teresa Matilla
Publicado por M. en 20:06

TENDENCIAS Y CORRIENTES FEMINISTAS

Feminismo radical

El feminismo radical es una corriente feminista que sostiene que la raíz de todas las
desigualdades en todas las sociedades hasta ahora existentes ha sido el patriarcado.
Esta corriente se centra en las relaciones de poder que organizan las sociedades y que
construyen los privilegios de los hombres sobre las mujeres.

El feminismo radical se propone derrocar el patriarcado por medio de la oposición a los


roles de género que se han impuesto a las mujeres. Con ello quieren reorganizar la
sociedad hasta que desaparezca el patriarcado y con ello conseguir una sociedad
igualitaria.

Feminismo de la igualdad o ilustrado

El feminismo de la igualdad, también llamado feminismo ilustrado, es el movimiento que


arranca de la reclamación histórica de las mujeres en los siglos XVII y XVIII. Este
feminismo reivindica el derecho a ser reconocidas en pie de igualdad con los hombres.

Denuncia la elaboración de diferencias de género, constituidas por la razón patriarcal


como categorías naturales, cuando no son sino constructos sociales y culturales.

Feminismo de la diferencia

Cuando hablamos de Feminismo de la Diferencia nos referimos a una corriente que


aboga por la no equiparación de la dualidad de un género al otro, sino más bien por el
desarrollo de la diferencia genérica femenina en todos los órdenes simbólicos.

El feminismo de la diferencia aboga por identificar y defender las características propias


de las mujeres. Argumenta que el lugar que ocupamos en el mundo y que nos define, no
está únicamente determinado por el espacio que nos ofrece la sociedad sino también por
nuestro cuerpo de mujer con su estructura y sus ciclos vitales que determinan de alguna
forma nuestra mirada sobre el mundo.

Feminismo ecologista o ecofeminismo

El orden simbólico patriarcal establece por igual una situación de dominación y


explotación hacia las mujeres y hacia la naturaleza.
El patriarcado hace uso de la biología
para situar a la mujer en un plano de proximidad con la naturaleza, identificándola con
ella. Los hombres, en oposición, se identifican con la razón, justificando de esta forma la
superioridad de la razón sobre la naturaleza o, lo que es lo mismo, el patriarcado; así se
explica que las mujeres sean consideradas inferiores a los hombres.
Las mujeres están
en una posición ventajosa para terminar con la dominación patriarcal sobre la naturaleza y
sobre si mismas, dado que su propia situación de explotación las hace estar más
próximas.
Establece que el movimiento feminista y el movimiento ecologista tienen objetivos
comunes y deberían trabajar conjuntamente en la construcción de alternativas.

Feminismo socialista

El feminismo socialista postula que la sociedad de clases y las diferencias de género han
de ser erradicadas para que las mujeres determinen libremente las condiciones de su
vida. El patriarcado y el capitalismo es visto como la causa de la opresión de las mujeres
ya que la subordinación de la mujer está planteada para favorecer a las clases
dominantes que sustentan el capitalismo. Por lo tanto desde el feminismo socialista se
trabaja en la abolición del capitalismo y la implantación del socialismo como una manera
de conseguir una sociedad igualitaria.

Feminismo anarquista o anarcofeminismo

Las feministas anarquistas ven en el patriarcado una manifestación del autoritarismo por
eso piensan que la lucha contra el patriarcado es una parte esencial de la eliminación del
estado porque Estado y patriarcado se basan en la ausencia de libertad y relaciones
sociales involuntarias.

Según el feminismo anarquista, el anarquismo al ser una visión política que se opone a
todas las relaciones de poder forzadas seria formalmente feminista.

El feminismo anarquista tiene una visión no dogmática de lo que es el feminismo por lo


que podemos encontrar diferentes visiones de las cuestiones de género teniendo como
base las líneas generales que hemos expuesto

El Feminazismo
Término de origen masculinista americano para definir los tipos de feminismo que luchan contra el
patriarcado dando por sentado que siempre existe en una relación de pareja, aun cuando no sea
así.

No fue una definición bien aceptada por ningún tipo de feminismo ya que tanto el feminismo de la
diferencia como el ilustrado, mayoritariamente aceptados por los hombres y la sociedad, se sentían
injuriadas por esta definición cuando no se refería a ellas.

El Antropólogo Dr. Ángel Antón, acotación con la extensión nazismo, rebautizó el feminazismo
como aquel que justifica sus acciones y reacciones con las técnicas de manipulación masivas de
Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler.

