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DERECHO CIVIL III – CONTRATOS.

DOCTOR DANUZZO

TRABAJO PRÁCTICO

 ESTABLECIMIENTO: UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE


(UNNE) FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES Y POLITICAS

 PROFESOR: DOCTOR RICARDO SEBASTIAN DANUZZO

 MATERIA: DERECHO CIVIL III- CONTRATOS

 INTEGRANTES: MOLINA LUQUE, MILAGROS KATHERINA


RETAMAR, NAHUEL
LEON, KAREN
REYES HIROS, EMILIO SEBASTIAN
DIEZ, GODOY DIONEL
SOSA, MICAELA JUDITH
RIVEROS GARCETE, ORTIZ MELINA
MACARENA, RODRIGUEZ
VEGA, JOHANA
ROMERO, MAXIMILIANO ARIEL
 AÑO LECTIVO: 2017
DERECHO CIVIL III – CONTRATOS. DOCTOR DANUZZO

TARJETA DE CREDITO

CONCEPTO

Se denomina genéricamente Tarjeta de Crédito al instrumento material de identificación


del usuario, que puede ser magnético o de cualquier otra tecnología, emergente de una relación
contractual previa entre el titular y el emisor. (Art. 4 Ley 25.065)

SISTEMA DE TARJETA DE CREDITO

Conjunto complejo y sistematizado de contratos individuales cuya finalidad es: a)


Posibilitar al usuario efectuar operaciones de compra o locación de bienes o servicios u obras,
obtener préstamos y anticipos de dinero del sistema, en los comercios e instituciones adheridos.
b) Diferir para el titular responsable el pago o las devoluciones a fecha pactada o financiarlo
conforme alguna de las modalidades establecidas en el contrato. c) Abonar a los proveedores de
bienes o servicios los consumos del usuario en los términos pactados.

(Art. 1 Ley 25065)

DEFINICIONES

a) Emisor: Es la entidad financiera, comercial o bancaria que emita Tarjetas de Crédito, o que
haga efectivo el pago.

b) Titular de Tarjeta de Crédito: Aquel que está habilitado para el uso de la Tarjeta de
Crédito y quien se hace responsable de todos los cargos y consumos realizados personalmente o
por los autorizados por el mismo.

c) Usuario, titular adicional, o beneficiario de extensiones: Aquel que está autorizado por el
titular para realizar operaciones con Tarjeta de Crédito, a quien el emisor le entrega un
instrumento de idénticas características que al titular.

d) Tarjeta de Compra: Aquella que las instituciones comerciales entregan a sus clientes para
realizar compras exclusivas en su establecimiento o sucursales.

e) Tarjeta de Débito: Aquella que las instituciones bancarias entregan a sus clientes para que al
efectuar compras o locaciones, los importes de las mismas sean debitados directamente de una
cuenta de ahorro o corriente bancaria del titular.

f) Proveedor o Comercio Adherido: Aquel que en virtud del contrato celebrado con el emisor,
proporciona bienes, obras o servicios al usuario aceptando percibir el importe mediante el
sistema de Tarjeta de Crédito.

LA NUEVA UBICACIÓN DEL CONTRATO

No fue previsto por el Código de Vélez


Actualmente se encuentra regulado en la Ley 25.065 del año 1998, y que es un régimen de
los llamados protectorios al mencionar en su Art. 3 a la ley de defensa del consumidor y usuario
24.240
Esta ley es el claro resultado de la puja de dos intereses antagónicos:
1.- La regulación o mejor dicho, disminución, de las altas tasas de interés y
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2.- la falta de una vía ágil y segura para el cobro de los saldos deudores en los resúmenes de las
tarjetas.

En su primer artículo “Se entiende por sistema de Tarjeta de Crédito al conjunto complejo
y sistematizado de contratos individuales cuya finalidad es………”
Poniendo así de relieve la característica de los contratos conexos, en los cuales tiene que
haber una finalidad, que es la de vincular a todos los contratos. Son distintos, pero todos tienden
a la misma finalidad económica. Se necesitan unos a los otros constituyendo un sistema.-
Existe conexidad contractual, ya que los efectos de un contrato repercuten o recaen sobre
los otros, mediante una causa fin única desde el punto de vista subjetivo y objetivo.
Hoy día, el código civil y comercial unificado trata los contratos conexos en los artículos
1073, 1074,1075.

NATURALEZA JURIDICA

En virtud de la ley que lo reglamenta, el contrato de tarjeta de crédito es un contrato típico,


con una denominación acorde a su función económico-social.
Pero dicha reglamentación es distinta a la de los demás contratos típicos establecidos en el
CCyC, por cuanto son reglas de carácter supletorio, y las de la ley 25.065, son de Orden
Público, y por lo tanto irrenunciables (Art. 57); siendo en consecuencia una tipicidad imperativa
que convierte al contrato en un esquema cerrado, en el cual, la autonomía privada no puede
hacer modificaciones sustanciales.
Para un sector doctrinario, configura un caso de contrato real, siendo aquellos que para
producir sus efectos propios, quedan concluidos desde que una de las partes haya hecho a la otra
la tradición de la cosa (en este caso, el plástico) sobre el que versa el contrato (Art. 1141 C.V).
Cabe mencionar, de igual manera, que dichos contratos hoy dejaron de existir en el nuevo
código civil y comercial, hablándose solo de los contratos consensuales.
Es una delegación de pago activa (Williams, Jorge N.), en la cual el emisor es el delegado,
el titular el delegante, y el establecimiento vendedor, el delegatario.
El titular y la entidad emisora, se vinculan por una relación de provisión que se identifica
en un contrato de apertura de crédito.
El emisor como delegado, asume el pago del crédito que naciera a favor del
establecimiento vendedor por las compras, servicios prestados o dinero en efectivo, entregados
al titular de la tarjeta. Este y el comerciante están vinculados por la relación de valor que se
sustenta en todas y cada una de las adquisiciones, servicios o adelantos que el titular efectúa, se
le prestan o sumas que retira.
Es un contrato conexo

CONTRATOS VINCULADOS

La ley 25.065 expresa “se entiende por sistemas de tarjeta de crédito al conjunto complejo
y sistematizado de contratos individuales cuya finalidad es:
A. Posibilitar al usuario efectuar operaciones de compras o locación de bienes o
servicios u obras, obtener préstamos y anticipos de dinero del sistema, en los
comercios e instituciones adheridos;
B. Diferir para el titular responsables el pago o las devoluciones de fechas pactadas
o financiarlos con forme a algunas de las modalidades establecidas en el
contrato;
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C. Abonar a los proveedores de bienes y servicios los consumos del usuario en los
términos pactados”.
No obstante lo señalado, la ley no ha avanzado en la regulación de los contratos que
supuestamente deben celebrarse para poner al sistema en funcionamiento, por cuanto se detiene
en reglar contrato de misión de tarjeta de crédito, y de dicha reglamentación no surge ninguna
reglamentación del proveedor con el titular de la tarjeta que afecta al contrato celebrado con el
emisor, tampoco la intervención y consecuencias jurídicas que desencadenan los sujetos que
intermedian en la relación. La propia ley aclara en el artículo 43 que el emisor es ajeno a las
controversias entre en titular y el proveedor derivadas del ejecución de las prestaciones
convenidas. Solo excepcionalmente pondera una relación, lo hace en beneficio del emisor, la
parte fuerte del contrato, desatendiendo la posición del débil contractual, el usuario que se
encuentra protegido por la ley 24.240 y que en consecuencia su cita una oposición de normas.
La ley 25.065 tiene un esquema contradictorio, en el capítulo 1 se describe el sistema de las
tarjetas de crédito, en el capítulo 2 menciona quienes son sus participantes, este esquema no es
desarrollado , se dedica a describir el contrato de tarjeta de crédito celebrado entre emisor y
usuario, introduciendo algunas disposiciones referentes al contrato entre emisor y proveedor, no
considerando la estrecha vinculación entre ambos, ni tampoco la intervención de terceros, en el
capítulo 4 se refiere a las disposiciones comunes, regla aisladamente acerca de la actuación del
emisor y determina que autoridades son órganos de aplicación de la ley.
Se describe que la operatoria de la tarjeta de crédito se realiza entre:

 Emisor: Que es la empresa que emite la tarjeta de crédito.


