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GABRIEL PALMA ROGERS

PROFESOR DE LA UNIVERSlllAD DE CHILE

Derecho Comercial
TOMO 1I

Apuntes de clases. Re-


dactados por H. Guerra
y A. Gaete.

Santiago de Chile
IMPRENTA "EL ESFUERZO·'
Eyzaguirre 1116

1936
Índice
DERECHO COMERCIAL

TITULO V

DEL TRANSPORTE POR 'TIERRA, LA,GOS, ICANALES ,0 RIOS


NAVEGAB.LES

1.I'-Oefuticio'lles y reglas generales.

El Código de Comercio co:miema en el artículo 166 ;dando una definición


del contrato y de todas las personas que en él intervienen.
Art. 166: "El trasporte es ,un contrato en virtud del cual uno se obHga por
cierto precio a conducir de un lugar a otro, por tierra, canales, lagos o rios
navega!bl,es, pasajeros o mercaderías ajenas, y a entregar é,s:tas a la persona
a quien va:n dirigidas.
Uámase porteador el que ,contrae Út obligación de conducir.
El que hace la conduoción por agua toma ,el J10mbre de patrón o barquero.
Denominase cargaldor, remitente o consignante el que por cuenta propia
o ajena encaflga la conducción.
Se llama consignatario la persona a quien se envían las merca,derias. Una.
misma persona puede ~er a la vez cargador y consignatario.
La cantidad que el <;argador se O'b:liga a pagar por la ,conducción se llama
.porte. . .
El que ejeroe la industria de hacer tms,portar, perso'na:s o mercaderías por
sus dependientes asalariados y en vehícuIos propios o que se hallen a SU ser-
vicio, se llama empresario de traspofltes, aunque algunaS: veces ejecute e.1
trasporte por sí mismo". .
Ya el Código Civil ,se había ocupado muy brevemente del contrato de tras-
porte y en el título ¡de arrendamiento hay un párrafo (el 10.<;) ,denominado "Del
arrendamiento de traspode" (art. 2013 a 2021 inclusive) al cual debemos ha-
,cer frecuentes referencias .. Las reglas aHí ,contenidas son aplicables tanto al
trasporte civil como al trasporte mercantil.

OLASIFICACIONES DEL TRASPORTE



En Economía Política tuvimos ocasión de conocer varias clasificaciones
pero ninguna de ellas nos interesa; las únicas que nos importan son aquellas que ~
imponen la aplicación de distintas reglas legal~s. . .
1.9 Trasporte Marítimo y Trasporte Tcrrestre.-Trasporte marítímo es
el que se hace por mar, recibiendo el nombre de~ contrato de fletamento. Las
partes que intervienen en él redben nombres distintos a las. del trasporte
terrestre.
Se comprende que estas divef'sas clases de conducción. no se sujeten a
las misma~ reglas debido al distinto mediQ' en que ambas se desarrollan y a
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los distintos riesgos que se corren en cada caso; por eso no era posible some-
terlos a los mismos principios. A los trasportes marítimos se refiere el Tí1ulo
IV del Libro lIl.
Las trasportes terrestres comprenden no sólo .los que se hacen por tierra;
sino también los que se hacen por canales, lagos o ríos navegables.
Debemos considerar también una tercera clase de trasporte relativamente
moderno: el trasporte aéreo,que se introdujo en nuestra legislación por DIL.
N.Q 675 de 27 de Octubre de 1925, modificado posteriormente por el D. C. F L.
N.Q 221 de 15 de Mayo de 1931. Veremos como este decreto ley aplica al tras-
porte aéreo reglas en parte análogas a las de1 trasporte terrestre, pero que en
muchos otros puntos aplica a las aeronaves los principios del trasporte maríti J

mo.
2.Q Trasportes hechos por empresarios públicos y trasportes hechos por
empresarios privados.-Se hace esta distinción en el arto 172 que da la., re-
glas aplicable,s a !lno y otr.o caso.
El C. de. C. dedica un párrafo especial a los empresarios públicos, pero
hay que conlpletar esas disposiciones del Código con las diversas disposiciones
que se han dictado sobre el trasporte por ferrocarril, que requiere un mayor
control de la a:utoridad en razón del monopolio de hecho o de derecho que ejer-
ce. Alntes de tender una línea ferroviaria debe obtenerse permiso de la autori-
dad, la cual puede conceder el monopolio durante cierto tiempo para asegu-
rar a la empresa el desarrollo de su negocio; sin embargo, aunqm: no se otor,..
gue este monopolio de derecho, ejercen las empresas ferroviarias un monopo-
lio de hecho, porque ldesallojan todo otro medio de conducción, ya que pueden
efectuar los .trasportes en mayor cantidad, a un precio más bajo y en condi·
ciones más ventajosas, de seguridad y rapidez, que cualquier .0'Íro medio de
trasporte. En estas condiciones, constituido este monopolio, el público no tie-
ne libertad para elegir; hay aquí un contrato de adhesión porque la empre-
sa de trasporte fija previamentes.Us tarifas y el público no puede ir a discutir
co,n ella las condiciones ¡de ese contrato, se le presenta el dilema de aceptar
esas condiciones o de prescindir de ese medio de trasporte.
Se puede temer entonces abusos de parte de esas empresas (tarifas de-
masiado altas, favores a determinados remitentes en desmedro de otros, etc.)
por .jo que ,se hace necesario restringir la libertad de las empresas ferroviarias;
tanto en Chile comó en otros países, ¡as empresas ferroviarias deben someter
sus tarifas a la aprobación del gobierno.
Otras razones que justifican esta legislaciánespecial, son los peligros que
ese monopolio puede acarrear y la ne~esidad de expropiar terrenos para esta-
blecimientos de la vía, constituyéndose servidumbres a favor de la empresa.
Esta industria del trasporte puede ser ejercida por particulares o por el
Estado, pero en ambos casos está sujeta a .jos mismos principios generales y
reglamentarios de todo porteador, contenidas en el C. !Civil y C. de Comercio.
3.Q Trasporte de cosas y trasporte de personas.-Si bien los principios
generales a que ambos se someten son los mismos, forzosamente hay que hacer
distinción, entre uno y otro."El Código de Comercio no hace muchas diferencias
entre ambos tratándose del trasporte terrestre; en cambio, en el trasporte ma-
rítimo hay un párrafo especial destinado a los pasajeros (art. 1067 a 1083).
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CONTRATO DE TRASPORTE

Características, naturaleza jurídica, elementos esanciales y personas que


en el intervienen

El C. de C. 'comienz,a diciendo en el art. 166 inc. 1.9 , que el trasporte es.


un contrato en virtu!d del oual uno se obliga por cierto precio a conducir de
un lugar a otro, por tierra, canales, lagos o ríos navegaJbles, pasajero,s o mer-
caderías ajenaJs, 'y a entregar éstas !a la persona a quien van dirigidas.
Esta definición concuerda con el art. 201::: del 'C. C. que en su inc. 1.9 dice:
"El arrendamiento de trasporte es un contrato en qu-e una parte' se com-
promete, mediante cierto flete o precio, a trasportar o hacer trasportar una
persona o cosa de un paraje a otro". •
La palabra '~priecio" es más bien genériea, la expresión "flete" se aplica
al precio del traJnsporte marítimo o fletamento. .
El contrato de transporté" es un contrato bHateral, pues impone obligacio-
nes recíprocas para ,ambos confratl:mtes: obligación de conducir para uno,
ooligación de pagar el precio- para el otro. En él intervienen: dos personas:
1) el que ha de efectuar la conducció'n, sea por ,s¡í mrStmo o por sus empleados,
y que se llama "porteador"; y2) el que' por cuenta propia o ajena ,encarga la:
conducción de las mercaderías, y que recibe el nombre de "cargador", remi-
tente o consignante. .'
No importa que el cargrudor o remitente ~ea o no dueño de las mercade-
rías cuya conducéión encarga; ello lees absolutamente indiferente al portea-
;dor, porque siempre lasreg'las aplicables al p'orteador por un lado y al car-
gador por el otro, serán h:l.S mismas.
Pero puede suceder ·que aparezca en el contrato un.a tercera pef'sona: el
"coosignatario", definido en el inc. 5 del art. 166 como, "La persona a quien
se envían 'laJs mercaderías". Y agrega: "Una mi'sma persona puede ser a la
vez cargador y consignatario"; sería el caso de .una casa comercial que tnvia
mercaúerÍas a sus sucursales. Sin !'embargo, 10 corriente es que el con.'signata-
rio sea una tercera persona distinta del cargador o remitente ..
En este caso, el consignatario no interviene en, la celebración misma :dei
contrato, pero éste produce efectos en cuan,to a él púesto que le confiere dere-
chos y le impone, obligaciones (derechos para exigir la entrega de la' cosa,
para entablar demandas contra el porteador por cualquiera circunstancia; obli-
gación de pagar el precio del 'trasporte eurundo -no ha sido pagado por el
Icmitente, etc.). La cjave de esta situación la encontramos en el art. 1449 de.l
C. C. que tiene gran aplicación, sobre todo en materia mercalnrt:il y que dice:
~'Cualquiera puede estipular, a favor de una tercera persona, aunque no
tenga derecho para representarla; pero solo esta tercera persona podrá de-
mandar lo estipulado; y mientras no intervenga su' aceptación expres-a o tá-
cita, es revocable el contrato por la solavol.untad de las partesgue concurrie-
ron a él. ,
Constituyen aceptación tácita lqs actos ques:ólo hubieran podido ejecu-
tarse en virtud del contrato". '
En co~secuencia, para qlue estas estipulaciones prod'uzcan efecto es nece-
sario que sean aceptadas por ese tercero, y el consignatario sólo tendrá los
derechos y obligaciones que le confiere el tnlt;porte u.ria vez yue haya acepta-
do expresa o 1ácitamente (estipulación por otro). El principio del arto 1449
tiene, pues, mucha importancia en materia mercantil, puesto que sirve para ex-
plicar muchas -cuestiones en otros contratos. mercantiles; como el fletamento,
el contrato de' seguro de vitla, etc.
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Puede ser que las relaciones entre el remitente y el consignatario sean
muy diversas, jurídica ,o comercialmente consideradas, pueden ser operaciones
de muy distinta naturaleza las que hayan dado origen a ese trasporte. Sin
embargo, para la aplicación de las reglas del contrato de trasporte conside-
radas en sí mismas, especialmente ,en lo relativo a ¡as relaciones del cargador
y consignatario, por un lado, y del porteador por otro, es enteramente indi-
ferente la clase de relaciones que median fuera del contrato de trasporte. No
interesa para naJda saber los contratos o negocios que pueden haber dado
origen a1 trasporte, sean cuales fueren esos contratos y los derechos de una
u otra papte ,sobre las mercaderías, siempre para el porteador no habrá más
que un remitente y un' consignatario y la situación se regirá siempre por los
mismos principios. J.nteresará conocer esas relaciones para otros efectos, para
resolver situaciones entre ellos, pero eso se regirá por otros principios y nada
tendrá que ver con el contrato de trasporte.
El úl-timo inc. del art. 166 se refiere al caso en que el porteadór toma el
nombre de "Empresa de Trasportes" y dice:
"El que ejerce la industria de hacer trasportar personas o mercaderías
por' 'sus dependientes asalariados y en vehículos propios o que se haBen a su
servicio, se llama empresario Ide trasportes, aunque algunas veces ejecute el
trasporte por sí mismo".
Ya habíamos tenido ocasión de hablar de esto al estudiar el art. 3 en lo
rdativo a las empresas. Entonces' caraoterizamos bien 10 que es la empresa
y dijimos que para que ella existiera era necesario una dedicación habitual a
esos actos, que existiera un es.tablecimiento organizado y, por último, que el
empresario desempeñara su industria por medio de empleados (Son empresas
de trasportes :la Cía. de Tracción y Alumbrado, de Santiago, la Empresa de
los Ferrocarriles del Estado, etc.).
El C. C. alude en el inc. 3 ,del art. 2013 a los empresarios de trasportes y
contit::ne exactamente la misma idea.
Seguiremos analizando las características del contrato de trasporte. Ya
habíamos dicho que era bilateral; es también a título oneroso, y, desde el punto
de vista de su perfeccionamiento, es un contrato consensual. Se ha querido
sostener que es un contrato real porque se dice que no queda perfecto siro
una vez que se entregan las mercaderías al porteador que debe conducirlas;
sin embargo no es así y hay disposiciones expresas de nuestro Código que
nos demuestran que antes de esa entrega ya hay obligaciones para las partes
y, que, por consiguiente, está perfeccionado el contrato. Así por ejemplo, antes
de la entrega tiene el porteador la obligación de recibir las mercaderías (191)
y el cargador o remitente la obligación de entregársela~ en el tiempo y lugar
convenidos (180). '
Bl contrato de rtrasporte tampoco es un contrato solemne. Si bien la ley
habla en los art. 173 y siguientes de un documento, que se otorga con ocasión
del trasporte - la carta de porte o carta guía - luego veremos que no es
obligatorio y qtle además sólo sirve co:mo un medio de prueba y no se exige
como una solemnidad del contrato.
Según el arto 167 "el traspopte participa de los caracteres del arrenda-
miento .de servicios y tlel depósito"; es una declaración de principios que bien
pudo haberse suprimido.
Participa de los caracteres del arrendamiento de servicios, porque el por-
teador se compromete a trasladar las ,mercaderías de un lugar a otro, por
..eso el C. C. se ocupa del trasporte al tratar del -col1tra'to de arrendamiento; y
participa de los caracter,es del 'depósito, porque el portea,dor se recibe de las
mercaderías, las tiene cierto tiempo en su poder y se obliga a devolverlas. Sin
embargo, nosotros podemos decir q,ue el trasporte es un contra,to con carac-
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teres propios y que bien pudo haberse prescindido de esa disposición; pero
en realidad ella tiene un objeto, porque en caso de .no haber re~las' expresas
referentes al trasporte se aplican ,preferentemente los principios del arrenda-
miento de servicios y del depósito.
En el contrato de trasporte no se toma en cuenta la persona, del porteador,
sino el servicio en sí; lo. que interesa es que las: mercaderías lleguen sanas
y salvas y en el tiempo convenido al lugar de su destino, sin que importen las
condiciones y los medios que se hayan empleado para ello. Por eso el portea-
dor goza de la misma amplia libertad para hacer el trasporte yes una situación
que se presen,ta en Chile ,con mucha frecuencia el que 'el porteador encargue
a otras personas (subporteadores) J~ conducción de las merca'derías.
Art. ltl8: "Aunque el trasporte imponga la obligación ¡de hacer, el que se
obliga a conducir personas o mercaderías puede, bajo su responsabilidad, en-
cargar la conducción a un tercero." '.
En este caso, el que primitivamente ha tomado sobre sí 'la oblig~ción
de ·conducir, conserva su carácter de porteador respecto del cargador con quien
ha tratado, y toma el carácter de cargador respecto del que ,efectivamente haga
la co.nducción ¡de las personas o mercaderías".
Tenemos, entonces, en este caso, que las mismas mercaderías, para el mis-
mo trayecto, SOn: objetO de dos contratos de trasporte: uno que ¡se celebra
entre'este último yel que llamamos sub porteador, que es el que efectivamente
hace la conducción de las mercaderías. Sin embargo, la situación legal no se
aftera en lo más mínimo, el porteador primitivo conserva siempre su misma res-
ponsabilidad a favor del cargador con quien contrató como si él hici~ia per-'
sonalmentelaconduc.ción, pero con respecto al subporteador pa~a a tener la
calidad de cargadol; pero entr~ e1 carga:dor primitivo y el sub:porteador no
hay relaciones de ,ninguna clase, porque ,cada uno ha contratado por su lado,
y no hay entre ellos una' relación jurídica. Por eso se dice q'ue para el carga-
dor primitivo y el subporteador es res 'ínter amos acta, un contrato entre
extraños, en'el cual no tiene participación alguna. .
Es fáoilentonces. determinar 'la situación d.e 'las partes: si la cosa sufre
un accidente cualquiera, el cargador primiti~o deberá dirigirse al porteador
,que, autorizado por la ley, le encargó a un tercero esa conducción; lo único
que podrá hacer será exigir indemnizaciones del s!Ubporteador para hacer
efectiva su responsabilidad. Por su parte, este último no podrá exigir el pago
de1 precio del primitivo cargador, sólo podrá exigírselo al primitivo porteador
que fué la persona con quien él contrató.
, Hay actualmente entre nosotros diven;as 'compañías de trasportes (Cía.
Trasportes Unidos, Expreso V.iUalnnga, e,te.) que se encargan ¡del trasporte
de toda clase de mercaderías de una ciudad a otra y que .las llevan desde el
mismo domicIlio del cargador hasta el mismo domicilio del consignatario.
Pues bien, estas empresas hacen el trasporte en parte, porque la mayo-
ría de las veces se hace en ferrocarril' el mayor trayecto, sin em:bargo, la res-
ponsabilidad es siempre de la Empresa Villalonga, la cual no podrá excepcio-
narse alegando que las mercaderías perecieron en poder de los ferrocarriles y
por culpa de estos.
A pesar' de la claridad de estas disposiciones y de la si1;uación, perfiecta-
mente lógica ante los principios generales del derecho, ha habido sin embar-
. go, sentencias de .nuestros tribunales que han aplicado mal es,~os principios.
Lá Corte Suprema fallando un, recurso de casación en ~l.fondo interpuesto por
los señores Cariola y Arellana en contra de: la Empresa de Trasportes Unidos,
y cambiando la errada jurisprudencia de primera y segunda instancia, sostuvo
la j'n,lerpretación que hemos dado a este artículo.
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Doctrina: "Celebrado el contrato de transporte de mercaderías de una
plaza a otra, la conducció.n, puede ser hecha por el porteador mismo o por
un tercero bajo la responsabilidad de aquel. '
No se extingue la responsabilidad del porteador por el hecho de conocer
el cargador que las mercaderías habían sido confirudas por aquel a un terce-
ro" (Sentencia de 10 de julio ¡de 1905, Revista de Derecho y]urisprudencia,
Año III, 2.(1 parte, Sección 1.(1, pág. 36).
- Hay en el contrato de transporte otros puntos que conviene señalar desde
luego y que importan una derogación de principios generales del derecho. Es
regla general establecida en el art. 1545 del C. C., que todo contrato
legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser in-
validado sino por su consentimiento mutuo y por causas legales; principio
éste que sólo tiene excepciones en cuanto a los contratos que se fundan en la
confianza .de, las partes (mandato, sociedad colectiva cuando se celebra sin
término fijo, cuenta corriente, etc.), fuera de lÜ's cuales una sÜ'la de las par-
tes no puede desligarse por su mera voluntad ,de un contrato válido. Pues
bien, el art. 169 dice: .
"El transporte es rescindible, a voluntad del cargador, antes o después
de comenzado el viaje. .
En el primer caso, el cargador pagará al porteador la mitad, y en el se-
gundo la totalidad del porte estipulado".
(Nuevamente se emplea mal la palabra "rescindir"; debe decirse "re":'
solver").
Ya veremos cómo análogos principios rigen en materia de fletamento en
lo que 'Suele llamarse "fa],so flete", o sea la suma que se paga, lo que es per-
fectamente lógico, porque se trata de una suma que la ley fija como indem-
nización de perjuicios.
Como dice el inciso 2.9 del art. 169, si el contrato se resuelve por V0-
Juntad del cargador después de comenzaído el transporte, debe pagar la to-
talidad del porte estipulado. ¿Cuál es la razón de esta dispOSición?: El COI1-
trato de transporte es Un contrato auxiliar de otras operaciÜ'nes y sería ab-
surdo exigir que el contrato de transporte se llevara a efecto siempre, aun
cuando hubieran desaparecido, respecto del cargaidor, los motivos que lu,
indujeron a llevarlo a cabo.
Por último, dentro de las ideas generales del contrato de transporte, de, ..
bemos recordar algo que expresamos al tratar de los actos de comercio (N.'
6 del art. 3). Dijimos entonces que el transporte sería mercantil, con respecto
al porteador, sólo cuando fuera ejecutado por una empresa de transportes,
y civil para el mismo cuando lo ejecutara ocasionalmente; ,sin .embargo, el
arto 171 del C. de C. parece estar en contradicción co~ estos principios,
. pues dice:
"Las disposiciones del presente título son obligatorias a toda clase dl! por-
teadores, cualquiera que sea la denominación que vulgarmente se les aplique,
inclusas las personas que se obtigan ocasionalmente a conducir pas.ajeros o
mercaderías" .
Esto significaría que el que ocasionalmente hace un transporte y no es
empresario, queda sometido a las mismas disposiciones que este último, 10
cual parece contradecir los principios del art. 3. No hay tal contradicción
porque uno y otro., se refieren a cosas distintas, puesto que el art. 171 no di-
ce que ,sea mercantil el transporte aislado, lo único que dice es que el trans-
porte ocasional verificado por quien no :sea empresario, queda sometido a las
reglas de este título. (Para los efectos de la profesión sólo serán comer-
ciantes los empresarios de transporte y no los que hacen transpo~tes ocasio-
nalmente).
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Ahora bien, con respecto q! cargador, ya tuvimos ocasión de decir que
para su calificación había que recurrir a la teoría de lo accesorio y que el
transporte sería para él civil o mercantil, según fuera el carácter de la ope-
ración principal.

2.9 De la carta de porte 1() carta guía

Art. 173. "Llámase carta de porte el documento que las partes otorgan
para acreditar la existencia y condiciones del contrato,' y la entrega de las
mercaderías' al porteador".
Ya habíamos dicho que el contrato de transporte es meramente consen-
sual y que no se necesita documen.to escrito a;lguno como solemnidad para
su perfeccio.namiento, de modo entonces, que la coarta de porte no es una
solemnidad ,del contrato, y de la letra mi'sma del ~rt. 173 se desprende que
es sólo un instrumento probatorio.
La carta de. porte es un recibo de las mercaderías que da el porteador al
cargador; no se 10 extiende sino una vez que" las mercaderías se hallan en
poder del que va a transportarlaJs, y, por el solo hecho de haberse {)ltorgado
carta de porte, se sabe que las mercaderías están en poder del porteador y
las responsabilidades que le incumben. Oracias a este carácter de la carta
de porte, puede ella servir' para Qtros fines que ya señalamos al hablar de la
compraventa, es decir, para hacer la tradición de las mercaderías que esa
carta de porte representa.
El hecho de que la carta de porte sea un medio de prueba, no significa
que se excluyan otros medios. A ese respecto, el art. 179, dice:
"¡En defecth de carta de por·te, la entrega de la carga hecha por. el car-
gador al porteador, podrá justificarse por cualquier medio probatorio".
El Art 174 contiene una disposición de c'arácter suplementario que dice:
"Convenidos los contratantes en el otorgamiento de la carta de porte,
deberán extenderla y firmarla por duplicado. . • _.
Es decir,' dos ejemplares iguales firmadbs por ambos contratantes. Tie·
ne esto gran importancia, porque uno queda en poder del cargador y otro
en pOlder del porteador, en resguardo de sus respectivos derechos. Sinem-
bargo, el Código no ha establecido aquÍ, como 10 hacía el Proyecto, dife-
rencia alguna entre los dos ejemplares. Según el Proyecto; uno de lo's ejem-'
pIares se llamaba "prihcipal" y el otro "duplicado"; cada parte firmaba un
solo ejemplar y ,se lo entregaba a la otra, 10 cual tenía una utilidad especial,
pOJ:1que al hacerse el canje de las cartas de porte, podia saherse si éste
habIa tenido lugar realmente, ya que ambas partes se devolvían recíproca-
mente los ejemplares que habían firmado; en cambio, si los dos ejemplares
son exaciÍamente iguales, como sucede hoy día, podrán cambiarse cuantas. ve-
ces se quiera sin que se pueda saber S'i se ,ha ejecutadó o no' el canje.
El Art. 175 exige que la carta de porte se redacte conforme a ciertas for-
malidades; y a este respecto debemos hacer una dobleobservaci.ón: 1) la
enumeraci.ón que aquí se indica no es ,taxativa (175, inc. final), y 2) estas
ménciones no son esenciales y la falta de una de ellas no vicia la carta de
porte 'Oi le quita su mérito probatorio (Mt. 1'77).
Art. 175 . "Lá carta de porte debe expresar:
l.'l El. nombre, apellido y domicilio del I~argaidor, porteador y consigna-
tario;
2.9 La ca:Iidad genérica de las' mercaderías, su peso y sus marcas y nú-
mero de los bu.ltos que las contengan;
3.QEl ,lugar de la entrega;
4.9 El preció de la conduc,ción;
- 10-
5.~ El· plazo en que debe hacerse la entrega de la carga;
6.Q El lugar, día, mes y año del otorgamiento, y
7.9 Cualesquiera otros pactos o condiciones que acordaren los contra.
tan tes". ,
El N.Q 2, que se refiere a la necesidad de dar todos los datos necesarios
para la identificación de las mercaderías, tiene una gran importancia, porql1t~
gracias a esas señales, 'puede el cargador o sus empleados distinguirlas de
l<lls otras y porque gracias a ellas puede el porteador distinguir las mercade-
rías qué le corresponden a cada consignatario. Tienen también sumo interés
práctico, porque generalmente el porté o flete se determina atendiendo a la
calidad de las mercaderías y a su peso. Finalmente, todas estas' menciones
sirven de base para regular después todas las cuestiones relativas a la res-
ponsabilidad en que incurre' el porteador en caso de pérdida o deterioro de
las mercaderías; a este respecto el Art. 209, concordante con el 185, estable-
ce una norma para fijar el valor de esas mercaderías.
Art. 209. "En caso de pérdida, el porteador pagará las mercaderías al
precio que tengan a juicio de peritos en el dia y lugar en que debió verifi-
carse la entrega.
La estimación se hará con .sujeción estricta a las indicaciones de la car~
ta de porte".
Art. 185. "Aun cuando el cargador no sea. propietario de las mercadt'~
rías, su,frirá las pérdidas y averías de ellas, siempre que en la redacción de
la carta de porte les hubiere atribuído una distin,ta calidad genérica de las
que realmente tuvieren.
En ningún caso podrá el cargador hacer responsable al porteador de las
pérdidas o averías que sufrieren los efectos que no se han expresado en la
carta de porte, ni pretender que los efectos expresado.s en la carta tenían
una calidad superior a la enunciada en ella".
El N.Q 3 del Art.175 consagra una de las principales menciones de la car-
ta de porte: la referencia al lugar de la entrega de las mercaderías. Durante
el curso 'del viaje este lugar puede modificarse a petición del porteador.
El N.Q 4 tiene importancia en el caso de que las mercaderías viajen 'sin
porte pagado.
El N.'> 5 tiene cierta importancia, porque una de las causales de respO'n-
sabilidad es el retardo en la entrega de las mercaderías y porque este plazo
sirve pan! apreciar la extinción de las acciones destinadas a hacer efectiva esa
responsabilidad.
Art. 214. "La responsabilidad del porteador por pérdidas, desfalcos y
averías, se extingue:
4.'> Por la prescripción de seis meses en las expediciones realizadas den-
tro de ía República, y de un año en las' dirigidas a territorio extranjero.
En caso de pérdida, la prescripción' principiará a correr desde el día en
que debió ser cumplida ,la conducción, y en el de avería desde la fecha de la
en trf!ga, d e las mercaderías".

La ,carta de porte es un documento de cn~dito que no se refiere a dinerd


sino a mercaderías, las parte.s son dueñas de darle la forma que quieran y
podrán, por lo tanto, extenderla nominativamente, a la orden o al portador.
Sien'do esta la regla general, no había necesidad de declararlo expresamente
como lo hizo el Art. F6, que dice:
"La carta de porte puede serriominativa, a la orden o al portador. El
cesionario, endos¡ltario o portador de la carta de porte, ,se subroga en todas
las obligaciones y derechos del cargador".
- 11-
La carta de porte desempeña' entonces. dos funciones principales: la
que venimo,s indicando: servir de medio de prueha del contra'to de transpor-
te; y la que vimos al tratar de la compraventa, es decir, como medio' de ha-
cer ,la tradición de mercaderías en viaje (Art. 449).
Dijimos entonces que 'éste era un modo simbólico de efectuar la tradi-
Ción, porque sin que las mercaderías cambiaran de mano, podían ser objeto
de varias trans.ferencias sucesivas; se comprende esto desde el momento que
la carta de porte repre.senta a las mercaderías mientras están en transpür-
te, porque el porteador las tiene por cuenta y riesgo, por cuenta y en nombrL
del tenedor legitimo de la carta de porte, de modo que al transferirse la car-
!a de porte se transfiere el derecho de reclamar esas mercaderías que ella
representa .
. Hay que insistir aquí en un punto que se 'olvida 'con mucha frecuencia: el
solo hecho de que se ttansfiera la carta de porte, no significa tradición de,
las mercaderías porque la tradición presume la existenda de ti,m Útulo tras-
laticio de dominio, 'supone de parte del tradente la facultad e intención de
transferir el dominio. . . .
Puede ocurrir que las mercaderías porteadas no pertenezcan al cargador
,ni al .consignatario y que ellos las envíen por cuenta ajena, en tal caso ellos
no podrían ve:nderlas ni menos hacer tradición de ella's; a pesar de esto po-
drá transferirse la carta de porte, pero su transferencia' dará derecho al ad-
quire.nte nada más que para exigir las mercaderías del porteador, sin adqui-
rir su ~dominio.
Volvemos a repetir: la carta de porte sirve como medio probatorio del
contrato y éomo medio' de hacex la tradición de las mercaderías. porteadas,
,y aunque no' es éste el único medio de prueba cnn que cuentan las par-
tes, una vez otorgada, la ley le da un valor especial.
Art. 178. "No se admitirán contra el tenor de la carta de porte, otras
excepciones que las de" falsedad, omisión y error involuntario".
• Art. 179. "En deJedo de carta de porte, la entrega de la carga hecha
por el cargador al porteador, podrá justificarse por cualquier medio proba-
torio".

3.9. De las oQligaciones y dertechos del cargador.

,Art. 166. "Denomínase cargador, remitente o consignante, el que por


cQentapropia o ajena encarga la conducción" (inc. 4. 9 ).
Art. 180. "El cargador está obligado a entregar las' mercaderías al por.
teador b.ien acondicionadas y en el tiempo y lugar convenidos, y a sumi-
nistrarle losdDcumentos necesarios pata el libre tránsito o pas<;lje de la carga"
Vemos aquí, entonces, 'Confirmada una vez más; la idea que' eXlpusimos
aceréa de que el contrato de transporte no era un contrato real, como se creía
por algunos, porque comienza a producir efectos aun antes, de haberse entre-
gado las mercaiderías. Pero ésta es una obligación en cierto modo relativa,
porque hay 'que relacionar la disposición que vimos COn -la del Art. 169 que
establece que el transporte es rescindible a voluntad del cargador antes y
después de comenzado el viaje. Por eso, el Art. 182 del C. d~ C., de acuerdo
con el 2019 del C. C. declara:
Art. 182. "No verificándose la entrega de los efectos en el tiempo y
parajes'convenido.s, pOldrá el porteador solicitar la rescisión del contrato y el
pago de la mrtad del porte estipulado; pero si pÍdiriese llevar a cabo la con-
ducción, el c,argador deberá pagarle el aumento de costos que le ocasio,nare
el retardo de la entrega".
-12 -
El Art. 180, ya copiado, establece, en primer, lugar, la obligación del carga-
,dar de entregar las mercaderí'as bien 'acondicionadas; esto tiene gran impor-
tancia para determinar la responsabilidad del porteador, porque éste podrá
llegar a eximirse de responsabilidad, probando que las mercaderías se le en-
tregaron mal acondicionadas. Por esta razón, conviene dejar constancia en la
carta de porte del estado de las mercaderías, porque sino se dice nada, habrá
que ",plicar la presunción del artículo siguiente.
Art. 181. "No habiendo carta de porte, o no enunciándose en ella el es-
falda de las mercaderías, se presume que han sido entregadas al porteador
sanas y en buena condición".
Es ésta una presunción perfectamente lógica, porque si las mercaderías se
hallan en mal estado, seguramente el porteador exigirá que se deje constan-
cia de ello en .Ia carta de porte.
Por último, la parte final del Art. 180 impone al cargador la obligación
de suministrarle al porteador [os documentos necesarios. para el libre tránsi-
to o pasaje de la carga. Hay que complementar e,sta Idisposición con la del
artículo 183.
Art. 183. "iLos comisas, multas, y en general, todos los idañás y per-
juicios que sufriere el porteador por estar desprovisto de los documentos in-
dispensables para el expedito, pasaje de las mercaderías, serán de la exclusi-
va responsabilidad del cargador".
La última obligación del cargador, y la más importan,te, es la de pagar
el precio estipulado. Sin embargo, en principio, se dice que esta obligación.
corresponlde al consignatario, y así el Art. 216 dice:
"El consignatario, además de las obligaciones que son correlativas a los
, derechos del porteador, tiene las siguientes:
2.íl La de pagar el porte y gastos inmediatamente después de vencido el
términcr que señala el Art. 211" ..
Pero esto no quiere decir que no pueda establecerse que el precio 10 pa-
gue el cargador; por el contrario, lo más frecuente será que así ocurra, por-
que generalmente el precio se paga antes de entregarse las. mercaderías al
porteador, pues, esa disposición del Art. 216 :no es obligatoria y s610 tiene
valor a faHa de una estipulación expresa de las partes.
Sólo hay un caso en que es obligatorio que el cargador pague el porte o
flete; es el contemplado en el Art. 189:
"Si el valor de las mercaderías fuere insu,ficiente para cubrir el porte y
los gastos de conservación, y por este motivo no quisiese' recibirlas el con:-
signatario, el cargador deberá pagarlos".

4.Q De las obligaciones y derechos dei porteador

Podrían agruparse todas las obligaciones del porteador en cuatro grupos,


a saber:
U Obligación de recibir los mercalderías;
2.Q Obligación de conducir las mercaderías;
3.Q Obligación de custodiar las mercaderías, y
4.Q Obligación de entregar las mercaderías.
Análisis:
1.<.> El porteador tiene la obligación de recibir las mercaderías en el tiem-
po y lugar convenidos.
Art. 191. "El porteador está Obliga-da a recibir las mercaderías en el
tie,mpo y lugar convenidos, a cargarlas según el uso de personas inteligentes,
y a emprender y concluir el viaje en el plazo y por el camino que señale el
contrato.
- ' 13
La violación ¡de cualquiera de estos deberl~s impone al porteador la res-
ponsabilidad de los daños y perjuicios causado's. al cargador".
Esta obligación es otra prueba de que el contrato de transporte es .un
contrato consensual, porque produce efectos antes de entregarse las merca-
derías, y es correlativa a esa otra del cargador, que ya señalamos de reci-"
birse de esas mercaderías. .
2.Q El porteador tiene la obligación de conducir las. mercaderías. - Es
éste el objeto principal del contrató y el porteador debe hacer esta conduc-
ción en ia forma estipulada. '
. En cua'nto a los medios de' que ha de valerse para hacerse esa conduc-
ción, genera}mente no 'se consignan porque al cargador ,esO' no le ilnteresa,
10 ún.ico que le importa es que el' transporte se haga, y en la carta de porte
se dice generalmente que el transporte, deberá hacerse por los "medios or-
dinarios". .
Sin embargo, tratándose de ciertas mercaderías, se hacen menciones es-
peciales en la carta de porte acerca de la manera de hacer la conducción y de
los medios 'que en ella se han de emplear (carro abierto o carro cerrado, ca-
rro de madera o carro de acero, etc.). Bsío tiene importancia; porque in,fluye
notablemente en el monto de las tarifas.
Én cuanto al tiempo que debe emplearse en la conducción, podemos de-
cir como regla general, que el porteador goza de la más amplia libertad.
Art. 192. "No habiendo plazo prefijado para cargar lq,s mercaderías, el
porteador cleberá recibirlas y coniducirlas en el primer viaje que emprenda al
lugar a que fueren ,9.estinadas". .
Como habría sido absurdo dejar a ·la sola voluntad d~l porteador el tiem-
po de la conducción, los comentarIstas del' Código español han entendido
que e.stadisposición sólo es aplicable a las empresas' públicas que tienen de
antemano señalados sus itinerarios y es perfectamente lógico que al contratar
con éstas no se estipule plazo, porque seguré.men,fe enviarán las merca1derías
porteadas al primer viaje. Tratándose de empresarios particulares, 'lo lÓgico
será entonces -estipular que el transporte se hag'a inmediatamente después que
el porteador se reciba de las mercaderías.
En cuanto a la ruta que deberá seguir,se para hacer el transporte, la re-
gla general es que el porteador goza de la más amplia libertad, sobre todo
cuando se trata de empresar~os públicos; pero puede señalarse expresamente
una ruta, y la ley contempla el caso de que el porteador se salga de la ruta
convenida, distinguiendo entre la variación voluntari'a y la variación forzada..
En el primer caso; ó sea, cuando habiéndos,e fijado ruta, el porteador se
sale vo,luntariamente de ella, su responsabilidad se agrava.
Art. 194. "La variación voÍuntaria de la ruta convenida hace responsable
al porteador, tanto' de las pérdidas, faltas o averías, sea cual fuere ~a causa
de que provengan, como de la multa que se hubiere estipulado".' .
Según esto,. cuando la variación ¡de la ruta proviene de' Un hecho volun- .
fado del cargador, responde de fodos los deterioros o de la pérdida de las mer-
caderías, aun cuando provengan de caso fortuito.
Cuando la variación de la ruta es i.uvo,luntaria, o sea, se produce a conse-
cuencia de una fuerza mayor (inundación que entorpece el c~mino señalado)
puede el porteador, en primer, té¡;mino, resolver el contrato (e-l Código dice
, impropiamente rescindir).
Art. 195. "Si -después de comenzado el viaje sobreviniere, un obstáculo
de fuerza mayor, el porteador podrá rescindir el contrato o continuar el viaje,
tan pronto como se haya removido el obstáculo por otra ruta o por la desig-
nada" (inc. 1). .
Pero, naturalmente, como la resolución, ,se produce aquí por uria causa
ajena a la voluntad del {:argador, no habrá indemnización de perjuicios y en
-'14 -
este caso, el porteador puede depositar ,las mercaderías en el lugar más pró-
ximo a su destino o en, el lugar de partida, cobrando la parte de camino que
hubiese andado.
Art. 195. "E1egida la rescisión, podrá depositar la carga en el lugar
más próximo al de su destino o retornarla al de su procedencia, cobrándose
el porte a prorrata del camino que se hubiere andado, tanto de ida como de
vuelta, no pudiendo en ningún caso pasar del porte íntegro" (inc. 2).
En segundo término, puede el porteador, una vez removido el 9bstáculo,
continuar ~l viaje por la misma o por ruta distinta. Esto último es ilógico,
porque si ya se ha removido el obstáculo debe continuar por la ruta desig-
nada; seguramente se ha querido decir que el porteador puede continuar el
viaje haciendo un desvío.' ~
El Art. 195 termina diciendo en su inciso final:
"Si la ruta que tomare fuere más larga y dispendiosa que la designada, el
porteador tendrá derecho a un aumento de porte; pero si después de allanado
el obstáculo continuare el viaje por la ruta convenida, no podrá exigir indem-
nización alguna por el retardo sufrido".

3.Q El porteador tiene la obligación de custodiar las mercaderías

Art. 199. "El porteador es obligado a la custodia y conservación de las


mercaderías en la misma forma que el depositario asalariado".
Ya habíamos dicho que el contrato de transporte participa de los caractE-
res del arrendamiento y del depósito y que todo depositario es responsable de
las cosas que se le confían. Es muy lógico entonces hacer responsable al por-
teádor de las cosas que se le entregan, puesto que es regla general en el e. C.,
contemplada en el Art. 1548, que la obligación de dar contiene la de entrega:r la
cosa, y si ésta es una especie o cuerpo cierto contiene además la de cons;er-
vario hasta la entrega, so pena de pagar los perjuicios al acreedor que no se
ha constituído en mora de recibir.
El Art. 199 se remite especialmente en lo demás al depositario asalaria-
do, porque el porteador recibe una remuneración (tiene esto importancia
para los efectos de la responsabilidad).
. Como consecuencia de la obligación de conservar la cosa, está el portea-
dor obligado a respo,nder de cualquiera consecuencia que provenga de alguna
acción y si tiene que hacer algún gasto, se entiende que lo hace a nombre y
por cuenta del asignatario;' quien a su vez tendrá que reembolsárselo.
(Ver Art. 1547, inc. 1. 9 , 2018, 2219, 2222 y 2235 del Código Civil).

4.1' Finalmente, el porteador tiene hi. obligación. de entregar las mercaderias


en el lugar de su destino ~ consignatario designado.

Art. 201. "El transporte obliga directamente al porteador a favor del


consignatario designado, debiendo en consecuencia, el primero entregar al se-
gundo las merca1derías, so pena de daños y perjuicios, tan luego como hubie-
re llegado con e!las a su destino.
El porteador carece de personería, para examinar la validez que tenga el
título del consignatario para recibir los efectos consignados".
Encontramos aquí perfectamente explicada la situación jurídica del con-
signatario: es un tercero en cuyo favor se ha estipulado por otra persona
(esiipulac!6n por otro); y, en consecuencia, el porteador deberá entregarí~
las mercaderías tan pronto como éstas lleguen a su destir.o, so pena de tener
que pagar indemnización ide perjuicios.
-15-
Volvemos a repetir: al porteador le ,es indiferente la causa del transporte;
para el porteador no hay sino un remitente y un consignatario al cual se
compromete a entregarle las mercaderías sin más investigaciones. No podrá
el porteador ir a averiguar si el consignatario es o no' dueño de las merca-
derías, le bastará :saber quien es ese consignatario o la persona a quien le-
gítimamente se le ha' tran.sferido la carta de porte mediante algún modo de
cesión ordinario.
Puede suceder que ei porteador no encuentre al consignatario designado
o que éste se niegue a recibir las mercaderías; en fati caso no podrá obJigár-
sele a que se reciba de ellas, puesto que no ha sido parte en el contrato, aun
cuando el porteador pueda tener gran interés en que el consignatario se reci-
ba lo más pronto posible de las mercaderías, para descargarse de la respon-
sabilidad consiguiente, 'para desocupar sus veh:ículos y darle cabida a otras
mercaderías, para obtener ,el pago del precio, para evitar cuestiones de prue-
ba posterior, etc., y es por eso que la ley ,da al porteador un medio para
desprenderse de ellas al disponer 10 siguiente:
Art. 203. "Si las indicaciones de la carta d~ porte fuéren insuficientes
para descubrir al consignatario, o si éste se eneontrare ausente del lugar, o
estando presente, rehusar recibir las merca:derías, el porteador la depositará
en el lugar que~ determine el juzgado de comercio por cuenta de quien "corres"
pon da recibirlas. '
_Este depósito no se hará sin que el estado de las mercaderías sea previa-
mente reconocido y certificado por uno o tres peritos que elegirá el mismo
juzgado".
Las condicione.s ,del transporte pueden ser modificadas durante el viaje
sin intervención del consignatario; se explica esto por la circunstancia de que
el consignatario es un tercero que no ha intervenido :en la elaboración del
contrato y respecto del cua:l no produce efectos, mientras no lo haya acepta-
do; en consecuencia, antes de ese momento, el contrato podrá ser modificado
por la sola voluntad de las partes que han intervenido en él. Además, el con-
trato de transporte debe adaptar,se a las operadonesque 10 producen, y por
eso el cargador puede cambiar el lugar del destino de las mercaderías o la
perSona misma del. consignatario primitivamente designado por otra, pero
siempre que las mercaderías no hayan Hegado al lugar de su destino, porque
'en tal caso, el contrato ya habrá sido aceptado y no podrán modificarse sus
condiciones .sino cun el consentimiento del consignatario.
ArL 187. "El cargador puede variar el destino y consignación de las.
mercaderías, mientras estuvieren en camino, ,siempre que no las hubiere ne-
gociado COn el consignatario u otro tercero, y el porteador deberá cumplir la
orden ,que para este efecto recibiere, COn tal que al impartírsele se le devuel-
va el duplicado de la carta de porte.
Cumpliendo la orden sin este requisito, el porteador será responsable de
los daños y perjuicios que acrerdite la persona damnificada por el cambio de
destino o consignación.
Art. 188. "Si la ·variación de destino exigiere el cambio de ruta o un
viaje más largo y dispendioso, el cargador y porteador acordarán la alteración
que haya de hacerse en el porte estipulado; y en defecto de acuerdo, el por-
teador cumplirá s,u obligación, entregando las mercaderías en el lugar que
designe el. contrato".
~··16-

RESPONSABILIDAD bEL PORTEADOR

Los principios sobre esta materia son básicos, porque se aplican también
al transporte marítimo.
}.Q Causales de responsabilidad del porteador. - Pueden reunirse todas
ellas en cuatro grupos. Cualqu.iera reclamación del cargador, que pudiera dar
lugar a indemnización de perjuicios, se encontrará comprendida en una de es-
tas cuatro caLLsales.
a) La infracción de la obligación señalada en el Art. 191 d~ recibirse de
las mercaderías. - Si el porteador se niega a recibir las mercaderías en el
tiempo y lugar convenidos, deberá satisfacer todos los daños y perjuicios que
con ello pudiera ocasionar al cargador. .
b)La péfldida de las mercaderías. - Puede ser total o parcial. Por el
momento, 10 único que nos interesa es precísar el concepto de "pérdid!a". En
el 'sentido vulgar, se entiende por pérdida la destrucción total de ,las merca-
derías (los vagones se vuelcan, etc.), en cambiQ.. en el sentido legal, y para
los efectos del transporte, hay pérdida siempre que el porteador no sepa dar
cuenta de las mercaderías, más todavía, siempre que el porteador no entrega
las mercaderías al consignatario en el lugar de su destino.
c) Averías en las ll,1ercaderías. - Se entiende que hay ,avería cuandt)
las mercaderías sufren un daño de cualquiera clase, sin destruirse totalmente.
Pero debe tratarse de un daño material y hay ciertos casos en que la l~y
considera a las averías como equivalente de una pérdida total.
En Derecho Marítimo, especialmente al tratar del fletamento, ,se entien-
de que hay avería no sólo cuando las mercaderías han sufrido algún daño'
(averías de daño), sino también cuando ha habido necesidad de efectuar
gastos extraordinarios o imprevistos en favor de mercaderías (avería de
gasto). Sin embargo, es ésta una situación especialísima del transporte marí-
timo y que no se aplica en el transporte terrestre. .
d) Retardo en la entrega de las mercaderías. '-- Se entiende que hay
retardo cuando no se hace el transporte dentro de los plazos convenciona-
les, legales o usuales. En cuanto a la medida de responsabilidad ldel porteador,
será muy fácil establecerla, pues, desde que el Art. 199 establece que éste es
responsable lo mismo que el depositario asalariado, habrá que' aplicarle las
reglas del depósito ya citadas.
En principio, el depósito es gratuito y conforme a los prinCipiOs genera-
les del Art. 1547, el deudor sólo será responsable de la culpa grave. Por eso
el C. C., al tratar del depósito gratuito declara en el Art. 2222 (inc. 1 y 2):
'~Las partes podrán estipular que el depositario responda de toda especie
de culpa.
A falta de estipulación responderá solamente de la culpa grave".
Pero si se estipula remuneración, entonces ya el contrato se entiende ce-
lebrado en interés de ambas partes, y conforme con el mismo Art. 1547, el
deudor deberá responder de la culpa leve.
Dooucimos de aquí que el porteador es responsable hasta de la culpa le-
ve, a virtud de la regla general del Art. 1547 y de los principios particulares,
puesto qüe· el transporte es Un contrato que se celebra en interés de ambas
partes y esa responsabilidad durará desde que se reciba de las mercaderías
hasta que las entregue al consignatario.
2.Q Causas eximentes de responsabilidad. - Son causas eximentes de
responsabilidad: a) el caso fortuito o fuerza mayor; b) el vicio propio de
las mercaderías, y c) el hecho o culpa del cargador o del consignatario.
- 17-
a) Caso, fortuita o fuerza mayor. - Es regla general establecida en e)
Art. 1547, que el deudor no es responsable del caso fortuito.
El e C. define el caso fortuito como el ~mprevisto a que es imposible re-
'sistir, sin hacer mayores distinciones, pero en doctrina se suele hacer distin-
'ción entre "caso fortuito" y "fuerza mayor", aplicando la primera expresión a
aquellos acontecimientos que provienen de fuerzas naturales, y la segunda a
'aquellos acontecimie~tos en que tiene intervención el hombre (guerras, mo-
tines, actos de autoridad, etc.). Pero, como decíamos, en nuestra ley no hay
que hacer estas distinciones, porque ambos producen iguales efectos.
Aplicando estos principios al transporte, podemos decir que el porteador
queda enteramente eximido de responsabilidad cuando la pérdida de las mer-
caderías se debe a caso fortuito.
ArL 184.• "Las mercaderfas se transportan a riesgo y ventura ,del car-
grudor, del consignatario o de la persona que invistiere el carácter de propie- '
tario de ellas, y por consiguiente, serán de su cuenta las pérdidas y averías
que sufran durante la conducción por caso fortuito o vicio propio de las' mis-
mas mercaderías, 'Salvo en estos casos.
1.9 Si u'n hecho o culpa del porteador hubiere contribuido al adveni-
miento del caso fortuito.
2." Si. el porteador no hubiere empleado tOlda la diligencia y pericia ne-
cesarias para cortar o atenuar 'los efectos del accidente que hubiere causado
la pérdida o avería;
3.Q Si en la carga, conducción' y conservación de las lTIercaderías no hu-
biere puesto ,la diligencia y cuidado que acostumbran los porteadores inteli-
gentes y precavidos". ,
Hay casos en que las 'mercaderías se destruyen a consecuencia de un in-
cendio; en este caso habrá que remitirnos a las causas mismas del hecho pa-
ra ver si hay caso fortuito o fuerza mayor, porque el incendio por sí sólo no
constituye caso fortuito, es un hecho material que ,consiste en la destrucción
de una cosa por el fuego, podrá ser caso fortuito o no según sus causas: si
proviene de un hecho irresistible e imprevisto, constituirá caso fortuito (te-
rremoto), pero si proviene !de un hecho imputable al porteador (mal estado de
los vehículos: descuido de sus empleados), es evidente que no 'puede hablarse
de caso fortuito o fuerza .mayor. •
De la misma manera, el robo de las mercaderías no es por sí ,sólo caso for-
tuito; así 10 han declarado numerosas veces nuestros tribunales y esa es la
doctrina uniforme a este respecto (R. de D9 y J. T. m, pág. 326). '
El caso fortuito o fuerza mayor puede no pwducir a veces este efecto na-
tural, de' eximir de responsabi'lidad al porteador, y ello o'currirá cuando el
'caso fortuito haya sido precisamente acompañado, o seguido dE!, culpa del
porteador. . ,
(Concuerdan a este respecto el arto 184 del C. de C. con los Arts. 1547,
1548, 1549 y 2016, inc. 2.9 del Código CMl).
b) Vicio propio ¡de las mercaid~rías. - No dice el Art.' 184 10 que debe
entenderse por vicio propio, pero se encuentra una disposición general a pro-
pósito del contrato de seguro y que es útilpara,rodos los demás 'casos en que
se trata de cuestiones de responsabilidad.
Art. 552, inc. 3.9: "Entiéndese por vicio propio el germen de destrucción o
deterioro que lle,van en sí las cosas por su propia \naturaleza o de~tino, aun-
que se las suponga de la más perfecta ,calidad en su especie".
. Vulgarmente suele creerse que vicio propio es un defecto accidental de
la cosa; puede serio, pero no es esto solo, porque puede ser un defecto inhe-
rente anáturaLeza, por perfe,cta que esa cosa sea. Así, por ejemplo, se trata de
- 18-
mercaderías que por su naturaleza están expuestas a disminución como los
líquidos (por evaporacíón), otras están sujetas a combustión espontánea (car-
bón. lanas, etc.). En todos estos casos, no se puede propiamente hablar de
"defectos", porque se trata de hechos inherentes a la naturaleza de la cosa.
Sería vicio propio el que un animal se muriera por una enfermedad anterior
durante el transporte.
Puede este vicio propio de la carga, acarrear una nueva consecuencia,
en caso de que los vehículos sufran a,lgún daño a consecuencia del vicio pro-
pio de laf' mercaderías. Al respecto el Art. 2018 del C. C. dispone:
"El que ha contratado con el acarreador para el transporte de una perso-
na o carga, es obligado a pagar el precio o flete del transporte y el resar-
cimiento de daños ocas,ionados por hecho o culpa pasajero o de su fami-
lia o sirvientes, o por el vicio de la carga".
c) Hecho propio del carglldor o del con:signatario. - Esta causal no
está mencionada expresamente en el Art. 184, pero .fluye de los principios
generales y es evidente que si el culpable Ide la pérdida, avería o retardo es
el carg;:,dor o el consignatario, no se ,puede responsabilizar de la culpa de éstos
al porteador. Así, por ejemplo, si la operación de cargar las mercaderías es
ejecutada por el cargador o sus empleados y la pérdida ocurre debido a la
mala forma en que esa operación se hizo, es evidente que no puede responsa-
bilizarse al porteador. .
3.Q Prueba de la responsabilidad. - A este respecto existe en el C. de
C. una disposición que aunque muy breve, tiene un gran alcance práctico. Nos
referimos al ine. 2. del
Art. 207. "Se presume que la pérdida, avería o retardo ocurren por culpa
del porteador". . .
Desde luego, en todo asunto que se presente al respecto, habrá que rc-
~olver previamente una cuestión de hecho (si las mercaderías se han averia-
do, cuantía de esas averías, etc.), pues bien, este artículo tiene una gran
importancia en cuanto al onus probandi, porque, al establecer que la pre-
~unción de la pérdida, avería o retardo ocurre por culpa ·del porteador, ecb
todo el peso de la prueba sobre él y el cargador o el consignatario que en-
tablen una acción de responsabilidad, quedarán libres' de la carga de la
prueba y será el porteador que pretende q'ue no es responsable quien tenga
que destruir esa presunción, demostrando que no hubo culpa de su parte
(puede hacerlo, porque se trata de una presunción simplemente legal).
Sin embargo, la ·ley habla aquí sólo de la pérdida, avería o ret,ardo, pero
nada ha' dicho de la causa cuya prueba corresponde al cargador. Pero esto
es sumamente fácil: probará en primer lugar, el contrato de transporte me-
diante la carta de porte y probará, en segundo lugar, la entrega de las mer-
caderías mediante la misma carta de porte, puesto que ésta· se otorga des-
pués de entregadas las mercaderías, ¿deberá probar que las mercaderías se
perdieron? NO, porque como hemos dicho, hay pérdida en el sentí.do legal,
110 sólo cuando las mercaderías se pierden efectivamente, sino también cuan-
do el porteador no prueba que las entregó al consignatario en el lugar el!':
su destino o· las depositó en poder de la justicia. .
Según el Art. 1698 del C. C., incumbe probar las obligaciones o su ex·
tinción al que alega aquéllas o ésta, es decir, si el cargador prueba la obli-
gación del porteador de entregar las mercaderías en el lugar de su desti~:o,
este últímo deberá probar que las entregó y si no lo hace, se. reputará que
hay pérdida (se entiende que en la acepción legal).
Cuando· lo que se reclama son sólo averías también es relativamente
fácil la situación del cargador y del consignatario, porque en la' carta de
- 19-
porte se señala el estaoo de las. -mercalderías y bastará comparar este estado
con el que presentan al llegar al l,ugar de Sl.t destino para ver si existen u
no esas averías y si procede o no acción d'e responsabilidad contra el portea-
Idor. Si. no se ha hecho esa mención en la carta d~ porte, el Código con,tem-
pla otra posibilidad que favorece al cargador o al consignatario, porque
presume que el porteador las ha -recibido en buen e.stado y en ca.so que pre-
tenda :;¡firmar lo contrário, sería 'Sobre él sobre quien recaería el onus probandi.
Art. 181. "No habiendo carta de porte o no enunciándose en ella el es-
tado de las mercaderías, se presume que han sido entregadas al porteador
sanas y en buena condición".
Parecería entonces que la disposición del inciso 2 del Art. 207 es de-
másiado rigurosa, porque,' ¿qué raz;ón ¡hay para imputar la pérdida, avería
o retardo a un hecho del porteador? En' realidad, no. hay tal excesiva rigu-
rosidad y esto que parecería una disp9sición excepcional, no es otra cosa
c¡ueuna confirmaclón de. ~os principios generales del C. C., y. aun borrán-
dola, se llegaría a las mismas conclusiones.
En primer lugar, tenemos el principio tan conocido del Art. 1698;'-. su-
pongamos que el cargador prueba haber entregado ,las mercaderías al por-
teador, -.le corresponder¿entonces a éste entregar las mercaderías conforme
a la carta de porte en el lugar de su ,destino y probar esa entrega o la extin-
ción de su obligación, por haber ocurrido la pérdida, 'avería o retardo, debI-
do a un hecho que no le es imputable. Vemos entonces,' cómo aplicándo las
reglas generales del Art. 1698 se l,lega a los mismos resultados, que parecen
tan excesivamente rigurosos del inc. 2 !del Art. 207 del C. de C. •
La situación también es idéntica a virtud de los Arts. 1547, inc. 3 y 1674
del C. Civil, con 10 cual se confirma 10 que decíam.os acerca de que este Art.
207, inc. 2, no es una disposición de rigor excepcional en contra' del por-
teador.
Por lo demás, esto se justifica por la equidad y por ,la razón: al carga-
dor o al c-onsígnatario ,le sería muy difícil averiguar la ca'usa de la pérdida,
avería o retando, los hechos han ocurrido cuando las mercaderías estaban en,
poder del porteador o ,de sus ,empleados y les sería. imposible averiguar si los
hechos, ocurrieron sin culpa' del porteador o· sus empleados o' con culpa de
ellos. También les sería muy difícil obtener medios de prueb.a. En cambio,
nada esto sucede respecto del porteador.
¿Qué es lo que el porteador deberá probar entonces para quedar libre
de responsabilidad? La ,prueba del porteador deberá ser precisa, no bastará
con que demuestre de una manera vaga que él empleó en el cuidado de la
cosa la diligenci9- de un bllen padre de familia, deberá probar que la pér-
dida, avería o retardo ocurrió por tal caso fortuito, o por tal vicio propio
\ de .las mercaderías, porque de otra manera no destruirá la presunción legal
que pesa sobre é L . . .
Hay a este respecto una sentencia que -tiene 'la importancia de haber re-
sueIto varios puntos de interés en materia de transportes y que ya citamos
tratar del caso fortuito como causa eximente de la responsabilidad del
porteador (Tomo 3, 2.;1 Parte, Secc. I, pág. 326) .
..Doctrina. - Los agentes de las Cías. de Vapores' que reciben de éstas
las mercaderías porteadas, celebran con los destinatarios un contrato de
"facto" que las obliga a' transportar las mercaderías desde la cubiei,ta del
buque hasta entregarla a los consignatarios. Por· consiguiente, habiendo reci-
bido en buenas condiciones un cajón én el puerto de Caldera, consignado a
un comerciante de Copiapó, el agente es responsable, de la entrega de dicho
cajón y su contenido en buenas condiciones. .
- 20-
Este contrato de fletamento marítimo no es como el que celebran las
Cías. de Vapores; y no le son aplicables las disposiciones que reglamentan
el transporte marítimo. .
El robo de las mercaderías, mientras éstas permanecen en poder del
porteador, no puede estimarse en derecho como un caso fortuito.
En este caso, el porteador había tratado de eximirse de responsabilidad
probando que había empleado toda la diligencia posible, pero sin probar la
causa de la pérdida de las mercaderías.
En resumen, podríamos entonces decir que siempre que exista cuestión
acerca de la causa ,de la pérdida, avería o retardo en la entrega de las mer-
caderías, deberá entenderse que es culpable el porteador, por no haber logra-
do destruir esa presunción legal del inc. 3 del Art. 207. Hay que ir, pues, al
fondo de la cuestión; así, a propósito del incendio, si el siniestro ha ocurri-
do en los vagones y éstos también perecen, no bastará con que el portea'dor
compruebe que las mercaderías perecieron a causa del incendio, . sino que
tendrá, además, que probar que el incendio ocurrió como -:onsecuencia de
un caso fortuito (un rayo), porque si este incendio ha provenido de un acto
neg1'igente de su parte (falta de lubricante) será culpable y responsable de
esa pérdida.
Tampoco podría el porteador exonerarse de responsabilidad alegando que
las mercaderías fueron robadas, porque el hecho mismo del robo no constitu-
ye caso fortuito y, en consecuencia, deberá probar que usó la debida diligencia.
(Ver sentencia de casación de 9 de Enero de 1906, publicada en el Tomo
III, !l Parte, Sección 1, Pág. 326, de la R. de Derecho y jurisp.).
Puede ocurrir que el porteador a pesar de haber probado con toda la pre-
cisión que requiere la ley el caso fortuito o la fuerza mayor que ha producido
la péndida, avería o retardo de las mercaderí~s, no se exima de responsabili-
dad. Ello ocurre cuando, como 10 dice textualmente el Art. 184 N.o 1, ha habido
un hecho o culpa del porteador que ha contribuído al advenimiento del caso
fortuito, mejor todavía cuando hay culpa del porteador antes, al tiempo o
üespués del caso fortuito. Es evidente que en este caso la carga de la prueba
pasa al cargador, porque si el porteaodor probó el caso fortuito este deberá
producir todos sus efectos ordinarios y será el cargador que alega que un he-
cho culpable del porteador ha ido acompañando al caso fortuito, quien tendrá
que demostrar este aserto.
To~as estas cuestiones se refieren. exclusivamente a la responsabilidad
del porteador y son enteramente independientes de la~ relaciones. de derecho o
.je negocio, que pudiera haber entre el porteador, el cargador, o el C0n-
signatario. Esta cuestión de la responsabilidad es, entonces, una cuesWm dis-
tinta de la relativa a los riesgos, que es ajena al tmasporte mismo y que mir",-
más bien a las relaciones del cargador con el consignatario o de tino de ellos
o de ambos con terceros. .
¿ Cuando se plantean entre esas personas, fuera del contrato de trasporte,
estas cuestiones !de los riesgos?
Pllede suceder que en un pleito sobre responsabilidad del porteador é~,te
pruebe que no tuvo culpa y que la pérdida, avería o retardo se produjo por
caso fortuito, fuerza mayor, o por vicio propio de las mercaderías, ¿quién so-
porta la pérdida o los perjuicios? Será 'el cargador' o el consignatario, según
las reglas generales de de~echo. . -
También habrá que recurrir a esos principios si el porteador, de ser lde-
darado responsable, es insolvente, pues habrá que determinar en este caso
quien debe soportar los riesgos. Lo mismo podemos 'decir para el caso en que
se declara prescrita la acción de responsabilidad en contra del porteador.
continuar
ir atrás
- 21-
'El C. de C., alude precisamente a esta materia y pone especial .cuidad'o
en distinguir perfectamente la cuestión de la responsabilidad de la cuestión
de los riesgos. Así, la primera parte del Art. 184 dice:
"Las mercaderías se trasportan a riesgo y ventura del cargador, del con-
signatario o de la persona que invistiere el caráoter de propietario !de ellas;
y por consiguiente serán de su cuenta las pérdidas y ave das que sufran ~tl­
rante la conducción por caso fortuito o vicio propio de las mismas mercade-
rías". '
Pero ia ley no es del todo exacta, porque los riesgos son de cargo del
dueño sólo cuando la cosa no es materia de' obligación y, cuando hay contra-
to, predomina el principio de que las cosas perecen para el acreedor cuanqo
ella es un cuerpo cierto. (Ya habíamos hablado algo de esto al tratar de la
compraventa) .
Por el momento 10 que nos interesa es que el Art. 184 del C. de C., no
modifica esas reglasp del C. C., como ha solido enseñarse en esta Universidad.
Así por ejemplo: si se .trata de un contrato de compraventa entre el cargador
(vendedor) y el consignatario (comprador), las pérdidas o·demás daño,s serán
de cargo del consignatario o comprador aunque no se le hubiera hecho la tra-
dición de las' mercaderías" conforme a las reglas generales que establecen que
,los riesgos son de cargo del ,acreedor. (Reglas que no han sido modificadas por
el C. de C.).

Consecuencia¡s de la responsabilidad.

Suponiendo que' el porteador sea respolllsable y que, como consecuencia


de ello, esté obligado a indemnizar daños y perjuicios por pérdida, avería o
retardo, es neces,ario detenrtinar la suma que debe pagar, ¿como hacerlo?; a
este respecto el C. de C., se aparta un poco del C. 'C., dando reglas especiales
para cada uno de estos casos. A ,fin de poder apreciar esas diferencias, es ne-
cesario recordar principios que había que aplicar en caso de silencio de la
ley mercantil; a este respecto podemos decir que en tal caso había que apli-,
ear lo dispuesto en los Art. 1556, 1557 Y 1558 del C. C.
El concepto de indemnización de daños y perjuicios abarca el daño emer-
gente y el lucro cesante. Daño emergente e.s el perjuicio que se recibe direc-
iamente; y lucro cesante,es .10 que se deja de percibir por el incumplimiento
de una obligación o por su cumplimiento tardío o imperfecto.
Art. .. 1556: "La indemnización de perjuicios comprende el daño emergen-
te y el lucro cesante, ya provengan de no haberse cumplido la obligación, o
<le haberse cumplido imperfectamente, o de haberse retardado ,el cumplimiento".
Habrá entonces que investigar y será necesario acreditar los efectos que
han producido los daños en el patrimonio del acreedor y el estado de su pa-
trimonio, ó .sea, las operaciones que no han podido realizar debido a esa falta
<le cumplimiento del deudor. Habrá que determinar también los daños que el
deudor previó o pudo haber previsto.
Si hubiéramos de aplicar estos mismos principios al contrato de Íl;aspor-
te, el cargador tendría que comenzar por probar que sufrió daño por contra-
tos Que sobre las mercaderías' se hubieren celebrado,etc., para ver en seguida
<:ual 'es el lucro cesante. Habría que examinar y p"robar si. el porteador conoció
-o pudo conocer el objeto con que .se trasportaban esas mercaderías, para ver
si el porteador previó o pudo preveer los daños que la pérdida,' av,ería o retardo
'le acarreaban al consignatario.
Para zanjar todas estas dificultades, el C. de C., ha establecido un crite-
:rio único e invariable; y al efecto en el Art. 209 dice:
- 27--
"En caso de pérdida el porteador pagará las mercaderias al precio que
tengan a juicio de peritos en el día y lugar en que él debió verificar la entrega.
La estimación se hará con sujeción extricta a las indicaciones de la carta
de porte".
E;~ta regla que a primera ·vista parece muy sencilla tiene el alcance de
modjficar sustancialmente los principios del C. C. Establece aquí la ley un
principio objetivo" porque la norma para la regulación del daño la da la mis-
ma cosa trasportada sin que sea necesario y sin que pueda siquiera entrarse
al examen de cualquiera otra circunstancia que pudiera haber influí:do en fa-
vor del cargador o ;del consignatario; en consecuencia, ni uno ni otro tendrán
que probar los efectos del daño .sufrido, bastará con que se haya establecido
alguna causal de responsabilidad respecto del porteador (pérdida, avería o re-
tardo) .
Se manifiesta con esto, una vez más, el propósito del legislador c!¡> inde-
pendizar el contrato de trasporte ¡de los demás contratos Ll operaciones que
auxilia, porque si hubiera que atender a esas relaciones sería menester apli-
car los principios generales del Derecho.
De otra manera se comprende que la situación para el porteador sería muy
difícil y que en la liquidación de todos estos contratos se suscitarían cuestio-
nes de prueba que alargarían el asu~1to colocando al porteador en la imposibi-
lidad de defenderse, porque por regla general ignorará el objeto con que esas
mercaderías se trasportan, los propósitos del cargador y del consignatario,
etc. En cambio, mediante la fórmula tan sencilla del Art. 209 del C. ,de C., sabe
de antemano que su responsabilidad no puede subir del valor de la cosa por-
teada, el cual seguramente será fácil establecerlo.
Esta disposición de nuestro C. de C., no es una novedad de la ley chilena,
pues los Códigos italiano,. español, argentino y alemán de 1865 consagran pre-
ceptos análogos al que venimos ,ana:lizan;do. Sin embargo, en el Código fran-
cés no existe una disposición como esta y hay que aplicar las reglas generales
del derecho, con los inconvenientes que hemos señalado. (La doctrina de los
autores franceses ha atacado esa situación y propicia el establecimiento de
una disposición análoga a la de nuestro C. de C.).
. Tenemos entonces que en caso de ¡pérdida, el porteador debe pagar las
mercaderías al precio que tengan a juicio de peritos en el día y lugar en que
él debió verificar la. entrega. Las mercaderías deben entregarse conforme a la
oarta de porte y si el cargador ha omitido consignar algunas de ellas, no po-
drá responsabilizarse al 'porteador; de la misma manera, no podrá' tampoco
el cargador pretender que las mercaderías porteadas sean de una calidad su-
perior a la indicada en la carta de porte.
En caso de avería, hay que. distinguir entre avería total .y parcial. Se dice
que la avería es total, cuando las mercaderías quedan inútiles para .su venta
y consumo y en este caso, la ley la ha asimilado a la pérdida: total obligando
ai pDrteérdor a pagarlas íntegramente, en la misma forma y con arreglo a las
mismas bases que ya vimos. (En vista de esto las mercaderías averiadas que-
dan en propiedad del porteador). .
Art. 210: "Averiadas las mercaderías hasta el punto de quedar inútiles
para su venta y consumo, el consignatario podrá abandonarlas por cuenta del
porteador y exigir su valor en los términ'os del precedente artículo". (Inc. U).
Tenemos entonces que eL cargador o el consignatario tienen, en caso de
avería total, una doble acción alternativa: cobrar el valor de las mercaderías
t1 abandonarlas. (Podría esto último considerarse como un modo especial de

adquirir el dominio en materia comercial).


Una situación parecida a la que venimos observando veremos más tarde
en materia de seguro' marítimo, en el cual en casos exc.epcionales y cuando
- 23-
las partes asi 10 acuerdan, puede el asegurado hacer la "dejación" abandonan-
do el resto de las cosas aseguradas .a favor del asegur,ador. En este caso se
presume que el siniestro es total y puede cobrarse la totalidad del seguro con-
v'enido.
Cuando la avería es sólo parcial, el consignatario sólo puede cobrar el im-
porte del menos'cabo; Habrá ql.Je averiguar entonces el valor de las mercade-
rías en ,estado sano en el día y lugar de la entrega.
"Si la avería solo hubiere producido disminución en el valor de las mer-
caderías, el consignatario deberá recibirlas y cobrar al porteador el importe
del menoscabo. . '
Hallándose entre las mercaderías averiadas algunas piezas enteramente
ilesas, el consignatario estará obligado a recibirlas, salvo que fueren de las
que componen un juego" (Art. 210 inc. 2 y 3) .
•En cuanto al retardo, el C. de C., se ocupa en el Art. 206 de la manera
de fijar los efectos de la cláusula penal o muIíaque pudiera haberse estipulado.
Art. 206 "Estipulada una ,multa por indemnización del retardo, el consig.:.
natario podrá hacerla efectiva por el mero hecho de la demora y sin necesi-
dad de acreditar perjuicio, deduciendo su importe del precio convenido.
El pago de la multa no exime al porteador de la obligación de indemnizar
los perjuicios que el interesado en el arribo de las mercaderías hubiere sufrido
por ~fecto directo o inmediato del retardo". . .
(Concuerda con los Art. 1535 y 1542 del Código Civil).
Pero, en caso que no se haya establecido multa no podrá aplicarse 'esta dis-
posicjón y habrá que recurri'r a los principios del C. C. Esto, en realidad, es
inexplicable porque la misma razón de los. casos anteriores concurre en éste.
Habrá que seguir entonces todo el procedimiento engorroso que estáblece el
D.Q Civil; significa una inconsecuencia de la ley, habría sido preferibile esta-
blecer una indemnización alzada basándose en .las mismas con1diciones del
trasporte. (Asi por .e}emplo;establecer que si el retardo es de tal tiempo, la
indemnización será la 3.;t parte del porte o flete, etc.).
Para el caso de que h'aya una estipulación expresa de multa, ya vimos
que el Art. 206 daba algunas reglas especiales modificatorias del C. C.
El inciso 1 no es sino una confirmación de 10' dispuesto en el Art. 1542 del
C. c., y no tiene nada nuevo. .
Pero el inc. 2 introduce una modificación de cierta importancia al 1543,
porque según este último:
"No podrá pedirse a la vez la pena y la indemnización de perjtlicios, a me-
nos ,de haberse estipulado así expresamente; pero siempre estará al arbitrio
del acreedor pedir la indemniz'acióri o la pena". ,
En cambio, según el ArL 206 inc. 2 de !C. de C., el pago de la multa no
exime al porteador:
"El pago de la multa no exime al porteador de la obligación del i¡¡demni- .
zar los p~rjuicios que el interesado en el arribo de las mercaderías hubiere su-
frido por efecto directo o inmediato del retardo".
Seg¡(¡n 'esto, en materia comercial 'se acumulan ambas cosas sin neces,idad
de autorización expresa; pero esta es una regla especial para el caso de multa
por retardo y en caso alguno cabrá caplicarlo tratánJ,dose de pérdida o av.ería.
Las. acciones de i:esponsabilidad por pérdida, avería o retardo pueden ser
ejercitadas por el cargador o por el consignatario {lera nD por ambos, a la vez;
por 10 general, quien la ejerza será el consignatario,' siempre que sea una per-
sona distinta del cargador y haya aceptado. Pero no podrán interponerlas per-
sonas ajenas al contrato de traspoTte, como sería por ejemplo un tercero que
dice ser dueño de las !TIercaderías.
-. 24-

Causales de extinción de la responsabilidad.

El C. de C., ha establecido dos órdenes de causales de extinción de la res-


po'nsabilidad: 1) La caducidad inmediata de la acción, que en D,Q Marítimo
se llama "excepción de inadmisibilidad"; y 2) Las prescripcidnes de corto
plazo.
Se refieren a la caducidad inmediata los números 1:), 2.9 y 3.Q del Art. 214
del C. de C., que fué tomado literalmente del Art. 105 del Código francés, de
los cuales se desprende que para que ella proceda es necesaria ,la concurren-
cia de los sigUientes requisitos: a) que haya habido recepción de las mercade-
rías por el consignatario; b) pago del porte y gastos; c) que estos ~dos actos
(recepción de las merc3lderías y pago del porte y gastos) emanen de la mis-
ma persona; d) que haya habido de parte del consignatario la posibilidad de
examinar las mercaderías; y e) que no se haya formulado reserva 'alguna.
Si el consignatario recibe las mercaderías, las examina, paga el parle y
no formula reserva alguna, la ley presume que no tiene reclamo que hacer y se
produce la caducidad inmediata. Si no concurren en el mismo momento las cin-
co circunstancias anotadas (el comprador se resiste a recibir las mercaderías,
no paga el precio, no las examina o hace alguna reserva) el porteador sigue
siendo responsable.
No establece la 'ley la forma de hacer la reserva, pero el consignatario de-
berá buscar una manera de formularla que le haga fácil más tarde su prueba.
(Por lo general la hará por escrito).
Art. 214: "La responsabilidad del porteador por pérdidas, desfalcos y
averias se extingue:
1.'1 Por la recepción de las mercaderías y ,el pago del porte y gastos, salvo
que cualquiera de estos actos fuere ejecutado bajo la competente reserva.
El canje del original de las cartas ,de porte prueba la recepción de las ITler-
caderías y el pago del porte y gastos.
2.Q Si el consignatario recibiere los buJíos que presenten señales exterio-
res de faltas o averías, y no protestare en el acto de usar de su derecho.
3.'1 Si notándose sustracción o daño al tiempo de abrir los bultos, el con-
sIgnatario no hiciere reclamación alguna dentro de las veinticuatro horas si-
guientes a la recepción".
El inc. 2 del N.Q 1 tenía razón de ser en el Proyecto, según el cual cada
parte firmaba un solo ejemplar que canjeaba más tarde con el ejemplar qU\!
firmaba la otra parte y que se devolvían recíprocamente al término del con-
tra:to, a diferencia de 10 que· ocurre hoy idIa en ,que las partes deben firmar am-
bos ejemplares, con lo cual no puede saberse por el solo examen de los tiOC\!-
mentos si se ha operado el canje ,o no.
Todas estas reglas son aplicables sólo en caso de pérdida parcial o de
averias. No pueden aplicarse en el caso de pérdida total de las mercaderías
porque suponen que estas han sido recibidas.
Prescripción de corto plazo:- Esta forma de extinción tiene el mismo pro-
pósito, de que no subsista por largo tiempo la responsabilidad del porteador.
Art. 214: "4.9 Por la prescripción de seis meses en las expediciones reali-
zadas dentro de la República, y de un año en las dirigidas a territorio extran-
jero".
"En caso de pérdida, la prescripción principiará a correr desde el ,día en
que debió ser cumplida la conducción, y en el de avería desde la fecha de l::t
entrega de las mercaderías".
-- 2-5 -
Hay que ver como se combina la prescripción con la carl.ucidad. Desde
luego, en la prescripción quedan ,comprendidas las acciones por pérdida total.
En cuanto a las acciones por péí'dida parcial pueden extinguirse por cualquie-
ra de las dos causales. La prescripción funcion'ará respecto de aquellos casos
en que no tenga lugar- la ca1ducidad inmediata. Asi, puede no extinguirse por
caducidad inmediata cuando faltan algunas de las condiciones de ese artículo,
por' ejemplo: falta de pago, o cuando habiendo habido pago y recepción de las
mercaderías, ha formulado protesta el' consignatario; aquí no' opera la caduci-
dad, y entra a jugar la prescripción.
Por último, hay .otras acciones que ¡no se extinguen por caducidad: son
las acciones por retardo, las, cuales, por el hecho de no eS,tar indicadas' en
el encabezamÍento de este Art. 214, quedan sometidas a los plazos del -D.'"
Común: Veinfe años. '
El 'sistema Ide 'la leyes complicado; habría sido preferible establecer un
plazo más corto de prescripción; -en Francia se 'han suprimido esas, condiciones
y se han establecido plazos más cortos.
Estas disposiciones que acabamos de estudiar se encuentran establecidas
en interés del misl11 0 'porteador, y, por lo mismo,' no debe aplicarse e:n,aquellos
casos en que el porteador no sea digno de esa extinción. - ~
Art. 215: "Las disposiciones del ~rtículo precedente se refieren exclusi-
-.amente a las responsabilidades provenientes del mero hecho o culpa del por-
teador.
Las que nazcan de fraude, inHdelidad o delito, sólo -se extinguen por el-
vencimiento de los plazos que establece el Código Penal".
La ley se refiere a las acciones que haya (:ontr-3:' el porteador; en cambio
respecto a las acciones del cargador contra el consignatario para el cobro de
los gastos, no hay plazo ni regla especial, de modo que quedan sometidas a
1as reglas generales del C. C. (20 años y. .

Privilegio de que gozan las acciones. contra el porteador.


Hayal respecto una disposición especial en el C. de C., y que establece
una preferencia que no existe en el C. C.
Art. 190: "El cargador. tiene preferencia sobre todos los acreedores del
porteador para ser pagado del importe de las indemnizaciones a que tenga
derecho por causa de retardo, pérdidas, faltas o averías, con el valor de las
'bestias, carruajes, barcas, aparejos y qemás instrumentos principales o acceso-
rios del trasporte". '
Es, pues, un privilegio que tiene el cargador; pero este privilegio no se ejer-
ce sobre todo el patrimonio del deudor, sino sobre aquellos bienes que han
servido para ,el trasporte; y establece una r~lación e.stre.cha entre los bienes
y el crédito de ,la preferencia. Esto se encuentra en 'contradicción con otras
dis,posiciones. Según la forma como está redactado este a"ftículo, parece que
'fuera un privilegio de primera clase o superior, pues ¡dice: "sobre todos los
acreedores". Pero .está en desacuerdo con el sistema de preferencia establecido
en el C. C., y en los casos de quiebra en el C. de C. Decimos que está en des-
,u'cuerdo con el 'sistema de graduacio'hes_ de créditos; porque el C. c., -establece
- <cuatro olases, los de primera están enumerados en el Art. 2472, y son créditos
que se ejercitan sobre todo el patrimonio del1deudor y no sobre bienes determina-
dos; y en cambio, aquellos privilegios que se refieren a bienes determinados los
cüloca enl la :s,egunda dase .el Art. 2474. Por con'siguiente, si el privilegio del car-
gador se ejercita únicamente sobre los instrumentos que han servido para el
-trasporte de mercaderías, lógicamente debería ser de segunda.
- 26-

Privilegio del port~or por los créditos que tenga contra 'el cargador
o consignatario.

Esto era lógico que se reconociera. El porteador puede tener acciones: I.Q
para el cobro del porte, 2.Q para el cobro de los gastos en que hubiere incurri-
do en el porte (embalaje, etc.) 3.Q para el cobro de indemnizaciones, en el ca-
so de ,que las mercaderías adolecieran de un vicio propio. El e. de c., en el
Art. 212 le reconoce un privilegio, pero en este punto hay diferencias con el
e. e. Recordemos el Art. 2474 del C. C., que en su N.9 2 coloca entre los cré-
ditos de segunda clase, el del acarreador o empresario de traspoqtes, sobre
los ,efectos acarreados que tenga en su poder o en el de sus agentes o depen-
dientes, hasta concurrencia de lo que se deba por acarreo, espensas y dañOS;
con tal que dichos efectos sean de la propiedad del deudor" . 'Conviene llamar
la atención a dos puntos: 1.9 rec.onoce este privilegio sobre fas efectos que ten-
ga del cargador y desde el momento en que el acarreador se desprende
de esos efectos deja de ser privilegio; 2.Q que este derecho se reconoce
sólo sobre aquellos efectos que tenga en su poder y que sean de propiedad tlel
deudor. El C. de C., no exige ninguna de estas dos condiciones; reconoce un
privilegio de la misma naturaleza. (2.'1 clase), limitado a los efectos que el por-
teador conduzca. Luego ese privilegio no desaparece por el hecho de que las
mercaderías salgan de manos del porteador, ni exige que sean de propiedad del
consignatario.
Art. 212: "Sobre los efectos que el porteador conduzca, goza de privile-
gio para ser pagado, con preferencia a todos los demás acreedores que el pro-
pietario tenga, del porte y gastos que hubiere hecho.
Este privilegio .se trasmite de un porteador a otro hasta el último que ve-
rifique la entrega".
Como vemos, no exige que estén las myrcaderías en poder del porteador;
y su diferencia con el C. C. queda más marcada, ,con las palabras con que se
presentó en el mensaje; hay un párrafo en que se llama la atención a este pri-
vilegio. Se ha querido que no se retarde el trasporte mercantil y la entrega ,de
~as mercaderías al consignatario, so pretexto de ,perder sus privilegios. Por
consiguiente, el porteador puede entregar .las mercaderías y siempre se mantie-
ne su privilegio. Y 'al mismo tiempo no se ha querido que este privilegio sub-
sista largo tiempo después de entregadas las mercaderías, porque :s.erían un
estorbo para las transacciones. Por eso, al mismo tiempo que se ap'artó del
C. C., en el Art. 213 del C. de C., puso ciertas limitaciones.
Art. 213: "Cesa el privilegio del porteador:
1.'1 Si las mercaderías hubieren pasado a tercer poseedor por título legal
después de transcurridos tres días desde la entrega;
2.9 Si dentro de un mes, contado desde la fecha de la entrega, el porteador
no hubiere usado de su gerecho".
Esto confirma· que existe el privilegio después de la entrega, pero sólo
hasta tres días y un mes después de esa entrega en los casos que señala. ESi()
si, que es sólo 'el privilegio el que se pierde y no el crédito; no se trata de
extinción de acciones. En cuanto al rango mismo del privilegio se presta este
artículO para un análisis igual al del Art. 190. Se emplean los mismos térmi-
nos, dice: "con preferencia a todos los demás acreedores"; sin embargo no es
así, ya dimos la razón por que es ;de 's.egunda clase, es. análogo al N.'1 2 Art.
2474 del C. le., puesto que se ejercita sobre determinados bienes.
- 27-

5.9 De las obligaciones y derechos del consignatario.

, Cuando .el consignatario es persona distinta del cargador, entonces no


está obligadQ a ninguna prestación del trasporte. El consignatario una vez que
acepta las mercaderías, entonces éstá sujeto· a las obligaciones que indica 'el
Art. 216: "El consignatario; además de las, obligaciones que son .correla-
tivas a los derechos del porteador, tiene las siguientes:
1.9 La de otorgar al porteador recibo de las mercaderías que éste le enfre-
gare, siempre que, por no haberse extendido carta de porte o por haberse ex-
traviado, no pueda realizarse el canje de que habla el núm. 1.9 del Art. 214".
El consignatario está obligado a p'agar el po¡;te, salvo que las mercaderías
viajen con porte pagado, 10 que es muy común hoy día, es decir, que el cárga-
dor pague el porte. Todo esto no significa que se prive al porteador de acción
eontra el' cargador, puede dirigirse también contra él cuando es de una, plaza
a otra, se dirigirá contra el consignatario, pero si éste no le paga o no 10 en-
cuentra, entonces se verá en el caso de deposita!' las mercaderías y de "hacer
aso del derecho del Art. 211.
Art. 211: ',Pasadas veinticuatro
r * horas desde
.la entrega de las mercade-
rías, el porteador puede cobrar el porte convenido y las espensasque hubiere
hecho para la conservación de eUas. '
No obteniendo el pago, podrá solicitar el depósito y venta en martillo (~e
las que considere suficientes para cubrirse de su crédito".

6.9 Reglas eSpieciales relativas al trasporte aju.stado con empre¡s¡arios públicos.

Hay que hacer la distinción entre empresarios públicos y particulares.


Art. 172: '~Hay empresarios particulares y empresarios públicos de con-
ducciones.
Son emptesariosparticulares los que, ejerciendo la industria de conduc,-
tor, no han ofrecido al público sus servicios y se encargan libremente de la
conducción de personas o mercaderías a precios convenidos. •
Son empresarios públicos los que tienen anunciado y abierto al público un
establecimiento de conducciones y las ejecutan en los períodos, por el precio
y las, condiciones que prefijan sus anuncios".
Dentro de los empresarios públicos hay que hacer otra distinción, y esto es,
en cuanto al trasporte por ferrocarril, los cuales: necesitan una legislación e~pe('Íal,
pues tienen el carácter de servicio público y. además importa' a vec,es un mo-,
nopalio de derecho, cUéllndo ha sido establecido por decreto, diciéndose que
en la :m¡'sma zon-ade atracción no se permitirá establecer otra línea dentro
de cierto tiempo. Pero aunque no haya, este monopolio de derecho, existe el'
monopolio de hecho, pues desalojan a los demás medios de locomoción,' que
no pueden competir con la misma seguridad, rapidez,y precios, aun cuando'
hoy día se han establecido empres·as de autobuses.
Se' deduce que los que tengan que efectuar conducciones por ferrocarril
no tienen la' misma libertad para contratar y fijar sus condiciones 'como 'l'ería
con una erripresa particular. Además,. tratánLiose de estas empresas el principio
mdamentaI es la intervención gubernativa, tanto para $U constitución como·
para sus tarifas y condiciones.
Legislación sobre Ferroca.rriles.~La primera ley que hubo fué la Ley Ge-
lleral de Policía de Ferrocarriles de 1862 (6 de agosto), que ha sido modificada
-. 28 ,--
por decretos posteriores, y hoy está refundida en un texto .definitivo, fijado
por el D.C.F/L N.Q 292, publicado en el Diario Oficial. el 30 de Mayo de 1931.
Dentro de las empresas .ferroviarias existen los empresarios públicos de
trasporte ferroviario, sujetos a otra legislación especial. Los Ferrocarriles del
Estado se rigen desde luego por la Ley General de Ferrocarriles, cuyo texto
definitivo ya citamos, y además existe una Ley Especial de Ferrocarriles del
Estado, D;C.F/LN.9 167 de 12 de Mayo de 1931 (publicado en el D. Oficial el
27 de Mayo de 1931). En general, se les aplica también en toda su amplitud los
principios que hemos estudÍado, ya sea para todo porteador, o para los em-
presarios públicos de trasporte.
Art. 219: "Los empresarios públicos de trasportes están sujetos, no solo
a las disposiciones del presente título, sino también a los reglamentos que se
dicten para regularizar el ejercicio de su industria".
Art. 220: "El contrato de trasporte de pasajeros o merca:1erías se entien-
de ajustado bqjo las condiciones que contengan los reglamentos y anuncios
de la empresa, sin perjuicio del derecho de las partes para agregar otras según
las circunstancias". .
Ha habido cuestiones acerca del alcance de esta disposición, pues se ha
querido darle una interpretación demasiado extensa basándose en que de su
tenor literal se desprende que las empresas tienen amplias facultades par.1 fijar
sus condiciones. Sin embargo, ellas no pueden tener otro alcance que el indi-
cado en el Art. 172 que define los empresarios públicos, como aquellos "que
tienen anunciado y abierto al público un establecimiento de conducciones y
las ejecutan en los períodos, por el precio y las condiciones que prefijan sus
anuncios". .
Se trata aquí de lo que en Derecho suele llamarse "contrato de adhesión",
porque no hay discusión previa entre las .partes acerca de las diferentes estipu-
laciones; este contrato está propuesto de antemano por una de las partes, que
le ofrece a la otra, la cual debe aceptar o no contratar. (Alg'O parecido ocurre
en el seguro, el fletamento y otros contratos del D.Q Marítimo )1.
De ningUna manera puede interpretarse esta disposición en el sentido ele
que se haya dado a los empresarios públicos una facultad tan amplia por la
cual llegara hasta derogarse aquellos preceptos que según la ley no son me-
ramente interpretativos de la voluntad de las partes.
Bn la Ley de Policía de Ferrocarriles ele 1862 había una disposición que
Uevaba el N.9 2 Y que era análoga a la del Art. 220 del C. de e, quel venimos
comentando, y respecto de la cual también se suscitaron cuestiones.
Los empresarios públicos de trasporte deben llevar varios libros, fuera de
los comunes a todo comerciante.
Art. 222: "Los empresarios están obligados:
I.Q A llevar un registro en que se asienten por orden progresivos de números
el dinero, efectos, cofres, valijas y paquetes que conduzcan".
La obligación de lIev.ar estos registros tiende única y exclusivamente a
facilitar la prueba en contra del porteador y a resguardar los derechos del car-
gador que contrata con él; esta obligación no tiene por alcance el eximirlo
de esa responsabilidad ni modifica tampoco los principios generales de la
prueba, porque si el porteador no lleva este registro o no hace en él las ano-
taciones :del caso, nada le impide probar lo que alega por cualquier otro medio
autorizado por la ley.
"2.9 A dar a los pasajeros biI1etes de asiento, y otorgar recibos o conoci-
mientos de los objetos que se obligan a conducir".
Como vemos, este número se refiere al trasporte de pasajeros y de él
hablarerhos separadamente.
- 29. -
"3.Q A emprender y conciuír sus Viajes en los días y horas que fijaren sll~
anuncios,aun cuando no estén tomados todos los <!sientos, ni tengan los efec-
tos necesarios para completar la carga".
Art. 223: "Los empresarios deben hacer sus asientos en los registros sin.
necesidad de requerimiento de parte del viajero o cargador, y atíncuando éste
oponga resistencia ,fl ello".
Los reproducimos sin comentarios.
El Art 224 contiene una definición que es necesario pl'ecisar en su alcance,
porque ha: dado lugar a dificultades. (Haremos e~te análisis en relación con
el Art. 228 del C. de C., y 94 de la ley actual de ferrocarril~s.
Art. 224: "Respecto del contenido de los paquetes, cofies o cajones, cual-
quiera que el sea, estará el pasajero o cargador obligado a dec;lararlo a re-
querimiento verbal del empresario o sus agentes o factores".
En principio, aunque no se 10 diga expresamente, podemos decir que esta
disposición no establece la obligación dei cargador o pasajero de declarar
si,empre el contenido de sus bultos o paquetes; exisJira esta obligación sÓ'lo
cuando el porteador lo requiera' para ello.' Tampoco establece esta disposición
que la falta de esta, decl'aración acarree la consecuen¡;ia de eximir de respon-
sabilidad al porteador. (No lo ha dicho expresamente la ley ni se deduce de
ninguna de sus disposiciones).
El único caso en que la omisión de esta declaración exime de res,pol1sabi':·
lidad .al porteador es aquel a que se refiere el Art. 228 del C. de C., que con-
templa ,.lTI caso especialísimo y que dice a la letra:
"Los empr,esarios no serán responsables del dinero, alhajas, documentos
O efectos >de gran valor que contengan los' cofres, paquetes o cajones traspor-
tados, si al tiempo de la entrega los pasajeros o cargadores no hul;>ieren de-
elarado~ su contenido".
Esto se explica, porque tratándose de objetos de gran valor y de pequeño
volumen se requieren cuidados especiales, ya que están más fácilmente expues-
tos a perderse y su pérdida acarre.a mayores daños para el cargador 'y para el
remitente y mayores responsabilida:des para el. porteador. Por eso la ley ha
establecido que el cargador advierta de esto al porteador, a fin de que lE' pres-
te el cuidado debido. _ -
Se ataca esto en doctrina; púes. se dice que el port~ador tiene ·la obliga-
ción de cuidar todas las cosas por igual, pero es justo que se proceda así
cuando, se trata de objetos de esta naturaleza ..
Por su parte, la Ley de Ferrocarriles actualmente en vigencia ha mante-
nido disposiciones an.alogas a la ley del 62, al decir en sus Art. 94 y 90 inc. 2.Q :
Art. 94: "Todo remitente de mercaderías deberá hacer declaración pre-
via de su número, peso, clase y calidad. La falsedad de esta declaración exime
a laempres·a de torda responsabilidad y le da derecho a aplicar la tasa adicio-
nal ROl' falsa declaración que se encuentra establecida en las tar.ifa~".
,Se nota la diferencia de estas disposiciones con· el Art. 224, porque mi~n­
tras este último impone esta obl,igación al remitente ~ól0 cuando 10 requiere el
porteador, el Art. 94 de la ley de F.F.C.C. le impone esta obligación en todo
caso. Además este mismo artípulO 'no sanciona la falta de declaración con la
irresponsabilidad del· porteador, sino que sólo exime :de responsabilidad a la
empresa cuando esa declaración es falsa, pues agrega: "La falsedad de esta
declaración exime a la empresa de toda responsabilidad".
El ArL 225 del Código se refiere al Trasporte de Pasajeros, y al efecto
dIspone:
"Los pasajeros no están obligados a hacer registrar los sacos de noche,
valijas o maletas que según la costumbre no pagan porte; pero si se entre-
- 30-
garen a los conductores en los momentos de la partida, los empresarios que-
dan obligados a su restitución".
El Art. 226 no agrega nada nuevo a las reglas generales. conocidas, pues
dice; I

"'En caso de pérdida de los objetos entregados a los empresarios, a sus


agentes o factores, el pasajero o cargado: deberá acreditar su entrega e im-
porte" .
En cambio, en el Art. 227 encontramos una disposición original y que ra-
ras veces se aplica en la práctica, dice en su inc. 1.<:>;
"Si la prueha fuere imposible o insuficiente para fijar el valor de los ,ob-
jetos perdidos, se deferirá el juramento al pasajero o cargador acerca de este
sólo punto".
Es este uno de los casos de aplicación del medio de prueba llamado "ju-
ramento estimatorio" (recae sobre el valor de la cosa objeto del litigio). Pa-
recería esto un exceso de confianza en .el cargador, pero ello se ha subsana-
do estableciendo que la apreciación del valor de esta prueba constituye una
facultad discrecional del tribunal y al efecto el inc. 2 del Art. 227 dice:
"Después de prestado el juramento, el juez determinará prudencialmente
la cantidad que deban pagar los empresarios por vía de indemnización, aten-
dida la clase y moralitdad del reclamante, su posibilidad pecuniaria y las cir-
cun~rancias especiales del caso". '
El Art. 229 se refiere al valor que pueden tener ciertas cláusulas limitati-
vas de la responsabilidad del porteador que suelen figurar en los mismos bi-
lletes impresps que entrega la empresa y 'así dice:
"Los billetes impresos que entregan los empresarios con cláusulas limita-
tivas de su responsabilidad a una determinada cantidad, no los eximen de in-
demnizar a los pasajeros y cargadores, con arreglo a los artículos preceden-
tes, las pérdidas que justificaren haber sufrido".
Suelen encontrarse en las boletas de carga, cartas de porte, y aún en los
reglamentos de estas empresas, disposiciones que en ciertos casos limitan la
nisponsabilidad de estas últimas, cualquiera que sea el valor de la cosa por-
teada, a una detenninada suma (por ejemplo $ 50).
Pues bien, en conformidad a esta disposición del Art. 229, esas cláusulas
no tienen valor y, para los efectos de la responsabiliúad del porteaUor, habrá
Rencillamente que aplicar las disposiciones pertinentes que ya hemos visto. A
este respecto hay una sentencia muy interesante de la Corte Suprema que
nos evita el entrar en mayores explicaciones sobre este punto, porque en ella
se hace un análisis muy detenido y prolijo de estas disposiciones, especialmen-
te 0e los arts. 220, 224 Y 228 del C. de C., y 48 de la Ley de Policía de F.F.C.C.,
de 1862, que figura con el N.Q 94 en la ley actualmente en vigencia.
Esta sentencia es de fecha 9 de Agosto de 1898, fué dictada en un juicio
de Martínez Hnos., con la Empresa de los F.F.CC., del Estado, y fué publi-
cada en la Gaceta de los Tribunales de 1898, Tomo II, pág. 179 N.<:> 171.
Resumen:- Los se~res Martínez demandaron a la Empresa de los F.F.
e.c, del Estado porque las mercaderías que enviaron se extraviaron y no se
las entregaron, pidiendo que se les reembolsara su valor con indemnización de
perjuicios. La empresa se excepcionó alegando que el accidente había ocurri-
do por causa imprevista (algunos animales' habían entrado a la vía y la lo-
comotora se había volcado siendo que esta tiene la obligación de cerrar la
vía) y que a pesar de haberse puesto policía al cuidado de las mercaderías
éstas se habían perdido en medio de la confusión y que aún en el supuesto,
la empresa estaba libre de responsabilidad desde el momento que había em-
pleado la debida diligencia, y como se ,trataba de bultos cuyo contenido no ha-
- 31
bía sido manifestado, su responsabilida'd estaba limitada a $ 50. La sentencia
de primera instancia condenó a la Empresa ,a pagar sólo $ 50 por bulto; pero
la C. Suprema revocó' este fallo y entre otros considerandos, dijo: qU,e el por-
teador está obligado a la custodia de las mercaderías ..¡., que la pérdida se
presume por culpa del porteador a menos que pruebe caso fortuito, que el
artículo contiene una excepción 'que -sólo se refiere a joyas, dinero u otros'
efectos de gran valor y pequeño volumen ... , que la Ley de Policía de Ferro-
carriles consagra principios análogos .• "., etc. Con el mérito de todas estas,
consideraciones dió lugar a la dem~nda y condenó a la Empresa al 'pago del
valor total de las mercaderías, previo informe pericial.' .
Esta cuestión de las cláusulas limitativas de responsabilidad es muy am-
plia. Tienen !,!l carácter de verdaderas cláusulas penales y la ley limita sus
efectos tratándose de empresarios públicos, pero tratá,ndose de empresarios
privados o particutares, la cuestión es más vasta y difícil de resolver, porque
hay que determinar también' si puede legalmente. estipularse la irresponsabili-
dad del porteador.
Por el momento, nos limitaremos a indicar las disposiciones de nuestro
Códigó que sirven para r,esolver la cuestión. Desde luego, parece que en Chile
debe reconocerse plenamente el valor de estas cláusulas con la distinción de
que el porteador puede eximirse de 'responsabilidad, respecto de su hecho
'propio o de sus empleados que importen' culpa leve o levísima, pero no de los
que importen culpa grave o dolo. En efecto, el C. C., al tratár ¡del a~r~ndamien­
to de trasporte, en su Art 2015 inc. 2. 9 , ,contiene una frase de mucho interés
en este caso; dice: "Es asimismo responsable de la destruccióh y deterioro,
de la carga, a menos que se haya estipulado 10 contrario, o que se pruebe vi-
cio de la carga, fuerza mayor o, caso fortuito. Y tendrá lugar la responsabili-
dad del acarreador no sólo por su propio hecho, sino por el de sus agentes
o sirvientes". De modo entonces, que cabría en este caso la eximición de res-
ponsabilidad enJos mismos términos que la causal de extinción de la respon-
sabilidad por vicio, propio de la carga. Pero en ningún caso. podría llegarse
hasta la validez de esas cláusulas en caso de dolo por disposición expresa del
Art. 1465 del C. C' L que dice que "La condonación del dolo futuro no yale".
Esta es una cuestión que se ha discutido y se discute mucho en doctrina,
en otros países. Al hablar del trasporte marítimo volveremos sobre esto y
tendremos ocasión ~de ver varias sentencias que se han pronunCiado sobre este'
asunto.. '
También se ha apoyado la jurisprudencia en el Art. 1547 que se refiere,
en general,' a la responsabilidad del deudor, y al grado de culpa de que res-
ponde, que en su ine. 2 dispóne:
"El deudor no es responsable del caso fortuito, a menos que se haya cons-
tituido en mora (siendo el caso fortuito de aquellos que no hubieran dañadq
a la cosa debida, si hubiese sido entregada al acreedor), o que el caso for-
tuito haya sobrevenido por su culpa". '
Y.en el inciso final agrega:
"Todo 10 cual, sin embargo, se entiende sin perjuicio de las disposicio-
nes especiales de las leyes y de las estipulaciones expresas de las partes".
En esta' úHima expresión se comprenden las reglas que fijan la responsa-
bilidad .del deudor por su propia culpa y por 10 tanto, las partes podrán modifi-
car 10 que establece la ley ampliando o restringiendo la responsabilildad del
porteador. .
Otra parte seria e,l Art. 1558 del C. c.., referehte a la mora, que termina di-
ciendo: "Las estipulaciones ,de losl. contratantes podrán modificar estas reglas".
-:?2 -
Como ya lo habíall10s adelantado, la doctrina hace a este respecto una dis-
tinción perfectamente justificada: estas cláusulas limitativas de responsabilidad
no pueden l:!egar hasta el extremo de eximir de responsabilidad al porteador en
caso de culpa grave o dolo, pero producen pleno efecto en caso de hechos que
sÓlo importan culpa leve o levísima. Se estimaría ilícito e inmoral que de ante-
mano una persona pudiera eximirse de fa responsabilidad que emanará de su
propio dolo. ("La 'condonación del dolo futuro no vale").
,Volveremos a ver esto al tratar del contrato de seguro, en el cual la ley
ha hecho una distinción análoga. En el primer caso el asegurado no queda li-
bre de responsabilidad, pero sí en el segundo.

Trasportes Ferro.viarios.

En relación con las empresas públicas de, trasporte hay que considerar
aparte los trasportes que se .efectúan por medio de ferrocarriles. Ya hemos in-
dicado las razones por las cuales se ha hecho necesaria la dictación de una le-
gislación especial para estas empresas en razón de los abusos a que pueden dar
lugar con motivo del monopolio de hecho o de derecho que ejercen en ·Ia zona
de atracción donde actúan.
Las Empresas ferrovjarias prestan Un servicio de carácter público y por
esta razón y las ya anotadas, podemos decir que se justifica plenamente el que
estén sometidas a una legislación especial.
La primera ley sobre esta materia fué dictada el 6 de Agosto de 1862 y se
la llamó Ley de Policía de Ferrocarriles, pero ha sufrido diversas modificacio-
nes que se encuentrap. refundidas en un texto definitivo fijatio por decreto su-
premo N.Q 1157 de 13 de Julio de 1931.
Es este un cuerpo legal muy extenso debido a que se han incorporado a
él muchas disposiciones de carácter administrativo. Trataremos de hacer un
resúmen lo más breve posible, eliminando todo lo que diga relación con la
parte administrativa de esta ley (expropiaciones para los servicios, servidum-
bres para tender las líneas, etc.). _
Entre nosotros los ferrocarriles están sometidos a la vigilancia del su-
premo gobierno, el cual la ejerce por medio del Departamento de Ferrocarri-
les, dependiente del Ministerio de Fomento.
. El Art. I de la ley comienza diciendo:
"La presente :ley se refiere a las vías férreas de toda naturaleza e.xistentes
a la fecha de su dicfación, 'a las que se establezcan en el futuro y a sus re-
laciones con las demás vías de trasportes. terrestres, aéreas y por agua.
Con todo, sus disposiciones se aplicarán a los ferrocarriles particulares
existentes, en lo que no contraríen los derechos y obligaciones creados a las
empresas por las leyes que hubieren otorgado, en cuanto no sean irrcompati-
bIes con los preceptos de las leyes especiales que rigen su administración.
Los trasportes en lagos y cursos de agua quedan sometidos al régimen
de la presente ley, cuan,do formen parte del sistema de comunicaciones aten-
dido por las empresas concesionarias de vías, férreas.
Las disposiciones contenidas en los Títulos IV y V, se aplicarán a lag
líneas que tengan por principal objeto el trasporte de pasajeros, con las mo-
dificaciones que se señalen en Un reglaIpento general para estas líneas veci-
nales, que dictará el Presidente de la República". .
El Art. 2 establece el principio general de que no puede extenderse una
línea férrea sin previa autorización de la autoridad pública pues dice:
"La concesión de permisos para el establecimiento de vías férreas desti-
nadas al servicio público, así como los ramales y otras líneas de uso privado,
- 33-
corre3ponderá al Presidente de la República. No se entenderán comprendidas
en esta disposición las líneas destinadas a la explotación agrícola oQ industrial
que se desarrollen dentro del predio rural o del establecimiento respectivo y
. para el uso exdusivo del propietario de éstos". '
, Solo se e~ceptúan de esta restricción las líneas destinadas a' una. explota-
ción agrícola o industrial, tendidas en Un. mismo predio y para el uso exclu-
sivo del propietario.
El Art. 3 está destinado a dar facilidades a las Empresas~ ferroviarias pa-
m· el eSitahlecimiento de s e rvi.ctlu mb re s, y dice:
'ILas so)i<;itudes de concesión de vías férreas deberán presentarse al Pre-
sidente de 'la República yen ellas se indicará principalmente:
a) Los puntos de origen y término del ferrocarril, 'las poblaciones ubica-
das en su zona de influencia y la longitud aproximada oe aquel;
b) El plazo que se estime necesario para la presentación de los planos
definitivos;
c) El. plazo para la iniciación de los trabajos y para su terminación por
secciones; y
d) La forma en que se constituirá e~ capital necesario para la construc-
ción y explotación".' .
Art. 44:'· "El domicilio de las. empresas ferroviarias es la capital de la
República, sin perjuicio de los domicilios especiales que corrésponden a las
cabeceras de departame'ntos para los acto:;; que en ellas se realicen, con' arre-
glo a 'lo dispuesto en el artículo 67 del Código Civil y del que corresponda a
las 'acciones inmuebles, las cuales. se ejercerán ante los tribun'ales del lugar
en que lós intereses se hallen situados.
Sin embargo, las reclamaciones producidas por pérdidas Q, deterioros de
efectos entregados para el trasporte, o por daños y perjuicios de cualquiera
naturaleza, podrán entablarse ante el juez de letras del dei!lartamento en que
estén radicadas las oficinas centrales de la administración.
Cualquiera que sea la ciudad en que se encuentre radicada dioha admi-
ilistración, las empresas deben mantener en la capital de la República un re-
presentante con plenos poderes para todos los efectos de la presente ley".
Nos interesan especialmente l'Os Art. 69 y 70.
Art. 69: "Las empresas de ferrocarrHes son responsable:> de los daños y
perjuicios derivados de los actos y omisiones que se relacionen con el servi-
cio y sean causados por los administradores o demás empleados, o dependien-
tes en los términos establecidos por los artículos 2314 y 2320 del Código Civil.
Esta responsabilidad pesará sobre el' Estado si la ex'plotación se hiciere por él
o de sU cuenta".
El Art. 70 es una, disposición que s.e cita en todas las sentencias que re-
cae'n sobre la materia y no es. sino la reproducción de una disposición análoga
consignada en la Ley ¡d·e Policía" de Ferrocarriles del año 1862:
Art. 70: "El servicio de trasporte de personas o mercaderías por los fe.:.
rrocarriles se sujetará, en cuanto a sus obligaciones, como porteadores a los
preceptos legales referentes al contrato de trasporte y a los reglamentos del
ramo aprobados por el Presidente de la' República. En conJormidad a ellos
se determinarán los derechos, obligaciones y responsabilidades de 1as empre-
sas y de quienes con ellas contraten".
En consecuencia, en 10 relativo al 'contrato. mismo, se aplic<l1n las reglas
generales del C. ,de C., las reglas< especiales. del mismo Código para los em-
presarios públicos y las reglas especiales contenidas. en esta ley.
El Art. 75 se refiere a la intervención del gobierno en lo relativo a·l esta-
bledmiento de .las condiciones del trasporte, etc.
- 34-
Art. 75: "Las empresas ferroviarias sólo podrán cobrar por sus servi-
cios los precios que resulten de las tarifas y sus condiciones de a~licación,
autorizadas por el gobierno.
Si una empresa cobrase por un trasporte un precio inferior al que le co-
rresponda según las tarifas legalmente estableCidas, el Departamento podrá
ordenar que se continúe aplicando la misma reducción en favor de todos los
artículos <de la misma categoría, según la clasificación de la carga. Esta redllc-
ción no podrá suprimirse sino con las formalidades establecidas para modifi-
cación de tarifas.
La sanción anterior no excluye la aplicación de la multa de $ 500 a $ 1000
en que la empresa incurra por cada día que haya cobrado alguna tarifa no
establecida can las formalidades previstas en la presente ley, o aplicando a
su cobro condiciones distintas de las que figuren en el cuaderno aprobado
por el gobierno".
Es un principio de legisl_ación un,iversal en materia de trasportes ferrovia-
riosel relativo a la unifofl.tnidad de trata.miento,' en el sentido de CJJ1e las la-,
rifas deben aplicarse uniformemente a todos los remitentes sin que pueda fa-
vorecerse a determinados remitentes.en desmedro de otros, igualdad de trata-
miento para todos.
Por último consignaremos el Árt. 9() que ya hemos citado y que se refie-
re a la responsabilidad de las empresas ferroviarias.
Art. 90: "Las empresas no responden por los objetos que lleven consigo
lOS pasajeros.
Tampoco responden por las joyas, pedrerías, dinero, billetes. de banco,
tftulos. de deuda pública o hipotecaria, u otros documentos de la misma clase
que se contuvLeren el'! bultos de equipaje entregados para conducir, salvo que
se hubiere manifestado especial y determinadamente y que se hubiere pagado
la tasa adicional de seguros".
Las demás disposiciones se refieren' a la organización del Departamento
de Ferrocarriles, a la supervigilancia del Estado y a otras cuestiones gene-
rales.

Ferrocarriles del Estado.

Los Ferrocarriles del Estado tienen entre nosotros una organización pro-
pia y se han dictado al respecto una serie de leyes sucesivas que fueron fi-
jadas en un texto definitivo por el D.C.F/iL 167 de 12 de Mayo de 1931, publi-
cado en el Diario Oficial el 27 del mismo mes.
Las disposiciones de esta ley se refieren casi exclusivamente a asuntos
administrativos y a nosotros sólo nos interesan las relativas al control de tras-
porte. Al respecto se aplican todas las disposiciones que hemos visío respecto
de las empresas ferroviarias. '
Art. 3: "La Empresa de los FerfO'carriles del Estado tendrá personalidad
jurídica propia y, como empresa de trasportes, estará sometida a las leyes ge-
nerales que rigen esta clase de empresas".
Es esta una disposición que también ha venido repitiéndose en todas las
leyes que se han dicíardo sobre los Ferrocarriles del Estado y que se cita en
todas las sentencias que recaen sobre asuntos en que éstas tienen intervenciór..

Trasporte de Personas.

El Código de Comercio es muy deficiente en esta materia. ,


El Art. 222 señala como obligaciones de los empresarios públicos las si-
guientes:
"Los empresarios están obligados:
-'35
2. A dar a los pasajews billetes de asiento, y otorgar recibos o conoci-
Q

mientos de los objetos que se obligan a CO'nducir.


3.9 A emprender y concluír sus viajes en los, días y horas que fijaren ,su>s
anuncios, aun cuando no estén tomados todos los asientos, ni tengan los efec-
tos necesarios para completar la carga".
El Art. 225 se refiere a los equi'pajes de los pasajeros y dice':
"Los pasajeros no están obligados a hacer registrar los sacos de noche,
valijas o ma'letas qúe según la costumbre no pagan porte; pero si se entrega-
ren a los conductores en los momentos de la partida, los empresarios quedan
obligados a su restitución".
Hay que completar esta disposiciÓn con el Art. 90 de la ley de ferrocarri-
les, según la cual las empresas no responden el,e los objetos que llevan consi-
go los mismos pasajeros. A este respecto no podría considerarse que ha ha-
bido u!). contrato especial de trasporte entre el acarreador y el pasajero con
relación a los objetos que éste lleva consigo; de manera que no habien'do con-
trato de trasporte, en caso de pélidida de esos ob.ietos no podrá'n aplicarse los
principios ,true ya hemos estudiado concernientes a la responsabilidad del por-
teador por pérdida o falta en las mercaderías.
'Una cuestión que frecuentemente se suscita con respecto al trasporte de
personra,ses la que se refiere a los daños que puede sufrir el pasajero ,con mo-
tivo, de algún acddente. La cuestión se 'complica, sobre todo, en lo relativo al
punt0 de saber 'cual es la naturaleza de la responsabilidad que en este caso
afecta al porteador y cual es la clase ~e acciól} que puede in:terponer el pa-
sajero en su contra, es decir, se trata ,de determ'inar sf procede la cúlpa delic-
tual o aquiliana o si' procede la culpa contractual. ,
Es esta una cuestión muy discutida en dQctrina en otros países, pero que
ha sido resuelta entre nosotros por Jurisprudencia de la Corte Suprema.
Tiene esto gran importancia porque', de admitirse que 5610 puede alegarse
la culpa delictual o aquiliana, resultaría que todo el peso de la' prueba recaería
sobre el demandante, o sea sobre el pasajero, quien tendría que comenzar por
probar el hecho ilícito que sirve, de base a su acción, el hecho culpable o negli-
gente' del porteador, los daños que ha sufrido, etc. (En una pa'labra, 'todo el
onus probandi pesará sobre el pasajero demandante). En cambio, si se admite
que puede alegarse la culpa contractual la situación cambia por completo, por-
que la culpa contractual se presume (Art. 2007), y el pasajero no te'r.¡drá que
probar sino la existencia del contrato de trasporte y los daños que ha sufrido,
mientras que el porteador tendrá que probar que no ha habido responsabilidad
de su parte. '
E~ta cuestión sólo puede plantearse ,cuanii:lo el aocidentado es 'un pasaje-
ro y no tina persona extraña que va pasando por la vía férrea y q\.te es alcan~
zada por el tren, en- cuyo caso no cabría otra acción, que la derivada de la
culpa aquiliana.
La jurisprudencia francesa ha resuelto que sófo procede la culpa aquilia-
na (delictua:l o extra-contractual) y, en consecuencia, todo el peso de la prué-
ba recaerá allá sobre el demandante; pero esta solución no es lógica y ha sido
duramente atacada por la doctrina.
En Chile ha querido hacerse lo mismo, perb la Corte Suprema ha deter-
minado que se, aplican al trasporte de pasajeros todos los principios del tras-
porte de metcaderías y en co'nsecuencia, el onus probandi recaerá sobre el
porteador.
Puede, consultarse al respecto, un fallo de casación de fondo de l.Q de Di-
ciembre de 1917, juicio de Wolf con Ferrocarriles del Estado, publicado en la
Revista de Derecho (Tomo XV, 1.;\ parte, Sección 1, pág. 3002),
- 36-
Doctrina:- "La Empresa de los Ferrocarriles del Estado, aunque perte-
neciente al Fisco constituye una empresa industrial de acarreo y trasporte su-
jeta a las leyes generales vigentes para esta clase de empresas.
Los empresarios públicos de trasporte, sea que ejecuten directamente el
acarreo por si mismos o que lo hagan bajo su rcspom:abilidad por medio
de terceras personas, deben emplear en el servicio todo el cuidado y diligencia
necesarias, a fin de que el trasporte se ejecute sin tropiezo ni menoscabo al-
guno en las cosas ni en las personas trasportadas, respondiendo a este res-
pecto hasta de la culpa leve.
La ley presume que toda pérdida, avería o retardo en el trasporte, ocurre
pOr culpa del porteador.
En consecuencia, establecido en la sentencia recurrida, que el demandante
perdió un ,brazo en el accidente ferroviario ,de que se hace mérito en el juicio
y que éste se debió a falta de cuidado o vigilancia de parte de los empleados
de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, sin que ésta haya estab1ecido la
circunstancia de s,er casual o fortuito, no infringe ninguna disposición legal la
sentencia que declara la responsabilidad de esta última y la condena al pago
de la correspondiente indemnización de perjuicios.
No es prueba suficiente de diligencia y cuidado la circunstancia alegada
por la Empresa demandada de deberse el accidente a descarrilamiento de ,I1n
carro carbonero que pasaba por la línea vecina a aquella en que transitaba el
tren de pasajeros, descarrilamiento producido por trozos más o menos gran-
des de carbón caídos sobre la línea, pues para que ese hecho tenga 'tal signi-
ficado y alcance es preciso demostrar, al propio tiempo, que la caída del car-
bón sobre la Hnea es cosa materialmente imposible de evitar, como igualmen-
te el tránsito de trenes carboneros en la hora y al lado mismo de las líneas
por donde transitan los trenes de pasajeros.
Es inaceptable la causal que se funda en infracción a una disposición le-
gal que no ha podido ser aplicada en juicio.
Perseguida en la demanda la responsabilidad que afecta a la Empresa de
los Ferrocarriles del Estado en su condición de empresa industrial de tr~spor­
tes, y obligada como tal, a la indemnización equitativa del daño sufrido· por el
demandante en un accidente ferroviario producido en sus líneas, corresponde
a la Empresa probar los extremos de su defensa, o sea, la existencia del caso
fortuito y el empleo por su parte de aquella diligencia y cuidado que deben
,desplegar los obligados a responder de la culpa leve"~

Trasporte Aéreo.

En materia de trasporte aéreo rige ,en primer férminp el D.C.F /L N.Q 221
de 15 de Mayo de 1931. Este D.C.F /L vino a re,fundir las disposiciones sobre
la misma materia contenidas en el D /L 775 de 17 de Octubre 'de 1925
Y en diversas disposiciones posteriores.
No entraremos a fondo en el estudio de este' decreto can fuerza de ley
porque para ello necesita~os conocimientos de D.Q Marítimo, pues los prin-
cipios de esta legislación son análogos a los que rigen en materia de comer-
cio y trasportes marítimos. .
La mayor parte de las disposiciones de este D:C.F /L son más bien de D.~'
Público o Administrativo: se refieren a las facultades del gobierno para re-
glamentar la aeronavegación, a los permisos para manejar aeronaves, a todo
lo relativo a los puertos aéreos, etc., etc. Analizaremos brevemente las dispo-
siciones de esta ley.
,-,37 -
Título l.
El Art. 1 define lo que se entiende por ae¡;onave; dice:
"Para 'los efectos de la aplicación' del presente decreto-rrey se considera
como aeronave todo aparato capaz de elevarse o circular en la atmósfera".
El Art. 2 clasifica las aeJ:onaves:
'''Las aeronaves, ya sean del tipo más ligero que el aire o del más pesado
se subdividirán en privadas y del Estado.
Se cOil1siderail1i como del Estado:
a) Las aeronaves militares, o tripuladas por un militar comisionado al
efecto ..
b) Las aeronaves exclusivamente afectas a un servicio del Estado, como
Correos, Adu,ana, Policía, etc.
Las demas aeronaves son privadas y s,e subdividen en particulares y' co-
merciales. .
Son comerciales todas las aeronav,es dedicadas a comerciar con el tráfico
de p'asajeros, mercaderías o correspondencia, ya sea en un servicio regular o
even tual".
El Art. 3 determina la naturaleza jurfdica de las aeronav,es:
"Las aeronaves son muebles. Sin embargo las transferencias de dominio
pe las mismas deberá hacerse constar por escrito y no surtirá efecto con re-
lación a terceros sino mediante la inscripción en el Registro de Matrícula".
Se adopta en este artículo Un principio análogo al establecido para las
naves en los Art. 825, 827 Y 833 del C. de C. Las aeronaves son muebles, pero
su transferencia debe constar por escrito e inscribirse en un .registro esp-ecial
de que trata el título segundo, para que ella tenga efectos respecto de terceros.
El Art. 4 consulta 'un principio idéntico al establecido en el Art. 826 del
C.' de C., para 'las n a v e s , : -
"Las aeronaves conservan 'Su identidad aun cuando los materiales que las
formen sean sucesivamente cambiados.
Deshecha y reconstruída una aeronave, aunque sea con los mLsmos mate-
riales, será reputada como nueva y distinta".
Titulo II.
Trata este título <del Registro de Matrícula y de la nacionalidad, de las
aeronaves:
En ,el Regrstro de Matrícula debe estar inscrita toda aeronave chilena
(Art. 5). Para ser dlleño de aeronave chilena se requiere ser chileno. Si el due-
ño es una sociedad que debe estar legalmente cO!fiistituída en !Chile, las dos terceras
partes del capital social debe estar en manos, de chilenos, y su presidente y
las dos terceras partes de su Consejo Directivo deben ser chilenos. Vemos que
las aeronaves tienen una característi~a especial que las. distingue de las demás
cosas: tienen nacionalidad. Antes de la dictaeión de esta legislación especial,
unicamente las naves tenlan esta 'situación jurídica especial de tener naciona-
lidad, que las asemeja, en cierto modo, a las personas. '
De acuerdo con el Art. 10 todo acto que signHique transferencia de domi-
nio de una aeronave debe inscribirse en el, Registro de' Matrícula. E'ste registro
estará a cargo de 'la Dirección de Aeronáutica de Santiago~
Título III.
Trata este título de lo's certificados de navegabilidad de que debe estar
provista toda nave que vuele sobre territorio nacional. Trata además de los
certificados' de aptitud que deben tener los pilotos, ,mecánicos y personal de
las aeronaves.
.- 38 t-.

Título IV.
Da igualmente reglas de D.Q Administrativo, y que se refieren a la salida.
vuelo y aterrizaje de aeronaves.
Título v.
Se refiere a la circulación aérea y declara en el Art. 22:
"El Estado ejercerá plena y exclusivá soberanía sobre el espacio atmos-
férico existente sobre su territorio y sus aguas jurisdiccionales".
Título VI.
Se refiere a los aeropuertos, aeródromos y aterrizaje.
Titulo VII.
Este es el título que más nos interesa pues él se refie!'e al trasporte de
pasajeros y mercaderías.
El Art. 41 determina las reglas que rigen el trasporte aéreo:
"El trasporte aéreo se ceñirá a las disposiciones del ,Código de Comercio,
relativas al trasporte por tierra, lagos, canales o ríos navegable3 y a las leyes
especiales que existan al respecto, salvo en 10 que estuviere en contradicción
con lo que dispone ¡la Ley de Aerónavegación" ..
De acuerdo con este artículo el trasporte aéreo se rige en primer lugar
por las reglas de esta ley de aeronavegación, y en segundo lugar por las re-
gla's que da el C. de C., para el trasporte terrestre. Pero, en lo que se. refiere
a las aeronaves esta ley aplica los principios del D.Q Marítimo.
El Art. 43 permite al porteador mediante cláusulas expresas eximirse to-
talmente de responsabilidad: .
"El porteador, mediante cláusulas expresas en el contrato de trasporte,
podrá eximirse de la responsabilidad que le incumba, bien 'Se trate de pasa-
jeros o mercáncías, en razón de los riesgos. del aire y de las faltas cometidas
por la trip1!lación, cuando la nave antes de la partida se encontrare en buen
estado de navegabilidad y el Comandante y equipajes premunidos de los títu-
los de que trata el artículo 12", (certificados de aptitud).
Según el Sr. Palma, si en el contrato de tr8.'3portes aéreo se permite al por-
teador estipular COn los cargadores su total excención de responsabilidad, es
porque la ley misma considera que estas cláusulas eximentes de responsabili-
dad no son contrarias al orden público ni a las buenas costumbres y, en con-
secuencia, pueden estipularse en los demás contratos de trasporte. No es muy
fuerte el argumento; el contrato de trasporte aéreo se verifica en condicio-
nes especiales que no concurren en los otros trasportes. En conformidad a las
reglas generales, el porteador deberá probar que los riesgos ocurridos a las
personas o cosas trasportadas han ocurrido en caso fortuito. Ahora bien, en
el trasporte aéreo esta' prueba es muy difícil, por no decir imposible, debido
a que los accidentes en el aire acarrean por lo general la destrucción completa
de la aeronave,. En consecuencia, puede decirse que el porteador estará, en la
generalidad de los casos, imposibilitado para probar el caso fortuito, y pesará
sobre él la responsabilidad de los riesgos. Para remediar esta situación un
poco injusta se ,permite al porteador estipular su excención completa de res-
ponsabilidad, y esto solamente cuando concurren los requisitos 'Señalado~ en
el Art. 43; que la nave haya partido en buenas condiciones de navegabilidad
y que el personal de ella tenga certificado de aptitud. Todas estas circunstan-
cias no concurren en los demás trasportes y, por lo mismo, esta regla espe-
cial del trasporte aéreo no puede servir de antecedente para demostrar que
las cláusulas eximentes :se ilIdmitep. en .otros contratos de trasportes.
El Art. 45 autoriza al comandante de la aeronave para arrojar el carga-
mento cuando ello sea necesario para la seguridad.
índice
-' 39-

LA REP~ESENTACION y LA MEDIACION EN LOS NEGOCIOS


MERCANTILES

Tan luego como el cO,mercio adquiere cierto desarrollo es imposible al


comerciante atender por si solo a todos 'Sus negocios. De la' necesidad que sien-
te del auxilio de otras personas para la atención de ellos. surgen las institu-
ciones jurídicas de los intermediarios y los representantes. Los primeros bus-
can negocios para el comerciante que ocupa sus servicios poniéndolo en con-
tacto con las personas interesadas en contratar con él; los segundos ce~ebran
en nombre del comerciante contratos que obligan a éste. La representaciÓn en
los negocios jurídicos no, es propia sólo de 10 que por comercio se entiende
para los fines de su regulación jurídica, también en el Derecho Civil e inclusi-
ve en el Derecho Público (los Estados acreditan representantes ante otros Es-
tados) encontramos la institución jurídica de la represéntación y es en el de-
recho civil donde comienza su nacimiento y desarrollo. La mediación,en cam-
bio, es un instituto jurídico propiamente mercantil y por eso es' que los agen-
tes de negocios y ¡los corredores son considerados comerciantes y su estatuto
profesional está regulado en el Código de Comercio.
De estas instituciones nos ocuparemos a continuación.

