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MARIA BELEN CHAN, mexicana, con plena capacidad legal, viuda y con domicilio en
el predio número Cuatrocientos Diez letra A de la calle Veintiuno letra B del fraccionamiento
Chenku de por esta ciudad de Mérida, Yucatán, donde señalo como domicilio para oír y recibir
notificaciones el bufete sito en el predio marcado con el número Trescientos Sesenta y Ocho de la
calle Ocho letra “A” entre las calles Treinta y Siete Diagonal y Treinta y Nueve del
Fraccionamiento Pedregales de Tanlum; comparezco ante usted con el debido respeto y expongo:
Con fundamento en los artículos 1o. fracción I. y 114 fracciones III. y IV. de la Ley de
Amparo, vengo a impetrar la protección de la Justicia Federal contra los actos de autoridad que
mas adelante señalaré, los cuales violan en mi perjuicio garantías individuales que otorga y tutela
la Constitución General de la República.
En términos del artículo 27 de la propia Ley de Amparo, autorizo para oír notificaciones
en mi nombre a: 1) Licenciada en Derecho ANAHI NOEMI MIJANGOS DIAZ quien se
encuentra legalmente autorizado para ejercer su profesión, como se acredita con la copia simple
de la Cédula Profesional correspondiente; 2) Licenciado en Derecho REMIGIO MEDINA
AGUIAR, quien se encuentra legalmente autorizado para ejercer su profesión, como se acredita
con la simple de la Cédula Profesional Correspondiente; 3) Licenciado en Derecho JORGE
ARTURO NOVELO BAEZA, quien se encuentra legalmente autorizado para ejercer su
profesión, como se acredita con la copia simple de la Cédula Profesional correspondiente. En la
inteligencia de que los tres contarán con todas las facultades que el invocado precepto legal
otorga a los de su clase.
Tal como dispone el artículo 116 de la Ley de la Materia, formulo mi demanda por escrito
y expreso:
JOSE RICARDO BALAM MAY, quien tiene su domicilio en el predio señalado en los
autos del expediente de donde emana el acto reclamado.
AUTORIDADES RESPONSABLES:
ACTOS RECLAMADOS:
Del Juez Segundo Mercantil del Primer Departamento Judicial del Estado de
Yucatán, reclamo:
1) En primer lugar lo que reclamo de la citada autoridad es que en ningún momento ni por
ningún medio me ha sido requerido de pago y notificado o emplazado a juicio alguno, ni mucho
menos al que se sigue en el Juzgado Segundo Mercantil del Primer Departamento Judicial
del Estado de Yucatán bajo el número 1300/2018 relativo al Juicio Ejecutivo Mercantil
promovido por el señor HERNAN DANIEL LEAL LOPEZ en su carácter de endosatario en
procuración del señor JOSE RICARDO BALAM MAY en contra de RICARDO ALAN
GONZALEZ OROZCO y de la suscrita, teniendo como base de la acción un pagaré,
supuestamente firmado por la quejosa, hecho que no es así, ya que se podrá observar que la firma
de la suscrita es completamente diferente a la del pagaré que forma parte del expediente, hecho
que probare en este Juicio de Garantías, aunado al hecho de que la quejosa no tenía posesión ni
habitaba el predio en donde se practico la diligencia inicial del citado juicio, violando con esto
mis garantías individuales consagradas en los artículos 14 y 16 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, así como pasa por alto las mas elementales formalidades del
procedimiento, y que es imperativo y que se me haga del conocimiento el inicio de un juicio, a
fin de que la suscrita pueda defender sus derechos y con esto hacer valer sus garantías.
2) El auto de inicio de fecha veintitrés de octubre del año dos mil dieciocho que en su
parte conducente es del tenor literal siguiente:
Esta violación concatenada con las que mas adelante se argumentarán y desarrollaran,
dejan sin defensa a la hoy quejosa, siendo el motivo por el cual solicito la protección de la
Justicia Federal, ya que desde el auto de inicio, el cual aseguro, nunca me fue notificado, se
violaban mis derechos por parte del C. Juez Segundo Mercantil del Primero Departamento
Judicial del Estado.