El siguiente paso de la agenda LGTB: el


sexo biológico también es ‘construcción
social’
La activista Riley J. Dennis destroza la biología en siete minutos con afirmaciones como
que los cromosomas no sirven para nada. Atentos al próximo paso de la agenda LGTB.
Pablo González de Castejón -

07/03/2017

Compartir en Facebook

Compartir en Twitter

“No, una mujer transexual no es biológicamente un hombre”. Se trata del próximo paso a lograr
por el lobby LGTB, es decir, repetir e insistir en que no solo el género es una construcción
social, sino el sexo biológico también.

Así lo afirma la activista Riley J. Dennis en este vídeo publicado en una importante revista
feminista de EEUU, dedicado a aquellos que afirman que sí, “las mujeres transexuales son
mujeres, pero biológicamente son hombres”. Y se lo dedica a estas personas porque aunque
su intención sea buena, sus palabras son muy “dañinas”.
Recibe el Brief de Actuall en tu email

Pero no solo son dañinas, sino que decir esas palabras -que las mujeres transexuales son
biológicamente hombres- permite que haya gente que justifique el maltrato a las personas trans,
según afirma Riley.

Esto es solo la introducción, ahora Riley va más despacio, por si alguien se ha perdido. La
activista supone que si ves el vídeo es que eres un “aliado” de los trangénero -aquí no caben
medias tintas- y que intentas comprender todo esto de género y sexo.

Habrás escuchado que el sexo es biológico y el género una construcción social, asegura Riley,
pero eso no es del todo así

Lo primero que escucharás es que el sexo es biológico y el género una construcción social,
comienza Riley, que enseguida rectifica y matiza que eso no es del todo así. Cierto que son
cosas diferentes, pero ambas, insiste, son construcciones sociales, cada una a su manera.

El discurso de que el género es una construcción social y que una cosa es el sexo con el que se
nace y otra -el género- es el sexo que se percibe, es un tema más conocido. Por lo que vayamos
directamente a las partes que nos interesa: el sexo biológico.

Lo que argumenta esta transexual es que el sexo tiene que pasar por el mismo proceso que el
género -de ahí que sea el siguiente paso en la agenda LGTB-. Para ello hay que considerarlo
como una construcción social. Pero, ¿cómo van a ser los genes una construcción social? Paso a
paso.

El sexo es una manera de categorizar a los seres humanos por: cromosomas, genitales,
gónadas, hormonas y características físicas

Primero veamos qué es el sexo -siempre según Riley-. Se trata de una manera de categorizar a
los seres humanos según unos rasgos: cromosomas, genitales, gónadas, hormonas y
características secundarias como vello o pechos.
Pero claro, argumenta, nadie puede ver tus hormonas, cromosomas, gónadas o genitales a
simple vista, por lo que la gente deduce tu sexo por tus características físicas. Pero, he aquí
uno de los trucos, estas características se pueden cambiar con hormonas o cirugía.

Por ejemplo, si una personas asignada como mujer -la culpa siempre es del médico- toma
testosterona desde que nace, tendrá una voz más grave y más vello facial que personas
asignadas como hombres que tomen estrógenos desde su tierna infancia. Bravo.

Y a esto le puedes añadir los bloqueadores de hormonas para que una persona asignada
mujer no experimente ni por un segundo un rasgo de feminidad durante su pubertad.

Este ‘razonamiento’ lleva a Riley a la conclusión de que el sexo asignado al nacer no te dice
que características físicas tendrás en tu pubertad, al contrario que los
estrógenos/testosterona/bloqueadores.

Y por lo tanto, decir que conoces el sexo de alguien por sus características físicas es simple y
llanamente mentira. Antes hay que mirarle historial médico.

¿Pero qué pasa con las gónadas o los genitales? El problema anterior ya está resuelto para
Riley, si alguien tiene dudas que repase el texto.

¿Si a una mujer le quitan los ovarios por culpa de un cáncer, deja de ser mujer? ¿no, verdad?
Pues eso, ella lo ha dicho

Pues muy fácil, según la lógica descrita antes solo hace falta cirugía. Genitales fuera. No vale
como indicador de sexo.

¿Ovarios y testículos? Lo mismo. Pero apuntilla la activista. ¿Si a una mujer le quitan los
ovarios por culpa de un cáncer, deja de ser mujer? ¿no, verdad? Pues eso, ella lo ha dicho.