SECCION PRIMERA.

Los representantes.

La representación es una. figura jurídica en virtud de la cual el acto jurí-


dico conc1uído por una persona (representante) en nombre de otra (represen-
tado) 'se entiende celebrado por esta última y obliga su patrimonio. "Lo que
una persona ejecuta a nombre de otra. estando facultada por ella o por la ley
para representarla dice el artículo 1448 del Cód. Givil produce respecto del
representado iguales efectos que si hubiese contratado él mismo".
De los términos del artículo trascrito resulta que las fuentes de la repre-
sentación pueden ser o la ley oel aeta voluntario, y asi se habla de represen-
tación legal y de r·epresentación convencional. El padre de familia es el repre-
sentánJe legal de su hijo, el marido lo es de su mujer, el tutor de su pupilo. El
mandatario es representante convencional de su mandante, porque a diferen-,
cia del padre, marido o tutor de nuestro ejemplo, que' reciben de la ley la fa-
cultad de representar, el mandatario la reci,be, de su mandante_ mediante el
contrato de mandato que con él celebra. En. Derecho Mercantil son, más, comu-
nes lo's casos de representación voluntaria o convencional; pero esto no sig-
nifica que la idea de la representación legal sea extraña, al Derecho Mercan'ti!,
Ejemplo de esta última encontramos en los poderes del capitán; según, el' ar--
tículo 890 de nuestro Código de Comercio, el capitán es "factor del naviero y
representante de los cargadores en todo lo relativ:o al interés de la nave y su'
carga y al resultado de la expedición". Encontramos aquí .. una figura de re-
presentaciÓn legal, porque los poderes del capitán como represÉmtant.e del na-
viero y de los cargadores no emanan del contrato celebrado' con, Uno y otros
para atribuirle esa faculta:d de representarle, esto es, no. emanan del mandato
otorgado al capitán por uno y otros, sino de la ley que, supuesta la calidad
del capitán de una 'nave en una pe'rsona atribuye a ésta el pode·r necesario
para celebrar actos jurídicos que obliguen al naviero y a los cargadores den-
tro de los límites' que la misma ley fija.
- ' 40-
Lo característico de la representación reside en que los efectos del acto
jurídico concluído por el representante obligan directamente al representado,
de manera que la otra parte puede dirigirse contra éste para exigirle el cum-
plimiento del contrato que su representante celebró.
Para que estos efectos jurídicos se produzcan' es necesario que concurran
¡os siguientes requisitos:
1.11 Capacidad de representar. Quiere esto decir que la persol1a que asu-
me la representación de otra esté facultada por la ley o por la convención
para representarla. Excepcionalmente puede darse una figura de representa-
ción por la mera voluntad del representante lo cual ocurre en la llamada agen-
cia oficiosa, o gestión de negocios ajenos que nuestro código civil trata como
un cuasi-contrato.
Del hecho de ser requisito necesario que el representante tenga facult.::d
de representar se sigue que sólo obliga a su representado en cuanto obre den-
tro d~ la esfera de sus facultades. Los límites del poder de1 representante re-
sultan de la ley, (en los ca:sos de representación legal) o del poder o procura-
ción en los casos de representación convencional. En estos últimos casos ha-
brá, pues, que examinar el mandato. Si es un mandato especial, sólo estará
el mandatario facultado para concluÍr él o :jos negocios taxativamente deter-
minados en su poder; si es un manda:to general de administració;¡ se enten-
derá facultado para todos los actos que señala el artículo 2132 del Código
Civil. La regla es ampliada por el artículo 340 del Código de Comercio con
respecto a los poderes del factor, que es el mandatario general del Derecho
Comercial; este no s,ólo se entiende facultado para lo que conforme al Código
Civil constituyen actos de administración, sino para todos los actos que sean
necesarios "al buen desempeño de su encargo". Así el factor podrá vender
y comprar, sin necesidad de poder especial "a menos, dice la ley, que el co-
mitente se las' restrinja (sus facultades) expresamente en el poder que les
diere". El derecho alemán y el suizo, sientan como regia este respecto par8
el factor o gerente de un establecimiento de comercio, que el mandante que-
da obligado a pesar que el apoderado haya excedido los límites de su poder
siempre que obre dentro del giro del negocio .. Es.ta regla, que priva de efec-
tos a la limitación convencion.al de los poderes del factor tiene por objeto sa-
tisfacer las necesidades de la buena fe, porque en la vida de los negocios los
que tratan con un factor no examinan su poder entendiéndolo facultado para
todos los actos que son connaturales a 'su función. Por eso e~, que el princi-
pio establecido en ,esos derechos cede cuando los terceros han tomado cono-
.cimiento por el factor de los verdaderos poderes de éste. Esta solución tiene
cabida en nuestro derecho en el caso de que el principal no haya registrado
el poder del factor, según ver.emos más adelante. .
2.9 Para que exista represehtación es necesario, además, la cü:!currencia de
este segundo requisito que consiste en que el representante haya hecho sa-
ber al tercero _con quien coritrata que obra como representante. Esto es le)
que en derecho se llama la contemplatio dominio Si el repreo.entante, mar.da-
tario, por ej., celebra un contrato cumpliendo precisamente el encargo que
de su principal recibió, pero .no exterioriza su calidad de tal, no hay vef1dadera
representación, o sea, el contrato no dará acción directa contra el mandante.
Es lo que expresa nuestro Código Civil en su' Art. 2151. También el principio
está reconocido en nuestro Código de Comercio a propósito de los comisionis-
tas. Según el artículo 255 el comisionista que obra a su propio nombre se
obliga personal y exclusivamente a favor de las personas que contraten con
él, no obstante que el comitente se halle presente a la celebración del contra-
to o sea nótorio que ha sido ejecutado por su cuenta.
Esto permite establecer que no son conceptos sinónimos "mandato" y
"representación". Ordinariamente ambos supuestos obran en concurrencia y
- +1
el mandatado es también representante, según hemos visto, puede el man-
datario que es la persona que recibe el encargo de gestionar un negocio por
cuenta de otro, cumplir sus obligaciones de tal sin obrar como representante:
tal es lo que ocurre cuando no exterioriza su calidad de representante.
. Puesto que mandato y representación son dos conceptos distintos, es po-
sible que haya mandato sin facultad de representactón, lo, cual ocurrirá, pre-
cisamente, cuindo el mandante haya prohibido al mandatario concluírelcon-
trato en su nombre ..Y esto nos 1.1eva a buscar las diferencias existentes entre
el mandatario, el nuntius y el arrendador de servicios. Porque en efecto, si la
facultad de representar puede faltar al mandatario, éste se limitará a cumplir
un encargo aparentemente del mismo modo que 10 hace un men'sajero o un
empleado.
Los autores señalan como condición substancial del mandato la voluntad
propia del mandatario en .la conclusión del negocio. Este recibe el encargo;
pero conserva cierta independencia para rea1l.zarlo en la forma que a él le
parezca más conveniente. El nuntius y el empleado, en cambio, se limitan .a
transmitir la voluntad de su principal o a ejecutar ésta' tal cual la han reci-
bido; .
Esta diferencia tiene importancia ,en Derecho para diversos fines, como
por ej:. para determinar si ·el negocio 'se ha concnu~dQenhe ausentes o entre
presentesl, y para el análisis de los ,vicios del consentimiento.
Si se trata de un nuntius o mensajero, nO hay verdadera r·ep,resentación;
el mensajero ,es un mero vehículo de la voluntad ajena y es esta voluntad lo
que concurre a. concluir el negocio. En tal caso habrá un contrato entre au-
sentes y para examinar los vicios del consentimiento habrá que atender a la
voluntad del principal y no a la del n,untius. Así por ej.; el amo que envía a
su criado de compras al almacén no acr'edita un representante; el criado se
limita .a: transmitir la voluntad ,de su amo del propio modo que. lo haría una
carta. En ese supuesto tendremos un contrato entre ausentes. El representan-
ieen cambio, concluye por si mismo el negocio, es su propia voluntad la que
concurre coI2 la del otro contratante, a formar, el consentimiento necesario pa-
ra la validez del contrato. '
Estas difer·encias" que pudieran parecer sutiles, se explican porque la "re-
presentación" o sea el hecho de que un contrato concluído por una persona
en nombre de otra obligue a esta última, es una idea ,abstracta que el practi-
cismo rechaza o resiste. P'Úr eso es que los rOl1ianos, que eran ante todo prác-
ticos, no llegaron nunca a aceptar plenamente la idea de la representación.
No podían ellos, sin embargo, prescindir de 'los. resultados a que esta i'11s.titu-
ción permite llegar facilitando la conclusión de los negocios a personas a~u­
sen tes o imposibilitadas 'p'or el propio der·echo de manifestar su voluntad por
sí mismas. En este último· caso' se encuentra, en el derecho moderno, el loco
o demente que está desprovisto de voluntad jurídicamente eficáz; ino . puede
contratar por sí, necesita de un tutor. Pero los contratos concluídos por el tu-
tOl' para s.u pupilo no obligan en Roma a éste sino al tutor. Para el formu-
lismo romano sólo quien cumplía personalmente las formas necesarias para la
vAlid'ez del acto jurídico podían aprovechar las consecuencias de éste. "Per
liberam personam - dice una ley del Diges,to-nobis adq uiri nihil potest". - -
El tutor, el representante como decimos en nuestro lengúaje moderno, con-
cluíael negocio en su nombre, y, en seguida, hacía ingresar al patrimonio de
• su representado los resulta60s del negocio, y podía ser obligado a hacerlo
mecliantiO accionesútiies que se concedían los pretores.
Hacia fines de la República, el Derecho Pretorio da un paso más en mate-
rias comerciales, pudiendo entonces hablarse de verdadera representación en
Derecho. En efecto, 'en el caso del "institor", que es el fador de comercio en
Roma, concede el Pretor, acción directa contra el principal por los contratos
-42 -
celebrados por aquel en su' nombre: la actio institoria. Pero en el propiamen-
te civil jamás se llegó a ese resultado. (R. Schen-" Instituciones de Derecho Pri-
vado Romano, Ed. española, Mairid 1928, pág. 219).·
La verdad es que la idea de la representación es difícilmente explicable
y en el hecho los escritores de nuestro Derecho Moderno que la admite ple-
namente, no logran ponerse de acuerdo para explicar su funcionamiento. Por-
que, en efecto, resuHa difícil .de explicarse que el negocio concluído por una
persona produzca sus efectos en el patrimonio de otra cuya voluntad no obró
directamente, siendo que los negocios jurídicos son substancialmente volun-
tarios,.
Pothier procura explicar estos resultados diciendo que se supone que es
la voluntad del representado la que concluye el negocio. Se recurre así a una
ficción, que, con todo, no puede satisfacer porque, en efecto, ¿cómo decir que
es la voluntad del representado la que actúa cuando todo un sector de la re-
presentación obra precisamente para suplir la falta de voluntad jurídicamen-
te eficaz de los incapaces?
La misma crítica puede hacerse a la explicación de Savigny para quien
el representante está en el mismo plano del nuntius o recadero, ::.iendo, en COn-
secuencia, un mero vehículo de la vol1.lJ1tad· del representado.
En el extremo opuesto, Ihering ve en la representación un acto cuya cau-
sa se encuentra en el representante y cuyos efectos se producen en el repre-
sentado. Aquí se hace actuar únicamente a la voluntad ·del representante y es
ésta lo que concluye el negocio.
Mitteis, en cambio, s.upone que el acto concluído por medio del represen-
tante se concluye por la concurrencia de la voluntad de éste y la del repre-
sentado, opinión a la que, con restricciones importan.íes,se acoge Tartufari
haciendo una distinción. En los caso·s de representación legal sólo juega la
voluntad del representado.
No se sitúa lejos de estas ideas. el profesor Demogue. Para él "/el proble-
ma de la representación debe ser presentado con más amplitud y sin preten-
der definir principios gracias a los cuales bastaría en cada cas,o hacer una de-
ducción lógica porque esa tentativa es vana".
A su juicio habrá que atender al objeto del acto jurídico cuyos efectos
se producen 'en el representado, y desde tal punto de vista el acto debe ser
examinado atendiendo a la persona representada: aptitud para adquirir el ob-
jeto del negocio, carácter lícito de éste, etc. Ve en el representante una per-
sona que, por razones de solidaridad social, tiene portier sobre un patrimonio
ajeno del que viene a ser, en cierto modo, el dueño. Al contratar ,e'l represen-
tante usa su propio derecho y por consiguiente "habrá que ocuparse de él pa-
ra saber si ha contratado, si .usa de su poder en las condiciones normaies, sin
vicio del con~entimiento, con capacidad, buena fe, etc.
Con todo, estas ideas sufren atenuación en los casos de mandatos espe-
ciales cuando el representante recibe instrucciones para cumplir su encargo.
En la medida que ejecuta esas órdenes, dice Demogue, el representante se equi-
para al nuntius o mensajero, y habrá, entonces, que considerar la voluntad
del representado. (Traité des obligations, I. N.os 147 y sgts.). •
Nuestro Código 'Civil carece de una teoría general de la representación,
y las ideas fundamentales de ésta están regul8!das a propósito del mandato.
Lo propio cé;lbe decir, con mayor razón, del Código de Comercio. Será, pues,
a propósito del estudio del mal1'dato. comercial que nosotros insistiremos so-
hre ellas:
- 43-

n.-EL MANDATO MERCANTIL

El mandato, dke el Ar.t. 2116 dei Código Civil, es un contrato en que una
persona confía ,la gestión, de uno o más 'negocios a otra, que se hace cargo de
ellos por cuenta y riesgo de la primera. "
Nuestro CÓldigo Civil no incurre como el francés, en 'el error de definir
el mandato ateniéndose a la 'facultád de repres,entar" que pu:ede se'r otorgada
al mandatario. Porque,segú1:J. ya vimos si esa facultad pertenece 'ordi-
nariamente al mandatario cuando n.o ha sido privado de ella por acto ex-
preso del mandante, puede no ponerse en juego sin que por, eso deje de haber
mandato, lo cual ocurre en 'el caso previsto por el Art. 2i51 del Código Civil;
y porque, además, hay casos de verdadero mandato sin facultad de represen-
tar, a menos de convencÍón expresa, como ocurre tratándose de los, corredores.
El man.dato es mercantil, según l)uestr,!- legisl¡:tción, cuando el mandata-
rio recibe el encargo de "'ejecutar uno o más negocios lícit<;ls de comercio"
(Art. 233 del Código de Comercio). Nuestra ley, atiende, pues, para calificar
de mercantil el mandato, a la naturaleza de lq., operación encargada con res-
pecto al mandante. Lo cual lleva a veCeS a solucir.,nes absurdas. Si un agri-
cultor, por ej., encarga a un comisionista la venta de los. productos, de su fun~
do, el mandato deberá calificarse de civil con arreglo a la definiciÍ)n del Art.
233 porque el negocio tiene ese carácter para elquedió el encargo. Se exclui-
rán, pU,es, ~eri ta'l caso, las reglas del derecho comerdalque regulan ,la comi-
~ión que, ~s una especie de mandato mercantil. Sin embargo, el comisionista
es de ordinario un comerciante y la lógica reclama que se califique de mer-
cantil ese mandato para que las reglas de su profesión s,ean aplicadas al man-
datario., '
El mandato mercantil, agrega el Art. 233, puede ser gratuito o remunerado.'
La gratuidad del mandato es una reminiscencia romana, incorporada a nues-
tros Códigos a través de Pothier, Que considera la gratuidad como uno de los
requisitos de la esencia, del contrato (Tmité du coritrat de mandato pág. 209,
ed. Dupir, París 1824).
Planiol, refiriéndose al Código francés donde se reflejaron las mismas
ideas, dice que en los casos de remuneraciqn no es el mandato lo Que se remu-
nera, sino el servicio prestado, de manera que el contrato se desdobla en un
arrendamiento de servicios que justifica la remuneración. La explicación no
me parece satisfactoria; .según hemos visto. el mandato puede, subsistir sin
facultad de representar y entonces todo éi consiste precisamente en la presta-
Ción de un servicio; cómo, en tal caso, puede hablarse, sin desnaturalizar las
cosas, de desdoblamiento del contrato 'en: un arrehdamiento de 'servicios? En
ese supuesto vendrían a confundirse ,ambos contratos, y,' sin embargo, la doc-
trina empeñosamente cuida de mantener la diferencia. (Véase el mismo Planiol; .
JI, N.'> 2232).
La verda,d es que la idea de la gratuidad del ,mandato. no responde a nues-
tros hábitos actuales. El solo hecho de representar a una persona en la con-
clusión de un negocio es ya de por sí un servicio, que importa pérdida de tiem-
. po y sa~rificios que nwdie entiende hacer gratuitamente~ Sobre todo. en mate- ,.
rias mercantiles, y por ello es tanto más censurable que nuestro Código de (0-
,merclo no haya sabido desprenderse del peso de una tradición desconectada
de nuestras costumbres, y discordante con el principio general del lucro mer-
cantil.
Pero el defecfoes más técnico que práctico. Tratando de la comisi,ón dice
el Código que es por naturaleza asalariada (Art. 239); ocupándose de ,los co-
rredores, presume el derecho a la remuneración ya que les fija aranceles. (Art.
-- 44 - '
58, Y reglamento, Art. 6), etc. Por últ i.no , con respecto a los factores y depen-
dientes manifiesta su opinión de que de ordinario pre~tan servicios asalariados
y por ello reconoce entre las causas para rescindir el contrato: "La retención
de sus salarios en dos plazos continuos".
Según el artículo 234 del Código de Comercio, hay tres especies de man-
datn comercial: la comisión; el mandato de los factores y mancebos o depen-
dientes de comercio y la correduría. La enumeración, no es sin embargo, com-
pleta. También es mandatario el martillero en cuanto recibe encargo de ven-
der mercaderías y el Código reconoce esta calidad disponiendo que se le apli-
quen las reglas del mandato (Art. 94). Por último, se señala como especie de
mandato mercantil, el ,depósito mercantil que se constituye del mismo modo
que la comisión e impone al depositante y depositario los mismos ¡derechos y
las mismas obligaciones de los comitentes y comisionistas (Arts. 807 y 808).
El mandato de los factOires y de los dependientes de comercio.- Factor,
dice el Art. 237 del Código, de Comercio, es el gerente de un negocio o de un
establecimiento comercial o fabril, o parte de él, que 10 dirige o administra
según su prudencia por cuenta de su mandante. Denomínanse mancebos o
dependientes - agrega - los empleados subalternos que el comerciante tiene
a Sll lado para que le auxilien en las diversas operaciones de su giro, obrando
bajo su dirección inmediata".
El factor es el mandatario con poder general de administración del Dere-
chCl Mercantil. Sus fwnciones son las de administrar el establecimiento de que
ha sido nombrado gerente y en consecuencia está facultado "para todos los
acto~ que abrace la administración del establecimiento que se le confiare".
(Art. 340). ,
En el factor resaltan las condiciones propias de un representante y aun
cuando en sus relaciones con el mandante haya también que considerarlo co-
mo [In arrendador de servicios (yen este sentido se rige por el Código elel Tra-
bajo), tiene del mandatario po,der de deliberación, ya que administra "según
su p'rudencia" como expresa el Código, (Art. 237) y la facultad de representar.
Los dependientes, en cambio, sOn subordinados del principal o mandante
y obran "bajo su dirección inmediata". Propiamente nb son, pues, represen-
tantes y el Código 10 pone de manifiesto al decir que "no pueden obligar a sus
comitentes, a menos que estos les confieran expresamen te la facultad de eie-
cutar a su nombre c;:iertas y determinadas operaciones concernientes a su giro"
(Art. 343). .
Reglas relativas a los factores.-El Código Civil admite que el menor 110
habilitado o la mujer casada puedan ser mandatarios. No exige, pues, un re-
quisito especial de capacidad bastando, entonces, con que el mandatario tenga
discernimiento. Para ser factor, en cambio, es necesario tener la libre adminis-
tración de 10il propios bienes. Pero el hijo de familia, el menor emancipndo v
la muj~r casada que hubieren cumplido 17 años, pueden ser también factores
con la autorización de su padre, curador o marido. (Art. 338).
Forma y prueba del mandato de los factores.- Dispone el artículo 339
que los factores deben ser provistos de un poder especial otorgado por el pro-
pietario del establecimiento cuya administración se les encomiende. Ese poder.
debe ser inscrito en el registro de comercio.
Según el Código Civil el mandato es un cO:1trato consensual que pnede
constituirse por escritura pública o privada, por carta, verbalme!;te o de cual-
quier otro modo inteligible y aún por la aquiescencia tácHa de una per.,c,na
a la gestión de sus derechos por otra. El mandato de los factores, en call1bio,
está sujeto a formalidades puesto que la ley exige que se otorge un poder y
~lue éste sea inscrito. Pero las formalidades exigidas para el mandato de los
lacto res tienen la particularidad de que su incumplimiento hace nulo el con-
-- 45 -
trato entre los otorgantes; 'pero no produce el mismo efecto frente a terceros.
Tal es, en efecto, la regla consagrada, por 'el Art. 24. Con, arreglo a ella, la
falta de poder· inscrito no impide que los actos o contratos celebrados por el
mandatario surtan pleno efecto respecto de terceros' y obliguen al mandante.
La inscripción es exigida por la ley en protección de los terceros, y la
regla del Art. 24 antes recordada tiene por objeto proteger la buena fé de lo,s
terc,eros que hayan contratado creyendo que el factor estaba provisto de tús
pOlderes necesarIos con arreglo a la' ley. De donde 'debe seguirse que faltando
,la bl~ena fe en lo's terceros, también será nulo el acto con respecto a ellos: Lo
cual tiene particular importancia en caso de que el principal, ,al constituir su
factor, haya limitado 10~ poderes de éste con arreglo a la facultad que p'ara
hacerlo le reconoce el Art. 340 del. Códigó de Comercio.
Si los terceros contrataron con el factor á sabiendas de la limitación de
sus, poderes, no podrán mantener la validez del acto realizado excediendo esos
poderes a pretexto de que la limitación nO consta de documento inscrito en el
registro de' comercio. '
Puesto que la falta de poder inscrito no es alegable frente a los terceros
de buena fe (y la buena fe se presume), cuando éstoS' necesiten acreditar que
la persona que- contrató con ellos era realmente el factor, del estabIecimiento
de comercio, surgirá una dificultad sobre prueba.
Con arreglo a.I Código Civil ho se admitirá para probar el man-
elato la prueba testimonial sino en conformidad a las reglas generales,
ni la escritura, privada cuando las leyes requieran instrumento auténtico. El'
:\1'1. 2123 que esfableceesta leyes análogo al artículo 1985 del Código francés,
que se sleñala como su fuente. '
La mayoría de los escritor~s franceses estima que el mandato para todo
negocio que exceda de ciento cincuenta fran,cos (doscientos 'pesos entre nos-
otros) debe constar por escrito, 'y que si para la validez' del acto obje.to del
encargo, las leyes n!quieren escritura pública, será necesario igualmente que
el mandato sea 0torgado de ese modo (Planiol, II, N.9 1141 Y 2243). La iuriR-
prudencia ele los tribunales chilenos ha sidQ Idel mi:smo parecer. Se ha fallado
así que es nula la venta de un bien raíz que hizo un mandatario cuyo poder
no fué otorgado por escritura pública, sino ante un subdelegado (Gaceta 1875,
s. 1479, pág. 671) (Gaceta 1878, s, 2162, pág. 884) (Revista ele ,Derecho y,
Jurisprudencja, XX, segunda parte,' sección primera, pág. 462). Púo h'a ha-
biga algunas opiniones en contra (Gaceta 1918. s. 8. pág. 33, voto disidente).
"En el es.tudio de este punto debe hacerse una disfinció'n'. Es evi-
dente que la prueba del mandato está sujeta a las reglas generales, de
manera que el mandato para negocios que excedan de doscientos pesos, no
puede probarse mediante testigos porque la ley repugna ese media de prueba
(Cód. Civil, Art. 1708 y 1709). Pero en materia comercial la prueba de testi-
gos no se excluye para los negocios que ,exceden de doscientos pesos y es ,siem-
pre admisible cualquiera que sea el valo1" del negocio (Art. 128). De manera
que la prueba del mandato mercantil, incluso la del mandato del factor puede
hacerse por medio de testigos (con la salvedad para el mandato de los fac-
tores de que siendo solemne el contrato al artículo 24 declara nulo entre man-
dante y manda:tario el que :no obs:erva las formas legales)"
Otra cosa es resolver si para los negocios solemnes en .que la ley
exige ad solem.nitatem escritura pública debe también extenderse en esa.
forma el mandato. El Art. 2123 del Código Civil está regulando la prue-
ba del mandato; no la prueba de los negocios objetos del encargo hecho al
mandatario ni la forma de constituir éstos. >:ro es razonable, así, afif'mar que
si el negocio objeto del mandato requiere para su validez escritura pública,
sea ,neces-ario .también para la validez del mandato el empleo de esa forma.
- 46-
Lo que la ley dice es que no se admitirá para probar el mandato la escritura
privada cuando las leyes requieran para esa prueba la escritura pública; no
dice que el mandato toma la forma solemne del contrato que es objeto de él.
Sin embargo, .no es ésta la opinión comunmente seguida y conviene para.
evitarse dificultades, observar la opinión común y constituir por escri-
turapública el mandato cuando el negocio que es objeto de él requiera esa
forma; por ej., el mandato para constituir sociedad comercial, el mandato pa-
ra vender bienes raíces, etc.
Facultades y deberes de los factores.- El mandato de los factores tiene
por objeto confiarles la administración del establecimiento de comercio; de
donde se sigue que sus facultades serán realizar los actos necesarios para esa
administrq.ción, o sea, dicho en otras palabras, pertenece a la naturaleza .de
Jos poderes del factor, la facultad de realizar todos los actos necesarios para
cumplir el giro del negocio que administra. Tal es el sentido del artículo 340.
Pero está dentro del derecho del principal restringir esas facultades. Natural-
ménte, como ya 10 dijimos, para que esas restricciones produzcan efecto frente
a terceros de buena fe es necesario que ellas cons.ten del poder inscrito en el
registro de comercio. .
Son obligaciones del mandatario factor las propias de todos los mandata-
rios. a saber: cumplir con arreglo a las instrucciones recibidas, a la pruden-
cia y buena fe, el encargo que se les hace, rendir cuenta de su desempeño
v entregar al mandante lo, que haya recibido en su nombre en el cumplimien-
to de su encargo.. .
Además de esas obligaciones generales, que establece el Código Civil, la
lp.y comercial hace recaer sobre el factor la obligación Ide. respetar todas las
re,Q;las de contabilidad mercantil' (Art. 341). Esto es, sobre ellos pesan las obli-
gaciones del comerciante, su principal, en orden a la contabilidad del negocio
administrado. Pero no se sigue de aquí que el factor sea un comerciante.
Debe relacionarse esta regla con la que da el Art. 204 de la ley de quie-
bras. Con.forme a este artículo' la responsabilidad criminal por quiebra cul-
pable o fraudulenta recae sobre el factor cuando, en representación de su prin-
dpal y sin órdenes o instrucciones suyas, hubiere ejecutado alguno de los ac-
tos o incurrido en algunas de las omisiones sancionadas por los Arts. 188 y
siguientes. .
Reglas especiales a los dependientes de comercio.-'- A la inversa de los
factores, los dependientes de comercio no son en general representantes del
principal. Pero la >ley exige para ellos la misma capacidad que para ser fador
(Art. 342). Necesitarán, pues, el menor habilitado o el hijo de familia, permiso
cJ.e su padre o guardador, y la mujer casada, de su marido, para ser dependien-
tes de comercio. Pero este texto debe entenderse modificado por el Art. 46 del
Código del Trabajo, que considera mayores de edad, para los efectos del arren-
damiento de sus servicios, a los mayores de 18 años. La necesidad del perm i -
<;0 del padre o guardador sólo se mantiene para los menores de esa edad. Debp
l;enerse presente, además, otras limitaciones de la misma ley que tienen por oh
jeto asegurar la salud y la educación ¡de los menores.. Así, por ej., el Art. 47
c:or.cede a los menores de 14 años y mayores de 12 el derecho de arrendar
<¡us servicios, bajo ciertas condiciones, siempre que hayan cumplido la obliga ..
c::ión e3colar. Pero siempre será necesario a los menores de 18 años, el per·
tTIltiO de su representante legal, y en defecto de éste, de su madre, abuelo o de
la persona que' lo tenga a su cuidado. (Art. 121).
Los dependientes no son propiamente representantes del principal, de don··
de se sigue que carecen de la facultad de contratar ·en su n.ombre. (Art. 343).
Jurídicamente, el dependiente, es, no ya por faltarle la facultad de representar,
"ino por estar sometido directamente a la autoridad jerárquica de su prir:ci-
- 47-
pal y obrar bajo su inmediata• dir,ección (237), más que un mandatario, un
arrendador ;de sus 'servicios. Bajo este aspecto sus relaciones con el principal
se' rigen por el Código del Trabajo.
Sin embargo pueden también ser repr,esentantes del principal; y bajo' este
aspecto mandata~ios suyos. La facultad de representación, debe ser otorgada
expresamente, según los términos del Art. 343:. Pero puede resultar implícita
de la conducta del empleador que tolere la e}ecucióp por el dependiente de ac-
tos jurídicos en 'su nombre. Tal es lo que ocurre ,en la práctica; el empleado
del mostrador vende y recibe en nombre de su principal el producto de las
ventas que hace al contado ·en el mostrador. La' conducta del pri'ndpal de-
niuestra allí sú expresa voluntél!d de reconooerlo como su mandatario (Art.
346) 22. No basta sin embargo para .ciertos aotos, una autorización implícita,
Conforme al artículo 344 del Código de Comercio, la autoriza:eión para girar,
endosar o aceptar letras de cambio, firmar documentos de cargo o descargo,
recaudar y recibir dinero, será conferida al dependiente por escritura pública,
con especificación de los actos y.negociaciones a que se extienda el encargo ..
El poder debe ser registrado y publicado en la forma estableci:da en los ar-
tículos 22 y siguientes. .
Aparte de éste hay otros actos de representación del pri!ndpal por el de-
pendiente. Son los tratados por el artículo 345. Se refiere esa repres.entación
al caso en que el principal haya presentado al dependiente suyo como su man-
datario para ejecútar algunas operaciones de su tráfico, mediante circulares.
Los negocios qUie 'en tal hipótesis celebr,e el dependiente obligarán' al princi-
pal; pero sólo en las esferas de los que han sido objeto del encargo y fren1e
a las personas a quienes su comitente lb haya presentado mediante la forma
de circular, como representante suyo.
Por último, también es figura de representa'ción del principai por el de-
pendiente, la que ese produce cuando el principal ha autorizado a su dependien-
te para firmar su correspondencia y ha anunciado mediante circulares esta au-
torización. Los negocios que concluya por carta el dependiente obligarán así
al principal.
Al tratar de la contabilidad dijimos que el comerciante no suele llevarla
personalmente, sino que encarga hacerlo a sus depen,jientes. En este caso te-
nemos .también una figura de representación: tos asientos que el dependiente
haga en los libros de su principal perjudican a éste como' si los hubiera: veri-
ficado él mismo, dice el Art. 347. Significa ésto que los asientos que haga el
encargado de llevar los libros, se entienden hechos 'en nombre del principal y
. en consecuencia, 'es como si él mismo hubiere verifkado materialmente' el
asiento.
RegLas c()munes a factoreS! y dependientes . - Los factores como represen-
tantes del principal, y' los id,ependientes ,en los casos que también les corres-
ponde representarlo,' obligan a su principal. Pero para que exista representa-
ción es necesario como hemos visto, que la calidad de representante sea cono-
cida por 'el otro con.fratante. La manera de haoer, constar esta calidad de re-
presentantes consiste ,en firma,r poniendo en la ante firma la cláusula "por
poder "de." ," u otra equivalente que sirva para poner de manifiesto la calidad
de representante (325). Se' sigue' pu'es de aquí, por aplicación de una regla ge-
neral que ya hem.os conoddo, ·que si el representante concluye el negocio en
su propionomb,r.e, no obliga a su representado frente a terceros. Esta regla
se mantiene en el derecho comercial. Pero tratándose de factores y dependien-
tes hay casos de excepción. Según el Art. 328 del ,Código de Comercio, no obs-
tante que el factor o dependien,te haya conc1uído el negocio en su propio nom-
bre, se entenderá que lo han ajustado por cuenta de su principal en los :casos
que ese artículo enumera.
-48-
El primer caso enumerado es de interpretación ,de voluntad. Si el nego-
cio corresponde al giro ordinario del establecimiento que el factor administra,
se presume que el negocio ha sido hecho por cuenta del principal, a pe,;;m de
que el factor obre en nombre propio, 'en razón de que estando prohibido a
los factores traficar por su cuenta y tomar interés en nombre suyo o ajeno
en negociaciones del mismo género que las que hagan por cuenta de su prin-
cipal, de manera que si violaren esa prohibición, el beneficio del negocio apro-
vechará al mandante, razonablemente debe esperarse que el fador no ha que-
rJ.do violar la prohibición y que su propósito ha sido obrar por su mandante.
En consecuencia de esta presunción, la ley otorga al tercero que tratare con
el factor el derecho de perseguir a éste o a su principal para el cumplimiento
de las obligaciones contraídas. (329). Pero debe observarse que elegida una
de las acciones, el tercero no podrá intentar la otra, o sea, si persigue al. fac-
tor no podrá también requerir del principal el cumplimiento, del negocio, y
vice-versa.
La regla de que tratamos supone, naturalmente, que el tercero ha sabido
que trata con un factor de determinado establecimiento. Porqúe si hubiere con-
tratado en el 'entendimiento de que el negocio era personal de la persona con
quién contrató, no podría intentar la acción contra el principal, aun cuando
después de con.cluído el negocio llegue a_su conocimiento que tal persona era
factor de un establecimiento de comercio y. contrataba por cuenta de éste.
Supone además la regla del Art. 328, que el negocio conciuído por el fac-
tor corresponde al giro del establecimiento. Si se tratare de un negocio ajeno
a este giro, faltará la base de la presunción legal. Y puesto que se trata de
una presunción, el principal podrá probar, si la acción fuere intentada en su
I:ontra, que su factor obró por propia cuenta y, en consecuencia, que el nego-
cio le es ajeno.
Se resume igualmente que el negocio ha sido ajustado por el principal,
aun cuando no pertenezca a su giro ordinario ni se ha celebrado por su orden.
(Arf. 328 N.Q ,,2). En este evento, la orden del principal de ejecutar el nego-
cio, es un mandato, y aun ,cuando por regla general (Cód. Civil. Art. 2151),
el mandatario puede cumplir su encargo contratando en su propio nombre, y
entonces no obliga al mandante frente a terceros, el derecho comercial pres-
cirtde de este rigorismo y se atiene a los hechos. Conocida por el tercero la
orden de contratar dada por el principal, es razonable que éste entienda que
el negocio celebrado en cumplimiento de esa orden se hace por cuenta del
principal y que ese convencimiento haya consentido. A diferencia del caso an-
terior no s.e exige que el negocio pertenezca al giro ordinario .del principal.
Pero se trata siempre, como en los casos que seguiremós tratando, de una pre-
sunción que puede ceder a la prueba en contrario.
Si el principal ratifica, expresa o tácitamente el negocio concluido en su
propio nom):Jre por ,el factor o dependiente suyo, pone de manifiesto, aun cuan-
do falte la orden de que antes hablamos, su voluntad de hacer suyo el nego-
cio, reconociendo que fué hecho por su cuenta y que le obliga. Es ésta una apli-
cación particular del principio contenido en el artículo 2160 del Código Civil.
Conforme a esta norma si el mandante ratifica expresa o tácitamente las obli-
gaciones contraídas por el mandatario excediendo los límites de su poder, se
entiende que el mandatario ha reconocido que su negocio 10 obliga. Es ésta
también una presunción destinada a interpretar la voluntad; de man~ra que el
mandante podrá liberarse acreditando que su intención no fué ratificar el ne-
gocio haciéndolo suyo. Pero a la invúsa de los casos anteriores la carga de
la prueba 'destinada a destruir la presunción recae aquí sobre el mandante
(Art. 328 N.9 3.).
La cuarta regla presume que el negocio ha sido hecho por cuenta del prin-
CIpal, si sus resultados hubieren aprovechado a éste, (328 N.9 4). Como, por
- 49-
E:'j., si. la mer~adería comprada por el factor o dependiente, hubiera ingresado
a las bodegas del principal. El fundamento de esta regla es lá equidad; el ter-
cero contrató con el,dependiente o el factor, que obraron en su propio nombre;
contra ellos' debería solamente tener acción; pero el caso es que el principal'
se enriqueció éO'n ,el negocio, los beneficios de ésté a él aprovecharon. La equi-
dad manda que responda ,ante el tercero que de no tener acción en su contra
podría resultar perjudicado por la insolvencia del factor o dependiente con-
tratante. y enriqueCido, a su vez, sin causa, el principal que a]Jrovechó los
resultados de la nregociación.
Prohibiciones impuestas a factores y dependientes.- El mandatario civil
puede delegar su encargo, a menos que le haya sido prohibida la delegación
. (Art. 2135). El mandatario dél derecho mercantil (factor y dependIente) no
puede delegar su encargo sin -noticia y consentimiento del comitente. (Art.
330). Conviene aclarar con respecto al factor, que esta regla no le impedira
contratar los auxiliares necesarios para la. atencipl1 del' negocio de que sea .
gerente, puesto que ,entre sus facultades éstá la de realizar todos los actos
necesarios para el buen, desempeño de su ~enrcargo (Art. 340), Y la contrata-
ción de ,auxiliares es de ordihario indisp,enrsable para esos fines. De donde re-o
suHarán parcialmente delegadas alguna~ facultades de) factor, ya que le será
posible ~otorgar a los dependientes la facultad de celebrar por cuenta del prin-
cipal a quien representa, determinados actos, (ventas en, el mostrador, asien-
tos en los libros, etc,). Lo que la ley prohíbe es la delegación de la totalidad
de las funciones mediante la cual el factor o dependiente resulta descargado
de sn obligación. Pero siempre serán lícitas delegaciones parciales, qne de no
otorgarse harían imposible la buena administración del negocio. Por ej., el fac-
tor necesitará delegar la facultad de representar ,en juicio al principal en cada
negocio particular que se presente referente al giro del ,est¡i!blecimiento.
También está prohibido al factor y.al dependiente traficar por su
cuenta y tomar interés en nombr-e suyo o ajeno en negociaciones del mismo
género que las hagan por ,cuenta de sus comite;¡'tes, a menos de que fueran
expresamente autorizados ,para ello". (Art. 331).
El factor y el dependiente al contratarse prometen sus servicios al princi-
pal, y faltarían a la bUena fé con que los negocios deben cumplirse si dis:-.
-:,ra.jer-an su tiempo en la' atención de negocios de otros patr,ones. Los autores
franceses, car,eciendo. en su ley de un texto como nuestro arUculo 331, fundan
del modo dicho su opinión de que' el dependiente no puede ni atender otros
negocios ni hacer el comercio por su cuenta. (Lyon,. Cae:¡' y Renault op. cita
N.Q 50~). Pero en nuestra ley no s~ prohibe propiamente al fac¡tor y al ¡depen-
diente, atender otras negocios, sino "traiLcar por suctlenta y tomar interés
en nombre suyo o ajeno en n,egociaciones del mismo género que las' que ha-
. gan por cuenta de sus comitentes", con 10 cual se manifiesta que el propósito
de! legislador fué evitar que estos auxiliares del comerciante aprovecharan
el conocimiento ide los negocios de su principal para hacerle competencia. Se
trata como se vé de una figura de competencia desleal, o mejor todavía de
una competen,c,ia ilícita, cuya sanción establéce la misma ley: "Por el hecho
de contravenir' a, esta prohibición, dice el artículo 331 en su inciso 2.'1, se apli-
carán al comitente los beneficios que produzcan las negociaciones del factor
o dependiente, quedando las pérdidas de cargo exclusivo de ellos".
Es esta una situación análoga a la prevista en 'la primera parte del N.Q 4
del Art. 404, donde se prohibe a.1os socios, "'explotar por cuenta propia el ra-
mo de industria que opere la so"ciedad" sancionando la infracción del mismo
modo que hace ,el Art. 331.
No es necesario ,al comerciante dueño, probar que sufre perjuicio con el
hecho de que su factor o dependienf.ese ocupe en su mismo giro. Le ,bastará
probar la circunstancia de que ha infringido la prohibición para tener derecho
- 50-
a que los beneficios del ,negocio le aprovechen. Pero, además, puede tener de-
recho a indemnizaciones si el acto del factor o dependiente le ha sido daño-
so, como por ej., si el factor ha utilizado o dfvulgado un secreto de fabrica-
ción. CCód. Civil, Art. 2314).
La respor:sabilirdad del factor o del dependiente frente al principal, puede
provenir también de la violación de las instrucciones, la apropiación del resul-
tado de una negociación, o el abuso de confianza. Pero estos hechos no exo-
neran al principal del deber de cumplir los contratos concluídos por sus fa'~­
tor~s y depcndientes (Art. 327).
El mandatario debe, en ge::eral, cumplir el encargo en cunformidad a las
instrucciones recibidas de su mandante. La recta ejecución del mar.dato, dice
el Art. 2184, comprende no sólo la substancia del negocio encomendado, sino
los medios por los cuales el mandante ha querido que se lleve a efecto. Pero
el mandatar'io puede eñcontrarse en la imposibilidad de cumplir las instruc-
ciones recibidas; en tal evento lo normal es que se abstenga de obrar. Sin
embargo de observar esa conducta puede resultar al mandante antes daño
que provecho, y el deber del mandatario será obrar en la forma que según su
prudencia, se acerque más a las instrucciones del mandante. (Cód. 'Civil, Art.
2150).
Las instrucciones que el mandante da al mandatario no constan de ordi-
nario del poder, porque no están destinadas al conocimiento del público, ni de
las personas con quienes el mandatario deba contratar, sino regulan sus re-
laciones con el mandante derivadas del contrato del mandato. De aquí, pucs,
que la violación de las iristrucciones del mandatario no exoneran al prindpal
del cumplimiento de los compromisos que aquél haya contraído en su nombre.
Pero si ellas ¿'onstan del mismo mandato, como por ej., si en el mandato para
comprar se indica la clase de mercadería o el precio que por ellas puede pa-
garse, esas instrucciones forman parte del mandato mismo y fijan los límites
del poder del mandatario. Conocidas de los terceros con quienes contrate el
mandatario, no podrán estos sostener la validez del negocio frente al princi-
pal si han sido hechos violando esas instrucciones, porque les falta el suplles-
to de la buena fe.
La responsabilidad del mandatario por la violación de las instrucciones
del mandato s,e apreciará según las circunstancias del caso. Ello queda de ma-
nifiesto en los artículos 2147, 2148, 2149 Y 2150 del Código Civil. Como la re-
gla es que el mandatario debe cumplir el encargo conforme a las instruccio-
nes recibi,das, a él corresponderá probar las circunstancias necesarias para
eximirlo de esta responsabilidad.
La responsabilidad del mandatario no existe sólo en caso de violación de
las instrucciones recibidas. Puede haber celebrado el negocio ateniéndose ex-
trictamente a las instrucciones de su mar.dante y sin embargo resultar respun-
sable. El mandatario responde hasta de la ,culpa leve, de conformiJad con lo
dispuesto en el Art. 2129 del Código Civil y ésto le impone el deber de obrar
con la prudencia que los hombres acostumbran emplear en la administración
de los negocios propios. (Art. 44 del C. C.). Un hombre prudente no realiza
Un negocio que le será manifiestamente' pernicioso; de aquí que el Código
Civil disponga que el mandatario debe abstenerse de cumplir el mandato, cu-
ya ejecución sería. manifiestamente perjudicial para el l1Iandante y de este
modo incurrirá en responsabilidad a pesar de acomodarse a la3 instrucciones
recibidas. (Art. 2149). .
También estas reglas deben aplicarse a los factores y dependientes, man-
datarios comerciales en virtud de 10 dispuesto por el Art. 2." del Código dE'
Comercio.
Terminación del co'ntrato del principal con sus factores y dependientes.-
Según el Derecho Civil el mandante puede revocar a su arbitrio el mandato y
- 51 -
ía revocaClOn produce efecto desde el día en que el mandatario toma conoci-
miento de ella (Art. 2165). En el concepto clásicó el manidante no necesita
justificar los motivos que le inducen a revocar el mandato; siendo· ~ste un con-
trato conc].uído en consideración a la persona del mandatario, el mandante,
tiene el derecho de' poner término al contrato tan pronto como la confianza
depositada en su mandatario falte. Pero en la jurisprudencia fran'cesa moder-
na se abre paso la idea de imponer al mandante responsabilidad por los per-
juicios qU(l, sufra el mandatario cuando la revocación impOrte un abuso del
derecho de revocar. (Colin et Capitan II pág. 717). El mandata~io tiene tam-
bién- el derecho de desligarse por su sola voluntad del vínculo contractual;
pero su renuncia no produce efectos. inmediatos, como ocurre con ~ la revoca-
ción por parte del mandante. Conforme al Art. 2167 del Cóidigo Civil "la re-
nuncia del. mandatario no' pondrá fin a sus obligaciones sino después de trans-
currido el tiempo razonable para que el mandante pueda 'proveer a '¡os ne-
gocios encornendados". Significa ésto que a pesar 'de su renuncia, el manda-
tario continúa responsable de la administración del negocio que le fué enco-
merda:do, y deberá indemnizar a su mamda11.te de los daños que le cause por
el abandono inmediato del negocio. Salvo, naturalmen,te, que el mandatario
"se halle en la imposibilidad de administrar por enfermedad u otra causa, o
sin grave perjuicio de sus intereses propios". (Cód. Civil, Art. 2167).
Otra es la situación en el mandato mercantil. de los factores y depen-
dientes de comercio. Este contrato, como hemos visto, se encuentra mezc1,ado
con elide arrendamiento de servicios o contrato de trabajo como hoy, se lla-
ma. El mandatario mercantil. ha consagrado todo su tiempo al mandante, ha
abandonado sus propios 'negocios en cambio de la promesa de un salario que
le hizo el principal al contratarlo. La ruptura inmediata del contrato por la
sola voluntad .de éste causaría un daño grave al mandatario. De aquí que el
Código de Comercio,' manteniendo el concepto en todo.s los contratos de tracto
sucesivo, ¡de que las partes son .libres de desligarse. por su propia vOluntad, me-
diarido un aviso anticipado de cierto lapso de Hernpo, reconozca a mandante
y mandatario el derecho de desligarse en esas condiciones,
El derecho que tratamos existe -en los contratos. que no tienen plazo de-
terminado' de duración. Conforme al Art. 335 del Código de Comercio, en la
situación de que tr:atamos, cualquiera de las' partes podrá dar por concJuído
el contrato avisando al otro .con un mes de anticipación. La misma es la regla
consagrada en el 'Código del Trabajo que es hoy la ¡,egislación destinada a
regir las relaciones. entre principal y dependientes,' incluidos los, factores, en
aspecto de arr,endamientode !>ervicios que estas relaciones p"resentan. (Art.
166). Si las funciones del dependiente no permiten calificarlO como empleado
particular, sino tan sólo como obrero, el plazo ele desahucio se reduce a seis días
(Cód. del Traoajo, Mt. 10).
Lo mismo en el Código de Comercio (Art. 335, inc. 2.9 ), que e'l Código
del Trabajo (Arts. 10 y 166), se reconoce sin embargo al patrón o al princi-
pal el derecho de poner inmediatamente término a: ,s,us relaciones con el depen-
diente abonálndole el salario correspondiente al tiempo del desahucio.
Pero si el contrato (tiene término estipul,ado de duración, carecen las
pal'tesdel der'echo de' terminado por la voluntad unilateral de una de ellas
mediante el desahucio. Con todo también en estos casos puede el contrato
terminar anticipadamente, en virtud de otras circunstancias. Aparte de las se-
ñaladas en ,el Art. 2163 del C'Ódigb Civil, el de Comercio indica: 1:9 La abso.,.
lUta inhabilitación del dependiente para el servicio estipulado; 2.9 La enajena-
ción del establecimiento en que sirvieren. (Art. 337). El Código del Trabajo
agrega otras causales, algunas de las cuales habla previsto el Código de Co-
mercio (Arts. 333 y 334) que, reúne bajo el nombre de causaJ.es de caduCidad
(Art. 164). Propiamente estos casos Ino son de terminación del contrato, en-
- JL..,-'

tendida esta palabra como forma 'lícita de disolver el víncuto contractual.


Todas ellas importan en el fondo el incumplimiento de las obligaciones con-
tractuales por algunas de las partes; corresponden entonces a la idea de cau-
sales de solución' de contrato, que técnicamente se llama "termi,nación"
cuando se refiere a los contratos de tracto sucesivo, como son los de arren-
damiento de servicios. El Código de Comercio con error de lenguaje, habla
de causales de rescisión de contrato. Este término es impropio, porque signi-
fica l.a disolución del vínculo por vicios de constitución y se empl~ para ex-
presal la idea de nulidad relativa. índice

IIJ.- LA COMISION

Oeneralidades.- La comisión es una forma de mandato mercantil. Se-


gún el Art. 236 hay cuatro clases de comisiones, ,ellas son: comisionistas para
comprar; comisionistas para vender; comisionistas para trasporte por >tierra,
Jagos, ríos o canales.- navegables; comisionistas para ejecutar operaciones de
banco.
'Concepto del contrato de comisión.- Lo que caracteriza esta forma de
mandato mercántiles, según el Art. 235 del Código de Comercio, que el en-
cargo verse sobre una o más operaciones mercantiles individualmente deter-
minadas.
Pero el de'recho comparado demuestra lJue no es éste -el único criterio,
ni el más acertado, para definir el contrato de comisión. Según los Códigos
de Alemania y Suiza, 10 característico de la comisión se encuentra en la sir-
cunstancia que el comisionista se de:dica a la compra o venta en nombre pro-
pio, pero por cuenta ajena, de mercaderías o títulos de crédito. (Cód. de Co-
mercio Alemán, Art. 383; Cód. de las Obligaciones, Art. 425). Otros códigos
no limitan e¡ úOjeto del tráfico del comisionista, entendiendo por tal a todo
aquel que ejecuta actos de .comercio en nombre propio, pero 'por
-cuenta ajena. El comisionista es, en este sistema, siempre un comerciante,
como resulta serlo también en el sistema "de los Códigos alemán y suizo; lo
'liguen los de Italia (Art. 380), Portugal (Art. 266), Y Argen'tina (Art. 222).
El sistema francésesíá poco definido y los autores discuten sobre los ca-
racter~s propios de la comisión, que sirven para distinguir este contrato de
las demás formas de mamdato. En opinión de Lyon-Caen y Renault, "la comi-
sión es un contrato, por el que un comerciante se obliga, mediante una remu-
neración que otra persona llamada comitente promete pagarle, a hacer por
cuenta de ese comitente, ,sea en su nombre, sea excepcionalmente en nom-
bre del comitente; uno o muchas operaciones comerciales" (Manual de
Droit Comercial N.Q 472 in fine). Pero esta opinión es discutida. Ella se funda
en que si bien el Art. 94 del C6d. Francés de Comercio, define al comisionista
como aquel que obra en su nombre propio o en nombre social por cuenta de
!.In comitente, lo cual supone como característica de la comisión qu el co-
misionista no obre como representante,el inc. 2.9 de ese 'mismo artículo deter-
mina- que los derechos y los deberes del comisionista que obra en nombre
de Sl1 c-omitente se rigen por el Código Civil, con lo cual, a su juicio, queda
demostrado que no es característica específica de la comisión el 'obrar el
comisionista en nombre propio.' Pero otros autores son de opinión contraria.
Según ellos habría en la interpretación de Lyon-Caen, una contradicción en
los textos legales uno de los cuales señalaría como rasgo propio de la comi:
sión que el comisionista obre en su nombre', y otro que excluirá ~se requisito
como esencial' del contrato. Pero esa contradicción no existe. El texto legal
que ordena regir por el Código Civil las relaciones entre comitente y comisio-
nista cuando éste realiza ,el negocio en nombre de aquél, demuestra que en
- JL..,-'

tendida esta palabra como forma 'lícita de disolver el víncuto contractual.


Todas ellas importan en el fondo el incumplimiento de las obligaciones con-
tractuales por algunas de las partes; corresponden entonces a la idea de cau-
sales de solución' de contrato, que técnicamente se llama "termi,nación"
cuando se refiere a los contratos de tracto sucesivo, como son los de arren-
damiento de servicios. El Código de Comercio con error de lenguaje, habla
de causales de rescisión de contrato. Este término es impropio, porque signi-
fica l.a disolución del vínculo por vicios de constitución y se empl~ para ex-
presal la idea de nulidad relativa.

IIJ.- LA COMISION

Oeneralidades.- La comisión es una forma de mandato mercantil. Se-


gún el Art. 236 hay cuatro clases de comisiones, ,ellas son: comisionistas para
comprar; comisionistas para vender; comisionistas para trasporte por >tierra,
Jagos, ríos o canales.- navegables; comisionistas para ejecutar operaciones de
banco.
'Concepto del contrato de comisión.- Lo que caracteriza esta forma de
mandato mercántiles, según el Art. 235 del Código de Comercio, que el en-
cargo verse sobre una o más operaciones mercantiles individualmente deter-
minadas.
Pero el de'recho comparado demuestra lJue no es éste -el único criterio,
ni el más acertado, para definir el contrato de comisión. Según los Códigos
de Alemania y Suiza, 10 característico de la comisión se encuentra en la sir-
cunstancia que el comisionista se de:dica a la compra o venta en nombre pro-
pio, pero por cuenta ajena, de mercaderías o títulos de crédito. (Cód. de Co-
mercio Alemán, Art. 383; Cód. de las Obligaciones, Art. 425). Otros códigos
no limitan e¡ úOjeto del tráfico del comisionista, entendiendo por tal a todo
aquel que ejecuta actos de .comercio en nombre propio, pero 'por
-cuenta ajena. El comisionista es, en este sistema, siempre un comerciante,
como resulta serlo también en el sistema "de los Códigos alemán y suizo; lo
'liguen los de Italia (Art. 380), Portugal (Art. 266), Y Argen'tina (Art. 222).
El sistema francésesíá poco definido y los autores discuten sobre los ca-
racter~s propios de la comisión, que sirven para distinguir este contrato de
las demás formas de mamdato. En opinión de Lyon-Caen y Renault, "la comi-
sión es un contrato, por el que un comerciante se obliga, mediante una remu-
neración que otra persona llamada comitente promete pagarle, a hacer por
cuenta de ese comitente, ,sea en su nombre, sea excepcionalmente en nom-
bre del comitente; uno o muchas operaciones comerciales" (Manual de
Droit Comercial N.Q 472 in fine). Pero esta opinión es discutida. Ella se funda
en que si bien el Art. 94 del C6d. Francés de Comercio, define al comisionista
como aquel que obra en su nombre propio o en nombre social por cuenta de
!.In comitente, lo cual supone como característica de la comisión qu el co-
misionista no obre como representante,el inc. 2.9 de ese 'mismo artículo deter-
mina- que los derechos y los deberes del comisionista que obra en nombre
de Sl1 c-omitente se rigen por el Código Civil, con lo cual, a su juicio, queda
demostrado que no es característica específica de la comisión el 'obrar el
comisionista en nombre propio.' Pero otros autores son de opinión contraria.
Según ellos habría en la interpretación de Lyon-Caen, una contradicción en
los textos legales uno de los cuales señalaría como rasgo propio de la comi:
sión que el comisionista obre en su nombre', y otro que excluirá ~se requisito
como esencial' del contrato. Pero esa contradicción no existe. El texto legal
que ordena regir por el Código Civil las relaciones entre comitente y comisio-
nista cuando éste realiza ,el negocio en nombre de aquél, demuestra que en
53 -
tal caso no háy comisión, sino mandato civil, ya que no se aplican las reglas
de'! primer contrato, sino las del segundo. (Lacour y Bouteron 1, N.Q 938).
De lo dicho resulta que en el Derecho Comparado, la notacaracteristica.
de la comisión es que el comisionista concluya los negocios en, su propio noro: ~
bre y no en el nombre de comitente, y como también es característica común
qu,e la comisión recaiga sobre negocios ,de comercio (mercancías y productos
en circu'lación )el comisionista es de ordinario un comerciante.
Entrenosotms el comisionista puede comiCluir ,el negocio en su nombre
o en el de su comitente (Art. 254) .y l~ mercantilidad del ,contrato que lo liga
con el comitente no se determina con referencia a él, sino a, la natura:J.eza que
el negodo encome'ndado tiene para el comitente' (Art. 223). Ya s,e ha señala-
do los inconvenientes prácticos de este sistema justamente criticado.
La nota característica de 'la comisión :en el sistema chileno, no reside puer.
en ninguno de los elementos que he vellido señalando, sieno en la circunstan-
cia que el negocio objeto del encargo :sea una operación mercantil individual-
mente determinada (Art. 239). 'Lo que en nuestro s,istema diferencia la com,-
sión del mandato de lo~ factores y dependien.tes de comercio, sería pues, se-
gún el lenguaje de un autor, "que la primera adopta un carácter esporádico .
frente al mandato en general, que envolvería un sentido de permanenCia"
(Vicente y Oe'lla. Introducción al Derecho Mercantil Comparado, pág. 280).
"En derecho civil el mandato es por naturaleza gratuitp y unilateral. Lo
primero, porqL1e el mandatario no tiene derecho a remmieración, salvo que
ésta haya sido ofrecida expresamente por el mandante o resulte tácitamente
prometida por la costumbre. Lo segundo, porque en el momento de perfeccio-
el
fl,élrSe man.dato 'sólo queda obligado el mandatario, sin que el mandante
contraiga. ninguna obligación. Las que vienen más tarde a pe.sar sobre éste
no nacen en el momentp de formación del contrato, sino por hecho,s poste-
rIores; como por -ej., la obligación de reembolsar al mandatario lo que haya
gastado <:le su peculio en la administración del negocio.
La comisión mercantil, por el contrario, es por naturaleza asalariada (Cód.
,de Comercio Art. 239). En co,nsecuencia, en el. momenlto de perfeccionarse el
contrato, ambas partes quedan obligadas: el mandatario a cumplir el en!cargo,
y el mane.ante o comitente a pagar la remuneración conve!nida o que sea
de uso. Puede, entonces, decirse que la comisión mercantil es un contrato bi-
lateral. -
Es también un contrato conse.nsüal del propio modo que lo es ,el de man-
dato civil. Co,nforme a las reglas, de este último, el mandato se entiende táci-
tamente aceptado cuando la persona que recibe el encargo pace oficio de en-
éargarse de negocios ajenos, si recibido el encargo no declara dentro de un
plazo prudencial su propósito de rechazarlo. Aun cuando se excuse de acep-
tarlo, siempre quedará obligado a tomar las providencias 'necesarias pára la
protección de los intereses' ,del que le hizo el encargo mientras éste busca un
substituto. Esta r,egla, contenida en el Art. 2125 ,del Código Civil, ha -sido re-
producida para la comisión mercantil. Conforme a 10 dispuesto por el Art. 243
del Código de Comercio, el comisionista que rehusa el negocio propuesto por
comitente está obÍigaJdo a dar aviso a éste de su repu,lsa en la primera opor-;:
tunidad y a tomar, mientras el aviso llegue a notici q del comite,nte, las me-
didas conservatiyas que la naturaleza del negocio requiera, como 'son las con-'
ducentes él impedir la perdida o deterioro de lasrnercaderías consignadas, la
caducidad de un título, una prescripción o cualquier otro daño inminente.
El fundame,nto de esta regla se ,encuentra en que, siendo el comisionista
un profesional del comercio en esa clase de giro (administración de negocios
.ajenos), el comitente presume jitsfame,nte que su negocio' será aceptado. El
CódigoCivíl lo expresa claramente, 'pero no as$. el Código de Comercio. Apli-
ca.~do el artículo ateniéndose a su riguroso tenor literal, habría, pues, que
- 54--
concluir, que si la' comisión se confiere a una persona que no hace, oficio de
ocuparse de 'esa clase de negocios, un agricultor, o un empleado público, por
ej., pesaría siempre sobre ella la obligación de avisar su repulsa, y adminis-
irar provisoriamente, entre tanto, el negocio encomendado. Pero esa solUl:Íón,
como acertadamente observa el señor Ibáñez sería injusta (Ibáñez. Revisión
del Código de Comercio, pág. 96, nota al Art. 243). Deberá pues entenderse,
que ·ella es sólo aplicable cuando la persona que recibe el encargo es un co-
misionista de profesión. Esta es también, a falta de texto, la solución admi-
tida por la doctrina francesa. (Lacour Bouteron, 1, N.Q 941),
La obligación de que tratamos no pesa indefinidamente sobre el comi-
sionista. Recibida por el comitente la noticia de su repulsa a aceptar el en-
cargo, deberá éste dentro de un término prudencial, proveer a la substitución
del comisionista. Si transcurrido ese ténnino, cuya apreciaciá:n queda entre-
gada al arbitrio del tribunal ,siendo un hecho no susceptible de censura por el
tribunal de casación, y el comitente no substituyera al comisionista, tiene éste
el derecho de consignar las mercaderías y vender, con permiso del juzgado,
las necesarias para reembolsarse de 10 que haya gastado para su cuidado y
conservación. (Art. 244) .
. El Código' de Comercio no dió regla especial sobre la capacidad neces'a-
ria para s~r comisionista, como lo hizo para los factores (Art. 338) y depen-
dientes (Art. 342). A falta de texto habrá de recurrirse a los principios ge-
nerales. Si la operación encargada no es Un, negocio mercantil, no habrá pro-
piamente comisión, sino mandato civil y se aplicará lo dispuesto en el Art.
2128 del Código Civil que admite que un menor no habilitado o una mujer
casada puedan ser mal1datarios. En la hipótesis de que' el mandato sea mer-
cantil o de que el comisionista sea un comerciante, se aplicarán las normas
que ya conocemos sobre capacidad para ser comerciante y hacer act'os de co-
mercio.
El Derecho Civil, consagra como principio la facultad del mandante de
poner térmtno al mandato a su arbitrio mediante la revocación (CÓ'd. Civil,
Art. 2165). Pero en materia de comisión la regla es modificada. El comitente,
dice el ArL 241 del Cód. de Comercio, no puede revocar a su arbitrio la co-
misión aceptada cuando su ejecució:1 interesa al comisionista o a terceros. El
estudio de esta disposición puede hacerse considerando los dos casos de que
ella trata. El primero es el caso de interesar la comisión al comisionista. La
determinación de esta circunstancia es una cuestión de hecho, que apreciarán
soberanamente los jueces de fondo. El segundo es el caso e;¡, que la comisión
interese a un tercero. Con arreglo a 10 dispuesto en el Art. 238, la comisión
puede darse por cuenta de un tercero; es éste un caso de estipulación por otro.
De acuerdo con lo dispuesto por el Código Civil, cualquiera pueje estipular
a favor de una tercera persona; pero mie'ntras no interve):1ga la aceptación
expresa o tácita de esta última, el contrato es revocable por la sola v)Üluntad
de quienes intervinieron en él. Si la comisión ha sido dada en esta forma, no
interesa al comitente, sino al teréero por cuya cuenta la dió; ,naturalmente que"
mientras este tercero no intervenga aceptando lo estipulado, en su nombre,
podrán comitente y comisionista dejar sin efecto lo estipulado. Pero no se
trata aquí de resolver ese caso, sino el de revocación por la sola volunta.d
del comitente. Con arreglo por 10 dispuesto por el Art. 241 del Código de Co-
mercio, siempre que la comisión apa'rezca dada en interés a un tercero no
podrá el comitente revocarla a su arbitrio.
La violación de esta regla impondrá, pues, con arreglo a los principios
generales, la obligación de indemnizar los perjuicios. que el comisionista o el
1.ercero sufran con motivo de ella.
Al igual que en Derecho Civil, el comisionista no puede desligarse del
vínculo contractual, si su renuncia causa al comitente un gravamen irrepara-
- 55 -.,--
ble, sea ponfue no pueda proveer por 's,í mismo a la administración del' ne-
goció, sea por la dificultad de dar un substituto al comisio,n,ista. ,(Art. 242). No
se tra,ta precisamente de prohibir al comisionista el derecho a renunciar el
erú.argo una vez aceptado. Se trata, s,olamente, de regular el ejercicio de' ese
derecho que se niega cuando de ,él resul,te un perjuicio grave. ~
, El mandato civil termina' por la muerte del mandante (Art. 2163, N.o 5).
No así la Comisión merc,antiI. La razcón de, esta regla ha de encontrarse en las
circunstancias, de que para el comisionista que se encarga de un negocio ajeno'
mediainite un sala'do, no es fundamental la persona del comiten.te, como 10 es
en Derecho Civil. Particularmente en el supuesto de mandato' gratuito. De
aquí, pues, que la comi,sión mercanti:! no termine, por la muerte del comiten-
te; las obligaciones y derechos de éste, dice la ley, se trasmiten a suS herede-
ros. (Art. 240). Pero, einca:mbio,es fundamental para el comitente, la persona
del comisionista, y es por eso qUe la regla del Derecho OivH conforme a la
cual el mandato termim'a con ia muerte del mandatar,io (Art. 2163 N.Q 5) no
ha sido derogada en materia de comisión mereantil. Pero si en vez de contra-
tar con un comis,ionista, se ha tratado con una firma :de comisionistas, aun
cuando uno de eUos muera, siempre subsistirá la comisión mientras subsista
la empresa de comisionistas. La solución esta:ba dada expresamelntt,e en el pro-
yecto del señor Ocampo (Art. 354). La supres,ión del texto, no suprime, sin
embargo, su solueioÓn; por,que ella se impone por los priíncipios generales.
Aceptado el encargo (y -la aceptacióm: puede ser expresa ~o_ táci:ta), el comi-
sionista queda obligado a' concluirlo bajo pena de responder de' lüs perjuicios
que cause al comitente su inc~umplimiento (Art. 245), salvo, n1atu,ra:lmente, que
haya podido liberarse mediante renunda~ en los casos en que ésta es lícita, o
que el incumplimiento no le. sea imputable. Pero, con arreg'lo a los principios
generales, pesará sobr,e el comision'ista la. prueba de su excusa: Po!elrá esta ex-
cusa consistir en que el comitente illlO ha ct,lmplido las obligaciones que a' su
vez contrajo, como, por ejemplo, proveerlo de los fondos. ne..cesarios para
cumplir 'el encargo; o en la imposibiUdad de cumplido con arr~lo 'a las ins-
trucciones redbidas (Código Civil, Art. 2150) o en las circunst'apdas de se;
dañoso para el .comif.e'nte cumplir él encargo aún con arreglo a sus in,struc-
ciones (Art. 2149) o en otras cir:~unstancias que a juicio del tr,ibunal excusen
la culpa. ' . '
Por la aceptación del encargo, el comisionista queda obligado a cuidar los
efedos sobre que versa la comisión (Art. 24q). En el cumplimi,e11to de esta
obligadón, el comisionista, que es un' mandatario, responderá hasta !ele cul-
pa leve (Art. 2129), debiendo apreciarse la cfrCll'nstancia con mal)'or rigor
si es un comisionista asalariado, como ocurre normalmente. Cesará la res-
ponsabilidad si la pé!rdida o dete,rilOfo de 10s efectos o mercaderías ocurrie-
re por caso fortuito o por vicio propio de 1ascosa:si (Art. 248). Pero aun en
este caso res;ponderá si el caso fortuito o el vicio J.e juero11impll'table. La
prueba del caso fortuito o del vicio propio de la cosa, recae,rá sobre el co-
misionista.
La ley presume qbe ,el comisionista recibe en bitenas condiciones la
mercadería, si .éste, en el momento de recibo, no l;!ace constar ·su disconfor-
midad con la carta de porte o el conocimiento y no da aviso a~ comitent,e
(Art. 249, 302 Y 303). Es,tos arlículosse refieren a una fOl'!rna legal de ha-
cer constar tales circunstancias; pero no la estahlecen. La manera de hacer
el reclamo la encontramos regulada en los millos refel1entes al transport~.
íelfr,estre y maríti1no. Con arreglo a estas últimas normas, el consignatario
!) cualquier interesado, pueden, .antes de que la descarga s,e verifique, exi-

gir el reconocimiento judicial de la mercadería, si los bultos ofrecieren se-


ñales exteriores de faltas o averías (Art. '1005). Este derecho podrá ejer-
citar~e dentro ¡de las 48 horas siguj.entesa la entreg.a de la· mercadería,
-56-
cuando 'han sido entregadas sin previo examen o recibidas bajo protesta es-
aita (Art. 1006). El plazo se extiende a 72 hOlias contadas desde la entre-
ga, cuando faltaren las señales exteriores de deterioro y siempre que el in-
teresado en el reclamo justifique la identidad de las mercaderías en su po-
der con las r,ecibidas del fletante (Art. 1007). En el transporte terrestre, el
c()Insignatario fiene los derechos y obligaciones que corresponden al carga-
dor (Art. 218). En lo referente a la rec.epción de mercaderías se aplicarán,
pues, las normas del Art. 214. El reclamo por faltas o deterioros deberá ha-
cerse en el. acto mismo de recibir las mercadería~ porteadas, ,si éstas presen-
taren señales exterior,es de deterioro y dentro d~ veinticuatro horas en caso
contrario. Estas son, pues, las formas legales de hacer constar por el comisio-
nista el ,dete¡;ioro o pérdida de mercadería en el momento de recepción.
Establecida, según hemos visto, una presunción legal de que el comisio-
nista recibe en buenas condiciones las mercad~rías correspon::1erá a él la prue-
ba contraria (Art. 303).
El comisionista debe cumplir el encargo de conformidad con las instruc-
ciones redbidas. (Art. 268). Las instrucciones mIran solamente las relaciones
entre comitente y comisionista y no interesan a los terceros. Así, pues la vio-
lación de las inst~ucciones 'no autorizan a los terceros que trataren con el co-
misioniSta de desligars,e de los contr,atos concluidos CO'n él; (Art. 270); del
mismo modo que ,tampoco podrá ser invocada por el comitente frente a ter-
ceros para desligarse de los contratos que el comisionista concluya en su
nombre, salvo que constaren del mandato y hayan sido con.ocidas del tercero
contratante.
Si del cumplimiento literal de las in;s.trucciones recibidas resultare per-
juicio para el comitente, el comisionista deberá suspender la ejecución del en-
cargo·y dar ,aviso al comitente, en la primera oportunidad (Art 268). Es esta
una regla análoga a la contenida 'en el Art. 2149 del Código Civil.
Igual conducta debe seguir el comisionista en los casos no previstos por
el comitente al darle instrucciones; salvo que estuviere autorizado para pro-
cedfi" a su arbitrio o que la naturaleza del negocio impidiere suspender su eje-
cución sin grav,e daño; en cuyo caso deberá proceder conforme a los usos o
procedimjentos de los comerciantes entenldidos y diligentes. (Art 269). La
regla que da el derecho comercial para este caso, es de contenido análogo a
la del artículo 2150 del Código Civil. Pero el tipo ,de comparación para la pres-
lación de la culpa no es el hombre diligente (buen padre de famUia del dere-
cho romano) sino el comerciante ,entendido y diligente; en último término, un
tipo más espeCificado de padre de familia.
El comisionista debe cumplir el encargo por sí mismo, 'estándole prohi-
bido delegar en otro su cumpHmiento. (Art 261). Pero esta regla no es abso-
luta, y el valor o licitud de la delegación deberá apreciarse en cada caso. Des-
de luego, no está prohibido al comisionista encargara sus dependientes aque-
llos actos complementarios o subalternos que conforme a la costumbre del lu-
gar se encargan a los dependientes (Art. 262). Pero, además 'de los término.;
mismos del encargo, o de circunstamcias posteriores, puede resultar implícita
una autorización para delegar.
Esevrdente que será lícito al comisionista delegar el encargo si está au-
turizado expresamente para hacerlo (Art. 261). Pero, además, puede resultar
implícitamente autorizado para ello. Determi'n.ar si existe esa alJtorización im-
.plícita es un procedimiento de' interpretación de ,voluntad cuyas conclusiones de
hecho queqarán fuera del control del tribunal de casación. La misma ley esta-
blece una presunoión de esta naturaleza en el Art. 264, donde s·e entiende que
el comisionista está autorizado para delegar cuando le fuere imposible obrar
por sí mismo y si siguiere perjuicio al comitente de la demora. Supuesto de la
autorización presunta es el peligro de daño en la demora, de manera que no
- 57-
habiéndolo falt<l'rá.la autorización y el comisionista que esté impedido, deberá
dar aviso de esa circunsta:nda ,al comitente y esperar sus 6rdenes. (Art. 264,
inc. 2. Q ) .
La deIegación implícita o explícita, puede ser hecha en nombre del comí-
sionista oen 'nombre ,del comitente. En este último caso la ley chilen.a ,entiende
terminada la comisión con respeCto al comisionista delegante (Art. .266 inc. l.Q) .
La cwestiÓlm de si termina el mandato por ,el hecho de que el mandatario .dele-
gue en otro el encargo,. ha sido también planteada en Derecho Civil donde no
exi'ste un texto 'explícito ·cómo en ,el Código de ,Comercio que 1íecién citamos.
Las opiniones se han diy.idido en la ]u[i'spmdenoia (en el sentido de la termina-
ción dlel mamdato, s. 1489,p. 1050, Gaceta 1880) , (en sentido conÍl:ario, s. 323, .
p. 1197, gaceta 1888). No parece sin embargo fundada la opi'nión de los que
ven en la delegación del mandii.to Civil una causa de extinción de 'éste; pues los
textos se. pr,esentan poco favorables. En ef.ecto según ,el Art. 2136 la delegación
no aut01.1izada o n~ <ratificadá 'expresa o tácitame¡n,te por e! mandante no da de-
derechos a terceros en su contra por los actos del delegado; ,en tal supuesto
es de. toda. ey.j.dencia que, ;n.o produciendo efectos .Ia del'egación frente al man-.
dalnte, ·el vínculo de éste con el mandatarÍio delegante subsiste len toda su inte-
gridad. Otra podría ser la soluCión en ,el caso de que el mandafatrio haya sido'
autoriz<l'do para ¡del'egar en determinél'da persona, y delegue ,en el'la,. porque con
arreglo al artículo 2137 en ese supuesto se produce entre el mandante y el de-
legado un nuevo mél'ndato que sólo puede ser revocado pOlr el mandante y no
se exün¡gue ni por la muerte del delegante .ni por otro motivoQ que se refiera
'a ,éste.
Pero si ,el ,comi'sionisf.a delega en su propio noQmbre subsiste el vínculo que
lo liga con su comitente y nace uno nuevo entre él y el del,egado, que no afecta.
por lo tanto al comitente. (Art. 266). . ,
Debe distinguirse en el 'estudio de la delegación de las funciones :del comi-
sionista estos dos supuestos: a)'el comitente ha designado la persona en quien
. podrá hacer la delegación; b) ~a persona' no ha stdo designada.
En el primer 'caso, lel comisionista ,no responde de los hechos del dele.gado;
salvo que al tiempo de hacer la delegación hubiere su,frido menoscabo l.a repu-
tación o' solvencia que gozaba la pers.ona designada 'en la época en que el co-,
mitente lo de.signó al efecto. Enl tal 'supuesto dispone la ley que el comisionista
deberá abstenerse de hacer la delegación; de donde se sigue que responderá de
los perjuicios que sufr.a el ,comitente, si €'n vez de él!bstenerse delega, porque
ello importará una falta de prudencia constitutiva de culpa.
Si la persona del :delegado no fue nombra.da por el comit'ente responde de
los daños que el delegado 'causare al comít'eníe: a)' SI eI' delegado no fuere per-
soma notoriamente ca:paz y solvente o b) si al verificar la substitución hubiere
alterado d~ algún m,odo la forma de la comisión (Art. 2065). .
En todo caso el comi'sionista deberá comunicar a su comitente el hecho de
la delegación y de la persona en quien l~ hi2:o~ (Art. 267).
En el cumplimiento del encargo el comisionista puede obrar, en su propio
nombre o en el de su ,comjtente. En este último caso obrará ,como representan-
te, de manera que frente a terceros no quedará él obligado por el' contrato, sino
su comitente ,en cuyo nombre lo ,celebró. (Ar1:. 260), Conservará, sin embargo
frente al mandante y tercems, sus derechos como mandatario comercial y res-
ponderá en el mIsmo carácter. '
s'í obra en su pr.opio nOlmbre (yen caso de duda s.e presume que obra
así). (Art. 259), como no hay representación sólo él quedará obliga:do frente
a terceros, y aun ,cuando el comitente se haille presente en la conolusión del con-
tr,ato Y' se haga saber como inte¡:esado en el negocio osea ,notorio su interb,
no ,quedara obligado frente a terceros (Art. 255).
-- 58 -
Pero, puede el comisionista reservarse, en el momento de concluir el nego-
cio, declarar la persona, por cuenta de quien lo celebra, en cuyo caso, hecha la
declaración los efectos del contrato se producen retroactivamente en la perso-
na por cuya cuenta se declare haberlo celebrado (Art. 256). En este caso desde
el momento de la celebración del negocio el tercero que contrata con el ca mi-
5ionista sabe que no es éste el interesado en el negocio y formalmente resulta
expresada esa circunstancia la reserva del derecho de declarar con posteriori-
dad el nombre del interesado. De aquí entonces, que una vez hecha la decla-
raci6n los derechos y obligaciones que el contrato produce pertenezca y recai-
ga sobre la persona ¡declarada. ,
Celebrado el contrato por el ,comisionista en su propio nombre, el comiten-
te carece de acci6n directa contra los terceros; .pero podrá obrar contra estos
en cuanto cesionario de las acciones del comisionista, y éste ,estará obligado a
hacer la cesión (Art. 257).
En vez de exigir 'la cesión de las acciones del comisio'tlista, el comItente
puede declarar a los terceros que el contrato concluido por el comisionista le
pertenece, y que toma sobre sí 'el cumplimiento. En, cuyo caso se mantendrán
siempre los efectos del contrato concluído entre comisionista y terceros, y el
comitente será mirado como un fiador de aquel (Art. 258).
Sea que obre en nombre propio o ajeno, ,el comisionista no puede contratal
consigo mismo sin expresa autoriz,ación de sus comitentes. Así, dice la ley, -
no podrá comprar o vender por cuenta de un comi:tente, mercaderías que tenga
para vender o que esté encargado de comprar por cuenta de otro comitente;
ni comprar para sí meJ;caderías' de sus comitentes, o adquirir para ellos efec-
too que ¡le perten,ezcan (Art. 271).
El contrato supone el acuerdo de dos intereses opuestos; si estos intereses
aparecen gestionados por una misma persona que obra como representante de
dos patrimonios surge el problema :de la validez del negocio. En opinión del
señor Alessandri, que es quien, entrenoosotr,os,' 'se ha ocupado con detención de
esta materia, el acto celebrado es jurídicamente posible en nuestro derecho, ya
que no lo h'a prohibido de un modo general limitándose a prohibirlo en caso:;
específic{)s. Si pa~a esos casos la ley ha ,es,tablecido prohibición, argumenta el
señor Alessandri, 'es porque jurídicamente es posible auto-contratar; si así no
fuera la ley o habría' establecido una prohibidón. gen.eral, o no habría dicho
nada. "Se prohibe, dice, los actos que ,pueden celebrarse como un medio de pre--
venir los peligros que plledan acarrear en ctertas circunstancias; pero no se
prohiben los que 'por su naturalez,a, no pueden celebrarse jamás. La ley, agre-
ga, prohibe el matrimon10 entre ascendientes y descendLentes porque es prác-
ticamente posible, 'pero no prohibe el de personas de un mismo sexo porque ni
jurídica, ni materiaJmelltte cabe su posibilidad". (La auto contratación, o el acto
jurídico consigo mismo, por Arturo Ales.sandri R. N.9 21; publicado en Revista
de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXVIII; hay separado).
No pertenece a la teoría del Der~cho Comercial el examen de esta materIa,
de man,era que nosotros, reconociendo su ninguna importancia nos limitamos a
esbozarla y a con.st,atar que el contrato de comisi6:lJque estamos tratando, es
principio que el comisionista sólo puede contratar con autorización del comi-
tente. La ley, sin embargo, admite que e1 comisionista puede auto contratar,
sea 'obre como represe!,1tante de su patrimonio y de un comitente, sea que 10
haga como representante de dos comitentes, o cuando éste o ellos lo autorizan.
Con lo cual se confirma la opinión expresada por el Sr. Ales3ündri, de no ser
imposible jurídicamente el auJo contrat,o .
. La auto contratación está prohibida al comiSIOnista cuando representa 1n-
tereSE!S incompaübles, de manera que cesando o no existien,do la incoll1patibil;·
dad, lo que es una cuestión de hecho determinar, cesará la impo;sibilidad de
auto-contratar.
59--
Cesa, también, según ya vimos, cuando el O ilos ,comitentes autorizan 2i
\'omisionista ,para auto-contratar. Pero la autorhadón, como eJí!presa el señor
Alessandri, debe ser formal, esto 'es, "expre~a", no pudiendo. presumirse .por
fuerte que sea-n! las 'Presunciones. (O.p. cit. N.Q 97).
Conocida la regla que prohibe la auta-contratación al comisionista, intere-
Fa saber cual es la sanción que trae el a-cto celebrado contraviniendo a :la pro-
hibición. Según elArt. 1446 hay objeto ilicito ,en todo contrato prohibido por
la ley, y conforme a~ Art. 1682 del mÍ'!>mo cuerpo de leyes, la nulidad produc.ida
por un objeto o causa .ilícita es absoluta. Pudiera, pues, estimarse que prohibi-
da ,al comisionista Ia auto-contratación, el auto-oontrato celebrado violando la
prohibic.ión es absolutamente nulo. El señor A:I'essandri,estima sin embargo,
que la nulidad es meramente relativa, por.que el acto' no está propiamente prohi-
bido sino autorizado bajo cierta-s circunstandas o condiciones. "Acto prohibido,
dice, es el que no puede reaJlizal1se en forma alguna, bajon,ingún pr,etex'Ío. El que
puede celebrarse llenando ciertos requiSitos, no lo' es; por el contrar.io, es per-
mitido. Así ocur,re con ,esta compra-venta; - se refiere al Art. .2144 del Cód.
Civil, -.- que puede verificarse mediante l~ a-probación expresa del mandante.
Esta aprobación viene entonces,a ser un requisito Q. formalidad pres,crita por
la ley para que el aoto pueda realizarse y como no se ha exigido en, considera-
ción a la :natura!leza del mismo, sino a la calidad del mandante que invilsta una
de las 'partes, oo,n ea pro,pósito de proteger sus intel"'eses" su omisión 'pro7juce
nulidad relativa, según el Art. 1682" (op. dt. N.\> 75 Y 98).. ConsecuenCia de
éSlto será entonces, que el mandante podrá hacer suyo el negocio conduído
por el comisionisía'c<Ynsigo mismo o como comisionista de otro cliente, dando
así a posteriori el consentimiento necesario para la le'gítima conclusión del acto.
Pero la Corte Suprema ha sido de otra opinión y ha',estimado que el auto-con-
trato del comisionista, estando prohibido por ei Art. 271 del Cód. de 'Comercio,
es absolutamente nulo. En .la ,especie fa'¡¡aida 1Jür esta sentencia (CaSlación fon-
do, 16 de .octubre de 1916, Revista de Derecho, y Jurisprudencia, tomo XIV, se-
gunda parte, se,cdón primera., pág. 261), el comisionista encargado de operar
en acciones 'LlaIlagua, vendía as:u cliente la-s acciones que estaba encargado
de comprar cuando ,el precio del mef'cado era conlveniente para su intento y
compraba para si esas mtsmas acciones cuando eQ predo había bajado y la
operación le resultaba favorable. "De- esta manera, dice la sentencia, los que
siempre tenían que perder en ese juego desigual y doloso, eran los comitentes
engañados, y los que siempre 'tenían .que ganar eran loscomisio'ni:stas autores
de la empresa". La doctrina de la Corte Supretma, fundada exelusiv,amen te en
la afirmación aparentemente' favoredda por los textos, de estar prohibido el
auto-'contrato por el Art. 271 del Código' de Comercio, no' parece destinada a
hacer jurisprudencia.
Los escritores franceses, Thaller entree1los, examinando el mismo 'céllso con-
cluyen que si el comitente, en conocimiento de su comi'sionis,ta 'se, transfortrnó en
contra parte de.l ,negocio, ratifica 'J a:prueba éste, desaparecido, el vicio, desapa-
re-ce la causa de nulidad (ThaHer. Traité élémentaÍ're de droit commercial 5.<;1
edidón, N.Q 997 ter). Es así, raUficable.
, Rendición de cuentas.- Durante el desarrollo de las negociacione-s el comi-
sionista debe iniormar a su ,COJmitente :de todas las nuticias referentes a la 11E::-
godación que puedan inducir al comitente a confirmar,' revocar o modificar sus
instrucciones (Art. 250). Terminado el 'üegocio, mejor dicho, terminada la co-
¡nj:,jón. (aun cuando nO ,se haya logrado, re,ali:zar el negocio 'encomendado), el
comisionista debe: l.\> dar inmediato .aviso a su comitente; 2.Q rendir cuenta de
su a-dministración, devolviendo al .comitente lo,s títulos y demás piezas que le
hubieré entregado para cump~ir el encargo; salvo las cartas misivas; 3.Q rein-
tegrar al ,comiten~e el satdo .que resulte a su favor. (Art. 279).
- 60-
De estas obligacioines, las más illlportantes son la de rendir cuenta y ¡es-
Muir el saldo resu:ltante. De ellas trataremos a continuación .
. La cuenta debe ser detaIIada y justificada, esto es, debe especificar todos
,JS datos necesarios para su acertado entendimiento por el comitente y sus
partidas deben ser comprobadas por el comisionista. La obligación de rendir
cuenta recae ,sobre todo mandatario, y así 10 ex,presa el Código Ovil. Conforme
·al Art. 2155, de ese cuerpo de leyes, las partidas importantes de la cuenta de-
ben ser documentadas., si el mandan,te no hubiere acordado otra cosa. La ley
comercial no hace distinción acetca d~ la importancia de las partidas para exI-
gir su justificación, porque el comisionista es de ordinario un comerciante obli-
gado a llevar ,libros y la 'ley requiere que su cuenta se haga en concordruncia
con las anotacion.es de su contabilidad, (Art. 280). Con todo, es ,evidente que,
tratándose de partidas pequeñas. y de gastos inevitables, la exigencia de prue-
ba se apreciará con más latitud, sobre todo si el comisionista no es un comer-
ciante.
La ley no ha señalado la forma de rendir la 'cuenta; ésta se determinará
según' las circunstancias. de cada caso. Se ha fallado, sí, que para la comisión
que cónsiste en ,com'prar cierto número de acciones la cuenta queda ,satisfac-
toriamente rendida COn que el comisionista entregue al comitente los títulos
<le las acciones compradas y ponga a su disposición el dinero no invertido (ca-
saciÓn fondo 9 de Enero de 1915; Revista de Qerecho y Jurisprudencia, tomo
XIll, segunda parte, sección primera pág. 436).
La ren,dición de la cuenta comprende la entrega de la cosa que se haya
adquIrido por el comitente y la restitución de los documentos, títulos y piezas
que el comitente haya puesto a disposición del comis.ionista para el ,cumpli-
I1Jlento del encargo así como las mercaderías no vendida:..
Si el wmisionista óbró en nombre propio para cu¡nplir el encargo, la ren-
diciOn de la cuenta deberá comprender el traspaso del domin,io ,de las merca-
derías adquiridas por cuenta del comitente porque aun cU;lJndo haya obrado el
comisionista en nombre propio ha obrado por cuenta de su comitente (Art.
298). . .
La rendición de cuentas deberá hacerse tan pronto como el negocio haya
quedb.c!o concIuído. Desde este momento el comisionista caerá en mora si no
rindiese su cuenta y soportará las s'anciones como deudor moroso que le im-
. pone la ley. Son estas sanciones. la pérdida de su derecho para cobrar al co-
mitente sus intereses por sus avances desde el ,día de la mora (Art .283), Y la
obligación de abonar, a su vez, intereses al comitente por el saldo resultante
a favor de éste. (Art. 281).
El saldo debe ser enviado por el co¡misionLsta tanto pronto como termine el
negocio, y cumpUda la obligación en estas condiciones, los riesgos de la remi-
sión del saldo serán de cuenta del comitente. (Art. 282). A contrario debemos
concluir que si la remisión del saldo se hace después de que el comisionista está
en mora, los riesgos del envío son de su cuet\.ta. (Compárese, Código Civil Art.
1547).
Obligaciones del comitente frente al comisionista.- El co:misionista tiene
derfcho a que se le retribuyan competentemente sus servicios (Art. 275), por
el cOlnitente. La retribución debida será la estipulada; y a falta de estipulación
la que sea de ,uso en la plaza donde la comisión fué desempeñada, yen' su de-
recto 1a acostumbrada en la plaza más inmediata. Si el uso faltare o no resul-
tare bien establecido, cbrresponderá al juez regular la remuneración atendida
las circunstancias. (Art. 275).
Fuera de la remuneración prometida o de uso, el comisionista no tie.ne de-
recho a obtener del negocio ningún otro lucro debiendo restituir a su comi-
~ente cualquier provecho directo o indirecto que obtuviere en el desempeño de
su mandato. Así el comisionista encargado .de vender mercaderías no puede
- 61 -
dejar para sí el sobre precio que obtenga so.bre el fijado en sus instrucciones
y la apropiación de este provecho constituye estafa (casación, 16 Octubre 1916,
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XW, 2.!l parte, sección 1.'.', p. 261);
salvo naturalmente que por convenio especial se .hubiere acordado que el sobre
precio le pertenezca o sea de provecho común para comitente y comisionista.
(Art. 306). ' . , . i ¡ ¡ ~!iftt; 1

Si haciendo uso de la autorización conferida, el comisionista hubiere auto'::


contratado e.n e( cumplimiento del encar.go,el comitente sólo deberá la mitad
de la comisión, a menos de convenio en contrario . (Art. 276) y si hubif're
sido revo'cado el encargo' antes de la conc1usió.n del n~egocio, sólo tendrá de-
recho a remuneración por el. trabajo realizado has!ta el momento en que le hll-
hiere llegado la noticia de su revocación. (Art. 277).
COima todo m.andatario, el comisionista tiene derecho a exigir de su comi-
tente los fondos necesarios para la ejecuc~6n del encargo. El incumplimiento
de esta obligación por ,parte del comitente autorizará al·wmisionista para re-
nunciar . el encargo, sin responsabilfdad; a menos que se hubiere obligado a
a.ntidpar fondos. (Art 272).
Cumplido el en.cargo tendrá derecho a que su comitente le reembolse 10
gastado con los intere,ses corrientes, aun cuando 'la comisión no se haya eva-
cuado cumplidamente. (Art. 264). .
Derecho de retención, a favor del comisioni.sta.- El comisionista goza del
derecho legal de retención para garantía de pago de lo que le deba el comiten-
te. Es éste un derecho que se reconoce en dodas ~as legislaciones al· comisionis-
ta; nuestro Código Civil sigue esa tradidón, 'all disponer en el Art. 2475 que el
privilégio de.l consignatario en Jos e,feotos. consignados se regirá por el Código
de ,Comercio. Este último cuerpo de leyes, reconoce en efecto, al comisionista el
derecho de retener las mercaderías consignadas hasta el ·preferente y efeC'üvo
pago. de sus anticipaciones, in,tereses,' ·costos y salarios';' el de ser pagado pre-.
terentemente a los demás acreedore's del comiten'te sobre e1 producto de las
mercaderías consignadas, que podrá retener para esas efectos,.y por último, U'n
derecho de prenda sobre las mercaderías que se ,le hubieren. entrE'gado. real ()
virtua,lmente. (Arts. 284, 287 Y 289). .
Conceptos del derecho de retención.- Sus semejanzas en .otras instltucio-
nes.- El derecho 'legal de retendón, tal cuar resulta de las di,sposiciones del
Códjgo ,de Comercio, es un poder de hecho qué el' comisionis.ta ejercita sobre los
eféctos' consi'gnados sobre el ,precio de los mismos que retiene en su poder has-
ta ser pagado ·de sus crédi,tos. Se configura así el derecho legal de retenciÓn en
forma muy semejain,te a la llamada "exceptionon adiplendi contratus" propia de
los contratos bila1.era:les". En este tipo de ·contrato las dos partes son recíproca-
mente obligaidas de manera que según una expresión corriente, la obligación
de la una sirve de -oausa a Ja 'otra. Sea en razón de este f'undamento qu·e invo-
can los autor~s ca:usalisltas (Capitant, De la Cause de.s Obligations, N.Q, lZ4 y
125), sea en .razón de un prin'cdpio de equidad, y para que la voluntad de; las
partes se cump'la real y verdaderamente (PlanioI, n, N.Q 949 Y '1309), es el he-
cho que en 10s contratos bilaterales así como se reconoce a una de las. partes
el dere'cho de .pedir la resolución del contrato ·cua.ndo. la contra parte no cum-
ple c0ll. sus obligaciones,' se reconoce tamb.ién en iguales circunstancias, el de-
rec'ho de no cumplir sus propias o'b'ligaciones si la contra parte no cumple Ia3.
suyas. Nuestro Código Civil 'consagra esrt·e derecho en el Art. 1552 al decir que
en :os contra,tos bilaterales ninguna de las ·partes se encuentra en mora dejan-
do de cumplir 10 pa.ctado, mientras el o,ho no lo cumple por su parte o no ~·e
aMana a cumplirlos ,en da forma y tiempo debidos. En una y otra hipótesis (re-
tención y E;xeptio non adi'Plendi contractus), el derecho recon.oce a una de las
partes la facultad de suspender o retener el cumplimiento de su obligación.
Por este mismo efecto, plJdiere también compararse el derecho legal .de re-
- 62-
tención, él la excepción de compensación que tiene lugar cuando dos persunas sor¡
recíprocamente deudoras y produce como efecto la extinción de ambCls deudas
hasta concurrencia de sus valores (Cód. Civil, Arts. 1655 y 1656). Aquí tam-
bién puede verse Un caso de retención recíproca de las prestaciones; pero con
un efecío particular que no permite confundirla ni can la retención ni con la
exceptio non a,di,plenti ,contratus, y es que su efecto es :lefinitivo que extingue
las deudas. En los otros casos,en cambio, la retención u la suspensión del C~lm­
plimiento de, la deuda no es definitiva sino transitoria haAa que iD. contraparte
cumple la prestación debida.
El derecho legal de retención ,presenta otro interés que el de evitar que
el acreedor retencionario sea obligado a restituir la especie retenida mientras
no sea pagado de su crédito, que sería solamente un modo de ubligar al proplc,-
tario de la cosa a pagar su deuda para obtener la res,titución de aquella; otor-
ga, además, un privilegio oponible a los demás acreedores en caso de quiebra
para pagarse con preferencia a ellos sobre la cpsa retenida.
Nuestro Código Civil trata diversos., casos particulares donde reconoce el
derecho legal ,de retención, cama un privilegio de segunda clase. Tales son, por
ej., el del posadero sobre los efectos del deudor introducidos por éste en la
posada, mientras permanezcan en ella y hasta concurrencia de lo que se deba
pl)r alejamiento, expensas y daños; el del acarreador o empresario de transporte
sobre los efectos acarreados, que tenga en su poder o en el de sus agentes
o dependIentes, hasta concurrencia de lo que se deba por acarreo, expensas y
daños (Art. 2474). También es un derecho de retención el reconocido a favor
del arrendador wbre las especies introducidas por el arrendatario en la cosa
arre::dada (Art. 1~42). Pero carece ese cuerpo de leyes de una disposición que
reconozca de modo general el ~derecho de retención legal a favor del detenta-
dor de una C03a ajena hasta ser pagado de 'lo que deba el propietario de esta
,cosa. El texto, lo encontramos en cambio, en la ley de quiebras, cuyo Art. 95
dispone que aparte de los caracteres expresamente indicados en las leye);, la
retención tendrá Jugar siempre, que la persona que ha pagado o se ha obliga-
do a pagar por el fallido, tenga en su poder mercaderías o valores de créditu
que pertenezcan a aquél, con tal que la tenencia nazca de un hecho vo,luntaril)
del fallido, anterior al pago o a la obligación, y que eS03 objetos no hayan sido
remitidos con Un des,üno determinado. (Igual texto. Cód. de Comercio. Art.
1518). .
De lo dicho ,se desprende que, para que exista derecho legal de retención
es neces'ario: a) que el acree:dor retencionario tenga en su poder una cosa de su
deudor; b) que tenga esa cosa en virtud de la misma relación obligatoria que
motiVa la deuda a su favor contra el dueño de la cosa retenida (salvo en la
hipótesis del Al~t. 95 de la Ley de Quiebras, donde este seguilldo requisito no
se exige, bastando que la tenencia provenga de un hecho voluntario del fallido
anterior a la deuda).
De aquí, pues, que si el acreedor entrega la cosa al deudor pierda su de-
recho 'le retención (Cód. Civil. Art. 2474; Cód. de Comercio, Art. 301).
Naturaleza del derecho legal de retención.- Los autores franceses diSCU-
ten si el derecho legal de retención presenta naturaleza real, e~'lto es, si pl!ede
opoperse a terceros, o si sólo es válido frente al deudor. La solución cor¡iente-
mente admitida es é¡ue puede ser opuesto a los acreedores quirografarios. (Colin
et C<!.pintant, II pág. 777). Entre nosotros no cabe duda que el derecho legal
de retención puede a1egars,e frente a los acreedores del dueño de la cosa rete-
nida, ya que el Código Civil reconoce en diversas hipótesis de retención un
privilegio de pago de segunda olase a favor del acreedor retencionario (Art.
2474) y la ley de quiebras hace lo propio. (Arts. 120 y 96).
El derecho legal de retención a favor del comisionista.- Según el Art. 284
del Código de Comercio, para que 'el comisionista t~nga ~erecho legal de re-
' - 63-
tención sobre las mercaderías o efectos consignados es necesario: J.9 Que le
hayan ,sido enviados de una plaza a otra, y 2.\> que le hayan sido entregados
rea.l o virtualmente. Los Arts. 285 y 286, estalblecen cuando hay envíos de una
plaza a otra y cuando entrega real o virtual. No habremos de ocuparnos del
requisito de la entrega exigido por el Art. 284, porque sabemos, ya que la re-
tención supone que el acree,dor retencioinario detenta la cosa de su deudor, lo
cual no puede oourdr si esa cosa no ha sido puesta bajo su disposición me-
diante entrega real o si[l1bólica. Pero en ,cambio debemos examinar el requisi-
to del envío de una plaza a otra.. '
En virtud de ,es'a exigencia no todo comisionista goza de derecho de re-
tención sobre las mercaderías consignadas, porque si, por encontrar,se éstas
en el mismo lugar en que el comisionista va a eumplir el el\cargo, fal'ta la re,"
misión de una plaz:a a otra, no habrá lLUgar a1 derecho legal de retención. En
tal supuesto gozará según el Art 289, 8,ólo del !derecho de prenda sObre las
mercaderías que' se le hubieren entregado real o virtualmente.
De estas disposiciones, resulta, pues, que el dereoho legal de retención es
un privi,legio superior a,l de la prenda, y cómo en el orden de prelación de cré-
(1ÍItos, el derecho. .del acreedor prendario, piel'tenece a la seguncÍa cIase, s,igni-
fi,ca ésto que el comi,sion,ista ,con derecho 'lega,¡ de retención tiene un privilegio
,=xtra0rdinario que supera a los demás. El por qué, de esta diferencia, que
critica duramen:te, cree encontrarlo don ,Máxi'miliano Ibáñez, en el temor que ha-
bría tenido el legislador que mediante supuestas comisiones, el, deudor en mal
estado de negocios pusiera a cubierto de 'la persecución de sus acreedores la
mayor pante de sus bienes,consignándolos en '.ljoder de comis.ionistas;' peligro
ese. que se evitaría en muchos casos mediante la e:x.igencia del envío de Llna
plaza a o·tra. Tal requisito, tendría, p'ues, por objeto, evitar actos de fraude de
los deudores. (Revisión del Código de Comercio, pág. 104). .
Esa exp¡¡'cación no parece satis,fiwtoria, porque lo particular que el Código
ofrece en este caso no es tantó la negativa del derecho de retención al comi-
sionista cuando no ha habido remisión de una plaza a otra, ya que faltiando ese
requisito le recono'ce un derecho de prenda sobre las mercaderías consignadas,
úno la naturaleza extraol1dinaria del privilegio acordado al aCl1eedor reten-
cionado. '
Según el Art. 2476 del Código Civil, si sobre una misma cosa r,ecaen 'cré--
dit0S de la primera olase y de la segunda, éstos preferirán a aquellos de mia-
nera que sobre el vaIor de la cosa e!TIpeñada s~ ,pa,gará preferentemente el
acreedor prendario y e,l privilegio de primel1a da'3e sólo surtirá efedós en
cuanto al déficit y slÚbre los demás bienes, en cuyo caso se pagarán primero
los créd¡,tos de primera clase que los de segunda.
Ahora bien: si, como resulta de las disposiciones que hemos analizado, el
derecho de rdención del comisioni'sta está por encima del derecho de prenda,
significa ésto que el acreedor retencionario se pagara sobre la cosa retenida
cOIn preferencia a' todo otro acreedor.
, La soludón del Cóidigo es exagerada; el privilegio de primera c:1¡aS'e re-
conocido a dertos créditos. está fundado en un prind,pio superior de orden
socia,l, que está pOr encima de los intereses particulares. Bmsta leer el Art. 2472
del Código Civil para' adquirir este convencimiento. .
b) La s,oluc,tón a que llevan :las disposiciones del CÓ,digo de Comercio
relativas al derecho de retención del comisionista, han sido moidifi.cadas por
leyes posterio'res ,en .10 referente al orden de prelación o privilegio afecto al
í;l.creedol' retencionarío. El aód~go de Procedimiento Civil se ocupó en etec,to,
de regular el ejerpicio del ,derecho legal de retención y sus efectos. En cuan'Ío
al primer punto, dispuso, .que para que tal derecho produzca efectos legales
es necesario que sea declarado juldicialmente, (Art. 697). Eolta declara:Clo,n' po-
índice
- 64-'
drá obtenerse inclus.ive después de producida la quiebra del deudor (Ley de
Quiebras, Art. 120).
En cuanto al 'segundo punto el Código de Procedimiento Civil puso lin a
todas las disc.usiones sobre los efectos del derecho 'leg¡al de retención dispo-
niendo que, declarado por sentencia ejecutoriada, importará tener los bienes
retenidos como hipotecados o constituidos en prenda para los efectos de su
realización y de la preferencia a favor de las créditos que garantIzan (Art. 698)
C. P. Civil.
Así, pues, no hay hoy dla diferencia entre el supuesto del Art. 284 del
Código de Comercio, y el del Art. 289 del mismo porque en uno como en otro
caso, y en general, en todos a:que1los análogos, los bienes retenidos se consi-
derarán como constituídos en prenda para los efectos de '"u reaJlización y de la
preferencia de pago del acreedor retencion¡ario; esto es, .serán considerados
tales créditos como de la segunda clase. (Igual solución, Ley de Quiebras,
Art. 120). .
_ Según ya dijimos, el privilegio de pago que corre~,ponde al acreedor re-
tencionario tiene un objeto nacido' de la misma rel'ación jur~dica que puso
la CQisa retenida a disposición del retencionario, de manera que si el crédito
procede de otra relación, no tendrá :lugar tal derecho (salvo la hipótesis del
Art. 95 de ~a Ley de Quiebras). Un ejemplo servirá para aclarar la expli-
cación: Pedro, comisionista ,de Jua:;-¡" es acreedor de éste por el salario de una
COII11SlOn ya evacu~da, y recibe, en virtud de un nuevo encargo, mercaderías
de Juan. No podrá ejercitar sobre ellas derecho ..legal de retención para ase-
gurar el pago de su primer crédito.
,Pero, si Juan le envía las mercaderías, de una plaza a otra, para que las
tome en prenda de un préstamo o anticipo, también se dará en ese supuesto
un . Ciaso de derecho legal de retención de acuer.do con lo dispuesto por el
ArC 288 del Código -de Comercio.
Resuelto ya .por el Código de Procedimiento Civil que el privilegio del
acreedor retencionario de cosas muebles es el mismo que el del acreedor pren-
dario, la norma del Art 288 carece de utilidaJd práctica. Sólo obs,ervaré para
'evitar un equívoco que la remisión de la merc,adería de una plaza a otra no
se exige como requisito para la válida constitución de la prenda, que se per-
feccionará conforme a norm¡as que más adelante estudiaremos sino como ele-
mento necesario ,para que pueqa ejercitarse el derecho legal de retención.
Reglas especiales a cada caso de lComisión.- Después de dar las nor-
mas comunes a la instituCión que estudiamos el Có.digo se ocupa de regular
las especies ,particulares de comisión y trata así,s.ucesivamente, de la comi-
sión para comprar, de .la comisión para vender y de la comisión para: trans-
portes. Parte considerable de esas reglas no son otra cosa que aplicaciones
específica's de las normas generales ya estudiadas por nosotros, que el Código
en un afán desmedido de reglamentación, volvió a repetir. Las propiamente
especiales las estudiaremos al ocuparnos de los contratos objetos de esas
formas de comisión. Así por ejemplo, cuando estudiemos el contrato de trans-
porte, estudiaremos, también las normas propias, de la comisión para ese
contrato. •
LOS MARTILLOS
Entre las formas del mandato mercantil señalamos el de los martilleros.
Son éstos, oficiales públicos .encargados de vender públicamente al mejor
postor productos na,turaies, muebles y mer~aderías. (Cód. Art. 81). El martille-
ro desempeña, pIles, una función pública y recibe su nombramiepto del Jefe
del Estado (Art. 82). Sin embargo dura,nte mucho tiempo la jurisprudencia
reconoció -que I judo a estos oficiales públicos podían desempeñar las funcio-
nes de martilleros personas carentes de nombramiento o título emanado del
- 65-
Gohierno; (s. 1187, gaceta 1887, p. 698, p. 52:2:; gaceta 1881 p.328), Y el Có-
digo de Procedimiento CivH al 'hab~ar de "martilleros del número" (Art. .504)
admitió implícitamente la admisión de otros pc,rticulares. Estas soluciones con- .
trarias a la letra del Código de Comercio y al espíritu de la inI3IÍltució.!1, f!1e-
ron causa de muchos abusos,. a los que vino a poner término el Decreto Ley
644 del 23 de Octubre de 1925. De acuerdo con lo dispuesto en '31.,t Mt 1.", "¡as
funciones de MartiJllero Público. só1lo podrán ser, ejecutadas por los oficiales_
públicSJs indicado:s. en el Art. 81 del Cód. de· Comercio y por las Ferias de Ani-
males y Bolsas d.e Comercio legalmente constituídas, con un capitall no infe-
rior a doscien.tos mÍ>! pesos".
,Legislación que rige las casas de' martill0.- Además de 1,as reglas que
da el Código de Comercio en su:s articulo s 81 a 95, y en cumplimiento ·de lo,
que dispone el último de los citados, el 3 de Setiembre de 1866 se dictó el.
Reglamento de Casas de Martillo que rigió hasta el año 1925, en que volvió él,
legislarse sobre ellas al dietar el Decreto-Ley 644. El objeto de este Decreto-Ley
fué regular el ejercicio de la profesión del martillero, poniendo coto a los abusos
de los martilleros particulares que se habían desarrollado al amparo de la juris-
prudencia. Las ideas de este Decreto-Ley fueron reproducidas en el Decref.o-
Ley 769 que legisló más ampliamente sobre 'la materia y vino a reemplazarlo.
(Diario Oficial del 21 de Diciem\bre de 192'5). De acuerdo con las normas de.
esta última ley, sólo los martilleros titulados pueden hacer ventas .en rema-
tes, sin más ,~cepción que los, martilleros de la,s' ferias de animales cuando,
contando éstas con un capital no inferior a cien miil pesos, obtengan permiso
del Presidente de la República. ~ .
El Decreto-<Ley en. referencia mantuvo las disposiciones del Oódigo de Co-
mercio y del Reglamento de Casas de Mar.t~Ho de 1866, en cuanto no fueren
contradictorias a' sus disposicjones. Hay además una ordenanza de Casas de
MartiJllo de fecha 24 de Octubre de 1927.
Funciooe¡s del ~arti1lero.~ El martil1~ro desempeña s!egún hemos visto,
una función u oficio público. De con10rmidad con lo' dispuesto por el Art. 91
del Código de Comercio, .correspo-nde al martillero resolver la reapertura de
la Iicitaciqn cuando ocurra alguna duda o dificultad acerca de la persona del
'adjudicatario o de la conclusión del remate, .y ou resolución es sin ulterior re-
curso.
Sin embargo de desempeñar un oficio público, se permite a'l martillero
formar sociedades para la explotación de su negocio·; 'la sociedad as~í formada
deberá designar.s,e por el nombre del mar,tillero púb1lico 'Que sea su gerente, se-
guido de ,las palabras "y compañía" (Decreto-Ley 769, Art. 4.<».
El martillero, en cuanto encargado de vender es un mandatario de .quien
le hace el encargo; sus derechos y ob:ligado.nes, en cuanto no esté especialmen-
'te previsto, se regirán por las reglas del contrato mercantil, especia~mente por
los que gobiernan la comisión para vender. (Cód. Art. 94).
El martillero es un comerciante. El Código califica· de negocio mer.cantil
las empresas o casas de martillo (ArL 3 N.9 7).
Como tal .comerciante, está oihliga1do a :llevar libros de Comercio y SOn los
que indican el Art.85 del Código, a saber: diario de entrada'sl; diario de sali-
das; libro de cuentas corrie,ntes. Es10s Ubios deberán >\levarse conforme a las
normas dadas para la contabi'lidad mercantil en general, que le son aplicables,
en todo cuanto no a,parezca especia~mente modificado. (Art. 86).
COIillO mandatario que es, el martlllerono queda personalmente obligado
por las ventas que efectúa. Las obligaciones' nacidas del contrato pesarán. por'
cuenta de las personas por quien haya sido hecha la venta (casación 5 de Mar-
zo de 1929; Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XVIII, s,egunda parte,
sección primera pág. 420; casación 14 ¡de E!:1ero de 1920; Gaceta 1920 1.er se-
mestre, pág. 36, s. 9).
- 66-
Lo dicho es sin perjUIcIO de las responsabilidades propias de su profesión
y que puedan afectarle; o que el remate se haya hecho con la cláusula de
garantía. En virtud de un convenio entre el vendedor y el martillero, podrá
éste garantizar la conformidad de la marca exterior con el contenido del ob-
jeto que se va a rematar, dice el Art. 11 del reglamento de 1866. En ese caso
agrega, se escribirá en· el lote la palabra "garantido" y el martillero quedará
persona1mente obligado a favor del comprador.
Está prohibido (1)1 martillero tomar parte en la licitación, por sí o por el
ministerio de terceros, y también adquirir algunos de los objetoS! de cuya ven-
ta se halle encargado mediante contrato celebrado con la persona que lo hu-
biere obtenido en el remate. (Art. 88 del Código). Se les prohibe igualmente
comprar o vender en sus establecimientos mercaderias, productos y cosas mue-
bles en genera1. Pero se les permite servir de intermediarios en létSi ventas a
bases de comisiones (Decreto-Ley 769 Art. 5).
. Los marti1~eros deberán anunciar dosl veces por lo menos el remate en
uno o más periódicos del departa.¡mento en donde el remate vaya a verificarse.
(Decreto-Ley 769, Art. 6) y además, publicar un día antes, un catálogo impre-
so o manuscrito .. de las especies que tengan en venta, hora y lugar en que el
remate se verificará y donde las especies pueden ser examinadas (Cód. 87;
reglnmento Art. N.Q 5).
Los martilleros tienen derecho a una comisión por las ventas que efec-
túen. (Drcreto-Ley 769, Art. 7). Si la licitación se ha iniciado. con mínimum
fijado por el vendedor y no hay interesado, el vendedor pagará un cinco por
ciento sobre dicho mínimo.
Los gastos de catálogos y avisos de ley son de cargo de los martilleros.
<;alvo acuerdo eJGpreso y escrito celebra!do con el interesado. (Decreto~Ley 769,
Art. 8).
Las ventas en martillo se hacen al contado. (Cód. Art. 90). Si dentro de
48 horas el adjudicatario no pagare el precio de la adjudicación, el remat.e
quedará sin más trámite ,caducado y se abrirá nueva licitación. Los gastos de
aviso del nuevo remate son de cuenta del adjudicatario moroso (CÓíd. Art. 98).
El dueño de las especies en caso de caducidad de la adjudicación por falta de
pago, podrá evitar la nueva subasta retirando las es.pecies y pagando su comi-
sión al martillero (reglamento, Art. 13).
Como todo man'datario, el martillero está obligado a rendir cuenta de su
misión. La ley le fija un plazo de tres días para ello, sancionando su mora con
la pérdida de la comisión y la responsabilidad de los daños y perjuicios (Cód.
Art. 93).
Inspección de casas de martilIos.- La conducta funcionaria de los marti-
lleras está supervigilada por la Inspección de Casas de Martillo, con sede en
Santiago y delegaciones en provincias. De las sanciones administrativas y
económicas que aplique la inspección, se da al martillero recurso ante la Jus-
ticia .or:dinaria (Decreto-Ley 769).

Los representa,n.tes de comercio, los agentes y 'otros mandatarios especiales

La práctica del comercio señala la existencia de ciertas personas o fir-


mas que se dedIcan a bus.car negocios para otros comercia.n.tes, recibiendo pe-
didos de mercaderías y trasmitiéndo'l,o a sus principales. Estas personas que
se titulan representantes o agentes de talo cual firma, no son de ordinario pro-
piamente un representante, porque les falta la facultad de obligar a su princi-
pa~, que es el rasgo característico del representante jurídico. Sus funciones
son las de un mandatario sin poder de representación y por las reglas del man-
dato se regirán sus relaciones con el principal.
- 67-
Muchas yecesobran para diversas firmas que operan, inclusive en el mis-,
mo ramo. En estos casos no puede considerárseles.· como dependientes de las
firmas para quienes operen, sino como comerciantes' autóno;mbs a quienes afee¡
tan todas las reglas. de la profesión .
. Entre nosotros la legislación no' se ha ocupado. especialmente de ellos,
(Véase Vivan te, Tratado de Derecho Comercial, 1 N.Q 286 Y sgts., los rasgos
de estos mandatarios).
Además de eUos hay que considerar a los agentes viajeros o .viajantes. Las
grandes firmas de comerciantes e indusltriales procuran llegar has1a su clien-
tela ofreciéndoles la mercadería. Para esto se valen de los llamados "Viaja,n-
tes de Comercio" o "Vendedores Viajeros" o "Agentes Viajeros". Estos llevan
mU.estrario y lista de precios, facilitan con su tarea la colocacWn de 'la mer-
,cadería. '
En la práctica ,se conocen dos especies de viajan:tes: unos eS,tán faculta-
dos para concluír negocios por cuenfa de su principal obligando a éste; otros
,carecen de rol de verdaderos representantes y se limitan a recibir órdenes por
mercaderías. que trasmiten a sus principales. Nuestro Código no se ha ocu-
pado especialmente de esto,s viajantes; inciden,talménte ha regulado en parte
esta institució,flI en el Art. 345, donde s.e ocupa de los dependientes a quienes:
su principal'lha fac.ultado para realizar' ciertas operaciones, mediante circula-
,res., En. c\,eféctó de .,nox'mas especial'e's, se. aplicarán a estoS' viajantes las. reglas
del mandato; sr van premu.nidos' de un poder' que los autoriza para contratar
,l?or cuen!<I: de su priil9ipa~, obligarán ",personalmente a éste. En caso contrario
su papel se limitará a trasmitir los pedidos que reciban. En uno u en otro caso
se regirán por 'las reglas del mandato;

SECCION SEGUNDA

La mediación y los medi¡:tdores.

