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2004-000357
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Ponencia del Magistrado: ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ.
Contra el referido fallo de la alzada las representaciones de la partes actoras
impugnación réplica y contrarréplica.
PRONUNCIAMIENTOS PREVIOS
-I-
-II-
Medina, presentó ante la Secretaría de esta Sala de Casación Civil, escrito contentivo de
caso, feneció el 6 de agosto de 2004. Por lo tanto, la Sala a los efectos de la resolución
de este recurso, se abstendrá de considerar y analizar los alegatos vertidos en el referido
-III-
del presente recurso, por considerar que de conformidad con la nueva Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, publicada en la Gaceta Oficial Nº 37-942 del 20 de mayo
conocimiento y trámite de los recursos cuyas cuantías excedan de tres mil unidades
casación tendrá vigencia solo para aquellos casos donde el anuncio del mismo, haya
de 2004.
presente caso, y por esa sola circunstancia, se desecha este alegato de inadmisibilidad
RECURSO POR INFRACCIÓN DE LEY
-I-
Para decidir, la Sala observa:
ya que a tenor del artículo 38 del Código de Procedimiento Civil era innecesario, por
folios útiles, marcada con la letra ‘A’, copia certificada del citado libelo de la demanda,
emanada del Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Familia de la
vertido en la recurrida por el Juzgador Superior, que sobre el punto in comento, señaló
al folio 406 del expediente, lo siguiente:
“...Hay que establecer que el valor de lo litigado es la cantidad de
TREINTA Y CINCO MILLONES DE BOLÍVARES..., que constituye el
valor estimado al momento de interponer la demanda y que debe
perpetuarse en el tiempo. Y sobre dicha cantidad es que debe aplicarse la
limitación del 30% a que se refiere el artículo 286 del Código de
Procedimiento Civil, y no sobre Bs. 86.742.073,33, como lo pretenden
los accionantes. ASÍ SE DECLARA...”.
inciertas, siendo que la demanda de cobro de bolívares que dio origen a la presente
interpretación del artículo 286 del Código de Procedimiento Civil, interpretación que a
todo evento deberá ahora ser realizada sobre las bases ya clarificadas en este fallo, con
aplicación irrestricta del criterio de la Sala vigente para casos análogos, y que también
errónea interpretación del artículo 286 del Código de Procedimiento Civil. Y así se
decide.
-II-
Se delata la infracción por falta de aplicación del artículo 1.196 del Código
Sobre este punto, extractos pertinentes de la sentencia recurrida, dejaron
establecido lo siguiente:
“...Los abogados intimantes han solicitado se le indexe judicialmente las
cantidades que reclama en honorarios profesionales. Solicitud sobre la
cual no se pronunció la primera instancia y que constituye el motivo de
su apelación.
En criterio (st. 25-09-2003, caso: Chirinos), que hoy ratifica, esta Alzada
ha señalado que no cabe la menor duda, que la indexación judicial
constituye una creación jurisprudencial para palear un poco los efectos de
la inflacción y la demora de los procesos judiciales, pero debe resultar
claro que la jurisprudencia ha distinguido entre los derechos disponibles
e indisponibles, para establecer en el caso de los primeros que la parte
debe solicitar la indexación en el libelo y no en otra oportunidad; y en el
caso de los segundos, procede el acordarlos aún de oficio. Así como
también ha distinguido sobre las obligaciones de valor y las pecuniarias.
Y si bien en materia de honorarios profesionales la jurisprudencia ha sido
cavilante, acerca de la procedibilidad de la corrección monetaria en las
estimaciones e intimaciones de honorarios profesionales, esta Alzada se
inscribe dentro de los criterios expresados por la Corte Primera en lo
Contencioso-Administrativo, en sentencia 30.10.2002 (caso M.
Bolívar)...
Al hacer suyo el criterio judicial preinsertado, esta Alzada ratifica su
criterio expresado en sentencia del 26.02.2003 (caso: Colmenares), de
que la corrección monetaria sólo procede respecto de las obligaciones de
valor, en las que ha habido mora por parte del deudor, y para que se
pueda hablar de mora la deuda debe ser líquida, cierta, exigible y de
plazo vencido, elementos que no concurren en el cobro de honorarios
profesionales de abogados sujetos a retasa, porque éstas sólo se hacen
exigibles y líquidas, una vez establecido el monto a cobrar. De tal suerte
que el pedimento solo procedería a partir del momento en que sea
establecida la cantidad líquida a cobrar, si fuere el caso.
En consecuencia, es improcedente el pedimento de indexación de las
cantidades reclamadas judicialmente por honorarios profesionales. ASÍ
SE DECLARA...”.
Así las cosas, debe esta Sala precisar, en primer lugar, el desacierto en el
del artículo 1.196 del Código Civil, norma que como ha podido apreciarse de su anterior
hecho ilícito, por ende, en poco o nada inciden los parámetros en ella establecidos con
los términos de fundamento de la presente denuncia, mucho menos con los que sirvieron
acertó el Tribunal de alzada al precisar en su fallo que el presente caso versa sobre una
todo por hallarse sujetos a retasa, derecho al cual se acogió oportunamente la parte
intimada se encuentra en estado moratorio y trasladar a ella los riesgos de pérdida del
la supuesta falta de aplicación del artículo 1.196 del Código Civil. Y así se decide.
-III-
artículos 12 eiusdem y 1.196 del Código Civil, así como de la máxima de experiencia
Al respecto, alega el formalizante:
“...La condición de Máxima de Experiencia, al conocimiento que se tiene
de que en economías inflacionarias la moneda pierde su valor
adquisitivo, fue reconocida por la Sala de Casación Civil de la extinta
Corte Suprema de Justicia, en su sentencia del 30 de septiembre de
1992...
Tal y como quedó demostrado en la delación anterior (cuyos argumentos
en obsequio a la brevedad, damos aquí por reproducidos), la obligación
de pago que se deriva de una condena en costas, al tener como fuente la
ley, debe ser tratada como si fuese una obligación extracontractual; y, por
tanto, sujeta al imperio del artículo 1.196 del Código Civil, por lo que el
error de apreciación por parte de la recurrida, de la situación de hecho
sometida a su jurisdicción, trajo como consecuencia que no aplicara la
máxima de experiencia relativa a que en economías inflacionarias, la
moneda pierde su valor adquisitivo
El Juez de la recurrida, ha debido en base tanto a la máxima de
experiencia, según la cual en economías inflacionarias, la moneda pierde
su valor adquisitivo, como al dispositivo del artículo 1.196 del Código
Civil, el cual extiende la indemnización a cualquier daño que sufra el
acreedor de la misma; declarar procedente la corrección monetaria
solicitada por quienes suscribimos...
Habida cuenta que, al aplicar a la condena en costas, el dispositivo del
artículo 1.196 del Código Civil, la indemnización debe extenderse a
cualesquiera daños que sufra el acreedor, dicha regla legal se infringe,
cuando el juez de alzada omite aplicar al caso controvertido la máxima
de experiencia según la cual, en economías inflacionarias la moneda
sufre una merma del poder adquisitivo, correlativa al porcentaje de
inflación.
La infracción de la máxima de experiencia según la cual en economías
inflacionarias, la moneda pierde su valor adquisitivo y del artículo 1.196
del Código Civil, ambos por falta de aplicación, fue determinante en el
dispositivo del fallo, ya que el Juez de la recurrida, no la tomó en cuenta
para desechar el pedimento de corrección monetaria formulado por
quienes suscribimos.
Los anteriores planteamientos son a todas luces incompatibles con la
máxima de experiencia cuya infracción delatamos en este ordinal,
violando así la recurrida, tanto dicha premisa mayor fáctica, como el
artículo 12 del Código de Procedimiento Civil y el artículo 1.196 del
Código Civil, el cual como ya dijimos, establece que en las obligaciones
derivadas de un hecho ilícito (cuya regulación se aplica a las obligaciones
con fuente en la ley), la indemnización se extiende a cualesquiera daño
sufrido por el acreedor de la misma.
La violación por parte de la recurrida de la máxima de experiencia según
la cual, en economías inflacionarias, la moneda sufre una merma del
poder adquisitivo y de los artículos 12 del Código de Procedimiento Civil
y 1.196 del Código Civil, produjo la parte dispositiva del fallo...
Es palmario que, de haber aplicado el Juez de la recurrida, el dispositivo
del artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, el mismo, hubiese
fundado su decisión en los conocimientos de hechos que se encuentran
comprendidos en la máxima d experiencia, según la cual, en economías
inflacionarias, la moneda sufre una merma del poder adquisitivo, siempre
dentro de los límites establecidos por el artículo 1.196 del Código Civil;
por lo que, el dispositivo del fallo hubiese sido otro, toda vez que a tenor
de la citada máxima de experiencia y norma sustantiva civil, la
indemnización debía extenderse a cualesquiera daño, inclusive el de la
pérdida del valor adquisitivo de la moneda, en épocas de inflación.
A fin de dar cumplimiento con el requerimiento exigido por el ordinal
cuarto del artículo 317 del Código de Procedimiento Civil, indicamos y
especificamos de manera expresa que, el Juez de la recurrida, debió
aplicar para resolver la controversia, según lo establece el artículo 12 del
Código de Procedimiento Civil, la máxima de experiencia, según la cual,
en economías inflacionarias, la moneda pierde su valor adquisitivo; y, al
no hacerlo, vulneró el artículo 1.196 del Código Civil, el cual, como ya
dijimos establece que, la reparación en caso de obligaciones
extracontractuales (tal y como lo es la derivada de una condena en
costas), se extiende a todo daño, sin exclusión alguna, lo cual hace que
las mismas deban ser consideradas como obligaciones de valor y por
tanto ajustables según las variaciones del índice inflacionario...”.
dispone:
realidades prácticas de la vida, que son fruto de la observación de los hechos que
implícitamente, sin relación concreta con el caso concreto debatido, se aplican siempre
ocurre en numerosos casos, son susceptibles de aplicación en todos los otros casos de la
misma especie...”.
sino que es general de toda|s las personas con uso de razón y en posesión de un grado
controversia particular que se le ha sometido, de allí que esta Sala de manera reiterada
que el fallo contiene no pueden ser calificados de elementos extraños a los autos, ya que
ellas son de uso corriente y permitido en la elaboración de los fallos, para lo cual
también se puede acudir a las máximas de experiencia..., pues tales máximas responden
al saber o conocimiento normal o general que todo hombre de cierta cultura tiene del
a la estructura de la casación por infracción de ley, y teniendo presente que las máximas
de experiencia no son normas jurídicas, sino un instrumento que tiene el Juez para
elaborar las conclusiones que debe hacer para aplicar una disposición legal al caso
los preceptos legales, puedan ocurrir como consecuencia de que el Sentenciador ignore
una máxima de experiencia o aplique una norma jurídica que contradiga lo expresada en
aquella.
procedencia por la recurrida, carecen de una determinación cierta, sobre todo por
para la cual los jueces retasadores deberán considerar un sinnúmero de elementos. Todo
ello, con total independencia de que en el proceso por cobro de bolívares del cual se
Esa sola razón, es suficiente para que esta Sala se vea impelida a declarar la
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los once
(11) días del mes de agosto de dos mil cinco. Años: 195º de la Independencia y 146º
de la Federación.
Presidente de la Sala,
________________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Vicepresidenta Temporal,
_________________________________
ISBELIA PÉREZ DE CABALLERO
Magistrado-Ponente,
__________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Magistrada,
____________________
YRIS PEÑA DE ANDUEZA
Magistrado,
____________________________
LUIS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Secretario,
__________________________
ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ
RC Nº AA20-C-2004-000357
La Magistrada Isbelia Pérez de Caballero disiente del criterio sostenido por
la mayoría sentenciadora y, por esa razón, salva su voto en los siguientes términos:
En el examen de la primera denuncia por error de juzgamiento, es declarada
la infracción del artículo 286 del Código de Procedimiento Civil, por errónea
interpretación, con el fundamento de que el juez de alzada estableció que el valor de lo
litigado en el juicio que causó los honorarios profesionales reclamados, es la cantidad de
treinta y cinco millones (Bs. 35.000.000,oo), lo que la mayoría sentenciadora afirma
tiene por sustento bases inciertas, por cuanto la demanda que dió origen al cobro de
honorarios profesionales no fue estimada.
No comparto este pronunciamiento, por cuanto el deber de estimar el interés
principal del juicio es subsidiario, el cual sólo procede en el supuesto de que el valor de
la cosa no conste y sea apreciable en dinero, ello de conformidad con lo previsto en el
artículo 38 del Código de Procedimiento Civil, lo que por contrapartida permite concluir
que si el valor de la cosa consta, no existe obligación alguna de estimar, razonamiento
este que es expuesto en los mismos términos por el recurrente, quien afirmó que no hizo
“…estimación alguna del monto de la misma, ya que a tenor de lo previsto en el
artículo 38 del Código de Procedimiento Civil, era innecesario, por cuanto el valor de
la cosa constaba de los diversos pedimentos contenidos en el referido libelo…” (ver
pag. 7).
por la cantidad de treinta y cinco millones (BS. 35.000.000,oo), más los intereses
concreto no existe deber de estimar la demanda, porque consta el interés principal del
instrumento cambiario cuyo cobro fue pretendido, tal como fue fijado por el juez de la
alzada.
Sin embargo, el recurrente sostiene que la base para calcular el límite del
interés legal no debe ser esa cantidad, sino la que en definitiva fue condenada en la
lo que en definitiva arrojó un total de ochenta y seis millones setecientos cuarenta y dos
mil setenta y tres bolívares con treinta céntimos (Bs. 86.742.073,30), razón por la cual
Pues bien, ajeno de lo pedido por el recurrente, la mayoría sentenciadora
dicta un pronunciamiento no pedido, con el cual crea una nueva especie de suposición
falsa, pues indica que el juez superior estableció un hecho sobre bases inciertas, como es
la fijación del interés principal del juicio que causó los honorarios, con la particularidad
que esa falsedad no consta en pruebas que fueron incorporadas en las instancias
procesales, sino en una copia que fue producida en casación durante el lapso de
formalización, respecto de la que no hubo oportunidad de ejercer el control y
contradicción, y que en modo alguno fue aceptada por la otra parte.
