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http://www.leeporgusto.com/samanta-schweblin-la-literatura-vista-por-
una-lectora-y-escritora/
http://www.revistaleemos.com/pajaros-en-la-boca-por-que-todos-
hablan-de-samanta-schweblin/
Hipótesis
“Para hablar de Schweblin, hay que destacar dos aspectos principales de su forma de
escribir, que se ven en sus relatos. Por un lado, se distingue el género que ella escribe y
por otro un cierto “patrón” con el que ella juega a la hora de sorprender al lector.
El género que ella escribe es muy complejo de definir. Se maneja siempre en un plano
realista, nunca nos vamos a encontrar con relatos repletos de brujas, fantasmas, u
otros personajes del fantástico más convencional, sino que ella busca más bien jugar
con lo normal y lo anormal, ponernos en situaciones de pensar que tan retorcida se ha
vuelto la historia, y que tanto más nos puede sorprender haciéndolo todo verosímil.
También, en los cuentos de la escritora, podemos ver cierto “patrón” como dije antes,
con respecto a la sorpresa, que, si bien no aparece en todos, predomina en la gran
mayoría. En algunos cuentos, la sorpresa se puede ver en el primer párrafo, hasta en la
primera línea de texto, mientras que en otros, se toma el trabajo de hacernos esperar
hasta las últimas palabras para dar ese giro que nos deja pensando que acaba de
pasar, por qué todo es tan extraño.
Estos son los principales aspectos que creemos esenciales en Schweblin y por eso
decidimos analizarlos.”
Introducción
Nuestro principal objetivo, es descifrar cuales son las bases de su forma de escribir, si
tiene un género característico, como escribe cada cuento y si hay parecidos
estructurales entre ellos. Si podemos lograr esto, creemos que podríamos presentarle
a nuestros compañeros esta gran escritora y así introducirlos al último tema del año,
anticipándoles un poco que se les avecina.
Para llevar a cabo esto, leímos el libro antes mencionado, y buscamos principalmente
entrevistas que le han hecho a lo largo de su vida, siendo esa la mejor fuente posible,
ella misma.
Desarrollo
Para desarrollar nuestro tema, creemos que es necesario dividir los dos principales
aspectos investigados en dos subsecciones con sus ejemplificaciones.
Género
1 Martín Lojo. Samanta Schweblin: "Un relato no se escribe del todo en el papel, se completa
en la cabeza del lector", sección entrevistas Clarín. Buenos Aires, diario Clarín, Domingo 06 de
septiembre de 2015
A veces me asusta la etiqueta de “género fantástico”; el lector que busque
plano realista, pero hay algo: un detalle, un gesto, una sospecha, que abre la
historia a la posibilidad de otra cosa. Creo que una de las cosas que más me
“anormal”, comprobar una y otra vez que lo que consideramos normal a veces
no es más que un pacto social, un espacio cerrado y seguro que nos permite
Schewblin.-
Ahora vamos a pasar a mostrar ejemplos puntuales en los que vemos lo anteriormente
mencionado.
Pájaros en la Boca
En este cuento se nos presentan tres personajes, una familia. Esta familia tiene a sus
padres separados y una hija que vive con su madre. El punto de quiebre, entre lo que
consideramos cotidiano o normal, es cuando la madre, Silvia le comenta a su marido,
2
Paola Tinoco. Samanta Schweblin: Lo fantástico de la realidad, sección entrevistas semana de
la literatura. Buenos Aires, blog Vice, Viernes 02 de Agosto del 2013
Martin que su hija Sara tenia serios problemas. Así ella lo lleva a la casa donde vivían
con su hija, y le muestra como la adolescente se alimenta solo y exclusivamente de
gorriones (una pequeña ave) y lo obliga a llevársela a vivir con él.
Aquí es cuando lo normal deja ser tan normal, y empezamos a dudar del género del
relato que hasta ese punto era realista, con una peculiar situación.
En este otro, tenemos una situación totalmente distinta. Se nos presenta a un niño, el
cual parece tener algún problema o trastorno, el cual le impide sociabilizar con otros
niños y se la pasa todo el día pintando. Llega un día, en que un compañero lo molesta,
quitándole su material de dibujo y como respuesta el protagonista le golpea la cabeza
contra al suelo al otro niño. Así, ocurren otras situaciones en las que el niño, ya no tan
niño sino más bien adolescente, piensa en resolver todos sus conflictos estampando la
cabeza de otros contra el suelo. El punto de quiebre, que deja de ser normal para
nosotros, es cuando el niño se convierte en hombre, y cuenta que trabaja de pintar
cuadros en los que las personas le pagan por tener sus cabezas estampadas por las
manos de nuestro personaje principal. Si bien, con el correr del cuento, nos damos
cuenta que el hombre tiene alguna deficiencia mental, o algo por el estilo, el hecho de
que su trabajo sea ese ya nos deja dudando que tan realista puede ser que eso ocurra.
