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J.O.M.

48/2012

Mérida, Yucatán, a treinta de abril de dos mil


trece.

V I S T O S, para resolver en definitiva los


autos del juicio ordinario mercantil 48/2012,
promovido por **********por conducto de su
apoderado legal********** en contra de **********; y,

RESULTANDO
PRIMERO.- Por escrito presentado el once de
mayo de dos mil doce, en la oficina de
correspondencia común de los Juzgados de Distrito
en Mérida, Yucatán (fojas 3 a 6), **********por
conducto de su apoderado legal ********************
demandó en la vía ordinaria mercantil a de **********
el pago de las siguientes prestaciones:

“PRIMERA.- El pago de la cantidad de


$2’000,000.00 (DOS MILLONES DE
PESOS SIN CENTAVOS MONEDA
NACIONAL), como suerte principal.
SEGUNDA.- El pago de interés
moratorio pactado al tipo legal, generados
hasta el día de hoy, que asciende a la
cantidad de $10,080,000.00 (SON: DIEZ
MILLONES OCHENTA MIL PESOS
MONEDA NACIONAL), más los que se
sigan generando hasta el pago total del
adeudo, mismo que en el incidente de
ejecución de sentencia se harán líquidos;
TERCERA.- El pago de las costas y
gastos que se originen con motivo de este
procedimiento, hasta su total conclusión.”
Por auto de dieciséis de mayo de dos mil doce
(fojas 13 y 14), se admitió a trámite la demanda en la
vía y forma propuestas; ordenándose el
emplazamiento al demandado, lo cual tuvo
verificativo el dieciocho de mayo de dos mil doce

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(fojas 16 y 17).
Mediante escrito presentado el once de junio
de dos mil doce, ante la oficialía de partes de este
Juzgado de Distrito (fojas 18 a 31), el demandado de
********** dio contestación a la demanda entablada
en su contra, opuso excepciones y defensas que
consideró pertinentes y ofreció pruebas de su parte.

Mediante proveído de doce de junio de ese


mismo año (foja 32) se tuvo al demandado
contestando en tiempo y forma la demanda
entablada en su contra, por opuestas las
excepciones que opuso y se ordenó dar vista a la
parte actora para que manifestara lo que a su interés
conviniera; la que fue desahogada mediante escrito
presentado por la parte actora el diecinueve de junio
de dos mil doce (foja 35), realizando diversas
manifestaciones al respecto.

Al quedar integrada la litis por auto de tres de


agosto de dos mil doce (foja 57), se abrió el juicio a
prueba por el término de cuarenta días comunes a
las partes; y en proveído de diecisiete de septiembre
de dos mil doce (fojas 83 a 85), se ordenó abrir el
término de desahogo de pruebas respectivo.

Posteriormente, con fecha veintiocho de


enero de dos mil trece, se declaró abierto el
periodo de alegatos por el término de tres días
(foja 116); respecto de lo cual, en diverso proveído
de ocho de febrero de dos mil trece, se tuvo a la
parte actora formulando alegatos de su parte (foja
125), sin que la parte demandada los hubiera
formulado.

Concluido dicho término, en proveído de


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trece de marzo de dos mil trece, se citó a las


partes para oír la sentencia correspondiente (foja
128); y,

CONSIDERANDO

PRIMERO.- COMPETENCIA. Este Juzgado


es competente para resolver la presente
controversia, en atención a lo dispuesto en los
artículos 104, fracción I, de la Constitución Federal
de los Estados Unidos Mexicanos; 53, fracción I,
de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación.

SEGUNDO.- PROCEDENCIA DE LA VÍA. Ha


sido procedente la vía ordinaria mercantil, toda vez
que de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 1377
del Código de Comercio, toda aquella contienda
judicial que no tenga señalada tramitación
especial en las leyes mercantiles, se ventilará en
juicio ordinario, tal como acontece en el caso
concreto, en el que se reclama el pago de un
adeudo contenido en un pagaré cuya acción
cambiaria directa ha prescrito.

Sirve de apoyo a lo anterior, en lo conducente


y por analogía jurídica, la tesis correspondiente a la
Novena Época, sustentada por el Segundo
Tribunal Colegiado del Décimo Séptimo Circuito,
consultable en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo XVI, Noviembre de
2002, la cual es del tenor literal siguiente:
“VÍA ORDINARIA MERCANTIL,
PROCEDENCIA DE LA, CUANDO LA
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ACCIÓN INTENTADA NO TENGA
SEÑALADA UNA TRAMITACIÓN
ESPECIAL EN LAS LEYES
MERCANTILES. Cuando el objeto de la
sociedad demandante evidentemente es
comercial, la naturaleza de la acción
intentada por ella, consistente en la rendición
de cuentas, gastos erogados, activos
recibidos hasta el término de la gestión de su
presidente, es mercantil; por tanto, la vía
correcta para su impugnación es la ordinaria
mercantil y no la sumaria o la incidental, ya
que de conformidad con lo dispuesto por el
artículo 1377 del Código de Comercio, todas
las contiendas que no tengan señalada una
tramitación especial en las leyes mercantiles,
entre ellas la Ley General de Sociedades
Mercantiles, se ventilarán en la vía ordinaria.”

Aunado a que en el caso concreto la acción


intentada deriva de la expedición de un pagaré, que
constituye una operación regulada por la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, acto
considerado como acto de comercio por el artículo
75 fracciones XIX y XXV del Código de Comercio,
así como el artículo 1° de la Ley citada en primer
término.

Sirve de sustento a lo anterior la tesis


correspondiente a la Octava Época, sustentada por
el Tercer Tribunal Colegiado del Sexto Circuito,
consultable en el Semanario Judicial de la
Federación , Tomo V, Segunda Parte-1, Enero a
Junio de 1990, página 37, la cual es del tenor literal
siguiente:
“ACCIONES DERIVADAS DE LOS
ACTOS DE COMERCIO. DEBEN
TRAMITARSE EN LA VÍA MERCANTIL.
Cuando el acto del que deriva la obligación
es de carácter eminentemente mercantil, es
decir, de aquellos que la ley reputa como
actos de comercio, las acciones respectivas
deben deducirse conforme a las leyes del
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enjuiciamiento mercantil; pues se trata de un


conjunto de normas imperativo-atributivas
vigentes y, por lo mismo, obligatorias. En
consecuencia el demandado tiene derecho a
defenderse mediante los procedimientos
legales y disposiciones que rijan la
naturaleza del acto, por así encontrarse
garantizado por el artículo 14 de la
Constitución General de la República; y aun
cuando pudiera existir mayor amplitud de
defensa en la ley civil, no puede dejar de
aplicarse la ley vigente para el caso, por la
sola voluntad de una de las partes.”

TERCERO.- INTEGRACIÓN DE LA LITIS. En


primer orden, debe establecerse cuál es la litis
planteada en esta vía ordinaria mercantil, habida
cuenta que esos hechos constituyen la materia de
la prueba y sobre ellos deberá pronunciarse para la
procedencia de este juicio, tal como aparece en la
tesis 217-228, Cuarta Parte Semanario Judicial de
la Federación, página 189, que dice:
“LITIS, FIJACION DE LA, EN
MATERIA MERCANTIL. Cabe señalar
que la contestación de la demanda viene
a cerrar la litis sobre la cual habrá de
versar el procedimiento, cuyos hechos
habrán de constituir la materia de la
prueba y en relación a los cuales se
habrá de pronunciar el juzgador, razón
por la que cualquier manifestación
posterior de las partes, sea actora o
demandada, no tendrá ninguna eficacia
jurídica, salvo el caso de las excepciones
supervenientes.”