Además de ello, es importante significar que ese hecho fijado sobre bases
inciertas no es tal, por cuanto el propio recurrente admite que en la demanda consta la
cuantía, y la discusión planteada en la denuncia es ajena a ese pronunciamiento, pues el
recurrente se limitó a alegar que el límite legal establecido en el artículo 286 del Código
de Procedimiento Civil, no debía tener por base el monto de la cantidad indicada en el
instrumento cambiario, cuyo cobro fue pretendido, sino la suma que en definitiva fue
condenada a pagar, con inclusión de los intereses moratorios y la indexación.
infracción del artículo 286 del Código de Procedimiento Civil, a pesar de que en mi
opinión esa norma no fue infringida por el juez de la recurrida, pues esta Sala ha
por ser una limitación o determinación de límites en que fue planteada la misma
ser comprendidos en la cuantía fijada en el libelo, siendo ésta la que constituye el límite
Por consiguiente, a través de un pronunciamiento no pedido por el recurrente
y en total contradicción a la circunstancia cierta de que en el caso concreto sí consta el
interés principal del juicio, la mayoría sentenciadora establece que no hubo estimación
de la demanda y que en el caso concreto no existe límite legal para el cobro de
honorarios profesionales, lo que estimo no es ajustado a derecho.
En estos términos, queda expresado mi voto salvado.
En esos términos, salvo mi voto. Fecha ut supra.
Presidente de la Sala,
________________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Vicepresidenta Temporal
____________________________
ISBELIA PÉREZ DE CABALLERO
Magistrado,
____________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Magistrada,
______________________
YRIS PEÑA DE ANDUEZA
Magistrado,
______________________________
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Secretario,
__________________________
Exp. N° AA20-C-2004-000357
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
EN SU NOMBRE
JUZGADO QUINTO SUPERIOR DEL TRABAJO DEL CIRCUITO JUDICIAL
DEL TRABAJO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ÁREA
METROPOLITANA DE CARACAS
Caracas, a los ocho (08) días del mes de mayo del año 2017.
Exp. Nº AP21-R-2016-001105
ASUNTO: AP21-L-2014-001099
SENTENCIA: Interlocutoria.
Han subido a esta alzada por distribución las presentes actuaciones en virtud de la
apelación interpuesta por el abogado VIRGILIO JESUS GOMEZ DE SOUSA,
abogado en ejercicio, inscrito Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el
No. 24.836, contra la decisión dictada por el Juzgado Cuarto de Primera Instancia
de Sustanciación, Mediación y Ejecución de este Circuito Judicial del Trabajo en
28 de noviembre de 2016. Celebrada la audiencia oral en la presente incidencia en
fase de ejecución, y dictado el dispositivo oral en fecha 26 de abril de 2017.
CAPITULO III
FUNDAMENTOS ORALES DE LAS PARTES EN CUANTO A LA
APELACION DE LA PARTE ACTORA
La juez le preguntó: ¿esos gastos de ejecución usted los está asimilando a sus
honorarios profesionales?
Respondió: No, esas son diligencias relacionadas con el cumplimiento a lo
decidido por el tribunal de primera instancia.
La juez le preguntó: ¿Esas actuaciones que usted señala se deben tomar en cuenta
como actuaciones para lograr la ejecución forzosa, son las que usted pretende se
deben tomar en cuenta dentro del 5% que se estimó de la cantidad de Bs.
1.800.000,00?
Respondió: En principio realizó varias diligencias para que se oficiara a varias
instituciones, todo ello relacionado con los costos de ejecución.
Ahora bien, esta Juzgadora se permite, previo a emitir el presente fallo, hacer las
siguientes consideraciones:
Considera prudente esta Alzada, no solo a los fines pedagógicos, sino para
deslindar las fases procesales así como el alcance de los fundamentos de la
decisión recurrida en base a los argumentos del apoderado actor, ilustrar tanto
doctrinaria como jurisprudencialmente, la Institución de las Costas Procesales,
sea del proceso cognitivo como tal, o de las que se generan en la fase de ejecución
al momento de decretar el mandamiento de Embargo como materialización de la
ejecución forzosa de la sentencia. Tenemos así, que en primer plano debemos
señalar que el concepto de costas procesales ha de entenderse “como un concepto
restringido y limitado a los gastos del proceso, necesarios para que éste llegue a
su fin, y no incluye los daños que la litis ha podido causar al vencedor”; así
podemos precisar que tal como ha venido manteniendo la doctrina dominante “…
nuestra casación ha considerado como costas todos los gastos hechos en la litis, y
que estén respecto del pleito en una relación de causa a efecto y no los gastos
extraños o superfluos” (Arístides Rengel-Romberg, Tratado de Derecho Procesal
Civil Venezolano, Tomo II, Pág. 503 y 505).
“Las costas son los gastos que se motivan con ocasión de un proceso. Se da el
nombre de costa a los gastos legales que hacen las partes y deben satisfacer en
ocasión de un procedimiento judicial. No revisten el carácter de una pena, sino el
de una indemnización debida al vencedor por los gastos que le ocasiona su
contrincante al obligarlo a litigar. Son en principio de origen procesal. Las costas,
no solo comprenden los llamados gastos procesales, o sea, los aranceles y
derechos judiciales, sino también los honorarios de los abogados y emolumentos
al personal auxiliar” (Diccionario Jurídico Venelex, año 2003 DMA rupo
Editorial. Tomo I pag. 307).
Examinados los términos del criterio trascrito supra, y adaptándolo esta Alzada no
sólo al nuevo procedimiento laboral venezolano a la luz de sus principios
fundamentales, muy especialmente en lo relativo a la gratuidad de las
actuaciones, que informa todo el desarrollo del procedimiento previsto en la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo, a la luz de los postulados constitucionales, muy
especialmente en la Disposición Transitoria Cuarta, numeral cuarto desarrollado
en base a las previsiones del artículo 254 ejusdem, al establecer que los Órganos
del Poder Judicial no están facultados para establecer, tasa, aranceles ni exigir
pago alguno por sus servicios. Este principio, también se garantiza al permitirse
actuar en papel común y sin pago alguno por la obtención de los servicios de la
justicia laboral, todo lo cual se extiende inclusive a la prohibición de que los
registradores y notarios públicos cobren tasas o aranceles por sus servicios,
cuando la actuación sea de naturaleza laboral. ASÍ SE ESTABLECE.-
Tenemos entonces, que a la luz de los postulados doctrinarios en los que se apoya
la presente decisión debemos dejar claro que en materia laboral se hace
inaplicable el Decreto con Fuerza y Rango de Ley de Arancel Judicial, vigente en
todo lo relativo a la tasación de costas muy especialmente al establecimiento por
parte del Secretario previo cumplimiento de los parámetros de dicha ley,
entendida éstas en lo que se corresponde específicamente a los gastos del proceso
como tal por cuanto, tal como lo señalamos precedentemente no existe ninguna
actuación en el proceso laboral que se genere por la utilización de los Órganos de
la Administración de Justicia. Sólo quedaría vigente y aplicable en esta
Jurisdicción lo relativo a la tasación por parte del Juez de lo correspondiente a los
honorarios o emolumentos de los expertos a que se contrae el artículo 54 y 55 de
la referida Ley, los cuales establecen expresamente:
Ahora bien, el artículo 286 del Código de Procedimiento Civil, cuya infracción se
alega, es del siguiente tenor:
“Las costas que deba pagar la parte vencida por honorarios del apoderado de la
parte contraria estarán sujetas a retasa. En ningún caso estos honorarios excederán
del treinta por ciento (30%) del valor de lo litigado.
Cuando intervengan varios abogados, la parte vencida sólo estará obligada a
pagar los honorarios por el importe de lo que percibiría uno sólo, sin perjuicio del
derecho de retasa.”
De manera que si las costas por honorarios del apoderado de la parte contraria
causadas durante el proceso alcanzaron el límite máximo establecido en el
artículo 286 del Código de Procedimiento Civil, y se generan nuevas costas por
actuaciones ocurridas durante la ejecución, éstas ya no podrán serle intimadas al
ejecutado, por cuanto excederían del límite legal establecido, correspondiéndole
en todo caso la cancelación de los mismos al cliente que contrató sus servicios.
y precisamente, ese ha sido el sentido acogido por el artículo 286 del Código de
Procedimiento Civil, al prescribir una clara limitación a la obligación que tiene al
(sic) parte vencida de pagar los honorarios de abogados de la parte contraria,
cuando dispone:
‘En ningún caso estos honorarios excederán del treinta por ciento (30%) del valor
de lo litigado’.
Esta limitación del treinta por ciento, como lo sostiene nuestra Casación Civil,
contenida en el artículo 286 del Código de Procedimiento Civil, se aplica en el
caso del abogado que intima honorarios a la parte contraria vencida y condenada
en costas, pero no en la situación del abogado que intima honorarios a su propio
cliente, pues, esta intimación no requiere de condenatoria en costas alguna y
puede llevarse a acabo (sic) en cualquier estado y grado del proceso, no viéndose
regulada por el límite que establece el artículo 286 eiusdem, aunque si persiste el
derecho del intimado a acogerse a la retasa (Ramírez & Garay. Tomo 205.
Sentencia 2277/03 de fecha 7 de noviembre de 2003. p.625).
(Omissis)
Se comprueba de los oficios emanados del juzgado a quo al Gerente del Banco
Industrial de Venezuela, promovidos por la demandada, al cual se atribuye todo
valor probatorio, la forma pormenorizada como se efectuó la satisfacción plena
del pago de las cantidades de dinero correspondientes a los demandantes, así
como las correspondientes a los abogados actores por concepto de honorarios
profesionales hasta la concurrencia del expresado monto de 537 millones 296 mil
173 bolívares con 98 céntimos, observando el tribunal, que la expresada cantidad
de dinero, que equivale al 30% de la cantidad condenada a pagar por la sentencia
del Juzgado Superior Accidental más su corrección monetaria, fue recibida por
los apoderados actores con cargo a las cantidades de dinero embargadas a la
COMPAÑÍA ANÓNIMA NACIONAL TELÉFONOS DE VENEZUELA
(C.A.N.T.V.)...(Omissis)
Sin embargo, para el cobro de las costas al condenado, se requiere que la misma
se encuentre determinada en una decisión que se encuentre definitivamente firme
y sobre el particular, el Código de Procedimiento Civil en su artículo 286
establece que las costas que debe pagar la parte vencida por honorarios del
apoderado de la parte contraria estarán sujetas a retasa y, en ningún caso estos
honorarios excederán del treinta por ciento del valor de lo litigado, esto es, el
abogado puede cobrarle al condenado en costas, hasta un máximo de treinta por
ciento del valor de lo litigado.
Así las cosas, observa el tribunal que la doctrina distingue entre costas y costos,
señalando que las costas comprenden el pago de los honorarios profesionales de
abogados, en tanto, que los costos comprenden todos los gastos que tiene que
realizar la parte durante el desarrollo del proceso, tales como pago de aranceles
fiscales, honorarios de contadores, médicos, depositarios, siendo que los gastos
ocasionados en el proceso pueden ser exigidos por la parte gananciosa, a
diferencia de las costas correspondientes a honorarios de abogados, que sólo le
competen a éste.
Por otra parte, considera la Sala que, tal como lo señaló el a quo, para proceder a
embargar las costas por honorarios de abogados, resulta necesario que las mismas
estén previamente determinadas por el procedimiento de estimación de honorarios
profesionales previstos en la Ley de Abogados y, en cuanto a los costos o gastos
en el proceso, que deben ser determinado mediante el procedimiento de tasación,
contemplado en la Ley de Arancel Judicial.
Así, en el caso de los expertos u otros auxiliares de justicia que fuera designado
por el Tribunal, tanto el decurso del proceso cognitivo o en fase de ejecución,
debe el mismo auxiliar estimar sus honorarios, y ser tasados por el Tribunal en
base a las previsiones de la Ley de Arancel Judicial, es decir, el Juez de Ejecución
una vez designado el experto y aceptado el cargo por éste establecer en forma
inmediata los honorarios o emolumentos de los mismos, en base a las previsiones
del artículo 54 de la citada Ley de Arancel Judicial, para cuya fijación deberá oír
previamente al experto en cuanto al monto prudencial que él estime de sus
honorarios, tomando en cuenta para dicha fijación las tarifas de honorarios
previstas por los Colegios Profesionales correspondientes y podrá, igualmente, en
caso de existir alguna duda razonable, asesorarse por personas entendidas en la
materia.
Al respecto, esta Juzgadora debe señalar que no comparte el criterio plasmado por
la parte recurrente, en cuanto a que el monto que prudencialmente la juez a quo
estableció como costas de ejecución en el mandamiento, deben entenderse
causados por el hecho de decretarse el mismo, indiferentemente que se haya
materializado, por cuanto a su decir, se generaron actuaciones en pro de llegar a
dicha ejecución forzosa, siendo que a su decir, esa fijación de las costas esta
firme, a lo que esta alzada debe reproducir lo reseñado supra, en cuanto a la forma
legal para el cobro de los costos y costas de la ejecución, los cuales deberán
materializarse (embargarse) y así aplicar el procedimiento precisado supra. En
consecuencia, es más que evidente que la decisión del a quo, se encuentra
ajustada a derecho por lo cual debe declararse sin lugar la apelación de la parte
actora. Todo lo cual será establecido en la parte dispositiva del presente fallo. ASI
SE ESTABLECE.
DISPOSITIVO
Por todos los razonamientos antes expuestos este Juzgado Quinto Superior del
Trabajo del Circuito Judicial del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, en nombre de la República y por autoridad de la ley,
Declara: PRIMERO: SIN LUGAR el recurso de apelación interpuesto por la
representación judicial de la parte actora, en contra de la sentencia dictada por el
Juzgado Cuarto de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución de
este Circuito Judicial del Trabajo en 28 de noviembre de 2016. SEGUNDO: Se
confirma la sentencia recurrida. TERCERO: Por la naturaleza del presente fallo
no hay especial condenatoria en costas.
PUBLÍQUESE Y REGÍSTRESE.
La Juez
Dra. Felixa Isabel Hernández León.
La secretaria.
NOTA: En el día de hoy, se dicto, publicó y diarizó la anterior sentencia.
La secretaria.
FIH/
Exp N° AP21-R-2016-001105
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Exp. 2011-000457
por los profesionales del derecho Ramón Escovar León y Ramón José Escovar
Civil, Mercantil, Tránsito, Protección del Niño y del Adolescente, Agrario y Bancario
de mayo de 2011, declarando sin lugar el recurso de apelación interpuesto por la parte
procesal, bajo la ponencia del Magistrado que con tal carácter la suscribe, y lo hace
CAPÍTULO PRIMERO
En ese sentido, el recurrente apoyó su denuncia bajo los siguientes parámetros:
“…Ciertamente, el artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, en
su ordinal 3° establece:
“Toda sentencia debe contener: (…) 3° Una síntesis clara, precisa
y lacónica de los términos en que ha quedado planteada la
controversia, sin transcribir en ella los actos del proceso que
constan en autos.”
De acuerdo a la doctrina patria, el sentenciador debe realizar la labor
intelectual de entender y exponer la controversia, tal como ha sido
planteada, y no limitarse a transcribir total o parcialmente el libelo y la
contestación. El juez que se limita a transcribir, transfiere al lector la
labor de interpretación de lo transcrito, que le es propia como tarea
previa a la resolución de las cuestiones de hecho y de derecho
planteadas.