El mediador, contrariamente al representante, ,n:o concluye por sí mismo el


negocio con su cliente. Una vez producido el ac.erca¡mientode éste con la per-
sona con q,uien le interesa contratar, el contrato se concluye directamente
enrtre los i,n,feresados. El mediador permane~e extraño al acto, en CL)anto éste
no nace a la vida jurídica por obra de la voluntad del mediador .
.El mediador es, así, un comerciante que se ocupa en buscar negocios pa-
ra su cliente. Una vez obtenido el asentimiento de los interesados, se encarga
con frecuencia de favorecer el cumplimiento del acuerdo facilitando su prueba
o tomando sobre, sr lacustoáia de las 'cosas objeto del conltrato.
. Nuestro Código de Comercio no ha tratado de la mediación en particular;
sólo regula el tipo de mediador más en uso en el Comercio que es el "corredor".
Ei carácter mercantil de la profesión de éste reslulta claramente manifes-
tada en el Código" cuyo Art. 3 en el N.Q 11, 'declara negocio de come'rcio el
corretaje. De donde resulta que la p,ersona que se d-edique a ese negocio con
ánimo profesional, será un comercian.te (Art. 7).
Nuestro Código, siguiendo u,na tradición que encuentra 'su raíz en la Edad
, Media (Vivante 1, N.Q 200), hac.e del corredor un oficial público. (Art. '48). Esas
ideas han recibido entre nosotros dura crítica ('Ibáñez, Revisión del Código de,
Comercio, :pág.44), y no SOln ya 's.eguidas por la tendencia mo'derna. '(Vi-
vante. 1 N.'? · 2 0 0 ) . ' \
Junto a los corredores. del número que reciben su nombramiento, del Pre-
sidente de la República, previos trámites, destinados a seleccionar a los can~
- 68-
didatos (Arts. 50 y 51), atemperando su sistema, nuestro Código reconoce a
los corredor,es libres (Art. 80). '.
La jurisprudencia ha reconocido, y esta es' la opinió:1 más comunmente
seguida (véase lbáñez, op. cito pág. 44 Y sgts.), que las reglas dadas por el
Código para el ejercicio profesional de 10's corredores del número, no son apli-
c<rbles a los corredores libres. o particulares (ap. Valparaíso 11 de Enero de
1908; Revista de Derecho y Jurisprudencia, VI, 2.¡l parte, seco 2.'" pág. 2; c:Jsa-
ción 'fondo, 27 de Abril de 1918, Revista de Derecho y Jurisprudencia, XI, 2.(\
parte, seco 1.1). pág. 571). Esta mayor liberalidad con que resultan tratados los
corredores libr,es, y las poquísimas, casi nulas ventajas resultantes, de! co-
rredor del número (el carácter de oficiales públicos que suele requerir para
ciertos actos en que dehe intervenir corredor, como por ej., Arts. 514, 981 y
444) (sólo pertenecen a los del número, Art. 80), han ,determinado en la
práctica la. total exclusión de estos corredores por los libr,es, sin que por ello
hayan resultado los males que el legislador temió y se propuso evitar al hacer
de los corredores funcionarios dependientes de la administración del estado.
Se hace, así, forzoso revisar nuesfr.o derecho' en la parte que trata de los
Corredores, para poner la legislación en concordancia con la práctica de la
vida y con lo. que el comercio estima suficiente para sus necesidades. Esa re-
torma, al mismo tiempo que haga desaparecer el carácter público de los co-
rredores deberá regular en forma adecuada la profesión de los corredores
libres, que es la que en realidad se practica (Ibáñez, op. cit.).
Excluído el carácter público de los corredores, 10 interesante de esta ins-
titución es su carác:ter de auxiliar del comercio. Como expresa el Art. 48 de
nuestro Código el rol de los corredores es prestar su mediación asalariada a
los comerciantes y faci:litarles la conclusión de sus contratos. La Correduría
es, como se ve~ un,a institución creada por el comercio. La Corte Suprema
ha hecho argumento del Art. 48 para sostener que si la persona que hace el
encargo no es" un comerciante, ni mercantil tampoco el negocio de que se tra-
ta, la ,relación que nace entre ella y el corredor no es de corretaje, sino un
mandato civil (casación fondo, 27 de Abril ,de 1918, Revista de Derecho y
Jurisprudencia XIV, 2.¡l parte, seco 1.¡l pág. 571) y ha resuelto que tiene ese
carácter el en,cargo de cOl)1prar un bien raíz. La conclusión de esa sentencia se
acomoda justamente, a los términos de la ley y a los precedentes histó-
ricos de la institución. P.eroel caso: de que ,trató esa sentencia tiene de
común cOn el corretaje que también es un acto de mediación ya que la perso--
na que recibe el encargo no compra en realidad la finca que su clien,te desea
comprar, sino que la busca entre las que se ofrecen en venta, la hace conocer
de su cliente, procura fijar el precio hasta que las partes se ponen de acuerdo,
y una vez producido éste, son los propios interesados los que concluyen el
negocio. Quizás .por eso el reglamento, dictado el U de Setiembre de 1866
en obedecimiento ,a lo dispue~to por el Mt. 49, 53 y 66 del Código de Comer-
cio, consideró entre los actos de corretaje la compraventa y el arrendamien-
to ue fUl!dos rústicos y urbanos, fijando el salario o derecho que podrían co-
brar por tales ,actos los corredores públicos y privados (Art. 6 N.9 5 Y 10 Y
Art. 14).
Los corredores se limitan, pues, a prestar su mediación para la conclusión
de los negocios, y proporcionan también la prueba de los mismo'3 según ve-
remos después. Pero' no intervienen en la conclusión del negocio mismo, como
lo hace el representante. Se siguen de aquí importantes consecuencias. La
primera de ellas es que no quedan personalmente obligados al cumplimiento
de los contratos concluídos por su ,me'diación, ni á garantir la solvencia dI'
sus c\ient~s (Art. 65), en raztÓn de que no han intervenido en el contrato mis-
mo. Por igual' motivo, como el corredor no es parte en el contrato, carece dI'
derecho para demandar a su nombre el precio d~. las mercaderías vendidas por
- 69-
su intermedio, ni para reivindicar por blta de pago' (Art. 75). Otra conse-'
cuencia imporfam,te del pfi.ncipio expuesto es que el contrato propuesto por inter-
medio de corredor, 'se tiene por perfecto, sólo cuando los. interesados ,lo acep-
taren pura y simplemente (Art. 106). ' .
Pero t!l carácter de rrieros intermediarios que tienen los corredores en ra"'
zón de s'u f·unción u oficio, no les inhabilita para constituirse en represen,tan-
tes de algunas de las partes. (Arts. 75 y 76). Cuando tal cosa ocurre, como
por ej., si. el corredor encargado de. buscar cierta mercadería la compra para
su cliente, dejan de ,ser aplicables las reglas de la correduría para ser aplica-
das las de la comisión. A este propósito ha !dicho con mucha claridad una sen-.
tencia :que si "los mandatarios estaban autorizados por sus mandantes para
figurar personalmente en la compra y venta de las acciones. LlaIlagua, contratos
en los cuales debían intervenir como partes directas, celebránd:Olo,s por sí
mismos y en su nombre, y no como meros intermediarios .que debieran limitar-
se a tr<l;smitir a los interesados las ofertas recíprocas que en c,ada caso se hi-
cieran vendedor y. comprador; requisito' este último que, según definición del
ArL 48 del Cóídigo arriba citado son 10'81 que caracterizan al corretaje y lo di-
ferencian esencialmente de la comisión",habrá este último contrato y no co-
rreduría (casación 16 de Octubre de 19161 Revista de Derecho y Jurispruden~
cia, tomo XIV, 2.1) parte, seco 1.\1 pág. 261).
En nuestro Código resuMa sin ,embargo, deformada la institución de los
. corredores en lo relativo a negocios sobre efectos públicos. ·P,ara ·estos fines
la ley hace' del ·corredor un verdadero comisionista,. y en efecto, 10 hace res-
ponsable del cumplimiento del contrato en que interviene :tal cual .sería si lb
huhiera contratado él mismo. (Al't. 65, 67 Y 69), Y el que ha contratado con
un corredor. sobre bienes de esa clase, sólo tiene acción contra el corredor
que ha empleado. .
. Estas normas ponen en evidencia que nuestra legislación no mantuvo en
esta parte la pureza de la ·doctrina;confund.iendo las funciones del corredor,
que es mero in:termediario, con las de.! comisionista. Confirma esta conclu-
sión el Art. 71. El corredor, dice es,e artículo, es responsable de la autenticidad
de la última firma de los documentos que negociare. Cesa esta responsabili-
dad, agrega' el inciso segundo, cuando los interesados han tratado directa-
mente entre sí, y el corredor ha intervenido en la negociación como simple
intermediario. Lo cual pone en evidencia que para nuestra ley, y cuando se
trata sobre negocios de efectos públicos, el corredor ,puede contratar él mismo,
·como lo haría un comisionista, sin dejar por eso de ser corredor.
Obligaciones profesionales del correidior y p1"obibicion¡es a que están su-
jetos.- Como todo comerciante el corredor debe llevar .lihros.de contabilidad.
Pero, en razón de que. el corredor no puede ,ejecutar operaciones· de co"'
mercio por su propia cuenta, ni tomar interés en ellas, bajo nombre pro-
pio o ajeno, (Art. 7), :la ley ha regulado en forma especial la contabilidad de
Jos corredores, adecuándola a los fines de oficio. Dispone al efecto, el Art. 56,
,que 10's corredores deben llevar un registro encuadernado y foliado, en el cual
asentarán día a día y por orden de fecha todas las operaciones que ejecuten
-por su intermedio. Este libro, que equivale al diario de los demás comerciantes,
deben :llevarlo personalmente; pero la ley les permitehacerJo ,por' intermedio
de un dependiente, siempre ,que al margen pongan ellos su rúbrica. Se ad.ver-
tirá que la leyes aquí más rigurosa que con los comerciantes en general, por-
que para' estos ultimos no requiere la rubricación de los asientos cuando no
son hechos de su puño' y letra. Además, deben llevar un borra.dor, o manual,
donde con.signarán los nombres y los domicilios, de los contratantes, la mate-
ria del contrato y las condiciones en que se hubiere verificado. Este manual,
que lleva el corredor consigo, es trasladado, después', como fácilmente se co-
1ig,:, al libro diario. o registro. (Art. 56 N.Q 3 y 4).
- 70-
El corredor no sólo Jacilita la conclusión de los negocios; es función suya
también facilitar la prueba de los mismos. A este efecto, dispone la ley, que
dentro de las 24 horas siguientes a la conclusión del contra:to, deberá entre-
gar a las partes un extracto d~l asiento que de él hubieren hecho en su regis-
tro. Ese extracto, que será firmado por el >Corredor y las partes, hará fe del
contrato. .
Es obligación suya también, presentar a los tribunales los libros que están
obligados a llevar: El valor probatorio de los libros de los corredores, en
~uanto a los negocios celebrados por su intermedio, ha sido regulado por la
ley, la necesidad 'de utilizarlos surgirá, por ej., sino 'hubieren cumplido con
la Obligación de dar el extracto firmado que antes se aludió. La ley no atri-
buye a los libros de los corredores valor probatorio de los. contratos en que
íntervini~ren; pero si las partes reconocen la validez del contrato, se estará
a los libros del corredor para establecer su carácter y condiciones. (Art. 60).
Otras obligflciones establece la ley del modo de ejercer el oficio, como son:
la responsabilidad- de la identidad de las personas que contraten por su inter-
medio, y su capacidad legal, de la que deben asegurarse; la de realizar el
cargo por sí mismos y no por intermedio de otras personas; la de expresar
la calidad, cantidad y precio de la cosa vendida por su intermedio etc. (Art.
56 y 73). _
No toda persona puede ser corredor. La ley por las mismas razones que
tuvo presente para hacer de la correduría un oficio público, estableció una
capacidad especial para ser corredor. Las mujeres no pueden desempeñar este
oficio, ni tampoco los menores de 25 años, aun cuando se encuentren habili-
tados de edad. Estas prohibiciones afectan también a los corredores particu-
lares (Arts. 55 y 80). Tampoco pueden desempeñar el oficio los que han sido
desiítuídos ya de él y los condenados a pena aflictiva.
El corredor es un comerciante; pero sólo en el giro de correduría, la ley
le prohibe inmiscuirse en otros negocios, noto.mar interés en operaciones co-
merciales: La razón es de que el corredor. deb~ aconsejar a las partes que re-
curren a él, y perdería su independencia de juicio, si su consejo pudiera da-
ñar sus propios intereses, lo que Isucedería de hacer él también operaciones
comerciales.
Responsabilidad de los corredores.- La relación del cliente con el corre-
dor, es una relación de mandato. Pesan, pues sobre el corredor, en la medida
en que sean aplicables, las responsabilidades del mandatario en general y ade-
más, las especiales propias del oficio de que tratan los artíct¡los 56 N:Q 1, 67,
71, 72, 73, 77, etc.
Otras responsabilí¡ia,des que pesan :también :sobre los corredores, emanan de
la relación misma del intermediario con su cliente. Este último recurre al co-
rredor como Un experto en el oficio, necesita de su consejo, de su lealtad y
de su diligencia. Los. daños que el cliente sufra por los hechos del corredor,
contrarios a esos deberes, deberán ser indemnizados por éste.
La responsabilidad de los corredores prescribe en dos año~ contados desde
la fecha de la operación de que proviene (Art. 63). .
Quiebras de los corredores.- La ley presume fraudulenta la quiebra de!
corredor. (Art. 64). Es ésta una presunción legal, que admite prueba en con-
trario.
Lista de precios.- El artículo 19 del reglamento dispone que por turno se-
manal, los corredores formarán una lista de precios corrientes de los efectos
y mercaderíás que se negocian por su interlIledio, que entregarán al juzgado
de comercio el Sábado de cada semana. Esta lista que tiene por objeto infor-
mar al público, no se entrega en la práctica, porque no hay corredores del
número, sobre quienes pesa la oibligación de formarlas.
índice
71 - '
Honorarios.- El reglamento del año 66 fijó los honorarios que devengan
loscormdores, a quienes está prohibido recibir remuneraciones superiores a
la5 designadas en ellos (Ar<t. 58). Pero tales aranceles se aplican a los corre-
dores particular~s en defecto de convención (reglamento Art. 14).
Corredores de bolsa.--'- La.s materia& relativa a las Bolsas y a los corre-
dotes que adúanen ellas, no se encuentra regulada en el .código. Leyes pos-
teriores han salvado en parte este vacío. Ellas so'n: Decreto-Ley N.Q 93 del 13
de Noviembre de 1924, Diario Oficial,del 14 del mismo mes; Decreto. Ley 414,.
del 19 de Marzo de 1925; Diario Oficial <del 24 de Marzo que modificó al an-
terior y decreto con fuerza de ley N.Q 251, sobre Superintendencia de Socieda-
des Anónimas, ICompañías :de Seguro y Bolsas de Comercio.
Con arreglo a' esta legi's,laciÓtru sólo los corredores, aC,cio,nistas de la bol-
sa, admitidos a operar en calidad de tales por el Directorio respectivo, podrán
actuar como corredores de la bolsa correspondiente. Deben ser personas ma-
yores de edad, y otorgar una garantía equivalente al valor en plaza, de la .ac-
ción de la Bolsa, que tiene' por 'objeto responderprefer,entemente ,al cumpli-
miento de las responsabilidades que contraigan en su profe3ión. Las funciones
de Corredor de_Bolsa pueden ser desempeñadas por una sociedad.
Pesa soibre el corredor de bolsa fa obligación 'de guardar el secreto de
las instrucciones recibidas de su cliente; toda orden, dice la ley, se entiende
reservada, y sólo podrá eXihibirse por el éorredor para hacer efectiva la res-
ponsabilidad c;lel comitente. ,
.Los corredores de bolsas de comercio no pueden efectuar transaciones en
beneficio propio, comprando o vendiendo por sí, los valores que un comitente
le ha encomendado vender. Se les prohibe pues, no só10 hacer comercio de
,esos valores, sino también portarse como comisionistas, a menos que sean
autorizados por la Superint.endencia. . "
Lo mismo que en el Código de Comercio para los demás corredores, estas
leyes presumen fraudulenta la quiebra de un corredor de bolsa, pero únicamen-
te en el caso de incumplimiento en la propia bolsa en que actuare de contratos
provenientes de operaciünes, InQ pudiere, satisfacer las obligaciones ,contraídas
con sus clientes. Como se ve, la disposición reduce mucho el alcance de 10 dis-
puesto en el Art. 64 del Código de Comercio con evidente desventaja. Si el corre-
dor es un mero intermediario no hay razones para que 'sufra quebrantos que
lo llevan a la quieibra. De ahí que en general s.e presuma fraudulenta la quie-
bra de un corredor. Pero esta ley se pone precisamente en el caso de excep-
ción en que ,el corredor opera para sí, con permiso, y cae en quiebra, de}ando
sin sanción casos más graves como son los de quiebra del corredor que s,e
limita a su mero papel de intefmediario.' .
Las cuestiones que se produzcan entre cliente y corredor cuando no hu-·
biere tUulo ejecutivo, d.eben someterse .al arbitraje de la, Superintendencia de
Bolsas de Comercio (decreto con fuerza deh~y 251 Art. 153).

TítullO VII.

DE LA SOCIEDAD.

No es necesqrio insistir sobre la importancia econoÓmica y ·furídica de es,te


t:ontrato: por medio de él se aunan los esfuerz(')s, capitales y aptitudes, de va-
rias perso;nas y ,se pueden emprender, así, negocios que, por lo general, están
fuera del' alcance individual de los particulares.
El contrato de sociedad no puede estudiarse en el C. de C., aislladamen-
te. Es forzosoesfudiar las reglas de este Código en relación con las que, so-
'breel mismo contrato, da el C. C. Este ha definido tres tipos de sociedad,
72 -
la colectiva, la comandita y la anónima; pero sólo ha reglamentado la colec-
tiva y con respecto a las otras dos, se ha remitido al C. de C. De manera que
las sociedades anónimas o en comanditas civiles se rigen por las reglas del
C. del C. y aún en las sociedades colectivas que están reglamentadas en el
C.C., pueden los 'socios estipblar que, no obstante ser civil la sociedad, se
regirá ella por las reglas de la sociedad colectiva mercantil que se dan en el
C. de C. Las reglas ,que el C. C., da, referentes al contrato de sociedad, se
encuentran en el Libro IV, Título XXVIII. .
En el' C. de c., el Título vn del Libro 1I, referente a la sociedad, comien-
za con el Art. 348 diciendo que la ley reconoce tres especies de sociedad; la
colectiva, la anónima y la comandita y agrega que reconoce bmbién la ase-
ciación o cuenta en participación. Y, en seguida, entra a dar las reglas parti-
culares a cada tipo de sociedad; pero náda dice con respecto a las reglas ge-
nerales aplica!bles a toda sociedad.
Sin embargo nosotros comenzaremos nuestra exposición con los prir¡ci·
pios generales .de este contrato, que se aplican a tados los tipos de sociedad.

Reglas g~nerales.

La expresi6:: "sociedad" admite muy diversas acepciones:


En un sentido amplio se llama "sociedad" a toda reunión de personas que
se unen COn un fin cualquiera. Así se habla de sociedades de beneficencia, li-
terarias, artís'ticas, médicas, bancarias, etc.
En derecho, sin embargo, el concepto de sociedad sólo se aplica a las
reuniones de personas que se unen con el fin de obtener un lucro. Esta carac-
terística esencial a toda sociedad está claramente indicada en la definición que
da el C. C., en su Art. 2053:
"La sociedad o compañía es un contrato en que dos o más personas esti-
pulan poner algo en común con la mira de repartirse entre sí los beneficios
(lue de ello provengan. ~
La sociedad forma una persona jurídica distinta de los socios indivicual-
mente considerados".
,La característica lClel fin de lucro es la que permite distinguir a estas per-
sonas jurídicas llamadas sociedades, de las personas jurídicas de que trata
el Título XXXIII del Libro 1 del C. C., o sea, de las corporaciones y fllm!?.-
ciones. Estas últimas se caracterizan porque no persiguen fines de lucro. Co-
mo vemos, aunque las sociedades son personas jurídicas, no pueden confun-
dirse con las corporaciones y fundaciones;.· ..
En lenguaje corriente se habla de "asociación"como sinónimo 'de socie-
dad. Sin embargo, en dereooo, esto >no, eS! exacto. El inciso final del Art. 342
<.lel C. de C., dice que "la ley reconoce también la asociación o cucn'tas en
participación". En consecuencia, siempre que en derecho se habla de asocia-
ción se entenderá que se habla del contrato de cuentas en participación. Sin
embargo, las leyes tambiéJ:1. emplean la palabra "asociación" para otras insti-
tuciones. Así, se habla de "Asociaciones de Canalistas", instifuciones que no
son corporaciones, fundaciones ni sociedades; se trata de organismos de ín-
dok especial que se rigen por la ley que las reconoce y que hemns esJ,udiado
en D.Q Civil (Ley de 9 de Noviembre de 1908).

RequisitO's comunes a todo c~ntrato de sociedad.

Al contrato de sociedad se aplican, como es natural, los requisitos gene-


rales a todo contrato. Pero además, de acuerdo con el Art. 2053 y 2055 del
C. C., son de la esencia de toda sociedad los cuatro requisitos siguientes:
73
a) Que todo socio haga un aporte.
b) Que los socios se unan COn la mira ele obten,er un beneficio; y que a
todos los' so~ios corresponda algun;:¡. participación en este beneficio.
c) Que todos lossocíos contribuyan a las pérdidas.
d) Que haya entre los socios intención de formar una sociedad.
Este último requisito no está en la Ley; pero se deduce de los principios
generales.

al Qué. cada socio haga un aporte:

Este requisito se contiene en los artículos 2053 y 2055 del !C. Civil:
Art. 2053: ":La sociedad o compañía es' un contrato en que dos o mas
personas e'stipulan polnrer algo eQ común, con la mira de repartirse entre si
los beneficios que de ·ello provengan".
Art. 2055: "No hay 'sloCiedad, sií' cada UtlO de los socios no pone alguna:,
cO®a en com.ún, ya consista en dinero o en efectos, ya en' industria, servicio o
trabajo apreciaible en dinero".
Alporte~ es, 10 que cada socio lleva o se compromete a llevar a la masa
.::omún. Este aporte puede consistir en bienes de cualquier clase y de cualquie-
ra cantidad y aun, como veremos, puede consistir en el trabajo o industria
personal. Lo único que se exige es que cada socio aporte algo a la masa co-
mún, 'a los fines comunes. Sise permitiera a algún socio formar parte de la
sociedad sin cbntribuir con aporte alguno, no habría a su respecto contrato
de sociedad, habría donación o cualquier otra' convención; pero no sociedad.
Como decíamos, la ley sólo exige que se haga un aporte. Pero en lo que
respecta a la naturaleza, cuantía y caUdad de los aportes la ley ha dado a
las partes la más amplia libertad. La ley no intervien~ en ésto, para nada;
predomina aquí, en toda su amplitud, el prineipio de la libertad de contratar.
Los aportes pueden consistir en dinero, en bienes corporales muebles e
inmuebles, en cosas corporales como créditos personales, etc., y aún en la in-
dustria o trabajo personal de un socio. Bn resumen" pueden ,~onsis,tir en cual-
.quier cosa aprecialble en dinero y que sea de utilidad para la sociedad.
Los aportes pueden hacerse en propiedad o en usufructo y, como vere-
mos después, la situación legal es distinta en cada caso.
Tampoco es de rigor que los aportes se hagan efectivamente, no es ne-
cesarioque los socios contribuyan efectiva e inmediatamen:te con su·s aportes;
'basta con que contraigan -la obligación de hacerlo's. Esto queda de !TIanifie~-,
to con la te'dacción del Art. 2053 del C.C: " ... es un ~ontrato en que dos o mas
personas estipulan poner algo en común ..." e '

A veces los aportes. se realizan en su totalid~d al iniciarse la sociedad,


a veces sólo en parte, y se fijan plazos para la realización de los saldos, inso-
lutos, etc. etc. En fin, todo esto queda entregado a la vol tintad de las partes.

b) Que los socros se unan con la mira de ()ht(~ner un beneficio, y que a todos
ellos corresponda alguna ,participación en este beneficio:

También se desprende este requisÚo de la definición del Art. 2053 del


C. C., que ya hemos visto y que dice:
'ILa sociedad o compqñía es un contrato en que dos o más. personas es-
tiplllan poner algo en común, con la mira de n~partir entre sí los beneficios que
de ello provengan".· ,
Es precisamente este fin de lucro 10 que constituye la característica de
toda sociedad, sea civil o comercial, y' cualquiera que sea su tipo. No basta
un fin cualquiera de beneficio que -no 'sea el dinero, y como dice el ¡nc. 3.Q del
Art. 2055; no se entiende por tal el puramente moral, no aprecia:ble en dinero.
- 74'-
Esta circunstancia es la que sirve para caracterizar el contrato que estu-
diamos de todas las demás reuniones de personas, que llegan a veces a lla-
marse también "sociedades"; y en consecuencia, no serán sociedades en el
sentido' del Art. 2053 .las artísticas, depoftivas, 'literarias o tendientes a cual-
quier otro fin que na sea el dinero (Sociedad Protectora de Animales).
Asímismo sirve esta circunstancia para diferenciar las socielbdes de las
"corporaciones" de que trata el Título xxxm del Libro 1 del C. c., las cua-
les no son sociedades en la acepción legal de la palabra.
Del mismo modo, no pueden ser sociedades las llamadas "Sociedades Coo-
perativas", que hasta hace po,co no estaban reglamentadas por la ley chilena
y que desde un tiempú a est,a parte se han ido incorporan1do a ella por me-
dio de leyes especiales.
En estricto derecho, tampoco podrían considerarse como verdaderas so-
ciedades las llamadas de "Seguros mutuos"; aunque la ley las denomina así,
porque en ellas' los asociados desempeñan el doble papel de asegura1dos y ase-
guradores recíprocos con el objeto de indemnizarse mutuamente las pérdidas
que cualquiera de ellos pu'diera experimentar a consecuencia "de un determi-
nado siniestro, lo cual está muy distante de significar que éstas llamadas "so-
ciedades" tengan un fin de lucro pecuniario.
Sin embargo, no basta 'solamente que se persiga este fin de lucro pecu-
niario y es necesario, además, que todos los socios tengan derecho a esas uti...
lidades. (Att. 2053). Y se recalca todavía m.?s esta idea por lo dispuesto en
el inc. 2 del ArL 2055 que dice que "tampoco hay sociedad sin participación
de beneficios".
Si Ull: socio aporta algo sin que se le reconozca derecho a tomar parte en
las utilidades no habrá sociedad, podrá haber comisión u otro contrato cual-
quiera, pero no sociedad. .
Para cumplir con este requisito de la participación en las utilidades bas-
tará con que a todos los socios se les reconozca algo en esas utilidades, cual-
quiera que sea la proporción, los socios gozan al respecto de la más amplia
libertad y cada uno podrá fijar la cuota -que quiera' (se entiende que con el
acuerdo de los demás socios,). Es preciso dejar establecido, desde luego, que
no hay ninguna relación entre los aportes y la cuantía de beneficios; podrá
estipularse que los beneficios se reparten a prorrata de los aportes, pero ellú
no es obligatorio y la \.ey no pone cortapisa alguna con tal que se respete este
principio. Tanto ellC. e, como el C. de C., establecen la proporción de esa
participación sólo en caso 'de silencio de las partes; interpretando ese silen-
do, pero respetan ampliamente todas las cláusulas que pudieran existir al
respecto.
Es evidente que dentro de esta libertad no podrá llegarse hasta el extre-
'110 de violar disimllladamente estos principios legales, asignándole a un so-
cio una cuota ínfima o estableciendo el derecho de algunos socios para tomar
parte de ciertas utilidades con preferencia a otros (emisión de acciones privi-
legiadas en las 'sociedades anónimas) o sujetando el recib9 de las utilidades
de algunos sÓcios al evento de una condición, etc. -.

c) Que. todos los 5Oeios tengan ~ticipación en las pérdildas:

Sobre este punto ha habido cuestiones debido a que no se encuentra esta-


blecido expresamente en la ley y hay que deducirlo de diversos preceptos y
de los principios generales. No dice el Art. 2053, ni tampoco el 2055. que to-
dos los socios dehan tener participación en las. pérdidas, por lo cual podría
decirse que éste no es un requisito esencial, sino un requisito de la naturalc-
za del acto o contrato. A juicio del señor Palma, es éste un requisito esencial
y dice que se comprende .que la ley no lo haya consignado expresamente, pues-
75
io que en el Art. 2053 se trata de los fw,es de la sociedad, y lógican,leníe no
podrían considerarse allí las' pérdidas, por:que nadie se asocia para répattirse
pérdidas; ademas, la definición nO podría decirlo por las razones expuestas.
y porque la participación en las pérdidas es una consecuencia lógica de la par-
ticipación en las utilidades.
Por otra parte, el patrimonio social es garantía para todos los acreedo-
re~ y mientras todas las, deudas no eSltén cancelaídas totalmen.íe ningún socio
puede tomar para sí ni un centavo de los fondos sociales; por cons.iguiente,
los bienes que el socio ha llev,ado a ,ese fondo común siguen la misma suerte
del ,resto, y, en caso de pérdidas" él debe perder su aporte. Sería absurdo que
hubiera de, reembolsársele la suma equivalente a las deudas sociiiles pagadas
con su ,aporte. •
Sin embargo, hay disposiciones ,que parecen contradecir este principio.
Asi, a propósito del socio industrial,el Art. 38~1 dispone:
"En cuanto a las ganancias y pérdidas correspondientes al socio. indus-
trial, se estará a 10 que se hubiere estipulado en el contrato; y no habiendo es-
tipulación, el socio industrial llevará' en, las ganancias una cuota igual a Ía
que corresponda al aporte más módico, sin soportar parte alguna en las pér-
didas".
Tenemos aquí un 'socio que, según 10 declara la misma ley, no le afecta par-
te alguna en las pérdidas. Sin embargo, esto no es exacto porque el socio in-
dustrial soporta una pérdida, ya que pierde su aporte que cOl)sistía en el tra-
bajo o industria. '
Esto se ve más claro en el Art.' 2069 del C. C., que dice:
"';i uno de los socio's contribuyere solamente con su industria, serviciO o
trabajo, y no hubiere estipulación que determine su cuota en los beneficios so-
ciales, se' fijará esta 'cuota en caso necesario por el juez; y si ninguna esti-
pulación determinare la cuo.ta que le quepa en las pérdidas, se entenderá 'que
no le cabe oltra que la de dicha industria, tra:bajo o ,servicio".
Los socios gozan de la más amplia libertad para fijar la cuota de las pér!.
didas que corresponda a cada uno, la ley interviene reglamentando 'esa reparti-
ción sólo en casó de silencio ::de las partes. '

d) POi' 6ltimo, es requisito esencial de toda sociedad, que las partes tengan
la intención precisa y determinada dE~ celebrar un: contrato
de sociedad y no otro:

Es necesario que exista animus contraendi societatis (Afectio Societatis).


La sociedad es un contrato que acarrea 'consecuencias futuras y que, en
muchos casos, parece mezClarse con otros contratos de lo~ cuales parece que
no habría comodiferenciarl~ sin recurrir a la intención. precisa que han teni-
do las partes al contratar. . ,.
, A manera de ejemplo, citaremos varios casos en .lo,:;, cualeS'sólo recurrien-
do al análisis de la intención se puede saher si é,l cdntrato, c,elebra¡do ,es ,una
~ociedad o es uno de los otros con!l:ratos conque suele confundírsela. Para
invocar en estos casos la afectio so):ietatis, no' habrá que ,recurrir sólo a lo
que hayan dicho las partes, sino al conjunto de las. estipulaciones, a la armo-
nía que necesariamente deberá existir entre todas ellas, a la 'situación que se
le cree a cada una :de las partes, al espíritu del contrato, etc.'
Uno de los casos de más frecuente aplicación de esta idea es el ,que se
refiere al empleado, factor o dependiente' de comercio que es contratado con
una estipulaciórt de participación en las utilidades: As,í por ejemplo, puede es-'
tabíecerse que a más dé un sueldo Jijo se le pagará un Itrunto por ciento de las
utilidades del negocio; o, aun más, puede darse el caso dé que toda su remu-
-. 7 6 -
neracIOn sea de carácter eventual. (Estas estipulaciones son muy frecuentes
y tienden a activar los esfuerzos del empleado para obtener beneficio).
En este caso hay aporte (el patrón sería el socio capitalista y el emplea-
do el socio industrial), también hay repartición de utilidades, en la proporción
convenida y hay participación en las pérdidas, porque si bien el empleado no
pierde dinero, está expuesto a perder ,su aporte que essll trabajo. ¿Qué falta
entonces para que haya una ver'dadera sociedad? Precisamente falta el cuarto
elemento que señalamos, la afectio societatis, porque lo ,que las partes. han
qucrido' celebrar no. es un co,;¡,trato de sociedad, sino otro que aunque tiene to-
das las apariencias de tal; no puede ser calificado así en el sentido jurídico.
Re han suscitado cuestjones sobre esta materia e interesa resolverlas por-
que la situación de las partes 'Será muy diversa y la validez misma del C0n-
trato podrá depender de lo que se estlme al respecto.
La sociedad comercial está sujeta a ciertos ~equisitos de publicidad, etc.,
entretant.o que el arrendamiento de s~rvicios !f.O es un contrato solemne; de
manera que de suscitarse cuestión sobre el carácter de este contrato, de ella
dependería la validez o nulidad del contrato.
Por otra parte, sí se lo calificara como sociedad, los acreedores tendrían
derecho no sólo a perseguir la responsabilidad !del principal sino también la
del empleado, ya que se 10 reputa como socio y la quiebra del principal aca-
rrearla también la quiebra del dependiente.
En cambio,· si se lo considera como empleado, por tratarse de un arren-
damiento de 'servicios, la situación sería inversa y la quiebra del principal no
afectaría al factor o dependiente y, asímismo, los acreedores sólo p<1drian di-
rigirse contra el principal.
Si fuera sociedad, el negocio no pertenecería al principal sino a la E!nti-
dad jurídica que se llama "sociedad" y los acreedores personales del princi-
pal no podrían embargar sus bienes. '
,Mirando la situación de las partes entre sí, podemos decir que los socios
están en un plano de equidad en cuanto' a la subordinación, y aun cuando en
algunos casos se confiera a uno o algunos de ellos la facultad de administrar
la sociedad, los demás tienen derecho a controlar esa administración y a sen-
tar normas para la marcha del negocio. En cambio, sise considera el contra-
to como de .arrendamiento de servicjos o de mandato, el principal podrá im-
ponerle su voluntad al tdep~ndiente y despedirlo con o sin causa, mientras que
en la sociedad ninguno de los socios puede eliminar a cualquiera de ellos.
Si se considera que el contrato es de arrendamiento de servicios, el de-
pendiente, aunque teniendo participación en los beneficios, no podría exigirle
rendición de cuentas al principal ni señalarle rumbos en la administración del
nego·cio.
Como hemos dicho, esta cuestión ya se ha ventilado ante los tribunales
y puede consultarse al respecto una sentencia publicada en la Gaceta de 1886,
N.9 2503, pág. 1565. (Se trataba aquí de un empleado con participación en las
utilidades que pretendía que se le r'econocieran derechos de 'socio).
Puede consultarse también una sentencia de la Corte de Ape!aciones de
Santiago de 16 de Agosto de 1913, publicada en la Revista de Der'~cho y Ju-
risprudencia (Tafia X, II parte, pág. 51). .
Otro caso se presentó respecto a un adminisfrador de un fUt"do que se
creía socio ; este litigio fué resuelto por una sentencia arbitral que no. SE' ha
publicado. .
De estos principios se deduce que si bien en toda socieda'd ~5 rcq '.Iisito
esencial el que haya participación en las utilidades, el hecho sólo de que exis-
ta tal participación no autoriza para decir que se trata de una soc:iedad.
Así por -ejemplo, podrá estipularse en el arrendamiento de ~ln inl11l1eble
que el precio o renta ascenderá a un tanto por ciento de las l1tilidade~ que
77 - '
ese arrendatario obtenga .de su negocio sin que por ello el arrendamiento de-
genere en sociedad. ' ,
Otro caso sería el de una compraventa en que a más de una suma fila se
estipulara como parte del precio un' tanto por ciento de las utilidades que du-
rante cierto tiempo obtuviera el comprador en la explo'tación del negocio.
Entre nosotros se pr~sentó Un litigio referente a un mutuo (préstamo de
consumo) con participación de utilidades: Don José Manuel Ceréla, habla ce-
.lebrado un contrato de mutuo con don Julio Prado Cerda~ dueño dé' la Fábri-
ca de Conservas Santa Inés, estipulando expresamente que el valCir de este
I

préstamo debería utilizarse por el señor Prado en negocios de su' fundo:} de


su fábrica y que el señor José Manuel Cerda tendría derecho a nombrar un
interventor y de imponerse de la marcha del negocio; se establecía ·asímismo
que en remuneración de este capital, el señor Cerda, que prestaba el, dinero,
no recibiría interés sino un 50 % de las utilidades del negoéio. La cuestión
se presentó con motivo .del concurso voluntario en que fué declarado del deü:':
dor, sin que has.ta ese' momento hubiera el acreedor obtenido participación
alguna de las utilidades; ante esta situación el a<;reedor se presentó verifican-
do. su crédito (que es:taba garantizado con hipoteca), pero otro de 10s acreedo-
res 10 impugnó alegando que aunque se 10 Ilamara mutuo, el contrato celebra-
do entre el señor Cel'1da y el deudor concursado era una verdadera ·soc1edad,
y que en consecuenCia, lejos de tener que pagarle su crédito, debía deC'larár-
sele co-deudor del concursado. Se siguió este pleito en todas sus partes y en
primera instancia se acogió la impugnación) pero apelado este fallo, la 1. Corte
de Apelaciones lo revocó y en una sentencia muy fundada dj'jo que ·se trataba
de un verdadero contrarío de mutuo y no de una sociedad, 'y co,nsiKuientement~,
se reconoció el crédito del señor Cerda en su totalidad y al mismo tiempo le
recónoció privilegio por la garantía hipotecaria.
El contrato de sociedad es un contrato bilateral~ porque crea obligacio-
nes recíprocas; siendo la contraparte de cada socio el resto de los asociados.
Es un contrato a título oneroso~ porque cada socio hace Un aporte y a
cambio de ese· aporte recibe una participación en las utilidades.
En cuanto a su perfeccionamiento; cuando se trata de uná s~ciedad civil
es un contrato consensual, c'on excepción' de la sociedad anónima y de la so-
ciedad de responsabilidad limitada que son contratos solemnes; en cambio
tratándose de sociedades comerciales, el contrato siempre e's solemn,e:

Personalikkld jurídica de la sociedad.

Después de inaicar el Art. 2053 en su inc. l.Q las características· de .la so-
ciedad, agrega en el inc. 2 que: "la sociedad forma una persona jurídka dis-
tinta de los socios individualmente considerados". Esta sola frase tiene una
importancia fra::;cendental desde dos puntos de vista: 1) Porque resuelve cues-
tiones que hasta el día de hoy son' discutidas en doctrina en otros paises'
(Franciá); y 2) Porque de este principio se deducen una serie de consecuen-
cias tanto legales como prácticas. . .
En Francia no hay ninguna disposición expresa, ni en el C. C., ni en el
C. de C., que reconozca personalidad jurídica a las soéiedades y se discute
acerca de .si debe o no cünsiderársela como un ser de derecho, con una per-
sonalidad legal distinta de la de los asociado!>.
Para evitar los ,graves inconvenientes que derivan del hecho de no reco-
nocer personalidad jurídica a las sociedades, ha debido recurrirse en Francia
a princip'ios y teorías rebuscadas. En Chile no se presenta dificultad alguna'
al respecto, a virtud de esta sencilla, declaración que hizo el C. C., en el inc.
2 del Art. 2053:
- 78-·
¿Que consecuencias se derivan del 'hecho de reconocer personalidacl ju-
rídica a las sociedades?
Desde luego, esto significa que la sociedad es un ente de derecho, es un
ser ficticio que puede adquirir derechos y contraer obligaciones, al mismo
tiempo que, lo mismo que una persona natural cualquiera, es susceptib!e de
ser representada y de actuar por sí, en la vida de los negocios.
Por ser' la sociedad una persona jurídica, tiene un patrimonio propio; los
bienes que aportan los socios pasan de la propiedad, de éstos a !a propiedad
de este nuevo ser de derecho que nace por el sólo hecho de celebrarse la so-
ciedad, y pasan a constituir el patrimonio social.
Por lo tanto, esos bienes no están en la situación de comunidad o indivi-
sión con respecto a los socios; ningún socio es condueño de los bienes socia-
les; en buenas cuentas, no le perte:1ece.n en todo ni en parte, son de la so-
ciedad.
Por consiguiente, si el aporte de un socio consi¡>te en un bien raíz" ten-
drá que hacer tradición de ese aporte inscribiéndolo en el Oonservador de
Bienes Raíces correspondiente al nombre de la sociedad; y, por lo mism'o que
los bienes son de la sociedad, ningún socio podrá verlderlos o h'ipotecarlos
alegando que tiene una cuota de dominio sobre él, a diferencia de lo que ocu-
rre en el caso de comunidad o indivisión donde cada socio puede vender o hi-
potecar libremente su cuota.
Los derechos del socio quedan limitados, durante la vigencia de la socie-
.dad. a recibir !..tna parte de los beneficios sociales, y una vez disuelta la so-
ciedad, a recibir, de lo que quede sobrante, una parte corre'lp'ondiente al va-
lor nominal del aporte que hizo.
,CoUl:,ecuencia de este mismo principio es el hecho de que aun cuando
la sociedad sea dueña de bienes raicE's, no basta .esa circunstancia par:l que
se ¡'JUeda decir que el derecho de ios socios en la sociedad es un derecho in-
mueble. Limitados los derechos del socio a una parte de los teneEcios y a una
parte de lo que quede en la masa social, su derecho será siempre de carácter
mueble, aun cuando haya inmuebles formando parte del capital social; porque
esos bienes figuran en el Conservador de Bienes Raices a nombre de ese ser
ficticio que se llama sociedad.
De esto fluyen otra serie de consecuencias: Así por ejemplo, 'si se trata de
vender .0 de hipotecar un bien raíz de la sociedad, aunque haya socios incapa-
ces, no habrá ,necesidad de cumplir COj todas las formalidades que establece al
efecto el C. C'
Hemos estudiado en D.? Civil, a propósito de la sociedad conyugal que,
por regla general, tod9s los bienes raíces, corporales o incorporales, que poseía
cualquiera de los ,cónyuges antes del matrimonio no entran' a formar parte del
haber de la sociedad c-onyugal; y que, en cambio, si se trata de bienes muebles
la situación es muy distinta, porque la regla general es que todos los bienes
muebles, corporales o ~ncorporales, que pos.eía cualquiera de los c6nyuges
antes del matrimonio, pasan a pertenecer en dominio a la sociedad. Pues bien,
supongamos que uno de los cónyuges pos.eía acciones del BancQ de IChiíe, o era
socio de una sociedad colectiva cualquiera que era dueña de bienes inmuebles;
estos derechos del socio ¿·entran o no a formar parte del haber de la 'sociedad
conyugal? evide,ntemen,te que sí, porque, como ya lo hemos dicho, estos derechos
son siempre muebles y no cabrá entonces duda alguna acerca de que esas ac-
ciones deberán entrar a formar parte del haber de la sociedad conyugal.
Otra consecuencia de la personalidad jurídica de la sociedad la consti-
tuye la circunstancia de que ella tenga siempre un domicilio propio y distinto
• del que pudiera tener cada uno de los socios y' que queda fijaflo en' la escri-
- 79-,
tura social. Por la misma r,a~ón, la ,soci~ldad tiene unnomb<re propio y que es
diverso según sea el tipo de sociedad.
Por ser la sociedad ,una persona jurídica, distinta de los socios individual-
mente considerados, existe la posibilidad de que ella caiga en quiebra en s.í
misma, sin necesidad de que forzosamente caigan tamQ:¡ién en quiebra sus aso-
dados. Así, la quiebra de una sociedad anónima comercial· no acarrea la quie-
~ra de' los so<;ios. Hay otros casos en que la quiebra de la sociedad acarrea
necesariamente la quiebra de los socios, como sucede por ejemplo en las so-
ciedades C'oleotivas, pero ello ocurre a virtud de otros principios que estudia-
.remos en su oportunidad. .
Por ser la sociedad una persona jurídica distinta de los sociosin:dividua1-
mente considerados, puede ella entrar como socia en otra sociedad. Así, una
sociedad colectiva comercial podrá adquirir acciones de una sociedad anónima
o podrá entrar como socia, ella, y no los socios, en otra sociedad colectiva.
Por ser la sociedad una persona jurídica distinta de los s,ocios individual-
mente 'considerados, puede también tener, y' tiene, una nacionalidad propia,
que por regla genera! 110 depende en lo más mínimo de la naCionalidad ,de los
asociados. Hay si, casos de excepción a este jJrincipio, pero esas excepciones
no se relacionan con esta cuestión de la personalidad jurí:dica, sino con otras
I ideas. Así por ejemplo, para ciertos efectos. se exige" que, 'para considerar co-
mo chilena una societlad, una parte del capital esté en manos de chilenos. '(El
Banco Central en sus relaciones cun los Bam,cos Nacionales; la Ley de Ca,botá,-
je; la Ley de Navegación A~,r,ea; etc.). .
Esto, mismo, no,s' lleva a diferenciar :la socltedad de la comunidad o indivi-
sión. Con respecto a este punto hay mucha confusión y es frecuente que en es-
c;rituras públicas, a contratos de "SOCIEDAD"'. se los llame "COMUNIDAD",
o vice-versa.
Desde luego, la sociedad es un contrato que se forma mediante una con-
vención, mediante un acuerdo expres.o de las voluntades de los" que se obli-
gan ;en cambio en la comunidad, la fuente de ella y de las oib1ligaciones que
crea eS' un cuasi-contrato, que se rige por las disposiciones del párrafo 3.Q del
Título XXXIV del C. C. (Art. 2304 y siguientes)., ,
Se forma una comunidad por el ,hetho de la acept.aciónde una herencia
o de un legado' que, en virtud del testamento o de la ,ley, eorresponde a varias
personas. La sociedad, en cambio; es una situación. buscada y deseada por las
partes, una si,tuación dinámica, porque las partes se asocian, trabajan e'm con-'
iunto una determinada situación.
La sociedad es un contrato estable y duradero, mienttas que la comuni-
'dad es un estado precipitado y no buscado, porque se produce generalmente
sin que las partes lo hayan buscado y es de duración transitoria. En una co-
munidad, los comuneros se limitan a mantener la utilidad ~que producen los
bienes comunes;. y es una situación transitoria" porque s.e puede terminar con
ella por el retiro de cualquier comunero. .'
'Por estos motivos, la ley considera la comunidad como una situación in-
conveniente, aún para 'los mismos comuneros, y no permite que se mantenga
sin partirse, por más de cinco años. En cambio, una sociedad se puede cele-
,brar por el tiempo que se quiera (aún por un tiempo indefinido).
El Art. 1317 del C. C., dice:
"Ninguno de los cOásignatanos de una cosa universal o singular será
obligado a permanecer en la indivisión: la partición del objeto asignado po-
drá siempre. pedirse con tal que los coasignatarios no hayan estipulado 10
contrario.
No puede estipularse proindivisión por más de cinco años, pero cumplido
este término podrá renovarse el' acto".
-·80 -
La comunidad no' constituye jamás una persona jurídica distinta de los
comuneros individualmente considerados, y los bienes de los comuneros ::0 per-
tenecen a un ente que se lIame comunidad (comúnmente se dice "los bienes de
la comunidad ,tal", pero ello sólo por comodidad); sino que pertenecen cuota-
tivamente a, los comuneros que la componen. Por esta misma razón, los bie-:
nes raíces de una comunidad figuran en el Conservador a nombre de todos
los comuneros ("Pedro, Juan y Diego son condueños del inmueble tal y cada
uno es dueño de tal cuota"), y, por el hecho de ser condueños, cada coml\né-
ro puede vender o hipotecar libremente su cuota sin necesidad de consultar
a los demás.
Art. 1812: _"Si la cosa es común de dos o más perso;-¡as pro indiviso, entre
las cuales no intervenga contrato de sociedad, cada Llna de elIas podrá ven-
der su cuota, aún sin el consentimiento de las demás".
,Art. 2417: "El comunero puede, antes de la división de la cosa común, hi-
potecar su cuota; pero, verificada la división, la hipoteca afectará solamente
los bienes que en razón de dicha cuota se adjudiquen, si fueren hipotecables".
Otra diferencia que conviene señalar, entre la comunidad y la sociedad,
es la relativa al hecho de que la sociedad no puede ser nu';-¡,ca a título universal
(excepto la conyugal), mientras que la comunidad puede ser a título univer-
sal o singular, pues así lo reconoce el C. C.
Art. 2304: "La comunidad de una cosa universal o singular, entre dos o
más personas, sin que ninguna :de ellas haya contratado sociedaq o celebrado
otra convención relativa a la misma cosa, es una especie de cuasicontrato".
Co.munidad a título universal sería la que se produjera con motivo de la
herencia; y comunidad a titulo singular, en los, términos del Art. 2304, sería
la que se produjera por el hecho de que varias, persona's compraran para todas
ellas una cosa en común. '
Otra consecuencia de la personalidad jurídica de las sociedades está ex-
presada en el Art. 380 del C. de C., que dice:
'ILos acreedores personales de un socio no podrán embargar durante la
sociedad el aporte que éste hubiere introducido; pero les será permitido soli-
citar la retención de la parte. de interés que en ella tuviere para percibirla al
tiempo de la división social.
Tampoco podrán concurrir en la quiebra de la sociedad con los acreedores
sociales; pero tendrán derecho para perseguir la parte que corresponda a su
deuda en el residuo de la masa concursada".
Los socios pueden tener acreedores personales de ellos, pero esos acreedo-
res no pueden tener acción para el pago :de sus créditos sobre los bienes de la
sociedad; en tales circunstancias, no podrán embargar los aportes de los so-
cios porque se tratará de bienes que ya han salido de su patri.monio y que han
pasado a pertenecer a una tercera persona que es la sociedad, ni tampoco po-
drán embargar el patrimonio social porque la sociedad es una persona dis-
tin ta del socio tramposo individualmente considerado. (En caso de embargo
del aporte hecho por el socio a la sociedad, ésta podría interponer una tercería
de dominio).
Es esta una fuente muy fundamental sobre la cual tendremos que volver
muchas veces en materias de sociedades, especialmente al ocuparnos de las
sociedades de hecho, o sea :de las sociedades nulas por falta de formalidades.
Es evidente que esto no cabría en la comunidad, en la cual no hay sino
acreedores de cada comunero, y como cada comunero es dueño 'de SLl cuota
sus acreeqores tendrán derecho a embargar en los bienes comunes.
,. Podemos, aún, 'señalar otras difere;-¡das entre la 'sociedad y la comunidad:
en la comunidad el comunero no representa nunca a los demás, a menos que
hubiera recibido mandato de los otros y por sí mismo no puede contraer obli-
gaciones en contra de la comunidad. En cambio, en algunos ~ip'os de sncie-
- 81.-
dades (colectivas) si nada se ha dicho en la escritura social será regla gene-
ral que cualquiera de los socios puede comprometer la responsabilidad per-
sonal solidaria ,e ilimitada de los demás socios. Dice el C. C.:
, Art. 2307: "A las deudas contraídas' en pro de la comllnidad durante
ella, no es obligado sino el comunero que las contrajo; el cual ter'ldrá acción
contr.a la comunidad para el reembolso que hubiere pagado por ella.
Si la deuda ha sido contraída por los comuneros' colectivamente, sin ex-
presión de cuotas, todos ellos, no habiendo estipulado solidariedad, son obli-
g,ados al acreedor por partes iguales, salvo el dere~ho de cada unO contra los
otros para que se le abone 10 que haya pagado demás sobre la cuota que fe
corresponda" .
Cuando 'se trata de una deuda contraída por todos los comuneros, todos
ellos son responsables a prorrata de sus cuotas, en cambio en las sociedades,
sobre todo eñ las mercantiles, no pasa esto y la responsabilidad recae solida-
riamente 'sobre todos los socios. ,
Tratándose de comunidaaes;, la mayoría no puede imponer su voluntad a
la minoría y para cualquier acuerdo -se requiere unanin)idad; en cambio, es
regla general en toda sociedad que todas las cuestiones se resuelva!) por ma-
yoría, en la forma establecida en el contrato social, y si nada se dice en el
contrato por mayoría numérica.
Solo una salvedad nos resta que hacer. Hay ciertos casos en que la ley
no ha manteni'do estos principios. Así, el c.' de M:in~ría del 88 tenía un título
especial que tratalba de las Compaftías Mineras y allí decía que "se constitura
Cíá Minera por un contrato especial de compañía", pero agregaba "también
hay compañía por el hecho de registrarse una mina en tCía.,' y por el hecho
de adquirirse parte en minas registradas". El Código actual ha r,esuelto' esta
cuestión en una fórma muy original y muy distinta a las que hemos venido
yiendo hasta ahora; pero por el momento 10 único que nos interesaba era ha-
cer ptesente la confusión que se' hacía en el' Código del' 88 entre sociedad y
comunidad.

Clasificación die las Sociedades

Sociedades a título universat y Sociedades a título singular:- Son socie-


dades a título universal las que se refieren en general a todos los bienes pre-
sente's y futuros de una persona; 'serán biem,es futuros los gananciales; o sea,
los que se adquieran después de constituída la sociedad. Todas las demás son
sociedades a título singular.
Pues bien, @l C. C., en el Art. 2056 dispone al efedo que "se prohibe toda
sociedad a título universal, excepto entre cónyuges".
Art. 2056: "Se prohibe toda sociedad a título universal, sea de bienes
presentes y venideros, o de unos u otros.
Se' prohibe asimismo' toda sociedad de ganancias, excepto entre cónyuges.
Podrán con todo ponerse en sociedad cuantos, bienes s'e quiera, especifi-
cándolos" .
Lo prohibido es que, en términos generales, se aporten todos los bienes
, los socios, pero si estos aportan bienes determinados enumerándoles, la
sociedad será a ~ítulo singular aun cuando abarque -la totalidad de los bienes
de éstos. Esta es exactamente la idea que veremos expresada en el contrato
de compraventa, en el cual se prohiben las ventas a título universal (Art. 1811).
Sociedades civiles y Sociedades comereiales:- ¿Qué interés legal y práctico
hay en distinguir unas de otras? Desde luego, existe el mismo interés que vi-
mos ,que existía el distinguir entre comerciantes y no comerciantes en cuanto a las
. obligaciones inherentes a la prqfesión. (Una socieda!d mercantil tendrá' que llevar
los libros que establece la ley e incurrirá en las sanciones que la misma ley
82
establece en caso de incumplimiento de esta obligación. Tratándose de una
quiebra, sólo las sociedades mercantiles podrán invocar en su favor los libros
de contabilidad; y las sociedades civiles, aun cuando lleven sus libros, no
podrán prevalerse de ellos, etc.).
Hay también diferencias entre las sociedades civiles y las comerciales en'
cuanto a las causales y sanciones aplicables a una y otra en caso de quiebra.
En cuanto al perfeccionamiento: casi todas las sociedades comerciales ~ sal-
vo las asoCiaciones o cuentas en participación) son contratos solemnes, en
cambio, en casi todas las sociedades civiles (salvo las "anónimas" y las l1a-
madas "de responsabilidad limitada") son contratos meramente consensuales.
En algunos tipos de sociedades hay también interés en ha.cer esta dis-
tinción desde el punto de vista de la responsabilidad. de lo?: sQcios. Así, en las
sociedades colectivas civiles los socios responden ilimitadamente y a prorra-
ta de sus aportes; en cambio en las sociedades colectivas. comerclales .la re.'-
ponsabilidad de los socios es también ilimitada pero solidaria.
En cuanto a la prescripción: las acciones de los acreedorc3 sociales con-
tra los socios, quedan sometidas en las sociedades mercantiles a plazos bre-
ves de prescripción (5 años); en cambio en las sociedades civiles esa prescrip-
ción queda sometida a los plazos que establece el e C. (10 y 20 años).
En cuanto a la liquidación: en las sociedades colectivas y en comandita
dviles, la liquida~ión debe hacerse por Un juez árbitro (es éste uno de los
.casos de compromiso forzoso que contempla la L.O.T.); en cambio la liqui-
daéion de una sociedad colectiva o en comandita comercial se hace por me-
dio de liquidadores o representantes de los socios, que desempeñan un papel
muy parecido al de los gerentes.
El crit~rio para distinguir una sociedad civil de una socied:ld comercial
lo encontramos en el Art. 2059 del C. C., que dice:
"La sociedad puede ser civil o comercial. Son sociedades comerciales las
que se forman para negocios que la ley califica de actos de comercio. La~ otras
son sociedades civiles".
En consecuencia, se aplica aquí el mismo criterio que vimos al tratar de
la profesión de una persona natural. Esta determinación es todavía más fácil
tratándose de sociedades, porque con respecto a ella el objeto a que van a
dedicarse se encuentra expresado siempre en la escritura social. Podrá haber
cuestiones cuando la sociedad no tenga un fin mercantil exclusivo, pero bas-
tar~ que entre los objetos sociales haya actos de comercio para que se con-
sidere que la sociedad es mercantil, aun cuando también formen parte de su
giro operaciones de carácter civil. (De la misma manera que un individuo pue-
de ser comerdante y abogado a la vez, etc.). •
Deberá lógicamente atenderse a los actos que constituyen el giro de la
'sociedad y no a los que son accesorios o accide.ntales. Así por ejemplo: Una
Cia. Minera o Salitrera dedicada exclusivamente a este objetivo será una so-
ciedad civil, pero para completar estas operaciones necesitará ejecutar mu':'
chos actos de carácter mercantil (giro y engoso de letras de cambio, etc.),
¿bastará eso para impriinirle carácter comercial?, evidentemente que no, por-
.que todas esas operaciones son complementarias y no principales.
La profesión que puedan tener los socios no influye para nada en la ca-
lificación de la sociedad. Puede perfectamente constituirse una sociedad mer-
c¡lntil entre personas que no son comerciantes '(dos agricultores forman una
sociedad colectiva comercial para explotar una tienda); y por la inversa, po-
drá cO:1stituirse entre personas que son comerciantes una sociedad de c:1fác-
ter civil.
Tampoco influye en la calificación de las sociedades la forma que ellas
tengan. Es este un punto de gran interés y respecto del cual se han producido
confusiones en la práctica.
Así, con respecto a las sociedades anónimas, el Art.' 2064 declara que "las
sociedades civiles anónimas están sujetas a las mismas reglas que las socie-
dades comerciales anónimas". ¿Significa ésto que una sociedad por el sólo
hecho de ser anónima tenga earácter mercantil?
Así se ha sostenido, por algunos, y también la jurisprudencia 10 ha esta-
blecido, fundándos.e en el hecho de que estas sociedades no se rigen por el
C. .c. Pero esto significa desconocer claras disposiciones legales y violentar
>la realidad; desde luego el C. e, en el Art. 2059- está reconociendo que tOId'a
sociedad puede ser civil o comercial, sin hacer distinciones y el Art. ~06l agre-
ga: "la sociedad, sea civil o comercial, puede s,er colectiva, en comandita o
anónima"; y por último el Art. 2064 declara que las sociedades civiles anóni-
ma,s están 'sujetas ... etc.", con lo cual se qi11ere decir que ;conservando su ca-
rácter civil se sujetan a las reglas del C. de C., y s,e 'sujetan a estas: reglas
sólo en lo que 'Se refiere a la forma anó'nima de la sociedad. Por consiguien-
te, el Art. 2064 no puede tener otro alcance que el de sujetar laR sociedades
civiles anónimas a las reglas ,del párrafo 8.9 del Título VII del LibrolI del C.
de c.; y aún esto debe entenderse nada más que res.pectode la forma anó-
nima de la sociedad; porque respecto de, todo lo demás nada tiene' que ver
,,1 C. de C. " .
Se presentó este caso ante la Corte de Apelaciones de Valpar.:lÍSo, al tra-
tarse dedecJarar en quiebra a una sociedad anónima civil; y dicha Corte,
siguiendo la buena :doctrina, resolvió en su fallo siguiendo la -misma doctrina
que nosotros hemos aceptado más arriba. (Revista de -Derecho y ]ürispruden-
cia. Tomo I1, 2.f¡. parte; secc. Il, pág. 217). '
En Francia pasaba a este respecto exactamente lo mismo que entre nos-'
otros. El año 1893 se produjeron allí diversos escándalos debido al fracaso de.
la Sociedad Explotadora del Canal de Panamá y hubo necesidad de proceder
a su liquidación; se trató de declararla en quiebra pero los tribunales de París
no dieron Jugara ello, porque según dijeron se trataba de una sociedad civil
(empresa de construcción de obra) y para evitar futuros inconvenientes se
dictó una ley especial que hizo aplicable a la liquidación de la Sociedad del
,Canal de Panamá las disposiciones de la quiebra. (Allá no existía un medio de
liquidación colectiva como nuestro ·"concurso"). En vista del éxito de nuestra
experiencia se dietó el mismo año 1893 una ley de carácter general en la 'cual
se estableció que toda sociedad anónima, por el sólo hecho de, sel'lo debía re-
putársela mercantil; se reconoció que esa resolución se apartaba de la doctrina
pura, pero se reconocla también que había interés en hacerlo en favor de' los
acreedores, que en caso contrario podrían iluedar, burlados. El mismo ci:ite-
rio se ha adoptado en otros países, como Argentina, pero' se h'a necesitado
una declar~ción expresa y terminante del legislador para violentar los prin-
cipios.
En Chile no ha habido motivo para recurrir a esos procedimientos y apar-
tarse de los principios, s.obre todo hoy !día en que la Ley de Quiebras ha hecho
de éstas una institución común a comerciantes y no comerciantes.
Tampocoínfluye en l~ calificación el nombre que le hayan dado las par-
tes. No basta que los socios digan que quieren formar una sociedad mercan-
til para que así sea, no bas.tará tampoco que digan que la sociedad que cons-
'tituyen es civil para que pueda ser considera~a como tal si el objeto es' clara-
mente mercantil. ("Las cosas son lo que son por su esencia y no por el nom-
bre que las partes les den").
La mércantilidad acarrea consecuencias que afectan a terceros y al orden
público; -de manera que siempre que surjan dificultades en cuanto a la cali-
fi~ación, habrá que ir al' fondo mismo de la cuestión. Sin embargo, esta idea
tiene una excepción contemplada en el Arf. 2060 del C. C., que diee que "po-
drá estipularse que la sociedad que se contrae, aunque no comercial por su
- 84-
naturaleza, se sujeta a las reglas de' la sociedad comercial". En otros térmir.os,
por voluntad de los socios podrán aplicarse a una socieda'Cl civil las reglas
de la sociedad comercial; sin embargo, a la inversa no sucede lo mismo, y
no podrá estipularse que a una sociedad comercial se apliquen reglas pro-
pias de las sociedades civiles, la ley nada dice, pero es evidente que ello no pue-
de hacerse: las sociedades civiles son meramente consensuales, en cambio
las sociedades comerciales son solemnes, y autorizar una estipulación como la
que nos ocupa equivaldría a autorizar a las partes para que por su libre vo-
luntad dispusieran :de la suerte de la sociedad, eludiendo requisitos que son
de su esencia. '
Según la forma que revistan, se distinguen cuatro grandes clases de so-
ciedades: Soco colectivas, Soco anónimas, Soco en comanditas y Soco de res-
ponSlabilidad Limitada.
Indica las tres primeras el Art. 348 del C. de C., y también el Art. 2061 del
C. C., la última debe su creación a una ley especial.
Por último, en situación aparte debemos considerar la Asociación o Cuen-
tas en Participación que menciona también el Art. 348 del C. de C.
Art. 348: "La ley reconoce tres especies de sociedad:
1.;1 Sociedad .colectiva;
2.'-' Sociedad anónima;
3.;1 Sociedad en comandita.
Reconoce también la asociación o cuentas en participación.
Son principa,lmente tres ideas fundamentales las que sirven para carac-
terizar unas y otras: responsabilidad de los socios, régimen 'de administra-
ción dentro de la sociedad y facultad de los socios para ceder sus derechos
en la sociedad.

1) Sociedades Colectivas.

a) ResponsaQili<kW de los socios.- En las sociedades colectivas todos


los socios son' responsables ilimitadamente de las deudas sociales; ¡de modo
que no se limita su responsabilidad sólo a 10 que hayan aportado, sino que
se extiende a todos sus bienes particulares. Cuando la sociedad es colectiva es
comercial esta responsabilidad, a más de ser ilimitada, es solidaria, mientras
tanto que en las sociedades colectivas civiles las deudas sociales se dividen
entre los socios a prorrata de sus aportes.
b) Régimen de Adminis'tración.- En las sociedades colectivas la admi-
nistración corresponde d~ derecho y en principio a todos los socios; de modo
que cualquiera de ellos, por sí solo, puede ejecutar cualquier acto compren-
dido en el giro de la sociedad, obligando a ésta y a todos los demás socios.
Existe una correlación entre estas dos ideas: responsabilidad y administra-
ción, porque si todos los socios-responden solidaria e ilimitadamente, justo es
que todos tengan derecho a administrar. (Volveremos sobre esto al tratar en
detalle de la sociedad colectiva y la misma idea veremos al estudiar la so-
cieldad conyugal: el marido administra los bienes y él es responsable.
c) Facultad de los socios de ceder .sus derechos.- Tratándose de una so-
ciedad colectiva, ninguno de los socios' puede ceder libremente a un tercero
sus derechos a la sociedad; sólo podría hacer esta cesión con el consenti-
miento unánime de los demás socios y, de no, llenarse este requisito, la cesión
sería nula.
- 85-

2) Soclet,dades anónimas.

a) Responsabilidad de los socios.- En una sociedad anomma la respon-


sabilidad áe los socios (accionistas) ,es!tá limitada al. valor de sus apor-
tes, que están representados por un título llamado "acción", y en caso alguno
pueden los acreedores sociales perseguir la responsabilidad de lossodos más
allá de su.s aportes, representados por sus acciones.
b) Régimen de administración.-Tratándose de una. sociedad amónima, los
socios no tienen. derecho a su administración y ella debe ser administrada por
mandatarios, que pueden ser accionistas o no.
c) Facultad de los socios de ceder sus derechos.- En las sociedades anó-
nimas es de la esencia 'el que los socios pueden vender . libremente sus dere-
chos de tales,' o ,s.ea, sus acciones, y precisamente para facilitar esa ,cesión se
les da a los socios un valor representativo de sus aportes que les permita una
.cesión rápida.

3) Sociedades en comanditas

'Ocupan estas sociedades un lugar intermedio entre las colectivas y las


anónimas. Hay eh ellas dos categorías de socios: gestores, o colectivos y co-
manditarios.
, Los socios gestores o colectivos tienen la misma responsabilidad que los
SOCIOS de una sociedad coleétiva; en cambio, los socios comanditarios tienen
una responSalbilidad limitada, parecida a la de los accionistas de una sociedad
anónima, porque esa responsabilidad sólo llega hasta el aporte 'hecho por el
socio a la sociedad.
Lo mismo ocurre desde el punto de vista de. la admqtistración y, mante-
niendo esa correlación que' vimos en la sociedad colectiva, en estassocieda-
des, la administración residirá de pleno derecho en los socios colectivos o
gestores y los comanditarios 'tendrán prohiOición legal de mezclarse en esa
administración, so pena de incurrir en sanciones que estudiaremos en su
oportunidad. ,
También participa' del carácter mixto en cuanto a la facultad de los so-
cios de ceder sus derechos en la sociedad. Los socios 'gestores o colectivo~ no
podrán enagenar sus derecho~ sin el consentimiento unánime de sus consocios,
, mientras que los comanditarios podrán hacerlo libremente. .
Lá sociedad en comandita puede ser de dos clases: en comandita simp~e
o en comandita por acciones. En la sociedad (~ comandita si111\Ple los derecho::.
cde los comanditarios no son negociables, no se les dan títulos representa-
tivos de sus derechos como las acciones" lo cual facilitaría ,su cesión por rual-
quier medio; en cambio, en la sociedad en (!omaitdita por acciones se da la
acción a titulo representativo de sus derechos y que es, transferible confotme
,:1 1:1'; rep'las generales :de' la cesión.

4. Sociedades de ReSiponsalbilidad Limi~da.

Se organiz-aron estas sociedades por una ley especial que ya citamos en


una ocasión y que después estudiaremos en detalle (Ley N.Q 3918 de 7 de Ma-
yo de 1923). ,
PartiCipan estas sociedades de algu,nas, de las. características de lacs, anó-
nímas en cuanto a que la responsabilidad de los socios es también limitada,
. y esta limitación puede igualar al monto de, los aportes o puede extenderse
más allá de los aportes, ha~ta una suma que se indique en la escritura social.
"Sin embargo, se diferencian de ,las anónimas, porque los derechos de los gO-
- 86-
cios no son negociables, no se les da a los soci05 un titulo representativo de
sus derechos.
Se parecen,' en cambio, a las colectivas, porque la administración le co-
rresponde de derecho a todos los socio& y es por esto que con frecuencia sue!e
llamárselas "Sociedades Colectivas. de Responsabilidad Limítada", - 10 cual es
un error porque en realidad no son sociedades colectivas, se parecen a eUas
pero &on fundamentalmente diferentes. '

5. Asociación o Cuentas en Participación.

Desde luego, no puede decirse que sean propiamente ur:a sociedad. Así el
ArL 348 dice:'
"La ley reconoce tres especies de sociedad:
1." Sociedad colectIva; ,
. 2.1). Socieda:danónima;
3.il Sociedad en comandita.
Reconoce también la asociación o cuentas' en participación".
Art. 507: "La participación es un contrato por el cual dos o más comer-
ciantes toman interé& en una o muchas op'eraciones mercantiles, instantáneas
o sucesivas, que debe ejecutar uno de el10s en su solo nombre y bajo su cré-
dito personal, a cargo de rendir cuenta y dividir con sus asociados' las ga-
nancias o pérdidas en lá proporción convenida".
Se asemejan en cierto modo a la& sociedades, porque en ellas tamhien
hay dos o más personas que se unen para hacer un negocio en común, pero se'
diferencian de ellas en cuanto la aso.ciación o cuenta en participación es esen-
cialmente privada, oculta (Art. 509), que no se revela al exterior y que no
constituye una persona jurídica como todas las demás sociedades, pues todas
las operaciones son efectuadas, por uno de los copartícipes _en nombre pro-
pio, sin indicar que tras él hay otros interesados en el negocio.

Doctrinariamente se hace todavía otra ,divis.ión de las sociedades que co-


rresponde, en realidad, a los mismos tipos que hemos vis,to pero considerados
desde otro punto de vista. '
Así, se dice que las sociedades pueden ser:, Sociedades de pers!Onas o
Sociedades de capitales. Se llaman Sociedades de personas aquellas en que se
to.ma especialmente en cuenta, para la celebración del contrato, y en la or-
ganización de la sociedad, la persona misma de' los socios y sus condiciones
individuales (honradez, solvencia, etc.); en cambio se llaman sociedades de
capitales aquellas en que la consideración de la persona de los socios es en
realidad indiferente y en las cuales lo único que importa son los capitales, 'lo
que cada uno de los socios vaya a llevar a título de aporte.
Los cuatro 'tipos que hemos estudiado entran en esta clasificación.
Las socieda:des colectivas son sociedades de personas, y se comprende
que a'3Í sea, porque si cada socio responde ilimitadamente de las deudas so-
ciales y cada uno puede administrar la sociedad es necesario que cada socio
se fije mucho en las personas de los otros sociqs. Esta consideración de la
persona de los socios tiene también interés para terceros, porque los que con-
traten con una sociedad colectiva tendrán muy en cuenta no sólo el capit::tl
social sino también la personalidad de los socios.
Es muy importante en una sociedad saber si se considera o no la per-
sona de los socios por las consecuencias que de ello se derivan, porque desde
el momento en que al celebrarse ~l contrato se han tenido especialmente en
consideración las condiciones de los socios, podría uno de ellos imponcí J
los otros una tercera persona en la' cual podrían los demás socios no tener !a
misma confianza que tenían en el' cedente. Qtra consecuencia sería que la
muerte natural o civil de un socio disuelve una sociedad 'colectiva; y lo mismo
continuar
ir atrás
-·8·7 -
ocurre respecto de la interdicción, la quiebra o la incapacidad sobreviniente
de cualquiera de los socios, que también son caUl>a de disolución de la socie-
dad colectiva. .
Es regla general de derecho que el ~rror que recae sobre la persona con
quien se c<ontrata no vicia el consentimiento; salvo que la consideración de esta
persona sea la caus,a principal del contrato (Art. 1455 del C. C.). Pues bien,
este es precisamente uno de los casos en que la consideración de la persona
es causa principal 'del contrato, y en consecuencia, el error acerca de la per-
sona de cualquiera de los socios con.s.fi.tuirá causal de nulidad.
Todo 10 contrario ocurre en las' sociedades de capitales. Ejemplo típico de
ello es la sociedad: anónima, en la cual no importa quienes sean los socios, 10
único que allí interesa conocer es el monto del capital social y 10 que cada
socio va a aportar.
Lo mismo ocurre con los terceros que van a contratar con la socicd1d;
porque como estos saben de antemano que sólo tienen acción contra el ca-
pital social no les importa para nada saber. quienes son los socios, 10 único
que les importa es el capital. .
Consecuencia de esto és,ento1nces, que los socios' de una sociedad de ca-
pitales pueden ceder libremente sus derechos desde el. momento que en ellas
no interesa para nada la personalidad de los socios, y que cualquier hecho
'que afecte ala persona de uno de ellos (interdicción, quiebra o incapacidad
sObreviniente, etc.) no constituye causal de disolución de la sociedad. Del
mismo modo, el error que pudiera haber sobre la persona misma de' lUlO de
los socios no constituye vicio del consentimiento ni puede ser causal de nu-
lidad.
Aplicando esto a las sociedades en comanditas podemos deCir que, -:on
respecio a los socios gestores, son sociedades de personas y con respecto a
los comanditc¡rios son sociedades de capitales.
En 10 que s.e refiere a las· "Sociedades de Responsa!bilidad Limitada" la
situación es un poco dudosa, porque la léy no las ha definido, pero nosotros
las consideraremos como sociedades de personas aun cuando la responsa-
bilidad es limitada.

Suele hablarse' también en d.octrina de otra. división de las soci~dac1es,


en: sociedades de responsabilidad limitada y sociedades de responsabilidad
ilimitada. Serían del segundo tipo las cole-ctivas y las en comandita respecto
de los socios gestores; y del primero, las anónimas, las en comandita respecto
de los socios comanditarió's y las llamadas de responsabilidad limitada. A,n,tes'
de dictarse la ley que creara estas últimas se aplicaba es,te nombre a la!> so-
ciedades anónimas,; pero hoy día, al hablar de sociedades de responsabilidad
limitada se toma la frase en nuestra legislación positiva, en un sentido mucho,
más restringido porque está aplicada por la ley a ese tipo especial de sociedad
- distinto de la anónima.

Otra gran división de las sociedades es en: Sociedades Nacionales }: So-


ciedades Extranjeras.
Esta clasificación tiene una gran importancia con respecto a las socie-
dades anónimas, en razón de los requisitos especiales a que están sometidas
en cuanto' a su formación y en cuanto a su funcionamiento. (Necesitan autori-
zación del Presiden.te de la: República y están sometidas a una vigilancia más
o menos estrecha por parte, del Gobierno).
Es éste un problema muy interesante y que há sido discutido en doct!-ina
tanto por los autores de Derecho Internacional Privado como por los comer-
cialistas. Muy largo sería entrar a considerar esas doctrinas, de modo que sólü
mencionaremos las más impontantes y la adopta~a en Chile.
- 88-
Desde luego, es indiferente el lugar donde se otorgue la escritura sodal.
Se ha propuesto entonces que la sociedad tenga la nacionalidad del lugar
donde tiene su explotación, pero esto tampoco es satisfactorio porque tina
sociedad puede estar radicada legalmente en un país y tener tocos sus ne-
gocios en otro.
fampoco hay que tomar en cuenta para nada la nacionalidad indiviJual
de lOS sucios; pueden' todos tener una nacionalidad determinada y ser otra
distmta la nacionalida'd de la sociedad. (Ya hablamos de esto al tratar de
la personalidad jurídica de la sociedad).
El criterio más aceptado en doctrina y el que ha prevalecido entre nos-
otros es el que atiende, para la' calificación de la nacionalidad de la sociedad,
al país donde ésta tiene su domicilio legal y sus organismos representa tivps.
Estos organismos son los Directores o Administradores de la sociedad, y en
las sociedades anónimas, a más del cuerpo directivo, la Asamblea Gene-
ral de Accionistas. Si el domicilio legal de una sociedad está en un país y
allí se convoca y se reúne el Consejo Directivo y la Asamblea General de Ac-
cionistas, esa será su nacionalidad aun cuando sus negocios estén r8:dicados en
otro país.
Ejemplo: Había en Chile, antes de la formación de la Cosach, muchas
sociedades salitreras que tenían su domicilio en Inglaterra o Estados Unidos y
que' tenían nacionalidad inglesa o yanqui, a pesar de e.3tar su explotación ín-
tegramente en. Chile, y son chilenas muchas sociedades estañíferas que tienf'l'!
su explotación en Bolivia.
Esta regla general, consigna sin embargo algunas excepciones: desde lue-
go, en la Ley del Banco Central se establece que ,todos los Bancos nacionales
o extranjeros, están obliga:dos a ser accionistas del Banco Central y hay gru-
pos de accionistas que corresponden a los Bancos Nacionales, a los Banc0s
Extranjeros, al Fisco y al público. ('Importará entonces saber si lIn Banc0 es
extranjero para determinar qué acciones le corresponden). Pues bien, para
calificar un Banco de nacional o extranjero no se atiende al lugar del asiento
de sus organismos directivos (regla general), sino a la nacionalidad de 'lOS
accionistas, y así tenemos que el Banco Español-Chile, a pesar de haberse
constituido en Chile,no es chileno porque casi todo su capital está en manos
de españoles.
Otra excepción es la establecida en la Ley Comercio de Cabotaje q'l€
exige que las naves que se dedican a esta clase de comercio pertenezcan' a
chilenos y que el capital esté en manos de chilenos. Lo mismo podemos decir
de otra excepción anotada en la Ley de Navegación Aérea y que vimos al
tratar del trasporte aéreo.

Las partes pueden adoptar la forma .que deseen dentro de los cuatro
tipos generales que reconoce la ley; pero este principio reconoce también tres
excepciones.
Hay ciertos negocios para los cuales no se puede adoptar legalmente sir:o
una de estas formas. Así por ejemplo, según disposición expresa de la Ley
General de Bancos, el comercio bancario sólo puede ser ejercido por sóciedades
anónimas e idéntica disposición consagra el D. C. FIL. N.Q 251 respecto del
comercio de seguros y las Bolsas ,de Comercio.
Toda sociedad de cualquier tipo, está sometida a las mismas reglas, cual-
quiera que sea la clase de negocio a que se dedica. Sin embargo, hay casos
en que se han establecido reglas especiales para las .sociedades que se d~di­
can a determinadas clases de comercio; así por ejemplo, la Ley Genera! de
Banco& contiene disposiciones particulares para las Sociedades Anónimas Ban-
caria~ y la Ley sobre Comercio de Seguros establece en algunos puntos reglas
especiales para las sociedades anónimas que se dedican al comercio de se-
guro.
- 89-

SOCIEDADES . COl.iECTIVAS

. Es, la sociedad colectiva I¡:¡. más común y' la más antigua' en el orde~
históriGo (se cree que nació en el Derecho Romano con las sociedwdes de pU-'
blicanos y de banqu.eros); es la ,sociedad corriente, la que se adapta para ne-
gocios que también pueden estar al alcance de una persona y ya h~m(\s
indicado, en términos generales, cuales son sus rasgos distintivos. El C. de
C. no da una definición de la sociedad colectiva, y en el Art. 349 comienza
refiriéndose de lleno a la capacidad para celebrar este ~contrato; hay que re-
currir con este objeto al C. C. que da definición de la sociedad colectiva en
1:'1 Art. 2061 ine. 2, que dice:
"Es sociedad colectiva aquella en que todos los, socios administran por
si o por un mandatario elegido .de común acuerdo". '
Se contiene en esta definición uno de los rasgos esenciales que ya ha-,
bíamos señalado, pero uno solo: el que se basa en la administración. Este
es un rasgo común a toda sociedad colectiva, sea civil o comercial; pero ,tra-
tándose de sociedades colectivas comercia\es la definición dada puede esti-
marse incompleta porque en ella no se alude a la responsabilidad que pesa
sobre los socios y que es una de las bases de distinción de los diferentes tipos
de so~iedades. Es por eso, necesario completar esa definición.
La idea expresada en el Art. 2061 del. C. C. se encuentra reforzada por
el Art. 385 del C. de C., que dic~: '.
"La administración corresponde de derecho a todos y cada uno de los
sociús, y éstos pueden desempeñarla por sr mis.mos o por sus delegados, sean
socios o extraños".
Esto es por lo que se refiere a la administración; ahora bien, en cuanto a
la responsabilidad de los socios., es el Art. 370 del C. de C. el que señala
este elemento y dice:
"Los socios colectivos indicados en.. la escritura sociaL son . respons~oles
solidariamente de todas las obligaciones legalmente contraídas baja la razón
social. ,
En ningún caso podrán los socios derogar por pacto la so!idaridad en
las sociedades colectivas".
El inciso· 2.9 de este artículo nos está haciendo ver que la solidaridad
es uno de los requisitos de la esencia de la sociedad colectiva comerciaL No
siendo lo mismo en la sociedad colectiva civil y para darse cuenta de e~lo
basta comparar este ar.tículo con .el 2095 del C. C., que dice:'
"SI la sociedad colectiva es obligada respecto de te.rceros, la totalidad
de la deuda se dividirá entre los socios a prorrata de su interés' social, y la·
.curta del SociCi insolvente gravará a los otros: ~
No se entenderá 'que los. socios san obligados solidariamente o de otra
manera que a prorrata de su interés social, sino cuando así se exprese en el
título de la o!:?1igación, y ésta se haya contraído por todos los socios o con
poder especial de ellos".
En resumen, tenemos que eh toda sociedad colectiva (sea civil o comer-
cial) la responsabilidad de los socios es indefinida, ilimita:da, porque no se
concreta al valor de lo que el socio haya' aportado a la so'ciedad, sino que
éste es responsable con, todos sus bienes a los acreedores sociales. En la so-
ciedad colectiva civil esta responsabilidad pesa sobre cada uno de los socios
a prorrata de su cuota; pero en la sociedad eolectiva com.~rcial, esta respon-
sabilidad a más !de ser indefinida, es solidaria y esa solidaridad es uno de sus
requisitos esenciales. .
En la sociedad colectiva civil sólo puede haber solidaridad en caso de
estipulación expresa de los socios; en cambio, en la sociedad colectiva éomer-
dal ello ocurre de pleno derecho. '
- 90
Esta responsabilidad solidaria que queda pesando sobre los socios de Hna
sociedad .colectiva comercial significa para ella una fuente de mayor crédito
que para la sociedad colectiva civil, porque los acreedores no contarán sólo
CO'n el capital social 'Sino también con los patrimonios individuales de los so-
cios, y de ahí también ,porque se tenga en consideración la persona de los
socios (Sociedad de personas).
Las sociedades colectivas son s.ociedades de personas porque se forman
"in tu ita perso.nae", y se comprende que así sea porque por un lado cada
,socio tiene la facultad de obligar a la sociedad y a todos sus consocios .'1,
por otro porque cada socio está expuesto a ver comprometida toda su for-
tuna en el 'negocio que se haga; por eso los socios no pue<:ren ceder librementf.'
sus derechos en la sociedad y de hacerlo sin el consentimiento unánime de fiUS
consocios, ello sería causal suficiente de disolución de la sociedad.
Esto nos está demostrando que las sociedades colectivas comerciales no
podrán generalmente formarse por un gran número de socios, porque ill es
'
fácil que muchas personas tengan entre todas ellas la confianza necesaria pa-
ra asociarse en estas condiciones; por esto las sociedades colectivas son de
un personal reducido (5 a 6 socios, a 10 más), muy distinto de 10 que ocu-
rre en las sociedades de capitales (Anónimas: mil o más miembros).
Esto nos está indicando también que las sociedades colectivas sólo puc-
den dedicarse a negocios corrientes, porque no reuniéndose muchas personas
es difícil juntar grandes capitales que sirvan para 'explotar grandes empre-
sas y porque, además, ti.enen el inconveniente de estar expuestas a una diso-
lución inesperada por cualquier hecho independiente de la voluntad de los so-
cios '(muerte de uno de ellos, incapacidad sobreviniente, etc.).

Diferencias ,entre la sociedad colectiva civil, y la comercial

1.9 En cuanto a la responsabilidad de los socios por las deudas sociales.-


Como ya lo hcmos repetido tantas veces, en las colectivas civiles, los socios
responden ilimitadamente, pero la deuda se divide entre todos a prorrata de
sus aportes (Arts. 2015 del C. C.), mientras que en las comerciales los socios
responden ilimitada y solidariamente, no pudiendo renunciar a esta solidari-
dad que es de la esencia del contrato (Art. 370 del C. de C'.) , es'to responde
a un principio general del Derecho Comercial que tiende siempre a establecer
mayores ~arantías que en el Derecho Civil; de contribuir as.í a aumentar el
crédito social en estas sociedades, el que está estrechamente ligado al cré-
dito individual de cada socio.
2.9 En, cuanto al perfeCcionamiento del contrato. - La sociedad cok:::ti-
va civil es meramente consensual, es decir, se perfecciona por el solo consen-
timiento de las partes; al paso que la colectiva mercantil es solemne, requi-
riendo para su perfeccionamiento cuatro solemnidades que luego veremos
(Art. 350).
, 3.9 ,En cuanto a la prescripción de las acciones de te:ceros contra la so-
ciedad. - En las colectivas civiles corren los plazos generales de 10 y 20-
años; al paso que en las sociedades colectivas comerciales hay un plazo es-
pecial de cinco años (Art 419). .
4.9 En cua¡nto a la fonma de liquidación. - La sociedad colectiva civil
, debe necesariamente liquidarse por árbitros,' en cambio la socieda<;i colectiva
mercp.ntil se liquida por medio de un liquidador, Como más adelante lo ve-
remos.

No es posible precisar exactamente la época histórica en que aparecieron


las sociedades .colectivas, seguramente se formaron con ocasión del falleci-
miento de un comerciante y sus hijos siguieron con el negocio, SI! forma ac-
tual la vino a tomar en la edad media, que puede considerársele como la eu-
- 91-
na del Derecho Mercantil. Sin embargo, lo único que a nosotro~ nos intere-
sa saber es que es el más' antiguo tipo de sociedad.

1.9 De la forltnación, y p¡rueba de la sociedad .colectiva'

Requisitos de fond~ y de fOflma:


1) Respecto de los requisitos de fondo hay en el Art. 349 r:!el C. de C.
diversas reglas especiales sobre la capacidad. Se comienza por sentar aquí el
principio general de que puede celebrar ,el contrato de sociedad foda persona que
tenga capacidad para obligarse (inciso U), pero más adelante se dan re-
glas especiales, (Art. '349 inciso 2 y 3):
"El menor no habilitado de edad y la mujer casada, aunque divorcia-
da o separada de bienes, necesitan autorización especial para celebrar una
sociedad colectiva, aun cuando se hallen habilitados para comerciar. La autori-
za,ción del menor será conferida por la justicia ordinaria, y la de la mujer casa-
da por su marido".
'La razón de esta exigencia se comprende por sí sola, porque el men'Ol"
queda sometido a las consecuencias ,de los actos administrativos que ejecute
cualquiera de sus consocios y es en resguardo de sus intereses 'que en estos
casos deba intervenir la justicia. '
En idénticas razones se ba¡;¡an las exigencias que aquí 'se establecen con
respecto a la mujer casada. (Ya tuvimos ocasión de tratar de ,esto al hablar
de la capacidad, especialmente en lo que se :refiere a la mujer divorciada).
Respecto de la mujer casada divorciada o separada de bienes, la regla. gene-
ral es que no necesita autorización para comerciar (D;lL 328), pero ante esta
disposición terminante del Art. 349' no le queda otro camin.o que obt,ener esa
autorización. ' "
Al imponer el legislador estas obligaciones se ha basadq, fuera de las
razones citadas, en razones de orden moral, lJOrque se ha pensado que era
rel todo necesario para la "tranquilidad :del hogar" y "buen nombre'" del ma-
rido, que este último diera autorización a su mujer para' entrar a .una socie-
dad colecrtiva, dada la gran intimidad de las relaciones que necesariamente
deben exÍstir entre todos los socios, pero no parece lógico que rija también
esta exigencia respecto de la mujer separada de bienes, y especialmente,' res-
pecto de la divorciada, dada la tirantez de relaciones que seguramente rei-
nará entre ambos.
2) Ahora, en cuanto a los requisitos de forma, podemos decir que el
cpntrato de sociedad colecti'\Ta es un contrato solemne, pues, el Art. 350, inciso
U dice expresamente:
"La sociedad colectiva Se forma y prueba' por escritura pública inscrita"
fijada y publicada en los términos del; Art. 355".
Se comprenden aquí dos órdenes de formalidades que hay que ,estudiar
separadamen,te: a) Escritura pública, y b) Formalidades de publicidad. Estwsl
últimas consisten en la inscripción de' .la escritura en el 'Registro de Oomer-
cio, la fijación de "extractos en la secretaría del.juzgado de comercio y ~n pu-
blicaciones..
a) Escritura pública. - La escritura pública se exige aquí como solem-
nMad y también como prueba (ad solemnitaten y ad probandum), y su otor-
gamiento es de rigor para la formación de la soci~dad y para cualquiera ges-
tión complementaria. , .
. Art. 351. "El contrato consignado' en un documento pri.vado no produ-
cirá otro efecto entre los socio,s que el de obligarlos a otorgar la escritura pú-
blica antes de que la sociedad d~ principio a sus operaciones".
- 92-
Art. 353. "No se admitirá prueba de ninguna especie contra el tenor de
las escrituras otorgadas en cumplimiento del Art. 350, ni para justificar la
existencia de pactos no expresados en ella".
, Es decir, no se admite prueba fuera ni en contra de la escritura social,
lo cual es perfectamente lógico, porque equivaldría a destruir esa solemnidad
el permitir que después de otorgado el contrato pudiera modificarselo por
escrituras privadas. A primera vista, parece significar esto una contradicción
del carácter simplista del Derecho Comercial, pero se explica perfectamente
porqtre se trata de actos que una persona ejecuta raras veces en S1I vida y por
un largo tiempo, por lo cual requiere tiempo para su gestación y perfedo
conocimiento :de las personas que van a ingresar a la sociedad. Por lo de-
más, sería peligroso dejar a la suerte de las cláusulas de un contrato de 50-
cieclad sujeto a la buena memoria de algunos testigos, puesto que también está
de por medio el interés de los terceros, porque a éstos les importa conocer el lí-
mite de sus disposiciones, cosa que de no otorgarse escritura pública les sería
muy difícil y en caso de conocerlas, no tendrían segurida:d alguna de su efec-
tividad.
No se ha establecido esta excepción de la escritura pública respecto de
las sociedades colectivas civiles, en razón de que son mucho menos frecuen-
tes y que recaen sobre cosas de escaso valor.
El Código no se ha limitado a exigir escritura pública, sino que ha ~nll­
merado en el Art. 352 las menciones que ella debe contener. Pero, de~lde lue-
go, 'conviene dejar bien establecido que aun cuando este artículo cGmi~nza
en términos imperativos contiene muchas menciones que no son esencialc.5 ni
obligatorias. Además, esta enumeración no es taxativa y las par,tes pueden
agregar todas las menciones que deseen y que no estén contenida,> en la ley,
puesto que para ello ios autoriza la disposición del N.Q 12 del Art. 352. .
Art. 352. "La escritura social deberá expresar:
N.Q 12. Los demás pactos que acordaren los socios".
Veamos cuáles son esas menciones: '
"N.Q 1. Los nombres, apellidos y domicilios de los socios;
N.Q 2. La razón o firma social".
Son estas dos menciones esenciales. Generalmente la sociedad lleva el
nombre de todos los socios o s,ólo el de alguno de ellos, agregando las pa-
Ia:bras "y Cía." ("Pedro, Juan y Diego" o "Pedro y Cía.").
"N.Q 3. Los socios encargados de la administración y del uso de la razó'1
social". '
Esta mención no' es de ninguna manera esencial, porque si nada se ha
dicho en el contrato, se aplica la regla del Art. 386, que suple a este respecto
el silencio de .las par.tes.
Art. 386. ",Cuando el c,ontrato social no designa la persona del adminis-
trador, se entiende que los socios se confieren recíprocamente la facultad de
administrar y la de obligar solidariamen te la responsabilidad de todos, sin
su noticia .y consentimiento".
Art. 371. . "Sólo pueden usar de la razón social, el socio _0 socios a quie-
nes se haya conferido tal facultad por la escritura respectiva. .
En defecto de una delegación expresa, todos los socios podrán US3.r de
la firma social".
Sólo cuando las partes quieran derogar este principio general y 'delegar
la facultad de administrar en uno. de los socios o en otra persona, sólo enton-
ces deberá designarse en la escritura social la persona del administrador.
El N.') 3 contiene Un error, porque dice: "socios encargados... etc.",
siendo que bien pLJede nombrarse administrador a un tercero extraño que no
sea miembro de la sociedad.
Art. 372. "El' uso de la razlón social puede ser conferido a una persona
extraña a la sociedad".
- 93-
Art. 352. "N.? 4: El c~pital que introduce cada uno de los socios, sea
que consista en dinero, en créditos o en cualquiera otra clase de bienes; el
valor que se asigne a los aportes que consistan en muebles o en inmuebles; y
la forma en que deba hacerse el justiprecio de los mismos aportes en caso tI ue
no se les haya asignado valor alguno".
Esta mención es esencial, pues se refiere a algo que es de la esencia en
toda sociedad; sin embargo, no es de la esemda vaiorizar el aporte o es,table-
cer la forma del justipr,ecio (Art. 2084).
"N.Q 5. Las negociaciones sobre que deba versar el giro de la sociedad".
Esta es otra mención esenci.al. La sociedad es una persona jurídica para
,los efec'tos a que obedece su creación, y sin ellos la sociedad no' existe; es
esencial, entonces, el mencionarlas" porque eH al> sirven para caracterizar la so-
c,iedad de civil o comercial y para determinar la extensión de los poderes de
los administradores.
G'N.Q 6. La parte de beneficios o pérdidas que se asigne a cada socio
capitalista o industrial". (Concordar con los artículos 382 y 383 del C; de C.).
Esta disposición tiene el caráoter de supletoria de la voluntad' de las
partes, de modo que puede ser derogada en el contrato, pues sólo a falta de
una declaración expresa, se entiende que las ganancias o pérdidas se repar-
tirán entre los socios a prorrata de sus' aportes. '
"N.? 7. La época en que la sociedad debe principiar y disolverse".
Tampoco es éstá una 'mención esencial y el Art. 2065 suple a este res-
pedo la voluntad de las partes en caso de silencio de' ellas.
"N.Q 8. La cantidad que pued.e tomar anualmente cada socio para sus
gastos particulares".
Esta mencióm: tampoco es esencial; puede no decirse nada. sobre esto en el
contrato social. ",
·'IN.Q 9. La forma en que ha de verificarse la liquii.1ación y división' del
haber social". '
'<;:onviene estip.ular en la escritura si en un caso dado la liquidación se
hará por lOS socios o por un liquidador, designándolo en este (¡,Mimo' caso
desde luego, o estableciendo la forma de ,designarlo;' sin embargo, esta
mención tampoco es de rigor y el Art. 409 determina la forma de proceder al
nombramiento de liquidador cuando nada se ha dicho en la escritura sociaL
Art. 352. "N.9 10: Si las diferencias que les ocurran durante la sociedad
deberán ser o no sometidas a la resolución de arbitradores, y en el primer
caso, la forma en que' deba hacerse el nombramiento".
Es muy común que en la escritura se estjpuleque las cuestiones que se
:iusciten entre los socios,no sólo durante la vigencia de la sociedad, sino aun
después de' disuelta y durante ,la liquidación se sometan a un árbitro.' Tam-
poco es ésta una mención esencial, porque el articulo 415 suple el ~s.i!cncio
de las partes. Desde luego, no se trata aquí de materias de compromiso for-
zoso; pueden las partes estipularlo así como igualmente pueden estip'ular que
no se someta a eompromiso, pero, en caso de que nada se diga, .la ley in-
terpreta el silencio de 'las partes y dice que debe, someterse a compromiso.
"N.Q' 11. ,El domicilio de la sociedad". , '
Esta sí que es una mención esencial y de gran importancia desde varios
puntos de vista, Así por ejemplo, una consecuencia de la personalidad jurídica,
de la socie<;1ad es que esta tenga un domicilio propio, que puede ser distinto
del de los socios individualmente considerados, Tiene también importancia para
los efectos de la nacionalidad de la sociedad y para los efectos del cumplinden-
to de las formalidades de publicidád. .
,"N.Q 12. Los demás pactos que acordáren los socios".
En otras pal'abras, se permite toda estipulación siempre que no Séa con-
traria a otra estipulación o 'no esté prohibida por la ley. Como vemos, esta
- 94-
menclOn no es esencial y nos demuestra que la enumeración a que nos hCln0s
venido refiriendo no es taxativa.
b) Formalidades de public~dad. , - Estas formalidades de publicidad son
tres:
l.? Presentación de la escritura en el juzgado de come.rcio de la localidad;
2.Q Pubiicación por cinco veces ~l1i un 'periódico del departamento, y
3.Q Inscripción en el Registro de Comercio del mismo departamento.
La razón de estas formalidades, que vienen a agregarse a la escritnra
pública, se comprende fácilmente; la sociedad colectiva está llamada a entrar
en relaciones de negocios con un público numeroso y es necesario darle a
esos terceros los medios de conocer fácilmente las condiciones en que esa
sociedad se ha constituido, a ellos les interesará saber cuál es el monto del
capital social, quienes son los socios, cual va a ser el giro social, quien~s
van a ser los administradores de la sociedad, cual va a ser su razón social,
etc., de modo, entonces, que no debemos olvidar que estas formalidades ,de pu-
hlicidad se encuentran establecidas, no en favor de los socios, sino única y
exclusivamente en interés de los tet-ceros que van a contratar con la sociedqd.
Estas formalidades de publicidad no se cumplen todas respecto a la e~cri­
tura social íntegra, sino sólo' con respecto a un extracto, el Art. 354 d:jce:
(inc.1).
"Dentro de los quince días siguientes a la fecha de las escrituras ,Hen-
cionadas, los socios entregarán en la secretaría del juzgado de comercio del
departamento en que se establezca el dominio social, un extracto de e!las,
certificado por el escribano que las hubiere autorizado".
Este extracto no es un resumen de toda la escritura social, sino un ex-
tracto en el cual sólo se contienen alguna de las cláusulas, no todas. El inc.
2 del Art. 354 determina las cláusulas que deben figurar en este extracto, y
dice:
"El extracto contendrá las indicaciones expresadas en los N.os 1, 2, 3, 4,
5 Y 7 del Art. 352, la fecha de las respectivas escrituras, y la indicación del
nombre y domicilio del escribano que las hubiere otorgado".
Vamos a ver por qué se exige que figuren en el extracto estas indicacio-
nes y :;0 otras. (Desde luego, hay que admitir que esta enumeración no es
completa, porque deben figurar también algunas otras).
La norma seguida para saber cuáles son las que deben indicarse es b de
atender al interés de los terceros, en cuyo favor sé· hayan establecido estas
disposiciones. Veremos como es éste el criterio que inspiro el ine. 2 del Art.
354 del C. de C. y veremos también cómo este criterio es más seguro que la
enumeración legal y permite completarla.
Es muy eomún que el extracto 10 haga el mismo empleado de la nota-
ría en que se hizo la escritura; pero esto' no es conveniente, porque general-
mente esas personas ignoran los preceptos legales y un abogado acucioso de-
be preocupars~ de que el extracto contenga las indicaciones que exige la ley.
En primer lugar, dice la ley que el extracto debe c0ntener la indicación del
N.9 1 del Art. 352, o sea "los nombres, apellidos y domicüios de los socios".
Esto es evidente; se trata aquí de sociedades de personas, en léts cuales el
crédito de la sociedad está estrechamente ligado al crédito particular de los
socios y era lógico entonces, que esta mencióri figurara en el extracto.
Debe figurar también la condición del N.Q 2, o sea, "la razón o firma
social". Es ella el signo que permite saber si el administrador contrata él. su
nombre o en el de la sociedad y el signo con que se conocen los documentos
emanados de estas últimas (letras, cheques, etc.). '
También debe figurar la indicación' del N.Q 3: "los socios encargados de
la administración y del uso de su razón social", porque los térceros necesitan
saber quiér.es tienen poder para obligar a la sociedad.
-·95 -
. Se exige también la inclusión en el extracto' de la mención del N.Q 4: "el
capital q¡ue introduce cada uno de los socÍlOtS" , aparentemente parece que esto
no fuera necesario, ya que los \erceros acreedores pueden perseguir sus crédi-
tos en el patrimonio particular de los socios, con lo cual poco podría impor-
tarles el monto. gel patrimonio social; pero en realidad existe para ello1S; ese
lnterés, porque tienen sobre ese patrimonio social .una especie de preferencia,
mientras que sobre el patrimonio particular de los socios concurren tanto los
acreedores sociales como los acreedores personales.
Debe figurar también la indicación del N.'l 5, o sea, "Las negociacio-nes
sobre que deba versar el ,giro de la Slociedad"" El objeto a que la sociedad se
dedique determiriará su· carácter, y el marco dentro del cual quedarán ence-
rradas las facultades de los administradores. .
Por último, dice el Art. 354 que también debe incluirse en el extrac!!! la
mención del N.Q 7 del Arf. 352, o sea, "la épol(~a enl que la sociedad debe prin-
cipiar y disolverse". Le interesa esto q. los terceros, porque los adminis!rado-.
res no pueden obligar a la sodedrud sino desde el momento en que la sociedad
.nace y hasta el mOl1)ento en que la sociedad se disuelve.
Agrega la ley que también debe indicarse en el. extracto la techa dE:: la
escritura social, y' ello tiene una .gran importancia porque las' formalidades de
publicidad tienen que cumplirse dentro de un plazo fatal de 15 días q!.le se
cuentan desde la fecha de la escritura social, de manera que por celo solo exa-· .
men de las publicac.iones y del extracto se puede saber si esas formalidades
se han cumplido dentro del plazo.'
Puede haber todavía muchas otras menciones que interesen a t~rceros y
que, como consecuencia de ello, deberán indicarse en el extracto. Desde luego,
debe indicarse el domicilio de la sociedad, porque él determina su nacionalidad,
la competencia de los tribunales· para, conocer de las demandas que contra la
sociedad se entablen, etc. Deberá incluirse también cualquiera otra cláusula
que se refiera a la administración, etc.
Podrá establecerse en. el contrato social que, f.O 'obstante la muerte de un
socio, la sociedad no se disuelva; esto le interesa a los terceros, porque de
no saberlo podrían alegar co'n razón que con arreglo a la ley, la sociedad se
ha disuetío y para evitar estos conflictos, es' que se l~s notifica de antemano
esta estipulación incluyéndola en el extracto. .
Otra cláusula que debe insertarse en el extracto y que 'no indica la ley,
es la relativa al nombramiento de liquidador.

Tramitación:
U Se presenta el extracto al juzgado de turno (se trata de un asunto
de "jurisdicción voluntaria), y el juez y el secretariü sin entrar al ,examen de.
la escritura, 10 único que deberán hacer será ordenar la fijación de ese ex-
tracto en la secretaría por el plazo que indica la ley.
Art.· 355. "El extracto será inscrito en el RegistK,o de Comercio, fijado
por treinta días en la secretaría del juzgado respectivo y publicado por cin-
co veces en un periódico del departamento. Si en el departamento no. hubie-
re periódico, la publicación se hará por carteles fijados en tres de los pa-
rajes más públicos del domicilio social. Si la sociedad estableciere casas de
comercio en diversos parajes de la República. la inscripción, publicación y fi-
jación se harán en todos ellos, a lo menos quince días antes de abrirse la
nueva casa".
(Esta disposición aparece aquí con la nlO'dificación que al texto ,primi-
tivo le introdujo la ley N.Q 1020 de 31 de Bnero de 1898, que modificó ,el inc ..
l de este artículo, reduciendo de tres meses a treinta días el término de la
fijación en secretaría, y de 10 veces a 5 las pub'licaciones en el periódico. Estos
plazos se cuentan corridos).
- 96-
2.v Debe publicarse este extracto por cinco veces en un periódico del
departamento y si no hubiere periódico se fij~w carteles en la forma indica-
da en el Art. 355.
Como ya 10 hemos dicho, estas formalidades deben cumplirse antes del
plazo, fatal de quince días. Sin embargo, según algunos, este plazo sólo rige
para presentar el extracto en la secretaría del juzgado y bastaría que el ex-
tracto se presentara dentro de dicho plazo para que se entendiese cumplida
esta disposición, aun cuando la publicación y fijación sobrepasen con mu-
cho el plazo de 15 días. Esta doctrina tiene asidero en los Arts. 354 y 355.
del C. de C.; pero, a juicio del señor Palma, es absurda, a. más de peligro-
sa, y considera. que todas estas formalidades deben cumplirse dentro de
15 días.
Desde luego, la inscripción debe necesariamente hacerse dentro del pla-
zo de 15 días, porque si alguna duda pudiera presentarse, ella quedaría re-
suelta por lo dispuesto en el Art. 23 del C. de C. que dice:
"La toma de razón de los documentos. especificados en el artículo ante.,.
rior, deberá todo comerciante hacerla efectuar dentro del término de quin-
ce dlas, contados, según el caso, desde el día del otorgamientO' del docu-
mento sujeto a inscripción, o desde la fecha en que el marido, padre o
guardador principie a ejercer el comercio".
Sería, pues, contradictorio que para ]lna de estas formalidades existiera
el plazo de 15 días y para las otras no. Hay algo peor todavía, habría pla-
zo para las publicacio!ll-es permanentes, como ser la inscripción, y no ha-
bría plazo para las publicaciones transitorias. Se cae además en otro absur-
do, porque si sólo hay plazo para dejar el extracto en secretaria y no para
hacer las publicaciones en un periódico, podría resultar que una vez depo- ,
sitado el extracto en secretaría, las publicaciones no se hicieran nunca.
Veremos después que el incumplimiento de estas formalidades acarrea
nulidad y que esta acción de nulidad sólo puede hacerse valer por el hecho
de no haberse cumplido con los requisitos ya citados dentro del plazo fatal
de 15 días. Habrá entonces que preocuparse de que la inscripción quede he-
cha antes del vencimiento de esos 15 días y que las 5 publicaciones en un
periódico queden hechas dentro del mismo término.
Cumplidas estas formalidades se lleva un ejemplar de cada uno de los pe-
riódicos en que se hicierOn las publicaciones a la secretaría del juzgado y se
pide por medio de un escrito que el secretario certifique que se han cumplido
todas las formalidades; el secretario certificará y será este certificado el com-
probante de la constitución legal de la sociedad.
Art. 356. "Para acreditar la inserción en un periódico, los socios debe-
rán presentar al juzgado de comercio un ejemplar de cada uno de los diez
números en que se hubiere hecho la inserción. .
La publicación por carteles será justificada con certificación del secre-
tario del juzgado, puesta al pie de uno de los ejemplares desfijad0s".
Sucursales.- -Cuando hay sucursales puede presentarse la cuestión de
que ellas se abran al mismo tiempo en que se abre el negocio o des.pués. En
el primer caso, las formalidades indicadas deberán cumplirse en todos los lu-
gares donde vaya a establecerse sucursales al mismo tiempo; pero si las su-
. cursales se abren algún tiempo después, las formalidades habrá que cumplir-
las quince días antes de abrirse la nueva casa. (Para que se entienda que hay
sucursal, no basta que se trate de una fábrica o de un es.tablecimiento cual-
quiera sino que es. necesario que en esa oficina se entre en relciciones de nCJ
gocios con terceros). '
Rige al respecto al Art. 355 inc. 2 que dice:
97 -
"Si la sociedad estableciere casas de comercfo en diversos parajes d,~ la
República, la inscripción, publicación y fijaci¡)n· se hará en todos ellos, a lo
menos quince días antes de 3.'brirse la nueva casa".
Modificacio11les del c()ntrato.~ Las modificaciones que con posterioridad
a la celebración del contrato y otorgamiento de la" escritura social se introduz-
can en las cláusulas deberán someterse a las mismas formalidades que se han
debIdo llenar para la celebración del contrato mismo, dice el Art. 350 inc. 2:
"La disolución de la sociedad que' se ,efectuare antes de vencer el térmi-
:10 estipulado, la prórroga de éste, el cambio, retiro o muerte de un socio, la
aIteraNón de la razón social,' y en general, toda reforma, ampliación o mo-
dificacíon del contrato, serán reducidos á escritura pública con las solemnida-.
des indicadas en el inciso anterior".' , .•
Se explica perfectamente esta disposición, porque sería absurdo que sien-
do· necesarias esas formalidades para formar la sociedad pudiera esta modi-
ficarse sin cumplir con esas formalidades, equivaldría ello a e3bblecer un me-
dio fácil -para burlar la ley. " <-,
.
Acudiendo exclusivamente al tenor literal del in e, 2 del Art. 350 del C. de
c., 'se desprende que en toda modificación debe necesariamente Cllmplirse con
los requisitos que hemos señalado: escrituré!: pública y formalidades de pll-.
blicidad, pero en realidad, no es así, si bien, la escritura pública se exige para
tod~ modificación es porque todas las clám,ulas deben constar' por escritura
pública, no es menos cierto que las formalidades de publicidad sólo ese requie-
ren cuando se trata de modificaciones de cláusulas que han debid() figurar en
el extracto del cual se dió publicidad, porque interesa a ter~eros. Contiene
la ley \Iarios casos de referencia a manera de ejemplo. \
Así, la disolución anticipada es evidentemente una reforma del contrato
y como tal tendrá que' hacerse por escritura pública y deberá sujetarse tam-
bién a las formalidades de publicidad. .
Igualmente interesa a terceros la prórroga de la sOcledad y en conse-
cuenciá ·habrá que cumplir con las dos órdenes de formalidade3,
Lo mismo se puede decir en caso de cambio, retiro ,o muerte de un socio;
porque cualquier cambio en el personal de 'socios será una modificación que
afecte a terceros, y como consecuencia de ello habrá que cumplir también con
los dos órdenes de formalidades.
Sin embargo, puede ser que se trate de una modificación.' que ver3e sobre
la participación en los beneficios; es evidente que estas r'eJormas deberán ha-
cer::¡e por escritura pública, pero no. habrá necesidad de cumplir con las forma-
lidades de publicidad, porque se trata de modificaciones que no interesfln a
terceros. " . '
Sanciones:r-Es esta una .materia muy importante y de mucha aplicación
, práctica, porque son desgraciadamente. muy frecuentes las sociedades en las
cuales por un'Ü u otro motivo, no se .<fumplen con estas for;maUdades, con ¡:o
cual quedan a:fectadas de un vicio. de nulidad que generalmente viene a pro-
nuncial1s,e algún ti,empo después de h'aber entrado en funciones lá sociedad, de
maner¡l, que es necesario conocer las cons.ecuencias que esto acarrea en todos
los órdenes de relaciones que la soCiedad engendra.
La sanción por, la ·faIta de cumplimiento de estas formalidades es simple-
'mente la nulidad; de antemano se podría comprender esto, ya que - como
lo dijimos - ellas se· exigen no sólo por vía de prueba silla también por ví;a;
de solemnidad. " ,
, El Art, 1682 sie'nta este principio ;;tI decir: "la nulidad caus.ada por un ob-
jeto o causa ilícita, y la 'nulidad producida por ~a omisión de algún requi'5ito
o foqnalidad que las leyes prescriben para el valor de ci¡;;rtos actos o contra-
tos en con.sideración a la naturaleza de ellos, y no a la candad o estado de las
personas que los ejecutan o acuerdan, son. nulidades absolutas"; e' idéntica
- 98 -"-
sanción establece el Art. 357 del C. de C., que no hace sino con firmar la regla
general. <

Art. 357: "La omisión de la escritura social y la de cualquiera de las


solemnidades prescritas en el Art. 355 produce nulidad absoluta entre los
SOCIOS.
Estos, sin embargo, responderán solidariamente a los terceros ·con qu'e-
nes hubieren contratado a nombre y en interés de la sociedad de hecho".
Es esta la única sanción, no 1J.ay multas ni otras penas de ninguna espe-
cie para las sociedades que no hayan cumplido con estos requisitos. La ley ha
establécido co.mo sanción la nulidad, porque nO podh permitir que siguiera
funcionando una sociedad que se había constituí do irregularmente, en forma
oculta,. fuera de la ley.
~) Precisemos, ante todo, cuaies son las causales de esta nulidad.
De los términos del Art. 357 se deduce que basta que se haya omitido
una sola de las formalidades exigidas por la ley para que sea procedente la
nulidad, y así tendremos que habrá nulidad si se omite por completo la escri-
tura social o, si habiéndosela otorgado no se la inscribe o, si habiéndosela ins-
crito, no se fija el extracto en secretaría, o no se lo publica, etc. Todavía más,
el plazo para el cumplimiento de estas formalidades es plazo fatal y habrá
igualmente nulidad si, de haberse cumplido con todas la~ formalidades, ello
se ha hecho fuera del plazo.
Art. :;158: "El cumplimiento tardío de las solemnidades prescritas, la ra-
tificación expresa y la ejecución voluntaria del contrato no lo purgan del vi-
cio de nulidad".
Vamos, viendo, entonces, como es de mucha importancia tener la precau ..
ción de cumplir oportunamente con estas formalidades.
Sin embargo, hay puntos que pueden ofrecer dificultades. Supongamos
que se han cumplido todas las formalidades dentro del plazo legal, pero en
el extracto se omite una cláusula que debió figurar en él, ¿hay o no hay nu-
lidad? Tomemos, por ejemplo, el caso de que en la escritura social se haya es-
tipulado que la administración corresponde a uno dé los socios y que esta
cláusula, por olvido, error o negligencia, no se incluya én el extracto, ¿será
nulo el contrato de sociedad? Es evidente que para los terceros no hay nuli-.
da'd por este motivo, lo único que podría admitirse es que los terceros ignb-
rantes de la existencia de esa cláusula, viendo que en el extracto nada se dice
con respecto a la administración, tienen derecho a suponer que la sociedad iba
a ser administrada conforme al régimen legal, ordinario, por todos. los socios,
y, como consecuencia, de ello, tienen también derecho a que se traten las cosas
tal como se 'las habían dado a conocer, y que, por consiguiente, cualquier ado
administrativo efectuado por cualquiera de los socios obligue a toda la so-
ciedad; pero en las relaciones de los socios entre sí, hay nulidacl. y podrílan
decir: "nosotros nos hemos asociado b 4jo la cláusula de que la admiriistración
corresponderá a este socio, y no siendo así, cambia por completo la situación
que teníamos- en vista al contratar".
b) Precisemos ahora cual es el carácter de esta nulidad.
eA. este respecto podemos repetir lo que dijimos acerca del carácter abso-
iuto de esta medida. Es absolutá porque es una nulidad de orden público es-
tablecida principalmente en interés de los terceros que van a contratar con
la sociedad y no en interés de los socios; y por ser esta nulidad de carácter
absoluto se explica perfectamente la disposición del Art. 358, según el cllal
el cumplimiento tardío ,de las solemnidades prescritas, la ratificación expresa
y la ejecución voluntaria del contrato no lo purga:: del vi~io de nulidad.
Nuestra leyes sumamente se\'era en ~ste punto y en ello está conforme
con los principios generales del Derecho. Si pudiera purgarse esta r.ulidad,
cumpliendo más tarde con las formalidades exigidas por la ley, equivaldría a
-99 -
no ~stablecer plazo para el cumplimiento de estas fai:m'alidades; y salta a' la
vista la manifiesta inconveniencia de esta situación.
En otros países, donde no hay, disposiciones tan terminantes como estas,
se autoriza para cumplir tardíamente las formalidades, siempre que hasta ese
momento no se haya reclamado de la nuIldad.
Nada dice la ley acerca de si esta nulidad puede sanearse por la ratifi-
cación de las partes o por el trascurso del tiempo. Desde luego, el Art. 1683 del
C. ,C., dice ,expresamente que la nulidad absoluta no puede sanearse por la
ratificación de las partes; pero de su frase final; "ni por un lapso de tiempo
quena pase de treinta aiíos", pudiera desprender3,e a cOltltrario sensu que la
nulidad absoluta se s~lnea' por un lapso de tiempo superior a tremta años; sin
embargo, esto, es erróneo porque 10 que hay en realidad, es que en esos casos
se ha adquirido el dominio por la prescripción extraordinaria de 30 años; ,10
cual tampoco tendría ,aplicación en la institución, que venimos estudiando, por-
,que u~a sociedad que se ha cCJnstituído irregularmente está día a día en con-
travenci~n flagrante de la ley de manera que no habría desde cuando contar
el plazo, podría extinguirse la acción, pero en cuanto a las relaciones de kis so-
cios entre sí, subsistiría el derecho de pedir la nulidad.
Podemos decir, entonces, que la nulidad no es absoluta en t04a la exten-
sión de la palabra, porque está limitada a las r,elaciones' de los socios entre
sí y solo en ciertos casos se aplica a las relaciones con terceros.
c) Veamos ahora quienes pueden invocarla y contra quienes.
Toda sociedad en cuya constitución nó, se h~ cumplido con los requi-
sitos legales es conocida con, el nombre, de sociedad' de hecho, denomi;:adón
muy expresiva porque habiendo desaparecido la situación legal queda una si-
tuación de hecho.
Para apreciar mejor este punto hay que examinar sucesivamente:1.Q ·Re-
laciones de los socios entre sí; 2.Q Relaciones de los socios con terceros; y 3.Q
Relaciones de terceros con terceros. En cuanto al segundo punto, o sea, en
cuanto a las relaciones de socios con 1erceros hay que disting!tir tres clases
de terceros: a) terceros acreedores sociales, b) terceros acreerlores persona.-
les de los" socios y c) terceros deudoxes de la sociedad.
'1.Q Relaciones de los socios entre sí.- Si hubiésemos ;de aplicar las re-
glas generales del e c., (Art. 1683) tendríamos que llegar a la conclusión d€'
que los socios no pueden alegarse unos contra otros esa nulidad.' porque ellos
han ejecutado el contrato sabiendo b debiendo saber el vicio que .10 invalidaba.
Sin embargo, en este caso no ocurre así y los socios pueden, unos contra otros,
oponerse la nulidad, ya sea como acciótn o como excepción. .
Desde luego, se trata aquí de personas que están en. igualdad de. situa-
ciones, pues sobre todo ellos pesaba la obligación de cumplircnn estas for-
maliclades; en seguida, la ley está interesada en que el mayor húmero de per-
sonas pueda invocar esta nÚlidad, para hacer ásar ese estado anóm¡:t1o (le
cosas, y nadie mejor que los socios puede estar informado de los vicros de nu~
¡¡dad de que adolece la sociedad; y por último silos socios no pudieran in-
vocar esta nulidad se los dejaría en situación. precaria, en espera de que cual-
quier tercero viniera a invocarla.
Con todo, hay a este respecto una excepción, establecida ,en el Art. 360
que no es sino una confirmación de la regla general:
"Los socios no podrán alegar la nulidad del contrato, ni por vía de ac-
ción ni por vía de excepción, después de disuelta la sociedad de hecho".
A cÓ'ntrario sensu se deduce de aquí, en forma clara, que en vida de la
sociedad los socios pueden invocar esa nulidad, ya como acción, ya. como
excepción,' principio este de legislación universal reconocido ea todas las. le-
gislaciones.
- 100-
Tenemos entonces _que los so~¡os pueden hacer valer la nulidad como ac-
ción o como exCepción. Como acción, para obtener la disolución de la socie'-
dad. y como excepCión, para impedir el cumplimiento de una oblig:.¡ción; pero
¿qué consecuencias produce esta nulidad declarada judicialménte a petición
de cualquiera de los socios?; en primer lugar, si esta nulidad se invoca antes
de haberse obtenido beneficios o antes de haberse producido pérdidas, la si-
tuación es muy sencilla y simplemente se anula el contrato (cada socio retira
su aporte); sin embargo, no es esto lo que ocurre generalmente y por 10 ,:0·
mún la sociedad viene a ser declarada nula después de haber funcionado al-
gún tiempo (2, 3, 5, años o más) y cuando comien~an las pérdidas, en estos
casos hay que proceder a liquidar la situación y el Código ha dado ~l respet:-
to una regla terminante en el' Art. 359, con 10 cual aleja toda p')sibilidad de
discusiones doctrinarias, como las que se 'han suscitado, en otros paises dond~
no existe una disposición expresa.
Art. 359: "Si la nulidad se declarase estando aún pendientes la socied:.¡d
de hecho, los socios procederán a la liquidación de las operaciones al'!teriorés,
sujetándose a las reglas del cuasicontrato de comunidad".
Aplica la ley aquí en toda su amplitud el principio gener31 acerca del
efecto retroactivo de la nulidad, consignado en el Art. 1687 del C. C., que dice:
"La nulidad pronunciada en sentencia que tiene la fuerza de cosa' juzgada,
da a las partes derecho para ser restituidas al mismo estado en que se hal1a-
dan si no hubiese existido el acto o contrato nulo; sin perjuicio de lo preve-
nido sobre el objeto o causa ilícita".
Anulada entonces la sociedad colectiva algún tiempo despl'és de cele-
brarse el contrato habrá de prescindirse de ese contrato, como si la sociedad
no hubiese existido nunca, y cada socio tendrá' derecho a pedir las liquidacio-
nes' efectuadas, para lo cual habrá que prescindir en absoluto de ese contra-
to social que se ~upuso existente.
La disposición del Art. 359 es perfectamente lógica porque si ;-0 hay con-
trato habrá habido una situación de hecho (Sociedad de hecho) si no hay so-
ciedad ha habido una reunión de bienes que se pusieron en común entre los
socios (cuasicontrato de comunidad). .
Ejemplo.- Se otorga una escritura de sociedad y no se hacf:n las publi-
caciones correspondientes. Se trata de una sociedad de dos socios: unQ aporta
una suma de dinero y el otro era socio industrial y entre ellos SE había es¡ti-
pulado que las ganancias y las pérdidas se repartirían por mitades; pasa un
tiempo, hay pérdidas considerable3 y el socio capitalista ante esta situf\t::ión,
pretende que el socio industrial contribuya a la mitad de las pérdidas, pero
éste se excepciona diciendo que la sociedad es nula .. Como en este caso se
reputa que no ha habido contrato, lógicamente esa cláusula, será inexistente
y habrá. que aplicar la regla general, es decir, será el socio capitalista qUlt;!tl
tendrá que soportar la totalidad de las pérdidas:
Otro "ejemplo.- Supongamos que los dos socios son capitalistas, que uno
ha apor~ado las 3/4 partes del capital y el otro el 1/4 restante, pero que no
obstante ésto se haya estipulado que las ganancias y las pérdidas se distri-
buir~n por mitad. Anulado el contrato se aplicará la regla de la comunidad
y la liquidación tendrá que hacerse para cada socio a prorrata de su aporte,
es decir respetando las proporciones 374 y 1/4.
Como ya lo hemos dicho, entre ¡nosotros ,no puede haber cuestiones de
ninguna especie a virtud de la clara disposición del AM. 359. En otios paises
donde no hay una disposición expresa, se admite una distinción más liberal
y que sostiene, basándose en razones de equidad, que es más jU'5to que la nu-
lidad' no produzca eJectos retroactivos con respecto a las operaciones ya eje-
cutadas, y se considera que es preferible respetar esas cláusulas puesto que
la sociedad se constituyó bajo su imperio; lógico es entonces que ellas se
- 101 -
sigan para' los efectos de la liquidación. (Es'ta es la doctrina' generalmente
aceptada en Francia). ,,
De esta manera entonces la nulidad viene a ser más bien una verdadera
disolución, porque esto alcanza a poner término a la sociedad pero. no obra
para el futuro. (Más justa podrá ser esta solución pero es más jurídica la que'
da nuestro C. C.). , ,
2.Q Rel,aciones de socios con terceros.- Como ya 10 anticipamo.s, con res-
pecto', a este punto hay que distinguir tres clases de terceros,:
a) Terceros aClieedorés sodales.- La 'regla general es que puedan in-
vocar esta nulidad todos los que tengan interés en ello (Art. 1683 del C. C.),
menos lo.s socios en sus relacio.nes con terceros lógicamente, entonces, los
acreedores sociales podrán invocarla, puesto que no. han sido partes en el
contrato y tiene interés en ello, no son ellos culpables de la omisión de las
fo.rmalidades, y po.r último. todas. estas fo.rmalidades se han establecido pre-
cisamente en interés de' los terceros. ' .
Teneinos pues que 1o.s terceros acreedo.res spciales' pueden invo.car, la nu-
lidad; sin embargo nunca lo harán, porque de hacerlo, se perjudicarían, pues-
to que declarada nula la sociedad desaparecería su privilegio sobre los bie-
nes sociales y la responsabilidad de los socios dejarla de ser solidaria; su in-
terés es precisamente el, inverso, ,que a pesar de la omisión de los requisitos
1egales, se mantenga la sociedad, para poder tener así la plenitud de sus ac-
ciones. ,
Pero, ¿no podrían entonces los socios alegar' la nulidad por vía de ex-
cepción? Es evidente que sl ello pudiera hacerse las consecuencias serían las
anotada:s, pero la ley no 10 ha aceptado y en el Art. 357 el legislador ha dicho
'expresamente: "
"La omisión de la escritura social y la de cualquiera de las solemnidades
prescritas en el Art. 355 produce ntilidad absoluta entre Jos socIos.
, Estos, sin embargo, responder,án solidariamente a los terceros con qUie-
nes hubieren contratado a nombre y en interés de la sociedad de hecho".
Es decir, no obstante la nulidad, subsiste la responsabilidad solidaria lo
mismo que eh la sociedad perfectamente contraída; ,
Todavía el inc. 1 del Art. 361 agrega:
"Tampoco podrán alegar la: falta de una o más de las solemnidades men-
donadas contra: los terceros interesados en la existencia ,de la sociedad, y es-
tos podrán acreditarla por cualquiera de los medios probatorios que recono-
ce este C ó d i g o " . . .
Aquí está resuelta la cuestión. Como los 'acreedores sociales es.tán inte-
resados más 'bien en la existencia' de la ,sociedad y a los socios .les conviene'
.alegarla, pero no pueden hacerlo, se faculta a los primeros, aunque no se ha-
yan cumplido las formalidades, para acreditar por cualquier medio la existen-
cia de la soCiedad de hecho, (testigos, confesi6n, libros de contabilidad, etc.).
Tenemos entonces que Jos acreedore§ de la sociedad, lejos de sufrír por
la omisión de esas formalidades, conservan su situación igual que si ia so-
ciedad se hubiera constituído legalmente, es decir, siempre tendrán derecho
privilegiado para pagarse con el patrimonio social, de la sociedad de hecho
.Y, más aún, podrán llegar a declararla en quiebra.
La ley no admHe que los socios se excepcionen diciendo que los terceros
conocian la situación de la sociedad. Hay uria presunción absoluta de que si
no se han cumplido esas formalidades, nadie conoce la verdadera situación'
de la sociedad y así dice el inc. 2 del Art. 361: "Ni podrán los socios alegar
contra los terceros el conocimiento privado ,que éstos hayan tenido de las con-
diciones de la sociedad de hecho".
b) Terceros acreedores persoqates de los socios.e- Aquí la situación es
muy distinta. También habrá que' aplicarlos principios generales del Art. 168;:>
- 102-
del C. C., según el cual se puede alegar lq nulidad absoluta por cualquiera
que tenga interés en ello, y como los acreedores personales de los socios tie·
nen interés en que se declare nula la sociedad, lógicamente entonces podrán
alegar esta nulidad.
Los acreedores personales de los socios. tienen este interés, porque los
aportes que el socio pudiera haber hecho, han ingresado al patrimonio de la
sociedad y quedan fuera del alcance de .estos acreedores. (Art. 380 del C. de
C.). Pero para que esto suceda es menester que exista la persona jurídica, que
la sociedad se haya constituído legalmente; de otra manera, si existe algún
vicio de nulidad, no existe sociedad yesos aportes pueden considerarse que
están todavía en el patrimonio de el socio deudor o en una masa indivisa.
Tienen pues interés los acreedores personales del socio en que se anule la
sociedad para que los bienes que el socio pueda haber aportado vuelvan a su
patrimonio y en consecuencia, puedan ser embargados. (Los socios que quie-
ran oponerse a la nulidad no dispondrán de otro medio que el probar que la
sociedad se constituyó legalmente).
Si en una ejecución contra un socio se embarga un bien de la sociE;:dad,
esta podrá interponer TERCERIA DE DOMINIO, pero para ello tendrá que pro-
bar previamente que existe legalmente y que en realidad tiene ese dominio
c) Terceros deudores de la sociedad.- Parece lógico que estos tienen
interés en que la sociedad sea declarada nula, pero sería perfectamente injus-
to que se invocase por estos individuos, como una causal de liberación de sus
deudas, la declaración de nulidad de la sociedad.
Art. 363: "El que contratare con una sociedad que no ha sido legalmen-
te constituída, no puede sustraerse por esta razón al cumplimienb de sus obli-
gaciones" .
En otros términos, los deudores sociales no pueden aprovecharse de la
declaración de nulidad de. la sociedad para eludir sus obligaciones para con
esta.

3.Q Relaciones de terceros con terceros.