3) Todas y cada una de las demás actuaciones procesales, acuerdos y resoluciones que
aparece haber dictado con motivo o posteriormente del requerimiento de pago, embargo y
emplazamiento mal practicados.
2) Todas y cada una de las demás notificaciones personales y actos procesales que aparece
haber practicado en ejecución de sendas ordenes dictadas por su juez en el expediente y juicio de
que se trata, ya antes identificado, y específicamente a las que se refieren las actas que obran en
los autos como levantadas por este actuario, de fechas tres y cuatro de diciembre de dos mil
dieciocho.
ANTECEDENTES:
a) El día diez de enero del año dos mil diecisiete, la suscrita y mi difunto esposo de nombre
JUAN FELIPE MAY SOBERANIS en calidad de arrendadores celebramos con el señor
RICARDO ALAN GONZALEZ OROZCO un contrato de ARRENDAMIENTO respecto del
predio número Cuatrocientos Diecinueve de la calle Veintinueve de la colonia Residencial del
Norte de esta ciudad, hecho que acredito con el contrato respectivo que exhibo adjunto a este
escrito.
b) El día diez de enero del año dos mil diecisiete, la señora _____________ en su carácter de
arrendadora suscribió juntamente con la hoy quejosa y mi difunto esposo de nombre JUAN
FELIPE MAY SOBERANIS un contrato de ARRENDAMIENTO respecto del predio número
Cuatrocientos Diecinueve de la calle Veintinueve de la colonia Residencial del Norte de esta
ciudad, hecho que acredito con el contrato respectivo que exhibo adjunto a este escrito.
Documento mediante el cual acredito cual ha sido hasta la presente fecha el lugar donde
habito.
c) Es el caso que en fecha ___________ falleció mi esposo sim haber dejado disposición
testamentaria y como el predio número Cuatrocientos Diecinueve de la calle Veintinueve de la
colonia Residencial del Norte de esta ciudad, es propiedad tanto de la suscrita como de mi
difunto cónyuge, a fin de poner las cosas en regla decidí contratar a un abogado para que
llevara a cabo los trámites pertinentes.
d) Y fue precisamente con motivo de lo antes narrado que el pasado día VEINTIDOS DE
AGOSTO DEL AÑO EN CURSO me fue informado por mi asesor legal que el cincuenta por
ciento que me pertenece del predio número Cuatrocientos Diecinueve de la calle Veintinueve
de la colonia Residencial del Norte de esta ciudad, se encontraba EMBARGADO con motivo
de un Juicio Ejecutivo Mercantil promovió por el señor Herman Daniel Leal López como
endosatario del señor JOSE RICARDO BALAM MAY en contra del señor RICARDO ALAN
GONZALEZ OROZCO y de la suscrita, por un pagaré supuestamente suscrito por la hoy
quejosa por la cantidad de TRESCIENTOS CINCUENTA MIL PESOS MONEDA
NACIONAL.
e) En razón de lo anterior, de manera inmediata procedí a investigar que era lo que estaba
aconteciendo y pude percatarme de que la firma que obra puesta en el pagaré que sirve de base
a la acción intentada en dicho juicio, NO ES LA MIA. Para tal efecto, anticipo que ofreceré
como PRUEBA UNA PERICIAL GRAFOSCOPICA, la cual acreditara que la citada firma
supuestamente mía, no lo es, y que dicho procedimiento es totalmente un fraude, de personas
que se aprovecharon de mi ausencia y de la buena fe de los funcionarios judiciales, así como
de artimañas legales a fin de cometer un delito y afectar con esto mi patrimonio. Es por tal
motivo que solicito a esta autoridad, me permita demostrar (ya que no se me permitió por la
autoridad señalada como responsable) que dicha firma no es la mía y que por lo tanto la
supuesta deuda no me pertenece.
f) Fue en la fecha y ocasión a que se refiere el párrafo inmediato anterior, y nunca antes, que me
entere fehacientemente de la existencia del juicio ejecutivo mercantil del que han emanado los
actos de las autoridades señaladas como responsables que reclamo en esta demanda de
amparo; pues nunca fui notificada ni enterado de dicho procedimiento ni de ninguno de los
actos procesales que en el expediente relativo aparece haber tenido lugar.