No importa, seguimos hasta el final. Con todos estos argumentos ya ha desmontado cuatro de
los cinco indicadores de sexo. Ejemplo: si te asignan hombre el nacer, pero tomas
estrógenos, te operas y te quitas los genitales, tendrás características femeninas, una vagina
implantada y todos pensarán que eres una mujer.

Las matemáticas no fallan: tres signos femeninos contra uno masculino, eres mujer, al menos
según el método Riley

El problema serían las gónadas, y supongamos, dice Riley, por suponer, que esa persona
asignada hombre al nacer tenga cromosomas XY. No pasa nada. Como tres de esos factores son
femeninos y uno se puede considerar neutro, solo tendría uno masculino. Y las matemáticas no
fallan: tres contra uno, eres mujer, al menos según el método Riley.

Alguno queda que todavía duda sobre esto. Dicen que los cromosomas son importantes y no
se pueden cambiar. Sí, cierto, pero Riley tiene respuesta para todo. El sexo no se define solo
por los cromosomas, sino por el conjunto de estas cinco características, y ya hemos visto las
matemáticas.

Y además, ¿qué sentido tiene separar a las personas? Es aquí donde más brillante se muestra
Riley: si los cromosomas no definen tus hormonas, gónadas, genitales o características
físicas -dice-, ¿qué propósito tienen al diferencias a las personas? Por supuesto ninguno. No
existe razón para dividir entre XX o XY. Ole.

Es, y cito literalmente, “una distinción arbitraria que no tiene efecto en cómo una persona se
comporta” -creo que las feministas discreparían, al menos en lo de “violencia machista”-. Pero
es que además se trata de una información inútil.

El sexo no es un hecho biológico, porque cuatro de los cinco aspectos que lo conforman son
variables

Resumimos esto que es un poco caótico: el sexo no es un hecho biológico, porque cuatro de
estos cinco aspectos que lo conforman son variables -no hay nada que un bisturí a tiempo no
arregle-, y el que no es variable (XX, XY), no sirve para nada. Más claro, agua.
Pero no hemos acabado. Este resultado nos lleva a pensar que una persona trans tenga que
operarse para cambiar de sexo, y eso no es así, basta con que reclame ser del sexo que quiera.
Así que, para acabar, todo el rollo de antes no sirve para nada -eso lo comparto- porque
nazcas con vagina o con pene no significa que seas mujer u hombre.

Eres lo que sientes y Riley ha destrozado la biología en apenas siete minutos.

Pablo González de Castejón


Madrileño, de familia numerosa. Comenzó a estudiar Historia aunque pronto se cambió a Periodismo. Se licenció por la
Universidad Complutense de Madrid y desde entonces no ha parado. Ha trabajado para las agencias de información
Colpisa y Europa Press, para el departamento de comunicación de LaSexta y ha logrado saborear la experiencia de
trabajar en papel gracias al periódico La Razón.

¿Todo está mal con el género?


¿Todo está mal con el enfoque de género?¿Cuál es la diferencia
entre ideología y equidad de género? ¿Cómo avanzar en medio de
un debate que parece estancado? Acá algunas pistas.
Por Gloria Huarcaya. 3 marzo, 2017Compartir0 Comentarios
La polémica desatada respecto a la inclusión de la ideología de género en el Currículo Nacional

nos ha llevado a un punto de enfrentamiento casi maniqueo. De un lado, quienes preferirían

desterrar cualquier referencia al género -por un comprensible temor a su distorsión- y del otro,

quienes niegan los excesos ideológicos -ya experimentados en otros países- y que acusan al

bando contrario de ser “religiosos” y “fundamentalistas”.

Desde que el término género empezó a usarse en el ámbito de la política internacional (Cuarta

Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing,1995), su definición ha sido ambigua y

arbitraria según los intereses políticos.

La filósofa Jutta Burgraf hizo un gran esfuerzo intelectual por definir el género como resultado

de un proceso histórico – cultural o el componente sociocultural de la identidad sexual. El

género sería ese conjunto de influencias externas a la persona que impactan sobre su identidad

sexual, modelando su comprensión particular de su masculinidad o su feminidad.

El género permite distinguir lo natural, que otorga la biología a los sexos, del componente

cultural y social, que la sociedad y la época asignan -a veces de manera injusta- a varones y

mujeres. Para la pensadora Blanca Castilla este entendimiento del género es “legítimo y

necesario”, pues contribuye a la construcción de una sociedad más justa, a través de políticas de

equidad.

El género, o componente subjetivo del ser varón/ser mujer no determina a la identidad sexual,

que es esencialmente biológica, pues está configurada naturalmente por las dimensiones

corporal, afectiva y sicológica del ser humano que se integran en un espíritu personal.