 Solicitante: Que es la persona que contrata con el emisor, asumiendo las
obligaciones que constituyen la contraprestación por la emisión de la tarjeta.
 el titular: Que es la persona autorizada de utilizarla, que puede ser el solicitante o
no.
 Los comerciantes adheridos: Que son los establecimientos con los que el titular
contrata la compra de bienes y prestación de servicios.

Estas complejas relaciones no son abordadas por la ley, que se concreta a reglar
minuciosamente el contrato de emisión de la tarjeta de crédito y en advertir que no hay relación
alguna entre emisor y las controversias que se pueden suscitar entre proveedor y titular de la
tarjeta de crédito.
La ley no ha hecho otra cosa que sancionar lo que se venía realizando través del contrato
predispuesto que las emisoras de tarjetas habían impuesto. La jurisprudencia había establecido
que la solicitud y emisión de la tarjeta de crédito se realiza sobre la base de un contrato de
adhesión.
TENDENCIA MODERNA

La tendencia moderna con relación a las operaciones realizadas con tarjeta de crédito no
ha sido la de la ley, por cuanto se ha considerado que en la especie se concretan tres contratos
que sirven a la misma finalidad económica, la realización de intercambio sin desembolsar
dinero en el acto, asegurando a la vez al vendedor el cobro de su dinero mediante la asunción
por un banco de la obligación de pagar el precio de la mercadería.
La vinculación entre los contratos que ponen en funcionamiento el crédito atreves de la
tarjeta es un hecho evidente. Por tal razón ha preocupado al legislador de otros países, quienes
han reaccionado ante prácticas como la de separar jurídicamente tales contratos. Generalmente
en estos contratos se insertan cláusulas que deslindan toda responsabilidad del emisor con
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respecto a las prestaciones a que se obligan los proveedores, y las legislaciones se han
encaminado a poner coto a estas estipulaciones que se consideran abusivas. La ley 25.065, ha
hecho lo contrario avalando justamente esta práctica abusiva, al declarar en el artículo 43 que
las controversia entre el titular y el proveedor son ajenas al emisor
EL DEBER DE INFORMACION

La ley omite al referirse a este aspecto de tanta importancia en estos contratos. No hay una
sola regla o indicación sobre el particular cuando que el contrato de tarjeta de crédito debe
necesariamente asentares en una información amplia sobre su contenido y sobre su implicancia
en razón de la complicidad que se crea en virtud de los contratos que se conciertan para
posibilitar la operatoria.
Uno de los aspectos relevante de esta información debe ser poner en conocimiento del
usuario, además del contrato de tarjeta de crédito que se concierta entre el emisor y el titular, del
contrato que vincula al franquiciante con el franquiciador o banco intermediario, para que se
sepa en qué condiciones se otorga el manejo de la tarjeta por este último, y cuales so su
facultades, así mismo aclararse que tienen responsabilidad solidaria, a pesar que la ley guarde
silencio.
Seguramente el legislador omitió referirse este tema porque se aplica la ley 24.240
teniendo estas suficientes reglas sobre el particular. Sin embargo estimamos que la operatoria de
tarjetas es sumamente compleja y necesita de información especial.
La misma ley recomienda que en la publicidad, anuncios y ofertas exhibidos en locales
comerciales, en los que se ofrece un crédito para la celebración de un contrato de crédito,
siempre que indique el tipo de interés o cifras relacionadas con el coste del crédito, deberán
mencionar también la tasa anual equivalente.
A nuestro entender la ley 25.065 equivoca su finalidad en vez de arreglar acerca de
cuestiones atinentes a la protección de usuarios de tarjeta de créditos, el débil de la relación
contractual, se preocupa por interponer ciertos deberes de información al emisor con respecto al
proveedor, cuando esta relación no es precisamente la que merezca protección.

CARACTERISTICAS DEL CONTRATO. ENUNCIACIONES


Según el artículo 6º de la ley 25065 el contrato debe contener los siguientes requisitos:
a) Plazo de vigencia;
b) Plazo para el pago de las obligaciones por el titular;
c) El porcentual de montos mínimos de pago;
d) Montos máximos de compra o locaciones o retiro de dinero;
e) Tasas de intereses punitorios
f) Fecha y cierre contable de las operaciones;
g) Tipo y monto de los cargos admini9strativos;
h) Procedimiento y responsabilidades por las pérdidas o la sustracción de tarjetas;
i) Importes o tasas de seguro de vida, o por cobertura en caso de pérdida
o sustracción;
j) Comisiones fijas o variables por el retiro de dinero;
k) Consecuencias de la mora;
l) La exigibilidad de los cargos por uso de la tarjeta;
m) Causales de suspensión, resolución y anulación del contrato.

De todas las enunciaciones que debe contener el contrato, establecidas en la ley, y que
fueron consignadas precedentemente, ninguna de ellas mencionan los derechos que le asisten al
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usuario, lo que vuelve a poner en tela de duda acerca de los propósitos de la ley, si
verdaderamente tutela los intereses del consumidor o usuario.

FORMA DEL CONTRATO


En cuanto a las formalidades que deben observarse en la formación del contrato, la ley en
su artículo 7º menciona que debe ser redactado claramente con tipografía fácilmente legible a
simple vista, y que debe otorgarse en tantos ejemplares como partes interesadas. Los ejemplares
que deben otorgarse son: para el emisor, para el titular, para el eventual fiador personal del
titular y para el adherente o usuario autorizado que tenga responsabilidades frente al emisor o
los proveedores.
En realidad, la recomendación que debe estar redactado el contrato con tipografía
fácilmente legible a simple vista, lo que es en razón del uso corriente en la contratación
predispuesta, de la letra chica. Por lo que hubiera sido de desear, ya que la ley se detuvo en estas
particularidades, hubiera sido que la redacción del contrato lo sea utilizando expresiones que
trasunten con claridad los propósitos o ideas que encierran las cláusulas del mismo, y que estas
sean identificables en su comprensión y no resulten contradictorias en el texto mismo del
contrato.
Un aspecto de la ley que deja insatisfecho es lo concerniente a la responsabilidad del titular
adherente, que en el inciso c del art. 7º, las admite con la sola salvedad que deben redactarse
mediante el empleo de caracteres destacados o subrayados. Esto hecha por tierra la
consideración de dichas clausulas como abusivas, así calificadas por el artículo 37º inciso b de
la ley 24.240, aplicable al caso, cuando estas importan renuncia o restricción de los derechos del
consumidor o amplíen los derechos de la otra parte. Bastara que tales estipulaciones estén
redactadas con caracteres destacados, para que le sean obligatorias al usuario.
Un aspecto positivo es la distinción que se hace en la ley, de la solicitud de la emisión de la
tarjeta de crédito, con el contrato, estableciéndose en su art. 9º que la firma de este documento
no genera responsabilidad alguna para el solicitante, ni perfeccionaba la relación contractual,
como también la aclaración que recién se perfecciona el contrato cuando se firma el mismo y se
emiten las respectivas tarjetas y el titular las reciba de conformidad.

CONCLUSION O RESOLUCION CONTRACTUAL


La conclusión o resolución contractual, según la ley en su art. 11º se puede producir:
 Cuando no se opera la recepción de las tarjetas de créditos renovadas por parte del
titular;
 Cuando el titular comunica en cualquier momento su voluntad en tal sentido.
La norma no es lo suficientemente explicita porque en el inciso a) no se determina en que
plazos se operaria la conclusión del contrato.
En cuanto a la posibilidad de concluir el contrato por resolución del mismo, existe una
suerte de imprecisión en la utilización del término, porque la resolución se opera por una causa
sobreviniente, o por incumplimiento del contrato y en cambio la norma está regulando el acto
por el cual el titular pretende dejar sin efecto el mismo. Aquí se trata el acto de rescindir el
contrato y no de resolver, o sea que se opera por voluntad del titular, sin necesidad de
motivación alguna.
Habiéndose consagrado el derecho del titular de poder desvincularse del contrato, este
derecho se puede ver en la práctica retaceado o constreñido en la medida que el emisor no
practique de una sola vez la liquidacion de los saldos, y siga la práctica acostumbrada de
liquidar en forma parcial los saldos, y mantener sine die la relación. Hubiera sido conveniente
que se haya obligado al emisor que la practique en forma definitiva dentro de los treinta días, sin
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posibilidad de reclamo futuro. Además, también debió establecerse el procedimiento a seguir


con respecto a los resúmenes, porque esto suele ser producto de conflicto en razón de las
prácticas inadecuadas de las emisoras.

