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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA,


CIENCIA Y TECNOLOGÍA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA RELACIONES INTERIORES
JUSTICIA Y PAZ
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD
CEFO ZULIA-SUB-REGIÓN GUAJIRA

GERENCIA POLICIAL ESTRATEGÍCA

ELABORADO POR:
Arrieta Héctor, C.I. 18.120.577

Paz Orlando, C.I. 21.422922

Saurith Ignacio, C.I. 25.346.894

TAMARE, NOVIEMBRE DE 2023


INTRODUCCIÓN
Las leyes son normas jurídicas de obligado cumplimiento, establecidas por
las autoridades competentes, en las que se obliga o prohíbe algo en
consonancia con la justicia y la ética, cuyo incumplimiento acarrea sanción.
Muchos individuos optan por no respetar la ley e intentan buscar mecanismos
para quedar impunes. Actuar con honestidad, lealtad y patriotismo. Dirigirse con
respeto a todo servidor público. Cooperar con las autoridades a fin de que
cumplan con la función que les corresponde.

El estado venezolano ha implementado una serie de estrategias para


contrarrestar el alto índice de delincuencia que estaba golpeando a sus habitantes,
reforzando el respeto hacia las leyes y normas que rigen al país, el cual busca
mejorar la calidad de atención de los Funcionarios Policiales en la prestación de
su servicio.

ÍNDICE
1. EL RESPECTO POR LAS LEYES Y LAS NORMAS.
2. MANEJO DEL PROTOCOLO DE ACTUACIÓN.
3. SUPERVISIÓN DE LAS POLITICAS, ESTANDARES, NORMAS DE LOS
PROCEDIMIENTOS POLICIALES.
4. GESTIÓN DE FUNCIONAMIENTO POLICIAL.
5. LIDER POLICIAL.
6. LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y POLICIAL.
7. EL SUPERVSOR COMO GERENTE.
8. EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO.
9. IMPORTANCIA.
10. MÉTODO DE EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO.
11. TÉCNICAS DE EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO.
12. PROCESO DE ASCENSO ORDINARIO.

1. EL RESPECTO POR LAS LEYES Y LAS NORMAS.


La ley, los reglamentos y las normas dentro de una sociedad son más que
importante porque involucra el asunto del orden, el desarrollo y la convivencia
pacífica. Para no vivir en la anarquía, si no hubiera leyes, normas,
reglamentaciones cada uno haría lo que quisiera. Imagínate nada más que el
tránsito de una Importante avenida donde se podría circular de cualquier manera,
en todos los sentidos y de todas las formas posibles, independientemente de
poder estacionar donde quisieras y como se te ocurriera, cuanto crees que
duraría, piensas acaso poder pasar o cruzar una de sus calles. Si con leyes y
ordenanzas a veces el tránsito se hace más que pesado, que sería sin ellas.

Ahora; compáralo con una Sociedad totalmente desorganizada, contarías con


alimentos, atención médica, medidas de seguridad, trabajo, entre otros. Respetar
la ley, acatar las resoluciones judiciales nos hace mejores como sociedad, y si no
estamos de acuerdo se deben ocupar los medios legales para ello, con
argumentos reales y verdaderos sustentados en medios de prueba y no simples
percepciones personales y subjetivas.

Es por ello, que su importancia radica que las reglas de sociedad y protocolo,
sirven para comportase con corrección y decoro en cada ocasión que lo acredite, y
de esta forma poder desempeñarse bien y no hacer u obrar con estridencias ni en
el vestir, ni en el decir, los buenos modales ,hacen más llevadera la vida y las
relaciones con los demás, claro que estas reglas no se utilizan en todos los niveles
sociales ni en todos los países son lo mismo pero, es importante tener
conocimiento de ellas en la sociedad en la que vivimos para poder comportarnos
debidamente. Las Leyes y las Normas pertenecen a toda la sociedad y son iguales
para todos.