El Supremo Tribunal ha sido muy severo en aquellos casos en los cuales
el sentenciador, en un claro desconocimiento de la regla legal, no sólo
transcribe el libelo de la demanda y la contestación, sino que además
hace una larga relación de lo acaecido en el proceso en ambas instancias.
En el caso que nos ocupa, la jueza que conoció de la causa en segundo
grado, en franca violación del ordinal 3° del artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil, procedió a narrar in extenso todas y cada una de las
actuaciones verificadas en las dos instancias, y que constan en el
expediente.
En efecto, en el capítulo denominado “ANTECEDENTES DEL CASO”
la sentenciadora hizo una extensa relación de varios actos del proceso
realizados ante el a quo, que van desde la presentación del libelo,
siguiendo con el auto de admisión de la demanda, el otorgamiento de los
poderes por las partes, las incidencias de recusación e inhibición del juez
que originalmente conoció de la causa, la solicitud de reposición de la
causa solicitada por la demandada, las cuestiones previas propuestas por
ella opuestas, la contestación de la demanda, la promoción de las pruebas
y su evacuación, la comisión para la evacuación de las pruebas fuera del
lugar del juicio, impugnación del poder de la demandada, la sentencia
dictada por el tribunal del mérito, la apelación interpuesta por la parte
demandada, la sentencia dictada por la alzada, el recurso de casación
anunciado contra dicha decisión y la referencia de la sentencia dictada
por la Sala de Casación Civil, que casó por indeterminación objetiva el
fallo recurrido en aquella oportunidad.
Acto seguido, se refiere los alegatos de la parte actora en los siguientes
párrafos:
“…PRIMERO: Conforme al mandato otorgado por ante la Notaría
Pública Primera de San Cristóbal el 24 de octubre de 2007, bajo el
N° 47, Tomo 284, ejercimos la representación judicial del
ciudadano DANIEL ALBERTO FIGUEROA MERCHAN, quien es
venezolano, casado, médico veterinario, titular de la cédula de
identidad 3.429.396, domiciliado en la ciudad de San Cristóbal,
estado Táchira, en el proceso de Amparo Constitucional que
nuestro mandante propuso contra la sociedad mercantil
SEGUROS LOS ANDES C.A., domiciliada en San Cristóbal,
inscrita en el Registro Mercantil Primero del estado Táchira, bajo
el N° 41, Tomo 20-A, de fecha 03 de noviembre de 2004. Dicho
juicio fue sustanciado y decidido en primera instancia por el
JUZGADO TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL,
MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUSNCRIPCIÓN
JUDICIAL DEL ESTADO TÁCHIRA, según expediente N° 17.113-
07 de la nomenclatura de ese Tribunal y en segunda instancia por
el JUZGADO SUPERIOR EN LO CIVIL, MERCANTIL,
TRÁNSITO, BANCARIO Y DE PROTECCIÓN DEL NIÑO Y DEL
ADOLESCENTE DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL
ESTADO TÁCHIRA, según expediente N° 6.131 de la
nomenclatura interna llevada por ese Tribunal.
SEGUNDO: Con fecha 11 de diciembre de 2007 el JUZGADO
TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL,
MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN
JUDICIAL DEL ESTADO TÁCHIRA, dictó sentencia definitiva en
el Expediente N° 17. 113-7 en la cual declaró con lugar el recurso
de amparo constitucional intentado por el ciudadano DANIEL
ALBERTO FIGUEROA MERCHAN, contra la Sociedad Mercantil
SEGUROS LOS ANDES C.A., en el particular cuarto del
dispositivo de dicho falloel sentenciador condenó a la parte
demandada, SEGUROS LOS ANDES, C.A., al pago de las costas
procesales por haber resultado totalmente vencida. Por su parte, el
JUZGADO SUPERIOR PRIMERO EN LO CIVIL, MERCANTIL,
TRÁNSITO, BANCARIO Y DE PROTECCIÓN DEL NIÑO Y DEL
ADOLESCENTE DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL
ESTADO TÁCHIRA, procediendo como tribunal de alzada dictó
también sentencia definitiva en el expediente N° 6.131, el 11 de
febrero de 2008, confirmando la sentencia apelada, declarando
con lugar el mencionado recurso de amparo constitucional y en el
particular cuarto del dispositivo de dicho fallo, condenó
igualmente a la parte demandada, SEGUROS LOS ANDES, C.A.,
al pago de las costas procesales por haber resultado totalmente
vencida. Esta sentencia quedó definitivamente firme por no
haberse interpuesto recurso alguno contra ella…
…En el caso concreto que nos ocupa, el agraviado DANIEL
ALBERTO FIGUEROA MERCHAN estimó a cuantía de la acción
de amparo que ejerció contra la cuantía de la acción de amparo
que ejerció contra SEGUROS LOS ANDES, C.A., en la cantidad de
CUATRO MIL TRESCIENTOS MILLONES DE BOLÍVARES (Bs.
4.300.000.000,00) cantidad ésta que re-expresada en bolívares
fuertes equivalen a CUATRO MILLONES TRESCIENTOS MIL
BOLÍVARES FUERTES (Bf. 4.300.000,00) por ser esta suma el
valor de la cobertura del anexo de enfermedades críticas, de la
póliza integral N° 02-02-12501-28-001, contratada por DANIEL
ALBERTO FIEGUEROA (Sic) MERCHAN con SEGUROS LOS
ANDES, C.A…
…ocurrimos ante su competente autoridad, en nuestro propio
nombre, PARA DEMANDAR COMO EN EFECTO
FORMALMENTE DEMANDAMOS EN ESTE ACTO a la sociedad
mercantil SEGUROS LOS ANDES, C.A., …, para que convenga en
pagarnos, o en su defecto a ello sea condenada por el tribunal, la
suma de DOS MILLONES QUINIENTOS MIL BOLÍVARES
FUERTES (Bs.f 2.500.000,00), por concepto de los honorarios
profesionales que nos adeuda por las actuaciones que realizamos
en dicho juicio…
…solicitamos al tribunal que en la sentencia definitiva ordene la
corrección monetaria…”.
Luego, indica que la representación judicial de la empresa demandada
sostuvo en la oportunidad de contestar la demanda lo siguiente:
“…Rechazo y contradigo la demanda tanto en los hechos como en
el derecho argumentado.
Rechazo y contradigo a que los abogados demandantes les asista
el derecho de estimar honorarios profesionales y nuestra
representada que se encuentre obligada al pago de ellos.
Rechazo y contradigo del libelo de demanda los fundamentos para
la estimación de honorarios que corre inserta a los folios 1 al 9 de
la presente causa.
Rechazo y contradigo la argumentación contenida en el numeral
cuarto, mediante el cual en forma infundada y temeraria los
accionantes pretendiendo desconocer las normativas legales,
criterios jurisprudenciales y doctrinales atribuyen un valor
económico o de cuantía a la acción de amparo constitucional en la
que le dieron asistencia legal al ciudadano DANIEL ALBERTO
FIGUEROA MERCHAN, y sobre cuyas actuaciones aforan los
honorarios profesionales.
Rechazamos y contradecimos los argumentos que sustentan al
numeral quinto del escrito mediante el cual en forma desatinada y
sin mayor soporte se pretende dar por cumplidos los requisitos
contenidos en el artículo 40 del Código de Ética del Abogado
Venezolano instituidos por la jurisprudencia como fórmula de
criterio para la fijación de honorarios profesionales que se derivan
de los procedimientos de amparo.
Rechazamos e impugnados el valor otorgado por los adorantes a
cada una de las actuaciones que describen al NUMERAL SEXTO,
que son carentes de toda sustentación lógica y de pertinencia e
idoneidad procesal, pues en su mayoría no hay relación de causa
efecto, entre los supuestos fácticos de cada acto procesal con la
naturaleza, sin u objetivo del procedimiento de amparo…, a todo
evento en un supuesto negado que este tribunal acordase el
derecho del cobro de honorarios de los abogados demandantes;
EN FORMA SUBSIDIARIA, ME ACOJO AL DERECHO DE
RETASA…”.
Sin embargo, en la narrativa de la decisión, la sentenciadora de segunda
instancia no hizo referencia alguna al cuestionamiento de la firma del
ciudadano Daniel Figueroa, y sólo indica (en la motiva) que fue atacada
por la demandada en la contestación de la demanda, sin señalar si quiera
el medio de ataque o de defensa utilizado al efecto.
Ello no fue óbice para emitir un pronunciamiento sobre el particular, en
los siguientes términos:
“Antes de entrar a conocer el fondo de la controversia, debe esta
juzgadora pronunciarse sobre la autenticidad de la firma que
aparece al folio 21 de la pieza 1, correspondiente al ciudadano
Daniel Figueroa y que fue atacada por la parte demandada en la
contestación a la demanda.
El artículo 107 del Código de Procedimiento Civil establece el
deber del secretario del tribunal de recibir los escritos que le
presenten las partes y dar cuenta al juez. En el presente caso
estamos frente al libelo de demanda el cual es recibido por los
secretarios de los tribunales y en ese momento se identifica
personalmente a cada uno de los que suscriben dicho escrito, por
lo que al estar dicho funcionario revestido con facultades de
autenticación salvo prueba en contrario, se tiene que la firma que
aparece en el folio 21 de la pieza 1 correspondiente al ciudadano
Daniel Alberto Figueroa Merchán, Y ASÍ SE RESUELVE.”
Ahora bien, ha sido jurisprudencia reiterada de la Sala, que es censurable
en casación y acarrea la infracción de la norma supra transcrita, la
decisión que transcribe o relate prácticamente todos los actos del proceso
que no tengan mayor relevancia o relate prácticamente todos los actos
del proceso que no tengan mayor relevancia, pues ello está en
contravención con lo deseado por el legislador; seguir aceptando la
viciada práctica de permitir narrativas extensas en los fallos, sería dejar
sin efecto y sin sentido el requisito establecido en el código
procedimental, pues no constituye una síntesis precisa y clara de la
controversia, la trascripción por parte del juez de todos los actos del
proceso.
Como puede apreciarse, la narrativa del fallo recurrido contiene
múltiples menciones de actuaciones procesales que constan en autos y
que la ley procesal prohíbe transcribir, pero en lo que se refiere al
cuestionamiento de la firma del ciudadano Daniel Figueroa, la sentencia
se quedó corta, pues de su lectura no se puede determinar si
el “ataque” de la firma al que se refiere la jueza lo fue a causa de una
tacha, un desconocimiento, o por un aspecto atinente a falta de
autenticidad del funcionario que presenció el acto donde se estampó.
Es por ello que no puede afirmarse que en el caso sub examine la
recurrida haya cumplido con el requisito intrínseco establecido en el
ordinal 3° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil…”
(Cursivas del Formalizante).
artículo 243 del Código de Procedimiento Civil. En ese sentido, sostiene el formalizante
que el juez de alzada procedió a narrar in extenso todas y cada una de las actuaciones
actuaciones procesales que constan en autos y que la ley procesal prohíbe transcribir,
En ese orden de ideas, observa la Sala que el formalizante ha querido denunciar
en forma clara, precisa y lacónica los términos en que ha quedado planteado el asunto
legal siempre y cuando en el fallo se demuestra que el juez, realizó una labor intelectual
Bajo este orden de ideas, es importante citar el criterio jurisprudencial que ha
sostenido esta Sala, al respecto mediante decisión de fecha 27 de junio de 2011, bajo el
De la decisión citada, se afirma una vez mas que, el ordinal 3° del artículo 243
del Código de Procedimiento Civil le exige al juzgador determinar y así hacerlo saber,
los límites en los cuales ha quedado planteada la controversia; estableciéndo para ello,
establecido la recurrida:
“…I
ANTECEDENTES DEL CASO
El 15 de abril de 2008 fue presentado el escrito libelar por Intimación de
Honorarios Profesionales al Juzgado Distribuidor respectivo (folios 1 al
21 de la pieza 1). A los folios 22 al 381 corren los recaudos presentados
con el libelo.
El 2 de mayo de 2008 el Juzgado la parte actora otorgó poder apud acta
al abogado JULIO PÉREZ VIVAS (folio 384).
A los folios 391 al 393 corre instrumento poder autenticado por ante la
Notaría Pública Primera de San Cristóbal estado Táchira, de fecha 6 de
diciembre de 2007, bajo el N° 14, Tomo 339 de los libros de
autenticaciones, consignado por el abogado WOLFRED MONTILLA en
su condición de co-apoderado judicial de la Sociedad Mercantil
SEGUROS LOS ANDES C.A.
El 2 de junio de 2008 la presentación judicial de la parte demandada
recusó al a quo fundamentada en el ordinal 15° del artículo 82 del
Código de Procedimiento Civil (folios 399 al 402 de la pieza 2).
Mediante acta fechada 4 de junio de 2008, el Juez del Tribunal Tercero
de primera (Sic) Instancia en lo Civil, Mercantil y otras materias se
inhibió de conocer la causa (folios 466 al 467), correspondiéndole
conocer la causa al Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado
Táchira, el cual repuso en fecha 8 de agosto de 2008 la causa al estado de
admitirla nuevamente, anulando todo lo actuado (folios 480 al 484).
El 27 de octubre de 2008 la parte demandada solicitó la “reposición de la
causa por nulidad de la citación practicada” y opuso la cuestión previa
relativa a la ilegitimidad de la persona citada como representante del
demandado (folios 525 al 529). El 28 de octubre de 2008 el abogado
JULIO PEREZ VIVAS convino en la cuestión previa alegada y solicitó
la citación por carteles (folio 530), lo cual fue acordado por el a quo el 19
de noviembre de 2008 (folios 531 al 533).
Hecha la consignación de la publicación cartelaria acordada, el 26 de
febrero de 2009 la representación judicial de la demandada consignó
instrumento poder que acredita su representación (folios 546 al 548).
El 2 de marzo de 2009 la parte demandada contestó la demanda (folios
549 al 572).
A los folios 606 al 624 corre escrito de promoción de pruebas presentado
por los accionantes, el cual fue admitido el 6 de marzo de 2009 (folio
627).
Mediante diligencia del 9 de marzo de 2009, la representación judicial de
la parte actora consignó copias de poderes otorgado por diferentes
empresas a los abogados demandantes (folios 632 al 697). En la misma
fecha la parte demandada consignó escrito de promoción de pruebas
(folios 698 al 702).
A los folios 704 al 707 corre evacuación de prueba de testigos y
exhibición de documento.
La parte actora se opuso a la admisión de las pruebas presentadas por la
parte demandada mediante escrito del 11 de marzo de 2009 (folios 708 al
711).
