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Orbita Sass PDF
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LA ÓRBITA O CAVIDAD
FIGURA 1.2 Corte sagital de una RM donde se aprecia
la posición de la córnea con respecto a los rebordes
ORBITARIA
orbitales superior e inferior. Existe una relativa alineación La órbita es la cavidad que aloja el globo ocular
de la parte anterior del ojo con respecto al borde superior, junto con sus estructuras vasculares, neurológi-
que protege al ojo como un techo. (Imagen cedida por el cas y lacrimales. Las cavidades orbitarias están
profesor Javier Álvarez.) situadas de forma simétrica a cada lado de las
FIGURA 1.3
Corte horizontal de una RM
donde se aprecia cómo la córnea
sobrepasa una línea que uniese
los bordes interno y externo de
la órbita. (Imagen cedida por el
profesor Javier Álvarez.)
fosas nasales. Cada una de ellas tiene una forma Si los ejes oculares guardaran proporción en-
de pirámide cuadrangular de base anterior, en la tre la pared interna y la externa de la órbita, los
que se presenta un vértice situado posteriormen- ojos mirarían hacia delante y hacia fuera, en
te que se abre a la cavidad craneal por varias fisu- completa divergencia, lo que nos daría un as-
ras. Podemos diferenciar: una base, un vértice pecto muy particular. La oblicuidad de la órbita,
y cuatro caras —suelo, pared medial, pared lateral así como el hecho de que los ejes visuales sean
y techo—, siendo cada una de estas caras de for- frontales y paralelos, implica que los ojos estén
ma triangular. En cuanto a las paredes, están situados de forma fisiológica en una relativa
formadas por la disposición de siete huesos del aducción-rotación interna con respecto a la órbi-
cráneo: esfenoides, frontal, cigomático, maxilar, ta. Es sorprendente la similitud de esta situación
lacrimal, etmoides y palatino. con la de las extremidades superiores e inferio-
La pirámide orbitaria tiene una medida de res, donde también el húmero y el fémur, con
unos 4 cm de ancho por 3,5 cm de alto y está respecto a la escápula y la pelvis, se encuentran
rotada lateralmente. A causa de esta rotación, el en una relativa aducción-rotación interna.
reborde lateral orbital coincide aproximada- Esta es la descripción de las distintas paredes
mente con el ecuador del globo (fig. 1.4). La ór- (figs. 1.6 y 1.7):
bita se expande en su máxima dimensión 1 cm
detrás del reborde exterior. El ápex está situado Base
entre 44 y 50 mm por detrás y concentra estruc- La base es la apertura facial de la órbita y tiene la
turas neurovasculares muy importantes. forma de un cuadrilátero con los ángulos muy re-
Una característica interesante es que la pared dondeados (v. fig. 1.6). Su contorno o reborde orbi-
interna de cada órbita tiene una dirección prácti- tario está formado, por arriba, por el arco
camente sagital, mientras que la pared externa es orbitario del frontal y por las dos apófisis orbita-
oblicua de atrás a adelante y de dentro a fuera rias del mismo hueso; por dentro y abajo, por la
con una angulación de 45°(v. fig. 1.4). Esta obli- apófisis ascendente del maxilar superior; y por 3
cuidad de la pared externa hace que el eje de la fuera y abajo, por el borde superior del hueso
órbita quede a unos 23° y que los ejes de las cigomático.
dos órbitas, prolongados hacia el occipital, se
encuentren por detrás y un poco por debajo del Vértice
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borde superior de la lámina cuadrilátera del es- El vértice provee la ruta de comunicación entre
fenoides, formando entre sí un ángulo de 40 a la cavidad intracraneal y la órbita. El vértice de la
45°(fig. 1.5). órbita corresponde con la porción más interna
45°
FIGURA 1.4 Imagen de una RM en un corte horizontal. Se pueden apreciar la pared nasal de la órbita en un plano
sagital y la pared orbital con una oblicuidad de unos 45°. Probablemente se trate de un residuo de cuando los ojos estaban
situados en los laterales de la cabeza. La evolución de las especies ha ido llevando los ojos hacia una posición más frontal.