2. MANEJO DEL PROTOCOLO DE ACTUACIÓN.


El protocolo de actuación es de observancia y cumplimiento para servidores
públicos que intervienen en las contrataciones públicas, prórrogas, el otorgamiento
de licencias, permisos, autorizaciones, concesiones y sus modificaciones
nacionales como internacionales.

En el nuevo modelo, la Policía tiene normas generales de actuación para todos


los funcionarios y funcionarias policiales:
1. Respetar y proteger la dignidad humana y mantener, defender y promover los
derechos humanos de todas las personas, sin discriminación alguna por motivos
de raza, sexo, religión, idioma, opinión política, origen nacional, posición
económica o de cualquier otra índole.
2. Servir a la comunidad y proteger a todas las personas contra actos ilegales con
absoluto respeto y cumpliendo los deberes que le imponen la Constitución de la
República y demás leyes.
3. Ejercer el servicio policial con absoluta imparcialidad, legalidad, transparencia,
necesidad, proporcionalidad y humanidad.
4. Valorar e incentivar la honestidad y, en consecuencia, denunciar cualquier acto
de corrupción que conozca en la prestación del servicio policial.
5. Portar el uniforme, las insignias policiales, las armas y equipos reglamentarios
debidamente, de manera que la colectividad pueda reconocer el cuerpo policial o
militar al cual pertenece y mostrar en todo acto de servicio los documentos e
identificaciones que los acrediten como autoridad pública.
6. Informar a la colectividad de las actuaciones a realizar en virtud de la
instrumentación de acciones o medidas que involucren la seguridad ciudadana.
7. Velar por el disfrute del derecho a la reunión y del derecho a manifestar pública
y pacíficamente, conforme a los principios de respeto a la dignidad, tolerancia,
cooperación, compresión e intervención oportuna, proporcional y necesaria.
8. Respetar la integridad física de todas las personas y, bajo ninguna
circunstancia, infligir, instigar o tolerar ningún acto arbitrario, ilegal, discriminatorio
o de tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, que
entrañen violencia física, psicológica o moral, en cumplimiento del carácter
absoluto del derecho a la integridad física, psíquica y moral garantizado en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
9. Utilizar el arma de fuego sólo en circunstancias extremas, como reacción al
ejercicio de una fuerza letal para la defensa de la propia persona o de los terceros,
ante una agresión ilegítima y atendiendo a los principios de necesidad,
oportunidad y proporcionalidad.
10. Cuando el empleo de las armas de fuego sea inevitable, los funcionarios se
comprometen a: a) ejercer moderación y actuar en proporción a la gravedad del
delito y al objetivo legítimo que se persiga; b) reducir al mínimo los daños y
lesiones y respetar y proteger la vida humana; c) proceder de modo que se preste,
lo antes posible, asistencia y servicios médicos a las personas heridas o
afectadas; y d) procurar notificar lo sucedido a la mayor brevedad posible, a los
parientes o amigos íntimos de las personas heridas o afectadas.
11. Abstenerse de ejecutar órdenes que comporten la práctica de acciones u
omisiones ilícitas o que sean lesivas o menoscaben los derechos humanos
garantizados en la Constitución o en los tratados internacionales sobre la materia
y oponerse a toda violación de derechos humanos que conozca en la práctica de
sus funciones.
12. Informar a sus superiores y, si fuese necesario, a cualquier autoridad u
organismo que tenga atribuciones de control o correctivas, cuando tengan
motivaciones para creer que se ha producido o va a producirse un acto de tortura,
estando en el deber de tomar e imponer las medidas o acciones a que hubiere
lugar para impedirlas.
13. Respetar la libertad personal y practicar sólo las detenciones autorizadas por
el orden constitucional. En caso de detención, explicar suficientemente las
razones, facilitar la comunicación con familiares, amigos y abogados, así como
observar estrictamente los trámites, lapsos y requisitos exigidos por el
ordenamiento jurídico. Asimismo, comprometerse a velar por la vida e integridad
física, psíquica y moral del ciudadano detenido o que se encuentre bajo su
custodia, respetando sus derechos y dignidad humana.
14. Asegurar plena protección de la salud e integridad de las personas bajo su
custodia y, en particular, tomar las medidas inmediatas para proporcionar atención
médica.
15. Extremar las precauciones, cuando la actuación policial esté dirigida hacia los
niños, las niñas o los adolescentes, así como el adulto mayor y las personas
discapacitadas, para garantizar su seguridad e integridad física, psíquica y moral,
considerando en todo momento el principio de preeminencia de sus derechos.

