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Bertucelli - Centros de Acción Comunitaria - Artículo PDF
Bertucelli - Centros de Acción Comunitaria - Artículo PDF
RESUMEN
* Lic. en Psicología
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Inferencias de nuestro ir, estar y volver de visita a poblaciones designadas
como de riesgo ecológico-social de la ciudad de Córdoba.
A partir de una lectura diagnóstica que se realizara desde nivel central, se determinó
que la Zona de la ciudad de Córdoba: Barrios Comercial, Villa El Libertador, Alejandro
Carbo, Santa Rosa, Mirizzi y sector de Cortaderos de Ladrillos, merecía atención especial
para la prevención de los problemas de minoridad y desintegración familiar. Con este fin el
Gobierno Provincial creó el Programa de los Centros de Acción Comunitaria, estrategia para
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la desconcentración de recursos humanos que debía dar respuesta sistematizada a las
necesidades y requerimientos sociales de estos grupos poblacionales postergados.
1.2. Hacer una casa en la casa de los otros y allí tratar de enseñarle a la gente del lugar a
vivir de nuevo.
Lo curioso para nosotros, luego de tantos años de trabajo, es que con este tipo de
diagnóstico coincidían corrientes ideológicas que se nos presentaban como opuestas; desde
los que denunciaban la pobreza y sus derivados para agudizar las contradicciones del sistema
hasta los que estaban interesados en mostrar todo lo que la gente no puede para justificar el
control social. Todos siguen acordando en la práctica con estos mapas, que generan la
conciencia de que América Latina (particularmente sus poblaciones indígenas y criollas) no
es mas que una interesante o indignante acumulación de problemas sociales.
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Creado este espacio que debía ser fundacional y con el objetivo de desarrollar
proyectos comunitarios -en esa época ligábamos lo comunitario a lo preventivo-1, la operación
fundamental fue convocar a los vecinos a nuestra casa para que participaran activamente en la
solución de sus problemas. Convocar, en la práctica, implica -de acuerdo al viejo ritual de la
conquista- desarraigar, extraer, separar, aislar, a los pobladores de sus sistemas cotidianos y
traerlos hacia la institución. Las graves consecuencias que esta operación tuvo para nuestro
servicio se ilustran por medio del Mito de Anteo, que muestra que alguien es vulnerable,
sometible, únicamente cuando se lo desarraiga, cayendo así en la paradoja que para fortalecer
al otro en su capacidad de autogestión hay que debilitarlo primero. Los que vienen de afuera y
que tradicionalmente intentan hegemonizar la acción comunitaria para llevar una buena nueva
o sacar réditos académicos o políticos, tratan de cortar y empezar de nuevo, como si no
existieran microhistorias locales, como si no hubiera ensayos en curso. La gente del lugar nos
decía, "Déjelos Dr., no pierda el tiempo con ellos, cuando consigan lo que buscan se van a
ir...". Las reglas de juego, el modo de participar, lo aportaríamos los profesionales en Ciencias
Sociales, la gente aportaría su disposición a ser organizados por nosotros. Además, era lógico
para la gente del lugar que al ser nosotros quienes convocábamos también fuéramos quienes
pusiéramos las reglas.
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Este modelo, en la práctica, intenta multiplicar hacia adentro de la institución
generando un tipo de red que sólo pueden dibujar los profesionales.
Por otro lado, estas intervenciones preventivo primarias tienden -conforme a los
marcos de referencia institucionales de los agentes- a seleccionar problemáticas de la
población, recortándolas de su circuito social generativo. Según esta concepción, debíamos
atender problemáticas propias de los Programas de nuestro Ministerio, Subsecretaria,
Dirección, y que en consecuencia no tuvieran que ver con los de Salud, Educación, Acción
Social y, menos aun con Economía. Al mismo tiempo, las instituciones del lugar operaban de
manera análoga, ejecutando entre todos una descoordinación institucional sistemática sobre la
población. No reparábamos entonces que estas intervenciones fragmentan cotidianamente -sin
proponérselo- los intentos colaborativos que tímidamente se ensayan desde los vecinos y
desde agentes institucionales no institucionalizados.
Generalmente esta vieja y repetida aproximación ritual, esta visita a las poblaciones
nativas, culmina con el retorno del agente a su sociedad de origen, a su clase de referencia,
llevando en sus manos el fruto de la conquista.Estas aproximaciones institucionales típicas,
que abarcan desde las prácticas universitarias hasta la de los profesionales con permanencia
desarraigada en el lugar, generan una gran variedad de beneficios, uno de ellos, el de la
obtención de conocimientos para optar a publicaciones en el ámbito de las Ciencias Sociales.
