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ACTO
ADMINISTRATIVO
ACTO ADMINISTRATIVO
Los actos administrativos, como declaración unilateral del órgano, son los actos típicos del
Derecho Administrativo, puesto que es el conducto por el cual se manifiesta hacia los
particulares la administración. Mientras que en el Derecho privado predomina
fundamentalmente el acuerdo de voluntades entre las partes, en el Derecho público e
impone principalmente la voluntad de la administración, declarada en forma unilateral.
De esa cuenta, se puede identificar que la actuación de la administración pública puede ser
jurídica o no jurídica, y que la misma puede exteriorizarse a través de hechos y actos no
jurídicos y hechos y actos jurídicos, en donde los actos no jurídicos son declaraciones de
voluntad que no producen efectos jurídicos a un sujeto de derecho, como por ejemplo una
invitación, las comunicaciones generales, las simples recomendaciones, alguna
información oficial, etc.
Vemos como es que evoluciona el acto administrativo en el Estado francés y como el acto
administrativo toma matices diferentes hasta llegar a una concepción más exacta del
concepto.
El acto administrativo surge inicialmente para consagrar una idea completamente opuesta a
la que con el tiempo se impondrá: las actuaciones del Poder Ejecutivo no son susceptibles
de ser controladas por los tribunales de justicia. Así, en Francia, esta idea se sustento ya
durante el Antiguo régimen al afirmarse qe determinados actos del monarca, en tanto que
manifestaciones de poder o autoridad, no eran fiscalizables.
Se llega así a definir al acto administrativo como el acto jurídico dictado por la
administración y sometido al Derecho Administrativo, entendiendo inicialmente
comprendidos en esta categoría los llamados actos de autoridad, dictados en materia de
libertades, policía y propiedad, fundamentalmente; y diferenciándose de los actos de
gestión, sometidos a los tribunales ordinarios.
Con ello surge también la jurisdicción administrativa, de los que se le ha denominado como
JUSTICIA DELEGADA, el Tribunal de lo Contencioso Administrativo es un órgano
administrativo (el Consejo de Estado), la separación misma de los PODERES DEL
ESTADO y la desconfianza del pueblo francés en los tribunales ordinarios, obliga a que los
actos administrativos sean controlados en el propio seno de la administración pública.
CARACTERÍSTICAS
Es necesario que para poder precisar, con alguna exactitud sobre el acto administrativo es
necesario detenernos para analizar las principales características del concepto.
Creemos que las características más importantes del acto administrativo son:
Desde el punto de vista del principio de juridicidad, se trata de una presunción relativa que
encuentra su fundamento en que bajo la aplicación de este principio, cuando se resuelve
en base a derecho, son aplicables los principios.
Esta presunción de legitimidad es iris taniun y por lo que puede probarse que el acto
administrativo no tiene legitimidad que en él se presume.
La ejecutoriedad
Consiste en que produce todos sus efectos jurídicos e inmediatos y, por lo tanto, debe ser
cumplido aun en cont6ra de la voluntad de los administrados a que va dirigido.
La ejecutoriedad puede ser propia o impropia. Propia cuando no solo la decisión sino
también la ejecución directa es de competencia de la autoridad administrativa, salvo casos
especiales. Es impropia cuando la ejecución del acto administrativo es ordenada o
previamente aprobada la decisión por autoridad de otro poder.
La irretroactividad
Toda norma de cualquier naturaleza impone en este principio, en que la ley no tiene efecto
retroactivo, salvo en materia penal en lo que favorezca al reo, preceptuado en el artículo 15
de la Constitución Política de la República de Guatemala.
El acto administrativo es irretroactivo, por regla general, pero puede gozar de retroactividad
en varias situaciones, especialmente cuando satisfaga las ingentes necesidades públicas o
los fines del Estado, aún a costa del interés particular. El acto administrativo emitido en
esas circunstancias, nunca podría ser atacado de ilegitimo.
La unilateralidad
En nota de unilateralidad implica que los actos administrativos son validos por la mera
voluntad de la administración pública. Con esto es posible excluir del mismo la actuación
bilateral, la que supone la integración de la voluntad de más de un sujeto. Las decisiones
administrativas corresponden con exclusividad al Estado a través de sus órganos
administrativos.
