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DECRETO C1/2015

LA XCVIII ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL

CONSIDERANDO:

1. Que el Código de Derecho Canónico concede a las Conferencias


Episcopales la potestad de dar Decretos generales en determinados casos con
sometimiento a exigencias y condiciones precisas (c. 455).

2. Que han transcurrido veintiséis (26) años desde que la XLV Asamblea
Plenaria de la Conferencia Episcopal de Colombia (17 al 20 de febrero de 1986)
promulgó las Normas Complementarias al Código de Derecho Canónico y que
se ha estimado necesario y oportuno actualizar dichas normas.

3. Que la XCIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal (9 al 13 de julio


de 2012), después de cuidadoso estudio, aprobó con la calidad de votación
exigida en el c. 455 § 2 el nuevo texto de esas Normas Complementarias.

4. Que esta legislación complementaria fue sometida al reconocimiento de la


Sede Apostólica y que se recibió de la Congregación para los Obispos, mediante
el Decreto Prot. N° 741/2005 del 2 de octubre de 2014, la potestad para
promulgarlos.

D E C R E TA :

ARTICULO ÚNICO. Promúlguense legítimamente y declárense obligatorias en


todo el territorio nacional, a partir del 3 de febrero de 2015, las siguientes
Normas Complementarias al Código de Derecho Canónico:

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1. EDAD Y CUALIDADES DE LOS ASPIRANTES A LOS
MINISTERIOS DE LECTOR Y ACÓLITO

Art. 1. Conforme a lo establecido en el canon 230 § 1:

§ 1. La edad mínima para que los varones laicos puedan recibir el ministerio
estable de Lector y/o de Acólito será de veinte años cumplidos, con tal de que el
candidato, a juicio del Obispo diocesano, posea la madurez humano-afectiva y la
preparación espiritual, doctrinal y apostólica convenientes.

§ 2. Las condiciones que se tendrán en cuenta para poder conferir establemente


al candidato los ministerios de Lector y Acólito, y que deberán ser certificadas
por el párroco que lo presenta, son las siguientes: haber recibido los sacramentos
de la iniciación cristiana, gozar de buena fama, poseer fe sincera y sentido
comunitario y haber dado muestras de viva adhesión a la Iglesia, de obediencia
pronta y generosa a sus Pastores y de firme voluntad de servir
desinteresadamente a Dios y al pueblo cristiano.

§ 3. El Obispo diocesano determinará, de acuerdo a las circunstancias de su


jurisdicción, otros requisitos mínimos de preparación espiritual, doctrinal y
litúrgica y la manera de comprobarlos antes de conferir el ministerio, así como el
tiempo suficiente de práctica apostólica antes de recibirlo.

§ 4. El Acta de institución de los ministros quedará consignada en la Curia


diocesana, así como una garantía firmada por el candidato de su compromiso
con la Iglesia en el ministerio recibido. A cada uno se le dará una constancia
escrita que lo acredite para desempeñar su ministerio en el ámbito de la
Diócesis, pero no podrá ejercerlo habitualmente sino en el lugar donde le haya
sido confiado y de acuerdo con las demás determinaciones del Ordinario del
lugar.

§ 5. Para ejercer el ministerio de manera habitual fuera de la propia Diócesis es


necesario contar con la licencia expresa del Ordinario del lugar, previa
presentación del propio Ordinario.

§ 6. De presentarse circunstancias que desaconsejen el ejercicio del ministerio


conferido, el Obispo diocesano podrá tomar las medidas indicadas por el
Derecho universal, dejando constancia escrita en los archivos de la Curia.

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§ 7. Encárguese a las Comisiones Episcopales de Liturgia y de Estado Laical la
preparación de directrices que orienten y faciliten la participación de los fieles
laicos en otros servicios necesarios para la vida de la Iglesia.

2. FORMACIÓN DE LOS ASPIRANTES AL DIACONADO


PERMANENTE

Art. 2. Conforme a lo establecido en el canon 236:

§ 1. Los aspirantes al Diaconado Permanente, recibirán la adecuada formación


según la Ratio fundamentalis institutionis diaconorum permanentium.

§ 2. Confíase a la Comisión Episcopal de Ministerios Ordenados la preparación


de una Ratio sobre el ministerio del Diaconado Permanente, a partir de la Ratio
fundamentalis institutionis diaconorum permanentium y las Normas y Directorio
para el Diaconado Permanente en Colombia. El texto, una vez preparado, deberá
ser presentado a la aprobación de la Asamblea Plenaria y recibir, antes de su
publicación, la aprobación definitiva de la Santa Sede.

§ 3. Se exhorta a los Obispos diocesanos de aquellas jurisdicciones que aún no


han establecido el Diaconado Permanente, a considerar la posibilidad y la
conveniencia de hacerlo.

3. PLAN DE FORMACIÓN SACERDOTAL

Art. 3. Conforme a lo establecido en el canon 242 § 1:

Encárguese a la Comisión Episcopal de Ministerios Ordenados la revisión y


actualización de la Ratio institutionis sacerdotalis para Colombia, con la
correspondiente consideración de las reformas que sea necesario introducir en el
curriculum que se debe seguir en los Seminarios diocesanos e interdiocesanos
del país teniendo presentes, entre otras circunstancias, las directrices contenidas
en el documento No descuides el carisma que hay en ti, publicado por la
Conferencia Episcopal en el año 2012. El texto, una vez preparado, deberá
someterse a la aprobación de la Asamblea Plenaria y recibir, antes de su
publicación, la aprobación definitiva de la Santa Sede.

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4. TRAJE ECLESIÁSTICO

Art. 4. Conforme a lo establecido en el canon 284:

Usen los clérigos, excepto los diáconos permanentes, la sotana o un traje digno y
serio provisto siempre del distintivo del cuello eclesiástico como signo
inequívoco de su dedicación a Dios y de la identidad del ministerio apostólico
que desempeñan.

5. LITURGIA DE LAS HORAS QUE DEBEN RECITAR LOS


DIÁCONOS PERMANENTES

Art. 5. Conforme a lo establecido en el canon 276 § 2, 3°:

Los diáconos permanentes celebrarán la Liturgia de las Horas, al menos Laudes,


Vísperas y Completas.

6. ASOCIACIONES, FUNDACIONES Y PERSONALIDAD JURÍDICA


EN LOS CASOS EN QUE CORRESPONDE A LA CONFERENCIA
EPISCOPAL

Art. 6. Conforme a lo establecido en el canon 312 § 1, 2º:

§ 1. Establézcase en la Oficina Jurídica de la Conferencia Episcopal la Sección


de Personas Jurídicas, para estudiar y presentar a la Asamblea Plenaria la
solicitud de personería jurídica de las Asociaciones, Fundaciones y Movimientos
de carácter nacional y para ejercer el registro, inspección, control, vigilancia y
certificación debidos.

§ 2. El Secretario General del Episcopado, de quien depende la Oficina Jurídica


de la Conferencia, velará por la organización de la Sección de Personas
Jurídicas.

7. DIGNA SUSTENTACIÓN DEL OBISPO DIMISIONARIO

Art. 7. Conforme a lo establecido en el canon 402 § 2:

§ 1. El auxilio que se asigne al Obispo emérito o impedido, ponderadas las

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circunstancias, le corresponde asumirlo a las distintas jurisdicciones eclesiásticas
a las que haya servido, incluso como Obispo auxiliar, en forma proporcional al
tiempo de su ejercicio pastoral.

§ 2. En cada jurisdicción eclesiástica se constituirá un Fondo destinado a


atender a los Obispos eméritos o impedidos.

§ 3. El Fondo Solidario creado por la Conferencia Episcopal (cf. Decreto de la


L Asamblea Plenaria del Episcopado y disposición del Comité Permanente del 8
de agosto de 1991) podrá subsidiar, por graves motivos, a las jurisdicciones que
no alcancen a cubrir en su totalidad lo que les corresponde para la conveniente y
digna sustentación del Obispo emérito o impedido.

§ 4. El Fondo Solidario de la Conferencia Episcopal se regulará por su propio


reglamento.

8. ESTATUTOS DE LOS CONSEJOS PRESBITERALES

Art. 8. Conforme a lo establecido en el canon 496:

Se urge la aplicación de las directivas prácticas aprobadas por la XLII Asamblea


Plenaria extraordinaria de la Conferencia Episcopal, celebrada del 12 al 18 de
julio de 1984 (cf. Anexo 1). Tales directivas generales adquieren, en virtud del
presente decreto, carácter vinculante de acuerdo a lo establecido en los Estatutos
de la Conferencia Episcopal de Colombia (cf. art. 17).