El "conocimiento" así obtenido debería dar cuenta de su legitimidad respondiendo a
interrogantes que frecuentemente nos hiciéramos con la gente de aquí: ¿Quien se benefició
con este conocimiento?...¿Para qué le sirvió al poblador participar en estos
proyectos?...¿Refleja este conocimiento un cambio real en las problemáticas de la población?
...
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Es como si se dijera: allí donde hay una función a cumplir por familias de poblaciones
de riesgo debe haber una institución. Por ejemplo: Comedores infantiles y de ancianos,
Familias sustitutas, Pequeños hogares, Hogares de ancianos, Hogares escuela, Guarderías
madre, Jardines maternales, Casas del niño, Hogares de día, etc., etc., etc. Bajo este punto de
vista, toda función de estas familias debe ser sustituida por las instituciones ya sea en forma
permanente o mas allá del tiempo necesario. El caso de las Ollas Populares y de los
Comedores Escolares es un ejemplo patético. Pasado el tiempo que justifica la utilización de
esos recursos, que activan la dependencia más primitiva que es la oral y que sustituyen la
mesa familiar, no se termina de saber, si es imprescindible para la gente que no puede
prescindir de ellos o para los agentes externos que los sostiene para hacer clientelismo político
y religioso.
Estas estrategias cada vez que se repiten tienden a ensanchar la brecha ya existente en
América Latina entre las instituciones y la gente, dando muestras cada vez mas acabadas de
ineficacia, ineficiencia e inefectividad.
Hubo dos prácticas que nos fueron desagregando progresivamente del sistema anterior
y que fueron preparando el cambio en nuestro modo de relacionarnos con la población del
área de responsabilidad.
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de búsqueda de bienestar; fueron preparando un cambio estratégico fundamental de nuestra
institución respecto de la población del área de responsabilidad.
En otras ocasiones nos tocaría pasar por las Escuelas Provinciales y Municipales -
primarias y secundarias- de nuestra área de responsabilidad. Por la Iglesia Católica, por los
Templos Evangélicos, por el Centro Vecinal, etc..
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Allá por 1982, al comenzar a articularnos al trabajo que venían realizando las familias
y personas-llave-clave (Bertucelli y otros, 1988) y participar en unidades de impacto
poblacionales comenzó a cambiar en nosotros el diagnóstico institucional de partida.
Luego de cada macro o micro impacto sobre la población se fueron dibujando ante
nosotros las redes comunitarias puestas en juego. Participar en estos movimientos nos fue
posicionando momentánea y espontáneamente fuera de la estructura social, de los roles y
status profesionales tradicionales. Era un diagnóstico que íbamos haciendo permanentemente
con la gente y que destacaba los modos de búsqueda de bienestar desplegados para resolver
problemáticas como: control de tuberculosis, de la diarrea infantil, del hambre, del
alcoholismo, trabajos ecológicos, inserción de niños Down a guarderías, de niños ciegos a
escuelas primarias, reintegro de liberados, de internados psiquiátricos y de menores internados
en Institutos a sus familias y vecindario, acompañamiento a familias con enfermos terminales,
asistencia a grupos de inundados, etc..
La acción comunitaria desplegada durante doce años fue sostenida por relaciones de
confianza, relaciones que tienen la característica de la perdurabilidad en el tiempo. Las
Políticas Sociales tradicionales parten de ideas con mucha extensión y poca operatividad
como la de solidaridad y pretenden ejecutarse en terreno sobre la base de relaciones
instrumentales, relaciones con escaso compromiso afectivo y social que mudan según
conveniencia. Creemos nosotros que dichas políticas deberían tener como objetivo de salud
primordial apoyar las relaciones de confianza básica (Erikson, 1974) desde donde se puede
progresar sustentadamente hacia responsabilidades sociales más amplias brindando una base
cada vez más sólida a sistemas de vida democráticos.
2 La ciencia en general y las ciencias sociales en particular están tratando de operar un cambio fundamental en el estudio de los
fenómenos naturales y humanos. Dejar de verlos en situaciones ideales, aisladas y controladas con enfoques reduccionistas cuantitativos, y
pasar a observarlos en su ambiente natural o social desde perspectivas holístico-cualitativas. (Prigogine, 1991).