La revocabilidad
Significa la posibilidad que un determinado acto pueda ser dejado sin efecto, por la
administración pública o por impugnación, razón por la que se puede analizar desde dos
puntos de vista, de manera oficiosa o a petición del interesado a través de los recursos
administrativos.
CAPÍTULO IX
EL CONTROL DE LA
ACTIVIDAD
ADMINISTRATIVA
DEL ESTADO
La personalidad del Estado y sus funciones principales
Al hablar de Estado se tiene que vincular directamente a la sociedad, puesto que aquél
constituye un producto de la creación humana y es precisamente la existencia en sociedad
del hombre; La sociedad se conforma a través de una pluralidad de hombres inteligentes y
libres unidos en torno a un principio general (el bien común). La sociedad es el todo
integrado por el hombre, que para sobrevivir necesita integrarse al entorno social.
Consecuentemente al irse asociando para satisfacer sus necesidades, se van creando las
diferentes sociedades.
Por ello el Estado puede definirse de distintas formas pero con idénticos elementos, en tal
sentido “el Estado es una comunidad organizada en un territorio definido, mediante un
orden jurídico servido por un cuerpo de funcionarios, definido y garantizado por un poder
jurídico, autónomo y centralizado que tiende a realizar el bien común, en el ámbito de esa
comunidad.”
“Estado también puede definirse como una organización social constituida en un territorio
propio, con fuerza para mantenerse en él e imponer dentro de él un poder supremo de
ordenación y de imperio, poder ejercido por aquel elemento social que en cada momento
asume mayor fuerza política.”
“El Estado se puede conceptualizar, como la organización política de una sociedad humana
establecida en un territorio determinado, bajo un régimen jurídico, con soberanía, órganos
de gobierno y que persigue determinados fines.”
“El Estado es una realidad social y política integrada por un conjunto de hombres con
asiento en un determinado ámbito territorial, con potestad soberana en lo interior e
independiente en las relaciones internacionales. En efecto, aparece aquí la noción de
Estado sujeto, que ha sustituido a la otra, la de príncipe sujeto que acompañó la
consolidación del Estado nacional moderno, bajo la fórmula monista del Estado patrimonial
y el dominium eminens del soberano sobre los territorios.”
El poder jurídico;
De manera especial tenemos que entrar a la consideración del estudio de uno de los
elementos más importantes del Estado, la finalidad, puesto que la determinación de los
fines repercute de manera directa y terminante sobre las actividades del mismo, toda vez
que para la consecución de aquellos deberá realizarse todas las actividades necesarias
para su logro, el bien común.
“Explicar con precisión cuales son los fines del Estado ha sido una cuestión muy debatida
desde los orígenes del mismo, con lo que se explica las diversas concepciones que de él
se han tenido (Estado gendarme, Estado social, Estado de derecho, Estado benefactor), lo
que da como resultado que dependiendo de la época y del lugar del que se trate, así como
de la concepción filosófico-política que se tenga del Estado. Por ello se explica que muchas
corrientes hayan negado la existencia de un elemento teleológico; otras corrientes se
refieren a los fines objetivos o particulares de cada Estado, o que únicamente se analicen
los fines subjetivos del mismo.
La corriente más aceptada considera que el Estado tiene fines concretos o dicho de otra
manera, que el Estado tiene una causa final, que en términos generales es la consecución
de los fines humanos y que en términos generales se traduce al bien común, que al final
puede ser definida como la común felicidad temporal, o sea la perfecta suficiencia de la
vida debidamente subordinada a la bienaventuranza eterna; el buen vivir humano o la
armónica plenitud de los bienes humanos, el bien humano en la plenitud y, según la
proporción que requiera la naturaleza humana, el bien común perfecta en cuanto puede
tenerse en este mundo.”
Ahora bien, en virtud de que de ese bien común puede existir la satisfacción de
necesidades se desprenden una serie de funciones estatales, que le corresponden a los
organismos del mismo (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) y les toca instrumentalizar todos
los medios necesarios para alcanzar la satisfacción de esas necesidades, con las que se
logra alcanzar su finalidad.
Sin embargo, la satisfacción de las necesidades individuales de la población no
corresponde sólo al Estado, puesto que solo le corresponde facilitar los medios necesarios
e idóneos para que se satisfagan. Al Estado le corresponde colmar las necesidades que
han sido elevadas al rango de públicas, por incapacidad de los particulares para hacerlo, o
porque son inherentes a su soberanía.