9. POSIBILIDAD DE ATRIBUIR COMPETENCIAS DEL COLEGIO DE


CONSULTORES AL CABILDO CATEDRALICIO

Art. 9. Conforme a lo establecido en el canon 502 § 3:

La Conferencia Episcopal de Colombia determina que las competencias que el


Derecho Canónico asigna al Colegio de Consultores no podrán ser
encomendadas al Cabildo catedralicio.

10. NOMBRAMIENTO DE PÁRROCOS AD TEMPUS

Art. 10. Conforme a lo establecido en el canon 522:

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Sin menoscabo de la norma que garantiza la estabilidad del oficio de Párroco, el
Obispo diocesano podrá nombrar Párrocos por un período determinado, no
menor de cinco años, renovable.

11. LIBROS PARROQUIALES

Art. 11. Conforme a lo establecido en el canon 535 § 1:

§ 1. En cada parroquia se han de llevar los libros parroquiales de bautizados, de


confirmados (cfr., art. 12), de matrimonios (cfr. art. 30) y de exequias, así como
el libro de inventarios y el libro de actas en el que consten las entregas de la
parroquia en el cambio de los párrocos y los eventos más importantes en la vida
de la comunidad parroquial, así como otros libros que establezca la legislación
diocesana.

§ 2. Cuide el párroco que esos libros se lleven con exactitud y se guarden


diligentemente según lo establecido por el canon 535 del CIC, observando las
indicaciones prescritas por el Derecho universal (cf. cc. 1081-1082, 1121, 1133,
1685, 1706).

§ 3. La eventual digitalización de estos libros no exime de la obligación de


mantener un archivo físico.

§ 4. De acuerdo a lo establecido por el Derecho universal (cf. cc. 535 § 4 y


958 § 1), en las parroquias, santuarios nacionales y diocesanos y en aquellos
lugares de peregrinación donde se celebra habitualmente la Eucaristía, deberá
existir un libro especial de registro de Misas para que las intenciones de los
fieles se satisfagan debidamente.

§ 5. Todas las parroquias, las personas jurídicas canónicas y las entidades


vinculadas con la Iglesia, dotadas de personalidad jurídica civil, deberán llevar,
con especial cuidado, aquellos libros y registros establecidos por la normativa
civil en el ámbito de sus competencias.

12. LIBRO PARROQUIAL PARA EL REGISTRO DE


CONFIRMACIONES

Art. 12. Conforme a lo establecido en el canon 895:

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En toda parroquia deberá existir el libro de Confirmaciones en que se inscriban
los datos exigidos por el canon 895 del CIC y además el nombre de la parroquia
del Bautismo y la fecha del mismo o la edad del confirmado.

13. SUSTENTACIÓN DE LOS PÁRROCOS QUE RENUNCIAN

Art. 13. Conforme a lo establecido en el canon 538 § 3:

§ 1. Corresponde al Obispo diocesano, oído el Colegio de Consultores y


ponderadas las circunstancias, determinar en cada caso la ayuda que la Diócesis
dará al sacerdote que, por límite de edad, renuncia a su oficio de párroco o a otro
oficio eclesiástico.

§ 2. Para la determinación de esta ayuda se han de tener en cuenta tanto la


capacidad del sacerdote renunciante para desempeñar otro oficio como los
auxilios que reciba del Mutuo Auxilio Sacerdotal Colombiano, MASC, o de
cualquiera otra institución eclesiástica o civil.

14. ECUMENISMO

Art. 14. Conforme a lo establecido en el canon 755 § 2:

Encárguese a la Comisión Episcopal para la Promoción de la Unidad y el


Diálogo la elaboración, a la luz del Magisterio eclesiástico, de una “Guía
pastoral para el ecumenismo y el diálogo interreligioso”.

15. ADMISIÓN DE LAICOS A LA PREDICACIÓN EN IGLESIAS U


ORATORIOS

Art. 15. Conforme a lo establecido en los cánones 766, 230 § 3, y 759:

§ 1. La homilía está reservada a los ministros ordenados (cf. c. 767 § 1); por
consiguiente, no puede ser confiada a los laicos ni individualmente ni en grupo,
ni comentada por los fieles dentro de la celebración eucarística.

§ 2. Quedando en firme que los ministros propios y habituales de la predicación


son los obispos, presbíteros y diáconos, los laicos podrán ser admitidos a
predicar en iglesias y oratorios, si en determinadas circunstancias excepcionales
hay necesidad de ello, o si, en casos particulares, lo aconseja la utilidad pastoral.

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§ 3. Cuando se den las circunstancias particulares previstas por el Código de
Derecho Canónico, los laicos que han de presidir, debidamente autorizados,
algunos ritos litúrgicos, podrán predicar de acuerdo con las directrices del
Obispo diocesano.

§ 4. Corresponde al respectivo Obispo diocesano juzgar la necesidad o utilidad


de la predicación de laicos en las iglesias u oratorios, y darles por escrito la
respectiva licencia, la cual ha de hacerse conocer a la comunidad y será válida
sólo para el lugar y ocasión para los que fue concedida.

§ 5. En cuanto a la predicación de laicos en lugares públicos diferentes a


iglesias u oratorios, deberán tener siempre y para cada caso licencia previa del
Obispo diocesano. Para obtener dicha licencia, si el laico proviene de otra
jurisdicción eclesiástica, deberá exhibir la presentación escrita de su propio
Obispo.

§ 6. Para otorgar la posibilidad de la que se habla en los numerales 2, 3, 4 y 5,


el Obispo tendrá en cuenta, entre otras, las siguientes condiciones personales de
los laicos: buena fama y testimonio de vida cristiana, haber finalizado su
iniciación cristiana, adecuada preparación teológica y doctrinal, fidelidad al
Magisterio de la Iglesia universal y particular, dotes apropiadas para hablar en
público.

§ 7. Es necesario promover, con coherente determinación, una atenta y leal


aplicación pastoral de las disposiciones contenidas en la Instrucción
Interdicasterial Ecclesia de Mysterio, evitando alargar abusivamente los límites
de excepcionalidad a aquellos casos que no pueden ser juzgados realmente como
“excepcionales” (cf. Congregación para el Clero, Instrucción Interdicasterial
Ecclesia de Mysterio, Principios Teológicos 4 § 3°).

16. EXPOSICIÓN DE LA DOCTRINA CRISTIANA EN RADIO Y


TELEVISIÓN. PARTICIPACIÓN DE CLÉRIGOS Y RELIGIOSOS
EN TRANSMISIONES DE RADIO Y TELEVISIÓN

Art. 16. Conforme a lo establecido en los cánones 772 § 2 y 831 § 2:

§ 1. Los clérigos y los miembros de Institutos de vida consagrada y de


Sociedades de vida apostólica que de modo habitual escriban en publicaciones

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periódicas o tomen parte en emisiones de radio o televisión deberán tener
licencia escrita del Obispo diocesano donde tiene sede el medio de
comunicación social utilizado.

§ 2. Para obtener esta licencia los interesados deben comprometerse, por


escrito, ante el Obispo diocesano a presentar fielmente la doctrina de fe y de
moral según el magisterio de la Iglesia, evitando opiniones que puedan ser
nocivas para la doctrina católica o ser motivo de escándalo para los fieles o sean
aún materia de estudio reservado a los especialistas.

§ 3. Conviene que la transmisión de la Santa Misa por los diversos medios de


comunicación sea hecha en directo y se encomiende a equipos de personas
competentes, que observen las normas litúrgicas y las técnicas de la transmisión.
Cuando la transmisión se haga en diferido, deberá indicarse de manera explícita.
La transmisión de la Santa Misa se realizará sin ninguna interferencia de
publicidad.

§ 4. Encárguese a las Comisiones Episcopales de Medios de Comunicación


Social y de Animación Bíblica y Doctrinal la elaboración de una Guía pastoral
que oriente con mayor amplitud y profundidad las materias a las que se refiere el
presente artículo.

17 ESTATUTOS PARA REGULAR EL CATECUMENADO.


ADAPTACIONES DEL RITO DE INICIACIÓN CRISTIANA DE
ADULTOS

Art. 17. Conforme a lo establecido en los cánones 788 § 3 y 851 1°:

§ 1. Encomiéndese a las Comisiones Episcopales de Catequesis y de Liturgia


preparar un estatuto para regular el Catecumenado y la elaboración de los
itinerarios catequéticos de inspiración catecumenal en el país.

§ 2. Mientras se publican estatutos más precisos sobre el Catecumenado, se


observará lo prescrito en el Ordo de la Iniciación Cristiana de los Adultos, en el
Ordo de Iniciación de niños en edad catequética y en las normas emanadas del
respectivo Obispo diocesano.

§ 3. Encárguese a la Comisión Episcopal de Liturgia que prepare un proyecto


de adaptación para Colombia del Ordo Initiationis Christianae Adultorum
siguiendo las normas dictadas para la misma.