LOS RESUMENES
Los resúmenes, son las liquidaciones que el emisor de la tarjeta debe confeccionar
mensualmente al titular de la misma, a los efectos de su pago. La documentación, la recepción,
el plazo del pago es importante para el adecuado funcionamiento de la tarjeta y para garantizar
la economía de su desenvolvimiento. El titular debe controlar y efectuar los reclamos
correspondientes, o si no, ésta liquidación se convierte en definitiva.
Si bien la ley consagra el derecho de reclamar la liquidación en un plazo de 30 días, el
titular debe pagar el monto mínimo para evitar pagar interés punitorio, si la impugnación resulta
rechazada, el monto mínimo lo fija el emisor, sin límite establecido por ley.
El plazo en que deberá recibir el resumen es de 5 días, es demasiado breve, o si no se debe
requerir por teléfono, que no es práctico.
La ley solo habla de intereses punitorios y no de compensatorios, acerca de cuándo corren.
Tampoco se ha previsto un sistema de sanción al emisor o entidad financiera por la demora en
expedirse sobre las impugnaciones, para que el usuario pueda prever sus compromisos.
La ley 25.065, establece el capítulo IX, “Del Resumen”.- Todos los meses el emisor
deberá confeccionar y enviar un resumen detallado de las operaciones realizadas por el titular o
sus autorizados.
Este resumen debe cumplir con los requisitos que establece el artículo 23 LTC que indica
con precisión cuál debe ser su contenido mínimo obligatorio detallando que debe contener:
a) Identificación del emisor, de la entidad bancaria, comercial o financiera que opere en su
nombre.-
b) Identificación del titular y los titulares adicionales, adherentes, usuarios o autorizados
por el titular.-
c) Fecha de cierre contable del resumen actual y del cierre posterior
d) Fecha en que se realizó cada operación.-
e) Número de identificación de la constancia con que se instrumentó la operación.-
f) Identificación del proveedor.-
g) Importe de cada operación.-
h) Fecha de vencimiento del pago actual, anterior y posterior.-
i) Límite de compra otorgado al titular o a sus autorizados adicionales.-
j) Monto hasta el cual el emisor otorga crédito.-
k) Tasa de interés compensatorio o financiero pactado que el emisor aplica al crédito,
compra o servicio contratado.-
l) Fecha a partir de la cual se aplica el interés compensatorio o financiero.-
m) Tasa de interés punitorio pactado sobre saldos impagos y fecha desde la cual se aplica.-
n) Monto del pago mínimo que excluye la aplicación de intereses punitorios.-
o) Monto adeudado por el o los periodos anteriores, con especificación de la clase y monto
de los intereses devengados con expresa prohibición de capitalización de los intereses.-
p) Plazo para cuestionar el resumen en lugar visible y caracteres destacados.-
q) Monto y concepto detallado de todos los gastos a cargo del titular, excluidas las
operaciones realizadas por éste y autorizadas.-
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El artículo 24 LTC indica como obligación para el emisor enviar el resumen al domicilio o
a la dirección de correo electrónico que indique el titular en el contrato o el que con
posterioridad fije fehacientemente.-
Sigue el precepto con las obligaciones del emisor al decir que el resumen deberá ser
recibido por el titular con una anticipación mínima de cinco días anteriores al vencimiento de su
obligación de pago, independientemente de lo que se haya pactado en el respectivo contrato de
tarjeta de crédito. Por otra parte, en el mismo artículo (art. 25) habla del supuesto de no
recepción del resumen. Ninguna sanción indica para el emisor, por lo que son obligaciones
vacías sin sanciones, sólo indica que en el supuesto de no recepción del resumen, el titular
dispondrá de un canal de comunicación telefónico proporcionado por el emisor durante las
veinticuatro horas del día que le permitirá obtener el saldo de la cuenta y el pago mínimo que
podrá realizar, agregando que una copia del resumen de cuenta se encontrará a su disposición en
la sucursal emisora de la tarjeta.-

IMPUGNACIÓN DEL RESUMEN


Un capítulo que ha dispuesto la LTC es el referido al cuestionamiento o impugnación de la
liquidación o resumen por el titular.-
¿Quién está facultado para impugnar? El titular puede cuestionar la liquidación dentro de
los treinta días de recibida la misma. Nada aclara si no se hubiere recibido y el titular tampoco
hubiera utilizado los sistemas telefónicos a su disposición, ni la hubiere retirado de la sucursal.
En tal caso consideramos que el término para impugnar comienza desde el día del vencimiento
de pago del resumen, fecha que el usuario conoce por el resumen anterior. No se requiere
ninguna formalidad, puede hacerse en nota simple girada al emisor, pero como prueba de tal
impugnación recomendamos un modo que pueda quedar registrada la recepción del mismo,
aunque sea una copia de la nota recepcionada por la entidad emisora, aunque la ley ponga la
carga sobre el emisor de acusar recibo de la misma; (el emisor deberá acusar recibo de la
impugnación dentro de los siete días de recibida, y dentro de los quince días siguientes deberá
corregir el error si lo hubiere o explicar claramente la exactitud de la liquidación, aportando
copia de los comprobantes o fundamentos que avalen la situación). Este plazo de corrección se
ampliará a sesenta días en las operaciones realizadas en el exterior.-

EXONERACION DE RESPONSABILIDAD
La ley 25.065 dispone que las cláusulas que generen responsabilidad para el titular
adherente de la tarjeta de crédito deben ser redactados en caracteres destacados y subrayados y
que carecerá de efecto las cláusulas de exoneración de responsabilidad con respecto a
cualquiera de las partes.
Toda cláusula abusiva entraña ventajas a favor del empresario o un desequilibrio de los
derechos y obligaciones de las partes, siempre que sea en contrato por adhesión, entre un
empresario y un consumidor, redactado solo por el empresario.

CONTRATO ENTRE EL EMISOR Y EL PROVEEDOR

Si bien el contrato del epígrafe no se inserta en el área de los contratos de consumo, su


conocimiento hace a la problemática de la operatoria de la tarjeta de crédito.
Adviértase que hemos señalado su importancia como dato en el mecanismo del
desenvolvimiento de la tarjeta de crédito, por lo que su conocimiento es vital para el propio
titular de la tarjeta. Deploramos en cambio que la ley haya sido bastante escueta sobre el
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particular, ya que únicamente establece como requisito a insertar en el contrato, todo lo relativo
a las obligaciones que asume el proveedor, en relación con el emisor.
Deploramos igualmente que en la ley no se haya previsto que el contrato del emisor con el
proveedor, se le haga conocer al titular de la tarjeta, como un medio más de conocer el
funcionamiento del sistema, y no constituir como sucede en la práctica, que el titular se vea
sorprendido en su buena fe acerca de aptitudes que generalmente asumen los comerciantes
adheridos al sistema. Una de las más comunes es el secuestro y/o destrucción de las tarjetas por
el comerciante, cuando que muchas veces la información publicada en los boletines o la que en
la circunstanciase realiza, puede contener errores, y en cambio el secuestro o la destrucción de
la tarjeta, en el caso de que se debiera a un error, es un daño irreversible.
Por otra parte, el comerciante no puede tomar aptitudes o conductas extrañas a la que
hubiera convenido con el titular de la tarjeta, por cuanto lo pactado con el emisor de la tarjeta no
puede ser opuesto al titular, desde el momento que este es un tercero, salvo en el supuesto que
se le hiciera conocer el contrato realizado entre el emisor y el proveedor, en donde se haya
encomendado a este que asuma tales conductas.