HECHOS DE LA DEMANDA. En el presente


juicio ordinario mercantil, la parte actora manifestó
medularmente mediante su escrito inicial de
demanda que con fecha veintiuno de diciembre de
dos mil cuatro, el ahora demandado de
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**********suscribió un pagaré a su favor, por la
cantidad de $2´000,000.00 (DOS MILLONES DE
PESOS, 00/100 MONEDA NACIONAL), con
vencimiento el doce de enero de dos mil cinco.

Que al momento de la suscripción de dicho


documento las partes pactaron como interés
moratorio el tipo legal, el cual dice asciende a la
cantidad de $10´080,000.00 (DIEZ MILLONES
OCHENTA MIL PESOS 00/100 MONEDA
NACIONAL), más los que se sigan generando
hasta el pago total del adeudo.

Que habiendo vencido el documento base de


la acción y que este no fue cubierto por el
demandado, y por más gestiones extrajudiciales y
judiciales que se han realizado no ha logrado el
pago del documento motivador de este juicio, ni
mucho menos el de los intereses pactados, por lo
que dice el presente juicio resulta procedente.

CONTESTACIÓN DE DEMANDA. Por su


parte, el demandado de **********, contestó la
demanda entablada en su contra manifestando
medularmente:

Que es cierta la suscripción del título de


crédito que menciona el actor, sin embargo,
manifiesta que dicho título de crédito fue suscrito
como garantía del cumplimiento de las
obligaciones contraídas respecto de un contrato
transaccional que celebró con la empresa
denominada Industrias Curator, Sociedad Anónima
de Capital Variable, de la cual aduce que el actor
Armando de Jesús Palma Peniche es propietario.
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Que es cierto lo pactado en el documento


base de la acción, sin embargo éste únicamente
fue suscrito como garantía del cumplimiento de las
obligaciones contraídas respecto del contrato
transaccional citado.

Que es falso que se le haya realizado algún


requerimiento de pago, pues no existe ninguna
diligencia, además de que dice el actor no señala
las circunstancias de lugar, tiempo y demás que
hicieran identificables las diligencias que
menciona.

CUARTO.- ESTUDIO DE LA ACCIÓN. De la


lectura de los hechos narrados por el actor se
advierte que se intenta la acción causal para
obtener el pago del pagaré que se acompañó a la
demanda, de modo que debe acreditarse la
existencia de la relación causal, que es distinta e
independiente del título de crédito.

Con base en lo dispuesto por el artículo 1194


del Código de Comercio, corresponde a la actora
probar su acción y a la demandada sus
excepciones.

Ahora bien, por cuestión de técnica jurídica,


en primer lugar se estudiará la excepción de
IMPROCEDENCIA DE LA ACCIÓN EJERCITADA
Y DEL PAGO DE LAS PRESTACIONES
RECLAMADAS, POR OBSCURIDAD DE LA
DEMANDA, que hace valer el demandado JOSÉ
MARÍA PONCE LAVIADA, porque de ser fundada

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traería como consecuencia que la acción resulte
improcedente.

Al oponer la excepción de que se trata, la


demandada manifestó que es de explorado
derecho que el escrito de demanda debe contener
una relación sucinta de los hechos en que se basa,
a fin de que la parte demandada pueda estar en
aptitud de preparar su defensa y hacer valer sus
derechos conforme le convenga, así como para
ofrecer pruebas y en general velar por la búsqueda
correcta de la verdad.

Que en la especie la parte actora incurre en


una total y absoluta obscuridad de la demanda, ya
que en ningún momento expresó la fecha en que
aconteció el supuesto incumplimiento de pago de
las sumas que reclama en su escrito de demanda;
así como cuándo se realizaron las supuestas
gestiones extrajudiciales; y, con quién o quienes se
realizaron dichas gestiones.

Que con tales omisiones por parte de la


actora, se le deja en total estado de indefensión al
no poder dar contestación a aquello que omite y
que en el presente caso es esencial como lo es el
momento en que dicen aconteció el supuesto
incumplimiento.

Que la sanción de dicha obscuridad de la


demanda, debe ser la de decretar la improcedencia
de la acción ejercitada y la absolución a la parte
demandada de las prestaciones que se reclaman,
ya que de decretarse la procedencia de la acción la
parte actora estaría en una posición sumamente
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ventajosa al pretender aportar con posterioridad a


la demanda, datos que no aportó inicialmente y así
estar es posibilidad de cobrar aquello a lo que no
tuviera derecho, lo que dice no puede darse en el
ámbito jurídico y mucho menos en este caso, por
ser éste procedimiento de los llamados de “LITIS
CERRADA” (donde la litis se forma con la
demanda y contestación de la misma), por lo que,
dice debe decretarse la improcedencia de la
acción.

Dicha excepción resulta fundada, atento a las


siguientes consideraciones.

En primer lugar se estima oportuno precisar


que el artículo 168 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, dispone:

“Artículo 168. Si de la relación que


dio origen a la emisión o trasmisión de la
letra se deriva una acción, esta subsistirá a
pesar de aquellas, a menos que se pruebe
que hubo novación.
Esa acción debe intentarse
restituyendo la letra al demandado, y no
procede sino después de que la letra
hubiere sido presentada inútilmente para
su aceptación o para su pago conforme a
los artículos 91 al 94 y 126 al 128. Para
acreditar tales hechos, y salvo lo dispuesto
en el párrafo que sigue, podrá suplirse el
protesto por cualquier otro medio de
prueba.
Si la acción cambiaria se hubiere
extinguido por prescripción o caducidad, el
tenedor solo podrá ejercitar la acción
causal en caso de que haya ejecutado los
actos necesarios para que el demandado
conserve las acciones que en virtud de la
letra pudieran corresponderle.’

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En ese tenor, es innegable que la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito otorga al
beneficiario de tal documento en caso de que la
acción cambiaria haya prescrito o caducado, la
posibilidad de ejercitar la acción causal.

Y será acción causal cuando ésta deriva de la


existencia de un acto concreto o negocio jurídico,
que hubiese dado origen a la emisión o trasmisión
del título de crédito, a virtud del cual, el demandado
hubiese adquirido determinadas obligaciones,
correlativas a derechos del actor, y que estas
hubiesen sido incumplidas.

Ahora bien, como se señaló, la propia ley


establece que cuando se ha extinguido por
prescripción o caducidad la acción cambiaria directa,
el tenedor del documento (en este caso “pagaré”),
solo podrá ejercitar la acción causal, invocando
como fundamento de la demanda la existencia de un
concreto negocio jurídico, que hubiese dado origen a
la emisión o transmisión del título de crédito, a virtud
del cual, el demandado hubiese adquirido
determinadas obligaciones a su favor.

