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1. Nociones introductorias.
Precisamente, las razones señaladas tornan más imperioso aún aplicar de las
normas regulatorias del contrato de consumo (LDC y CCyC) a numerosas
cuestiones sobre las que la ley 25.065 no brinda respuestas u ofrece
soluciones endebles, como deberes de información y seguridad, publicidad,
contratos fuera del establecimiento y a distancia, imposición de prestaciones
mediante cargos automáticos, conexidad contractual, responsabilidad
solidaria.
1.3. Concepto.
b) Tarjeta de débito: es emitida por los bancos con el objeto de que los
usuarios adquieran bienes de los proveedores adheridos, previa provisión de
fondos suficientes en la cuenta del titular asociada a tal efecto (art. 2°, inc. e),
para realizar los débitos de las sumas correspondientes; resulta una
operatoria accesoria al contrato bancario respectivo (caja de ahorro, cuenta
corriente).
1.4. Caracteres.
Al inicio de este capítulo hemos identificado a todos los sujetos que forman
parte de las distintas relaciones jurídicas coligadas que componen el sistema
de tarjeta de crédito.
En el caso inverso, esto es, la recepción de una tarjeta sin haberse firmado el
contrato, la utilización por el receptor solo puede tener el efecto de
constreñirlo al pago de los cargos efectuados, pero no podrían serle opuestas
las cláusulas contractuales, por falta de aceptación del instrumento. Esto
sucede también cuando el envío del plástico se realiza sin mediar solicitud
previa, supuesto que puede constituir una práctica abusiva captada por el art.
35 de la LDC.
El contrato de emisión debe ser celebrado por escrito (conf. arts. 6° a 8°), con
las siguientes formalidades adicionales:
3. Efectos generales.
La falta de entrega del resumen impide que comience a correr el plazo para el
pago, y por ende, que se configure la mora del usuario; tampoco se computa el
término para deducir las impugnaciones pertinentes.
Es oportuno señalar que la emisión del resumen de cuenta puede hacerse por
medio de soporte físico (papel) o electrónico.
c) Recepcionar denuncias por sustracción o pérdida. A fin de garantizar las
operaciones y minimizar los riesgos, el emisor debe contar con un sistema de
recepción telefónica de denuncias por tarjetas sustraídas o perdidas durante
las veinticuatro horas, con registración e identificación mediante número
correlativo que debe ser comunicado al denunciante (art. 51).
g) Respetar los límites a las tasas de interés. La ley 25.065 dispone topes para
las tasas de interés, tanto compensatorio o financiero como punitorio. En el
caso de los primeros, el art. 16 dispone que no pueden superar en más de un
25% la tasa que percibe el banco en operaciones de préstamos personales, o al
promedio de tasas del sistema publicadas por el BCRA, en el supuesto de los
emisores no bancarios. Respecto de los intereses punitorios, la tasa no debe
exceder en más de un 50% a la efectivamente aplicada en concepto de interés
compensatorio (art. 18).
Como excepción, la ley permite al titular no abonar los cargos cuando son
cuestionados a través del procedimiento reglado en los arts. 26 a 30, que más
abajo examinaremos.
En una primera etapa, los emisores pretendieron asignar sin más el carácter
de título ejecutivo al resumen de cuenta, a partir de considerarlo aceptado
tácitamente ante la falta de impugnación del deudor. Sin embargo, dicho
instrumento no figuraba entre los títulos pasibles de ejecución en los códigos
rituales u otras leyes especiales, ni tampoco era factible su asimilación al
certificado de saldo deudor de cuenta corriente bancaria del art. 793 del viejo
C.Com.
Finalmente, la ley 25.065 (en su art. 39) legitimó en el campo normativo esta
larga aspiración de las instituciones crediticias. Si bien no consagra la
ejecutividad directa del saldo deudor de tarjeta de crédito, confiere a los
emisores la facultad de preparar la vía ejecutiva de conformidad con las
normas procesales de cada jurisdicción, mediante la citación del deudor a
reconocer judicialmente los documentos integrativos del título, a saber: el
contrato de emisión (el usuario debe reconocer o desconocer su firma inserta
en él) y el resumen de cuenta. Asimismo, el emisor debe acompañar sendas
declaraciones juradas sobre inexistencia de denuncia por extravío o
sustracción y sobre ausencia de cuestionamiento fundado y válido del
resumen, en los términos de los arts. 27 y 28. Cumplidos tales recaudos,
queda habilitada la acción ejecutiva para el cobro de la liquidación.
4.2.2. Falsificación.
No debe escaparse que es el ente financiero quien debe contar con los medios
tecnológicos idóneos para la detección del fraude. En este orden, pesa sobre el
emisor el deber legal de proveer a la inviolabilidad del sistema y del propio
plástico (art. 5º, inc. f), como una especial obligación de seguridad que
refuerza el deber genérico de indemnidad plasmado en las normas de
protección del consumidor.
El texto legal establece que en dichas prácticas el emisor garantiza “la calidad
del producto o del servicio”, sin aclarar cuál es el alcance de dicha garantía.
Una interpretación amplia en razón de los intereses resguardados, abarcaría
la responsabilidad del emisor en cualquier situación de inejecución por parte
del proveedor (deficiencias de calidad, falta de entrega del bien, etc.).
Desde ya, estos apoderados no son designados por el usuario, y para peor,
resultan ser sujetos vinculados con el emisor (p.ej., un estudio auditor
relacionado con éste).
Mediante este tipo de prácticas, que se valen del silencio del usuario como
manifestación de voluntad (arts. 263 y 979, CCyC), el banco imputa cargos
indebidos a través del sistema de débito automático, lo que constituye un
comportamiento explícitamente reprobado por la LDC en su art. 35. El art. 14,
inc. j, de la ley especial declara la nulidad de este tipo de cláusulas.
5. Extinción.