g) Una vez que recibí la asesoría legal pertinente, muy preocupada por el estado tan avanzado del
asunto y con asesoría de mis abogados que me fueron explicando, paso a paso el significado
de cada acto; y fue de esta manera que me entere que en dicho expediente aparece un acta de
fecha cuatro de diciembre del año dos mil dieciocho en la que se asienta que los actos de
ejecución del auto de exequendo (de fecha veintitrés de octubre del año dos mil dieciocho, que
como ya vimos también viola mis garantías individuales por no haber concedido a la
demandada el derecho de señalar bienes para su embargo como lo establece la ley) practicados
por el actuario de dicho juzgado los entendió éste con una persona que dijo llamarse
RICARDO ALAN GONZALEZ OROZCO, cabe manifestar, que este señor es quien habita el
predio antes citado en razón del contrato de arrendamiento que celebramos con él mi difunto
esposo y la suscrita en el año dos mil diecisiete, de modo que en ese lugar es mas que obvio
que la suscrita no habita ni puede ser hallada en él. Ahora bien, en ningún caso, el C. Actuario
se percato de que mi domicilio era precisamente en donde me estaba notificando, ya que no
puede tener la certeza de que dicho predio lo habitaba la suscrita si la única persona que le dio
dicha información es precisamente con la que entendió la diligencia, y se trata de una persona
que era la primera vez que veía en su vida, por lo que la simple manifestación de dicha
persona no era suficiente para tener la certeza de que mi domicilio era precisamente en donde
practicaba la diligencia de notificación, por lo que debió de allegarse de mas medios de
convicción que lo llevaran a tener la certeza total de que dicho predio era mi domicilio, siendo
que el dicho de los vecinos que argumente es vago e impreciso, pues no dice cuantos vecinos,
cuales vecinos ni los describe ni menciona nada que haga creíble la existencia de tales vecinos.
Si dicho funcionario hubiera acudido, como debió hacerlo, con los vecinos más inmediatos
para llegarse de datos en relación a mi domicilio, se hubiera dado cuenta que dicho predio no
lo habitaba, y que en el mismo habita una persona y que ocupaba dicho predio con motivo de
un contrato de arrendamiento.
h) Ahora bien, con motivo de las irregularidades e ilegalidades en que incurrió el Actuario
señalado como responsable, así como la C. Juez Segundo Mercantil del Primer Departamento
Judicial del Estado, me dejó en estado de indefensión al no haberme enterado oportunamente
de la demanda interpuesta en mi contra, como tampoco me entere de la continuación y secuela
del juicio correspondiente, hasta la ocasión y fecha a que antes nos hemos referido y por el
medio que ya ha quedado plasmado en los párrafos que preceden.
CONCEPTOS DE VIOLACION:
Se viola asimismo el artículo Dieciséis Constitucional, en virtud de que con los actos
reclamados se ocasiona y pretende ocasionar molestias en la propiedad y posesión que me
corresponde respecto del predio que se pretende embargar y rematar, en virtud de un
mandamiento que si bien procede de autoridad competente y guarda la forma escrita que este
precepto requiere, en cambio no funda y motiva la causa legal del procedimiento, ni mucho
menos toma en cuenta y aplica los mismos artículos que le sirven de fundamento, aún cuando no
podría hacerlo, por cuanto éste estuvo viciado de origen y a todo lo largo de su secuela, al no
habérseme requerido, notificado y emplazado a juicio en la forma legal correspondiente, sino
antes al contrario, en violación a los preceptos adjetivos de ley que rigen tales actos procesales.
Como asimismo estuvieron viciadas las posteriores notificaciones personales que tuvieron
lugar en el juicio de que se trata, de modo tal que no me permitió defenderme y culminó en el
acto inminentemente privatorio que asimismo reclamo del Juez señalado como responsable.