Al efecto, es aplicable la tesis XXI 2o. 5 C,


sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado del
Vigésimo Primer Circuito, visible en la página 507,
Tomo II, de septiembre de 1995, Novena Época, del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
que señala:

“ACCIÓN CAMBIARIA Y ACCIÓN


CAUSAL COMO POTESTADES PARA
HACER EFECTIVO UN MISMO CRÉDITO
MERCANTIL, NATURALEZA DE UNA Y
OTRA. Conforme a los artículos 150, 151 y
152 de la Ley General de Títulos y
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Operaciones de Crédito, la acción


cambiaria se ejercita en caso de falta de
pago de un título de crédito, y se puede
deducir en contra de cualquier obligado,
para exigir el importe plasmado en el
documento, los intereses moratorios, los
gastos de protesto y demás accesorios
legítimos. Por otra parte, en el artículo 168
de la misma Ley, se establece la
subsistencia de la relación jurídica que dio
origen a la emisión o transmisión de títulos
de crédito, así como, de las acciones que
deriven de dicha relación o acto jurídico, a
menos que se pruebe que hubo novación,
lo cual se traduce en la circunstancia de
que el acreedor tenga a su favor dos
acciones diferentes para hacer efectivo un
mismo crédito. La diferencia entre una y
otra, se deriva de la letra de la ley, es
decir, será cambiaria cuando en la
demanda se reúnan las condiciones
establecidas en los artículos 150, 151 y
152 de la Ley en cita, esto es, cuando la
reclamación del importe establecido en el
documento, más sus accesorios legales,
se fundamente única y exclusivamente en
la emisión, y en su caso, transmisión del
título de crédito, y en su falta de pago en
los términos de ley; en cambio, la acción
será causal, cuando se invoque como
fundamento de la demanda la existencia
de un concreto negocio jurídico, que
hubiese dado origen a la emisión o
transmisión del título de crédito, a virtud
del cual, el demandado hubiese adquirido
determinadas obligaciones, correlativas a
derechos del actor, y que estas hubiesen
sido incumplidas.”

Siendo dicho requisitos sine qua non para la


presentación de la demanda relativa a la acción
casual, ya que con dicha acción se pretende
obtener un cobro fundándola en motivos distintos
al título, esto es, la causa de su origen, de lo que
resulta evidente que debe conocerse ésta.

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Ahora bien, del propio escrito de demanda se
advierte que el actor acudió a esta instancia en la vía
ordinaria mercantil, en ejercicio de la acción causal
derivada del no pago del título de crédito (pagaré)
que adjuntó a dicho escrito. De tal manera que la
parte actora estaba obligada a describir en su escrito
inicial de demanda el vínculo o relación jurídica
subyacente, por virtud de la cual el demandado se
constituyó en deudor de la suma consignada en el
documento basal.

Sin embargo, de la demanda respectiva cuyo


valor probatorio es pleno, en términos del artículo
1294 del Código de Comercio, se advierte que la
actora omitió mencionar el negocio o la relación
jurídica que dio origen al libramiento o emisión del
documento exhibido con su escrito de demanda y
que dio inicio al juicio ordinario mercantil que nos
ocupa, por lo que, es inconcuso que la demanda
presentada por el accionante resulta obscura al no
haber detallado el tipo de negocio o relación jurídica
del que derivó el pagaré base de la acción ni mucho
menos el tiempo, modo, lugar y circunstancias en
que se pactó.

Al efecto, tiene aplicación la jurisprudencia


consultable en la página 809, Tomo XXVIII, de
diciembre de 2008, del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, que
establece:

“ACCIÓN CAUSAL. SU EJERCICIO EN


LA VÍA ORDINARIA MERCANTIL OBLIGA
A SEÑALAR LA RELACIÓN JURÍDICA DE
LA QUE PROVIENE EL TÍTULO. El tenedor
de un título de crédito que pierde su derecho
a hacerlo valer mediante la acción cambiaria
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y una vez que ha intentado inútilmente


cobrarlo en términos del artículo 168 de la
Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, tiene expedito su derecho para
ejercitar la acción causal en la vía ordinaria
mercantil, la cual, una vez ejercitada, en
cuanto accionante, tiene la obligación de
señalar la relación jurídica que diera origen a
la suscripción del título base de la acción,
esto es, debe invocar como fundamento de
su demanda la existencia del negocio jurídico
concreto que originase la emisión o
transmisión del título de crédito, a virtud del
cual el demandado hubiera adquirido
obligaciones, correlativas a derechos del
acreedor, y que estas hubiesen sido
incumplidas, ello con el fin de que el deudor
esté en posibilidad de excepcionarse en
contra de las pretensiones del actor y así no
quede en estado de indefensión.”

Lo anterior es así, porque sería ilegal tener por


acreditado un hecho omitido, con base en los medios
de convicción que constan en el juicio, debido a que
en términos del artículo 1194 del Código de
Comercio, en relación con los diversos 1197 y 1327
de la legislación mercantil invocada, sólo los hechos
controvertidos están sujetos a prueba, pues estimar
lo contrario implicaría emitir un fallo incongruente.

Sirve de apoyo a lo anterior, la jurisprudencia


sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Sexto Circuito, visible en la página
1654, Tomo XIII, de febrero de 2001, Novena Época,
del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, que señala:

“DEMANDA. LOS HECHOS


CONSTITUTIVOS DE LA ACCIÓN QUE SE
INTENTA DEBEN PRECISARSE Y NO
INFERIRSE DE LAS PRUEBAS QUE SE
ACOMPAÑEN. Resulta ilegal aceptar que

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se tengan como hechos de la demanda, los
contenidos en las constancias que se
ofrezcan como prueba y se acompañen a la
misma, porque se deja en estado de
indefensión a la parte demandada.”
Asimismo, tiene aplicación la tesis establecida
por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Primer Circuito, consultable en la página 448,
Tomo III, de abril de 1996, Novena Época, del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
que señala:

“PRUEBA EN JUICIOS
MERCANTILES. MATERIA DE LA. SOLO
LA CONSTITUYEN LOS HECHOS
CONTROVERTIDOS. Conforme al artículo
1194 del Código de Comercio, el actor debe
probar su acción y el reo sus excepciones.
El artículo 1197 del código mencionado
previene por su parte, que solo los hechos
están sujetos a prueba. El texto de estas
disposiciones permite afirmar, que la
materia de prueba se encuentra constituida
solamente con los hechos controvertidos,
que se integran con los expresados en los
escritos que fijan la litis. Por otro lado, el
artículo 1327 del propio cuerpo legal
establece que la sentencia se ocupará
exclusivamente de las acciones aducidas y
de las excepciones opuestas,
respectivamente, en la demanda y en la
contestación. En consecuencia, si
determinado hecho no fue invocado por las
partes en los escritos que fijaron la
controversia, no existe punto fáctico que
probar, y aunque con las probanzas
aportadas por los litigantes quedara
demostrado ese hecho omitido, al no haber
sido mencionado en los escritos que fijaron
la litis, no es admisible tomarlo en
consideración en la sentencia, porque de
hacerlo, el fallo sería incongruente y
conculcatorio de la última de las
disposiciones citadas.”
Por todo lo anterior, al resultar obscura la
demanda planteada por el accionante y dado que
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el demandado no estuvo en aptitud de conocer y


defenderse respecto al negocio que originó la
suscripción del título de crédito exhibido como
base de la acción, quien esto resuelve procede a
declarar la improcedencia de la acción al no
cumplirse con uno de los presupuestos procesales
(expresión de hechos en que funda su pretensión -
demanda en forma-), lo que impide a esta
juzgadora el análisis del fondo del asunto, lo
anterior en términos del artículo 348 del Código
Federal de Procedimientos Civiles de aplicación
supletoria al Código de Comercio, en términos de
lo dispuesto 1063 de dicha legislación mercantil;
consecuentemente, no se entra al estudio de la
acción intentada en el presente juicio y lo
procedente es dejar a salvo los derechos de la
parte actora para que los ejercite en la forma y vía
que estime oportunos, sin hacer especial
pronunciamiento en relación a la absolución a la
demandada del pago de las prestaciones
reclamadas.