Por esa razón debe manejarse con propiedad en los organismos del Estado cuando y
cuales son las cuestiones que deben ser tratadas como interés público.
Es indudable que los fines del Estado y su contenido concreto van variando, según el
tiempo y el lugar, dependiendo del país que se trate y de una época determinada y de ahí
se puede considerar cuales van a ser los objetivos a considerar por el Estado, pero en
general el objetivo general es el bien común.
Fundamentalmente encontramos que todas las actividades del Estado tienen como fin
último, cooperar a la evolución progresiva, en primer lugar de sus miembros, no solo
actuales sino futuros y colaborar con la evolución del ser humano.
Para alcanzar sus fines el Estado actúa de muy diversas maneras y en diferentes campos.
Por ello que aparece realizando diversos hechos o actos materiales, actos jurídicos,
acciones y procedimientos, los cuales los ejerce a través de facultades o atribuciones que
el ordenamiento jurídico le confiere.
Estos actos, acciones, actividades que realiza el Estado, por muy variada que esta se
puede resumir en tres formas esenciales:
Los actos jurídicos y procedimientos que traen como consecuencia que se manifieste en
creación de normas jurídicas (Organismo Legislativo).
Actos y hechos jurídicos y procedimientos a través de los cuales actúa administrando los
diferentes medios con los que cuenta, para que de manera concreta, directa y continua
satisfaga las necesidades públicas (Organismo Ejecutivo)
Actos jurídicos y procedimientos con los que el Estado actúa resolviendo los conflictos de
intereses, entre particulares o entre particulares y el Estado, a través de la sentencia.
(Organismo Judicial).
En este sentido hay que aclarar que el ejercicio de la función independiente de los tres
organismos del Estado, tiene matices en algunos casos muy parecidos, puesto que la
función administrativa y los procedimientos administrativos se realizan en los tres
organismos del Estado; el ejercicio de la función legislativa únicamente en el organismo
legislativo y, el ejercicio de la jurisdicción únicamente el organismo judicial.
A manera de ejemplo, podemos decir que en los tres organismos del Estado se manifiesta
el procedimiento administrativo, cuando se realizan compras o contrataciones,
necesariamente se tienen que aplicar las normas legales y procedimentales de la Ley de
Contrataciones del Estado y su reglamento.
Desde el punto de vista formal, todas las actividades que realiza el Organismo Legislativo
será función legislativa, la del Organismo Judicial función jurisdiccional y la del Organismo
Ejecutivo función ejecutiva, con las salvedades enunciadas anteriormente.
CAPÍTULO X
LOS SERVICIOS
PÚBLICOS
Ideas generales
Nociones tradicionales
Dejando de lado las nociones más antiguas, podemos recordar aquí la de HaurIou “un
servicio técnico prestado al público de una manera regular y continua para la satisfacción
de una necesidad pública y por una organización pública,” la de BIelSa “toda acción o
prestación realizada por la administración pública activa,
El primer elemento que distingue a esta noción de las más antiguas es el criterio de que ni
la actividad legislativa ni la actividad jurisdiccional se considera “servicio público” en sentido
estricto; o sea, que sólo puede hablarse de “servicio público” dentro de la actividad
administrativa. El segundo elemento es que no toda la actividad de la administración
pública constituye servicio público, sino sólo una parte de ella.
Ahora bien, establecido que la actividad estatal sólo puede considerarse servicio público en
ciertos casos de la actividad de los órganos administrativos, se aclara que no es necesario
que la administración misma, mediante sus propios medios y personal, asuma la prestación
del servicio público: El servicio público puede ser prestado tanto directamente por la propia
administración, como indirectamente a través de un concesionario. “Público es el servicio...
cuya gestión es asumida, ya por la administración directamente, ya por una persona o
entidad por su encargo o con su colaboración.”
El servicio público como organización
En razón de que trata de satisfacer una necesidad pública, el servicio público debe estar
dotado, se afirma entonces, de “medios exorbitantes al derecho común,” es decir, de un
régimen de derecho público que asegure la generalidad, uniformidad, regularidad y
continuidad del mismo.
El poder público se hace así presente a través de un régimen jurídico especial que
subordina los intereses privados al interés público, fundamentalmente en razón de proteger
la continuidad del servicio.