3. SUPERVISIÓN DE LAS POLITICAS, ESTANDARES, NORMAS DE LOS


PROCEDIMIENTOS POLICIALES.
Según la Ley del Estatuto de la Función Policial G. O. (5940E) 07/12/2009. La
Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela Decreta La
Siguiente, Ley Del Estatuto De La Función Policial. Capítulo I Disposiciones
generales Objeto Artículo 1. La presente Ley tiene por objeto regir las relaciones
de empleo público entre los funcionarios y funcionarias policiales y los cuerpos de
policía de la Administración Pública nacional, estadal y municipal, lo cual
comprende: 1. El sistema de dirección y de gestión de la Función Policial y la
articulación de la carrera policial. 2. El sistema de administración de personal, el
cual incluye la planificación de recursos humanos, procesos de reclutamiento,
selección, ingreso, inducción, educación y desarrollo, planificación de la carrera,
evaluación de méritos, ascensos, traslados, transferencias, valoración y
clasificación de cargos, jerarquías, escalas de remuneraciones y beneficios,
permisos, licencias y régimen disciplinario. 3. Los derechos, garantías y deberes
de los funcionarios y funcionarias policiales en sus relaciones de empleo público.

4. GESTIÓN DE FUNCIONAMIENTO POLICIAL.


Según la Ley del Estatuto de la Función Policial G. O. (5940E) 07/12/2009. La
Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela Decreta La
Siguiente, Ley Del Estatuto De La Función Policial Capítulo III De la rectoría,
dirección y gestión de la Función Policial.
Gestión de la Función Policial
Artículo 18. La gestión de la Función Policial corresponderá a los directores y
directoras de los cuerpos de policía, de conformidad con la presente Ley, sus
reglamentos y resoluciones, así como de las directrices del Ministerio del Poder
Popular con competencia en materia de seguridad ciudadana.
De la Función Policial
Artículo 4. La Función Policial comprende: 1. Proteger el libre ejercicio de los
derechos de personas, de las libertades públicas y la garantía de la paz social. 2.
Prevenir la comisión de los delitos e infracciones de disposiciones legales,
reglamentarias y ordenanzas municipales. 3. Apoyar a las autoridades
competentes para la ejecución de las decisiones legítimamente adoptadas. 4.
Controlar y vigilar las vías de circulación, canales, ríos, lagos, mar territorial,
puertos y aeropuertos, así como también el tránsito de peatones, tracción de
sangre, vehículos, naves y aeronaves de cualquier naturaleza Facilitar la
resolución de conflictos mediante el diálogo, la mediación y la conciliación. Del
mandato de policía Artículo 5. El mandato de policía comprende: 1. Proteger a las
personas con énfasis fundamental en la vida e integridad personal. 2. Proteger a la
persona más débil en cualquier situación específica de vulnerabilidad, inclusive en
situaciones de emergencia. 3. Controlar y desestimular la violencia como forma de
resolver disputas o agravios, aplicando la coacción que fuere estrictamente
necesaria para evitar su escalada y propagación. 4. Salvaguardar de forma
inmediata los derechos legítimos de cualquier persona que se viere amenazada o
atacada, sin perjuicio y con la obligación de ejecutar cualquier resolución o
disposición que adoptare un organismo con competencia para dirimir el litigio,
disputa o conflicto que se hubiere presentado.
5. LIDER POLICIAL.
El concepto básico de liderazgo policial, se centra en el SUJETO, quien
conocedor de sus responsabilidades utiliza sus fortalezas, se guía por los
principios del liderazgo y aplica correctamente sus acciones y órdenes para influir
y dirigir a sus hombres como un equipo, a objeto de lograr el cumplimiento de la
misión asignada. Para conseguir este propósito, él debe conocer a sus hombres, y
las razones de su comportamiento y actitudes. Es decir, él debe conocer la
conducta humana y también debe saber reconocer y evaluar los indicadores de
una adecuada conducción.