Por lo tanto, se dejan a salvo los derechos de


la parte actora **********, para que haga valer la
acción intentada en el presente juicio, en la vía y
forma que corresponda.

Sirve de a poyo a lo anterior, de manera


ilustrativa la tesis de Jurisprudencia XIX.1o.P.T.
J/15, de la Novena Época, publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
tomo XXXIII, Enero de 2011, página 3027, que dice:

15
“PRESUPUESTOS PROCESALES.
LAS AUTORIDADES
JURISDICCIONALES, EN CUALQUIER
ESTADO DEL JUICIO, DEBEN
CONTROLAR DE OFICIO O A PETICIÓN
DE PARTE SU CONCURRENCIA, PUES
LA AUSENCIA DE ALGUNO
CONSTITUYE UN OBSTÁCULO QUE
IMPIDE EL CONOCIMIENTO DEL FONDO
DEL ASUNTO. Siempre que sea
descubierta la ausencia de algún
presupuesto procesal, de oficio o a petición
de parte, las autoridades jurisdiccionales
razonablemente deben proceder a
subsanarla en cualquier estado que se halle
el juicio; de lo contrario, el proceso no se
encontrará en un estado de cognición
óptimo ni jurídicamente aceptable; no es
posible la existencia de un juicio válido o
proceso verdadero sin la concurrencia in
limine litis de los presupuestos procesales
que condicionan, a su vez, la existencia del
debido proceso, siendo por ello que su
presencia generalmente se encuentra
normativamente reconocida; lo anterior, con
el objeto de que las autoridades
jurisdiccionales controlen su concurrencia,
máxime que su falta constituye un obstáculo
procesal que impedirá entrar al
conocimiento del fondo del asunto para su
resolución final; sólo de esta manera puede
asegurarse que el cauce procedimental sea
el legalmente establecido, atendiendo a las
circunstancias, tanto objetivas como
subjetivas, que la propia ley, de forma
imperativa, toma en consideración y
pormenoriza.”

De igual modo, sirve de sustento a lo aquí


señalado la tesis VI.1º.C.153C de la Décima Época,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, Libro VI, Marzo de 2012, Tomo 2,
página 1125, que dice:
“DEMANDA. LOS HECHOS EN QUE
SE FUNDA SON UN PRESUPUESTO
PROCESAL QUE EL JUEZ NATURAL
DEBE ANALIZAR DE OFICIO, PREVIO AL
ESTUDIO DE FONDO, MÁXIME CUANDO
SE OPONE LA EXCEPCIÓN DE
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OSCURIDAD (LEGISLACIÓN DEL ESTADO


DE PUEBLA). De los artículos 98, 99, 105,
203 y 353 del Código de Procedimientos
Civiles para el Estado de Puebla, que se
refieren a los presupuestos procesales que
debe cumplir una demanda, se advierte que
la expresión de los hechos en los que se
funda la pretensión se trata de un
presupuesto procesal no subsanable que
debe ser estudiado de oficio en sentencia,
previo al análisis del fondo del asunto con
base en las acciones y excepciones hechas
valer, ya que la admisión de la demanda
propuesta no releva del análisis de los
presupuestos procesales, previo al estudio
de la cuestión de fondo, ya que no implica
tener por reconocidos los hechos en que se
sustente la acción, por ser un presupuesto
procesal. Máxime en aquellos casos en que
se oponga como excepción la de oscuridad e
imprecisión de la demanda, ya que en caso
de no cumplirse el referido presupuesto
procesal (expresión de hechos en que se
funda la pretensión), debe declararse la
improcedencia de la acción, con fundamento
en el artículo 355 del mencionado
ordenamiento.”
Así como la jurisprudencia 1a./J. 31/2006, de
la Novena Época, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XXIV,
Julio de 2006, página 313, que dice:
“VÍA EJECUTIVA MERCANTIL.
CUANDO EL JUZGADOR LA DECLARA
IMPROCEDENTE NO DEBE HACER
PRONUNCIAMIENTO ALGUNO
RESPECTO A LA ABSOLUCIÓN DEL
DEMANDADO. Si se declara improcedente
la vía ejecutiva mercantil intentada y se dejan
a salvo los derechos de la parte actora para
que los haga valer en la vía y forma que
corresponda, en cumplimiento al principio de
congruencia que rige las resoluciones, el
juzgador no debe hacer pronunciamiento
alguno respecto a la absolución del
demandado de las prestaciones que le
fueron reclamadas en el juicio, pues al ser la

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procedencia de la vía un presupuesto
procesal, su estudio es de orden público y
debe ser previo al del fondo de la cuestión
planteada; por tanto, la improcedencia de la
vía impide al juzgador ocuparse del fondo de
la litis planteada y lo imposibilita para
pronunciarse sobre la absolución del
demandado, pues ello sólo podrá hacerse en
la vía procedente, conforme al artículo 1409
del Código de Comercio.”

Y con fundamento en el artículo 1084 del Código


de Comercio, no se hace condena en costas
judiciales, pues a criterio de la suscrita las partes no
se condujeron con dolo, mala fe o temeridad.

Por lo expuesto, fundado y con apoyo en los


artículos 1322, 1324, 1325 y 1327 del Código de
Comercio, se
R E S U E L V E:
PRIMERO. Esta autoridad federal es competente
para conocer y resolver del presente juicio en que
resultó procedente la vía ordinaria mercantil y se
declaró procedente la excepción de obscuridad de la
demanda planteada por la parte reo y no se realizó
análisis sobre la procedencia o no de la acción
intentada.
SEGUNDO. Es improcedente la acción causal
ejercitada por ARMANDO DE JESÚS PALMA
PENICHE en contra de JOSÉ MARÍA PONCE
LAVIADA.
TERCERO. Se dejan a salvo los derechos de la
parte actora ARMANDO DE JESÚS PALMA
PENICHE, para que los ejercite en la forma que
considere oportuna.
CUARTO.- No se hace especial condena en
costas.
Notifíquese personalmente.
J.O.M. 48/2012

Así lo resolvió y firma la Jueza Primero de


Distrito en el Estado de Yucatán, licenciada
Margarita Nahuatt Javier, ante la Secretaria de
Acuerdos, licenciada Estefanni Romero Navarro,
quien autoriza y da fe.

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CUARTO.- ESTUDIO DE LA ACCIÓN. De la
lectura de los hechos narrados por el actor se
advierte que se intenta la acción causal para
obtener el pago del pagaré que se acompañó a la
demanda, de modo que debe acreditarse la
existencia de la relación causal, que es distinta e
independiente del título de crédito.