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18. FORMACIÓN Y EDUCACIÓN RELIGIOSA CATÓLICA EN
ESCUELAS Y A TRAVÉS DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN
SOCIAL

Art. 18. Conforme a lo establecido en el canon 804 § 1:

§ 1. La educación religiosa católica que se imparte en las escuelas y a través de


los medios de comunicación social debe darse de acuerdo con los estándares de
Educación Religiosa Escolar (ERE) aprobados por la Conferencia Episcopal de
Colombia en su Asamblea Plenaria de febrero de 2012.

§ 2. Los docentes de la ERE católica, según lo establecido por Decreto C1/99,


aprobado en la Asamblea Plenaria de julio de 2000, deben obtener del Obispo
diocesano o su delegado -en donde impartan esta disciplina- el Certificado de
Idoneidad exigido por el artículo 6 del Decreto 4500 de 2006 del Ministerio de
Educación Nacional (cf. Anexo 2). Tal certificado tendrá una validez de 3 (tres)
años, salvo en los casos en los que se incumpla alguno de los requisitos previstos
por el c. 804 § 2.

§ 3. Encárguese a las Comisiones Episcopales de Matrimonio y Familia y de


Educación y Culturas la elaboración de Guías para una cátedra de “Educación
para el amor y la sexualidad” conforme a la Doctrina de la Iglesia, para que en
muy cercana relación con la familia, en las escuelas católicas se imparta dicha
cátedra.

19. LISTA DE CENSORES

Art. 19. Conforme a lo establecido en el canon 830 § 1:

La Comisión Episcopal de Animación Bíblica y Doctrinal propondrá a la


Asamblea Plenaria, cada tres años, una lista de censores que se destaquen por su
ciencia, prudencia, rectitud de vida y doctrina, que podrán ser consultados por
los Obispos diocesanos.

20. MODO DE ADMINISTRAR EL BAUTISMO

Art. 20. Conforme a lo establecido en el canon 854:

El modo ordinario de administrar el Bautismo es por infusión. Contando siempre

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con la aprobación del Obispo diocesano, podrá administrarse el Bautismo por
inmersión, observando las normas litúrgicas establecidas en el Ritual.

21. REGISTRO DE BAUTISMO DE HIJOS ADOPTIVOS

Art. 21. Conforme a lo establecido en el canon 877 § 3:

§ 1. Para la inscripción de las partidas de Bautismo de hijos adoptivos, será


indispensable la presentación de una copia auténtica de la sentencia judicial de
adopción o del registro civil que la refiera. En la partida se consignará la
referencia precisa a dicha sentencia.

§ 2. Debe existir una perfecta concordancia entre los datos de la sentencia de


adopción y los datos consignados en las partidas de Bautismo.

§ 3. Por cuanto el parentesco legal originado en la adopción constituye


impedimento matrimonial (cf. c. 1094), para la identificación de la persona del
adoptivo y determinación de los vínculos de consanguinidad, si son conocidos
los nombres de los padres y abuelos de origen, éstos deben consignarse en una
nota al pie de la partida.

§ 4. Para la reforma de partidas de hijos adoptivos ya bautizados se debe


recurrir a la Oficina diocesana de corrección de partidas.

22. EDAD PARA RECIBIR LA CONFIRMACIÓN

Art. 22. Conforme a lo establecido en el canon 891:

Como norma general, la Confirmación no sea celebrada antes de los 12 años de


edad; pero más que el número de años, debe considerarse el criterio de madurez
cristiana del confirmando y su inserción en la comunidad. Por eso, a juicio del
Obispo diocesano, la edad indicada podrá ser menor (cf. CIC. cc. 213 y 843).

23. ABSOLUCIÓN DE VARIOS PENITENTES A LA VEZ

Art. 23. Conforme a lo establecido en el canon 961 § 2:

Teniendo en cuenta que la confesión individual e íntegra de los pecados con la


absolución igualmente individual constituye el único modo ordinario, con el que

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el fiel, consciente de pecado grave, es reconciliado con Dios y con la Iglesia (cf.
Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitentia 33 y c. 960), se señalan los
siguientes criterios que deberá considerar cada Obispo diocesano para
determinar los casos en los que se pueda recurrir, por grave necesidad y en
forma excepcional, a la Reconciliación de varios penitentes, con Confesión
genérica y absolución general:

1) Debe siempre tenerse presente que, únicamente, podrá tener lugar la


absolución general si se verifican las condiciones siguientes exigidas por el
canon 961: gran número de penitentes, insuficiencia de confesores, molestia
sentida por los fieles al quedar por largo tiempo fuera de la gracia
sacramental de la Santa Comunión.

2) Deben ser casos en los que el grupo de penitentes no tenga posibilidad de


encuentro próximo durante un tiempo notable con algún confesor. Se
considera tiempo notable para estos efectos un tiempo de dos meses.

3) Deben ser casos, exceptuando aquellos que amenazan un peligro inminente


de muerte (cf. c. 961 § 1.1°), en los que los fieles se congreguen como
penitentes, esto es, con el ánimo de celebrar el sacramento de la
Reconciliación.

4) Debe hacerse un acto preparatorio, en forma responsable, en el que cada uno


de los que se disponen a recibir la absolución general exprese su Confesión
general, ya sea con palabras, ya sea con signos.

5) Se han de rechazar los modos de proceder que puedan generar confusión,


sorpresa o duda en los fieles que, sin haber tenido la intención de acceder al
sacramento de la Reconciliación, se encuentren dentro de un grupo o
multitud que recibe la absolución general.

6) Debe explicitarse a los penitentes que han recibido absolución general, la


obligación de acercarse a la Confesión individual lo antes posible, según lo
dispuesto en el canon 963 del CIC.

24. SEDE PARA OÍR CONFESIONES

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Art. 24. Conforme a lo establecido en el canon 964 § 2:

§ 1. En todas las iglesias y capillas, en lugar visible, habrá como sede propia y
más adecuada para atender las confesiones de los fieles, suficiente número de
confesionarios dignos, provistos de rejilla, que puedan garantizar el derecho del
penitente a no ser reconocido.

§ 2. Además de dicha sede, en algunas iglesias y oratorios, según sea necesario


o conveniente a juicio del Obispo diocesano, podrá haber también lugares
apropiados, dispuestos a manera de Capilla penitencial, que hagan posible un
encuentro más directo entre el penitente y el confesor, salvaguardando siempre
la santidad del sacramento y el secreto debido.
§ 3. Para destacar el carácter sagrado del sacramento, el ministro de la
Penitencia, observando siempre lo establecido en el rito, debe estar revestido de
estola sobre el alba o la sotana.

25. RÉGIMEN DE LAS PROMESAS DE MATRIMONIO

Art. 25. Conforme a lo establecido en el canon 1062 § 1:

§ 1. Cuando los novios soliciten una celebración especial para invocar la


bendición de Dios en bien de su noviazgo, se podrá realizar el rito de bendición
de acuerdo con el Ritual del sacramento del Matrimonio aprobado para
Colombia (3ª edición, 2008), Apéndice I.

§ 2. Esta bendición puede hacerla el Ordinario del lugar, el párroco o algún


ministro ordenado delegado por ellos. Se ha de advertir que la promesa de
matrimonio, tanto unilateral como bilateral, no lleva necesariamente a la
celebración del mismo. La sola bendición de los novios o de sus anillos de
compromiso no se puede confundir con la celebración del sacramento del
Matrimonio.

§ 3. Se prohíbe cualquier acción ritual, como la bendición de personas o de


argollas, que pueda generar confusión o equívoco respecto del sacramento del
Matrimonio, de quienes viven en unión de hecho o de quienes contraen
matrimonio civil.

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26. PROCLAMAS MATRIMONIALES E INVESTIGACIONES
PREMATRIMONIALES

Art. 26. Conforme a lo establecido en el canon 1067:

§ 1. El examen de los contrayentes (c. 1067), que debe realizar el párroco a


quien compete asistir al Matrimonio, de acuerdo con el Derecho, será hecho en
forma personal, tomando declaración a los novios por separado y bajo
juramento, siguiendo la Guía de expediente matrimonial aprobada por la
Conferencia Episcopal. De manera excepcional, el párroco podrá autorizar al
Vicario parroquial o a otro ministro ordenado para realizar este examen.

§ 2. Deléguese a las Comisiones Episcopales de Matrimonio y Familia y de


Liturgia para revisar el modelo de expediente matrimonial y la Guía para su
aplicación, teniendo presentes las siguientes cuestiones: conocimiento de la
naturaleza y fines del Matrimonio sacramental, constatación de la debida
capacidad y de la ausencia de vicios en el consentimiento, verificación de
ausencia de impedimentos, formación y madurez humana y cristiana para
contraer Matrimonio, otras circunstancias que requieran licencias específicas,
verificación de la debida competencia para la válida y lícita celebración del
sacramento.