El objetivo del liderazgo policial es mantener y desarrollar una organización


efectiva. La adecuada aplicación de los principios de liderazgo puede generar una
eficiente y disciplinada organización con elevada moral y espíritu de cuerpo.

6. LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y POLICIAL.


La aplicación de la Administración Pública al trabajo de la Policía, provoca que
no existan esquemas y estrategias de administración propios que sean aplicables
a las policías, mismo que son necesarios, ya que dificulta el desempeño y
cumplimiento de la labor policial de acuerdo a las normativas vigentes,
administrándose a la Policía con amplios márgenes de discrecionalidad, y que
compromete la consecución de los resultados propuestos para el cumplimiento de
las funciones asignadas, debiendo mejorar las capacidades de gestión policial,
con la utilización de técnicas de administración pública que permita
obtener resultados de eficacia en el desempeño de la labor policial. Otro detalle
importante es que, como institución pública, los funcionarios y directivos de la
policía son los encargados de la administración policial y los policías como el
personal de apoyo, son el factor definitivo para alcanzar los objetivos y metas.
7. EL SUPERVISOR COMO GERENTE.
El supervisor es el encargado de coordinar la investigación de casos penales,
así como también ofrecer orientación y experiencia a los investigadores y
garantizar que los procedimientos se realicen de acuerdo con las leyes y
regulaciones. Capacitan al personal en procedimientos policiales.

8. EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO.


Este proceso se avoca a evaluar la productividad, los resultados y la trayectoria
de los elementos en activo de las Instituciones de Seguridad Pública; esto es, la
forma en la que el personal sustantivo realiza su trabajo; así como el grado de
eficacia y eficiencia con lo que lo realiza.

Se entiende por evaluación de desempeño de los funcionarios y funcionarias


policiales la determinación de los niveles de cumplimiento de la función policial de
conformidad con lo previsto en la ley, reglamentos, resoluciones, protocolos,
manuales, órdenes, requerimientos, así como las actuaciones éticas, morales,
disciplinarias, profesionales realizada mediante procedimientos uniformes,
integrales, constantes y confiables con el fin de fortalecer la eficiencia y eficacia de
la carrera policial. Esta debe conocer, medir y ponderar la actuación individual y en
equipos de trabajo en el cuerpo de policía.

9. IMPORTANCIA.
Los indicadores, como toda forma de medida, tienen que considerar la confiabilidad y
la validez de sus mediciones. La confiabilidad tiene que ver con que la medida sea
objetiva, observable y repetible por cualquiera y en cualquier momento, y sus resultados
no están adulterados por los instrumentos con que se recoge el dato ni por la opinión del
que mide. La validez refiere al grado en que lo que se mide realmente es lo que se quiere
medir. Por ejemplo, si queremos medir el efecto de la actividad policial en la prevención
del delito, y tomamos el número de vehículos que patrullan en un turno determinado,
estamos suponiendo que el patrullaje (un mayor número de patrullas circulando) tiene un
efecto preventivo sobre el crimen, y por lo tanto es un indicador válido. Pero si no existe
ese efecto, o no está comprobado, entonces disminuye la validez del indicador.