Ahora bien, de conformidad a lo establecido


por los artículos 1194, 1326 y 13271 del Código de
Comercio, se analiza si el actor justificó los
elementos constitutivos de su acción en términos
de la tesis sustentada por la entonces Tercera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
publicada en la página 6, Tomo IV, del Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación 1917-2000,
que señala:

“ACCIÓN, ESTUDIO OFICIOSO DE SU


IMPROCEDENCIA. La improcedencia de la
acción, por falta de uno de sus requisitos
esenciales, puede ser estimada por el
juzgador, aun de oficio, solo en la primera
instancia no así en la apelación porque en ella
hay que estar al contenido de los agravios.”

Así como la tesis 11, página 12 del Apéndice


al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000,
que señala:

“ACCIÓN IMPROCEDENCIA DE LA. Las


disposiciones legales que establecen la
procedencia de la acción, aun cuando no se
1 Art. 1,194. El que afirma está obligado á probar. En
consecuencia, el actor debe probar su acción y el reo sus
excepciones.
Art. 1,326. Cuando el actor no probare su acción, será absuelto
el demandado.
Art. 1,327. La sentencia se ocupará exclusivamente de las
acciones deducidas y de las excepciones opuestas
respectivamente en la demanda y en la contestación.
J.O.M. 48/2012

exprese su nombre, con tal que se determine


con claridad la clase de prestación que se
exija del demandado y el título o causa de la
acción, deben interpretarse en el sentido de
que el juez, al resolver la controversia,
atenderá a la naturaleza de la acción
ejercitada, según se desprende de los hechos
narrados, sin variar la prestación exigida, ni el
título o causa de pedir, sin perjuicio de la
facultad del juez para aplicar las disposiciones
legales procedentes y no las que
equivocadamente hubiera invocado el actor,
pues a las partes corresponde alegar y probar
los hechos y al juez aplicar el derecho.”
En el caso concreto y atento a las
constancias de autos, se llega a la conclusión de
que la actora no acreditó los extremos de su acción
ejercitada en el presente juicio, por las razones y
con los fundamentos que se darán a continuación:

En primer término, es menester destacar que


la actora exhibió como documento fundatorio de su
acción, el título de crédito denominado “pagaré”,
suscrito a su favor por la cantidad de
$2’000,000.00 (DOS MILLONES DE PESOS SIN
CENTAVOS MONEDA NACIONAL), con fecha de
vencimiento doce de enero de dos mil cinco.

En tal sentido, se estima pertinente precisar


que el artículo 168 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, dispone:

“Artículo 168. Si de la relación que dio


origen a la emisión o trasmisión de la letra
se deriva una acción, esta subsistirá a pesar
de aquellas, a menos que se pruebe que
hubo novación.
Esa acción debe intentarse
restituyendo la letra al demandado, y no
procede sino después de que la letra

23
hubiere sido presentada inútilmente para su
aceptación o para su pago conforme a los
artículos 91 al 94 y 126 al 128. Para
acreditar tales hechos, y salvo lo dispuesto
en el párrafo que sigue, podrá suplirse el
protesto por cualquier otro medio de prueba.
Si la acción cambiaria se hubiere
extinguido por prescripción o caducidad, el
tenedor solo podrá ejercitar la acción causal
en caso de que haya ejecutado los actos
necesarios para que el demandado conserve
las acciones que en virtud de la letra
pudieran corresponderle.’

En ese tenor, es innegable que la Ley


General de Títulos y Operaciones de Crédito
otorga al beneficiario de tal documento en caso de
que la acción cambiaria haya prescrito o caducado,
la posibilidad de ejercitar la acción causal.

Ahora, la diferencia entre una acción y otra,


se deriva de la interpretación de la ley, es decir,
será cambiaria cuando en la demanda se reúnan
las condiciones establecidas en los artículos 150,
151 y 1522 de la ley en cita, esto es, cuando la
reclamación del importe establecido en el

2 ARTICULO 150.- La acción cambiaria se ejercita:- - - I.- En


caso de falta de aceptación o de aceptación parcial; - - - II.- En
caso de falta de pago o de pago parcial; - - - III.- Cuando el
girado o el aceptante fueren declarados en estado de quiebra o
de concurso. - - - En los casos de las fracciones I y III, la acción
puede deducirse aun antes del vencimiento por el importe total
de la letra, o tratándose de aceptación parcial, por la parte no
aceptada.
ARTICULO 151.- La acción cambiaria es directa o de regreso;
directa, cuando se deduce contra el aceptante o sus avalistas;
de regreso, cuando se ejercita contra cualquier otro obligado.
ARTICULO 152.- Mediante la acción cambiaria, el último
tenedor de la letra puede reclamar el pago: - - - I.- Del importe
de la letra; - - - II.- De intereses moratorios al tipo legal, desde el
día del vencimiento; - - - III.- De los gastos de protesto y de los
demás gastos legítimos; - - - IV.- Del premio de cambio entre la
plaza en que debería haberse pagado la letra y la plaza en que
se la haga efectiva, más los gastos de situación. - - - Si la letra
no estuviere vencida, de su importe se deducirá el descuento,
calculado al tipo de interés legal.
J.O.M. 48/2012

documento, más sus accesorios legales, se


fundamente única y exclusivamente en la emisión,
y en su caso, transmisión del título de crédito, y en
su falta de pago en los términos de ley; en cambio,
la acción será causal, cuando deriva de la
existencia de un acto concreto o negocio jurídico,
que hubiese dado origen a la emisión o trasmisión
del título de crédito, a virtud del cual, el
demandado hubiese adquirido determinadas
obligaciones, correlativas a derechos del actor, y
que estas hubiesen sido incumplidas.

La aclaración anterior es de vital importancia,


toda vez que cuando se intenta el legal cobro de
un título de crédito mediante la acción cambiaria,
no es necesario que el actor revele el acto jurídico
que le dio origen a su emisión, dada la autonomía
e independencia que guarda el título de crédito en
el derecho mercantil, como se advierte de los
dispuesto por el artículo 53 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, de tal forma que
al momento mismo de la confección del documento
se desvincula de la causa o negocio jurídico del
que derivó.

Sin embargo, cuando el tenedor no ejercita la


acción cambiaria directa -como en el caso
concreto-, es inconcuso que está ejercitando la
acción causal mencionada con antelación.

Al efecto, es aplicable la tesis XXI 2o. 5 C,


3 ARTICULO 5o.- Son títulos de crédito, los documentos
necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se
consigna.