El 12 de marzo de 2009 el a quo admitió las pruebas promovidas por la
parte demandada, salvo la prueba de informes (folios 809 y 810 de
la pieza 3).
Al folio 815 y 816 corre evacuación de prueba de ratificación de
contenido y firma de documento conforme al artículo 431 del Código de
Procedimiento Civil.
Mediante escrito fechado 16 de marzo de 2009 la parte actora impugnó el
poder consignado por la demandada (folios 817 al 822).
El 24 de septiembre de 2009 el a quo dictó sentencia definitiva
declarando el derecho que le asiste a los accionantes de cobrar sus
honorarios profesionales (folios 917 al 942).
Mediante diligencia del 30 de septiembre de 2009 la representación
judicial de la parta (Sic) demandada interpuso recurso de apelación
(folios 958 al 961).
Sentenciada en segunda instancia la causa en fecha 22 de enero de 2010,
la representación judicial de la parte demandada anunció recurso de
casación el cual fue resuelto con lugar por la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia en fecha 10 de diciembre de 2010.
En fecha 14 de marzo de 2011 se recibió el presente expediente previa su
distribución en este Tribunal y, mediante auto de la misma fecha se
ordenó la notificación de las partes y se fijó el procedimiento a seguir
(folios 110 y 111).
Notificadas las partes y estando dentro del lapso establecido en el
artículo 522 del Código de Procedimiento Civil para dictar sentencia,
esta Juzgadora lo hace de seguidas, previa las consideraciones siguientes:
II
EXAMEN DE LA SITUACIÓN
La presente controversia surge con motivo de juicio que por Intimación
de honorarios profesionales incoara la parte actora y llega al
conocimiento de este Tribunal Superior en reenvío por mandato de la
sentencia dictada el 10 de diciembre de 2010 por la Sala de Casación
Civil del Tribunal Supremo de Justicia.
Ahora bien, la apelación deferida al conocimiento de esta Alzada recae
sobre la decisión dictada por el Juzgado Cuarto de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del
estado Táchira de fecha 23 de septiembre de 2009, que declaró que a los
abogados ALEJANDRO BIAGGINI MONTILLA, FRANCISCO
RODRÍGUEZ NIETO, JOSÉ GERARDO CHAVEZ CARRILLO,
MÓNICA RANGEL VALBUENA Y JORGE ISAAC JAIMES
LARROTA, les asiste EL DERECHO AL COBRO DE HONORARIOS
PROFESIONALES.
El procedimiento de Estimación e Intimación de Honorarios
Profesionales, según nuestro ordenamiento jurídico, tanto en el juicio
principal como por vía incidental, prevé dos fases claramente
determinadas, una declarativa y otra ejecutiva. En la primera de ellas el
sentenciador sólo determinará la existencia o no del derecho del abogado
a cobrar honorarios profesionales (debiendo expresar el monto de los
honorarios profesionales que la parte demandada debe pagar a los
abogados intimantes a los fines de no incurrir en indeterminación
objetiva) y, la segunda fase, ejecutiva o de retasa, solo está referida al
quantum de los honorarios a pagar. En el caso sub examine nos
encontramos en la primera fase del procedimiento de cobro de
honorarios profesionales judiciales.
Veamos, los intimantes en su escrito libelar alegaron:
“…PRIMERO: Conforme al mandato otorgado por ante la Notaría
Pública Primera de San Cristóbal el 24 de octubre de 2007, bajo el
N° 47, Tomo 284, ejercimos la representación judicial del ciudadano
DANIEL ALBERTO FIGUEROA MERCHAN, quien es
venezolano, casado, médico veterinario, titular de la cédula de
identidad 3.429.396, domiciliado en la ciudad de San Cristóbal,
estado Táchira, en el proceso de Amparo Constitucional que
nuestro mandante propuso contra la sociedad mercantil
SEGUROS LOS ANDES C.A., domiciliada en San Cristóbal,
inscrita en el Registro Mercantil Primero del estado Táchira, bajo el
N° 41, Tomo 20-A, de fecha 03 de noviembre de 2004. Dicho juicio
fue sustanciado y decidido en primera instancia por el JUZGADO
TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL,
MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN
JUDICIAL DEL ESTADO TÁCHIRA, según expediente N° 17.113-
07 de la nomenclatura de ese Tribunal y en segunda instancia por el
JUZGADO SUPERIOR PRIMERO EN LO CIVIL, MERCANTIL,
TRÁNSITO, BANCARIO Y DE PROTECCIÓN DEL NIÑO Y DEL
ADOLESCENTE DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL
ESTADO TÁCHIRA, según expediente N° 6.131 de la nomenclatura
interna llevada por ese Tribunal.
SEGUNDO: Con fecha 11 de diciembre de 2007 el JUZGADO
TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL,
MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA
CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO TÁCHIRA,
dictó sentencia definitiva en el Expediente N° 17.113-7 en la cual
declaró con lugar el recurso de amparo constitucional intentado por el
ciudadano DANIEL ALBERTO FIGUEROA MERCHAN, contra la
Sociedad Mercantil SEGUROS LOS ANDES C.A., en el particular
cuarto del dispositivo de dicho fallo el sentenciador condenó a la
parte demandada, SEGUROS LOS ANDES, C.A., al pago de las
costas procesales por haber resultado totalmente vencida. Por su
parte, el JUZGADO SUPERIOR PRIMERO EN LO CIVIL,
MERCANTIL, TRÁNSITO, BANCARIO Y DE PROTECCIÓN
DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE DE LA
CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO TÁCHIRA,
procediendo como tribunal de alzada dictó también sentencia
definitiva en el expediente N° 6.131, el 11 de febrero de 2008,
confirmando la sentencia apelada, declarando con lugar el
mencionado recurso de amparo constitucional y en el particular
cuarto del dispositivo de dicho fallo, condenó igualmente a la
parte demandada, SEGUROS LOS ANDES, C.A., al pago de las
costas procesales por haber resultado totalmente vencida. Esta
sentencia quedó definitivamente firme por no haberse interpuesto
recurso alguno contra ella…
...En el caso concreto que nos ocupa, el agraviado DANIEL
ALBERTO FIGUEROA MERCHAN estimó la cuantía de la acción
de amparo que ejerció contra SEGUROS LOS ANDES, C.A., en la
cantidad de CUATRO MIL TRESCIENTOS MILLONES DE
BOLÍVARES (Bs. 4.300.000.000,00), cantidad ésta que re-expresada
en bolívares fuertes equivalen a CUATRO MILLONES
TRESCIENTOS MIL BOLÍVARES FUERTES (Bf. 4.300.000,00),
por ser esta suma el valor de la cobertura del anexo de enfermedades
críticas, de la póliza integral N° 02-02-12501-28-001, contratada por
DANIEL ALBERTO FIEGUEROA (Sic) MERCHAN con
SEGUROS LOS ANDES, C.A…
…ocurrimos ante su competente autoridad, en nuestro propio
nombre, PARA DEMANDAR COMO EN EFECTO
FORMALMENTE DEMANDAMOS EN ESTE ACTO a la sociedad
mercantil SEGUROS LOS ANDES, C.A., …, para que convenga en
pagarnos, o en su defecto a ello sea condenada por el tribunal, la
suma de DOS MILLONES QUINIENTOS MIL BOLÍVARES
FUERTES (Bs.f 2.500.000,00), por concepto de los honorarios
profesionales que nos adeuda por las actuaciones que realizamos en
dicho juicio…
…solicitamos al tribunal que en la sentencia definitiva ordene la
corrección monetaria…”
Por su parte, la representación judicial de la empresa demandada
sostuvo en la oportunidad de contestar la demanda lo siguiente:
“…Rechazo y contradigo la demanda tanto en los hechos como en
el derecho argumentado.
Rechazo y contradigo a que los abogados demandantes les asista el
derecho de estimar honorarios profesionales y nuestra representada
que se encuentre obligada al pago de ellos.
Rechazo y contradigo del libelo de demanda los fundamentos para
la estimación de honorarios que corre inserta a los folios 1 al 9 de
la presente causa.
Rechazo y contradigo la argumentación contenida en el numeral
cuarto, mediante el cual en forma infundada y temeraria los
accionantes pretendiendo desconocer las normativas legales,
criterios jurisprudenciales y doctrinales atribuyen un valor
económico o de cuantía legal al ciudadano DANIEL ALBERTO
FIGUEROA MERCHAN, y sobre cuyas actuaciones aforan los
honorarios profesionales.
Rechazamos y contradecimos los argumentos que sustentan al
numeral quinto del escrito mediante el cual en forma desatinada y
sin mayor soporte se pretende dar por cumplidos los requisitos
contenidos en el artículo 40 del Código de Ética del Abogado
Venezolano instituidos por la jurisprudencia como fórmula de
criterio para la fijación de honorarios profesionales que se derivan
de los procedimientos de amparo.
Rechazamos e impugnamos el valor otorgado por los adorantes a
cada una de las actuaciones que describen al NUMERAL SEXTO,
que son carentes de toda sustentación lógica y de pertinencia e
idoneidad procesal, pues en su mayoría no hay relación de causa
efecto, entre los supuestos fácticos de cada acto procesal con la
naturaleza, fin u objetivo del procedimiento de amparo…
…, a todo evento en un supuesto negado que este tribunal acordarse
el derecho del cobro de honorarios de los abogados demandantes;
EN FORMA SUBSIDIARIA, ME ACOJO AL DERECHO DE
RETASA…”.
Habiendo quedado así trabada la litis, el juez de instancia resolvió:
“…Ahora bien, en el lapso probatorio el aforado no demostró la
improcedencia del cobro aquí peticionado, y dado que, consta en
las actas procesales la veracidad de lo expuesto por los aforantes de
que en el juicio del recurso de amparo constitucional interpuesto en
contra de la demandada, que fue condenada al pago, mediante
sentencia definitiva de las costas procesales esta juzgadora
concluye que a: ALEJANDRO BIAGGINI MONTILLA,
FRANCISCO RODRÍGUEZ NIETO, JOSÉ GERARDO
CHAVEZ CARRILLO, MONICA RANGEL VALVUENA Y
JORGE ISAAC JAIMES LARROTA, les asiste el derecho al
cobro de honorarios profesionales …”.
III
MOTIVOS PARA DECIDIR
Antes de entrar a conocer el fondo de la controversia, debe esta
juzgadora pronunciarse sobre la autenticidad de la firma que aparece al
folio 21 de la pieza 1, correspondiente al ciudadano Daniel Figueroa y
que fue atacada por la parte demandada en la contestación de la
demanda.
El artículo 107 del Código de Procedimiento Civil establece el deber del
secretario del tribunal de recibir los escritos que le presenten las partes y
dar cuenta al juez. En el presente caso estamos frente al libelo de
demanda el cual es recibido por los secretarios de los tribunales y en ese
momento se identifica personalmente a cada uno de los que suscriben
dicho escrito, por lo que al estar dicho funcionario revestido con
facultades de autenticación salvo prueba en contrario, se tiene que la
firma que aparece en el folio 21 de la pieza 1 corresponde al ciudadano
Daniel Alberto Figueroa Merchán, Y ASÍ SE RESUELVE.
PRUEBAS DE LOS AFORANTES
Documentales:
Original de folleto de memoria y cuenta del año 2007 emitido
por SEGUROS LOS ANDES C.A., el cual corre inserto a los
folios 22 al 45 de la primera pieza. Esta prueba no se valora por
impertinente, ya que el objeto de la pretensión corresponde a la
intimación de honorarios profesionales y esta prueba no guarda
relación con el punto controvertido.
Copia fotostática certificada del expediente N° 17.113 que curó
por ante el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado
Táchira, en cual riela a los folios 46 al 381 de la primera pieza,
relacionado con el juicio que por amparo constitucional se llevó y
que origina el objeto de la presente litis. Esta prueba se valora de
conformidad a lo establecido en los artículos 1.359 y 1.360 del
Código Civil, en concordancia con el artículo 429 del Código de
Procedimiento Civil, por cuanto no fue impugnada por la
contraparte y evidencia a esta sentenciadora que ciertamente los
abogados ALEJANDRO BIAGGINI MONTILLA,
FRANCISCO RODRÍGUEZ NIETO, JOSÉ GERARDO
CHAVEZ CARRILLO, MONICA RANGEL VALVUENA Y
JORGE ISAAC JAIMES LARROTA, en su condición de
aforantes brindaron asesoría técnica y ejercieron la representación
jurídica del ciudadano DANIEL ALBERTO FIGUEROA
MERCHAN en el juicio de amparo constitucional en que fue
condenada en costas la sociedad mercantil SEGUROS LOS
ANDES, C.A., y que originó la presente litis.
Copia fotostática simple de poderes otorgados a los abogados
aforantes por diferentes empresas, las cuales corren insertas a los
folios 633 al 697 de la pieza 2. Esta prueba por cuanto no fue
impugnada por la contraparte se valora de conformidad con lo
previsto en el artículo 1.359 del Código Civil, en el sentido de
que demuestra la reputación y experiencia laboral de los
accionantes a la luz del Código de Ética Profesional de Abogados
y de la Ley de Abogados.
Original del pasaporte N° D0368693 inserto el folio 847 de la
pieza 3 a nombre del ciudadano DANIEL ALBERTO
FIGUEROA MERCHAN. Esta prueba no se valora por
impertinente, ya que el objeto de la pretensión corresponde a la
intimación de honorarios profesionales y esta prueba no guarda
relación con el tema controvertido.
Original de oficio N° DAANL-3846/2009, emanado de
BANCARIBE el 22 de mayo de 2009 y que riela al folio 912 de
la pieza 3. Esta prueba no se valora por impertinente, ya que el
objeto de la pretensión corresponde a la intimación de honorarios
profesionales y esta prueba no guarda relación con el punto
controvertido.
Original de oficio N° 00002974 emanado de la Dirección
Nacional de Migración y Zonas Fronterizas, División de
Migración y Zonas Fronterizas, Departamento Movimiento
Migratorio, el 25 de mayo de 2009, mediante el cual se informa
que el ciudadano DANIEL ALBERTO FIGUEROA MERCHAN
no registra movimientos migratorios. Esta prueba no se valora
por impertinente, ya que el objeto de la pretensión corresponde a
la intimación de honorarios profesionales y esta prueba no guarda
relación con el punto controvertido.
Testimoniales:
Declaración testimonial del ciudadano DANIEL ALBERTO
FIGUEROA BERNARDINELLO y VALENTINA FIGUEROA
BERNARDINELLO, de fechas 11 y 16 de marzo de 2009,
insertas a los folios 704-705 de la pieza 2 y 815-816 de la pieza 3
respectivamente. Estas pruebas se aprecian y se valoran de
conformidad con lo establecido en el artículo 508 del Código de
Procedimiento Civil, en el sentido de que sus deposiciones
concordaron entre sí y no se contradicen, ya que fueron contestes
en manifestar que la firma que aparece en el documento que les
fue presentado es la de su padre ciudadano DANIEL ALBERTO
FIGUEROA MERCHAN y que su padre autorizó a los actores a
ejercer la presente acción de honorarios profesionales.