Art. 362: "Los terceros podrán oponer a terceros la inobservancia de las


solemnidades estatuidas; y el que fundare su intención en la existencia de la
sociedad, deberá probar que ha sido constituída en conformidad con las pres-
cripciones de este título".
A primera vista cuesta comprender el alcance de este artículo. No es fá-
cil, mirándolo aisladamente, imaginar que conflictos puedan presentarse entre
terceros contra terceros con ocasión de la declaración de nulidad de una so-
ciedad. Sin e'mbargo, la cosa es muy sencilla si se principia p~r precisar quie-
nes son esos terceros.
Estos conflictos se suscitan ordinariamente entre acreedores sociales y
acreedores personales de los socios y para comprenderlos basta con analizar
la situación que puede produci~se entre ellos según que la sociedad esté lp.gí-
timamente constituída o sea declarada nula.
Si la sociedad se ha constituído válidamente, es una persona jurídica que
tiene un patrimonio propio, los aportes de ,los socios han pasado a pertene-
cer en dominio a la sociedad, y este p:,\Írimonio no está afecto nada más q\le
a las deudas sociales.
Art. 380: "Los acreedores personales de un socio no podrán embargar
durante la sociedad el aporte que éste hubiera introducido; pero les será per-
mitido solicitar la retención de la parte de interés. que en eUa tuviere para re-
cibirla al tiempo de la división social". ,
Pero, como lo decíamos, esto es ,a condición de que exista la personali-
dad jurídica y la sociedad se haya constitüído válidamente.
continuar
ir atrás

- 103-
Si la sociedad adolece de un vicio de. nulidad desaparece esta situación,
Jos aportes que lbS sociosptrdieran haber hecho a la sociedad están en Hna
masa común ose restituyen al patrimonio individual de cada socio; se elimi-
na .así' el obstáculo para que los acreedores particulares de los socios puedan
embargar esos bienes, la situación se torna difícil para los acreedores sociales
y mejora la situación de los ·acreedores personales.
• Hay entonces una sociedad de heGho y surgen los conflictos 'entre estos
dos tipos de acreedores, porque hay entre ellos interese.S contrapuestos: los
acreedores sociales están interesádos en que la sociedad se declare válida, y
los personales ~n que se anule. Sin embargo, triunfa y debe triunfar el inte-
rés d~ los acre-edores personales, por una razón muy sencilla. Los socios no'
pueden alegar la nulidad porque ellos son los culpables de la omisión de las.
formalidades, aquí se trata de acreedores particulares y sociales sobre los cua-
les na pesaba esa obligación y que son perfectamente inocentes y que si a
alguien se le pudiera hacer algún cargo sería a los acreedores sociales, por-
que ellos al contratar con la sociedad debieron primeramente cerciorarse acer-
ca de si esa sociedad se había constituído legalmente, mientras tanto que a
los acreedores particulares no se .les puede hacer este ~argo, porque .10 único
que hic.ieron fué contratar con un individuo.
En s~guida, hay que recordar que el derecho de los acreedores &ociales
para excluir en el patrimonio social a los acreedores particulares· es conse-
cuencia de la personalidad jurídica de la sociedad 'ficción. legal que sólo pue-
de existir en las condiciones: que la ley determina, y es justo, en·tonces que
desaparecida esa personalidad jJ.¡rídica los acreedores sociales no puedan tener
derechos preferentes soibre un patrimonio colectivo que no existe.
Dadas estas explicaciones vamos a leer el Art. 302:
"Los terceros podrán oponer a terceros la inobservancia de las solemni-
dades estatuídas; y el que fundare su intención en la existencia de la sociedad
deberá probar que ha sido constiiuída ·en ccmformidad con la's prescripéiones
de este título".
¿Quienes a quienes? Los acreedores personales a .Jos acreedores sOcla!es_
¿Quienes son los que fundan su derecho en la existencia de Ilá sociedad?; los
acreedores ·sociales. ¿!Cómo tendrán que probar estos la existencia de la so-
ciedad? Tendrán <que probar por los medios legales que la sociedad se formó
en todo con arreglo a la ley.
Como consecuencia de estos principios del Art. 362 surge otro principio:
no pueden los acreedores sociales, invoéando el ejercicio de su acción solida-
ria, perjudicar en nada la situac,ión de los acreedores personales. (Habrá que
eliminar esa :solidaridad en cuanto perjudique a los acreedores personale5 ¡_
Pueden también, aunque esto es menos frecuente, surgir cuestiones entre
acreedores sociales y otros acreedores :sociales(por ej., entre acreedores hi-
potecarios o prendarios y acreedores vaJistas o sin garantía). Los acreedores
valistas tendrán interés en pedir la nulidad de la sociedad para destruir de
este modo los privilegios de los otros acreedores y concurrir con ellos al pago
en igua-les condiciones. ..• .
E.n resumen.- "Pueden pedir la nulidad de lasocredad todos los que ten-
gan interés en ello, menos los, socios contra terc:fros acreedores sociales".
Modificaciones del contrato.- La ley exige a este respecto· el cumplimien-
to de algunas formalidades (escritura púb)ica, y en otros casos fijación de
cartel y publicaciones); pero si no se cumple con estas formalidades ¿que si-
tuación se produce? Ef Art. 364 resuelve esta cuestión: '
"Los actos enumerados en .el inc. 2 del Art. :350 no· producen efecto algu-
no contra terceros; si no fueren escriturados, inscritos, fijados y publicados
en la forma que designa el Art. 355"_ •
- 104-
Art. 350: inc. 2.9 "La disolución de la sociedad que se efectuare antes de
vencerse el término estipulado, la prórroga de éste, el camb~, retiro o mu,er-
te de un socio, la aHeración de la razón social, y en general, toda reforma,
ampliación o modificación del contrato, serán' reducidos a escritura pública
con las solemnidades indicadas en el inciso anterior". .
En dos palabras, la reforma se reputa como no existente sino se cumple
con esas formalidades. Pero las situaciones pueden ser diversas.
Supongamos por ejemplo, que se sustituye un socio por otro y no se
cumple con la obligación de otorgar escritura pública, inscrita, fijada y pu-
blicada; en este caso, los terceros no se consideran avisados y todos los con-
tratos que celebren con la sociedad con posterioridad al retiro de ese ex-socio
seguirán afectando a la responsabilidad de éste.
Supongamos que se constituye una sociedad con un personal de 5 socios,
estipulándose expresamente que la administración corresponderá a los 5,- pero
posteriormente se reforma el contrato y se estipula que la administración co-
rresR~nderá sólo a dos de ellos; en este caso si 'no se cumple con las forma-
lidades exigidas por la ley, la situación sigue como antes y el acto de cual~
quipra de los socios obligará a la sociedad.

Funcionamiento de la sociedad.

Hay que considerar en este punto dos órdenes de relaciones. Relaciones


de los socios COn terceros y relaciones de los socios entre sí. A las primera~
se refieren los párrafos 2 y 4 Y a las segundas el párrafo 3.

2.9 De la razón o firma social de la sociedad colectiva.

La razón social es el distintivo -externo que tiene la sociedad y el medio


áe que dispone para entrar en relaciones de derecho o de l).egocios con ter-
ceras personas.
Según el Art. 365 "la razón social es la fórmula enumerativa de ,los nom-
bres de todos los socios o de alguno de ellos, con la agregación de estas pa-
labras: "y compañía". (Por ej., "Pedro, Juan y Diego" o "Pedro y Cía"). En
.:'onsecuencia las palabras "y compañía" no tendrán que ir siempre en la ra-
zón social, sófo habrá que ponerlas cuando en la razón social no se indique el
nombre de todos los socios. (Las palabras "y compañía" comprenden genéri-
~amente a los socios cuyos nombres no se han incluído en la razón social).
Sólo los nombres de los socios podrán figurar en la razón social, de nin-
gún modo podrá incluírse en ylla el nombre de un tercero, por que ello podría
inducir a error a otras personas, 'quienes podr-ían considerar como socio a ese
tercero que efectivamente no lo es y que 'no responde de las deudas sociales.
Al respecto los Arts. 366 y 368 disponen:
Art. 366: "Sólo los nombres de -'los socios colectivos pueden entrar en
la composición de la razón social.
El nombre del socio que ha muerto ,o se ha separado de la sociedad será
suprirllido de la firma social". ~
Art. 368: "El que tolera la inserción de su nombre en la razón de co-
mercio de una sociedad extraña, queda responsable a favor de las personas
que hubieren contratado con ella". ,
Si se viola esta prohibición ptteden derivarse consecuencias tanto para
los socios como para ese tercero. Si su nombre se ha incluido sin su conoci-
miento es evidente que no tiene responsabilidad alguna; pero si ha tolerado
esa situación, es responsable de las deudas sociales, en lá misma forma que
cualquiera otro socio. No deriva esta responsabilidad de su carácter de SOcill
que no tiene, sino que es una especie de sanción por el hecho de haber intro-
' - 105 -
ducido su nombre en la razón social de una so de dad en que no tiene derecho
alguno.
Ario 367: "El uso que se haga de la razón social después de dIsuelta la
sociedad, constituye un delito de falsedad, y la inclusión en' aquella de! nom-
bre de una persona extraña es una estafa.
La falsedad y la estafa serán castigadas con arreglo al Código Penal".
Por 10 demás la, situación de la sociedad co.lectiva es la misma segú'n fi-
gure o no el nombre de un extraño en la sociedad, y los socios s'on responsa-
bles siempre en Íos' mismos ténninos. Antes no era así.
Como lo decíamos, todos los principios sobre la razón social que venimos
analizando son aplicables a la sociedad colectiva, pero después veremos que
existe razón social en todas aquellas sociedades que se forman intuito perso-
. ne (sociedades de personas), como las sociedades en comanditas en cuanto
a lo~ soC;ios gestores; y veremos también como. estas reglas de la razón so-
cial son desde muchos puntos de vista distintas en unas y otras.
, Por la misma razón que no pueden indicarse en la razón social los nom- .
bres de tercéros extraños a la sociedad;' asímismo cuando fallezca o 'se reti-
re de la sociedad algún socio cuyo nombre figuraba en la razó.n social lógi-
camente habrá que' eliminar de ella ese nombre, porque de 'otra manera los
terceros podrían caer en engaño. Del mismo modo, como la razón SOCi~l!' sirve
'para ~ontratar a nombre de la sociedad mientras' ésta subsiste, una vez 'di-
suelta aquella no, puede seguir ustlndose de la razón social y la infracción de
esta prohibición constituye un delito de falsedad, según disposición expresa
del Art. 367 del C. de C.. ' ,
Sin embargo; durante la liquidación de' lp, sociedad, necesitan ios liqui-
,dadores celebrar actos y contratos en bien, de la misma, ¿cómo podrán ha-
cerlo? En la práctica, suele seguirse' usando la razón social, pero agregando
las ,palal;:lras, "en liquidación"; de esta manera se, cumple el objeto de la ley
porque las 'palabras "en liquiQ.ación" sirven de indicacióp. alas te~ceros que
no pueden seguir celebrando actos con la sociedad (a menos que ello seane-
\~esario .para la misma liquidación). . ' .
La razqn social está Íntimamenté ligada a las personas 'de los socios y ya
hemos visto como la muerte o el retiro de un socio hace cambiar la razón
social; por eso la ley también ha establecido en el Art. 369 que ella no se
transfiere o trasmite junto con el negocio, porque nova adherida a él sino que
se ha hecho tomando .en consideración las personas de los socios .. '
No hay que confundir la razón social cOn el nombre comercial ("VilIe de
Nice"), pues el establecimiento puede pertenecer o bien a' una sola persl)na o
bien a una sociedad (Crenovich y Cía) y de venderse el negocio es evidente
que en esta venta se incluye él nombre comercial: "Ville de Nice", pero de
ninguna manera la razón socia!: '~Cren()vich y Cí;:¡" .. ('Much.as veces para atraer
clientela, se estipula que el comprador pueda usar la expresión "Sucesor d~
Fulano' de Tal:') .
..
P.rincipios que rigen la responsabilidad de los socios.

A este respecto el Art. 370 formula la regla general y dice:


"Los sodos coleCtivos indicados én la escritura sodal son responsables
solidariamente de' todas las obligaciones legalmente contraídas 'bajo la razón
social.
En ningún caso podrán los socios derogar par pacto la solidaridad en las
'sociedades colectivas".
Bayen esta disposición varios elementos que analizar:
Re~ponsabilidad Solidaria.- Es esta una de las éaracterí~ticas esencia-,
les de la sociedad colectiva comercia.'! y uno de 1'os hechos que las distingue de
- 106-
la sociedad colectiva civil, en la cual es necesario que se estipule expre~a­
mente la "solidaridad y que el contrato se haya celebrado con poder de todos
Jos demás consocios. Tratándose de una sociedad colectiva comercial no hay
necesidad de que ello se diga en la escritura social y, por el contrario; esa so-
lidaridad no puede eliminarse, lo cual nos está demostrando que es uno de los
requisitos de la esencia de la sociedad colectiva comercial.
La solid?ridad de los socios está establecida en favor de los terceros y
es solidaridad pasiva (de deudores y no de acreedores). No es solidaridad ac-
tiva y, en consecuencia" los socios no tienen derecho 'cada uno de ellos par"
cobrar a los deudores de la sociedad los créditos que tengan contra ellos. Ade-
más, del hecho que la solidaridad esté establecida en favor de los terceros y
no de los socios se deriva una nueva consecuencia: el socio que haya pagado,
tiene acción pata pedir la restitución del exceso a"" sus demás consocios.
Según el ilnc. 2 del Art. 370, en ningún caso podrán los socios derogar por
pacto la solidaridad en las sociedades colectivas; esto-significa que la solida-
ridad pasiva entre los socios es uno de los requisitos esenciales de la socie~
dad colectiva comercial.
Frecuentemente .se estipula en el contrato social que una vez disuelta la
sociedad, en vez de procederse a la liquidación, quede ésta a cargo de uno
o más socios que toman bajo su responsabilidad todo el activo y el pasivo de
la sociedad, comprometiéndose a pagar a los demás consocios una suma fija
por su parte de intereses en la sociedad. De este modo quedan desligadoH los
socios a" quienes se ha pagado y la sociedad queda exclusivamente en manos
de aquel o aquellos que pagaron.
Los terceros, los acreedores sociales, no están obligados a respetar esta
cláusula, desde el punto de vista de la responsabilidad, y podrán perseguir la
responsabilidad solidaria de cualquiera de los socios, no sólo contra los que
tomaron a su cargo el pasivo sino también Gontr:l.los otros, quienes no podrán
excusarse alegando la existencia de tal cláusula.
En otras palabras, estas cláusulas podrán tener pleno valor en lo que
se refiere á las relaciones de los socios entre si, pero no respecto a las rela-
ciones de los socios COn terceros; estos podrán perseguir el pago de sus cré-
ditos con cualquiera de los socios y el que haya pagado una deuda podrá diri-
girse por acción de reembolso contra el que tomó a su cargo el pasivo de la
sociedad. ,
Puede preguntarse si los acreedores sociales tienen derecho para dirigir-
se indiferentemente contra cualquiera de los socios o bien sólo puecten di-
rigirse contra la sociedad una vez agotada su acción contra los socios. La
cuestión es de gran importancia práctica y a primera vista podría decirse que
siendo la solidaridad un derecho para demandar a cualquiera de los socios,
es evidente que pueda demandar a cualquiera de los socios sin dirigirse pre-
viamente a la sociedad. Sin embargo, esto no está muy claro: la principal obli-
gada es la sociedad, que es una persona jurídica distinta de los socios indi-
vidualmente considerados; los socios son solidariamente responsables btre sí
y no contra la sociedad, de manera que se llega a la conclusión que los acreedo-
res sociales necesariamente tienen que dirigirse primero contra la sociedad y
sólo en caso que ésta no pague podrán dirigirse contra los socios. I
E'sta ha sido la solución generalmente aceptada, pero puede ¡laber discre-
pancia: así por ejemplo, ¿será preciso demandar a la sociedad persiguiendo
ios bienes sociales, para que ,después pueda e'níablarse la demanda contra lo!'>"
socios"!'; parece 'que esto sería ir demasiado lejos porque equivaldría a consi-
derar a los socios como fiadores de la sociedad, y no es ésta la situación: los
socios no son fiadores. 'de la sociedad, son obligados; por eso en principio se
dice que basta con que el acreedor requiera primero a la sociedad y que é;;ta
-" 107-
no pague para que quede el camino libre para dirigirse contra tojos o cual-
quiera de los socios. .
¿Cuando está en juego esta responsabilidad solidaria? El Art. 370 lo pre- e

cisa en una forma que tiene la importancia de un· principio fundamental, y di-
ce: "Los. socios colectivos indicados en la escritura social son responsables so-
lidariamente de todas las obligaciones legalmente contraídas bajo la razón
social". La última frase' de esta disposición contiene dos ideas que es preciso
recalcar: en primer lugar, es necel~iario que .las .obligaciQlllieS hayan sidlo contraí-
das legalmente, y en. sjegundo lugar, que se las hayan CIOtltraídlo bajo la razón
social. Con lo primero se quiere expresar la idea de que las obligaciones deben
haber sido contraídas por quien tenía facpltades· para ello (un administrador);
no es éste el niomento de ver las reglas sobre esta materia, bástenos con sa-
ber que si no se cumple este primer requisito la sociedad, en principio, no
queda obligada, aun cuando se haya contratado en su nombre. Es esta la si-
tuación que· contempla el Art. 373: . . .
"Si un socio no autorizado usare la firma social, la sociedad no será reil-
.ponsable del cumplimiento de las obligaciones que aquél hubiere suscrito, sal-
v.o si la obligación se hubiere convertido e,n provecho de la sociedad. .
La responsabilidad, en este caso, se limitará a la cantidad concurrente
con el beneficio que hubiere reportado .la' sodedad".
En este caso la acción del tercero queda limitada, como lo dice el ar.tícu-
lo citado, al caso en que la sociedad haya obtenido beneficios y sólo hasta el
límite de ese bene.ficio (actio re im verso 'enriq uecimien'to si'!1' causa).
Idéntica situación contempia el Art. 2094 del C. c., en su inc. 3.Q:
"Si el socio contrata a nomore 'de la sociedad pero sin poder suficiente,
no la obliga a terceros sino en subsidio, y hasta concurrencia del beneficio
que ella hubiere reportado del negocio". .
La segunda .exigenda o sea, el que haya." obrado usando la razón "s.ocial
produce también consecuencias de gran fmportancia.
El derecho de usar la razún social corresponde generalmente' al mismo
socio que tiene la administración. ¿Qué situación se produciría si un socio con
poder bastante contratara en su propio nombre tratándose de un negocio que'
interesa a la sociedad? Pongamos un ejemplo para aclarar la idea: el socio
ddministrador de la sociedad firma una letra de cambio en su nombre parti-
cular sin indicar la raZÓn social aun cuando se trata de un negocio que in-
teresa a la sociedad, ¿queda ésta obligada? En este caso no queda obligada,
ni los socios ni la sociedad ni aún en razón del enriquecimiento. El C. de C.;
110 ha contemplado esta situación, pero tal solución se desprende del inc. 1
del Art. 2094 del C. C.:
"El socio que contrata a su propio nombre y no en el de la sodedad, no
la obliga re,specto a terceros, ni aúl\ en razón del beneficio que ella reporte del
contrato; el acreedor podrá sólo mtentar en contra de la sociedad las acCio-
nes del socio deudor" .
. En este ~aso los terceros no tendrán ningún derecho para decir que pen-
saron contratar con la sodedád y que contaron con el crédito de ésta y, en
consecuencia, no tendrán acción basada,en el contrato mismo ni tampoco ac-
ción qe re im ver.so, porque la sociedá¡d no tu.vo interés en el negocio.
La sociedad y todos los socios quedarán obligados cuando se cumplan
estos dos requisitos: que la obligación haya: sido legalmente contraída y que
se haya usado la razún social. Se aplica aquí en toda su amplitud el princi-
pio consignado en el Art. 370 del le. de C. ~ .
El Art. 374 se pone en el caso .de que una persona con poder suficiente
contrate a nombre de la sociedad en negocios que están fuera' de su giro y dice:
"La sociedad no es responsable de. los documentos suscritos con la razón
108-
social. cúando las obligaciones que los hubieren causado no le conciernan y
el tercero los ~ceptare con conocimien to de esta cin:unstan cia",
Si un socio que tiene poder bastante, gira una letra ·de cambio bajo la
razón social, la sociedad quedará obligada, aun cuando ese socio haya apli-
cado el valor de esa letra a sus negocios propios. Sólo en el caso de que el
tercero contrate de mala fe, o sea, con conocimiento que el socio iba a em-
plear ·en sus negocios propios, sólo entonces, podrá la ~ociedad eximirse de
responsabilidad; pero como la buena fe se presume, siempre será ella la que
tendrá que acreditar la mala fe del tercero.
o

3.~ Del fondo social y de la división de las ganancias y pérdida,s¡ en la,


sociedad colectiva.

Sobre este punto adelantamos algo al hablar de los requisitos esenciales


de toda sociedad.
El Fondo Social está compuesto por los aportes que todos los socios en-
tregan o prometen entregar a la sociedad. Es de la esencia de la sociedad colec-
fiva la existencia de aportes de los socios, no es indispensable que se haga
entrega efectiva de ellos, basta la óbligación de entregarlos (Art. 375 y 376).
Puede ser objeto del aporte cua!quier objeto, cualquiera cosa apreciable
en' dinero; lo más corriente son los aportes en dinero, pero nada impide que
puedan hacerse aportes en cosas fungibles (mercaderías), créditos, inmue-
bles. etc. (Tratándose de créditos habrá que aplicar las reglas relativas a las
diversas clases de créditos nominativos, a la orden o al portador, y cuando
5e trate de inmuebles habrá que cumplir con todas ·las solemnidades estable-
cidas con respecto a la transferencia de inmuebles).
¿Puede ser materia de aporte el crédito personal de un' individuo? Muy
discutido ha sido este punto en la doctrina, pero hay acuerdo en resolverlo
haciendo una distinción. Podrá llevarse como aporte el crédito comercial que
tenga una 'persona, pues puede ser ventajoso para la sociedad; pero el crp-
dito proveniente de la situación política o administrativa de una. persona no
puede ser ma~eria de aporte a una sociedad.
Sin embargo, hay una disposición de nuestro C. de C., de la cual podrfa
deducirse a contrario cenSll que el crédito personal de un individuo no puede
ser materia de aporte. Es el Art. 478 que dice:
"El comanditario no puede llevar a la sociedad, por vía de aporte, su ca-
pacidad, crédito o industria personal".
Pero esta es una situación especialísima del socio comanditario y de esta
misma excepción se deduce que la regla general es que puede aportarse a una
sociedad el crédito personal de una persona.
También puede ser objeto de aporte el trabajo manual o intelectual (apor-
te industrial) y en este caso .se habla de aportes de. tracto sucesivo, porque
no se entiende realizado sino cuando el socio ha prestado sus servicios du-
!'ante todo. ei tiempo estipulado. (El sólo hecho de que un socio industrial deje
de prestar sus servicios a la sociedad será causal suficiente de disoluciór. de
esta, y es por eso que a fin de estrechar estos v!nculos se ha establecido que
sus acciones queden inmovilizadas durante cierto tiempo y tiene además pro-
hibición de distraer su tiempo en otros negocios que 10 alejen de 103 negocios
sociales) .
Cuando se aporta mercaderías, el aporte del socio queda limitado al va-
lor numérico que pudiera tener el obleto a la fecha de su aportes (Art. 2084 ele!
C. C.).
Por regla general, puede decirse, entonces, que los aportes pueden consis-
tir en cualquier cosa que sea susceptible de prestarle alguna utilidad a la so-
ciedad. La única restricción que consigna la ley, es l,a establecida en el Art
- 109 -~

377 del C. de C., que dice que no pueden ser objeto de aportes los oficios pú-
blJcos. \.
Art. 377 ",Los oficios públicos de corredor, agente de cambio y cualquier
otro que seá servido en virtud de nombramiento del Presidenté de la Repú-
blica, no pueden ser materia de un aporte". .
Se habla aquí de agentes de cambio. Esta institudón no existe entre nos-
otros; existía en el proyecto, pero fué suprimida por la" Comisión Revisora, la
cual seguramente no se fijó en esta disposición.
Los aportes pueden ser hechos en. propied!~d o en· usufructo, distinción que
tiene mucha importancia: a) Desde el punto de vista de los riesgos; b) Desde
el punto de vista de la üisolución de la sociedad; c) Desde el puntó de "Vista de
la restitución de la cosa; y d) Desde el punto de vista de la época de la res~
. titución d~ la cosa. .
a) Desde el punto de vista de los 'riesgos de la cosa.r- Si la cos,a se apor-
ta en dominio y ella perece, es evidente que esa .pérdida . tendrá que afectar
a la sociedad; él socio ya cumplió' su übligaeión, y no. puede imponérsele la
nueva obligaeión de reponer la cosa. Pero si el aporte s·e ha hecho sólo en usu-
tructo, el socio conserva la nuda propiedélld de la cosa, y ·en consecuencia, los
'riesgos corren a su cargo. . . .
Art. 2084: "Si - se aporta la propiedad, el peligro de la ·c·osa pertenece
a la 80eiedad según las reglas generales, y la sociedad queda exenta de res-
tituirla en especie .. . .
Si .s610 se aporta el usufructo, la pérdida o deterioro de la cosa, no im-
putables a culpa de la sociedad, pertenecerán al socio que hace el aporte.
• Si éste consiste en cosas fungibles, en cosas que se deterioran por el uso,
en cosas tasadas, o cuyo precio se ha fija:do de común acuerdo, en materia-
les. de fábrica o artículos: de venta pertenecientes al negocio' o giro de la· so-
ciedad, pertenecerá la propiedad a esta con la obligaciÓn de restituír· al 80- ~
cio· su valor. .
Este valor será el que tuvieron las mismas cosas, al tiempo del aporte;
pero de las cosas que se hayan· aportado apreeiadas, se deberá la apreciación".
b) Desde el punto de vilsta de lá disolución de la sociedad.-. Según. el
Art. 21OZ'''si un socio ha aportado la propiedad de una cosa, subsiste la so-
ciedad aunque esta cosa perezca, a menos .que sin ella no puedan continuar
útÍlmente. Si só16 se ha aportado el usufructo, la pérdida de la cosa fructuaria
disuelve la sociedad,. a menos que el socio aportante la reponga a satisfacción
de los consocios, o que estos determjnen continuar la sociedad sin ella".
c) Desde el punto de vista de la restitución de la cosa.- Si el aporte
se' ha hecho en dominio, la sociedád no está obligada a restituír la cosa mis-
ma que ha sido objeto del aporte; la so.ciedacl ha pasado a ser dueña' del ob-
jeto de ese, aporte y el .derecho del sócio queda limitado a una cantidad, a la
suma numérica en que fuéesíimado ese aporte. En cambio,- cuando se aporta
un objeto cualquiera sólo en usufructo, el socio ha conservado la nuda propi@-
dad,. y al .di,solverse la sociedad habrá que restituírle
' ~,
precisamente ·el objeto
mismo de su aporte. ,'~
d) Desde el pU'nlto de vista de la época de Iá restitución d:e la cosa.-
Si la cosa se ha aportado en propiedad, el aporte no podrá ser r-estituído sino
una vez liquidada la sociedad y si queda una suma suficiente para enterar el
valor de los aportes, después de ,satisfechas 'todas las deudas sociales. En cam-
bio, si el aporte se ha hecho en usufructo, como la cosa no -pertenece a la so-
ciedad y no forma parte del capital social ni está afecta, como ese capital, al
pago de las obligaciones sociales, puede exigirse su restitución inmediatamen-
te desp~és de disuelta la sociedad, sin tener que esperar su liquidación.
- 110-
Art. 381: "Los socios no pueden exigir la restitución de sus aportes an-
tes de concluírse la liquidación,de la sociedad, a menos que consistan en el
usufructo de los objetos introducidos al fondo común".
Cuando los aportes se han hecho en propiedad y versan sobre cuerpos
Ciertos, hay que aplicar reglas muy semejantes a las de la compraventa. En
una compraventa el vendedor siempre está obligado a responder de la ga-
rantía de la evicción para el caso de que el comprador sea privado del domi-
nio por acciones de terceros; aquí sucede lo mismo respecto del socio que
hizo el' aporte.
Los aportes pueden entregarse al tiempo del contrato o después, según
lo que los socios hubieran estipulado. A veces se estipula que deben entre-
garse inmediatamente, al tiempo de firmarse la escritura social, pero otras
veces se estipula, y esto es 10 más frecuente, que se entregl1e un saldo inme-
diatamente y que el resto se aporte en la época que los socios mismos deter-
minen.
Sin embargo, puede suceder también que un socio no cumpla con la ob!i-
gación de entregar su aporte en la época convenida. A este respecto hay que
concordar la disposición del Art. 379 del C. de C., con los Arts. 2083 y 2101
del C. C. '
Hay tres clases de derechos. Desde luego, el contrato de sociedad es un
contrato bilateral, a título oneroso, que impone a los socios obligaciones re-
cíprocas, la principal de las cuales es efectuar el aporte estipulado, y en con-
secuencia habrá que aplicar aquí los principios generaJes del derecho que rigen
a todo contrato bilateral (Art. 1489). '
El Art. 2101 conforme a ese principio, agregando algunas variantes p~<:u­
liares al contrato de sociedad, dice:
"Si cualquiera de los socios falta por su hecho o culpa a su promesa de
poner en común las cosas o industria a que se ha obligado en el contrato, los
otros tendrán derecho para dar la' sociedad por disuelta"
Hay aquí una particularidad: El Art. 1489 establece una condición reso-
lutoria tácita, en virtud de la cual puede resolverse el contrato por incum-
plimiento de éste por una de las partes. Aquí esto no cabe; la condición re-
solutoria tiene' por efecto el volver las cosas al estado anterior como si el
contrato no hubiese jamás existido, sin perjuicio de la indemnización de per-
juicios a que haya lugar, pero no es posible tratándose de una sociedad, por-
que puede ser que la sociedad haya funcionado durante cierto tiempo y estos
hechos ya consumados no podrían borrarse. Por esta razón aquí la conidición
sólo opera para el futurq y con respecto al pasado las cosas quedan como es-
taban, no pueden deshacerse. (Es algo análogo a lo que pasa en otros con-
tratos 'de tracto sucesivo, Como el arrendamiento).
Tienen entonces, los socios este derecho en caso de que uno de ellos no
entere su aporte: pedir la disolución de la sociedad. .
. Pero tienen también otra acción que les confiere el D.\> Común y que les
reconoce el Art. 379 del C. de C.: pedir el cumplimiento del contrato. v así este
artículo dice: ~ .
"El retardo en la entrega del aporte, sea cual fuera la causa que lo pro-
duzca, autoriza a los asocIados para excluír de la sociedad al socio moroso o
proceder ejecutivamente. contra su persona y bienes para compelerle al cum-
plimiento' de su obligación.
En uno y otro caso el socio moroso responderá de los daños y perjuicios
qUE la tardanza ocasionare a la socie.dad". .
Se dice aquí que' se puede dirigir contra "su persona y bienes", La pri-
mera expresión no tiene hoy explicación, porque ya no se admite entre nos-
otros la prisión por deudas como medio compulsivo de pago de las Qblig":lcio-
nes; ahora sólo puede procederse contra los' bie;:·es del deudor.
- 111 -
Hay todavía un tercer derécho. establecido por este mismo Art. 37~:e1
derecho de excluir de la sociedad al socio- m'Ol'OSO. Es ésta una especie de di-
solución parcial. Simplemente se elimina de la .sociedad al socio moroso sin
qué é!:>ta se disuelva totalmente.
El Att. 380 contiene una disposición de gran' importancia pues determina
la situación .de los acreedores sociales y de los acreedores personales de los
socios ante los bienes sociales, y así dice:
"Los acreedores personales de un socio _no podrán embargar durante la
sociedad el aporte que éste hubiera introducido; pero les será permitido soli-
citar la retención de la parte de, interés que en ella tuviere para percibirla al
tiempo de la división >Social. '
Tampoco podr~n concurrir en la quiebra de la sociedad con los acreedo~
res sociales; pero tendrán derecho para perseguir la parte que corresponda a
su deuda en el residuo' de la masa concursada",
Resumiendo podemos decir que en cuanto a los bienes sociales los 'acreedo-
res sociales eliminan por completo a los acreedores particulares de los socios,
o sea, tienen un privilegio absoluto. (Es ésta una regla ~Dmún a toda socie-
dad). En cambio, cuando se trata de los bienes particulares de los socios hay
que hacer distinciones en cuanto a la naturaleza de la sociedad,
Los acreedores sociales en una sociedad colectiva comercial o civil, tienen
también acción sobre los bienes particulares de los socios" por ser estos inde-
imidamente responsables, en las sociedades, colectivas ('iviles, y además solida-
riamente 'responsables en las comerciales; por eso en el patrimonio individual
del socio entran por' igual los acreedores particulares y los acreedores sociales.
Lo mismo ocurre en las sociedades en comandita respecto de los socios
gestores. Pero nada de esto hay en las sociedades anónimas, ni en las, de res-
ponsabilidad limitada, en las cuales el derecho de los acreedores sociales se
halla limitado al patrimonio, ,social, y nó pueaen extender su acción sobre los
, bienes particulares de los socio,s.
Distribución .de las ganancias y pérdidlas.- A este respecto podemos decir
que lo único esencial es que se estipule esta: ,distribución; no importa la pro-
porción, las partes gozan, de la más amplia libertad para hacer esta distribi.!-
ción, La ley sólo interviene a falta de estipulación de las partes, de man'era que
las disposiciones que vamos a ver tienen un valor puramente interpretativo. '
Art. 382: "Los socios capitalistas dividirán eníre sí las ganancias y las
pérdidas en la forma que se hubiere estipula1do, A falta, de estipulación, las di-
vidirán"a prorrata de sus respectivos aportes".
'Idéntica disposición contenía ya el Art. 2068 del C. e, que dice:
HA falta de estipulación expresa,' se enteNderá que la división de los be-
neficios debe ser a pro'rrata de los, valores que cada socio ha puesto en el fon-
do social, y la división de las pérdidas a prorrata de la división de los benefi-
cios" .
O sea, si no se ha establecido la forma de distribuir los beneficio,s, y nada
se ha dicho acerca de la distribución de las pérdidas, entonces las ganancias de-
berán dividirse a' prorrata de los-aportes y las pérdidas en las mismas condi-
ciones fijadas para la distribución de los beneficios.
Los casos que puedan dar lugar a algunas ,dudas son los relativos alsoeic
industrial. Lo corriente ,será que ,se fije' expresamente su cuota en las ganancias
'y pérdidas; pero la ley también se ha puesto ,en el caso de que no se haya!) fi-
jado las cuotas' que en las ganancias y en las pérdidas habrán de corresponder
al socio industrial y al efecto ha dispuesto en el Art. 383 que éste no soportará
parte alguna, en las pérdidas. Dicho Art. dice:
"En cuanto a las ganancias y pérdidas correspondientes al socio industrial,
se estará a 10 que hubiere estipulado en el contrato; y no habiendo estipulación,
- 112 - ~

el socio industrial llevará en las ganancias una cubta igual a la que correspon-
da al aporte más módico, sin soportar parte alguna en las pérdidas".
Parece esto una contradicción del principio fundamental de toda sociedad
en que todos los socios deben tener participación en las ganancias y en las pér-
didas; pero en realidad, no es así, porque el socio industrial contribuye en lal'·
pérdidas, perdiendo el trab,ajo 'que había sido su aport~. a la sociedad.
Con respecto a este punto aclara bien la idea la disposición del Art. 2ü69
del C. C., que confirma la disposición del Art. 383 del C. de C., y que dice:
"Si unó de los socios contribuyere solaniente con su industria, servicio o
trabajo, y no hubiere estipulación que determine su cuota en los beneficios so-
ciales, se fijará esta cuota en caso necesario por el jueZ; y si ninguna estipu-
lación determinare la cuota que le quepa en las pérdidas, ~e entenderá que no
le cabe otra que la de dicha industria, trabajo o servicio".
En cuanto al caso de que- nada se haya estipulado acerca de la parte de
beneficios que habrá de corresponder 1l.¡' socio industrial, el Código Civil da un.a
regla distinta de la del Código de Comercio pues encomienda al juez la fija-
ción de esa participación, mientras que el Código de 'Comercio dice expresa-
mente que en caso de falta de estipulación corresponde al socio industrial tina
cuota igual a la que corresponda al aporte más módico.
En realidad, es mucho más racional la disposición del C. C. La regla del
C. de C., es entera,mente arbitraria; se tomó deLArt. 1853 del Código francés
en el cual se consignó como un medio de compeler a los socios' a determinar
la cuota de ganancias y pérdidas que corresponde a cada uno, evitándose así
los inconvenientes que nacen de la dificultad de valorizar el trabajo del socio
in dustrial.
Queda todavía un terce,r medio para hacer la distribución de las ganancias
y péqiidas: Es el indicado en el.Art. 2067 del C. IC., o sea encomendándole efl
el mismo contrato a una tercera persona la distribución.
Art. 2067: "Los contratantes pueden encomendar, la división de los bene-
ficios y pérdidas a a,ien'o arbitrio, y no se podrá reclamar contra éste, sino cuan-
do fuere manifiestamente inicuo, y ni aún por esta causa se admitirá contra di-
cho arliitrio reclamación alguna. si han trascurrido tres meses desde que fué co-
nocido del reclamante, o si ha empezado a ponerse en ejecución por él.
A ninguno de los socios podrá cometerse este arbitrio. Si la persona a quien
se ha cometido fallece antes de cumplir su encargo, o por otra causa cualquie-
ra no la cumple, la sociedad es nula".
Por el momento debemos fijar bien el concepto de lo que se entiende por
beneficio o pérdida; los detalles los estudiaremos al tratar de las sociedades
de capitales. '
En principio, en derecho puro, los beneficios no deben comprenderse con
relación a negocios determinados ni con relación a determinados bienes y en este
,sentido podemos decir que hay' beneficios cuando al terminarse la vida de, la
sociedad résulta un excedente sobre el capital aportado por los socios, y que
hay pérdidas cuando terminada la vida de la sociedad hay déficit con relación
al capital social aportado.
Art. 2070: "La distribución de beneficios y pérdidas no se entenderá ni
respecto de la gestión de cada socio, ni respecto de cada negocio en particular.
Los negocios en que la 'sociedad sufre pérdidas deberán compensarse con
aquellos en que reporta beneficio, y las cuotas estipuladas recaerán sobre e!
resultado definitivo de las operaciones totales". (inc. Lo y 2,Q).
Aplicando con todo rigor esta disposición resultaría Que durante la vida
.ae la sociedad no podría hacerse reparto de utilidades, porque habna que
compensar 1ás pérdidas con las utilidades ya obtenidas y aplicar esas cuotas
al final de la sociedad; pero si hul;>iera de procederse así, los capitalisltas no
querrían trabajar .en esta forma porque vendrían a recibir después de largos
- 113-
años los beneficios obtenidos, y por eso es que se aplican esas cU0tas en OE!-
terminados períodos. Generalmente el comprendido entre uno y otro balance
(1 año) o a veces más corto (6 meses), aplicándose la cuota de beneficios o
pérdidas al resultado de ese ejercicio.
Pero puede resultar que haya pérdidas o que la repartición de utilidades
se haya hecho a base de beneficios nominalés. En este caso, tal distribución
significa merma del capital social, o sea una restitución anticipa.da a los socios
de parte de sus aportes. .
Recordemos el Art. 381:
"Los socios no pueden exigir la restitución de sus apbrtes antes de con-
c1uírse la liquidación de la sociedad, a menos que consistan en el usufructo de
los objetos introducidos al fondo común".
Tiene esto una gran importancia en las 'sociedades de capitales, especial-
mente en las anónimas y en las de responsabilidad limitada, porque en ellas
la única garantía con que cuentan los acreedores sociales es el capital social
y esa restitución en fo¡ma de benefiCios del capital social revestirá suma gra-
vedad; por eso la ley toma precauciones y>ie presenta entonces la cuestión de
determinar si se puede exigir la restitución de esos aportes reembolsados inde-
bidamente.
- Al respecto el Art. 2070 en su inc. 3 establece que los s,ocios comandita-
rios o anónimos no son obligados a colacionar los dividendos que hayan reci-
bido de buena fe'; pero hay que precisar desde luego que esta cuestión no
tiene la misma importancia en las sociedades 'colectivas y fn las. en coman-
ditas respecto de los socios gestores; porque en ellas los socios son respon-
sables solidaria e ilimitadamente y hayan recibido o no esas sumas corres-
pondientes a los aportes (divi,dendos ficticios) siempre los derechos de los
acreedores quedarán a salvo porque siempre podrán dirigirse contra los so-
cios.
Hay todavía otro punto relacionado con esta misma idea y que se refie-
re a la cuestión de saber si se. puede establecer en el contrato social que 1o's
sócios habrán de recibir periódicamente una suma fija por concepto de inte-
rés. Así por ejemplo, podrá estipularse que :se pagará a los socios Un interés
sobre su aporte, a más de su cuota de beneficios, que se cargaría a gastos
generales: En este punto la cuestión se hace muy diferenie según la natura-
leza de la sociedad. Si la sociedad. obtiene beneficios en nada se afecta a los
acreedores sociales; pero si hay pérdidas, como siempre habrá 'que pagar esos
interef'es, se producirá la misma situación del caso anterior, pl.\es las sumas
para er pago deberán salir .del capital social, con lo cual esos intereses equi-
valdrán a una verdadera devolu·ción anticipada de parte de los ~portes del
socio.
Muchos hay que hacen aquí la distinción. En las sociedades de capita!es
esto no 'podría hacerse, en razón de las mismas consideraciones que vimos
en el caso anterior; pero en las sociedades ,colectivas ello 110 tiene mayo'r
importancia, porque aun cuando esto significa devolución anticipada de parte
de los aportes, los acreedores sociales no se perjupican porque conservan su
acción contra los bienes particulares de 1,0s socios. \ .
No hay en nuestra Jegislación una disposición expresa que prohiba estas
estipulaciones; aun más, hay disposiciones de las cuales ,podría desprenderse
la posibilidad de establecer estas dáusulas.
Así por ejemplo, podemos citar los Arts. 352 N.Q. 8 Y 404 N.Q 1 que dicen:
Art. 352: "La escritura social deberá expresar:
8.9 La cantidad que puede tomar anualmente cada socio para sus gas-
. tos particuláres".
Art. 404: "Se prohibe a los socios en particular:
- 114-
l.<¡ Extraer del fondo común mayor cantidad que la asignada para sus
gastos particulares.
La mera extracción autoriza a los consocios del que la hubiere verifica-
do para obligar a éste al- reintegro o para extraer una cantidad proporcional
.:al interés que cada uno de ellos tenga en la masa social".
Eso si que ha,bría que estipular esto expresamente en la escritura social,
porque es evidente que a falta de una estipulación expresa el socio no tendría
derecho a este interés.

4.9 De la a¡dministraciÓn de la sociedad co.lectiva.

Es necesario estudiar este párrafo 4.Q del Libro II del C. de e, en relación


con el párrafo 28.9 del Libro IV del C. C., que se titula del mismo modo: De
la administración de la sociedad colectiva, y que comprende de los Arts. 2071
a 2081 inclusives.
La ~regla general sobre esta materia ya la conoceinos: E·;;. las sociedades
colectivas la administración corresponde de derecho a todos los socios; pero
estos pueden, si quieren, encomendar la administración a uno o varios de los
socios.
Hay una serie de disposiciones que consignan esta regla fundamental:
Art. 384 y 385 del C. de C.; 2061 inc. 2.9 y 2()71 de! C. C.
Art. 384: "El régimen de la sociedad colectiva se ajustará a los pactos
que contenga la escritura social, y en 10 que no se hubiere previsto en ellos,
a las reglas que a continuación se expresan". .
Art. ,385: "La administración corresponde de derecho a todos y cada uno
de los socios, y estos pueden desempeñarla por sí mi.,mos o por sus delega-
dos, sean socios o extraños".
Art. 2061: "Es sociedad colectiva aquella en que todos los socios ad-
ministran por sí (). por un mandatario elegido de común acuerdo".
Art. 2071: "La administra~ión de la sociedad colectiva puede confiarse'
él. uno o más de los socios, sea por el contrato de sociedad, sea por acto P0f;-
terim unánimemente acordado.
En el primer caso las facultades administrativas del socio o socios forman
parte de las condiciones esenciales de la sociedad, a menos de expresarse otra
cosa en el mismo contrato".
De todas estas disposiciones se desprende que 'puede haber dos regíme-
nes de administración porque, o bien aClministran todos los socios, o bien ad-
ministra uno o varios socios o uno o varios extraños a la sociedad.
1.9 Administración por todos los socios.- Esto tendrá lugar cuando nada
se haya dicho en la escritura social o cuando así se haya estipulado.
Cuando la administración de la sociedad la ejercen todos los socios, ¿será
necesario que procedan de consuno? No, el principio general es que cada
uno de los socios administre independientemente de los demás, sin necesidad
de que cuente can su acuerdo previo y aún sin su noticia.
Art. 386: '\Cuando el contrato social no designa la persona del admi-
nistrador, se entiende que los socios se confieren recíprocamente la facultad
de administrar y la de obligar solidariamente la responsabilidad de todos sin
su noticia y con sen timienío".
Extensión de las facultades de 1o.S administtra¡do.res.- Ante todo, en esta
materia siempre habrá que estar a 10 que diga el contrato, pero con mucha
frecuencia se amplían las facultades legales para ·facilitar el manejo de la so-
ciedad.
Si nada se hubiere dicho en el contrato social sobre la ext.ensión de las
facultades de los administradores, la norma general para determinar esas fa-
cuitades s~rá el objeto social (Art. 387). No se trata aquí de un mandato co-
- 115
. rriente y ordinario, sino de un mandato legal en virtud del- cual, cualquiera de
los socios puede celebrar todo.s \los actos y ejecutar todos los contratos com-
prendidos en el giro ordinario de la sociedad; por eso el poder general no
comprende la facultad de. disponer, a menos que esas ventas estén compren-
didas dentro del giro de la sociedad.
El poder para administrar comprende no sóló los actos principales, sino
también todos los actos accesorIos (por ejemplo, arriendo de locale:n que fun-
cionq la sociedad, celebración de contratos de seguro, contratos Con emplea-
dos, etc); pero hay sin embargo, ciertos actos para los cuales se necesita
siempre poder especial (transacciones, hipotecas y otr9sactos judiciales, etc).
Art. 387: "En virtud del mandato legal,' cada uno de los socios puede
hacer válidamente todos los actos y contratos comprendidos en él giro ordi-
nario de la sociedad o que sean necesarios o conducentes a la consecución
de 'los fines que ésta .se hubiere propuesto".
Conftictos.- Como todos los socios pueden administrar, y administran,
en el hecho resulta que fácilmente pueden suscitarse conjlictos y divergencias
entre ellos; puede un socio estimar que no es conveni~nte a los intereses de
la sociedad o de los socios un acto que pretende celebrar alguno de ellQs, hay
que ver, entonces como se solucionan estos conflictos.
El oC. de C., ha reglamentado esta situación. Cada socio tiene lo que se
llama el derecho de oposición, puede oponerse. a los actos o contratos pro-
yectados por 'otro. Consagra este derecho el Art. 388 del oC. ,de C., que '10 hace
sino confirmar la disposición ,del Art. 2081. N.Q 1 del rC. C.
Art. 388: "Cada uno de los socios tiene derecho de' oponerse a la con-
sumación de los actos y contra:tos proye~tados por otro, a no ser que se re-
fieran a la mera conservación de las cosas comunes". .
Art. 2081: "No habiéndose conferido la administración a uno o más de
los socios, se entenderá que cada uno de ellos ha recibido de los otros el.
poder de administrar con 'las facultades expresadas en los artícúlos preceden-
tes y sin perjuicio de las reglas que siguen: .
1.<1: Cualquier socio tendrá el derecho de oPQnerse a los actos adminis-
trativós ,de 0tro,mientras esté pendiente su ejecución o no h'ayan producido
efedos legales". .
Pero, como 10 dicen estos artículos, E:ste derecho de opo'.3ición sólo puede
ejercerse, respecto de ac;:tos y contr~tos proyectados, y si un contrato ya ha
sido celebrado no podría mediante este derecho dejárselo sin efecto; porque
entonces ya habría producido consecuencias respecto de terceros.
¿Qué sucede entonces cuando un socio usa este derecho? Por de pronto
se suspende provisoriamente la ejecución de ese acto o contrato al. cual él se
opone yse somete después a la consideración de t040s los. SQcios -la califica-
ción de su conveniencia o inconveni,encia para la sociedad (Art. 389).
Art. 389: "La oposición suspende" provisoriamentela ejecución del acto
o contrato proyectado hasta que la mayoría numérica de los socios clasifique
su conveniencia o inconveniencia.:'. .
,Podría desprenderse de aquí que necesariamente debe tratarse de mayo-
ría numérica; pero en realidad, no es- así, porque las partes, pueden estipular
libremenfe otra cosa como se los reconoce el e Civil. '
Art. 2054: "En las deliberaciones de los soc,ios que tengan derecho a
votar, decidirá la mayoría de votos, computada. según el contrato, y' si en éste
na'da se hubiere .estatuído sobre ello, decidirá la mayoría numérica de los so-
cios.
'Exceptúanse los',casos en que la ley oel contrato exigen unánimidad, o
conceden a cualquiera de los socios el derecho de opo'nerse a 10;51. ótros.
La unanimidad es necesaria para toda modificación' .sustancial del con-
trato, salvo en cuanto el mismo contrato estatuya otra cosa".
- 116-
La mayoría está llamada a calificar sólo la conveniencia o inco:1Vcnicn-
cia de la operación, y la cuestión que a ella se somete es puramente mercan-
til, económica; muy distinta sería la situación si la divergencia de los socios
versara sobre si esa operación corresponde o no corresponde al giro social,
porque, si así fuera, la cuestión suscitada sería una cúestión ,de car.ácter jurídi-
co que versada sobre interpretación del contrato o sobre interpretación de la
ley y que no podría ser resuelta por mayoría sino que debería ser sometida
al conocimiento de los Tribunales de Justicia o de un árbitro, si así lo hubie-
ren estipulado las partes en el contrato social.
Si la mayoría declara inconveniente la operación, esta no puede llevarse
a efecto; pero si, por el contrario, la reputa ventajosa, e! acto se celebra.
Pero puede presentarse una nueva situac·ión: Que haya ,dispersión de vo-
tos. En este caso la sociedad. debe abstenerse de ejecutar el acto. (Lo declara
así expresamente el Art. 390 del C. de C.).
Si a pesar de la declaración de inconveniencia, el socio lleva siempre a
. efecto el acto, ¿qué situación se produce? Al respecto hay que hacer una di s- •
tinción.
Si el tercero esta 'de buena fe, el acto produce todos sus efectos y obli-
a
gará la sociedad y a los demás socios, sin 'Perjuicio de las acciones que se
puedan hacer valer posteriormente contra el socio porfiado. Se entiende que
el tercero está de buena fe cuando contrata sin conocer la resolución de la
mayoría contrarIa a ese acto· o contrato.
Art. 391: "Si a pesar de la oposición se verificare el acto () contrato
con terceros de buena fe, los socios quedarán obligado.> solidariamente a cum-
plirlo, sin perjuicio de su derecho a ser indemnizados por el socio que lo hu-
biere ejecutado". •
Si el tercero está de mala fe, el acto no obligara a la sociedad ni a los
socios; pero, como la buena fe se presume, será siempre la sociedad quien
. tendrá que probar el conocimiento que ese tercero tenía de la resolución ele la
mayorta.
2.Q Delegación de las facultades administrativas en uno o más socios o en
uno o más terceros.- En este caso hay que determinar varios punfos:'
a)' Donde, como y cuando debe hacerse el nombramiento;
b) Situación y facultades del administrador; y
e) Situación y facultades de los socios que pierden el derecho de admi-
nistrar. .
Estas delegaciones de facultades, en otros términos, el nombramiento de
uno o más gerentes, el establecimiento del régimen mismo puede hacerse en
la escritura social o por acto posterior,· y tiene importancia determinar ese
momento por las distintas consecuencias que se producen.
Si el nombramiento se hace en la escritura social y allí mismo se designa
a 'la persona que ha de tener la administración, se considera que la designla-
ción de esa persona constituye una de las bases de la sociedad, una de las
condiciones que los socios han tenido en vista al contratar, de modo que viene
a q!.ledar esa designación en las mismas condiciones que cualquiera otra de las
estipulaciones básicas del con·trato y no, puede ser modificad'a por simple ma-
yoría sino por el acuerdo unánime de todos los socios.
Art. 2072: "El socio a quien se ha confiado la administración por acto
con'5titutivo de la sociedad, no puede renunciar su cargo, sino por causa pre-
vista en el acto constitutivo, ó unánimemente aceptada por los consocios.
Ni podrá ser removido de su cargo sino en los casos previstos ° por cau-
sa grave, -y se tendrá por tal la que le haga indigno de confianza o incapaz
de administrar útilmente. Cualquiera de los sücios podrá exigir la remoción,
justificando la causa_
-117 -
faltando alguna de las causas antedichas, la renuncia o remoción pone
hn a la sociedad".
Por estas mismas consideraciones, el administrador nombrado en la escri~
tura social no puede renunciar libremente a ·su mandato. Hay aquí, en'tonces
una particularidad con referencia a las reglas generales del mandato. En prin-
cipio, todo mandato puede ser renunciado y puede también ser revocado por
, el mandante, a su voluntad, pero hay casos excepcionales en que el mandato
deia de ser revocable y no puede renunciarse, como ocurre por lo general
cuando la designación del mandatario forma parte de una de las estipulaciones
de un contrato bilaíeml (éste es uno de esos casos).
Tenemos entonces que la renuncia del sQ.cio administrador que ha sido
nombrado en la escritura social produce la disolución de la sociedad, sólo
'podría renunciar sin causar la disolución de la sociedád si en ello estuvieran
de acuerdo unánimemente todos los socios o si en el contrato se hubiera fijap,o
expresamente una causal de renuncia o de revocación.
Cuando el nombramiento del administrador se hace por acto posterior, .los
efectos son completamente distintos.
Si en la escritura social se dice que' la administración corresp.onderá· a
uno o más socios, el administrador será nombrado más tarde, ya sea por acuer-
do unánime o por mayoría, si así se 10 hubiere estipulado expresamente (Art,
2072 a 2075 del C. C.), y se sometetáa las reglas. del mandato ordinario.
El socio a quien se le haya conferido la administración obliga a los 80-.
Gios y a la sociedad y los demás quedan inhibidos, privados de la facultad de
contratar a nombre de la sociedad, extendiéndose sus poderes a lb que digan
los títulos de su nombramiento. (En caso de que nada se diga sobre ésto se
aplicarán las reglas generales del Art. 387).
Es ésta una facultad muy amplia y que. a!barca todos los actos que pue-
dan permitir a la soci<=:dad conseguir los propósitos que se tuvieron en vista
al celebrarla, pero hay ciertos actos que los administradores no pueden eje-
cutar en ningún caso si no se les ha facuItado expresamente para ello, se
trat~ de actos especiales que, según :otros 05digos, requieren del mandataÍ"Ío
una facultad expresamente concedida. Estos actos son principalmente los que
enumera el
Art. 395: '~Los administradores delegados representan a la sociedad ju-
.dicial y extrajudicialmente; pero si no estuvieren investidos de un poder es-
pecial, no podrán v.ender ni hipotecar los: bienes inmuebles por su natura-
leza o su destino, ni alterar su forma, ni transigir ni comprometer los negocios
sociales de cualquiera naturaleza que fueren".
en cuanto a .Jas alteraciones de los inmuebles sociales podemos deCIr que
.se requiere para hacerlas autorización expresa, pero si el administrador las
ha hecho a vista y paciencia de los demás socios se entiende autorizado tá-
citamente. Por su parte, cuando la compraventa de inmuébles está compren-
. dida en el giro social se caerá en la regla general del Art. 387 y no habrá
necesidad de poder eXpreso., .
SÍn ,embargo, este mismo caso que también está contemplado en el Art.
397" no tendrá aplicación tratándose de sociedades puramente mercantiles,
porque es principio fundamental en materia comercial el que estas socieda0es
no pueden tener como' giro principal la compra-venta de inmuebles. '
Art. 397 "No necesitan pOlder especial los admr.nistra\dores para ven-
der los inmuebles sociales, siempre que tal acto se halle éomprendido en el.
número de las operaciones que constit.uyen el giro ordinario de la sociedad,
ni para tomar' en mutuo ·Ias cantidades estrictamente necesarias para poner
en movimiento los negocios de su cargo, hacer las reparaciones indispensa-
l)!es en los inmuebles .sociales; alzar las hipotecas que los graven o satisfa-
.cer otras necesidades urgentes". '
118 -
Se contiene aquí también otra regla de gran interés práctico en cuanto
a la extensión de los poderes de los administradores para contratar préstamos
a favor de la sociedad. En principio, los administradores de una sociedad co-
lectiva no están fact¡ltados para contratar préstamos a favor de la sociedad;
sin embargo, aquí se dice: "tomar en mutuo las cantidades... etc.". Esto
nos está revelando que nos encontramos frente a una disposición de carácter
excepcional y el que vaya a otorgar' un préstamo a una sociedad deberá obrar
con prudencia porque le ,será difícil apreciar si esas sumas son estrictamente
necesarias para los negocios de la sociedad o si se van a aplicar a sus ob-
jetivos, y Juego, porque de no ser así, los demás socios podrían objetar po:>-
teriormente la validez de ese contrato. ' .
Para evitar todas estas dificultades será mucho más conveniente que las
partes prevean las situaciones y digan expresamente en el contrato si los
mandatarios pueden o no suscribir contratos de préstamos, tomandu en ca-
so afirmativo las debidas precauciones. .
Los socios administradores tienen también, a virtud del Art. 398 del e.
de e. que confirma al Art. 9 dele. de P. C., la representación de la sociedad
p.n materia judicial.
Art. 398: 'ILos administradores tienen la representación legal de la so-
ciedad en juicio, sea que ella. obre como demandante o como demanda:[a".
Art. 9: "El gerente o administrador de sociedades civiles o comerciales, u
el presidente de las corporaciones o fundaciones con personería jurídica, se en-
tenderán autorizados para litigar a nombre de ellas con las' facultades que ex-
presa el inciso primero del artículo anterior, no obstante cualquiera limitaciÓn
establecida en los estatutos ó actos constitutivos' de la sociedad o corporación".
No habrá, entonces, necesidad de estipular expre3amen te esta facultad en
el contrato social, pues los socios administradores se entenderá que tienen po-
der para juicio, por el solo hecho de ser tales, sin que pueda quitarse ni res~
tringirse al administrador estas facultades ordinarias de repres.entación judicial.
Los administradores tienen también el uso de la razón social; cosa lógica,
e inevitable, porque, siendo la firma social el medio de que dispone la socie-
dad para actuar en el exterior, no se comprende como podría uno de los socios
ejercer la administración si no pudiera firmar con la razón social. Sobre este
pu,nto suelen suscitarse en' la pr¡j.ctica· confusiones que importan un completo
desconocimiento de estos principios y que suelen también dar origen a difi-
cultades considerables. Así por ejemplo hay sociedades en las cuales se esti-
pula expn;samente que la administración corresponderá a todos los socios, pe ..
ro que sólo uno de ellos tendrá el uso de la razón social; no se ve como pueda
esto conciliarse, 'podría comprenderse que los socios a quie:J.es se les encarga el
uso de la razón social tienen facultades de administradores internos, pero ello
no produciría mayores consecuencias porque lo importante son las relaciones
con terceros. (Ha habido, sin embargo, sentencias que han decl.arado que el
uso de la razón social y la facultad de administrar son cosas perfectamente
diferentes).
Ya hemos' visto que los administradores pueden ser uno o varios. Cuando
son dos o más se presentan otras situaciones <:¡ue hay que resolver.
Así por ejemplo. ¿Será necesario que todos los administradores obren de
consuno? A este respecto hay que tener presente las reglas establecidas en
los Arts. 399 del e. de e. y 2076 del e. c., en virtud de las cuales cuando
naela se dice' en el contrato, debe entenderse que cada lino de ellos puede
. n.oministrar separadamente (lo mismo que vimos al hablar de Ia administra-
ción por todos los socios). Pero en el contrato las partes pueden estipular lo
que quieran, y como consecuencia de esta facultad, podrán estipular que los
diversos administradores tengan facultades distintas o que en todos los actos
continuar
ir atrás

- 119-
y contratos que celebren deban proceder de consuno, tratándose de ciertos
actos, etc.
En este caso, cuando se haya estipulado que los administrado.res deben
proceder de consuno, pueden suscitarse cuestiones· entre ellos. ¿Cómo se re-
~uelven? Si son sólo dos,· es evidente que el acto o contrato, que cualquiera
de ellos proyectaba, no podrá realizarse; pero si son tres o más, deben obrar
de acuerdo COln lo que resuelva la mayoría.
Rigen aquí las mismas reglas del caso anterior; y, si a pesar de la opo-
sición de la mayoría de los administrado.res, uno de ellos ejecuta el acto, ha-
,1)rá que distinguir si los terceros están de buena o de mala fe.
También hay- que hacer aquí una distinción importante acerca de los pun-
tos sobre 'los cuales puede pronunciarse esta mayoría. Lo mismo que en el
caso anterior, la mayoría de los admi,nistradores no puede pronunciarse sino
sobre la conveniencia o inconveniencia del acto proyectado, es decir, so.bre
asuntos de carácter exclusivamente económico y comercial y en ningún caso
sobre cuestiones .de interpretación de· las disposiciones legales, ,po~que· el
conocimiento de estas últimas está entregado a los tribunales de justicia.
Se presenta con respecto a este mismo punto,. una nueva cuestión. ¿Pue-
den los socios excluídos del dérecho de administrar, hacer uso del derecho
de oposición a los actos de los administradores? Se resuelve esta dificultad
haciendo u,na c\ísfinción, según que los socios administradores hayan sido uno
o más nombrados en el contrato s.ocial. Cuando los socios administradores
han sido nombrados en la escritura social, su nombramiento constituye una
de las bases, esenciales de la sociedad, una de las cláusulas del contrato, y
por consiguiente, el ,nombramiento de ese socio no puede ser modificado sino
por la unanimictad de los socios; por eso su mandato es irrevocable e irre-
. nuncíable (Art.· 2072 del C. C.). Pues bien, estas reglas se aplican también a
las facultades de que gozan y esas facultades también forman parte de" las
bases de la sociedad y no pueden series quitadas o restringidas por simple
mayoría, se requerirá para ello la unanimidad de las vol~ntades de los so-
cios, incluso 'la suya. '
Consecuencia de todos estos principios es la .disposición del Art. 400 del
C. de C. que dice:
"El administrador nombrado por una cláusula especial de la' escritura
,social, . puede ejecutar, a pesar de la oposición de sus consocio,s excluidos
de la administración, todos los actos y contratos a, que se extienda su man-
dato, con tal que 10 verifique si'n fraude.
Pero 'si" sus gestiones produjeren perjuicios manifiestos a la masa común,
la mayoría de los socios podrá nombrarle un co-administrador o 'solicitar la
disolución de la sociedad".
Esto es elemental, porque la oposición de· los consocios viene a signifi-
car en el futuro una verdadera disminución de las facultades de ;OS adm¡'nis-
tradores. Lo único que pueden hacer los sociors, cuando la gestión de los ad-
ministradores produce perjuicios manifiestos a la masa común, es nombrar-
le un ca-administrador.
A este respecto hay una contradicciÓ'n entre el C. C" y el C. de C. Este
último, en el Art. 400, es perfectamente explírci,to en el seln'Íitdo que acabamos
~de explicar; pero el Art. 2073 del ,C. C., que contempla el mismo caso dice:
"En el caso de justa renuncia o justa' remoción del socio administra-
dor designado en el acto constitutivo, podrá continuar la sociedad, siempre
que todos los socios convengan en ello y en la desig,nación de un nuevo
administrador o en que la administración pertenez~a en común a todos los
socios.
- 120 --
Habiendo varios socios administradores designados en el acto constituti-
vo, podrá también cOlntinuar la 'sociedad, acordándose unánimemente qué
ejerzan la administración los que restan".
El Código contempla aquí ambos casos: cuando el administrador es
nombrado en la escritura social y cuando es nombrado por acto posterior.
Ya vimos lo que' pasa cuando el administrador ha sido nombrado en
la escritura social; veamos ahora lo que pasa cuando es nombrado por acto
posterior. En este caso la situación es distinta, porque su nombramiento no
es una de las bases del contrato, y así como ese mandato puede ser revo-
cado por simple mayoría, así también puede ser disminuído parcialmente por
la mayoría.

5.Q De las prohibiciones a que están sujetos los socios en la sociedad colectiva.

Art. 404. "Se prohibe a los socios en particular:


1.Q Extraer del fondo común mayor cantidad que la asignada para '>Ul>
gastos particulares. •
La mera extracción autoriza a los consocios del que la hubiere verifica-
do, para obligar a éste al reintegro o para extraer una cantidad proporcional
al interés que cada uno de ellos tenga en la masa social".
Ya hemos dicho otras veces que es frecuente que se estipule en la escri-
tura que mensualmente cada socio podrá retirar cierta suma para sus gastos.
Pues bien, esta disposición está diciendo que se prohibe a los socios sacar
una suma mayor de la estipulada y consigna al mismo tiempo la sanció,n apli-
cable en caso de contravención de esta prohibición.
2.9 Aplicar los fondos comunes a sus negocios particulares y usar en
estos de la firma social.
El socio que hubiere violado esta prohibición llevará a la masa común las
ganancias, y cargará él solo co,n las pérdidas del negocio en que invierta los
fondos distraídos, sin perjuicio de restituirlos a la sociedad e indemnizar los
daños que esta hubiere sufrido. Podrá también sercxcluído de la sociedad
por sus consocios".
SI:! contienen aquí dos sanciones para el caso de violación de esta prohi-
bición: 1) Que el 'socio cargue sólo con las pérdidas de ese negocio o aporte
a la sociedad las ganancias que él hubiere obtenido; y 2) Que se excluya a
ese socio de la sociedad. (Todo con la restitución de los fondos extraídos e
indemnización de perjuicios).
3.Q Ceder a cualquier título su interés en la sociedad y hacerse sustituir
en el desempeño de las funcion~s que le correspondan en la administración.
La cesión o sustitución sin previa autorización de todos los socios es
'nula".
Esta disposición comprende dos ideas.
En primer lugar prohibe a todo socio colectivo ceder a cualquier título
su interés en la sociedad; y en segundo lugar, le prohibe hacerse sustituir en
las funciones de administrªdor. Si bien es regla general que cada persona pue-
de ceder libremente los derechos que forman parte de su patrimonio, se hace
aquí una excepción a ese principio por causas derivadas de la naturaleza de
la sociedad colectiva y la cesión. que und de los socios quisiera hacer él. otra
persona deberá ser autorizada por los demás socios y !ser sometida a las for-
malidades de publicidad que analizamos e¡:1SU oportunidad. (Esto, porque
afecta a los socios en razón de la responsabilidad solidaria e indefinida a que
están sujetos). Por eso, si acaso en el hecho se hace una cesión consenti-
da por los demás socios, pero sin cumplir con estas formalidades de publi-
cidad, debe entenderse que esa cesión no produce '::.i producirá efecto',
respecto de terceros y, en consecuencia tendrían ,derecho los terceros a seguir
- 121 -
contando con la responsabilidad aún por obligaciones que hubiere contraíd6
la sociedad con po;sterioridad a esa cesión. Por 10 mismo, si la .cesión' se hace
con el consentimiento de los demás socios 'y cumphéndose con las formali-
dades de publicidad, los acreedores que hayan llegado a serlo después d~ 111
cesión no tendrátn derecho a contar con la responsabilidad del antiguo socio
que cedió sus derechos y no tendrán acción alguna contra sus bienes.
Situación de, los ex-socios.- Es evidenfe que aun cuando. el socio ceda
!:>us derechos en la sociedad siempre queda respondiendo de las deudas que
ésta contrajo antes de efectuarse esa cesión y de cumplirse las formalidades
legales correspondientes. Es regla de dere.cho que a nadie puede dáfsele un
deudor contra su voluntad y como esta cesión se opera sin consentimiento de
los acreedores de la sociedad, es evidente que ella no pueda en modo alguno
perjudicar sus derechos.
Los principios que acabamos de exponer se aplican no SÓ1lo a las soc,ie-
dades colectivas comerciales sino también a las sociedades coleétivas civiles,'
para las Cuales existe el precepto del Art. 2088 d'el C. C.; eso si que en las
sociedades colectivas civiles no se exige ,escritura pública ni formalidades d~
puhficidad, porque, como sabemos, ellas son contratos. (meramente consen-
suales.
Art. 2088: "Ningún socio, aun ejerciendo las más amplias facultades ad-
ministrativas, puede incorporar a un tercero e.n, la sociedad sin el consenti-
miento de sus consocios; pero puede sin este consentimiento asociarle a sí
mismo, y se ,formará e,ntonces entre él y el tercero una' sociedad particular,
que sólo será ~elativa a la parte del socio antiguo en: la primera sociedad".
La situación es muy clara; es evidente que un socio de una sociedad co-
lectiva civil o comercial puede asociarse CO,n otra persona para repartirse las
ganancias o pérdidas que en esa sociedad le correspondan, esto eiS perfec-
tamente lícito, es un contrato privado entre ese socio y ese tercero, es una
especie de sub-a'sociación, y para los demás soCios es un contrato e,ntre extra-
ños. Los, franc.eses tienen una expresión 'muy gráfica para designar a este
tercero, pues 10 llaman ",groupier", con lo cual quieren expresar la idea que
ese tercero está fuera de la 'spciedad, va a las grupas de uno de, los socios.
Al decir el inc 2 del N.Q 3, del Art. 404 que "la cesión o sustitución sin
previa autorización de todos los socios es nula" nos está demostrandq que
los actos relacionados con la administración de la sociedad colectiva son actos
persQnalísimos,y se confirma una vez más lo que decíamos al comenzar estas
explicaciones, acerca del carácter de sociedard de personas de la sociedad co-
lectiva. Se comprende que sería absurdo y dar un medio fácil de violar las dis-
posiciones legales, si una vez nombrado un socio administrador o' conferida la
administración atados los socios,. pudiera cualquiera de ellos colocar a otra
persona en su lugar. .
Sin embargo, esta disposición ha dado lugar a dificultades en la prác-
tica, pOl' la contradicción que parece presentar COn el Art. '385 del e, de C.,
que' dice:
La administración corresponde de derecho a todos y cada uno ¡de los
:3ocio;s, y estos pueden desempeñarla por sí mismos o por sus delegados, s·ean
l5ocios o extraños".
En realidad, parece que este artíéulo manifiesta lo contra~io de lo qUt!
dice el Art. 404 N.\' 3, pero no' hay tal contradicción. El Art. 385 se refiere a
la delegación que pudieran ,hacer todos los socios de común acuerdo, por con-
se,ntimiento unánime, de éstas facultades que a todos ellos corresponden de
administrar la sociedad; entre tanto, el 404 N.9 3 se refiere ét la sustitución
personal que un socio quisiera hacer de sus derechos en laadministracion.
Art. 404: "4.\' Explotar por cuenta propia el ramo de industria en que
opere la sociedad, y hacer sin consentimiento de todos los consocios, bpera-
- 122-
dones particulares de cualquier especie cua,ndo la sociedad no tuviere un gé-
nero determinado de comercio.
Los socios que contravengan a estas prohibiciones serán obligados a lie-
var al acervo común las ganancias y a sODortar individualmente las pérdidas
que les resultaren". .
En otros términos, tiende esta disposición a impedir que cualquiera de
los socios vaya a hacer compete.:1cia a la sociedad trabajando en negocios de
la misma clase, y no es sino una aplicación de los prinCipios de la teoría de
la concun:encia o de la competencia desleal, que domina en muchas dispn:>i-
ciones referentes a la sociedad y según la cual el socio debe preferir el inte-
rés social al suyo propio.
La sanción a la infracción de esta prohibición la indica la misma ley. Todas
las ganancias que el socio obtenga en ese negocio pasarán a la sociedad y.
en, cambio, deberci soportar sólo las pérdidas que éste le a,carree
. Tratándose de un socio industrial el principio general es que se debe ín-
tegramente a la sociedad y ,no puede distraerse en otra cosa que le quite par-
te de su tiempo. Por eso el Art. 406 dice:
"El socio industrial no podrá emprender negoclación alguna que le liis-
traiga de sus atenciónes sociales, so pena de perder las ganancias que hubie-
re adquirido hasta el momento de la violéj.ción".

6.9 De la disolución y liquidación de la SiOCiedad colectiva.

Respecto de la disolución, el C. de C., se limita a declarar en el Art. 407


que "la sociedad colectiva se disuelve por los modos que determina el Código
Civil". Pero como esta materia es muy importante es necesario adelantar al-
gunos principios, y tendremos que precisar: l,Q causales de esa disolución;
2.9 formalidades a que en ciértos casos está sujeta eS'a disolución; y 3.9 efec-
tos que produce esa disolución.
l.Q Causales de disolución.- A este respecto hay que remitirse al Párrafo
7.Q del Libro IV del C. e (Art. 2098 y siguientes).
Desde luego, en toda sociedad' colectiva, sea civil ci comercial, hay ma-
yores causales de disolución que en las demás sociedades, y ésto porqué
cualquier hecho que afecte a la persona de uno de los socios (muerte, quiebra,
incapacidad sobreviniente, etc.),. provoca la disolución de la sociedad, cosa
que no sucede en las sociedades de capitales.' .
Todas las causales de disolución de La sociedad colectiva podemos c!i,-
sificarlas en dos grupos: a) causales de disolución voluntaria; b) causales de
disolución involuntarias. Pertenecen. al primer grupo de causales de disolu-
ción, el consentimiento unánime. de los socio's, la voluntad de U:1' solo socio
(causal especial de las sociedades colectivas), etc.; y al segundo grupo, to-
das las demás que vamos a ver, como la muerte de un socio, su quiebra, su
incapacidad, etc.
Desde otro punto de vista, podríamos agrupar las causales de disolución
en dos clases.: a) causales que operan de pleno derecho; y b) causales qué
vienen a producir sus efectos sólo. en virtud de una resolución judicial que pr')-
nuncia la disolución. Pertenecen al primer grupo la muerte de un socio, su
quiebra, etc.; y al segundo las indicadas en el Art. 2108. En el pr:imer .:asu,
la sentencia que se pronuncie y que aplique la causal no es la que opera la
disolución, sólo viene a constatar esa causal; en cambio, en el segundo caso,
es la sentencia judicial la que produce la disolución.
Veamos ahora, separadamente las causales de disoiución que indi'~a el
Código de Comercio. •
U La expiración del plazo convenido o el evento de las condición que se
ha prefijado ¡para que tenga fin.- (Art. 2098 inc. 1 del C. C.). La disolución
- 123 -
opera aquí de pleno derecho y para que la ,sociedad pueda prorrogarse es ne-
cesario el consentimiento unánime de todos los socios, debiendo someterse
Ja prórroga a todas las formalidades de publicidad que hemos estudiado. Tra-
tándose de sociedades colectivas civiles esta prórroga puede hacerse aún ver-
balmente (se trata de un contrato consensual); en cambio, trafándose de so·
ciedades colectivas .comerciales, deben cumplirse todas esas formalidades.
Una partiéularidad que se olvida con frecuencia en' la práctica, es la de
que la prórroga debe acordarse antes. que expire el plazo, porque una vez'
,vencido éste puede considerarse que la sociedad ha muerto y como no puede
prorrogarse algo que ya no existe resultaría que ya no quedaría otra cosa
que cumplir con todas las formalidades necesarias para constitujr una nueva
sociedad.
Es irecuentela cláusula de la "prórroga automática". Así se dice "la so-
ciedad durará 5 años a contar desde esta fecha, pero si dos meses antes del
vencimiento del plazo ninguno de los socios manifiesta su intención de reti-
rarse se entenderá proi:rogada la sociedad por Un período igual". Si bien hay
muchos que sostienen que estas. cláuslllas no tienen, nada de irregular, a jui-
ciodel señor P,alma son peligrosas porque según él, si se' ha fijado un 'término
quiere decir que venCido este plazo debe terminar la sociedad, y como la pró-
rroga . no 'Se' hace cumpliendo con las formalidades legales resulta que' se deja
a los terceros en, una completa incertidumbre" '
Es más conveniente, entoryces, que al término del plazo fijado, los socios
otorgueri una escritura de dos palabras por la cual declaran expresamente que
c:onsienten en prorrogar la sociedad.
2. Q Liquidación del negocio para qtie fué contraÍ<úa la soci~dad.,...-· (Art.
2099 del e. le.). Es eS,ta una causal. de muy poca aplicación en las sociedades
colectivas comerciales, porque generalmente estas socie:da,des no se consti-'
tuyen para 'explotar un negocio determinado; tiene importancia en las asó-
claciones o cuentas' en participación.
El inc. 2 del Art. 2099 agrega: "Pero si se ha prefijado un día cierto para
que termine la sociedad, y llegado ese día antes de finalizarse el negocio no
se prorroga, se disuelve la sociedad". .
3.QInsolvencia de la sociedad.- (Art. 2100 ine. 1 del C. IC.). Generalmen-
te se considera que insolvencia y la quiebra son término's' sinónimos; sin
embargo, no es así: Insolvencia es el estado en que se halla una, persona cuyo
pasivo es mayor que su activo; y quiebra es el estado del· comerciante que
cesa en el pago de sus obligaciones mercantiles (Art. 1325 del C. de C.); lo que
induce a error ,es que frecuentemente la qui.ebra es motivada por la insol-
vencia, pero también puede tener lugar -debido a otras causas, y bien . pllede
darse el caso de un comerciante qué tenga bienes más que suJicientes para satisfa-
cer sus obligaciones deba ser declarado en quiebra debido a dificultade'3, pa-
raliquidar sus bienes, y cancelar sus deudas. ,
Como conclusión podemos decir que la quiebra ·de la sociedad sóló: será
~ausal de disolución cuando de ella resulte la insolvencia de la socie.dad.
4.9 ,La destrucción total del objeto de la sociedad.- (Art. 2100 inc. 1 "del
e. C.). A~í por ejemplo, se forma una socjeclad con' el objeto de explotar una
fábrica y esta se destruye completamente. ICuando la destrucción es simple-
mente parcial la sociedad no .se disuelve a 'menos que en l.a parte que reste
'3ea imposible continuar el negocio. . "
La pérdida del capital no está señalada por la l~y ,como una causal .de
disolución de la' sociedad colectiva; en cambio con respecto a lqs sociedades
anónimas, el Art. 464 dispone que en caso de pérdid¡:t de¡ 50% del . capital so-
cial o disminución de éste hasta ei mínimum que fijan 10$ estatutos deben los
administradores proceder inmediatanienfe a la liquidación d'e la socie<;iad. Sin
~mbargo,' podría en la escritura de una sociedad colectiva estipularse expre-
- 124-
samente que' la pérdida de determinada parte del capital social co::stituye
causal de disolución de la sociedad.
5.Q La falta de realización, por hecho o culpa del socio a la promesa de
aporte.- (Art. 2101 del C. C.).
Art. 2101: "Si cualquiera de los socios falta por su hecho o culpa a su
promesa de poner en común las cosas o la industria a que se ha obligado en
el contrato, los otros tendrán derecho a dar la sociedad por disuelta". _
Esta causal no es' sino una aplicación del principio general del Art. 1489
con la salvedad de que propiamente no puede hablarse aquí de condición re-
solutoria, porque en ningún caso podrían retrotraerse las cosas al estado an-
terior como ocurre con la resolución. (Por eso en vez de "resolución", el Art.
2101 dice muy bien "disolución"). No es esta una causal de disolución que
opere de pleno derecho; en este caso tienen los socios la acción doble de
obligar a ese socio a que entregue su aporte o a que se disuelva la sociedad;
y, tratándose de una sociedad colectiv.a comercial, tienea· todavía los demás
socios un tercer camino, el indicado en el Art. 379, o sea, la exclusión del so-
cio moroso.
Esta causal incl.icada en el Art. 2101 se aplica a toda clase de aportes (en
rlinero. muebles. créditos, etc), y a todos los socios (aun al socio industrial).
6.Q La pérdida de la cosa aportada en usufructo o en propiedad; en este
último caso, CUrut\diO sin ella no puede la sociedad seguir fu..'1eionando útilrnen-
ter- Se refiere a esta causal el Art. 2102 del C. C.
Art. 2102: "Si un socio ha aportado la propiedad de una cosa, subsiste
la sociedad aunque esta cosa perezca, a menos que sin ella no pueda contbuar
útiInH~nte. '
Si sólo se ha .aportado el usufructo, la pérdida ¡de la cosa fructuaria di-
suelve la sociedad, a menos que el '30cio aportante la reponga a satisfacción
de los consocios, o que estos determinen continuar la sociedad sin ella".
Se hace aquí una distinción. Si se trata de Un aporte en propiedad, como
el riesgo de la cosa aportada pertenece a la sociedad y no al socio, si la cosa
perece no puede imputarse al socio falta de cumplimiento de su obligación;
pero si el aporte se ha hecho sólo en usufructo, como la s,ociedad tiene sólo
el goce de la cosa y el socio conserva la nuda propiedad, la cosa cambia pO!
completo; se trata aquí de un "aporte de tracto sucesivo" que no se entiende
cumplido sino una vez que la sociedad ha podido gozar de la cosa durante
el tiempo convenido y si la cosa perece antes de la fecha fijada es 10 mismo
que si el socio no hub.iera hecho el aporte, y por eso es que el Art. 2102 dice
que "si sólo se ha aportado el U!sufructo, la pérdida de la cosa fructuaria di-
suelve' la sociedad".
7.9 La muerte naJural o civil de cualquiera de los socios.- Art. 2103 .del
C. C.
Art. 2103: "Disuélvese asímismo la sociedad por la muerte natural o
civil de cualquiera de los socios, menos cuando por disposición de la ley o
del acto constitutivo haya de continuar entre los socios sobrevivientes con
los herederos del difunto o sin ellos.
Pero aún fuera de este caso ose entenderá continuar la sociedad, mien-
tras los socios administradores no reciban noticia de la muerte.
Aun después de recibida por éstos la noticia, las operaciones iniciadas
por el difunto que no supongan una actitud peculiar de éste, deberán llevarse
a cabo".
La sociedad colectiva es una sociedad de personas y puede que los socios
no tengan en los herederos del fallecido la misma confianza que en éste tenían;
por eso, la muerte de cualquiera de los socios produce ipso jure, de pleno de-
recho, la disolución de la sociedad. Es este un punto de inconveniencia de las
sociedades colectivas, porque están expuestas a disolverse inesperadamente
125. -
por estos hechos independientes de la voluntad de los socios, y es por esta
razón que estas sociedades ¡po siempre se constituyen para negocios de largo
'¡liento, que necesitan largo tiempo para desarrollarse; sin' embargo, la dis-
posición citada es meramente interpretativa 'de la voluntad de las partes y no
hay ningún inconveniente para que los socios estipulen expresamente que la socie-
dad no se disolverá por el fallecimiento de uno de ellos. Esta estipulación podrá
hacerse' de dos maneras. En primer lugar, estableciendo que la sociedad con-
tinúe con los herederos del faI1ecido (en este caso no hay cuestión y si, el
socio fallecido es uno de los administradores no 'se trasmite a estos la facul-
tad administrativa que a su causante le correspondía). '
Art. 401; "La facultad de administrar es intrasmisible a los herederos
del. gestor, aun cuando se haya estipulado que la sociedad haya ,de continuar
entre los socios sobrevivientes y los herederos' del difunto".
y en 'S,egundo lugar, estipulando que' en caso de fallecimiento de uno de
los socios la sociedad continuará con 'los sobrevivie;¡,tes con exclusión df' los
herederos del socio fallecido. Es evidente que en este caso los herede(os del
fallecido podrían pedir la liquidación de la sociedad, pero no la liquidación
total porque ello impediría la continuación de la sociedad, sino sólo en la
parte q,ue le correspondería a e,sos' herederos atendiendo al estado de los ne-
gocios sociales en el día del fallecimiento de ese socio. '
Art. 2105: "Los herederos del socio difunto que no hayan de entrar en
la sociedad 'con los sobrevivientes, no podrán reclamar sino 10 que tocare a
su autor, según el estado de los negocios sociales al tiempo de saberse la
muerte; y no participarán de los emolumell'tos ,o pérdidas po:steriores sino en
cuanto fueren consecuencia de las operaciones que al tiempo. de saberse la
muerte estaban ya iniciadas"'.
Hay que hacer entonces una apreciacióp y es comúri en estos casos esti~
pular de antemano en la escritura social que el haber del fallecido se deter-
minará 'conforme al último inventario anterior a la muerte del socio o estipu.
lar que se haga Un inventario especial etc.
8.Q La incapacidad sO'breviu1¡ente O' la insO'lvencia de unO' de los socios.-
Es una causal Ide disolución' inspirada en las mismas ideas que acabamos de
exponer, y a la cual se refiere el Art. 2106 del C. C. ,
, Art. 2106: "Expira asimismo la sociedad ¡por la incapacidad 'sobrevi-
niente o la insolvencia de un,o de los socios.
Podrá, con todo, continuar la sociedad con el incapaz o el fallido, y en
tal caso el curador 6 los acreedores ejercerán sus derechos en las operacio-
nes sociales.
El marido, como administrador de la, sociedad conyugal, representará de
la misma manera a la mujer que siendo socia se casare". ,
No se trata aquí de una incapacidad que constituya una causal de nuli-
da/d, porque no se refiere la ley a la incapacidad que existió en el momento
de celebrarse la sociedad, entonces si que sería causal de nuHdad, se trata
de una incapacidad sobreviniente que no obra retroactivamente para viciar en
su origen el contrato (una mujer soltera que se casa).
Es esta una causal de disolución, porque con ella desaparece uno de los
elementos básicos de la :sociedad, ya que los demás socios podrían' no tener
en lo.s guardadores del socio que ha caído en incapacidad la misma confian-
za que tenían en el socio; y es una causal que -opera de pleno derecho y que
sólo existe en 'las. s-ociedades de personas ,(colectiva y en comandita respec-
tó de los socios gestores): Podrá; sin embargo, estipularse lo contrario ha-
ciendo que los representantes legales del incapaz ejerzan sus derechos, en
ia sociedad. '
En la misma línea que la incapacidad sobreviniente, coloca. la 'ley la in-
solvencia de uno de los socios, por las mismas razones del caso anterior. La
- 126
insolvencia es una caus<:tl que opera también de pleno derecho, pero da lugar
.:l una dificultad de hecho. No hay en nuestro sistema legal ninguna disposi-
ción que permita determinar el momento desde el cual una persona está en
insolvencia .
. Veamos ahora cual es la situación exacta en caso de quiebra de uno de
los soci0s. Ya dijimos que la quiebra de la sociedad no acarreaba necesaria-
mente su disolución; pues bien, la quiebra de un socio produce de pleno dere-
.:ho esa disolución. No hay aquí la contradicción que aparentemente parect.
advertirse. La quiebra no equivale a la incapacidad pero unO de los efectos
primordiales que produce es el desasimiento de los bienes del fallido, en vir-
tud del cual éste queda privado de la administración de su patrimonio, admi·
nistración que' pasa a Un representante de los acreedores y del fallido que fle
:!ama síndico, queda el fallido en una situación de embargo generaL' Se como
prende entonces que la quiebra de un socio afecte profundamente a la vida
de la socieélad,pues todas las consecuencias de las deudas sociales y de las
pérdida's caerán sobre los demás socios.
También en este caso podrá estipulari'e de antemar.o en el contrato que
la sociedad continúé na obstante lá insolvencia o quiebra de uno de los soci05.
pero se comprende que estas cláusulas no han' de ser muy frecuentes.
9.Q El consentimiento unánime de los socio s.- (Art. 2107 del C. C.). La
disoluciór por esta causal deberá someterse a todas las reglas que vimo~
respecto dp la constitución de la socied<:td.
IO.Q La renuncia de uno de los socios.- (Art. 2108 del C. C.).
Art. 2108: "La sociedad puede' expirar también por la renuncia de uno
de los socios.
Sin eli!bargo, cuando la sociedad se ha contratado por tiempo fijo, o para
!In negocio de duración limitada, no tendrá efecto la renuncia, si por el con-
trato de sociedad no se hubiere dado la facultad de hacerla, o si no hubiere
grave motivo, como la inejecución de las obligaciones de otro socio, la pér-
dida de un administrador inteligente que no pueda reemplazarse entre los so-
::ios, enfermedad haoitual del renunciante que le inhabilite para las funciones
sociales, mal estado de sus negocios por circunstancias imprevistas. u otro~
de igual importancia". '
A. primera vista, la redacción ,r.le este artículo no pareCt~suficientementl:..
clara. ¡

Se desprende de aquí que la disolución por la voluntad de uno sólo de los


socios o renuncia sólo puede tener cabid'l en las sociedades de durarión ili-
mitada y cuando se la ha estipulado expresamente en el contrato.
No hay ningún inconveniente para que lIna sociedad se constituya por
tiempo indefinido (Art. 2065) pero ello puede tener inconvenientes grave3
para los socios, dada h respor.sabilidad que los afecta, y, por otro lado.
queod:tn privados de un medio de desprenderse de la sociedad cediendo Jos
der-::chos, porque para ello necesitarían el acuerdo de todos los demás socios:
por eso eS que en las sociedades colectivas sin término fijo se da :1 cualquie-
ra de los socios este derecho de ponerle fin a la sociedad por su sola volun-
tad mediante la renuncia .
. El segur do caso en que podría caber esta causal es cuando se la ha es··
tiplllado expresamente. Por ejemplo, se inserta una cláusula en el contrato
en virtud de la cual se faculta a los socios para retirarse de la sociedad y pe-
dir su disolución en caso de que un balance arroje una pérdida del 30 o del
40<;; del capital social. ,
Pero, para que opere esta causal, en ambos casos deberá cumplirse con
las ~iguientes condiciones:
a) Debe notificarse la renuncia a los demás socios. (Se entiendE' cumpli-
da esb condición notIficando a los administradores).
- lL/-

b) La renuncia debe ser hecha. de buena fe. (Se entiende que hay mala
fe, c!lando el socio renuncia para apropiarse de una ganancia que debía per~
tenecer a la sociedad). ,
c) La renuncia debe 'Ser tempestiva. (Se entiende que la renuncia es in-
tempestiva cuando ella puede ac;arrear' perjuicio a los negocios lSociales).
El, Art. 2108 del C. C., comprende una nueva causal de disolución que
aparentemente parecería quedar comprendida en las an.teriores: 'la disolución
por graves motivos (in ejecución :de las obligaciones de otro socio, pérdida de
un administrador inteligente, etc). Siempre que exista un grave motivo como
,estos u otros análogos ,que redunde en grave perjuicio de los negocios' socia:-
les. (la enumer,ación no es taxativa), podrá pedirse la disolución de la socie-
dad;· pero e·n este caso deberán intervenir los tribunales de justicia para apre-
ciar la naturale.zª del motivo que se invoca.
, 2.9 Formalidades de la disolución.- La disolución de la spciedad está .so-
metida, en ciertos casos a formalidades de escritura pública y formalldades·
de publicidad: Veamos en qué casos debe cumplirse y en qué casos no debe
cumplirse con esas formalidades. Es evidente que no habrá necesidad de ellas
cuando la disolución de la sociedad se deba al vencimiento. del plazo. Púo
en todos los' demás casos en que la sociedad se disuelva anticipadamente ha- _
brá que otorgar la correspondiente escritura pública, para deJar constancia
de esa disolución, y habrá que inscribirla, fijarlla y publicarla conforme a las
reglas del inciso 2 del Art. 350: ,
"La disolución de la sociedad que se efectuare antes de vencer el térmi-
no estipulado, la prórroga de éste, el cambio, retiro o muerte de un s')cio, la
alteración de la 'razón 'social, y en general, toda reforma, ampli,ació,n. o modi-
ficación dei contrato, serán reducidos a 'escritura pública con las solemnida-
des !ndicaqas en. el inciso anterior". .
Hay todavía otro caso. Cuando la sociedad se haya constituído sin tér-
mino fijo, será necesario cumplir con todas estas formalidades para poner la
dis-o!ución en conocimientos de terceros.
3.9 Efectos de la disolución.~ Cumplidos todos los requisitos a que he-
mos hecho referencia la disolución produce todos sus, efecíos respecto de ter-
ceros y los actos ,(le los administradores ,no obligarán ya a la sociedad, a me-
nos que se use la razón social' más la fórmula "en liquidación". ,Piar ejemplo:
Pedro. Juan y Cía, en liquid;;tción.
Pero ¿que ocurre si no se cumplen, esos requisitos? En este caso los té'r-
ceros tienen derecho .a considerar a la sociedad como subsistente y el acto
de cualquiera de los socios obligará a. la sociedad y a' los demás socios, los
cuales no' podrán alegar contra los terceros el cono'cimiento privado que estos
pudieran haber tenido de la disolución, porque la ley presume que mientras
no se hayan cu'mplido esas formalildades los terceros ignoran esa disolución
(ArL 361. inc. 2 ) . · _ .
¿A quienes podrá interesar esta. disolución? Evidentemente, a los aqee-
dores personales de los socios, porque' ella les permitirá embargar los bienes
de sus deudores que éstos habían aportq,ido él la sociedad. Por la inversa,
los acreedores sociales tendrán un interés contrario para conservar sus pnvI-
legios sobre el patrimonio social con preferencia a los acreedores personales
de los socios.
'En este conflicto, ¿quién debe triunfar?; ya vimos que cuando se trataba
de discutir la validez de la sociedad triunfaban los acreedores personales de_
los socios; porque eran los acreedores sociales quienes debían probar esa va-
lidez. En este caso ocurre todo 10 co:n,frario y serán los acreedores personales
los ,que tendrán que empezar por probar que la sociedad .se disolvió y que esa
disolución se llevó a cabo con -todos los requisitos' legales.
- 12,8 -
Liquidación de la sociedad.

Art. 408: "Dlsuelta la sociedad, se procederá a la liqtJi,dación por la per-


son3. que al efecto haya sido nombrada en la escritura social o en la de diso-
lucio,n".
Vulgarmente 'suelen confundirse los términos "disolución" con "liquida-
ción". La disolución es simplemente la cesaCÍÓIL de las funciones de la 'so-
ciedad; en cambio la liquidación es el conjunto de operaciones que siguen a
la di::olución y toda liquidación supone como antecedente previo e indispen-
sable la disolución de la sociedad.
En pocas palabras podemos decir que liquidación es el conjunto de ope-
raciones que tienen por objeto: '
I.Q realiZar los bienes que forman el activo de la sociedad (cobrar los
créditos contra, terceros, vender los bienes muebles e inmuebles, etc.);
2.Q ,concluir las operaciones que ya estaban iniciadas;
3.9 pagar las deudas que pudier3Jn existir a favor de ,terceras personas; y
4.Q distribuír el saldo líquido entre los socios, a prorrata de sus haberes
sociales.
En las sociedades colectivas y en comanditas civiles esta liquidación se
practica en la misma forma en que se haria la liquidación de una comunidad
o una herencia y constituye uno de los casos que según la Ley Orgánica, están
sujetos a compromiso forzoso. En cambio, en las sociedades colectivas y en
comanditas comerciales la liquidación ,se efectúa por medio de liquidadores,
que son representantes de los socios y que se encargan de llevar a cabo este
conjunto de operaciones constitutivas de la liquidación; sólo en caso de que se
produzcan dificultades entre los socios y nada hayan estos estipulado o nada
diga al respecto el contrato social, sólo en ese caso podrán someterse estas
divergencias al conocimiento de un co'mpromisario.
Per~nalidad jurídica de la sociedad en liquidación.- Aplicando la ley
en todo su rigor tendríamos que llegar a la conclU3ión de que la personalidad
jurídica terminaipso facto, por el sólo hecho de su disolución. Pero, ante tal
solución ¿qué consecuencias se producirían?
En primer lugar, se crearía entre los socios un estado de comunidad, ele
10 cual se derivarían otras consecuencias que serían funestas para el crédito
mismo de la sociedad. Desde luego, los acreedores sociales perderían su pri-
vilegio para pagarse sobre el patrimonio social y quedarían pospuestos a los
acreedores particulares de los socios; es evidente que esto sería perjudicial
para el crédito de que pudiera gozar la sociedad y sería un atentado contra
derechos legítimamente adquiridos por los acreedores sociales, los cuales nun-
ca podría tener la certeza de que iban a tener privilegio sobre el patrimonio
social.
Por otra parte, desaparecida la personalidad jurídica de la sociedad, lo~
acreedores personales de los socios podrían embargar los bienes de estos en
la sociedad y se dificultarían también, consider:ablemente las operaciones de
la liquidación, porque los bie,nes raíces que fueran de la sociedad pasarían a
pertenecer a la comunidad formada por todos los socios y de haber menores,
eUos no podrían vender sino con las formalidades que el !C. C. establece res-
pecto de las enagenaciones de los bienes de los incapaces.
Además, los liquidadores ya no serían administradores sino mandatarios
de los comuneros; y desaparecida su personalidad jurídica, no podría admi-
tirse que la sociedad fuera declarada en quiebra, porque no se puede declarar
en quiebra algo que no existe, y habría ncesidad de declarar eln quiebra a
cada uno de los socios.
En vista de todos estos inconvenientes, la doctrina, la jurisprudencia y
casi todas las legislaciones han admitido 'que la sociedad disuelta continúe
-129-
subsistiendo como persona jurúdica mientras dura la liquidación,. pero sólo
:para los efectos de ella. Es este un principio que nó ha. sido consignado expre-
samente en nuestra legislación, como ocurre en la legislación belga, pero que
se desprende de varias disposiciones. .
. Así, el Art. 410 refiriéndose' al liquidador, declara que es. un mal).data'rio
de la sociedad con 10 cual da por sentada la subsistencia de la personaliidad
jurídica de ésta. Pero .la disposición que en mayor grado sup~ne ése princi-
pio es el Art. 413 N.Q 6 que dice que el liquidaldor está obligado a ve,nder las
mercaderías y los muebles e inmuebles de la sociedad. aUn cuando haya al-
gún menor entre los socios; esto nos está probando que durante lé). liquida-
ción, esos bienes no pertenecen a los socios, ni' en todo ni en parte, sino que
perte,necen a la sociedad, a la persona jurídica, y por eso es que el liquidador
puede venderlos sin necesida'd 'de cumplir formalida,d ninguna.
Se vino Él. corisagrar en forma expresa este principio, por primera vez en-
tre nosotros, en el Art. 110 del D. C. F/L N.Q 251 de 20 de Mayo de 19~.I, que
creó la Superintendencia de Sociedades Anónimas.
Admitido, pues" este principio, se producen consecuencias perfectamente
inversas a las que señalamos.
A.~ El patrimonio social sigue perteneciendo a la socieda,d en liquidación
y los acreedores sociales no pierden sus privilegio's sobre este patrimonio (Los
acreedores personales de los socios sólo podrán embargar 10 que al término de
la liquidación corresponda a cada uno como parte líquida por su cuota so-
cial). B.- Elliquidador podrá vender libremente sin formalidad algUona, los
inmuebles de la 'Sociedad porque aunque haya incapaces, los inmuebles. no
pertenecen a los socios, sino .a eisa persona jurídica distinta. C.- La sociedad
e.n liquidación podrá ser declarada en quiebra sin que pueda alegarse que
falta el sujeto, porque siempre subsiste la personalidad jurídica par.a los efec-
tO's de la liquidatión,. liquidaci6n que no se entenderá terminada mientra!?
no cstén pagadas todas l;¡¡s deudas sociales y D.- El liquidador no será re-
presentante de los comuneros, sino de la soei,edad misma en liquidación.
Nombramiento del liquidador.- Se refiere a este punto el C. de C., en el:
Art. 409 "Si en la escritura social o en la de diso'lución se hubiere acor-
dado nombrar liquidador sin determinar la forma del nombramiento, se hará
éste por unanimidad de los socios, y en caso de desacuerdo, por el juzgado
de comercio.
El nombramiento puede recaer en uno de los socios o en un extraño.
Sólo en. el caso .de hallarse todos conformes, podrán encargarse los so-
~ios 'de hacer la liquidación colectivamente",:
Como este nombramiento interesa a ,terceros debe ser inscrito en el Re-
gistro de Comercio, en 'los términos que indica el Art. 22 del e de C., y la
omisión de esta formalidad acarreará graves consecuencias porque en tal ca-
80 los terceros podrán hacer caso omis'o ¡de ese nombramiento.
, Cua'ndo los liquidadores son varios o todos 10s socios, existe entre ellos
('1' derecho de oposición a que hicimos referencia al tratar de .la adm1nistra-
ción; y en caso de 'Suscitarse conflictos, ellos se resuelven ,aplicando los mis-
mos principios que conocimos al tratar de los Art. 387 y siguientes, referen-
tes a los conflictos entre administradores.
Extensi6n de los pbderes del liquida:dOO'.,- A este respecto hay que aplicar
un criterio semejante al que vimos en lo:s Art. 387: y siguientes respecto de
los administradores, sin olvidar que el mandato del líquidador tiene una fina-
lidad perfectamente contraria a .la de aquellos.
En primer lugar, el.liqui'dador deberá sujetarsea 10 que diga el título de
su mandato. Las dificulta,¡:les surgirán precisamente cuando nada se diga en
la escritura él este respecto,. y, en, tal cwso, no quedará otro camino que apli-
car las disposiciones l.egales pertinentes.
- 130-
A este respecto el Art. 411 dispone lo siguiente:
Art. 411: "No estando determinadas las facultades del liquidador, no .p o-
d,rá ejecutar otros actos o contratos que los que tiendan directamente al e.l1m-.
plimiento de su encargo.
En consecuencia, e.l liquidador. no podrá constituir hipotecas, prendas o
anticresis, ni tomar ,dinero a préstamo, ni comprar mercaderías para reven-
der ni· endosar efectos de comercio, ni celebrar transacciones sobre los de-
recÍlOs sociales, ni suj~tarlos a compromiso".
¿Cuál es el· encargo? Ya hemos visto cuales son los fines de Ya liquida-
ción: es evidente entonces que los liquidadores deberán t~ner todas las fa-
cultades necesarias para conseguir estos objetivos. (La enumeración del ine
2 d<:'! Art. 411 la· ha hecho el legislador solo por vía de ejemplo).
El Art. 413 contiene algunas obligaciones del liquidador. obligaciones que
al mismo tiempO son verdaderas facultades concedidas a éste por la ley y
que se le entienden conferidas aun cuando no las. mencione el título de su
mandato.
Art. 413: "Aparte de los deberes que su título imponga al liquidador; es-
tará obligado:
l.Q A formar inventario al tomar posesión de su cargo de todas las exis-
tencias y deudas de cualquier naturaleza que sean, de los libros, correspon-
dencia y papeles de la sociedad;
Este inventario que no es solemne, Rino que se hace privadamente por
el 1iquidador, es indispensable para la operación porque sirve como punto de
partida en las rendicIOnes de cuentas posteriores.
2.9 A continuar y concluir las operaciones pendientes al tiempo de la di-
solución;
Imposible sería que la liquidación pudiera coincidir exactamente con la
terminación total de las. operaciones ya iniciadas, por lo cual era indispensa-
ble dar al liquidador esta facultad para continuar y concluír las operaciones
ya iniciadas y que no hubieran concluído todavía. pero sin autorizarlo para
iniciar operaciones nuevas.
:~.9 A exigir la cuenta de su administración a los gerente~ o cualqulera
otro que haya manejado intereses de la sociedad;
El liquidador es un nuevo mandatario que viene a sustituir al gerente y
como se trata de una situación nueva éste debe rendirle cuenta. El inciso final
de este mismo artículo agrega que ."si el liquidador fuera el mismo gerente de
la sociedad extinguida, deberá presentar en esa época la cuenta de su gestión".
4.9 A liquidar y cancelar las cuentas de la sociedad con terceros y con
cada uno de los socios.
Así por ejemplo, deberá restituir suS aportes a los socios que los hubie-
ren hecho sólo en usufructo y a los que no 10 hubieren. completado tendrá
derE'chQ. a exigirles que lo cubran efectivamente.
·5.9 A cobrar los créditos activos, percibir su importe y otorgar los corres-
pondientes finiquitos.
. Median te esta facultad, muy similar a otras del gerente, se coloca al li-
quidador en situación de completar el activo en forma que le permita cance-
lar las deu·das sociales y darle su saldo a cada socio.
6.9 A vender las mercaderías y los muebles e inmuebles de la sociedad,
aun cuando haya algún menor entre los socios, con tal que no sean destinado:-
por estos a ser divididos en especie;
En este punto tiene el liquidador más facultades ql,le los gerentes. Como
lo vimos en su oportunidad, 10s gerentes sólo pueden vender los bienes mue-
ble., de la sociedad cuando ello entra en el giro ordinario de esta última, y los
bieries raíces sólo cuando cuentan para ello con un poder expreso; en cambio,
al liquidador le corresponde de pleno derecho esta facultad de vender los
- 131 -
bienes raíces de lá soéiedad, pero no puede hipotecarlos ni constituir prenda'
sobre ellos a virtud de la disposición expresa ,del segundo incisó del Art. '411.
Nuestro C(¡digo ha resuelto Wfi esto lTIuchq.s, cuestiones que se presentan en
otros países donde no hay, una disposición expresa al respecto y ha estahle'ci-
do una importante limitación al principio general del C. e,' según el cual todo
él que puede vender puede hipotecar; ello 'se explica perfectamente porque la
hipoteca y la prenda vendrían a constituir nuevos gravámenes sobre los bic":
nes sociales y es perfectamen,te lógico, entOnces" que nuestra ley le haya negado
esta facultad al liquidador. Es evidente qi.te en fuuchos casos podrá ser útil
contratar una hipoteca sobre los bienes sociales (los bienes san de liqu'ida-
ción difícil, hay necesidad de, pagar créditos de v,encimiento fñriiediato" etc.); .
en tal caso, no hay ningún inconveniente para que por' un acuérdo umánime.
fie los socios se confieran al liquidador estas facultades. {
Por las mismas' razones del ca¡;o anterior tampoco puede el liquidador
tomar dinero en préstamo ni tampoco puede endosar efectos de 'comercia,
puesto que el endosan,te de estos efectos responde solidariamente de su cum-
plimiento; 'pero como estas operaciones opueden ser necesarias para los efectos
de la liquidación, no hay ningún incon.venienfe -para que los socios, previendo
esta situación, del1 expresamente estas facultades ,a los liquidadores.
Tampoco pueden los liquidadores celebrar transacciones sobre los I}ego-
cías sociaJes. Es regla general del D." Procesal y tamoién de. D." Comercial
que la transacción es un acto ex¡;;epcional y de, cierta importanda que requie-
re poder expreso y como ejemplo de aplicación de este principio podríamos
citar el Art. 8 Í11c. 2 del C. de P. c., el Art. 2448 del C. C, y los Art. 395 y 411
inc 2 del C. de C. (y lo qUé decimos respecto de la transacción se aplica .al
caso de someter u~a cuestión a compromiso). ..
7.9 A presentar estados de la liquidación cuando los socios lo exijan;
Es esta una obligación de todo mandatario; presen,far estados de Íic¡uí-
dadóncuando se Id exijan,
8.9 A rendir al fin de la liquidación una cuenta general de su administr3-
ción" .
. Las cuestiones que se susciten con ocasión 'de la rendición, de cuentas de
los liquidadores deberán necesariamente' ser sometidas a' comprornrso. Así lo
establece el Art. 414 del C. de e, que no hace otra cosa que repetir la dis-
posición del N.Q 3 del Art. 176 .de la L/O.
, Art. 414: . '.'Las cuestiones a que diere lugar la presentación de la cuenf(l
del socio gerente o del liquidador se someterán precisamente a compromiso".
Para terminar". veamos lo di:spuesto en los Arts. 416 y 417 del C. de C.;
Art. 416: "Los liquidadores representan en juicio activa y pasivamente
a los asociado,s".
Art. 417: "Los liquidadores nombrados en el, cüntrato sodal podrán,re-
nunciar o ser removidos por .las causas y en la forma que señ~la el Art. 2072
del Código Civil. o
El que fuere nombrado en otra forma' podrá .renunciar o ser removido
segú'n la<; reglas generales del mandato". ,
Como sabemos, los liquidadores - cuando fuere indispensable - pueden
iniciar nuevas operaciones can, terceros. ¿Cuál es la situación' de estos ter-
ceros?; igual a la de los terceros que habían entrado en .rel.¡¡ciones con ia soéiedaod
antes de la liquidación y SU,S compromisos tendrán la. misma fuerza de aque-
llos, siempre que los liq¡.ridadores hubieren obrado dentro de los límites de
su mandato; de manera que gozarán de una doble acción: con.tra ¡¿l' sociedad
(represetlfada por los I1quidadores) y contra los socioos personaItn,ente. .
, Como durante la liquidación subsiste' lá personálidcid jurí,dica de. la "so:-
ciedad, resulta que los acre~dores que entraron: en relacione" de negocios con
ella durante su liquidacIón tienen también privilegio sobre ¡os· acreedores par-
- 132-
ticu!ares de los socios; de la misma l1J.anera no existe entre los acreedores so-
ciales privilegio alguno y ninguno de ellos puede eliminar a los otros. (Es
esta una regla general a toda sociedad). Para que así no fuera se necesitaría
<

una disposición expresa que así 10 estableciera; como por ejemplo la Ley que
creó la Comisión Liquidadora de la Cosacn, en la cual se' estableció preferen-
cias entre unos y otros acreedores.
Todas las operaciones de que hemos hablado son las consecuencias que
siguen siempre a la disolución de la sociedad; pero pueden suprimirse todos
estos procedimientos, y si bien, la liquidación presupone una disolución, no
siempre la disolución es base ,de. una liquidación .
. Es frecuente, que disuelta la sociedad colectiva, y para abreviar todas
las cuestiones, se estipule que uno de los 'socios tome a su cargo todo el pa-
sivo de la sociedad y puede como dueño de todo su a,ctivo, pagando a los otros
sodas una suma determinada que s~ fije convencionalmente, de común acuer-
do por las partes, por la parte que pudi~ra corresponder a esos socios en la ma-
,sa social (De este mog.o queda eliminada toda la operación de .la liquidación).
Es esto muy frecuente; pero hay que advertir que estas estipulaciones no
tienen el efecto de dejar eliminada, por completo la responsabilidad de lo::;
demás socios en fre'nte de terceros y por las deudas sociales, por una razón
muy sencilla que ya insinuamos al tratar del principio ,del Art. 370 q1le esta-
blece cosas que son de la esencia de la sociedad colectiva.
La situación a que acabamos de aludir importa, en realidad, una deroga-
. ción a ese principio, derogación que no cambia principios esenciale~ de la
sociedad colectiva. Esas estipulaciones no son nulas en lo que se refiere a la~
relaciones de los socios entre sí, pero no afectan a las relaciones de los' socios
con terceros los cuales pueden dirigirse contra cualquiera de los socios, y el
socio que pague tendrá derecho~ a virtud del contrato celebrado con los otros
socios, a exigir del que había tomado a su cargo el pasivo el reembolso de
esa suma.

7.~ De la ,prescripción de las acciones procedentes de la sociedad colectiva.

Art. 419: "Todas las acciones contra los socios no liquidadores, sus he-
rederos o causa-habientes prescriben en cinco años contados desde el día en
'que se disuelva la sociedad, siempre que la escritura social haya fijado su du-
ración o la escritura de, disolución haya sido inscrita, fijada y publicada con-
forme a los Arts. 350, 354 y 355. Si el crédito fuere condicional, la prescrip"
ción correrá desde el advenimiento de la condición".
,Las acciones. de los acreedores sociales contra la sociedad, están suje-
tas a los plazos ordinarios y generales establecidos por el C. C. (10 años p::tra
la acción ejecutiva y 20 años para la a¡:ción' ordinaria); pero esas mismas ac-
cienes, desde el momento mismo que se disuelve la sociedad colectiva, que-
dan suletas a Un plazo más corto (5 años), que empieza a correr desde el
momento en que la sociedad se disuelve. (Es esta una excepción que sólo rige
respecto de las sociedades colectivas comerciales, porque respecto de las ci-
viles siguen rigiendo después de la disolución los mismos plazos anteriores).
"Esta prescripci.ón, breve para estas acciones se ha tomado del Código
.francés y su objeto es atenuar las consecúencias rigurosas C] ue se producen
en virtud de la solidaridad existente entre los socios de esta clase de socie-
dades; aun d~spués de su disolución. Por eso sólo se aplica a las aCCÍotles
de terceros sociales contra los socios no liquidadores, porque en este solo
caso existe para estos la solidaridad". (La ley no es suficientemente clara).
Como lo -decíam()!s el fundamento de esta d1sposicíón lo encontramos en
el Art. 64 del C. de C., francés, cuyo alcance queda muy precisado recordan-
do la historia de ese 'Código. Se pensó que la disolución de la sociedad co-
- 133-
lectiva podría acarrear conseGuencia,s graves; que cada uno de los s()ci0s se
iría por Stl lado,' se dedicaría a otros negocios, y se perdería el vínculo estre-
cho que existió durante la' vida de la sociedad, de módo que' en tales con-
diciones la solidaridad sería muy dura, porque los socios' podrían caer en in-'
. solvencia gracias a esos nuevos negocios. Pues, 'bien, para atenuar esos efe c-
tos se disminuyó el plazo de prescripción sóllD¡ a 5 años para las accion~s de
los terceros acreedúres contra los socios no liquipadores.
De la expresión "socios no liquidadores" podría desprenderse que los so-
cios' liquidadores no están sometidos a este plazo ,breve; sin embargo no es.
así y todos están sometidos ,a este plazO' breve. ,
Podría suceder que la liquidación hubiera, sido encargada a, un solo so-
cio, ¿en qué plazo prescribirían las acciones confra est~ socio liquidador?
Para contestar esta pregunta hay que hacer una distinción. Contré\. el socio
liquidador tienen los terceros dos. clases de acciones, unas c'onsiderando al
liquidadQr como representante de la sociedad y en la cual no se demanda al
,liquidador personalmente' sino a la sociedad misma representada por éste (ac-
ciones que por consiguiente prescriben en 10.8 plazosqueseñalá. el C. C.), y
otrag contra el liquidador en cuanto socio y para perseguir 'su responsabili-
dad solidaria (éstas si que prescriben en 5 aiíos, porque quedan, comprendidas
dentro de la disposición del Art. 419). .
Cuando todos Los socios .son liquidadores la 16gica nos lleva a concltrsio-
nes análogas; pero; sin embargo no ls aSÍ; porque el Art. 422 dice expresa-
mente que "la pres,cripción no tiene lugar cuando 1.os socios verifican por sí
mismo,s la liqui;dación el+ la sociedad se en.cuentra en quiebra".
Como lo dice este Art. 422, el plazo breve de prescripción no . tien~ 'cabl-
da cuando la slbciedad se encuentra en quiebra. La quiebra supone la disolu-
ci.ón de la sociedad; y, estando esta en quiebra, los acreedores no pueden en-
tablar acciones individuales contra los sodos y deben cobrar sus créditol>
!'iiguiendo todos los trámites gernerales de esta (v·erifícación, etc.).
Como lo dice el Art. 419 este plaz:o breve se cuenta desde el día en ql1e
se disuelve la sociedad; de manera que !si hay plazo señalado én el contrato,
los terceros saben de antemáno. que desde eSle día empezará a correr el plazo.
breve de prescripción. Pero 'Si se trata de una disolueiól1 anticipada (por ej.,
a causa de: la muerte de un socio) la prescripción empieza a correr desde el
día en que la escritura de disolución na sido in'scrHa, fijada y publicada con-
forme a los Arts. 350, 354 Y 355 (Art. 419).
El Art. 420 se refiere a la interrupción y suspensión de la prescripción
y dice: . ' .
¡'La' prescripción corre contra los menores y personas jurídicas que gocen
de los derechos de tales, aunque 10's créditos sean líquido's, y no se interrum-,
pe sino por las gestio!nes judiciales que dentro de los cinco años hagan lo~
,acreedores contra los socios no liquidadores".
Según el C. C., conforme al Art. 2509, la prescripción puede suspenderse
:a favor de ciertas y determinadas, personas y, es regla general que toda pres-
cripción se suspende a favor de esas personas. Pues bien, el Art. 420, confir..
mando la disposición del Art. 2524 delC.C., dispone que esta prescripción
de corto plazo 'no se suspende.
Art. 2524: "Las prescripciones de corto tiempo ,a' que están sujetas las
acciones especiales que nacen de ciertos actos o contratos, se mencionan en
los títulos respecti,:os, y corren también contra toda persona; salvo que ex-
. presamente se' establezca otra r e g l a " . ' .
En cuanto a la interrupción, el mismo Art. 420 declara que esta prescrip-
ción no. se interrumpe sino por las gestiones judiciales que dentro de los cin-
co años hagan los acreedores contra los socios no liquidadores, de lo cual, a
pri111era vista,' pudiera desprenders'e que la ley ha querido excluir la intern.rp-
- 134 ~

ción natural; interpretaCión errónea, porque lo único que la ley quiso decir
fué que "para interrumpir civil'mente esta prescripción, se necesita que la ges-
tión judicial se dirija contra los socios no liquidadores", o sea, que una de-
manda interpuesta contra los socios mismos o contra e'l líquidador como re-
presentante de la sociedad no interrumpe esta prescripción; cosa que por lo
dem~s caía de su peso, porque esta prescripción no se refiere a las acciones con-
tra la sociedad sino a las acciones contra los socios para hacer efectiva su res-
ponsabilidad solidaria y porque a virtud del Art.' 2519, del C, Civil, "la inte-
rrupción que obra en favor de uno de varios coacreedores, no aprovech'a él
los otros, ni la que obra en perjuicio de varios cOdeudore.>, perjud,ica 'a ¡os
otros, a menos que haya solidaridad, y no se haya eRta renunciado en los
términCls del Art. 1516". índice
DE LAS' SOCIEDA)jES ANONlMAS
Tiene esta parte ~ n~estro estudio una gran importancia, debiLh) él su
gran aplicación práctica y debido también a que el C. c.. se remite al C. de C.,
en 1.0 relacionado con esta materia.
Objeto y ventajas.-· Al tratar de las sociedades colectivas vimos que
ellas presentaban ciertos inconvenientes en lo que se refiere a algunas maÍt'-
rias, desde el motr1f.l1to que no permiten reunir grandes capitales y es difícil
encontrar siempre entre muchos individuos la confianza necesaria para cons-
tituir una sociedad de este tipo. Además, las sociedades colectivas están ex-
puestas a disolverse por hechos independientes de .la voluntad de los sodos
(muerte, quiebra, incapacidad sobreviniente, etc.), y los derechos sobre ellas
son intransferIbles, pues los que entran en una sociedad' colecJiva quedan li-
gados con ella hasta su término.
Para salvar los inconvenientes expresados se han creado laR sociedades
an6nimas: ellas no se constituyen en consideración a la aptitud de las pert>o
nas y permiten reunir grandes cantidades de socios, los cuales por lo común
ni se conocen entre sí. De ahí, que cuotas pequeñas aportadas por innume-
rables capitalistas puedan llegar a formar un tipo de sociedad que se adapte
para negocios de largo aliento que no podrían ser emprendi,dos por otras socie-
dades, como las colectivas, que están expuestas a una fácil disolución. Por
10 demás, por larga que sea la vida de la sociedad, los socios tienen un medio
fácil de separarse de ella, porque las acciones (títulos representativos de S~IS.
derechos) son documentos fácilmente negociables.
Inconvenientes.- Las sociedades anónimas tienen el inconveniente de que
sólo pueden ofrecer como garantía el capital social y se prestan a abusos en
perjuicio de terceros, porque los socios llamados fundadores pasa:! a tener
una situación privilegiada con respecto al resto del personal social. Además,
la fácil negociabilidad de las acciones da margen a muchas especulaciones,
que han tratado de ser reprimidas por la legislación mercantil; sin embargo,
. cada día se descubren nuevas formas de engaño.
SLstema general a que se encuentran sometidas.- Al tratar de las socie-
dades colectivas, vimos que ellas podían celebrarse por libre acuerdo de las
partes tanto en su forma como en su fondo. Las sociedades anónimas no pre-
sentan estas características y .sólo pueden subsistir por un decreto del presl-
dente de la Rep., quien no sólo tiene intervención en su organizació'j1 y funda-
ción, sino también en su funcionamiento, En esto nuestro Cód. no ha hecho sino
seguir a las legislaciones extranjeras, en, las cuales las sociedades anónimas
han estado desde un principio sometidas a la i'ntervención gubernativa.
En primer lugar, se trata con esto de proteger los intereses de los accio-
nistas, los cuales no • se preocupan de estudiar las condiciones del neaocio
b )
y
por eso que para evItar que sean víctimas de engaño ha debido intervenir el
- 134 ~

ción natural; interpretaCión errónea, porque lo único que la ley quiso decir
fué que "para interrumpir civil'mente esta prescripción, se necesita que la ges-
tión judicial se dirija contra los socios no liquidadores", o sea, que una de-
manda interpuesta contra los socios mismos o contra e'l líquidador como re-
presentante de la sociedad no interrumpe esta prescripción; cosa que por lo
dem~s caía de su peso, porque esta prescripción no se refiere a las acciones con-
tra la sociedad sino a las acciones contra los socios para hacer efectiva su res-
ponsabilidad solidaria y porque a virtud del Art.' 2519, del C, Civil, "la inte-
rrupción que obra en favor de uno de varios coacreedores, no aprovech'a él
los otros, ni la que obra en perjuicio de varios cOdeudore.>, perjud,ica 'a ¡os
otros, a menos que haya solidaridad, y no se haya eRta renunciado en los
términCls del Art. 1516".

