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Universidad del Bío-Bío

Facultad de Educación y Humanidades


Departamento de Artes y Letras
Pedagogía en Castellano y Comunicación

Temática naturalista en la obra “Cuentos de amor de locura y de


muerte”, de Horacio Quiroga

Asignatura : Literatura Romántico Realista


Profesor : Sr. Juan Gabriel Araya Grandón
Ayudante : Srta. Bárbara Muñoz Leiva
Integrantes : Nataly López Bailei
Ruesmi Muñoz Uribe
Fecha :07 de septiembre de 2018
Primeras nociones sobre el autor y su corriente literaria

El objetivo de este trabajo es dar a conocer la obra del escritor Horacio


Quiroga y como plasma de Naturalismo y Realismo una de sus obras más
importantes, Cuentos de Amor, Locura y Muerte.
Conociendo la historia personal de Quiroga, se evidencian las
características autobiográficas en sus novelas, hipersensible y excitable, dado a
amores imposibles, frustrado en sus empresas comerciales pero aun así
emocional y sumamente creativo, Quiroga abrevó en su propia vida trágica y en la
naturaleza a la que estudió y padeció, con su férrea voluntad de trabajador y su
sutil mirada de minucioso observador para construir una obra narrativa a la que la
mayor parte de los críticos consideraron (y aún consideran) poéticamente
autobiográfica. Tal vez en este “realismo interno” u “orgánico” de las piezas de
Quiroga resida el irresistible encanto que aún hoy ejercen sobre los lectores, que,
sin darse cuenta, descubren en sus páginas la verdadera naturaleza del escritor
que, tal vez como muy pocos en la literatura latinoamericana, fue capaz de
susurrar sus propias palabras al oído, aunque a veces el murmullo se transforme
en un grito desesperado.
La vida de Quiroga […] —en palabras de Martínez Estrada— ha sido, sin
ninguna duda, la más dramática y tremenda de sus obras. En parte es reconocible
en ella la mano del Destino (en su biografía esto es impresionante y hasta
evidente), pero en gran parte fue forjada por él, por su carácter, por su daimon
incontrastable. A raíz de la trágica muerte de su mujer se traslada a Buenos Aires
con sus hijos, época que coincide con la publicación de uno de sus libros de
relatos más famosos, Cuentos de amor de locura y de muerte (sin comas, por
expresa indicación de Quiroga), alabado por la crítica y que supone su inclusión
entre los grandes cuentistas de Latinoamérica. Con esta publicación Quiroga da el
salto definitivo en su abandono del modernismo y decadentismo en el que se
movía hasta entonces. Aquí se recogen sus primeros cuentos de monte, como él
mismo los llama en una carta a José María Delgado, que conforman lo más
valorado de su literatura, tanto por su originalidad en el aspecto estilístico como
por la novedad de los temas tratados.

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Vida y obra

Horacio Silvestre Quiroga Forteza hijo de Prudencio Quiroga y Pastora


Forteza, nace en Uruguay y es criado por su madre y su segundo esposo, debido
a que el padre de Horacio muere cuando el pequeño solo tenía dos meses de
vida. Quiroga ve el suicidio de su padrastro, y posteriormente su vida está llena de
muertes por suicidio, trágicas, incluyendo la propia. Desde muy joven comienza su
incursión en las letras y a pesar de que Quiroga había nacido en Salto, en 1878
(diciembre 31), en las postrimerías de esa generación del 900 que impuso el
Modernismo en nuestro país. Desde los primeros esbozos que recoge un
cuaderno de composiciones juveniles, copiados con rara caligrafía y rebuscados
trazos (Rodríguez Monegal, Emir, LAS RAICES DE HORACIO QUIROGA
ENSAYOS, p.9), el joven considera como los mejores poetas a los argentinos
escritores.
Tras una dura infancia con respecto a sus “padres”, logra salir adelante y
utiliza la herencia que le dejan para hacer un viaje a parís, el cual relata en su libro
Diario de un viaje a París (1900), aunque tal vez esperaba más de su viaje, su
regreso no fue como el inicio, viajo en primera clase y volvió como turista y en mal
estado.