§ 3. Para el interrogatorio, los contrayentes presentarán dos testigos mayores de


edad que puedan responder bajo juramento las cuestiones contenidas en el
modelo de expediente matrimonial vigente.

§ 4. Los contrayentes presentarán sus partidas de Bautismo expedidas dentro de


los últimos tres meses anteriores al interrogatorio, en las que se especifique la
ausencia de nota marginal matrimonial hasta la fecha. Dicho documento debe
contar con la autenticación eclesiástica si no pertenece a la circunscripción
eclesiástica en donde se están adelantando los trámites. Se deberá presentar,
además, el registro civil de nacimiento de modo que se pueda comprobar que no
existe un vínculo conyugal previo de naturaleza exclusivamente civil.

§ 5. Con el fin de poder obtener información sobre la capacidad de los

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contrayentes para celebrar el sacramento, anúnciense sus nombres en forma oral
o por medio de un aviso escrito, fácilmente visible, durante las Misas que se
celebren en la parroquia donde se realiza la investigación matrimonial, en dos
días domingos o en otros días de gran concurrencia de fieles.

§ 6. Después de la segunda proclama a que se refiere el numeral 5, deben


transcurrir al menos tres días antes de la celebración del Matrimonio,
comprobada la libertad de ambos contrayentes. Si el Matrimonio se fuere a
celebrar pasados seis meses después del anuncio, las proclamas deberán hacerse
nuevamente.

§ 7. Sólo se concederá dispensa de las proclamas matrimoniales cuando haya


razones de carácter pastoral.

27. EDAD PARA LA CELEBRACIÓN LÍCITA DEL MATRIMONIO

Art. 27. Conforme a lo establecido en el canon 1083 § 2:

§ 1. La edad mínima para contraer lícitamente el Matrimonio es de 18 años


cumplidos, tanto para el varón como para la mujer.

§ 2. En los matrimonios de menores de edad que superen la edad fijada por el c.


1083 § 1, deberá tenerse en cuanta lo prescrito por el c. 1071 §§ 1, 1° y 6°.

28. DELEGACIÓN A LAICOS PARA ASISTIR A LOS MATRIMONIOS

Art. 28. Conforme a lo establecido en el canon 1112 § 1:

La Conferencia Episcopal de Colombia da voto favorable para que, en donde no


haya sacerdotes ni diáconos, el Obispo diocesano pueda, obtenida la debida
licencia de la Santa Sede, delegar a laicos para que asistan a los Matrimonios.

29. RITO PROPIO DEL MATRIMONIO

Art. 29. Conforme a lo establecido en el canon 1120:

Deléguese a las Comisiones Episcopales de Liturgia y de Animación Misionera


para que hagan el estudio sobre una eventual adaptación del Ritual del

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Matrimonio a las costumbres y culturas de Colombia.

30. INSCRIPCIÓN DEL MATRIMONIO EN LOS LIBROS


PARROQUIALES

Art. 30. Conforme a lo establecido en el canon 1121 § 1:

§ 1. Una vez celebrado el Matrimonio canónico, se debe inscribir en el libro de


Matrimonios de la parroquia en la que se realizó, indicando: los nombres de los
cónyuges, de sus padres, del asistente y de los testigos, así como el lugar y día de
la celebración y el lugar y fecha del Bautismo de los cónyuges.

§ 2. Al margen del acta de Matrimonio deberá inscribirse, para efectos de


legitimación, el nombre de los hijos, si los hubiere, concebidos por los dos
cónyuges y nacidos antes del matrimonio. Los datos deben coincidir con los
documentos civiles y deben incluirse la fecha y el lugar del Bautismo, si ya lo
recibieron.

§ 3. Según lo establecido por el Artículo VII del Concordato, “la competente


entidad eclesiástica transmitirá copia auténtica del Acta al correspondiente
funcionario del Estado, quien deberá inscribirla en el registro civil”. Para efectos
de esta legislación, se entiende por “competente entidad eclesiástica” el párroco
del lugar en donde se realizó el matrimonio.

§ 4. La anotación de todo matrimonio debe hacerse al margen del Acta de


Bautismo de cada contrayente, incluso si fueron bautizados en la misma
parroquia donde se celebró el matrimonio. Si fueron bautizados en otra
parroquia, ésta deberá ser notificada, indicando el libro, número y folio del Acta
bautismal. La notificación y la inscripción han de hacerse con prontitud y
diligencia.

31. DECLARACIONES Y PROMESAS QUE PRECEDEN LOS


MATRIMONIOS MIXTOS Y LOS CASOS DE MATRIMONIO
DISPARITATIS CULTUS

Art. 31. Conforme a lo establecido en el canon 1126:

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§ 1. Cuando haya de celebrarse un matrimonio mixto, los Párrocos o ministros
de la Iglesia Católica deberán instruir previamente a los contrayentes acerca del
sacramento del Matrimonio, sobre sus fines y propiedades esenciales y sobre los
aspectos peculiares del matrimonio mixto.

§ 2. Las declaraciones y promesas exigidas por el c. 1125 1° y 2° serán


consignadas por escrito y firmadas por la parte católica que las hace propias;
luego serán comunicadas a la parte no católica, a manera de información y
dejando constancia escrita. Este documento debe conservarse en el expediente
matrimonial.

§ 3. Para favorecer la uniformidad y facilitar el cumplimiento de las anteriores


exigencias, se utilizará la siguiente fórmula:

“Yo, N.N., ante Dios ratifico mi fe cristiana, conforme a la doctrina de la Iglesia


Católica, y me comprometo a evitar los peligros de apartarme de esta fe, a
cumplir fielmente mis deberes religiosos y a procurar, en cuanto me sea posible,
que todos mis hijos sean bautizados y educados en la Iglesia Católica”.

N.N. (Firma del contrayente católico).

“Me declaro informado de las anteriores declaraciones y promesas”.

N.N. (Firma del contrayente no católico).

§ 4. Cumplidos los requisitos previos y obtenida la licencia del Ordinario del


lugar, el matrimonio mixto debe celebrarse según la forma canónica (c. 1108),
conforme al ritual propio de la celebración del Matrimonio, teniendo en cuenta
las prescripciones del c. 1127 §§ 1 y 3.

§ 5. En caso de duda sobre la validez del Bautismo de la parte no católica se


debe obtener “ad cautelam” la dispensa de disparidad de culto.

§ 6. La inscripción de los matrimonios mixtos deberá hacerse en la parroquia


donde se celebró el Matrimonio y se comunicará a la parroquia o iglesia del
Bautismo de los contrayentes para las anotaciones correspondientes.

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§ 7. Los matrimonios mixtos exigen a los párrocos el deber de un especial
seguimiento pastoral para ayudar a los esposos en la vivencia de la fe, en la
educación de los hijos y como ocasión para favorecer auténticas relaciones
ecuménicas.

§ 8. En los casos de matrimonio con impedimento de disparidad de cultos,


además de las anteriores diligencias, se requiere la dispensa del impedimento y
la celebración se realizará en el templo o en otro lugar digno sin la celebración
de la Eucaristía, a no ser que se cuente con la autorización del Obispo diocesano.

32. DISPENSA DE LA FORMA CANÓNICA EN LOS MATRIMONIOS


MIXTOS

Art. 32. Conforme a lo establecido en el canon 1127 § 2:

§ 1. La forma canónica de la celebración del matrimonio mixto es condición


indispensable para su validez. No obstante, cuando concurran causas graves que
dificulten el cumplimiento de esta condición, el Ordinario del lugar puede
dispensar también de la forma canónica. Se consideran como tales las siguientes:

. La oposición irreductible de la parte no católica.


. El que un número considerable de familiares de los contrayentes rehúya la
forma canónica.
. La pérdida de amistades muy arraigadas.
. El grave quebranto económico.
. Un grave conflicto de conciencia de los contrayentes, insoluble por otro
medio.
. Si una ley civil extranjera obligase a uno al menos, de los contrayentes, a
una forma distinta de la canónica.

§ 2. Para que, una vez concedida la dispensa de la forma canónica, el


matrimonio sea celebrado “en forma pública”, la celebración puede hacerse:

. Ante el ministro de otra confesión cristiana y en la forma prescrita por ésta.


. Ante la competente autoridad civil y en la forma civil legítimamente
prescrita, siempre y cuando esta forma civil no excluya los fines esenciales
del matrimonio.

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33. APROBACIÓN DE SANTUARIO LLAMADO NACIONAL

Art. 33. Conforme a lo establecido en los cánones 1231 y 1232 § 1:

Para que un santuario pueda llamarse nacional se establece el siguiente


procedimiento:

1) Petición hecha por escrito a la Conferencia Episcopal por parte del Obispo
de la Diócesis en la que se encuentra el santuario.