EL TITULO EJECUTIVO
Si bien la ley exige para la preparación de la vía ejecutiva que se acompañe al contrato de
emisión de tarjetas de crédito y el resumen de cuenta que reúna la totalidad de los requisitos
legales, lo cierto es que resultara un documento totalmente confeccionado por la emisora de la
tarjeta, sin intervención del deudor.
La declaración jurada de la emisora, que además la ley exige, con respecto a la inexistencia
de denuncias por extravió o sustracción del documento, o de cuestionamiento fundado del
resumen, son otros aspectos que intentan dar garantía de legitimidad al carácter ejecutivo del
mismo.
Lo que sí ha venido a cortar una práctica viciosa y desleal de las empresas creadoras de
tarjetas de crédito ha sido la vinculación que han producido de incorporar a las tarjetas de
crédito una cuenta corriente automática donde se asentaban los saldos deudores. Esto que
aparecía como una ventaja para los titulares, que de esta manera tenían un manejo de la cuenta
mucho más discrecional, traía como consecuencia, que al no poder preparar la vía ejecutiva con
los resúmenes de la tarjetas, por así rechazarlos la jurisprudencia, en cambio si podían preparar
la vía ejecutiva como saldos en cuenta corriente bancaria.

EL AUTOCRÉDITO PARA FINES DETERMINADOS


La naturaleza del contrato
La actividad encaminada a auto proveerse el crédito por sí mismo se ha desarrollado a
través de los llamados “contratos de ahorro previo para fines determinados”, son contratos
atípicos complejos.
Según Guastavino los contratos de ahorro previo conciernen al método que los ahorristas
organizan para la obtención directa e indirecta de bienes, basándose en el aporte mancomunado
y el ahorro recíproco, mediante la acumulación de capitales que recaudan las entidades
autorizadas, en las que se dan los presupuestos técnicos financieros que permiten el logro de las
aspiraciones particulares de los suscriptores. Estos se obligan a constituir, mediante contratos
idénticos, un capital determinado, o a determinar, que se integra mediante entregas periódica.
Por su parte, las entidades de ahorro, a su vez, se obligan a administrar ese patrimonio común,
para realizar las adjudicaciones previstas a cada uno de los suscriptores al cumplirse las
condiciones fijadas en los planes.
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El mismo autor señala la naturaleza compleja del contrato, que determina una atipicidad
mixta. La aleación se produce con elementos de un mandato especial, oneroso e irrevocable
junto a la prestación de servicios, contrato preliminar o promesa de mutuo, mutuo propiamente
dicho con o sin garantía real, y fundamentalmente, compraventa.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia se han establecido una estructura compleja para el
contrato:
a) un contrato de suscripción del plan de ahorro;
b) un poder irrevocable a la administradora para que realice determinada gestión;
c) la adjudicación por el fabricante de la cosa que se pretende adquirir.

EL SISTEMA DE AHORRO
Consiste en captar el ahorro privado, hacerlo funcionar como un crédito que se obtiene por
el diferimiento de los distintos plazos que se imponen a los propios ahorristas para conseguir,
mediante sorteo o licitación, la oportunidad de ser adjudicatarios del bien que pretenden, por
quien en definitiva pergeñó todo el sistema para poder vender sus productos.
La complejidad de la contratación, que ya pone en peligro al consumidor, frente al
desconocimiento de lo que contrata, se agrega indudablemente un propósito opuesto a esta
finalidad, ideada por el fabricante, que de esta manera promueve las ventas de su producto, aun
en mercados en crisis, porque está creando con los propios adquirentes el crédito necesario para
el cobro al contado del precio del producto.
El consumidor debe también verse beneficiado de alguna manera, y no sufrir los perjuicios
de la pérdida de su derecho, ante las dificultades que el cumplimiento de las periódicas cuotas a
veces le crea.
En todo caso para poder apreciar todo lo que el contenido del contrato supone, debemos
aprehenderlo desde el punto de vista de su objeto y su causa.

OBJETO Y CAUSA DE LOS CONTRATOS


En los contratos de ahorro previo, según Guastavino, el objeto principal y al mismo tiempo
la causa final, se refieren a la obtención de un bien determinado, de capital o de consumo
durable, que constituye el objeto mediato. La causa impulsiva o motivo concreto íntimamente
correlacionada con el objeto, representa una combinación de la causa credendi y causa solvendi,
en cuanto importa prestaciones para obtener una futura adjudicación o para abonar el saldo
adeudado y demás elementos y cargas por la adjudicación obtenida.
Pero debemos ver al negocio en su integridad, para discernir acerca del objeto y la causa, y
ello no sucede si lo apreciamos desde el interés del consumidor únicamente, porque estaremos
desarrollando un aspecto que no es el real, porque la creación del sistema proviene de la
empresa, para solucionar favorablemente su problema económico financiero.
La empresa creó este sistema para subsanar las deformaciones del mercado, azotado por la
desvalorización del dinero, que impedía que la producción se llevara a cabo dentro de los
carriles ordinarios de la oferta y la demanda. Necesitó para corregir la situación, que el capital
para poder producir en escala, no aumentara su costo, y que a su vez la producción tuviera
mercado para absorberla. Y lo consiguió mediante la autofinanciación, es decir que los propios
adquirentes se autofinanciaran. De esta manera la empresa se ve enormemente beneficiada
porque consigue dinero sin ningún costo, y puede colocar su producto al contado, en un
mercado que permite la colocación de su stock.
Desaparece el banco como intermediario en la financiación de inversión empresarial, su
lugar es ocupado por el ahorrista en forma directa que provee el recurso escaso y costoso del
dinero. A veces existía entre el ahorrista y el fabricante una empresa intermediaria o financiera,
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el ahorrista es inducido a entregar su dinero a la intermediaria de los fondos, y esta, por


administrar dichos fondos, percibe un honorario o comisión que generalmente es un porcentaje.
Frente a esta descripción, el interés o propósito del consumidor de adquirir el producto mediante
el sistema del auto ahorro, puede verse deformada de muchas maneras, tal finalidad estará
subalternizada por el interés del empresario, que aunque debiera ser a través del auto ahorro,
vender y entregar el producto, no siempre se estará cumpliendo con esta pauta, es desviado por
el fin económico del sistema.
Fábrica y empresa administradora de los fondos han creado un sistema de autofinanciación
para la colocación de los productos elaborados por aquella, y esta finalidad está por encima de
la finalidad que trasunta el contrato de ahorro previo para la adquisición del producto celebrado
con el consumidor.

FINALIDAD DEL CONTRATO Y FINALIDAD DEL SISTEMA


Pero también en la estructura del sistema hay otro participante, que no gravita directamente, que
es el grupo de ahorristas, que no tiene vinculación entre sí.
Que ha sido creado individualmente con los contratos que la administradora de los fondos
ha suscripto con los consumidores, pero que no gravita en interés del grupo, porque la
administradora posee la facultad de su manejo, en razón del poder que cada uno de los
suscriptores del plan de ahorro previo, le ha otorgado individualmente.
El grupo está participando del sistema pero no participa de la contratación. Está fuera de la
contratación, pero dentro del sistema de auto ahorro.
La administradora, creada por el propio fabricante para llevar a cabo el sistema de auto
ahorro, con poderes irrevocables que cada uno de los suscriptores le ha otorgado, no puede bajo
ningún punto de vista, proteger los intereses de los consumidores. Es decir que una vez que se
ha formado el grupo que autofinanciará la adquisición de los productos a cada uno de los
suscriptores, este grupo es manejado por un ente que responde a los intereses del empresario.
No debiera ser así por cuanto quien le dio poder irrevocable para que administre el sistema ha
sido el propio consumidor, de donde el mandato está directamente orientado a cubrir las
expectativas de aquel. Pero lo que no se aclara es que al dar un poder irrevocable, se está
reconociendo que dicho mandato se realiza no solamente en interés del mandante (consumidor)
sino del tercero, que es el fabricante, a quien beneficiará la gestión del administrador, por cuanto
el negocio ha sido creado por el propio empresario fabricante para estructurar un mercado donde
colocar su producto, al contado.
El interés en cuya virtud se otorga el mandato irrevocable, lo es en interés del mandatario o
de un tercero, como al mismo tiempo lo es del mandante, pero que este no lo puede revocar. En
consecuencia cualquier interés del mandante queda neutralizado frente a la irrevocabilidad.