Por eso, el que consulte el Diario se sentirá necesariamente perplejo ante el móvil
del viaje que no resulta nunca indicado explícitamente. A lo sumo, aparece alguna
mención equívoca. Véase, por ejemplo, la anotación de abril 4, a las 8 a. m.:
"Acabo de levantarme. He pensado anoche sobre la imbecilidad de este viaje,
extraño, perdido, raro, tal vez risible para los pasajeros". O la de abril 6, a las 5 y
35 p. m.: "Viene a mi cabeza, a veces, por ráfagas, la ilusión de que podría estar
Con Salto, en la esquina, viendo pasar gente que conozco, de noche templada y
suave viéndola o acaso bailando-... (Rodríguez Monegal, Emir, LAS RAICES DE
HORACIO QUIROGA ENSAYOS p. 29)

Dentro de los grandes logros de Quiroga esta la creación de El Consistorio del


Gay Saber en conjunto con Su, gran compañero de adolescencia, Alberto J.
Brignole, Vivía pocas casas más abajo (25 de mayo 87). Con Asdrúbal E. Delgado
y José María Fernández Saldaña restauraron el viejo grupo, al que habría que
sumar ahora un primo de Jaureche, Federico Ferrando (n. 1880), que Quiroga
conoció poco antes de embarcarse para Europa. (Rodríguez Monegal, Emir, LAS
RAICES DE HORACIO QUIROGA ENSAYOS p. 63).

Luego de su vida de escritor y sus grandes logros artísticos, que aún trascienden

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en el tiempo, Quiroga comienza a padecer dolores en 1935 y gracias a la
insistencia de María Elena su esposa, va a una posada donde le diagnostican
atrofia de próstata, luego regresa a su casa y tras su enfermedad, su esposa lo
abandona llevándose a su hija. En 1937 Horacio se interna en el hospital de
Buenos Aires, donde es diagnosticado de cáncer de próstata, tras asumir que su
enfermedad no tiene cura, decide acabar con su vida y bebe un vaso de cianuro.
En las primeras horas de la mañana del 19 de febrero de 1937 -hace casi
veinticinco años- moría en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires, Horacio
Quiroga. Moría por su propia mano, porque estaba seguro de padecer una
enfermedad incurable, porque sentía haber cumplido su trágico destino en la
tierra. (Rodríguez Monegal, Emir, LAS RAICES DE HORACIO QUIROGA
ENSAYOS p. 7)
Horacio Quiroga es considerado Poeta, Cuentista y Dramaturgo, además de tener
una influencia de modernista y rasgos naturalistas sus obras son parte del
imaginario social y referenciadas por autores posteriores ya que las temáticas que
presenta y como desarrolla sus ideas son difíciles de olvidar.

Libros
Cronología bibliográfica de publicaciones en vida del autor:8

 Diario de viaje a París (Testimonio y observaciones, Ed. Páginas de Espuma,


Montevideo, 1900)
 Los arrecifes de coral (Prosa y verso, El Siglo Ilustrado, Montevideo, 1901)
 El crimen del otro (Cuentos, Ed. Emilio Spinelli, Buenos Aires, 1904)
 Los perseguidos (Relato, Ed. Arnaldo Moen y Hno., Buenos Aires, 1905)
 Historia de un amor turbio (Novela, Ed. Arnaldo Moen y Hno., Buenos Aires,
1908)
 Cuentos de amor de locura y de muerte (Cuentos, Soc. Coop. Editorial Ltda.,
Buenos Aires, 1917)
 Cuentos de la selva (Cuentos infantiles, Soc. Coop. Editorial Ltda., Buenos
Aires, 1918)
 El salvaje (Cuentos, Soc. Coop. Editorial Ltda., Buenos Aires, 1920)
 Las sacrificadas (Cuentos escénicos en cuatro actos, Soc. Coop. Editorial
Ltda., Buenos Aires, 1920)
 Anaconda (Cuentos, Agencia Gral. de Librería y Publicaciones, Buenos Aires,
1921)
 El desierto (Cuentos, Ed. Babel, Buenos Aires, 1924)
 Los desterrados (Cuentos, Ed. Babel, Buenos Aires, 1926)
 Pasado amor (Novela, Ed. Babel, Buenos Aires, 1929)
 Suelo natal (Cuentos, Ed. Crespillo, Buenos Aires, 1931)
 Más allá (Cuentos, Soc. Amigos del Libro Rioplatense, Buenos Aires -
Montevideo, 1935)