25
sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado del
Vigésimo Primer Circuito, visible en la página 507,
Tomo II, de septiembre de 1995, Novena Época,
del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, que señala:

“ACCIÓN CAMBIARIA Y ACCIÓN


CAUSAL COMO POTESTADES PARA
HACER EFECTIVO UN MISMO CRÉDITO
MERCANTIL, NATURALEZA DE UNA Y
OTRA. Conforme a los artículos 150, 151
y 152 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, la acción
cambiaria se ejercita en caso de falta de
pago de un título de crédito, y se puede
deducir en contra de cualquier obligado,
para exigir el importe plasmado en el
documento, los intereses moratorios, los
gastos de protesto y demás accesorios
legítimos. Por otra parte, en el artículo 168
de la misma Ley, se establece la
subsistencia de la relación jurídica que dio
origen a la emisión o transmisión de títulos
de crédito, así como, de las acciones que
deriven de dicha relación o acto jurídico, a
menos que se pruebe que hubo novación,
lo cual se traduce en la circunstancia de
que el acreedor tenga a su favor dos
acciones diferentes para hacer efectivo un
mismo crédito. La diferencia entre una y
otra, se deriva de la letra de la ley, es
decir, será cambiaria cuando en la
demanda se reúnan las condiciones
establecidas en los artículos 150, 151 y
152 de la Ley en cita, esto es, cuando la
reclamación del importe establecido en el
documento, más sus accesorios legales,
se fundamente única y exclusivamente en
la emisión, y en su caso, transmisión del
título de crédito, y en su falta de pago en
los términos de ley; en cambio, la acción
será causal, cuando se invoque como
fundamento de la demanda la existencia
de un concreto negocio jurídico, que
hubiese dado origen a la emisión o
transmisión del título de crédito, a virtud
del cual, el demandado hubiese adquirido
J.O.M. 48/2012

determinadas obligaciones, correlativas a


derechos del actor, y que estas hubiesen
sido incumplidas.”

Ahora bien, como se señaló, la propia ley


establece que cuando se ha extinguido por
prescripción o caducidad la acción cambiaria
directa, el tenedor del documento (en este caso
“pagaré”), solo podrá ejercitar la acción causal, por
lo tanto, es procedente analizar en primer lugar los
elementos de dicha acción.

Lo anterior encuentra sustento en el artículo


1327 del Código de Comercio, del que se aprecia
que el juez está obligado a examinar aun de oficio
los elementos de la acción intentada,
independientemente de si el demandado dio o no
contestación a la demanda, pues ello no exime a la
accionante de la obligación de acreditar dichos
elementos conforme lo estatuye el artículo 1194
del propio ordenamiento legal.

Tiene aplicación al efecto, la tesis sustentada


por la entonces Tercera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, página 385, Tomo CXXVIII,
Quinta Época, del Semanario Judicial de la
Federación, que establece:

“ACCIÓN EN MATERIA
MERCANTIL, ESTUDIO DE OFICIO DE
LA. El estudio de si el actor ha probado
o no su acción por mas oficiosamente
que se haga, lejos de implicar una
violación a la Ley, implica acatamiento
de la misma, dado que el artículo 1194
del Código de Comercio dice que el
actor está obligado a probar su acción y

27
el artículo 1326 del mismo ordenamiento
dispone que cuando el actor no probare
su acción será absuelto el demandado;
de donde se infiere que es obligación
del juzgador examinar si se ha probado
o no la acción, independientemente de
que haya o no alegación de la
contraparte a ese respecto, máxime que
la exposición de los hechos está a cargo
de las partes, en tanto que la aplicación
del derecho corresponde al juzgador.”
Asimismo, tiene aplicación la jurisprudencia
sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado del
Sexto Circuito, consultable en la página 95, Tomo
VIII, de diciembre de 1991, Octava Época, del
Semanario Judicial de la Federación, que señala:

“ACCIÓN. FALTA DE PRUEBA DE


LA. Dado que la ley ordena que el actor
debe probar los hechos constitutivos de
su acción, es indudable que, cuando no
los prueba, su acción no puede
prosperar, independientemente de que la
parte demandada haya o no opuesto
excepciones y defensas.”

En las relatadas condiciones es menester


destacar que de conformidad con lo dispuesto en
el multicitado artículo 168 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, la acción causal
procede cuando ha sido presentado inútilmente el
título de crédito para su pago o cuando la acción
cambiaria se hubiese extinguido por prescripción o
caducidad, de tal suerte que el ejercicio de la
acción causal supone que el título de crédito es
ineficaz para hacer exigible el derecho en él
incorporado y, por tanto, el tenedor opta por
reclamar el cumplimiento de la obligación que
nació de la relación que dio origen a la emisión de
J.O.M. 48/2012

dicho título, en tanto que este, por las


circunstancias aludidas, ha perdido su eficacia
para intentar únicamente con base en ese
documento, el pago de la cantidad asentada en él.

Así, resulta claro que la procedencia de la


acción causal requiere, indefectiblemente, que se
señale con precisión el negocio o relación jurídica
que dio origen a la suscripción del título de crédito,
pues solo de esa forma se proporcionan al
juzgador los elementos necesarios para que esté
en posibilidad de determinar si resulta o no
procedente la referida acción.

Sobre el particular, tiene aplicación la tesis


emitida por el Segundo Tribunal Colegiado del
Sexto Circuito, consultable en la página 380, Tomo
XIV, de julio de 1994, Octava Época, del
Semanario Judicial de la Federación, que
establece:

“ACCIÓN CAUSAL. REQUISITOS


PARA QUE PROSPERE LA. Cuando se
intenta el legal cobro de una letra de
cambio mediante la acción cambiaria, no
es necesario que el actor demuestre el
acto jurídico que dio origen a su emisión,
dada la autonomía e independencia que
guarda el título de crédito en el derecho
cambiario, en donde el momento mismo
de su creación se desvincula de la causa;
sin embargo, cuando el tenedor de la
letra pierde sus derechos para hacerla
efectiva mediante la acción cambiaria, y
una vez que ha intentado inútilmente
cobrarla, el artículo 168 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de
Crédito lo faculta para ejercitar la acción

29
causal, que es la derivada del acto que
dio origen a la emisión de la letra. Por
tanto si el legislador denominó causal a
dicha acción y toda vez que la misma
toma su nombre del contrato o acto
jurídico que da nacimiento al título de
crédito, es obvio que para que prospere
esta, es menester que el promovente
demuestre el acto jurídico que le dio
origen. Esto es así, porque de lo contrario
no tendría ninguna razón de ser el
artículo 165 de la referida ley que
establece la prescripción de la acción
cambiaria, puesto que una vez que el
tenedor de una letra perdiera su derecho
para lograr el pago de la misma mediante
el ejercicio de la acción cambiaria en la
vía ejecutiva, podría hacer efectiva esa
misma acción causal, es decir, no
prescribiría la acción misma sino la vía
para hacerla valer, lo cual sería contrario
a la idea del legislador.”

Siendo los anteriores requisitos sine qua non


para la procedencia de la acción, ya que al
haberse perdido la acción cambiaria, con la acción
causal se pretende obtener el cobro fundándola en
motivos distintos al título, esto es, precisamente en
la causa de su origen, de lo que resulta evidente
que debe conocerse ésta.

Ahora bien, de la propia demanda se advierte


que el actor acudió a esta instancia en la vía
ordinaria mercantil, en ejercicio de la acción causal
derivada del no pago del título de crédito (pagaré)
que adjuntó a dicho escrito.

En ese contexto si el legislador denominó


acción causal a dicha acción, implica que la misma
toma su nombre del contrato, acto o negocio
jurídico que da nacimiento al título de crédito y,
J.O.M. 48/2012

bajo tal hipótesis, al ejercitarse tal acción en la vía


ordinaria mercantil, es necesario que se señale la
relación jurídica que dio origen a la suscripción del
título de crédito.