Esta verdad antropológica ha sido bien asimilada por algunas ciencias sociales que han hecho

del género una categoría de análisis social (distinguiéndole del sexo) con indicadores

cuantificables, que funcionan para verificar si las relaciones entre varones y mujeres son o no
equitativas. Así tenemos: paridad de género (en la matrícula escolar), brecha de género (en los

salarios), estereotipos de género (en la publicidad y medios de comunicación), roles de género

(las actividades intercambiables), etcétera.

Algunos errores ideológicos consisten en sustituir el sexo por el género (no existe lo natural),

en proclamar la superioridad del género sobre el sexo (la identidad es sólo subjetiva) o incluso

en renegar de cualquier aporte de la naturaleza y la cultura por la falsa creencia de que se puede

ser lo que no se es (la identidad se autoconstruye y es fluida). El género no es opuesto al sexo, y

si lo transgrede se produce una grave ruptura en la identidad personal (“disforia de género”),

cuestión rigurosamente documentada en la última edición de la revista The New Atlantis.

La pregunta que surge es ¿cómo progresar en este debate estancado? Apostando por la Equidad

de Género, como aquel enfoque del desarrollo humano que promueve la igualdad de derechos,

oportunidades y recursos para varones y mujeres. La promoción de la equidad de género

incluye la defensa de la dignidad humana y de los derechos fundamentales, la erradicación de

cualquier tipo de violencia y estereotipos sexistas, el impulso de la corresponsabilidad del

varón y la mujer en la esfera pública y el ámbito del hogar (tanto en la toma de decisiones como

en el equilibrio del poder), la valoración de las relaciones cooperativas entre los sexos (no de

competencia), la apreciación de la riqueza de la complementariedad sexual, la valoración de la

paternidad, la maternidad, el trabajo doméstico, entre otros temas.

No todo está mal con el enfoque de género, y ojalá que este debate sea una oportunidad para

equilibrar la balanza. Para empezar, sugiero utilizar el término “equidad de género”, en lugar de

“igualdad de género”. El primero reconoce las diferencias naturales entre varones y mujeres, el

segundo podría interpretarse como un “igualitarismo” que suprime lo naturalmente distinto.


Comparte:

Los sustantivos no tienen sexo


sino género
Por Nelly Trelles Castro
Por Nora Grados Quezada, el 25 de marzo 2012 en Diario Correo (Piura).Compartir0
Comentarios

El género es una ‘propiedad de los sustantivos y de algunos pronombres por medio de la cual se

clasifican en masculinos, femeninos y, en algunas lenguas, también en neutros’. Para designar

la condición orgánica, biológica, que permite distinguir si los seres vivos son masculinos o

femeninos, se debe emplear el término sexo: “Las personas de sexo femenino adoptaban una

conducta diferente”. Es decir, las palabras tienen género (y no sexo), mientras que los seres

vivos tienen sexo (y no género). Según la RAE, en español no existe tradición de uso de la

palabra género como sinónimo de sexo.

En el castellano existen diferentes recursos para indicar si el referente indicado por el

sustantivo es de sexo femenino o masculino: Muchos sustantivos forman el género añadiendo

un morfema a la raíz: alcald-e/ alcald-esa, president-e/ president-a, etc. Otros, llamados

HETERÓNIMOS utilizan palabras diferentes: hombre/mujer, yerno/nuera… Los sustantivos

llamados COMUNES en cuanto al género, lo hacen explícito mediante los determinantes o los

adjetivos que los acompañan: el/la cónyuge, profesional destacado/destacada. Los sustantivos

EPICENOS se refieren a personas o animales mediante un único género gramatical que puede

ser el masculino o el femenino: la víctima, la persona (puede ser varón o mujer).

Cuando designan animales, se añaden los términos “macho” o “hembra” según el caso: el

hipopótamo hembra, la serpiente macho…

Además, en el castellano, el género masculino se emplea para referirse a los individuos de

sexo masculino y también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie,
sin distinción de sexos: “El hombre (varón y mujer) es el único ser racional”. De ahí que los

sustantivos en género masculino, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su

designación a seres de uno y otro sexo: En “Los hombres prehistóricos vivían en cavernas”; no

quedan excluidas “las mujeres prehistóricas”.