DE LAS' SOCIEDA)jES ANONlMAS


Tiene esta parte ~ n~estro estudio una gran importancia, debiLh) él su
gran aplicación práctica y debido también a que el C. c.. se remite al C. de C.,
en 1.0 relacionado con esta materia.
Objeto y ventajas.-· Al tratar de las sociedades colectivas vimos que
ellas presentaban ciertos inconvenientes en lo que se refiere a algunas maÍt'-
rias, desde el motr1f.l1to que no permiten reunir grandes capitales y es difícil
encontrar siempre entre muchos individuos la confianza necesaria para cons-
tituir una sociedad de este tipo. Además, las sociedades colectivas están ex-
puestas a disolverse por hechos independientes de .la voluntad de los sodos
(muerte, quiebra, incapacidad sobreviniente, etc.), y los derechos sobre ellas
son intransferIbles, pues los que entran en una sociedad' colecJiva quedan li-
gados con ella hasta su término.
Para salvar los inconvenientes expresados se han creado laR sociedades
an6nimas: ellas no se constituyen en consideración a la aptitud de las pert>o
nas y permiten reunir grandes cantidades de socios, los cuales por lo común
ni se conocen entre sí. De ahí, que cuotas pequeñas aportadas por innume-
rables capitalistas puedan llegar a formar un tipo de sociedad que se adapte
para negocios de largo aliento que no podrían ser emprendi,dos por otras socie-
dades, como las colectivas, que están expuestas a una fácil disolución. Por
10 demás, por larga que sea la vida de la sociedad, los socios tienen un medio
fácil de separarse de ella, porque las acciones (títulos representativos de S~IS.
derechos) son documentos fácilmente negociables.
Inconvenientes.- Las sociedades anónimas tienen el inconveniente de que
sólo pueden ofrecer como garantía el capital social y se prestan a abusos en
perjuicio de terceros, porque los socios llamados fundadores pasa:! a tener
una situación privilegiada con respecto al resto del personal social. Además,
la fácil negociabilidad de las acciones da margen a muchas especulaciones,
que han tratado de ser reprimidas por la legislación mercantil; sin embargo,
. cada día se descubren nuevas formas de engaño.
SLstema general a que se encuentran sometidas.- Al tratar de las socie-
dades colectivas, vimos que ellas podían celebrarse por libre acuerdo de las
partes tanto en su forma como en su fondo. Las sociedades anónimas no pre-
sentan estas características y .sólo pueden subsistir por un decreto del presl-
dente de la Rep., quien no sólo tiene intervención en su organizació'j1 y funda-
ción, sino también en su funcionamiento, En esto nuestro Cód. no ha hecho sino
seguir a las legislaciones extranjeras, en, las cuales las sociedades anónimas
han estado desde un principio sometidas a la i'ntervención gubernativa.
En primer lugar, se trata con esto de proteger los intereses de los accio-
nistas, los cuales no • se preocupan de estudiar las condiciones del neaocio
b )
y
por eso que para evItar que sean víctimas de engaño ha debido intervenir el
- 135-
Gobierno para observar si el, capital social guarda o no relación con el obje-.
to de la sociedad.
En segundo lugar, se trata de garantizar a los terceros, en vista de que
los acreedores -sociales no cuentan \:O,n más g;arantIas que el capital social.
En contra del sistema de la autorizacióln', gubernativa se aducen otras
consideraciones: se dice que a cada cual ·le corresponde estudiar sus' propias.
conveniencias y que esta tutela so'bre los particulares no tiene riingún objeto.
Además, se cree que la autorización puede producir un efecto contraprodu-
cente puesto que por medio de ella se les da una especie de patente de ga-
rantía, lo cual no evita que en muchos casos se vean rotúndos fracasos. '
En realidad, las sociedades: anónimas desde un principio' aparecieron con
atttorización. gubernativa. En Francia existió esta intervención desde el Cód.
de J807 hasta, 1863 Y en Inglaterra hasta 1855; pero, en general las legisla-
ciones modernas tienden a hacer desaparecer este tutelaje.
Los dos sistemas adOlecen de inconvenientes y, por Jo que a Chile se re-"
fiere parece que todavía no ha llegado el momento de cambIar el sistema y por
, el' contrario, ya tendremos ocasión de ver que la intervención gubernativa se
acentúa ,día- a día. '
El C. de C.; disponía en su Art. 436 que el Presidente de la Rep., podría
nombrar un ,Comisario que vigilara la marcha de estas sociedades; pero estos
comisarios no eran permanentes y sólo en,traban en funciones cuando el Pre-
sidente lo estimaba conveniente. El organismo que hoy día ejerce a nombre 'del
Gobierno la, vigilancia de estas sociedades, es la Superintendencia de, Sociedades
Anónimas, creada por el D.C.FjL 251 de 20 de Mayo de 1931.
Facultades de la Superintendencia.-El Art. 83 del D~C.F/L citado s~ñala
entre ellas la de infonnar al Presidente de la Repúblic~ de la organización y
revisión de los estatutos de las sociedade~, fiscalizar sus operaciones, revisar
sus libros y 'papeles 'de contabilidad, hacers~ representar en toda junta de ac- ,
cionistas, comprobar el capital en fondo y vigilar que se consHtuya el fondo
legal, velar por el cumplimiento de la ley y de 'los estatutos sociales y, en ge-
neral, ejercitar las facultades de inspección" y supervigilancia.
Histpria.- Las, sociedades anónimas, salvo el tipo especial de socIeda-
des de responsabilidad limitada, de reciente creación, son Ji:1S más modernas
de todas y su origen no se remonta más allá de la edélld media (siglos' 15;
16 Y principios del 17). '
Parece que, la primera fué el Banco de Génpva esíiibleddo el ajio l:4PI
en, Italia. A principios del siglo 18 se fundaron en Holanda las sociedades de
las l'ndias Orientales de responsabilidad limitada, destinadas a comerciar I:\n.
lo que entonces se ,llamaba las Indias. Estas mismas compañías se fündaron al
mismo tiempo en' Inglaterra y en Francia, aunque en este país 's'e ,Uamaba so-
Ciedad anónima a la que. hoy denominamos cuentas en participación. Las pri-
meras 'se fundaro'!). con arreglo a la ley general de sociedades y necesitaban
de un edicto d~l rey, que les daba reglas determinadas, concediéndoles un de-'
terminado monop~lío. Se formaban generalmente con' fines' de Gobierno: para
colonizar. Las principales se fundaron bajo Luis XIV y su ministro Colbert. E'l1
1673 se dictó una ley espe'cial sobre ellas, ley en que se basó el Código pro-
m,ulgadodespués. Con motivo de las grandes especuiaciones efectuadas por
una de estas compañías, el Banco ele Law, y de su ruidosa' quiebra. fueron
suprimidas; 'pero más tarde se incorporaron de nuevo a la legislación, siendo
restablecidas por el C. Civil de 1807, que las sometió a un, régimen semejante
al que más tarde habría de adaptar nuestro Código, aunque después ha »u-
frido modificaciones. '
- 136-
REGLAS DE CONSTlTUCION

Definición.- El C. de C., define a la sociedad anónima en el Art. 424, que


concuerda con el 2061 del C. C., siendo la primera mucho más completa que
esta última.
Art. 424: "La sociedad anónima es una persona jurídica formada por la
reunión de un fondo común suministrado por accionistas responsables sólo
hasta el monto de sus respectivos aportes, administrada por mandatarios re-
vocables y conocida por la designación del objeto de la empresa"_
Responsabilidad de los socios limitada al valor de sus aportes.- Debido
a esta característica suele denominárselas en otros países "sociedades de res-
ponsabilidad limitada", pero esta denominación nosotros la reservaremos para
calificar cierto tipo especial de sociedades, creado por ley N.Q 3918 de 7 de
Marzo de 1923 (Esta responsabilidad se extiende hasta el valor de los aportes
prometidos y 'no sólo >de los entregados).
De esta particularidad se desprende que en las 5.?ciedades anónimas,
sólo se toma en cuenta la suma de los aportes, y los terceros no cuentan para
n.ada con los bienes personales de los socios; y todo accionista tiene la facul-
tad de ceder sus derechos en la sociedad, sin que la vida de esta esté sometida
a hechos que afecten a cualquiera de los socios. ¡
Administración por maindatarios revocables.~Es éste otro de los elemen-
TOS característicos de la sociedad anónima y que la distingue fundamentalmen-
te de las colectivas, en las cuales la administración corresponde de pleno
derecho a todos los socios.
La revocabilidad de este mandato significa una garantía de buena ad-
ministración y es indispensable en este tipo de sociedades, en las cuaJes, el
person;¡.l de accionistas puede estar cambiando constantemente; es lógico en-
tonces que los socios tengan derecho a pedir que los administradores sean sus
verdaderos representantes.
Se conocen por el obje1:o a que se dedican.-Según esto, las sociedades
anónimas no tienen razón social y en ello se diferencian de las colectivas,
pero no hay ningún inconveniente para que adopten un nombre dE: fantasía;
por ejemplo: "La Chilena Consolidada".
Sin embargo, ocurre frecuentemente que cuando una sociedad colectiva
se transforma en anónima conserva el nombre de los antiguos socios. Es
esta una corruptela que se ha admitido en la práctica, pero que se subsana
agregando a la antigua razón social de la sociedad colectiva las palabras
S. A. ("Gath y Chaves S. A."). .
Condiciones de fondo.r-El Art. 425 del C. de C., que hace aplicable a
las sociedades anónimas diversas disposiciones referentes a las colectivas, no
menciona para nada el Art. 349 que es el que allá se refiere a la capacidad
para celebrar el contratq. En consecuen.cia, habrá que aplicar la regla ge-
neral; y ello se explica perfectamente desde el momento que el Art. ~{49 es-
tablecía ciertas exigencias con respecto a la muj'er casada y a los menores,
ell atención a la responsabilídad solidaria que los habría de afectar, y como
.aquí no existe esa solidaridad es perfectamente e;<:plicable que no hayan sub-
sistido esas exigencias. '
Auemás, no se requiere entre nosotros la existencia de un número mínimo
de socios para constituir una suciec1ad de este tipo, como ocurre en (\tros país?s
(Francia, Bélgica e Inglaterra, siEte; Argentina, diez; etc); sólo existe Cité:
imposición respecto de las sociedades bancarias, las cuales deben tener por
10 menos cinco socios.
Condiciones de forma.- Las sociedades anónimas sean civiles o comer-
ciales, son contratos solemnes, son las sociedades que requieren mayores so ..
lemnidades para su formación.
- 137---
A este respecto el Art. 426 hace una enumeraCión de las condiciones que
debe reunir la escritura social, pero antes' de analizar estos requisitos debe-
remos detenernos en ciertos requisitos previos que fueron introducidos por el
DJFL/251 , que en su Art. 86 dice: :
"Las. sociedades deberán ser precedidas en su formación por un prospec-
to, folleto o circular, firmado p-or sus organizadores. prospecto que será de-
positado en las _ oficinas d~ la Superintendencia e' inscrito por orden llU-
menco en un . libro que al efecto deberá llevarse en: dicha oficina.
Efectuado el depósito y la inscripción, se' dará al interesado un certificado en
el que se hagan constar estos he.chos. El certificado deberá insertars,e en la
corr·espondienteescritura social. Los Notarios velarán por ·el cumplimiento de
·esa disposición. Cuando a contar desde la fecha del certificado expedido
por la Superintendencia de conformidad con lo prescrito en este Art., hubiera tras-
currido más de dos. afios sin que se ,solicitare la áutorización de existencia
de la sociedad, el certificado y la escritura social en q~e se hubiere insertado
quedarán nulos".
El Art. 87 del mísmo D /FL.. determina las condiciones de este 'prospec-
to, y dice:
"Los prospectos, folletos o circulares a que se refiere el Art. anterior de-
berán cbntener: .
a) El nombre, apellido, profesión y domicilio de los socios organiza-
dores, entendiéndose por tales los que firmen e1 prospecto.
b) El domicilio de la sociedad. .
e) La empresa o negocio que la sociedad se propone y el· objeto de
que toma: su deno'minación, haciendo de ambas una enumeración clara y com-
pleta. ;
d) El capital de la sociedad" .el número y clase de .acciones en que es
dividido, y la forma y plazo en que los socios deben consignar SU importe
en la caja soCial;
e) El valor que se atribuye a las propiedades que constituyen aporte
,de capitales con indicación de los títulos que comprueben su dominio;
f) Una síntesis de los informes periciales acerca de los diversos aportes
no consistentes en dinero;
g) Ei .número de acciones asignadas a los orgáríizadores y 10 que se
destina para gastos y formación de la sociedad; , .
i h) Garantía que se exigirá para desempeñar' los cargos de Director y
el monto de la remuneración.
La letra e tiene especial importancia, pues hay aportes que no consisten
en dinero y a los cuales los organizadores les dan un valor exagerado con
el óbjeto de tener un mayor número de ac~iones; de ahí que la ley toma pre-
cauciones para evitar abusos, exigiendo que se indique en el proyecto el valor
del aporte. '
Con respecto a la letra g debemos decir que los organizadores pueden es-'
tablecer en el contrato sociaL que por remuneración de sus ,servicios, por l~
idea de echar las bases del negodo, recibirán cierto número ,de acciones libe-
radas, es decir, -libres de todo pago. Con esto también se infla el valor> del
.capital social, y de ahí que es necesario que ,se indique desde luego en el
prospecto el número de acciones que, habrá de corresponder a estas perso-
nas en remuneración a sus servicios de formación de .la sociedad.
La ley no exige la publicación de estos prospectos y cumplidos. estos re-
quisitos previos, se procede al otorgamiento de la escritura social.
Volviendo al tema de las solemnidades, podemos decir que ellas se pue-
den reunir en tres grupos: escrHura pública; autorización del Gobierno y for-
malidades de publicidad. .
138 -
Escritura pública.- Como ya lo habíamos a del al). tado, el Art. 426 CUl1tien~
ias menciones que deben hacerse en la escritura social; cabe decir sobre esta
enumeración que ella no es taxativa y que muchas de las menciones allí con-
templadas no son esenciales, pudiendo agregarse otras. que el Art., en refe-
rencia no contempla.
Art. 426: "La escritura de sodedad debe expresar:
1.9 El nombre, apellido, domicilio y profesión de los socios fundaLl0res.
Como en todo contrato, hay que individualizar a las partes contratantes.
Pero la ley habla de fundadores, sin que diga claramente a quienes se entiende
por tales, aunque de este N.Q se desprende que son los que co:;curren a fir-
m2.r la esc~itura social, o sea, la ley los está tomando como contraposición a
aquellOs socios que vienen el. incorpórarse después a la sociedad. En otros
paises se hace la distinción exacta entre los socios y merecen el calificativo
de fundadores los que han tomado la iniciativa del negocio, los que han fir-
mado el prospecto y han llamado al público a ingres,ar a la sociedad; habría
interés en harer esta distinción para los efectos de determinar la responsa-
bilidad, pues esta debería recaer sobre los fundadores en caso de cometerse
abusos; pero como nuestra ley no hace ninguna distinción nosotros no pode-
mos hacerla.
N.Q 2: "El domicilio de la sociedad".
Así como, la anterior, esta mención también es esencial, y tiene gran im-
portancia desde diversos puntos de vista: lugar donde han de cumplirse las
formalidades de publicidad, competencia de los tdbunales, etc.
N.Q 3: "La empresa o negocio que la sociedad se propone y el objeto
de que toma su denominación, haciendo de ambos una enunciación clara y
completa" .
Es esta también una mención indispensable, porque sirve para calificar
la socied~d de civil o comercial y, adernlJ.s, p<;>rque de este objeto se der.iva
s,u nombre y porque él limita los poderes del administrador y de las Juntas
Generales de Accionistas. '
N.Q 4: "El capital de la compañía, el número y cuota de las acciones en
que es dividido, y la forma y plazos en que los socios deben consignar su im-
porte en la caja social".
También es esencial. Tiene una gran importancia el determinar el capi-
tal porque siendo estas sociedades de responsabilidad limitada. es el único
que responde, y, además, porque el Presidente de la -Rep. debe compararlo con
el objeto social para los efectos de conceder o denegar su autorización a la
sociedad.
Según el Art. 442 el capital social debe ser fijado de una manera precisa
e invariable, y no puede ser disminuído durante la sociedad. Se explica psta
disposición desde el momento en que es ese' capital social 1:l única garantía
de qne gozarán los terceros que vayan a contratar con la sociedad. .
El capital de las sociedades anónimas está dividido en acciones que ge-
neralmente son todas de igual valor (en cada acción hay que indicar el nú·-
mero de acciones en que se encuentra dividido el capital).
Además, se permite crear distintas clases de acciones: acciones de capi-
tal y acciones de industria, representativas estas últimas del trabajo per:::onal.
y que confieren unas y otras iguales derechos. .
En cuanto al monto mismo del capital social, nuestra ley no exige un de-
terminado monto, pero eso si que se faculta al Presidente de la República para
no aut{)rizar la existencia de la sociedad cuando el capital no guarda relación
con d objeto. (Para las sociedades de seguros se fija un límite, mínimo ljll(>
luego veremos).
- 139
. Existe también completa libertad en lo que se réfiere al valor de las ac-
dones: nuestra ley no exige que el fracCionamiento se haga e:1 cierta forma.
de mndo que las acciones pueden tener el valor que .los socios estimen conve-
nientE'. A este respecto existe una diferencia entre las sociedades anónimas y
las sociedades en comandita, en ·las cuales el fraccionamiento excesivo pue-
'de ser perjudicial para las personas de escasos recursos que se ven tentaflaR
a ingresar a ellas.
N.? 5: "La época fija en que deben formarse el inventario y balance, y
acordarse los dividendos".
Cuando hablemos de las juntas de accionistas veremos que ellas pueden
ser ordinarias o extraordinarias. Las ordinarias se verifican al final del ejer-
cicio social y su misión principal es recibir las cuentas· de los administradores,
nomb'rar a estos y acordar los dividendos o cuotas que dentro de las utilida-
des líquidas ,se distribuirán entre los soc~os en consigeración a sus aportes.
Pues bien, lo único que la ley exige es que se forme este inventario y balance,
sÍn Íadicar la época del año en que deban verificarse; pero, en todo ca~o,'
debemos adelantar dt;sde luego que. en ningún caso puede transcurrir entr~
. uno y otro balance un período mayor de Un año, sin que exista ningún in con-
venien'te para que se adopten períodos más cortos (es corriente que se hagan
balances sem~strales).
N.Q 6: '''La. duración de la compañía".
Tiene esta mención respecto de, este tipo de sociedades una especial im-
portancia, porque a virtud, del Art. 431 no es posible el establecimiento de
!lna s'Üc,iedad anónima por tiempo indefinido, salvo que la empresa que se pro-
ponga tenga por su naturaleza Íímite fijo y conocido. Como vemos, tampoco
señala la ley ,aquí un plazo máximo para la duración de la soc,iedad, lo único
que exige es que se señale su duración. (En otros países s,e fija un plaz,Q má-
ximo). A este respecto hay particularidades en lo que se refiere a las empre-
sas bancarial1, las cuales sólo puedente,ner la duración que indica la Ley
General de Bancos.
N.Q 7: "El modo de la administración, las atribuciones de .los adminis-
tradores y las facultad.~s que se reserve la asamblea general de accionistas".
Si bi~n esta men,ción no es de car~cter esencial, sálvo .en lo que se refie-
re al nombramiento de los administradores, tiene sin en'lbargo una grarl im-
portancia práctica debido ,a, la deficiencia del Código. en la reglamentación
de esta materia y por las múl\tiples dificultades que puede¡;¡ presentarse durante
el :funcionamiento de la sociedad si no está establecida en Ja escritura social
la forma de administración. En consecuencia, toda proligidad será poca, por-
que de cometerse deficiencias ellas serán muy difíciles de salvar recurriendo al
sistema del Código, tanto en lo que se refiere a la forma de administración:
como a las juntas generales de accionistas (fechas de reunión, quorum para
sesionar, ~mayoría necesaria para adoptar acuerdos) fa~ultades de las juntas
ordinarias y extraordinarias, derecho a voto de 'los acciQnistas, etc.).
N." 8: "La cuota de los beneficios que debe quedar en las arcas de la
compañía para· formar UlJ fondo de reserva".
. Como en estas sociedades la responsabilidad de los socios queda limi-
tada al haber social, se hacía necesario tomar algunas precauciones obligandQ
a toda, sociedad anónima a constituir 'un fondo especial de reservas, distinto
al de su capital, destinado a cubrir los défidts que se pudieran produr.ir co-
mo consecuencia de malos negocios.
Este' es el fondo de reserva legal, obligatQrio a toda soci€'dad anónima;
pero, a más de este fondo de reserva legal, pueden constituirse fondos de re,.
serva adicionales, destinados él otros objetos; como por ej.: fondo püra ffltu-
ros dividendos (destinado a repartirse entre los socios cu~ndo la sociedad no
- 140-
tenf,a utilidades y que se forma con utilidades obtenidas en ejercicios ante~
riorps), el fondo para fluctuaciones de valores, el fondo de eventualidades, ptc.,
Nada decía la ley acerca del monto del fondo de reserva legal ni de la
manera de formarlo, salvo la disposición del Art. 433 qúe permitía al Presi-
dente de la República' negar su autorización a la sociedad cuyo fondo fuera
muy bajo, pero el Art. 106 del D.C.FjL 251 ha llenado este vacío del Cóld!go
disponiendo en su Art. 106, lo siguiente:
"Las sociedades .anónimas destinarán de las utilidades de cada ejercicio
una cuota no 'inferior al 5% .de ellas para formar el fondo de reserva IC'gal,
cl~yo monto será igual a lo menos al 20% del capital social".
N.9 9:. "El déficit del capital que debe causar l.a disolución de la su-
ciedad".
Esta mención no es esencial ni obligatoria, 'porque el Art. 464, suplien-
do el silencio de las partes, dispone de un déficit de un 50'70 del capital soda!,
acarrea la disolución forzosa de la sociedad. No podrán los socios, por COn-
siguiente e.,tipular que la sociedad se disuelva cuando las pérdidas alcancen
a una suma superior a este 50%; pero si podrán ser más rigurosas que la
ley, o sea, podrán estipular que la sociedad se disuelva cuando las pérdidas al··
cancen a una suma inferior al 50% del capital, y es muy frecuente encontrar
en las sorjedades anónimas cláusulas en este sentido.
N.Q 10: "La forma en que deben hacerse la liquidación y división de los
haberes sociales, llegado el caso de la disolución".
Habrá, entonces, que indicar quienes serán los liquidadores, sus faculta-
des. etc. No es esta una mención esencial, porque la ley suple el silencio de
las partes disponiendo en el Art. 460 que, a falta de una cláusula expreS:l la
liquidación la hacen los administradores; sin embargo, lo más frecuente ~f.'lá
que en la misma escritura social se determine la forma de liquidación y el nú-
mero de liquidadores.
N.Q 11: "Las enunciaciones que contienen los números 10 y 12 del Art.
352", o sea, si las diferencias entre los socios se van a someter a arbitraje y los
demás pactos .que estos' acordaran. .

Autorización del gobierno:

Art. 427: "Las sociedades anónifnas existen en virtud de un decreto del


Presidente de la República que las autorice. '
Esta autorización es igualmente necesaria para modificar sus estatlltos,
para prorrogar las sociedades que se constituyen por tiempo determinado, y
para disolverlas antes del término determinado ·0 fuera de los casos. previstos
por la ley".
Es esta una restricción uniea en el Derecho Privado puesto que este C0n-
trato que es de D.Q Privado debe verificarse con intervención del Presidente de
Ja República.
Para obtener esta autorización debe presentarse una solicitud al Supre-
ino Gobierno, solicitud que se. tramita por intermedio del Ministerio de H:t-
.cienda. Al respecto, el Art. 428 declara:
"No se dará curso a ninguna solicitud para la formación de una com-
pañía, si no fuere firmada por un número de suscriptores que llene la tercera
parte al menos de las acciones en que se divida el capital, y acompañada de
un testimonio fehaciente de la escritura y estatutos sociales aprobados en
junta general de suscriptores".
Como vemos, no es necesario que estén colocadas. tudas las acciones en
que se diVIda el capital social: basta que es.té colocada la tercera parte de
ellas, aunque no se haya pagado efectivamente el capital que r('presentan.
- ' 14;1 -
(S~ entiende que una perSOi¡a, suscrib¡;: una acción cuando se C'oillpromctea
tomar parte en una socieda.d, cl!alqtÍiera qile ílea su aporte).
, Tampoco, es de rigor que la solicitu.d sea Hrmada por todos los suscripto-
res, basta con R,ue ,esa solicitud sea' firmada -por esa misma tercera: parte;
y lO l11á~ corrienteser¡1 que ella vaya firrnada y sea tramitadíl por una per-
sona conocida a la cual se le ha ,confeddo' poder en la escrltura' para que' tra-
mite la autorización' gubernativa y p1ua que haga todas, las gestiones nece-
sarIas hasta dejar defínitivamente constituída la sociedad.
Tenemos, entonces,' que basta que esté suscrita 'la tercera parte de las,ac-
ciones y que la solicitud vaya ,firmada' por este mandatario.
Presentada la solicitud al Ministerio de HaGienda, éste' la envía pidiendo.
informe a la Superintenden'cia de Sociedades Anónimas, la cual e,xamina 19.<;'
condiciones de la empresa tanto en su aspec·to legal como económico. Antes
de la. creación' de esta oficina, dictaminaba sobre estas solicitudes el Corisejo
de Defensa Fiscal,' pero éste' se limitaba casi exclusivamente a estudiar el as-
pecto legal y difícilmente podía extenderse a la parte económica del negocio.
. Cuando recién se creÓ la Supefi'ntendenda de las Sociedades Anónima.s, se
conti:1uó enviandp los an1ecedenfes al C:;:onsejo de Defensa Fiscal; pero la
existencia de ,dós organismos informantes sólo servía para demorar la tra-
mitación, porque frecuentemente' estos dictámenes' eran· C'ontradictorios, y es
por esto que se prefidó que sólo fuera la Superintendencia la llamada a 'eva-
cuar un sólo informe." ,
Como ya lo hemos adelantado, este informe no sólo analiza el aspecto
legal de la cuestión sino también .su aspecto eco.nómico, y la Superintende~cia
, antes de emitir s,u dictamen debe tener' muy presente las reg1.asgenerales y
muy amplias indicadas en los Arts. 429, 430y·431 del C. de C., que di~en:
Art. 429: "Se prohibe autorizar la fundación de sociedades a!'!ónimas
'contrarias al orden público, a',las leyes 0, a las buenas costumbres".
Esta sola di.sposición nos. está revelando la amp1it~d de la ,apreciación
personal d~ que goza el Presidente de la República y la" Superintendencia, por-
'que bastará que exista algo ilegal o algo contrario a las bue:1:as co,stumbres
para que se le niegue la autorización a una soci~dad anónima en formación.
Art. 430: "Así mismo se prohibe la ,autorización cuando, del examen de
la escritura sociai aparezca que el capital creado no es. efectivo. o que no
está suficientemente asegurada su realización, o que no es prop'orcionaño a
, la múgnitud de la empresa, o que el régimen de la sociedad no ofrece, a los
accionistas garantías de buena administración, los' medios de vigilar las ope-
raciones de los gerentes. y el derecho de conocer e·l empleo de los fondos so-_
ciales" .
Art. 431: "No será autorizado el establecimiento de una sociedad anó-
nima por tiempo indefinido, salvo que la empresa que se proponga tenga por
naturaleza límites fijoos y conocidos".

Resoluciones del Presidente, de la República acerca de 'la, solicitud.

Una vez devueltos los antecedentes del Ministerio' de Hacienda con el in-
forme respectivo, el Presidente se pron,uncia sobre la solicitud por medio de
un Decreto, que puedeádoptar tres' formas' distintas: l.9 Negando la autori-
zación; 2.?exigiendo ciertas modificaciones.; o 3.9 concediendoJa autorización.
U El Presidente puede negar la autorización. A este 'respecto podemos
decir que goza 'de facultades priv,ativas que no tiene ninguna otra autoridad,
pues contra. est1:i resolución denegatoria no cabe ningúnrecu'rso, ni admi-
nistrativo ni judicial. Solamente este decreto debe 8¡er motivado (Ad. 439).
- 142-
2.Q El Presidente puede exigir modificaciones para conceder la autori-
zación. Así por ej., podrá considerar que hay algún vicio, podrá exigir qile
se completen los estatutos en determinado sentido, podrá pedir que se agre-
gue una disposición, podrá encontrar insuficiente el monto del fondo de re-
serva, etc. Generalmente es la misma Superintendencia la que insinúa estas
mOdificaciones, las cuales, una vez puestas en conocimiento del intere~arto,
deben incluirse en una nueva escritura pública que reemplaza a la primera y
a la' cual deben concurrir la unanimidad de los suscriptores. Se requiere una-
nimidad, porque la sociedad aún no está formada, y sólo una vez produddo
esto, es posible la adopción de acuerdos por resolución 'de mayoría; pero como
el ottener esa unanimidad puede ser a vcces un poco difícil, es corriente que
se confiem poder para estos efectos a la misma persona a quien se había en-
'~argado la trami,tación de la solicitud, para que acepte por sí solo - en re-
presentación de los accionistas - las modificaciones- que pudiera exigir el
Presidente de la Répública para autorizar la existencia de la sociedad.
3.Q Por último, cuando el Presidente de la República no encuentre repa-
ros que hacer o estima que se han cumplido todas las furmalidadesexigidns,
puede dictar el decreto de autorización de la sociedad, teniendo presente lo
dispUl.'slto en el Art. 433 del C. de C., que dice:
"La autorización contendrá siempre la condición de ser efectiva, dentro
del plazo que ella señale, la cuota del fondo social que el Presidente de la Re-
pública juzgue necesaria para que la sociedád comience sus operaciones y
pueda colocar las acciones con que haya de completarse el capital ~ocial.
Contendrá también la fijación de la cuota de los beneficios sociales que
deba je"tinarse para la formación. del fondo de' reserva, toda vez que no haya
side hecho en los estahltos o que la cuota designada sea insuficiente a juiclC!
del Presidente de la República.. .
El valor de las acciones de industria y privilegio no se tomará en cuenta
para determinar la cuota de que habla el inc. 1 de este Art.".
Según esto, la autorización es condicional porque debe~ llenarse previa-
mente los siguientes requisitos:
a) Desde luego, el decreto deberá fijar un plazo dentro del cual deba
completarse la suscripción del capital social (6 meses, 1 año, etc.), ya que se
precisa la suscripción de todas las acciones a fin de que exista realmente el ca-
pital social que ~e anuncia a terceros y a los primeros suscriptores. (Es evi-
dente que esto no tendrá lugar cuando desde el comie~zo estén tomadas to-
das las acciones).
lJ) En segundo lugar, el decreto de autorización deberá establecer otro
plazo, que puede ser el mismo del caso anterior, paTa que dentro de él se
complete una parte del valor de las acciones, el necesario para iniciar los
trahajos.
Nuestra ley no ha exigido, como lo hacen algunas legislaciones extran-
jeras, que al tiempo de firmarse la escritura se pague una parte del valor de las
acciones; lo único que exige es que el Presidente indique en el decreto un pla-
zo dentro del cual deba completarse ese capital.
Esta 'exigencia s,e explica por sí sola. No basta que la sociedad se anuncie
con un capital nominal determinado; quiere la ley que desde que la sociedad
comienza a funcionar tenga Un' capital más efectivo que sea una garantía para
los accionistas y para los terceros. Parece que habría esta:lo más de acuerdo
con <!ste propósito el exigir la realización de la totalidad del capMal social;
pero ello habría signifi.cado ir demasiado lejos, porque puede suceder que la so·
ciedad no, necesite todo su capi:tal desde el primer momento y aun más, pueda
serie II1cO:1Veniente si encuentra dificultades para invertirlo.
- 143-
En todas las legislaciones extranjeras ,encontramos iguales exigencias,
pero allí es la misma ley la que señala la cuota que debe enterarse y ello debe
hacerse al tiempo mismo de suscribirse las acciones u .otorgarse la escritnr?
social. Disposiéiones en este sentido encontramos en nuestra legislación con
respecto a las sociedades" en comandita, en· las cuales no se requiere autoriza-
ción gubernativa para su formación, pero no quedan definitivamente consti-
tuídas sino después de ISUS<;rito todo el capital y de haber entregado cada
accionista al menos la cuarta parte del importe de sus acciones. (Art.. 493 '
inc: U). ' .
Otra especialidad existe en las sociedades anónimas bancarias, con' res-
pecto a las cuales se exige que se pague de inmediato el 500'1c del, capital so-
<;ial y el otro 50% después de un año de la fecha de la escritura social.
P!.jede todavía el Presidente de la -República en el decreto de autorización
imponer otras condiciones. Así por ej., podrá pedir que seaument'e la c!lota
de beneficio destinada a formar el fondo de reserva legal, etc. Pero; no obs-
tante la dictación de este decreto, no puede todavía, decirse que la sOCÍecad
esté legalmente constituída como persona jurídica: habrá que' cumpJirprevia-
mente con ciertas finalidades de publicidad parecidas a las que 'vimos respecto
de, las sociedades coleotivas comerciales y de las cuales noS ocuparemos más
adelante.
, Una vez acreditado el cumplimiento de las condiciones impuestas en el
decreto de autorización, puede el Presidente de la República dictar un segun-
do decreto llamado de instalaciól,n legal die la sociedad, en el cual 'declar;a 1~­
galmente constituída a la sociedad y le señala un plazo dentro del cual debe
comenzar a funcionar. (1). . .
Art. 434: "Justificado que exis,te en la caja social la cuota a que se re-
fiere. el inc. 1.<> del Art. anterior, el Presidente de la República expedirá un
decr~to en que declarará que la compañía, s.e halla legalmente instalada y Se-
ñalará ·el plazo en que deba empezar sus funciones".
Tramitación más br.eve.- Toda la tramitación a qtle hemos aludido pue-
de abreviarse obteniendo de una vez, en un mismo decreto, la autorización'
y la declaración de que la soc1edad está legalmente instalada. Esto ocurrirá
cuando al tiempo de otorgarse la escritura social esté suscrita la totalida~~ de
las rtcciones, s,e haya pagado todo el capital 'o una parte considerable de él,
se haya destin<tdo una cuota para formar -el fondo de reserva legal, etc.
En este -caso, bastará hacer presente todo esto al presentar la solicitud
de autorización, para que desde el momento d.e dictarse ese único decreto y
una' vez cumplidas las formalidades de publicidad, pueda considerarse a la
socie'dad como persona· jurídica.

Formalidades de publicidad:

Son, como en las sociedades colectivas: escritura pública, cartel y publica-


ciones. En principio las formalidades son las mismas pero se diferencian en
muchos detalles. .
Art. 440: "Denitro de los 30 días siguientt;s a la fecha en que se expic!a .
la autorización, el decreto que la concede y la escritura y estatutos sociales.
serán" inscritos en el registro de comercio .correspondiente al domicilio de la
sociedad, y Jijados y publicados jntegramente (no e;1 extracto, como ocurre
en las so~ieda.des colectivas) en los lugares, en la forma y por el· mismo tiem-

(1) . La jutisprudencia uniforme dé -los Tribunales.· ha establecido. que sóíQ desde


.este momento existe la sociedad como persona jurídica.
po que designa el Art. 355. Los expresados decretos, escrituras y c3tatutos
ser¿n también publica,dos en el Diario Oficial; sólo el decreto que concede
la autorización 10 será en el Boletín de las leyes.
Las escrituras en que se reformen o modifiquen el contrato y estatuto, o se
acuerde a continuación de la sociedad después de expirado el plazo estipula-
do, y el -decreto que las apruebe, serán también inscritos, publicados y fijados
en los t~rminos prevenidos.
Quedan aSÍmismo sujetas a las formalidades de la inscripción, fijación
y publicación las escrituras de disolución anticipada de la sociedad".
El plazo para cumplir esta formalidad es un plazo fatal y, a virtud de
10 dispuesto en el Art. 425 que hace aplicable a las sociedades anónimas la
disposición del Art. 358 referente a las colectivas, el cumplimiento tardío de
las solemnidades prescritas, la ratificación expresa y la ejecución voluntaria
del contrato no 10 purgan del vicio de nulidad'. Sin embargo el Art. 109 del
D.C,F /L 251 modificó a este respecto la doCtrina del C. de C., y consignó una
nueva regla que a. juicio del señor Palma es perfectamente inconveniente y
absurda dice así:
Art. 109: "No obstante 10 ,dispuesto en el Art. 440 del C. de C., la ins-
cripción, fijación y publicaciá'n de la escritura de sociedad o prórrngn de
ella y de los decretos respectivos de autorización y aprobación, podrán efec-
tuarse con posterioridad a los plazos establecidos en dicho artículo y surti-
rán todos sus efectos si hasta ese momento no se hubiere p~dido judicialmente
la declaracióri de nulidad.
Igualmente, podrán efectuarse con posterioridad a.l05 plazos señalados en
el Art. 440 ya citado, la inscripc'ión, fijación y publicación de las escrituras
de modificación de los estatutos, disolución anticipada de la sociedad y de
los respectivos decretos supremos, entendiéndose, de acuerdo con las leyes
generales, que las modificaciones como la disQlución anticipada sólo entr:uán
a regir después de cumplidos dichos trámites",
En realidad, esto equivale a abolir esos plazos, porque se autoriza para
cumplir con las forma1idades cuando se quiera después de constituída la so-
ciedad, siempre que no se haya entablado acción de nulidad; con 10 cual se
deja a los terceros en una perfecta incertidumbre acerca de la existencia o
inexÍstencia de la sociedad.
Respecto del decreto de instalación, contiene nuestro Código un verda-
dero vacío, porque todas las formalidades que hemos señalado sólo deben
cumpHrse respecto del decreto de autorización, sin que nada diga la ley acerca
de si también deben cumplirse respecto del decreto de instalación. En conse-
cuencia, el que quiera comprobar si la s9ciedad está definitivamente instala-
da deberá ·averiguar previamente si se ha dictado el decreto de instalación y,
por eso, será de mucha utilidad práctica anotar el dato de este decreto al mar-
gen de la inscripción del decreto de autorización.
Como ya lo sabemos el decreto de autorización es condicional. Podríamos
preguntarnos entonces, ¿qué situación se produce si dentro de los plazos en
él fijado no se cumplen las condiciones impuestas? Sencillamente caduca la
, autorización; sin embargo, el Art. 435 autoriza al Presidente de la República
para conceder prórrogas, y dice:
"Vencido los plazo.s indicados en los dos artículos precedentes sin ha-
berse realizado la cuota mencionada, o sin haberse completado la s·uscripción
del capita( social, o sin haberse principiado ·las operaciones de la sociedad, la
autorización quedará sin efecto, n menos que en 'el primer caso el Presidente
de la República disminuya la cúota, o que en el segundo permita a la soC'ie-
dad r~ducir el capital fijado, o que en el tercero le conceda una prórroga".
- 145-
Este artículo ha sido completado por el 92 del D.C.F /L 251, que contiene
una disposición muy conveniente. El C. de IC., no ,tomaba ninguna medida para
dejar establecldo de un m:odo inalterable que. haBía caduca,do la autorizé).cié·n
por .no haberse cumplido esas formalidades dentro de los plazos señalados, y
con ello se creaba una' situ.ación de incertidumbre. Para o'bviar estos incon-·
venientes el Art. 92 ha dispuesto:
"En cualqui,era de los casos a que se refiere el Art. 435 del C. de C., o
cuando las acciones se reunieren en manos de una sola per.sona o se vencie-
re el plazo de.duración, sin haberse solicItado oportunamente su prórroga, el
d.irectorio consignará es'te hecho por escritura pública.
Una copia de dicha declaración, como as! mismo una copia de la declara-
ción a que se refiere el Art. 464 del C. de C., serán remitidas a la Superinten-
dencia.
Todas estas declaracion'es serán publicadas ~n el Diario Oficial por una.
vez y por tres en un diario del domicilio social, debiendo ser inscritas en el
Registro de Comercio que corresponda".
Hay que contemplar todavía otra situación: puede ocurrir que la socj'e-
dad no llegue a constituirse definitivamente, porque el Presidente le negó au-
torización o porque, una vez dada esta, se negó a diCtar el decreto de. imsia":
¡ación, y que, entre tantó, se hayan causados diversos gastos (tasaciÓn .de los
bienes, escrituras, publicaciones, etc.); ¿quién debe ,soportar estos gastos?
Como la ley nada decía, generalmente se los repartía entre los ,accionistas;
pero el D.F /L vino a establecer una regla a:1 respecto, yen' su Art. 91 dijOi
expresamente:
"Los gastos practica<;los por lo.s organizadores de una sociedad anóni-
ma que no llegar'e a. obtener su instalación legal, serán de exc1usiv.o cargo de
ellos sin carg(l alguno de los accionistas":
De las modificaciones.- Sobre e.1 par'Íicular el ArL 440 contiene una dis-
posición análoga a la que vimos respecto a las sociedades col~ctivas en el Art.
350; inc. 2. 9 , pues dic'e:
"Las escrituras en que se reformen o modifiquen el contrato y,estatuto, o
se acuerde la continuació.n de la sociedad, después de expirado el plazo esti-
pulado y 'el' decreto que las apruebe, serán también inscritos, publicados y
fijados en los términos prevenidos".
De la revocación.- ,Conforme al Art. 437, la autorización dada por el P.
de la R. puede ser revocada por inobservancia o violación de los, estatutos.
Los accionistas y terceros en tal. caso podrán demandar a los administradores
la indemnización de los perjuicios q'ue les hubieren causado.
este decreto de revocación 'está sujeto a las mismas formalidades del de-
creto de autorizaciqn, en conformidad a la regla establecida en el Arf. 355, y
los administradores que omitieren el cumplimiento de estas .formalidades de-
berán pagar una 'multa de mil pesos.
El D/F /,L 251 ha venido a agregár una nueva disposición sobre l¡¡, ma7'
teria, y' en su Art. 83 letra K faculta al Superintendente de sociedlldes'anó,ni-
mas para pro·poner al Presidente de la República la revocación de lq. autori-
zación de la existencia de sociedades en los casos pr~vistos por la ley o cuan.,.
do de las investigaciones que se practiqUen resulte que .la adminishaciónse ha
llevado. en forma fraudulenta o manifiestamente descuidada. .
No ha exigido la ley que este. decreto revocatorio sea publicado en el
Diario Oficial, pero en el' hecho así sucederá siempre debido a' que todos los
decretos del Gobierno. son publicados en este periódico. .
Sanción por el incumplimiento de, eSltas formalidades.:- Sobre el parti-
cular. el Art. 441 contiene una disposición análoga a la que vimos respecto
de jas sociedades colectivas en el Art. 3~7, pues dice:
146
441: "La omlSlOn de la escritura social o la de cualquiera de las solem-
nidades establecidas en los Arts. 427 y 440 produce nulidad.
Los accionistas que directa o indirectamente tomaren parte en adJninis-
traci()!J de la sociedad que 'no hubiere cumplido esas' solemnidades, serán ·con-
siderados socios colectivos, y como tales responderán solidariamente de la¡:
obligaciones' contraídas a favor de terceros".
En cuanto al carácter de esta nulidad y a sus consecuencias, nos remi-
timos a las explicaciones que entonces dimos sobre esta materia; ya que, se-
gún el Art. 425, son aplicables a l'as sociedades anónimas las dis.posiciones
de los Arts. 358, 359, 360, 361 Y 363, que son los que reglan esta materia en
las colectivas.
Sin embargo debemos tener presente esta diferencia fundamentaL mien;-
tras que en la colectiva, a pesar de la nulidad, los socios responden solida-
riamente ante los terceros por las obligaciones sociales; en las anónimas esta
responsabilidad solidaria sólo afecta a los que tenían en sus manos la admi-
nistración de la sociedad, conservando los demás socios no administrarlnres
su responsabilidad limitada. (Cabe observar que el Art. 425 no hace referen-
CÍa al 357 que es el que establece ese principio).

FORM..t\CION DEL CAPITAL SOCIAL.

En' la!! sociedad,es anónimas, lo mismo que en cualquier otra sociedad, el


capital está constituido por los aportes de los socios.
Invariabilidad del capital social.- Establece este principio el Arí. 442.
según el cual, el capital social debe ser fijado de una manera precisa e inva-
riable y no puede ser disminuído durante la sociedad.
Según esto, el capital sólo puede ser aumeutado por reforma de los es-
tatutos. Con las ganancias se podrán formar fondos de reserva, pero no au-
mentar el capital social.
Asímism6, '!a ley prohibe la disminución del capital por acuerdo de los
socios; y se comprende la razón de ser de esta disposición, desde el momento
que la única' garantía con que cuentan los terceros acreedores es el capital
social. Puede el capital disminuírse por las pérdidas sociales, pero para bl
caso la ley ha dispuesto en el Art. 464 que si estas pérdidas llegan a absorber
el 50% del capital, la sociedad debe disolverse.
El D.C.F/L 251 ha venido a modificar estos principios y ha dispuesto e!l
su ArL 96:
"Las sociedades legalmente instaladas, tengan o no completo su capital
autorizado, podrán disminuirlo por vía de la reforma de sus estatutos.
Sólo podrán autorizarse las disminuciones del capital, previo informe de
la superintendencia y siempre que aparezca que la parte del capital qt!e se
trata .de disl1}inu i r es innecesaria para los fines sociales".
El 1egi~ladol se ha visto obligado a establecer esta excepción porque ha
visto que hay casos en que no es necesaria la totalidad del capital. Puede l¡ue
la socie:dad haya tenido buen éxito, de manera que sólo una parte de su ca-
pital sea necesaria y suficiente para continuar el objeto sociaL
Las demás legislaciones también contemplan este principio, pero actop-
ian algunas precauciones y' exigen reJorma de los estatutos. Entre nosotros
.ocurre lo mismo, pues toda reforma de estatuto tendrá que hace'rse en la for-
ma que ellos mismos o la asamblea o junta general lo diSlponga, debiendo
cumplirse además con 'las formalidades de publicidad que vimos al tratar de
!a const:iución de la sociedwd.
- 147-
Diversas formas de hacer la reducdón del capital social.

, Puede hacerse esta reducción eximiendo a los socios de su obligación del,


pago total de la acción. Puede ocurrir que al constituirse la sociedad se pa-
gue sólo un 3D % del valor de las acciones y que después se considere que
lo que ya :se ha pagado es suficiente; en, tal caso, se puede acordar la reduc,..
c¡ón del capital nominal o autorizado al monto del capital pagado y este
aCl!erdo, aprobado por la junta general de accionistas y por el Presidente, se
cumplirá liberando a los accionistas por ,la parte del valor insoluto y recl.u-
ciendo el valor nominal de las acciones. .
El Ban,code Chile redujo su capital en esta forma. Primitivamente tenía
un capital nominal de 200 millones y un capital pagado de 100 millones (valor
nominal ¡de las acciones $ 200 Y valor pagado $' 100). Pues bien, cuando la
ley de Bancos le fijó un plazo para completar el capital, como ello se estima-
ra innecesario, s-e optó por reducir el capital nominal al monto del capital pa-
gado. ..
También se podría, hacer esta reducción ,devolviendo a los accÍonistas
una parte del vallor de sus acciones, en el caso de que éstas estuvieren total-
mente pagadas.
Otra forma práctica y común de' reducir el mon to' del capital tiene cabida
cuando, se trata de ajus,tar el valor ¡de éste al activo de la sociedad. Puede
ocurrir que la sociedad haya experimentado pérdidas. a eonsec,:uencia de malos
negocios; en este caso, a fin de ajustar el valor dei capital a 1a\ situációl1 real,
se puede r~ducir su valor nominal sin necesidad de reembolso alguno para
los socios y sin que .tampoco se los libere de responsabiliéiaid. .
I'nsistimos en que todas estas redueciones ,no pueden hacerse sino por
via de la reforma de los estatutos.
Conviene señalar también a algunos procedimientos ilegales por los cua-
les -se puede llegar a disminuir el capital social.
Uno' de, estos medios. es la compra por las sociedades de sus propias ac-
ciones, A veces estas operaciones se hacen con fines correctos; pero, por {o
, general, se hacen con filles de especulaciÓ'n' y para provocar alzas en el va-
lor de las acciones por medio de una mayor demanda de ellas.
Esta compra de acciones hecha con el capital de la misma sociedad, sig ..
ni.fica la violación de dos principios: 1.9 importa una disminución del capital
de la sociedad, en tanto a cuanto asciende el valo~ de la acción comprada; y
2.v importa una restitución anticipada de los aportes hechos a la socie/dad.
Todo ,lo que decimos sólo tiene aplicación en el caso de que la compra
se haga con el capital social; y no podría decirse 10 mismo si' la compra se
hiciera con otro .fondo, como por ejemplo los fondos de reserva. Sin embargo,
aunque así fuera, esto presentaría ciertos inconvenientes por los abusos a
que puede prestarse, y es por eso que todas las legislaciones extra.'njeras con-
tienen disposiciones tendientes a impedir las compras por las sociedades dt'
sus propias acciones. '
Entre' nosotros, esta situación ha sido prevista para todas las sociedades.
anónimas en el Art. 103 del D.C.FfL 251, que d i C e : ' .
."Una sociedad anónima sólo podrá adquirir para sí sus propias acciones.
cuando, previa autorización de una asamblea general extraordinaria de a<.'-
cionistas y el visto bueno de la Sup~rintende:ncia, la ~dquisioión se hag:i COn
las utilidades líquidas o con fondos especiales que no· ,sea el de reserva".
Otra operación que produce la cons,ecuencia de disminuir el capital 80-
eial es la repartición de dividendos ficticios, que no tienen. base en utilidades
efectivas de la empresa y que se extra.en del f()TIIdo social. Esta operación se
hace frecuentemente con el objeto de aparentar una prosperidad que no exis-.
continuar
ir atrás
- 148-
te y ha sido causa de la ruina de mucl)as sociedades, entre ellas el Ba!1co Es-
pañol de Chile, y significa una violación al principio establecido en los Arts.,
442 del e de e, y 96 del D.F IL 251. .
Art. 442: "El capital social será fijado de una manera precisa e invaria-
hle, y no podrá ser disminuído durante la sociedad".

DE LAS AOCIONES DE LA SOCIEDAD ANONlMA.

Concepto, características y elementos esenciales.

La palabra acción está tomada en la ley en una doble acepción }.Q Se da


este nombre a .Jos derechos que el accionista tiene en la sociedad; así, se dice
que un accionista tiene tantas acciones. 2.Q Se toma también en el sentido cel
título mismo, y así' se dice: esta acción representa tanto valor.
La ley no ha definido la acción, quizás con el objeto de evitar que des-
pljés, en la práctica, pudieran idearse otras combinaciones que sirvieran para
burlar la ley. .
Desde luego, no puede decirse que acción es la parte de un socio en la so-
ciedad, porque ello sería definir la cosa por la cosa misma.
Tampoco puede considerarse como elemento esencial en todas ellas la
igualdad, .porque no lo exige la ley la cual sólo dice que el fondo social SI?
dividirá en acciones y éstas en cupones (445).
La acción tiene importancia, en primer lugar, para fijar los ,derechos de
los accionistas en cuanto al voto y en cuanto a la participación e~ las utili-
dades. (En algunas sociedades 'anónimas chilenas suelen crearse acciones d?
distinto valor).
Podría también creerse que el rqsgo característico de una acción es la
limitación de la responsabilidad jurídica del socio; en realidad es ést~ un ele-
mento de valor, pero no el único ni el más importante, pues hay otras socie-
dades en las cuales la responsabilidad también es limitada pero sin que se
pueda hablar de la existencia de acciones. (Nos referimos a las sociedades en
comandita simples y a las sociedades de responsabilidad limitada de reciente
creación).
En realidad, lo que viene a caracterizar a la acción, además Ide la limita-
ción de la responsabilidad, es la negociabilida¡d de los derechos que confiere,
y es por este objeto que se les da a los socios títulos distintos de l~ escr~ttlra
social. .
Al tratar de las sociedades colectivas vimos que esta cesión era algo anor-
mal y que ella debía hacerse cumpliendo con muchas formalidades. Acá en
las anónimas esto es 10 normal y lo corriente y se hace en forma sencilla, y
es precisamente esta negociabilidad de los derechos 10 que ha obligado ;l in-
tervenir a las autoridades gubernativas

Derechos que confiere la acción-

Los derechos de los accionistaS pueden resumirse en los siguientes: l.?


Tomar parte en la distribución de los dividendos;, 2.Q Tomar parte en la dis-
tribución del capital, una vez disuelta la sociedad; 3.Q Tomar parte con voz y
voto en las asambleas de accionistas; y 4.Q Ceder libremente sus derechos.
}.Q Tomar parte en los dividendos.- Es esto una condición general de
toda sociedad, y ,si sé privara a un socio de la participación en los beneficios
no habría sociedad. Sin embargo, en los mismos estatutos puede romperse
la ¡'gualdad de los accionistas estableciérudose la emisión de acciones privile-
- 149-
giadas, o ,sea, acciones que confieren a sus tenedores derecho 11 pagarse pri-
mero con las utilidades obtenidas.
En cuanto al monto del capital la ¡ley exige que se fije en forma precisa .
en los estatutos, pero no pone límites, autorizando sí al Presidente de la Re- .
pública para .no autorizar la existencia de una" s'Ociedad anónima cuyo capi-
tal considere insuficiente. Sin embargo, hay casos en que· la misma ley se-
ñala un mínimum de capital, y así tenemos la ley sobre sociedades bancarias-
que establece como capital mínimo" un millón de pesos, s,úsceptible de aumen-
to se&ún la población de la ciudad en que se establece, (20 a 100 mil habi-
tantes, capifal mínimo: 2 millones; más de .100 mil hab., capital mínimo: 5
millones, etc.). Algo parecido ocurre respedo de las sociedades anónimas de
seguros, las cuales deben contar con.un, c.apital mínimo' de $ 900.000. "
2.Q Tomar parte en la disltribución del' c.apitaI, una vez disuelta la sociedad.-
Este derecho no es esencial como el anterior, porque hay acciones .que no 10
confieren (las acciones de industria, por ej.). Tampoco confieren este derecho
las acciones liberadas que se dan a los socios fundadores .de la sociedad en
remuneración de sus servicios. .
Sin embargo, no hay ningún inconveniente para que pueda estipularse
expresamente en los estatutos que estas acciones tomen parte en la distribu-
ción idel capital. .
3." Tomar parte con voz y voto en las asambleas de acciouistas.- Es en
estas asambleas donde los acdonistas ejercen principalmente sus facuHades
administrativas y, en una palabra, es en ellas donde se toman, todos los acuer-
dos referentes a la marcha de la sociedad.
En principio, todo accionista debe tener. derecho a participar en estas
asambleas, pero es corriente que se subordine esta facultad al Gumplimicnto
de ciertas condiciones, como' por ej., ser tenedor de Un' número' determinado.
de acciones, y oomo en Chile no hay ninguna disposición sobre el particular,
estas estipulaciones son perfectamente lícitas., En otros países no sucede lo
mismo y hay legislaciones .extranjeras en las cuales expresamente se declara
.que todo accionista tiene derecho a voz y voto en las asambleas, sin qUe
pueda privárse)o de él aunque tenga una sola acción.
4.11 Ceder libremente sus accilones~~ Es este un derecho esericial y que se
refiere a uno de los caracteres distintivos de la acción, pues si el derecho del
socio no pudiera negociarse no podría ¡decirse 'que se trata de una. verdadera
aeción.
En resumen: sólo SOn esenciales el derecho de 10s socios de participar en
las utilidades de la 'sociedad y el derecho de ceder sus accio'nes. (Los otros dos
sólo son requisitos de la naturaleza de,l contrat-o).
Podemos ahora preguntarnos, ¿pueden tener los socios opción a otros de-
rechos, como por ej., a que se les pague un interés .fijo sobré el valor de ,>us
<lcciones? En principio, si nada dicen los estatutos al respecto,' es indudahle
que los socios no pueden tener derecho a ningún interés sobre el valor nomi-
.¡¡al de sus acciones, puesto que eHos no son prestadores de la sociedad, no
son acreedores de ella, sino socios que van a correr todos los riesgos del ne-
gocio .
. La -situación de un socio es muy distinta a la ¡de un acree(ior: el acreedor
tiene derecho a reembolso ya percibir interés sobre el capital prestado, ami.
cuan'do la sociedad obtenga pérdida; en cambio, el socio hace un aporte q1le
corre los riesgos de la empresa y no tiene derecho a pedir la 'restitución .de
él, sólo tiene derecho a participar en ~as utilidades; cuando la sociedad obtie-
ne beneficios y, en casocte pérdidas, el socio. debe concurrir al satisfacerlas
hasta el monto del valor de su aporte..
- 150
¿p'oarán ser lícitas, entonces, estas estipulaciones de intereses sobre el
valor nominal de los aportes?
Es fácil de resolver esta duda: si se estableciera que los accionistas o una par-
te de ellos tienen derecho a un interés fijo, haya o .no péI1didas, estaríamos
frente a una estipulación ilícita, porque estos pagos habría que cargarlos a
gastos generale·s y en caso de no haber utilidades significarían una disminll-
ción ilícita del capital y una devolución anticipada de los aportes, Pero si Se
estipula que este interés se pagará con las utilidades no se contraría ninguna
regla, porque, aunque se le llame interés constituyen en realidad una verda-
derá repartición de beneficios.
. Estas últimas estipuiaciones eran lícitas aún antes del D/F/L 251, el cllal
ha venudo a autorizarlas expresamente ~ su Art. 104.
En algunas legislaciones extranjeras existen principios semejante,; y cllln
más amplios que éstos, y es frecuente que con el Íin de ayudar a las' socie-
dades se ,les permita expresamente el pago de intereses en todo evento y con
cargo a los gastos generales, durante sus primeros años de vida (se hace
esto para atraer a los capitalistas).
Obligaciones que confiere la acción.- La principal, por no decir la únic:l
obligación que impone la acción, es la de pagar su valor.
Desde luego, la ley no exige el pago total de los aportes en el momento
de la constitución de la sOci"edad, ni tampoco es frecuente que así se lo esti-
pule; lo único que exige la ley, es que el P. de la R., fije en la autorización
un plazo dentro del cual deba hacerse efectiva la cuota del fondo social
que juzgue necesaria para que la sociedad comience sus operaciones
(respecto de la parte restante del valor de las acciones, ella se pagará
conforme a las reglas que den los estatutos).
Hay, siri embargo, ciertas clases de acciones en las cuaíes los aportes se
cl.eben pagar inmediatamente: sor! aquellas acciones cuyo pago no se hace en
dinero, sino en otros valores, (bienes ra:jc:es, i'nstal¡élciones, ·pateníes, etc).
Además, hay acciones en que no se concibe su pago inmediato: son las accio-
nes inq.ustriales, que se caracterizan por ser de tracto sucesivo •
. Con respecto a las acciones de dinero, que son las que más nos intere-
san, existen también dos excepciones que analizaremos en su oportunidad: las
sociedades anónimas bancarias y las sociedades anónimas de seguros.
¿Quién puede exigir a los accionistas el pago del varIar de sus acciot;Jes?
Es ésta una cuestión muy debatida en otros países pero que ha sido resuelta
en forma expresa por nuestro Códig0. El problema consiste en saber si sólo
los administradores de la sociedad tienen ¡derecho a cobrar esas cuotas o sí
bien este derecho compete también a los acreedores sociales.
En Fra,ncia, donde no existe una disposición expresa al respecto, la JU-
risprudencia y la doctrina admiten la acción directa de los acreedores. En
Chile, CO¡;¡O lo decíamos, esto ha sido resuelfo expresamente pl)r el Art. 456
del C. de C., según el cual, los accionistas responden directa y exclusiv,amen--
te a la sociedad, de modo que los terceros acreedores sociales no pOdrán n:-
clamar el pago de las acciones sino en virtud de una cesión en forma y a
cargo de sufrir el efecto de todas las excepciones que el accionista tenga
contra la sociedad.
El principio· de nuestra ley se ajusta más a las verdaderas normfl.~ del
D.Q, porque no hay que 0lv1dar que toda sociedad es una persona jurídica
distinta de los socios individualmente considerados, y esa personalidad jurídi-
ca se interpone en el ejercicio de cualquier acción directa' de un tercero contra
un socio. Además de aceptarse :la doctrina contraria, cada socio pasaría con-
tinuamente asediaJdo por los acreedores y la sociedad no podría formar nWlCél
su capital.
-·151
De qué medios dispone, entonces la sociedad pará compeler a los SOC!OS'
al pago ,de sus ,cuotas? Los indica el Art. 444 delle. de C., según el cual estos
medios son: '
1.1' En primer ltigar" les concede la facultad d,e fijar en los estatutos cual-
quier arbitrio a este respecto; -,
2.!) En segundo lugar, las faculta para hacer vender por s,Í y ante si, sin
necesidad de recurrir aun pr.ocedimiento judIcial, 'y pOr intermedio de un co-
rredor del' número (que ha obtenido nombramiento del P. de la R.), las ac-
ciones que correspondan al socio moroso; y
3.1' Por último, le reconoce e! derecho de apropiarse de las éantidaldes
que éste haya pagado por sus acciones, rectificándole el título (si el socio
moroso tiene 10 acciones de $ 100 cada una y ha pagado el 500/0 de ellas
puede la sociedad apropiarse de esos '$ 500, Y rectificarle su título r,educién-
dole-Ias ro acciones a 5, para así, poder venlder las otras.).
Si el producto obtenido en la venta a que se refiere el N.Q 2 es 'super!or
a lo que' adeuda el socio moroso, se ¡le debe devolver el exceso,; y si es ime~
, riol', puede cobrársele el resto por cualquiera de los otros medios que conce-
de la ley.' '
¿Está la sociedad obligada forzosamente a ,emplear alguno, de los medios
extraor,dinariQs indicados en 'los N.Q 2 Y 3? ¿Responde el accionista sólo con
sus acciones o responde también con sus demás bienes? .
Se ha s~stenido que el accionista sólo responde ante la "sociedad con sus
acciones, porque en eso está precisamente la' diferencia de' estas sociedades
cOn las colectivas. Sin embargo; estos argumentos carecen de valor: .la ley
na querido dictar un precepto a. favor de la ,sociedad, concediéndole recur-
sos extraordinarios de que no goza cualquier acreedor, pero ello no signifi- ,
ca en maner" alguna quitad!' a la~ociedad los derechos ordinarios. que la
l~y concede a tOldo acreedor para perseguir el pago de su cré;dito 'Sobre to-
dos ;Jos bienes del deudor. (El mismo Art. 444 dice: "podrá").
Se ha querido, entonces, sostener que esta disposición del Art. 44 da a la
sociedad un derecho alternativo: recurrir a ,alguno ',de los arbitrios indicados Q
al procedimiento común, de modo que una vez ~legido uno no se pqdría se- \
guir el otro. ,Se comprende el absurdo de esta doctrina, por las mismas ra-
zonesque acabamos de ver. (Sin embargü, hubo sentencias que adoptaron la
doctrina contraria). '
Dividendos.- La ley toma a este respecto diversas precauciones tendien-
tes, a evitar la repartición de dividendos que nO correspondan a beneficios real-
mente obtenidos; pero si bien co.nsidera la posibilidad de esta in,fracción,
no establece una sanción para el caso de su comisión (Art. 463 C. de C. ine. 3).
¿Están los accionistas obligados a devolver los dividendos ficticios que
hayan recibido de la sociedad? Sobre el pariticular, la segunda parte del Mt.
455 sólo contempla el caso de dividendos que correspondan realmente a bene-
ficios, y dispone que el accionista que los recibe no está obligado a restituirlos
aunque después se pr.oduzcan pérdidas, pero ,n'o se refiere a Íos dividendos
ficticios como lo hace al tratar~ de las comanditas en el Arft. 479 )nc. 2.°. Sin
embargo, el Art. 2070 inc. 3.!) "del C. C., sienta el principio generall a este res-
pecto, estableciendo que los socios no están obliga/dos a colacionar los divi-
dendos que hayan recibido de buena fe.
Est~ cuestión sólo ,se presenta respecto de los accionistas de las socie-
dades anónimas y de los comanditarios,en virftud de su responsabilidad limi-
tada, y 'nO respecto de los socios cOllectivos' y gestores, los que responden in-
definida y'sofidariamente de las deudas legalmente contraídas por 'la sociedad.
- 152-

DISTINTAS CLASES DE ACCIONES

Pueden hacerse de ellas varias clasificaciones, según el punto de vista


desde el cual se las considere.
}.Q Acciones que corresponden a aportes en dinero y acciones que corres-
ponden a aportes en otras clases de bienes. (Bienes· raíces, bienes muebles,
patentes, etc.).
Nuestro Código no hace esta distinción y de ello resulta que las partes
tienen entera libertad para valorizar estos aportes, lo cual se presta a abusos
porque por este medio se puede aumentar ficticiamente el capital social.
Todas las legislaciones tratan de evitar estos abusos. Sin embargo, la
nuestra ,no tomaba ninguna medida a este respecto y sólo establecía la dis-
posición del Art. 443 para el caso en que no se valorizaran los aportes en la
escritura (ver Art. 443). Esta omisión de nuestro Código era. tanto más cen-
surable cuanto que había tomado precauciones en este sentido con respecto
a las sociedades en ,comandita por acciones, que SOn muy semejantes a estas.
(Art. 496).
Actualmente, se lJan remediado en parte estas deficiencias de nuestro Có-
digo en el Decreto con F /L 251 que ha adoptado dos medidas sobre el par-
ticular: .
1.9 IntervenciÓn ,de la Superintendencia de Sociedades Anónimas en la for··,
mación de la sociedad (Art. 87 letra E) y;
2.9 Que los originales de los informes técnicos o periciales acerca de los
diversos aportes no consistentes en dinero sean firmados ar.te notario con
declaración de que sus autores se constituyen legalmente responsables de !a~
apreciaciones en ellos contenidas (Art. 88).
2.9 Acciones de capita:J. y acciones de industria.- Se refiere a esta clasi-
'fícación el Art. 446 que restringe el derecho de cesión libre al accionista que
tiene una acción de industria, porque estas constituyen aportes sucesivos ql1e
sólo vienen .a cumplirse. totalmente cuando se han. prestado los servicios en
que consisten durante el tiempo estipulado, que es generalmente toda la vida
de la sociedad.
Art. 447: "Las acciones de industria .sólo confieren derecho a una parte
proporcional en los beneficios de la sociedad.
Se presume que los socios industriales tienen también derecho al fondo
social en todos los casos en que no se haya verificado la clasificación deac-
dones de capital y acciones de industria".
Además, según el Art. 95 del D. F/L, las acciones de industria no pueden ser
fransferídas antes del plazo de 2 años contados desde la fecha del decreto
de autorización de existencia de la sociedad, y deben permanecer durante todo
este tiempo depositada en la caja soci8.'l.
3.9 Acciones liberaJdas o de prima y acciones que imponen responsabilidaf:.li
hasta concurrencia de su monto.- Las primeras se otorgan a los: organiza-
dor¿s o accionistas de la sociedad que han prestado servicios a esta y no
los obligan a hacer pago alguno en razÓn de ellas.
Se ha discutido entre nosotros acerca de la legalidad de ia existencia ,de
estas acciones y acerca de ,los derechos que confieren. Es evidente que son
permitidas dentro de nuestro Código; pero sólo dan derecho a participar en
los beneficios mas no en la repartición del capital social, ya que ellas, como
las de industria, no contribuyen con bien~s efectivos a la fOrJll,ación ,rle ese
capital.
estas acciones de prima se denominan también acciones de g(}ce~ porque
dan acción solamente sqbre los beneficios.
- 153-
4.<;> Acciones privilegiadas 'Y acciones comunes.- Se llama acciones pri-
vilegiadas a las que confieren derechos preferentes a la,s ,comunes, derechos
que pueden consistir en lo siguiente: l.Q Preferencia ~n la repartición de las
utilidades (Art. 104 inc. 1 del D /F /L); 2.9 Mayor número de votos en las
asambleas (104 jnc. 2. Q ) ; 3.9 Derecho a un 1nterés acumulativo (105 inc. l.Q ) ;
4.Q l{eembolso preferente en caso de liquidación (105 inc. 2.<;»; y 5.Q Otras pre-
ferencias calJificaJdas por la Superintendencia (105 inc. 3. 9 ).
G~neralmente se emiten acciones privilegiadas en caso de malos negocios
y con el objeto de atraer nuevos accionistas.
5.<;> Acciones definitivas o acciones propiamente tales y promesas de accio-
lles.~ Acciones definitivas son aquellas que están ahsolutamente pagadas, y
promesas de acciones aquellas en que se debe una cuota. Si bien esta clasi-
. ficació.n tiene alguna importancia el C.ódig,o después las confunde.
,Las acciones, por disposición de los estatutos, son genemlmente indivi-
sibles, í1S decir, no se les rec,onoce má,s que un sólo dueño.

TRANSFBRENCIA DE LAS ACCIONES

Según el Art. 451e las acciOllles definitivas pueden ,ser nominales o al por-
tador.
, Esta distinción basada en la forma en que está redactada la acción tiene
mucha importancia para saber como se transfieren. ,
Las acciones nominativas pueden transferirse por endoso, que en este caso
• es· de naturaleza especial, porque el endosante 1!'l0 queda responsable del títu-
lo que se debe como sucede en los demás documentos endosables; pero la forma
más' común de hacer la transferencia es la inscripción hecha ,en los libros
de la sociedad, inscripción que se efectúa en la forma qu:é determinan lüs es-
tatutos, generalmente. otorgando Un instrumento privado ante dos testigos e
inscribiendo el traspaso en un registro especial que lleva la socie.dad. (La ce-
sión produce efectos para la sociedad 's-ólo una vez hecha 'esta inscripción).
Las acciones al portador se transfieren por la entrega, o sea, por la mera
tradición manual 'del título. Es dueño de e]iJé:lJs, el que tiene el título, títu10 se
identifica COn el derecho.
Las acciones al portador presentan ventajas por su facilidad de transfe-
rencia, pero por esto 'mismo se prestan a abusos y presentan, además, inconve-
nientes para los casos de extravío, hurto o robo, a que se refiere el Art. 454,
según el cual, en estos casos se expedirá al propietario de ellas un nuevo tí-
tulo, ,previo el otorgamiento de u'na fianza a satisfacción de los administra-
dores.
¿Desde qué momento puede cederse la acdón?-Sobre este punto la ley no
pone contra pisa alguna, y aún son transferibles las promesas de acciones antes
de obtenerse la autorización de la sociedad. .'
Sólo respecto de. algunas acciones la ley ha impuesto ciertas. restriccio-'
nes para su negociabilidad.' Así, ,el Art. 95 deí D.C.F /L 251 dis',pone: .
"Las acciones que a título de remuneración por los servicios prestados
correspondan ,a los organizadores y las que recibari las personas por' 108 apor-
tes. que hubieran hecho a lasoci~dad, no consistentes en dinero, no podrán
ser transferidas antes del plazo de dos años, contados desde la fecha del de~
creto de autorización 'de existencia de la ·sociedé:lJd. .
Estas acciones permanecerán durante todo el tiempo a que se refi~e el
inciso anterior, depositadas en la caja social",
y el Art. 446 inc. 2 del. C. de C., agrega:
- 154-
"Las acciones de industria permanecerá;n depositadas en la ,caja sochI
hasta que el socio industrial haya cump,lido su empeño".
Se presenta también la cuestión de saber si ,la sociedad puede en cualquier
momento emitir i'ndistintamente acciones nominativas o al portador. Si bien
es cierto que la cuestión no la resuelve la ley de un modo expreso, ello puede
resolverse deduciendo la solución de algunas disposiciones del Código.
En primer lugar, el Art. 541, al establecer que las acciones pueden ser
nominales o al portador, sólo se refiere a las acciones definitivas que, como
sabemos, son distintas de las promesas de acciones, de donde resulta que
:sólo las acciones definitivas o totalmente pagadas pueden ser al portador.
Además, según el Art. 452, si se ceden promesas de acciones. la sociedad
conserva su derecho para cobrar las cuotas insolutas, tanto de los cedentes
como de los cesionarios; en consecuencia sólo se está refiriendo a las promesas
de acciones nominativas, porque si las prorriesas de acciones pudieran ser al
poda'dor no ¡podría persegúirse la responsabllidad de los cede'tltes, porque la
transferencia de los títulos de esta clase no deja ningún rastro.
De todo esto podemos deducir que ias promesas ,de acciones sólo pue-
den ser nominativas.
Cediéndose una acción no totalmente pagada, se p¡esenta la cuestión de
&aber si el cedente queda o no responsable del pago de las cuotas insolutas.
Como lo acabamos de ver, nuestro Código resuelve afirmativamente este
punto en su Art. 452, que dice:
"La transferencia de una acción o de una promesa de acción, háyanse
hecho o no pagos a cuenta de. ella, no extingue las obligaciones del cedente
a favor de la sociedad",
Esto está de acuerdo con los principios generales del derecho. Tndos
los derechos son susceptibles de cesión, aún sin la voluntad o contra la vo-
luntad del deudor; pero una obligación no puede cederse libremente sino con
consentimient,o del acreedor, y en tal caso se produce novación (Art. 1635 del
C. C.) j lo contrario daría lugar a abusos, porque de otra manera, cualquier
accionista podrla libertarse de su responsabiiidad cediendo su acción a tina
persona insolvente. Sin embargo, nuestro Código presenta inconvenientes a
este respecto, porque no señala un plazo de prescripción para la responsabi-
lidad :del cedente, la cual, prescribiría, en consecuencia, según las reglas ge-
nerales, y porque en virtud de esta disposición podría hacerse responsable al
cedente por deudas contraídas por la sociedad con posterioridad a la cesión.
Para evitar estas dificultades se dictó la ley sQbre transferencia de ac-
ciones o promesas de acciones de Sociedades Anónimas de 6 de Septiembre
de 1878, tomada de la ley belga de 18 de Mayo de 1873, que establece que
,:1 cedente no responderá .de las deudas contraídas después de la cesión y que
agrega: "toda estipulación en 'contrario entre el cedente y el cesionario no
surtirá efecto alguno contra la sociedad o terceros" (Art. 1).
Para establecer la línea de separación a que alude este Art. 1 de.la ley,
los artículos siguientes establecen ciertas formalidades de publicidad paw
saber cuando se hace una transferencia. El Art. 5 establece plazos cortos de
¡Jre~crjpci6n para la responsabilida,d del cedente: 3 años contados desde 15
días después de la primera publicación (este plazo sólo se refiere a las accio-
nes de la sociedad contra el cedente, pero' no contra el accionista actual que
tenga el título).
155 -
,
FUNCIONAMIENTO DE ,LAS SOCIEDADES ANONlMAS.

este estudio compr¡mdeel funcionamiento, marcha y administración de la


50ciedad; todo 10 cual se hace mediante .,10s tres órganos que a continuación
tie indican: los administr3ldores, la:s asambleas generales de accionistas y las'
juntas o cuerpos de vigilancia. • .
1. AdministradQres.- ,Las S. A., dado su gra1n número de socios y ,la limita-
dÓll de su responsabilidad, c;leben necesariamente ser administradas por man-
datano's (Art. 457 ine. U).
Esfos administradores son nombrados en asamblea general en la forma
prevenida por' los estatutos. Sólo los primeros administradores son nombra-
do~ en la misma escritura. (La ley no indica su número; pero 110 más. corrien-
te el> que sean-varios).
Cuando son varios existe un mandato colectivo, Jo que quiere decir que
ninguno de los administradores puede aduar independientemente, sino con
acuerdo de 'los demás.
Los admimstradores:son temporale.s :y revocables (Art. 457 inc. 2. Q ) . La
razón de esta revocabilíd3ld debe buscarse en el deseo de. la ley de dar a
los accionistas una garantia de buená administración, ya que estos deben te-
ner por lo menos la facultad .de remover a ,los administradores que no cuenten
con su confianza. (No es necesaria una revocabilidad absoluta y puede fijar-
se plazos de uno o más años).
Lús administradores son elegidos por mayoría en la asamblea general de
accionista,s, salvo como dijimos, los directores provisorios que son designados
por uimnimidad en, la misma escritura social.
Los acuerdos de las asambleas se toman siempre por mayoría, la cual SG
computa en la 'forma establecida en los estatutos. Sin embargo tratándose de
elección de directorio, esta mayoría debe computarse en la forma establecida
por la ley, cuyas disposiciones son 'en este caso imperativas.
Art. 97 del D. F. L. "Todas las elecciones que se efeCtúen en las asam-
bleas de accioni'stas se harán por voto unipersonal, esto es, votando cad á ac-
cionista por una sola persona ... etc".
Si se aplicaran las, normas que .rigen para 'los demás acuerdos, resultaría
un predominio absoluto de los grandes accionistas los cuales. se irían adue-
ñando de la 'sociedad.
El término del plazo del mandato de los directores coincide genera1mente
con la celebración de las juntas ..ordinarias, pero a fin de obtener' la continui-
dad de las operaciones es frecuente que se disponga en los estatutos que las
.renovaciones se harál) parcialmente (como los senadores).
Puede ocurrir que durante un ejercicio 'social y antes de la junta de ac-
,cionistas cese el mandato de algunos directores. En este caso, con el objeto
de evitar la vacancia del puesto, es frecuente que los estatutos autoricen al
mismo consejo para nombrar al director que faHa, nombramiento que debe
ser ratificado posteriormente por la junta. '
Puede ocurrir también que por no ha:berse reunido la junta no se renue-
ven los directores en la époc_a señalada. En este caso se entienlden prorroga-
das las funciones de los que hubieren cumplido su período hasta que se les
nombre reemplazantes y. el directorio debe provocar a la brevedad posible a una
asamblea para hacer el nombramiento (Art. 98 D. F. L.).
Los directores pue!1en ser socios o extraños; pero lo más corriente será
que los estatuto,s exijan para desempeñar estos cargos el ser accionista con un
determinado número de acciones. Además, los estatutos exigeri: generalmente,
que se rinda una garantía para desempeñar el cargo, la cual consiste casi
- 156-
siempre en el depósito de las aq:iones del director en la caja social. (Estas
garantías, según el Art. 94 del' D. ,F. L., no pueden ser retiradas sino después
de transcurridos 6 meses des:de la fecha de 'la cesación en los cargos).
Además de terminar las funciones del administrador por la Hegada del
término, pueden terminar por la muerte, renuncia o revocación del maonidato.
Pueden también los estatutos establecer que el mandato termine por inasis-
tencia, quiebra, ausencia tiel país por más de tres meses, etc.
Los directores pueden ser asalariados o gratuitos, y tiene ello una gran
importancia para los efectos de la graduación de su responsabilidad (Art.
2129 ,del C. C.).o •

'Corrientemente se consulta en les estatutos esta remuneración (sueldo,


porcentaje en las utilidades, pago por cada sesión a que asistan, etc.). Otras
veces los mismos estatutos declaran que estas remuneraciones deben ser de-
terminadas por las asambleas generales de accionistas.
Cúando ,los directores son varios, constituyen un consejo directivo que
se somete a reglas especiales. Hay en este caso un mandato colectivo y es este
consejo en conjunto el que representa a la sociedad; de modo que cualquiera re-
solución adoptada fuera del consejo no compromete a la sociedad.
Las funciones de °los consejeros o directores no SOn delegables (Art. 102
D.F.jL.). Pero no hay ningún inconveniente para que el directorio, de acuerdo
. con 105 estatutos, delegue parte de sus facultades en el gerente, en un dircc-·
tor, o en una comisión de directores y, para objetos especialmente determina-
dos, en otras personas.
Además del directorio existe el gerente, cuyo papel no se califica bien.
El gerente no es sino un emp1eaJdo, un factor, el empleado más alto de la so-
ciedad en el cual el directorio delega algunas de sus facultades adminj,¡trati-
vas, pero siempre bajo su supervigilancia (firmar escrituras, suscribir cheques,
etc.). Generalmente oel gerente desempeña el cargo de secretario del directorio.
A más del gerente, existen también los subgerentes y los agentes. Los pri-
meros tienen generalmente a su cargo una sección del negocio, y los segundos
son los representantes de la sociedad en una plaza distinta ,de aquella en que
está oubicado el negocio principaL
Facultades de los directores.- Sobre esta materia el Código es muy de-
ficiente (Art. 460), de modo que hay que ir a los estatutos en cuya redacción
conviene ser muy prolijo, porque para celebrar cualquier acto no comprendido
f:\,1 ellos se reqtleriría acuerdo de la junta.
Con resp~cto a los actos preparatorios, el Art. 459 declara: verlo.
Los administradores,· como mandatarios que son, deben rendir cuenta de
su mandato. Esta rendición de cuentas se hace ante la junta ordinaria de ac-
cionistas, en la forma que fijan los estatutos y de acuerdo con 10 dispuesto
en el Art. 461 del IC. de C., y ella cómprende una memoriSt que debe ser acom-
pañada de un balance y de un inventario (ver Art. 461).
Actualmente _no es necesario enviar copia de esta rendición de cuentas
a las autoridades que señala el ine. 1, sino que 'ella debe enviarse a la super-
intendencia con 10 días de anticipación a la junta de aocionistas que habrá
de pronunciarse sobre ella. (Art. 115 D.fjL.).
Además, según el mismo D.F.L. estos balances y cuentas deben 'ser publi-
cados por una sola vez, con 3 días de anticipación a la fecha en que ~e cele-
brará la junta
Si la junta introduce modificaciones en el balance, éste debe volver a pu-
blicarse en la forma acordada dentro de los 10 días siguientes.
Fuera de las obligaciones generales que los administradores tienen en su
calidad de mandatarios, la ley les impone otras de carácter especial, bajo
.sanciones también especiales (por ej., Arts. 437, 438, 464 del C. de C.).
- 157-
El Código no contiene ninguna disposición tendiente a impedir que los ad-
ministradorescontraten . en su carácter de particulares por la sociedad que
administran (otras legislaciones las tienen). El reglamento antiguo contenía
disposiciones expresas, exigiendo mayorías para autorizar estos contratos, pe-
ro ellas fueron derogadas por el D.F.L. 251, que sólo consulta <la disposición
del Art. 100. '.
"Los directores que en una operación determinada tuvieren en nombre pro-
. pío o como representantes de otra persona interés, deberán comunicarlo a los
demás directores y abstenerse de toda deliberación sobre dicha operación. Los
acuerdos se tomarán con prescindencia del director o directores ,implicados y
serán da,dos a conocer en la primera junta ordinaria de accionistas".
Conviene también Ilamar la atención sobre el Art. 114 del D.F.L., según el
cual, todo' cambio en e~ directorio debe ser publicado' en el diario del do.mici-
. lio social y comun¡'cadQ a la superintendencia .
Además, el Art. 99 de este mismo, cuerpo establece lá incompatibiliJdad en-
tre ,los cargos de gerente y administrador. Sin embargo, como había srtt!~cio­
nes ,creadas que respetar, el inc. 3 del Art. l.Q transitorio, dispuso que :,esta
incompatibilidad se haría efectiva dentro del plazo de 5 años ,contados c.esde
la fecha de su promulgación.
Los diredores, como todo. mandatario, 'son responsables por la malé\ eje-
cución de su mandato, y es nula toña estipulación que tienda a abf' plverlos de
esh responsabilidad o a limitatla.
La responsabilidad de los administradores puede ser a favor de HU ter-
c!,!ro o de uq, acciOnista y la acción contra ellos puede serdelictual o contrac-
tual. La acción delictua1 puede iniciarla cualquiera que tenga interés en eHo,
pero la aCciq,n de responsabilidad contra los administradores, por la mala eje-
cución de su mandato, (aquella que persigue su respünsabilidad contfé~ctual),
sólo corresponde a la sociedad misma, y 'no a cada accionista individualmente
considerado. (No puede un accionista asumir la representación de la sociedad
para hacerse justicia por sí mismo). '
2. Juntas de vigiLancia.- Nos refedmos aquí no a la vigilancia administra-
tiva del estado, sino la vigilancia particular que hacen .Jos socios en su pro-
pio interés. (Sobre este particular nuestro C. ,guarda absoluto silencio y hay
que remitirse por entero a lo que dispongan los, estatutos). '
La vigilancia en las sociedades anónimas tiene caract~rísticas distintas de
la de las 'sociedmdés colectivas. En estas, como los socios >son pocos, ella puede
ser ejercida por estos individual y personalmente; en cambio en las anónimas
esta vigilancia se ejerce por mandatarios y no por los accionistas, y no se
ejerce en todo momento sino en los períodos que indica la misma junta de ac-
cionistas.
En las legislaciones extranjeras se trata minuciosamente de esta materia;
:sin embargo nuestro Código no se refirió a ella al tratar de las soci'edades
anónimas; seguramente creyó que sería bastante el control del gobierno, y las
reglamentó sólo al tratar de las sociedades en comandita en sus Arts. 498
a 502.' , .
El sUen,cio de la ley debe ser suplido' por los es,tatUltos, los cuales, des-
graciadamente, no son siempre eficaoes. ,
La manera práctica de' salvar los 'defectos de la leyes designar en cada
junta ordinaria a dos o más accionistas, a quienes se confiere el cargo de ins-
pectores de cuentas para que informen sobre el inventario y balance.
Estos inspectores se limitan generalmente a confrontar· el balance con
los libros y toda su labor se traduce en certificar que han confrontado el
balance con -el libro mayor.
- 158-
Con respecto al examen que los mismos accionistas puedan hacer sobre
estos libros, el Art. 462 contiene una fórmula negativa, muy distinta a la que
vimos en el Art. 403 respecto de las colectivas, pues ,dice: (ver ¡nc. final del
461 y 462).
Los, accionistas han sostenido en algunos casos que ellos tienen derecho
a que se les JTIuestre los libros; pero sentencias arbUrales han estimado que
por el hecho de haber inspectores se entienden delegadas en ellos estas fa-
cultades inspectivas.
Los miembros de la junta de vigilancia deben ser elegidos en votación
unipersonal, en la misma forma que los administradores, porque la regla del
Art. 97 del D.F /L., es absoluta, pues empieza dicien,do:
"Todas las elecciones ... ' etc".
3.-Asambleas de accionistas. - El .Código es igualmente lacónico so-
bre este particular, y a pesar de haber muchas cuestiones en torno a este pun-
to no existen más disposiciones en él que los Arts. 461, 466 Y 457.
En la asamblea reside el poder soberano de la sociedad, y es en ellas
donde los socios pueden ejercer sus derechos, porque allí se nombra a los
administradores, se fijan sus facultades, se aprueban o rechazan sus cuentas,
se reforman los estatutos, y, en suma, es allí donde se toman todas las provi-
dencias para la marcha de la sociedad.
En materia de asambleas hay que distinguir entre ordinarias y extraordi-
narias, porque si bien hay reglas generales comunes a ambas, hay también
entre ellas diferencias sustanciales en cuanto a sus facultades, en cuanto sus
quorums y máyorías para tomar acuerdos, etc.
Tanto las asambleas ordinarias como las extraordinarias deben ser con-
vocadas, y, según las normas adoptadas universalmente, esta convocatoria la ha-
ce el directorio, por medio de publicaciones del diario de! domicilio social o
por circulares. Cuando se establezca que además de publicaciolJes en los dla-
rios se debe enviar circular, la omisión de esta última no acarreará la n!!lidad
de la junta si esta llega a celebrarse. (Es inúltil esta mención, porque de otro
modo h,abría necesidad de entrar a probar que no se recibió la circular, lo cual
daría lugar a cuestiones engorrosas).
A este respecto hay que hacer una distinción entre asambleas ordinarias
y extraordinarias. Como el objeto de las ordinarias ya se conoce bastará con
decir en la convocatoria que se cita a junta ordinaria conforme a 10s e~tatu­
tos; pero si se trata de junta extraordinaria, será imprescindible señalar el ob-
jeto de la convocatoria, puesto que esta clase de juntas se celebran en épocas
distintas y con objetivos distintos de las ondinarias.
En los estatutos es corriente estipular que un cierto porcentaje de S0C!OS
lenga la facultad de pedir la convocación a junta extraordinaria y, según el
Art. 83 letra d del D.F/L., compete también esta facultad a la Superintenden-
CIa. (Debemos tener presente que esto sólo se puede hacer respecto de jun-
ta~ extraordinarias). .
En las asambleas los accionistas pueden tomar parte personalmente o por
medio de representantes, y, e'n caso de admitirse esta representación, es fre-
cuente que en los estatutos se establezca que ella sólo pueda recaer sobre
otros accionistas y no sobre extraños, a fin de evitar intromisiones inconve-
nientes. (Este poder podrá ser otorgado' por escritura pública o p0r instru-
mento privado, según formularios ad-hoc proporcionados por la misma socie-
dad).
Uno de los puntos más importantes relativo a las asambleas es el q\le dice
relación con el voto de los accionistas. Si nada dicen 103 estatutos habrá que
- 159-
computar los votos en forma de un voto 'por cada sodo, cualquiera que sea el
número de acciones que posea; porque ,en el silencio de las partes se aplica la
regla del Art. 2054 del C. C. . '
La ley permite que las partes, acuerden 10 que quieran. Así, podrá dispo-
nerse que el derecho a 'voto se subordine a la condición de, tener un número
determina¡:Io' de acciones, porque si bien esto es prohibido en algunas legisla-
ciones extranjeras, en Chile es perfectamente lícito.
Para otorgar el derecho a voto la práctica corriente es !1ue se consideren
los capitales y no los accionistas, y que haya 'un voto por calda acción, Jimi-
tando este derecho a una suma dada.
Reglas especiales relativas a la Junta Ordinaria•..,- Para estas asambleas no,
señala la ley ni el quorum ni las mayorías necesarias para los acuerdos. Es fre-
cuente que se fije como quorum la s'imple mayoría, o 'S,ea, el 51 % de las acciones'
en que se divida el capital social, y que hecha una segunda citación se conS-
tituya la asamblea con el número' que asista. En cuanto a las mayorías, pue-
den los socios estipular en los estatutos 10 que estimen conveniente, pero' lo
más corriente será que fijen la mayoría absoluta dél quorum o, de los asis-
tentes.
'La única disposición del Código que se refiere a las juntas ordinarias es,
el Art. 466. • ¡

Uno de los objetos de la junta ordinaria es la aprobación de las cuentas


¡de los administradores; allí también se aprueban las proposiciones del direc-
torio sobre la administración social, la repartición de dividendos, etc.
Ya sabemos que los dividendps deben deducirse de los 'beneficios líquidos
justificados por los inventarios y balances aprobados por la asarpblca genera~
de accionistas. Pues bien, el Art. 463 en su inc. 1 dice que se prohibe la repar-
tición de dividendos antes de comp'letarse el fondo de reserva, el cual, "egún
disposición del N.Q 8. Q , del Art. 426 debe irse formando con cuoltas deducidas
,de las utilidades, (una disposición semejante a esta última, consagra el Art.
433 inc. 2 al traiár de las condiciones que debe contener la autorización que
da el P. de la R.).
Tenemos entonces que la disposición del Art. 463' es contraria a los Arts.
426 N.Q 8 Y 433 inc 2. 11, pues estaoleceque no se pueden repartir divldencos
sino después de estar completo el fondo de reserva., Se comprende que, de
aplicarse al Art. 463, los capitalístas no invertiríari sus capitales en negocios
cuyas utilidades tardarían en recibirse, y es por eso que siempre se ha apli-
.cado en Chile la disposición: del 426 N.Q 8, o sea, no hay necesidad de espe-
rar que se complete el fondo de' reserva para repartir dividendos, sino que
éste se va formando con cuotas que se deducen de los beneficios.
POI" 10 ,demás, el Art. 107 del D.F /L., ha venido a resolver expresamente
esta cuestión al establecer ¡::n su Art. 107 qué las sociedades anónimas podrán
repartir dividendos antes de completar su fondo de reserva legal, siempre que
se destine a éste la cuota mínima de las utilidades a que se refiere la, ley (5 % )
o la que determinen los estatutos. '
Fuera de este 5% mínimo destinado a la formación del fondo de reserva
pueden los estatutos establecer que ot¡;a parte de los beneficios se destine a la
constitución de fondos especiales; (beneficios de .Jos empleados, variaciones
del cambio, etc). Sobre el particular ~l Art. 108 del D.FfL., ha dispuesto que'
este saldo de las utilidades líquidas destinado a la constitución de fOndos es-
peciales, no podrá ser superior al 30% de ellas.
Para terminar, ,diremos que los in.spectores de cuentas o miembros de la
junta de vigilancia son nombrados' en estas juntas ordinarias.'
- 160-
Reglas especiales relativas a las Juntas Extrao1'!dinarias.-Desde luego, de-
bemos advertir que para nosotros .será junta extraordinaria toda aquella Que
se reúna en épocas distintas y para objetos distintos de la ordinaria; a dHe-
rencia de lo que ocurre en otras legislaciones en las cuales se llama junta ex-
traordinaria a aquella que tiene por objeto la reforma de los estatutos.
Esto ·es 10 que fluye del Art. 467 del Código de Comercio.
Sea que se trate de reformar estatutos, de dar poderes especiales, de
acordar operaciones· excepcionales, de fusionarse con piras sociedades, en Su-
ma, de ejecutar cualquier acto que nc. sea de los corrientes, ello será suficien-
te para decir que la asamblea que se cita es extraordinaria. Como hay asun-
tos que sólo pueden tratarse en asambleas extraordinarias, es frecuente, que
se celebre una asamblea extraordinaria inmediatamente después de una or-
dinaria. .
Ya tuvimos ocasión de ver que con respecto a la convocatoria existía
respecto de las asambleas extraordinarias una especialidad: debe señalarse
siempre el objeto de esta asamblea, y no se puede tratar de otros asuntos que
los indicados en la convocatoria .
. ¡Con respecto al quorum no hay disposición legal alguna que lo reglamen-
te ni en el C. C. ni .en el C. de C. Algunas legislaciones extranjeras aceptan
igual quorum respecto de unas y otras, pero, en realidad, 10 más frecuente será
que los estatutos exijan un quorum mayor para las extraordinarias que para
las ordinarias, en razón de las materias que en ellas deben tratarse (lo mi.s-
mo que decimos del quorum 10 podemos decir respecto de las mayorias nece-
sarias para la adopción de los acuerdos).
La cuestión más importante que se presenta con re.specto a este tipo de
asambleas es el relativo a la extensión de sus poderes, especialmen te en lo
que se refiere a la reforma de los estatutos. Según algunos, si en los 'estatutos
nada se dice, debe entenderse que las juntas extraordinarias tienen esta f8.-
cuItad, porque todos los socios se han comprometido a aceptar 10 que resuel-
van las mayorías, y porque de no ser así los estatutos no se podrían reformar
jamás. Sin embargo, según el señor Palma, aplicando el Código y los princi-
pios geneáiles del D.Q, de,be entenderse que si no se ha dado expresamente a la
junta extraordinaria esta facultad, estas reformas no podrían hacerse sino por
la' unanimidad de los socios concurrentes.
Invoca en abono de esta opinión, en primer lugar el Art. 1545 del C. C.,
y, en seguida, el Art. 2054 del mismo código, especialmente en su inc. 3, según
el cual se requiere unanimidad para toda modificación sustancial del contra-
to, .salvo en cuanto el mismo contrato estatuya otra cosa.
Los inconvenientes de esta exigencia de la unanimidad no.s mueven a re-
comendar a los futuros profesionales una gran acuciosidad en la redacción de
los estatutos, estableciendo el quorum y mayoría necesaria para que la junta
extraordinaria pueda modificar los estatutos de la sociedad.
En todo caso, de acuerdo con la doctrina, sólo podrán modificarse las
disposiciones secundarias de los estatutos y no las pr·incipales; por ej., no
podría modificars·e así como así el tipo de sociedad.
Ha surgido .entonces la dificultad de saber cuales son cláusulas sustan-
ciales y cuales secundarias. A este respecto podemos decir que serán secun-
darias las que se refieren al número de administradores, a sus poderes, ,las
que digan relación con las mayorías, etc.; y, por la inversa, habrá que consi-
derar como sustanci.ales todas aqueIlas cláusulas que se refieran al objeto de
la .sociedad, su nacionalidad, su forma, la venta del activo y pasivo o. de una
parte considerable de ellos, etc. Sin embargo, continúan las discrepancias con
respecto a saber si son esenciales la duración de la sociedad y su capital; so-
bre el particular podemos decir que nó habrá inconveniente en reformar los
- 101 -

esta~utos en estos puntos, con tal que así se lo haya estipulado expr,esamentc
COn anterioridad.
Además, peir muy amplios que' sean. los poderes que a 'la asamblea general
le hayan conferido los estatutos, no pueden alterarse en ellas, valiéndose qe
las mayorías fijadas en el contrato, los derechos personale.s de los socios.
Si la sociedad quiere aumentar su capital podrá la sociedad emitir accio~
nes privilegiadas, siempre que la junta haya .sido autorizada para ello en for·
ma expresa; se trata de resguardar los intereses de los accionisü.s, antiguo~
que podrían verse privados de sus ¡dividendos en beneficio de lós nuevos. ,
A este respecto existe en el D.F jL., 251 una disposición de carácter tran-
sitorio, que dice: .
¡'Las sociedades anónimas a que se refiere el título m, actualmente es·
tablecidas, conformarán, ~us estatutos a las disposiciones efe la presente ley
dentro del .plazo de un año, a contar de la vigencia de ella; y si la modiflica-
ción se hiciere extensiva a aspectos esenciales del contrato social, esta no po-
Idrá hacerse ,sino con el voto de las dos terceras partes de las acciones.
Si lás modificaciones consistieren en emitir acciones preferidas, estas no
podrán tener mayores beneficios que las acciones preferidas existentes, a me-
nos que 'consientan en ello las do.s terceras partes de las acciones con dere~
,cho a voto de la clase afectada".
Por ley 5082 pub.licada en el Diario Oficial de 22ide Mat:zo de 1Q32, se
prorrogó el plazo a que se refiere el inc. 1 del Art. citado por el término de
un año contado desde la fecha de dicha puhlicación, y nuevamente, por ley
5178, publicada en el Diario Oficial de 30 de Junio de 1933 se dispuso queestas
reformas deberían hacerse conjuntamente con ¡as primeras reformas que por
cualquier motivo deban introducirse en los re.spectivos estatutos, sin necesidad
de proceder a ellas antes de det.erminada fecha. 'Agregó esta {I'ltima' Iey que
en.tre tanto, y a partir de el 20 de Mayo de 1933 deberían primar las dispo-
siciones de la ley, sobre las de los estatutos ·si fueran contrarias a ella.
Tampoco pueden reformarse los estatuio.s en lo que se refiere a la con-
trataéÍón de préstamos con la sociedad, si la junta extraordinaria no está ex-
presamente facultadél para ello. (Los préstamos pueden contratarse con un
particular o con un Banco, o por medio de una emisión de bonos debentures, a
los cuales nos referiremos extensamente un poco más adelante).

Liquidación .Y disotuci'Ól1 de la sociedad anónima.

1.0 Disolución..- Se 'aplican a este respecto a las sociedades anommas,


las mismas causales que vimos respecto' de las colectivas. con la.s. dos salve-
dades que a continuación se indican:
a) No se aplicaJn aquí las causales que de¡:jvan de hechos que afect3'!1
a la persona de los socios, puesto que se 'trata de sociedades de capitales y
no de sociedades de personas (muerte, quiebra, incapacidad, etc.).
b) No se disuelven por la voluntad de un sólo SQcio. Vimos que en las
sociedades colectivas esta facultad de provocar la disolución por la renuncia
de un socip era una verdadera válvula de escape para el.caso de Que no Í111-
. biera término fijo;' en las anónimas .no. había para que otorgar esta facultad,
desde el momento que ·el socio puede ceder libremente sus acciones y quedar
con ello Id.esligado a la sociedad. . .
Una causal de disolución que opera en pleno dere9ho y que constituye una
modalidad especia.l de las sociedades anónimas, es la pérdida de un 500/0 del
capital social o del mínimó fijado por ,los estatutos (ver Art 464 del C, de C.).
Generalmente habrá que entrar en apreciaciones para saber si se ha pefldido
continuar
ir atrás

- 162-
~ste 5070, Y tendrá ello una gran importancia desde el momento que, como sa-
bemos, es esta una cansal que opera de pleno derecho.
Sobre el particular el Art 92 del D.F/L., ha agregado que una copia de
esta declaración debe ser remWda a la Superintendencia, y que deben hacerse
publicaciones en el Diario Oficial' y en un diario del domicilio social por tina
y tres veces respectivamente, debiendo además hacerse b inscripción resper-
Uva en el Registro de Comercio que corresponda.
Por último, existe re.specto de .Ias socied8.des anónimas una causal de di-
solución especial indicada en el Art. 437: La revocación de la autorización de-
cretada por el P. de la R., previo i'nforme de la Superintendencia, revocación
que debe ser fijada y publicéllda en la forma prevenida en el Art. 355. (Los
administradores que omitieran estos trámites pagarán una multa de mil pesos).
La junta general extraordinaria puede acordar la disolución de !a socie-
dad, pero como ¡;e trata de una reforma esencial será necesario que esté E'X-
presamente facultada 'para ello por los estatutos. Acordada la disolución, 'ella
deberá ser aprobada por el P. de la R., y someterse a 10<: demás trámites le-
gales.
2.Q Liquidación.- Sobre este punto hay muy poco que decir porque el
Código se remite a las reglas. generales. La única salvedad que hay que hacer
es la indicada en el Art. 465, según el cual en todos los casos de disolución los
administradores deben hacer por sí la liquidación, salvo que los estatutos o !a
asamblea general dispongan otra cosa.
Según tuvimos ocásión de ver, en lassocieda,des colectivas no ocurre esto
y necesariamente deben nombrarse liquidadores.
El inc. 2 del Art. 465 agrega que los administradores se ajustarán en el
desempeño de este encargo a las reglas establecidas con respecto a la liqui-
dación de las sociedades -COlectivas, en cuanto dichas reglas no .se encuentren
en oposición con .las trazadas en este párrafo.
Antes de terminar d.ebemos recordar que la sociedad se entiende subsis-
tente como persona jurídica para los efecto.s de su liquidación, de modo que
se ie deben aplicar los estatutos en lo que le conciernan (Art. 110 del D.F /L).
La asamblea general sigue funcionando, pero sólo para los efecíos de pro-
ceder a la liquidación de la ,sociedad y no para celebrar nuevos contratos.

Fusión de dos o más sociedades.

Pueden presentarse muchas modalidades en la fusión, y la operación pue-


de presentar distintos aspectos:
l.Q Que de dos sociedades distintas se forme una tercera sociedad; y
2.Q Que, sin formar una tercera, una sociedad absorba a la otra.
En el primer caso (que :no es lo mismo que varias sociedades suscriban
acciones de una tercera; no), si se fusionan dos sociedades y nace una tercera,
hay disolución de las que 'se fusionaron y, por consiguiente, cada una ,deberá
observar las reglas de la disolución (deberá acordafse la disolución antici-
pada CO!1 las mayorías requeridas). Para que pueda verificarse la fusIón, debe-
rá existir en el contrato uná cláusula que la autorice, puesto que no va a haber
liquidación, sino que, por lo mismo que se trata de form~r una tercera ~o­
ciedad, deberá aportarse a ella el activo y pasivo de las que se fusionan para
formar el capital de la nueva. Los aportes que hagan los socios no consisten
en dinero efectivo sino en Io.s derechos que a ellos les corresponden en las
sociedades que se fusionan. Entonces, a cambio de e3tos aportes, los socios
reciben un determinado número de acciones, que son tomadas por los liquida-
dores de las sociedades que van a fusionarse; por consiguiente, se necesita
acuerdo especial de la Junta para que se lleve a efecto esta forma de liquida-
- 163 -
oClOn especialísima, porque los socios no van a recibir dinero sino acciones.
Pero hay que tener presente que la Junta no pHede tomar este acuendo por
simple mayoría; hay que consultar, para evitar dificultades, una cláusula que
admita la disolución por fusión; hay que autorizar a los liquidadores para que
Buscriban las acciones de la tercera sociedad y para que hagan e,l reparto ce
las, antiguas sociedades.
Cuando se organizó la Cosachse practi'có esta modalidad de fusión. •
En esta forma ,de fusión 'se disuelven las ,sociedades y se forma una nue-
. va, como hemos dicho; pues 'bien,las primeras necesitan autorización del Pre-
sidente de la República para su disolución, y la nueva debe ser otorgada por
escritura pública firmada por los liquidadores, inscrita, publicada y cometida las
demás formalidades de su autorización.
Pero la fusión ¡puede operars,e de otra manera: .una sociedad absorbe a
otra. Para la sociedad absorbida la situación es semejante al caso que hemos
visto: hay disolución anticipada, con la Jormaespecial de liquidación, porque
se aportará en globo su activo y pasivo a la 'sociedad absorbente; de don'de
se deduce ,que habrá que facultar a los liquidadores para hacer las suscripcio-
nes de acciones y para' repartirlas. Respecto a 'la sociedad que absorbe habrá
de reformar sus estatutos, como consecuencia del aumento de su capital, ya
que paga con accio!flies 10:8 bienes de la sociedad absorbida. Esta reforma debe
hacerse con las solemnidades legales.
SITUACION DE LAS SOCIEDADES ANONlMAiS EXTRANJERAS EN CHILE
Se refieren a estas sociedades la disposición. del Art. 468 de nuestro Có-
digo y, además, los Arts. 120 a 127, que :forman el párrafo tercero del título
II del n.F/L. 251. .
Cuando hablábamos de la clasificación de las ,sociedades dijimos que una
de ellas era la que distinguía en naCionales y extranjeras. También nos refe-
rimos a las normas que servían de base a esa clasificación e indicam'os que,
aunque se discutía, había que atender para decir ,si tal sociedad era o }la na-
cional, no a la nacionaUdad de los socios ni al lugar en que se otorg9 la escri-
tura, sino donde funcionaban sus organismos representativos y, tratándose de
sociedades anónimas, al lugar, en que ,s.e reunía la Junta. Agregábamos que t'ra
inditerente "él lugar en que la sociedad tenía la explotación de sus negocios y
que los principios anotados constituían la tendencia gen,eral. ,
Tratándose .de sociedades que no sean anÓnimas, es decir de las colecti-
vas, en comandita o .de responsabilidad limitada con personalidad jurídica en
un país, n.o hay ni ha habido inconveniente para permitir su" funcionam'iento
en país extranlero. Es el resultado de las leyes actuales, que reconocen la 'li-
bertad de comercio, y consecuencia del "estatuto personal", en manera st¡!me-
jante a lo que ocurre con una persona natural, y al cual se refiere el Art. 15 .
~CC '
"A las leyes patrias que reglan las obligaciones y derechos civiles, per-
mé,ne¡::erán sujet!)s los chilenos, no obstante su re~iclencia o donü('ilio en pais
extranjero" .
1.Q En lo relativo al estado de las personas y a ¡su capacidad para eje-
cuiar ciertos actos, que hayan d~ tener 'efectos en Chile;
.' 2. Q En las obligaciones y derechos que nacen de las relaciones de. familia;
,pero sólo respecto ¡de sus. cónyuges y parientes chileno,s".
, Por razones análogas a 10 que ocurre tratándose de personasr ,se admite
que si un. país reconoce la existencia jurídica de una sociedad, debe también
reconocérsela a las que en él se forman de .atro país.. Así, en, ,Chile han fun-
cionado sociedades colectivas y en comandita formadas en el extranjero.
Pero, aun cuando estos principios fueran aplicables a las sociedades anó-
nimas, necesariamente a virtud ,de la legislación chilena, hay restricciones. 'Sa-
- 164-
bemos que la sociedad anónima necesita autorización del Presidente de !a Re-
pública para ftmcionar, autorización que constituye una garantía para los fu-
turos accionistas y para los tercero.s. Habría sido ilógico y de~;ventajoso para
las sociedades nacionales si se hubiera dejado en libertad a las sociedades'
anónimas extranjeras para funcionar en Chile, si para ellas se omitiera 'esta
exigencia de la ley.
Art. 468 del C. de C.: verlo.
EsteprincÍpio se encuentra repetido en el Art. 120 del D.F/L., 251, que
dice:
"Las sociedades anónimas extranjeras no podrán establecer en el país,
Agencias, sin la autorización previa del Presidente de la República;'.
El Presidente tiene la más amplia facultad. Puede autorizar o no, él la
Sociedad para que establezca sus agencias en Chile.
El Código no había establecido la forma como el Presidente ejercería esta
facultad. Hoy día, el D.FjL., 251, en los Arts. 121 a 127 ha reglamentado es!:!
materia, repwduciendo las disposiciones contenidas en el Reglamento 3030 de
20 de Diciembre de 1920. E,n principio, no es de rigor que para que una so-
ciedad extranjera pueda funcionar en Chile deba amoldarse a las sociedades
anónimas chilenas. Esto sería imposible y contrario a los principios genera-
les. porque equivaldría a exigir que fueran sociedades chilenas. Lo único que
el Presidente' debe apreciar es si la sociedad ofrece o no garantías suficientes
para los que vayan a contratar con ella. Naturalmente que deberá exigir que
esa sociedad exista válidamente en conformidad a las leyes de su país. A este
respecto hay que aplicar el principio de D.9 Internacional Privado que dice que
"la ley del país en que se otorga el contrato o ac~o rige al contrato o acto"; si la
sociedad fuera válida en su país, se le aceptaría en Chile".
Estas son las ideas generales que hay que tener presente.
Entrando a los detalles tenemos desde luego que el Art. 21 del D.F!L.
251 dispone:
"El Pre.sidente de la República concederá a las socieda,des' anónimas ex-
tranjeral", la autorización para establecer agenciasen el país. requerida por
(~l Art. anterior (ya copiado), siempre que en sus estatutos se establezcan
disposiciones que garanticen los derechos de los terceros que contraten cún
la sociedad y se ajusten a las condiciones que a continuaci\'ln se indican".
El Art. 122 se refiere a los dOCllmentos que hay que aco111pañar a la soli-
citud de autorización':
"La solicitud de autorización ¡deberá ser acompañada de los siguientes do-
cumentos emanados del país en que tenga su domicilio la sociedad y debi-
damente legalizados: .
a) Copia auténtica de los estatutos, traducida al español si no estuvie-
non en este idioma, y visada por el Cónsul chileno, de la escritura de cOl1stitn-
ción de la socieda!d, de 'las demás piezas que indiq'uen como se ha formado el
capital social y de los antecedentes que acrediten que la sociedad se encuen-
tra legalmente constituída en el país de origen.
b) Un poder general otorgado por la Sociedad al Agente que ha de
representarla en el país. en el que expresa de una manera terminante, que el
agente obra en Chile bajo la responsabilidad directa de la sr)ciedad, con fa-
cultad de ejecutar ,operaciones en su nombre y en que se otorguen expresamen-'
te las facultades a que se refiere el ¡nc. 2.0 del ArL 8.9 del Código de Proce-
dim"iento Civil".
Art. 8. ¡nc. 2: "Sin embargo., no se entenderán concedidas al procurador.
sin expresa mención, las facultades de desistirse de. primera instancia de la
acción deducida, aceptar la demanda contraria, deferir el juramento decisorio,
acept3r su delación, absolver posiciones, renunciar los recursos o los térmi-
- 165-
nos legales, transigir, comprometer, otorgar .a los árbitros facuItades' de ar-
bitradores, aprobar convenio.s y percibir". .
Según es 6so corriente, y para evitar dificultades,. hay que tener presente
que las facultades del inc. 2 del 8.Q, a que nos referimos, ¡deben detallarse ta-
xativamente. '
"c) Un estado de las erogaciones hechas por ,los accionistas' para com-
pletar el capital social;
d) Una copia autorizada del último bal¡mce de las operaciones sociales;
e) Un certificado de subsistencia de la· sociedad".
Estas disposiciones están establecidas para favorecer a los ter~eros y. evi-
tar los exhortos cuando un mandatarió no está suficientemente autorizado, pues
·era frecuente que se colocara la cláusula de que el agente no estaba autorizado
para contestar demandas. .
Ei solicitante, al, elevar la soliCitud, deberá hacer expresamente las ldeCla-
raciones del Ar( 123 que dice:
"El solicitante, deberá declarar a nombre de la sociedad y con po,der su-
ficiente para ello:
a) El nombre. con que la sociedad funcionará en ,Ohile, con expresión en
español del objeto de ella, ' . .
b) Que la sociedad con'Oce, la legislación. chilena y los reglamentos pOI
las cuales habrán de regirse en el país, sus agencias, actos, contratos y obli-
gacIOnes;
, c) Que los bienes de la' sociedad quedan afectos a .las leyes 'chilenas,
especiaÍmente para responder de las obUgaeiones que ella haya .,de cumplir
en Chile; ,
d) Que la sociedad~ se obliga a constituir un fondo especial con valores
colocados y realizables :en Chile, para .atender' a las ohligacion1es que hayan
ne cumplirse. en el país. Es'te f0l1do será detl~rminado por el Presidente. de la
República según la naturaleza de cada sociedad y se formará con la cLiota de
las utilidades de cada balance que indique el decreto de autorización;
Este Jondo .declarado en la solicitud es una garantía que tendrá!} los ter-
.ceros que contraten en Chile. Evidentemente que estos tendrán acción contra
los capitales que la sociedad tenga en el extranjero; pero sería difícil entablar
acción ante tribunales extranjeros, razón esta, para que la ley obligue la ocons-
titución de este fondo en Chile. /
"e) Cual es el capital efectivo -que va a tener en el país para 'el gIro
de sus operaciones y la ¡fecha y forma en que éste ha de ingresar enl la caja
de la agencia en Chile;
f)' Que "se obliga a poner en cO'nO'cimiento del Presidente de la República
toda modificación que se opere en lá organiz.ación sO'cial y a; comunicar el cam-
bio de r~prresentante, debiendO' coot~er.el nuevO' poder, en todo casO', las exi-
gencias señaladas en el inc. b del Art. anterior; .'
g) .cual es ~l domicilio de la Agencia principal" ..

FO'rmalidades de la autorización.

El C. de C., no ·exigió formalidad alguna pa'ra el decretto' de autori:<:ación;


pero caía de su peso que esta autorización debía cumplir' con. las forrrialidades
ude publicidad en beneficio de terceros que podrían haber tenido interés en co-
nocer sus estatutos, ;sus a.gentes, los poderes de éstos, etc.
El reglamento 3030 contenía diversas disposiciones que tendían a llenar
los vacíos del Código. Ellas han sido reproducidas por el Art. 124 del D.FjL
251, que dice: '
- 166-
"El decreto que otorgue' la autorización, los estatutos y el poder del ager.tc,
serán inscritos eh el Registro de Comercio correspondiente a la Agencia prin-
cipal y publicados por una vez en el Diario Oficial y por tres veces en un ,dia-
rio del mismo domicilio".
Como vemos, son formalidades parecidas a las que se exigen para la. cons-
titución de una sociedad anónima chilena; pero n() son iguales, porque la pu-
blicación se hace aquí sólo por tres veces, en vez de cinco, y porque aquí no
se requiere la fijación de carteles.
El Presidente puede también revocar. la autorización dada a la socJed:ld
anónima extranjera, y si bien el Art. 468 del Código no consagraba este prin-
cipio, él ha sido contemplado expresamente por el Art. 126 del D.F ¡L. citado.
¿Cual sería la situación de una sociedad extranjera que funcionara en Chi-
le sin la autorización correspondiente? Si se trata de acto.s. aislados no existe
ninguna dificultad, pues .la sociedad puede celebrar C()<;¡tratos mediante man-
datarios. Distinta es la situaciÓn si acaso ha establecido en Chile una agencia
permanente; entonces, la sanción consiste en la responsabilidad personal del
agente por todos los contratos que celebre (ya vimos que cuando había au-
torización del P. de la R, la responsable era la sociedad).
Se ha pret~ndido deducir de 'aquí que en caso de no existir esta autori-
zación no podría la sociedad comparecer en juicio como demandada y flUC,
por lo tanto, no se podría perseguir .su responsabilidad. Sin embargo, esto no
es efectivo: la sociedad es siempre una persona jurídica y si dió t'acultages
a su mandatario no se ve la razón para que eIl~ no responda. (Ter.emos. en-
tonces que además de la acción contra la compañía los terceros pueden diri-
girse contra el agente).
En Chile ha habido muchos. casos de agentes que han actuado en repre-
sentación de sociedades extrailjeras quena estaban debidamente autorizadas,
(sin ir más lejos, la sociedad que ,construyó las obras del puerto de Val paraíso
se encontraba en estas condiciones), y como el C. 'de C., no consagraba ningún
medio para impedir el funcionamiento' de hecho de una sociedad no autoriza-
da, sus actos han debido producir pleno efecto ..
El D.F jL 251 ha venido a salvar este vacío del Código, disponiendo en su
ArL 127 que la Superintendencia podrá solicitar el auxilio de la fuerza· públi-
ca, de quien corresponda, para clausurar las oficinas ,de las sociedades anóni-
mas extranjeras que no hayan obtenido la autorización del P. de la R, a que
se refiere el Art. 120 del mismo D.FjL.

EMISION DE BONOS O DEBENTURES

La ley que llevó a la tdictación de la Debentures fué la 4312, que creó el


Instituía de Crédito IndustriaL Institución que, como sabemos, tiene por ob-
jeto conceder créditos a los industriales. Esta ley, en su Título IV, que regla-
menta las operaciones que podrá efectuar el Instituto de Crédito, Art. 7, dispone:
"El Instituto podrá:
2.9 Emitir honos por cuenta de empresas nacionales;
3.'1 Garantizar las emisiones a que se refiere el número anterior;
4.'1 Consolidar C0.n su garantía emisiones internas. o externas de bonos
de las empresas nacionales que se agrupen para ello".,
Con el objeto de poder hacer efectiva esta finalidad del Instituto, se pre-
sentó un proyecto a la 'Cámara, y en su exposición de motivos se dice: "Falta
sólo legislar sobre el crMito industrial y lo hecho hasta ahora no es suficien-
te. La ley 4312 de 24 de Febrero de 1928, estableció el Instituto de Crédito In-
dustrial y la constitución de la prenda indústrial. El primero está Jlamado a lle-
- 167-
nar una sentida necestdad nacional; la slegunrda permite dar mayor elasticidad
a los 'créditos industriales, pero no soluciona en todos sus 'as,pectos y por com-
pleto el problema que se presenta a 10'& industriales nacionales':.
Más adelante se agrega, "la mejor solución. del crédito, industria! la cons-
tituye la emisión de bonos de tipo de interés y amortización variable, según
las circunstancias en que se emitan y las garantías que ofrezcan. Este proce-
dimiento permite a las sociedades industriales regular sus n'ecesidades, finan-
cieras y aprovechar en la mejor forma. posible su activo como garantía de su
crédito regular, emitidos en plazos prudenciales".
Fué por estas razones que el Ejecutivo nombró una' comisión especial para
el estudio de una ley sobre emisión de bonos. por sociedades anónimas. Este
estudio terminó con la ley N.9 4657 de 24 de Septiembre de 1929, publicada
en el Diario del 25 del mismo mes.
,Esta operación no era frecuente en nuestro país; porqt\e, si lfien nuestra
'Jegislació:n no lá prohibía, tampoco la reglamentaba, y ello se prestaba a
que' se suscitaran frecuentes dificultade$. Además, las disposiciones generales
del C. Ide C., no eran suficientes para llevar a cabo estas operaciones en forma
!)atisfactoria y con garantías para 'los suscritores de estos bonos.
En Francia este problema mm, subsiste, porqu'e no se ha dictado una ley
especial sobre el particular. Sólo existen est<,l.s leyes en Italia y en ArgeJ!tina.
La emisión de bonos por una sociedad es, en el fondo, la contratacióñ de
un verdadero empréstito ; pero' con la particularidad de que este préstamo no
se obtiene de una persona natural o de una instituciÓn de crédito, como ocurre
generalmente, sino que se obtiene ¡del público en general.
, El préstamo se divide en ¿uotas o fracciones que son representadas por
ciertos títulos llamados debeníures, cada uno de los cuales puede ser suscrito
ppr una o varias pers'onas; y cada una de las cuales le hace a la socie'dad un
préstamo p<;lr el valor de :su aporte. En esta forma, entre todos los suscritores,
harán el préstamo ,suscribiendo el total de la emisión.
Estos bonos o Debentures, lo mismo que las acciones de una sociedad
anónima, son documentos negociables, son su:s.ceptibles de cotización en Bolsa,
y los suscritores pueden reembolsarse de sus créditos antes del vencimiento del-
plazo mediante la simple enagenación, de esos bonos. Esta facilidad para ena-
genar ,los Debentures facilita la contratación de grandes empréstitos que difí~
cilmente podrían obtenerse de una institución bancaria.
Además, estos Ipréstamos se hacen por largos plazos que difícilmente po-
clría otorgar una empresa bancaria, a las cuales la Ley General de Bancos tes
prohibe otorgar préstamos con plazos superiores a un año. '
Facilita también esta operación la inversión de los capitales, a(tn en' me-
jores condiciones que las que ofrece la suscripción de acciones de una socie-
dad anónima porque 'los accionistas sólo obtien1e dividendos cuando la socie-
dad obtiene utilidades, mientras que los suscriptores de estos' bonos 110 son
socios, sino acreedores y, como acreeldores, tienen derecho a un' interés fijo
que la :sociedad debe pagarles obtenga o no utilidades. Además, el tenedor
de un bono está en mejor situación que un accionista en lo que se refiere a 'la
restitución ,del capital, porque tiene un derecho preferente para obtener su
~porte.'
- 168-

LEY 4657.

Párrafo J.9 De las condiciones para la emisión de bonos.

Según la primera parte del Art. 1.9 , "sólo ¡as sociedades anónimas cons-
tituídas y domiciliadas en ,Chile y las. sociedades anónimas extranjeras Wle
hayan sido autorizadas para establecer agentes en el territorio de la Repú-
blica, siempre que tengan en el país la explotación principal de sus negocios
y constituyan en Chile un directorio responsable y con facultades suficientes
y a condición' también de que la emisión :s.e haga con garantías hipotecarias
o prendaria de bienes situados en Chile, podrán contratar empréstitos median-'
te la emisión de bonos o debentures, siempre que sus estatutos le concedan
expresamente esta facultad".
Con, anterioridad a la ,dictación de esta ley podía contratar empréstitos en
esta forma cualquiera sociedad. Hoy día no existe esta misma libertad y sólo
pueden emitir debentures las sociedades anónimas. Se comprende que así sea,
desd-a el momento que se r~curre a esta fórma de contratación de empréstitos
para empresas >de larga duración y de gran magnitud, y era necesario enton-
ces estuviera asegurada ~a vida' de la sociedad durante todo ese tiempo,
cosa que sólo ocurre en las sociedades anónimas, que, por lo demás, e:~tán
sujetas a la vigilancia de la Superintendencia.
El Art. 2.9 de la ley confirma esta idea, rileS dice:
"Las persoñas naturales, empresas particlflares, personas jurídicas de de-
recho privado o sociedades que no sean anónimas, no podrán contr,atar em-
préstitos mediante la emisión de bonos, a menos que estuvieren autorizadas
para e~lo por otras leyes especiales".
En realidad, esta disposición era innecesaria por cuanto el Art. 1.9 ya ha-
bía establecido quienes pueden emitir bonos, y al no cumplirse con esos re-
quisitos establecidos en forma imperativa por la ley se entiende que las demás
personas, ya sean jurídicas o naturales, no pueden acogerse a los beneficios
de ella.
Además, es menester que estas sociedades anónimas estén constihlídas y
lÓomiciliadas en Chile y que por sus estatutos estén' facultadas expresamente
para contratar empréstitos por este medio.
Se presentó la dificultad de determinar la situación de las sociedades ya,
establecidas a la época de la dicíación de la ley. Para sa,lvar esta 'situación
se dispusO en el inciso 2.9 del Art. 1.9 que estas podrían también emitir bonos
por' acuerdo de la Junta General Extraordinaria de AccicJillistas adoptado coa
el quorum y J;l1ayoría requerida para la modificación de sus estatu~os.
Ya vimos, en el Art. 1, que con respecto a las sociedades anónimas ex-
tranjpras la leyes aun más restrictiva porque es necesario que hayan sido au-
torizadas para establecer agentes en el territorio de la República, tenga!: en
el ,país la explotación principal de sus negocios, constituyan en Chile un Di-
rectorio responsable y cQn facultades suficientes y caucionen la emisión con
garantía hipotecaria o prendaria de bienes situados en Chile. •
El Art. 4 agrega que las sociedades anónimas extranjeras que no cumplan
con los requisitos indicados no podrán colocar bonos en Chile por suscripción
pública, aun cuando la emisión se haya hecho fuera del país.
Todas estas }iisposiciones tienen por objeto garantizar los intereses de
los suscriptores, a los cuales les sería muy difícil ejercer 'sus acciones ante
tribunales extranjeros.
169 -

Párrafo 2,<} De las formalidades de la, emisiÓ\t1,.

'Art. 5: "Para proceder a la emisión de bonos, deberá celebrar.~e previa-


mente entre la sociedad emisora y el representante o. los representantes de los
futuros tenedores ¡de bonos, Un. contrato por f;:scritura pública, en que se ha-
rán constar todas las co.ndiciones del empréstito." ,
Hay aquí algo enteramente original. Con Gtntérioridad a la dicfación de
esta ley, las sociedades que querían hacer una emisión de esta natur9.1eza
ponían al .corriente al público de, las condiciones de la' emisión, pero jurídí-
camente esto no. era nada más que una proposición y de ninguna manera tenía •
el carácter de un contrato previo a aquellas, y no podía dársele el carácter de
contrato desde el momento que no había más que una parte - la sociedad, - .
sólo con la suscripción del bono venía a formarse el contrato~ ..
Hoy no es así;' toda emisión debe ser precedida necesariamente de un
contrato de emisión o de adhesión en el cual con,sten las condiciones del em-
pr'éstito, y para salvar el inconveniente de que haya una sola parte hace ce-
lebrat' este contrato con él o los representantes de los futuros tenedores. de
bom)s.
PI. primera vista podría creerse que se necesitaría tantos contratos como
futuros tenedores pudiera existir; pero no es así y como los suscriptores están
ligados por un interés común se celebra un solo contrato .. con los, repre:sentan-
tes que les asigna la misma sociedad. Es evidente que hay una anormaliáad
en esto de que la misma sociedad elija a los representantes de la otra parte,
pero esta era laúnic,a manera de salva¡; la· situación y estos primeros repr:e-
sentantes quedan de hecho ratificados en cua.nto a Sll nombramiento por la
suscripción posterior de los bonos. (Se entiende que el que suscribe un bono.
acepta ese contrato previo y ·ratifica el nombramiento de representan'tes).
Con el objeto de garantizar los derechos de estos tenedores, ¡,a ley im~
pone sanciones a los representantes que no cumplan sus obligaciones, y le prohi-
be a· la sociedad .emisora que designe como tales a sus accionistas, direc~ores
o ¡;mpleados. ' ,.
El Art. 6 de la ley señala las menciones que debe conten'er esta escritura
de f'mi~sión. Estas menciones son todas esenciales, y se refieren a dos ideas:
l.Q deben figurar los datos necesarios para i,den,tificar la sociedad; y 2.Q deben
~ndicarse todas las ba,ses y condiciones relativas al empréstito .
. Art. 6: "La escritura de emisión debe necesariamente expresar:
1.'1 El nombre y domicilio de la sociedad, la fecha y notaría en que ¡se
hubiera otorgado la escritura social, la fecha y N.Q de su inscripción en e1 re:"
gisíro de comercio, la fecha del D.Q de autorización y del de instalación legal
d.e la sociedad e iguales enunciaciones reapectode las reformas de los esta-
tutos y de los decretos que laJs hubieren .aprobado.
2.9 Los negocios gueconstituyen el giro de la sociedad.
3.\> El mon'Ío del capital nominal, del capital suscrito y del capital pa-
gado de la sociedad emisora.
4.'1 El acuerdo del Directorio o de la 1unta General de Accs., según el
caso, que hubiere aútoriz.ado la emisión" ¡debiendo insertarse en la escritura
copia íntegra del acta re!s.pectiva.
5.9 El monto total del ,empréstito, las series y el número dé bono's que
van a emitirse, el valor nominal de cada, clase .de títulos y su forma, indican-
do si serán nominativos o al portador.
6.9 El ,tipo de interés, la forma y épocas de 'amortización y' el lugar del
pago de los intereses y de los bono¡s sorteados o vencidos.
- 170 ~

. 7.9 La naturaleza de la garantía o la in,dicación de que la emisión se


hace sin garantía.
8.Q Las deudas preferentes o privilegiadas .que la sociedad tuviere contraí-
das al tiempo de otorgarse la escrituras de emisión y. las emi:3iones vigentes
de bonos que hubiere hecho anteriormente.
9.Q El nombre y domicilio del representante, de los futuros tenedores
de bonos y, la forma y cuan tía de su remuneración".

Párrafo 3.9 De la forma de los títulos.

Como ya lo hemos dicho, los bonos o debenture~s se asemejan a las accio-


nes de una sociedad anónima en cuanto representan derechos cuoültivos; pero
son diferentes en cuanto al objeto, origen y fin que persiguen.
Según el Art. 9 de la ley, que confirma la disposición del Art. 451 del Cód.,
los títulos de todo bono podrán ser nominativos o al portador. (Quedan, p!l~S
excluídos los títulos a la orden), y cada un'O de ellos debe contener las men-
ciones que indica la ley.
El Art. 10 establece que el valor nominal de cada bono no podra ser in-
ferior a $ roo ni superior a $ 10.000. Los bonos de la misma emisión deberán
ser de igual valor, pero podrán emitirse titulos que representen varios bOllOS.
La ley pone restricciones a la emisión de bonos de pequeños valores con el
objeto de evitar que sean sorprendidas personas de escasos recursos.
Art. 12: "Los títulos de los bonos llevará¡a para e.l pago de los intere-
ses, cupones al portador, que serán pagaderos a su vencimiento a la persona
que los presente, aun cuando fuere relativamente incapaz. En cada cupón de-
berá indicarse su valor, la fecha de su vencimiento y el número y la serie del
bono a que pertenezca".
Lo común es que lo:s intereses se paguen por períodos semestrales. Cuan-
do la sociedad emite bonos nominativos debe, además, llevar un' registro es-
pecial semejante al de accionistas que lleva toda so.ciedad anónima (Art. 3).
Con respecto a la transferencia de los bonos 'nominativos existe una parti-
culari,dad de cierta importancia, pues,' pueden :ser transferidos por endoso en
el mismo título, suscrito por el cedente y por el ·ce3ionario e inscrito en el re-
gistro a que nos veníamos refiriendo (Art. 14).
El ~rt. 15 agrega que el cedente no responde al cesionario del pago de
los intereses ni del capital del bono, con lo cual establece Un principio aná-
logo al del Art. 451, según el cual el endoso de una acción es 'sjn' garantía.
,Con respecto a la cesión de los bonos al portador no hay ninguna especia-
lidad y se transfieren por la mera tradiciól!1 manual; y si bien las acciones al
porrador son poco frecuentes, los bonos por el contrario, por regla general
son redacfaJdo:s al portador.
Al hablar de las acciones dijimos que ellas sólo podían ser al portador
cuando estaba totalmente pagado su valor. Esta cuestión no se presenta res-
pecto .de los bonos, porque la ley exige que estos estén pagados totalmente
desde el primer momento, y, en. consecuencia, no hay ningún inconveniente
para que desde ese instante estén redactados en esa forma.