Prueba de ratificación de contenido y firma evacuada a través de
las testimoniales de las ciudadanas WILMA GISELA TAYLOR,
DANILA FIGUEROA BERNARDINELLO y WILMA GISELA
TAYLOR GARCÍA en representación de su hijo ALBERTO
DANIEL FIEGUEROA (Sic) TAYLOR, corrientes a los folios
897, 898 y 900 de la pieza 3 respectivamente. Estas pruebas se
aprecian y valoran de conformidad a lo establecido en el artículo
508 del Código de Procedimiento Civil, en el sentido de que
concuerdan con los demás elementos probatorios que existen en
los autos, no se contradicen y evidencian a quien decide el
reconocimiento de la firma y el contenido del libelo de demanda
inserto al folio 21.
PRUEBAS DE LA DEMANDADA
Copia fotostática certificada del expediente N° 17.113 que cursó
por ante el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado
Táchira, el cual riela a los folios 46 al 381 de la primera pieza,
relacionado con el juicio que por amparo constitucional se llevó y
que origina el objeto de la presente litis. Esta prueba ya fue objeto
de valoración.
Exhibición de Documentos inserta al folio 706 y 707 de la pieza
2 relacionada con el acta constitutiva, estatutos, aumento de
capital y Asamblea Extraordinaria de SEGUROS LOS ANDES,
C.A. Esta prueba se aprecia y valora de conformidad a la sana
crítica, por cuanto guarda relación con las demás pruebas
analizadas.
Revisadas como han sido las actas que conforman el presente juicio y
valoradas las probanzas aportadas por las partes, esta juzgadora llega a la
conclusión que quedó demostrado por parte de los accionantes que
brindaron asistencia técnica jurídica al ciudadano DANIEL ALBERTO
FIGUEROA MERCHÁN en el juicio que por Acción de Amparo
Constitucional se llevó en el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de esta Circunscripción Judicial y que
interpusiera en contra de SEGUROS LOS ANDES C.A., el cual fue
declarado con lugar y se condenó en costas a dicha sociedad mercantil,
que dicha sentencia fue apelada y el Juzgado Superior Primero en lo
Civil, Mercantil, Tránsito, Bancario y Protección del Niño y del
Adolescente de esta Circunscripción Judicial confirmó dicho fallo y hubo
condenatoria en costas, que a lo largo de iter procesal quedaron
reflejadas las actuaciones que realizaron los actores en dicha causa y que
les generan sus honorarios profesionales, lo cual se demostró con las
copias fotostáticas certificadas del expediente en cuestión, que la parte
demandada no aportó elementos probatorios idóneos y contundentes que
desvirtuaran la acción intentada, que es un derecho del profesional del
derecho percibir sus honorarios profesionales conforme lo prevé la Ley
de Abogados dentro del marco del Código de Ética del Abogado.
Como colorario de lo anterior, debe esta juzgadora declarar sin lugar la
apelación incoada y confirmar el fallo apelado, en el sentido, de que LE
ASISTE A LOS ABOGADOS ALEJANDRO BIAGGINI
MONTILLA, FRANCISCO RODRÍGUEZ NIETO, JOSÉ
GERARDO CHAVEZ CARRILLO, MONICA RANGEL
VALVUENA Y JORGE ISAAC JAIMES LARROTA su derecho a
cobrar honorarios profesionales, en todo caso, no puede exceder de la
cantidad de DOS MILLONES QUINIENTOS MIL BOLÍVARES
FUERTES (Bs. 2.500.000,00), suma en que fueron estimadas por los
abogados intimantes, tal y como se discrimina de seguidas:…(OMISSIS)
…” (Negrillas y Subrayado de la sentencia)
De lo antes citado, esta Sala puede sintetizar que el Juez Superior en primer
que se han producido en el presente juicio, iniciado con el escrito del libelo de la
demanda, hasta el acto mediante el cual se recibió expediente en calidad de reenvío para
decidir, analizar los medios probatorios mediante los cuales las partes fundamentaron
de la demanda. Y una vez analizados y valorados los medios probatorios que tuvieron
de hecho y de derecho, dejando establecido en ese sentido que, quedó demostrado por
su favor, para finalmente declarar sin lugar la apelación incoada por la parte
demandada.
Bajo este orden de ideas, cuando esta Sala compara el contenido de la sentencia
fondo de la misma, produciéndose en ese sentido una sentencia clara, precisa y lacónica,
resuelta la misma.
En todo caso, a los fines de destacar el mayor planteamiento aflorado por el
tanto del libelo como de la contestación de la demanda, ese solo hecho no puede jamás
ser considerado para que se materialice el quebrantamiento del ordinal 3° del Código de
Bajo este aspecto, no considera la Sala que se ha quebrantado el ordinal 3° del
artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, delatado por el formalizante. Por
II
En ese sentido, el recurrente apoyó su denuncia bajo los siguientes parámetros:
“…En efecto, el ordinal 5° del artículo 243 del Código de Procedimiento
Civil estatuye:
“Toda sentencia debe contener: (…) 5° Decisión expresa, positiva
y precisa con arreglo a la pretensión deducida y a las excepciones
o defensas opuestas (…)”
Asimismo, el artículo 12 del Código Procesal impone el deber al
juzgador de “atenerse a lo alegado y probado en autos, sin poder sacar
elementos de convicción fuera de éstos, ni suplir excepciones o
argumentos de hecho no alegados ni probados.”
El requisito atinente a que la sentencia contenga decisión con arreglo a la
pretensión deducida y a las excepciones o defensas opuestas, alude a que
el Juez está obligado a resolver sólo las cuestiones planteadas por las
partes, ya que el límite de la controversia judicial queda fijado por los
hechos alegados por el actor como fundamentos de su pretensión y los
hechos aducido por el demandado como fundamento de sus excepciones
o defensas.
En este sentido, si el Juzgador no cumple con los extremos legales
señalados, la sentencia adolecerá del vicio de incongruencia, positiva o
negativa, según el caso. De acuerdo a la doctrina de la Sala, la
incongruencia negativa se produce cuando el Juez omite pronunciarse
sobre algún alegato de las partes.
Ahora bien, en el escrito de contestación de la demanda, la
representación judicial de la parte demandada alegó:
Que “(…) los accionantes pretendiendo desconocer las normativas
legales, criterios jurisprudenciales y doctrinales atribuyen un
valor económico o de cuantía a la acción de amparo constitucional
en la que le dieron asistencia legal al ciudadano DANIEL
ALBERTO FIGUEROA MERCHAN, y sobre cuyas actuaciones
aforan los honorarios profesionales”.
Que los demandantes “(…) en forma desatinada y sin mayor
soporte se pretende dar por cumplidos los requisitos contenidos en
el artículo 40 del Código de Ética del Abogado Venezolano
instituidos por la jurisprudencia como fórmula de criterio para la
fijación de honorarios profesionales que se derivan de los
procedimientos de amparo”.
Que “(…) los adorantes a cada una de las actuaciones que
describen al NUMERAL SEXTO (del libelo), que son carentes de
toda sustentación lógica y de pertinencia e idoneidad procesal,
pues en su mayoría no hay relación de causa efecto, entre los
supuestos fácticos de cada acto procesal con la naturaleza, fin u
objetivo del procedimiento de amparo”.
El ad quem no resolvió las defensas anteriores propuestas por la
representación judicial de la sociedad mercantil demandada, ya que sólo
se limitó a reproducir algunas de ellas en la narrativa del fallo, sin decidir
acerca de su procedencia.
Como puede observarse, los alegatos efectuados por el mandatario de la
accionada en su escrito de contestación de la demanda no fueron
resueltos por el juzgador, quien debió decidirlos en forma expresa,
positiva y precisa, apreciándolos o desechándolos, pero nunca soslayar el
pronunciamiento expreso sobre los mismos.
Esta omisión de pronunciamiento en la cual incurrió la jueza Superiora
violó el principio de exhaustividad del fallo, que le impone al juez el
deber de considerar y resolver todas y cada una de las alegaciones que
constituyen el problema judicial debatido entre las partes.
Al no pronunciarse el Juez de Alzada sobre las defensas alegadas por el
apoderado judicial de la demandada en su escrito de contestación de la
demanda, ya señaladas, infringió el ordinal 5° del artículo 243 del
Código de Procedimiento Civil, quedando el fallo impregnado de
incongruencia negativa. Aunado a ello, no decidió conforme lo alegado
en autos, violando de esta forma el artículo 12 eiusdem.
En consecuencia, el fallo recurrido es nulo de acuerdo a las previsiones
del artículo 244 del mismo Código de Procedimiento Civil.
Por las razones expuestas, solicito se declare procedente la presente
delación…” (Cursivas del Formalizante).
243 del Código de Procedimiento Civil. En ese sentido delimita su denuncia en la falta
En ese sentido, considera el recurrente que debió el juez decidir planteamientos
como: “Que los accionantes pretendiendo desconocer las normativas legales, criterios
profesionales”.
sin mayor soporte se pretende dar por cumplidos los requisitos contenidos en el
cada una de las actuaciones que describen al NUMERAL SEXTO (del libelo), que son
mayoría no hay relación de causa efecto, entre los supuestos fácticos de cada acto
aplicación.
infracción del artículo 286 del Código de Procedimiento Civil, bajo el vicio de falta de
aplicación, por cuanto afirma que el juez de la recurrida le fijó a la parte demandada
denunciado que sostiene que en ningún caso los honorarios excederán del treinta por
ciento (30%) del valor de lo litigado, y por ende señala que al ser estimada la demanda
Dos Millones Quinientos Mil Bolívares (Bs. 2.500.000,00), por demás excede del 30%
Así bien, a los fines de hacer un pronunciamiento sobre la presente denuncia, es
El legislador patrio en la presente disposición legal, que por demás se encuentra
regulando la materia de costas procesales, define el cobro de las mismas por motivo de
honorarios profesionales a los que está obligado cancelar la parte vencida al apoderado
Venezolano delimita que los honorarios profesionales que deben ser cancelados por la
un juicio, no deben exceder del treinta por ciento (30%) de lo litigado. Entiéndase
también, que este artículo va regido a la materia de costas procesales. Y que además,
dicho monto calculado, a los fines de ser debatido por la parte contraria, la herramienta
artículo 286 del Código de Procedimiento Civil. Así bien, es importante citar la
sentencia número 320 de fecha 4 de mayo del 2000, de la referida Sala al respecto:
“…El inconveniente que aparentemente suscita la condena en costas,
prevista en el artículo 33 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos
y Garantías Constitucionales, es que éstas, en cuanto a los honorarios de
abogado, no pueden calcularse aplicando el artículo 286 del Código de
Procedimiento Civil, ya que en las acciones de amparo no hay estimación
en dinero de la demanda, ni se litigan objetos o derechos apreciables en
dinero; pero el que ello sea así, no es un obstáculo para que se puedan
calcular, al menos las correspondientes a los honorarios de los abogados.
Dada la naturaleza de la acción de amparo, ella no es apreciable en
dinero, motivo por el cual la estimación contemplada en el artículo 38
del Código de Procedimiento Civil no tiene lugar; y al ocurrir esto, a
pesar que en el amparo hay condenatoria en costas en algunos supuestos,
como se ha apuntado, las previsiones del artículo 286 del Código de
Procedimiento Civil se hacen inaplicables.
Las costas procesales están conformadas por dos rubros: 1) los
honorarios de los apoderados de las partes que se benefician con la
condenatoria en costas; y 2) los costos del proceso, los cuales a partir de
la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
que establece en su artículo 26 la gratuidad de la justicia, y por tanto no
son aplicables al proceso las normas sobre arancel judicial señaladas en
la Ley de Arancel Judicial, han quedado reducidos básicamente a los
emolumentos y honorarios de los auxiliares de justicia que no sean
integrantes de cuerpos de funcionarios del Estado, previstos en las leyes
como auxiliares de justicia profesionales.
Por lo regular los costos del proceso en las causas de amparo son
mínimos, pero de existir, el juez del amparo en la sentencia los tasará,
por mandato del artículo 35 de la Ley de Arancel Judicial, que prevé la
tasación en el fallo de los procedimientos orales.
Con respecto a los honorarios de los apoderados (abogados) de la parte
gananciosa, los cuales no pueden exceder del treinta por ciento del valor
de lo litigado, esta Sala observa que con respecto a la condena en costas
en los juicios de amparo, el artículo 286 del Código de Procedimiento
Civil no es aplicable, con la limitación mencionada del treinta por ciento
(30%), por lo cual el que obtuvo la condenatoria favorable en costas,
puede encontrarse en dos situaciones con respecto al rubro honorarios:
a) Que el accionante no utilice apoderado ni abogado asistente (artículo
23 de la Ley de Abogados), lo que es posible en los juicios de amparo
dada la previsión del artículo 13 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, el cual permite que cualquier
persona natural o jurídica interponga el amparo, sin exigir ni siquiera la
asistencia de abogado.
Dada la urgencia del amparo, hasta el punto que se permite la instancia
verbal (artículos 16 y 18 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos
y Garantías Constitucionales), exposición que el juez recoge en acta, y
que el proceso no debe detenerse una vez se forme la relación procesal
total, la disposición del artículo 4 de la Ley de Abogados no es aplicable,
ya que el proceso de amparo no se va a detener por cinco días de
despacho, para que el supuesto agraviante nombre dentro de ese plazo un
abogado que lo represente.
Por igualdad procesal, si el accionante del amparo que no es abogado, no
necesita de la asistencia obligatoria del profesional del derecho, el
demandado tampoco tiene tal deber, y el que se defiende solo (como
actor o demandado), no puede pretender se le cancelen honorarios de
abogados, que no ha utilizado.
Solo si la parte involucrada en el proceso es un abogado, él podrá cobrar
honorarios, si resultare con una condena en costas a su favor, ya que a
pesar de que desplegó una actividad propia, ella a su vez fue profesional
y mientras atendió su asunto, no pudo ejercer la profesión de abogado en
otros casos que tuvieron lugar en la misma fecha y hora.
b) Que las partes se hicieron representar o fueron asistidos por
abogados. Los honorarios de estos podrán cobrárseles al condenado en
costas.