A pesar de ello, cada cierto tiempo, no por cuestiones de corrección lingüística sino por

cuestiones políticas e ideológicas, salta como noticia el tema de que el lenguaje discrimina a las

mujeres, y por ese motivo se ha extendido la costumbre de hacer explícita la alusión a ambos

sexos: “Habrá reunión de profesores y profesoras” en vez de “Habrá reunión de profesores”. En

este uso no debe verse una intención discriminatoria, sino la aplicación de la ley lingüística de

la economía expresiva. Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto,

es necesaria la presencia explícita de ambos géneros: “La proporción de alumnos y alumnas en

las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente”.

¿Ideología de género en la
educación básica en el Perú?
El Papa advierte que con la ideología de género se está desatando
una nueva y torpe colonización ideológica que busca: destruir la
familia y construir en su lugar, otros modelos al capricho de una
minoría.
Por Luz González, el 15 de enero 2017 en Diario El Tiempo..Compartir0 Comentarios

Me parece muy interesante comentar con los lectores de El Tiempo, un tema abordado por el

Papa Francisco al regreso de uno de sus últimos viajes pastorales a la Europa del Este. Se

ha referido a la actual Ideología de género, asunto que –me consta– preocupa a muchas

familias piuranas, debido a la pretensión del Ministerio de Educación de incluir material sobre

este tema en manuales para la educación básica en el Perú.


Este manual se basa, precisamente, en postulados de esa teoría del género, que en ningún

colegio se ha explicado a los padres, pero que contiene una visión excéntrica de lo humano,

diversa al ser personal y que se enseñaría, por imposición, a partir de este año. Pienso que esto

debería rectificarse, dado que no vivimos en un régimen de dictadura.

Aparte de ser un asunto que las nuevas autoridades deberán afrontar, creo que, viviendo en un

sistema democrático, es oportuno informar a todos los peruanos cuáles son los orígenes y los

cimientos de esta nueva ideología, que el papa Francisco ha equiparado a la Ideología

comunista. La Oficina de Prensa Vaticana ha difundido las ideas de fondo del pensamiento del

Pontífice argentino, que me parece conveniente que divulguemos en Piura.

El Papa sostiene que el igualitarismo utópico, inexistente en la realidad, propugnado por la

ideología de género, está basado en el mismo marxismo del siglo XX, obsoleto e incapaz de

forjar, sin libertad, la vida social y económica del mundo. Fracasó y lo vimos caer junto al

Muro de Berlín el siglo pasado, a fines de los noventa. Por eso, advierte, con la ideología de

género se está desatando una nueva y torpe colonización ideológica que busca, otra utopía:

destruir la familia y construir en vez de ella otros modelos al capricho de una minoría. Añado

que el Papa los considera inmorales.

Es un tema abierto que se debe revisar. Las nuevas autoridades deben escuchar el sentir de los

padres de familia, a quienes corresponde decidir qué tipo de educación quieren para sus hijos,

también en el ámbito de los principios éticos y de las creencias religiosas. Estos son derechos

naturales de la familia, y del ser humano, que el Estado está en la obligación de apoyar.
¿Está El Feminismo Siendo
Distorsionado?
He estado leyendo y viendo una gran cantidad de
publicaciones acerca de esto y cómo la gente muestra sus
opiniones sobre el mismo, pero también estoy un poco
enojada por la forma en que el significado de esta palabra ha
sido distorsionada de una manera tan triste.

¿Cuál es el significado de la palabra


“Feminismo”?
De acuerdo a Wikipedia, el feminismo es un conjunto
heterogéneo de ideologías y movimientos políticos, culturales y
económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos
entre varones y mujeres, así como cuestionar la dominación y
la violencia de los hombres sobre las mujeres y la asignación
de roles sociales según el género.

Alternativamente, y desde una óptica masculinista, algunos


autores, como el ex feminista Warren Farrell, critican que el
movimiento feminista, a pesar de que busca la igualdad de
derechos entre varones y mujeres, ha hecho logros para liberar
a las mujeres del papel femenino pero no ha hecho nada por
liberar al varón del papel masculino.
Y, ¿Qué significa “Masculinismo”?
El masculinismo es un conjunto de ideologías y
movimientos políticos, culturales y económicos que tienen
como objetivo el análisis de la construcción masculina de la
identidad y los problemas de los hombres frente al género. Se
considera la contraparte del feminismo, ya que busca la
igualdad con las mujeres, pero desde el punto de vista
masculino; así, este término puede utilizarse en distintos
ámbitos para referirse a la defensa de los derechos y
necesidades de los hombres, de la adhesión o promoción de las
opiniones, y de los valores y actitudes consideradas como
típicas de los hombres.
Las áreas de preocupación de los masculinistas incluyen la búsqueda de la igualdad legal, relativas
al servicio militar, custodia legal de los niños, pensión, y mismo salario por un mismo trabajo. Estas
reivindicaciones son asociadas a menudo con los derechos de los hombres, los padres, y
movimientos de liberación masculina.
¿Entonces?
Bien, ahora que tenemos conocimiento de estos dos conceptos,
explicaré el porqué de mi enojo y mi idea de que los
movimientos feministas están distorsionando completamente
el significado de esta palabra.