El cavador
Esta vez, Schweblin nos presenta dos personajes. Un hombre que llega a una casa
alquilada, y que ahí tropieza con otro el cual dice conocerlo y que está cavando un
pozo. A lo largo del relato, tenemos dos historias. Una es la del cavador que dice
conocer a este hombre y que actúa dando por hecho muchas cosas que el lector no
sabe. Mientras que por otro lado, el hombre sabe lo mismo que nosotros del cavador,
nada, y se cuestiona el porqué de mucho de lo que hace el cavador. Este hombre que
está cavando un pozo con medidas exactas y profundidad indeterminada, actúa
generándonos cierto misterio y miedo del motivo de semejante pozo. Al final, el
cuento tiene un cierre increíble, el cual nos deja muchas posibles conclusiones.
Lo más extraño del cuento es principalmente el hecho de que el hombre que fue a
vacacionar a una casa, escapando del stress, no se preocupe del hecho que un hombre
que se pasa el día cavando al lado de su casa, diga conocerlo y esperar sus órdenes.
Bajo tierra
En este último caso que vamos a presentar, aunque se puede ver esto en todos sus
relatos, se nos cuenta la historia de un hombre que llega a un bar de paseo y un viejo
termina contándole una historia de un pueblo cercano. La historia decía que todos los
niños de ese pueblo, iban todos los días a cavar a un pozo hasta que un día
desaparecieron, y todo lo que habían cavado había sido tapado. Así, los padres
enloquecen y dicen escuchar a sus hijos desaparecidos llorando en las paredes de sus
casas. Luego de haber contado esto, salen el bar el hombre y el anciano y otra vez,
Schweblin nos deja con la boca abierta, con otro final inesperado, dándonos la
posibilidad de armar nuestro propio rompecabezas de conclusiones.
Si bien se nota cierto parecido con Cortázar, uno de los mejores escritores argentino, y
se ve que influencia bastante a Schweblin, no hay que quitarle méritos por poder llevar
algunos de los conceptos de Cortázar a la era moderna, y que aun así, sigan siendo
sorprendentes.
Por último, queremos agregar que al igual que Cortázar, a medida que vas leyendo el
libro ella suele dar indicios de que algo extraño esta por ocurrir, que el giro se esta
acercando.
Irman
Irman es uno de los cuentos en los que mejor vemos este proceso en el cual podemos
anticipar que algo está por pasar. Desde el momento que se nos da la descripción del
mozo, pasando por su esposa muerta que era lo opuesto a él y terminando cuando el
hombrecillo los echa del bar amenazándolos, sabemos que ni cosas nos cierran, ni los
personajes tampoco, e intentamos anticipar lo que va a pasar, aunque probablemente
no le atinemos porque Schweblin nunca va a lo más posible, o pensado por la mayoría,
y le da un gran cierre.
Conservas
Conservas, es en cierto punto parecido a Irman por el hecho que Schweblin nos va
dando pistas que algo se avecina, pero en este caso estamos seguros que pudimos
entender cuál va a ser el final, (Un aborto espontáneo) siendo mucho más predecible
que en el resto de relatos. Pero una vez más, nos deja boquiabierto con el magnífico
desenlace que no es necesario comentar, y nos deja una sonrisa en la boca cuando
otra vez más, no pudimos acertar el final.
En la estepa
Por ultimo vamos a hablar uno que fue de los más discutidos, pero de los preferidos
entre los compañeros del trabajo. Desde un principio se nos da a este personaje,
Enrique, el cual por cómo se lo describe en el primer párrafo se nos da la imagen de un
hombre rondando los treinta, cuarenta, cincuenta años de edad el cual vive con su
madre, o al menos ella lo mantiene y por una pelea con la misma, lo echan de casa y
termina viviendo y trabajando para la pareja que era dueña de un negocio que a este
hombre le gustaban los modelos a escala de vehículos para construir.
Así, cuando esta pareja, “adopta” por así decirlo a este hombre, le dejan dormir en el
negocio y el comienza a trabajar para ellos, en las primeras semanas las ventas suben
muchísimo, ya que Enrique reorganiza todo el lugar, y se encarga de que todo esté
mucho más atractivo. Hasta este momento, todo parecía totalmente normal ¿No es
así?
Y aquí es donde empezamos a ver estos indicios o pistas de los que le hablé, Enrique
empieza a comportarse y decir cosas extrañas, y llega a tener una pelea con un niño
del negocio por un superhéroe de juguete. Luego, el negocio vuelve a caer en ventas,
ya que Enrique deja de ser productivo y se concentra en armar rompecabezas en una
mesa aparte. Aun hasta aquí, podía ser todo medianamente posible.
Pero llega uno de los mejores finales, a nuestro gusto, y da un giro en el final, que si
bien no es tan abierto como en otros casos, nos hace darle una repasada a todo el
cuento para ver si tenía sentido, y efectivamente, Schweblin escribe todo el cuento,
sabiendo el final que le iba a dar, y dándole muchos doble sentidos al personaje en
cuestión.
Conclusión