Estos honorarios, que van a ser cobrados a persona ajena a las partes del
contrato de prestación de servicios profesionales que existe entre
abogado y cliente, no pueden fundarse en dicho contrato, que a tenor del
artículo 1166 del Código Civil ni lo beneficia, ni lo perjudica; y la forma
de cálculo del monto de esos honorarios es la señalada en los artículos 39
y 40 del Código de Ética Profesional del Abogado Venezolano de 3 de
agosto de 1985. En especial se ponderarán las circunstancias del artículo
40 de dicho Código de Ética, aplicable a cualquier proceso en esta
materia, por imperativo del artículo 17 del Código de Procedimiento
Civil.
Dada esta estimación fundada en las circunstancias del artículo 40 del
Código de Ética Profesional, y siendo las costas propiedad de la parte
beneficiada por la condena de su contraparte, considera esta Sala, que el
procedimiento para el cobro al perdidoso en el juicio de amparo, no es el
establecido en el artículo 23 de la Ley de Abogados, el cual como
presupuesto para la intimación de honorarios, sólo exige que se tome en
cuenta las anotaciones del valor de la actuación, que haga el abogado al
margen de todo escrito o diligencia en que actúe, o la relación de estas
actuaciones en diligencia o documento aparte, sin que el artículo 24 de la
Ley de Abogados requiera se dé cumplimiento en alguna forma al
artículo 40 del Código de Ética Profesional del Abogado.
Este procedimiento del artículo 23 de la Ley de Abogados está
relacionado con el artículo 286 del Código de Procedimiento Civil, con
su limitante de que el monto de la condena en costas, por honorarios
profesionales, no puede rebasar el treinta por ciento (30%) del valor de la
demanda que debe ser estimada por el actor. De allí que por más
anotaciones o estimaciones que se hagan por concepto de honorarios,
exagerados o no, la suma de los mismos siempre chocará con la valla del
treinta por ciento (30%).
Pero en el caso de costas dentro de un proceso no estimable en dinero,
esa valla no existe, y por ello el que pretenda el cobro de los honorarios,
debe explicar conforme al artículo 40 del Código de Ética citado, las
razones que tuvo para estimar esos honorarios, las cuales pueden ser
discutidas por el deudor de las costas; y por ello es criterio de esta Sala,
que tal cobro no pueda realizarse por el procedimiento de estimación e
intimación, previsto en el artículo 23 de la Ley de Abogados, sino
mediante una demanda donde el abogado previa conformación auténtica
de la parte victoriosa, adaptándose al citado artículo 40 del Código de
Ética Profesional del Abogado, explica las razones en que funda sus
honorarios a fin que ellos puedan serle discutidos, procedimiento este
que no lo contemplan los artículos 23 y 24 de la Ley de Abogados….”
Ahora bien, cuando el formalizante denuncia que el juez de la recurrida excedió
el límite del 30% del valor de lo litigado y por ende no observó el contenido del artículo
286 del Código de Procedimiento Civil, no tomó en cuenta que el presente caso ocurre
con ocasión a una causa que no es estimable en dinero, pues se trata de intimación de
honorarios profesionales por motivo de las costas procesales que produjo la acción de
Alberto Figueroa Merchán en contra de la Sociedad Mercantil Seguros Los Andes C.A.
Bajo esta premisa, el juez de la recurrida no pudo haber aplicado el contenido
del artículo 286 del Código de Procedimiento Civil al presente caso, al tratarse de una
Se afirma una vez mas que el Juez de la recurrida no ha incurrido en el vicio de
falta de aplicación del artículo 286 del Código de Procedimiento Civil. Y bajo los
argumentos antes señalados, la presente denuncia por infracción de ley, debe ser
DECISIÓN
recurso de casación ejercido por el profesional del derecho Jesús Enrique Perera
Estado Táchira.
Judicial del Estado Táchira. Particípese esta remisión al Juzgado Superior de origen, de
Presidenta de la Sala,
________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Vicepresidenta,
_____________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado Ponente,
___________________________
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Magistrado,
___________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
_______________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Secretario,
________________________
CARLOS WILFREDO FUENTES
Exp.: Nº AA20-C-2011-000457.
Secretario,
sostenido por la distinguida mayoría sentenciadora, razón por la cual salva su voto, con
alegatos aislados del demandado; es decir, frases alejadas del contenido central del
que debieron merecer por lo menos alguna consideración por parte de dicho fallo, cuales
son los referidos a los conceptos solicitados por los intimantes en cuanto a la relación
causa-efecto de los mismos, ya que esto no puede entenderse como una cuestión aislada,
sino central, respeto del propio juicio de estimación e intimación intentado. De acuerdo
relación a las pruebas presentadas por la parte actora, algunas de las cuales no se
amparo, y solo en una se señala que los intimantes brindaron asesoría técnica a la parte
atinente a los conceptos formulados, mucho más tomando en cuenta las particularidades
Presidenta de la Sala,
________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Vicepresidenta,
_____________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado Ponente,
___________________________
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Magistrado,
___________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
_______________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Secretario,
________________________
CARLOS WILFREDO FUENTES
Exp.: Nº AA20-C-2011-000457.
Secretario,
Exp. N° 2006-000207
abogados Rafael Ángel Briceño y Mónica Citton Marín; el Juzgado Superior Primero
sentencia en fecha 14 de noviembre de 2005, mediante la cual declaró: 1°) sin lugar el
definitiva dictada por el a quo en fecha 5 de abril de 2005, mediante la cual declaró con
intimado, anunció recurso de casación que fue declarado inadmisible por auto de fecha
de hecho por ante esta Sala de Casación Civil, el cual fue declarado con lugar por
legales, pasa esta Sala a dictar sentencia bajo la ponencia del Magistrado que con tal
CASACIÓN DE OFICIO
…omissis…
b) Que las partes se hicieron representar o fueron asistidos por abogados. Los
honorarios de estos podrán cobrárseles al condenado en costas.
Estos honorarios, que van a ser cobrados a persona ajena a las partes del
contrato de prestación de servicios profesionales que existe entre abogado y
cliente, no pueden fundarse en dicho contrato, que a tenor del artículo 1.166
del Código Civil ni lo beneficia, ni lo perjudica; y la forma de cálculo del monto
de esos honorarios es la señalada en los artículos 39 y 40 del Código de Ética
Profesional del Abogado Venezolano de 3 de agosto de 1985. En especial se
ponderarán las circunstancias del artículo 40 de dicho Código de Ética,
aplicable a cualquier proceso en esta materia, por imperativo del artículo 17
del Código de Procedimiento Civil.
Dada esta estimación fundada en las circunstancias del artículo 40 del Código
de Ética Profesional, y siendo las costas propiedad de la parte beneficiada por
la condena de su contraparte, considera esta Sala, que el procedimiento para
el cobro al perdidoso en el juicio de amparo, no es el establecido en el artículo
23 de la Ley de Abogados, el cual como presupuesto para la intimación de
honorarios, sólo exige que se tomen en cuenta las anotaciones del valor de la
actuación, que haga el abogado al margen de todo escrito o diligencia en que
actúe, o la relación de estas actuaciones en diligencia o documento aparte, sin
que el artículo 24 de la Ley de Abogados requiera se dé cumplimiento en
alguna forma al artículo 40 del Código de Ética Profesional del Abogado.
Por ello quien pretende el cobro de estas costas del amparo, en base a un
escrito circunstanciado sobre la razón de los honorarios y previa aprobación de
su cliente, ventilará dicho cobro por el procedimiento establecido en el primer
aparte del artículo 22 de la Ley de Abogados, a pesar que no se trate del cobro
de honorarios por servicios extrajudiciales, el cual reza:
329, esta Sala estableció un nuevo criterio referente al procedimiento idóneo a seguir en
“…Siendo Consignados (sic) en dos (2) folios útiles, copia fotostática del
telegrama y el recibo de consignación en IPOSTEL, enviado en fecha 24 de
Octubre (sic) del año en curso, a la parte demandada, ciudadano, TOMMASO
PUGLISI PLATANIA. Así mismo índico (sic) al Tribunal que a pesar de las
múltiples diligencias efectuadas para lograr comunicarme con mi
representado, no me ha sido posible hasta la presente fecha. En consecuencia,
de lo anterior, ha sido imposible concertar los detalles de su defensa en este
procedimiento.
II
Pero debe la Sala, en aras a delinear las relaciones del derecho de defensa
y la función del defensor ad litem, proceder a analizar, como debe
encarar tal función el defensor, a fin de cumplir con ella cabalmente.
Tal norma (artículo 225 del Código de Procedimiento Civil), colide con la
Ley de Abogados (artículo 4), que establece que la representación en
juicio sólo corresponde a abogados en ejercicio, y aunque el defensor ad
litem no es un mandatario; sin embargo, el espíritu de dicha ley especial
-que debe ser respetado- es que la actividad procesal sea efectuada por
abogados en ejercicio, por lo que los parientes y amigos mencionados en
el artículo 225 citado, deben ser abogados para ser defensores, pero por
el hecho de que no lo sean y no se les pueda nombrar, no surge razón
para no consultarlos sobre cuál profesional del derecho será nombrado
defensor, ya que lo que se busca es que quien asuma la defensa tenga
interés en ella.
Pero eso no es lo único que se observa en este caso, pues tratándose de una
demanda por estimación e intimación de honorarios profesionales, derivados de una
condenatoria en costas impuesta al hoy demandado en una acción de amparo
constitucional sobrevenido, que se debe tramitar y sustanciar de acuerdo con lo pautado
en el primer aparte del artículo 22 de la Ley de Abogados, como lo estableció la Sala
Constitucional de este Máximo Tribunal, en el acto de contestación a la demanda el
defensor ad lítem ha debido, al menos, acogerse al derecho de retasa en beneficio de su
representado puesto que esa era la única oportunidad que éste tenía para hacerlo.
DECISIÓN
Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la misma Circunscripción Judicial. Particípese dicha remisión al Juzgado
Superior de origen, de conformidad con lo previsto en el artículo 326 del Código de Procedimiento Civil.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los catorce (14)
días del mes de noviembre de dos mil seis. Años: 196° de la Independencia y 147° de la
Federación.
Vicepresidenta,
_____________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Magistrado ponente,
________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Magistrada,
__________________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado,
_____________________________
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Secretario,
___________________________
ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ
Exped. AA20-C-2006-000207
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Exp. Nº AA20-C-2012-000332
En juicio por intimación de honorarios profesionales, intentado ante el
Juzgado Sexto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana Caracas, por el ciudadano CARLOS
BRENDER, representado judicialmente por los abogados Mariela Bolívar y Roberto
Salazar, contra el CONDOMINIO DEL CENTRO COMERCIAL PLAZA LAS
AMERICAS, representados judicialmente por los abogados Frank Petit Da Costa y
Solmeris Cares Rengifo; el Juzgado Superior Octavo en lo Civil, Mercantil, Tránsito y
Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, dictó
sentencia interlocutoria con fuerza de definitiva en fecha 14 de marzo de 2.012,
mediante la cual declaró: 1) Con lugar el recurso de apelación ejercido por el apoderado
judicial de la parte actora contra la decisión de fecha 30 de mayo de 2011, dictada por el
a quo; por vía de consecuencia, revocó la decisión antes indicada, que había declarado
procedente la defensa perentoria opuesta por la representación judicial de la parte
intimada, relativa a la falta de cualidad e interés de la parte intimante, ciudadano Carlos
Brender, y sin lugar la pretensión de estimación e Intimación de honorarios
profesionales.
impugnación.
siguiente:
“…Bajo estas premisas jurisprudenciales, al realizar una lectura del fallo
recurrido se puede observar, sin ningún género de duda, que el
sentenciador de la Alzada omitió todo pronunciamiento sobre el fondo de
la controversia, no se pronunció declarando con o sin lugar la demanda
intentada; no analizó los alegatos del tema decidendum, ni las pruebas
producidas por las partes. Simplemente, la sentencia impugnada se limitó
a señalar que debía revocarse la decisión de primera instancia y allí se
detuvo, sin resolver el mérito de la controversia.
En efecto, ciudadanos Magistrados, el presente proceso se trata de un
juicio de estimación e intimación de honorarios profesionales interpuesto
por el abogado Carlos Brender, quien en escrito libelado presentado el
30.05.2005 por ante el Juzgado Sexto de primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, reclama a mi representada honorarios
profesionales, que dice se generaron por la condenatoria en costas
impuesta por el Juzgado Superior Séptimo en lo Civil, Mercantil y
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, en sentencia dictada el 26.02.2003, en el juicio que sigue la
compañía GALERÍAS PUBLICITARIAS PLAZA LAS AMÉRICAS
C.A., contra mi representada, CENTRO COMERCIAL PLAZA LAS
AMERICAS S.A., y consecuencialmente estima sus honorarios en
CIENTO CINCO MIL BOLÍVARES (Bsf. 105.000,00). Es decir, que la
fuente de la obligación por la que se reclama honorarios profesionales a
mi representada es por haber sido vencida en juicio y condenada en
costas.
Ante ese reclamo de honorarios, supuestamente generado en costas, mi
representada alegó (i) la violación del debido proceso en el trámite de la
demanda de honorarios, ya que no se aplicó el régimen que ha
establecido esta Sala en materia de honorarios y consecuente se pidió la
nulidad de la causa o su reposición al estado de que se acordara su
tramitación de acuerdo al criterio jurisprudencial imperante desde el año
1996; (ii) como defensa subsidiaria se alegó (a) la falta de cualidad activa
del estimante en honorarios en vista de haberle sido estos satisfechos por
su cliente, compañía GALERÍAS PUBLICITARIAS PLAZA LAS
AMERICAS S.A., y (b) se negó el derecho también por consideraciones
contra la sentencia dictada por el Juzgado Superior Séptimo, entre las que
se incluyó fraude procesal. Y (iii) eventualmente se acogió el derecho a
la retasa.
Así quedó trabada la litis.
El 30-05.2011 el Juzgado Sexto de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas dicta sentencia declarando la procedencia de la
defensa perentoria de falta de cualidad activa del abogado estimante de
honorarios y le condena en costas.
Contra esa decisión se alzó la parte actora, impugnándola mediante el
recurso de apelación y oída en ambos efectos, el Juzgado Superior
Octavo en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas, el 14-03-2012 –sentencia recurrida-
dicta su fallo en que si bien declara (i) la legitimidad activa al abogado
estimante, (ii) improcedente la condena en costas, (iii) procedente la
apelación y (iv) revoca la sentencia apelada; no es menos cierto, que deja
al proceso en un limbo cuando (a) omitió todo pronunciamiento
declarando con o sin lugar la demanda intentada, (c) no analizó los
alegatos del tema decidendum, (d) ni las pruebas producidas por las
partes.
Luego, ante ese mutis absoluto, la sentencia recurrida infringe el artículo
243. 5° del Código de Procedimiento Civil (incongruencia negativa), con
esa conducta al omitir todo pronunciamiento sobre el fondo de la
controversia o improcedencia del derecho a cobrar honorarios; no
analizar los alegatos del tema decidendum, ni las pruebas por las partes.