Esto es especialmente constatable en los depredadores, a los que la frontalidad de los ojos permite un mejor cálculo de la
distancia hasta la presa. Los «depredados» mantienen los ojos en una situación más lateral, lo que les permite un mayor
campo visual ante posibles peligros. (Imagen cedida por el profesor Javier Álvarez.)
Eje óptico
23°
Eje de la cavidad
orbital
45°
FIGURA 1.5 Imagen de RM en un corte horizontal donde se pueden apreciar los globos oculares con sus córneas y
cristalinos. En esta imagen se observa con claridad la situación de los ejes ópticos con respecto a los ejes de la cavidad
orbital. Las dos órbitas forman un ángulo de unos 45° entre sí. Cada uno de los ojos está situado a unos 23° con respecto
a un plano sagital. A partir de esta constatación, podemos afirmar que los globos oculares con respecto a las órbitas se
encuentran en una rotación interna (aducción) relativa. (Imagen cedida por el profesor Javier Álvarez.)
Foramen supraorbital
Borde supraorbital
Foramen óptico
Hueso frontal
Hueso nasal
Hueso lacrimal
Ala menor del esfenoides
Hueso etmoides
Ala mayor del esfenoides
Fosa lacrimal
Fisura orbital superior
Hueso maxilar
Hueso palatino
Fisura orbital inferior
FIGURA 1.7 Esquema de los distintos huesos y estructuras anatómicas que forman la órbita.
mayor parte por la lámina papirácea u orbitaria a diferentes traumatismos cefálicos, y no solo en
del hueso etmoides, que se articula anteriormen- la cara. Cualquier traumatismo que afecte alguno 5
te con el lacrimal y este último con la apófisis de estos siete huesos podrá afectar a alguna de
montante del maxilar superior. La lámina papi- las suturas, lo cual tendrá consecuencias para las
rácea es límite de los senos o celdas etmoidales. tensiones de los tejidos en el interior de la órbita,
Entre el maxilar y el lacrimal encontramos el además de los efectos negativos que podría su-
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superoexterno de la órbita (fig. 1.8). Tiene la forma suborbitario y un conducto malar para el nervio
de una coma cuya parte ancha se encuentra en la maxilar superior.
parte inferointerna. Está situada entre el ala mayor
y el ala menor del esfenoides, y deja paso a:
PERIOSTIO Y RECUBRIMIENTO
● Los tres nervios motores del globo ocular: el FASCIAL DE LA ÓRBITA
nervio oculomotor común (III), el nervio tro- El periostio orbitario, o periórbita, es una mem-
clear (IV) y el nervio oculomotor externo (VI). brana fibroelástica que reviste las paredes óseas de
● Las ramas (lacrimal, frontal y nasal) del ner- la órbita y actúa de saco intermedio entre el conti-
vio oftálmico de Willis (rama superior del nente óseo y el contenido visceral, amoldándose
nervio trigémino V1) que dan la sensibilidad a ambos. Es una membrana fina pero resistente.
de la órbita y el ojo. Está reforzada por un pequeño músculo liso,
● Una rama ortosimpática destinada al ganglio el músculo orbitario de Müller, que se inserta en
ciliar. la fisura esfenomaxilar y tiene extensiones a las
● Las venas oftálmicas superior e inferior. poleas de los músculos recto interno y recto ex-
● La arteria meníngea media, procedente de la terno. Este músculo es muy rico en fibras muscu-
carótida externa y una colateral. lares lisas y parece funcionar como un tensor de
la periórbita. Está inervado por algunas fibras
La fisura orbitaria inferior o hendidura esfeno- parasimpáticas que vienen del ganglio esfenopa-
maxilar está situada en la parte posterior del ángu- latino (Kakizaki et al., 2010).