Ahora bien, empezando por lo violatorio del auto de exequendo de fecha veintitrés de
octubre del año dos mil dieciocho, que me he permitido manifestar en los párrafos anteriores,
ahora manifiesto lo siguiente:
El C. Juez Segundo Mercantil del Primer Departamento Judicial del Estado, fundamento
el auto de exequendo fecha veintitrés de octubre del año dos mil dieciocho en el artículo 1394 del
Código de Comercio Reformado, el cual, en su párrafo primero. a la letra dice:
PASO TRES.- “… apercibiéndolo que de no hacerlo, el derecho para señalar bienes pasará al
actor.…”
En el caso que nos ocupa podemos apreciar del acta levantada con motivo de la diligencia
llevada a cabo el día cuatro de diciembre de dos mil dieciocho, lo siguiente:
Es totalmente claro que en caso de haberse tenido la intención de pagar el importe del
pagaré base de la acción éste no podría haber sido entregado de manera inmediata pues el
Actuario respectivo no lo tenía en su poder, sino solamente una copia certificada del mismo,
violentando de esta forma lo contemplado en el numeral 129 de la Ley en cita.
Amparo en revisión 1200/95. Alicia Riquelme Díaz. 20 de mayo de 1996. Unanimidad de diez votos.
Ausente: Juventino V. Castro y Castro. Ponente: Genaro David Góngora Pimentel. Secretaria: Marta
Leonor Bautista de la Luz.
El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada el veinticuatro de octubre en curso, aprobó, con el
número CXXXIII/1996, la tesis que antecede; y determinó que la votación es idónea para integrar tesis de
jurisprudencia. México, Distrito Federal, a veinticuatro de octubre de mil novecientos noventa y seis.
Conforme a lo dispuesto por el artículo 129 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
cualquier documento mercantil que contenga una obligación cambiaria deberá devolverse contra su
pago; por tanto, de acuerdo con lo precedente, es patente e inobjetable que la restitución de títulos
mercantiles afectos a diversos juicios sólo procederá legalmente si en los asuntos donde aquéllos sirven de
sustento de la acción ejercitada se logró su pago, o ahí queda demostrado que ya se cubrieron.
El pago de un título de crédito no sólo se justifica con la exhibición del título por parte del deudor, pues lo
dispuesto por el artículo 129 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, en el sentido de
que el pago de un título de crédito debe hacerse contra la entrega del mismo al deudor , tiende a
proteger a éste de un doble pago. Sin embargo, como conforme a lo dispuesto por el artículo 8o., fracción
XI, de la Ley mencionada, el demandado puede oponer al actor las excepciones personales que tenga en su
contra, de ello se sigue que si alguna de tales excepciones prueba el pago de la cantidad amparada por el
título, debe tenerse éste por efectuado, aun cuando no haya sido devuelto dicho título, al no existir
disposición legal alguna que prohíba que se acredite el pago mediante pruebas diversas.
La necesidad de restituir los títulos de crédito como condición del ejercicio de una acción causal
garantizada con los mismos, se justifica porque el carácter literal y la naturaleza autónoma de dichos
títulos determina la posibilidad de un doble cobro, riesgo que inclusive la ley sienta bases para evitar que
ocurra, pues el artículo 129 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, establece que el
pago de la letra debe hacerse precisamente contra su entrega, también es aplicable a los pagarés y a
los cheques, conforme lo prevén los artículos 174 y 196 de ese mismo ordenamiento , y, aunque en el
juicio que nos ocupa no se intenta directamente la acción causal derivada del mutuo, sino una acción
accesoria apoyada en la garantía hipotecaria con que, junto con la emisión de pagarés, se garantizó
aquélla, ello no obsta para exigir a su promovente que cumpliera con la regla de procedencia antes
mencionada, pues es claro que a través de la acción que intenta, pretende el cumplimiento forzado, que de
concretarse debe, en consecuencia dejar insubsistente la otra garantía que respecto del mismo se otorgó, al
suscribir el deudor los títulos ejecutivos de que se ha hablado, pues de lo contrario subsistiría el riesgo de
un doble cobro, al ser posible que en la vía ejecutiva mercantil se le reclame nuevamente el cumplimiento
del mutuo; posibilidad que existe dada la literalidad y autonomía que, como ya se señaló, revisten tal clase
de documentos.
Quinta Epoca:
Tomo CXVIII, página 205. Amparo civil directo 1046/46. Compañía Constructora Civil Limitada. 22 de
octubre de 1953. Unanimidad de cuatro votos. La publicación no menciona el nombre del ponente.
Secretario: Jorge Espíndola.