En el caso que nos ocupa, la actora está


obligada a probar el vínculo o relación jurídica
subyacente, por virtud de la cual el demandado se
constituyó en deudor de la suma consignada en el
título de crédito, y contra la cual son oponibles
cualquier tipo de excepciones, ya que todo título de
crédito es creado o emitido por una causa, que no
es otra cosa que la relación fundamental que
determina a las partes a que la objetivicen en el
documento derivado de su libramiento o circulación
y, por ende, la causa toma la forma de un contrato
o cualquier relación jurídica.

Ahora bien, de las constancias de autos cuyo


valor probatorio es pleno, en términos del artículo
1294 del Código de Comercio, se advierte que la
actora omitió mencionar el negocio o la relación
jurídica que dio origen al libramiento o emisión del
documento exhibido con su escrito de demanda
que dio inicio al juicio ordinario mercantil que nos
ocupa, requisito fundamental para la procedencia
de la acción.

Siendo que en la especie, la actora anexó a


su escrito de demanda, la documental privada
consistente en el pagaré, y ofreció la prueba
confesional y testimonial, las cuales son
31
insuficientes para acreditar tales circunstancias.

Lo anterior es así, toda vez que la confesión


del demandado de haber suscrito un título de
crédito y del otorgamiento de un préstamo; así
como la testimonial que ofreció que pudiera arrojar
algún indicio del otorgamiento de un préstamo y el
adeudo por parte del demandado; no relevan a la
parte actora de la carga procesal de narrar el
tiempo, modo, lugar y circunstancia en que pactó el
citado préstamo, por ser elementos de procedencia
de la acción causal que intentó.

De igual forma, debe decirse que resulta


insuficiente el documento fundatorio de la acción
causal consistente en el pagaré signado por el
demandado ********************.

Lo anterior es así, porque sería ilegal tener


por acreditado un hecho omitido y, por
consiguiente, una acción con base en los medios
de convicción que constan en el juicio, debido a
que en términos del artículo 1194 del Código de
Comercio, en relación con los diversos 1197 y
1327 de la legislación mercantil invocada, sólo los
hechos controvertidos están sujetos a prueba,
pues estimar lo contrario implicaría emitir un fallo
incongruente.

Sirve de apoyo a lo anterior, la jurisprudencia


sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Sexto Circuito, visible en la página
1654, Tomo XIII, de febrero de 2001, Novena
Época, del Semanario Judicial de la Federación y
J.O.M. 48/2012

su Gaceta, que señala:

“DEMANDA. LOS HECHOS


CONSTITUTIVOS DE LA ACCIÓN QUE
SE INTENTA DEBEN PRECISARSE Y
NO INFERIRSE DE LAS PRUEBAS QUE
SE ACOMPAÑEN. Resulta ilegal aceptar
que se tengan como hechos de la
demanda, los contenidos en las
constancias que se ofrezcan como prueba
y se acompañen a la misma, porque se
deja en estado de indefensión a la parte
demandada.”
Asimismo, tiene aplicación la tesis
establecida por el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito, consultable en la
página 448, Tomo III, de abril de 1996, Novena
Época, del Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, que señala:

“PRUEBA EN JUICIOS MERCANTILES.


MATERIA DE LA. SOLO LA CONSTITUYEN
LOS HECHOS CONTROVERTIDOS.
Conforme al artículo 1194 del Código de
Comercio, el actor debe probar su acción y el
reo sus excepciones. El artículo 1197 del
código mencionado previene por su parte, que
solo los hechos están sujetos a prueba. El
texto de estas disposiciones permite afirmar,
que la materia de prueba se encuentra
constituida solamente con los hechos
controvertidos, que se integran con los
expresados en los escritos que fijan la litis.
Por otro lado, el artículo 1327 del propio
cuerpo legal establece que la sentencia se
ocupará exclusivamente de las acciones
aducidas y de las excepciones opuestas,
respectivamente, en la demanda y en la
contestación. En consecuencia, si
determinado hecho no fue invocado por las
partes en los escritos que fijaron la
controversia, no existe punto fáctico que
probar, y aunque con las probanzas aportadas
por los litigantes quedara demostrado ese
hecho omitido, al no haber sido mencionado
33
en los escritos que fijaron la litis, no es
admisible tomarlo en consideración en la
sentencia, porque de hacerlo, el fallo sería
incongruente y conculcatorio de la última de
las disposiciones citadas.”
Lo anterior es así, aun cuando, el pagaré
fundatorio de la acción reúna los extremos del
artículo 170 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, porque no pueden
considerarse como prueba preconstituida de la
acción, pues para ello, se requiere de un título con
carácter de ejecutivo, y como se advierte del propio
documento ha prescrito la acción cambiaria directa,
por lo que es evidente que el título ha perdido su
ejecutividad, de conformidad con el artículo 167 de
la ley en cita, aplicado a contrario sensu, del que
se aprecia que solo traen aparejada ejecución el
título exigible a través de la acción cambiaria.

Se estima aplicable a lo anterior, la tesis


establecida por el Primer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Tercer Circuito, visible en la
página 1621, Tomo XX, de julio de 2004, Novena
Época, del Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, que señala lo siguiente:

“ACCIÓN CAUSAL. SU
PROCEDENCIA REQUIERE QUE SE
REVELE Y PRUEBE LA RELACIÓN
JURÍDICA QUE DIO ORIGEN AL TÍTULO
DE CRÉDITO. Cuando la acción
cambiaria prescribe, el artículo 168 de la
Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito faculta al tenedor de un título para
ejercitar la acción causal, que es la
derivada del acto jurídico que dio origen a
la emisión del título. Esto es, dicho artículo
establece la subsistencia de la relación
jurídica que dio origen a la emisión o
transmisión del título de crédito, así como
J.O.M. 48/2012

de las acciones que deriven de dicha


relación o acto jurídico, a menos que se
pruebe que hubo novación. Cabe destacar
que el legislador denominó "causal" a la
referida acción porque toma su nombre
del contrato, acto o negocio jurídico que
da nacimiento al título de crédito y, al
ejercitarse en la vía ordinaria mercantil, es
necesario, para que prospere, que se
revele y pruebe la relación jurídica que dio
origen a la suscripción del título, o sea, la
relación jurídica subyacente por virtud de
la cual los demandados se constituyen en
deudores de la suma consignada en el
título, y contra la cual son oponibles
cualquier tipo de excepciones, ya que todo
título de crédito es creado o emitido por
una causa, que no es otra cosa que la
relación fundamental, originaria
subyacente que determina a las partes a
que la objetivicen en el documento
derivando su libramiento o circulación y,
por ende, la causa toma la forma de un
contrato o cualquier relación jurídica que
puede ser probada con el título de crédito
no desvirtuado.”
Asimismo, en lo conducente, es aplicable la
jurisprudencia por contradicción de tesis sustentada
por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, visible en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta XXXI, junio de dos mil diez,
página 192, bajo la voz:
“TÍTULOS DE CRÉDITO. LA
PRESENTACIÓN DEL TÍTULO
SUSCRITO POR EL DEMANDADO,
ADMINICULADO CON SU CONFESIÓN
EN EL SENTIDO DE QUE LO
SUSCRIBIÓ, Y LA NARRACIÓN DE LA
RELACIÓN CAUSAL SUBYACENTE EN
LA DEMANDA, DESPUÉS DE
PRESCRITA LA ACCIÓN CAMBIARIA
DIRECTA, SON INSUFICIENTES PARA
PROBAR LA ACCIÓN CAUSAL. La