Antes, las activistas peleaban por una equidad de


oportunidades laborales, así como un trato igualitario y un
pago equivalente al de un hombre. Pedían que se les diera el
derecho a ser escuchadas por medio del voto, así como
también buscaban el poder elegir un oficio diferente al del
hogar y tener acceso a la educación superior para poder ser
libres de elegir una carrera.
Ahora, las “activistas”, aquellas que se engañan diciendo que
son parte del “movimiento feminista”, son personas
completamente superficiales, ¿Por qué? Porque se pasan la
vida publicando en sus redes sociales fotografías para lograr
abolir la depilación, exigir la destrucción de la diferencia entre
lo masculino y lo femenino, promover la idealización de la
sangre menstrual y satanizar el romanticismo. Por desgracia,
estas mujeres son las mismas que se han encargado de que los
hombres no comprendan la diferencia entre la
educación/caballerosidad y respetar el movimiento feminista,
así como las mujeres no comprenden tampoco, la diferencia
entre los ideales feministas y el hecho de comportarse como
una dama.

¿No es lo mismo?
¡No! El machismo es una expresión derivada de la palabra
macho, se define en el Diccionario de la lengua española de la
RAE como la «actitud de prepotencia de los varones respecto
a las mujeres».

Existe una definición que podría presumirse como “lo opuesto”


al machismo, el “Hembrismo”, la cual, se refiere al odio o
aversión hacia los varones. Este término se ha ido
popularizando y ha sido definido como autoritarismo contra
los varones, sesgos de género que perjudican a los varones en
acciones u opiniones, o al uso interesado de la respetabilidad
política ganada por el feminismo antiguo para adelantar un
ideario represivo contra los hombres. El hembrismo alude a
una actitud de dominio, represión o prepotencia de las mujeres
respecto de los hombres, o bien a la discriminación favorable a
la mujer en acciones u opiniones. Su significación es en
muchos aspectos contraria a la del machismo, pero también
puede incluirse dentro del fenómeno del sexismo y la
discriminación sexual, sólo que con este término se
expresarían aquellas discriminaciones y prejuicios que
favorecen a las mujeres y dañan a los hombres.
Ok, ¿ahora me siguen? yo soy feminista, sin embargo me
fascina que un hombre sea caballeroso conmigo, esto no
significa que esté dejando mis ideales a un lado, por eso
también tengo educación; esto es claro porque si me abren la
puerta yo agradezco, si me invitan a cenar, me percato de que
la persona sepa que tengo la intención de pagar mi parte, pero
si él me dice que él va a pagar, yo, como toda una dama, le
permito que lo haga. ¿Ven la diferencia? El feminismo significa
buscar igualdad de oportunidades, no ser oportunista; la
caballerosidad se trata de educación, no de “si ella puede, que
lo haga”.

¿Aún no notas la diferencia? Te explico:


La galantería (Caballerosidad) es un gesto amable de origen
cortesano expresado, por lo general, por un hombre hacia una
mujer. Puede referirse tanto a una acción como a una frase y se
considera una forma elegante de seducción y el preludio del
cortejo. Es sinónimo de gentileza, delicadeza, atención,
cortesía, galanteo y espíritu o actitud galante.
La palabra dama es un término civil del respeto a una mujer,
específicamente el equivalente femenino al hombre o lord, y en
muchos contextos un término para cualquier mujer adulta.
Una vez confinado al uso dirigiéndose específicamente a las
mujeres de clase social alta o situación; sobre los últimos 300
años, el término se puede utilizar ahora para referirse a
cualquier mujer adulta respetable.

Esto es a lo que me refiero con educación, y lo que me molesta


es que muchos hombres se refugian en el feminismo para dejar
de lado la galantería y el respeto por las mujeres, ¿No creen
que si hacen esto, estaríamos regresando al machismo?
Aunque, claro está, que también el respeto debe darse con
correspondencia de una mujer hacia un hombre, y ahí está
señores, lo que es la igualdad de género. Aunque bueno,
supongo que esta regla debería de aplicar en general, ser
respetuoso con cualquier persona pero ahí, repitiendo lo de
hace un instante, proviene de la educación.