lo inferoexterno de la cavidad (v. fig. 1.8). Pasan Es un periostio muy particular, desplegado
por ella dos ramas del nervio maxilar superior por todas partes excepto en algunas zonas de
(rama media del trigémino V2) y del ganglio de adherencia. No está limitado a la órbita, sino que
Meckel, permitiendo a las fibras parasimpáticas se prolonga con las formaciones fibrosas vecinas
llegar a la glándula lacrimal, al párpado, al múscu- por los diferentes orificios que ofrece la cavidad
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lo de Müller y a los senos etmoidal y frontal. orbitaria en los bordes de los cuales se fija. Más
La órbita presenta además dos conductos et- allá de la lámina cribosa se prolonga con la dura-
moidales, un conducto nasal para el canal lacri- madre. Se continúa con el periostio del conducto
mal, una escotadura supraorbitaria, un conducto lacrimal, se fija en los bordes de la hendidura
Porción orbitaria
del hueso frontal
Porción orbitaria
del ala mayor del hueso
esfenoides
Porción escamosa
del hueso temporal
Hueso cigomático
FIGURA 1.8 Imagen de un corte frontal del cráneo justo por detrás del borde externo de la órbita. Se aprecian las
órbitas y los distintos senos y espacios, que hacen ligera la estructura del cráneo.
esfenomaxilar y prosigue por el periostio de la ocular de la parte posterior de la órbita y debe ser
fosa pterigomaxilar; después se adhiere a los bor- atravesada por todos los órganos que dirigen el
des de la hendidura esfenoidal, rodea a los ele- ojo: el nervio óptico, los nervios y arterias ciliares
mentos que la atraviesan y se continúa con la posteriores y los seis músculos motores del ojo.
duramadre del compartimiento medio del crá- Además de rodear el globo ocular, la cápsula
neo. Por último, su base se inserta sólidamente de Tenon envía prolongaciones a los músculos
en el reborde orbitario prolongado más allá por que la atraviesan y a las paredes orbitarias, de-
el periostio exocraneal de la frente y de la cara. sempeñando un papel mecánico importante
(McClung et al., 2006).
Es interesante esta conexión entr e la fascia
orbital y la duramadre, ya que la tensión fascial
puede transmitirse a las envolturas del sistema Envolturas musculares
nervioso. Por otro lado, destaca también la no La cápsula de Tenon envía a los tendones que
solución de continuidad fascial, que permitiría acaban de atravesarla prolongaciones conjunti-
que tensiones mecánicas fasciales exteriores a vas en forma de vaina que acompañan a los ten-
la órbita llegaran a alcanzar el ojo. dones hasta su inserción en la esclerótica, y
también envía a los cuerpos musculares prolon-
En el fondo de la órbita, el periostio se espe- gaciones que se constituyen como las vainas de
sa constituyendo el tendón de Zinn sobre el que estos músculos (Koornneef, 1977).
se insertan la mayor parte de los músculos ocu- Cada uno de los tendones de los seis múscu-
lomotores. los motores del ojo tiene una vaina conjuntiva
en forma de dedo de guante, que cubre toda su
EL SISTEMA FASCIAL ORBITARIO porción comprendida entre la cápsula de Tenon
Es un conjunto muy denso y rico de tejidos con- y su inserción escleral, a la cual se adhiere ínti-
juntivos de origen mesenquimatoso compuesto mamente. Las vainas tendinosas de los cuatro
de tres partes esenciales, continuas entre ellas, músculos rectos están unidas entre sí por expan- 7
que provienen del sistema membranoso intra- siones laterales, que se extienden en sentido
craneal (duramadre) y se prolongan por el siste- ecuatorial y que en su camino forman adheren-
ma fascial cefálico extracraneal. De una forma cias con la cápsula de Tenon.
simple y práctica, podríamos decir que el sistema Cada músculo extraocular, incluido el eleva-
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fascial orbitario está compuesto por tres estruc- dor del párpado, tiene su propia vaina muscular
turas: la cápsula de Tenon, las envolturas mus- que lo envuelve.
culares y las prolongaciones orbitarias.
Prolongaciones orbitarias
Cápsula de Tenon y ligamentos de contención
Es una membrana conjuntiva que envuelve toda Todas las vainas musculares, excepto la del obli-
la región esclerótica del ojo. Se la llama también cuo superior, envían a la base de la órbita expan-
aponeurosis orbitaria (fig. 1.9). Aísla el globo siones más o menos resistentes llamadas «alas
Conjuntiva
Poleas de los MEO
Ligamentos
de contención
Vainas musculares
Túnicas oculares
Vainas del nervio óptico
FIGURA 1.9 Dibujo esquemático de la cápsula
Hoja visceral de Tenon y del sistema fascial orbitario. Se puede
de la duramadre Tendón de Zinn apreciar la cápsula de Tenon, las envolturas
musculares, los ligamentos de contención y las
Nervio óptico poleas de los músculos extraoculares (MEO).