2) Concepto favorable de la Comisión Episcopal de Liturgia.

3) Estudio y concepto favorable de los estatutos del santuario, por parte del
Comité Episcopal de Estatutos de la Conferencia.
4) La Presidencia de la Conferencia, una vez escuchados los estudios y
conceptos señalados, somete la petición a votación de la Asamblea Plenaria.
La votación será individual y secreta, y la petición será aprobada si obtiene
el sufragio favorable de por lo menos las dos terceras partes de los votos de
los Obispos miembros de la Conferencia con derecho a voto.

5) En los estatutos del santuario, además de las determinaciones señaladas en el


canon 1232 § 2, deberá expresarse con toda claridad que la autoridad para la
labor pastoral del santuario es el Ordinario del lugar.

6) La formalización de los trámites de Personería Jurídica será realizada por la


Sección de Personas Jurídicas de la Conferencia Episcopal.

34. MATERIALES DISTINTOS A LA PIEDRA EN LOS ALTARES FIJOS

Art. 34. Conforme a lo establecido en el canon 1236 § 1:

§ 1. Aunque se recomienda la piedra natural como materia más tradicional y


significativa para la construcción de la mesa del altar fijo, a juicio del Obispo
diocesano, oída la Comisión diocesana de Liturgia y Arte Sagrado, si existe, y
teniendo en cuenta la opinión de peritos competentes, se autoriza el empleo de
una materia distinta de la piedra, con tal de que sea digna y sólida, como:
concreto o cemento, ladrillo, madera y aun metal.

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§ 2. La materia para la mesa del altar móvil debe ser siempre sólida, digna y
estar en consonancia con el uso litúrgico.

35. SUPRESIÓN O TRASLADO AL DOMINGO DE ALGUNAS FIESTAS


DE PRECEPTO

Art. 35. Conforme a lo establecido en el canon 1246 § 2:

Manténgase la situación legítimamente vigente desde el 14 de julio de 1983 (cf.


Anexo 3).

En consecuencia:

a) Son días de precepto, es decir, con la obligación para los católicos de


participar en la Santa Misa y observar el descanso festivo:
. Todos los domingos del año.
. El 1 de enero, solemnidad de Santa María, Madre de Dios.
. El 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la
Santísima Virgen María.
. El 25 de diciembre, solemnidad del Nacimiento del Señor.

b) Se trasladan al domingo las solemnidades de:

. La Epifanía del Señor, al domingo ocurrente entre el dos y el ocho de enero.


. La Ascensión del Señor, al domingo siguiente al jueves en que solía
celebrarse, o sea al domingo séptimo de Pascua.
. El Cuerpo y la Sangre Santísimos de Cristo, al domingo siguiente al jueves
en que solía celebrarse, o sea al domingo después de la solemnidad de la
Santísima Trinidad.

c) No son días de precepto, es decir, no es obligatorio participar en la Misa ni


abstenerse de trabajar:

. El 19 de marzo, solemnidad de San José.


. El 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles.
. El 15 de agosto, solemnidad de la Asunción de Santa María Virgen.
. El 1 de noviembre, solemnidad de Todos los Santos.

d. El Jueves Santo y el Viernes Santo en la Pasión del Señor que, sin ser fiestas

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de precepto, son observados religiosamente por los fieles, seguirán
celebrándose con la misma solemnidad de siempre.

Los lunes que, según el ordenamiento jurídico civil (cfr. Ley 51 de 1983), pasan
a ser días festivos civiles, no tienen ningún carácter litúrgico especial en razón
de la fiesta religiosa que les haya dado origen.

36. MATERIA DE LA ABSTINENCIA.


OBSERVANCIA O SUSTITUCIÓN DEL AYUNO Y LA
ABSTINENCIA

Art. 36. Conforme a lo establecido en los cánones 1251 y 1253, y teniendo en


cuenta los cánones 1250 y 1252:

§ 1. El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo se observarán el ayuno y la


abstinencia de carne. Obliga el ayuno a los mayores de dieciocho años hasta los
cincuenta y nueve años cumplidos; la abstinencia, a los mayores de catorce años.
§ 2. Los demás viernes del año, que no coincidan con una solemnidad, los fieles
mayores de catorce años pueden cumplir el precepto de la abstinencia
privándose de carne o de otro alimento habitual de especial agrado para la
persona.

§ 3. La abstinencia puede suplirse, con excepción de los viernes de Cuaresma,


por un acto determinado de mortificación, de piedad, de caridad, de limosna o de
apostolado.

§ 4. Los días viernes cada parroquia organizará actos litúrgicos o actividades


pastorales que mantengan en los fieles el sentido penitencial de ese día y
promuevan el cumplimiento del precepto.

§ 5. Estimúlese a los fieles en la práctica de la limosna para los necesitados,


sobre todo durante la Cuaresma, como expresión del espíritu de penitencia
propio de este tiempo y como ejercicio de la comunicación cristiana de bienes.

37. AYUDAS DE LOS FIELES PARA LAS NECESIDADES DE LA


IGLESIA Y CUESTACIÓN DE LAS LIMOSNAS

Art. 37. Conforme a lo establecido en los cánones 222, 1262 y 1265 § 2, y


teniendo en cuenta los cánones 1260, 1265 § 1 y 1266:

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§ 1. Para cumplir con la obligación de sostener a la Iglesia, los fieles deben
observar el precepto bíblico del diezmo o, al menos, contribuir con lo
equivalente al ingreso de un día en el año por razón de trabajo o renta. El
Obispo diocesano reglamentará la forma de recaudo y destinación.

§ 2. El Obispo diocesano determinará qué medios y cuantías requieren su


autorización en la recolección de ayudas pecuniarias, religiosas, así como
precisar la forma de controlar la colecta y su inversión. Los casos de falsedad o
engaño en esta materia por parte de personas naturales o jurídicas podrán ser
objeto de denuncia ante la autoridad civil.

§ 3. Las personas que piden ayudas o limosnas deben estar provistas de una
autorización expedida por el Ordinario del lugar en que conste el permiso para
realizarlas.

§ 4. Salvo los derechos concedidos por la Santa Sede, los llamados Sufragios,
como medios de recolectar ayudas económicas, necesitan la aprobación del
Obispo diocesano en lo referente a su redacción, impresión y distribución de tal
modo que, a tenor de los cánones 946 y 947, se evite toda apariencia de
negociación o comercio.

§ 5. Establézcase una Colecta anual, a nivel nacional, en las iglesias


parroquiales, capellanías, santuarios, rectorías y centros de culto de las
jurisdicciones eclesiásticas, para el sostenimiento de la Conferencia Episcopal de
Colombia.

38. PREVISIÓN SOCIAL DEL CLERO

Art. 38. Conforme a lo establecido en el canon 1274 §§ 1 y 2:

Encomiéndese al Comité de Asuntos Administrativos estudiar todo lo referente a


la previsión social del clero, con la finalidad de establecer los criterios y
procedimientos apropiados en esta materia.

39. ACTOS DE ADMINISTRACIÓN EXTRAORDINARIA

Art. 39. Conforme a lo establecido en el canon 1277:

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Han de considerarse como actos de administración extraordinaria:

1) Los expresamente declarados tales con carácter universal (cf. cánones 1281§
2, 1292 §§ 1 y 2 y 1295), o los establecidos por el Derecho propio de las
personas jurídicas eclesiásticas.

2) La enajenación de bienes inmuebles cualquiera que sea su valor.

3) Los que modifican sustancialmente o suponen un riesgo notable del


patrimonio de la entidad eclesiástica correspondiente (y como tal se
considera un tercio del patrimonio), dentro de los cuales deben considerarse
las inversiones, los depósitos a término, las operaciones bursátiles y otros
semejantes.

4) La enajenación u otro tipo de negocios que comprometan bienes preciosos


por razones artísticas o históricas.

40. LÍMITES PARA LA ENAJENACIÓN DE BIENES

Art. 40. Conforme a lo establecido en el canon 1292 § 1:

Las sumas máxima y mínima de que trata el canon 1292 se fijan así: la cantidad
máxima es en pesos colombianos, equivalente a US$600.000; la mínima es
igualmente en pesos colombianos, la equivalente a US$ 30.000; en ambos casos,
cotizados éstos en el mercado oficial del día anterior al que se pide la licencia.
(Cf. Acta de la XCII Asamblea Plenaria de febrero de 2012).

41. ARRENDAMIENTO DE LOS BIENES DE LA IGLESIA

Art. 41. Conforme a lo establecido en el canon 1297:

§ 1. Para celebrar contrato de arrendamiento de bienes eclesiásticos, rurales y


urbanos, se debe siempre contar con la autorización escrita del Obispo
diocesano.

