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EXP: F-288/2016.
ROCIO MARTÍNEZ ORDUÑA.
VS.
JUAN FRANCISCO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ.
ASUNTO: SE CONTESTA LA DEMANDA.
A L A S P R E S T A C I O N E S:
Niego que la actora tenga el derecho para reclamar tales prestaciones, ni para
excitar a ése H. Juzgado a desempeñar su actividad jurisdiccional, toda vez que carece
de razón jurídica y legitimación suficientes para reclamar las prestaciones innocuas e
improcedentes que refiere en base a los argumentos que explico en la controversia que
vierto sobre la siguiente contestación:
Por lo que respecta a la prestación marcada con la letra A, señalo que es improcedente,
en principio por que el mismo artículo 401-A de Código de Procedimientos Civiles
en su fracción IV señala que las medidas precautorias serán para la separación de
Cónyuges y no así para concubinos; por lo cual, desde éste momento opongo la
excepción de improcedencia de la vía y de la acción, teniendo aplicación al respecto
la tesis siguiente:
De una interpretación sistemática de los artículos 221 al 223 y 225 del Código de
Procedimientos Civiles de esta entidad federativa, se advierte que la mencionada providencia
está contemplada sólo para los cónyuges, pues para que se admita a trámite es necesario que
previamente se demuestre la existencia del matrimonio; luego, como el concubinato consiste
en la cohabitación permanente que de hecho, sin formalidad legal, existe entre un hombre y
una mujer, es inconcuso que las personas que viven en ese estado no lograrían justificar ese
vínculo jurídico, previamente a la separación, porque su unión se caracteriza justamente por
la falta de ese nexo. Sin que sea obstáculo el hecho de que para conocer la verdadera intención
del legislador el juzgador pueda hacer uso de la aplicación analógica, lo que le permite aclarar
alguna norma oscura o dudosa, puesto que ni aun haciendo uso de esa facultad estaría
autorizado para establecer supuestos en los que no se advierta la voluntad de legislar, razón
por la que lo dispuesto en los citados numerales no debe aplicarse analógicamente a los
concubinos, porque si la intención del legislador jalisciense hubiera sido la de conceder la
separación de personas tratándose de concubinato, así lo hubiera establecido, como sí lo ha
hecho en otros Estados de la República mexicana, entre ellos el Distrito Federal, en el que se
pone como condición que los concubinarios tengan un domicilio en común, semejante al
conyugal, según el artículo 216 del Código de Procedimientos Civiles de esa entidad.
El artículo 295 del Código Civil para el Estado de México establece: "Si fueren varios los
que deben dar los alimentos y todos tuvieren posibilidad para hacerlo, el Juez repartirá el
importe entre ellos en proporción a sus haberes."; por tanto, si con motivo de un juicio de
divorcio se probó que ambos padres trabajan y perciben ingresos, deben contribuir en forma
proporcional a sus ingresos al pago de los alimentos de sus hijos; consecuentemente, el monto
consistente en el treinta por ciento de los ingresos ordinarios y extraordinarios fijado al padre
como pensión para sus hijos es justo y equitativo, ya que ésta, aunada a un equivalente de
aportación por la madre, conforman una cantidad suficiente para cumplir con el deber
alimenticio, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 150 del ordenamiento invocado.
De conformidad con el artículo 397 del Código Civil del Estado de Guerrero, la
proporcionalidad de los alimentos es la que debe existir entre las posibilidades del deudor y
las necesidades del acreedor; en tal circunstancia, si en el juicio natural queda demostrado
que ambos padres perciben un salario, luego entonces, conforme a tal disposición, debe
repartirse equitativamente la carga alimentaria de acuerdo a los ingresos obtenidos, pues en
términos del precepto 392 del invocado ordenamiento, los padres están obligados a dar
alimentos a sus hijos, ya que si bien la posibilidad del deudor alimentista depende del monto
de su salario o ingresos, o el valor de sus bienes, los que han de ser bastantes para cubrir la
pensión alimenticia que le corresponde, también debe atenderse a sus propias necesidades,
sobre todo cuando aquél se encuentra separado de sus acreedores alimentarios, lo que
obviamente ocasiona que los mismos sean mayores, pues las necesidades de los alimentistas
han de establecerse atendiendo de manera preferente a los conceptos que se comprenden bajo
la palabra alimentos, en los términos dispuestos en los artículos 387 y 388 del referido Código
Civil.
Amparo directo 328/95. Carlos Bello Suástegui. 10 de agosto de 1995. Unanimidad de votos.
Ponente: José Refugio Raya Arredondo. Secretario: Salvador Vázquez Vargas.
Amparo directo 712/96. Óscar Javier Victoria Galeana. 23 de enero de 1997. Unanimidad de
votos. Ponente: Joaquín Dzib Núñez. Secretario: Salvador Vázquez Vargas.
Amparo directo 54/97. Sofía Campos Díaz y otros. 20 de febrero de 1997. Unanimidad de
votos. Ponente: Joaquín Dzib Núñez. Secretario: Ernesto Jaime Ruiz Pérez.
Amparo directo 270/97. Nelly Rosa Pineda Giles. 30 de mayo de 1997. Unanimidad de votos.
Ponente: Joaquín Dzib Núñez. Secretario: Salvador Vázquez Vargas.
A L O S H E C H O S:
AL DERECHO
EXCEPCIONES Y DEFENSAS
V.- Se oponen todas y cada una de las defensas y excepciones que se deriven
de la contestación a la demanda y que se plasman en el cuerpo del presente ocurso.
PRUEBAS:
“PROTESTO LO NECESARIO”
Celaya, Gto., a 5 de Abril de 2016.