Párra!o 4.9 De la suscripción de los bortos.

M.ediante el contrato de adhesión de que ya hemos hablado, y que 'se ce~


lebra cor¡ los representantes de lo~ tenedores de bonos, la sociedad llama al
público para que los suscriba. PelO el vínculo jurídico real y efectivo sólo
viene a nacer cuando se efectúa la suscripción de cada bono, y esa su.scnp-
dón signifka al mismo tiempo que se acepta el contrato.
- ' 171--
Ari. 16: "La suscripclOn o adquisición de bonos hecha por cualquiera
persona} importa .para esta la aceptación y ratificación de todas. las estipula-
ciones y condiciones establecidas en la escritura de emisión".
El Art. 18 se refiere a ia emisión ¡de bonos a prima. y dice:
"Podrán emitirse bonos a prima para S11 suscripción por una .suma infe-
rior a su, valor nominal.
Para la aplicación de las disposiciones legales que limitan -el interés con-
vencional se considerará en los bonos a prima 'sólo la tasa del interé¡; calcu-
lado sobre el valor nominal del bono". I

Se quizo preveer con esta disposición una situación discutid~ en otros


países y gue sin, este precepto habría podido presentar.se e,n Ohile.
Asi por ejemplo: un bono que nominalmente vale $ 100 Y que se coloca
a 94% quiere decir que aun cuando la sociedad l~ pide a su suscriptor sólo $ 94
se compromete a pagar $ IDO, a su vencimiento. Se trata con esto de facilitar
la colocación del empréstito, lanzando la emisión. por un valor inferior al hO-
minal y pagando la sociedad al tiempo del sorteo o a su ventimien~o el valor
nominal del bono. (Esa diferencia entre el valor nominal y el real es la prima
que recibe el tomador).
Como lo anunciábamos,este sistema pudo haber traído dificultades con
respecto a 1&3 leyes que limitan los intereses, puesto que el interés deberá
pagarse en relación al valor nominal, excediendo así del máximo fijado pDr
la ley. El Art. 18 inc. 2.'> ,soluciona esta cuestión estableciendo que para la,
aplicación de las ¡disposiciones legales que limitan el interés convencional se
considerará en los bonos a prima sólo la tasa del interés calculado sobre el
~alor nominal del bon'o.
En cu.anto a la colocación del empréstito, el Art. 19 agrega: que esta debe
quedar totalmente finiquitada dentro del plazo máximo de seis meses contado
desde la fecha de la escritura de emisión; o en el que se' hubiere fijado en la
misma escritura si fuere menor.
Una vez colocado el prélstamo dentro del plazo fijado, los representantes
de los tenedores deben dejar constancia de este hecho en' una, escritura públi-
ca que se anotará al margen de la inscripción de la escritura' de emisión (inc,
2.'> del 19). Pero, si el empréstito no alcanzare a colocarse dentro de ese plazo
quedará sin efecto la operac;ión, y las' ·suscripciones que se hayan hecho debe-
rán restituirse Con ISUS intereses. Se entiende que la suscripción .está sujeta a la
condición resolutoria de que Ise suscriba totalmen(e 'la emisióm. Es esa una
situación semejante a la que se produce cuando en una .s'Ü~iedad a,nónima nc>
se colocan todas las acciones dentro det plazo que fija ,el Presidente de la Repú-'
blica en su Decreto de autorización.
Cuando la sociedad tiene la seguridad ql1e va a colocar todo el empréstito
o cuando no va a necesitar inmediatamente todo el dinero, entonces puede di-
v~dir la emisión en series. AutQriza expresamente esta op'eración 'e.I Art. 21 de
la ley, que dice:
"Podrá dividirse 'la totalidad de la emisión en distintas series sucesivas,
cuando así lo establezca la correspondiente elsúitura de emisión. En: este caso
el plazo para ,la colocación de cada una de las respectivas series empezará
a correr desde la fecha que se. hubiere fija.éLo en la misma escritura".
y el Arf. 22 agrega:
"Mientras no estuvieren totalmente colocados el empréstito o la serie res~
pectiva, la sociedad emisora no podrá hacer uso alguno del dinero pagado por
los suscriptores de los bonos".
- 172-

Párrafo 5.9 De las gruralltías de la emisión.

Atendiendo a la garantía, podemos dividir las sociedades anonlmas, para


los efectos de la pres,ente ley, en socieda'des que pueden hacer emisiones sin
garantía y sociedades que siempre deberán constituir una gara':!tía. A estas úl-
timas se refiere en especial el Art. 3 relativo a las emisiones hechas por so-
ciedades anónimas extranjeras, las cuales deben hacerse siempre con garan-
tía hipotecaria o prendaria de bienes situados en Chile). i '

Las otras sociedades tienen amplia libertad para hacer emiSIOnes con o
sin garantía, ello dependerá de la mayor o menor' confianza que inspiren al
público.
Sienta este principio el Art. 24 de la ley que después de :decir que la emi-
sión puede hacerse sin garantía, establece que en el caso de hacerse con ga-
rantía, esta puede ser especial de prenda o hipoteca o con garantía de una
institución que esté especialmente facultada para ello por leyes especiales.
(Con la última frase se ha querido aludir al Instituto de Crédito Industrial, que
está facultado para garantizar emisiones de bonos).
Tenemos entonces que son tres las clases de garantías de que pue,den
hacer uso las sociedades emisoras: la prenda, la hipoteca y la fianza de alguna
institución expresamente facultada.
Antes de la diclación de la ley de Deoentures no había manera de otor-
gar estas garantías por la imposibilidad de indicar el nombre de los acreedo-
res; hoy este problema se ha solucionado en forma muy sencilla hacier:JC!o
comparecer a Jos representantes de los futuros tenedores de bonos.
Art. 25: "Cuamdo fuere necesaria para el perfeccionamiento de la prenda
la entrega de la cosa ~mpeñada, se hará dicha entrega a los representantes
de los tenedores' de bonos, quienes 'cuid;:trán de gue se cumplan las' demás
lormalidades que correspondan".
y el Art. 26 agrega:
~'En la inscripción de la hipote'ca, prenda agraria, p'renda industrial o
prenda sobre regadores de agua a favor de los tenedores de bonos, no será
necesario indicar individualmente el nombre de los tenedores y bastará ex-
presar, en Jugar de estos', el nombre del representante o representan tes de los
tenedores designados en la escritura de emisiÓn y la célIidad que invisten ..."
Se modifica con esto, tanto al C. C. como a las leye.s especiales sobre
prenda, porque eh todas las ,operaciones en que debían intervenir los respec-
tivos acreedores (inscripciones, notificaciones, citaciones, etc.), intervienen en
<:alidad de mandatarios de ellos los respectívos representantes.
Termina este párrafo imponiendo prohibiciones a la sociedaa con el ob-
jeto de resguardar los intereses de los tenedores de bonos. Así por ej., scglin
el ArL 27, ~e prohibl: a la s)ciedad q!~e hubiere emitido bono,:; con garantía
hipotecaria :onstituir prendas industriales so'bre los inmuebles por destina-
ción existentes en la finca hipotecada, sin el ,consentimiento escrito de los rc-
presentantes de los tenedores. Se prohibe también a la sociedad vender una
partc cflnsiderable de sus maquinaríals y utensilios, el nombre del estableci-
mientú, las marcas comerciales y las patentes de invención existentes a la
fecha de la escritura de emisión, a menos también que en ello hayan consen-
tido por escrito los representantes de los tenedores (Art. 28). El ArL 30 prohi-
be así mismo a la .sociedad emisora repartir dividendos entre sus accionistas
si está en mora en el pago de los intereses o de los bonos sorteados o ven-
cidos (Art. 30).
- 173-
Párrafo 6.9 De la amortización y pago de los bonos.

La amortización es la operación que consiste em la cance1.ación de los bo,


. nos en atención a su valor nominal; y la ley no pone ninguna restri.cción acer-
ca de! plazo en que ella debe hacer.~'e, elso si qu.e' en ningún caso podrá ser
superior al tiempo que falte para la expiración del término fijado como dura-
ción de la sociedad emisora (Art. 31). Sería absurdo que se permitiese a. una
sociedad que le faltan 10 años para su terminación, contratar empréstitos a
20 años p'lazo.
Según' el Art. 32, las amortizaciones pued.en ser ordinarias o extraordina-
rias y ellas ,deben efectuarse par medio de sorteos de los, títulos respectivos y
sólo en la fecha y condiciones establecidas en la E:.scritura: de emisión. Los
Arts. 33 y' siguientes determinan las :solemnidades de la emisión.
El Art. 37 contiene una modifi"cación de importancia al D.Q Procesal, pues
da mérito ejecutivo a los bono¡S' vencidos y a los -cupones vencidos contra la
sociedad emis.ora, cuando se reúnan los requisitqs que 'la misma ley señala
(debemos tener presente que estos papeles son instrumentos privados).
La sociedad puede tener interés evidente en caso,s determinados ete amor-
tizar los bonos, no por el sorteo de ellos, sino por la adquisición de los mis-
mos (podrá ocurrir esto cuando, tos bonos estén bajo la par); pero como
estas operaciones podrían favorecer a determinados tenedores en perjuicio de
lOl5 demás, la ley dispuso expresamente en el Art. 38 que la sociedad, no po-
dría adquirir sus propios bonos, ya fuera para amortizarlos o para revender-
los ni podría tampoco pagarlos anticipadamente antes !del -sorteo, salvo el caso
previsto ell' los Arts. 39 y 40.
Tiene esta prohibición tan absoluta, un doble fundamento: si fuera per-
mitido a la sociedad adquirir sus propios bonÜls, seguramente esta procuraría.
provocaJ' bajas en los bonos para adquirIrlos en seguida y de esta manera las
sociedades podrían obtener un beneficio indebido. Además, si se, permitiera
a la .sociedad adquirir sus propios bonos independientemen!te del valor de ad-
quüsición, vendría a establecerse un privilegio en favor de algunos tenedores
que récibirían el valor de los puyos en condiciones excepcionales. (Esta dis-
posición tiene semejanza con la prohibición que el D.F /L 251 impone a las so-
ciedades an,ónimas en el sentido .de que estas no pueden adquirir en plaza sus
propias acciones)" '
. "Pero al mismo tiempo que el Art. 38 da la regla. establece la excepción
al decir: "salvo' el caso previsto en los Arts. 39 y 40 de la presente ley".
Dicen estos Arts..
Art. 39: "La sociedad emIsora podrá conceder en favor de Ios tenedores
de bonos opción jndividual o colectiva para canjearlos por acciones ordina-
rias o privilegiadas de la misma sociedad, en conformidad a l8JS condiciones
establecidasejl1. la escritura de emisión.
La socieaad que hiciere uso de este derécho, podrá aumentar su capital
en¡ la cantildad necesaria para el exclusivo objeto de efectuar la conversión de
10.8 bonos por acciones; y al ven~cimiento del pla:?o para la opción, podrá re-
ducir el aumento del capital proyectado a I~ suma equivalente a los bonos' que
se hubieren ¡presentado para la conversión.
En ambas operaciones deberán observarse los req'uisitos y formalidades
necesarios para la modificación de los esfatutos".
Art. 40: "Los bon'os canjeados por acciones se consideran .amortizados
extraordill'ariamen te".
En seguida, siempre con relación a los bonos, se pone la ley en el caso
de tIue la' sociedad sea declarada en quiebra o se disuelva anticipadamente, y
dispone sobre el particular en su Art. 41, lo siguiente: '
- 174
"En los casos de quiebra, concurso o disolución forzada de la s'Ociedad
antes de la expiráción del plazo fijado para el pago total de los bonos emi-
tidos, quedarán estos vencidos e inmediatamente exigibles por su valor no-
minal para todos los efectos legales".
Art. 42: "Una vez paga..dos en su totalidad los bonos emitidos y sus co-
uespondientes intereses, los representantes de lo,s tenedores declararán, en
escritura pública, cancelado el empréstito y alzarán las garantías vigentes".
Si algu!'"os tenedores no acuden a reclamar el vaior de sus bonos podría
pn>sentarse la dificultad de 'l10 poderse otorgar la escritura. pública a que se
refiere el artículo precedente por no haberse pagado en su totalidad los bonos
emitidos y tampoco se podrían alzar las garantías vigentes. El Art. 43 de la
ley previó esta situación y dispuso que podrí~,n alzarse las garantías y otor-
garse escritura de cancelación si después de vendidos todos los bonos estu-
viere ya pagado el 90'/0 a lo menos del total de la emisión y no se hubiere
presentado al cobro los bonos resta]¡,lt~s .. /. etc.
Previó también la ley la reglamentación de este depósito y el aviso a los
tenedores; pero como esta situación de incertidumbre no podía prolongarse
indefinidamente dispuso que transcurridos 5 año.s desde el vencimiento de los
bonos sin pago podría restituirse el depósito, o 10 que de él sobrare, a la so-
ciedad emisora, con autorización de Superintendencia de Sociedades Anónimas.

Párrafo 7.Q De las juptas generales de tenedores de bonos.

Se' ha discutido en otros paises acerca de si, a falta de disposiciones le-


gales, puede consi'derarse a los tenedores de bO'::os ,como una entidad con ca-
rácter de persona jurídica.
En Chi.le no caben estas discusiones; porque si bien la ley no les recono-
ce la calidad de personas jurídicas, reconoce una entidad formada por un cier-
to número de personas que' tienen derechos emanados ,de una sola operación y
qu'e pueden adoptar resoluciones en conjudo en la forma que la misma ley
determina.
Contiene este párrafo 7.9 diversas disposiciones de detalles que se refie-
ren a los poderes de la junta, su obieto, quorum y mayorías.

Párrafo 8.9 De losrepresentan:tes de los tenedores de bonos.

Según el Art. 60 de la ley, pueden ser representantes todas las personas


naturales que tengan capacidad legal para desempeñar su mandato, al sentar
esta regla la ley está prohibie'ndo que personas jurídicas puedan desempeñar
estos cargos, pero más adelante establece las excepciones al decir que también
podrán serlo el Instituto de Crédito Industrial, la Caja de Crédito Minero, y
.los Bancos Comerciales que hayan sido autorizados (por la Superintendentia
para desempeñar comisiones de confianza. (Todos estos casos de excepción
están sujetos a diversas limitaciones que la misma ley indica).
Estos representantes son nombrados por la sociedad emisora, (los pri-
meros) pero una vez emitido los bonos deben ser nombrados por la Junta de
tenedores de bonos.
Las reglas porque se rigen las facultad~s de los representantes son:
1.0 Las del C. C., relativas al mandato;
2.'! Las que se hubieren establecido en la escritura deem¡sión;
3.9 Las que establezca la Junta general de tenedores de bonos; y
4.9 Las que establece la leven estudio.
- 175-
Párrafo 9.9 De las respolllsabilidalie:..

A pesa,r del carácter general del _título de este' párrafo las responsabIlida-
des de que él trata no son sino las de los direc'tores, gerentes' y representantc~
de los tenedores: - ,
l.9 Cuando, hubieren ,emitido bonos sin sujetarse a las disposiciones de
la ley;
2.Q Cuando hicieren declaraciones' o enundaciones falsas en el cpntrato
de emisión, o en lo.s' títulos, avisos y publicacione5:
3.Q Si violaren las disposiciones de la ley.
Podrán también en estos casos ser perseguidos criminalmente con arreglo
al Códi.go Penal.

Párrafo 10. De la p,¡escripclon.

Los Arts. 76 y 77 de la ley fijan ,un' ,plazo corto de prescripción para las
acciones emanadas de esta ley: 5 años.
índice

DE LA SOICIEDAD EN Cq~MANDlTA.

"Esta clase de sociedades es relativamente moderna. E)n el D.Q Romano no


existía, y sólo vino a nacer en Ja Edad Media, en los siglos X a XI.
Primeramente fué t(na institución del comercio marítimo, en virtud de la
cual una persona ,entregaba cierta cantidad de mercaderías o capitales a un
capitán den,ave, quien la negociaba, repartiéndose después los beneficios en-
treambos. Pero luego se extendió al comercio, terrestre y tuvo mucho auge
en la Edad Media, época en la cual, como decíamos, tuvq su origen. En 'aquel
período de la historia eran muy mal mirados los nobles que se dedicaban al
comercio, llegando a establecerse una verdadera prohibición, para' ejercerlo,
porque consideraban la profesión de comerciante denigrante para la nobleza.
A fin de evitar las consecuendas que pudiera acarrearles el ejercicio del ,co-
mercio, los nobles recurrían al !siguiente artificio': entregaban a otra persona
mercaderías y capitales a fin de que esta negociara, yen' seguida repartían
los beneficios. Hoy día esta especie de sociedad ha quedado en segundo tér-
mino con la creación de las sociedades de responsabilidad limitada.
Las sociedacLes en comandita tienen un carácter mixto: participan de las
cualidades de las colectivas y de las anónimas. En ellas hay dos clases de 51Q-
cios: socios que están en una situación análoga a los de una, colectiva, llama-o
dos socios gestores; y socios que están en una situación semejante a los de una
anónima, llamados socios comanditarios. Lo:s' primeros responden solidaria e
ilimitadamente (si hay un solo socio gestor, naturalmente, -la responsabi,lidad
es sólo ilimitada); los segundos responden hasta concurrencia de sus aportes.
Consecuencia lógica de e,sta situación esqüe sólo los primeros tienen dere-
cho' a wdministrar; a los segundos le es prohibido mezdarse en la adminis-
tr.ación de la sociedad:
Son sociedades de ,personas y de capitales a la vez. Por 10 común en -estas
sociedades el número de socios gestores es reducido y, en cambio, el de co-
manditarios es más considerable.
Art. 470.- Este precepto legal nos da una. definición de Jo que ,jebemos
entender por sociedad en comandita, definición que no es muy exacta, porque
sólo contempla un elemento distintivo: la administración.. Mejor es. la que con-
sagra el Art. 2061 ilnc. 3.9 del C. C., porque atiende a otro elemento: la respon~
sabilidad.
- 175-
Párrafo 9.9 De las respolllsabilidalie:..

A pesa,r del carácter general del _título de este' párrafo las responsabIlida-
des de que él trata no son sino las de los direc'tores, gerentes' y representantc~
de los tenedores: - ,
l.9 Cuando, hubieren ,emitido bonos sin sujetarse a las disposiciones de
la ley;
2.Q Cuando hicieren declaraciones' o enundaciones falsas en el cpntrato
de emisión, o en lo.s' títulos, avisos y publicacione5:
3.Q Si violaren las disposiciones de la ley.
Podrán también en estos casos ser perseguidos criminalmente con arreglo
al Códi.go Penal.

Párrafo 10. De la p,¡escripclon.

Los Arts. 76 y 77 de la ley fijan ,un' ,plazo corto de prescripción para las
acciones emanadas de esta ley: 5 años.

DE LA SOICIEDAD EN Cq~MANDlTA.

"Esta clase de sociedades es relativamente moderna. E)n el D.Q Romano no


existía, y sólo vino a nacer en Ja Edad Media, en los siglos X a XI.
Primeramente fué t(na institución del comercio marítimo, en virtud de la
cual una persona ,entregaba cierta cantidad de mercaderías o capitales a un
capitán den,ave, quien la negociaba, repartiéndose después los beneficios en-
treambos. Pero luego se extendió al comercio, terrestre y tuvo mucho auge
en la Edad Media, época en la cual, como decíamos, tuvq su origen. En 'aquel
período de la historia eran muy mal mirados los nobles que se dedicaban al
comercio, llegando a establecerse una verdadera prohibición, para' ejercerlo,
porque consideraban la profesión de comerciante denigrante para la nobleza.
A fin de evitar las consecuendas que pudiera acarrearles el ejercicio del ,co-
mercio, los nobles recurrían al !siguiente artificio': entregaban a otra persona
mercaderías y capitales a fin de que esta negociara, yen' seguida repartían
los beneficios. Hoy día esta especie de sociedad ha quedado en segundo tér-
mino con la creación de las sociedades de responsabilidad limitada.
Las sociedacLes en comandita tienen un carácter mixto: participan de las
cualidades de las colectivas y de las anónimas. En ellas hay dos clases de 51Q-
cios: socios que están en una situación análoga a los de una, colectiva, llama-o
dos socios gestores; y socios que están en una situación semejante a los de una
anónima, llamados socios comanditarios. Lo:s' primeros responden solidaria e
ilimitadamente (si hay un solo socio gestor, naturalmente, -la responsabi,lidad
es sólo ilimitada); los segundos responden hasta concurrencia de sus aportes.
Consecuencia lógica de e,sta situación esqüe sólo los primeros tienen dere-
cho' a wdministrar; a los segundos le es prohibido mezdarse en la adminis-
tr.ación de la sociedad:
Son sociedades de ,personas y de capitales a la vez. Por 10 común en -estas
sociedades el número de socios gestores es reducido y, en cambio, el de co-
manditarios es más considerable.
Art. 470.- Este precepto legal nos da una. definición de Jo que ,jebemos
entender por sociedad en comandita, definición que no es muy exacta, porque
sólo contempla un elemento distintivo: la administración.. Mejor es. la que con-
sagra el Art. 2061 ilnc. 3.9 del C. C., porque atiende a otro elemento: la respon~
sabilidad.
- 176-
La sociedad en comandita constituye una excepclOn al derecho cOlllún,
por cuanto es una sociedad mixta, en la cual hay desigualdad entre los socios;
por lo tanto, las sociedades en comandita no se presumen. En caso de duda,
la sociedad se reputará colectiva". (Art. 490).
Art. 471: "Hay dos especies ,de sociedad en comandita: simple y por ac-
ciones". En ambas existen. las dos clases de socios, y la misma admiry.istración
y responsabilidad. La diferencia de ellas estriba en la forma en que está con<>-
tituído el capital social, (Arts. 472 y 473). Tiene interés hacer esta distinción,
porque las formalidades de constitución y las reglas del funcionamiento son
diversas.

, De la comandita simple

Art. 474. "En general, esta sociedad se 'rige por las mismas' reglas apli-
cables a la colectiva. Hay que tener presente, naturalmente, la existencia de
los socios gestores de responsabilidad limitada o comanditários. De manera
que la capacidad de los contratantes será diversa, según se trate de gestores
o comanditarios; así se trata de un socio gestor, la capacidad que se requiere
:::erá la exigida para ser comerciante; en tanto que si se trata de un socio co-
manditario, se necesita lacapaddad para contratar en conformidad a las re-
glas generales.
Respecto de los requisitos externos, se requieren, las mismas solemnidades
que para las colectivas, o sea: escritura pública y formalidades de publicidad.
Art. 475:, "Establece este Art., una modificación a las reglas generales.
La razón de ser de esta disposición no es otra que esta: a los terceros sólo
interesa conocer las personas de los socios gestores, en copsideraciún a !a
responsabilidad que estos tienen;- además, considera el origen mismo de las
sociedades en comandi~as (la tenden.cia que existía por parte de los nobles a
ocultar sus nombres); y también, porque los terceros no pueden compeler a
los comanditarios a pagar el valor de sus aportes, lo mi5TI1o que en las 80-
~iedade.s anónimas.
Cabe preguntarse: ¿qué efecto producirá la infracción de esta disposición?
Según el Art. 476 inc. 2. 9 , existe una prohibición análoga respecto a la iniier-
ción en la razón social, y según el 484, otra respecto él la intervención en la
administración social, acarreando para íos comanditarios la infracción de es-
tos preceptos, la sanción que establecen los Arts. 477 y 485: la responsabili-
odad soUdaria.¿Se aplicará para aquel caso esta misma sanción? Podría esti-
marse que por analogía debía tener el comanditario idéntico castigo. Pero no
es así, porque una sanción no puede establecerse por analogía; si esta no
está expresamente establecida por la ley, no se deduce; y además, porque el
tundamento de la sanción que establecen los Arts. 477 y 485 es el error a que
pueden verse inducidos los terceros en. los casos de los Arts. 476 y 484, error
que no existiría si en la escritura social se dijera tales o cuales socios son co-
manditarios, ya que los terceros no' podrán aiegar esta inserción para decir ql'C
creían que se trataba de socios de responsabilidad solidaria e ilimitada.
En cuanto a la inobservancia de las formalidades la sanción es la misma
que en las 'colectivas: la nulida:d absoluta; pero Con, una salvedad: en las co-
lectivas, declarada nula la sociedad, qued,an los socios responsables solidaria-
mente a ,los terceros; al ,paso que en las en comandita, la nulidad no contraría
el carácter de la sociedad: esta respon'sabilidad 'solidaria sólo existe respecto
de los socios gestores y no de los comanditarios .. Sobre esta cuestión hay !lna
interesante sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 11 de Enero
de 1888, publicada en la Gaceta de los ,Tribunales del año 1889 (Pag. 2266,
N.93227).
177 -
Las modificaciones que quier~n hacerse al contrato deben 'someterse, igual
que en Jas colectivas, q, ,las mismas formalidades de la {:onstitución.
Art. 476: Como toda sociedad que tenga un elemento personal, esta so-
ciedad requiere una razón social que exprese el nombre de uno o más de los
socios gestores y que sirva de n.ombre a la sociedad. Si en el contrato hay 'un
sólo socio gestor, la razón se formará con el nombre de éste y agregándole las
palabras "y compañía", agregación que, según el inc.' 3,5', no importa la in-
clusión en ella de los comanditarios 'ni le impone a estos responsabilidades di-
,versas que las que tienen en el carácter de tales. '
Art.' 477: Establece este Art., la sanción para el caso de que el coman-
ditario consienta en insertar su nombre en la razóll social. Esta actitud del
socio comanditario puede inducir a errores a los terceros contratantes con la
sociedad, porque pueden ellos presumir que se trata de un sOcio gestor. Dice
la ley: " .. , se constituye responsable' de todas las obligaciones y pérdidas de
la sociedad en los' mismos términos que el socio gestor".' y por su parte, el
Art. 483 establece que: "Los socios gestores son, indefinida y solidariamente
responsables de fo:aas las obligaciones y pérdidas de la sociedad". Se despren-
de de ésto que los socios comanditarios que han infringido' la regla del inc.
2.Q del Art. 476 tienen como sanción la responsabilidad solidaria e ilimitada;
pero esto en realidad, no es así, porque, seg'ún el Art. 486, "el comanditario
que pagare a los acreedores de la sociedad por algunos de los motivos expre-
sados en los Arts. 477 y 484, tendrá derecho a exigi!," de los socios gestores la
restituciól1 de la ca¡ntidad excedente a la de su aporte". ICon el agregado de
este Art., podemos decir que la responsabilida,ddel socio es solidaria, pero
limitada hasta la concurrencia de su aporte. El debe pagar sin limitación, pero
siempre le queda a salvo su derecho a ,la restitución.
Situaciones de los socios gestores y comandita¡riosr- Los socios gestores
están colocado:s en situación bien' diversas, de los comanditarios, considera-
dos ambos desde varios puntos de vista:
., a) En cuanto a ,la responsabilidad.- Los socios 'gestores responden soli-
daria e ilimitadamen,te de todas las obligaciones y pérdidas de la sociedad
(Arr. 483 inc. l.
Q
); al pa~so. que los comanditarios "sólo responden de unas y
otras hasta concurrencia de sus aportes".
b) En cuanto a los aportes.- L0S socios gestores pueden aportar todo
aquello que dé utilidad a la sociedad, como ser el crédito pe¡;,so;n.al, una indus-
, tria, etc.; e:n tanto que los comanditarios no tienen la misma libertad (Art.
478). La razón de ~sto estriba en que 16 contrario, equivaldría dar a lo.s co-
manditarios cierta ingerencia en la marcha de la sociedad, y esta situación no
podría aceptarse de ninguna manera, porque las sociedades en comandita des-
cansan en la consideración personal y crédito. de los socios gestores,y si el
comanditario pudiera aportar su in,dwstria, crédito. etc., se iría contra la na-
turaleza misma, de estas sociedades. '
c) En cuanto al. pago de los aportes.- Los socios gestores, lo mismo
que los comanditarios, deben realizar sus aportes en la época convenida (Arts.
474 y 378). Pero con ello no 'se iSuscitan cuestiones en cuanto al pago de sus
cuotas insolutas, en razón de sus responsabilidades solidarias e Himitadas,
mientras que con los soci.oS' {:omanditarios se producen. dificultades en lo re~
lativo al pago de las cuotas insülutas,en la misma forma que hemos estudia-
do en las sociedades anónimas, dificultades ,que deben solucionarse del mismo
modo, que en estas sociedades (Art. 480).
d) En cuanto a los dividendos ficticios.- Por la misma razón, sólo se
swscita cuestión con los comanditarios, en la misl1!a forma que en las socie-
dades anónimas y con idéntica solución. Así lo establece el Art. 479,disposi-
dón que consagra la misma regla del.Art. 2070 del ,C. C.
178 -
e) En cuanto a la facultad de ceder los derecho S.- Los socios gestores,
igualmente que los socios de una sociedad colectiva, no pueden ceder libre-
mente sus derechos en la sociedad" sino sujetándose a las mismas reglas esta-
blecidas para las colectivas (arts. 350 inc. 2.9, 352 N.Q 1 Y A04 N.9 3); en cam-
bio, los comanditarios, con pequeñas modificaciones, se encuentran él¡ este res-
pecto en igual situación que los socios de las sociedades anónimas (Art. 482).
En el hecho, como no es lo normal que los _comanditarios hagan uso de esta
facultad, no se les otorga acciones, , .
f) En cuanto a la administraciÓn.- Es esencial en este contrato que so-
lamente los socios gestores tengan derecho a administrar la sociedad;' los so-
cios comanditarios tienen prohibición expresa de ejecutar cualquier acto ad-
minis'trativo.
Todo lo que hemos dicho al tratar de las sociedades colectivas respecto
del momcnto en que es nombrado el administrador, de la revocación, de sus
poderes, de la extensión de elIos, etc., se aplican lisa y llanamente a la 'admi-
nistración de los gestores en las en comandita.
Art. 484. La prohibición que establE:ce esta disposición tiene un doble
fundamento: a) El intcrés de los terceros, y b) El interés de los socios mis-
mos, eg,pecia..lmente de los gestores. Lo primero, porque los terceros, podrían
considerar a los comanditarios como socios, gestores, cayendo así en el error
de creer que aquellos tenían responsabilidad solidaria; lo segundo, porque co-
mo la responsabilidad de los cómanditarios es limitada hasta sus aportes, no
vacilarían ellos en hacer operacion,es aventuradas, comprometiendo de esta
manera la responsabilidad solidaria e ilimitada de los socios gestores y, por
ende, la existencia misma- de la sociedad.
Según la parte final de esta disposición, a tal extremo lIeva la ley la pro-
hibición que ni "aún en la calidad de apodera:do de los ,socios gestores" puede
el comanditario intervenir en la administración.
¿Podría, sin embargo, ser empleado de la sociedad? Sí, porque esto no
importa acto de administración, dirección de los negocios, ya que el tral)ajo
del empleado queda reducido a funciones internas, sin crear relaciones de de-
recho. con terceros; además, siempre están bajo la vigila..nda de los gestores.
Por otra pqrte podemos llegar a esta mism,a conclusión examinando la histo-
ria fidedigna de la disposición: el primitivo Art. 27 del C. de C., francés decía
que ,no podía u,u socio comandi1;ario ser. empleado de la sociedad; una ley
posterior, de 6 de Mayo de 1863, suprimió esta prohibición y en este estado
de cosas, nuestro Código copió la disposición del Art. 484.
Se presenta con mucha frecúencia en la práctica este caso: puede).1 ü no
ser autorizados los gestores por los comanditarios para hipotecar un bien raíz,
facultad que no está incluída en sus poderes? La respuesta es afirmativa,
porque no existe para este acto una ingerencia decisiva de los comanditarios
en la a..dministración de la, sociedad.
Saber si tales o cuales actos ejecutados por un socio comanditario deben
considerarse o no como administrativos, es una cuestión de hecho que para
resolverla, hay que atenerse a estas dos circunstancias: a) sin son actos que
se hayan manifestado al exterior y hubieren podido inducir al tercero a creer
que ellos eran responsables solidariamente; y b) si han, sido de tal naturaleza
que hayan trabado la libre y espontánea acción de los gestores. Si se reúnen
esas condiciones, deben considerarse como administrativos.
Art. 485. La sanción de la prohibición que -establece el Art. anterior la
consagra la disposición gue estudiamos. Es sumamente grave, porque hace res-
ponsable al comanditario solidariamente "con los gestores de todas las pérdi-
das y obligaciones de la sociedad,· sean anteriores o posteriores a la contra-
vención". Esta sanción rué tomada a la ·letra del Código francés, en el cual,
- 179-
hoy en día ya no existe, porque !de acuerdo con la ley de 1863, que acabamos
d~ citar, se concedió al juez la facultad discrecional a este respeCto. (Véase
el Art. 2062 del C. C). ' .
Art. 486. Alcance de esta responsabilidad.-¿Qulén puede hacer efectiva
esta responsabilidad solidaria?, o en otros términos, ¿a favor de quién. está esta-
blecida? En v,irtud de esta disposición, sólo los terceros tienen !derecho para
hacer efectiva esta responsabilidad, y no los gestareIs. No es esta una solución
lógica, porque parece que la ley hubiera tenido en vista sólo uno de los fun-
damentos de la prohibición de administrar: el in'terés' de los terceros. Y el
interés de los propios gestores? Este fundamen,to no' ha sido considerado. Ló-
gicamente idebkra de habeflse 'dado al gestor el derecho de hacer efectiva esta
responsabilidad; en otras palabras, la responsabilidad del socio comanditario
debió ser igual a la del socio gestor o a la del coilectivo: solidaria e rlimitada.
En aquellos casos en que los socios comanditarios, por disposición ex-
presa de la ley Ison responsables solidariamente con> los gestores (Arts. 477 y
485), la quiebra de la sociedad acarreará consigo la quiebra personal de los
comanditarios? Según el Art. 1329, "la quiebra de una sociedad colectiva o
en comandita importa la quiebra personal de los socios solidarios, que la com-
ponen. ... " A primera vista, teniendo ,en cuenta lo que 'preceptúa esta disposi-
ción, parece que la contestación debe ser afirmativa; pero en' realidad la so-
lución es la. contraria, porque una disposición posterior la establece explícita-
mellte. En efecto, el lnc. 3 del Art. 1396 dice' (hablando de la aposición de
sellos) a la letra: ."Si la sociedad fuese comanditaria, se pondrán los ':;ellos.
, solamente en los luga..,res y objetos pertenecientes a los socios gerentes, aunque
los comanditarios <rean solidariamente respolllsables por haberse mezcládo ,en
la administración". Si bien es cierto que esta disposición sólo se refiere a la
responsabilidad' sobrevenida a consecuencia de la intromisión del comandita-
rio en la administración de la soci~dad, no obstante debe hacer extensiva por
analogía la sobrevenida por inserción del nombre del comanditario en la razón
social.
Alguno!s han comparado el socio .comanditariocon un mmu ante, porque
ambos entregan una cantidad de dinero con el objeto Ide obtener ganancias. Pero
hay entre ellos algunas diferendas sustanciales. E~n' efecto, .el mutuante es un
acreedor, al paso que el comanditario es un so'cio; el prim€(ro siempre tendrá
derecho a pedir el' reembolso de su dinero y los intereseses,tipulados ~ gane
o no el mutuario, - en tan·to que el segundo' ¡sólo puede exigir. la, devolución
de su aporte y las utilidade¡¡, cuando las haya; manteniendo el' aporte; lo que
'el ,mutuante recibe por intereses es determinado, mientras que lo que el co-
manditario percibe es variable - según las utilidades de la sociedad, - pu-
diendo aumentar mucho o reducirse a cero; etc. ,
u\rt. 487. Tratando de evitar dificu1tades, ya que no es muy fácil en la
práctica precisar qué acfos son de adminjstració'n y cuale~ no, la ley en' es'ta
disposición ha enumerado algunos que "no son actos administrativos de parte
de los, comanditarios". .
1.'1 En realidad, la regla que consagra este número está de más; porque,
si no se hubiera. establecido se habría llegado a la mi:sma conciusión con la
simple aplicación de los principios generales: es una situación análoga a la
que se produce cuandó un tercero cualquiera contrata con la sociedad.
2.'1 Esta dispositión si que era necesario establecerla expresamente, por-
que de lo contrario se habrían producido graves dificultades de orden prácti-
co. El acto o contrato lo ejecuta el comanditario a su nombre, pero, como obra
en virtud de una comi::¡ión o mandafoespecial, actúa por cuenta de la sociedad.
3.9 A pesar de que los comanditarios no tienen derecho de administrar,
pueden .fiscalizar la marcha de la sociedad: "El consejo,examen, irspección,
- 180
vigilancia ... " 'Cómo estas facultades no importan relaciones con terceros, no
las considera la ley actos administratorios. Pero las concede "siempre que no
traben la libre y espontánea acción de los gestores". De acuerdo con estas
ideas; el Art. 481 sólo '¡cs da derecho a voto consultivo, no deliberativo.
4.Q Es evidente, porque ya no se trataría de actos de administración, sino
de actos encaminados a efectuar la liquidación de una comunidad.
n(solución y liquidación.- La sociedad en comandita se disuelve por las
mismas causales que la colectiva; pero con una salvedad: las causales que
miran a las personas sólo ponen término a la sociedad en comandita cuando
esos hechos se refieren a los socios ,gestores. Por la in,versa, cuando esos he-
chos se refieren a los socios comanditarios, no se disuelve la sociedad.
La liquidación se hace en la misma forma y con las mismas reglas que
en las colectivas.
Prescripción de las acciones.- Es aplicable a la sociedad en comandita
la prescripción de corto tiempo (Art. 419) que existe para la colectiva. Según
la regla general del Art. 474, la sociedad en comandita se rige por 1m> r~g!as
de la colectiva, en cuanto dichas reglas no se encuentran en oposición con las
.disposiciones que expresamente establezca la ley y con la naturaleza jurídica
de aquella. ¿Cuál es el fundamento' de la prescripción que establece el Art.
419? La responsabilidad solidaria e ilimitada de los socios. En conse.cuencill,
atendiendo a la naturaleza jurídica de la sociedad en comandita, tenemos que
sólo es aplicable a las acciones que puedan entablarse contra los socios ges-
tores, y no contra los comanditarios. índice

DE LA COMANDITA POR ACCIONES

Se distingue' de la en comandita simple' por la forma en que esta divididn


el capital: en acciones, lo mismo que las anónimas." En ella lo corriente, lo
normal, es la cesión de los derechos de los comanditarios; por eso se les otorga
acciones, lo mismo que en las anónimas.
Se aplican las reglas del párra,fo anterior que no estén modificadas en el
presente (Art. 491).
Estas sociedades guardan gra'n analogía con las anónimas, por la forma
en que está repartido el capital, y en las legislaciones más adelantadas se tien-
de a aplicarles a ambas las mismas disposiciones. Por las condiciones de su
constitución, se pueden producir los mismos abusos que hemos visto respec-
to de las anónimas y existen, por cOl1isiguiente, los mismos fundamentos para
exigir en ella, como requisito necesario para su constitución, la autorización
del Presidente de la República; pero no pasa así, pues, la ley no establect'
es1to. Cuando se discutió esta materia se dijo que no existía respecto de estas
lSociedades una de las razones principales que aconsejan la intervención del
Ejecutivo en las anónimas: la respon'Sabilidad limitada de todos los accionis-
tas, ya que en ellas hay algunos socio.;, los gestores, que tienen una respon-
sabilidad solidaria e ilimitada. Pero en la práctica esta razón no tiene fuerza,
porque esta re¡¡pon:sabilidad de los gestores, no alcanza a garantizar todas las
oblig¡aciones que contrae la sociedad, puesto que en ella hay generalmente mu-
chos comanditarios; se junta, también, 'considerable capital nominal y se
,ejecuta!,! operaciones de mucho monto. En Francia se exigió esta autorización
pm la ley de 24 de Julio de 1867, ley que aún está vigente, salvo pequeñas
a1teraciones. Esta ley vino a modificar la ley de 19 de J litiO de 1856, sobre
sociedades en comandita por accióne,s, de la cual es casi copia literal el pá-
rrato que estudiamos.
- 180
vigilancia ... " 'Cómo estas facultades no importan relaciones con terceros, no
las considera la ley actos administratorios. Pero las concede "siempre que no
traben la libre y espontánea acción de los gestores". De acuerdo con estas
ideas; el Art. 481 sólo '¡cs da derecho a voto consultivo, no deliberativo.
4.Q Es evidente, porque ya no se trataría de actos de administración, sino
de actos encaminados a efectuar la liquidación de una comunidad.
n(solución y liquidación.- La sociedad en comandita se disuelve por las
mismas causales que la colectiva; pero con una salvedad: las causales que
miran a las personas sólo ponen término a la sociedad en comandita cuando
esos hechos se refieren a los socios ,gestores. Por la in,versa, cuando esos he-
chos se refieren a los socios comanditarios, no se disuelve la sociedad.
La liquidación se hace en la misma forma y con las mismas reglas que
en las colectivas.
Prescripción de las acciones.- Es aplicable a la sociedad en comandita
la prescripción de corto tiempo (Art. 419) que existe para la colectiva. Según
la regla general del Art. 474, la sociedad en comandita se rige por 1m> r~g!as
de la colectiva, en cuanto dichas reglas no se encuentran en oposición con las
.disposiciones que expresamente establezca la ley y con la naturaleza jurídica
de aquella. ¿Cuál es el fundamento' de la prescripción que establece el Art.
419? La responsabilidad solidaria e ilimitada de los socios. En conse.cuencill,
atendiendo a la naturaleza jurídica de la sociedad en comandita, tenemos que
sólo es aplicable a las acciones que puedan entablarse contra los socios ges-
tores, y no contra los comanditarios.

DE LA COMANDITA POR ACCIONES

Se distingue' de la en comandita simple' por la forma en que esta divididn


el capital: en acciones, lo mismo que las anónimas." En ella lo corriente, lo
normal, es la cesión de los derechos de los comanditarios; por eso se les otorga
acciones, lo mismo que en las anónimas.
Se aplican las reglas del párra,fo anterior que no estén modificadas en el
presente (Art. 491).
Estas sociedades guardan gra'n analogía con las anónimas, por la forma
en que está repartido el capital, y en las legislaciones más adelantadas se tien-
de a aplicarles a ambas las mismas disposiciones. Por las condiciones de su
constitución, se pueden producir los mismos abusos que hemos visto respec-
to de las anónimas y existen, por cOl1isiguiente, los mismos fundamentos para
exigir en ella, como requisito necesario para su constitución, la autorización
del Presidente de la República; pero no pasa así, pues, la ley no establect'
es1to. Cuando se discutió esta materia se dijo que no existía respecto de estas
lSociedades una de las razones principales que aconsejan la intervención del
Ejecutivo en las anónimas: la respon'Sabilidad limitada de todos los accionis-
tas, ya que en ellas hay algunos socio.;, los gestores, que tienen una respon-
sabilidad solidaria e ilimitada. Pero en la práctica esta razón no tiene fuerza,
porque esta re¡¡pon:sabilidad de los gestores, no alcanza a garantizar todas las
oblig¡aciones que contrae la sociedad, puesto que en ella hay generalmente mu-
chos comanditarios; se junta, también, 'considerable capital nominal y se
,ejecuta!,! operaciones de mucho monto. En Francia se exigió esta autorización
pm la ley de 24 de Julio de 1867, ley que aún está vigente, salvo pequeñas
a1teraciones. Esta ley vino a modificar la ley de 19 de J litiO de 1856, sobre
sociedades en comandita por accióne,s, de la cual es casi copia literal el pá-
rrato que estudiamos.
- 181 -
En cuanto a los requisitos externos de estas sociedades, se exigen las
mismas formalidades que en las en comanditas simples, pero ademáls se re-
quiere. de otras, que mencionan los Arts'. 493 y 496.
El Art. 493 exige dos. requisitos: J.9 Suscripción íntegra del capital so-
cial; y 2.9 Pago del valor de la cuarta parte de cada acción. Se justifica el. pri-
meró, porque es esto nec'esario para no inducir en errores a terceros, haciendo
aparecer la sociedad con un capital que no tiene. En las anónimas hay reglas
diversas sobre este punto. El S'egundo, porque es preciso que la sociedad cuen-
te con algo en efectivo para comenzar sus operaciones. En las anónimas tam-'
bién se exige el pago efectivo' de una cuota del capital, que debe fijar el Pre-
.sidente al dictar su primer decreto.
EJ ¡nc. 2.9 de este Art., exige un tercer requisito: que los dos anteriores se
'hagan constar en una escritura púb.lic~. No se es:tablece que alguna autoridad
judicial o administrativa intervenga para autentificar la veracidad de esta de-
claración, porque se ha estimado que no es verosímil que los gestores vayan
a declarar hechos falso~, en una forma tan pública y auténtica que s610 a ellos
perjudicaría. .
Si los aportes de todos los. socios son en din'ero y los accionistas están
en igualdad .de condiciones; no se necesitan más requisitos para que la socie-
-dad quede legalmente constituída; pero si el aporte d.e. algún socio consiste
en algo' que no es dinero o sino está en igualdad de condiciones, se necesita
ademáJs, otro requisito indicado en el Art. 4913. Es común en estas sociedades,
como en las anónimas, que algunos: socios organizadores introduzcan' a ellas
.aportes que no ,consistan en dinero, avaluándolos, en una suma mucho mayor
,.de la que realmente tienen, aumentando así ficticiamente el capital ,social; (1
que se atribuyan garantías especiales de privilegio respecto de los demás 80-
·ciüs,todo en perjuicio de, terceros y de los mismos accionistas. Para evitar es-
tos a'busos ,se estableceeiste tercer requisito, que tiende a obligar a los suscrip-
tores de acciones a valo'rizar ellos mismos estos aportes que no ·consisten en
.diner'o, y a tO;ínar plelno conocimiento de estos privilegios especiales. Es pre-
ciso que se reúnan dos, asambleas· de suscriptores de acciones: en la primera
:se toma conocimiento de ellos y s'e les valoriza de cualquier modo, sea por sí .
milsmos o encargando a un tercero; se reúnen después en una segunda asam-
blea, que debe aprobar esas valorizaciones o privilegios, y sólo entonces, viene
a quedarconj>tituída la sociedad (inc. 2.9 del Art. 496). Las deliberaciones de la
.asamblea será.n adoptadas por mayoría de sufragi'os de los accionistas pre-
.senteso repreisentadosl, y 'esta mayoría será compuesta de la cuarta parte de
. los accionIstas, que 'representa la cuarta parte del capital sodal. El inc. 2.9 se-
ñala el quorum que necesitan estas asalJ1bleas para reunirse' y tomar estos
.acuerdos; este quorum no pUe'de modificilrse válidamente en los estatutos; en
primer lugar, porque como la sociedad no está todavía legalmente constituída.
esas formas no tienen ningún valor, y porque se ha establecido por razones de
interés público. E.l inlc. fihal priva devoto deliberativo a los socios que van
.á hacer esos aportes o que vana gozar de esos beneficios.
Establece además la ley otras disposiciones (estrictivas encaminadas a
impedir abusos que, como en las anónimas, pueden cometerse con motivo de la
'cesibilidad de las acciones:. A'sí, el Art. 495 establece a este respecto Idos re-
glas: La de,l in,c. 1.9 establece que el que ,cede una acción no liberada queda
responsable del pago de las. cuotas insolutas. Lo mismo vimos, según. el Art.
425, en las anó¡nimas, Art., que, como sabemos. está ínodificado por la ley de
1878, que subsana dos inconvenientes o defectos que tiene esa disposición;
. pero esa ley sólo se refirió a las anónimas, de modo que esos inconvenientes
,exist~n en este ,caso. El in.c. 2.Qestablece otra regla restrictiva que noexisíe
en las anónimas y que tiende a evitar abusos que son muy frecuentes' en am-
- 182-
bas, sobre todo en los primeros tiempos de la sociedad. Para que pueda cederse
una acción debe haberse pagado a 10 menos las dos quintas partes de su valor.
En Francia se prohibe por la ley de 1865 transferir las acciones en los primeros
años de la socie.dad.
Sería convenien,te que se dictara una disposición análoga a la del Art. 495
para aquellos casos en que puedan cederse las acciones libremente aun antes
de estar constituída la sociedad, como ser la regla que consagra el Art. 450.
El Art. 495 tiene defectos como el Art. 452, porque no limita el plazo ,de
1 esponsabilidad del cedente de acciones. En' las anónimas se salvan estos de-
fectos por la referida ley de 1878, que se' aplica únicamente a esta clase de
sociedades; n,o se extiende a las en comandita por acciones.
La disposición del Art. 494 está de acuerdo con la disposición del Art.
451 y tiene por objeto saber, en un momento dado, quien tiene en su poder la
acción y por qué manos ha pasado. Si antes de estar totalmente pagada pu-
diera esta clase de acciones ser "al portador", sería aquello muy difícil, porque
se ceden por la mera entrega del título; en tanto que exigiendo que sean nomi-
nativas, su cesión debe inscribirse en los libros de la sociedad. Como vimos.
este principio también exi'ste en las anónimas, aunque no 10 establece expre-
samente la ley.
La sanción por ,la omisión de las formalidades que conocemos, es aquí más.
severa que en ninguna otra sociedad; su efecto es triple, a saber'
J.9 Nulidad de la sociedad;
2.Q Respon¡sabilidad civil solidaria' de ciertas personas; y
3.Q Responsabilidad penal de los gerentes.
Nulidad de la sociedad.- Establece la nulidad el Art. 497, nulidad que
tiene el mismo carácter de la que hemos estudiado en ,las otras sodedades;
pero sus cau'sales son aquí más numerosas: además de las comunes a las otras
s,ociedades, referentes a la omisión de alguna formalidad, produce nulidad la
I)misión de cualquiera de los otros requisitos especiales de fondo que hemos
visto; hay nulidad entre socios, por ej., si el capital se fracciona, contrariando
10 que dispone el Art. 492, etc. Tiene el m1smo alcan<:e que en la comandita
$imple, y que ya hemos visto. La nulidad no cambia la naturaleza de la socie-
dad. No se aplica en toda su extensión el Art. 357 inc. 3.Q (se:ntencia N.Q 3327,
pág. 2266, de la Gaceta de 1887).
Para que puedan fundonar estas sociedades debe constituirse desde, el
principio la Junta de Vigilancia de que ya hemos hablado (Art. 501), la cual
está obligada a examinar y ver si las ,sociedades están legalmente constituidas,
para evitar que estas funcionen adoleciendo de un vicio (Art. 498).
Responsabilidad civil de ciertas persooas.- El Art. 501 establece que po-
drá declararse la responsabilidad solidariél. de los miembros de esa Junta. Esta
es una ,atribución facultativa del Juez, y la declarará cuando ha habido culpa
o .daño de parte ,de esas personas. La responsabilidad, lo repetimos, no es for-
zosa y sólo procede cuando la declara el Juez, sin tomar en cueñta la nulidad
de la sociedad.
Esta sanción es excesivamente severa y tiene dos defectos: 1) No hacién-
dose distinción, se refiere a todos los miembros de cualquier Junta de Vigilan-
cia. Como luego veremos, hay diversas Juntas: una que se constituye antes de
empezar a funcionar la sociedad y que dura un año; y, después, otras que se
renuevan cada 5 años. Es claro que la obligación de examinar y dar cuenta de
la nulidad de que puede adolecer la sociedad debe pesar sobre la primera:
no ea posible que todas las Juntas estén haciendo eso. Bs justo entonces, que
sólo los miembros de ella, y n,o los de las posteriores carguen con esta res-
ponsabilidad. 2) La sanción es demasiado 'severa, aunque el tribunal puede o
no aplicarla. Si se aplica, comprende todas las obligaciones contraídas, por la
- 183-
sociedad;, lo justo sería que sólo se obligara a los mierpbros responsables a
indel1}nizar los perjuicio.s, producidos por la nulidad.
El dnc. 2.9 establece está misma responsabilidad para las personas que
indica. Por sus términos pa,rece indicar que existirá cualquiera que haya sido
la causal que pn:iduce la nulidad. Pero es evidente que no puede tener este
alcance; sólo debe entenderse que se wplicaen el caso de que la nulidad se
produzca por la ,falta de aplicación de parte de las dos asambleas (Art. 497),
porque sólo en este caso puetden tener ellas alguna culpa, por no haber ges-
tionado la aplicación de estas asambleas. .
Responsabilidad penal die los gerentes.-- (:oflisiste esta sanción en, penas
de carácter pecuniario, y la establecen los Arts; 503, 504 y.505.
, Funcionamiento.,- En ·cuanto a la administración rigen' los mismos prin-
cipios ,que en la en >comandita simple; no se asimila en esto a las :anóinimas.
Pero, además, existen en la comandita por accione,g dos órganos de 'ad-
ministraciónque no hay 'en la simple: La asambaleia de ACCÍiO!nistaJs',' igual a la
de las anómimas, yLa Junta de Vigilancia,que es preciso con'stituir antes q'ije
empiece a funcionar (498). Como los accionistas tienen derecho de vigilancia
y su creci.do número haría esto imposible o muy difícil,se e'stableció que de,:-
legaran esa facultad a esta junta. Antes de que ella se estableciera en la legis-
lación, se observó ·en Franda, en la práctica, y era nombrada por los geien-
, tes, 'a los cuales debía vigilar. Como se comprende, no era muy eficaz esta' vi-
gilancia, ejerciendo control sob.re los, mism.o's que la habían nombrado y esto
. iba en perjuicio de los accionistas, que se, con,fiaban en ella. Por eso se esta-
bleció y reglamentó en la ley. francesa, de donde la tomó el Código. Como
hemos dicho, debe existir antes de que empiece a funcionar la sociedad, y el
Art. ,50J, inc. 2. Q, establece una multa de $ 1500· a $ 1.000 para el gerente quP..
empieza sus funciones sin que esté constituída la Junta.
El Art. 498 'establece que se compondrá. de tres miembros, los cuales de·
be¡rán ser accionistas, bastando para ello ,que tengan una acción. Es frecuen-
te que los estatutosexija,n un mínimum de acciones, para optar a este cargo.
De aquí 'se deduce que la sóciedad debe tener un mínimum de socios, porque
debe haber por 10 menos un ~ocio gestor. .
Establece .la ley que deben ser -nombrados por la Asamblea General de
Accionista,;' y por un plazo detenninado. 'No pueden ser nombra,dos en los es-
tatutos. La primera por ~ año, y las. otras por cinco. -La razón dee~ablecer
que serán temporales y Ide fijar un plazo inferior para la primera, tiene por ob-
jeto evitar la influencia que' pueden ejercer los socio,g organizadores sobre los
miembros de ella, y para que haya mayor 'facilidad de renovarlos. L'a ley fija
f1 plazo máximo. Erucualquier momento' los 'mi~mbros de la Junta, como man-
datarios .que son, pueden ser renovados por la Asamblea General. La presen-
da de esta junta no modifica en nada los caracteres esénciales que hemos vis-
to en estas 'sociedades, porque aunque 'son representante Si de los comandit3,:~
. rios;, sus funciones -se limitan a vigilar la marcha de la sociedad, sin mezclar-
se, en 'su admin'istración, como puede deducirse de las oblig,kiones que la
ley le impone en el Art. 499. Deben examinar la contabilidad, pudiendo ha-
cerlo en cualquier momento; comprobar la existencia efectiva del ,capital so-
. cial, etc:, pero en todo esto ellos no pueden hacer. objeción alguna a los Ge-
r.e·ntes, lo que importarla acto admini'strativo, sino que deben limitarse a dar
cuenta a las asambleas de accionistas de toldas 1as irregularidades 'que noten.
El derecho de. ·convocar 'a asambleas sólo r,~side en, esta junta de Vigilancia y
en los Gerentes, no en los accionistas',. como pasa en otras legislaciones (Art.
500).
índice
- 184-

DE LA ASOCI¡\CION O CUENTAS EN PARnCIPAcCION

No es una verdadera sociedad. Antiguamente, en Francia, se llamaba esta,


sociedad anónima, por no tener un nombre determinado, designación. que con-
serva todavía en algunos países.
Se le ha denominado también con los calificativos de transitoria, momen-
tánea, oculta, etc.
En cuanto a su carácter distintivo, se ha ,discutido entre n.osotros ac~er­
ca del timbre esencial, fundamental de este ¡:ontrato. Para algunos es la sin-
gularización, la individualización de las operaciones lo que la caracteriza; de
manera que cumplidas estas, termina la asociación. Sin embargo, no es éste
el verdadero rasgo que la caracteriza, a pesar de que sea frecuente que esta9
operaciones sea~ determinadas, momentáneas, de corta vida, porque hay aS0-
ciaciones que se dedican a una serie ,de negocios. Para otros la característica
de la asociación e~ el carácter privado, oculto que tiene. Y en realidad, en
nuestro concepto, ésta es la opinión que debe aceptarse y que confirman losl
Arts. 507: " .. que debe ejecutar uno de ellos en su sólo nombre y bajo su cré-
,dito personaL .. " y 509: "La participación e~ esencialmente privada ... "
Es muy importan,te que los partícipes no den a conocer la asociación, por-
que, de lo contrario, podrían los terceros creer que se trata de una sociedad
colectiva de hecho, y la responsabiUdad en este caso, como sabemos, es muy
distinta. No se revelan, pues, al exterior; se ejecutan las operaciones por el
socio gestor, pero sin expresar que obra a nombre de la cuenta en participa-
ción; los terceros ignoran ,completamente la existencia de ésta: ellos sólo con-
.tratan con el partícipe gestor, sin, tomar para nada en cuenta a los otros partí-
cipes, a quienes no conocen.
El Art. 507, definiéndola, dice: "La participación es un contrato por el
cual dos o más comerciantes¡ ... " Esto es un error, porque no hay ningún in-
conveniente para que dos person,as que no »ean comerciantes celebren un con-
trato en esta forma.
Art. 508. Es un contrato meramente cons~nsL\al; no es necesario para su
formación la concurrencia de solemnidades, como ocurre en los otros contra-
tos mercantiles. Tampoco hay requisitos especiales' para la prueba ,de 'haberse
celebrado. '
Para los terceros no se presenta el caso de probar la existencia de la so-
ciedad, ya que para ellos n,o tiene importancia; ella sólo existe entre los socios
(Art. 500 inc. 2. Q ) .
Art. 509. Esta disposición establece que la asociación no constituye una
persona jurídica. Consecuencia de ésto es que el partícipe gestor no representa
a una persona ficticia, sino que obra para con los terceros en su propio nom-
bre (después s~ deslindará, conforme a lo convenido, la situación, entre él y
fos demás partícipes); y que además, no hay un patrimonio diverso del de los
socios y no habiendo patrimonio social, no hay acreedores sociales; habrá
solamente acreedores personales.
Como no existen acreedores sociales, la asociación no I puede ,declararse
en quiebra; pero ésto no se opone a que el que contrató pueda serlo.
Art. 510. Establece el prin.cipio que debe regir las relaciones de los ter-
ceros con el partícipe administrador: no tiene acción sino contra él. conside-
rado no como administrador, sino como deudor personal de los terceros.
No hay vínculo jurídico entre los terceros que han contratado y los par-
ticipes inactivos, puesto que ellos han contratado con el administrador. No
podrian los terceros entablar acción de in rem verso so pretexto de que 108
partícipes inactivos se hubieran enriquecido 'con el contrato.
- ' 185-
Según el Art. 2094 del C. C., "el socio. que contrata a sú propio nombre y
no en el de la sociedad; nO' la obliga respecto. de terceros, ni aún en razón del
beneficio que ella reporte del contrato ... " Si esto ocurre en la sociedad, con
mayor razón debe existir en la participación., la que no' tiene existencia legal.
Art: 511. Se remite a las reglas de la sociedad, salvo las' modificaciones.
resultantes de la naturaleza de l:a participación. Así, se aplican esas reglas a
las cuestiones relativas a la distribución de .}as. ganancias y pérdidas, y a la
administración, etc. .
Es común querer asimii'ar este contrato a aquel que celebra el empleado
con el dueño de un negocia; pero este contrato no ·es una asociacióni o cuen-
ta en participación, sino simplemente un contrato de arrendamiento de ser-
vicios. al cual se ha agregado la cláusula de la participación en las utilidades.
La sentencia de la Corte ¡de Casaéión de 8 de junio de 1906, establece esta di-
ferencia. (Revista de D. y J.; Año IH, 2.lJ. Parte, Sección 1, pág. 376)". (1).
índice
SOCIEDADES DE RESPOiNSABlUDiAD LIMITADA.

,Las sociedades de responsabilidad limitada' son de origen moderno y ti e-


.nen como base de su existencia el deseo ya sentido en el comercio de hacer
llegar a las pequeñas empresas el principio del riesgO' limitado.
En ta,s sociedades anónimas veíamos que la responsabilidad de cada socio
sólo al,canzaba al monto de sus aportes; igual cosa sucede a los socios co-
manditarios de ,las sociedades en comandita. .
Basadas en este c¡mcepto de la responsabilidad limitada nacen estas so-
ciedades a la vida del derecho.
No por eso dejan de haber opiniones que ,consi.deran que este principio
podría encuad~arse en las formas tradici.onales'; -pero mirando más al fondo del
problema resultan equivocadas. .
Si bien es ,cierto que hay características comUnes cQn estas fot:mas cono- ..
ddasj existen otras que no. encuadran con, ellas y que en conjunto contribuyen.
a formar este tipo nuevo que !lena necesidades del desenvolvimiento comer-
cial moderno.
Vemos así que, .si bien en las sociedades anónimas el riesgo es limitado,
su verdadero objeto es la consecución de grandes empresas, y están basadas.
además en el noble principio de suscripción por el público de sus ·capitales y'
de amplio comercio de los valores que representan su intereso Estas circuns-
tancias justifican la tuición ,del ,e,stado en su organización y funcionamiento,
pero 'So'o impropias para los negocios pequeños. .
En las socierdadesen comandita existe, también, la limitación de los riesgos
para los socios no gestores (~omanditarios), pero _no . tienen tampoco derecho
alguno a la administractón de la sociedad, v están sancionados, silo hacen,
con la responsabilidad de un socio colectivo: .
Por último, en las socfedades irregulares ele cuentas en participación si la
responsabilidad es limitada al 'aporte, los derechos son aun más modestos que
los del comanditario, ya que el socio partícipe no tiene casi oitra garantía qu,c
la buena fe del gestor.
De estas consideraciones deducimos que nace y vive esta nueva forma de
!as ventajas de la limitación de los riesgos y del hecho de pod~r todos, los S0-
cios intervenir en la admil'listradóin, de los _.!legocios ,sociales.
Como en las de personas los nombres de los. asociados deben ser conoci-
dos', y tienen razón social; como en las ¡de capitales, los socios no responden
sino hasta la cuantía de su aporte. . .
La garantía que 'representa respecto de los socios la: responsabilidad limi-
_tada, hace que se les exija Uni mínimo de capital, un número máximo de socios.
(1) .Gabriel Palma Rogers: Derecho Comercial. Imprenta Chile. 1928.
- ' 185-
Según el Art. 2094 del C. C., "el socio. que contrata a sú propio nombre y
no en el de la sociedad; nO' la obliga respecto. de terceros, ni aún en razón del
beneficio que ella reporte del contrato ... " Si esto ocurre en la sociedad, con
mayor razón debe existir en la participación., la que no' tiene existencia legal.
Art: 511. Se remite a las reglas de la sociedad, salvo las' modificaciones.
resultantes de la naturaleza de l:a participación. Así, se aplican esas reglas a
las cuestiones relativas a la distribución de .}as. ganancias y pérdidas, y a la
administración, etc. .
Es común querer asimii'ar este contrato a aquel que celebra el empleado
con el dueño de un negocia; pero este contrato no ·es una asociacióni o cuen-
ta en participación, sino simplemente un contrato de arrendamiento de ser-
vicios. al cual se ha agregado la cláusula de la participación en las utilidades.
La sentencia de la Corte ¡de Casaéión de 8 de junio de 1906, establece esta di-
ferencia. (Revista de D. y J.; Año IH, 2.lJ. Parte, Sección 1, pág. 376)". (1).

SOCIEDADES DE RESPOiNSABlUDiAD LIMITADA.

,Las sociedades de responsabilidad limitada' son de origen moderno y ti e-


.nen como base de su existencia el deseo ya sentido en el comercio de hacer
llegar a las pequeñas empresas el principio del riesgO' limitado.
En ta,s sociedades anónimas veíamos que la responsabilidad de cada socio
sólo al,canzaba al monto de sus aportes; igual cosa sucede a los socios co-
manditarios de ,las sociedades en comandita. .
Basadas en este c¡mcepto de la responsabilidad limitada nacen estas so-
ciedades a la vida del derecho.
No por eso dejan de haber opiniones que ,consi.deran que este principio
podría encuad~arse en las formas tradici.onales'; -pero mirando más al fondo del
problema resultan equivocadas. .
Si bien es ,cierto que hay características comUnes cQn estas fot:mas cono- ..
ddasj existen otras que no. encuadran con, ellas y que en conjunto contribuyen.
a formar este tipo nuevo que !lena necesidades del desenvolvimiento comer-
cial moderno.
Vemos así que, .si bien en las sociedades anónimas el riesgo es limitado,
su verdadero objeto es la consecución de grandes empresas, y están basadas.
además en el noble principio de suscripción por el público de sus ·capitales y'
de amplio comercio de los valores que representan su intereso Estas circuns-
tancias justifican la tuición ,del ,e,stado en su organización y funcionamiento,
pero 'So'o impropias para los negocios pequeños. .
En las socierdadesen comandita existe, también, la limitación de los riesgos
para los socios no gestores (~omanditarios), pero _no . tienen tampoco derecho
alguno a la administractón de la sociedad, v están sancionados, silo hacen,
con la responsabilidad de un socio colectivo: .
Por último, en las socfedades irregulares ele cuentas en participación si la
responsabilidad es limitada al 'aporte, los derechos son aun más modestos que
los del comanditario, ya que el socio partícipe no tiene casi oitra garantía qu,c
la buena fe del gestor.
De estas consideraciones deducimos que nace y vive esta nueva forma de
!as ventajas de la limitación de los riesgos y del hecho de pod~r todos, los S0-
cios intervenir en la admil'listradóin, de los _.!legocios ,sociales.
Como en las de personas los nombres de los. asociados deben ser conoci-
dos', y tienen razón social; como en las ¡de capitales, los socios no responden
sino hasta la cuantía de su aporte. . .
La garantía que 'representa respecto de los socios la: responsabilidad limi-
_tada, hace que se les exija Uni mínimo de capital, un número máximo de socios.
(1) .Gabriel Palma Rogers: Derecho Comercial. Imprenta Chile. 1928.
- 186-
etc. En cuanto su naturaleza no aparecen compatibles con ,determinados nego-
cios, no pueden acogerse a ella las empresas de seguros, ahorro o bancarias
en general. Aparece, también, en la mayoría de las legisl,aciones, la prohibi-
ciónde acudir al crédito público para cubrir sus capitales y junto a esto, res~
tricciones para la cesión de las participaciones en el capital social.
Algunas de estas nociones básicas, aparecen en la ley chilena; otras des-
graciadamente, faltan haciendo aparecer en estas sociedades de tanto uso hoy,
incertidumbres que les restan eficacia. Pero en general nace su existencia de
'os buenos resultados - como ya decíamos - del prin.cipio jurídico de la li-
mitación de la responsabilidad.
En materia de obligaciones, el deudor responde de su cumplimiento con
io'dos sus bienes. Este principio tradicional de la responsabi.\idad, "in infini-
tum", ha ido sufriendo en la legislación, una evoluciÓjn hacia la Hmitación y
según autores,' está ,cerca el día c[ue constituyan la excepción.
Así la responsabilidad en las obligaciones del Estado o de las Municipa-
lidades, no habilitá para embargarlas o liquidarlas a nuestro arbitrio. La per-
secución del deudor no~puede llegar a bienes indispensables para las necesi-
dades de su vida. Pueden los propietarios de las naves limitar su responsabi!i-
dad por actos del capitán, haciendo ,abandono de ellas y su flete. Como hace
ver vivamente los contratos de participación, nacidos para las expediciones
marítima~ en las ciudades italianas, sólo respondían del aporte del fondo co-
mún y de ahí nacen hoy, las asociaciones de cuentas en participación, con el
mismo principio,
Continúan las excepciones con las sociedades anónimas y por último aque-
llas a que estamos refiriéndonos.
Estos principios de la limitación ,de la responsabilidad están reforzados
en la experiencia diaria - como dice Drouets: - "anlmado~ los comerciantes
e industriales por la esperanza de realizar beneficios, se sienten más audaces
ante la certeza de nQ arriesgar de un golpe toda su fortuna. Desaparece así,
la inacción que muchas veces provoca el temor de comprometer en los azares
de un negocio, toda una posición económica de muchos años y sacrificios".

El origen de estas sociedades podemos encontrarlo en Alemania. El rigor


de la ley de 1884 al regular las sociedades anónimas, constituía una dificultad
para las pequeñas empresas.
Una fuerte opinión hizo nacer en 1892 "Las sociedades de Responsabili-
dad Limitada". "OESELLSCHAFT MIT BES-CHRANTER HAFTUNO", más co-
nocidas por sus iniciales: "O, M. B .H,.".
Convenía la limitación del riesgo en empresas familiares o pequeñas, de
acreedores para la explotación de un establecimiento del deudor. etc.
De fácil constitución, (notarial o judicial) Jidquirfan exi'ltencia por la ins-
cripción en el Registro de Comercio. El ejemplo pasó al Austria que en 1906
perfeccionó sobre iguales bases la anterior. Restringe así, el traspaso de par-
ticipaciones sociales, sancionan.do a los gerentes que den a éstas Un,. carácter
mobiliario. Obedecía esto al abuso sucedido en Alemania, por medio de ava~
luaciones exageradas de aportes y su fácil cesión daba margen a especulacio-
nes y abusos contra terceros que eran defraudados al querer liquidar realmen-
ie su valor. En 1901 Portugal había también incluído en su legislación esta cla-
se de sociedades. De ahí, han cOtltinuado otros países. Así Francia por su ley
de 7 ,de Marzo de 1925, las incluye en su perecho dándoles adecuada regla-
mentación.
En Chile pQr necesidades más o menos semejantes, se di¡;tó la Ley 3918
de 7 de Marzo de 1923. Autoriza ella, el establecimiento .de sociedades civ~les
y comerciales con responsabilidad limitada de los socios. (Art. l.Q ) .
- 187-
Nuestra leyes sin embargo deficiente y la falta de determinación que en
muchos capítulos se nota, hace que tengan estas sociedades, al men,os desde
el aspecto jurídico, una vida incierta.. ' .
olé!. regla genérica del Art. 4. 9 , remitiéndose a lil,S colectivas, no es s\Jfi-
dente y puede llevar a lamentables errores. .
Por otro lado; la libertad para estipular las condiciones, es un concepto de-
masiado amplio e inadecuado a instituciones de carácter comercial y c,on fines
de lucro. Los intereses de los socios o de los acreedores de la sociedad, n,o de-
ben quedar así desamparados a la mayor o menor amplitu.d con que, se con-
sidere esta libertad de', estipulación en los estatutos.
La falta de disciplina jurídica. que reglamente todo aquello referente a la
suscripción de los capitales, al mínimo de ellos mismos; a estar los socios obli-
gados a saUsfaceren to,do o en parte sus participaciones al tiempo de cons-
tituirse; a la cesión de estas mismas participaciones, no hace sino dejar puerta
abierta a muchos abusos.
Es posible, así, que sociedades de esta n.aturaleza, sin control ni publici-
dad de funcionamiento,acudan .al crédito público para suscribir sus capitales,
. nada lo prohibe y el ahorro, por el que debe velar siempre el estado, puede ir
el parar'a manos pocos escrupulosas.
Hay también, en todos los países reglas que dan garantías! para que estas
sociedades no se constituyan con capitales insignificantes ó insuficientes para
el negocio social. .
Así AlemanJa fija' en 20.000 marcos, Austria en' 25.000 coronas y Francia
en 25.00Q franGos el capital mínimQ. .
La "naturaleza de ellas hace que deba reglarse a:simismo su máximl~m de
capital, pues grandes empresas podrían acogerse a ella eludiendo el régimen
estricto de las anónimas, ya que siempre en 'un negot:io colectivo existe una
gran. masa de riqueza que la ley debe vigilar.
No se exige aquí que el aporte esté pagado total o parcialmente para dar-
las por constituídas. Unamos esto a la cesionabilidad aosoluta que puede pac-
tarse y ten.emos los peligros de valores mobiliarios que se comercian sin nin-
guna garantía de representar un capital efectivo. El caso ocurrió en Alemania.
Llegaron allí ~ fundarse ,sociedades de esta clase cuyo verdadero objetivo' no
. era otro que crear una especie ¡de títulos represeritativos de un ,capital y co-
locarlos en :el mercado, repartiéndolosentr,e gente inexperta descolDocedora de
.la situación real de dichas compañías. " . .
El desamparo de la ley no puede :dar mayores garan,tías para burlar las
o

obligaciones y compromisos socia,le:s,.


. . Entrando ahora a su constitución misma, distingamos requisitos de fondo
y forma, podemos señalar entre los primeros: .
a) iLas personas. Referente a su capacidad habrá que. distinguirse si la
Sociedad de Responsabilidad Limitada s,erá civil o come.reíal. - Si son de la
1.\\ clase se rige .según las reglas generale.s de la capacidad. - Si la sociedad
es mercantil, a más de la capacidad especial para comerciar reglamentado en
los Arts. 7 a 19 del C. de C., con las modificacion,es del D¡L 328, habrá de te-
nerse presente la disposición del Art. 349 _del mismo ;Código re,ferente al me-
nor y a la mujer casada. En cuant0 a su numero no puede exceder de 50. b)
El objeto de la sociedad. Pueden tratarse como decíamo.s, negocios civiles o
comerciales. Sin embargo, no pueden ser negocios bancarios por disposición
del ine. final del Art. 2. Q ; qqe podrá completarse en, cuanto a seguros con los
del Art. 4.Q del D.F¡L. 251 que dice que estos sólo podrán hacerse por socie-
dades anónimas nacionales de seguros. c) El capital. Hacíamos ver. el vacío
de nuestra ley respecto a la prohibición de la generalidad de los países .de
recurrir al crédito público para la.. colocaci6n del capital.
- 188
En cuanto al capital mismo, aparece en varias legislaciones, junto a éste,
inicial y permanente, otro móvil y variable, formado por aportes suplementa-
riosde los socios, son estos, en beneficio exclusivo de la s!Üciedad, de modo
que aun hqtIlán:dose en suspensión de pagos o en quiebra, los acreedores no
pueden embargarIo ni perseguirlo.
Se ha fijado también para evitar disminuciones del mismo, la excepción
a los preceptos generales del Derecho, de que las cosas del capital que han
de aportar, no pueden ser objeto de compensaciones con los créditos que los
.;ocios tengan contra la sociedad. Referente a las cuotas del mismo, veíamos
la exigencia restrictiva en las cesiones de estas mislmas. Se han establecido,
dada la finalidad y naturaleza de estas sociedades.
Los socios no han de cifrar el éxito de sus propósitos en la reventa de
sus cuotas, sino en la buena dirección y administración de la empresa común.
Después, veremos que las estipulaciones de los estatutos no pueden lle-
gar a variar este princ1pio reconocido de otras legislaciones sobre cesión de
las cuotas, y, que en caso de producirse constituyen una reforma de sociedad,
5egún el Art. 350 riel C. de C., por cambio de socios.
Pueden señalarse, además, los requisitos propios de su naturaleza; como
ser Razón Social (nombre de todos o algunos de los socios con agregación
de las palabras "y compañía limitada" a que se refiere el Art. 4.Q de la ley
en estudio. Domicilio según las reglas comunes a las sociedades; y la cuantía
de los aportes o cantidad por la cual se hacen los socios responsables. (Art. 2. Q ).
Se completan estas designaciones con las enunciaciones restantes del :Art.
352 del C. ,de C. que no tiene el carácter indispensable de las. anteriores. As!,
el tiempo de su duración en caso de no pactarse, se (ige por el Art. 2065 del
C. C. que la entiende contraída por la vida de los socios, salvo el derecho de
renuncia, o de ser para negocio determinado, en que es la duración de él.
De igual calidad es la repartición rie beneficios, la forma de liquidación
o la solución de los conflictos>· que puedan producirse.
Terminan los requisitos de la sociedad, habilitando a los socios para lo~
demás pactos que acordaren estos.
Referente a esta libertad es donde pueden nacer las mejores divergencias,
ya que dada'la redacción del inc. 2 del Art. 4.9 estas estipulaciones de los Es-
tatutos pueden constituir todo el régimen de la sociedad. Surge la dificultad
al pensar que a pretexto de esta facultad, puede llegar a pactarse' cláusulas
que modifiquen la naturaleza de la sociedad.
Así, ampar'ados en esta libertad, Ilamémosla mejor, deferencia de la ley;
pueden los socios acordar que el capital sea en, acciones transferibles, al por-
tador o a la orde~1 y llegarse al absurldo que sigan figurando en la razón social,
socios qué han cedido ya mucho tiempo antes, sus cuotas.
No puede llegarse a interpretación tan aventurada si recordamos la exi-
gencia del Art. 2 .... de la ley 3918 que 'exige las mismas enunciaciones que la
sociedad colectiva. Es seguramente porque da importancia a la persona. Si a
virtud de estas cesiones ingresara Un, nuevo socio que no figuró en la escri-
tura social, tendríamos que hay una refor,ma del contrato, según el Art. 350
del C. de C.
y lo que se dice, respecto de la exigencia del N.e¡ 1 del Art. 352, puede
decirse de los otros números en que se ve más claramente el caso.
Pretender que en los estatutos podría establecerse que: basta acue'rdo
privado para cambiar la razón social o el giro de los negocios, significaría ir
demasiado lejos.
La libertad que se reconoce a lo.s socios en los estatutos, no tiene más
alcance que el Art. 384 del e de C. que dice:
- ltly -

"El reglmen de la sociedad colectiva se ajustará a los pactos que con-


tenga la escritura social y en lo que no se hubiere previsto a las reglas que
se expres·an". t'
Esta libertad se refiere al régimen administrativo, pero_ no a su constitu-
ción y mpdificación. Las· exigencias de. la misma ley, la naturaleza ,de la so-
ciedad, y el cuidado que se tiene en estos aspectos por otras legislaciones ha-
bilitan para, pensar así. Si otra cosa se pretende, reglaméntese; pero mientras
tanto no c(j.be despegarse de .Jo que la lógica, 'la seriedad y garantía de la!s,
iransaccione·scomerciales, recomienda.
En cuanto a los requisitos de forma estos están determinados por la mlS-
ma ley.
Se constituyen estas sociedades por escritura pública con todas las de-
signaciones del Art. 352 a que ya hemos hecho r~ferencia, más la d.ecla:raclon
expresa de que la responsabilidad queda limitada a su aporte o a la suma que
a más de éste se in,dique.
Esta eSCrItura será fijada en el Juzgado de Comercio (hoy Juzgado de
Turno ~orrespondiente) por espacio de 30 días según el Art. 355 del C. de
C. Será publicada íntegramente (a diferencia de las ~olectivas que basta un
extracto) por 5 veces ·en un periódico del Departamento y una vez en el Diano
·Oficial del día }.Q ó 15 del mes en que s;e hagan las publicaciohes anteriores,
o del día siguien1te hábil si alguno de estos fuere feriado.
Será inscrita, por último, en el· Registro de Comercio del Conservador de
Bienes Raíces respectivo. Será' éste, el que corresponda al domicilio 'social, y
si la sociedad tuviere varios domicilios, por establecerse .en diferentes puntos,
, se hará esta inscripción en todos ellos a más de la correspond,iente fijación y
publicación (s'egúnel Art. 355 del C. de, C.).
El plazlJ para iniciar la legalización es de 15 días fatales, contados desde
el otorgamiento de la escritura. El cumplÜniento tardío, la ratificación expresa
y la ejecución voluntaria 'del contrato no, lo purgan !del vicio de nulidad
(Art. 358). Se trata aquí de una nuli:dad absofuta de aqu'eIlas establecidas en
consideración' á la naturaleza del acto o contrato según el Art. 1652 del C. C.
En cuanto a la omisión de alguno de estos requisitos, produce nulidad
de la sociedad y hace además, responsables solidariamente a los socios de to-
das las< obligaciones contraídas en interés de la socie,dad de hecho. Es la mis- .
ma regla. del Art. 357 del C. de C. r,especto a las sociedades colectivas.
Una vez cumplidas estas solemnidades será conveniente obtener un cer-
tificado de todas ellas para protocolizarlo y tener rápidamen,te un medio de
comprobación de estar bien constituidas. ..
, Constituídas así, las sociedades, y determinado su verdadero alcance y
eficacia, veremos rápidamente su funcionamiento, la administración de ellas
mismas. Cabe aquí la reglamem,taciÓ'n por los socios de todo aquello que en-
cuadre a un buen desenvolvimiento, .según la n.aturaleza de los negocios so;.;--
ciales, Suele así genera'lmente, designarse una gerencia desempeñada por todos
o algunos de ellos. Otras veces como ha sucedido en Francia se ha genera-
lizado la creación de una asamblea de socios como forma consultiva y a quien
la Cámara de Comercio de Estrasburgo, defiende en su informe sobre la ley
tran.cesa, definiéndola como un organismo que sin poder ejecutivo está, des ti- .
nado a controlar la gestión· de la Gerencia. •
Para el caso >de no pactarse, esa es la oportunidad para aplicar la ,regla
del inc, 2.9 del Art. 4,Q de la Ley. Se regirán por las reglas de la sociedad co- .
lectiva. Así están las disposiciones del Art. 385 al 403, reglamentando a quien
corresponde la administración, reglando la ejecución de actos de nueva con-
servación, la oposición, de algunos socios a deter~inadas operaciones, el uso
- 190-
de la razón social, los límites para obligarla, hasta actos de disposición o
gravamen, etc., etc.
Pasando ahora a la disolución de estas sociedades, henos de remitirnos
a las reglas que rigen la terminación de las colectivas.
Son así, 'causales de disolución aquellas que se refieren los Arts. 2098 y
siguientes del C. :C.
l,Q La expiración del plazo o el evento de la condición fijada para que
tenga fin. Podría éste, sin embargo, prorrogarse por acuerdo unánime, con
las mismas formalidades de su constitución.
2.9 La finalización del negocio para que fué contraída. Poco frecuente
por constituirse para un giro de negocio y no uno determinado.
3.9 La insolvencia de la Sociedad. Es el hecho de tener un pasivo ma-
yor que su activo. Se ha incluído como sinón,ima de esta causal, la quiebra
de la sociedad; pero no es exacto. Así, una sociedad con cuantioso activo,
pero de difícil realización, puede en un momento quedar en cesación de pagos
y ser declarada en quiebra, sin estar en la insolvencia.
Todo esto, sin perjuicio de que si la quiebra proviene de la insolvencia,
sea causal de disolución.
4.9 Por la extinción de las cosas que forman el objeto total de la socie-
daJd. La sociedad era para explotar una nave y esta naufraga.
5.9 La falta de aporte de alguno de los socios. Es una aplicación de la
condición resolutoria tácita, de no cumplirse lo pactado.
6.Q La pérdida de la cosa aportada en propiedad o en usufructo, cuan-
do sin ella no pudiera la ,sociedad continuar funcionan40 útilmente.
,7.9 La muerte civil o natural de uno de los socios. Se deriva del carác-
ter personal de estas sociedades. Puede eliminarse al tiempo de la constitu-
ción; estableciendo que continuará con los herederos. Esta estipulación, se-
gún el Art. 2104, se subentiende en las sociedades para arrendamiento de in-
muebles, mineros y en las anónimas.
8.9 La incapacidad sobreviniente o la insolvencia de uno de los socios.
Como se trata de sociedades de personas, ante la primera deberla entrar un
representante del incapaz y en el segundo, la insolvencia le acarreará la quie-
bra y por esta pierde el socio fallido la administréJ,ción de sus negocios.
A lo sumo podría pactarse por los demás socios que continuará la socie-
dad, con el síndico de la quiébra (cuando así quisieran los acreedores del
fallido) .
9.Q El consentimiento unánime de los socios. Queda esta causal sujeta a
las prescripciones del Art. 350 del C. de C.; referente a considerar la modi-
ficación del contrato social y quedando obligado a todos los trámites de la
constitución, y _
10. La renuncia de, uno de los socios. Es de tenerse presente que sólo
cabe én contratos sin plazo limitado. En los de duración fija no procede, sal-
vo expresa autorización de los estatutos. Para que esta disolución pueda te-
ner ya efectos contra terceros, es preciso distinguir:
a) Si se trata de una sociedad sin plazo fijo, deberá legalizarse la diso-
lución en la forma prescrita en el Art. 350 del C. de C.; si fuere comercial, y si
fuese civil, conformándose a las disposiciones de los N.os 2 y 3 del Art. 2114
<lel C. C.
b) Si es de término fijo estipulado en el contrato social, no habrá necc-
sll.l.ad de estas diligencias, sea comercial o civil" basa,da en los Arts. 350 del
C. de C. y el N.9 1 del Art. 2114 del C. C.
Ahora en cuanto a la liquidación, se rigen por el Art. 408 del C. de c.:
'~Disuelta la sociedad, se procederá a la liquidación, por la persona al efecto
designada en la escritura social o de disolución".
-, 191-
La persona del liquidador se designará en,!aescfitura o es nombrada por
los socios,por acuerdo unánime y si no lo hay, 10 nombrará el Juzgado' de
Comercio respectivo:
Este nombramientodeoe inscribirse en el I~egistro de Comercio, según lo
<lispone el Art. 22, a fin de hacerlo conocer a los terceros interesados.
Los podere,sde este liquidador se extienden según el mandato que se le
otorga y si' nada dice entran a regir las reglas es'tablecidas en ,los Arts. 411
y siguientes del C. de C., referentes entre otros a formación de inventario,
terminación de las operaciones pendientes, cobro de los créditos activos y
rendición de la cuenta general de su, administración. índice

,TITULO X

DEL CONTRATO Y DE LAS LETJ[~AS DE CAMBIO

1.Q I Del contralto de cambio

Empieza el fCódigo, en el Título X, a tratar del COIlllÍrato de cambio. Se


preocupa de él en los Arts. 620, 621 Y 622 sólo como antecedente de la letra
de 'cambio. '
Acepciones de la pa!labra cambio. - Son ([,iversas, y, ya nos preocupamos
de ellas al tratar' del Art. 3. Desde luego, existe la acepción de' cambio ma-
nual, que consiste en el trueque' de monedas', llamándose cambistas los que' se
<le di can a este negocio. Pero no es éste el sentido en que esta palabra se em-
plea en el Art. 620. La segunda acepción se refiere al cambio local o trayecticio
<lefin,ido en el Art. 620 que dice: '
"El contrato de cambio es una convención, por la cual una de las partes
se obliga, mediante un valor, prometido o entregado, a pagar o hacer pagar
a la otra parte o a' su cesionario legal cierta cantidad deílinero en un lugar
distinto de aquel en que se celebra la, convención".
Esta definición es completa y determina los elementos esenciales: es .un
contrato bilateral, por medio del cual una de l~LSi partes se \obliga, a pagar o
hacer pagar a la otra parte '" cierta cantidad: de dinero en' un lugar distin-
to. .. De manera, que el objeto del contrato debe ser siempre dinero. Es
esencial, además, que la obligación que una de las partes contrae se c,umpla
en lugar distinto de' aquel en que se celebró el -contrato: ¡De aquí viene la ex-
presión, "cambio local o trayecticio", pues tiene que haber una distancia entre
el punto eh que se celebra el contrato y aquel en que debe cumplirse, o sea, 10
'que se llama disrtancia loci. "
Esta es la obligación de una de la,s partes; la de la otra es que entre-
gue 'o prometa un valor, circunstancia que e~tá consignada en la parte que
dice "mediante un valor prometido o entregado". No es esencial que este va-
lor sea pagado en dinero, porque -bien puede consistir en cualquier otro' objeto
mueble (mercaderías, etc.), o en un servicio que prestará el ordenador o to-
mador. Si el valor prometido cohsiste en una suma .de dinero, la s.uma en-
tregada será inferior a, lá obligación de pagar que se contrae. La diferencia
que existe entre ambas obligaciones no constituye' otra cosa que el precio
del servicio de ejecutar el contrato de cambio y se llama, también, cambio dife-
rencial, la que sería otra acepción de esta palabra.
El contrato de cambio puede cumplirlo la parte que se obligó personal-
mente o bien por intermedio de un tercero. Así 10 dice el Códig~: "a pagar o
hacer pagar a la otra ,parte ... " No es de rigor, enltonces, que la parte que se
obliga cumpla ella misma el contrato; puede cumplirlo valiéndose de otra
-, 191-
La persona del liquidador se designará en,!aescfitura o es nombrada por
los socios,por acuerdo unánime y si no lo hay, 10 nombrará el Juzgado' de
Comercio respectivo:
Este nombramientodeoe inscribirse en el I~egistro de Comercio, según lo
<lispone el Art. 22, a fin de hacerlo conocer a los terceros interesados.
Los podere,sde este liquidador se extienden según el mandato que se le
otorga y si' nada dice entran a regir las reglas es'tablecidas en ,los Arts. 411
y siguientes del C. de C., referentes entre otros a formación de inventario,
terminación de las operaciones pendientes, cobro de los créditos activos y
rendición de la cuenta general de su, administración.

,TITULO X

DEL CONTRATO Y DE LAS LETJ[~AS DE CAMBIO

1.Q I Del contralto de cambio

Empieza el fCódigo, en el Título X, a tratar del COIlllÍrato de cambio. Se


preocupa de él en los Arts. 620, 621 Y 622 sólo como antecedente de la letra
de 'cambio. '
Acepciones de la pa!labra cambio. - Son ([,iversas, y, ya nos preocupamos
de ellas al tratar' del Art. 3. Desde luego, existe la acepción de' cambio ma-
nual, que consiste en el trueque' de monedas', llamándose cambistas los que' se
<le di can a este negocio. Pero no es éste el sentido en que esta palabra se em-
plea en el Art. 620. La segunda acepción se refiere al cambio local o trayecticio
<lefin,ido en el Art. 620 que dice: '
"El contrato de cambio es una convención, por la cual una de las partes
se obliga, mediante un valor, prometido o entregado, a pagar o hacer pagar
a la otra parte o a' su cesionario legal cierta cantidad deílinero en un lugar
distinto de aquel en que se celebra la, convención".
Esta definición es completa y determina los elementos esenciales: es .un
contrato bilateral, por medio del cual una de l~LSi partes se \obliga, a pagar o
hacer pagar a la otra parte '" cierta cantidad: de dinero en' un lugar distin-
to. .. De manera, que el objeto del contrato debe ser siempre dinero. Es
esencial, además, que la obligación que una de las partes contrae se c,umpla
en lugar distinto de' aquel en que se celebró el -contrato: ¡De aquí viene la ex-
presión, "cambio local o trayecticio", pues tiene que haber una distancia entre
el punto eh que se celebra el contrato y aquel en que debe cumplirse, o sea, 10
'que se llama disrtancia loci. "
Esta es la obligación de una de la,s partes; la de la otra es que entre-
gue 'o prometa un valor, circunstancia que e~tá consignada en la parte que
dice "mediante un valor prometido o entregado". No es esencial que este va-
lor sea pagado en dinero, porque -bien puede consistir en cualquier otro' objeto
mueble (mercaderías, etc.), o en un servicio que prestará el ordenador o to-
mador. Si el valor prometido cohsiste en una suma .de dinero, la s.uma en-
tregada será inferior a, lá obligación de pagar que se contrae. La diferencia
que existe entre ambas obligaciones no constituye' otra cosa que el precio
del servicio de ejecutar el contrato de cambio y se llama, también, cambio dife-
rencial, la que sería otra acepción de esta palabra.
El contrato de cambio puede cumplirlo la parte que se obligó personal-
mente o bien por intermedio de un tercero. Así 10 dice el Códig~: "a pagar o
hacer pagar a la otra ,parte ... " No es de rigor, enltonces, que la parte que se
obliga cumpla ella misma el contrato; puede cumplirlo valiéndose de otra
- 192-
persona. Lo más corriente será esto último, pues el contratCJ ha de cumplirse
en lugar distinto de aquel en que se celebró. Este tercero puede estar ligado
por razones de diversa índole con el que contrató: mandato, sucursal, deudo!
suyo, etc.; este último caso sería el siguienJe:
A celebra un contrato de cambio con B, en Santiago, para pagarle
$ 10,000 en Valparafso. C que está en Valparaíso debe a A esa misma suma;
entonces A ordena a C que en vez de pagarle a él pague a B.
El contrato de Cambio es de carácter consensual. Así lo declara el Art.
621, cuya parte primera dice:
"El contrato de cambio se perfecciona por el solo consentimiento de las
partes acerca de la cantidad que debe .ser pagada, el precio de ella, el lugar
y época del pago". •
Basta, pues, el mero acuerdo de las partes para que quede perfeccion.a-
do el contrato. Pero este artículo agrega:
"Se ejecuta por la entrega de un documento de crédito llamado letra de
cambio, y puede ser probado por cualquiera de los medios que admite este
Código".
La simple lectura del art[cúlo en cuestión parece dar a entender que este
contrato pu<:de ejecutarse sólo por la letra de cambio. No es así, sin embar-
go. Desde luego, hay que dejar en claro que la letra de cambio no es solem-
r.idad del contrato de cambio; habría habido una inconsecuencia si eso se hu-
biera dispuesto, pues el Código dice que este contrato es consensual. Pero
la ley expresa que se ejecuta por la entrega de un documento de crédito l1a-
mado letra de cambio, o sea, que se cumple por este medio. Tampoco se de-
duce de este artículo que sea la letra de cambio el único medio de ejecutar
este co.ntrato; es el medio más común, pero no es el único.
La letra de cambio está definida en el Art. 632 que dice:
"Letra de cambio es un mandato escrito, revestido de las formas prescri-
tas por la ley, por el cual el librador ordena al librado pagae una cantidad
de dinero a la pers.ona designada o a su orden,".
Esta definición está indicando que la letra de cambio sirve para el cum-
plimiento del contrato de cambio, pero no es el único medio que reconoce la
ley. Se comprende que esa orden para que un tercero pague a la persona de-
signada pueda darse por otros documentos; por ejemplo, por medio de las
libranzas. Pero debemos hacer una observación,: la libranza se gira para pa-
garla en el mismo lugar, o bien en lugar distinto; si se gira en Santiago para
pagarla aquí mismo, no se está ejecutandp un contrato de cambio, porque e!\
requisito esencial de éste la dIstancia loci; pero si la libranza se gira en
Santiago para pagarla en Valparaíso, hay distancia loci, y se ,cumple, en-
ton,ces, un contrato de cambio. Lo mismo ocurre en los pagarées, especialmen-
te con los pagarées a la orden. El pagaré no es un mandato como la letra o la
libranza; es un documento por el cual el que lo firma se reconoce deudor de
tal o cual cantidad y está definido por el Art. 766, que dice:
"Vale o pagaré es un escrito por el que la persona que lo firmase con-
fiesa deudora a otra de cierta cantidad de dinero y se obliga a pagarla a su
orden dentro de un determinado plazo. Cuan,do el pago debe hacerse en dis-
tinto lugar de la residencia del deudor, el pagaré toma la denominación de
pagaré a domicilio. .
El que suscribe un pagaré puede comprometerse a pagarlo en el mismo
lugar o en un lugar diverso de aquel en que se suscribe. Si yo suscribo un
pagaré en Santiago para pagarlo aquí mismo, no ejecuto un contrato de
cambio; pero ,s} lo suscribo aq uí para pagarlo en, Val paraíso, hay distancia
Joci, y yo cumplo un contrato de cambio.
- ' 193-
Según la definición del Art. 620, el pago de la suma convenida puede ha-
cerse personalmente o por encargo. En el caso de la letra de cambio o de la li-
branza se hace por U!na orden que se da a un tercero, en el caso del pagaré
el pago se hace personalmente.
El Art. 766 define además, el pagaré a domicilio, y más adelante el Art.
781 agregá:
"El pagaré a domicilio supone y prueba la existencia de un contrato de
cambio".
• De modo, pues, que la libranza y el pagaré sirven' de mediQs de ejecu-
ción del cqntrato de cambio.
Igualmente, las "cartas órdenes ,de crédito", tienen por objeto realizal
un contrato de cambio. El Art. 782 dice,'
"Las cartas órdene,s de crédito tienen por objeto realizar un contrato de
cambio condicional, celebrado entre el dador y el tomador, cuya perfecci0n
pende de que éste haga uso del crédHo que aquel le abre".
los cheques también pueden ser medios para ejecutar un eón trato dé
cambio: cU,ando se gi,ran para ser pagados en un lugar distinto de aquel en
que se otorgan.
Como puede verse, precisando el alcance de la segunda parte del Art.
621, es evidente que no es la letra de cambio el único medio de ejecutar el
contrato de cambio, pues e.ste contrato puede ejecutarse por cualquier me-
Jjio imaginable, como por ej., enviar a un amigo al lugar convenido para Que
éste ,pague la ca:atidad estipulada, o yendo el librador rhismo a efectuar el
pago, o dando la orden de pago por medio de un telegrama. Todavía, hay
0troS medios muy socorridos: el giro telegráfico y el giro postal.

Relaciones y diferendasentre el contrato y la letra de cambio

Según el Art. 621, podemos decir que el contrato d'e cambio no supone
necesariamente la letra de cambio, porque ésta.no es solemnidad de él y
porque puede cumplirse por otros medios que no sean la letra de cambio. Pe-
ro ¿puede existir letra de cambio sin que exista un contrato de' cambio? Aqul
tocamos 1m pu'n,to fundamental de la letra' de cambio, en que nuestra legis~
lación ha experimentado tampién cambios fundamentales.' Dentro de las dj~­
posiciones del C. de C., se consideraba a: la letra de cambio exclusivamente
destinada a ejecutar un contrato de cambio, de. modo que la letra no podra
existir sín este contrato'. Pero hoy esto no es así; por razohes que desarrolla-
remo.s después, por las funciones diversas que la letra desempeña~en la prácti-
sa, se .ha visto que '11,0 era de rigor que ella estuviera ligada a un con¡trato de
cambio; e'n otros términos, no era indispensable que la letra 'se girara para ser
pagada en otro lugar. En muchas legislaciones extranjeras se, permitió giral
letras de cambio para pagarse en el mismo lugar, y en Chile, siguiendo esto:;
principios,
.
se módificó el C. de C. por el D IIL 777 de 19 de didembre de
1925, en la forma que' sigue: ' ,
Art. l.Q "Modifícanse en la forma que a continuación se expresa, las si-
guientes disposiciO'n,es del Código de Comercio :
Art. 637: ~e reemplaza por el siguiente:
"Las letras podrán girarse para que se paguen en el mismo lugar en que
fueron fechadas 0 en otro distinto".
Esta disposición vino a consagrar un principJo análogo al que rige a las li-
branzas, pagarées y cheques. Como consecuencia de ello, no es de rigor que
la letra de cambio suponga Un contrato de cámbio. Puede' por ella ejecutarse
un contrato de cambio, pero puede no ser así; si se gira una letra en Santia-
go para pagarla fuera de este lugar, se ejecuta un contrato de cambio, cosa qw.
no ocurre 'Si se paga en el mismo lugar.
- 19.f -
El Art. 622 se refiere a la capacidad para celebrar el contrato de cambio y
dice:
"Las personas que pueden obligarse, pueden celebrar el contrato de cam-
bio por su propia cuenta o por la de un tercero que las haya autorizado espe-
cialmente al efecto.
Las personas a quienes está prohibido comerciar, por razón de la edad,
la naturaleza de su profesión, dignidad o estado, pueden celebrar el contrato
de cambio, y girar, endosar, aceptal" pagar o cobrar una letra, siempre que
lo hagan, accidentalmente, sin ánimo de especular y violar la prohibición".·
H<lIy aquí dos observaciones fundamentales que hacer: 1.0 Se refiere la
ley a las per,sonas con prohibición de comerciar. Pero nuestro C. de C. no
contiene reglas generales' a este respecto. Figuraban prohibiciones en el pro-
yecto, en el que a ciertas personas por su dignidad o cargo se les prohibía
comerciar. Las disposiciones pertinentes no figuran en el Código, y sólo a los
corredores se les prohibe el ejercicio del comercio. Entonces, la disposición
del inciso 2.0 carece de valor práctico; 2.\> Esta observación se refiere a un
defecto de la ley: esta ha incurrido en una confusión, pues para ella parece ser
lo mismo prohibición que incapacidad. Estas son cosas diferentes como lo he-
mos dicho en otra ocasión. Pero es fácil darse cuenta que el Código incurre
en confusión, porque en el MC. l.9 habla de incapacidad y en el 2.Q de prQhi-
bicion como si lós prohibidos fueran incapaces. Dice: "las personas a quienes
está prohibido comerciar, por razón de la edad ... ». Por esta razón no puede
prohibirse el ejercicio del comercio; la edad puede ser motivo de incapacidad,
pero no de prohibición. En cambio, las otras causas son causas de prohibi-
ción, y no de incapacidad.

De la letra de Cambio
E'n el Art. 623 empieza el Código a dar definiciones de las diferentes
personas que figuran en la letra. En vez de dar definiciones, y para compren-
der el papel de cada una de ellas, las' estudiaremos a medida que las encontre-
mos. Las personas que intervienen son, generalmente, tres: tomador, librador
y librado.
Art. 623: "Llámase librador el que contrae la obligación de hacer pagar
la cantidad convenida y gira la letra.
'Librador por cuenta, el que expide la letra por orden y cuenta de un
tercero.
Ordenador, aquel por cuya orden y cuenta libra la letra un tercero.
Librado, aquel a quien se manda que pague la letra.
Aceptante, el librado que admite el mandato de pagar la letra.
Recomendatal"lo o indicado, aquel a quien el librador o endosante ruega que
acepte y. pague la letra, a falta del librado.
Aceptante por interv~ción, pO'f honor o por protesto el que, a falta de
acep~ación del librado o recomendatario, acepta por honor a la firma del li-
brador o de uno de los endosantes.
Avalista el que, 'extraño a la' realización de la letra, afianza su pago
por una obligación particular que le constituye garante solidario con uno o
más de los ya obligados. .
Tomador o beneficiario, el que adquiere la letra de cambio, mediante un
valor prometido o entregado.
Tomador por cuenta, el que negocia y recibe la letra, por orden y cuen-
ta de otro.
Endosante, el que transmite a otro la propiedad de la letra en virtud del
endoso. .
Portador o tene(lor, el actual propietario de la letra".
- 195 -.'
La sola enumeración. >de 'este artículo, nos está' indicando que este docu-
mento puede dar origen a múltiples relaciones entre esas personas, relaciones
que se hace neoesario estudiar detenidamente, lo que harenios desptÍés de ha- .
cer Una reseña histórica de la letra de cambio.

. Reseña histórica

No ha podido precisarse la fecha mi.sma de la aparición de la letra de cam-


bio. Se sabe, sí, que apareció en la Edad Media, a fines del siglo XIII. Se atri- ,
buye su invención a los judíos, quienes, dedicados: al comerciO' e:n distintas pla ...
zas, se ingeniaron un mecanismo, segurO' para llevar dinero de un país a O'tro,
~jn transponer materialmente el numerario. Otros la atribuyen a los gibelinos
Jos que para evitar la pérdida de sus riquezas, la inventaron cuando fueron ex,,:
pulsados de 'Florencia por los glielfos, para sacar su dinero ("güelfos" y "gi':'
belinos", partido's que se di·sputaban la hegemonía de Florencia). Entrar en
mayores averiguacion,es sobre la letra, no tiene mayor importancia en Dere-
cho; lo que importa saber es que la letra nadó con el objeto de evitar, los
peligros y gastos en el transporte de dinero de un lugar a otro.
Primitivamente, la letra de camoioera un documento nominativo, es de-
cir, 'se 'pagaba a la persona que en ella se designaba. Sólo, mucho más tarde
(siglo XVII), vino a inventarse, la: cláu,sula "a la O'rdelJ", cláusula que permitió
a 'la letra constituirse en un documen,to de circulación, 'porque median te ella
puede pasar de una mano a otra. Fué esta cláusula ala orden, la que vinO a
ampliar las funciones de la letra de cambio, permitiéndole prestar al comercio
otros favores. Así, la letra desempeña 'múltiples funciones, tanto o más im-
portantes que las que se tuvo en, vista al inventarla. Resumiendo en pocas
palabras, podemos decir que su utilidad se ~ncuadra' dentro de est"as cuatro
ideas:
1.9 Sirve para evitar los gastos y tra.spoH~ delélin.ero <te una ,plaza
ao~; •
2.9. Sirve para evitar los inconvenientes en los cambios internacionale~
derivados >de los distintos valores de cambio de las diversas monedas;
3.Q Sirve como instrumento de pago para sO'lucionar tO'da clase de obli-,
gaciqnes, reemplazando al dinero, y .
4.\> Sirve como documento de crédito, que permite al portador de ella
procurarse dinero en cualquier momento, aun no estando vencida.
La primera función fué la única que se tuvo en vista al inventar este do-,
cumento y la única que desempeñó durante mucho tiempo.
Ejemplo: Si una persona residente en Santiago necesitara efectuar un pa-
, go en P<trís,' tendría que enviar materialmente el dinero de un' punto a otro
con los inconvenientes consiguientes; pues bien, mediante la letra de cam-
bio, se evitan toda,s esas dificultades. El interesado .se presenta a una insti-
tución bancaria del país y toma una .letra de cambio sobre París a la orden
de la persona, a quien tien,e que hacer ese pago; el Banco de Chile, digamos,
le entrega entonces este docttmento, esta orden llamada letta de cambio, y la
gira a cargo de otra· institución bancaria de París, con la cual tenga relacio-
nes de negocio; este correspons'al efectúa,' a su vez, el pago a la persona de-
signada, por cuenta del girado!, y haoe m~s tarde con el banco nacional la
liquidación de sus operaciones.
Vemos entonces cómo, sin que haya mediado ninguna remesa' de dinero
de Saritiag~ a París, la persona ha podido efectuar el pago; y así como pu-
do hacerse este pago recurriendo él. una institución bancaria, también podría
haberse hecho combinando importaciones y exportaciones.
Un ejemplo aclarará esta última idea: Los, exportadores de Chile son
acreedO'res de sus compradores 'en el exterior, y, de no existir las letras de
196 -
cambi\: estos últimos tendrían que enviar materialmente a Chile el dinero
necesario para cancelar el valor de esas compras; y, por su parle, los im-
portadores chilenos que han adquirido en el extranjero materias primas para
explotar sus industrias, deberían ejecutar análoga operación. Así tendríamos
entonces que entre dos personas que están en frecuentes relaciunes de ne-
gocios, se crearían dos corrientes de dinero, que marcharían ambas en sen-
tido cu:~trario (una de Santiago y otra de París).
Todo esto se evita por medio de la letra de cambio. Los ,exportadores de
Chile girarán letras de cambio a su propia orden y a cargo de sus com-
pradores del Extranjero, y estos harán allá idéntica operación. Además, se
evita también la molestia de tener que andar buscandu moneda extranjera,
porquC' basta cun ir a un Banco y comprar una letra en esa moneda por el
valor indicadu, eancelandu la diferencia. (Todo esto ha hecho que sea la le-
11',; de cambio el medio ordinario de cancelación de las deuJas internacionales).
Dijimos que la letra de cambio tenía también pUl' objeto reemplazar a la
moneda comu medio de pago .
. Ejemplo: Supongamos que yu tengu una deuda por $ 5,000 a favur de
Juan, y que, a mi vez, soy acreedur de Pedro pur igual suma. Sin la letra de
cambio habría sido necesario que yu le pagara sus $ 5,000 a Juan y que Pe-
dro me pagara la misma cantidad, o sea, se habrían l~ecesitado ,$ 10,000 en
efectivu para hacer estas dos remesas de dinero. En cambio, por medio ele
ella basta que yo gire una letra a la orden de Juan en contra de P,edro para
que queden extinguidas las dos operaciones, sin necesidad de usar dinero efec-
tivo. Por su parte, puede ocurrir que Juan sea también deudor por otros $ 5,000
a favor de otra persona y que, no teniendu dinero disponible, paglle a su acree-
dor con la misma letra, a fin de que éste la cobre a la fecha de su vencimien-
to, etc.; resultando así que al cobrarse la letra, s~ habrán extinguido varias
ob,ligaciones y no se habrán necesitadu lus 30 ó 40 mil pesos en efectivo que
habrían sido necesarios al no existir este documento. .
Es esta función una de las principales que desempeña la letra de camhio
y es por eso que se dice q uc ella es el papel moneda de los comerciantes; ,to-
do lo cual ha hecho que la ley considere en muchos casos el pago que se ha-
ce en efectos de comercio, lo mismo que el pago en dinero efectivo. (Así el
Art. 1373, N.9 3 los asimila, en lo que se refiere a los pagos hechos duran te
el período sospechoso anterior a la q uiehra).
Diiimos, por último, que la letra de cambio sirve como fuente de crédito,
porque permite al tenedor de ella obtener dinero en cualquier ll1omentu, aun
antes de su vencimiento. El beneficiario de una letra de cambiu que no pue-
de cobrarla todavía, porque falta algún tiempo para su vencimiento, puede
0btener ese dinero mediante la operación denominada descuento. .
La letra de cambio es un título de crédito. que va a convertir:>e en dine-
ro el día de su v,encimiento; de modo que si ella va firmada por una persona
solwnte, el Banco no tendrá inconveniente alguno para pagarla, hacier¡dt)
una rebaja correspondiente a los intereses que se habrían producido entre la
fecha de la operación y la fecha del vencimiento (esta rebaja también se llama
"descuento"). La operación del descuento se hace endosando la letra a favor
de la persona que ha hecho la operación. •
Estas dos últimas funciones de la letra de cambio: servir como reempla-
zante del numerario y servir como medio de obter.er crédito, 110 podían exis-
tir cuando se exigía como requisito esencial en este documento la distancia 10-
ci, o sea, su giro de una plaza a otra, y fué por esto que las legislaciones ex-
tranjeras entraron por la vía de la reforma y suprimieron la exigencia que
existía en todas ellas, de que la letra fuera girada en un punto para ser pa-
gada. en otro. (En nuestra legislación, esta reforma s6lo vino a hacerse en el
- ' 197-
D jL 777 de 1925, que modificó <;ustancia1mente la disposición del Art. 637 del
C. de Comercio).

Importancia internaciopal de la letra ,de cambio

La letra de cambio es un documento que no, está circunscrito a los lími-


. t~s de un país determinado. Así pór ejemplo: una letra puede ser girada en
Santiago para pagarla en París; y aun, en, el tiempo intermedio entre su gi-
ro y' su pago, pueden ejecutar,se otros aétos relacionados cO,n ella (puede ser
endosado en Italia, vuelta a endosar en f.spaña, etc.). .
Esto equivale a decir que algunos de estos actos e.starán, regidos. por una
legislacióp y otros por otrá; 10 cual ,puede complicar la situación ,de las partes,
quedando estas en la incertidumbre por el desconocimiento de las legi~lacio­
nes de los diversos países, complicaciones que pueden ser, fuentes de conflic-
tos que privarían en muchO a la letra, de cambio de todo su valor y eficacia.
Es por esto que desde antiguo y particularmente en es.ta materia, se han
hecho esfuerzos para ,llegar a la unificadó11 .legislativa por medio de proyec-
tos y conferencias tendientes a este objeto. '
A este respecto podemos decir que los esfuerzos más ,importantes para ob-
ten,el' esta unificación, han sido las Conferencias de La Haya de ,1910 y 1912
Y la Conferencia de Ginebra de 1930, convocadas las primeras por el estadQ
de Holanda y la última por la Sociedad de las Naciones.
La Confer.encia .de La Haya de 1910, fu,~ convocada como lo dijin19s,por
el gobierno de Holanda, y tuvo por O'bjeto unificar la legislación relativa a las
letras de cambió, cheques y pagarées a la ordén.
Fué cuidadosamente preparada y se hicieron, rep,resentar en ella casi to-
dos los países de Europa y América (Chile. fué representado por don Eleodo-
ro Yáñez), y puede decirse que significa ,el esfuerzo más grande que se haya·
hecho en esta materia. Se elaboró en ella un ante-proyecto de ley uniforme
sobr,e letras de cambio, cheques y pagarées a la orden, y se acordó ,sol)1eter-
lo nuevamente a la 'aprobación de los países en una nueva conferencia que
tendría lugar en 1912 y que también .se verificó con la asistencia de casi todos
los países. .
Se ,elabor.ó en esta. segunda con ferencia, un proyecto definitivo y se cele-
bró una convención, en virtud de la cual, este proyecto debería ser .sometido
a la ratificación de los distintos países y en la cual se sentaban algunos prin-
cipios generales sobre los conflictos de legislación que pudieran presentarse
con respecto a algunos puntos 'que 11.0 ,se considerawn en el proyecto. .
Desgraciadamente, pocos años más tarde,. sobrevino la guerra europea
y este proyecto no fué ratificado por ninguno de los países adherentes .. Sin
embargo, volvemos a repetirlo, estas conferencias tienen la importancia de ha-
ber sido e! esfuerzo más grande que se haya hecho hasta- la fecha con el ob-
jeto de conciliar los diversos sistemas imperantes, especialmente los filistemas
1l':an,cés y alemán que estaban en abierta contradicción y a pesar de no haber
sido ratificada por los paises adherentes a ella, ha servido para impul~ar a
los diversos países a. reformar sus legislaciones en el sentido que en ella se
señalaba. Nuestra ley adoptó principios análogos a los adoptados pór· ~sta
conferencia (1).
Las conferencias de Ginebra de 1930 y 1931, con vacadas, por la Sociedad
de las Naciones, tuvieron por objeto continuar y retocar la obra de las con-
ferencias de La Haya.

(1) Pu.:de consultarse al respecto un estudio del señor Palma qU,e apareció en fl To-
mo X de la Rev. de Der~cho . (1. Parte, Sccc. Derecho).
19S -
!Se hicieron representar en estas conferencias los principales paIses y to-
maron parte en ella los mejores expertos sobre la materia. El resultado de es-
tas conferencias fué la inclusión en el ante-proyecto antiguo, de los nuevos
principios y la elaboración de una nueva convención para su ratificación por
los diversos países.

Antes de entrar a tratar de la forma de las letras de cambio, debemos re-


petir lo que dijimos' al hablar del N.9 10 del Art. 3, acerca de que todos los
actos relacionadas con ellas son siempre actos de comercio, sin atender a la
naturaleza de la operación que haya dado origen a la letra ni a la intención que
las partes pudieran haber tenido al girarla, aceptarla o endosarla, etc. Se tra-
ta de actos mercantiles en razón de su forma.
Se ha procedido así por razones de interés práctico, con el objeto de evi-
tar las dificultades que pudieran surgir si fuera permitido que se abriera
discusión sobre el carácter civil o comercial de la letra de cambio.

2.Q De la forma de las letras de cambio

El C. de C. define este documento diciendo que "es Un mandato escrito,


revestido de las formas prescritas por la ley, por el cual el librador iOCdena al
librado que pague una cantidad de dinero a la persona designada o a su or-
den''., (Art. 632).
Se ve por esta definición que la letra de cambio es un acto solemne, desde
que necesariamente ha de otorgarse por escrito y debe cumplir, además, con
las formalidades que la ley señala. No podría entonces considerarse como le-
tra de cambio una orden verbal que diera una persona a otra para que pa-
gue cierta suma a un tercero, aun cuando esa orden tuviera como origen un
contrato de cambio. Llamamos la atención acerca. del hecho de que siendo el
contrato de cambio un contrato con~ensual, puede ejecutarse por medio de
la letra de cambio que es un acto solemne.
Este documento recibe el nombre de "letra", porque tiene la forma de
LUla carta abierta, y se llama "de cambio", porque estaba destinada primitiva-
mente tin sólo a la ejecución del contrato de. cambio que le hubiere dad ..
origen.
Hoy día ya no es as! y desde que se aceptó que la letra pudiera servir
como medio de pago y como instrumento de crédito, no puede decirse que
la letra de cambio haya de tener como causa necesaria un contrato de cam-
bio, lógicamente entonces debería dejar de usarse la expresión letra de
cambio, pero la fuerza de la costumbre ha hecho que se conserve este nombre,
y a esta letra girada en una plaza para ser pagada allí mismo se la denomi-
na también letra de cambio.
Además de ser otorgada por escrito, la letra debe cumplir con las forma-
lidades que exige la ley y que están señaladas en' el artículo siguiel1lte (633),
tormalidades todas que tienen por objeto obtener que este documento lleve
en sí mismo la prueba de sus condiciones y de su validez, de tal manera que
por su sólo examen se pueda conocer la situación de las partes obligadas. La
letra de cambio es un documento comercial que puede circular en distintos
paises y no era posible que el tenedor de ella tuviera que estar haciendo ave-
riguaciones acerca de los derechos que le confiere y de las obligaciones que
por ella contrae; si así fuere, la letra de cambio perdería gran parte de su
eficacia y no podría prestar en el comercio los servicios -que está llamada a
prestar.
En suma, el legislador ha querido que "la letra de cambio se baste a si
misma, llevando consigo la prueba de sus condiciones y de su validez".
Vimos en la definición del Art. 632, que la ley califica a la letra de cam-
bio como un mandato. Es preciso entonces que aclaremos esta situación.
- 199-
. La letra de cambio es una orden que el librador da al librado. Es decir,
entre estas' person.as _existen relaciones (;le' mandante a mandatario y él man~
dato se -réfiere a una orden de pago de cierta cantidad de dinero a i1!lvor d~
un tercero. .
No es forzoso que la letra de. cambio sea impr,esa, basta con que esté
redactada conforme a las menciones que exige. la 'ley; pero lo más corriente
será .que s·e usen formularios impresos que respondan á esas menciones.
' N o es forzoso tampoco', ,según nuestra legislación, que en el ejemplar de
la letra se inld,ique expresamente que se trata de una letra de cambio. (Hace~
mosesta observación, porque es ésté 'un punto sobre el cual discrepan lal!
legis.!aciones 'extranjeras). Es evidentequ-e en conformidad a los principios
'generales del Derecho no hay razón alguna que haga exigible esta mención
como esencial, porque es sabido que "las cosas son lo que son por su ésen~
cia y no por el nombre que las partes les den"; pero es evidente también que
· conviene exigir tal i:ndicación, -con el objeto de que a las partes no les pueda
caber duda alguna acerca del carácter del acto que celebran. .
. T.oda letra de cambio neva ciertas menciones que ,se pueden clasificar
en dos 'grupos, a saher: '
l.QMenciones esenciales o legales, 'que son aquellas que necesariamente
deben incluirse, so ,pen.a de q.ue la letra sea nula o degenere en otro docu-
mento (por ejemplo en un pagar,é). .
2.Q Menciones facuU:~tivas, que son aquellas que la~ parte,s pueden agre-
gar a vol!mtad. '
Menciones esenciales o legaJies, son las que indica el Art. 633 del C. de C.,
complementado por el Art. 641 del mismo 'Oóctigo.
Art. 633: "La letra-de cambio debe necesariamente enunciar.
1.9 El lugar, día, mes y año en, que es girac!a;
2.<> La época en que debe hacerse el pago;
3.<' El nombre y apeIlído ,d.e la persona a .cuya orden se ma:nda hacer
el pago;
4.'> La cantidad que "el librador manda pagar;
5.Q Si el precio de la letra ha sido entregado en dinero electivo o en mer-
caderías, o si 'es valor entendido o en cuenta con, el toma,dor (hoy !s:up\rimida);
6.Q El nombl'e y apellido de la persona de· quien se recibe el valot: o de
la persona a cuya cuenta se carga (hoy suprimida);
7.Q El nombre, apenido y domicilio de la pers,ona a cuyo. cargo se li!>ra
y el lugar donde ha de verificarse el pago, si fuere distinto de aquel en que el
librado se' hallare domiciliado. .
La letra deberá llevar además la. firma del librador ° de. la persona que
suscriba por él en virtud-de un poder especial". '
Art. 641. "La letra de cambio ~n que faltare alguna de las formalidades
legales, será considerada como simple pagaré firmado por el librador a favor
· del tomador" ..
l.Q .La firnt~ del lib1i8ldJor o la de su apoderado con poder especial (inc.\
final del Art. 633). - En nuestro ejemplo, el librador es Juan Reyes, o sea el
quegíra la letra,_ el que crea el documento, el que ordena a Emesto Pérez que
· le pague $ 5,000 a Luis Díaz; y como este último va a pagar por cuenta del
librador, se comprende que éste no queda libre sino que sigue respondiendo,
de modo que si el librado (mandatario del librador) no cumple su obliga-
ción, será el librador quien en último término tenga que cumplir la obligación.
Como lo dice expresamente el inciso final del Art. 633, el librador puede
figurar en la letra por sí mismo o por medio de apoderado. En este último ca-
so será necesario que el apoderado esté premunido de un poder especial pa-
ra girar letras de cambio.
~oó
~.Q El nombre, apellido y domicilio del librado. (N.'! 7 del ArL 633). --

efectúe el pago.
, .
El librado es el mandatario del librador, la persona a qllien se manda qlle

Este mandato puede explicarse de muy diversas maneras, según cuaJes


sean las relaciones de negocios que ligu{,i1 a esta~ personas (puede ser que
pI librado sea deudor del librador, etc.); si el librado cuenta con fondos del
librador hay "provisióln de fondos", pero si paga sin estar provistu de fondos
se dice que "paga en descubierto".
Cabe observar que el librado aparece en la letra sólo porque se indIca
en ella su nombre, de modo entonces que no hay ningún antecedente para
decir que esté obligado a su pago y, como todo mandatario, tiene plena liber-
tad para aceptar o rechazar el encargo que se le hace. de modo que se ex-
plica perfectamente la circunstancia de que no tenga el dueño de la letra ac-
c:ión alguna en contra del librado. Pero si éste acepta ese mandato y fir.ma
la letra en señal de aceptación, desde ese momento ya pasa a ser aceptanite y
se constituye responsable frente al tenedor.
Mucho se ha discutido en doctrina acerca de q Ulen puede ser librado.
Se sostiene por algunos que en ningún caso puede el librador ser la nW'-
ma persona del librado y se invoca en apoyo de esta tesis la circunstancia
de que si tal cosa fuera aceptable ya no habría una letr~ de cambio sino un
pagaré, puesto que no existiría mandato. Sin embargo, nuestro Código no
ha aceptado el rigor de estos principios, y el Art. 638 ha dicho expresamente
que "el librador puede girar a cargo de su comisionista () mandatario de otra
casa de comercio suya o de una sociedad en que tenga interés; es decir, ha
estimado que puede existir identidad legal de per30na. entre el librador y el
librado, pero siempre exige que entre ambas exista alguna diferencia material
porque de otra manera ya no podría hablarse d::: una letra de cambio, sino
Je un pagaré. .
.1. 9 El nombre y apellido del tomador o beneficiario. (N.'! :; del Art. 633).
--El tomadqr es el que adquiere la' letra de cambio mediante un valor pro-
111etido o entregado.
Ahora bien, ¿qué relaciones hay entre el librado.J.· y el tomador o bene-
ficiario? Hoy día pueden ser múltiples; pero en el antiguo sistema del C. de C.
, (antes de la reforma del I\L 777) sólo había un contrato que podía cele-
brarse entre el tomador y el beneficiario: era el contratu de cambiu. Actual-
mente podrá suceder !() mismo cuando se trate de una letra girada de una
plaza a otra; pero en los demás casos cuando se trate de letras giradas en
un lugar para ser pagadas allí mismo - cuando no pueda hablar~e de con-
trato de cambio - entonces los actus que hayan dado origen a la letra de
cambio podrán ser múltiples, como una compra-venta, un mutuo, etc.
Ejemplo: Supongamos que Luis Díaz vende mercaderías a Juan Reyes
por valor de $ 5,000, y no teniendo este dinero disponible para pagar el pre-
cio de esos objetos, le firma una letra por la suma señalada. En este caso,
la operación que ha dado orige::1 a la letra de cambio habrá sido el cuntrato
rie compra-venta celebrado entre Rcyes y Díaz.
El nombre del tomador o beneficiario de la letra va siempre indicado
rlespll~s de la cláusula "a la orden". Ya conocemos la importancia de esta
cláusula, que permite la transferencia del documento mediante un simple en-
doso; sin embargo, no puede decirse que así haya sido siempre, plles antigua-
mente la letra de cambio era un documento numinativo y sólo a mediados del
siglo XVII apareció en ella la cláusula a la orden, que vino a darle toda su
:mportancia puesto que gracias a ella ha podido este efecto de l!omercio con-
vertirse en un instrumento de circuíación.
'--201 ~

, Por esta~ razones, la ley estima de rigor que toda letra~ de cambio llevara
la cláusula a la orden, y al efecto, dispuso en el Art. 633 N.Q 3, que "la letra
de cambio debe necesariamente enunciar el nombre, y apellido de la persona
a cuya orden se manda hacer el pago".
Confirma esta disposición -el Art. 634 que dice: ,
"Las letra~ de cambio deben ser giradas a la orden;' pero esta cláusula
podrá ser reemplazada por las de al portatlor legitimo, a disposición de o
por otras equivalentes. '
Las letras que no contengan una cláusula que exprese claramente su tras-
1l1isibiJidad, sólo podrán ser transferidas en la forma prescrita en el título "De
la cesión - de créditos mercantiles".
El tomador o beneficiario de la letra puede conservarla hasta la fecha de
su vencimiento; pero antes de ese momento' puede transferirla por medio del
en.dosQ, en cuyo caso se opera un cambio en la letra y las partes pasan a
tomar los nombres de endosante (el antiguo tomador) y endosatario (el nuevo
tom&dor). - '
Según la definición del Art. 623, eno.osante es el que trasmlte a otro la
propiedad de la letra ,en virtuq del endoso, y es por eso. que frecuentemente
al hablar del dueño de la letra se dice "portador o tenedor", expresión gené-
rica que comprende tanto al tomador o beneficiario como a! en.dosatario.
Más tarde tendremos ocasión de ver que todo endosant~ de una letra de
cambio queda responsable a favor de su' endosatario, y de todos los, endo-
satarios de la cancelación de ésta; imposición que se explica por el deseo de
la ley de otorgar una garantía a, los endosatarios de un ,documento a la orden.
4.<'> Es también men,ción esencial en la letra de cambio, la, indicación de
la cantidad que el libl1ador manda pagar. (N.'I 4 del Art. 633). Ya hemos visto
'lue por la letra de cambio s<; manda pagar una cantidad de dinero" -es decir,
no se permite entre nosotros que la letra recaiga sobre especies, como ocurre
por ejemplo en Italia. .
Es de rigor que se mdique en forma precisa la cantidad de dinero que
se envía, sin importar el tipo de moneda de que se. trate. Es 'frecuente qUE'
la' cantidad se indique en letrás ty en números a pesar de no ser ella una
mención obligatoria; a diferencia de lo que ocurre con los cheques, los cuales
necesariamente deben llevar indicada la cantidad de las dos maneras; pero
si hay diferencia entre el valor, indicado en guarismos y e'i expi"esado en' el
cuerpo de la letra, se debe tener este último por el verdadero valor. ,
5. Q Ellugar, día, mes y ~ño en que es girada (Art: 633, N.Q 1). Antigua~ ,
mente la mención del giro de la letra tenía una importancia especial porque,
como sab~mos, era requisito esencial el giro de una plaza' a otra (distancia
loci). Hoy día, aunque ·si bien esta mendón no tiene importa.n,cia para estos
efectos, conserva su importancia para otros.
Así por ejemplo: si¡ve esta mención para saber dón.de, reside el librador,
en el caso de que haya necesidad de ,hacer efectiva su responsabilidad en el
pago de la letra; pues la ley faculta al tenedor de la letra que no obtiene el
pago oportuno para girar otra en sentido contrarIO que recibe el nombre de
"letra de recambio" o "letra de resaca" ,y que puede' girarse contra cualquiera
lle los obligados al pago de la h:itr'a primitiva. ,
También. tiene importancia la determinación del lugar' donde fué gimda
ia letra para los efectos de con,ocer la 'legislación aplicable a su forma, y esto
tendrá ,lugar especialmente cuando se trate de letras giradas qe un país a otro.
A. este respecto podemos decir que en todo caso se aplica la regla general: "lex
loctls regit actum", en virtud del cual la ,letra se rige -pdr la ley de lugar e'n
:¡ue fué girada. '
Por último, tiene importancia.la mención del lugar del giro de 'la letra,
para los efectos de su vencimiento, porque en ciertos casos el vencimiento
- 202-
del plazo para la presentación de la letra a su aceptación se determina en re-
lación con el lugar del giro, como sucede por ejemplo en los casos contem-
plados en el
Art. 685. "Las letras serán presentadas a la aceptación en los plazos si-
guientes: .
Las giradas a la vista o a días o meses vista de una ¡:lIaza a otra de la
.República, dentro de' tres meses de su fecha.
Las giradas en la República a la vista o a días o meses vista sobre al-
gU!1a plaza del ,continente america:no y sus islas, dentro de seis meses de 'su
fecha y dentro de nueve las giradas sobre cualquiera de Europa.
Las giradas a la vista o a días o meses vista sobre alguna otra parte del
globo, dentro de un año de su fecha.
Las giradas a días o meses de la fecha o a un plazo fijo y determinado,
dentro de los plazos que ellas designen".' .
Pero, no basta indicar el lugar del giro, es necesario mencionar también
el día, mes y año en que se expide la letra y tienen estas menciones mucha
importancia para diversos fines. '
Ante todo, sirve para conocer las circunstancias de capacidad del libra-
<lar que haya girado la letra, y sirve también -en la mayoría de los casos-
para determinar la fecha de su vencimientQ. Tiene esto una especial importan-
cia tratándose de letras a la vista, porque respecto de ellas existe un término
máximo de presentación, dentro del cual el librado Ll tenedor debe presenbr
la letra de cambio al librador. .
6.Q ,La época en que debe hacerse el pago. (Art. 633 N.Q 2.-Esto es lo
que se llama el término de la letra, el vencimiento de ella.
Es de importancia conocer. este vencimiento, porque la letra vale para to-
dos los efectos que hemos señalado sólo' en el caso de haber sido cobrada
dentro del plazo señalado; si no se hace así, se dice que la letra se perju-
dica (letra perjudicada) y el tomador pierde casi todas sus acciones, como
por ejemplo la garantía contra el girador y endosante; etc.
Si el tenedor de la letra no obtiene su pago en la fecha señalada debe
necesariamente protestarla al día sigUl~nte, so pena ,de que la letra pase tam-
bién a tomar el carácter de letra perjudicada lo mismo que en el caso anterior.
Además, alrededor de la letra de cambio se acumulan multitud de inte-
reses de diversas personas todas las cuales están pendientes, en cuanto a su
responsabi'lidad, de lo que vaya a ocurrir el día del vencimiento de la letra;
de modo entonces que para todos habrá interés por ~onocer con exactitud
la fecha de ese acontecimiento.
'Conviene. además advertir que, de todas las menciones que indica el Art.
633, esta es la única que puede omitirse sin que por ello se anule el docu-
mento o degenere yn otro distinto. Ocurre así, porque la ley ha suplido él
posible silencio de las partes y ha dispuesto al efecto. en el Art. 643 que "las
letras a la vista deben ser pagadas en el acto de su presentación; las libradas
a dla fijo y determinaao, \.!n el día designado; y las giradas a una feria, el
último día de ella. No estando designada la época del pago, se entenderá.
que la letra es pagadera a la vista".