10. MÉTODO DE EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO.


Una segunda dimensión que debe considerarse para medir y evaluar el
desempeño policial, son sus efectos y funciones. Los efectos tienen que ver tanto
con su impacto (los cambios de mayor duración y alcance que produce la actividad
policial en la realidad externa), como con poder establecer cuál es la mejor
respuesta ante una situación dada. Las funciones permiten relacionar la actuación
policial y sus efectos, con marcos programáticos que definen aspiraciones sociales
más amplias. Estos marcos programáticos normalmente están plasmados en la
constitución y las leyes, pero también muchos de sus contenidos pueden ser
redefinidos en el debate democrático de manera permanente. Una primera e
importante constatación es que la policía no incide de manera directa sobre el
volumen de delitos y desorden, pues en estos intervienen procesos y factores que
están fuera de su alcance. La mejor policía del mundo no puede hacer mucho para
prevenir el crimen y reducir la inseguridad si no concurren cambios sociales,
económicos, en la organización social y comunitaria, en el funcionamiento del
sistema penal y del conjunto del Estado, entre otros.

Aunque medir y evaluar la actividad de la policía puede suponer coincidencias con


la evaluación de cualquier agencia y política pública, por su propia naturaleza
(subordinación a leyes y principios constitucionales, uso de la fuerza, efectos no
siempre visibles de su actividad), al ponderar su desempeño hay que tomar en
cuenta algunas particularidades, dificultades y precisiones. Si consideramos su
desempeño en términos de eficacia (cumplimiento de objetivos y fines), la
actividad policial supone resultados paradójicos. Por una parte, la relación entre
actividad policial y resultados terminales esperados (reducción del delito y
pacificación social) es indirecta (la intervención policial no es nunca suficiente ni
siempre necesaria para su obtención). Esto hace difícil estimar el aporte de
esfuerzos de la policía a la reducción de delitos, miedo y desórdenes. Por la otra,
los efectos de la policía son intangibles, pues más que un conjunto de eventos, se
espera como resultado terminal de su actividad una ausencia de eventos
(prevención de delitos y desorden). Esto supone implicaciones para la medición
(¿cuántas situaciones, en términos de delitos y desórdenes, se han prevenido?) e
incluso para su actuación (la policía cumpliría su propósito en la medida en que no
se haga necesaria su intervención). Al evaluar su eficiencia (la adecuada relación
entre costos y beneficios), en el caso de la policía, cuyos medios principales
implican un grado de amenaza a los derechos de los ciudadanos, la relación
medio/fines debe considerar la protección de estos derechos. El debido proceso,
las garantías y los derechos no sólo limitan la eficiencia policial (la policía no
puede escoger medios expeditos que supongan una amenaza innecesaria a estos
valores) sino que redefinen qué entender por eficiencia. Una mayor eficiencia
policial se entenderá por el logro de su cometido a un menor costo de los
derechos y garantías de los ciudadanos. Una dificultad adicional en la evaluación y
medición del desempeño policial es que la mayor parte de la actividad policial es
“invisible”, en tanto no susceptible de registros en términos de “resultados” o
productos. Una inadecuada definición de los indicadores, prescribiendo
situaciones o resultados de manera rígida, implicaría una mayor invisibilización de
actividades relevantes para la actividad policial, fomentando la informalización y la
denegación de servicio, o produciría efectos no deseados, como el ritualismo, al
prevalecer la atención a resultados intermedios sobre la resolución de problemas,
o la sobre-reacción y el incremento del abuso policial, al procurarse de manera
principal o exclusiva determinados “resultados” que significan riesgos a los
derechos y garantías. En otras palabras, si los indicadores no miden
adecuadamente lo que hace la policía, muchas de sus actividades más
importantes no serían registradas y se le daría importancia a otras que pueden
suponer un mal desempeño policial, generando informalización (acciones que
emprenderían los policías fuera de sus competencias legales e institucionales, y
sin conocimiento del cuerpo), denegación de servicio (por ejemplo, no ayudar a
alguien en apuro ni prestar asistencia en una situación que no esté considerada en
los indicadores que se usan para evaluarlo), “ritualismo” (realizar actividades que
se miden con los indicadores, sin preocuparse sobre si estas acciones tienen
resultados reales sobre la inseguridad y el delito), o sobrestimar ciertos resultados
que pueden suponer violación de los derechos de los ciudadanos (por ejemplo, si
se le da mucha importancia al número de arrestos, se puede estar obligando a los
policías a realizar detenciones innecesarias).

