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Apocalipsis 2:19-21
Hay creyentes en las iglesias que todo lo quieren solucionar con la palabra amor.... Ellos piensan
que el juzgar a los creyentes es malo, que el cristiano existe sólo para amar, amar y amar, pero
jamás juzgar entre lo bueno y lo malo, en hacer ver el error o el pecado del hermano. 1 corintios
5:3 ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho.
¿Envanecidos? ¿de qué? la respuesta es obvia, de creer que amaban mucho al que tal práctica
hacía en el seno de la iglesia. El apóstol les exhorta diciendo: 5:2: "... ¿no debierais más bien
haberos lamentado,..?"
Parece ser que se gozaban en lo que ellos llamaban "buena acción de amor y misericordia", en
vez de lamentar la vergüenza que pasaba la iglesia por este personaje.
1 corintios 5:6 "No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura
leuda toda la masa?"
Actuaban en ignorancia en su tolerancia del pecado dentro de la iglesia. Aplicaron mal el amor
cristiano hacia una persona que estaba en desorden.
Pablo dice que lo correcto en este caso era EXPULSAR ese miembro de la iglesia.
1 corintios 5:3-5 " ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. ... En el nombre de
nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor
Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu
sea salvo en el día del Señor Jesús.
La aplicación de la disciplina (expulsión) tiene como propósito enseñarle que su espíritu debe
gobernar la carne, para que pudiese experimentar la salvación. Convirtiéndose esta acción en la
aplicación de la justicia con amor. 1 Timoteo 5:20 A los que persisten en pecar, repréndelos
delante de todos, para que los demás también teman.
Historias conocidas
Muchos hemos sido testigos de la mala aplicación del amor en la disciplina, se piensa que el no
tratar con dureza, carácter y justicia al que ha caído en pecado en la iglesia, es tratarlo con
misericordia.
Antes bien, exigen que se le tenga misericordia y se le permita que siga dañando la iglesia y se le
mantenga el respeto y consideración, jactándose ellos de estar aplicando "el verdadero amor" y la
"verdadera misericordia al pecador". Y desean que siga en comunión activa dentro del seno de la
iglesia que avergonzó con su pecado.
Esto es lo que está resultando en la división de la iglesia en bandos irreconciliables, además del
éxodo de hermanos que no desean opinar, pero que intuyen que algo no está funcionando bien.
El apóstol advirtió que "un poco de levadura leuda toda la masa"... refiriéndose al pecado tolerado
dentro de la iglesia, en aras de un amor cristiano enfermo, que en vez de restaurar lo que hace es
destruir la iglesia y lo poco que puede quedar de buena en ella.
Apocalipsis 2:14-16 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la
doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de
cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Y también tienes a los que retienen la
doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti
pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.
Si se aplica amor sin justicia es tolerancia al pecado, toda persona que haya caído en pecado y se
haya arrepentido, se le debe dar un tiempo prolongado de inactividad en la iglesia, para su propia
reflexión, así como para observar su conducta de que "no lo está haciendo de nuevo".
Para un verdadero creyente el estar fuera de la iglesia significa dolor, porque es miembro
del cuerpo de Cristo, No así el “inconverso miembro de la iglesia”, éste al ser excluido del cuerpo
del cual “nunca formó parte”, no siente ningún dolor, por lo tanto no tendra arrepentimiento.
El temor de expulsar al ‘incorregible” por pensar que se perderá, no está fundamentado en las
Escrituras, porque ella dice que la disciplina produce “...fruto apacible de justicia a los que en
ella han sido ejercitados”. (Heb. 12:11).
Esta disciplina (la expulsión) causó el efecto deseado en la Iglesia de Corintio (1 Cor. 5:20, en su
restauración final (2 Cor. 2:5-11).
tratar el caso con 2 o 3 testigos, de las cuales tendremos actas, grabaciones si es el caso y
pruebas para testimonio.
La iglesia no debía ocultar la falta, sino denunciarla
El indiciado debía ser expulsado (entregado al reino de Satanás -El mundo y limpiar la
iglesia de la levadura del pecado).
Los miembros no debían juntarse ni comer con el individuo expulsado.
La dureza contra el que fue disciplinado debe mantenerse aun cuando éste está fuera del
seno de la iglesia léase (1 Cor. 5:11-13 y 2 Jn. 9-11).
El hijo pródigo cuando reconoció su pecado y la indignidad de su acto dijo: "...Padre he pecado
contra el cielo y contra ti... no soy digno de ser llamado tu hijo-." Lc 15: 18b, 19a
Por lo tanto el deseo de restauración debe implicar un reconocimiento sincero de que el culpable
de su caída no fue el diablo, la familia, la iglesia, el pastor, la pobreza o la sociedad:
La decisión de caer en el pecado es decisión sólo del individuo, por lo tanto debe reconocer que
otros no son responsables sino él mismo. Así como lo declaró el mismo salmista cuando dice:
"Contra ti, contra ti sólo he pecado, y he hecho lo malo ante tus ojos..." Salm 51:4
"...si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado" Lc. 19:8b. Jesús, ante la
acción de Zaqueo exclama ". «Hoy ha venido la salvación a esta casa...". Lc. 19: 9a
**Pedro, quien negó tres veces al Señor, tuvo que dar el fruto para su restauración, repitiendo
tres veces ante su maestro, el amor que le profesaba y aceptando la responsabilidad
encomendada. (Jn, 21: 15-17).
Todos cayeron en su momento, pero su deseo de restauración los llevó a cumplir con el fruto
correspondiente a su falta. Sin él estaríamos ante un individuo que sólo tiene un remordimiento
de conciencia, pero que no está dispuesto a la reconciliación.
En caso de irse a otra iglesia, el pastor debe informar al otro pastor de la condición sin fruto de
dicho miembro, para que a éste se le continúe la disciplina en dicha iglesia y se logre su
restauración.
Este individuo al que Pablo llama a la restauración es el mismo de 1 Cor. 5. Fue expulsado de la
iglesia por un tiempo, y fuera del seno de la iglesia demostró tristeza, congoja, dolor. Este
hermano no trató de irse a otra congregación, o habló mal a otros de la decisión tomada por el
pastor o se constituyó en enemigo del pastor.
Este hermano sintió el peso de la disciplina. Esta debe ser la actitud humilde, la cual se espera de
todo cristiano que esté en la misma situación. Esto es lo que conmueve a Pablo y llama a
la iglesia a su restauración, regresándolo al seno de la misma.