Con.forme .al N.9 5 del Art. 633 del IC. de C., debía indicarse también
"si el precio de la retra había sido cntregadó en dinero efectivo 0 en mer-
caderías, o si era valor entendido o en cuenta con el tomador", pero esta men-
ción fué suprimi'da por el DIL. 777, qUi'zás si con muy buen acuerdo, porqtl~
generalmente ho se la comprendía bien en Ta práctica y se prestaba a fre~
cuentes confusion.es.
De todas ~aneras es bueno que sepamos cuál era su alcance y las ra-
7.ones que se tuvieron en vista al suprimirla, especialmente porque en los- for-
. .:. . :. 105 -
mularios impresos de letras de cambio que circulan en el comercio. - sea pOI'
ign1lrancia o por rutina - se ha mantenido siempre esta mención.
Se reJería ella al precio' de la' letra. Pero ¿cuál es el precio de la let.ra? y
'¿quién 10 paga a quién? Generalmente se incurría en el error, aun en .Ia prác-
tica misma de los negocios, de creer que el precio de la letra era lo que el
librador daba al librado para que la pagara, es decir, lo que nosotros hemos
llamado, "provisión de fondos", siendo que en realidad lo que constituye el
precio de la letra es lo que pagó o lo que debió pagar el tomador o beneficiario
al librador de la letra. ' .
Un ejemplo aclarará la figura. Supongamos que Juan Reyes ha necesitado
hacer un pago a Luis Díaz por la suma de $ 5,000 Y con este objeto le gira
una letra de cambio' por dicha cantidad; ¿dónde está el precio?: en el ,equiva-
lente que Luis Díaz debió entregar a Juan Reyes (dinero, especies, créditos)
para que éste le girara posteriormente esa letra por $ 5',000. .
Se decía "valor recibido en dinero" o simplemente "valor recibido", cuan-
do lo que el tomador o beneficiario pagaba al librador era una suma de di-
nero. Por ejemplo: Luis Díaz le' había entregado $ 5,000 en dinero a Juan
Reyes, y éste le, firmaba una letra por igual suma;
Se decía "valor recibido en mercaderías" cuando lo que Juan Reyes ha-
bía recibido de Luis Díaz eran ciertas me-rcaderías que le había comprado.
En este caso, el precia' de la letra se ha pagado en' mercaderías.
. y por último, se decía "valor entendido .¡} en cuenta", cuando la opera-
ción que había dado origen a la letr.a era•.un contrato de préstamo. Por ejem-
e

plo: Juan Reyes gira una letra a favor de iLuis Díaz, sin que éste haya pagado
aún ,su precio o valor.
Como ya lo habíamos adelantado, estas menciones Jueron suprimidas COn
muy buen acuerdo por, el DiL. 777, s.iguienclo con esto la línea' trazada por
casi todas las, legislaciones extranjeras que ya las habían suprimido en aten-
ción a la ningun.a. utilidad que prestaban.
En realidad, conforme a los principios generales del derecho, esta men-
ción equivalía a la causa del contrato; pero es sabido también que en COrifOl-
~idad a los mismo~ principios, no hay ningul1:a necesidad de expresarla, lo
cual hacía de ella una mención perfectamente inútil, puesto que a nadie po-
dían interesarle las, relaciones que pudieran. existir entre el librador y el to··
madoro beneficiario de la letra.
Por lo demás, la letra 'vale' en el comercio, como' medio de solucionar
I)'bligaciones o como' instrumento de crédito, por el .valor que ella represen-
ta, por el valor que ~e manda pagar, y no por lb que el tomador haya pagado
al librador; de modo que no había ninguna razón de peso para exigir esta
menciórn, que, en realidad, sólo daba lugar a confusiones y a dificultades, de-
bido a que generalmente se la confundía con la provisión de fon:dos.
También fué suprimida por el DIL. 777 la mención ipdicada en el Art., 633
N.Q 6,que exigía que se indicara en la letra '''el nombre y apellido de la per-
sona de .quien se récibía'el valor, o de la persona a cuya cuenta se 'cargaba".
Era esta una mención absurda y que se reJeria al caso de que el precio
de la letra n;O hubiera sido pagado por el mismo tomador o beneficiario, sino
por un tercero encargado por éste y que recibía el ,nombre de "dador del di-
nero". Sería' el caso .!le una persona ,que envía a un empleado suyo a tomar
una letra sobre París a la orden de una tercera persona. Era esta una mención
inútil,' porque sólo miraba a las relaciones particulares entre et dador yel to-
ínador o beneficiario y no afectaba para nada a los terceros que in:h:rvenían
en la letra.
7.9 El nOtÍtbre, apellido y domicilio del libr~do. (Art. 633 N.Q 7) yel
lugar donde ha <le verificarse el pago si fuere <listinto de aquel en que el li-
brado se halÍe. domiciliado.
Antiguamente esta menclOn tenía una gran importancia purqlle, compa-
rando el lugar del giro con el domicilio del librado se podía constatar el cum-
plimiento de la distancia 10cL
Actualmente sirve para saber dónde dirigirs~ el tomador o beneficiario
para el cobro de la letra y dónde deben hacerse las diligencias del protesto
en caso de no pago en la fecha señalada. Y. por último, sirve también para
determinar la competencia de los tribunales de justicia ante los cuales habrá
de dirigirse las acciones en caso de incumplimiento por algllna de las partes de
las obligaciones impuestas por la letra.
, Ahora bien, si el lugar donde ha de verificarse el pago es distinto de aquel
én donde el librado se halla domiciliado, habrá que decirlo expresamente; pero
no por eIlo pierde su importancia el dOJl1icilio del librado, porque será allí
donde tenga que dirigirse el interesado para los efectos de la aceptaciún dé
In letra. .

Modalidades especiales de la letra de cambio.

Se refiere a esta materia el ArL 639 del C. de C., cuya redacción actual
es la siguiente:
Art. 639: "El librador pllede girar la letra:
A su propia orden. .
A cargo de una persona que la pague en el domicilio de un tercero.
A nombre propio o por orden y cu~nta de un tercero".
Veamos estas tres situaciones.
1.9 Letras giradas por el librador a su propia orden.~Son aqueIlas en
que él mismo hace tambié;a las veces de tomador o beneficiario. (Juan Reyes
gira una letra por $ 5,000 a la orden de Juan Reyes). Estas l¡;tras son perfec-
tamente legales y muy comunes en la práctica debido a que facilitan ~nor­
memen te los traspasos.
Habíamos visto que entre librador~ y beneficiario se vérifica siempre un
contrato previo al giro de la letra (puede ser Un contrato de cambio, una
compra-venta, etc.); pues bien, ·en estas letras giradas. a la orden del misr1to
librador es evidente que falta en absoluto cualquiera operación de esta na-
turaleza, puesto que nadie puede contratar consigo mismo.
Como lo decíamos, esta es una forma de letra muy usada en el comercio
porque presenta ventajas tanto para el deudor como para el acreedor de
un contrato cualquiera. Para el deudor, porque puede ocurrir que no tenga di-
nerodisponible en el momento de celebrar el contrato y así obtiene un plazo
para el pago de su crédito, y para el acreedor porque de este modo incorpora
su crédito a un documento de comercio que le proporcionará muchas venta-
jas, y porque, además de recibir nuevas acciones, puede descontar esa letra
antes de su vencimiento y de ese modo obtener el valor que ella representa.
Antes de' las reformas introducidas al C. de 'C. por el DIL. 777, estal>
letras sólo se perfeccionaban cuando el librador trasmitía a un tercero la pro-
piedad de la letra (de este modo el librador firmaba dos veces el documento:
como librador y como endosatario) y se éonocían, porque debían llevar la cláu-
sula "valor en mí mismo". Esas disposiCIones no, tendrían hoy día razón de
ser debido a que ya no es de rigor que exista un, contrato de cambio previo
al giro de la letra y debido a que siendo el librador la misma persona del to-
mador era de suponer que no fuera necesario que el librador se pagara a sí
mismo el precio de la letra.
¿A qué respondía entonces esta exigencia de la cláusula "valor en mí
mismo"? Se .explicaba en vista de la exigencia del N.o 5 del Art. 633 que exi-
gía la expresión de la causa de la letra (que se indicara el precio de la letra
que había pagado el tomador o beneficiario al librador); y como cn estos casos
- 205-
,ambos eran una misma persona y n,o cabía pi'ecio, para llenar esta exigencia
había que agregar la cláusula "valor en mí mismo". ,.
En la práctica, se producían frecuentes contusiones entre la mención del
pl'ecio de la letra que exigía el Art. 633 N) 5 Y la provisión de fondos. Ya
sabemos que 'la provisión de fondos consiste en los dineros, mercaderías u otros
valores, que el librador de,be poner en manos del librado, su mandatario, para
que pague la letra de canibio; es una operación que mira sólo a las relaciones
particulares entre librador y tomador y no se la menciona ni hay para qué
mencionarla en la letra misma. En cambio, el precio de la letra es lo que el
tomador o beneficiario paga al lib¡;ador, ya 'Sea en dinero efectivo, en merca-
deríaso"o en un valor 'enten,dido o en cuenta (Art. 633 N.9 5) .. Pues bien, como
,lo decíamos, en la práctica se confundían frecuentemente estas menciones, y
en el lugar destinado al precio de la letra se aludía a la provisión de Jondos
y ,se decfa "valor en mí mismo", etc., Hoy día no se debe poner "valor rec,i-
bido en dinero" ni "valor en mí rriismo", con lo cual se han evitado todas las
dificultades a que daban lugar esas confusiones. .
Hay todavía otro caso en que se presenta esta clase de letras. En las ins-
tituciones de crédito, especialmente ell1las instituciones de fomento, como el
Instituto de 'Crédito Industrial y la Caja de Crédito Agrario, suelen hacerse
préstamos a los c1ien'tes bajo la firma de letras de cambio giradas por la Ca~
ja a su propia orden y con,ha el deudor a quien se ha hecho el préstamo.
Por último, debemos citar otro caso de uso frecuente de este tipo de le-,
.raS. Cuando una institución bancaria concede un' sobre-giro en su cuenta co-
rriente a uno de sus clientes, para asegurarse mejor el pago de ese sobregiro
recurre al sistema de girar una letra de cambio por el molito del sobregiro
a cargo del cliente sobregirado y a la orden del mismo Banco.
. 2.Q Letras gimdas a nombre propio o pOor olidlen y cuenta de un tercero.
IJnc. 4.9 del 639).-Aquí la Ley ha querido rderirsé a 10 siguient~:
Puede ocurrir que sea el libradür el único interesado en el giro de la letra
y en tal caso ,la girará a su nrden y por su propia cuenta, pero podrá suceder
también que tras el librador haya otro~ interesados que no figuren 'en la letra
y que se mantienen ocultos, con lo cual la cosa se complica, y sólo se pueden
explicar estas relaciones recordando las relaciones que existen entre el ter-
cero y el que giró la letra.
Ejemplo: Juan Reyes gira una letra por $ 5,000 a la orden, de Luis Díaz,
pero por encargo y cuenta de un tercero: En este caso el papel de Juan Reyes
(librador) se ha desdoblado entre el verdadero librador (éJ mismo), que aquí
toma el nombre eje libradar por cuenta y el tercero que no se indica en la letra
y a quien la ley 'denomina ordenador.
Para que se pueda decir que existe una de estas letras, que se llama
"por orden y cuenta", es ,de rigor que no figure en ella el nombre del ve'rdadero
librador; porque si se indica el nombre de quien la gira, la cosa cambia fun-
damentalmente, y esta letra pasaría a ser de aquellas a que se refiere el Art.
626, que dice:
"Los que libran, aceptan o endosan como mandatarios legales ü conven-
cionales sólo obligan a las personas a cuyo nombre intervienen en la letra de
cambio, siempre que expresen en la antefirma,la calidad en que obraren.
Negándose al librador, aceptante. o endosante la representación que ellos
se hubieren atribuíd.o en la letra, se les co:nsiderará obligados al, pago de ella
hasta que justifiquen en forma 'Su personería. '
Los tomadores, en todo caso, podrán exigirles la exhibición del título
Justificativo de su repr.esentación".
Tiene una gran importancia hacer la, distinción, porque en el prImer caso
el único que se obliga es el mandatario, el comisionista, mejor dicho, ,el libra-
dor por cuenta, porque gira la letra como si la girara en 'su propio interés.
- 206-
Esto, que a primera vista parecía presentar algunas dificultades, no es
sino una aplicación lisa y llana de los principios generales que rigen el m~n­
dato, e'n virtud de los cuales el mandatario puede proceder, o bien a nom-
bre y en interés de su mandante, o bien en nombre propio pero en interés
de su mandante. En ambos casos hay un mandato, en ambos casos las relacio-
rles entre mandante y mandatario son las mismas, pero con la difer,encia de
que mientras en el primer caso el acto se celebra a 'nombre del mandante, en
el segundo se celebra a nombre del mandatario, de tal modo que en el pri-
mer caso sólo el mandante queda obligado, y en el segundo sólo se obliga
p.ersonalmente el mandatario y los terceros carecen de acción contra un po-
sible mandante,' cuya existencia ignoran.
E~ por esto que quizás sería más correcto decir: "A nombre y por cuen-
la de un tercero".
3.Q Se refiere en último termino el Art. 639 a las letras giradas u a cargo
de ,una persona que la pague en el domicilio d~ un tercero".
A estas letras se les suele llamar "letras domiciliadas" y se gir:an en es-
ta forma cuando el librador no va a estar en su domicilio en la fecha de su
vencimiento, de modo que advierte al librado para que se le pague en el do-
micilio de un tercero donde va a estar ese día. . ,
En esta forma, el día del vencimi,ento el librado se dirigirá a ese domi-
cilio, pero no para pagarle al tercero dueño de casa, sino para pagarle la le-
tra al librador mismo que se encuentra allí can: esa fecha.
Menciones voluntarias o facultativas. - Se refiere a estas, el Art. 640
que consagra el derecho del librador para insertar en la letra estas cláusulas
voluntarias.
Art. 640. "El librador y tomador pueden acordar las cláusulas devuelta
sin gasto, sin más aviso, y otras expresivas de pactos' accesorios que no al-
teren la e~encia del contrato. '
Después de entregada la letra, sólo por convenio del 'librador y toma-
dor, podrá hacerse variación en la cantidad librada, el lugar clel pago, la
designación del libraclo y las demás circunstancias que aquella contenga".
Se comprend,e por sí sola esta facultad, pero debemos decir que ella tie-
ne una limitación. Estas menciones facultativas sólo pueden insertarse en la
letra en el momento de su giro, y más tarde no pueden agregarse otras por
la voluntad de una sola de las partes. . ,
Veamos ahora alguna. de estas menciones. Desde luego, podemos decir
que la mención del N.Q 5 del Art. 633, hoy suprimida, relativa al "valor reci M

bido" ha pasado a ser una mención voluntaria o facultativa.


"Devuelta sin gastos". - Según ya hemos adelantado, el librador tiene
la obligación de presentar la letra en cobro el mismo día de su vencimiento
y en caso de no pago, debe protestarla precisamente al día siguien,f,e, so pe-
na de que la letra pase a tumar el carácter de perjudicada y pierda el libra-
dor la mayor parte de sus acciones.
Sin embargo, no es esta una diligencia esencial en el sentido de que no
pueda prescindirse de ella, pues las partes podrán convenir de antemano,
mediante la inserción de esta cláusula "devuelta sin gastos", que no se ne-
cesitará protesto, o sea, que aun cuando el tomador no proteste la letra den-
tro del tiempo establecido, no por eso pasará a ,tomar esta el carácter de
perjudicada.
En realidad, la expresión "devuelta sin gastos", no parece calzar con la
operación a que responde; pero el legislador ha querido referirse al hecho de
que mediante su mención se evitan todos los gastos del protesto.
Ahora bien, si a pesar de esta mención, el tomador protesta la letra, los
gastos de él no podrán corresponder al librador.
- 207-
Conviene señalar que esta es una cláusula que se emplea con muy poca
ll'ecuencja en la práctica, debido a que su sola mención e~tá revelando la
duda :del librador de que se le pague la letra en tiempo oportuno, 10 cual
disminuye e:n muche¡ su pode,r circulatorio.
"Sin más aviso". - Por medio de esta cláusula, el lib¡;ador previené al
Iibrado4ue ¡no le confirmará la letra, esto es, que deberá cancelarla en el
,momento mismo de su presentación por el tomador, sin necesidq.:d de es.perar
aviso por carta o· telégrafo de su parte. e

"Según aviso". - Esta' cláusulacoJ1templa el caso inversQ:de 1a anterior


y es mucho más fr.ecuénte que aquella. Tiende esta mención a evitar fraudes
y falsificaciones y ningún Banco paga una letra ·sin antes haber .recibido la
correspondiente confirmación! por carta separ,ada. '
"Sin cuenta de r.etomo". - Cuando el librado no paga la letra en la fe-
cha fijada, el tomador debe protestar la letra, y en este c,aso tiene dos me-
dios para hacer efectivo el cumplimiento de la obligación. O bien se presen,..
ta 'judicialmente entablando la. correspondiente acción eJecutiva t1 or.diniaria,
según el caso, contra el librador o el endosa,nte; o bien, gira una letra en
sentido inverso que se llamd "resaca" o "letréll de recambio", en la cual desem-
peña el tomador primitivo el papel de librador y, desempeña el papel de libra-
dó cualquiera de los obligados al pago de la t>rimitiva letr,a y en la cual se
comprenden el valor de la antigua letra, los gastos del protesto en que' se
haya iniCurrido, los intereses, etc., y' además todos los demás gastos en, que
deba incúrrirse con ocasión del giro de e,saresaca, (Art. 754), gastos todos
ellos que deberán ser debidamente justificados m~diante un documento en el
cual se los especifique y que, segú,n la ley, se denomin.a "cuenta de re,tomo".
, Pues bien, cuando en una letra de cambio figura la cláusula "sin cuenta
de retomo",quiere expresarse que por ello se priva al portador de la letra
del derecho de, girar un:a resaca o letra de recambio en caso de nO obtener
pago oportuno; de modo que no le deja otro camino que el recurrir a la vía
judicial.
Podríamos referirnos a otras menciQnes voluntarias o facultativas, pero
eomo son de menos importancia práctica, preferimos dejarlas de mano para
ganar algo d.e tiempo. '
Eje,mplares de la letra.--Una cláusula rnuyfrecuente tanto en Chile co-
mo en el extranjero, es la relativa al número de eje'mplares de la letra, y así
se dice: "A tantoS;, días fecha se servirá Ud. mandar pagar por ,esta "prime-
ra" de ca:mbio (niO habiéndolo hecho por la "segunda"). .. etc.
Se refiere a esta materiáel Art. 627, que dice:
"ILos libradores están obligados a extender a favor de los totl).adores de
letras ,de cambio, el número de ejemplares que les exijan, con ta] que los pi-
da,n antes del venCimiento.
El segundo ej.emplar y los demás que expida el librador, deberán llevar
la cláusula de que no se considerarán v,alederos sino en el caso de que no
. se verifique el pago de la primera letra o de algunao de las anteriormente li-
bradas".
De modo, enton,ces, cque una letra de cambio puede extenderse en varios
ejemplares de una misma fecha, lo cual tiene importancia para diversos efectos.
En primer lugar, para los ,efeGtos de evitar los inconvenientes y dificulta-
des que nacen de la pérdida de la letra, espedalmente cilando se trate de le-
tras giradas sobi'e el exterior, en cuyo caso ,se recurre ,al procedimiento de
enviar dos o más ejemplares ,de u'na misma letra por distintas vías. (una por
vLa Panamá y otra por vía Buenos Aires), con el objeto de asegurar eñ lo po-
sible la llegada a ,su destino. (Por eso se dice frecuentemente "primera vía",
"segun,da ;ría", ete.).
- 208-
También tiene gran impnrtancia el otorgamientu de una letra en varios
ejemplares en el caso siguiente: Puede ocurrir que mientras se ha enviado el
origina! de la letra al librado para los efectos de su aceptación, :::e presente al
librador la oportunidad de negociarla en buenas condicion¿s o tenga urgente
necesidad de hacer un pago; en este caso podrá hacer estas operacion:es con un
segundo ejemplar de la letra.
Cabe anotar aquí que tocios esos ejemplares tienen idénticl) valor; no son
varias letras distintas, sino varios ejemplares de una misma letra, todos los
ejemplares llevan la firma auténtica, pero no todos los ejemplares "alen por
una sola letra; cada ejemplar por si solo vale por toda la letra, de tal modo
que la letra sólo puede. negociarse una vez, y el que la endosa o la traspasa
Jos veces, ejecuta Un, vulgar engaño. Es por esto que el Art. 721 establece ex-
presamente que "pagada la letra de eambio, el portador otorgará- recibo de la
misma y entr~gará al pagador todos los ejemplares que hubiere recibido"
Sin embargo, tiene una gran importancia el ejemplar sobre el cual haya
sido puesta la aceptación de la letra, porque el Art. 717 dice expresamente que
"el pago de la letra debe hacerse sobre el ejemplar en que haya pltC'sto la acep-
1ación o sobre aquél a cuya disposición haya sido dada ésta".
Puede haber necesidad de indicar en la letra el número de ejemplares que
han sido expedidos, porque de lo contrario puede ocurrir que se negocie vatias
veces una misma letra, y es precisamente para evitar estos inconvenientes que
se ha establecido que cuando se entreguen más de un ejemplar, debe indicar-
se en la letra el número que se han expedido y el número de orden que a cada
ejemplar corresponde (Art. 627, ya copiado).
Todo esto se explica abreviadamente en una fórmula como la siguiente:
"A cinco días fecha se servirá Ud. mandar pagar por' esta primera de camhio
(no habiéndolo hecho por la segunda) a la orden de don Alfredo Gaete ... ",
lo cual quiere decir que la letra se ha e?Cpedido sólo en dos ejemplares y que
éste es el primero. A su vez, el segundo ejemplar que se haya extendido de es-
ta misma letra, deberá decir: ". -l.,' por esta segunda de cambio, no habiéndolo
hecho por la primera, etc.".
Cuando la letra se expide en un solo ejemplar,' se llena el primer blaneoo~
con la expresión "única" (por esta única de cambio), y se llena ('I'n una raya
el espacio correspondiente al segundo blanco).
La indicación del número de ejemplares en que se expide la letra y el nú-
mero de orden que corresponde a cada uno de ellas, no es una menclOn esen-
cial, en el sentido de que su omisión acarree la nulidad del documento; pero
trae, sí, las responsabilidades que indica el
Art. 628. "El librador' que no exprese de una manera clara y precisa, en
los diversos ejemplares de la letra, si es la segunda, tercera o cuarta vía, el
fomador que los endose y el librado que los acepte, serán responsables al por-
fador de los daños y perjuicios que le cause la omisión, salvo su derecho con-
tra el que se hubiere aprovechado de ella".
Copias de la letra. - Además de los ejemplares que pueden expedirse de
una letra, pueden darse tambIén copias de ella, y a esta situación se refiere e!
Art. 629. . .
Art. 629. "En defecto de ejemplares expedidos por el librador, el tenedor
~e la primera letra deberá dar copia de ella a su endosatario, si se la exige, con
inserci6n literal de todos los endosos que tuviere y expresión de que se expide
..l falta de segunda letra". -
Puede ocurrir que al tenedor de una letra se le presente la oportunidad de
negociarla ventajosamente, en circunstancia que el único ejemplar expedido no
está en su poder, porque se lo envió al librado para los efectos de su aceptación:
en este caso la ley permite al tenedor hacer una copia de la letra autorizada
por él, copia que se puede endosar, transfiriendo con ello la propiedad de la
continuar
ir atrás
--209 -
letra que el endosatario interesado presentará más tarde al librado para. que le
entregue el original. ,
, Entre el original y las copias existen diversas diferencias:
,a) En el original va la firma' auténtica del librador, mientras, que en la
copia firmada por el endosante, sólo va una copia de esa firma:
b) Los diversos ejemplares de la letra sólo puede expedirlos el librador,
entretanto que las copias las puede expedir. cualquiera que' haya llegado a ser
dueño de la letra en virtud de'un endoso, etc., y ' .
c) Cualquier ejemplar de' la 'letra puede ~ervir tanto para la negociaCión
de ella como para su copro, mientras que la 'copia de la letra sirve sólo paré!-
su negociación y no para su cobro.
Art. 720. . ','Las letr,as no aceptadas pueden ser cubiertas despué's, de su
vencimiento sobre las segundas, terceras o demás, vías expedidas; y en caso que
se pre~senten ~arios ejemplares, sobre el que tuviere algu,n!a cláusula que le
atribuya preferencia. , .
No podrá hacerse válidamente el pago sobre las copias dadas en cumpli-
miento dei Art. 629; sin que el portador acompañe alguno de los ejemplares
expedidos por el librador". '

, 3.l}, He los términos de la letra de Camlbio. y de su vencimiento.


Es esta, una materia que está relacionad,a con un punto que ya hemos 'es-
tudiado. No.s referimos a la mención del Art.633, RQ 2.
Art. 633. "La letra de ca'mbio debe necesariame;nfe enunciar:
2. La época en que debe hacerse el pago".
Tienen estos plazos una .gran importancia desde diversos puntos de vista;
1.9 Porque en la letra de cambio hay multitud de intereses acumulados
(librador, librado, ,endosante, aceptante, av.alista, etc.); de modo que todas
estas personas están lógicamente interesadas en que su situación quede defi-
nida desde luego. " ' , " "
2.9 Porque,s.iendo la letra un instrumento dé pago, un instrumento de
circulación, se 'comprende que sus efectos derivan de la 'certeza de que será
convertida en' dinero a 'la fecha .de su vencimiento, y , '
3.9 Porque, a diferencia de la regla general, el portador' tiene no sólo
el derecho, sino ,la ooligación de presentar la letra en cobro el día mismo de
su venCimiento (Art. 698 del re. de oC.), so pena de que la letra quede perju-
;iicada; y tiene esta obligaciónl, porque 'no es él el único interesado en la letra;
sino que junto a él hay muchas otras personas que también pueden tener
interé's en ella. Lo mismo ocurre si la letra no se protesta al día siguiente del
vencimi~nto, ,en caso de no pago por pa'rte del librado. '
, ;El vencimiento de la letra de cambió no puede indicarse de una manera
cualquiera; esta indicación debe hacerse en una de las formas que la ley se-
ñala en el Art. 642, que propone varios medios que producen diversos efectos
y que debemos estudiar por separado .
. Art. 642. "Las letras de cambio pueden ser giradaR:
A l.a· vista o presentación;
A uno o muchos días, uno o muchos meses vista;
A uno o muchos días, uno o muchos meses fecha:
A uno o muchos usos;
A un día fijo y determinado:
A unaferiai'.
1;9 A la vista o.presen:tación. - Según el· Art. 643, las letras a la vista
deben ser pagadas, en el acto de su presentación al librado; de tal modo que
.el librador o ten~dor de la letra. no tiene la obligación ,de presentarla tal o
'cual día, sino que puede hacerlo cuando quiera,.
- 210-
Aquí, lo que determina el vencimiento de la letra es el hecho de su pre-
sentación al librado; y en consecuen'cia, se trata de un plazo relativo, porque
depende de la voluntad del tenedor.
Tienen estas letras ciertas ventajas para el portador: como por ejemplo,
cuando va a necesitar dinero, pero no sabe la fecha exacta, pero presentan
t.ambién Ciertas desventajas para el librado, quien puede versesorprendic!o
por el cobro de la letra en un momento en que no tiene dinero suficiente pa-
ra el pago. ' .
'Pero, si bien es cierto que el portador de la letra pnede presentarla en
cobro cuando quiera, también es cierto que n.o puedE¡, mélntener esta situación
indefinidamente, porque la ley ha establecido ciertos plazos máximos dentro
de los cualeS debe presentársela; plazos todos ellos que son muy fáciles de
retener, porque van ascendiendo de tres en tres.
Art. 685. "Las le!ras serán presentadas a la aceptación en los plazos si-
guientes:
Las giradas a la vista o a días o meses vista de una plaza a otra de la
República, dentro de tres meses de su fecha.
Las giradas en la República 'a la vista o a días o meses vista sobre alguna
plaza del continente americano y sus islas, dentro de seis meses de su fecha
y dentro de nueve las giradas sobre cualquiera de Europa.
Las giradas a la vista o· a días o meses vista sobre alguna otra parte del
globo, dentro de un año ·de su fecha. Las giradas a días o meses de la fiecha
u a un plazo fijo y determinado, dentro de los plazos que ellas designen".
Sin embargo, debemos decir que la fórmula con que emplea la ley, no es
del todo exacta, porque tratál}dose de letras a la vil';ta, no puede hablarse de
"aceptación" y bien podría decirse que en ellas se conJunden en un solo acto
la aceptación y el pago. Por esto, habría 'sido más lógico comenzar el Art.
685, expresando: "Las letras deben ser presentadas en los plazos siguientes ... "
Antes de terminar con este tipo de letras, debemos recordar lo que diji-
mos acerca de que ésta éra la única' mención del Art. 633, que podía omitir-
se, y ello, porque el Art. 643, inciso 2, suple el 'silencio de las partes, dicitndo
que no estando designada la época del pago; se entenderá ,que la letra es
pagadera a la vista".
2.9 A U)ILO o muchos días, uno o muchos meses vista. - Se refiel'e a eUas
el Art. 644, que en su primera p~rte dice expresamente que "el término de las
letras giradas a varios días o meses vista, corre desde el día siguiente al de
su aceptación, o en caso de no haber habido aceptación, desde el día si-
guiente al de su protesto".
En estas l~tras es necesario que el portador las presente, al librado para
su vista, y sólo desde ese momento empieza .a correr el plazo designado para
el pago de la letra. Estos plazos pueden estar fijados en días o en meses, y
así se dice: 5 días vista, '1 mes vista, etc.
Presentan, como vemos, ciertos puntos de semejanza can, las letras a la
vist,a, en cuanto de antemano no se conoce el día preciso de su vencimiento;
pero se diferencian de las anteriores, porque aquí no se presentan para su
pago inmediato, sino para su aceptación y el plazo comien.zaa correr desde
el día sig4iente al de esta aceptación.
Pero puede ocurrir que, presentada la letra al librado, se niegue éste a
aceptarla, o, estando llano a aceptarla, se niegea fechar su aceptación. En,
tal caso, podrá protestarse la letra por falta de aceptación o por falta de fe-
cha, comenzando a correr el plazo de la vista desde el día siguiente del pro-
testo. '
Ari. 673. "Si la letra fuere girada a un plazo contadero desde la vista,
el librado deberá fechar la aceptación.
- 211-
Rehusando hacerlo, el portador deberá protestar la letra, y en este ca-
so, el términ,o para el pago se contará desde la fecha del protesto".
Debemos hacer presente que como en las letras a la vista, el. hecho de la
presentación determina el vencimiento, los plazos auxiliares indicados en el
Arf. 685, se refieren a la presentación al pago; entretanto, en. las letras a un
plazo desde la vista,. estos plazos auxiliares no son para la .preseníacióp al
pago, sino para la presentación a la aceptación. Estos últimos son sumamente
frecuerües, especialmente para letras giradas sobre el exterior que generalmente
se. giran a 90 días vista.
3.Q A uno () muchos días, uno o muchos nwses fecha. - Cómo su nom-
bre lo indica, esta,s letras deben ser cobradas a uno o muchos días o a uno
o muchos mese.s fecha, y este plazo se cuenta desde ,el día siguiente al giro
de la letra (Art. 644). .
En estas letras, el día del vencimiento aparece .fijado de antemano; a dl~
ferencia de 10 que ocurre en, las letras a la vista o a un plazo sobre la vista,
en las cuales el v,encimiento queda subordina,do al hecho de la presentación,
10 que hace que .no ,se sepa de antemano la fecha ael vencimiento~
4.9 >A día fijo y 4eterminado. - Son aquellas en que se designa como
fecha del vencimiento un día preciso y determinado, como por ejemplo: el día
20 de octubre de 1936 o un acon,tecimiento conocido. (Tal festividad). Sirven
estas letras para ser giradas sobre el exterior,. ,especialmente cuando entre uno
y otro país, existen diferencias de calendario"
5.9 A uno o muchos usos. - El Uso ,es sencillamente un n~mero deter-
. minado de días que se fija ,en cada país por la costumbre o por la ley. (En
Francia son 20 días; de tal modo que cUqndo 's.e dice "a un uso", debe enten,...
derse que se tr,ata de una letra a 20 días fecha).,
En Chile, 110 hay ninguna práctica ni disposición legal al respecto~ en
consecuencia, ,nó ,se emplea entre nosotros esta clase d~ letras.
5.\> A una feria. ~ Estas letras tampoco tienen, aplicación en Chile y es-
ta dispos.ición no es sino un resabio de costumbres antiguas. (El Art. 643 es-
tablece que 1as letras a una feria deben ser pagadas el último día de ella).

Manera de computar Jos plazos

En la,l; letras gir,adas a días vista, el plazo corre desde el día siguiente
al de su' aceptación, o ·en easo de no haber habido aceptación, desde el día
siguiente al del protesto.
Es esta una aplicación lisa y llana de los principios gen,erales del C. C., ,a
los cuales ya había llamado a regir el Art. 110 del e,. de C.
Art. 110. "En la computación de los plazos de días,' me,ses y años, se
observ.arán las reglas que contienen los Arts. 48 y 49 del Código Civil, a no
ser que la ley o la convención dispongan otra cosa".
y el Art. 48 del C. 'C. dice: .
Art. 48, inc. 1. "Tod.os los plazos de días, meses o años de que se hagan
menóón en las leyes o en los decretos del Presidente de la República, de los
tribunales o juzgados, se entenderá que h.an de ller completos, y correrán
además hasta la media noche del último día del plazo".· ,
Esta última frase: "hasta l¡;t media noche del último día del plazo" es 'la
que no explica la disposición del Arf. 644 del C. de C., que empieza. a contar
el plazo, no desde el mismo, slnodesde el día siguiente, con lo cual se llega a
los mismos resultados, pero por una vía mucho más sencilla.
Ejemplo: Se gira upa letr'a a 5 días fecUa; se quiere decir que eL plazo
empezará a correr des.de el día siguiente ,al de su aceptación, sin tomar en.
cuenta las horas que queden del día .en que fué aceptada.
- 212
Es preciso tener presente que todos estos plazos son de días corridos,
porque sólo en materia procesal se descuentan los días feriados en los pla-
zos de días.
Con respecto ,a las letras giradas a meses, el Art. 645 del C. de C. dispone
que los meses deberán contarse de fecha a fecha; de lo cual podemos des-
prender que no siempre será igual el plazo de un mes en, las letras giradas
en determinadas fechas (Febrero, por ejemplo) y así resultará que el plazo de
un mes podrá ser según los casos, de 28, 29, 30 ó 31 días.
También en esto no hay sino una aplicación lisa y llana de las reglas
contenidas en los incisos 2 y 3 del Art. 48 del C. C.
Art. 645. "Para determinar el vencimien,to de las letras giradas a meses
o usos, los meses se contarán de fecha a fecha. No habiendo correspondencia
entre la fecha del mes. en que se libra o del mes en que se p<resenta la letra y
la fecha del mes en que es pagadera, se tendrá por vencida el último día del
mes". .
Art. 48, incisos 1.9 y 2.Q "El primero y el último día de un plazo de meses
o años, deberán tener un mismo número de los respeCtivos meses. El plazo de
Un mes podrá ser, por consiguiente, ,de 28, 29, 30 Y 31 días, y el plazo de
un año de 365 Ó 366 día~, según los casos.
, Si el mes en que ha de principiar un plazo de meses o años, cons,tare de
más días que el mes en que ha de terminar el plazo, y si el plazo corriere des-
de alguno de los ,días en que el primero de dichos meses excede al segundo,
el último día ,del plazo será el último día de este segundo mes".
Sin embargo, existen en materia comercial, dos excepciones importantes,
a las reglas generales, excepciones que están contenidas en el art. 646.
Art. 646, inc. l. "Las letras a término serán cubiertas el día de su venci-
miento antes de ponerse el sol.
Inc. 2. lPero si el día del vencimiento fuere festivo, la letra deberá ser
pagada el precedente o protestada al siguiente".
l.íl El inc. 1 modifica el, Art. 48 del K;. C., pues para el vencimiento de los
plazos de una letra toma en cuenta la puesta del sol y no la medianoche.
2.;1 El inc. 2 contenla una doble excepción a los Arts. 48 del C. C. y 111
del C. de C.; especialmente a este último que dice: "La obligación que vence
en día domingo 9 en otro día festivo, es pagadera al siguiente".pecimos "con-
tenía", porque esta disposición fué derogada por el D/L 7'77 que volvió a la
regla consagrada por el Art. 11 l. . .
El inc. 3 del Art. 646, que dice que lo dispuestó en el Art. 112 es aplica-
ble al cumplimiento de las letras de cambio, no es sino una' repetición inútil
de aquella misma disposición.
Art. 646, inca 3. "Lo dispuesto en el Art. 112 es :aplicable al cumpli-
miento de las tetras de cambio".

4.9 De las obligaciones del librador.

Tendremos que distingufr aquí dos situaciones. En primer lugar, las obli-
gaciones del librador común u o.rdilnanio (Arts. 647 a 651) Y en seguida las
obligaciones del que hemos .1lamado "librador por cuenta", o sea, del que gi-
ra la letra en su propio nombre, pero en in,t~rés y por cuenta de un tercero
(Arts. 652 a 654).
-, 213-

1.9 ,Librador común u ot:dinlario

A este ,respecto hay que examinar la situación del librador frente a las
distintas personas con quienes está en relaciones, porque como lo ligan con
ellas vín,culos de disHnlta naturaleza, es lógico que se,an tambié'n, distintas las
~bligaciones.

a)' Obligaciones del librador pa¡,ra con el tomaKibr

Art. 647. "Fuera de la obligación que el Art. 627 impone al librador, és-
te responde al tomador y endosatarios, hasta el último tenedor de la, acepta-
ción y pago de las letras de cambio".,
Según esta disposición" las obligaciones del librador p1;tra con el tomador
se reducen a las siguientes:
I.Q La que 'señala el Art. 627, o sea, entregarle los ejemplares de la le-
ira que le sean 'exigi,d:qs; •
- 2.9 Garantizar la aceptación de la letra, y
3.9 Garantizar 'Su pago. .
G<;trantiza la aceptación de la letra, o sea, si el tOlJ1ador requiere al libra-
do para que deje constancia en el documento de que acepta el mandato de
pago y éste se niega a dar su aceptación, puede el tomador protestar la letra
por falta de -aceptación y dirigirse contra el' librador, haciendo efectiva su
. garan,tía. -
. Art. 687. "Protestada la letra por falta ·de aceptación, el portador tiene
, derecho a exigir del librador o cualquiera de los endosantes que afia,n.ce a SU
satisfacción el valor de ella, deposite su importe o se lo reemboll?e con los gas-
tos de protesto y recambio bajo descuento del rédito legal por el ,términó que
falte para el ·vencimiento.
El portador no podrá ,ejercitar estos derechos sino en el o'rden :sucesivo
,en que aparecen enumerados"., . ,
I Garantiza también el pago ·de la letra, o 'sea, si al tiempo del yen.cimien-
to" el librado no paga la letra, el tomador tiene der'echo para reclamar su pra-
go del librador, ya sea por la vía judicial o ~¡or medio de una resaca o letra
de recambio

b) Obligaciones del librador para con el Hbrado:

Ar.t. 6,48: "El. librador por cuenta propia o por orden y cuenta de un ter-
-cero, está obligado a comunicar oportunamente al librado el encargo de que
se le hace en la 'letra.
Girando por cuent¡¡. propia, está' además obligado a poner en manos del
librado antes del vencimiento los. fon¡:los destinadDs al pago de la cantidad li-
brada, 'y a cubrirle tanto los desembolsos que hubier,a verificado para llevar a
.cabo el mandato cuanto la comisión respectiva".. . .
• Se comprende fácilmente estas' obligaciones si se tiene en cuenta que en-
tre librador y 'librado media un mandato.
l.9 Debe comunicarle el en,cargo que .se le hace de 'la letra (no necesita
'.explicaciones), y
2.Q Debe hacer provisión de fondos.
El mandante, tanto en materia civil como mercantil, debe habilitar al
mandatario para el cumplimiento de sus obligaciones y si el' encargo consiste
en el p.ago de una sUIha de dinero; es lógico que deba poner en sus manos la
:suma necesaria para hacer ese pago.
- 214-
Es esto 10 que en derecho se Hama hacer provisión de fondos, y con res-
pecto a ella se presentan diversas cuestiones que' debemos resolver: ¿quién ~e­
be hacer la provisión?, ¿en qué puede consistir la provisión?, ¿cuándo debe ha-
cerse la provisión?, consecuencias que acarre1j. la falta de provisión y, por úl-
timo, derechos que puede tener el portador de la letra sobre la provisión.
¿Quién debe hacer la provisión de foodO®? - De lo dicho hasta este
momento, se desprende que ésta es una obligación, que pesa sólo sobre el
librador. El librador es el, que gira la letra de cambio, el que crea el docu-
mento, lógico es entonces que pese sobre él la obligación de proveer de fon-
dos al librado. Sin embargo, hay casos en que el librador y Jos endosan tes
se encuentran en la misma situación, ¿se podría decir por eso que los endo-
santes tienen tambiél1¡ esta obligació.n? No, porque entre ellos y el librado no
media contrato alguno.
¿Cuándo debe hacerse la provisión de fondos? - Cuando se la necesite,
y como s610 será necesaria en el momento del vencimiento, bastará que en ese
!nomento la haga el librador, para que se entienda cumplida la obligación;
se compre.nde que tratándose de letras a la vista, la provisión deba hacerse
inmediatamente, puesto que no se sabe la fecha en que la letra será pre-
sentada en cobro. . .
Con respecto a este punto, conviene, desde luego, advertir que existe una
diferencia entre la letra de cambio y los cheques, én los cuales ,según la Ley
de Cheques, la provisión debe estar hecha de antemano, existiendo graves
sancron,es para el librador que gira un cheque sin tener en ese momento la
provisión de fondos correspondientes.
Manera de hacer la provisión de .fondos. - La provisión de fondos puede
hacerse de muchas maneras. La manera más sencilla será el envío de una
cantidad de dinero correspondiente al monto de la letra; sin embargo, no es
esta la más corriente y, por lo general" se emplean otros medios como los in-
dicaoos en el Art. 649, que dice: •
"Se entiende hecha la provisión, si al vencimiento de la letra el librado o
aceptante fuere deudor del librador de una cantidad en dinero igual, al me-
ntOs al importe de la letra y exigible al vencimiento de ella.
Se consider,a también realizada la provisión cuando el librador estuviere
expresamente autorizado por el librado o aceptante, para girar a su cargo, o
cuando éste hubiere admitido en propiedad¡ paFa cubrir su aceptación, merca-
derías, efectos de comercio u otros v,alores".
La forma de hacer la provisión indicada en este inciso 1.9 del Art. 649, es
la más conveniente en el comercio internacional de importaciún y exporta-
ción, pero para que pueda operar es ne~esario que concurran diversas. circuns-
tanciascasi análoga~ a las exigidas por el C. C. para que opere la compen-
sación. .
Así, es necesario, en' primer lugar, que el librador sea acreedor del libra-
do por una suma igualo superior al monto de la letra; es necesario también
que se trate de un deudor de dinero, y por último, es necesario que el crédito
del librador contra el librado sea exigible en el momento del vencimiento de
la letra.
También puede considerarse rea:lizada la provisión, en conformidad al .i,¡ic.
2 del Art. 649, cuando el librador está autorizado por el librado para girar a
su cargo. Aquí, el librado no es deudor del librador ni ha recibido de él dinero ni
mercaderías u otros valores; pero media entre ellos un convenio en virtud del
cual el librado se compromete a pagar a.l librador las letras que gire a su
cargo, de tal modo que en caso de no pago, queda tan responsable como si
hubiera recibido provisión efectiva.
Según expresa mención del Art. 649, inc. 2, II parte, también se puede
hacer la provisión,' enviando mercaderías al librado. Ocurrirá esto cuando en-
- 215 - -
tre librador y librado hay1a mediado un contrato de compra-venta y se ha re-.
o

currido .al giro de letras para que este último le pague al primero el precio de
las mercaderías compradas. Es esta una ,operación muy corriente en las ven-
tas al crédito y que da lugar a confusiones entre el precio de la letra (lo que
,~l tomador da al librador) y'la provisión de fondos (lo que el librador da al
librado). '
En .e,sta forma de provisión en que ha mediado un contrato de compra-
venta previo entre librador y Hbrado, tal vez no podría decirse que la provi-
sión de fondos consista precisamente en mercaderías; sino más. bien elpre~
cio que el librado estaba debiendo por esas mercaderías al librador. •
Por último, según la parte final del 'Art. 649, también se considera como
provisión de fondos los efectos de comercio u otro,s vlalores que el librado o
aceptante admite en propiedad. A este respecto, el Código no da nin,guna regla
especial, de modo que rigen las disposiciones generales. :,
'Consecuencias de la falta de plrovisión.-;·Laexistencia· de la provisión de
tondos hecha en cualquiera :de Jas formas que hemos estu.diado, le interesa
no solamente al portador de la letra sino también al Hbrado.
o Le interesa al portador, porque existiendo la provisión, tiene mayores pro:..
babilidades de recibir el pago a la fecha del vencimiento; y le interesa al li-
brado, porque existiendo provisión de fondos:,. no, corre riesgo alguno, mientras
'que si no hay provisión, debe pagar la letraén descubierto, lo cual puede
ol'lgina¡'le coniilictos con el librador.
Con respecto a este punto, debemos considerar dos órdenes de relaciones:
l.Q Relaciones del libr.ador con el librado, y 2.Q Relaciones :del librado eon el
portador. .

1.Q Relaciones del librador con el librado:

Art. 650. 'lEn los casos previstos. en el anterior artículo, el librador po-
drá exigir del librado o aceptante, la indemnización <;le los gastos que por fal-
ta de aceptación o de pago hubiere cubierto ,al p~rtadorde la letra.
Pero ,si el. librador nóacreditare que' había hecho la provisión en alguna
de las formaq que expresa' el cifado artículo, s,erán de su exclusivo cargo tódo~
los gastos que -la falta de aceptación o pago hubiere causado al tenedor de la
letra". .
Es lógico que en este últimO' caso, como el librador no se habla preO'cu-
padO' de cumplir con sus obligaciones, tend.rá que soportar los gastos en que
se pudiera haber incurrido por falta de pago1de ,la letra; y ·car,ecerá de
acción de reembO'lso contr.a el librado, puesto que no lo había provisto de
tondos.
Sin embargo, puede suceder que sin, que haya pwvisión de fondos, el li-
brado pague la letra.en descubierto; haGiéndo'le honor a la firma del librador,
y en talcáso tendrá acc,ión de reembolso en contra, de éste; por 10 que haya
dado o pagado. .
Pued~n ser, entonces, muy distintas las situaciones, y del pago o nO' pago
de la letra, pueden nacer acciO'nes contra el. librador o contra el librado, 'se-
o

, ~ún que haya habido o no provisión de fondos, por' lo cual presentará un gran
interés en los pleitos el saber si existe o no esta provisión; a este respecto,
cuandO' la letra ,no suministra ningún antec'edente, 'hay que recurrir a otros
nledios y ,as.lresu.Jta que habnlque resolver previamente la cuestión de a quien
corresponde la prueba (onus probandi). .
Desde luego, no es esta una cuestión, que se rija por reglas especiales;
de manera que no hay sino que aplicar los principios del C. le. sobre la mate-
• ría, y de los cuales resulta que será siem:pn~ el librador quien tenga que pro-
bar la eXistencia de la provisión de fondlosj y, en consecuencia, si no pmeba,
- 216-
tendrá que partirse del antecedente de que no había provisión de fondos. La
provision no se presume.
Art. 1698. "Incumbe probar las obligaciones o su extinción al que ale-
ga aquellas o ésta".
. (No olvidemos que el hacer la provisión, es una obligación del librador y
que esa obligación se extingue haciendo la provisión).
Ejemplo: El librador demanda al librado porque no pagó la letra, exi-
giéndole la restitución dé la provisión de fondo,s; éste se excepciona dicien-
do que no se hizo provisión. Será edonces el librador quien tenga que co-
menzar' por probar que hizo 'l,! provisión.
Otro ejemplo: El librado paga en descubierto y demanda al librador pa-
ra que le reembolse el monto ,de la letra y el demandado se opone diciendo
que hizo provisión de fondos. El librado alega aquí la existencia de una
obligación del librador y será, por lo tanto, a éste a quien corresponda pro-
bar que hizo efecHvamente la provisión.
Pues bien, el C. de C. no hace sino confirmar estas reglas del C. C. y en
el Art. 650, inc. 2, comienza diciendo: "Pero si el librador no acreditare que
había hecho la provisión ...• etc." .
Siempre con relación a la provisión de fondos, ha surgido la cuestión de
saber si la aceptación del librado supone o no provisión.
La aceptación de la letra es el acto por el cual el librado deja constancia .
en la misma letra que admite el mandato que se 'le da, de modo que si antes
no tenía re.sponsabilidad alguna ,a favor del portador, ahora pasa a compro-
meterse ,legalmente al pago de la letra. '
Podría creerse que por el solo hecho de dar el librado su aceptación,
por el solo hecho de comprometerse al pago de "'la letra, era de presumir que
haya tenido provisión de fondos. Sin embargo, no es así, y el C. de C. deciara
expresamente en el Art. 677 que "la aceptación no supone respecto al librador
u ordenadOr la provisión de fondos, y el aceptante podrá exigirle la entrega
de ellos aun después de aceptada la letra", o sea, el hecho de la aceptación no
modifica en nada 10,5 principios de ,la prueba que hemos estudiado. Y es lógi-
co que así sea, porque no hay ninguna disposición del mandato en virtud de la
cual se pueda concluir que el mandatario está provisto de fondos por el sol'Ü
hecho de la aceptación. (Salvo el caso del mandatario judicial).
En Francia existe una disposición absolutamente diferente a la de nuestro
Art. 677 y allá la aceptación exime del peso de la prueba a la persona a quien
favorece; si el libnido acepta la letra sin tener provisión de fondos queda
obligado asu pago, y en caso de conflicto será él quien tenga que probar
que el librador no le hizo dicha provisión.

2.(> Relaciones del librador con el portador:

Como en el caso anter)or, la situación es muy .:lisUnta, según que se ha-


ya hecho o no provisión de fondos, de modo que tendremos que adelantar al-
gunas ideas sobre lo que hemos llamado el "perjuicio de la letra".
Hemos dicho, al tratar de las obligaciones del librador para con el tene-
dor o endosatarios de la letra, que el librador queda re.sponsable de la acep.-
fación y del pago de la letra para el caso de que el librado no lo hiciere. Tam-
bién dijimos en esa misma ocasión que, al mismo tiempo, el portador tenía
la obligación de presentar la letra en cob.ro el' día del vencimiento y que e'n
caso de no ob\ener pago ese día, debía protestarla precisamente al día siguien-
te, so pena de que en ambos casos la letra quedara perjudicada yse extin-
guieran con ello ipso facto las acciones que el portador podía tener contra
el librador y endosan tes. '
. - 217 -
"Las letras no cobradas el .día ,lie su, vertcimiento ni protesta-
das en la oportunidad legal, se tendrán por perjudicadas, y en ta,¡ evento ca-
ducará,n 'los derechos del portador contra el librador y endosan tes" .
Sin embargo, puede haber casos de excepeióm' en que, a pesar de la ne-
gligencia del portador en el cumplimiento de estas obligaciones,' subsista siem-
pre la responsabilidad del librador y de los endosantes, y para estos ~tectos
habrá que considerar si ha hecho o no provisión' de fondos.
El inc. U del Art. 651 se refiere a-t caso de que se haya hecho provisión,
y dice:
(~Cesa la respon,sabilidad del librador que ha hecho oportunamente la pro-
visión, toda ve'z que el portador no presente o proteste la letra' en tiempo y
.forma ál librado que se encuen,tre en posesión del crédito".
Se explica perfectamente esta disposición. El librador tenía la obligación
de hacer provisión. de fondos y la cumpUó, no podía hacérsele entonces' repro-
che alguno por la falta de pago de la letra ni podía decírsele que hubiera con-
tribuido a esa falta de pago. Por su parte, :el portador tenía deberes que cum.,. ,
plir. y que no cumplió, fué negligente, justo es entonces que las consecuencias
,recaigan sobre el portador que, no cumplió Sus obligaciones y que pierda sus
acciones contra el librador.
'No podría decirse tampoco que hay un enriquecimiento injusto por parte
del librador, 'porque si bien él recibió el precio de la letra de parte del toma-
dor,hizo un desemboÜ;'o equiv,alente, proveyendo de fondos al librado.
La última frase del ainc. l.Q del Art. 651: "a.! librado que se en.cuentre en
posesión de su crédito", quiere decir que el librado no e,s1:á declarado en
quiebra, o sea, que puede 'pagar la letra. "
El inc. 2 se refiere al caso de que no se haya hecho provisión ,de fondos,
y dic,e:' ,
"Fi:tltándo la provisión o haHándose en quiebra el librado, el librador es-
tará obligado al. reembolso del importe de la letra y gastos causados, aun
cuando 'eL portador haya hecho el protesto fuera del tiempo designado por
la ley".
Vemo,s consignada ,aquí una excepción al principio general del perjuicio
de la letra, porque, a pesar de n,O haber protestado la letra, haberla protesta-
do tardía o irregularmente, el portador no pierde sus acciones, su letra no se
perjudica porque no se hizo la provisión de fondos.
En este caso, el portador ha sido negligente; pero el librador también 10
ha ,sido, porque no cumplió con su obligación de proveer de fondos alli-
brado, . Haber procedido de otra ma:J.,era 'ltabría significado establecer un en-
ríquecimiento inju,sto, porque el Iibrador'habría recibido el precio de la letra
sin hacer el desembolso equivalente a la provisión de fO,ndos.
. Vemos entonces cómo en las relaciones entre el librador y el portador de
la letra, se pueden suscitar cuestiones de hecho 'acerca de si existe o no pro-
visión de fondos, cuestione,s que son casi análogas a las que vimos -al .::onocer
ías relaciones entre el librador y el librado. .
Así, por ejemplo, puede suceder. que el portador de una letra no Ragada
y que NO fué oportunamente protestada, se dirija contra el librador ejercien~ ,
do la acción de garantía que le. confiere la ley, y que éste se excepcione di-
ciendo que la letra se perjudica conforme al Art. 700 del C. de C. En este ca-
so, se dará o no lugar a la demanda según que el 'librador pruebe o no que
hizo ,provisión de fondos, y, en consecuencia,.será. al librador a quien co-
rresponda' probar que hizo efectivam~n,te la provisión de' fondos para que-
dar libre de ... responsabilidad .
, .....
Puede suced~r que antes .del venc!miento de la letra se produzca la
quiebra del librador o la quiebra del librado. Hay que examinar entonces la 8Í-
- 218-
tuacióh que se produce en uno y otro caso en cuanto a la provlslon de fon-
dos.; punto éste que está, a su vez, reJ¿icionado con otro que ha sido muy dis-
cutidoen doctrina acerca de los derechos del portador de la 'letra sobre los
valores que constituyen la provisión de fondos.
Como decimos, esta cuestión es muy discutida en' doctrina, pero felizmen-
te nuestro Código la ha resuelto expresamente, tanto en lo que se refiere a la
letra ,efe cambio. CO)11O en lo que se refiere a los cheques.

Efectos de la quiebra del librador en la provisión de fondos.

Nos ponemos en el caso de que la quiebra se produzca antes del venci-


miento de la .letra y cuando se había hecho provisión de fondos.
Hay que recordar para estos efectos algunos ,de los principios de las
quiebras, especialmente el efecto fundamental que se llama el desasimiento de
'los bienes del fallido, en virtud del cual queda éste priva'do de la administra-
ción de sus bienes, de tal modo que no puede celebrar acto alguno relativo
a su patrimonio. La administración de qu~ es privado el fallido pasa de pleno
derecho al síndico, que es a la vez representante del deudor y representante
de los acreedores.
También conviene tener presente que cuando en la masa de la quiebra
figuran bienes pertenecientes a un tercero, tiene este tercero perfecto derecho
para reivindicarlos, como lo tendrá cualquier .dueño de un cuerpo cierto de que
no está en posesión. Pero, de acuerdo también can, ,los principios que rigen la
acción reivindicatoria, sabemos que esta no puede ejercitarse sino sobre bie-
nes identificables, sobre cuerpos ciertos, de modo que el que la ejerce, a más
de justificar su dominio, t¡ime que probar que lo que se reclama es p~ecisamen­
te lo que está poseído por un tercero. No puede reivindicarse, entonces, una
cosa genérica, como una' suma de dinero, una cantidad de mercaderías, etc.
Sentadas estas ideas generales veamos ahora cual es la situación que se
produce una vez declarada la quiebra del librador antes del vencimiento de la
letra y cuando ya había hecho provisión de fondos.
Se suscita en este caso un conflicto de intereses entre los acreedores del
librador fallido y el tenedor de la letra. .
El tenedor estará interesado en que, no obstante la quiebra del librador,
los fondos en que consistía la provisión y que están en poder del librado sean
aplicados al pago de la letra una vez vencida ésta. Por su parte, los acreedo-
res del librador fallido estarán interesados en que esos fondos de provisión
mgresen a la masa de la quiebra, pará que esos fondos conjuntamente con los
demás del librador se apliquen al pago de t~os los demás acreedores que
éste tenga.
Recordemos que estos bienes no son de propiedad del librado, porque éste
es mandatario del librador y tiene esos valores en su poder sólo por cuenta
de su mandante y para aplicarlos al destino que éste les haya señalado. Por
consiguiente, si dejáramos a un lado ~l conflicto de intereses que planteamos
y miráramos sólo esta última situación tendríamos que llegar necesariamente
a la conclusión de que la quiebra del librador obligaría al librado a entregar
los fondos constitutivos de la provisión 'al síndico, quien tendría derecho para
exigirselos.
Pero, para saber si puede hacerlo o no, es necesario resolver previamen-
te ese conflicto de intereses entre el deudor y los acreedores del librador fallielo.
Si se tuviera presente el interés del portador, resultaría que no obstante
la quiebra del librador, quedaría en una situación privileg¡ada, puesto que
con esos fondos que son del librador se pagarla antes, mientras que los otros
- :Ll;J
acreedores de éste quedarían sometidos a la quiehra y expuestos a recibir
sóJo un dividendo.
. Si, por la inversa, no se le recoiwciera ese derecho privilegiado al por-
tador y una vez declarada la quiebra del librador, se hicieran volver a la ma~
sa los~ fondos de provisión, resultaría que al portador no le quedaría otro ca-
mino que verificar su crédito con todos los demás acreedores, viéndose ex-_
puesto a recibir sólo una parte de su crédito si los bienes del fallido no alcan-
zaren para pagarles a todos. .
Para que el tomador pudiera quedar en la situación de privilegio que he-
mos visto sería nece§arioque la ley le reconociera expresamente una prefe-
renda. o un derecho de dominiq sobre la provisión de fondos.
Es ésta una de lás cuestiones qué más. se han discutido en· doctrina, en
materia de letras de cambio, y con respecto a la cual existen fundamentales
diferencias de sistema en las diversas legis,laciones. .
El Cócjígo francés no resuelve expresamente esta cuestión, pero la juris-
prudencia ya uniforme de los tribunales y gran parte de la doctrina, han re-
suelto esta. cuestión en sentido. favorable al tomador y han dicho que en vir-
tud del giro de la letra ésta adquiere un den:~cho de propiedad sobre los bie-·
nes constitutivos de. la provisión y que están en manos .del librado, y que, en
consecuencia, la quiebra del librador no ,le .afectaría en 10 más mmlmo.
Estq. doctrina ha sido consagrada posteriormente en Francia por leyes
de dictación reciente.
Sin embargo, entre nosotros no es ésta-la situación que. hay que aceptar,
porque hay en nuestro IC. tle C., disposiciones expresas que resuelven la cues-
tión en sentido contrario, disposiciones éstas que son aplicables tanto a la le-
tra de cambio como a los cheques, respecto de los cuales no existe una regla
especial.
. La norma fundamental está consign:ada ·en nuestro C. de C., en el:
Art. 695 "El portador de una letra de cambio protestada por fa1~ de
aceptación o de 'pago, en ningún caso tiene derecho a la provisión hecha por
el librador .u. ordenador' • .
La ley n.o reconoce al portador up. derecho de dominio -sobre los Jondoll
constitutivos de la provisión de fondos ,ni tampoco le recOnoce un privilegio
especial o derecho de preferencia sobre los demás acreedores; cosa. que, por 10
demás, está de acuerdo con los principios generales del derecho.
Partiendo, pue~,· de un antecedente: "El portador de la letra no es duefío
de la provisión de fondos ni nene sobre eUa un tllrivilegio reconocido por la
ley", ileg¡lmo.& entO'nrces a la conclusión de que el co,nmcto de intereses que
hablamos planteado, se resuelve, dentro de nuestra legislación, a favor de
los demás acreedores del fallido., porque en caso de 9uiebra del librador, el
librado deberá devolver al síndico los fondos de provisión, debiendo el por-'
tador participar en la quiebra y correr la misma suerte de. todos los demás
acreedores. ,
Es ésta una consecuencia lisa y llanaclel Art. 695 que acabamos de estu-
diar, y que se encuentra establecida en forma expresa en el:
. Art. 678: "Publicada la quiebra del librador u ordenador, el librado no
podrá aceptar ni pagar las letras giradas :a su cargo, y los acreedores tendrán
derecho para exigirle que declare si las ha aceptado o no.
Contraviniendo a esta prohibición, la aceptaeión y pago serán de cuenta
y riesgo del aceptante, y los fondos d~· provisión volverán a la masa del con-
curso". .
El auto :declaratorio de quiebra debe ser puIJlicado y desde .ese momento
surte efectos respecto de terceros; pues bien, si el librado acepta o paga la o

letra a pesar de haberse. publicado la quiebra, recibe como sanción el que la


- 220-
aceptación y pago de la letra sean de su cuenta y riesgo y los fondos de la
provisión deben volver a la masa de la quiebra
Sin embargo, esto admite una excepción contemplada en el artículo ~:~
guiente que parece hallarse en contradicción con los principios que acabamos
de explicar.
.
Art. 679: "Aceptada la letra a¡;1Íes de publicarse la quiebra del librador
u ordenador, los fondos de provisión quedarán en poder del aceptante, y éste
.será obligado a pagar con ellos al portador".
Aquí triunfa el interés del porlador, pero, ¿por qué?, porque el librado ha
aceptado la letra antes de la publicación de la quiebra y por ese sólo hecho
ha contraído una obligación directa a f,avor del portador, y éste tiene dere-
cho a demandarlo judicialmente exigiéndole el pago de la letra.

Efectos de la qui~bra del librado a quien se lle ha hecho provisión.

No hay a este respecto ninguna disposición expresa de la ley, pero la co-


sa se resuelve de acuerdo con los principios que hemos venido viendo.
Si el librado tiene provisión de fondos y antes del vencimiento de la letra
es declarado en quiebra, como· el portador no es dueño de esa provisión ni
tenía un privilegio sobre ella no podría decirse que tiene un crédito privilegia-
do, y como ella no pertenece en dominio ni al portador ni al librado, ¿que Sll-
cede con esa provisión?: .Si consiste en valores identificables podrá'n ser reivin-
'clicada por el librador; pero si no consiste en bienes perfectamente individua-
Uzables, como sería en el caso de una suma de dinero o una co:;¡a genérica,
tendrá el librador contra el líbrado fallido los derechos de cualquier otroacrr.r.-
Jor y en consecuencia, tendrá que entrar a la quiebra y someterse a las reglas
de distribuclón de los bien,es del faIlidn '

2.9 Librador por cuenta.

en este caso el papel del librado¡; se desdobla entre dos personas: el


librador por cuenta, que es el que efectivamente gira la letra; y el ordenador,
que permanece oculto y que es el que da la orden para el giro (~Arts. 652 a
654 inclusives). . .
Esta situación es aparentemente compleja, pero resulta muy sencilla si
se tienen en cuenta los papeles de estas' dos personas.
Vemos aparecer aquí un nuevo contrato de mandato, un rriandatp para el
giro de la letra, que media, en este caso, eatre el .ordenador y el librador por
cuenta.
El librador por cuenta gira la letra como cualqyier otro librador y apa-
rece ante el tomador y,demás interesados como único interesado, ignorando
estos que tras este librador hay otra persona oculta.
El Art. 2151 del C. C., contemplaba ya esta situación, pues dice:
"El mandatario puede en el ejercicio de su cargo, contratar a su propio
nombre o al del mandante: si contrata a su propio nombre, no obliga res-
,pecto de terceros al mandante".
El Ad. 254 del C. de !C., confirma estos principios en materia comercial,
y dice:
"El comisionista puede obrar en nomb~e propio o a nombre de sus co-
mitentes".
y los Ar.ts. 255 y 260 agregan:
Art. 255: "El comisionista que obra en su propio nombre se obliga per-
sonal y exclusivamente a favor de las personas que contraten con él, aun
cuando el comitente se halle presente a la celebración del contrato, se haga
- 221 -
conocer como interesado en el negocio, o sea notorio que éste ha sido ejecuta-
do por su cuenta". ,
Art. 260: "Obrando el comisionista a .nombre .de .su. comitente, sólo éste
quedará obligado a favor de los terceros que traten con aquél.
El comision.ista, sin embargo, conservará respecto del comitente y terce-
ros los ,derechos y obligaciones de mandatario comercial" .
. En el caso que consideral1los, el ,librador no contrata a nombre del mart~
dante (ordenador), quien no aparece a la vista de terceros ..

Relaciones entre eil librador por éuenta. y el librado.


Art 648: "El librador por cuenta propia o por orden y cuenta de un ter-
cero está obligado á comunicar oportunamen,te al librado el encargo que se
le hace en la. letra. \ .
Girando por cuenta propia, está además obligado a poner en manos del
iibrado antes del vencimiento ,los fondos destinados al pago de la cantidad
librada, y a cubrirle tanto los desembolsos que hubiere verificado para llevar
a cabo el mandato cuanto la comisión respectiva". '
Se desprende de aquí que la obligación de proveer de fondos pesa sobre
el librador; pero si se trata de un, librador por .cuenta ajena, como el librado
está advertido, esta obligación pesa sobre el ordenador y sólo a éste se le
podrá exigir que haga esa provisión.
ArL 652: inc. 1 "Si ,la letra fuere girada por orden y cuenta, el ordena-
dor será obliga,do a hacer la provisión, de fondos en la .época indicada en el
jnc. 2 del Art. 648, salva siempre la responsabilidad del librador hacia el to-
mador, los, endosantes y tenedor de 'la letra". , '
Art. 653: inc. 1 "El librador por orden y cuenta es un simple in,termedia-
fÍo, y como tal no es responsable al librado o aceptante de los fondos de pro-
visión ni de ninguna otra prestación".
Te,nemos, entonces, que el librador por cUl~nta, está en relaciones con todos:
con. el ordena~or, su mandante; con el librado. su mandatario; y también con
el tomador, porque a la vista de éste, él es e'l librador efectivo de la letra.

Relaciones entre ellibl'lador por (~enta y el tolmador.


, ,
Art. 647: "Fuera de la obligación que el Art. 627 impone al librador, éste
responde al tomaClor y endosatario~, hasta el último tenedor, de la aceptación
y pago de las letras de cambio, aun cuando. las haya girado en el carácter de¡
comisionista por orden y cu~n¡ta de un tercero.
En las relaciones del librador por cuenta con e,l tomador no se modifican
en nada los princi'pios generales, yo, será el primero el que quede respo'ndiendo
ante el tomador y endosatarios del pago de la letra. (Se deduce esto de lo dis-
puesto en el Art. 647, ya transcrito y también de los inc. 1 y 2 del Art. 652).
Art. 652': "Si la letra fuere girada por orden y cuenta, el ordenador será
obligado a hacerJa provisión de fondos en la época indicada' en el inc. 2 del
Art. 648, salva siempre fa responsabilidad dlel librador hacia el tomador, los-
endosantes y tenedor d'e la letra.
EL ordenador, sin embargo, no contrae obligación alguna respecto de!
tomador y cesionarios de la letra" .
Por su parte, el ordenador está sólo en relaciones con el ,ubrador por cuen-
ta y con el librado, porque aquél debe comunicar a este último que gira la
letra por cuenta del ,ordenador. En cambio, el tomador de la letra está única-
mente en relaciones con el librador por cuenta; no hay conocimiento alguno
entre el ordenador y ,el tomador. Asf vemos en,tonces como e,l librador por cuen-
- 222-
ta viene a ser el centro de la letra, porque él si que está en relaciones con to-
dos los interesados.
Pero si el librador por cuenta se ve obligado a pagar la letra, por no ha-
berlo hechq el librado, es lógico que tenga acción de reembolso contra el or-
denador, SlI mandante, y así lo dispone expresamente el:
Art. 653: "El fibrador por orden y cuenta es un simple intermediario, y
como tal no es responsable al librado o aceptante de los fondos de provisión
yde ninguna otra prestación. Con todo, si el librador cubriere la letra por
defecto de aceptación ° pago, tendrá derecho para exigir, no sólo del ordena-
do!, sino también al librado o aceptante, el reembolso de la letra y gastos".

5.Q Del endoso y sus efectos.

Hemos dicho que la letra de cambio es un instrumento de circulación que


puede pasar por muchas manos en el período comprendido entre el momento de
su giro y el momento de su pago. Pues bien, todas estas transacciones de que
puede ser objeto una letra de cambio, se deben a su gran facilidad de trans-
ferencia por medio del endoso.
Ya tuvimos ocasión de referirnos someramente a esta materia al tratar de
la cesión 'de créditos mercantiles; pero es a propósito de la letra donde la ley
entra a reglamentar detenidamente esta operación.
Las reglas que veremos tienen una importancia especial, porque si bien
se aplican especialmente a las letras de cambio, existen también muchos otros
documentos a los cuales se aplican sin# modificación, alguna; como por ejemplo:
las libranzas, los pagarées a la orden, los cheques, etc.
Cabe decir al respecto que el C. de C., ha sido en este punto sustancial-
,mente modificado por el DjL 777, que vino a suprimir muchas men.ciones del
endoso que eran francamente innecesarias; supresiones que están en todo de
acuerdo con las 'nuevas tendencias de las legislaciones extranjeras y con los
acuerdos adoptados en las Conferencias de La Haya de 1910 Y 1912 Y de Oi-
n.ebra de 1930 y 1931.
Definicioo.- La redacción actual del Art. 655, que deJine el" endoso es la
siguiente:
, Art. 655: "El en¡doso e8( el esc:rlto ¡puesto a~ dorso, .de la letra de cambilo.
y demás documentos a la orden, por el cual el tenedior transfiere el dominio
de la letra, la entrega en cobro o la constituye en prenda.
El endoso puede ~er escrito en la letra OÚsma o en una hoja adherida a
ella".
De esta definición se desprende que el endoso puede ser de tres clases:
a) endoso traslaticio de dominio;
b) endoso en comisión de cobranza;' y
c) endo.so en garantía.
En cambio, segú.n la definición que daba el C. de C., el endoso sólo podía
3er traslaticio de dominio., pues decía:.
Art. 655: "El endoso es un escrito redactado con arreglo a las formas
legales y puesto al dorso de la letra de cambio y demás documentos a la or-
,den por el que el dueño trasmite la propiedad de ellos a una persona deÍler-
minada mediante un valor prometido o· entregado".
Nuevamente empleaba mal el 'legislador la expresió:n "trasmitir", pues
debió decir: "transferir".

a) Endoso traslaticio de dominio.


Puede ser de dos clases: endoso regular o endoso en blanco.
223

Endoso regular.
Se dlce que el endoso es regular cuando contiene todas las menciones, que
exige la ley, como sería por ejemplo pon,er al respaldo de la letra: "Santiago,
3 de Octubre de 1934. Páguese a'la orden de ,Alberto Morales. fdo. Luis Díaz".
Las menciones obli~atorias: a que nos referimos son la,s indicadas en el
Art. 658, según el cual el endoso debe expresar: ' .
, 1.9 El nombre y apellido de la ,perrona a quien se transfiere la letra.- (El
Código dice impropiamente "trasmite"), o sea, el nombre del cesionar~o (Al-
berto Morales). '
2.Q La fecha y lugar en que se hace.- (N.9 4 del Art. 658). La indicación
del lugar tiene impo'rtancia desde varios puntos de vista. En primer lugar,
tiene importancia para los efectos de conocer la legislación de fondo aplica-
ble, en caso de letras giradas en, un país y endo:sádas en otro. En segundo lu-
gar, tiene importancia la mención del lugar para los efeCtos de 'Saber donde
debe dirigirse el tomador persiguiendo la responsabilidad del en,dosante; y por
último, tien:e importancia esta mención para los efectos del giro de una resaca
o letra de recambio (Art. 751).
En cuanto a la fecha del endoso, si bien dla no interesa mayormente en
lo que se refiere al vencimiento, porque éste se determina por la fecha de 131
letra misma, puede tener importancia para saber si el endosante era o no capaz
de endosar la letra al tiempo del endoso. '
Como podría antedaf<lrse la letra para burlar embargos u otras decisio-
ne~ judiciales, la ley la ha castigado expresamente diciendo en el Art. 662 que
"la antedata de los endosos constituye a su autor responsable de los daños y
perjuicios que de ella se sigan a terceros, si,n perjuicio de ,la Rena en que in-
curra por la falsedad, si hubiere obrado dolosamente". ,
3.Q La firma del endosajnte o' de la person:a legitim¡amente autorizada que,
suscribe por ,¡él, expresando en la antefirma el nombre ,de aquél y la calidad.
en que ,éste lo verifica. (Art. 658 N.Q 5). Se comprende por sí sola la exigen-
cia de' que la firma del endosante sea un requisito esencial puesto que é~ es
el antecedente de la letra. .
Estas tres son las única:;: mendones que se exigen como esenciales; sin
embargo, el C. de C., exig\il otras, que eran las ¡ndic,adas en los N.Q 2 Y 3 del
Art. 668 y sobre las cllales débemos dar de todas maneras algunas explicacio-
nes,
El N.Q 2 exigía que se indicara "si 'el valor se' recibe en dinero efectivo,
mercaderías o en cuenta". Era esta una menció,n semejan.te a la que ya había-
mos encontrado en eQ cuerpo de la letra, referente al precio que el tomador
paga al librador y también fué .suprimida por el DjiL 777 (Art. 633 N.Q 5).
Mediante esta mención se podía saber cual era la operación que había
servido de antecedentes al endoso. Y así, si entre endosante y endosatario ha-
bía existidQ un,a deuda de dinero, y el" primero para cancelarlaJe endosaba esa
letra a su acreedor había que,. poner "valor recibido en .dinero". O bien, pudie-
ra ser que el endoso funcionara como un medio de pago en un contrato de
compraventa; en tal caso se decía "Valor recibido en melrcaderías". Por últi-
mo podía ,suceder que' aún po s,e hubiera pagado por el cndos,atario el precio
de la ,letra; y en tal caso se decía "valor en cuenta".
Como ya lo dijimos, todas estas men,cioncs fueron suprimidas por innece-
sariqs debido a que se reférían a la causa deJendoso, que si bien debe existir
siempre, no es n-ecesari9 que se la exprese. No había, pue,s, una razóln de de-
recho que justificara estas menciones, ni había tampoco, una razón práctica,
porque es sabido que la letra vale' en cuanto documento de circulación por la
- 224-
suma expresada en ella, sin importar 'que el endosatariQ haya pagado o no e! ,
precio del endoso.
Según el sistema de C. de C., la omisión de esta mención, generalmente
por .simple olvido o ignorancia, producía nulidad o hacía producir al endoso
traslaticio de dominio, efectos completamen te distintos de los ordinarios, aún
sin el con9cimiento del portador, pues el Art. 660 decía al respecto:
"El endoso en que se omita la expresión del valor recibido no transfiere la
propiedad de la letra y sólo importa una simple comisión de cobranza. ,
En este caso los terceros podrán: objetar al endosatario todas las excep-
ciones que le competan contra el endosante".
Finalmente, fué suprimida por el DjL 777 la mención del N.Q 3 del Art.
658, según el cual "el endoso debía. expresar el nombre y apellido de la per-
sona de quien se recibe el valor o en cuenta de quien se carga, si no fuese la
misma a quien se traspasa la letra".
Era ésta una mención corresoondiente a la del N.Q 6 del Art. 633 y se re-
fería a lo que llamamos el "d~o; de va1or"~ mención, que as! como la anterior
fué suprimida por el D jL 777.
Efectos del endoso regular.- El principal efecto de esta operación es el
de transferir la propiedad de la letra. El endoso traslaticio -de dominio importa
en realidad una cesión de crédito que hace el endosante al endosatario; con lo
~ual vemos aparecer otro contrato más fuera d,e los estudiados en el ya com-
plicado mecanismo de la letra de cambio. Esta transferencia .se hace sin ma-
yores • formalidades y produce efectos respecto de endosante y endosatario y
respecto del deudor cedido y terceros sin necesidad de cumplir ninguna de las
. formalidades que vimos al tratar de la cesión de créditos. Basta el simple en-
doso para que la cesión quede perfecta respecto de todo el mundo.
Este sólo hecho nos demuestra' la mayor efectivi,dad en la circulación de
que gozan los créditos a la orden ¡¡obre los créditos nominativos en los cua J

les es necesario buscar al deudúr para requerir su aceptación o para notili-


. carIe la cesión; en un crédito a la orden nada de esto ocurre, esté don,de esté
el deudor no hay para que advertirle de la cesiQn ni solicitar su acep'tación,
y por la simple anotación hecha al respaldo del documento se considera al
cesion.ario cama dueño, tanto respecto del cedente como respecto del deudor
cedido y terceros.
Por lQ demás la efectividad de esta forma d~ cesión no está solo en su
sencillez como medio ,de transferencia, sino también en lo,s demás efectos que
ella produce, especialmente en cuanto a la garantia que queda pesando sobre
el cedente y las excepciones que puéde oponer el deudor cedido al cesionario.
Desde luego, en los créditos ,nominativos el cedente no queda garantizan-
fÍo el pago, no responde de la solvencia del deudor; sólo responde de la legi-
timidad del crédito (garantía' de derecho) y para que el cedente de un crédito
nominativo pudiera estar sujeto a aquella responsabilidad sería necesariú una
estipulación expresa que habría que interpretar siempre restrictivamente (Art.
1907 del C. C.). En cambio, en la cesión de una letra de cambio o de cualquier
documento a la ordep que se rija por los mismQs principios de aquella en
.:uanto a su transferencia, el cedente queda solidariamente responsable del pa-
go del documento sin necesidad de estipulación expresa:
Art. 663: "El endoso regular constituye a todos y cada uno de los en-
dosan.tes solidariamente responsables con el librador del valor de la letra, gas-
tos y recambio en caso de falta de aceptación o pago, con tal que las diligen-
cias de presentación y protesto se hayan evacuado en tiempo y forma". -
Tenemos, pues, que de pleno derecho queda pesando sobre los endosan tes
una respons~bilidad solidaria que habilita al portador para dirigirse contra
cualquiera de ellos en caso de falta de aceptación o en caso de falta de pago
(solidaridad legal pasiva).
-.225 -
¿En qué cOlUsiste la garantía de la aceptación? Se refiere a ella el:
Art. 687: "Protestada la letra por faHa de aceptación, el portador tiene
derecho a exigir del librador o .a cualquiera de los endosan tes que afiancie. a
su satisfacción el valor de ella, deposite su importe o se 10 reembolse con los
gastos de protesto o recambio bajo descuento del rédito legal por el térmi-
no que faIte para el vencimiento.
El portador no 'podrá ejercitar estos derechos sino en el orden sucesivo en
que aparecen enumerados".
¿Y la garantía de pago?: Consis,te esta garantia en que si el portador de
la letra' no es pagado por el librado el día del vencimiento, puede dirigirse
contra el librador o contra: los endosantes exigiéndoles ese cumplimiento.
En ambós casos, para que pueda hace.r;!)e efectiva esta garantía contra lo~
endosantes es necesario que la letra haya .sido protestada en tiempo y forma,
o
ya sea por falta de pagü de aceptación; enf cambio, para hacerla ~fectiva en .
contra del librador cuando no se protestó 'la letra en tiempo y forma habrá
que averiguar prev1amente si se hizo o no. provisión de fondos.
Es preciso tener' presente que la responsabilidad que queda pesando sobre
el librador y los endosan tes es de la naturaleza y no de la esencia del endoso,
de' modo que sin necesidad de estipulación expresa debee.ntenderse que los
endosantes son solidariamente responsables elel pago de la letra y así mismo,
L

mediante una cláusula expres:l. podrán modificarse estos efectos .del endoso.
Ahora bien, en cuanto a ,las excepciones qiUe puede oponer el deudor ce-,
dido al endosatario, debemos tener presente en primer lugar las reglas que
. vimos al respecto al tratar de la cesión de créditos. Vimos entonces que en
los créditos nominativos el deudor puede oponer al césionario todas las .excep-
ciones que pudiera haber podido 9poner contra el cedente, a más de las que
tenga contra él, o sea puede oponer a este tanto las excepciones que constan
del título mismo (nulidad del contrato, falsiJicación) como las extrañas al tí-
tulo y que existían contra el cedente, siempre que esto se haga al mome,nto
d~ la notificación o dentro de los 3 días siguientes a ella. ,
En lo.s créditos a la orden no ,sucede lo mismo; el deudor del crédito ce-
dido no puede oponer al'endosatario fuera de las excepciones que tenga con-
tra éste, otras que ,las que nacen del crédito mismo, pero .no las extrañas al título;
y que pudiera tener el deudor cÜ'n,tra el cedente o los dueños. anteriores·. Es éste
un principio de legislación universal que no está con.sagrado en forma expre-
sa en .nuestro Código, pero que siempre ha sido reconocido por nuestros tri-
bun~e~ -
Es una consecuencia inmediata de los documentos a la orden. En los cré-
ditos nominativos el cesionario tiene tiempo de ir .d<;mde el deudor del crédi-
to para averiguar si tiene excepciones contra el cedente, puesto que tiene que
ir donde él para requerir su acepitación o para los efectos de notificarle la ce-
, sión. En cambio, tratándose de documentos a la orden, como las letras de cam-
bio, el cesionario está casi en la imposibilidad de hacer esas averiguaciones y;
aun más, ello significaría hacerles perder gran parte de su eficacia como ins-
trumentos de circulación. .
Por el sólo hecho de naber emitido el libra,dor .la letra con la cláusula a
la orden y por el sólo hecho de aceptar el librado un doéumento emitido ,en esta
forma, queda obligado .no a favor de una persona determinada; sino a favor
de una persona a' quien seguramente no conoée y a la cual le bastará acredi-
,tar su derecho por medio del encadenamien,to sucesivo. de los endosos que apa-
recen al dorso del documento. .
Por eso se dice que el endoso purga las excepciones y que el obligado al
pago de la letra no está obligado para con el tomador primitivo, sino para
con el último dueño de la letra. como .sí éste hubiera, sido el dueño
. de ella des-
- 226-
de el primer momento y los deu·d-ores no pueden prevalerse del hecho de que
la letra sea presen'tada por dueños posteriores.
Vemos otra vez aplicando aquí el principio de que la letra' debe bastarse
a sí misma y debe valer por lo que en ella se contiene, de mo,do que por su
sólo examen se pueda determinar su validez y los derechos y obligacion,es de
las personas que en ella intervienen.
En resumen, el librado puede oponer al endosatario todas las excepcio-
nes que tenga contra él y las excepciones que emanen del título mismo, pero
en ningún caso las excepciones extrañas al título mismo y que pudiera haber
tenido contra el endosan te.
Las cláusulas accesorias o facultativas, las autoriza el Art. 665, que dice:
Art. 665: ¡, El endosante y endosatario pueden celebrar convenios que
modifiquen los efectos jurídicos dei. endoso.
Aunq!1e tales convenios se hallen consignados en el endoso, sólo serán
obligatorios para las partes y los que adquieran posteriormente la propiedad
de la letra".
Así por ejemplo, podría incluírse en el endoso la cláusula "sin garantía",
y, en general, todas las cláusulas facultativas que puedan insertarse en el cuer-
po de la letra de cambio.
La mención "SÍn garantía" es muy usada por las instituciones banca-rias
en las operaciones de descuento. Si el dueño de una letra de cambio la lleva
en descuento a un Banco tiene que transferírsela a éste en dominio por medio
del endoso, quedando responsable de su pago a la fecha de su vencimiento,
de mar.lera, que si a la época del vencimiento el librado no paga la letra, el
Banco se dirige contra el endosan te que hizo el descuento de la letra exigién-
dole el pago, para lo cual le devuelve la letra.
Pues bien, antes sólo se le ponía a la letra un timbre que decía "devuelto",
debido a que los Bancos se resistían a rE'endosar la letra en vista de la res-
ponsabilidad que podía quedar pesando sobre ellos, lo cual era insuficiente y
fácilmente subsanable por medio de la cláusula "sin garantía", que es la que
actL!almente se está usando en estas operaciones.
Cláusula "sin cuenta de retorno". Por ella el endosante excluye el derecho
• del endosatario para enviar una resaca.

Epoca en que puede endosarse Ulla letra.


La cuestion que se suscita es la de saber si la letra, puede o no endobarse
después de su vencimiento. Algunos sostienen que después de vencida la letra no
puede ser endosada,. porque el documento debe terminar su existencia al momen-
to de su vencimiento. Otros dicen que ,por haber llegado el vencimiento de la
letra, ésta no desaparece y que no habría razón para impedir que se la endo-
se, porque el endoso es una consecuencia de la 'cláusula a la orden, que no se
extingue hasta que no se extinguen todas las acciones. Nuestro Código de
Comercio algo toca este punto pero no lo resuelve de una manera expresa.
Art. 664: "Los endosos de letras perjudicadas no tienen más valor ni
producen otro efecto que el de una cesión ordinaria; y en este caso el cedent:!
y cesionario podrán ajustar, sin perjuicio dp, tercero, los pactos que les con-
vengan".
El Código no habla de letra vencida, sino de letra perjudicada. Toda le-
tra perjudicada es letra vencida, pero no toda letra vencida es perjudicada;
:wa letra. vencida protestada, no es perjudicada. El Código sólo se refiere a
las letras perjudicadas, y admite respecto de ellas que pueden endosarse, en-
continuar
ir atrás
- 227-
doso que no produce otro eJecto que el de una cesión ordinaria, vale decir, no
hay solidaridad.
Respecto de las letras vencidas, hay un antecedente decisivo, deducido
de la historia fidedigna de la ley; en efecto el Art. 793 del Proyecto de Códi-
go establecía: '
,"E'l endoso debe hacerse antes del vencimielMo de la letra de cambio.
Las letras vencidas sólo son trasmisibles por una cesión ordinaria hecha
en documento separado".
Consiguientemente, el proyecto se pronunciaba en, el sentido de que la
letra no era endosable después de su vencimiento. Pero este artículo fué su-
primido, lo que quiere deCir, que en el silencio de la ley se mantienen los prin-
cipios gener.ales de que siendo la letra un documento a la orden, puede endo-
sarse, aUn después de su vencimiento.
Veamos un caso en que en la práctica se sigue la regla general, o sea,
que la letra puede endosarse después de .su vencimiento: la letra se presenta
al cobro, y ,no se paga; se protesta, entonces, al día siguiente. Está venciaa
pero no perjudicada. El 'tenedor 'se dirige, en esta situación, a su endosan te, y
, ,éste le paga. Este endosante para que pueda reclamar ,contra los endosan tes
anteriores" neces1ta recuperar el dominio de la letra. Para 'esto, el tenedor se
la enáosará, y aSÍ, el endosante que .paga' reeupera el dominio. (Por supuesto,
el tomador que reendosa colocará la cláusula "sin garantía", para no respon-
der solidariamente). '
Bn el ejemplo propuesto vemos, pues" como puede presentarse el caso de
un endoso posterior al vencimiento de la letra.

~ndosq en blanco
Es aquel que lleva sólo la firma del endosante sin ninguna otra m'ención.
Podría habérsele llamado e,naoso irregular, en contraposicióhéon el regular,
pero habríamos caído en una impropiedad de conceptos, pues el endoso irre-
gular es aquel al que le faltan las menciones que exige la ley para que sea
regular. El endoso eh blanco es traslaticio de dominio.
Art. 661: ".El endoso en blanco, con fecha o sin ella, importa la confesión
de haber recibido el valor de la letra, transfiere la propiedad al portador legí-
timo y autoriza a éste para llenarlo, sólo en la forma que prescribe el Art. 658.,
, Las cláusulas adicionales que tiendan a agravar en cualquier sentido los
el'ectós del endoso regular, se tendrán por no puestas". .
Este· artículo es:tá modificado· por el DjL 777, que en realidad reproduce
la misma disposición, con la sola diferencia que éste suprimió la frase "im-
porta la confesión de haber recibido el valor. de la letra", frase que no era
necesaria, porque. en el endoso regular se suprimió la indicación del precio del
endoso, cuestión que sólo mira a las· relaciones que hay en,tre el endosante y
endosatarios, en forma ñndependiente de los efectos del endoso.
El endoso en blanco, pues, consiste en una simple firma del endosante, sin
mayor adi~ión y produce los efec'tos de una cesión: tránsfiere el dominio y
queda el endosante· responsable de la aceptación y pago.
Antiguamente, el endoso en blanco no era aceptado por la ley. Las Orde-
nanzas de Bilbao contenían una .disposición expresa que lo prohibían. Pero
eomo ofrece ventajas, y a pesar de esa prohibición, el comercio persistió en
el uso del endoso, la. ·ley hubo de aceptarlo. E-n el Mens.aje de nuestro
Código se hace mención a esa práctica, siendo esta la causa porque se le aceptó.
El endoso en blanco se usa mucho, a pesar de los riesgos que significa
para el endosatario; pues'ta la firma, la letra pasa a ser .un documento al por-
tador y como tal documento, el que debe pagar, paga sin entrar a averiguar
como llegó a manos del actual tenedor; la tr:an~ferencia del dominio s,e opera
- 228
por la mera entrega manual. (Con estos antecedentes es fácil apreciar los in,·
convenientes de esta clase de endos.o en caso de pérdida de la letra).
El endoso en b.1anco importa una facultad que se da al endosatarIO: la de
transformarlo en regular, colocando las menciones que indica la ley, pero sin
que pueda agravarse la ,condidón del endosante.
El que es dueño de una letra a virtud de un endoso en blanco, puede
iránsferirla de tres distintas maneras:
l.Q Supongamos que se entrega a Alberto Morales l.!na letra con ~ndoso
en blanco. Alberto Morales no figurá en ella, pero es dueño. Puede trasferír-
mela entregándome el documento, lo que me basta para cobrarla.
En este caso no queda rastro alguno en el endoso de Alberto Mora~es.
Por lo tanto, Alberto Morales. no ha contraído responsabilidad de pago.
2.Q Puede Alberto Morales regularizar el endoso, colocado sobre la firma
del cndosante las menciones que exige la ley. Habría pues, un endoso regular,
y para transferírmela, habría necesidad de hacer otro endoso regular o bien
uno en blanco; pero en uno y otro -caso, Alberto Morales pone su firma, con
lo que queda res,ponsable.
J.O Puede Alberto Morales colocar sobre la firma de su endosan te, no su
nombre sino el mío, con lO que me la transfiere directamente. Como en este
caso Alberto Morales tampoco coloca su firma, no contrae responsabilidad.
En cuanto a los efecíos de este endOSLJ, tales como garantías, etc. se ap!i-
Can los mismos principios del endoso regular.

b) Endoso en cotÍtisión de cobr~za.

Según el Art. 659, que ya copiamos, en la redacción dada por el DjL 777,
tenemos: "La cláusula "vruor en cobro". u otra equivalente, agregada al en-
rIoso, lo transforma en una simple comisión de cobranza".
De modo qut¡ si se' dijera: "Paguese a Alberto Morales, "valor en cobro",
ya no se trata de un endoso traslaticio de dominio, sino de una comisión d~
cobranza, y habría que aplicar las reglas del mandato. Alberto Morales sól0
será un comisionista y estará obligado a entregar al endosante el valor de la
letra que sea cobrada, y el endosante tendrá acción para que le entregue ese
valor.
Por lo mismo que el endosante conserva el dominio de la letra, hahrá
que considerarlo propietario frente a terceros. Los acreedores del endosante po-
drán embargarle la letra Y,. en caso de quiebra, ésta formará parte de los bie-
nes de la quiebra de éste; el endosatario no podrá. pretender dominio. (A pro-
pósito del endoso traslatici9 de dominio, vimos que el deudór no puede oponer
excepciones extrañas al título mismo contra los endosatarios; pei;o acá, como
el endo.satario cobra a nombre de su endosante, es claro que su deudor puede
oponer contra el endosatario las excepciones que tien.e contra el endosante). A
esto se refería expresamente 'el Art. 660 inc. 2 del Código, disposición por lo
demás innecesaria. Y qué fué reemplazada por el b jL 777. Damos sin embargo, la
disposición que existía en el Código:
"En este caso los terceros podrán objetar al endosatario todas las excf'p-
ciones que les competan contra el endosan te" .
(Se refiere al endoso en comisión de cobranza).
Con el endoso en comisión de cobranza nos encontramos con un nuevo
contrato 01 la letra: un contrato de mandato entre endosante Y endosatario
para el cobro de la letra.
Hay que emplear en este endoso la cláusula "valor en cobro" ti otra se-
mejante que denote claramente que el endoso importa comisión de cobranza.
La fórmula más usada'es la que anotamos.
- 229
, El sistema establecido por el Dff... 777 está de acuerdo con 'los princlplOs
-enunciados en la .conferencia de La Haya de 1912. Es ,sumamente sencillo y
modifiCa el que, mantenía el Código. Veamos; las razones de reforma: eJ Art.
'658 del C. de C., exigía la indicación del precio del endoso, mediante la men-
ción de si el valor se recibía en dinero efectivo, mercaderías o en cuenta, pero
sin' indicar su monto. La ley partía de la idea de que cuando había en'doso
traslaticio de dominio, había precio. De aquÍ negaba' el Código a ,la, conse:
cuencia de que si se omitía la indicación del precio, era porque no había en~
·d080 traslaticio de dominio y que ,esa omisión de la cláusula debía interpretar-:
'Se como que ese endoso sólo importaba una eomisión de cobranza. Era lo que
decia el Art. 6()O. Esta presunción de la ley, derivada del silencio de la:s' par-,
tes, podía no estar de acuerdo con la realidad' de las cosas, pues, muchas ve":
-ces, las partes por ignorancia, olvido o negligencia, aunque hubiera intención'
,de transferir el domi.nio, no ponían la cláusula "valor recibido". Entonces no se
,transfería el dominio y había una comisión de cobranza, lo que era un absur-
,do. Hoy día no hay para que entrar en complicaciones; si nada se dice, hay
'endoso traslaticio de dominiO, y si, por el contrario, se agrega la cláusula "va-
lor en cobro", hay comisión de cobranza.
Dos puntos interesan particularmen,te en el endoso en comisión de co-
branza:
l.Q Se trata de saber si eloendosa,tario puede cobrar judicialmente la le-
lrq. No hay a·este respecto, ninguna diSposición del Código que habilite al en-
,dosatario en comisión' de cObranza para hacer el cobro judicialmente. Enton-
·ces hay que recurrir al Art. 7 del C. de ,P. e, que trata del mandato judicial.
Vemos, según este artículo, que el mandato en, comisión de cobranza no tiene
'las sol'emnidades que en él se indican, por .lo que debemos concluir que el en-
·dosatario en comisión de cobranza no tiene la facultad d.e cobrar por la vía
judiciaL Por otra pa,rte, no hay que ólvidar que el endosatario,· aunque pro-
'visto !=le un mandato judicial, depe cobrar a nombre del endosante" y no -a su
-nombre.
2.Q Se trata de saber si el endosatario está facultado. para ceder la letra
a un tercero. En principio, no puede hacerlo, pues está facultado sólo para el
cobro. (El endoso traslaticio de dominio significa disposición y para esto se
:requiere autorización expresa).

c) Ell!doS() de garaltltia.
El endoso en garantía está' consagrado en el Art 660, cuya redacción ac-
-tual copiamos:
"La cíáusula valor en garantía, u o.tra equivalente, agregada al endoso,
faculta al endosatario para cobrar la letra y aplicar sin más .trámites su valor
.~,l pago de su crédito".
No existía este endoso en nuestra legislación. Fué introducido para fa-
·cilitar la constitución en prenda de estos títulos a la orden: lo que antes. no
'podía hacerse. Se hizo a virtud de los acuerdos de la Conferencia de La Haya.
Nue'stras leyes permiten constituir 'prenda sobre un título pero exigen no-
tificación al deudor. Aquí no hay esa exigencia, .no se ha seguido el principio
de la cesión. La letra se constituye en prenda por el endoso especial, .síin ne-
cesidad de notificar al <;leudor.
También en este caso .el sistema de la ,leyes sencillo, porque bastará sólo
con expresar el carácter del ,endoso; se le agrega la cláusula "valor en ga-
rantía". Tampoco la leyes' formalista en este caso y así puede, entonées que
se agregue otra cláusula que indique, el objeto del endoso. '
. Aquí no hay transferencia de do¡ninio, 10 conserva el endosante; pero hay
:un derecho del endosatario: cobrar la ,letra y aplicar sin más trámites su valor
- 230-
al pago de su crédito. (Como se vé en esto no hay modificaciones al principio
de' la prenda).
Tenemos entonces, un nuevo contrato, tuera de los enunciados anterior-
mente: una constitución de prenda.

6. Q Del librado y de la aceptación y sus efectos.

AceptáciÓfi de las letras.

Hay que establecer que para el portador es facultativo presentar la letra


a su aceptación, no así la presentación al pago, pues a ello está obligado, so
pena de perder sus derechos. En cambio si no se la presenta a la aceptación,
no pierde nada: pero le conviene hacerlo para los fbes de la negociación.
El principio que acabamos de indicar tiene una excepción: el portador de-
be presentar la letra a la aceptación, en las letras a plazo contadero desde la
vista; si el portador no la presenta, esta letra no vence, y como hay plazos má-
ximos de presentación, si ellos se dejan transcurrir la letra queda perjudicada.
Hay letras en que no puede hablarse .de aceptación previa, pues el hecho
de su presentación al librado determina su vencimiento y su pago: Son, las letras
a la vista 0 presen tación.
Per0 en las letras a uno o muchos días, uno o muchos meses fecha, a uno
O muchos usos, a día fijo y determinado, o a una feria, pueden presentarse o
no a }.a aceptación. Lo dice el Art. 674: ,
"Las letras que lleven un día fijo y determimado para su pago pueden ser
presentadas o no a la aceptación, según, convenga ál portador".
Estas letras deben ser presentadas a la aceptación, en el plazo que va
desde el momento del giro al de su vencimiento, y en la morada del librado, en
su escritorio o en el domicilio señalado para el efecto. Lo dice el Art. 691:
, "Las letras deben ser presentadas ;Ü librado en su morada o escritorio
o en el domicilio señalano.
'No siendo conocidos, la morada, escritorio o domicilio, se hará mención
de esta circunstancia en el protesto y se procederá en los términos del Art. 729".
La presentación puede hacerse personalmente o por conducto de un man-
datario especial. Si nCl hay mandato, la mera tenencia hace presumirlo, asi lo
dispone el Art. 690.
El portador no puede c0l1}peler al libra,do a que acepte; si el librado rehu-
sa, puede incurrir en responsabilidades frente al librador. si entre ellos hay
un contrato, pero ese c-ontrato no puedp. producir efectos respecto del tenedor
que es un tercero ajeno a la convención. '
Art. 667: "El librado está obligado 'a prestar su aceptación o a negarla
en el mismo día en que el tenedor le presente al efecto la letra de cambio.
Si al requerir la aceptación, dejare el tenedor la letra en poder del libra-
do, éste deberá devolvérsela en° el día de ,su presentación.
No devolviendo la letra en el término indicado, el librado quedará respon-
sable a su pago, aun cuando no la acepte".
Pero todo esto es distinto de la aceptación misma. Y no tiene otro obje-
to que impedir la incertidumbre en las relaciones comerciales. Esta obliga-
ción de pagar la letra por no devolverla al día siguiente de su presentación, se
rige por los principios generales y. no quedan incorporados estos efectos en la
letra misma.
- ' 231 -

Re~as de forma sobre la aceptación.


La aceptación es un acto solemne y debe constar en la misma letra; por
eSO el Art. 668 dice: '
"El librado deberá firmar la aceptación en la misma letra, usando de estas
fórmulas; acepto, aceptada o de otras que manifiesten clara y precisamente la
intención de obligarse al pago ,de la letra.
Sin embargo, la' sola, firma del librado puesta en, una letra de cambio im-
porta su aceptación".
No es de rigor pues, la palabra acepto o aceptada; basta ,la sola firma
del librado para constituirlo en deudor del tenedor de la letra.
En la aceptación, hay sin embargo, cas;)s en que la ley requiere otra in-
dicación a más de la firma. Esto ocurre en las letras a plazo contadero desde
la vista. Como en estas letras el plazo empieza a correr 'desde su aceptación,
es menester que el, aceptante coloque la fecha de la aceptación: si el aceptante
se niega a fechar, el portador la protesta. Lo dice el Art. 673:
"Si la letra fuere girada a un plazo contadero desde la vista, el librado'
deberá fechar la' aceptación. '
Rehusando hacerlo, el portador deherá protestar la letra; y en este caso
el térmi,no para el pago se contará desde la fecha del protesto".'
En las letras que no son de plazo contadero desde la vista sé acostumbra a
co1oL:ar fecha en la aceptación. Por cierto que esta mención no invalida la acep-
tación, pero es inútil.
Otro caso, en que se' exige una indicación, especial por la ley, es el indi-
cado en el Art. 675, tratándose' de letras pagaderas en lugar distinto al domi-
cilio del aceptante, dice este artículo:
"La' aceptación ,de la letra pagadera en un lugar distinto de la residencia
de aceptante deberá contener la indicación del domicilio' en que se haya de
ejecutar el pago". ' '
El aceptante puede designar otro domicilio; pero siempre que se en,cuen-
tre en el mismo lugar en que se va a ejecutar el pago. Sabemos que el librado
,no puede modificar las indicaciones de la letra, así por ejemplo, no podría
modificar el plazo de su vencimiento, pero puede indicar otro domicilio en
el mismo lugar del pago;' ejemplo: la letra indica que se' va a pagar en casa
del librado, en Santiago. En este caso puede ,el librado aceptar diciendo: acep-
to, pará pagar en el Banco tal, en San.tiago. '
No es neces;uio indicar en la aceptación la can.tidad o suma de la letra;
el librado debe aceptar o rechazar el mandato tal como se le hace. De modo
que no puedemodifiC'ar la cantidad o clase de mo.neda. Sólo ,en un caso, que
veremos después, él aceptante puede aceptar parcialmente.
, El Código, .después de haber establecido en el Art. 668 que la acepta-
ción debe prestarse en ia misma letra, agrega en el Art. 670 que la aceptación
dada en documento separado, es vá:lida. Parece haber contradicció:n'; si,n em-
bargo, no es así, porque esta aceptación tlada fuera de la letra produce, dis-
tintos efectos que la dada en 1<;1 misma letra. Desde luego, si el librado quiere
conh'ae'r un compromiso con el tomador y '¡o hace en otro documento, qued'a
obligado, pero esta obligación no produce los mismos efectos que la aceptación
puesta en la 'letra.
En su segunda parte el Art. 670 se refiere a los efectos de esta aceptación:
"La aceptación -dada en una copia de .la letra, en cartas misivas o en cual-
quier otro documento privado o público, es 'v"!,ledera; pero los der,echos que
por ella adquiere el tenedor contra el 'aceptante no son transferibles por la
vía del endoso".
- 232-
La aceptación en un documento separado es un crédito nuevo, y si la le~
tra se endosa, el endosatario no adquiere ningún derecho; para que los ad-
quiera, el tomador debe cedérselo~s. Además, como se trata de derechos ad-
quiridos fuera de la letra, esta aceptación no se rige por los principios por que
se rige este documenfo, sino por los principios generales del derecho.

¿Desdt! que momento surte efectos la aceptación?

5e ha discutido, esta cuestión y el problema se ha planteado en los si-


guielltes terminos: ¿la aceptación,' produce efectos desde el momento en que
se hace o desde el momento e,n. que el librado devuelve la letra? Hay algunos
que ,dice.n, que puesta la firma, el aceptante puede retractarse y para ello tiene
un día de plazo, en cuyo caso la aceptación empezaría a surtir efecto desde
la devolución. Se basan para ésto en el Art. 667 que ya hemos copiado.
Pero nuestro Código ha declarado que la aceptación ,surte efectos desde
el momento en que se da, y as! lo ha dispuesto el Art. 669:
"Dada la aceptación en alguna de las formas enunciadas en el pr,eceden-
te articulo, el aceptante no puede retractarla, aun cuando no haya devuelto
la letra".
As! el Código ha venido 'a resolver la cuestión.
Esto por lo que se rejiere a las prescripciones de forma sobre la acepta-
ción.

,Reglas de fondo sobre la aceptación ..

El Art 671 formula el siguiente principio,' que es fundamental en esta ma-


teria: ¡'la aceptación debe ser pura y absoluta". Significa esto que el aceptante no
puede subordinarla a condición alguna ni introducir modificación en la letra.
No puede 'subordinarla a condición; por ejemplo: acepto siempre que el libra-
dor me haga provisión de fondos antes del vencimiento. Esta aceptación no
cumpliría con el principio enunciado. Pero no es esto sólo, tampoco puede mo-
dificar las condiciones de la letra, y así no podría decir: acepto para pagarla
el ID de Diciembre, respecto de una letra pagadera el 15 de Noviembre o res-
pecto de una letra pagadera en Valparaíso, para pagarla ,en Santiago.
¿Cual es' la razón de este principio?: Sobre este particular debemos recor-
dar que el librado es mandatario a virtud del contrato exis'tente entre el li-
brador y el tomador, de modo que el librado debe aceptar o rechazar el man-
dato que de él emana sin intervenir directamente en el contrato mismo. El li-
brado, ni aún con el acuerdo del tomador, puede modificar la letra Dueg ven-
drla a violar el principio de que el contrato es una ley para las parte$, y sa-
bemos que una de ellas es el librador. La idea que venimos desarrollando está
de acuerdo con los principios generales y ha sido consagrada por el inc. 2 del
Art. 640 que dice:
"Después de entregada la letra, sólo por convenio del librador y tomador
podrá hacerse "ariación en la cantidad librada, el lugar del p~go, la designa-
ción del librado y demás circunstancias qu,e aquella contenga"
De manera que la regla del Art. 671 que hemos indicado, no es sino una
aplicaci,ón de la del inc. 2 de este artículo.
Si el librado quisiera aceptar la letra subordinándola a una condición o
mOdificándola, el tomador tendría derecho a considerarla no aceptada y, por
<:onsiguiente, a protestarla. Pero a pesar de que el principio de que la acep-
tación debe ser pura y absoluta es la regla general, la ley admite dos excep-
ciones: una consignada en el mismo Art. 671 y la otra en el 672.
Dice el Art. 671:
- 233-
"La aceptación debe ser pura y absoluta; pero el portador podrá admitir
una aceptación parcial por una suma que no baje de la mit~d, protestándola
por el resto". .
" Se advierte, desde luego, que no es oblígatorio para el portador admitIr
una aoeptación parcial; si 'no la admite, puede. negarse a soportarla, y protes-
tar la letra por el total; si se conforma con la aceptación parcial, la. protesta
por la parte restante.
Hay que concordar el Art. 671 con el Art. 694 que dice:
"Admitiendo una aceptación condicional: el: portador toma sobre sí todos
los riesgos de la letra.. ' •.
Si la aoeptación admitida fuere pura, pero limitada respecto de la canti-
dad librada, el portador retendrá la letra, y recibiendo la suma aceptada, la
anotará en ella y hará e'! protesto que previene el Art. 671".
El Código ha establecido la excepción del Art. 671 en interés "de los demás
obligados a la letra, porque si se acepta en parté, queda descargada la res-
ponsabilidad de los otros por esa parte. Pero ésto es un poco arbitrario, por-
{Iue" si' el tom3'd,o,r acepta una suma parcial, no tiene por que correr con res-
ponsabilidades los demás; él correrá con los riesgos.
El Art. 672 establece otra aceptación condicional y dice en el inc. 1:
''La aceptación con la calida.d "para pagarme a mi mismo~', aunque, con';
dicional, es,. legal y valedera. cuando al tiempo de prestarla el aceptante fuere
acreedor del portador, por una suma líquida y exigible igual a la que expresa
la letra y c"ontlnuare siéndolo hasta el. vencimiento de ella".
La ley se pone en el caso de que en el mQmento de requerirse la acepta-
ción, el aceptante sea a la vez acreedor del pp~tador~ pOr 'la misma cantidad
que fija la letra. Entonces al aceptar con la cláusula "para pagarme en mi mis-
mo", el aceptante indica que es acreedor y que se' reserva el derecho de opo':"
ner al podador la excepción de compe:n1sación. Por es.o requiere la ley que,
para que valga esta exeepción, es menester que la deuda a favor del librado
s~a líquida y exigible e igual 'a lo que expresa la letra y que continúe siéndolo
hasta el vencimiento de ella.
El inc. 2 del Art. 672 agrega:
Si el portador no se re~onoce deudor del aceptante, o si las deudas no
son líquidas ni exigibles• .es decir f'áltan los requisitos que la ley exige para q1,le
se produzca compensación, deberá protestar la letra y tiene acción. contra el
librador y endosantes..
El principio de que la aceptación no puede ser condicional, favoreoe al
portador, y no hay inconveniente, para que, si lo quiere, 'admita una acepta-
ción condicional o modificatoria de la letra; por éjemplo se modifica el pla- .
zo. El aceptante' queda obligado en favor dei tomador en, ,las condiciones en
que prestó su aceptación; pero este 'acuerdo nO puede modificar la situación
de los demás responsables a la letra, ya que no se les puede agravar su si-
tuación sin su consentimiento. El Código en el Art. 694, sienta el principio de
que el portador que admite una aceptación condicional, toma' de su sola cuenta
los riesgos de esa aceptación.
La regla es sencilla, pero se complica ,en la práctica; por e,iemplo se gira
una letra pagadera el 15 de Octubre. El librado acepta para pagar el 15 de No-
viembre y el portador admite ~sta aceptación, 'Sin protestar la letra, y en vez
de p'resentarla al pago el 15 de Octubre, aguarda el 15 de Noviembre. Llega el
15 de Noviembre y el aceptante no 'p'agH; entonces, el portador la protesta y
reclama contra el librador y endosantes. ¿Subsistirá.la responsabilidad de estos?
No; pára ellos, el plazo vencía el 15 de Octubre, y si el portador no la cobró
o no la protestó, la· lefra quedó perjud~cada y el portador soportará los riesgos.
- 234-
En la práctica es común esta modificación respecto del plazo, y consti-
tuye lo que se llama reaceptación; la letra se gira el 15 de Octubre, se pre-
\lenta al cobro y"el aceptante pide prórroga por un mes más. El portador ad-
mite la prórroga, y entonces, el aceptante reacepta, colocando su firma. Mu-
,-has veces se hace la reaceptación colocando sólo la firma. Por lo demás esto
no es neces-ario pues siempre, la responsabilidad del aceptante queda subsisten-
te y sólo l:'e extingue por la prescripción. Esta es la aplicación del Art. 694.
Puede, sin duda, agregarse a la aceptación algunas menciones que no im-
porten violación al principio de que la aceptación debe ser pura y 'absoluta.
Entre ellas, puede ser útil la siguiente: la de dejar cunstancia de que el libra-
Jo tiene o no provisión de fondos. E"sto es distinto a decir acepto COll la con-
dición de que se haga provisión de fondos, pues en tal caso se viola el princi-
pio en referencia, mientras que el primero no. Hoyes comÚn que en la acep-
tación se deje constancia ,de que ·el librado tiene provisión de fondos, y así te-
,nemos el siguiente caso: los bancos, cuando conceden subregiros, giran una
letra a cargo del cliente y a la orden del mismo banco. Entonces el cliente
:icepta la letra, que es por valor de $ 5.000 Y a tres meses, por ejemplo.' El
banco ha prestado; por consiguiente es acreedor por esta suma. Para el efec-
to de sobregirar, el banco deposita en la cuenta corriente de su cUente la su-
ma antedicha. ¿Hay provisión de fondos? Sí; entonces el banco exige que se
indique en la letra que el cliente acepta, dejando constancia de que hay pro-
visión de fondos. Y esto, ¿para qué? Para evitar cualquiera euestió~ sobre la
prueba en caso de que el cliente alegue que no paga porque no ha recibido
nada.

Efectos de la aceptación.

Art. 676: "La aceptación de la letra constituye al aceptante, tenga o no


I provisión de fondos, en la. 0bligación de pagarla a su vencimiento, salvo si
probare que la letra es falsa".
De manera que la obligación del aceptante es muy eficaz: ,el aceptante
pasa a ser deudor principal de la letra; porque a él se le va a exigir el pago
primero, antes de ir contra el librador o endosantes. Es una obligación eficaz,
porque la responsabilidad del librador y endosantes está subordinada a la con-
dición de que haya protesto. En cambio, respecto del aceptante, la obligación
no se extingue por caducidad, porque no se proteste en el plazo legal, sino que
se extingue sólo por la prescripción. .
. La obligación del aceptante no está subordinada al hecho de que tenga o
no provisión ·de fondos; si aceptó en descubierto, él soportará las consecuen-
cia~, porque la aceptación lo ligó al portador. No puede asiluse en que no
tien0 provisióJ1; la provisión sólo mira 'a las relaciones del librador y librado.
La única excepción que el librado puede oponer, es que la letra sea falsa. Pero
los términos del Art. 676 no se oponen a que el aceptante se defienda con
otras excepcion.es; por ejemplo: irregularidades en 'la letra, en el endoso, 1)
para que oponga excepciones personales que tenga contra el portador.
Con la aceptación se cumple la primera parte del mandato, y quedan des-
cargados de una parte de su responsabilidad el librador y endosante:5 (Art.
647 para el librador y'687 para los endosantes). Aceptada la letra ya no re,s-
pon den de la garantía de aeeptación.
,La aceptación de la letra no supone que el librado tiene provisión. de fon-
dos Este punto lo vimos ya al tratar de la provisión de fondos en relación,
especialmente, con el onus probandi¡ veíamos que éste pesa sobre el librador
y que el Art. 677 contenía una disposición innecesaria, agregando que si se
consagró esta disposición fuésólo para evitar cuestión con motivo .de la doc-
235 -
trina existente en Francia en sentido ,contrario, esto es, que allí la aceptación
es, presunción de haber provisión. En Chile, el librador no puede asilarse en
ninguna presunción de que por el hecho de la aceptación se supone provisión
de fondos; en Chile, el librado no tendrá inconveniente en aceptar si el libra-
dor es solvente, porque su situación no se empeorará si acepta, mientras que
en Francia, no es lo mismo: si acepta, él deberá probar que no hubo provisión,
con 10 que se releva del peso de la prueba al libr,ador,. cosa que no ocurre en
Chile.
Art. 677: "La aceptación no supone respecto al librador u ordenac1or la
provisión de fo,ndos; y el aceptante podrá ,exigirles la entrega de ellos áún
después de aceptada la letra."
Se enc:uentran en este párrafo' los Arts. 678 y 679, que se refieren a la
fluerte que' corre la provisión de fondos en, caso de quiebra del librador, y a
los cuales ya nos hemos referido. Sin embargo, los debemos. recordar.
Art. 678: "Publicada la quiebra del librador u ordenador, el librado no'
.podrá aceptar ni pagar las letras giradas a su cargo, y los acreedores tendrán
derecho para exigirle que' declare sr las ha aceptado o no. .
'Contraviniendo a esta prohibición, la aceptació'n y pago serán de cuenta
y riesgo de] aceptante, y los fondos de provi~ión volverán a la masa del con-
curso".
Art. ~79: "Aceptada la letra antes de publicarse la quiebra del librador
11 .ordenador, los fondos de provisión quedarán en poder dei aceptante, y éste
será obligádo a pagar con ellos al portador".

CaiSO en que el librado se niega a aceptalr.


