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Este documento trata sobre la importancia de la convivencia pacífica entre vecinos que comparten un espacio residencial regido por la Ley de Propiedad Horizontal. Explica que los residentes tienen derecho a la tranquilidad y deben cumplir las normas para no afectar a los demás. También señala que el Administrador debe mediar en los conflictos y aplicar sanciones a quienes incumplan las reglas de forma reiterada, como multas o restringir el uso de áreas comunes, siempre con la aprobación de la Asamblea de Copropietarios.
Este documento trata sobre la importancia de la convivencia pacífica entre vecinos que comparten un espacio residencial regido por la Ley de Propiedad Horizontal. Explica que los residentes tienen derecho a la tranquilidad y deben cumplir las normas para no afectar a los demás. También señala que el Administrador debe mediar en los conflictos y aplicar sanciones a quienes incumplan las reglas de forma reiterada, como multas o restringir el uso de áreas comunes, siempre con la aprobación de la Asamblea de Copropietarios.
Este documento trata sobre la importancia de la convivencia pacífica entre vecinos que comparten un espacio residencial regido por la Ley de Propiedad Horizontal. Explica que los residentes tienen derecho a la tranquilidad y deben cumplir las normas para no afectar a los demás. También señala que el Administrador debe mediar en los conflictos y aplicar sanciones a quienes incumplan las reglas de forma reiterada, como multas o restringir el uso de áreas comunes, siempre con la aprobación de la Asamblea de Copropietarios.
Mis derechos terminan donde empiezan los del otro, reza la expresión
popular. Pareciera que esta sabia máxima no tenga sentido en la mente de
muchos que consideran que por ser dueños o inquilinos de un inmueble pueden hacer y deshacer en este.
Por una sana coexistencia
Al convivir en un espacio que se rige por la Ley de Propiedad Horizontal es necesario conocer de qué trata, pues esta ley reglamenta lo relacionado con los derechos de propiedad exclusiva sobre sus bienes privados y los derechos de copropiedad sobre el terreno y los demás bienes comunes con un objetivo claro: garantizar la seguridad y la convivencia pacífica de quienes habitan en esos inmuebles, así como la función social de la propiedad. Los residentes de una unidad residencial tienen derecho, como lo contempla la Constitución Nacional, a la tranquilidad y el respeto, y están en la obligación de acatar y cumplir las normas establecidas para no entorpecer la sana convivencia entre vecinos, razón por lo que es clave brindar con responsabilidad el espacio al que tienen derecho los demás. El Administrador, un ‘ente’ importante Si entre vecinos comienza un mal comportamiento se debe notificar al Administrador, quien cumple un papel esencial, pues él está comprometido a ser un conciliador entre las partes en conflicto y velar por el cumplimiento de las normas de cohabitación y la ley; en caso de una demanda, debe acompañar el proceso en curso. Además de esto, para cuidar de un ambiente armonioso el Administrador de las unidades residenciales podrá acudir a la colaboración de un Comité de Convivencia, el cual es nombrado por la Asamblea de Copropietarios. A este comité le corresponde hablar con los vecinos implicados en problemas de convivencia. Hay sanciones Cuando un vecino continúa incurriendo en su falta, el Administrador podrá sancionar a la persona siempre y cuando lo autorice y apruebe la Asamblea de Copropietarios, conforme lo establece la Ley 675 de 2001. Por ejemplo, la norma dicta estos pasos a seguir: – Publicación en lugares de amplia circulación de la edificación o conjunto de la lista de los infractores con indicación expresa del hecho o acto que origina la sanción. – Imposición de multas sucesivas, mientras persista el incumplimiento. – Restricción al uso y goce de bienes de uso común no esenciales, como salones comunales y zonas de recreación y deporte. ¿Quién responde por la mala convivencia? Cuando un vecino irrumpe la tranquilidad y privacidad, la primera instancia que debe responder es la vigilancia del conjunto. Luego se le debe notificar al Administrador, quien debe comunicarle al infractor que está incumpliendo las normas. Cuando la persona hace caso omiso o el conflicto pasa al plano de la violencia se debe recurrir a las autoridades policiales o a sanciones internas.