SUJETOS INTERVINIENTES
CONCESIONARIO:
a) Su intervención:
Son agentes de comercio, mandatarios de las empresas administradoras, con facultad para
concluir los contratos en su representación, que se firma ante ellos y abonándoseles el importe
del derecho de suscripción y ordinariamente la primer cuota de ahorro, actuando en interés de su
mandante y encontrándose sometidos a las normas que rigen la actividad de aquel.
Ellos asumen, de una manera estable el encargo de promover por cuenta de las entidades de
ahorro la celebración de los contratos en una zona determinada, percibiendo una compensación
proporcional a la importancia de los negocios concluidos, que se incluyen dentro de los gastos
de producción y están limitados por los topes de estos.
DERECHO CIVIL III – CONTRATOS. DOCTOR DANUZZO

El concesionario tiene ciertas facultades de intervención, no solamente en los que se refiere


a la captación del cliente sino también, en hacer firmar al suscriptor la solicitud correspondiente,
en recibir la primer cuota, y en todo cuanto se refiere a la regularidad de los pagos (confecciona
las boletas de pago de cuotas cuando el suscriptor no recibe a tiempo las mismas o se le han
traspapelado).
b) Cláusulas abusivas:
La cláusula por la que se hace depender la suerte del de la formación o no del grupo, es
una estipulación, por cuanto se hace asumir al consumidor un riesgo estrictamente empresario,
cual es la posibilidad de crear un mercado de colocación por el fabricante de sus productos, al
contado, de manera que el grupo que se forma sea el que autofinancia la adquisición del
producto.
Si el suscriptor solicita su inscripción, abona la primer cuota mensual y paga el derecho de
suscripción, no puede quedar sujeto a una condición suspensiva, desde que ya ha ejecutado
prestaciones propias del contrato.
En consecuencia los riesgos de que se forme o no el grupo dentro del cual está insertado el
suscriptor es ajeno a este, y solo le incumbe al empresario que ha promovido este sistema de
venta.
La cláusula tendrá el carácter de abusiva cuando entrañe una ventaja exclusiva del
empresario, un desequilibrio de los derechos y obligaciones de las partes, siempre que lo sea en
contrato por adhesión concluido entre un empresario y un consumidor, unilateralmente pre
redactado por el primero.
c) Facultades pactadas:
Un primer aspecto para reflexionar es la cláusula que se refiere a la constitución del grupo,
que expresa:
“La persona que desee integrarse a un grupo, deberá firmar una solicitud de inscripción,
abonar la primera cuota mensual y el derecho de suscripción (...). Si dentro de los sesenta días
corridos de la fecha de suscripción, no quedara constituido el grupo que incluya al suscriptor
(...) reintegrará a este la totalidad de los importes recibidos, sin tener derecho el suscriptor a
reclamo alguno por intereses, ni por indemnización”
Cuando las empresas manifiestan, que el grupo de adherentes surge de multiplicar el
número de cuotas en que se divide el precio final del bien automotor y que esto constituye una
unidad autónoma, es absolutamente ficticio, porque cuando el consumidor suscribe en calidad
de adherente, está integrando desde ese momento el sistema como una única unidad y de
ninguna manera pueden sujetarse sus derechos a una condición suspensiva, como pretenden las
empresas, de completarse el número de cada grupo. Este es un riesgo que debe ser soportado por
la empresa terminal y su grupo económico y no por el adherente consumidor.
Esta cláusula, sigue diciendo Ghersi, es contraria a la buena fe en la conformación del
contrato, es abusiva pues condiciona a un hecho meramente potestativo de la propia empresa y
repugna la finalidad teleológica de la contratación.
Otro aspecto desnaturalizador del interés del consumidor y por ende de la finalidad del
contrato de ahorro que para la adquisición del producto, es el subterfugio que utilizan los
fabricantes acerca del cambio de modelo para incrementar el precio del mismo. Unilateralmente
fabricante decide no fabricar más un modelo, y por lo tanto el grupo se ve de pronto frente a la
carga de tener que aceptar como adjudicación, un producto, que muchas veces tiene cambios
ínfimos, pero si inevitablemente tiene que afrontar un nuevo precio, porque así se pactó en el
contrato, contrariando de esta manera la ley de convertibilidad que bajo ningún concepto admite
la repotenciación de deudas. Además, como en la etapa del contrato de ahorro previo, la
DERECHO CIVIL III – CONTRATOS. DOCTOR DANUZZO

adquisición del producto constituye una compraventa, demás está decir que se está contrariando
el precio cierto que debe regir en este contrato.
También atenta contra los intereses del consumidor la jurisdicción pactada en estos
contratos, que la establece en la Capital Federal, constituyendo en consecuencia una cláusula
abusiva en razón de la tendencia de la doctrina y jurisprudencia que no se lo puede obligar al
consumidor a litigar fuera de su domicilio.

LA ADMINISTRADORA
La sociedad administradora de los fondos de los ahorristas, que debe ser una sociedad
anónima, y solamente creada para ese único objeto, es responsable de la organización del
círculo de ahorro, de la admisión de los ahorristas, del debido y completo funcionamiento del
sistema, asumiendo la pertinente responsabilidad frente al ahorrista que no vea satisfecha su
expectativa.
Aunque resulte paradójico, estas sociedades que por su objeto debieran velar por los
intereses de los ahorristas, sin embargo solamente actúan impulsadas por el interés de su
creador, las fábricas terminales.
El contrato entre el ahorrista y la administradora de fondos, es desde el punto de vista
económico un aporte de inversión y no un gasto, ello implica que debe generar una
contraprestación de intereses que es la renta habitual, pero que en la realidad no la recibe, pues
jurídicamente se lo califica como aporte para la formación de un capital común de
disponibilidad libre al adjudicatario o como adelanto de bien o servicio determinado,
desdibujando así su verdadera finalidad: financiar la producción de bienes y servicios a las
empresas sin costo financiero.
Parecería que el eje de todo esto fuera realmente una compraventa, pero no lo es porque no
se determina quié-nes van a ser los adquirentes, en cada adjudicación. Además hay un alea, con
respecto al tiempo, porque no se establece cuando va a recibir el ahorrista su unidad. En
segundo término, si fuera una compraventa sería de cosa futura, pero también aquí hay un alea,
que depende del fabricante, acerca de los modelos que deja de fabricar o de las implicancias o
variaciones del mercado, que incidirían en la fabricación del vehículo, lo que determinaría
variantes de la contratación sin responsabilidad para el fabricante.

GRUPO DE AHORRISTAS
Son reiteradas las opiniones que sostienen que el grupos de ahorristas, no es un sujeto de
derecho.
Al respecto se ha dicho que el mecanismo de acumulo financiero y de adquisición de
bienes, denominado sistema de ahorro previo, provoca como consecuencia económica que el
dinero pagado por cada uno de los ahorristas está destinado a constituir un fondo pecuniario
cuyos beneficiarios económicos son el conjunto de ahorristas. Ello sucede en lo económico,
porque con ese fondo pecuniario serán comprados los bienes destinados a todos y cada uno de
los ahorristas. Pero esa contextura económica del sistema de ahorro previo, no se equivale
formularia mente con la estructura jurídica de cada una de las múltiples relaciones entabladas
por los ahorristas. Los ahorristas no constituyen una Mutualidad económica que configure un
sujeto colectivo dotado de personalidad. Justamente en este aspecto, el desarrollo del sistema de
ahorro previo emplea la figura del sujeto administrador, merced a cuya existencia aquel sentido
económico del negocio se plasma en múltiples y particulares vínculos económicos.
No constituye tampoco el conjunto de ahorristas una persona jurídica, porque no existe
vínculo asociativo alguno, ni contrato celebrado entre los ahorristas que dé nacimiento a un
sujeto de derecho, porque de ser así tendría la facultad de designar administradores y
DERECHO CIVIL III – CONTRATOS. DOCTOR DANUZZO

representantes y disponer de su patrimonio e incluso disolverlo y liquidarlo por el voto de sus


integrantes.
Por último concluye Fariña que ni el ahorrista individualmente considerado, ni el conjunto
de ahorristas sometidos al círculo, son mandantes de la sociedad administradora.
En definitiva el grupo es un convidado de piedra que se le hace tomar decisiones de la
manera como cada uno de los suscriptores ha contratado con la administradora.
No puede el contrato crear los efectos que se pretende con el contrato que se celebra, que es
netamente individual, aunque sea de contenido predispuesto.
La Inspección General de Justicia debió tomar cartas en el asunto, y dejar a cubierto los
derechos del grupo que indirectamente están repercutiendo en los derechos de cada suscriptor,
porque se le hace decir al grupo, algo que ninguno de los suscriptores ha dicho.