Sexta Epoca, Cuarta Parte:
Volumen LXXIV, página. 53. Amparo directo 6228/61. María de Jesús Rauda de Rodríguez y
coagraviados. 15 de agosto de 1963. Cinco votos. Ponente: Mariano Azuela.
Séptima Epoca, Cuarta Parte:
Volúmenes 121-126 página. 139. Amparo directo 2457/78. Oswaldo Castillo Escobar y Leila Alicia
Hernández. 25 de junio de 1979. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: José Ramón Palacios Vargas.
Secretario: Pablo Ibarra Fernández
Volúmenes 133-138 página. 218. Amparo directo 4059/79. Astolfo Jaime Meléndez. 26 de marzo de
1980. Cinco votos. Ponente: Raúl Lozano Ramírez. Secretario: Pedro Reyes Colín.
Volúmenes 145-150, página 539. Amparo directo 1395/79. Benjamín Saldaña González. 7 de mayo de
1980. Cinco votos. Ponente: José Alfonso Abitia Arzapalo.
Volúmenes 181-186, página. 94. Amparo directo 8015/82. Daniel Szclar Bravenman. 28 de marzo de
1984. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Ernesto Díaz Infante. Secretario: Gilberto Pérez Herrera.
El artículo 1391 del Código de Comercio dispone que el procedimiento ejecutivo tiene lugar cuando la
demanda se funda en documentos que traigan aparejada ejecución, como puede ser un título de crédito, el
cual tiene las características de incorporación, abstracción y literalidad propias, puesto que el documento y
el derecho que tiene incorporado no pueden separarse; entonces, constituye un requisito de procedibilidad
para intentar la acción cambiaria directa que el pagaré se presente en original y no en copia certificada,
pues esa constancia no tiene el alcance de sustituir al documento original, porque la copia certificada
solamente da certeza de la existencia de éste, pero el acto de certificación no puede dar origen al derecho
incorporado que solamente está en el documento original, salvo en los casos en que se haya repuesto el
título de crédito; además, en el hipotético caso de que, una vez seguida la secuela procesal
correspondiente, se dicte sentencia en la que se condene al demandado al pago de la cantidad amparada en
el pagaré, de efectuar el deudor la respectiva liquidación, no podría darse cumplimiento a la máxima
consistente en que su pago debehacerse contra la entrega del documento relativo, con la consecuente
inseguridad jurídica que se generaría en perjuicio del deudor, ya que ello implicaría que el original
continuara en posesión del beneficiario.
DÉCIMO QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 249/2019. Cuñado México, S.A. de C.V. 23 de mayo de 2019. Unanimidad de votos.
Ponente: Neófito López Ramos. Secretarios: Hilce Lizeth Villa Jaimes y Fernando Aragón González.
Esta tesis se publicó el viernes 30 de agosto de 2019 a las 10:38 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.
PASO DOS.- Solo en caso de no pagar, (lo cual nunca sucedió pues nunca se llevo a cabo un
legítimo requerimiento de pago) el artículo en estudio ordena lo siguiente: “…de no hacerse el
pago, se requerirá al demandado, su representante o la persona con quien se
entiende la diligencia, para que señale bienes suficientes para garantizar las
prestaciones reclamadas…” Esta obligación, no es optativa para el Juez del conocimiento,
no puede decidir no aplicar cierta parte de un artículo y la otra parte si; el legislador, estableció
un orden a seguir, a fin de llevar una adecuada diligencia protegiendo los derechos
constitucionales de los gobernados, por lo que, el C. Juez Segundo Mercantil del Primer
Departamento Judicial del Estado, estaba obligado a plasmar y ordenar de manera expresa y sin
lugar a duda alguna, de que en caso de que el demandado no realizará el pago, se procedería a
REQUERIR AL DEMANDADO, SU REPRESENTANTE O LA PERSONA CON QUIEN SE
ENTIENDE LA DILIGENCIA, PARA QUE SEÑALE BIENES SUFICIENTES PARA
GARANTIZAR LAS PRESTACIONES RECLAMADAS y solo en caso de no hacer dicho
señalamiento, dicho derecho pasaría al actor. Se puede observar del auto de exequendo de fecha
veintiocho de abril del año dos mil cinco, que en la parte conducente dice:
Tal violación de la Ley, me hace pensar que para dicha autoridad es posible dejar de
aplicar algunos artículos y aplicar otros u simplemente darle otro sentido que el que pretendió
darle el legislador.