§ 2. El arrendamiento de los bienes eclesiásticos, rurales y urbanos, tendrá una


duración de un año prorrogable. Para una duración mayor se requiere el permiso
escrito del Obispo diocesano.

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§ 3. Se desaconseja la práctica del comodato. En los casos extraordinarios en
los que tal figura pueda parecer conveniente al Obispo diocesano, no tendrá un
término superior a cinco años.

42. JUECES LAICOS EN TRIBUNALES ECLESIÁSTICOS

Art. 42. Conforme a lo establecido en el canon 1421 § 2:

Podrán ser nombrados jueces los laicos que sean doctores o licenciados en
Derecho Canónico, uno de los cuales, en caso de necesidad, podrá integrar el
Tribunal colegiado.

43. NOMBRAMIENTO DE JUEZ ÚNICO

Art. 43. Conforme a lo establecido en el canon 1425 § 4:

Podrá el Obispo diocesano encomendar las causas a un juez único clérigo.

Medellín, 3 de febrero de 2015

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ANEXO 1

CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA

XLII ASAMBLEA PLENARIA EXTRAORDINARIA

(12 a 18 de julio de 1984)

DIRECTIVAS PRÁCTICAS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL


DE COLOMBIA ACERCA DE LOS CONSEJOS PRESBITERALES

Introducción

El Decreto de la Conferencia Episcopal en aplicación del Canon 496 enumera


los elementos básicos que deben hallarse en todo Estatuto de Consejo
Presbiteral.

Las presentes Directivas Prácticas contienen sugerencias para el desarrollo de


tales elementos y para concretar en forma ordenada las normas generales de los
cánones.

Aunque tales normas precisan o reproducen las diversas disposiciones sobre el


Consejo Presbiteral que habían sido dadas con anterioridad a la legislación
codicial, los documentos conciliares y postconciliares proporcionan el trasfondo
doctrinal que inspira las nuevas normas. De esta manera se convierten en fuente
preciosa de las motivaciones fundamentales de los Estatutos.

Los principales textos conciliares referentes al Consejo Presbiteral son: LG 28;


ChD 17, 27, 28; PO 7, 8,15; Ad Gentes 19, 20. A estos textos hay que añadir la
Carta de la Sagrada Congregación para el Clero a los Presidentes de las
Conferencias Episcopales, de 11 de abril de 1970; y el Documento sobre el
Sacerdocio Ministerial, del Sínodo de los Obispos de 1971, 2a. parte, capítulo II:
los Presbíteros en la Comunión de la Iglesia.

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Todos estos principios comenzaron a plasmarse en normas en el Motu Proprio
“Ecclesiae Sanctae”, 1,15 y el Directorio para el Ministerio Pastoral de los
Obispos, n. 203. Ahora cf. Cánones 495 a 501.

Las Directivas Prácticas que a continuación se presentan pretenden, pues,


solamente facilitar la redacción de los Estatutos, con el propósito de que no falte
ningún punto esencial pero con la advertencia clara de que requieren adaptación
concreta y selección según las diversas circunstancias de las jurisdicciones.

1. Naturaleza, fines e índole del Consejo Presbiteral

1.1 Naturaleza del Consejo (Canon 495)

El Consejo Presbiteral integrado por sacerdotes que, a manera de senado del


Obispo, representan al Presbiterio Diocesano, expresa de manera institucional la
comunión jerárquica entre el Obispo y su Presbiterio, fundada en la unidad del
sacerdocio ministerial y de la misión; lo ayuda, como órgano de consulta, en el
gobierno de la Diócesis y contribuye así a la realización del bien pastoral del
Pueblo de Dios.

1.2 Fines del Consejo (Canon 495)

a) Ayudar eficazmente a la persona del Obispo en los problemas concernientes


al ejercicio de la jurisdicción y, por consiguiente, tanto en el gobierno como
en toda la labor pastoral.

b) Fomentar la comunión del Presbiterio con el Obispo, de tal manera que


todos los presbíteros reconozcan su integración recíproca en el servicio de la
misma y única misión de la Iglesia encomendada a su cuidado.

c) Procurar la fraternidad y unión de los presbíteros en todos los campos, sobre


todo en lo esencial de la doctrina, de la vida y de la misión de la Iglesia.

d) Ser lugar privilegiado de diálogo del Obispo con su Presbiterio en orden al


mayor bien y mayor eficacia en la atención pastoral al pueblo de Dios.

1.3 Índole propia del Consejo (Canon 500; 501, § 3)

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a) Como órgano asesor del Obispo, el voto del Consejo Presbiteral es sólo
consultivo, pero de carácter especial, tanto por su naturaleza como por su
modo de proceder.

b) El Obispo debe oír al Consejo en los asuntos de mayor importancia. Cuáles


sean éstos queda a la discreción del Obispo y sólo necesita del parecer del
Consejo en los casos expresamente señalados por la ley, como en los
Cánones 461, § 1; 515, § 2; 531; 536, § 1; 1215, § 2; 1222, § 2; y 1263.

c) Este dictamen sólo tendrá fuerza vinculante para el Obispo en los casos
expresamente previstos por el legislador. Sin embargo, los dictámenes
vinculantes se reservan en el nuevo Código al Colegio de Consultores. En
consecuencia, no parece que deba atenderse ya a la posibilidad señalada en
la Carta de la Sagrada Congregación para el Clero, de que el Obispo diera, a
su arbitrio, en determinados casos, voto deliberativo al Consejo.

d) De ahí que deba quedar claro en los Estatutos del Consejo que es
competencia exclusiva del Obispo aprobar los Estatutos, convocar a
elecciones de los representantes, nombrar a algunos de los miembros,
convocar a las sesiones, presidirlas, determinar las materias que deben ser
tratadas o aceptar las propuestas hechas por los miembros, aprobar las
resoluciones y hacer público lo tratado en las sesiones. Por esto, el Consejo
nunca puede proceder sin el Obispo diocesano, quien puede disolverlo,
positis ponendis, si deja de cumplir la función encomendada o abusa
gravemente de ella.

e) Para que se mantenga estrictamente el carácter consultivo y asesor del


Consejo y, por consiguiente, para no coartar la absoluta libertad del Obispo
respecto del mismo no conviene que en los Estatutos quede fijada la
periodicidad de las reuniones ni alusión a sistemas de auto-convocación
mediante, por ejemplo, petición firmada por determinado número de
miembros.

f) Para afianzar también la libertad del Obispo, debe quedar claro que puede
siempre modificar los Estatutos, y que un nuevo Obispo no está obligado a
ceñirse a los aprobados por su antecesor. Así como tiene plazo de un año
para constituir nuevo Consejo, goza del mismo tiempo para aprobar nuevos
Estatutos.

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2. Competencia del Consejo (Canon 495; 500, § 2)

La competencia del Consejo, es decir, las materias o cuestiones “de mayor


importancia” que han de someterse a su consideración quedan al criterio del
Obispo, salvo aquellos casos explícitamente previstos por la ley.

Por regla general, serán temas del Consejo los relativos no sólo a la vida de los
presbíteros sino al ministerio que ejercen en favor de la comunidad, en orden a
procurar una atención pastoral común, y tanto para proponer cuestiones de
principio como para sugerir normas u orientaciones que convenga promulgar.

Pueden, pues, ser temas del Consejo Presbiteral:

a) La formación, vida espiritual, ministerio y demás necesidades de los


presbíteros, tanto diocesanos como residentes en la Diócesis, incluidas las
relativas a la seguridad social del clero y a la equitativa distribución de los
bienes para la congrua sustentación.

b) El gobierno de la Diócesis y la organización de la administración diocesana


y parroquial, la vitalidad de las parroquias y la revisión e impulso de los
organismos de pastoral.

c) La evangelización del Pueblo de Dios y su orientación en todos los aspectos


de la vida, incluido su compromiso en el campo político y social.

d) El impulso de la actividad de los diversos ministerios y apostolados


ejercidos en la Diócesis, sobre todo para señalar prioridades, indicar
métodos de acción, fomentar las diversas iniciativas pastorales dentro de la
necesaria unidad.

Sin embargo, las tareas concretas de Planeación Pastoral y de coordinación son


propias del Consejo de Pastoral y no del Consejo Presbiteral. Tampoco deben
tratarse en él los asuntos que exigen un procedimiento reservado, por ejemplo, la
provisión de cargos y oficios eclesiásticos.