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para reducir la incidencia de un desorden mental controlando sus factores de riesgo
específicos sino para, articulándonos al movimiento de las redes comunitarias, ampliar los
factores protectores sitiando progresivamente al opuesto del sistema.No para evitar sino para
posibilitar que ocurra algo positivo en términos de sostener o recuperar el bienestar. Cuando
la gente del lugar viene a pedirnos ayuda generalmente inicia su relato diciendo: "Doctor, de
bien que estábamos, nos ocurrió..." Consulta cuando se altera su búsqueda de bienestar y no
desde la impotencia ante su permanente malestar como la conciben las visiones
institucionalizantes.
En esta nueva situación, debíamos partir cotidianamente de "lo que está siendo para el
fruto" (Kusch, 1975) y no de lo que traíamos, operando en una compleja heterogeneidad
cultural, mosaico de redes familiares locales o provenientes de otras sociedades de origen:
Bolivia, Ojo de Agua, Cerro Colorado, Ciénaga del Coro, Villa María del Río Seco, etc..
Nuestra práctica fue eficaz en la medida en que fue histórico-social, porque se apoyó
en lo que los historiadores llaman estructuras de larga duración (Braudel, 1991). Estas, como
por ejemplo la Minga, de origen prehispánico, anidan en la vida cotidiana de América Latina -
aun en sus poblaciones urbanas- y pueden ser descubiertas desde su eficacia actual. Estas
formas de cooperación genuinas, observadas en su dinámica, en sus modos de plegarse,
desplegarse y replegarse, encuentran una notable analogía con lo que Prigogine llamó
"estructuras disipativas" (Prigogine, 1991).
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pasantes de ella. De acuerdo a estas reglas, ningún participante tiene que devolver un poder
hegemónico que nunca le fue otorgado. Aquí el poder, concebido como "ser capaz de...", nos
fue requerido a los profesionales externos sólo cuando pudimos llegar a "estar a mano", ser
"allegados" en términos de confianza. Luego, y a medida que lo permitimos, fuimos siendo
atrapados por las redes para ejercer al máximo nuestro poder personal-profesional y soltados -
Fiesta mediante- para volver a la cotidianeidad. En otras ocasiones participamos de acciones
comunitarias que requieren el poder de otros.
En síntesis, si bien pudimos observar desde ésta perspectiva institucional, que los
impactos de la acción comunitaria sostenida y permanente sobre los problemas de la
micropoblación a cargo - muchos de ellos de origen estructural - han sido evidentes; el
verdadero aporte de este enfoque fué, durante estos últimos doce años, que nos permitió
ayudar a sostener y aumentar la capacidad comunitaria que venía desplegando la población,
sus formas de cooperación genuinas, imprescindibles para seguir afrontando nuevos desafíos
en el proceso de permanente búsqueda de bienestar.
3 Observando el modo en que se fue generando tal cambio de perspectiva institucional en nosotros y especialmente el desenlace típico de
tal relación, la del conquistador que termina siendo conquistado, encontramos un antecedente histórico importante en la evolución de los
Cabildos Indígenas en América. De la bibliografía publicada al respecto y de ésta la que llegó a nuestras manos, nos sorprendió gratamente el
trabajo de Ximena Pachon C. (Pachon, 1980).
4"La tarea que espera a los latinoamericanos y que requiere una imaginación que sea a un mismo tiempo osada y realista, es encontrar en
nuestras tradiciones aquellos gérmenes y raíces -los hay- para afincar y nutrir una democracia genuina. Es una tarea urgente y apenas si
tenemos tiempo" (Paz, 1990).
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NOTAS BIBLIOGRAFICAS
Braudel, Fernand. "Escritos sobre Historia" en Historia y Ciencias Sociales. Mexico, Fondo
de Cultura Económica, 1991.
Caplan, Gerald y Caplan Ruth.” The Future of Primary Prevention”.En The Journal of
Primary Prevention, Vol. 21, Nº 2, 2000.
Caplan, Gerald. Principios de Psiquiatría Preventiva. Ed. Paidós, Buenos Aires, l980.
Feyerabend, Paul. La ciencia en una sociedad libre. Siglo XXI Editores, 1982.
Hochmann, Jacques. Hacia una Psiquiatría Comunitaria, Buenos Aires, 1972, Ed.
Amorrortu. pág. 200.
Pachon Ximena. Los Pueblos y los Cabildos Indígenas: La hispanización de las culturas
americanas, Revista Colombiana de Antropología, Vol. XXIII, Bogotá, Años 1980-1981.
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Peters, Thomas y Robert H. Waterman. In Search of Excellence, Nueva York, Harper and
Row, 1982.
Prigogine, Ilya. El nacimiento del tiempo. Buenos Aires. Ed. Tusquets, 1991. pp 81 - 98.
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