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Temática naturalista en la obra “Cuentos de amor de locura y de muerte”, de
Horacio Quiroga

En los cuentos de Horacio Quiroga es posible encontrar aspectos


relevantes del naturalismo, tal como se describe el movimiento sufre una
adaptación al llegar al continente americano, dándose como un híbrido, es decir,
que los autores exploraron diversas corrientes en forma simultánea y
transformaron sus obras, sin encasillarse en un solo movimiento.
En la literatura de Quiroga, lo que se destaca es el determinismo dado por
los instintos animales de los seres humanos, aquello reprimido que es liberado de
manera brutal y que trae como consecuencia desenlaces trágicos y/o fatales.
“Sus terrores crepusculares avanzaban ahora en forma de monstruos que
se arrastraban hasta la cama, y trepaban dificultosamente por la colcha.
(…) En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio
monótono que salía de la cama, y el sordo retumbo de los eternos pasos de
Jordán.
Alicia murió, por fin. “(Quiroga, Cuentos de amor de locura y de muerte,
p58)
Siempre el ser humano es superado por su entorno y sus instintos, no
puede cambiar el destino las pulsiones del cuerpo están al servicio de este
determinismo naturalista, además del entorno geográfico del cual el autor se
sirve para ubicar a sus personajes en paisajes exóticos y exuberantes que
evidentemente se transforman en protagonistas de sus cuentos, ya que sin
ellos no se lograría la tensión o clímax en sus historias. “El paisaje es agresivo,
y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza
sombría y calma cobra una majestad única.” (Quiroga, 2009. p62)

El objetivo de esta corriente literaria era reproducir la realidad con una


objetividad perfecta en todos sus aspectos, tanto los más sublimes como los
más vulgares. Según Zolá, las bases teóricas de la novela naturalista se
resumen en el estudio del temperamento y las modificaciones profundas del
organismo bajo la presión del medio y las circunstancias. Se parte de la

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observación para después pasar a la experimentación. En términos literarios
significa recrear fiel u objetivamente el medio social para someter al individuo
o personaje a él. Así mismo, el individuo debe ser tomado objetivamente de la
realidad “real” con el principal aspecto que determina la inteligencia y el
temperamento: la herencia.

Para Zolá, la herencia es determinante en las manifestaciones


intelectuales y pasionales del hombre. Y aquí, el escritor francés recurre a la
teoría darwinista: el más apto es el que sobrevive. De esta forma se pone a
accionar uno o varios individuos en las páginas de una creación naturalista
constatando así las leyes naturales por las que el hombre está determinado,
subrayando, insisto, la dependencia humana de las condiciones ambientales,
y desplazando toda la atención no tanto hacia la naturaleza, sino a la
sociedad entendida como un mecanismo de atropello y embrutecimiento del
individuo; aquí es fundamental la cuestión de aplicación y moral que propone
Zolá: la hipótesis de la enfermedad y el mal como producto del deterioro y
distorsión de las estructuras sociales con la finalidad de prever y dirigir tales
fenómenos malignos para la sociedad.

Esto es lo que constituye la novela experimental: poseer el mecanismo


de los fenómenos en el hombre, demostrar los resortes de las
manifestaciones intelectuales y sensuales como nos los explicará la
fisiología, bajo las influencias de la herencia y de las circunstancias
ambientales, después de mostrar al hombre vivo en el medio social que
él mismo ha producido, que modifica cada día y en el seno del cual
manifiesta, a su vez, una transformación continua. Así pues, nos
apoyamos en la fisiología, tomamos al hombre aislado de las manos del
fisiólogo para continuar la solución del problema y resolver
científicamente la cuestión de saber cómo se comportan los hombres
desde que viven en sociedad. (Zolá, “La novela experimental” en El
Naturalismo, p. 38.)

