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El manejo del cambio en el lado del negocio es fácil comparado con el manejo
del cambio en el lado de las personas.. Pero si las compañías ignoran las
necesidades de los empleados, el lado del negocio sufrirá las consecuencias.
Los directivos americanos son urgidos a seguir los estilos de dirección japonesa de
"hacerlo bien la primera vez". ¿Cuántos grandes cambios en su organización se han
hecho, bien la primera o aún la segunda vez? ¿Cuántos fueron orquestados para
tener el mejor efecto en la gente y la organización?.
Cuando los clientes interactúan con una organización, ellos esperan servicios en dos
niveles. Esperan un producto o un servicio de una organización que coincidan con
las necesidades de su negocio y esperan que coincidan con sus necesidades
humanas de respeto, amistad y empatía. El mismo balance de expectativas existe
entre los empleados y una organización.
Qué hace tan difícil el manejo del lado humano de cambio? Este es difícil porque las
organizaciones no entienden tanto el lado humano del negocio. Rara vez, las
escuelas de negocios enseñan el lado humano del cambio, pero a menos que la
compañía esté de acuerdo con un cambio efectivo, la cultura enfocada al cliente
pedirá eludirlo.
Las organizaciones que están bajo cambios para mejorar la calidad del servicio,
pueden observar un proceso similar. Este comienza por la lucha para salir del viejo
paradigma, progresar a un punto muerto- una dura fase de locura temporal- y
finalmente llegar a un estado de toma de riesgo que permita la renovación.
¿Por qué los empleados no ven los beneficios del cambio y se embarcan más
rápidamente?. Para muchos, la experiencia es como pararse al final de una sima y
ser desafiados a saltar al otro lado- únicamente con niebla en la mitad.
Los empleados no saben qué tan lejos está el otro lado. Se sienten atrapados de los
grandes retos personales que ellos encaran- o hasta los entienden claramente.
Aunque las razones del negocio para el cambio pueden ser muy claras, los
empleados están temerosos de renunciar a los viejos hábitos de trabajo, roles,
actitudes y valores que los ayudan a sentirse útiles e importantes.
Parte del problema es que algunos directivos perciben la lucha de los empleados a
vincularse, como una resistencia no autorizada al cambio, así que ellos trabajan
"alineando" a los que disienten. No es de sorprenderse entonces que los empleados
no descubran sus sentimientos. Temen que los directivos los tomen por
problemáticos.
Cuando el cambio se vuelve sostenido, los roles de los directivos pueden cambiar. A
aquellos que trabajaron duro para subir la escalera, se les puede pedir que asuman
roles de soporte facilitador. Son los mismos directivos que anteriormente eran
premiados por mantener el control, siendo decisivos, apagando incendios,
conociendo las respuestas, dando órdenes, resolviendo problemas rápidamente. Sus
nuevos roles pueden incluir el servicio a empleados en el frente y dándoles poder
para resolver problemas.
Para hacer cosas, así sean peores, a los directivos se les pide hacer esos cambios
sin la garantía de buenos resultados. En efecto, en muchos casos, su experiencia les
dice que los esfuerzos probablemente fallarán. Los directores medios no son los
únicos que enfrentan este problema. Es mayor la lucha para los ejecutivos
reemplazar un estilo de manejo de orden y control que un estilo de liderazgo de
primero el servicio, como describe Robert Greenleaf en Servant Leadership. Y a
causa de las lagunas en el entrenamiento, habilidades y experiencia de ejecutivos
que son necesarios para el manejo de otros en el estado del "dejar ir", a menudo
sobreestiman la posibilidad de un acercamiento orientado a más servicio.