Resultante de la acción
estática de los m. oblicuos
y los ligamentos de contención
ligamentosas», «tendones orbitarios» o «ligamen- trae, aunque también limita con menos eficacia
tos de contención». Las expansiones fibrosas de los el movimiento en sentido contrario.
músculos rectos interno y externo están más desarro- Otra de las funciones de estas expansiones
lladas, sobretodo la del recto externo, debido a la orbitarias es la de luchar contra la tensión estáti-
8 llegada de las inserciones de otros ligamentos (li- ca de los músculos extraoculares. La tensión es-
gamento de Lockwood, ligamento de Whitnall, tática de los músculos rectos en su conjunto
cantal del párpado), y poseen ciertas fibras de mus- quiere hacer retroceder al globo ocular en la ór-
culatura lisa. Estos ligamentos tienen también un bita, intención limitada por los ligamentos de
papel mecánico importante (Mustardé, 1968). contención que tratan de mantener el ojo en su
Estas expansiones fueron descubiertas en re- posición (fig. 1.10)
sonancia magnética por Miller (1989) y han sido
descritas con detalle en los últimos años (Demer
et al., 1995; Ruskell et al., 2005). Se las denomi-
na «poleas» de los músculos extraoculares. El RESUMEN
nombre de polea, poulie en francés, fue utilizado El globo ocular es una esfera en suspensión en un
por primera vez en el siglo XIX por Sappey. Cada espacio, llamado órbita, que está defi nido por
polea consiste en una vaina y un anillo de colá- siete huesos del cráneo. Estos huesos son: esfe-
geno localizado cerca del ecuador del globo en noides, frontal, cigomático, maxilar, lacrimal, et-
la fascia de Tenon, unida a la pared orbital, a los moides y palatino.
MEO adyacentes, y a la fascia ecuatorial de
Tenon mediante unas bandas como en cabestri- En este espacio, la esfera es capaz de rotar sobre
llo que contienen colágeno, elastina y una am- sí misma gracias a la acción de la musculatura
plia concentración de músculo liso (Demer, extraocular sin que haya contacto con las par e-
2004) (v. fig. 2.25). des de la órbita. Esto le confi ere gran libertad de
Las prolongaciones de los músculos recto movimiento sin los inconvenientes de la compre-
superior y recto inferior llegan al borde orbitario sión y el rozamiento.
y prosiguen su camino hacia los párpados.
La función principal de los ligamentos de La órbita tiene la forma de una pirámide cuadran-
contención es limitar la excursión del globo ocu- gular de base anterior y vértice posterior. Presen-
lar, especialmente en la contracción del músculo ta una pared interna y una externa, un techo y un
correspondiente al alerón fibroso. Por ejemplo, suelo. El vértice de la órbita pr esenta distintas
el ligamento de contención del recto externo li- aberturas para la entrada y salida de estructuras
mita la abducción cuando este músculo se con- nerviosas y vasculares.
La pared interna es prácticamente sagital, mien- Mustardé JC. The role of Lockwood’s suspensory liga-
tras que la pared externa presenta una oblicuidad ment in preventing downward displacement of the
de unos 45°. Esto deja al globo ocular en una eye. Br J Plast Surg 1968 Jan;21(1):73-81.
relativa rotación interna con respecto a la órbita Ruskell GL, KjellevoldHaugen IB, Buenech JR, van der
cuando se dirige hacia delante en una posición Werf F. Double insertions of extraocular rectus
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La órbita está recubierta de tejido conjuntivo, con Schoemaker I, Hoefnagel PP, Mastenbroek TJ, Kolff CF,
netas relaciones con la duramadr e. De la misma Schutte S, van der Helm FC, Picken SJ, Gerritsen AF,
forma, todas las estructuras en el interior de la Wielopolski PA, Spekreijse H, Simonsz HJ. Elasti-
city, viscosity, and deformation of orbital fat. Invest
órbita (músculos, globo, etc.) están r ecubiertas
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