Se ha dicho que él es el mejor representante del cuento criollista, pero no se


necesita ser un erudito para comprender la enorme distancia que media entre

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Quiroga y la escuela de Mariano Latorre y sus seguidores. Se ha dicho también
que es un posmodernista con voz propia, y esto sólo puede entenderse como
imagen de su camino: habiendo surgido en el seno del modernismo y asumido
epigonalmente sus pautas estéticas, reniega a poco andar de los énfasis
decadentes para encontrarse consigo mismo, según la máxima rubendariana
“sé tú mismo: ésa es la regla” si es que cabe. Leonor Fleming concuerda con
esto.

Respecto al cuento naturalista, ha de surgir paralela y simultáneamente la


corriente modernista, seno de Quiroga. Su aportación al género es,
principalmente, la reforma estilística. Pero también contribuyen con la
introducción de ambientes exóticos y temas universales. El modernista busca la
expresión individual y su actitud es, por tanto, subjetiva; no trata, como el
realista, de pintar lo que es típico o popular en su medio ambiente, sino de dar
expresión a lo que hay de universal en sí mismo. El cuento hispanoamericano
con los modernistas, por tanto, gana nuevas dimensiones: la forma artística, el
ambiente exótico, el personaje refinado. Así se incorpora el cuento americano a
la narrativa universal
De tal suerte, la marca modernista se hace presente en toda la narrativa
producida durante las primeras décadas del siglo XX. Frente a la vasta y plural
floración de cuentistas que surgen por esos años se suele hablar de
posmodernismo, criollismo, realismo social. Categorías útiles para matizar,
deslindar y reagrupar el colectivo letrado, ellas se muestran insuficientes, cuando
no torpes, ante un escritor de genio, como claramente ocurre con Horacio
Quiroga.
Durante su carrera, Quiroga escribe el “Decálogo para el perfecto
cuentista”, en el que plasmó los principios que él creía eran necesarios para crear
literatura, y que calaban hondo su mente y corazón y es de ellos que
seguramente provenía esa sorprendente lucidez, claridad en el lenguaje, esa
fuerza que le permitía definir claramente un personaje:
I - Cree en un maestro —Poe, Maupassant, Kipling, Chejov—
como en Dios mismo.

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II - Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en
domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo
tú mismo.
III - Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el
influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el
desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.
IV - Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el
ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia,
dándole todo tu corazón.
V - No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra
adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras
líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.
VI - Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia:
"Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana
más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez
dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son
entre sí consonantes o asonantes.
VII - No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas
de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es
preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que
hallarlo.
VIII - Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente
hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste.
No te distraigas viendo tú lo que ellos pueden o no les importa
ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada
de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.
IX - No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y
evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue,
has llegado en arte a la mitad del camino.
X - No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión
que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera

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interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes,
de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se
obtiene la vida del cuento. (Quiroga, Manual del perfecto
cuentista, p6,7)