LOS TERMINALES DE FABRICACIÓN


En cuanto a las fábricas terminales, podríamos caracterizar aquellas que están vinculadas
jurídicamente con las administradoras, ya sea porque participan en el paquete accionario, o
porque es subsidiaria, o porque constituyen un holding, de aquellas que solamente están
vinculadas económicamente, o porque integran el grupo accionario, los mismos accionistas de la
terminales, o porque aunque no tengan ninguna conexión física o económica, la administración
o contabilidad trasuntan un vínculo que no se puede borrar.
Lo cierto es que las fábricas terminales han creado este mecanismo para captar fondos
públicos, los que serán utilizados como capital de inversión de su producción.
Y las administradoras son el medio para conseguir dichos fondos, hasta el número de
ahorristas previsto, de manera tal que, en razón del número y del tiempo establecido, los fondos
satisfagan el número de unidades que se adjudicarán al grupo. En definitiva el grupo financia a
través de la administradora el número de unidades que se fabricarán, compensando de esta
manera los fondos que se adelantaron, con los bienes que producen. Existe una duplicidad
funcional entre la fábrica vendedora y la sociedad administradora de los fondos, porque no son
dos entes jurídicos distintos, no obstante su apariencia de tal. En el caso que resulta el ahorrista
víctima de la sociedad administradora debe recurriese, dice, al instituto del abuso de la
personalidad jurídica, toda vez que ello surja del estudio del caso, pues se estará ante una faceta
del ejercicio abusivo de derecho.

RELACIÓN DE CONSUMO DEL ART.42 DE LA CONSTITUCION NACIONAL


No debemos olvidar que tanto alcanza la relación de consumo a la administradora como al
fabricante, por las razones antes dicha. En tal virtud es necesario que se comprenda que la
vinculación que a través del contrato de ahorro previo, se enlaza al consumidor con la
concesionaria y la administradora de fondos de ahorro, se extiende por razón del sistema, a la
fabricante, quien, si bien no aparece ostensiblemente mencionada en la contratación, lo está por
debajo, en el sustrato económico que subyace en el funcionamiento del sistema.
Esto permite que la solución del conflicto se pueda realizar no solo con los sujetos que
aparecen con roles descriptos en la contratación, sino con aquellos que sigilosamente mueven al
sistema. Si bien las partes contratantes son los engranajes del sistema, las fábricas terminales
son el motor que las impulsa. Todo esto involucra la relación de consumo del art. 42 de la
Const. Nacional.

CENTROS DE CONSUMO
CARACTERIZACION:
Hipercentros de consumo
DERECHO CIVIL III – CONTRATOS. DOCTOR DANUZZO

Shopping como ciudad: Un shopping center es una especie de ciudad sin ciudadanos,
puesto que quién ingresa allí carece de toda identidad personal y solo interesa su identificación,
al usar por ejemplo una tarjeta de crédito.
La ciudad necesita servicios, algunos de los cuales son pagados por los locatarios, para su
funcionamiento. Por ello hay una organización que se ocupa de contratar el servicio de energía,
de teléfonos, de aire acondicionado, limpieza, jardinería, administración, seguridad contra
robos.
La ciudad necesita de planificación. Por ello se piensa cuidadosamente la relación entre los
locales alquilados y los espacios vacíos, la ubicación de los negocios según las marcas y lo que
venden, la circulación a través de pasillos y de las escaleras, las áreas de esparcimiento, de
comidas, espectáculos.
Hay también una planificación de costos, en donde la empresa contrata todos los servicios
a menor costo, invocando el volumen que van a necesitar, piden rebajas y negocian con los
proveedores. Toda esta planificación tiene una traducción normativa en un denominado
reglamento interno obligatorio para todos los locatarios, y en unas normas generales de
urbanización, aplicables a los transeúntes.
El shopping como centro de distribución: el aspecto comercial que se busca con el
shopping es la circulación masiva de personas. El individuo es inducido al consumo, se rompe
la relación necesidad y demanda, para instaurar un nexo entre la oferta y el consumo. El sistema
tiene la ventaja que todos los servicios interactúan entre sí produciéndose un proceso de
retroalimentación para el consumo; si uno va al cine o a jugar, consume una bebida o compra
una prenda de vestir.
El shopping como empresa común: red de contratos conexos
En el hipermercado hay una empresa común dedicada a la distribución de bienes y
servicios a los consumidores que funciona en forma de red simultánea. Es una red porque solo
funciona si hay una multiplicidad de sujetos interactuando recíprocamente entre sí mediante
contratos conexos.
La empresa celebra contratos de locación con otras que instalan allí sus negocios.
Examinada la relación individual, existe una causa de cambio, mediante la cual se cede el uso y
goce de un local contra el pago de un precio. Pero la multiplicidad de relaciones locativas,
conexas entre sí, tiene algún efecto. Alquilar un local para instalar un negocio en un shopping
supone el establecimiento de un vínculo asociativo que se superpone con la relación de cambio
para el uso o tenencia, modificando alguno de sus aspectos. La relación sigue siendo de cambio,
pero modificada en algunos aspectos por el vínculo asociativo que la entorna. Por ello es una
mera conexidad y no un vínculo típico o atípico que represente una única empresa común.

DISTINCION CON OTRAS FIGURAS


Si bien se trata de contratos de locación de inmuebles, en los que se cede el uso y goce a
cambio de un precio, hay además una publicidad común, horarios, riesgos y una serie de
elementos compartidos.
En el hipermercado hay una empresa dedicada a la distribución de bienes y servicios a los
consumidores que interactúan mediante una red, de contratos conexos.
La empresa celebra contratos de locación con aquellas empresas que instalan allí sus
negocios, hay multiplicidad de relaciones locativas, conexas entre sí.

NATURALEZA JURIDICA
DERECHO CIVIL III – CONTRATOS. DOCTOR DANUZZO

Se trata de contratos de locación de inmuebles mixtos y conexos, en los que se cede el uso
y goce a cambio de un precio y tiene elementos compartidos como publicidad, horarios y
riesgos.
Hay una empresa organizadora y una multiplicidad de negocios que se vinculan
contractualmente con ella para instalarse dentro del establecimiento.
Antecedentes: No hace muchos años nos valíamos de la metáfora del almacenero para
explicar el fenómeno de los almacenes de ramos generales. Este sujeto adquiría directamente
bienes de escasa elaboración de los productos poniéndolos a disposición de la comunidad local.
Cuando se comenzaron a vender productos más elaborados y hubo que recurrir a fabricantes de
otras zonas y distribuidores, surgieron los sistemas de comercialización que llevaron a
reemplazar la metáfora del almacenero por la metáfora de la cadena, el fabricante vende al
mayorista y este al minorista, mediante ventas sucesivas encadenadas.
La metáfora de la red plantea que si una empresa arma una red de distribuidores, todos
deben actuar coordinadamente y si bien son contratos individuales, autónomos, hay algo que los
une y que requiere que funcionen conjuntamente.
En el hipermercado de consumo hay, a semejanza de la red, una actuación simultánea, pero
a diferencia de ella, hay una finalidad común, un interés compartido: es un almacén de ramos
generales ampliado y con múltiples participantes, surge así un vínculo asociativo que de
superpone con la relación de cambio, modificando alguno de sus aspectos. No está diversificada
la titularidad del interés y la ejecución sino que hay una empresa común.
Redes de consumidores: si alguien compra un bien, solicita un crédito o celebra un
contrato médico, se está ante un vínculo de cambio. Pero la situación varía si la contratación
forma parte de una red de usuarios de tarjetas de crédito, de un sistema de ahorro previo o
medicina prepaga. Surge un grupo de contratos que genera exigencias adicionales a los
contratantes, propias del sistema en que cada negocio individual se inserta; obligaciones
comunes, costos de la coordinación o equipamiento del sistema.

RELACION ENTRE EL ORGANIZADOR Y EL LOCATARIO.

Puede calificarse a este vínculo como un contrato mixto y conexo. La perspectivas


contractual nos muestra contratos de locación atípicos mixtos.
Desde la perspectiva sistemática es conexo, porque los contratos están unidos entre sí por
un elemento asociativo que es el interés común, que no alcanza a fundar la existencia de una
sociedad pero que tiene virtualidad para que surjan para las partes una serie de obligaciones
sistemáticas. No hay sociedad, pero es claro que los contratos no se explican sino por su
convivencia conjunta.
De esta calificación como contratos de locación atípicos mixtos en su sistema conexo
surgen importantes consecuencias en el plano obligacional: hay obligaciones que surgen de la
locación: el pago del precio, la cesión del uso y goce; hay obligaciones que nacen del contrato
de servicios; prestarlos contra el pago de un precio; y hay obligaciones que surgen de la
conexidad: son obligaciones sistemáticas que encuentran su base en el mantenimiento y
desarrollo de dicho sistema, como el pago de gastos de publicidad o los horarios extendidos.