PASO TRES.- Solo en caso de no cumplir con el PASO DOS, el legislador estableció lo
siguiente: “… apercibiéndolo que de no hacerlo, el derecho para señalar bienes pasará al actor.
…” Esto deja más en claro que la violación al precepto a estudio, es por demás un derecho de la
suscrita, que solo en caso de no cumplir, dicho derecho sería pasado al actor del procedimiento,
ya que el propio artículo así lo llama “…derecho para señalar bienes…”. Pero en el presente
caso, ¿Cómo es posible que dicho derecho pase al actor, si en ningún momento se ordeno se
requiera a la parte demandada para que señale bienes para garantizar las prestaciones reclamadas?
Si el derecho nunca nació, es lógico pensar que no puede ser trasmitido a persona alguna. El
legislador, le otorgó a la parte demanda el DERECHO de elegir que bienes señalar para su
embargo, derecho que el C. Juez Segundo Mercantil del Primer Departamento Judicial del Estado
se encargo de pasar por alto. Hecho por demás violatorio de mis garantías individuales.
Para tener mas en claro el resultado de la violación en la que incurrió el C. Juez Segundo
Mercantil del Primer Departamento Judicial del Estado, paso a definir el vocablo DERECHO,
que según el Diccionario Enciclopédico Larousse, en su página 322, a la letra dice: “Facultad de
hacer o exigir todo lo que la Ley o autoridad establece a favor de alguien o que le permite quien
puede hacerlo.” Puedo manifestar que le propia Ley me otorgo el derecho de elegir los bienes
que podrían embargarse en el procedimiento, y que este derecho puedo exigirlo ya que fue
establecido por el legislador como un paso a seguir en un procedimiento de embargo, es decir,
hay que seguir una formalidad del derecho ya establecida por la Ley; el propio legislador, me
permitió tomar la decisión de elegir los bienes a embargar o no hacerlo, derecho que es optativo
para el gobernado, más no para la autoridad, ya que está tiene la obligación de otorgarme dicho
derecho y no puede solamente pasarlo por alto, debido que al hacerlo viola mis garantías
individuales.
No por nada el legislador estableció reglas a seguir en una diligencia de embargo, y esto
fue con el fin de salvaguardar las garantías individuales de los gobernados y estas no sean
conculcadas por la autoridad, y en el presente caso, las garantías que fueron violadas fueron las
consagradas en el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y es
precisamente el artículo 14 de la Carta Magna que estable: “Nadie podrá ser privado de la vida,
de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los
tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del
procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho.”
Puedo afirmar sin temor a equivocarme que no se cumplieron las formalidades esenciales
del procedimiento, ya que la C. Juez Segundo Mercantil del Primer Departamento Judicial del
Estado, no cumplió con lo estipulado en el artículo 1394 del Código de Comercio Reformado, ya
que expresamente dicho artículo ordena que se me conceda el derecho de señalar bienes a
embargar para garantizar las prestaciones reclamadas, y el C. Juez del conocimiento,
expresamente ordena “…a fin de que el Actuario correspondiente, proceda a requerir a la parte
demandada para que en el acto pague a la parte actora el capital e intereses reclamados y no
haciéndolo se le embargarán bienes suficientes a cubrir las indicadas prestaciones y las costas,
poniéndolos bajo la responsabilidad del acreedor en depósito de la persona nombrada por
éste.”, solo por este hecho, puedo afirmar que no se cumplieron las formalidades esenciales del
procedimiento, y por tal motivo solicito que en el presente juicio de garantías, se ordene al C.
Juez Segundo Mercantil del Primer Departamento Judicial del Estado, dictar un nuevo acuerdo en
sustitución del de fecha veintitrés de octubre del año dos mil dieciocho, en el que, se ordena
expresamente otorgarme el derecho de señalar los bienes a embargar.