3. Miembros del Consejo (Cánones 497, 498, 499)

El Consejo Presbiteral debe reflejarse a todo el presbiterado en su variedad de


ministerios, oficios y sectores de la Diócesis. Esta representatividad es la nota

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más destacada, sin la cual pierde su significado. Téngase presente, sin embargo,
que el Consejo representa al Presbiterio con una representación más moral que
estrictamente cuantitativa y, por tanto, no de los presbíteros singularmente
considerados, sino de los oficios y situaciones que cumplen papeles diversos en
el conjunto del Presbiterio de la Diócesis.

Por consiguiente, en cuanto a la composición del Consejo, los Estatutos deben


señalar concretamente los puntos siguientes:

3.1 El número total de los miembros, con especificación clara de cuántos son
elegidos, cuántos miembros natos o “ex officio” y cuántos de libre
nombramiento del Obispo; teniendo en cuenta que los elegidos deben ser
aproximadamente la mitad de los miembros.

3.2 Los criterios de representatividad de los elegidos, tanto según las regiones
o zonas en que está dividida la Diócesis como según los diversos ministerios
(párrocos, vicarios parroquiales, varias clases de capellanes) así como la
representación del clero no incardinado (tanto secular como religioso) que
trabaja pastoralmente en la Diócesis.

3.3 El modo de elección, bien por regiones, bien por ministerios, o por
combinación de ambos sistemas, según la amplitud de la Diócesis. Sin excluir,
en las Diócesis más pequeñas, la posibilidad de que todos los que han de ser
elegidos lo sean simultáneamente por todos los que tienen derecho de elegir.

3.4 El procedimiento de elección, por escrito, en secreto, ojalá en reunión “ad


hoc” y mediante escrutinio determinado, que podría ser, por ejemplo, de mayoría
absoluta en las dos primeras vueltas y relativa en la tercera; siguiendo por lo
demás las normas de los Cánones 164 y siguientes.

3.5 El tiempo o período para el cual son elegidos los miembros, no mayor de
cinco años ni menor de dos, terminado el cual cesan en su mandato. Como cesan
también aquellos miembros que dejan de pertenecer al sector que los eligió y,
por consiguiente, deben ser reemplazados para el resto del período.

3.6 Los requisitos para conceder - según las circunstancias de la Diócesis - el


derecho de elección tanto activo como pasivo, o sólo uno de ellos, a los
presbíteros que, sin ejercer ningún oficio en la Diócesis, tienen en ella domicilio
o cuasidomicilio.

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3.7 Los criterios de pertenencia de los miembros “ex officio”, quienes, por
regla general, según las circunstancias de la Diócesis, serán los siguientes:

a) El o los Vicarios Generales y los Vicarios Episcopales, sobre todo en


aquellas Diócesis en que no es posible aplicar el Canon 473, § 4 acerca del
Consejo Episcopal.

b) Donde hay Capítulo Catedral, uno o más canónigos, según el número de los
miembros del Consejo.

c) Uno de los presbíteros que trabajan en la Curia Diocesana, por ejemplo, el


Delegado del Obispo que preside en su nombre el Consejo de asuntos
económicos, u otro específicamente señalado o elegido por los demás
colaboradores en la Curia.

d) El o los Rectores de los Seminarios Mayor o Menor, con tal de que el


Seminario sea diocesano, o si es regional, tenga su sede en la Diócesis. A no
ser que se prefiera uno o dos de los superiores de los Seminarios elegidos
por sus colegas.

e) El Vicario Judicial del Tribunal Regional, en la Diócesis en donde tiene su


sede el Tribunal.

4. Condiciones y obligaciones de los miembros del Consejo

4.1 Los electores han de tener presente que los miembros del Consejo
Presbiteral deben sobresalir como:

- Hombres de fe y de genuino espíritu sacerdotal.

- En comunión sincera y explícita con el Obispo.

- De recta solidaridad y capacidad de diálogo con todo el Presbiterio.

- Poseedores de sólida y adecuada preparación pastoral que les permita


conocer y valorar las necesidades tanto de la Diócesis como de los
presbíteros.

4.2 Los miembros del Consejo, por su parte, deben:

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- Procurar por todos los medios a su alcance captar la situación concreta de las
personas, oficios y organismos, y conocer los problemas y circunstancias de
la labor pastoral de la Diócesis.

- Esforzarse por que cada uno de los miembros dé testimonio de unidad con el
Obispo y con los sacerdotes, para fomentar así la unidad del Presbiterio.

- Procurar la corresponsabilidad de todo el Presbiterio en la labor pastoral.

- Comunicar leal y oportunamente las inquietudes de los fieles y del


Presbiterio, tanto al Obispo como al Consejo, así como transmitir las del
Pastor al Presbiterio.

- Cumplir las comisiones y trabajos que se les encomienden y participar


puntualmente en las reuniones.

4.3 Establecidas estas condiciones y obligaciones, los Estatutos deben prever de


manera explícita que cuando ellas no se cumplen por parte de alguno o algunos
de los miembros, el Obispo o el mismo Consejo pueden solicitarles la renuncia,
así como el Obispo, realizadas las condiciones y requisitos del Canon 501, § 3,
puede disolver el Consejo.

5. Organización del trabajo

Los Estatutos deben precisar también algunas normas relativas a la organización


misma del Consejo. Entre ellas las siguientes:

a) El tiempo de funcionamiento del Consejo, que no debe pasar de cinco años.

b) La existencia de una Secretaría del Consejo, que podría ser asegurada por el
Canciller de la Curia, a tenor del Canon 483, § 1.

c) La posibilidad de un Comité de Coordinación, de pocos miembros, elegidos


unos por el Consejo, nombrados otros por el Obispo, cuyo cometido será el
de asesorar al Obispo en la preparación y programación de las sesiones.

d) El funcionamiento del Consejo de manera habitual en Asambleas Plenarias


presididas por el Obispo. Sólo de manera excepcional podrá sesionar por
Comisiones transitorias. Las Comisiones permanentes, con excepción del

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citado Comité de Coordinación, de suyo quedan excluidas de un organismo
como el Consejo Presbiteral, ya que por su naturaleza misma no es entidad
de trabajo permanente, y los asuntos de su competencia son generalmente de
coyuntura.

e) El modo de proceder en las reuniones, siempre en unión con el Obispo y


nunca sin él, mediante un trabajo común, que permita la comunicación de
opiniones o noticias acerca de los diversos asuntos, la libre expresión de las
necesidades pastorales, el procedimiento más bien excepcional de
votaciones en búsqueda de consenso, y teniendo en cuenta siempre que la
decisión final corresponde al Obispo, quien tiene la responsabilidad personal
de la porción del Pueblo de Dios que le ha sido confiada, responsabilidad
que es ayudada por el trabajo del Consejo, pero nunca sustituida por él.

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ANEXO 2

MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL

DECRETO No. 4500

(19 de diciembre de 2006)

Por el cual se establecen normas sobre la educación religiosa en los


establecimientos oficiales y privados de educación preescolar, básica y media de
acuerdo con la Ley 115 de 1994 y la Ley 133 de 1994.

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA,

En ejercicio de sus facultades constitucionales y legales, en especial las


conferidas en el numeral 11 del Artículo 189 de la Constitución Política de
Colombia y el numeral 5.2 del Artículo 5 de la Ley 715 de 2001,

DECRETA:

Artículo 1. Ámbito de aplicación. El presente Decreto regula el desarrollo del


área de Educación Religiosa en los establecimientos educativos que imparten
educación formal en los niveles de educación preescolar, básica y media.

Artículo 2. El área de Educación Religiosa. Todos los establecimientos


educativos que imparten educación formal, ofrecerán, dentro del currículo y en
el plan de estudios, el área de Educación Religiosa como obligatoria y
fundamental, con la intensidad horaria que defina el Proyecto Educativo
Institucional, con sujeción a lo previsto en los Artículos 68 de la C.P.N., 23 y 24
de la Ley 115 de 1994 y la Ley 133 de 1994.

Artículo 3. Desarrollo y contenido del Área. La intensidad horaria a que se


refiere el Artículo anterior, se determinará teniendo en cuenta que la educación

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religiosa se fundamenta en una concepción integral de la persona sin desconocer
su dimensión trascendente y considerando tanto los aspectos académicos como
los formativos.

Artículo 4. Evaluación. La evaluación de los estudiantes en Educación


Religiosa hará parte de los informes periódicos de evaluación y del informe
general del desempeño de los estudiantes y será tenida en cuenta para su
promoción. En todo caso, al estudiante que opte por no tomar la Educación
Religiosa ofrecida por el establecimiento educativo se le ofrecerá un programa
alternativo el cual deberá estar previsto en el Proyecto Educativo Institucional
(PEI), con base en el cual se le evaluará.

Artículo 5. Libertad religiosa. Los estudiantes ejercen su derecho a la libertad


religiosa al optar o no por tomar la Educación Religiosa que se ofrece en su
establecimiento educativo, aunque no corresponda a su credo, y en tal caso a
realizar las actividades relacionadas con esta área de acuerdo con lo previsto en
el Proyecto Educativo Institucional PEI.