11. TÉCNICAS DE EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO.


Actualmente la evaluación de la policía se ha puesto en boga. Sea para regular
sus actividades, o bien para mejorar su desempeño, para controlar el uso de los
recursos o para prevenir malas prácticas y desviaciones, en muchas policías
alrededor del mundo se ponen en práctica procesos de evaluación y se definen
indicadores que permiten registrar, medir y ponderar el desempeño policial. La
evaluación se propone tanto investigar como valorar lo que hace una organización
o programa, en este caso la policía. Los indicadores son “señales” que nos dicen
cómo se comporta lo que queremos medir, evaluar o cambiar. Según escojamos
un tipo u otro de indicadores, tendremos una evaluación distinta: si nuestro
indicador es el número de arrestos, entonces la policía que detenga más personas
será mejor evaluada (independientemente de si las detenciones se realizan
apegadas a derecho, o si tienen o no impacto en prevenir el delito o mejorar la
seguridad), pero si escogemos situaciones resueltas, los resultados de nuestra
evaluación cambiará.

La evaluación y sus indicadores pueden ser de la organización policial como un


todo, de un programa o unidad, y del desempeño individual de sus funcionarios.
No sólo es una distinción entre ámbitos, sino entre los fines que se persigue con
ésta y los indicadores que se consideran en cada caso. En cuanto a los fines,
mientras evaluar un programa permite mejorarlo, medir su impacto, decidir su
continuidad, la evaluación de la organización policial (o la evaluación del
desempeño agregado, como la llamamos aquí) promueve determinadas prácticas
(las que son definidas como los estándares esperados, o incluso según los
indicadores seleccionados para medir) y permite valorar y mejorar la actuación
conjunta de todo el cuerpo policial, generando recomendaciones, correctivos (por
ejemplo, decidir sobre las prioridades en las inversiones), o apuntalando
tendencias y prácticas positivas. Además, la evaluación del desempeño agregado
sirve para que la policía rinda cuentas a la sociedad, incrementando su
gobernabilidad democrática y mejorando su imagen, credibilidad y legitimidad.

La evaluación del desempeño individual, por su parte, se orienta a promover el


mejoramiento de la labor de los funcionarios individuales o en equipos de trabajo,
permitiendo sistemas de reconocimiento, premios, correcciones o castigos. Por
otro lado, no se puede medir ni valorar en los mismos términos la conducta
individual y el desempeño agregado. Si para una organización policial puede ser
importante aumentar el número de arrestos o delitos policialmente resueltos, si
estos se convierten en indicadores priorizados para medir el desempeño individual
se estaría “castigando” a funcionarios que están en otros servicios (policía
comunal, tránsito, escolar) y promoviendo patrones agresivos de actuación policial
hacia los ciudadanos. Para los efectos de la propuesta de evaluación de la
actividad de la organización policial abordada en la presente practiguía, se
considerará el desempeño policial como un conjunto de procesos (en términos de
condiciones organizacionales requeridas y operaciones policiales), que permiten
enfrentar diversas situaciones con métodos variables, ajustados a la legalidad y
preservación de los derechos ciudadanos, produciendo resultados (productos)
distintos que tienen impacto en el cumplimiento de la ley, el mantenimiento de la
paz social, el respeto de los derechos4 y la confianza ciudadana.