¿Pero somos iguales o podemos


ser iguales?
¿Iguales cómo? En promedio los hombres son 20% más altos
que las mujeres, y que la testosterona es mucho más
abundante en hombres que en mujeres, lo cual les permite
desarrollar más masa muscular que las mujeres y, por lo tanto,
más fuerza. En sentido estricto, ellos son más fuertes que
nosotras.

¿Pero qué no estabas promoviendo la Igualdad?


Así es, por lo tanto explicaré ahora el concepto de esta palabra
tan esencial en este tema:

Igualdad: 1. Condición o circunstancia de tener una misma


naturaleza, cantidad, calidad, valor o forma, o de compartir
alguna cualidad o característica. 2. Proporción o
correspondencia entre las partes que uniformemente
componen un todo.

O sea que físicamente un hombre no puede ser igual a una


mujer, ¡es imposible!, ellos son más fuertes que nosotras, ¡Ah!
pero nosotras tenemos la capacidad mental de no rendirnos
(igual que ellos) así que, sí somos iguales en ese aspecto. Pero,
una mujer puede dar a luz a un hijo, así que no podemos ser
iguales a los hombres porque ellos hasta el momento no
pueden llevar una vida en el vientre, SIN EMBARGO, ambos
somos capaces perfectamente de criar un bebé, educarlo y
enseñarle buenos valores, así que supongo que sí somos
iguales.

En conclusión, supongo que los hombres y las mujeres nunca


seremos iguales si nos referimos meramente al plano físico, sin
embargo, somos seres humanos y merecemos las mismas
oportunidades sin dejar de lado los buenos modales y la
educación.

Y tú ¿qué opinas?
Ejemplo de Géneros
Inicio » Redacción » Géneros
Autor: Redacción Ejemplode.com, año 2017

En el lenguaje castellano, existen tres tipos de géneros, “Masculino”


“Femenino” y “Neutro”.

Al género masculino corresponden los sustantivos aplicados al sexo


masculino como son los animales machos, hombres, niños etc. Por lo
general estas palabras terminan en la letra “o”, como sucede en las
palabras: armario, centenario, comentario y en los sustantivos pueden
acabar en diferentes letras como son r, e, l, s y d.

El género femenino, obviamente corresponde a los sustantivos del sexo


femenino y es aplicable a las mujeres, niñas, animales hembras etc.

El género neutro, este es aplicable a todos aquellos que se aplican en


forma indistinta en masculino, femenino o en entes que no tienen un género
específico. Ejemplos de géneros:

Palabras de género masculino:


1. Auto
2. Cronometro
3. Termómetro
4. Informativo
5. Copulativo
6. Especulativo
7. Interrogatorio
8. Interrogativo
9. Deportivo
10. Colectivo
11. Eduardo
12. Andrés
13. Manuel
14. Miguel
15. Miguel
16. Ángel
17. Enrique
18. Israel
19. Ezequiel
20. Eruviel
21. Felipe
22. Jesús
23. Víctor
24. Mauricio
25. Adolfo
26. Pablo
27. Pedro
28. Eulalio
29. Virgilio
30. Maestro
Palabras de género femenino:
1. Ana
2. Juana
3. Georgina
4. Adela
5. Dolores
6. Cristina
7. Claudia
8. Josefina
9. Noticia
10. Agencia
11. Docencia
12. Influencia
13. Influenza
14. Escuela
15. Ingeniera
16. Historieta
17. Camioneta
18. Dulcería
19. Recaudería
20. Mercería
21. Carnicería
22. Coraza
23. Biblioteca
24. Guitarra
25. Escuela
26. Patrulla
27. Encuesta
28. Maquina
29. Librería
30. Enciclopedia

Palabras de género neutro:


1. Calamar
2. Camarón
3. Cangrejo
4. Canguro
5. Cebra
6. Chofer
7. Ciclista
8. Colibrí
9. Comandante
10. Comerciante
11. Comunista
12. Congresista
13. Cordero
14. Coronel
15. Creyente
16. Cucaracha
17. Deportista
18. Derechohabiente
19. Dietista
20. Docente
21. Dromedario
22. Esgrimista
23. Espadachín
24. Especialista
25. Estadista
26. Estilista
27. Estudiante
28. Flautista
29. Futbolista
30. Gorila
31. Hormiga
32. Informante
33. Ingeniero
34. Judoca
35. Juez
36. Karateca
37. Lombriz
38. Macaco
39. Magistrado
40. Mandril
41. Mantis
42. Maquinista
43. Mar
44. Mecánico
45. Minero
46. Ministro
47. Modelo
48. Molusco
49. Monarca
50. Motociclista
51. Motociclista
52. Motorista
53. Músico
54. Nacionalista
55. Naufrago
56. Oveja
57. Pantera
58. Pez
59. Pitón (serpiente)
60. Pulpo

Docente.

Facultad de Humanidades.

Universidad de Piura.

Artículo publicado en el diario Correo, domingo 25 de marzo de 2012.

El derecho a la identidad de
los transexuales
Una decisión de esta naturaleza exige un debate sosegado, ya que
cuatro personas no pueden sustituir al Poder Legislativo ni a la
voluntad popular.
Por Luz Pacheco, el 22 de noviembre 2016 en Diario El Comercio.Compartir0
Comentarios

La sentencia del Tribunal Constitucional (TC), aprobada por mayoría de cuatro a tres, delega en

los jueces del Poder Judicial asignar o no a una persona con “disforia de género” un sexo
distinto al cromosómico que hasta ese momento la identificaba en el Reniec, afirmando que no

se trata de una patología.

Sin embargo, los magistrados en minoría han puesto de manifiesto que el transexualismo o

disforia de género están calificados como patologías por la Organización Mundial de la Salud y

como trastorno mental en la edición 2013 del “Manual de diagnósticos y estadísticas de la

Asociación Americana de Psiquiatría”. Por tanto, la decisión no se ha basado en datos

científicos sino en hipótesis de trabajo, que prevén serán validados en el 2018. Hay que tener en

cuenta que, según los informes médicos presentados por el accionante, no padecía de

intersexualidad o hermafroditismo sino un trastorno de identidad sexual.

Una decisión de esta naturaleza, que afecta principios constitucionales y legales, como la

institución matrimonial, exige un debate sosegado, ya que cuatro personas no pueden sustituir

al Poder Legislativo ni a la voluntad popular.

Por eso, el voto en discordia resalta que al haberse interpretado que el sexo psíquico debe

prevalecer legalmente sobre el biológico, ha obviado “que no existe norma internacional ni

nacional alguna de la que se desprenda tan singular conclusión, la que, en todo caso,

correspondería determinar al Congreso de la República, por tratarse de una competencia del

mismo, no del Tribunal Constitucional”. Y añade que el TC no debe fijar criterios en “temas

que son más bien polémicos y donde las posiciones valorativas pueden dividir a la opinión

pública. Esta pretensión de la sentencia en mayoría se encuadra en lo que el pensador austríaco

F. A. Hayek denominó la fatal arrogancia”.

La sentencia originará no pocos problemas jurídicos. Verbigracia, el cambio de sexo, ¿rige

desde el nacimiento o desde el registro? ¿Qué ocurre si tenía hijos: la relación paterno-filial se

convertirá en materno-filial? Y si con los años se identifica con su sexo cromosómico, ¿debe

variarse el registro? ¿Cuántas veces? ¿Cuál sería la edad mínima?, etc. Y en el campo del
derecho constitucional, al haber imputado al TC como responsable de afectar el derecho de

acceso a la justicia cuando fijó como doctrina jurisprudencial que el sexo biológico determina

la identidad de la persona, habilita el amparo contra las sentencias del tribunal, lo que llevará a

que no exista ya cosa juzgada y los procesos se perpetúen al infinito.

Según la sentencia, atenerse al dato objetivo cromosómico –que erróneamente reducen a

‘genitalidad’– equivale a “un determinismo biológico”, que obvia los aspectos psíquicos y

sociales. Pero la identidad se apoya en datos físicos como la fecha y lugar de nacimiento y los

nombres de los padres. Por eso, los jueces en minoría se preguntan si el que alguien se sienta

más joven de lo que es, es suficiente para exigir modificar su fecha de nacimiento. Y, “aunque

la respuesta es evidentemente negativa, con el argumento de la mayoría negar el pedido de

cambio de fecha de nacimiento significaría reducir la naturaleza humana a una mera existencia

física”.

El debate está servido: en particular la propuesta de la minoría de reconocer jurídicamente la

transexualidad. Aducen que al existir un sector minoritario de la población que se autodefine

como transexual, debería reconocérsele como tal. Es decir, que en el Reniec se puedan inscribir

como varón, mujer o transexual, para que cada quien reivindique los derechos que le

correspondan.

Artículo publicado en el diario El Comercio.

También podría gustarte