Esta es la historia de un reno y de tres camellos.
Como seguramente habris adivinado es la historia
de unos animales muy, pero que muy dadivosos. El reno se llama Rudolph. Como dira Juan Ramn Jimnez, Rudolph es, peludo, suave; tan blando por fuera, que se dira todo de algodn, que no lleva huesos. Pero nuestro reno s que tiene huesos, y fuerza, y sabe volar, deprisa, muy deprisa. Tiene una gran cornamenta dividida en cuatro astas, dos a la derecha, dos a la izquierda; las superiores son grandes, gigantes en comparacin a las inferiores. Esta cornamenta le da un aspecto esttico de percha. Rudolph vive en el norte, cerca del crculo polar rtico en donde pasa todo el ao junto a un rebao de amigos, menos el veinticuatro de diciembre. Da que emplean en recorrer todo el mundo entregando sus regalos. Los camellos, en cambio, no tienen nombre. Quizs debido a la desidia de las gentes de los pases catlicos a los que viajan anualmente. A los camellos, con un poco de imaginacin, tambin se les podra describir con las palabras de Juan Ramn. Estos no tienen cuernos, son grandotes y amedrentan un poco pero cuando te acercas y ves su cara bonachona pierdes rpidamente el miedo. Los camellos viven al oriente, no sabemos exactamente donde, solo que muy al oriente, en algn lugar mgico donde pasan todo el ao menos el cinco de enero. Da que emplean para desfilar por mltiples ciudades y pueblos y entregar sus regalos en la noche siguiente. Esta es la historia de un reno y de tres camellos. Es la historia de una competicin que consiste en quin da ms regalos, en quin da mejores regalos. Una competicin en la que los participantes no compiten en igualdad de condiciones. Para empezar, Rudolph tiene un nombre; Rudolph. Y eso, da empaque, importancia. Seala e identifica a su portador, si eres un reno y te llamas Rudolph, todo el mundo sabe quin eres. Y los nios, los protagonistas y beneficiarios de la competicin, sienten predileccin por los animales que tienen nombre. Para ellos, los animales que no tienen nombre, como si no existiesen. Desconocidos a los que ignorar. Eso son los camellos, unos desconocidos con cara de buenos.