Según Bridges "una conversación hábil sobre la nueva visión se logra si nadie se
aprovecha de la oportunidad para convencer con el miedo, la confusión y la tristeza
sobre el dejar ir una identidad que los hizo exitosos en el pasado". Algunas
sugerencias para el manejo de la fase del "dejar ir" incluyen las siguientes:
Es mucho más fácil centrarse en lo racional de lado del negocio del cambio y tratar
de superar todo el conjunto de cosas tan pronto como sea posible. Pero aún las
mejor orquestadas aproximaciones en el lado del negocio del cambio pueden dejar
recuerdo negativos clavados en la organización.
Atascarse en el impase
El psiquiatra Fritz Perls fue el primero en utilizar el término "impase" para describir un
estado psicológico que los pacientes experimentan antes de curarse. Según Perls,
las personas en el estado de impase, están "sosteniendo su enfermedad como un
viejo amigo y están temeroso del deseado y todavía desconocido bienestar". Este
concepto se aplica también a las organizaciones que están cambiando.
Salir del estado de impase puede ser comparado a sacar su auto de la nieve cuando
está atascado. Si Ud. Dispara la aceleración de su motor y trata de conseguir poder
para salir, sus llantas patinarán y se atascara mas hondo en la nieve. Si Ud. Acelera
despacio y suavemente va atrás y adelante, probablemente conseguirá avanzar.
Las organizaciones tienden a apresurarse a través del estado de impase como los
conductores atascados en la nieve. Sin una guía apropiada, los empleados pueden
atascarse psicológicamente. Cuando esto ocurre, tienden a regresar al pasado y
quedarse más inmóviles.
Una organización exitosa utiliza el estado de impase como un tiempo para alinear a
los empleados con su visión organizacional para que esta visión tome un significado
personal para ellos. Tales firman tienen suficiente tolerancia a la frustración del
impase, para permitir a los empleados salir de la nieve y llegar a terreno firme, donde
puedan echar raíces las semillas de la nueva visión. El estado de impase puede ser
fructífero a las organizaciones que:
- Toman tiempo para reflexionar donde están las cosas
- Estimulan pensamientos creativos y tolera la diversidad
- Estimulan a las personas a recordar el pasado y pensar en una nueva forma
sobre el futuro
- Permiten enfocar a los sentimientos
- Exploran nuevas ideas
El impase es un tiempo para que todos en la organización examinen los roles que
emergen. Por ejemplo, algunos ejecutivos pueden explorar nuevas opciones para
reestructurar la organización para que sea más enfocada al cliente. Otros pueden
evaluar sus estilos de liderazgo y comenzar a ver los beneficios de aprender y
descubrir procesos que se caractericen por una mayor apertura a los clientes.
Algunos directivos de nivel medio pueden comenzar a ver sus roles como líderes, en
lugar de administradores sin inspiración. Los supervisores pueden comenzar a
defender las ideas frente a la gente. Al frente, las personas pueden comenzar a tener
más iniciativa. Es tiempo de explorar, reorientar y reaprender. Es tiempo de sembrar
las semillas de la nueva identidad.
Si las fases de "dejar ir" e "impase" se han manejado para crear recuerdos positivos,
los empleados entonces están listos para abrazar un concepto de mejoramiento
continuo, completado con un espíritu de innovación a todos los niveles de la
organización.
El mejoramiento continuo- cambio sin par- puede ser abrazado ahora por empleados
que saben como tratar con el dolor de dejar ir y la confusión del impase. En tal
ambiente, estando en el cumplimiento del aprendizaje se consiguen resultados para
el negocio. Las renovaciones de hoy serán el dejar ir del mañana.
W. Edwardds Deming dice que manejar para sacar los temores en el trabajo es más
importante para el mejoramiento continuo que todas las apreciadas técnicas
estáticas de calidad total. Y el primer paso para lograrlo es cumplir y entender las
experiencias de los empleados en el lado humano de del cambio. Aprender como
trabajar a través del lado humano es crucial; el mejoramiento continuo, un ambiente
de trabajo seguro y la lealtad de los empleados dependen de ello.1
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John iacovini es consultor de calidad senior en Kaset internancional. 8875 Hidden River