35
acción causal a que se refiere el artículo
168 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, que subsiste
después de prescrita la acción cambiaria
directa, es aquella que eventualmente
puede derivar de la relación causal que
subyace a la suscripción del título de
crédito, por lo que el juicio en que se
ejercite dicha acción se regirá por las
normas aplicables a la naturaleza de la
acción de que se trate, en tanto que puede
ser cualquiera que tutele el derecho que
pretende reclamarse. Así, el actor debe
probar en el juicio su acción, es decir,
narrar y demostrar los hechos cuya
actualización, en su concepto, dieron
origen a la relación causal, a fin de que el
juez los valore y les atribuya la calidad y
consecuencias jurídicas que en derecho
proceda. Por ello y en virtud de que para
probar la acción causal debe acreditarse
la existencia de la relación causal, que es
distinta e independiente del título de
crédito, se concluye que la presentación
del título suscrito por el demandado,
adminiculado con su confesión en el
sentido de que lo suscribió, y la narración
de la relación causal subyacente en la
demanda, después de prescrita la acción
cambiaria directa, son insuficientes para
probar la acción causal, pues si bien tales
probanzas pueden demostrar que existió
la obligación cambiaria, no prueban la
existencia de la distinta obligación cuya
fuente es la relación causal subyacente en
esa relación cambiaria. En efecto, el
hecho de que determinada prueba, por
sus características formales o de
elaboración, es decir, por su continente,
pueda producir valor probatorio pleno para
demostrar hechos en general, no significa
que, por su contenido, sea apta para
acreditar los hechos que afirma su
oferente; de ahí que en el supuesto
referido el alcance probatorio tanto del
título de crédito como de la confesión
judicial se limita a demostrar la existencia
de la obligación cambiaria extinguida por
prescripción, e incluso indiciariamente
J.O.M. 48/2012

pueden demostrar que el actor, de buena


fe, pretende hacer valer la acción derivada
de la relación causal subyacente a la
suscripción del título, pero con ello no se
demuestra que los hechos narrados sean
ciertos, y mucho menos que merezcan la
valoración jurídica que hace procedente la
acción, pues tal extremo no es
consecuencia ordinaria del hecho
conocido demostrado. Además, no es
jurídicamente válido revertir la carga
probatoria en perjuicio del demandado
para que, en su caso, demuestre no
solamente lo que argumenta en sus
excepciones o defensas, sino la verdadera
naturaleza de la relación causal en que se
sustenta la demanda, pues ello, además
de implicar una indebida carga probatoria,
puede desvirtuar la naturaleza del juicio
entablado en su contra, que debe
tramitarse en la vía y con los requisitos
correspondientes a la naturaleza de la
acción causal.”
De todo lo anterior, se evidencia la necesidad
de que la actora en su demanda expresara con
claridad la relación jurídica que originó el
otorgamiento del título de crédito,
independientemente de la existencia del
documento y el reconocimiento de su existencia.

Por tanto, si para la procedencia de la acción


causal, como ha quedado establecido, es
indispensable que la actora manifestara el tiempo,
modo, lugar y circunstancias en que pactó la
relación jurídica que originó el pagaré base de la
acción, es inconcuso que sin tales elementos, la
acción causal, por su naturaleza deviene
improcedente, por lo que debe absolverse al
demandado de las prestaciones reclamadas.

37
Al efecto, tiene aplicación la jurisprudencia
sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Segundo Circuito, consultable en
la página 809, Tomo XXVIII, de diciembre de 2008,
del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, que establece:

“ACCIÓN CAUSAL. SU EJERCICIO


EN LA VÍA ORDINARIA MERCANTIL
OBLIGA A SEÑALAR LA RELACIÓN
JURÍDICA DE LA QUE PROVIENE EL
TÍTULO. El tenedor de un título de crédito
que pierde su derecho a hacerlo valer
mediante la acción cambiaria y una vez que
ha intentado inútilmente cobrarlo en
términos del artículo 168 de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito, tiene
expedito su derecho para ejercitar la acción
causal en la vía ordinaria mercantil, la cual,
una vez ejercitada, en cuanto accionante,
tiene la obligación de señalar la relación
jurídica que diera origen a la suscripción del
título base de la acción, esto es, debe
invocar como fundamento de su demanda
la existencia del negocio jurídico concreto
que originase la emisión o transmisión del
título de crédito, a virtud del cual el
demandado hubiera adquirido obligaciones,
correlativas a derechos del acreedor, y que
estas hubiesen sido incumplidas, ello con el
fin de que el deudor esté en posibilidad de
excepcionarse en contra de las
pretensiones del actor y así no quede en
estado de indefensión.”

Por todo lo anterior, resulta innecesario


proceder al análisis de las excepciones y defensas
interpuestas por la parte demandada, en su escrito
de contestación.

Apoya lo anterior, la tesis VI.1o.86 C,


sustentada por el Primer Tribunal Colegiado del
Sexto Circuito, publicada en la página 335, Tomo
J.O.M. 48/2012

XV-II, Febrero de 1995, Octava Época, del


Semanario Judicial de la Federación, que estatuye:

“EXCEPCIONES. RESULTA
OCIOSO EXAMINARLAS, SI NO SE
ACREDITÓ LA ACCIÓN.- No habiendo
acreditado el actor la acción que ejercitó,
se debe absolver al demandado de las
prestaciones reclamadas, de donde
resulta que es ocioso estudiar las
excepciones que este último haya
opuesto, en virtud de que éstas se
caracterizan como el medio de defensa
que se opone a la vida jurídica o a las
incidencias de la citada acción, y si ésta
no se justifica, y por ende no se
materializan sus efectos, la oposición que
se haya hecho valer en su contra ya para
dilatarla o para destruirla, es de
innecesario análisis al dejar de existir la
materia a controvertir.”

Y con fundamento en el artículo 1084 del


Código de Comercio, no se hace especial condena
en costas judiciales, pues a criterio de la suscrita las
partes no se condujeron con dolo, mala fe o
temeridad.

Por lo expuesto, fundado y con apoyo en los


artículos 1322, 1324, 1325 y 1327 del Código de
Comercio, se
R E S U E L V E:

PRIMERO. Esta autoridad federal es


competente para conocer y resolver del presente
juicio en que resultó procedente la vía ordinaria
mercantil, en la que la parte actora no probó su
acción causal, en consecuencia:
SEGUNDO. Se absuelve al demandado

39
**********, de todas y cada una de las prestaciones
que se le reclaman en el presente asunto.
TERCERO.- No se hace especial condena en
costas.
Notifíquese personalmente.
Así lo resolvió y firma la Jueza Primero de
Distrito en el Estado de Yucatán, licenciada
Margarita Nahuatt Javier, ante la Secretaria de
Acuerdos, licenciada Estefanni Romero Navarro,
quien autoriza y da fe.
El licenciado(a) ESTEFANNI ROMERO NAVARRO, hago constar y certifico que
en términos de lo previsto en los artículos 8, 13, 14, 18 y demás conducentes en
lo relativo de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública
Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información considerada
legalmente como reservada o confidencial que encuadra en el ordenamiento
mencionado. Conste.

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