Y así solicito lo declare esta Sala afirmando la procedencia de la presente
delación…”
artículo 243 ordinal 5° del Código de Procedimiento Civil, por no pronunciarse sobre el
fondo de la controversia, es decir, por no declarar con lugar o sin lugar la demanda.
alegó que el juez de la causa incurrió en la falsa aplicación del artículo 274 del Código
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los veintidós (22) días
del mes de noviembre de dos mil doce. Años: 202º de la Independencia y 153º de la
Federación.
Presidenta de la Sala,
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Vicepresidenta,
_________________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado Ponente,
__________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Magistrado,
______________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
_______________________________
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Secretario,
_____________________________
CARLOS WILFREDO FUENTES
RC N° AA20-C-2012-000332
NOTA: Publicada en su fecha, a las
Secretario,
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Ponencia del Magistrado: ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ.
Contra este fallo de alzada la parte actora anunció recurso de casación, el cual, una vez admitido, fue
Cumplidos los trámites de sustanciación, siendo la oportunidad para decidir, lo hace esta Sala, bajo la
ponencia del Magistrado que con tal carácter suscribe el presente fallo, previas las siguientes consideraciones:
CASACION DE OFICIO
-I-
Con fundamento en la decisión dictada por esta Sala de Casación
de orden público y constitucionales como lo señala el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, ateniéndose siempre a
los postulados del artículo 23 del Código de Procedimiento Civil, se hacen las siguientes consideraciones:
La decisión recurrida en casación, se dictó con ocasión de un recurso de hecho interpuesto ante la negativa
de admisión de la apelación, ejercida por la parte actora contra la sentencia dictada por el Tribunal de Retasa constituido, que
declaró no tener materia sobre la cual decidir con respecto a los honorarios profesionales estimados, pues no constaba en
autos la estimación de la demanda que dio lugar a los aludidos honorarios profesionales.
La referida decisión del Tribunal de Retasa arribó a tal conclusión, con base en lo dispuesto en el artículo 286
del Código de Procedimiento Civil, que limita el monto que por honorarios profesionales ha de pagar el condenado en costas,
estableciendo que al no haberse estimado la demanda de la cual se derivaron los honorarios reclamados, los abogados
demandantes debían acudir al procedimiento ordinario a fin de dejar demostrado tal cuantía, para entonces hacer efectiva su
pretensión.
Por su parte, la recurrida negó el recurso de apelación contra la mencionada decisión, haciendo suyos los
razonamientos de la decisión apelada y por considerar que el artículo 28 de la Ley de Abogados que establece la
inapelabilidad de las decisiones de retasa abarca cualquier decisión dictada por el Tribunal de Retasa sin importar su
“...Alegan los recurrentes que el Tribunal Retasador solo (sic) tenía competencia exclusiva para cuantificar
los honorarios y a lo cual se encuentra circunscrito su ámbito de poder decisorio, pero cuando el Tribunal
Retasador, invade la competencia del Juez Natural y decide materias vinculadas a la pertinencia del derecho
a cobrar honorarios, declarando no tener materia sobre la cual decidir, declarando su nulidad y reponiendo
la causa al estado de que se vuelva a intentar la estimación e intimación de honorarios profesionales por
ante un Tribunal ordinario, violó los límites de su competencia.-
Considera este Juzgador que para que el Tribunal de Retasa pueda cuantificar los honorarios estimados e
intimados, la causa en la cual se producen los honorarios reclamados,debeestimarse,esprecisamenteesa cuantificación
la cual va a permitir al Tribunal de Retasa en su caso, proceder a establecer si los honorarios estimados e
intimados se encuentran dentro de los parámetros que la propia Ley establece y en consecuencia aplicar la
retasa; por supuesto al omitirse la estimación bien de la demanda, bien de cualquier actuación realizada en
el proceso primario, ello imposibilita el cumplimiento de su labor al momento de constituirse y decidir el
Tribunal de Retasa, como efectivamente así sucedió.-
Ahora bien, establece el artículo 28 de la Ley de Abogados en su parte in fine que:
‘Las decisiones de retasa son inapelables’.-
En el caso de autos, es evidente que el Tribunal de Retasa se pronunció en el sentido de que no tenía
materia sobre la cual decidir y la norma transcrita es específica y contundente al establecer la inapelabilidad
de decisiones (sic) de retasa, sea cual fuere la naturaleza de la misma, por esta razón las apelaciones contra
las sentencias de retasa son improcedentes...”.
estimación de la demanda en el juicio principal que da lugar a la estimación de honorarios derivados de la condena en costas,
impone que se establezca previamente, a través del procedimiento ordinario, la cuantía de dicho juicio para que,
posteriormente, se puedan demandar tales honorarios profesionales y así poder aplicar la limitación que en tal supuesto
impone el artículo 286 del Código de Procedimiento Civil; y II) que las decisiones dictadas por el Tribunal de Retasa son
Los anteriores pronunciamientos de la recurrida se encuentran en armonía con los criterios que hasta ahora
ha venido desarrollando de manera constante en esta Sala de Casación Civil, tal como se expondrá posteriormente; sin
embargo, se considera oportuno revisarlos nuevamente a la luz de la Constitución, procurando garantizar los principios de
celeridad, eficacia y prevalencia de la justicia material sobre las formas no esenciales que ella postula. A tales fines, se
- II -
En lo que respecta a la necesidad de acudir al procedimiento ordinario para establecer la cuantía
del juicio principal, cuando éste no hubiere sido estimado, para entonces, poder liquidar y repetir del condenado en costas
una suma por honorarios profesionales que no exceda del treinta por ciento del valor de lo litigado, este pronunciamiento se
encuentra respaldado por el criterio pacífico y consolidado de la Sala desde la sentencia de fecha 5 de noviembre de 1991,
reiterado, entre otras, en las sentencias de fecha 15 de octubre de 1992, 6 de abril de 1994 y 27 de julio de 1994,
‘A los efectos del artículo anterior, se consideran apreciables en dinero todas las
demandas, salvo las que tienen por objeto el estado y la capacidad de las
personas’.
de dicho juicio, a través de una experticia complementaria del fallo, para que entonces pueda hacer valer ese crédito,
conciliando de esta manera el derecho de dicho acreedor para hacer efectivo el derecho que le fue reconocido en la
condenatoria en costas de su adversario y el derecho del condenado en costas a que la suma que deba pagar por tal concepto
Ciertamente es posible, y no de poca ocurrencia, que a pesar del mandato expreso del artículo 38 del Código
de Procedimiento Civil, el demandante omita estimar el valor de su demanda y el demandado nada diga al respecto en su
contestación, de manera que, aun cuando lo litigado sea apreciable en dinero, se desconozca su valor. En estos casos, cuando
finaliza la controversia y una de las partes resulta condenada en costas, se plantea, a los efectos del artículo 286 del Código de
Procedimiento Civil, cómo se ha de establecer el monto máximo que a título de honorarios profesionales ha de pagar el
condenado en costas. El criterio jurisprudencial transcrito ofrece una solución a esa situación; sin embargo, nada dispone con
que integran el ordenamiento jurídico, adaptándolas a los valores y principios que ella postula. En este sentido, los artículos
26 y 257 de la Constitución impregnan al proceso judicial de valores fundamentales, entre otros, la eficacia y la celeridad.
Ahora bien, es incuestionable la función social que para el abogado representan sus honorarios
profesionales, pues en ellos encuentra la remuneración que como contraprestación de sus servicios tiene derecho conforme
al artículo 22 de la Ley que rige su ejercicio. De allí que la Ley haya dispuesto de vías procesales expeditas para hacer efectivo
ese derecho, las que variarán según la naturaleza de sus actuaciones judiciales o extrajudiciales.
Así, la Ley de Abogados dispone que el procedimiento para obtener el reconocimiento del derecho del
abogado a percibir honorarios profesionales causados por actuaciones extrajudiciales se desarrolle por los cauces del
procedimiento breve, mientras que el correspondiente a las actuaciones judiciales, se hará según la oportunidad en que se
demanden los honorarios, como si se tratare de una incidencia innominada en el expediente en que se hubieren cumplido
tales actuaciones, o a través de un juicio autónomo, según la doctrina establecida por la Sala en sentencia de fecha 11 de
diciembre de 2003, exp. 01-112; (Mercedes Yasmina Molina Velasco contra Paltex, C.A).
Especial atención merece en esta oportunidad el procedimiento correspondiente para hacer efectivo el
cobro de honorarios profesionales judiciales, pues su desarrollo, de acuerdo al artículo 22 de la Ley de Abogados y al artículo
22 de su Reglamento, necesariamente, se verifica en dos fases distintas, una declarativa y otra estimativa.
En efecto, la controversia que exista entre el abogado y su cliente con respecto al derecho de aquél a cobrar
honorarios profesionales se seguirá conforme al artículo 386 del Código de Procedimiento Civil derogado, cuyo texto se
corresponde con el artículo 607 del mismo Código vigente, para que, una vez establecido el derecho pretendido por el
abogado, entonces éste pueda estimar e intimar el valor que considera apropiado por las actuaciones cumplidas y cuyo
derecho fue reconocido, dando lugar entonces a la fase estimativa del procedimiento.
Obsérvese que aun cuando la pretensión del abogado es autónoma e independiente de lo litigado en el
juicio en el que prestó sus servicios, ésta se desarrolla como si se tratare de una incidencia, en cuaderno separado al
expediente en el que se cumplieron tales actuaciones. Como se indicó anteriormente, la primera fase del procedimiento está
destinada especialmente a establecer si el abogado tiene o no derecho a percibir honorarios por las actuaciones que al efecto
señale; por tanto, no es necesario que el abogado que pretenda el reconocimiento de su derecho, de una vez estime el valor
de sus actuaciones, pues tal actividad, a la letra del artículo 22 del Reglamento de la Ley de
Abogados está reservada para una oportunidad distinta, esto es, una vez que se encuentre firme la decisión que declare el
derecho del abogado a percibir sus honorarios profesionales. No obstante lo anterior, a los mismos efectos establecidos en el
artículo 38 del Código de Procedimiento Civil, el abogado deberá estimar prudencialmente el valor de su demanda.
Reglamento), el abogado que tenga una controversia con su cliente con respecto a su derecho a percibir sus honorarios por
actuaciones judiciales, mediante escrito presentado en el expediente en el que se encuentren tales actuaciones judiciales,
hará valer su pretensión declarativa en la que señale las actuaciones de las que se dice acreedor. El Tribunal, por su parte,
607 del Código de Procedimiento Civil (correspondiente al artículo 386 del mismo Código derogado) emplazará al demandado
la forma ordinaria, a fin de que, a título de contestación, señale lo que a bien tenga con respecto a la reclamación del
abogado, y hágalo o no, el Tribunal resolverá lo que considere justo dentro de los tres días siguientes, a menos que considere
que existe algún hecho que probar, en cuyo caso, en vez de resolver la controversia, abrirá una articulación probatoria de
ocho días para luego resolverla al noveno, es decir, al día siguiente del vencimiento de los ocho días.
Debe observarse que la decisión del Tribunal en esta fase del procedimiento, sea que se dicte dentro de los
tres días siguientes al emplazamiento, sea que se dicte después de vencida la articulación probatoria, sólo puede juzgar sobre
el derecho del abogado a percibir honorarios por las actuaciones judiciales en las que dice haber participado, bien como
representante o como asistente, sin que pueda declarar la confesión ficta del demandado, pues tal sanción no está
expresamente prevista para el caso concreto. Dicha decisión, conforme lo tiene establecido reiteradamente esta Sala de
Casación Civil, es apelable libremente, y la sentencia que la resuelva es recurrible en casación conforme a los límites propios
En todo caso, el trámite en segunda instancia y en lo sucesivo se corresponde con el del procedimiento
ordinario ante la falta de regulación expresa en la Ley al respecto y por aplicación de lo dispuesto en el artículo 22 del mismo
Código.
del procedimiento, la declarativa, se dará inicio a la segunda fase del procedimiento, esto es, la estimativa. En esta fase es que
el abogado estimará sus honorarios profesionales, siempre y cuando, obviamente, hubiere obtenido el reconocimiento
judicial del derecho a percibir honorarios profesionales por cada una de las actuaciones que ha de estimar, pues en definitiva
conforme al artículo 22 del Código de Procedimiento Civil, por las normas de este Código en todo lo que no constituya
especialidad así como respecto a la ejecución. Esto es, hecha la estimación de las actuaciones por el abogado, el Tribunal
intimará en la forma ordinaria al deudor para que dentro de los diez días siguientes se acoja al derecho de retasa. De no hacer
uso de ese derecho el intimado, los honorarios estimados quedarán firmes y de hacerlo se procederá en la forma prevista en
la Ley para la designación de los jueces retasadores y posterior pronunciamiento de la correspondiente decisión.
Obsérvese que esta segunda fase, la estimativa, constituye un
pues en ambos el demandado es intimado para que dentro de los diez días siguientes, se oponga al procedimiento monitorio
o se acoja al derecho de retasa en este especial procedimiento, con el apercibimiento que, de no hacerlo, quedará firme el
Por mandato expreso del artículo 23 de la propia Ley de Abogados, cuando el abogado pretenda reclamar
honorarios profesionales al condenado en costas, deberá seguir el mismo procedimiento correspondiente al que debe
instaurar cuando ha de reclamar los honorarios a su cliente por actuaciones judiciales. Sin embargo, a diferencia de la
reclamación que hace el abogado a su cliente por honorarios profesionales, que no tienen otra limitación que la prudencia y
los valores morales del abogado que los estima y la conciencia de los jueces retasadores, en caso de constituirse el
correspondiente Tribunal, los honorarios profesionales que a título de costas debe pagar la parte vencedora a su adversaria,
no pueden exceder del treinta por ciento (30%) del valor de lo litigado.
Por su parte, en lo que respecta al procedimiento judicial que ha de seguirse para hacer efectivo el cobro de
honorarios profesionales por actuaciones extrajudiciales, como se dijo anteriormente, éste se tramitará de acuerdo a las
pautas del procedimiento breve establecido en el Código de Procedimiento Civil; sin embargo, a diferencia del
correspondiente a actuaciones judiciales, el abogado deberá estimar de una vez en su demanda el valor que considere
prudente por cada una de las actuaciones que afirme haber realizado, por lo que el demandado, en la contestación, aparte de
hacer valer las defensas que estime convenientes, deberá preclusivamente acogerse al derecho de retasa si no está de
Por tanto, cuando se está en presencia del procedimiento judicial para hacer efectivo el cobro de honorarios
profesionales causados en actuaciones extrajudiciales, ante la omisión del demandado en acogerse al derecho de retasa en la
contestación, o eventualmente, la propia falta de comparecencia de éste a tal acto, el juez que establezca el derecho, también
se pronunciará con respecto a la estimación hecha, ateniéndose a lo establecido por el demandante, sin necesidad de que se
produzca la segunda fase del procedimiento, típica del correspondiente al que se suscita por efecto de actuaciones judiciales.