En efecto, de estos cuatro caracteres que hacen al funcionamiento del servicio público, el
más importante es el de la continuidad, el cual no significa que la actividad sea
ininterrumpida, sino tan sólo que satisfaga la necesidad pública toda vez que ella se
presente. La continuidad del servicio público reside, pues, en que se satisfaga
oportunamente —sea en forma intermitente, sea en forma ininterrumpida, según el tipo de
necesidad de que se trate— la necesidad pública. En los servicios públicos de defensa
nacional, electricidad, gas, aguas corrientes, etc., la continuidad se traduce en la
ininterrupción del servicio; en el servicio público de la enseñanza primaria, en cambio, la
continuidad consiste en que la actividad se realice durante el año lectivo y se suspenda
durante las vacaciones. La generalidad significa que todos los habitantes tienen derecho a
gozar del servicio, y se comprende en una característica que a veces se menciona aislada-
mente: La igualdad o uniformidad, por imperio de la cual todos tienen derecho a exigir el
servicio en igualdad de condiciones. Regularidad quiere decir conformidad a reglas y
condiciones preestablecidas.
El régimen jurídico del servicio público
La característica más específica del régimen jurídico especial de los servicios públicos es
que los hombres que trabajan en él carecen del derecho de huelga, pues la huelga implica
la suspensión del servicio y se considera precisamente que el Estado debe asegurar su
continuidad.
Los tres elementos esenciales de la noción tradicional de servicio público son, según se
aprecia, tres
1°) el fin que el servicio cumple, 2°) la persona que lo atiende, 3°) el régimen que lo
regula.
El juego de estos tres elementos lo explican autores como GarCía ovIedo8 de la siguiente
manera
No hay servicio público que no tenga por fin la satisfacción de una necesidad colectiva;
pero este criterio, aislado, sería insuficiente, por cuanto “múltiples son, en cualquier
sociedad bien constituida, las necesidades públicas que se satisfacen mediante el
procedimiento del servicio privado” pueden citarse las panaderías, y comercios de expendio
de carne, leche, verduras, etc.
No es esencial que el servicio sea ofrecido al uso del público, pues en el caso de las
fuerzas armadas, de las fortificaciones, etc., hay un servicio que no es utilizado
directamente por los particulares; lo esencial sería sólo la satisfacción de la necesidad
pública.
También sería insuficiente decir que servicio público es el prestado por la administración,
pues ésta puede conceder el servicio; y además porque no todas las actividades de la
administración son servicios públicos “Cuando el Estado explota un monte patrimonial o un
teatro, o toma a su cargo y dirección una empresa industrial (la fábrica de porcelana de
Sèvres del Estado francés), evidentemente no realiza servicio público
Dos elementos de esta noción —el de la persona que atiende el servicio y el del régimen
que lo regula— están actualmente, al parecer de la doctrina francesa moderna, en crisis.10
Esa crisis lleva a tales autores a proponer concepciones “existenciales” del servicio público
o más francamente a abandonar totalmente el término y el concepto.
En cuanto a la persona que presta el servicio, observa la doctrina actual que no es ya sólo
la administración por sí misma o a través de concesionarios, como se sostenía en un
principio, sino que también existen otras entidades encargadas de un servicio público.
Surgen a veces asociaciones profesionales o corporati- vas (Colegios de Abogados, de
Médicos, etc.; asociaciones gremiales; cámaras industriales y comerciales), cuya actividad
está frecuentemente sometida a un régimen “exorbitante al derecho común,” es decir, que
tienen asignadas por ley atribuciones de poder público en ciertas cuestiones: Ingreso a la
profesión, control de la matrícula, etc.; fenómeno éste bastante común en la Europa de hoy,
y que en nuestro país comienza recién a aparecer.
CAPÍTULO XI
LOS CONTRATOS
ADMINISTRATIVOS
IDEAS GENERALES
Se entiende por contrato administrativo el que celebra la administración pública con los
particulares a efecto de asegurar la ejecución de obras, la prestación de servicios o el
suministro de materiales. Estos contratos no se rigen por las normas del derecho civil, sino
por las del derecho administrativo.
Elementos
Principios
También suele decirse que los contratos administrativos generan toda una teoría propia y
como tal desarrollan principios propios del contrato administrativo, los cuales se mencionan
a continuación:
El fin que persigue el principio de legalidad es el interés público y el límite de éste principio,
es el interés público o bien común.
Se puede decir que tanto doctrinaria como legalmente, existe un sin número de
contratos administrativos, siendo los más significativos los siguientes: