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A DIOS.
Por ser un amigo incondicional que a lo largo de mi vida ha cuidado de mis pasos y guiado
hasta el camino de la docencia. Gracias por darme esperanza cuando he flaqueado y por los
aprendizajes obtenidos hasta ahora, y sobre todo gracias por la familia que me has dado y
por rodearme de personas grandiosas.
Mis objetivos no hubieran sido posibles sin tu apoyo, confianza, amor y muchísima
paciencia. Te agradezco lo que soy ya que gracias a tu ejemplo y esfuerzo me motivé para
ser una mujer decidida y fuerte. Te amo con toda mi alma. Te admiro, eres mi heroína.
Por ser mis amigas y cómplices. De cada una de ustedes aprendo día con día.
Por ser siempre el motor que me impulsa a seguir luchando, porque gracias al hermoso placer
de ser madre me he transformado en una mujer plenamente feliz.
A todas las personas que estuvieron presentes en mi vida durante este proceso y que dejaron
una huella, de diversas maneras, en la consecución de esta meta.
Agradecimientos
Agradezco el existir y eso se lo debo a mi Dios, que permitió que naciera en una familia con
enormes deseos de superación y de grandeza personal. A mis queridos padres, Mario y
Lupita. Gracias a esa unión gozo de una feliz existencia.
Agradezco contar con gente cercana que me ha impulsado a seguir adelante y ver la vida
como una hermosa experiencia para aprender y compartir todo lo que poseo.
Agradezco las posibilidades de conocer, de sentir afecto, alegría y por qué no, de sufrimiento
porque me ha templado en el carácter y la forma de enfrentar las vicisitudes cotidianas.
Agradezco el coincidir con personas en ambientes educativos y laborales que me han nutrido
de enormes experiencias que me han ayudado a desarrollar formas distintas de hacer las
cosas. En especial a mi querido maestro Hermes Castañeda Caudana, quien ha sido una
figura significativa en mi formación como maestrante en el Centro de Actualización del
Magisterio de Iguala, Guerrero (CAM de Iguala). Docente que brilla con luz propia y que
permite que ese brillo bañe la existencia de lo demás.
Agradezco a todo el equipo de trabajo del CAM de Iguala, por todas sus enseñanzas,
experiencias y conocimientos que me brindaron; sin ellos, no habría sido posible la
realización de este trabajo tan maravilloso.
Y por supuesto a todos esos niños y niñas que he conocido a lo largo de mi trabajo docente
que permiten que no olvide que la esencia del ser humano, es la capacidad de sentir y de
amar.