Ahora bien, retomando el problema planteado en la sentencia del 5 de noviembre de 1991, esto es, cómo se
establece el límite máximo de los honorarios que la parte condenada en costas debe pagar a su adversaria cuando el juicio en
el que se produjo tal condena, aun cuando era estimable en dinero, se desconoce ese valor o estimación por la conducta
complementaria del fallo, el valor del juicio que dio lugar a la imposición en costas para que entonces ese acreedor proponga
su reclamación conforme al procedimiento descrito precedentemente, es indudablemente una fórmula lenta, costosa y
contraria, en lo que respecta al abogado, al espíritu de la Ley que regula su actividad que previó mecanismos expeditos para
hacer efectivo el cobro de los honorarios a que tiene derecho por el ejercicio de su profesión.
Obsérvese que una vez que quede definitivamente firme la sentencia que imponga la correspondiente
condenatoria en costas, el acreedor deberá demandar en juicio aparte, por los trámites del procedimiento ordinario, el
establecimiento del valor de lo litigado en el procedimiento que dio lugar a la condenatoria en costas. Este segundo juicio,
probablemente tendrá dos instancias y, si la cuantía lo permite, recurso de casación. Luego, conforme a lo dispuesto en la
referida sentencia de 1991, posteriormente reiterada en varias ocasiones, habrá de practicarse una experticia
complementaria del fallo, con la designación de los expertos necesarios, cuyo dictamen, de ser impugnado, provocará un
pronunciamiento del juez el cual será apelable libremente y, según el caso, también será recurrible en casación.
Aun si todos los lapsos procesales se cumplieran a cabalidad,
tomaría tiempo en ser resuelto para que, entonces, una vez que se establezca la cuantía de aquél juicio, el acreedor de las
costas pueda proceder a reclamarlas. Aunado a la evidente ineficacia práctica de esta solución se suman problemas
colaterales como las costas que genere el segundo juicio y cual será la cuantía del mismo, esto es, si la cuantía del segundo
juicio será la misma de aquél cuya cuantía se busca establecer o podría ser una distinta.
Ahora bien, la Sala considera que esta solución no se corresponde con los valores de efectividad y celeridad
que, constitucionalmente, inspiran el proceso judicial venezolano; por tanto, se impone una revisión de la misma que se
corresponda con la realidad actual. En este sentido, ante la evidente falta de regulación de una situación como la descrita, es
decir, cuál es el límite de la reclamación que tiene el vencedor en costas en un juicio estimable en dinero que no se haya
estimado, la Sala considera oportuno aplicar por analogía, tal como lo recomienda el artículo 4° del Código Civil, la solución
Así, de acuerdo al artículo 39 del Código de Procedimiento Civil, no se consideran apreciables en dinero las
demandas sobre estado y capacidad de las personas, sin embargo existen procedimientos de tal especie de carácter
contencioso en los que existe condenatoria en costas, tal como sucede en el juicio de divorcio. Ahora bien, en estos casos en
los que la demanda no es apreciable en dinero, cómo podría aplicarse la limitación establecida en el artículo 286 del Código de
Procedimiento Civil, cuánto vale el divorcio de una persona o su separación de cuerpos; obviamente que en estos casos no es
posible aplicar una limitación cuantitativa a los honorarios que se deben al vencedor en costas con base al valor de la
Desde el punto de vista procesal, imponer esta limitación en condenas en costas derivadas de juicios sobre
estado y capacidad de las personas es tan absurda como que se exija al demandante de una resolución de un contrato
celebrado verbalmente que cumpla con el requisito establecido en el ordinal 6° del artículo 340 del Código de Procedimiento
Civil, esto es, que produzca el instrumento fundamental de la demanda, puesto que, obviamente, conforme a la propia
declaración de la parte, tal instrumento no existe ya que la relación contractual que pretende resolver, simplemente no se
instrumentó.
puede imponérsele limitación distinta a la prudencia, la moral y la lealtad y probidad que se deben las partes en el proceso,
pues debe recordarse que las costas tienen una función netamente restablecedora, lo que en tales situaciones deberá ser
especialmente observado también por los jueces retasadores en caso de que éstos sean designados, siguiendo con estricto
apego las pautas deónticas que al efecto establece el Código de Ética Profesional del Abogado Venezolano, cuya observancia
es obligatoria conforme al artículo 1° de la Ley de Abogados, y a riesgo de someterse al procedimiento disciplinario a que
Así, volviendo al caso de la demanda que, a pesar de ser apreciable en dinero, no hubiere sido estimada, la
La estimación de la demanda es una carga procesal que tiene el litigante, pues su omisión puede acarrear
consecuencias desfavorables, como podría ser la imposibilidad de acceder al recurso de casación, aun cuando, eventualmente
el valor intrínseco de lo litigado supere la cuantía necesaria al efecto. Obsérvese que el desarrollo que el Código de
Procedimiento Civil ofrece al respecto, no describe la estimación de la demanda como una obligación ni tampoco como un
mero deber.
de éste, pues el demandado puede efectivamente provocar tal estimación, bien proponiendo una cuestión previa en la que
plantee el defecto de forma del libelo de demanda por tal omisión, o proponiendo él la estimación que considere oportuna al
caso concreto en su contestación de la demanda, e incluso, cuando se hubiere estimado la demanda, puede impugnarla por
exagerada o exigua. Por tanto, la estimación de la demanda y, en consecuencia, el establecimiento cierto del valor de lo
Ahora bien, desde el momento en que un justiciable entra en juicio desconoce cuál va a ser su desenlace,
esto es, si va a triunfar o no; no obstante, dada la necesaria asistencia jurídica de la que debe ser provisto por mandato
expreso del artículo 4° de la Ley de Abogados, se presume que conoce que los efectos naturales del proceso son: La cosa
juzgada y las costas, las que ha de pagar en caso de que pierda el juicio. Así, el litigante sabe que puede fracasar en la litis y
que, si así ocurre, será condenado al pago de las costas, independientemente de que aparezca en el proceso como
demandante o demandado.
Por tanto, el litigante que deliberadamente o por simple
negligencia omita velar por el justo y oportuno establecimiento del valor de
vea limitado su acceso al recurso de casación, sino también, en lo que al tema atañe, no pueda excepcionarse a la estimación
que por honorarios profesionales le proponga su adversario vencedor en costas con la limitación que establece el artículo
286 del Código de Procedimiento Civil, pudiendo entonces el abogado hacer valer su derecho directamente, sin agotar un
De esta forma la Sala establece que la limitación establecida en el artículo 286 del Código de Procedimiento
Civil, no es oponible por la parte condenada en costas en los juicios sobre estado y capacidad de las personas, ni en aquellos
en los que aun siendo estimables, las partes hubieren incumplido con su carga procesal de establecer oportunamente el valor
de lo litigado. Con la solución que ahora se adopta, la Sala adapta su criterio al nuevo texto constitucional y lo armoniza
sostenido en su sentencia del 5 de noviembre de 1991, así como en cualquier otra en que se lo hubiere hecho valer.
-III-
Ahora bien, establecido lo anterior, la Sala considera igualmente oportuno reexaminar su criterio con
respecto a la interpretación que ha dado del artículo 28 de la Ley de Abogados, según el cual, las decisiones de retasa son
inapelables. En este sentido, es de vieja data la sentencia que de manera categórica negó la apelación a las decisiones que se
dicten en la fase estimativa del procedimiento. En efecto, en sentencia de fecha 3 de agosto de 1967, la Sala estableció el
siguiente criterio:
“...porque de conformidad con el artículo 28 de la vigente Ley de
Abogados, ya en vigor para la fecha en que el Juez de la causa dictó su
expresado auto, ‘las decisiones de retasa son inapelables’. Es de advertir
que este dispositivo legal se refiere no sólo a la sentencia de retasa
propiamente dicha, sino también a cualquier otra clase de decisión
recaída en incidencias conexas con esa materia y entre las cuales aparece
expresamente contemplada en el citado artículo 28, la que surge con la
fijación de los honorarios de los retasadores y de la oportunidad para que
sean consignados por la parte interesada. La disposición legal comentada
es terminante al negar la apelación contra las decisiones de sobre retasa,
y aunque no lo fuera, bastaría una simple consideración lógica para
llegar a la misma conclusión, pues sería un absurdo jurídico que la ley
no diera apelación contra el fallo de retasa propiamente tal, donde pueden
aparecer involucradas cantidades de un monto considerable y la
concediera para revisar una situación de menor entidad como lo es la
fijación de los emolumentos de los retasadores...”.
interpretativo gramatical, según el cual, al estar redactada en plural la disposición legal, debe entenderse que la negativa de
apelación se entiende para la sentencia de retasa propiamente dicha como para las dictadas durante esa fase del
procedimiento. Sin embargo, en decisión de fecha 31 de enero de 1978, reiterando un precedente de fecha 25 de marzo de
1976, la propia Sala de Casación Civil sostuvo un criterio diferente, el cual fue el siguiente:
“...Por último, en cuanto a la infracción del artículo 28 de la Ley de Abogados
por considerar la recurrida que ‘la decisión dictada unipersonalmente por el
Juez de la Primera Instancia, era una decisión sobre retasa, y de que, en virtud
de que la parte in fine del artículo 28 de la mencionada Ley la decisión era
inapelable’, corre al folio cuarenta (40) decisión de esta Corte de fecha 25 de
marzo de mil novecientos setenta y seis (1976), por la cual al decidir el recurso
de hecho ejercido contra el Auto (sic) de veintisiete (27) de octubre de mil
novecientos setenta y cinco (1975), se estableció la siguiente jurisprudencia que
hoy se reitera que modificó jurisprudencia del 3-8-67. ‘No es correcto el auto del
Juez de la alzada que denegó la admisibilidad del recurso de casación
anunciado contra la sentencia dictada en la incidencia de cobro de honorarios
profesionales dicha, por la que declaró que no tenía materia sobre la cual
decidir, en razón de que la de primera instancia era inapelable, porque si bien,
a tenor de lo estatuido en el artículo 28 in fine de la Ley de Abogados, las
sentencias sobre retasa son inapelables, lo cierto es que la sentencia contra la
cual se anunció el recurso de casación no participa de esta naturaleza, pues la
dictada en Primera Instancia que dio lugar a la recurrida en casación, no fue
por el Tribunal Retasador, y se refiere únicamente a un punto de derecho,
como es la cuestión de que por no haber consignado oportunamente los
honorarios de los retasadores, debe entenderse renunciado el ejercicio del
derecho de retasa, pedimento formulado por la contraparte.
Consiguientemente por dar la recurrida un alcance que no contiene el artículo
28 de la Ley de Abogados y considerar inapelable la sentencia de Primera
Instancia y decir que por ello careció de materia sobre la cual decidir, infringió
la mencionada disposición...”. (Subrayado de la Sala)
de Derechos Humanos, el cual ha sido ampliado a todo proceso judicial por Sala
ROJAS ARENAS, siendo que la apelación es el medio a través del cual se patentizan
ese derecho fundamental, toda interpretación que se haga en tal sentido debe hacérsela
de manera progresiva, esto es, procurando la solución que aparezca más garantista de
La Sala considera que las “decisiones de retasa” a que se
simple, y es que la función que ejercen los retasadores, quienes
De allí que las decisiones de retasa al igual que la de los
Código de Procedimiento Civil, son inapelables; y, por similares razones,
son irrecurribles en casación las decisiones dictadas conforme a la equidad, tal
como lo establece el artículo 312 del mismo código.
procedimiento para hacer efectivo el cobro de los honorarios profesionales por parte del
abogado, o de retasa, dictadas por el juez unipersonal o por el órgano colegiado que se
que se trate, salvo las decisiones de retasa propiamente dichas, esto es, aquellas que se
contra la decisión dictada por el Tribunal de Retasa que estableció que, dada la falta
procedimiento ordinario a fin de establecer previamente tal cuantía para entonces poder
casar de oficio el fallo recurrido en uso d la facultad que le confiere el artículo 320 del
decisión apelada cuya ilegalidad ha sido constatada con ocasión del presente recurso de
dictada por el Tribunal de Retasa el día 11 de abril de 2000 y repone la causa al estado
de que dicho Tribunal efectivamente retase los honorarios estimados por la parte actora
cuyo derecho fue reconocido por sentencia definitivamente firme. Así se decide.-
DECISIÓN
mencionado.
Dada, firmada y sellada en la
Efectuada la lectura del expediente se pasa a dictar sentencia, previas
las siguientes consideraciones:
I
ACCIÓN DE AMPARO
3.- Que “(e)l Juez incurrió en el vicio de reforma (sic) in peius, es decir,
me desmejoró en lo solicitado en el libelo de demanda por Estimación e
Intimación de Honorarios Profesionales Judiciales, se me está violando el
derecho a la defensa, por cuanto el Juez a-quo no le exigió al Juez
retasador que yo nombré su ponencia (sic), se le canceló Trescientos Mil
Bolívares (Bs. 300.000,00), ...omissis... no justificó su ponencia, por cuanto la
misma no consta en el expediente Nro. 90-292, ni riela a los autos, no tuvo
ninguna exposición, ni motivación para defender el pago de mis honorarios
por lo tanto me violaron el derecho a la defensa, es decir, el Juez retasador
cobró por firmar la ponencia del otro Juez retasador que si consta en autos,
dejándome en estado de indefensión tanto el Juez a-quo como el Juez que me
representó, y el Juez a-quo convalidó esta irregularidad, incurriendo al no
hacerlo en el juicio (sic) de inmotivación, violando así igualmente el Artículo
244 del Código de Procedimiento Civil...”.
5.- Que dicha querella interdictal fue objeto de varias incidencias, sin
que hasta la presente fecha “...los demandados no han cancelado Daños y
Perjuicios a la parte actora, conllevándome a gastos extraordinarios
innecesarios como es el caso de pagar en varias oportunidades SESENTA MIL
BOLÍVARES (Bs. 60.000,00), a los Alguaciles, a fin de que notifiquen al
intimado FRANCOIS TARKAT JABBOUR, en la población de Higuerote,
Municipio Autónomo Brión del Estado Miranda...”.
II
SENTENCIA CONSULTADA
III
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
El Presidente de la Sala,
El Vicepresidente,
JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
Ponente
Los Magistrados,
El Secretario,
Exp. N°: 00-2575
J.E.C.R/
El Presidente de la Sala,
________________________
________________________
_____________________________
El Secretario,
___________________________
EXP. N° AA20-C-2001-000329