PASO CUATRO.- En el presente paso, establecido por el legislador en el propio artículo 1394
del Código de Comercio, dice: “… A continuación se emplazará al demandado.” Con esto, la
Ley establece que una vez cumplidos los pasos anteriores: el C. Actuario debió de realizar el
emplazamiento, pero solo en caso de haber cumplido con lo anterior, que como ya vimos, no fue
así.
Como quiera que considero que las notificaciones personales supuestamente realizadas a
la suscrita en las fechas tres y cuatro de diciembre de dos mil dieciocho fueron practicadas en
contravención a lo estipulado en la Ley, dando como resultado que las mismas sean nulas de
acuerdo a lo estipulado en el artículo Artículo 8o. del Código Civil Federal que a la letra dice:
“Los actos ejecutados contra el tenor de las leyes prohibitivas o de interés público serán nulos,
excepto en los casos en que la ley ordene lo contrario.”, implicando que todos los demás actos,
autos o acuerdos dictados y derivados del expediente número 1300/2018 relativo al Juicio
Ejecutivo Mercantil promovido por Herman Daniel Leal López como endosatario en procuración
del señor José Ricardo Balam May en contra de la suscrita y de Ricardo alan González Orozco
que fueron posteriores al realizado el día veintitrés de octubre del año dos mil dieciocho,
devienen nulos en virtud de su origen. Considero procedente el presente Juicio de Amparo ya que
se me priva y molesta gravemente en mis derechos y posesiones, todo esto debido a que se dejo
de observar detenidamente que el emplazamiento a juicio mercantil es un acto procesal que
reviste gran importancia, por permitir el cumplimiento de la garantía de audiencia establecida en
el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Ahora bien el emplazamiento que se reclama no solo resulta ilegal por los vicios
cometidos por el actuario respectivo, sino por el simple hecho de que era imposible que la
suscrita viviera en el predio donde se me pretendió emplazar a juicio, ya que tal y como ha
quedado demostrado, en esa época el predio de referencia era habitado por otra persona con
motivo de un contrato de arrendamiento que la suscrita celebró con dicho sujeto; de modo tal que
era completamente imposible que la quejosa viviera en dicho domicilio, puesto que no se tenía
posesión de mismo.
En este orden de ideas resulta que la suscrita nunca fue debidamente emplazada a juicio,
por las razones antes expuestas, aunado que basta con leer concienzudamente el expediente de
donde emana el acto reclamado, para darse cuenta de una serie de irregularidades que ocurrieron
en el mismo, y que provocan una fuerte presunción de que todo dicho procedimiento fue
maquiavélicamente urdido a fin de despojarme de mi patrimonio, claro está aprovechándose de la
buena fe de la autoridad respectiva.
Contradicción de tesis 34/97. Entre las sustentadas por el Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, Tribunal
Colegiado del Décimo Circuito (actualmente Primer Tribunal), Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, Segundo
y Tercer Tribunales Colegiados del Segundo Circuito (actualmente Primer Tribunal Colegiado en Materias Civil y de
Trabajo del Segundo Circuito y Segundo Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Segundo
Circuito) y el Sexto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, Segundo Tribunal Colegiado del
Quinto Circuito y Primer Tribunal Colegiado del Sexto Circuito. 24 de octubre de 2000. Once votos. Ponente:
Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: María Estela Ferrer Mac Gregor Poisot.
El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada hoy veintisiete de noviembre en curso, aprobó, con el número
149/2000, la tesis jurisprudencial que antecede. México, Distrito Federal, a veintisiete de noviembre de dos mil.
Amparo directo 432/2005. Antonio de Jesús Camacho Serna. 7 de julio de 2005. Unanimidad de votos. Ponente:
Julio César Vázquez-Mellado García. Secretaria: Rocío del Carmen Sánchez Benítez.
Nota: Las tesis de jurisprudencia citadas, aparecen publicadas con los números 1a./J. 35/2005 y P./J. 149/2000, en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXI, abril de 2005, página 686 y Tomo XII,
diciembre de 2000, página 22, respectivamente.
PRUEBAS:
Finalmente, atento todo lo expuesto y fundado anteriormente, con apoyo además en los
artículos 3, 4, 5, 11, 21, 147 y demás relativos de la Ley de Amparo,
Protestamos lo necesario en esta ciudad de Mérida, Yucatán, a los treinta días del mes de
agosto del año dos mil veintitrés.
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