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La actitud y la aptitud no son sólo dos palabras que de vez en cuando confundimos.
Es algo más. Y, aunque fonéticamente se parecen, son muy diferentes.
Actitud y aptitud son dos términos muy importantes a la hora de buscar trabajo.
Ambos son importantes cuando te presentas como una opción a una empresa, ya
que no sólo debes aportar tus conocimientos, sino tu motivación y positividad.
Etimológicamente el término actitud viene del latín “actus” más el sufijo “ud”.
Cuando hablamos de actitud estamos ante un estado de ánimo, ante cómo una
persona se enfrenta a un problema, situación o eventualidad. Está formada por
todos aquellos pensamientos, opiniones y creencias según las cuales vemos el
mundo. La actitud puede modificarse por ello te insisto tanto a tratar de mejorarla.
Tu actitud puede llevarte a presentarte al mundo como una persona con orientación
al éxito o con orientación a encontrar problemas donde no los hay. La actitud es lo
primero que mostramos a los demás, ese primer contacto que te hace pensar en
cómo es el otro, y ya sabes lo que se suele decir: la primera impresión es muchas
veces la que más cuenta. La actitud es el sentimiento, deseo, pasión… llámalo
como quieras, pero al final se trata de “querer hacer”.
La aptitud se transmite con hechos, no es una actitud ni una forma de ser. La aptitud
parte del conocimiento y la capacidad que se tiene para hacer determinadas cosas.
Aptitud es saber hacer cosas, tener la suficiencia y la destreza para afrontar tareas
y compromisos que necesitan de formación, experiencia, conocimientos o un
“saber hacer” determinado.
Entre actitud y aptitud hay una sola letra de diferencia pero en cuanto a su
significado, aunque algo diferentes, ambas cualidades son importantes a la hora de
aprender, y si se combinan el resultado será magnífico. Pero si una de ellas falta…
¿Cuál es más relevante?
Es frecuente escuchar la frase: “No nací para estudiar”, y en realidad nadie nació
para algo específico, depende de nuestras ganas y esfuerzos llegar al objetivo, y
vencer aquellas condiciones negativas que traemos por herencia puede significar
un desafío y no un obstáculo si lo interpretamos con actitud positiva. Seguramente
hay materias o trabajos en que nos sentiremos más cómodos de hacer, pero esto no
implica que con actitud, no podamos destacarnos en aquello que nos cuesta obtener
un poco más, y que cuando lo logremos, será un enorme y valorado triunfo, que tal
vez nos demande un poquito más de tiempo y esfuerzo, pero les aseguro que valdrá
la pena.
Se suele confundir estos dos conceptos por su semejanza escrita y porque ambos
son cualidades importantes para la productividad y la competitividad.
La aptitud es la habilidad que se tiene para lograr algo. Por ejemplo un músico
debe tener aptitud musical, un comunicador debe tener aptitud verbal y un
profesional debe tener aptitud profesional.
Tanto la actitud como la aptitud pueden ser naturales o adquiridas. Son naturales
aquellas actitudes que forman parte de nuestra personalidad y son naturales
aquellas aptitudes que llamamos talento, o sea, una facilidad innata para hacer algo
bien.
Las aptitudes adquiridas o aprendidas son aquellas que se consiguen con esfuerzos
y estudios. Cuando se maneja bien las aptitudes que se tiene en el ámbito
profesional se logra ser productivo ya que porque se consiguen las metas en menos
tiempo.
Por ejemplo:
Por ejemplo:
Me gusta mucho la actitud de ese chico para ocupar el puesto de redactor junior.
Es un estudiante brillante, pero sin actitud para afrontar las dificultades de la
enseñanza superior.
La actitud positiva es muy importante.
Su actitud revelaba incomodidad ante la situación.