Su permanencia en las letras hispanoamericanas se debe, en gran


medida, a esas virtudes que hacen de él un personaje casi solitario en un mundo
en el que no cabía, y son sus propias sensaciones y vivencias las que a veces se
nos hacen muy familiares en sus relatos. (buscar cita en libro)
Numerosos son los que han admirado y elogiado sus obras, justamente
por esas cualidades recogidas en el “Decálogo”.
Es notable que, con el mismo dominio técnico de la expresión, sus cuentos
de campo y selva, resumen radicalmente los de tema ciudadano propensos a la
fantasía psicológica, estos relatos nos conquistan totalmente con su energía y su
sencillez, frutos de la conciencia artística expresada por Quiroga en su Decálogo.
(Buscar cita de los mensú)
Quiroga persiguió con entusiasmo y decoro la claridad, la precisión, y la
concisión en el leguaje. Vivió en permanente drama la historia de su vida y la
desmenuzó en la tensión emocional de sus cuentos, limpios de divagaciones y
argumentos inútiles.
Abundan también los críticos que señalan imperfecciones e estilo y
descuido de lenguaje. Cuando leemos Cuentos de amor de locura y de muerte
con especial cuidado, observamos los vicios que se le han señalado, por
ejemplo, en el abuso de la expresión “bien que”, muletilla que se repite a lo largo
de sus historias, o las abundantes cacofonías presentes en estas mismas. “Entró
en el comedor, echándose entre el aparador y la pared” (Quiroga, Cuentos de
amor de locura y de muerte, p96) En esta misma cita hay tres palabras agudas:
entró, comedor, aparador. Dos sonidos casi equivalentes: entró, entre. Otros dos
en que predomina una consonante; aparador, pared.
Quiroga va derecho a su objetivo y atropella cuanto sea preciso para
alcanzarlo. No le alteran ni preocupan los pequeños percances del lenguaje, que

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desaparecen ante la categórica totalidad.
La obra de Quiroga comienza con “Una estación de amor”, es el cuento
más largo y tal vez el más débil de la obra. Es una historia, psicológicamente
entrecruzada, de una ambición ilegitima que no logra concretarse y de un amor
puro y verdadero que es entorpecido por los prejuicios provinciales, y termina
enmarcándose.
Quiroga nos ha enseñado que “las tres primeras líneas tienen casi la
misma importancia que las tres últimas”. En una estación de amor, son un poco
más de tres líneas:
“Era el martes de carnaval. Nébel acababa de entrar en el corso, ya
al oscurecer, y mientras deshacía un paquete de serpentinas miró
al carruaje de delante. Extrañado de una cara que no había visto en
el coche la tarde anterior, preguntó a sus compañeros:
–¿Quién es? No parece fea.

–¡Un demonio! Es lindísima. Creo que sobrina, o cosa así, del


doctor Arrizabalaga. Llegó ayer, me parece...” (Quiroga, Cuentos de
amor de locura y de muerte, p7)

La historia nos coge y nos arrastra la curiosidad por saber algo más de la
lindísima sobrina y del sorprendido Nébel.

El solitario, es un relato de muerte en cuyas ocho páginas parece


cumplirse otro canon de Quiroga: “No empieces a escribir sin saber desde la
primera palabra adónde vas” (Quiroga, Manual del perfecto cuentista, p7) El
cuento de estructura lineal, da la impresión de haber sido escrito de una sola vez,
sin dudas ni meditaciones. Desde la definición del personaje “Kassim era un
hombre enfermizo, joyero de profesión…” (Quiroga, Cuentos de amor de locura y
de muerte, p29) hay una continuidad en discreto ascenso hacia el descenlace.

La muerte de Isolda es la dramática historia de un amor que fracasa por


los prejuicios sociales del arribismo de un sujeto. Contada en dos planos, el del
narrador y el del protagonista, se habría prestado para un derroche de
sentimentalismo, de no ser por el apego del autor al principio de no escribir “bajo

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el imperio de la emoción”. El dolor contenido es uno de los valores que le dan
realce a este cuento.

En La gallina degollada se percibe la influencia de Edgar Allan Poe La


descripción de los cuatro hermanos idiotas: Todo el día, sentados en el patio en
un banco, estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini–Ferraz.
Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos y volvían la cabeza con la
boca abierta.” (Quiroga, Cuentos de amor de locura y de muerte, p43) y el
horrible desenlace son signos de una pesadilla, narrada con las palabras
precisas, sin la necesidad de palabrería redundante ni detalles tétricos:

Mamá, ¡ay! Ma... –No pudo gritar más. Uno de ellos le apretó el
cuello, apartando los bucles como si fueran plumas, y los otros la
arrastraron de una sola pierna hasta la cocina, donde esa mañana
se había desangrado a la gallina, bien sujeta, arrancándole la vida
segundo por segundo. (Quiroga, Cuentos de amor de locura y de
muerte, p50)
A Horacio Quiroga le bastan un poco más de 5 palabras para transmitir la
sensación con que se inicia El almohadón de plumas: “Su luna de miel fue un
largo escalofrío” (Quiroga, Cuentos de amor de locura y de muerte, p56). La
sombra de Poe asoma también en este relato monstruoso e increíble que el autor
se siente en la necesidad de agregar unas líneas al final para convencernos de
que el caso puede ser real: “Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio
habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La
sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en
los almohadones de pluma.” (Quiroga, Cuentos de amor de locura y de muerte,
p59)
A través del análisis de estas obras, hemos querido reflejar el cómo Horacio
Quiroga conocía muy bien el territorio en el que escribía, usaba la naturaleza en
gran parte de sus relatos, y plasmaba hechos de su propia vida,
transformándolos y camuflándolos y dando vida a esta recopilación de cuentos
de amor, terror, enfermedades, etc tan interesantes en la obra.

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Cuentos de amor de locura y de muerte es una obra traspasada por el
sentido de fatalidad propio del mundo interior del autor. Sin embargo, también
ofrece una recreación de la exuberante naturaleza americana y de las costumbres,
tradiciones y problemáticas sociales de estos pueblo. Particularmente explora con
paso certero los espacios recónditos e inescrutables de la psicología humana. En
estos textos el autor también manifiesta una visión dividida del mundo, pues su
sensibilidad se mueve como aguja oscilante entre los opuestos de vida y muerte,
de soledad y ternura, de alegría y tragedia.

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Apreciaciones sobre la obra

Horacio Quiroga tras sufrir una dura vida, con momentos traumáticos como
vivenciar el suicidio de su padrastro, debe haber quedado con secuelas que los
llevan a escribir de un modo tenebroso y ser considerado un exponente del terror
latinoamericano, como se evidencia en cuentos de amor, locura y muerte, sus
experiencias de vida lo llevaron a ser el escritor que aún hoy en día sigue
trascendiendo. Sus obras son evidencia clara de su talento y una mezcla de sus
conexiones artísticas con otros autores tanto modernista como naturalista, por
ejemplo, en la “gallina degollada” se pueden evidenciar rasgos naturalistas, pero
también algunos detalles del romanticismo como la trágica historia de amor de los
protagonistas que los lleva a un cruel destino producto de sus reiteradas
reconciliaciones.
“La vida de Horacio Quiroga fue una parábola trágica. Mató a un amigo
accidentalmente, su primera mujer se suicidó a los pocos años de casados, fue
abandonado por su segunda esposa, enfermó de cáncer y finalmente, sin poder
lidiar con sus fantasmas, se suicidó. Cuentos de amor, de locura y de muerte es el
resultado de esa vida atormentada y donde despliega todas sus dotes.
En todos los cuentos que nos presenta el autor representan tres palabras:
Amor, locura y muerte. Tres palabras que dan un significado tan especial en cada
historia que he leído y que les puedo garantizar que casi todas no tienen un final
feliz. Hay algunos relatos que presentan historias de amor como Una estación de
amor o La meningitis y su sombra, que nos muestran el lado dulce y doloroso que
un romance puede tener. Otros presentan el lado más retorcido de un ser humano
o no humano como el caso de La gallina degollada o El perro rabioso. Y
finalmente hay historias que inevitablemente nos muestran que la muerte puede
ser inevitable como en La insolación o La miel silvestre.

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Bibliografía

QUIROGA, Horacio. Cuentos de amor de locura y de muerte,


Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 2009

LEAL, Luis. El cuento hispanoamericano, Centro Editor de América


Latina, Buenos Aires, 1967.

ARA, Guillermo. “Las líneas generales y lo matices americanos del


naturalismo” en La novela naturalista hispanoamericana, Eudeba, Buenos
Aires, 1975.

RODRÍGUEZ Monegal, Emir. Las raíces de Horacio Quiroga, Mont,


Edies, Asir, 1961.

ZOLÁ, Emile. “La novela experimental” en El Naturalismo, Península,


Barcelona, 1976,

QUIROGA Horacio, Manual del perfecto cuentista.


Recuperado de: https://bit.ly/2McBJTs

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