RELACION CON EL CONSUMIDOR


La relación entre el consumidor o simple usuario y el centro de consumo, queda subsumida
en la ley 24.240, encuadrándose la responsabilidad en el artículo 40, reformado la ley 24.999.
Veremos algunos supuestos típicos registrados en la jurisprudencia, con anterioridad a la
reforma legal citada, pero en los que se señalan fundamentos válidos.
DERECHO CIVIL III – CONTRATOS. DOCTOR DANUZZO

RESPONSABILIDAD POR ROBOS DE AUTOMOVILES EN LA PLAYA DE


ESTACIONAMIENTO
No contrato entre el consumidor y el organizador del centro de consumo referido a la playa
de estacionamiento. Sin embargo, esta es ofrecida por la empresa para facilitar la compra, para
inducir a la contratación.

CONTRATOS DE APROVISIONAMIENTO
Con anterioridad a la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial, el contrato de
suministro era un contrato atípico. Tradicionalmente, se ubicaba a esta figura contractual dentro
de los denominados contratos comerciales modernos.
El Código Civil y Comercial regula al contrato de suministro como un contrato autónomo.
En tal sentido, lo regla en el Libro III (Derechos personales), Título IV (Contratos en particular),
Capítulo (arts.1176 a 1186).
La doctrina considera positivo que se regule el contrato de suministro en el Código Civil y
Comercial.
CONCEPTO
El art. 1176 del Código Civil y Comercial define al suministro como «el contrato por el
cual el suministrante se obliga a entregar bienes, incluso servicios sin relación de dependencia,
en forma periódica o continuada y el suministrado a pagar un precio por cada entrega o grupo de
ellas».
Respecto a la definición legal se indica que «se trata de un concepto que se posiciona en la
teoría amplia respecto del objeto del contrato y delimita las obligaciones principales de las
partes: el suministrante y el suministrado». Asimismo, se sostiene que «de esta manera, se
aparta del Código Civil italiano y sigue el Código de Comercio colombiano, que incorpora la
posibilidad de suministrar servicios».
En la doctrina, se esbozaron definiciones semejantes a la que hoy contiene el texto legal.
Gabriel Stiglitz señala que «es un contrato por el cual una parte se obliga a entregar cosas a la
otra, en forma periódica o continuada, y está a pagar un precio por ellas».
Iván G. Di Chiazza expresa que «el suministro es el contrato mediante el cual un sujeto,
denominado suministrante, se compromete a entregar cosas (obligación de dar) con cierta
frecuencia de tiempo y de determinada manera o forma (obligación de hacer) a otro sujeto,
llamado suministrado, el cual, a su vez, se obliga a pagar un precio como contraprestación»
Se trata de un contrato que tiene una clara función económica que reside en la utilidad de
este tipo contractual «cuando las compras o servicios se requieren con periodicidad, pues,
mediante esta figura, el suministrante se asegura la venta y el suministrado, la recepción».

CARACTERES
Desde la teoría general del contrato, podemos señalar que el contrato de suministro tal
como aparece reglado en el Código Civil y Comercial presenta los siguientes caracteres:
Bilateral: Los contratos se clasifican tomando en consideración las obligaciones que nacen
al momento de la celebración del contrato en unilaterales y bilaterales. Los unilaterales «son
aquellos en que una sola de las partes se obliga hacia la otra sin que esa le quede obligada». Los
bilaterales «son aquellos en que ambas partes se obligan recíprocamente, la una hacia la otra».
En estos últimos, «las obligaciones a cargo de cada una de las partes están ligadas entre sí». Esa
ligazón se opera mediante un nexo que se conoce como «reciprocidad».
El contrato que analizamos es bilateral porque al momento de su celebración engendra
obligaciones recíprocas para ambas partes. El suministrante se obliga a suministrar al
DERECHO CIVIL III – CONTRATOS. DOCTOR DANUZZO

suministrado bienes o servicios en forma periódica y continuada; en tanto que el suministrado se


obliga a pagar un precio por cada entrega o grupo de ellas.
Consensual: El contrato se perfecciona con el mero consentimiento. En otros términos,
cabe indicar que «se requiere nada más que el consentimiento para el perfeccionamiento».
Oneroso: La prestación a cargo de una de las partes tiene su razón de ser en la
contraprestación de la otra. El art. 967, primera parte, establece que «los contratos son a título
oneroso cuando las ventajas que procuran a una de las partes les son concedidas por una
prestación que ella ha hecho o se obliga a hacer a la otra».
El suministro es un claro supuesto de un contrato oneroso. Al efecto se señala que «la
onerosidad es una característica necesaria del contrato que, por lo tanto, no tipifica el suministro
gratuito».
Conmutativo: El art. 968, en su primera parte, dispone que «Los contratos a título
oneroso son conmutativos cuando las ventajas para todos los contratantes son ciertas».
Se indica que «en los conmutativos las ventajas dadas y recibidas son ciertas».
No formal: No se requiere forma escrita para este contrato. No obstante, en la práctica resulta
indispensable la existencia de un pacto por escrito a fin de garantizar los derechos y
obligaciones de las partes.
Nominado: Frente al Código Civil y Comercial, el contrato que analizamos se presenta
como un contrato nominado, dado que la ley lo regula específicamente
De duración: Se trata de otra nota fundamental del contrato que examinamos que lo
distingue de los contratos de ejecución instantánea. En este contrato, el tiempo cobra una
relevancia decisiva. Así, Juan Fariña indica que «el tiempo es esencial en este contrato, pues
durante su vigencia, el suministrado cuenta con la seguridad de que sus necesidades serán
cubiertas por el suministrante en la medida y las condiciones pactadas. En esto se diferencia de
la compraventa -así sea mediante entregas parciales-, pues en este caso se da el fraccionamiento
de una prestación única, fraccionamiento que tiene lugar en orden a la ejecución, no a la
formación del contrato».
Asimismo, Maximiliano Calderón sostiene que «la característica decisiva del contrato de
suministro, fundante de su autonomía estructural respecto de otras figuras, es su proyección
temporal o duración, que lo diferencia de contratos de ejecución instantánea».
Raúl Aníbal Etcheverry también marca como esencial la nota de duración en el tiempo. Así
expresa que se trata «un acuerdo cuyo rasgo esencial es la continuidad o periodicidad en las
prestaciones; el interés de ambos contratantes reside en que la prestación se prolongue a lo largo
del tiempo, respondiendo a una necesidad de la empresa que recibe el suministro».

NATURALEZA JURÍDICA
Siguiendo a Iván Di Chiazza, podemos señalar que existían tres tesis sobre la naturaleza
jurídica del contrato de suministro previo a su recepción normativa en el Código Civil y
Comercial.
1. Tesis de la autonomía: Se consideraba al suministro como un contrato autónomo con
particularidades propias que lo distinguían de cualquier otro contrato.
2. Tesis de la especie o modalidad: Se lo asimilaba a una modalidad (o especie) de
aquellos contratos cuyas prestaciones típicas se hacen presentes con preeminencia en el contrato
y, por ende, se rechazaba su autonomía jurídica. De esta manera, se consideraba al contrato de
suministro como una modalidad de otro contrato típico, sea la compraventa, sea la locación de
servicios o incluso la locación de obra, según los casos.
DERECHO CIVIL III – CONTRATOS. DOCTOR DANUZZO

3. Tesis del contrato marco o global: El contrato de suministro agrupa a varios contratos
relacionados entre sí por el acuerdo de partes y a partir del cual surgen las diversas prestaciones
involucradas.
En la actualidad, conforme al Código Civil y Comercial de la Nación se presenta como una
figura contractual autónoma.

