Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El microsistema jurídico
A través de una red de normas, ppios y su aplicación jurisprudencial hoy se configura un microsistema de defensa de los consumidores y usuarios que gira dentro del
sistema de derecho privado, con base en el derecho constitucional.
Como todo microsistema posee sus propias adaptaciones de los principios fundamentales de nuestro derecho, que resultan ratificados, ampliados, o minimizados ante
la situación particular que se presenta en la relación de consumo, brindando rtas nuevas y diferentes. Por tanto, las soluciones deben buscarse, en primer lugar, dentro
del propio microsistema, dado su carácter autónomo, y aun derogatorio de normas generales.
• Ese desequilibrio en el vínculo impone que las normas se adapten, determinando soluciones en tutela de la parte
débil que, dentro de otro campo del derecho, quizá puedan resultar irrazonables.
• La CSJN ha entendido que "la igualdad no se ve afectada cuando el legislador elige a un grupo de sujetos para
protegerlos especialmente, por su vulnerabilidad y con fundamento en la tutela de los consumidores“.
• El microsistema cuenta con notas del orden público económico de protección, reviste un carácter multidisciplinario,
cruza transversalmente el sistema, planteando sus propios principios, los que impone como prevalentes, en su
carácter de orden público (art. 65 ley 24.240).
1. El viejo mito de la igualdad contractual vs. el desequilibrio
relacional
Este mito se sustentaba en la creencia de que las relaciones jurídicas se basaban en acuerdos
celebrados libremente y sobre un pie de igualdad, igualdad que, hoy podemos advertir, muchas
veces no existe.
Los pilares convencionales
El art. 959 CCCN: "Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes...".
El consumidor, conforme el art. 34 de la ley 24.240 y art. 1110 del CCCN, puede ejercer lo que la ley llama
revocación de su aceptación (derecho de arrepentimiento), acción que le permite retrotraer su aceptación a
fin de privar de efectos al contrato perfectamente celebrado sin que ello le genere ningún tipo de
responsabilidad.
Vemos una morigeración de la fuerza vinculante del contrato que quiebra la concepción clásica, y posibilita
al consumidor volver sobre sus propios actos; desligarse unilateralmente de un vínculo negocial ya
perfeccionado (a lo que se agrega la asunción de los gastos de recuperación de los bienes para el proveedor).
Otra debilitación del vínculo contractual se ve en los supuestos planteados por el art. 37 de la ley 24.240. En su
último párrafo la norma admite expresamente que el consumidor demande la nulidad del contrato o de una
cláusula específica ante la violación del deber de buena fe o el de información en la etapa precontractual o en su
celebración; transgreda las leyes de defensa de la competencia o de lealtad comercial.
La misma solución adopta el art. 36 para el caso de omisión de información que bajo pena de nulidad se requiere
para las operaciones financieras y de crédito para el consumo.
A la inversa, el proveedor queda vinculado al consumidor en razón de sus dichos o manifestaciones aún cuando la
oferta no se haya emitido: nos referimos al efecto vinculante que el art. 8 de la ley y 1103 del CCCN otorgan al
mensaje publicitario.
Para una parte de la relación de consumo (consumidor-usuario) la fuerza obligatoria del contrato se ve
morigerada o disminuida y para la otra (proveedor) ampliada aún más allá del propio contrato.
Revisión del efecto relativo del contrato
formales son incompatibles con la moderna forma de hacer negocios, produciendo un entorpecimiento para el tráfico jurídico,
presentándose como una fuente de demoras y gastos. Ello conlleva un efecto: que prime el consensualismo, donde la máxima
expresión de la autonomía de la voluntad se refleja justamente en esa libertad de formas: el contrato se celebra bajo las modalidades
En oposición a ese consensualismo, el formalismo resurge en el ámbito del consumo, planteado como un neoformalismo de protección,
donde la forma se exige como instrumento del orden público de protección del consentimiento de la parte débil.
En la ley 24.240 encontramos varios ejemplos: los arts. 10 (exige determinados contenidos mínimos en el documento de venta que debe
expedir el proveedor), 14 (requiere determinadas formalidades con relación al certificado de garantía, así como mínimos contenidos de
dicho documento), 24 (demanda que la garantía sobre la prestación de servicios se documente por escrito), 15 (requiere la entrega de
constancia de reparación con determinados contenidos mínimos), 21 (exigiendo contenidos mínimos en el presupuesto de reparación de
bienes). Estos supuestos procuran tutelar el derecho a una información adecuada y veraz por lo que su incumplimiento facultaría a
LA CONFIANZA COMO PRINCIPIO
La protección de la confianza se manifiesta en la exigencia de cumplimiento de la expectativa generada por la publicidad. En ese sentido, los arts. 8 de la
ley 24.240 y 1103 del CCyC determinan que las precisiones de la publicidad quedan incluidas en el contenido del contrato.
En la misma línea se encuentran fallos que condenan a supermercados por el hurto o daño de vehículos estacionados en sus instalaciones. Este tipo de
estacionamientos procura brindar un lugar cómodo y seguro destinado al estacionamiento de vehículos como propósito comercial para atraer a potenciales
clientes. De esta forma el proveedor no hace más que generar un supuesto de confianza en el eventual cliente, quien entiende que su vehículo estará seguro en ese
En el caso "Diners“ se aplica una multa a la empresa organizadora del sistema de tarjeta de crédito en virtud del incumplimiento de un contrato de turismo que el
usuario de la tarjeta había celebrado con una agencia de viaje, a instancias de una promoción especial publicitada por la empresa organizadora en su revista First.
“Al ofertar o promover el servicio turístico de un tercero, la empresa generó una sensación de respaldo o garantía sobre dicha prestación, una confianza en el
consumidor (usuario de la tarjeta), que cree que la actividad está respaldada por la empresa organizadora del sistema (Diners)”. Y esta confianza es justamente la
que los jueces, y posteriormente el legislador, han entendido que resulta digna de tutela, responsabilizando por ende a la empresa por el incumplimiento de dichos
contratos. El principio de confianza tiene plena aplicación en los contratos de servicios turísticos: El turista contrata con la agencia de su confianza, y ésta con el
mayorista, quien se vincula con la compañía aérea, con los hoteles, los operadores del lugar que se visita, etc.El proveedor del "paquete turístico" deberá responder
por los incumplimientos de los prestadores de los diversos servicios que ha ofrecido, entre otros fundamentos, en razón de la confianza que ha generado. Desde
luego, el consumidor no puede abandonarse en una actitud de desidia total procurando que este principio lo ampare, debe, conforme el supuesto de hecho,
desplegar una actitud lo suficientemente diligente. La confianza protegida es la razonable: no puede admitirse la irrazonable o temeraria (aunque en el ámbito del
consumo la frontera entre la confianza razonable y la irrazonable pareciera trasladarse un poco, en favor del consumidor).
IN DUBIO PRO CONSUMIDOR
Configura una regla interpretativa de la ley y del contrato, positivizada en los arts. 3 y 37 de la LDC y 1094 y 1095 del CCyC.
• Este principio se ve reflejado en el concepto de cláusula abusiva (art. 1119 del CCyC). Toda cláusula
abusiva produce una alteración en la equivalencia funcional económico-jurídica del negocio.
• Tanto la CN, como la LDC (8 bis) y el CCyC (1097 a 1099) imponen al proveedor un trato equitativo y
digno en relación al consumidor, proscribiendo las prácticas abusivas.