Considerando esta definición, la medición y evaluación del desempeño


atenderá, en términos de priorización, a: 1. Indicadores de insumo5 o condiciones
organizacionales: registro de las condiciones y requisitos organizacionales que
afectan el desempeño de la policial. 2. Indicadores de procesos: registro de
operaciones rutinarias de la policía y medición de su eficiencia. Considerando la
variabilidad de situaciones que encara la policía, y la versatilidad de sus métodos,
se atenderá aquellos procedimientos rutinarios más comunes, y a factores que
pueden significar una optimización de su desempeño. 3. Indicadores de malas
prácticas policiales: registro y medición de actos desviados que impactan
negativamente en los procesos y resultados. Ante la diversidad de malas prácticas
y desviaciones posibles en la actividad policial, y la dificultad para su detección y
registro, se inferirán a través de indicadores objetivos de hechos graves, según
registro de instancias externas a la policía. 4. Innovación: planes, proyectos y
prácticas colectivas dirigidas a resolver problemas de seguridad y mejorar el
desempeño de la policía, en el marco de la legalidad y los principios que rigen la
actividad policial, que supongan innovaciones en los patrones organizacionales u
operativos convencionales. 5. Resultados: productos registrados de las
operaciones policiales. Se atenderá a productos estandarizados. 6. Impacto8 :
cambios en la situación del delito, el desorden, la percepción de la seguridad y
evaluación del público hacia el servicio policial.

12. PROCESO DE ASCENSO ORDINARIO.


Los procesos ordinarios de ascenso en la carrera policial en cada cuerpo de
policía deben ser aprobados por el Ministerio del Poder Popular con competencia
en materia de seguridad ciudadana, de conformidad con lo establecido en la Ley.
Estos planes deben ajustarse a la estructura organizativa de cargos y presupuesto
aprobado para el correspondiente año fiscal. Con la finalidad de racionalizar los
ascensos en los cuerpos de policía y facilitar la planificación de la función
formativa de la Institución Académica Nacional especializada en materia de
seguridad ciudadana, se establecerá un plan nacional de crecimiento anual de los
cuerpos de policía del país, en articulación con el Ministerio del Poder Popular con
competencia en materia de seguridad ciudadana. Dicho plan establecerá,
mediante consulta articulada con las gobernaciones, alcaldías y los diversos
cuerpos de policía, la demanda de necesidades para los ascensos requeridos en
el Sistema Integrado de Policía del país, con base en la tasa de encuadramiento
policial o cualquier otro criterio sustentable y sujeto a validación.
CONCLUSIÓN

La comunidad resulta ser un informante fundamental a la hora de medir el


desempeño policial; si consideramos que el principal ‘cliente’ de la policía es la
comunidad a la que sirve, resulta evidente que es ésta quien mejor puede referirse
a la calidad del servicio que presta. Las transformaciones a los cuerpos policiales,
sean éstas sustantivas o menores, introducen la necesidad de conocer
objetivamente el estado y la evolución de diversos componentes de la gestión
institucional. Se trata, básicamente, de hacerlos cuantificables, susceptible de
medición, a fin de constatar el impacto de las políticas y programas que son
implementados. La policía se constituye como la puerta de acceso al sistema de
justicia, aquella que está en contacto permanente con la ciudadanía, con las
víctimas y los victimarios.

Es también la que concentra el mayor número de procedimientos operativos,


tiene presencia en todo el territorio de una nación y es habitualmente
responsabilizada, desde la mirada ciudadana, por el estado de la seguridad
pública. Por lo anterior es que resultará fundamental incorporar de manera
permanente sistemas de medición de la actuación policial que permitan efectuar
un monitoreo sobre ella y el cumplimiento de sus objetivos. Este trabajo constituye
una sistematización, aunque no exhaustiva, de las posibilidades de objetivar el
accionar de las policías, mediante el uso de técnicas cuantitativas de medición.
Esta sistematización se centrará en dar cuenta de los ámbitos que pueden ser
medidos en particular respecto de la relación policía comunidad, los instrumentos
de medición y las fuentes de datos.

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