CONTRATO DE APROVISIONAMIENTO. Messineo se refiere a este contrato


diferenciándolo del de suministro pues, según expresa, se trata de una modalidad de la
compraventa de cosas fungibles cuya cantidad se determina en función de la necesidad del
comprador. Dice este autor: Es, en sustancia, una compraventa cuyo contenido presenta un
cierto carácter orgánico, en el sentido de que la prestación del aprovisionador debe
corresponder a la necesidad de la parte en cuyo favor se efectúa el aprovisionamiento. Por tanto,
aparte del carácter, el mismo cae bajo la disciplina de ma venta; pero más todavía sobre el
suministro, de la cuál sin embargo, se diferencia por el hecho de que se cumple en una solución
única, y carece del carácter de contrato de ejecución continuada o periódica que es propio del
suministro.
En cambio, Barbero también llama al suministro "contrato de aprovisionamiento", dice
que la expresión "contraria a la de aprovisionamiento" puede utilizarse para denominar cierta
categoría de contratos caracterizados por tener como función económica asegurar la satisfacción
de necesidades de una de las partes con la entrega de cosas fungibles cuya cuantía depende de
las necesidades del adquiriente. Dentro de esta categoría genérica que es el contrato de
aprovisionamiento caben el contrato de suministro y esa especial clase de compraventa a la que
Messineo individualiza como contrato de aprovisionamiento en sentido estricto.

EL SUMINISTRO DE CONSUMO: LA APLICACIÓN DE LA LEY 24.240 EN


SERVICIOS PUBLICOS DE APROVISIONAMIENTO
La ley 24.240 define al consumidor (art. 1°) incluyendo a los usuarios, las personas físicas
o jurídicas que contratan a título oneroso para su consumo final o beneficio propio o de su grupo
familiar o social, y menciona, entre otros, la adquisición o locación de cosas muebles y la
prestación de servicios. La ley indica que "quedan obligados al cumplimiento de esta ley todas
las personas físicas o jurídicas de naturaleza pública o privada que, en forma profesional aun
ocasionalmente, produzcan, importen, distribuyan o comercialicen cosas o presten servicios a
consumidores o usuarios". La ley excluye a "...quienes adquieran, almacenen, utilicen o
consuman bienes o servicios para integrarlos en procesos de producción, transformación,
comercialización o prestación a terceros" (art. 2°).
El suministro es un contrato de empresa, que, si bien es destinado al consumo final, el
mismo es para integrarlo en procesos de producción, comercialización o prestación a terceros,
quedando excluido de la fattispecie normativa del artículo 1°, y subsumiéndose en el artículo 2°
in fine. No obstante, es posible admitir un suministro de consumo cuando consiste en la entrega
reiterada y continua de bienes para el consumo final.
Éste es el caso de los servicios públicos domiciliarios que proveen cosas en forma
continua, como agua o electricidad, por ejemplo. En estos supuestos resultan de aplicación las
reglas de la compraventa de consumo a la que nos remitimos, y las normas especiales de la ley
24.240 para tales servicios, como las del artículo 19 y siguientes y las del artículo 25 y
siguientes.
En el caso de los servicios que involucran la entrega de cosas, se pone a disposición del
cliente la posibilidad de aprovisionamiento, y que éste los use conforme a sus necesidades. De
DERECHO CIVIL III – CONTRATOS. DOCTOR DANUZZO

tal modo, el contenido de la obligación del proveedor es definido por el suministrado, en base al
consumo efectivo que realice y en base a condiciones de precio y entrega acordadas.
Una de las cuestiones que suscita perplejidad es la suspensión del suministro que hacen los
prestadores ante la falta de pago, o ante el mero cuestionamiento de las tarifas. Cuando se trata
de servicios públicos no privatizados se invoca, para fundar la decisión, la presunción de
legitimidad del acto administrativo, pero se ha declarado que ello no es factible y resulta
inoponible al usuario. En los casos de servicios regulados en la ley 24.240 tal facultad está
expresamente prohibida.
APROVISIONAMIENTO DE COMIDAS: EL CATERING FAST-FOOD Y EL TICKET
CANASTA
El denominado catering ha sido admitido en la costumbre argentina como también en la
internacional; en el transporte aéreo, de navegación marítima y en los terrestres se observa el
suministro de comida para los pasajeros a través del catering. También es usado el servicio de
comidas que dan empresas organizadas al efecto para los empleados de otras empresas, sea
directamente o a través del denominado ticket canasta. También se utiliza como servicio
subcontratado en la hotelería, cárceles, colegios, hospitales, comedores universitarios.
Otra modalidad de servicios es el fast food. En este caso también hay aprovisionamiento de
comidas rápidas, que pueden ser dadas en el mismo restaurante a un cliente ocasional (supuesto
en que no hay aprovisionamiento), o bien dadas en forma continua para los empleados de las
empresas.
La estructura del vínculo exhibe la relación entre una empresa denominada de catering, que
se obliga a suministrar comida en forma reiterada y continua, con distintas modalidades:
1. El otro contratante puede ser una persona física o una empresa que consume para sí,
siendo un catering directo. Es importante esta calificación porque es un contrato de consumo
(arts. 1° y 2", ley 24.240).
2. Una empresa de catering ofrece a los empleados de otra empresa el servicio de comida
diaria contra el pago de una suma de dinero fija que aquéllos pagan. También aquí es un
contrato de consumo.
3. Una empresa de catering contrata con otra empresa el suministro de comida para sus
empleados, o sus clientes (los transportados en la navegación aérea, marítima y terrestre, o los
empleados de una empresa), el que es pagado por la empresa. Entre ambas empresas hay un
contrato de suministro que contiene una estipulación en favor de un tercero: el cliente o
empleado. Asimismo, para el que consume, es una relación de consumo, que le confiere las
acciones previstas en el artículo 40 de la ley 24.240, en caso de comidas en mal estado.
4. También puede suceder que la empresa de catering sea contratada por una empresa para
dar comida a sus empleados a su cargo, siendo que la empresa les da un ticket para consumir en
el local de la empresa de catering.
En todos estos casos, puede decirse que entre las partes (empresa de catering y empresa
suministrada) hay un contrato de suministro cuyo objeto es la provisión reiterada y continua de
comidas. Se le aplican las reglas que hemos expuesto respecto del suministro. Sin embargo, la
obligación principal no es la entrega de cosas, sino de "comida", lo cual para el Derecho es un
supuesto de hecho complejo: es una cosa que contiene servicios y obra. Es decir, que se le
deben aplicar reglas de la locación de obra y de servicios en la definición del plexo obligacional.
Asimismo, pueden existir casos en los que se adiciona el transporte, y dentro de este contrato, el
transporte con obligaciones específicas de seguridad para la cosa transportada, en especial, el
mantenimiento de las condiciones de frío para que la cosa no se deteriore. En otros casos, puede
complementarse el contrato con uno de locación o comodato, lo que ocurre cuando la empresa
ofrece un lugar para las comidas, en forma onerosa o gratuita.
DERECHO CIVIL III – CONTRATOS. DOCTOR DANUZZO

Las comidas deben ser elaboradas correctamente conforme lo haría un buen especialista del
ramo, deben ser entregadas puntualmente y deben ser sanas e inocuas. La garantía de inocuidad
ha sido admitida por la jurisprudencia para el caso de comidas servidas en restaurantes, y es una
especie de la obligación de seguridad
Son legitimados activos para reclamar por los daños derivados del incumplimiento de esa
garantía; la empresa suministrada, que funda su acción en el contrato; el tercero (cliente o
empleado), en virtud del beneficio aceptado (art. 504, Cód. Civ.) y en su carácter de usuario o
consumidor (art. 40, ley 24.240). Es legitimada pasiva la empresa proveedora del servicio de
catering, en el caso de la acción basada en el contrato de suministro. En cambio, si se basa en el
artículo 40 de la ley 24.240, los responsables son todos los integrantes de la cadena de
elaboración y distribución, en las condiciones previstas en la ley.
Con relación al pago es en dinero. El denominado ticket, no es habitualmente un medio de
pago, si con ello se quiere significar que paga el empleado o usuario. El ticket es un instrumento
documental que se da al empleado o cliente, que lo autoriza a consumir en la empresa
proveedora. No puede ser usado para otros destinos, no es monetizable, lo que significa que su
uso no es en realidad un pago que hace el usuario, sino un documento de autorización para el
uso del servicio que paga la empresa suministrada. De tal modo, ésta no se desprende de su
calidad de contratante y continúa siendo legitimada pasiva de las responsabilidades.

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