Esta decisión deberá ser adoptada por los padres o tutores legales de los menores
o por los estudiantes si son mayores de edad.

Los establecimientos educativos facilitarán a los miembros de la comunidad


educativa, la realización y participación en los actos de oración, de culto y
demás actividades propias del derecho a recibir asistencia religiosa, así como a
los que no profesen ningún credo religioso ni practiquen culto alguno el ejercicio
de la opción de abstenerse de participar en tal tipo de actos. Estas actividades se
deben realizar de conformidad con los literales e) y f) del Artículo 6 y el Artículo
8 de la Ley 133 de 1994, y con lo dispuesto en los acuerdos que el Estado
suscriba conforme al artículo 15 de esta Ley.

Artículo 6. Docentes. La asignación académica de Educación Religiosa debe


hacerse a docentes de esa especialidad o que posean estudios correspondientes al
área y tengan certificación de idoneidad expedida por la respectiva autoridad
eclesiástica, según lo establecido en el literal i) Artículo 6 de la Ley 133 de 1994.

Ningún docente estatal podrá usar su cátedra, de manera sistemática u ocasional,


para hacer proselitismo religioso o para impartir una Educación Religiosa en
beneficio de un credo específico.

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Artículo 7. Plantas de personal. En la conformación de las plantas de personal
las entidades territoriales asignarán a los establecimientos educativos estatales el
número de docentes que requieran para la Educación Religiosa, de acuerdo con
la intensidad horaria asignada en el respectivo Proyecto Educativo Institucional.
En todo caso los docentes asignados al área de religión cuentan para la relación
alumno-docente establecida en el Decreto 3020 de 2002 de la entidad territorial.

Artículo 8. Deberes de los padres de familia. Los padres de familia, a través de


los órganos de participación contemplados en el Decreto 1286 de 2005, velarán
porque el área de Educación Religiosa sea impartida de acuerdo con lo señalado
en el Proyecto Educativo Institucional.

Artículo 9. Vigencia. El presente Decreto rige a partir de su publicación.

PUBLÍQUESE Y CÚMPLASE

Dado en Bogotá, D. C., a los 19 días de diciembre de 2006

La Ministra de Educación Nacional,

CECILIA MARÍA VÉLEZ WHITE


Original firmado.

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ANEXO 3

CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA

XXXIX ASAMBLEA PLENARIA DEL EPISCOPADO

(4 al 14 de julio de 1983)

MENSAJE PASTORAL
CON OCASIÓN DEL NUEVO CALENDARIO DE
DÍAS FESTIVOS RELIGIOSOS EN COLOMBIA

INTRODUCCIÓN

Según la más antigua tradición apostólica, “que trae su origen del día mismo de
la Resurrección de Cristo”(1) la Iglesia celebra cada semana, el Misterio Pascual,
en el día llamado con razón Domingo o Día del Señor, dedicando ese tiempo a
Dios mediante la celebración del culto público y la observancia del descanso
festivo.

Además del Domingo, conmemora en otros días diversos aspectos del Misterio
de la Redención; venera también con especial afecto a la Santísima Virgen
María, Madre de Dios, asociada íntimamente a la obra de Salvación y recuerda
con amor la memoria de los Santos, como discípulos e imitadores del Señor.

Algunas de estas celebraciones tienen el carácter de fiesta de precepto, es decir,


los fieles deben participar en la Santa Misa y observar el descanso festivo.

1. SITUACIÓN ACTUAL

La Conferencia Episcopal percibe con realismo que hoy, dadas las circunstancias
de la vida y la organización de la sociedad, se ha tornado más difícil la
observancia de las fiestas religiosas que ocurren dentro de la semana.

(1)
Concilio Vaticano II - Const. Sacr. Conc. No. 106.

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Además, los actuales cambios en el ritmo de la vida, provenientes de las diversas
circunstancias socio-económicas, plantean la necesidad de un mayor rendimiento
laboral en todas las esferas de la sociedad, a fin de que no disminuya la
capacidad productiva del país; de ahí los frecuentes reclamos de la opinión
pública para que se reduzcan las fiestas que ocurren en medio de la semana, pues
causan serio trastorno a la economía.

2. PETICIÓN A LA SANTA SEDE

La Conferencia Episcopal, oportunamente se hizo consciente de la situación y


preocupada por contribuir con aportes pastorales a la solución del problema,
acudió a la Santa Sede, la única que puede legislar en la materia, para pedirle
que, como en otros países, se redujera el número de las fiestas de precepto
durante la semana. Los Obispos consideran que la disminución de días festivos
religiosos no acarrea perjuicios a los logros salariales obtenidos por los
trabajadores.

Por otra parte, esta decisión ha de ser oportunidad propicia para inculcar en los
fieles con mayor vigor el sentido religioso de la fiesta cristiana y, por
consiguiente, para destacar en la práctica la observancia sagrada del Domingo,
como Día del Señor.

3. NUEVAS NORMAS

Su Santidad el Papa Juan Pablo II, aprobó la solicitud de la Conferencia


Episcopal en el sentido de reducir, para Colombia, el número de fiestas de
precepto que ocurren dentro de la semana.

En consecuencia, a partir de la fecha de este comunicado, el calendario festivo


religioso en Colombia queda como se describe a continuación:

3.1 Días de precepto, es decir, con la obligación para los católicos de participar
en la Santa Misa y observar el descanso festivo:

a) Todos los domingos del año.


b) El l° de enero, solemnidad de Santa María, Madre de Dios.
c) El 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima
Virgen María.
d) El 25 de diciembre, solemnidad de la Navidad del Señor.

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3.2 Se trasladan a Domingo las siguientes fiestas:

a) La solemnidad de la Epifanía del Señor, al Domingo ocurrente entre el dos y


el ocho de enero.
b) La solemnidad de la Ascensión del Señor, al Domingo siguiente al jueves en
que solía celebrarse.
b) La solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor (Corpus), al Domingo
siguiente al jueves en que solía celebrarse.

3.3 No serán fiestas de precepto (es decir, en lo sucesivo no es obligatorio


participar en la Misa ni abstenerse de trabajar) los siguientes días:

a) El 19 de marzo, solemnidad de San José.


b) El 29 de junio, solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.
c) El 15 de agosto, solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen.
d) El l° de noviembre, solemnidad de todos los Santos.

3.4 El Jueves y el Viernes Santos que, sin ser fiestas de precepto, son
observados religiosamente por los fieles, seguirán celebrándose con la misma
solemnidad de siempre.

4. CONSECUENCIAS DE ORDEN CIVIL

Esta determinación de la Autoridad Eclesiástica no interfiere la legislación civil


laboral. Considera la Conferencia Episcopal que la nueva disciplina que ahora
promulga puede contribuir a que el Estado Colombiano tome las decisiones que
permitan reorganizar el régimen de descanso laboral.

5. CONSECUENCIAS DE ORDEN RELIGIOSO

La Conferencia Episcopal Colombiana pone de presente que es ley de la Iglesia,


obligatoria para los fieles mayores de siete años, no legítimamente impedidos,
participar en la Santa Misa y observar el descanso festivo los Domingos y fiestas
de precepto. Esta ley no ha sido suprimida ni mitigada, y conserva todo su
vigor; su observancia es verdadero signo de compromiso cristiano y fuente de
gracia. Para ello, desde hace años, se ha ampliado la posibilidad de cumplir con
el precepto de la Misa, desde la tarde anterior al Domingo o fiesta, como se ha
difundido ya en nuestras costumbres pastorales.

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La nueva legislación no pretende disminuir la importancia, dentro del año
litúrgico y la piedad cristiana, de las cuatro fiestas cuyo precepto ha sido
suprimido (San José, San Pedro y San Pablo, la Asunción de Nuestra Señora y
Todos los Santos), las cuales continúan en el calendario litúrgico en las mismas
fechas que ha tenido siempre y conservan su categoría litúrgica de solemnidades,
aunque ya no sean fiestas de precepto.

Los Sacerdotes, procurarán instruir convenientemente al pueblo acerca del


sentido profundamente religioso de la celebración del Domingo y de la fiesta
cristiana e invitarlo a asumir con mayor autenticidad sus compromisos
bautismales y su deber de participar en el culto mediante el Sacrificio
Eucarístico y la celebración religiosa del descanso; este descanso es signo y a la
vez medio de mayor unidad familiar y social. Los cristianos han de cumplir la
obligación de celebrar su fe, no como simple observancia externa de la ley, sino
como compromiso nacido de su unión con Cristo y de su pertenencia a la Iglesia.

Bogotá, 14 de julio de 1983

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