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UNIVERSIDAD JOSE MARIA VARGAS

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS


ESCUELA DE DERECHO
DERECHO CIVIL IV
CATEDRA: CONTRATO Y Garantía
PROF. DR. CESAR PEREZ GUEVARA
MODALIDAD PRESENCIAL.
Estudiante. Moraima Volkmar

ENSAYO SOBRE LA CAPACIDAD DE GOCE Y EJERCICIO DE LOS MENORES DE EDAD.


Para comprender LA CAPACIDAD DE GOCE. Considere, citar a la Dra. María Candelaria Domínguez
que expresa en su texto de Derecho Civil.
“La mayoría de los autores definen la capacidad jurídica o de goce como la aptitud para ser titular
de deberes y derechos o idoneidad para ser sujeto de derecho. Visto así, no existiría desde el
punto de vista conceptual diferencia alguna entre la capacidad de goce y la personalidad”.:
El término capacidad en su más amplia acepción indica aptitud para ser sujetos de
derechos, por una parte, y aptitud para ejercer tales derechos mediante negocios
jurídicos. De aquí surge un dualismo fundamental en materia de capacidad: aptitud o
capacidad para ser sujeto de las relaciones jurídicas, especialmente de los derechos
subjetivos, y capacidad para obrar jurídicamente, introduciendo cambios o
modificaciones en las relaciones jurídicas de que se es sujeto.
De igual forma Bornnecase” indica que la noción de capacidad de goce se identifica, en
el fondo, con la noción de personalidad. No se concibe persona sin capacidad de goce”.

LA CAPACIDAD JURÍDICA O "DE DERECHO" y aún capacidad de goce) se refiere


simplemente a la posibilidad de que determinado derecho se radique en cabeza de una
persona. En cuanto se refiere a los derechos civiles de orden patrimonial (derechos
reales, créditos, derechos inmateriales y hereditarios), toda persona por el solo hecho de
serlo, tiene "capacidad jurídica", vale decir, que tanto el infante como el loco, tanto las
personas físicas (sin distinción de sexo o edad) como las personas jurídicas, pueden ser
titulares de esos derechos.
Pero no toda persona que tenga capacidad jurídica respecto a los derechos civiles
patrimoniales, tiene la capacidad de ejercicio de los mismos. En efecto, para ejercer un

derecho civil patrimonial mediante negocio jurídico, se exige en el sujeto o persona la


existencia de una voluntad plenamente desarrollada. Así, un infante o un loco tienen
capacidad jurídica, pero no capacidad de obrar (capacidad negocial).

El orden jurídico ha establecido una presunción general, consistente en considerar que


al cumplir una persona 18 años adquiere, capacidad de ejercicio, en cambio los menores
de edad son incapaces de obrar, es decir, carecen de capacidad negocial. La presunción
anterior se desdobla en dos aspectos: uno NEGATIVO y otro POSITIVO, que tienen
alcance diferente.

EN SU ASPECTO NEGATIVO, se presume que las personas menores de 18 años


carecen de capacidad de obrar, constituye presunción juris et de jure, que no admite
prueba en contrario. A ningún menor de 18 años se le admite la prueba de que ya ha
llegado al pleno desarrollo de sus facultades mentales.

EN SU ASPECTO POSITIVO, ósea, presumir que los mayores de 18 años son capaces
de negociar, es presunción relativa, juris tantum, es decir, que puede caer bajo el peso
de la prueba contraria.
Evidentemente, si la mayor edad hace presumir que la persona esta provista de
capacidad negocial, no obstante, puede existir otras causas que destruyen la existencia
de la tal voluntad, como sucede con las personas atacadas por una enfermedad mental.

Además de las enfermedades mentales, pueden existir otras causas que excluyen la
existencia de la voluntad (disipación), o, aunque no la excluyan, incapacitan a la persona
para emitir o recibir una declaración de voluntad (sordomudos que no pueden darse a
entender por alguna clase de lenguaje).

Son entonces incapacidades:


1.- Los menores de 18 años
2.- Las enfermedades mentales
3.- Los disipadores
4.- Los sordomudos que no pueden darse a entender por alguna clase de lenguaje.

Por tanto, La capacidad es uno de los atributos con mayor trascendencia en las personas,
estas como sujetos de derecho, por el simple hecho de ser personas deben tener
capacidad jurídica ya sea total o parcial, con esto me refiero a que pueden tener la
capacidad de goce y ejercicio (capacidad total) o solo tener capacidad de goce sin la de
ejercicio (capacidad parcial) en el caso de los afectados de sus facultades mentales, en
la cual pueden ejercer sus derechos mediante un tutor o un curador.

La capacidad de ejercicio (que debería llamarse "capacidad de ejercer") es la posibilidad


jurídica en la que la una persona hace valer directamente sus derechos, por lo tanto
puede celebrar en nombre propio actos jurídicos y así contraer obligaciones que deberá
cumplir; además de poder ejercitar las acciones pertinentes en los tribunales. En el caso
de los incapaces pues esta se puede ejercer mediante un tutor o curador.
Todo ello hace que no sea posible exponer con carácter general las reglas relativas a la
capacidad de los menores de edad, debiendo ser esta determinada caso por caso. Sin
embargo, si es posible recoger algunas reglas generales que pueden tenerse en cuenta
para determinar si un menor de edad puede consentir un acto jurídico por si mismo, sin
intervención de sus padres o tutores. Pero estas reglas están sometidas, a su vez, a
ciertos principios que puedan suponer la aplicación de excepciones. lleva a un enorme
casuismo, no falto de incoherencias a veces se les permite a los menores realizar actos
de transcendencia y se le impide realizar otros que, en principio, parecen tener una
menor relevancia.
Considero que una primera circunstancia que se debe tener en cuenta es si el menor
esta o no emancipado. La cual se produce por alcanzar la mayoría de edad, por el
matrimonio del menor, que se puede producir en algunos casos con catorce años, por
concesión de los que ejerzan la patria potestad. En cuyo caso, el menor deberá tener al
menos dieciséis años o por concesión judicial.
La emancipación habilita al menor para regir su persona y bienes como si fuera mayor,
si bien existen excepciones: en algunos casos se exige la intervención de un mayor de
edad, que normalmente son los padres, en otros casos se impide al menor de edad
realizar el acto en cuestión, pues la legislación exige, en todo caso, la, mayoría de edad
o una edad determinada.
Por otro lado, no todos los menores no emancipados están sujetos al mismo régimen jurídico.
En algunos casos, la legislación les habilita para llevar a cabo ciertos actos por sí mismos (o
con intervención de sus representantes legales) a partir de cierta edad. En otros casos, se
vincula con carácter general la posibilidad de ejercitar derechos propios a la capacidad
natural de juicio, independientemente de la edad del sujeto, lo cual plantea nuevos
problemas. Por ejemplo, ¿cómo puede acreditarse la capacidad natural de juicio del menor
de edad? ¿Quién debe hacerlo? ¿Elimina esta habilitación cualquier actuación por parte de
los representantes legales del menor?

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