, "
La negativa de aceptar puede resultar o bien pe qu~ el librado se resista
a aceptar lisa y llanamente, o bien, cuando quiera aeeptar con restricciones o
en forma condicional. En el caso de que el librado 'se niegue a aceptar, el
portador que quiera ejercitar sus der.echos contra los responsables de 1<:1 letrá.
(librador y endosantes), tiene que cumplir dos obligaciones: .
1.9 f>rotestar la letra en el tiempo y forma prescritos por la ley, o sea,
al día siguiente de la presentación, o si ese día fuere festivo al subsiguiente; y
2.<' Dar aviso por el primer correo, a más tardar por el segundo" a su ce-
dénfé o mandante o a cualquier otro de los obligados al pago de ella, a su
elección, remitiendo adjunto testiruonio del protesto .
. Estas dos obligaciones están consagradas en el Art. 686. Para adelantar
ideas, diremos que protesto por falta de aceptación es .la diligencia que se hace
piOl" un Notario para dejar constanda auténtica del hecho de la no aceptación.
Colocáda la letra en esta situación por la negativa de la aceptación, veamos
los derechos y obligaciones de las partes, en las relaciones existentes entre
ellas.
1.<' Relaciones del librado con el portador.- La falta de aceptación no
produce efecto alguno respecto de ellos; el mandatario no ha 'aceptado el man-
dato.
2.9 Relaciones del librado con el librador.-- Si el librado no ha aceptado y
no tenia provisión die rond9s, no incurre en respo,nsabilidad alguna ell favor
del librador, porque como mandatario no está en situación de cumplir su man-
dato; y en tal caso, serán de exclusivo cargo del librador todos los gastos que
la falta de aceptación de: pago hubiere causado al tenedor de la letra. Si el
librado tenia provisión de fondos, el librador. tiene derecho a r,eembolso de los
, gastos que por falta de aceptación hubiere cubierto al portador de la letra
(Art. 650).
- 236-
Pero hay que recordar que, haya o no provisión de fondos, según el Art.
655. cuando hay contrato de aceptación o, 10 que es 10 mismo, promesa de
aceptación, si el librado no acepta, queda obligado a pagar al librador daños
y perjuicios .por su negativa, pero sin que esa proq¡esa pueda servir de base
"al tomador" para ejercitar acción contra el librado.
3.9 Relaciones del portador con el' librador y endosantes.- El Art. 647
declara que el librador responde al tomador y endosatarios, hasta el último te-
nedor, de la aceptación y del pago, y con respecto a los endosant~s, el Ario
003 declarA. que el endoso regular constituye a todos y cada uno de los en-
dosantes solidariamente responsables con ,el librador del valor de la letra, gas-
tos y recambio en caso de falta de aceptación o pago, con tal que las diligen-
cias de presentación y protesto se hayan evacuado en tiempo y forma. Tene-
mos, pues, que unos y otros responden ¡de la aceptación. Para hacer electiva
esta responsabilidad, debemos referirnos al Art. 687, el cual señala losdere-
chos del portador en co,ntra del librador y endosantes. Son tres, y se hacen
valer sucesivamente.
Protestada la letra por falta de aceptación, el portador tiene derecho de
exigir del librador o cualquiera de los endosantes:
1.9 Que anance a su 'satisfacción el valor de ella.
Si el librado no acepta, tenemos entonces, este primer derechó, y el to-
mador se dirige contra el librador o cualquiera de los endosantes a pedirle que
rinda fianza; si el librador o endosantes no rin~en fianza, se ejercita el se-
gundo derecho.
2.9 Que deposite el valor de la letra para que con ese valor st: pag\le,
a su vencimiento.
Si el librador o endosant~s no hacen la consignación, puede el portador
nedir: ~
- 3.Q Que anticipaáamente se le pagué la letra con los gastos de protesto
y recambio, con descuento de los intereses legales por el termino que falte
para el vencimiento.
Al ocuparnos del pago de la letra, diremos que no puede pagarse antes
de su vencimiento, pero que ésto se permite en casos excepcionales. Uno de
estos casos es el que hemos indicado.
El portador puede ejercitar estos derechos contra cualquiera de los respon-
sables, puesto que su responsabilidad es solidaria, siempre que hay.a habido
protesto por falta de aceptación. La consecuencia de falta de protesto por no
ac('ptaciól1 es la pérdida de estos tres derechos; 10 dice el Art. 688: .
"El p0rtador que no requiera la aceptación y haga el protesto por defec-
to tle ella dentro de los términos legales, perderá los derechos que le confie-
re el artículo precedente".
Cuando no hay protesto de la letra por falta de pago, la letra queda per-
judicada. Aquí la situación es distinta: si el librado no aceptó. y no se protes-
ta por jaita de aceptación, la letra no se perjudiCa pues debe cobrar a los
deudores por garantía y, aún, el portador puede presentarla al pago al momen-
to del vencimiento; la ún,ica consecuencia consiste en la pérdida de los derechos
del Art. 687 pero la letra no se perjudica.
'Para la presentación a la aceptación no hay día fijo, siempre que se haga
en el plazo que va desde el momento del giro al del vencimiento; por lo demás,
sabemos que la presentación a la aceptación es facultativa en algunas letras.
El protesto por falta de aceptación si que tiene día fijo, pues según el Art.
723, debe hacerse al día siguiente de la presentación o al subsiguiente si el
primero es feriado.
Pero hay plazo fijo para las letras con plazo contadero desde la vista. En
este caso, el portador tiene obligación de presentarla a la aceptación y diji-
1110S, que si bien puede h.acerlo cuando quiera, según el Art. 685, hay p1aLos
- 237-
maxlmos; pues bien, si el portador no presenta la letra dentro de esos plazos
máximos a la aceptación, o si presentada no se la protesta por falta de acep-
tación, entonces, lógicamente el portador no sólo pierde los derechos de! Art.
687, sino .que además, queda perjudicada. .
El Art. 693 se pone 'en el caso, poco frecuente, de que existan varios li-
brados designados en la letra. esta designación puede hacerse de dos mane-
ras: bien conjuntamente, por ejemplo Pedro y Juan, o bien disyuntivamente,
como Pedro o Juan. Cuando están unidos los nombres .por la conjunción y,
hay que requerir su aceptaciÓn, a tüdüs lüs libradüs; en cambio si son indi-
cados en forma alternativa, el portador debe dirig)rse a uno, y si éste no acep-
ta se dirige al otro, y si ninguno acepta, entonces se protesta por falta, de
aceptación.
El portador de una letra no aceptada tiene otra obligación: dar aviso al
librador o endosantes del hecho de la no "aceptación, enviando testimonio del
protesto. La ley no ha señalado una sancion especial para la falta de este avi-:
so. ¿Podría decirse por analogía que la falta de aviso. importa la pérdida de
IOR derechos del Art. 687?: No; la sanción será indemnizar los da.ños y~riui­
cios. La disposición que a este caso puede aplicarse es el Art. 101, que se re-
fiere al aviso que debe darse al 'librador o endosan tes después de hecho el pro-
'testo por falta de pago,.y que establece que en tal caso, la omisión de este
aviso imp.orta al portador la responsabilidad por daños y perjuicios.
Art. 701: "Omitido el aviso del protesto ordenado en el Art. 698, el por-
tador responderá de los daños y perjuicios que irrogue la omisión; pero no
qu~dará privado de su derecho contra los responsables a las resultas de la
letrá". ' ' .
Art. 698: ,"El portador de la letra de cambio, aceptada o no aceptada
dehe exigir su pagü al librado el día de su vencimientü, y si éste fuere festivo
en el precedente.
No obteniendo el pago, protestará la letra en el tiempo y forma que pres-
cribe la ley, y dará aviso a su cedente, con remisión del protesto, por el pri-
mpr corree. o a más tardar, por el segundo, para que éste a su vez 10 haga sa~
ber a su endosante, y ,así sucesivamente hasta el librador".
Como n.o es ésta una sanción especial, sino una aplicación de los princj~
píos generales en un caso de incumplimientü de obligaciones, puede aplican'!'
por analogía el Ar~. 701, que se refiere a la falta de aviso en caso de protesto
por falta de pago, al casü de omisión del aviso por falta de' aceptación.

Vencimiento ,de la letra.

Para el portador hay obligación de presentar la letr,a al pago, el día preciso


,del vencimiento, obligación impuesta en el Art. 698 que dice:
"El portador de la letra de cambio, aceptada o no aceptada debe exigir
su pago al librado el día de su vencimiento, y si éste fuere festivü. en el pre-
cedente". .
Ante fodo, hay que advertir que existe una modificación de este artículü
en la parte que se refiere al caso en que el día del venci:miel1,to sea festivo.'
El Código decía que, si el día era .festivo, debía presentarse a'l pago el día
"precedente". La palabra preceéiente se reemplazó por la "siguiente", .por dis-
posición del DjL 777.
Ya habíamos dicho que en cualquiera obligación, civil o mtrcantil, el'
acreedor tiene la facultad' de cobrar su crédito al día del vencimiento Ü· des-
pués. Aquí no es así; la'ley impóne, un deber al portadür, y si no se cumple, se
extinguen ipsü facto las acciones que tiene para cobrar contra el librador y
endosantes. Entre la presentación a la aceptación y la pre~entación al pago
_. 238-
hay una diferencia: la primera es facultativa y no tiene día preciso j puede
el portador presentarla cuando quiera dentro del plazo que va del día del giro
al de su vencimiento. Acá, no; hay que presentarla el día mismo del venci~
miento, salvo que se trate de letras a la vista, que pueden presentarse cuando
ge quiera, siempre que sea dentro de los plazos máximos.
Dice el Art. 698, que "el portador de la letra de cambio debe presentarla
?.l pago haya o no aceptación". Pero ¿por qué se exige la presentación al
pago cuando no hay' aceptación? Esto es lógico, pues puede ocurrir que. en el
plazo intermectib que hay entre el momento en que se negó la aceptación y el
vencimiento, el librador haya hecho provisión de fondos o que el librado haya
cambiado de parecer, y pague.
De todos modos, la lty ha exigido que, aun cuando la presentación al
pago sea inútil, debe hacerse, como .ocurriría en el caso de que e! librado esté
quebrado. Esto es lo que se desprende del:
Art. 72b: "El portador na queda dispensado de la obligación de protes-
tar la letra por la quiebra, interdicción o muerte del pagador".

Consecuencias de la falta de pago.

El portador tiene dos deberes que cumplir cuando la letra no ha sido pa-
gada: l.Q Protestarla por falta de pago j y 2.Q Dar aviso a su cedente con re-
misión del protesto.
Art. 698: inc. 2 "No obteniendo el pago, protestará la letra en el tiempo
y forma que prescribe la ley, y dará aviso a su cedente, con remisión del pro-
testo, por el primer correo, o a más tardar por el segundo, para que éste a su
vez lo haga saber a su endosante, y as! sucesivamente hasta el librador".
Art. 699: "Protestada la letra por falta de aceptación o pago, el porta-
dor deberá requerir la aceptación o pago de los recomendatarios del libra<;ior,
y {'n su defecto de los indicados por los endosantes, según el orden de los
endosos. '
Omitido el requerimiento, el portador quedará responsable de todos los
gastos de protesto y recambio e inhabilitado, hasta que 10 haya v.erificado, pa-
ra repetirlos del que hubiere hecho la indicación".
Aparece aquí el "recomendatario" que, según el Art. 623 "es aquel a q1liell
el librador o endosante ruega que acepte y pague la letra, a falta. del librado",
Su nombre indica el papel que desempeña. En buenas cuentas. es una E'.~pe­
cíe de librado subsidiario, con esta diferencia: el librado propiamente tal,
sólo puede ser nombrado por el librador, mientras que el recomendatario.pue-
de serlo por el librador o por los endosan tes. (E-sta designación del nombr\~ del
recomendatario puede agregarse a la letra en el endoso).
Si el pártado~ no cumple con los deberes señalados en el Art. 698, o sea,
. la de presentar la letra al pago y de hacerla protestar, su incumplimiento se
sanciona en el Art. 700, y la falta de aviso en el Art. 701. .
Art. 700: "Las letras no cobradas el día de su vencimiento ni protesta-
das en la oportunidad legal, se tendrán por perjudicadas j y en tal evento ca-
durarán los d(;!rechos del portador contra el librador y endosantes, salvo los
c;iguientes caso~: .
En cuanto al librador. si hubiere quebrado el librado o aceptante antes
del vencimiento.
Respecto del endosante que se mantenga en su sano crédito, cuando el
librador, aceptante y demás endosantes hubieren quebrado antes de vencerse
la letra.
Por lo que hace al librador y endosante, si alguno de ellos se hallare en
d caso previsto en el Art. 702".
-,239 -
Art. 701: "Omitido el aviso del protesto ordenado en el Art. 698, el por-
iador r.esponderá de los daños y perjuicios que irrogue la omisión; pero no
quedará privado de su derecho contra los responsables a las resultas de la
letra". '

Caducidad de, las 3;cciones del portador.

Las disposicion,es que se refieren a esta materia son los Arts. 700, 701 Y
702, can los cuales hay que concordar los Arts. 651, 663 Y 695.
El principio "general es que la falta' de, cumplimiento de los deberes seña-
lados, acarrea el perjuicio de la letra, Esas omisiones son dos:
J.9 Falta de presentación oportuna al pago.
2.Q Falta de protesto o irregularidad del mismo en caso. de que se haga.
Si el protesto no se hace al día siguiente del vencimiento o se hace, pero
sin cumplir las formalidades de la ley, la letra queda perjudicada.

Efectos del perjuicio de la letra.

Los veremos . eH las relaciones de las personas que intervienen en ella.


1.9 En las relaciofliesdelportador con el librado.- Hay que distinguir dos
casos, si el libraCio ha aceptado o si no ha aceptado.
Si no había aceptado, no hay consecuencia:s; el librado que no ha aceptado.
no da acciones en su contra al portador. Es indiferente, pues, que Se proteste o
no la letra. Por otra parte, es preciso recordar el principio def Art. 695, que ha
resuelto la cuestión concerniente al punto de saber si el portador tiene o no de-
rechos a la provisión de fondos. Sabemos 'Que en questro derecho, el portador no
(oS dueño de fa provisión y que tampoco hay cesión o preferencia., Por consiguien-
te, si el portador no tiene 9.erecho de propi(!dad, tampoco por este motivo
puede tener acción contra el ,librado por falta de pago.
En resumen,en las relaciones del portador con el librado no aceptante,
río hay para que preocuparse de si hubo o no protesto. .'
Pero, veamos el caso en que el librado ha aceptado. En este caso el por-
tador tiene acción directa contra el aceptante; éste está obligado en primer
término, puesto que los otros responsables lo sollo por garantía. Pues bien, si
la letra queda perjudicada ¿caducan las ácciones del portador c:ontra el acep-
tante?: No; la regla es absoluta. ,Se desprende esto d.el Art. 700, que dice que:
"yen tal evento caducan los derechos del portador contra el librador y en-
dosantes" sin referirse al aceptante.
Art. 735: "Ningún acto ni documento puede suplir la falta del protesto
para la conservación de los derechos. del portador contra las personas res-
ponsables' al pago de la letra. .
La protesta, sin embargo, suplé' el protesto. por falta de pago de la letra
extraviada" .
.Se ha querido ver en ,este artículo una fÓrmula que abarca a todos los
responsables de la letra. No es así; hay que interpretar la ley en concordancia
. con el Art. 700, y además, hay' una' razón lógica: el aceptante es el deudor di-
recto, el que está en primer término; el portador no puede dirigirse al libra-
dor o endosantes, sin dirigirse antes al aceptante. Por eso se dice que estos.
t>on "de,uelores por garantía", nombre que, poI' lo demás, les da la ley t:Il el
Art. 761, al decir "las acciones procedentes de la letra de cambio contra los
deudores principales o contra los' deudores por garantía prescriben e.n· cuatro
años ... " El aceptante está obligado al pago y. si no paga ¿que necesi~ad hay
respecto de él en que se deje constancia de que no pagó? El. sabe que no
pagó. En cambio, la s.ituación es distinta para el librador y endos.antes, pues en
- 240-
caso de que el aceptante no pague, deben saberlo, ya que entonces entra en
juego su responsabilidad. La acción contra el aceptante nace con la acepta-
ción; la él:-cción contra ,el librador y endosantes nace si el librado no paga, en
cuyo caso hay necesidad de que un ministro de fé .deje constancia de este
hecho: y si ·el portador no cumple, y no deja constancia de ello, que es el ori-
gen de las acciones en contra de los deudores por garantía, es lógico que la ley
sancione su omisión con la pérdida de esas acciones.
Se ve que el portador conserva siempre las acciones contra el aceptante.
Tiene efecto el protesto respecto del aceptante, sin embargo, para fines pro-
cesales, pues en ciertos casos, que veremos después, una letra protestada pue-
de tener mérito ejecutivo .. Pero esto se refiere sólo a cuestiones procesales;
pues los derechos se conservan.
2.Q En las relaciones del portador con el librador.- El Ari. 700, refirién-
dose a las letras no cobradas a su vencimiento ni protestadas, oportunamente
dice:
"Yen. tal evento caduc.afán los derechos del portador contra el librad')r
y endosan tes, salvo los siguientes casos:
En cuan,to al librador, si hubiere quebrado el librado o aceptante antt's
'del vencimiento".
¡Pero no es éste el único caso de excepción, pues\:¡ay dos más: cuando
el librador no ha hecho provisión de fondos y el caso contemplado en el ArL
702.
Los veremos separadamente:
ler. Caso. No hay provisión. Art. 651: inc. 2 "Faltando la provisión o ha-
llándose en quiebra el librado, el librador e.stará obligado al reembol'>0 del
importe de la letra y gastos causados, aun cuando el portador haya heche tI
protesto fuera del tiempo designado por la ley".
Cuando el librado no ha hecho provisión de fondos, entonces, a pesar de
la falta de protesto, no queda perjudicada la letra, subsistiendo en este caso
\as acciones del portador contra el librador. La situación es. la siguiente: en
primer lugar, hay negligencia del portador, pues nO protestó la letra, y la
sanción es la pérdida de sus acciones; pero, por otro lado, si el librador no ha
necho provisión de fondos, no ha cumplido con la obligación que tiene de
hacerla. Entonces, ninguna de las partes puede hacerse reproches y, además.
si en este caso el portador perdiera sus acciones, se sancionaría un enriqueci-
miento sin causa a favor del librador, pues recibió el dinero (el precio de la
letra), y no ha hecho un desembolso equivalente; sería injusto, entonces que
el librador conservará estos valores.
En estas a~ciones del portador contra el librador se suscita una cuestión
de hecho: la de saber si hay o no provisión de fondos. Supongamo~ que el
portador entable acción contra el librador. El librador se excepciona diciendo
que no hubo protesto. Pero el portador .dirá: en realidad no hubo protesto,
pero tampoco había provisión de fondos y Ud., en esta situación debe pa-
garme. ¿Quien deberá probar que hay provisión? Es el librador; ya lo vimos
al tratar ('le los Arts. 650 y 651, porque él para eximirse de responsabilidad.
<tebe alegar: 1.9 Falta de protesto: y 2.Q Que había hecho provisión de fondo".
Sólo cuando concurran estas dos circunstáncias se extingue Su responsabili-
dad. Por otra parte, sería colocar en situación difícil al portador el exigirle que
•probara un hecho negativo: la no provisión.
Si el librador había hecho provisión y el portador no protestó, entonces
la letra queda perjudicada, porque sólo el portador es el negligente, pues10
que el librador cumplió su obligación. En este caso no hay sanción contra el
librador, porque si bien recibió' fondos al momento del giro, hizo un desem-
bolso equivalente al hacer la provisión.
- 241-
2.\> Caso.- Cuando el librado o aceptante hubiere quebrado a!1tes del ven-
cimiento (inc. 2 del Art. 700).
Esto DO es sino repetición id'e la r,eg1a del Arb 651, inc.l.\>:
"Cesa la responsabilidad del librador que ha hecho oportunamente la pro-
visión, toda' vez que el portador no presente o proteste la letra en tiempo y for-
ma al librado que se encuentre en posesión de su crédito". '
Con la frase final se significa que el librado na esté declarado en quiebra.
¿Como se explica que la letra ñ¡o se perjudique?: No basta que el librador haya
hecho provisión de fondos, sino que es menester que esa provisión esté dis-
ponible al lTIomento dt:l pago. Si hecha la pro~isión y antes del vencimiento,
121 librado o aceptante es declarado en quiebra,' no puede éste, ni por cuenta
propia ni por cuenta ajena,' efectuar pago de ninguna clase; el fallido queda
privado de sus bienes, y el síndico tampoco puede hacerlo, sino siguiendo los
procedimientos de la quiebra y una vez que se han verificado todos los cré-
dito::.. ¿Cómo podría el aceptante cumplir su mandato? La provisión hecha por
él librador no sirve para el pago. Podrá, si, el librador, entablar acciones para
recuperar las mercaderías identificables, en caso de que la provisión sea hecha
en mercaderías, o bien, hacer valer sus créditos en la quiebra.
Lo único que nos jnt~resa dejar bien e~tab1ecido es que esa provisión no
sirve para ,su fin, el del pago. Por 10 tanto, la situación es análoga al del caso
en que no ha habido provisión, pues el librador fué negligente al no escoger una
persona que fuera solvente, y la falta de protesto en este caso no perjúdica al
portador, pues habiendo publicidad de la quiebra se sabía de anfemano que
no iba a pagar; las' acciones del portador contra el librador subsisten.
Hay una disposición en' el párrafo del protesto que se, halla en contradic-
ción con los Arts. 651 y 700. Es el ArL 726 que dice:
"El portador no queda dispensado de 'la obligación de protestar la letra por
la quiebra, interdicción o muerte del pagador". .
Atendiendo a' este artículo, es una obligación imprescindible de cUmplir
la del protesto en' caso de quiebra. Si la ley la co.nsidera esencial, al no cum-
plirse, la letra quedará perjudicada. Existe la misma disposición en Francia, y
la misma contradicción.
Para conciliar los principios, debemos decir que se refiere s610 a las re-
laciones con los endosantes, yno a las que ex}sten entre el portador y librado'r.
3et', CaSio.- Lo contiene el Art. 702:
"La caducidad de la letra perjudica por falta de presentación al pago y
de protesto no tendrá efecto alguno respecto del librador o endosante que,
después de transcurridos los términos señalados para la ejecución de estos ac-
tos, se hallare cubierto del importe de la letra en sus cuen'tas con el deudor,
sea con efectos de comercio, sea con olros valores, de la pertenencia de éste".
Este;.rtículo 'es muy sencillo, En dos palabras, se refiere al caso en que,
habiendo hecho provisión de fondos el librador, la recupera porque el librado
se la restituyó. No se presentó la letra al pago, .0 no habiendo sido pagada,
>fl0 se protestó. Aquí no hay caducidad; no hay periuicio de la letra.
Veamos los casos en que se puede apllcar esta disposición: la provisión
- consistía en un crédito del librador contra 'el librado. Pero,' en vista del no
pago, el librador pide al librado que le pague su. crédito. ¿Qué sucede? El li-
brador ha recuperado su dinero y nos encontramos, con la situación que ana-
lizamos al estudiar el primer caso: el librador se enriquecería sin causa, lo que
no puede ser. Por eso la ley permite al podador accionar' cuntra el librador,
Lo mismo, sucede
.
si la provisión de fondos consiste en mercaderías
, . y éstas
se recuperan. ,
3.Q En las relaciones del portadoc con los endosantes.r- En las excep-
ciones, ,el. Art. 700 deSpués de dar lar~gla general de. que caducan las accio~
nes, dice:,
- 242-
"Respecto del endosan te que se mantenga en su sano crédito, cuando el
librador, aceptante y demás endosantes hubieren quebrado antes de vencerse
la letra" (inc. 3).
Este es, en realidad, el único caso de excepción respecto de los endosan-
tes. Supone la ley el caso remoto de que todos los obligados al pago menos
un endosan te, sean declarados en quiebra. Entonces, a pesar de la falta de
protesto, conserva el portador sus acciones contra el endosante que se man-
tiene en su sano crédito. ¿Por qué? Porque aquí, si todos los demás respon-
sables han sido declarados en. quiebra, ya de antemano se sabe que esos no
van a pagar y el endosante solvente está también advertido de antemanú.
,Con respecto a los endosan tes, no hay para que saber si existe o no pro-
visión de fondos, porque ellos no tienen obligación de hacerla; no SOn manda-
tarios. El endosan te, al vender la letra, recibió el precio, y al comprarla, pagó
su valor; de modo que no hay problema sobre si ha sido o no negligente. Por
eso hay que prescindir de 'esa circunstancia. Sin embargo, pudiera creerse que
la ley atendió en algún caso con respecto al endosante a si hayo no provisión,
y ello no es raro si se atiende al Art. 700, que dice en su inciso final:
"Por lo que hace al librador o endosante, si alguno de ellos se hallare I:'n
el caso previsto en el Art. 702".
El Art. 702 comprende tanto al librador y endosan te, y dice respecto de
ellos, "que se hall~re cubierto del importe de la letra". Esta disposición se ex-
plica fácilmente respecto del librador, pero no del endosante, porque este no
tiene relaciones con el librado en cuanto á provisión de fondos. Es un error
de la ley tanto en el ArL 700 como en el 702, error que proviene de su fuente,
el Art. 171 del Código de Comercio' franees.

7.Q Dei aval y sus efectos.


Está definido en el Art. 680, que dice:
"El aval es un acto escrito en virtud del que un tercero extraño a la letra
de cambio afianza solidariamente el pago de ella en los términos y bajo las
condiciones estipuladas, o en los mismos en que se haya obligado la persona
afi :mzada".
De esta disposición se desprende que el aval es una especie de fianza. Es
una nueva garantía que ofrece una persona extraña al librador y libradó, res-
ponsabilidad que se otorga voluntariamente. Aval significa, dar valor, avaluar,
hacer valer. Se le emplea cuando se quiere negociar la letra y el endosatario
nO cree en la solvencia del librado o aceptante. Es poco frecuente su uso, y co-
mo hemos dicho, es una fianza con algunas diferencias con la del derecho común.
[a definición del Art. 680 está demostrando que, como .todos los demás
actos relatIvos a la letra de cambio, es solemne (escrito). Es la única formali-
dad que se exige. El Art. 681 declara:
"El aval debe ser firmado en la misma letra o en documento separado.
La simple firma puesta en la letra importa aval".
El aval puede ir en documento separado, cosa rara en la letra, en la cual
siempre deben constar en ella todas sus condiciones de validez y prueba. E$ta
forma de aval, por separado, viene del derecho español, y tiene su razón de ser:
en efecto, si hay aval, es porque hay desconfianza en el pago de la letra: yendo
esta garantía en do¡:umento separado, no se despiertan sospechas y no hay
motivos para desconfiar.
Cuando el aval va en documento separado, entonces es necesario que
lleve muchas menciones, todas las que tiendan a especificar de una manera pre-
cisa las condiciones de la letra. En cambio, cuando va en la misma letra, bas-
tan pocas palabras: "por aval" y se agrega la firma; y aun basta Con la sola
firma.
~ 243-
Pudiera creerse, entonces, que la firma en blancó del avalista puede con-
fundirsE' con las otras firmas que ·se colocan en la letra: la del aceptantes y la
del endosante en blanco. Ya hicimos la distinción. 'entre~ el endosante en blanco
y el aceptante: el endoso no puede hacerlo sino el dueño, cuyo nombre figura-
ba antes en la letra como endosatario; el aval debe provenir de una persona
extraña; y el port'ador no es extraño. La aceptación tampoco puede confundir-
se con el avalo cO.TI el endoso en blanc;o; la a.cepta~ión sólo puede provenir del
librado, el cual tampoco puede endosar.
. De modo que no se puede confundir a un avaUsta con el aceptante o en-
dosante. Así. siempre que figure una firma, eri cualquier parte que sea· de la
1etra, y que no sea del aceptante o endosante, sera del avalista ..
En cuanto al fondo, el avalo es una nueva garantía, a más de la del libra-
do!' y endosan tes, pero diferente de estas. El librador es, el que originó la letra
y el que recibió el precio de ella; en cambio el avalista no la ha creado y bien
puede que no haya recibido un cinco·; el endoso es unoae los efectos de la letra
por ser documento a la orden y el endosante recibe el precio de parte del en-
dosatario; además, en el aval, ia garantía es el objeto único' del acto, no es
consecuencia ni de los endosOs que e.lIa presente ni de ninguna de' las otras
menciones que aparecen en la letra.
A juzgar por .el Art. 683 del C.ódigo, parece que fuera de la esencia del
aval que el avalista contrajera responsabilidad solidaria con los endosan tes
No es así, ya que el Art. 682 dispone:
"El aval puede ser limitado a tiempo, caso, cantidad o persona determi-
nada.
,Dado en estos términos, el aval no producirá otra responsahilidad que
la que el avalista se hubiere impuesto".
El principio fundamental es que, por la misma. razón de que el aval es
un acto voluntario, el tercero f.O puede adquirir más responsabilidad 'que la
. que él quiera tomar. 'Puede el avalista timitar su responsabilidad hasta tal
tiempO, por ejemplo, hasta la fecha tal; o bien, puede .subordinar su respon-
snhilidad a una condición, por ejemplo, pago si no se hace provÍsión de fon-
dos;° a ~antidad, por ejemplo, respondo sólo hasta $ 500; o a persona de-
terminada, por ejemplo, responderé, por tal o cual .endosante. '
Finalmente, dentro de la libertad :d'e esta convención no hay ningún inconve-
niente para que el avalista excluya su responsabilielad solidaria. En ésto ·estriba la
diferencia r::on la fianza del derecho común', porque el Art. 682 dice: "dado en
estos términos, el aval no producirá otra responsabilidad que la que el aVálista
se h ubieré impuesto", y el Art. 683, agrega: . .
"Concebido el aval en términos generales, e ilimitados, el avaÍista res-
ponderá solidariamente del pago de la letra en los mismos términos que el li-
brador y endosantes". .
Tenenios, entonces; que si no hay estipulación expresa que excluya 'la res-
ponsabilidad solidaria, hay esta clase de responsabilidad. ,De esta manera,
resulta que ía responsabilidad solidaria es de la naturaleza del aval, y no de
'su esencia, ya que por una estipulación expresa puede eliminarsf!.
De modo, que mientras en la fíanza del derecho común se necesita esti-
pulación expresa para ser codeudor solidario, en el aval se requiere para no
sedo. . ,
I El aval puede darse a favor de quién se quiera, pero no puede otorgarse

:sinO' por l!Ha persona extraña a la letra. ,


Art. 684: ">Pueden ser avalistas todas l~s personas hábiles para celebrar
el contrah de cambio. '
Sin embargo, el librador, endosantes y, aceptantes de la letra, no pueden
otórgar aval".
- 244 ~

La razón es sencilla: el aval es una fianza; ¿cómo, entonces, podría otor-


gar aval un librador, endosante o aceptante?
La ley habla de aceptante, porque éste está obligado en la letra; en cam-
bio, el librado no es obligado y puede constituirse responsable como avalista,
puesto que todavía no es aceptante.
El avalista, como 'responsable que es del pago de la letra, si no ha limi-
tado su responsabilidad, responderá igual que el Iíbrador. Por lo tanto una le-
tra no protestada, quedará perjudicada respecto del avalista. Si hay provisir'm
de fondos, se aplican las reglas aplicables al librador y respecto de los endo-
Rantes las que a ellos son aplicables.

9.Q Del pago.•

Art. 712: "Las letras deben ser pagadas en la moneda que eHas designen.
Si la moneda designada estuviere excluída de la circulación, se reducirá
a moneda corriente al cambio que tenga el día del vencimiento en el lugar tlel
pago". .
Este artículo es una aplicación de dos reglas generales ya conocidas: "la (I~
que el contrato es una ley para las partes" (Art. 1545 del C. C.) y la que dice
que "el acreedor no podrá s~r obligado a recibir otra cosa que lo que se le
deba, ni aUn a pretexto de ser de igualo mayor valor la ofrecida" (Art. 1569,
ine. 2 de! C. C.). En la letra de carribio tiene más importancia que en cualquie-
ra otra obligación que el pago se haga en la moneda designada.
Esta cuestión tiene interés cuando la moneda designada en la letra no es
la corriente. Hoy día está modificado el principio del Art. 712. Desde luego,
cualldo la letra se paga en el extranjero, se paga en moneda extranjera. Aquí
,no hay duda, 'r se paga en la moneda convenida, cuestión que dejamos esta-
blecida al tratar del Art. 114 cuyo inc. 2 está modificado por la ley de 1892,
según, el cllal las obligaciones que se contraigan en moneda de oro y de plata,
nacional o extranjera, serán exigibles en la moneda c,onvenida, salvo estipula-
ción en contrario.
Pero,. ,en cuanto a las letras giradas y 'pagaderas 'en Chile, la ley de 1892
l!stá modificada por la ley 5107 de 19 de Abril de 1932, sobre Control de Cam-
hios. Esta ley mantiene el principio de la ley de 1892 con respecto a los con-
tratos celebrados con anterioridad a ella, pero 110 en cuanto a los celebrados
~on posterioridad.
Art. 14: Ley. 5107 "Las obligaciones en moneda extranjera o en gramos
oro, provenientes de contratos que se celebren con posterioridad n la prnl11uI-
gación de ia presente ley, pC!drán ser pagadas en moneda legal chilena, con
recargo de cambio, correspondiente a la fecha de los vencimientos estipulados".
Esta disposición es aplicable a las letras de cambio giradas y pagaderas
en Chile,' cuando la moneda designada en ella es extranjera. Pero si la Comi-
sión da moneda extranjera, puede pagarse en esa moneda.
En cuanto a las letras giradas en el exterior para pagarse en el país, vimos
que según el Art. 114 del C. de C. no era exigible que se pagara en moneda ex-
tranjera, y de acuerdo con el Art. 113 del mismo Código, ese contrato cumpli-
dero en CI1i1e, se paga en moneda chilena. La duda consiste en saber si cse
principio ~e aplica en la letra de cambio, ya C\..ue pudiera creerse que el Art.
712 hace excepción a ese principio. La cuestión es discutible. En la práctica se
estima que la letra girada en el extranjero en moneda extranjera, deb.e paganw
{!n esa moneda. '
El Art. 713 se refiere a la época del pago, y al monto de él:
"En ningún caso puede ser obligado el portador de una letra a recibir su
importe antes del vencimiento ni a recibirlo parcialmente; pero si admitiere Up
pago parcial, deberá cúmplir la obligación que le hupone el Art. 671".
continuar
ir atrás
- 245-
Desde luego, el portador no puede cobrar antes del vencimien'to, porque
'f;S reglC1 general que el plazo está estipulado en favor del deudor, pero el acree-
dor ,en materia comercial, según el Art. 117 del .c. de e, no está obligado a
aceptar el pago antes del vencimiento de la obligaciÓn, mientras. que según el
'Art. 1497 del C C., el deudor puede renunciar al plazo. De modo pue5, que
para la letra de cambio no hay regla especial y el Art. 713 .no hace otra co-,a
qúe consagrar el principio general que él legislador, dió para las obl!gacion~s
mercantiles. .
. Evidentementi, que de común ac-uerdo entre librado Y ,portador puede pa-
· garse la letra antes de su vencimiento; pero ese pago puede acarrear algunos
,iei!gos al librado, ' , .
La ley establece algunos casos en qUe, por excepción, puede pagarse la
letra antes de su vencimiento. Ya vimos un easo al tratar del Art. 687, segúl1!
el cual en caso de. protesto por falta de 'aceptaci6n, ,el portador tiene derecho
para que se le pagueantidpadamente el valor de la letra con los gastos de
protesto y recambio, bajo descuento del interés legal por el término que 'falte
para el vencimiento.
Además, hay otro dsú en el Art. 725, que dice:
"La letra de cambio puede ser protesÚHia arrtes de su vencimiento, toda ~
vez que el aceptante se constituya en quiebra antes de esa época".
'. Se refiere al caso de quiebra del aceptante. Entonces,' cualquiera que sea
el tiempo que falte para el venciiniento, se protesta y el portador se dirigE'
contra cualquiera de 'los demás r.esponsables. ,
. Hay un tercer caso en el Art. 1369, articulo que figura en la actual ley
"de Quiebras sin ,
modificación: . I
. ,
"No obstante lo dispuesto en el inc. 1 UI(!! Art. 1367, quebrando 'el aceptan-
te de una letra de cambio, el librador de. una letra .no aceptada o el susK:riptor
de un pagaré a la orden~ los demás obligados pagarán inmediatamente, o ren-
,dirán fianza de pagar' al vencimiento".
. E.ste artículo' se refiere al caso de quiebra del librador de una letra no
· .aceptada.
También el Art. 713 da una r~gla referente al monto de pago. El portador
'no puede ser óbligado a recibir un pago parcial (aplicación' del principio del
· ArL 1591 dei re; C.). Sin embargo, en la aplicación de esta regla hay que dis-.·
· tinguir dos situaciones:
a) Si la I~tra fué aceptada parcialment·c y el portador aceptó. Entonces,
'en realidad como el aceptante no está obligado sino por lo que aceptó, esevi-
· dente que el portador debe recibir la suma aceptada; y
b) En. caso que el aceptante haya aceptado por el valor total de la le-
· tra no puede obligar a recibir menos de esa suma al portador. Claro es que
si hay acuerdo, puede rebajarse el monto del pago. ., ,
En el caso del pago 'parciál, el portador debe conservar la letra en su po-
'de'r, y según el Art. .671. debe anotar en' la letra lo que recibió y p'l'otestarla
por el resto.

Reglas sobre la val1de¡r del pago.

Se trata áe saber en que condiciones debe hacerse el pago para que el


.aceptante quede liberado de su obligación:Para ello hay que recordar los prin-
cipios contenidos en los Arts. 1576 y 1578 del C. C. Es .~egla general que el
deudor es responsable de la validez del pago; de modo que es él quien debe
tomar las medidas necesarias para que el que se presente al co~ro sea' el ver-
dadero acreedor, su representante o mandatario; si p.aga a otro, paga. mal y
1endrá cjUf volver a pagar sin perjuicio de sus acciones por pago de lo no debido.
- 246-
Conviene observar que el C. C., no hace distinción en cuanto a la época
en que el pago se efectúa, sea al vencimiento o anticipadamente, en lo que ~e
refiere a su validez.
El Art. 1576 del C. C., declara:
"Para que el pago sea válido, debe hacerse o al acreedor mismo (bajo
cuyo nombre se entienden todós los que se hayan sucedido en el crédito, aún
a título' singular), o a la persona -que la ley o el" juez autoricen a recibir por
él, o a la persona diputada por el acreedor para el cobro., '
El pago hecho de buena fe a la persona que estaba entonces en posesión
del crédito, es válido, aunque después aparezca que el crédito no le pertenecía".
Enseguida, el Art. 1578 agrega:
"El pago hecho al acreedor es nulo en los casos sigui en tes:
1." Si el acreedor no tiene la ,ldministración de sus bienes; salvo en cuan-
to se probare que la cosa pagada se ha empleádo en provecho del acreedor.
y en cuanto este provecho se justifique con arreglo al Art. 1688;
. 2.v Si por el juez se ha embargado la deuda o mandado retener su pago;
3.9 Si se paga al deudor insolvente en fraude de los acreedores a cuyo
favor ,se ha abierto concurso".
La regla general es que si se paga a Un acreedor fallido es nulo y el deu-
dor no queda liberado.
Veamos las modificaciones que el C. de e, introduce tratándose de la.le-
tra de cambio. El C.de C., hace una distinción fundamental según que el pago
se haga antes o después del vencimiento~ Dice el Art. 714:
"El que paga una letra antes de su vencimiento queda siempre respon-
:;able de su importe para el caso que resulte no haber pagado a persona le-
gítima".
Este artículo consagra una regla de carácter absoluto, que no es una
simple presunción y que no admite excepción de ninguna clase. El sólo hecho
de que se pague antes del vencimiento hace responsable al librado en caso que
resulte no haberlo hecho al legítimo acreedor, sin que pueda alegar buena fe.
Desde luego, esta regla es una modificación al Art. 1576 inc. 2 del C. c., que
declara que el pago hecho de buena fe a la persona que estaba entonces en
posesión del crédito, es válido aunque despues aparezca que el crédito no le '
pertenecía, de modo que en Derecho Civil el deudor que paga de buena fe
antes del vencimiento, hace un pago válido, y queda libre. En cambio, en ma-
teria de letras de cambio, si el pago se hace antes del vencimiento, el librado
queda siempre responsable si el que cobró n!? resulta ser el legítimo acreedor;
aquí no cabe excusarse diciendo que se pagó de buena fe, y se aplicaría el prin-
cipio de que "el que paga mal, paga dos veces"; si el acreedor legítimo se
presenta, se dirige al deudor, o sea al librado, y no al que recibió indebidamen-
te, exigiéndole el pago. Puede ocurrir que el que cobró lo haya hecho a virturi
de un endoso falsificado, o por suplantación, o por error; el deudor debe ,pa-
gar al acreedor legítimo, pues ni aún en el tercer caso se hizo un pago libera-
~~.' ,
El Código ha establecido estas reglas por el rigor que existe para que el
pago se haga al vencimiento; hay obligación de cobrar y pagar en ese 'iTIo-
ml?nto, y no antes, pues puede aprovecharse de las funciones de la letra, des-
de que es un document'o negociable; de ahí que un pago anticipado sea sos-
pechoso. Al tratar de las quiebras veremos que la ley mira como sospechosos
los pagos anticipados, aunque haya buena, fe.
Se comprende entonces el carácter absoluto del Art. 714. La situación es
distinta si la letra se paga al tiempo del vencimiento. En este caso la leyes
benévola pafa el deudor y establece una presunción 3. su favor. La regla la
consagra el Art. 716: .
- 247-·
"Se presume válido el p~gode la letra vencida, siempre que Su valor no
haya sido embargado por decreto de autoridad competente.
. . Sólo podrá decretarse el embargo del importe de la letra por pérdida,
sustracción, robo, quiebra del portador o por cualquier otro suceso que le
prive de la administración de sus bienes".
Aquí hay una excepción a las reglas del C. C.: el Art. 1516 de dicho Có-
digo no hace diferencia entre el pago hecho .al vencimiento o. antes, y as!, si
el deudor paga al vencimiento, siempre es responsable de la validez del pago.
En la letra de carribio no es así; por el hecho de pagar al vencimiento, hay
presunción de validez' ·del pago, y si resulta que el que presentó la letra al cobro
no es legítimo acreedor, no hay porque afligirse, pues en priI1cipio el pago es
válido. Puede ser que se suplante al legítimo dueño y el librado pague. El pa-
go es válido, y no queda otro. recurso que ei legf.timo dueño s.e, dirija contra
ei que recibió indebidamente y l€l' cobre. Puede suceder, también, que se haya
pagado a un menor. El pago se presume váHdo pero' hay una diferencia con
la regla del Art. 714: la regla de este artículo es absoluta y no había que dis-
tinguir entre la buena o mala fe; mientras que en la que estudiamos hay una~
presunción a favor del deudor, presunción legal por lo que admite prueba en .'
contrario, y entonces, el legHimo dueño puede destruirla. La ley ha querido
favorecer .al deudor, pero no ha querido alentar s1;l negligencia; de modo que
el librado que quiera acogerse a esta disposición deberá adoptar las medidas
del caso para que no le destruyan su presunción, cerciorándose de la identi-
dad del que cobra. A este efecto el Art. 715 dice:
"El portador de una letra de cambio está obligado, si el pagador se 10
exige, a justificar la identidad de su persOna por medio de documentos o de
individuos que le conozcan o salgan garantes de ella".
De modo que el C\eudor (libt:ado) puede exigir el carnet de identidad.
Esto se aplica también tratándose de cheques
Si el librado paga sin tomar precauciones, no puede acogerse al Art. 716
y le destruyen su presunción, con 10 cual queda responsáble; si no se la des-
truyen, el acreedor legítimo tiene que dirigirse contra el que recibió indebida-
mente.
'Con respecto a los endosos. no se puede exigir al librado que se asegure
de la sinceridad de ellos, porque esto no es posible s.i se tiene. en cuenta que
los endosos pueden hacerse en· B"ombay, Pekín, París, La Habana, etc. Por
eso, lo único ,que pu~deexigírsele al librado es que compruebe ~l encadena-
miento que debe haber entre uno y otro endoso.
Sien la letra fjgura la cláusula "según aviso", el librado lÍebe esperar ese
aviso antes de pagarla; si no 10 aguarda, cae la presunción de validez del pago.
La 'razón de la regla del Ar't. 716 se comprende: en una obligación ordi-
naria, el deudor puede pedir fados los datos que desee antes de pagar, para
asegurar la validez del pago. Tiene tiempo para ello. En la letra hay que pagar
el día del vencimiento; hay urgencia en que el pago se haga ese mismo día,
y el deudor entonces no puede perder tiempo haciendo averiguaciones. Si la
ley coloca al deudor en esta situación de urgencia, es lógico que 10 proteja,
dándole esa presunción de validez. Por otra parte, si el deudor pudiera re-
tardar ·el pago con cualquier pretexto, se desnaturalizarían las funciones de
la letra.
Pero el Art. 716 agrega otra condición: se presl,lme válido el pago de la
letra venci~, siempre que su valor 'no haya Isido el}1bargado por decreto idle!
autoridad competente.
La misma ley dió los casos en que este embargo puede decretarse, en el
inc. 2 del Art. 7I'6:
- Z4~-

"Sólo podrá decretarse' el embargo del impqrte de la letra por pérdida,


sustracción, robo, quiebra del portador o por cualquier otro suce'3O que le prive
de la administración de sus bienes". ,
En el Art. 717 y siguientes- el Código da reglas sobre los ejemplares res-
pecto de los cuales debe efectuarse ,el pago. Dijimos que la letra puede emi-
tirse en varios ejemplares, todos los cuales valen por uno y cada uno vale por
todos; cada uno de los ejemplares representa a la letra, y por consiguiente
sobre ellos puede hacerse endoso; cualquier ejemplar sirve para el pago, con
tal que ninguno haya sido cancelado todavía. El que paga sobre un ejemplar
extingue su obligación.
Art. 720 ine. U "Las letras no aceptadas pueden ser cuhiertas después:
de su vencimiento sobre las segundas, terceras o demás vías expedidas; y en
caso de que se presenten varios 'ejemplares, sobre el que tU\;iere alguna cláu-
sula que le atribuya preferencia".
En cuanto a las copias, debemos decir que sóio sirven para negociar la
letra, y no para el pago porque no llevan la firma auténtica del librador sino
m ~p~ ,
Art. 720: inc. 2.Q "No podrá hacerse válidamente el pago sobre las co-
pias dacias en cumplimiento del Art. 629 sin que el portador acompañe alguno
de los ejemplares expedidos por el librador".
El Art. 717 se refiere al caso en que la letra haya sido aceptada. Se com-
prende que si la aceptación ha sido en un ejemplar, el pago (tebe hacerse
en ese ejemplar y no en otro, porque la voluntad del aceptante consta en ese
ejemplar.
Art. 717: "El pago de la letra deberá hacerse sobre el ejemplar en que
se haya puesto la aceptación o sobre aquél a cuya disposición haya, sido dada
esta". ' , '
La última frase de este artículo alude 'al caso en que se pague sobre el
documento mismo de la letra. Por eso es que el Art. 719 deduce una con-
secuencia al decir: I
Art. 719: "El que paga una letra sobre un ejemplar no 4cepíado sin re·
tirar el aceptado, queda siempre responsable de su valor al portador legitimo
del ejemplar en que se encuentre la aceptación".
El pago efectuado en cualquier ejemplar anula a los otros.
Todos los ejemplares tienen igual valor, pero umi vez que se ha aceptado
uno, será ese el único título para pagar válidamente; si el librado pagara cn
un ejemplar distinto de aquel en que consta su aceptación, sin retirar el acep-
tado, queda siempre responsable de su valor al portador legítimo del ejemplar
eH que se encuentra la aceptación (Art. 719), porque es de temer que haya
habido fraude o engaño de parte del dueño de la letra: puede ser que éste
conserve el ejemplar aceptado y endose otro. El portador de este último ejem-
plar será tenedor auténtico y si cobra con éste y el librado paga, está pagan-
do al portador legítimo. Pero si más tarde, el que tiene el ejemplar aceptado se
presenta a cobrar ¿que ocurre? El librado debe pagarle. Y de ahí, pues, que
la ley faculte al librado para no pagar cuando no se le presen:ta el ejemplar
aceptado.
El Art. 718 en su inc. 1 dice:
"El aceptante a quien se exija el pago sobre otro ejemplar que el ele su
aceptación podrá verificarlo, siempre que el portador le afiance a satisfacción
el valor de la letra". '
Parece que fuera facultativo para el aceptante pagar sobre ·un ejemplar
no aceptado, siempre que el portador le rinda fianza; sin embargo. no es a~í,
porque el inc. 2 agrega: .,
"Si el aceptante se negare a hacer el pago a pesar Id'e ofrecérsele flan-
;>;a par el portador, deberá éste protestar la letra"_
- 249-
En bue.nas cuentas, el aceptante está obligado 'a hacer el pago sobre
otro ejemplar distinto del aceptado.
Obligándose el aceptante a pagar sobre un ejemplar no aceptado, lo l6g1-
cosería que este pago le dejara libre: pero, no siendo así, ¿responderá la
fianza frente a Unl extraño que se presente con el ejemplar aceptado?: es esta
la consecllencia -lógica que se desprende Id'e lo expuesto; pero, tampoco es así,
y el librado -aunque pague sobre otro ejemplar - no queda exonerado de
su obligación y debe responder frente al que tiene el ejemplar aceptado, sin
perjuicio de su derecho a repetir en contra del que recibió indebidamente.
y el Art. 718 termina diciendo en su ,inc. 3.9 :
"En raso de haberse aceptado la fianza, ésta quedará cancelada de dere-
choen el momento en que prescriba la acción precedente de la aceptación, sin
haberse dirigido al aceptante reclamación alguna".
El plazo de prescripción de las acci~:mes contra el aceptante, es de cuatro
años.
Una vez pagada la, letra, deqe devolverse al librado el documento mismo
de ella y todos sus ejemplares.
Art. 721: "Pagada la letra de cambio, el portador oforgará reCibo en l¡i
misma y entregará al pagador todos los ejemplares que hubiere recibido".
La forma habitual de otorgarse el recibo a que se refiere este. artículo; es
colocando atravesada la fir'ma de! portador en el anvérso de la letra.
'tenemos, así, otra firma en blanco en la letra. No puede haber confuslún
con el endoso, aval o aceptaciéin, porque la aceptación la presta el librado;
tampoco CO.n el, aval, porque el aval debe ,emanar 'de un extraño; tampoco con
el endosó. en blanco, porque éste va siempre al respaldo y 'se entrega la letra
a una persona distinta del librado; en tanto que la cancelación se coloca al
frente y el portador la entrega al deudor, o sea, al libra·do. '
Puede 'suceder que se hayan perdido todos los ejemplares o el único que
,se giró, ¿qué se hace?: La ley seflala los medios para subsanar esta situación.
Hay que :1istinguir dos situaciones:
1.9 Que la pérdida ocurra con ,'tiempo suficiente para obtener otro docu-
mento antes del vencimiento; y , •
2.9 Q!le no haya tiempo suficiente.
Desde luego, de acuerdo, con la regla del inc. 1 del Art. 627, los librado-
res están obligados a extender a favor de los tomadores de las letras de cam-
bio el número de. ejemplares que les 'exijan, con tal que los pidan antes del
vencimiento. Partiendo de esta idea, el Art. 706 señala las diligencias que debe
practicar el portadór:
"El portador de una letra extraviada o su mandatario está obliga'do cl
practicar las siguientes diligencias: .
J.9 Poner en noticia del librado o aceptante la pérdida de la letra y ma-
nifestarle su ,oposición' a la 'aceptación o pago. _ '
2.9 Solicitar' del trjbunal competente se proh'iba .al lib¡:ado la aceptación.
Si la letra hubiere sido aceptada antes de su pérdida, se solicitará que se
prohiba el pago sin el previo otorgamiento de una fianza".
Según el Art.' 707, la aceptación puede suspenderse por vein,ticuatro ho-
. ras, salvo decreto prohibitorio. ,
Art. 707: "El librado o aceptante deberá suspender la aceptación o pago
por veinticl1atro horas; y si dentro de este término no se le hiciere saber un
decreto prohibitorio de estos actos, podrá verlricarlos sinresponsabiljdad".
El Art. 706 N.'~' 3 agrega:
3.9 Dar pronto aviso de la pérdida a su endosante y exigirle la expedi-,
ción de un nuevo ejemplar".
El Art. 708 establ~ée el procedimiento qUe debe seguirse; dice:.
- 250-
"El endosante del portador está obligado a comunicar a S\.l vez a su pro-
pio endosan te el aviso de la pérdida de la letra y a reclamarle la expedición
de otro ejemplar, y así sucesivamente de endosante en endosante hasta el li-
brador". .
y el Art. 709 agrega:
"Ninguno de los responsables al pago de la letra extraviada podrá rehusar
su nombre para la expedición del nuevo ejemplar, bajo responsabilidad de da~
ños y perjuicios.
El propietario de la letra cubrirá los gastos que se causen para obtener el
nuevo ejemplar".
En resumen, tenemos: en posesión del nuevo ejemplar se aplican las si-
guientes reglas; si no había sido aceptado el ejemplar extraviado se aplica el
ArL 720; si el ejemplar perdido estaba aceptado, se aplican los Arts. 717 y 718,
en cuyo caso, como sabemos, se otorga fianza.
Cuando el p0rtador no tiene tiempo suficiente para pedir un' nuevo ejem-
plar, ¿que se hace?; lo dice el Art. 710:
. "El propietario de la letra aceptada y extraviada que. no tenga otro ejem~
pIar para presentar al pago, podrá exigir al aceptante el depósito de la can-
tidad librada, y si éste lo resistiere, hará constar su resistencia por medio dp
una protesta hecha ante Un notario público.
La protesta conservará al portador todos sus derechos contra las perso-
nas obligadas al pago de la letra".
Desde luego, este artículo es demasiado restringido, pues sólo se refiere
a una letra aceptada extraviada. La misma situación puede presentarse tratán-
dose de una no aceptada. El proyecto de Código estaba mejor redactado, y
así, en t'U Art. 851 decía:
"El propietario de la letra extraviada, haya stoo o no aceptada, que no
tenga otro ejemplar para presentar al pago,' podrá exigir ... " P

La protesta es una diligencia parecida al protesto, con la diferencia de que,


si bien en el acta de protesto, se copia la letra, en la de protesta no puede
hacerse esto.
Art. '711: "En el caso propuesto en el artículo anterior, el portador po-
drá demandar al aceptante el pago de la letra perdida, acreditando su propie-
dad ,con sus libros, correspondencia, certificación del corredor o agente que
mtervino en la negociación o las demás pruebas I~gales, y rindiendo fianza a
favor del pagador.
La fianza subsistirá hasta que el portador presente un nuevo ejemplar ex-
pedido por el librador".
Tampoco es lógico este artículo, porque si se trata de una letra aceptada,
y se paga, en realidad, no basta que el portador presente un nuevo ejpmplar
exp.edido por el librador para que se extinga la fianza, sino que ésta debe ex-
tinguirse por la P!"escripción de las acciones que haya contra el aceptantp .

Efectos del pago.

1.Q Pago hecho por el librado. Una vez hecho el pago, ¿se extinguen todas
las responsabilidades? Si el librado estaba provisto de fondos todas 'las obli-
gaciones quedan liquidadas. En cambio, si el librado paga en descubierto, na-
turalmente, tiene acción de r,eembolso contra su mandante, a quien le ha heeho
un anticipo; y si la letra ha sido girada por orden y cuenta de un tercero,. la
acción se dirige contra el ordenador.
2.9 Supongamos que el librado no paga. Entonces, el port0dor se dirige
contra cualquier endosante, por ejemplo contra el tercero. Paga éste. Este en-
ctosante que paga, podrá dirigirse contra los endosantes que le precedan, y no
contra los que le siguen; el tercer endosante se dirige contra el segundo, éste
- 251 -
contra el 'primero, y el primero contra el librador. Paga el librador, ¿queda
todo extinguido? Hay que hacer una distinción: puede que el librador tenga
aCCIOnes contra el librado, porque se 'ha hecho provisión de fondos; entonces,
el libractor tiene acción de reembolso; si no hay provisión no hay reembolso.
Puede que la letra haya sido girada por orden y cuenta, siempre responde el
librador por cuenrta. Paga éste. Entonces," este librador por cuenta tiene acción
contra el ordenador y, además, según el Art. 653 inc. e3, tiene .acción contra ei
librado o aceptante: " . I

"Con todo, si el librador cubriere la letra por defecto de aceptación o pago,


tendrá derecho para exigir, no sólo al ordenador, sino también al librado o
aceptante, el reembolso de la letra y gastos".

10. De los pl'lotestos.


,
Según el Art. 722, hay dos clases de protesto:
"Las letras de cambio se protestan por falta de aceptación o ·pago".
En general puede decirse que el protesto es un acto solemne, destinado a
dejar constancia auténtfca de la falta de acc;ptación o pago de la letra. En
ambos casos las formalidades san, las mismas, pero se diferencian sustancial-
me'!i.te uno dé otro, en cuanto a los motivos, a las acciones que uno y ,otro
confieren y en cuanto a las consecuencias que producen:. El protesto por falta
de aceptación tiene lugar cuando no se ha aceptado la letra y el por falta de
pago, cuando no se paga. El protesto por falta de aceptación da fos tres de-
rechos del Art. 687; en cambio, el protesto por falta de pago, confiere al porta-
dor el derecho de proceder al cobro judicial,más los intereses y gastos, en
contra del librador y endosantes; y también conGede el derecho de girar una
resaca. Hay diferencias en cuanto a las. consecuencias: si la letra no se pro.
testa por falta de aceptación, sólo se' pierden los derechos del Art. 687, pero
'la letra Ha queda perjudicada; sólo en un caso la falta de protesto por no acep-
tación acarrea el perjuicio de ella, en la letra con plazo contadero desde la
vista: En cambio, la falta o irregularidad del protesto por no 'pago, acarrea' el
perjuicio de la, letra.
La leyes rigurosa en las formalidades delprotesío y en cuanto a la fécha
en que debe hacerse.
El protesto por falta de aceptación, según el Art. 723, debe hacerse al día
siguiente de la presentación a la aceptación de la letra y si éS',te fuere festivo,
en el que siga inmediatamente; y el protestD por faita de pago según el Art.
724, debe hacerse en el día siguiente al de su vencimiento y cobro.
• Puede ubservarse que el Art. 723 se pone en el caso de que el día siguien-
te sea festivo, en cuyo 'caso debe hacerse el protes.to en el que siga inmedia-
tamente. Pero' esto está establecido para el protesto por falta de aceptación,
y no para elprotes.to por falta de pago, aunque en la práctica se ha aplicado la
misma regla. '
Hay casos, de excepción en que la letra puede protestarse por falt~ de pa-
go, antes de su vencimiento. Es el caso del Art. 725, que hay que completarlo
con el Art. 1369 del C. de C., reemplazado este último por. el inc final del Art.
64 de la ley de Quiebras. .
Art. 725: "La letra de cambio puede ser protestada antes de su venci~
mientü,' toda vez, que el aceptante se cpnstituya en quiebra antes de esa época"
DecJarada la quiebra y publicado el auto declaratorio de ella, no hay que
aguardar pi vencimiento ·de la letra. (Pero estos artículos se refieren: ~!nicamente
al caso de quiebra del aceptante, no al caso de quiebra del librado en general) .
. Si quiebra el aceptante, ¿cual es la si.tuación del· portador? La quiebra
priva a la aceptación de toda su eficacia, porque la obligación no podrá ser
cumplida en toda su integridad; la quiebra' priva al fallido de la administra-
- 252-
ción de todos SUs bienes que pasan a manos del síh,dico. y no puede celebrar
actos o contratos sobre ellos; ni tampoco el síndico puede hacerlo, sino con
los procedimientos de la quiebra. Si esa aceptación ha perdido toda' su eU-
caría, existiendo la certidumbre que el aceptante no va a pagar. no es posi-
ble que se obligue al portador a aguardar el vencimiento por lo que en .este
caso se le permite protestar la letra aun antes de esa fecha.
Pero la situación no es la misma cuando el librado es declarado en quiE'-
bra.· ¿Que hace el portador en este caso?: Puede requerir la a¡;eptación; pero
esta le es negada. Entonces, protesta por falta de aceptación y hace uso d~
las acciones del Art. 687.
Hay otro caso más, el del Art. 1369:
"No obstante 10 dispuesto en ,el inc. 1 del Art. 1367, quebrado el aceptan-
te de una letra de cambio, el librador de una letra no aceptada o el suscriptor
de un pagaré a la orden, los demás obligados pagarán inmediatamente, o
r~ndirán fianza de pagar al vencimiento".
En primer lugar, este artículo se refiere al caso del Art. 725, o sea a la:
quiebra del aceptante, que ya hemos visto. Pero agrega: ~'quebrado el librador
de una Tetra no aceptada". En este caso, la letra se protesta desde luego. De
acuerdo con los Arts. 678 y 679, dijimos que una vez publicada la quiebra del
librador, la ley prohibe al librado' aceptar o pagar las letras giradas a su car-
go, y si tiene provisión de fondos debe devolverla al librador; y dijimos tam-
bién que el portador no tiene derechos sobre ella. En esta situación, el por-
tador tendrá "que dirigirse contra el librador y endosantes para obtener el pago.
Pero el librado, debemos recalcarlo, no puede pagar, porque la ley se lo prohibe
y la letra puede ser protestada antes de su vencimiento.
Pero la ley se refiere al caso' de quiebra del librador de una letra no acep.,
tada. Para el caso de una letra aceptada antes de publicarse la quiebra tlel
librador, el Art. 669, dispone que el Son,do .de provisión quede en poder del
aceptante para que pague. Por lo tanto, el portador conserva 'su acción con-
tra el aceptante.
La obligación de protestar la letra es rigurosa y según el Art. 72ti el por-
tador, no queda dispensado de cumplirla ni aún> en los casos de quiebra, in-
terdicción o muerte del pagador.
Art. 726; "El portador no queda dispensado de la obligación de protes-
tar la letra por la quiebra, interdicción o muerte del pagador".
y todavía el Art. 723 inc. 2 agrega:
"El protesto' de una letra por falta de aceptación no exonera al portador
del deber de protestarla de nuevo, si no fuere pagada".
y. si en los casos del Art. 726, no se protesta la tetra, ¿se perjudica ésj:a
con respecto al librador?: No, si no se protesta, no se perjudica con respeéto
al librador, sino sólo respecto de los endosantes, porque en cuanto al librador
el Art. 700 dice que, aun faltando el protesto, la letra no se perjudica respecto
de él cuando se ha producido la quiebra del librado (inc. 25').
De modo, pues, que el Art. 726 se aplica sólo respecto de los endosantes,
cllando quebrado el librado, la letra no se protesta. Sólo respecto ele ellos se
perjudica.

Formalidades esen~iales del protesto.

Son comunes para el protesto por falta de aceptación y el protesto por


falta de ·pago. Estas formalidades son esen'ciales, rigurosas, y su omisión aca-
. rrea la ineficacia del protesto.
Art. 734: "Todo protesto que nO esté conforme con las prescripciones de
. los artículos precedentes, será ineficaz".
- 253-
Según el Art. 727, los protestos debían hacerse ante un Notario Público y,
además, ante dos testigos. En~ el hecho el protesto no se hada ante dos testi-
gos. y más de una vez hubo autos acordados de la Corte, llamando la aten-
ción sobre este punto. Firmaban el acta, pero no asistían. El D /L 777 supri-
mió la exigencia de los dos testigos al eliminar la frase "y dos testigos veci-
nos del domicilio del aceptan,te". Este mismo Art. 727 decía "yen SIU defecto
ante el subdelegado respectivo e igual número de testigos". Donde decía sub-
delegado había que colocar juez de subdelegación. Todo esto está modifica-
do por el DjL 777, que dice:
"Se reemplaza el Art. 727 del Código de Comercio por el siguiente:
"Los protestos de ~cualquiera clase que sean, deberán hacerse ante un no-
tario público, y en su defecto, ante el juez de subdelegadón del domicilio del
I!brudo'.'. . \
De modo; 'pues, que el ,'que quiera protes-tar la .1etrá acude al notario o 'al
juez de subdelegación. Para esto basta la mera, t?l1'encia de la letra, pues de
acuerdo coriel Art. 728 y 690 del eódigo,' la mera tenencia hace presumir el
m:i.ndato para presentarla y confiere la facuÍtad necesaria para requerir la
aceptación y en su defecto sacar el protesto.
'El notario, con el ejemplar' que se le entregue, requerirá al librado o
Rceptante para que 'acepte o pague. Lo dice el Art. 728: .
HA i'nstancia del portador y en su nombre, o en el de la persona a qui~ri
pertenezca la letra, si aquel fuere un mero detentador, el notario, asistido de
nos testigos, requerirá al librado o aceptante para que acepte o pague, con
expresa, conminación de daños y perjuicios y reserva de los derechos del pro':
pidariocontra los garantes de la lp.tra".
De manera que las diligencias q uc debe practicar el ,n,ota'rio son:
l.Q RequerftiJiento de aceptación o pago;
2.Q Conminación expresa de daños y perjuicios; y
3.9 Reserva de los derechos del propietario contra los responsables de la
letra., . .
De todas estas diligencias se deja constancia en el acta de protesto.
,puede suceder que no se encuen,tre al librado en su domicilio,escritorio
ti oficina, 1) que no sea conocido (sabemos. que la dilige'ncia debe hacerse con-
forme al Art. 691), o que el librado se acuIte. Todo e,sto ha sido, previsto en
la ley, a fin d'e no colocar al portador en la imposibilidad de llevar a cabo esta
diligencia. .
Art. 691: "Las letras deben ser presentadas al librado en su morada, o
escritorio ,o en el domicilio señalado.
No siendo conocidos la morada, escritorio o domicilio, se hará mención
de esta circunstancia en el protesto y se procederá en los términos del Art.
729". ~ ,
Art. 729: "Caso de no encontrarse al librado o aceptante f'n su morada
o establecimiento, el notario hará el requerimiento a SllS depenc1.ientes. si los
tuvjere, y en su defecto a su mujer, hijos mayores o criados también mayOres.
No teniendo mujer, hijos o. criados mayores, o ignorándose su morada, la
di1igencia se extenderá con el ,procurador de la municipalidad, yen· defecto de
éste con el subdelegado del distrito".
El DjL 777 reemplazó la palabra "procurador", por la de "tesorero",' y
suprimió las palabras "del distrito".
Una vez requerido al, librado o aceptante, el notario requiere al "recomen-
datado", ne cuya contestación se deja constancia en el acta. Después se hace
el acta, en la que se deja constancia de los siguientes hechos:
Art. 73Z: "El acta de protesto debe contener: .
- 254-
1.9 ICopia' literal de la letra, aceptación, e::dosos, aval e indicaciones en
el mismo orden en que aparezcan en la letra;
2.0.> Relación del requerimiento hecho al librado, aceptante o recomenda-
tario para que aceptase o pagase o expusiese 'la razón por qué no aceptaba o
pagaba, la respuesta dada o la atestación de que ninguna se dió;
3.Q La conminación de los daños y perjuicios al libra9-o, aceptan te 1) re-
eorrendatario y la reserva de derechos contra las demás personas responf-a-
nh:s al pago de la letra;
4.9 La firma de la persona a quien se hubiere hecho el prot~sto, o la cons-
ia:,cia Je (fue no sabia, no pudo o no quiso firmar;
5.Q La fecha del acta con expresión de la hora".
En general. los actos notariales indican sólo la fecha, mas no la hora.
Aquí se sl;!¡'íala la hora, porque según el Art. 736, los protesto:> deberán ha-
cerse antes de las tres de la tarde.
"6.Q La firma del notario.
(El DjL 777 suprimió "y testigos") .•
"El acta de que hablan éste y los anteriores artículos se protocolizará en
el registro del notario, dejándose copia de ella a la persona con quien se hu-
biere extendido la diligencia, so pena de nulidad".
Art. 735: "Ningún acto ni documento pnede suplir la falta de protesto
para la conservación de los derechos del portador contra las personas respon-
sábles al pago de la letra.
La protesta, sin embargo, suple el protesto por falta de pago de la letra
extraviada" .
Hay un caso en que se reemplaza el protesto por otro documento: por la
protesta, diligencia' que se lleva a cabo cuando se ha extraviado la letra y que
se diferencia del protesto en que en ésta la diligencia no se realiza con el
ejemplar de la letra, de tal modo que, en ese caso, no puede quedar copia de ,
ella en el acta, como ocurre cuando hay protesto.
El Art. 636, en su inc. 1, da una oportunidad al librado o aceptante, para
que pague, hasta la puesta del sol.
Art. 736: "Los protestos serán hechos, antes de las tres de la tarde, y
los notarios retendrán las letras y no darán testimonio de aquellas sino des-
pués de puesto el sol del día en que se hubiere verificado.
Presentándose el pagador en el tiempo medio a pagar la letra y l.os gas-
tos del protesto, el notario admitirá el pago, entregará la letra y cancelará el
prntesto". , ,
También esta dispósición ha sido modificadá por el Art. 11 del IJ.C.F jr,
119, de 30 de Abril de 1931, en la forma siguiente:
"Los protestos serán hechos antes de las veintiuna horas y los notarios
retendrán las letras, y no darán testimonio de aquellas, sino al día siguiente".
El inc. 2.? del Art. 736 que,da igual a como' estaba en el Código.
Declara el Art. 735 que ningún acto ni documen.to puede suplir la falta de
pr0testo. El protesto es esencial en ese sentido; pero no el) úna formalidad de
la cual no pueda prescindirse. Es de orden privado y se puede renunciar,
siempre que haya estipulación expresa en la letra, expresión que se contiene
en la fórmula "devuelta sin gastos", lo .que significa que aíin sin protesto, la
letra no se perjudica. En otras pafabras, el librador colocando esa cláusula, re-
nuncia a excepcionarse alegando perjuicio de la letra en caso de falta de pro-
testo.
Los tribunales tampoco pueden declarar de oficio la caducidad de las ac-
~iones del portador por falta de protesto; si el librador no alega esa cadllci-
chd, es evidente que los tribunales no pueden declararla, ya que la ley permite
"enunciar esa caducidad. '
- 255-
El protesto por falta de pago tiene Un efecto especialísimo, el hacer de-
vengar intereses corrientes a favor del portador desde el día del protesto.
Art. 737: "Las letras protestadas por falta de pago deve¿gan intereses
corrientes a .favor del portador desdet;l día del protesto".
En conformidad al Art. 1"551 y 1559 del C. C., el de,udor está en mora; y
en tal caso, la mora se indemniza pagando los intereses convencionales, si se
ha pactado un interés superior al legal, o empiezan a deberse los intereses le-
gales, en el caso contrario; quedando sin embargo, en su fuerza las disposi-
ciones que autorizan el cobro de los intereses corrientes en ciertos casos. Aquí
hay una excepción al principio de que no habiéndose pactado intereses, se de-,
ban los legales, ya que el Art. 737 establece perentoriamente que' se deben los
corrientes. '

11. De la interv:ención en la acr6ptación y pago.

-La intervención está definida e'n' el Art. 738, que dice:


"Protestada una letra por falta de aceptación o-pago, se admitirá la in-
tervención de un tercero' que se ofrezca espontáneamen,te a aceptarla o pagar-
la por cuenta del librador o de cualquiera de lose.ndosantes, aun cuando no
haya recibido mandato para hacerlo".
Se ve que la ley permite que protestada una letra, puede una persona ex-
traña intervenir para, aceptarla o pagarla, aun cuando no tenga mandato ex-
preso. Se llama aceptación o pago por inte'rvertción a estos actos, o bien ~
aceptación o pago por protesto. En el primer caso, porque interviene una per-
sona extraña, y en el segundo, porque se hace después de protestada la letra.
Es condición esencial que la intervención se haga después del protesto,
porque es menester saber antes si va a pagar o no la persona designada; la
, intervención sólo se admite a falta de aceptación del librado o a fálta de pago,
También se llama a estos ,actos aceptac1oo. o pago por honor, porque el
tercero que paga, en realidad hace honor a la firma de la persona (librador o
endosante) por quien interviene.
La ley ha admitido esta ir¡tervendón, para evitar que quede sin pagarse
la :etra y para que no se desacrediten los comerciantes. Antes. se usaba mucho
este medi0; ahora no, porque en caso de una situación difícil, hay muchos me-'
dios de comunicación para salvarla, ya que rápidamente es posiblecomttni-
carse con los endosantes o el librador.
Para que pueda intervenir una persona, es necesario que sea un tercero
,extraño a la letra, porque no se podría hablar de intervención 'en caso contra-
rio. Por eso, a más de lo dicho en el Art. 738, el legislador insiste en el Art.
739. al decir:
"Toda persona extraña a la negociación (fe la letra y hábil para celebrar
el contrato de cambio puede aceptar y pagar por intervención.
El librado y los recomendatarios que hubieren rehusado la aceptación o
pago de IR letra pueden aceptarla y pagarla por intervenciÓ>n".
¿Cómo se explica que el librado' pueda pagar por .intervención?: Se expli-
ca porqüe el librado, mientras no ha aceptado no está obligado, lo que vale
áecir que es extraño a la letra. ¿Porqué el librado paga ,como in'terviniente't.
Sabemos que en cuanto a librado, si paga sin haber provisión de fondos, tie-
ne acción co'ntra el librador solamente, que es su mandatario'y bien püe.
de ser que el librador no le merezca fe; mientras que si paga por cuenta del
cuarto endosante por ejemplo, se 'subroga en los derechos del portador, y.tie-
ne acción contra aquél por quien pagó y corAra los demás 'endos,antes que
precedan a éste.
- 256-
La intervención puede tener lugar a favor de cualquiera persona res-
ponsable de la letra. La persona que interviene en la aceptación o pago puede
que tenga un contrato con' el librador o alguno de los endosantes, en cuyo
caso habría un mandato; pero puede que nó haya encargo alguno. Expresa-
mente supone el Código el caso en que no haya mandato alguno. ¿Que rela-
ción hay en ese caso entre el interviniente y la persona por quien se in'terviene?:
Hay una agencia oficiosa.
,La ley se pone en el caso remoto e improbable de que s,e presenten varias
personas a aceptar o a pagar la letra. ¿A quién se prefiere? Esto lo resuelve
el Art. '740:
'IConcurriendo varias personas a aceptar o pagar la letra, será preferida
la que intervenga por el librador; pero si sólo quisieren intervenir por los en-
dosantes, se admitirá la intervención por el más antiguo de éstos.
En todo caso deberá preferirse la aceptación o pago que sea más fa-
vorable y de efecíos más amplios". .

Efectos de la aceptación o pago por intervención•

. El Art. 741 se refiere a las relaciones del interviniente o aceptante c~n aquel
por quien interviene. . .
Art. 741: "La intervención no supone, ni aún respecto del tenedor de la
letra. la provisión de fondos, ni confiere al interviniente derecho a reclamarla".
El interviniente no puede exigir fondos, porque todavía no ha pagado, y
puede ser que el librado pague la letra a último momento. Si al vencimiento,
el librado no paga, el inierviniente tiene acción contra aquel por quien inter-
viene y contra los demás responsables. '
Art. 742:- inc. 1: "El aceptante por intervencién queda responsable de la
letra y debe dar aviso por el s·egundo correo, a más tardar, él la persona por
quiE'n interviene, so pena de daños y perjuicios".
Relaciones entre el aceptante por inhwvención y el portador. Desde que el
aceptante por intervención consintió en obligarse a favor del portador, qUE'da
obligado, y entonces el portador 'tiene acción directa contra ese aceptante, pero
con una diferencia con el aceptante corriente:
Art. 742: inc. 2: "Pero la responsabilidad del interviniente cesa pnr las
mismas causas que las garantías de los endosantes".
La responsabilidad del aceptante corrie~, te no caduca por la falta de pro-
testo cuando no paga, la letra no se perjudica con respecto a él; mientras tan':'
to, al decir la ley "que la responsabilidad del interviniente cesa por las mis-
mas causas que las garantías de los endosantes", está indicando en forma evi-
dente que si, al vencimiento, la letra no se protesta, se perjudica respecto del
aceptante por intervención.
, Relaciones del portador y los demás obligados. Art. 744: "La interven-
ción en la aceptación no obsta al portador para exigir del librado o endosantc~
el afianzamiento, depósito o reembolso conforme al Art. 687".
Hay que recordar que, en caso de falta de aceptación y de protesto por
falta de aceptación, tiene el portador las acciones del Art. 687 (afianzamiento,
depósito y reembolso anticipado). Pues bien, protestada la letra por falta de
aceptación y habiendo aceptado. un tercero por intervención, ¿queda el porta-
dor privado ·de esas acciones?: Parece que debiere ser así, por cuanto ya se
le ha satisfecho: pero esto no ocurre, comO se despre:cde de la lectura del Art.
744.
Esto tiene su razón de ser, porque ál portador se le había ofrecido la res-
ponsabilidad del librado y endosantes y ahora resulta que ~e le da la de otra
-.257 --
persona distinta, y según las reglas generales del D.Q Civil, a nadie puede dár-
sele nuevo deudor. contra su voluntad. .

Efectos del pago por intervención.

Árt. 743: . "Por el hecho del pago el interviniente se subroga en los de-'
rechos del portador,cumpliend<? las obligaciones que a éste impone la ley, pero
la subrogación se verifica cOn las siguientes restricciones.
Pagando por cuenta del librador, sólo éste quedará r~sponsable de la
cantidad desembolsada y costos.
Si pagare por cuenta de un endosante, podrá sin perjuicio .de sus dere-
chos contra el librador, exigir a aquél y demás que le precedan en el orden
de los endOsos el reembolso del valor de la letra y gastos.
Los endosantes posteriores quedan 'exonerados 'eneste caso de toda res-
ponsabilidad". .
Si interviene porer librador, el .interviniente queda subrogado en las ac-
ciones del portador contra el librador, y nada más. El que quiera tener acción
contra el librador y todos los' endosantes, tiene que intervenir por el último
de estos.
Según el Art. 1610, N.Q 5 del C. ,C., si hubiera habido mandato del deudor
se habría operado la subrogación legal conforme a esa disposición.
Art. 1610: "Se efectúa la subrogación por el ministerio de la 'ley y aún
contra la voluntad del acreedor, en todos los casos señalados por las leyes, y
especialmente a beneficio: . .
5.9 Del que paga una deuda ajena; consintiéndolo expresa o tácitamente
el deudor".
Además, según el Art. 1573, "el que paga sin el conocimiento del deudor
no tendrá acción sino para que éste le reembotse 10 pagado; y no se enten1e-
rA subrogado por la ley en el lugar y derechos. del acreedor, ni podrá compe-
lar a.¡ acreedor a que lo subrogue" .
.Pues bien, el Art. 743. como vemos, introdujo modificaciones' a esos. ar-
tklllos del .c. IC., pues ,no exigió mandato ·expreso para que se operara la su-
~)rogación, y aún sin conocimiento del deudor, se opera, por el sólo ministe-
rio de la ley.
Si estos son los efectos del pago por intervención ¿cuáles son' sus venta-
jas? Hay ventajas prácticas: evita el descrédito y, además ,es de esperar que
por el hecho de que el tercero intervenga, sea un acreedor más benévolo.
El Art. 747 se refiere al caso de intervención del librado. Como intervi;-
.:ücnte se asegura acción contrq 19S end<;lsan1es y el librador.
Art. 747: "Si el librado que rehusó su aceptación se presentare a cu-
brir la letra a su vencimiento, le será admitido el pago con preferencia al que
intervino en la aceptación y a cualquier otro que quisiere pagar la letra.
El librado en este caSQ deberá reembolsar ,los gastos ocasionados por no
haber aceptado en tiempo".
El Art. 748 dice:
"La intervención en la aceptación o pago y,el nombre de la persona por
ql1ien se interviene,. se harán constar a, continuación del protesto bajo la firma
del interviniente, notario y testigos".
El D /L 777 suprimió las palabras "y testigos".,
- 258-
Procedimientos de que puede valerse el portador para cobrar una letra.
Los caminos que tiene el portador SOIl dos:
1.9 Entablar acciones judiciales ante los tribunales ordinarios de justicia,
siguiendo un procedimiento ordinario o ejecutivo, según el caso, y
2.Q Girar una resaca o letra de recambio.
El portador tiene derecho para exigir del librador o endosan tes estas tres
cosas:-
1.Q El valor de la letra de cambio;
2.Q Los gastos del protesto; y
3.Q Intereses corrientes a partir del día del protesto (Art. 737).
Sólo estas tres cosas puede exigir el portador; no puede exigir indemni-
zación de perjuicios; se trata de una obligación de dinero, y los perjuicios se
resuelven en intereses, intereses que en este caso son 'los corrientes, y no los
legales. Se comprende, que si, a más de los intereses, se facultara al portador
para cobrar perjuicios, el librador y endosan tes estarían expuestos a una si-
tuación de incertidumbre, puesto que no sabrían hasta donde quedarían respon-
sables; mientras que así saben hasta donde alcanza su responsabilidad.
I.Q El portador puede dirigirse judicialmente oontra el aceptante, en- pri-
mer lugar, y contra el librador y endosantes, haciendo valer su acción ordi-
naria o ejecutiva.
Según el Art 456. -del C. de ,P. c., para iniciar juicio ejecutivo
es menester hacer valer algún título ejecutivo de los indicados en ese Código.
El N.Q 4 de ese artículo reconoce mérito ejecutivo a los documentos privados,
reconocidos judicialmente o mandados tener por reconocidos. Esta regla gene-
ral se aplicaría a la letra de cambio; pero por D jL 778 de 19 de I?iciembre de
1925, se introdujo una modificación a este N.Q 4 del Art. 456 del C. de P. C.,
para facilitar el procedimiento ejecutivo, quedando esta disposición como sigue:
Art. 456:' "E-l juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuan-
do para reclamar su cumplimiento se hace valer algunos de los siguientes tí-
tulos: ' .
4.Q Instrumento privado, reconocido judicialmente o mandado tener por
reconocido. Sin embargo no será necesario este reconocimiento respecto del
.aceptante de una letra de cambio o suscriptor de un pagaré a la orden que
no hubieren puesto fecha de falsedad a su firma al tiempo de protestarse e!'
documento por falta de pago, siempre qu~ el proltesto haya sido personal, ni
respecto de cualquiera de :los obligados al pago de una letra de cambio, pa-
garé a la orden o cheque, cuando puesto el protesto en su conocimiento por no-
tificación judicial, no alegare tampoco en ese mismo acto o dentro de tercero
día tacha de falsedad".
Tendrá también mérito ejecutivo, sin ,necesidad de reconocimiento previo,
la letra de cambio, pagaré a la orden o cheque, respecto del obligado, cuy:;!.
firma aparezca autorizada por un notario"'. '
El D/L ha dicho "siempre que el protesto sea personal". Sabemos que el
protesto puede hacerse al aceptante, a su mujer, hijos, dependientes, etc. De
modo que si no es personal, para darle mérito ejecutivo a 'la letra, habrá que
llamar al aceptante, librador o endosante a la presencia del juez para comu-
nicarle judicialmente el protesto y si dentro de tres días, no se presenta ale-
gando tach8 de falsedad el documento adquiere mérito ejecutivo.
El inc. final del N5' 4 dice "tendrá también ... " Como regla, general, el
hecho de que una firma aparezca autorizada por un notario, no le da al docu-
me!1to, legalment~, mayor valor; el notario no es más que un testigo en ese
caso. Para que pueda tener valor especial la certificación de un notario, es
menester que la ley le dé ese valor expresamente. Este es uno de esos caS05:
aquí 'la firma del notario le da a la letra, el. carácter de documento auténtico.
259 -
Si el portador obtiene el pago del aceptante, éste puede dirigirse contra
los demás responsables, empleando acción ordinaria o ejecutiva,. según el caso;
si un endosante paga, se dirige contra cualquiera de los que le precedan, y así
hasta llegar al librador.
2.~ Del recambio y resaca. Art. 749: "El portador de una letra de cambio
protestada por falta de pago puede usar del derecho que le confiE're el Art. 703
para reembolsarse de su importe y gastos de protesto, o girar una nueva letra
a cargo del librador o de' cualquiera de los endosa!ntes, a su elección.
Esta nljeva letra se llama resaca o letra de recambio, y está sujeta a las
mismas reglas que 'las letras ordinarias, respecto a su presentación, pago y
nrotesto". .
. Es entonces, una tlup-va letra, en sentido contrario, en la cual es librador
d portador, y. librado, el librador o alguno de los endosan tes .de la letra pro-
testada. .
¿Por qué puede tener utilidad esta resaca? Porque es útil y rápida; un
portador puede girar a su nombre una resaca, documento que puede ser des-o
contado, con lo cual obtiene dinero. (Eso sí que el librado de la resaca queda
responsable para el caso de que no sea pagada).
En estm~ letras de recambio o resaca se encuentra hecha de antemano la
provisión de fondos, porque se gira contra un deudor del portador; el libra-
d.or y endosantes son deudores del valor de la letra.
E'l nombre de esta letra se comprende por sí 'solo, porque equivale a
¡m nuevo' contrato de cambio; y se 'I1ama reca,mbio el precio del nuevo cam-
bio que tellg~ que pagar el portador.
La resaca puede librarse sólo una vez protestada la letra primitiva, por-
qu,= no puede girars'e la letra de recambio sino después de vencida, no pagada
y protestada la letra primitiva.
El librado también puede girar una resaca; por ejemplo, el librado paga.
Entonces, para reemb01sarse de 10 que pagó, gira una resaca cOntra un endo-
sante, el cual, a su vez, también puede girar otra y así sucesivamente hasta
llegar al librádor.
Art. 750: "Puede también, girar una ¡'esaca cualquiera de los endosan-
tes que hubiera pagado la letra protestada o la resaCa girada. a su cargo".
La resaca no puede girarse sobre cualquiera plaza 10 dice el:
Art. 751: "iLas resaca:s no podrán ser dirigidas sino sobre las plazas don-
de la 'letra de cambio fué girada o negociada".
La resaca puede no ser pagada. Esta circunstancia no hace perder los
derechos que el portador tiene contra los responsables. '
ArL 752: "El librador de la resaca no cubierta, conserva íntegros sus
derechos contra todas las personas obligadas al pago de la letra protestada".
Hay en el Art. 752 una explicación de l,os principios generales en virtud
de los cuales, el giro de una resaca no produce novación (Art. 123 y 124 del
C. de C.).
En el ArL 753 y siguientes la, ley determina'las forma'Iidades del giro de
la resaca.
Art. 753: "El que gire una resaca deberá acompañar'a ésta la letra pro-
testada, testimonio del protesto y la cuenta de retorno o resaca".
Art. 760: "El portador de una resaca protestada por falta de pago' tiene
derecho al interés corriente desde la fecha del protesto".
Consa!gra este artículo una regla análoga a 1a del Art. 737, y al mismo
tiempo una excepción a las reglas generales del C. C., en cuyo Art. 1559 N.~ 3,
se dice que "Jos intereses atrasados .no producen intereses". En efecto, aquí
hay un caso en que los intereses atrasados producen intereses, y ve¡:¡.mospor
qué: hemos dicho que la resaca comprende los intereses de la primitiva letra,
- 260
devengados desde el día del protesto, y como ahora se protesta la resaca y
se pagan intereses corrientes a partir de su protesto, resulta que se cobran
intereses de intereses.

13. De la prescripción de las acciones resultantes de las letras de cambio.

Siguiendo el espíritu de la legislación mercantil, en esta materia el Có-


digo ha establecido prescripciones de corto plazo, a fin de liquidar luego las
situaciones. Al efecto, ha señalado plazos de prescripción: que san de dos clases.
a) Prescriben en cuatro años las acciones que derivan de la letra misma.
b) y en cinco años 1as que nacen con ocasión de ella.
A las primeras se refiere el Art. 761:
"Las acciones procedentes de la lp.tra de cambio contra los deudores prin-
cipales o contra los deudores por garantía, prescriben en cuatro años, conta-
dos desde el día de su vencimiento, sin perjuicio de la caducidad de tales
acciones en los casos señalados por la ley".
Tenemos aquí dos causales de extinción de las acciones emanadas de la
letra de cambio:
. a) La caducidad; y
b) La prescripción.
Pero, ¿como se combinan estas dos causaIes? Entrará a jugar la prescrip-
ción en los casos en que no tenga lugar la caducidad. Y cabe hacerse una pre-
gunta ¿las acciones contra el aceptante, caducan? No; porque respecto de
él no se perjudica la letra, aunque no se proteste. En ese caso sólo puede
tener cabida la prescripción de cúatro años. En los otros casos, si la letra no
se protesta, entonces caducarán las acciones en contra del librador y endo-
santes; habrá caducidad y no prescripción. Pero hay una excepción: Ri el li-
brador no ha hecho provisión de, fondos, respecto a é1 no habrá caducidad,
sino prescripción.
El plazo de cuatro años empieza a correr desde el día del vencimiento de
la letra. Pero puede haber una duda resp(!cto de las letras a la vista. Esta;,
no tienen vencimiento fijo. ¿cuando prescriben las acciones? Si se protesta no
hay inconvenientes; pero si no se protesta el plazo empezará a co'rrer desde
que terminan los plazos de 3, 6, 9 o 12 meses, según los casos, que hay para
la presentación.
Esta prescripción no sólo se aplica a 'las acciones directas, sino también
a las acciones de un endosante contra los que le deben garantía, porque res-
pecto a él, los responsables son deudores por garantía.
En cuanto a la interrupción de la prescripción, el Art. 762 establece:
"La demanda judicial 'contra los principales deudores interrumpe la pres-
cripción cuadrienal; pero empezará a correr de nuevo desde el día en que c'l
demandante suspenda el curso de sus gestiones".
En general, según el C. C., la prescripción se interrumpe natural y civil-
mente. La interrumpe civilmente toda demanda judicial. De manera que el Art.
762 no dice nada nuevo, no aplica sino el Art. 2518 del C. C., en Sll inc. 3. Pero
(;1' Art. 762 quiere decir otra cosa: los responsables al pago de 'la letra son
codeudores solidarios, de modo que, para interrumpir la prescripción, basta
una demanda contra cualquiera de ellos.
Por último, hay que agregar que, conforme al Art 2524 del oC. C., estas
prescripciones corren contra toda clase de personas; no se suspenden porque
son de corto plazo.
¿Admite o no admite interrupción natural esta prescripciÓn? El Art. 762
llabla sólo de demanda judicia1, con 10 cual se ha pretendido que la ley ha
querido, en 'este caso, referirse a la interrupción civil, excluyendo a la natural.
- 261 -
El señor Palma no lo estima así, porque según el Art. 2 y 96 del C. de C., 8,on
aplicables las reglas del C. C., a todas las ob'ligaciones y contratos mercan-
tiles en lo que no estén reglamen"tados por el C. de C.; y porque no dice el CÓ-
dig<;l en el Art. 762 "sólo la demanda judicial. .\. interrumpe la prescripción".
Si hubiera dicho el Código 'que sólo la demanda judicial interrumpe la pres-
cripción, seria probable que se hubiera excluido a la natural. No lo dijo.· (Por
10 demás,el Art. 762 bien puede ser suprimido).
Las acciones del librador por cuenta del ordenador o del aceptante que
paga sin tener provisión de fondos, prescriben en dnco años, porque nacen fuera
y con ocasión d~ la letra ..
Art. 764: "Las acCiones del aceptante que pagare sin tener provisión de
f(ll1dos del librador, por cuenta propia o del ordenador, prescriben por el tras..,
curso de cinco años.
Prescriben por e! mismo término las, acciones del librador contrªel acep-
tn.nte que tuviere provisión de fondos o contra el ordenador que no la hubiere
verificado, y 1as _del interviniente contra la persona por quien hubiere inter-
venido en' el pago de la letra". .
En el inc. 1 se refiere sólo al aceptante que paga en descubierto. Mal
dicho, porque lo mismo puede ser el librado.
En el inc. 2 vuelve el Có:digo a hablar del aceptante. Débió decir librado,
también.
Puede haber acciones entre el ordenador v el librador; el librador por
cuenta pudo haber pagado la le'tra, porque ,no io hizo el librado; entonces, el
librado tiene acción de reembolso contra el ordenador.
Finalmente el Art. 764 -se refiere al interviniente. El interviniente tiene dos
clases de acciones: según ,el Art. 743, el intel'viniente se subroga de pleno de-
recho en las acciones del portador, y adquiere, así, una acción derivada de la
letra misma, acción que en consecuencia queda sometida al plazo de cuatro
años. No es a ésta a la que se refiere al Art. 764, pues el in,terviniente, a más
de esa acción, tiene otra contra la persona por quien paga, que se'la da 'el de-
recho común (Art. 1573 del C. C.); en buenas, cuentas, esta segunda acción
deriva de la agenda oficiQsadesempeñada por el interviniente (Art. 2290
del C. C.), y prescribe en cinco años. '
Puede suceder que el portador, aun después de extinguidas las acciones,
por caducidad o por prescripción, tenga o~ras. Esto se refiere no sólo al por-
'tador, sino también a los endosan tes. Para_ esto hay que recordar los principios
de Jos .Arts. 123 y 124, según los cuales, la dación en pago de documentos ne-
gociables no produce novación: Puede que se haya d<;tdo una letra, para pagar
un saldo de precio de una compraventa y que las acciones de esa letra se
hayan extinguido. Por el hecho de dar la letr,a no hay novación, y el' acreedor
puede, 'entonces, iniciar las acciones ordinarias que derivan de la compraventa •
.cuyos plazos de prescripción, como sabemos, son más largos.
índice
TITULO XI

DE LAS LIBRANZAS Y DE LOS VAiLES lO P'AGARBES A LA ORDEN

1.9 De las libranzas.


Están definidas en el Art. 765 del C. de C., y comparando este artículo
-coñ el Art. 632, que define 'la letra de cambio, no se ve qué exista entre ellas
nin~una diferencia que, permita distinguir uno de otro dócumentp.
Art. 165: "Libranza es un mandato escrito con arreglo a las formas de
la ley que una persona dirige a otr.a, encargándole el pago de cierta cantidad'
de dinero a la orden de otra persona determinada.
- 261 -
El señor Palma no lo estima así, porque según el Art. 2 y 96 del C. de C., 8,on
aplicables las reglas del C. C., a todas las ob'ligaciones y contratos mercan-
tiles en lo que no estén reglamen"tados por el C. de C.; y porque no dice el CÓ-
dig<;l en el Art. 762 "sólo la demanda judicial. .\. interrumpe la prescripción".
Si hubiera dicho el Código 'que sólo la demanda judicial interrumpe la pres-
cripción, seria probable que se hubiera excluido a la natural. No lo dijo.· (Por
10 demás,el Art. 762 bien puede ser suprimido).
Las acciones del librador por cuenta del ordenador o del aceptante que
paga sin tener provisión de fondos, prescriben en dnco años, porque nacen fuera
y con ocasión d~ la letra ..
Art. 764: "Las acCiones del aceptante que pagare sin tener provisión de
f(ll1dos del librador, por cuenta propia o del ordenador, prescriben por el tras..,
curso de cinco años.
Prescriben por e! mismo término las, acciones del librador contrªel acep-
tn.nte que tuviere provisión de fondos o contra el ordenador que no la hubiere
verificado, y 1as _del interviniente contra la persona por quien hubiere inter-
venido en' el pago de la letra". .
En el inc. 1 se refiere sólo al aceptante que paga en descubierto. Mal
dicho, porque lo mismo puede ser el librado.
En el inc. 2 vuelve el Có:digo a hablar del aceptante. Débió decir librado,
también.
Puede haber acciones entre el ordenador v el librador; el librador por
cuenta pudo haber pagado la le'tra, porque ,no io hizo el librado; entonces, el
librado tiene acción de reembolso contra el ordenador.
Finalmente el Art. 764 -se refiere al interviniente. El interviniente tiene dos
clases de acciones: según ,el Art. 743, el intel'viniente se subroga de pleno de-
recho en las acciones del portador, y adquiere, así, una acción derivada de la
letra misma, acción que en consecuencia queda sometida al plazo de cuatro
años. No es a ésta a la que se refiere al Art. 764, pues el in,terviniente, a más
de esa acción, tiene otra contra la persona por quien paga, que se'la da 'el de-
recho común (Art. 1573 del C. C.); en buenas, cuentas, esta segunda acción
deriva de la agenda oficiQsadesempeñada por el interviniente (Art. 2290
del C. C.), y prescribe en cinco años. '
Puede suceder que el portador, aun después de extinguidas las acciones,
por caducidad o por prescripción, tenga o~ras. Esto se refiere no sólo al por-
'tador, sino también a los endosan tes. Para_ esto hay que recordar los principios
de Jos .Arts. 123 y 124, según los cuales, la dación en pago de documentos ne-
gociables no produce novación: Puede que se haya d<;tdo una letra, para pagar
un saldo de precio de una compraventa y que las acciones de esa letra se
hayan extinguido. Por el hecho de dar la letr,a no hay novación, y el' acreedor
puede, 'entonces, iniciar las acciones ordinarias que derivan de la compraventa •
.cuyos plazos de prescripción, como sabemos, son más largos.

TITULO XI

DE LAS LIBRANZAS Y DE LOS VAiLES lO P'AGARBES A LA ORDEN

1.9 De las libranzas.


Están definidas en el Art. 765 del C. de C., y comparando este artículo
-coñ el Art. 632, que define 'la letra de cambio, no se ve qué exista entre ellas
nin~una diferencia que, permita distinguir uno de otro dócumentp.
Art. 165: "Libranza es un mandato escrito con arreglo a las formas de
la ley que una persona dirige a otr.a, encargándole el pago de cierta cantidad'
de dinero a la orden de otra persona determinada.
- 262-
, Llámase librancista el que manda hacer el pago, librado aquel a quien Re
dirige el mandato, y tomador el que debe recibir la cantidad librada".
Las libranzas son un documento de origen español (Trataba de ellas el
Título XIV de las Ordenanzas de Bilbao) y, fuera de los Códigos americanos
inspirados en la legislación española, son muy pocos los Códigos que se ocu-
pan de ellas.
La razón de ser de este documento estaba en la necesidad de llenar el
vacío que antes de la reforma del Código, presentaban las 'letras de cambio,
las cuales, como sabemos, no podían ser giradas en una plaza para pagarse
allí mismo. Esta y nada más que esta fué la razón de la creación de las li-
branzas, . pero ello no quita que sea un documento del todo artificial que sólo
se diferencia de la 'letra de tambio por razones enteramente arbitrarias y que
no tienen hoy día razón de existencia, desde que ia letra puede pagarse en el
mismo lugar de su giro.
Entrando en más detalles, podemos decir que las libranzas se redactan
en la misma forma que las letras de cambio, y para que pueda saberse SI se
trata de una o de otra, la ley ha debido exigir que se diga en ell3.'I expresamen-
te que se trata de libranzas (Art. 772). .
Podemos, decir entonces, que estos documentos sólo se conservan en nues-
tro Código como un anacronismo, y no como documentos que respondan a
tllia necesidad del comercio.
Hay un sólo punto de vista desde el cual pueden tener interés las libran-
zas. Las letras de cambio son siempre actos de comercio, o sea, cualquiera q1le
sed la oReración que les da origen, ella debe 'entenderse siempre sometida <1
la legislación mercantil; en cambio las libranzas paeden ser civiles o comer-
ciales según la operación de que proceden, de modo que si las partes no quie-
ren someterse al D.Q Comercial pueden recurrir al giro de libranzas y conti-
nuar regidas por la legislación civil. '
De la definición que da el Código en el Art. 765 parece desprenderse que
las libranzas deben ser giradas necesariamente a la orden, pero ello no es
efectivo pues también pueden ser giradas nominativamente o al portador, con
lo cual encontramos una diferencia fundamental entre estos documentos y las
letras de c¡:imbio, que - como sabemos -- sólo pueden ser giradas con la
cláusula "a la orden".
Como ya lo habíamos adelantado, las libranzas deben llevar las mismas
menciones de las letras de cambio, con el agregado del Art. 772, y por las
mIsmas razones que vimos en su. oportunidad, se han suprimido también aquí
léts menciones relativas al lugar donde debe hacerse el pago y 2.1 origen y e~­
pecie del valor que representan, menciones que equivalían al antiguo N.Q 5 del
Art. 633 qlle fué suprimido por el D/L 777.
En cuanto al carácter mercantil o civil de las libranzas ya habíarrlOs di-
~ho que ellas no tienen necesariamente carácter 'mercantil, como ocurre con
las letras de cambio, y al respecto el Art. 767 dice:
"Las libranzas o pagaré es sean o no a la orden, que no' procedan de ope-
raciones mercantiles, serán considerados respecto de toda clase de personas
como documentos probatorios de obligaciones sujetas a las prescripciones del
Código Ovil.
. Las libranzas o pagarées de comerciante a comerciante, aunque no lleven
la cláusula a la orden, se reputan actos de comercio".
Más brevemente, entonces, para, averiguar el carácter mercantil o civn de
las libranzas habrá que averiguar el carácter de la operación que les ha dado.
origen. O sea, la cláusula q. la orden no basta para liarles carácter mercantil
como ocurre con los vales o pagarées a la orden que estudiaremos un poco
más adelante.
- 263 --
(El inc. 2 del Art. 767 confirma el. principio que hemos conocido con el
nombre de "presunción de mercantilidad").
En cuanto a su transferencia el Art. 768, refiriéndose a las libranzas civi-
'les, declara:
"La trasmisión de las libranzas y pagarées civiles a la orden se hará en
la misma fórma que se verifica la de los efectos de comercio' negociables por
la vía del endoso, quedando en todo 10 demás sujetos a las reglas contenidas
en el título "De la cesión de derechos" ,del Código Civil".
Hemos visto en las letras de cambio, y 10 mismo ocurre en las libranzas
mercantiles, que el endoso. traslaticio de dominio constituye a los endosantes
solidariamente responsables del pago de la letra; en cambio, tratándose de
libranzas civiles no se prOducen estos efectos, y, aplicando las reglas genera-
les del C. C., resultará que el cedente no quedará responsable del pago de la
letra, a menos que así se lo haya estipulado expresamente.
El párrafo 3.'l de este Título señala diversas ~diferencias de las libranzas
con las letras de cambio; pero todasi ellas son diferencias, perfect'lmente ar- ,
bitrarias y artificiales, como tendremos ocasión de. verlo.
Art. 773: "No teniendo plazo prefijado, las libranzas serán pagaderas
a su presentación, .
,Si no tuviere día fijo, a días o meses fecha, el tomador no está obligado
a ~oIicitar la aceptación del librado. ni puede ejercer por su falta acción al-
guna contra el librands.fa y endosantes hasta 'que la libranza sea protestada
por falta de pago.
Pero si el plazo fuere a días o meses vista, el portador deberá presentar
la libranza dentro de los términos que señala el Art. 685 para el sólo efecto
de que el librado, ponga fechada la nota de vista", .
El inc. 2 de este~ artículocorníiene respecto de la libranza una diferencia
sLtstancial con la letra: allá el 'fomador tiene la facultad de presentar la letra
al librada antes del vencimiento para los efectos de su aceptación, y, en caso
de negativa de éste, puede protestar la letra por falta de aceptación 'adqui-
riendo can ello los derechos que le confiere el Art. 687. En la libranza no cabe
la, aceptación anterior al ve¡ncimienfo y el protesto por falta de 'aceptación no
da ningún derecho contra el librancista y endosantes. (Es ésta una diferen-
cia arbitraria que no responde a ninguna necesidad práctica). '
Sin ,embargo, hay un ,caso en que ,necesariamente han de présentarse la,>
libranzas antes de su vencimiento. Se trata pe las libranzas a un plazo de <;ll
presentación; y, en tal situación, para salir ,del paso, la ley ha debido dispo-
ner en el inc. 3 del Art. 773, que ellas deben presentarse dentro de los términos
que señala el Art.685 para el sólo .efecto de que el librado po/nga fechada la
nota de vista.
El Art. 774 contiene otra regla especia1- para las Hbranzas y señala pla-
zos breves para su' cobro. ' , "
Art. 774: "El portador de una libranza protestada por falta de pago' de-
berá exigir su importe y gastos al librancista o endOls,antes, a su elección,
dentro defres meses contados' desde la fecha .del protesto, siempre, que sea
pagadera, en el territorio de la República. '
Siendo' pagadera en una' plaza e:x:tranjera, la rec1anlación se hará dentro
del término In,ecesario, ~sin perder correo terrestre o marítimo, para que el pro-
testo llegue al domicilio del librancista o endosant~ a quien se exige el, reem-
bolso.
Pa!sados los plazos expresados cesará la responsabilidad !de los endosan-
tes en todo caso, y la. del librancista si acreditare que al vencimiento de la li-
branza tenia prov¡'sión de fondos en poder del librado",
r- 264
Art. 775: "Las libranzas pagaderas en el lugar de su fecha que no ten-
gan plazo serán cobradas en el mismo día de su entrega y devueltas al siguien-
te si no fueren cubiertas.
Siendo retenidas por más tiempo, el portador responderá al libranciliita de
los daños y perjuicios que se le siguieren".
La consecuencia del no reclamo del pago al librancista o endos8Jntes es
la caducidad de los derechos del portador; pero con las mismas salvedades que
vimos a propósito de la letra de cambio, o sea, cesará la responsabilidad del
librancista y endosantes' sólo en el caso que se hubiera hecho provisión de
fondos. (La misma situación que se produce en la letra de cambio cuando el
portador no la- presenta o no la protesta en tiempo y forma).

2. Q De los vales o pagarées.

Los defhne el Art. 766 de la siguiente manera:


"Vale o pagaré es un escrito por el que la pensiona que lo firma se con-
fiesa deudor a otra de cierta cantidad de dinero y se obliga a pagarla a 'Su
orden dentro de un determinado plazo.
Cuando el pago debe hacerse en distinto lugar de la residencia del deu-
dor, el pagaré toma la denominación de pagaré a domicilio".
Desdt.: luego, salta a la vis.ta de esta definición que en el vale o pagaré sqlo
figuran dos person!as: el que suscribe el !documento, confesándose deudor de
la suma expresada en él, y que se llama suscriptor; y la persona a cuyo favor
se contrae esta deuda, y que generalmente se llama beneficiario.

Debo y pagaré a la orden de don


Alfredo Gaete B., la suma de
$ 1.000.000 el U de Enero ,de 1937.
Stgo, Oct. 31 de 1935.
Hugo Guerra E.

El pagaré, 10 mismo que la letra, es un acto solemne, porque debe otor-


garse necesariamente por escrito y de acuerdo ·con las formalidades estableci-
das por la ley. Esas menciones son Iws Lndicadas en el Art. 771, que actualmen-
te dice así:
Art. 771:' ''L<..S libranzas o pagarées a la orden deberán expresar:
El nombre y 'apellido de la persona a cuya orden debe hacerse el pago:
La cantidad;
La época del pago;
La fecha; y
La firma !del librancista o deudor del pagaré (suscriptor).
Como vemos se han suprimido las menciones relativas al lugar del pago y
al origen y eS'Pecie del valor que representan (equivalente esta última a la de!
N.9 5 del Art. 633, sobre el precio de la letra, que también fué suprimida).
Antes de la reforma el pagaré se diferenciaba de la letra en que podía ser
pagado en el mismo lugar de su giro o en otro distinto; pero la diferencia fun-
damental que todavía subsiste y que hay que tener presente, es la de que la
letra de cambio es un mandato, mientras que el vale o pagaré no es un man-
dato, porque el pago lo va a hacer el suscriptor de él, y haciendo una compara-
clOn,podrfa decirse que en este suscriptor se reúnelD' las calidades de librador
y aceptante del documento.
La falta de librado y la ausencia de todo mandato, acarrean consecuencias
nluy importantes. •
265 -
En primer lugar, por 10 mismo que no hay mandato y el suscriptor va a
efectuar personalmente el pago, queda eliminado de aquí todo 10 referente a
l~l aceptación. Además, .tampoco puede hablarse aquí en modo algulfio de ·la
provisión de fondos, que era allá en la letra de cambio, una simple consecuen-
cia del mandato que ligaba ·al librador con el librado, de modo que no se apli-
ca aquí en lo m~s mínimo.
De la denominación misma de este Título parecería d'isprenderse que los
vales o pagarées:-han de ser necesariamente a la orden¡ pero ello es un error
y los pagaré es como se desprende del A~t. 767, pueden ser nominativols', a la
orden o al portador.
En cuanto aJ .carácter mercantil o civil de estos documem,tos hay que ha-
cer algunas diferencias. .
A:ntes de la reforma del año 1925 estaban en la misma situación de las li-
branzas, o' sea, para calificarlos de civiles o mercantiles había que atender a la
operación que les había dado origen .
. Hoy ya noe¡s así y el DJL 777 ha resuelto la cue_stión con una distinción.
Cuando los pagarées llevan la cláusula a la orden, adquieren por este sólo hecho
el carácter de' actos de comercio (actos mercantiles en razón de su fonna), pero
si son nominativos o al portador, h-ay que .calificarlos atendiendo a la opera-
,ción que les dió origen; a menos que se trate de pagarées a d9micilio, en cuyo
caso se supone y prueba la existencia de' un contrato de cambio que lesl da
. también siempre el carácter de-._ mercantiles (Art. 781).
El Art. 767 ha quedado, entonces, redactado en, la siguiente forma:
"Los pagarées a la orden serán considerados siempre como actos de co-
mercio .
. Las libranzas, 'sean o :no a la. orden, y los pagarées no comprendidos en el
incirso anterior, que no procedan de operaciones mercantiles,' serán considera-
dos respecto de toda clase de persoln,as como documentos probatorios de obli-
gaciones sujetas a las prescripciones del Código Civil.-
Las libranzas o pagarées rde ,comerciante a eomerciante, aunque no lleven
la cláusula a la ol'den, se reputan actos de comercio".
Todos lós pagarée¡s, y especialmente los. pagarées a la orden, son docu-
mentos de mucho uso en el comercio y prestan servicios idénticos a los que
prestan las letras de cambio, o sea, sirven como medio de evitar el trasporte
material de dinero de U'n' lugar a otro, sirven como medio de solucionar obli-
gaciones, y sirven, también. como instrumentos de crédito para procurame dI-
nero antes idesu vencimiento mediante la .operación del descuento.
En éuanto asu transferencia, el Art. 768, que ya vimos a propósito de. las
libnmzas, se refería a los pagarées civiles a la orden, denominación que lógica-
mente no podía subsistir desde que el D./,L 777 había establecido expresamen-
te que todo pagaré a la orden debe reputarse acto de comercio. Por eso se han
circunscrito las disposiciones de este artículo a las libranzas suprimiéndose la
·expresi6:n "y pagarées"; y, del mismo modo se ha modificado el Art. 769, quí-
. tando la expresión "o pagarées", con locua!. ha quedado. en la forma siguiente:
"Todas las disposiciones relativas al vencimiento, endos9, solidaridad, aval,
pago por intervencióri, protesto; derechos y obligaciones del portador, recam-
hio, intereses y prescripción de la letra de cambio, son aplicables a las libran:"
zas a la orden causadas por una operación de comercio, sin, períuicio de la"
reglas especiales de este' título".
Esta referencia que hace la ley a las reglas de la letra de' cambio nos aho-
rra entrar en mayores explicaciones; rdébiendo, eso sí, dejar cD!n·sfancia de una
salvedad con respect.o a la aceptación y a la provisión de fondos, las' cuales,
c9mo sabemos, no caben en nrngún caso con respecto a los pagarées por las
razones conocidas. (En ellos no hay mandato) ,. '
-··266 -
Los pagarées pueden también perjudicarse por falta de protesto en tiempo
y forma, pero COIll< una diferencia con las letras de cambio. La letra no se per-
judica con respecto al aceptante y sólo se perjudica con respecto al libré).dof
cuando éste ha hecho oportunamente provisió¡" .cte· fondos; en cambio, 'en ros
pagarées el protesto no es necesario para conservar las acciones con respecto
al suscriptor y puede decirse entonces que los pagarées no se perjudican por
la falta de protesto con resllecto al portador, y que sólo es necesario el protes-
to para conservar las acciones con respecto a los deudores por garantía, como
son por ejemplo los endosantes.
Además, hay que tener en cuenta que para los vales o pagarées a la orden
existen también ciertos plazos especiales de presentación, que c3tán indicados
en el Art. 778, y que les son aplicables a virtud de las reglas que vimos a pro-
pósito de las lipramzas con respecto a los plazos en que deben presentarse una
vez protestadas.
Art. 778: '\1.:os vales o pagarées a la orden que no tienen plazo son exigi~
bIes diez días después de su fecha".
Art. 779: "Las disposiciones que contienen los incisos 1.9 y 2.9 del Art.
774 son aplicables a los pagarées comerciales· a la orden.
Transcurrido el plazo de tres meses que señala el citado artículo; los en-
dosantes quedan libres de toda responsabilidad; pero el portador conserva Sil
derecho íntegro para exigir al deudor directo el importe del vale y gastos".
Art. 774: "El portador de una libfainza protestada por falta de pago debe-
rá exigir Sil importe y ga1stos al librancista o endosantes, a su elección, dentro
de tres meses contados desde la fecha del protesto, siempre, que sea pagadera
en el· territorio de la República.
Siendo pagadera en una plaza extranjera, la reclamación se hará dentro
del término necesario, sin perder correo terrestre o marítImo, para que el pro-
testo llegue al domicilio del librancista o endosante a quien, se exija el reem-
bolso".
Como vemos, se introduce una nueva causal :de caducidad de acción con
. respecto a los ·pagarées a la orden, pero con la salvedad de que ella nu rige
para el suscriptor del pagaré que es el deudor directo.

Reproducimos a continuación el texto de la Circular eN-pedida por la Su-


perintendencia de Bancos, con ocasión de la dictacióln, del Decreto-Ley 777 de
Ü¡ de Dicieml:>re de 1925, que estableció una nueva legislación sobre letras d~
cambio y pagarées a la orden. .
Dice así:
"El Decreto-Ley N.Q 777, de 19 de Diciembre de 1925, introdujo en nuestro
Código de 1C0mercio diversas modificaciones relativas a la letra de cambio,
especialmente en cuanto a su forma y a su endoso.
La principal com;iste en suprimir la exigencia de que sean distintos el lugar
del giro y el del pago de la letra. Hoy puede esta ser pagadera en el misll1l'
lugar de su fecha, y, en consecuencia, debe abolirse la práctica irregular y vio-
latoria de la ley, que antes existía, de indicar como lugar del giro una plaza
supuesta y diversa de aquella en que realmente se expendía el documento. La
letra no es considemda ya sólo como un medio de ejecución del contrato de
cambio, único aspecto en que la cOintemplaba el Código de Comercio, sino
también como un instrumento de crédito y de circulación, independiente de la
operación que le haya dado origen.
Se ha simplificado la forma de la letra de cambio, eliminando menciones
que carecfan de toda utilidad y objeto, y que eran sin embargo requerida'3 por
la ley, como son la referente a si el precio de la letra se pagó en dinero efec-
tivo o en mercad"erías o si fué valor en cuenta .con el tomador, y la relativa al
- 267-
nombre y apellido de la persona de quien se recibía dicho precio. (Art. 633,
números 5.9 y 6.9 del Código de Comercio).
En las letras giradas a la orden del propio librador, se ha eliminwdo igual-
mente, por In!Ü obedecer a ninguna razón legal o deconvenie'nda, la cláusula
"valor en mí mismo", que debía ins,ertarse en ellas conforme al' artículo 639
del Código de Comercio y que daba lugar en la práctica a frecuentes confu-
siones; y se suprimió además el' último inciso del artíc1l10 citado, según el cual
en estas letras no quedaba perfeccio'uado el contrato de cambio hasta que el.
librador transfiriera su propiedad a un tercero ..
Fundándose en esta disposición, algunas sentencias. dé nuestros tribuna-
les declararon sin valor la leira girada a la orden del mismo librador mientras
éste no la endosara, y negarolu al librador que era a la vez beneficiario, el de-
recho de cobrarla al aceptante. Ahora, después de la reforma, falta la base en
que esa jurisprudencia se apoyaba, y es'tas letras, aun cuando no hayan sido
. transferid~s, surtirán todos sus efectos y darán al líbrador 'y beneficiario acción
para exigir su pago. o

Se han modificado también sustancialmente 13!S disposiciones relativas al


c-ndoso de las letras, despojándolo de menciones inútiles y cambiando el sis-
tema establecido en el Código de IComercio para distinguir el endoso traslati-
cio de propiedad, del endoso que sólo importa una simple comisión de cobranza.
En el endoso traslaticio de dominio no !s'e requiere ya la expresión del va-
lor recibido por el ,endosante, ni la indicación de la persona de quien s~ recibía
ese valor, exigid'as como esenciales por el art{culo 658 ¡números 2.9 y 3.Q del
Código; y bastará, para ceder la letra, que el endoso contenga el lugar y fecha
en que se hace, el nombre del endosatario y la firma del endosan te, o s,ólo la
firma de éste.. . .
En el sistema del Código de Comercio, el endo'so en que faltaba la: men-
ción del valor recibido -no tmmsjería la propiedad del documento y sólo producía
el efecto de ·conferir al endosatario un mandato para su cobr3!n-za. Hoy día, en
conformidad al Decreto-Ley N.Q 777, para dar ·este carácter al endoso, será ne-
cesario expresarlo con toda claridad, añadiendo la fórmula "valor en cobro" u
otra equivalente. La sola omisión de la cláusula relativa al valor recibido n0
convierte, como antes, al endoso en' una ,comisión, ni le impide tmnsferil· el domi-
nio de la letra.
. De esta maneta, el carácter del endoso no dependerá de mems, presuricio-
nes, contrarias muchas veces a la verda:d de las cosas y a la intef\ción de las
partes, ni estará subordinado a u'n-a omisión cuyo alcance no siempre sabían los
interesados apreciar y que podía provenir de simple olvido o ignorancia.
Finalmente, se ha creado un nuevo endÜ'80, desconocido en nuestra, legisla-
ción: el endoso en garantía, por medio del cual se constituye la letra en pmnda
y se faculta al endosatario, acreedor del endosanfe, para cobrar su valor y apli-
carlo sin más trámite al pago de su crédito. Para estos fines, sólo deberán agre-
garse al endoso ordinario .las palabras "valor en garantía" u otras equivalen-
tes, 'sin que sea menester cumplir con la formalidad de la !notificación al deudor
que exigen los artículos 2389 del Código Civil y816 del Código de Comercio
p:3.fa la constitución en prenda de Un crédito ·cualquiera.
El mismo Decreto-Ley N.9 777 introdujo una reforma de capital importan-
cia respecto a los pagarées a la orden.
A virtud de lo dispuesto en el Art. 767 del Código de Comercio, pOdían estos
documentos ser rnercantiles'o civiles, según fuera la naturaleza de la operación
que lós hubiera originado; y conforme a los artículos 768 y 769, e'staban some-
tidos a distintas reglas cuando esa_ operación era civil o cuando era comercial.
- 268-
Por otra parte, el Art. 771 obligaba a expresar en los pagaré es a la orden
la causa que los motivaba, indicando el origen y especie del valor representado
en ellos. "
Se hallaban así los pagarées a la orden en condición incierta y expuestos
a discusiones y litigios acerca de esos puntol:i, y 'no podían por lo mismo servir
eficazmente al comercio y a las instituciones bancarias, ni desempeñar en toda
su amplitud las funciones de instrumentos de pago, de crédito y de circulación
él que están llamados por su naturaleza.
El Decreto-Ley a que se ha hecho referencia declara que los pagarées a la
orden serán siempre" considerados como actos de comercio, cualesquiera que sean
su causa u objeto y las personas que en ellos intervengan; los somete en todo
caso a las disposiciones que rigen para las letras de cambio, salvo alguna'., re-
glas especiales; y por último, no exige que se mencione su causa" su origen o
la especie del valor incorporado en el pagaré.
"Con ef>tas"modificaciones, se acentúa el carácter de los pagarées. a la orden
como documentos independientes del contrato que los haya generado, CO'n vida
propia y naturaleza jurídica distinta d~ la de esos contratos, considerados y n.-
gldos por la ley con entera prescindencia de la operación de que procedan. Ha
adquirido el' pagaré plena eficacia y podrá prestar al comercio y a los Bancos
los mismo's útiles servicios que la letra de cambio.
Completan la reforma de la legislación sobre letras de cambio y pagarées a
la orden, las disposiciones del Decreto~Ley N.Q 778, de 19 de Diciembre de 1925,
en lo concerniente al mérito ejecutivo de dichos documentos.
El Art. 456 N.Q 4 del Código de Procedimiento Civil establecia que no era
necesario el reconocimiento judicial de la firma para que la letra de cambio tu-
viera mérito ejecutivo con respecto al aceptante, cuando éste no había puesto
tacha de falsedad a su aceptación al tiempo de protestarse la letra por falta
de pago.
Su'scil:ó este precepto discusiones y fué ~nterpretado por los tribunales en el
sentido de que él era aplicable sólo al caso de que el protesto se hubiera hecho
personalmente al aceptante, y no cuando la diligencia se hubiere practicado con
alguna de las demás personas indicadas en el Art. 729 del Código de Comercio.
Por Decreto-Ley N.Q 344, de 16 de Marzo de 1925, se modificó el citado ar-
ticulo del Código de Procedimiento Civil, y se concedió fuerza ejecutiva, con
respecto al aceptante, a toda letra de cambio "protestada con las formalidades
legales", sin distimdón de la persiana a quien se hubiere hecho el protesto.
Pero esta disposición, aunque inspirada en el deseo de dar facilidades al co-
mercio ,y mayor eficacia a la letra, se prestaba a abusos en aquellos casos en
que el protesto no había sido personal, y además no contemplaba, como tampo-
co lo hacia el N.Q 4.Q del Art. 456 del Código de Procedimiento Civil, a los pa-
garées a la orden, que quedaban sometidos a la regla general de todo instru-
mento privado y no podían tener mérito ejecutivo sin previo reconocimiento de
la firma.
El Decreto-Ley N.Q 778 subsanó ese defecto y llenó ese vacío, y modifican-
do nuevamente el Art. 456 N.Q 4.Q del Código de Procedimiento .Civil, tal como
habla quedado después de su reforma por el Decreto-Ley N. 344, dispuso que
no será necesario el reconocimiento judicial "respecto al aceptante de una letra
"de cambio o suscritor de un pagaré a la orden que no hubieren puesto tacha
"de falsedad a su firma al tiempo de protestarse el documento por falta de
"pago, siempre que el protesto haya sido personal".
Cuando la diligencia del protesto no se ha practicado personalmente con
el aceptante de la letra o con el suscritor del pagaré, no será el documento por sí
sólo título ejecutivo; pero el mismo Decreto-tLey establece un trámite breve y
269
fácil de llenar, que permite evitar también en este caso el llamamiento a reco-
nocer la firma ante el tribunal. Bastará, al efecto, po¡n,er el protesto, en conoci-
miento del aceptante o del suscritor, 'por medio de una notificación ju;dicial, y
si en ese acto o dentro de tercero día 'no alegaren tacha 'de falsedad, la letra o
el pagaré tendrán sin otro r~qui'slito fuerza ejecutiva.
La misma regla es aplicable al caso en que se trate de dirigir la acción eje-
cutiva contra cualquiera de los demás obligados' al pag,o de la letra o pagaré •
. La notificación judicial del protesto deberá hacerse em,tonces al respectivo libra-
dor o endosante cuya responsabilídad se intente perseguir.
Por' último, y de acuerdo siempre' con el Decreto-'Ley N.Q 778, constituyen
título ejecutivo suficiente, sin necC's,idad de recon'ocimiento, la letra de cambio y
el pagaré a la orden respecto del obliga;do cuya firma aparezca autorizada por
un notario.
Con anterioridad a la reforma que se está amalizando, la firma de un no-
tario puesta al pie de un instrumento privado, no le daba por sí sola ,carácter
de autentic:dad y no tenía ella más valor que la de un simple testigo, especial-
mente abonado. Hoy, en cambio, una letra o pagaré tendrán, para los efectos del
juicio ejecutivo, la misma fuerza que la primera copia de una escritura pública;'
con respecto a la firma que esté autentificada por notario ..
La Superintendencia llama .particularmente 'la at'ención de los Bancos a la
conveniencia de generalizar la aplicación de este último· precepto, que con una
formálidad sencilla y de poco costo, les ofrece el medio de procurarse un título
ejecutivo y de asegurar la validez de los documentos que reciben de 'su clientela".
índice
TITULO XII

DE LAS CARTAS ORDENES OECREDITO

Este d;)cumento 'está definido en el Art. 782, que dice: .


"Las cartas órdenes de crédito tienen por objeto realizat un co!ntrato de
cambio condicional, celebrado entre .el dador y el tomador, cuya perfección pen-
de de que éste haga uso del crédito que aquél le abre".
De aquí se desprende que las carta':>, 'Órdenes Ide crédito provienen siempre
de un contrato de cambio, 10 cual nos, está indicando una diferencia fUlndamen-
tal con la letra de cambio, las libranzas y los vales, los cuales como sabemos,
pueden ser pagados en el mismo lugar de su giro.
Aquí, como en la letra, hay un mandato, pues una persona encarga a otra
que pague cierta cantidad de dinero a un tercero que se llama "tomador" y qu'e
,desempeña UIl1! papel análogo· al del tomador de una letra de cambio o de' una
libranza; pero eos,te es un contrato de cambio condicional, porque está subordi-
nado al hecho de que~l tomador haga uso del eréldito que se le abre, ya sea
en todo o en parte o ya sea de una vez O> por parcialidades, segú!n, lo estime
conveniente. .
Se diferencian en esto de las letras de cambio, las cuales deben ser cobra-
das íntegramente y de u!ua sola vez, 'y están sujetas á. un plazo fijo, mientras
que las cartas órdene'St ;de crédito pueden cobrarse cuando se crea. conveniente
dentro del plazo que señala laley.
En resumen; podemos decir entonces que entre el dador de la cuenta y el
tomador existe un contrato de cambio; y entre el. dador y el corresponsal, u."
mandato. .
Estos documentos se llaman cartas órdenes de ,crédito, porque son cartas
en que se da la orden d'e abrirle un crédito al tomador, y tienen su origen en
269
fácil de llenar, que permite evitar también en este caso el llamamiento a reco-
nocer la firma ante el tribunal. Bastará, al efecto, po¡n,er el protesto, en conoci-
miento del aceptante o del suscritor, 'por medio de una notificación ju;dicial, y
si en ese acto o dentro de tercero día 'no alegaren tacha 'de falsedad, la letra o
el pagaré tendrán sin otro r~qui'slito fuerza ejecutiva.
La misma regla es aplicable al caso en que se trate de dirigir la acción eje-
cutiva contra cualquiera de los demás obligados' al pag,o de la letra o pagaré •
. La notificación judicial del protesto deberá hacerse em,tonces al respectivo libra-
dor o endosante cuya responsabilídad se intente perseguir.
Por' último, y de acuerdo siempre' con el Decreto-'Ley N.Q 778, constituyen
título ejecutivo suficiente, sin necC's,idad de recon'ocimiento, la letra de cambio y
el pagaré a la orden respecto del obliga;do cuya firma aparezca autorizada por
un notario.
Con anterioridad a la reforma que se está amalizando, la firma de un no-
tario puesta al pie de un instrumento privado, no le daba por sí sola ,carácter
de autentic:dad y no tenía ella más valor que la de un simple testigo, especial-
mente abonado. Hoy, en cambio, una letra o pagaré tendrán, para los efectos del
juicio ejecutivo, la misma fuerza que la primera copia de una escritura pública;'
con respecto a la firma que esté autentificada por notario ..
La Superintendencia llama .particularmente 'la at'ención de los Bancos a la
conveniencia de generalizar la aplicación de este último· precepto, que con una
formálidad sencilla y de poco costo, les ofrece el medio de procurarse un título
ejecutivo y de asegurar la validez de los documentos que reciben de 'su clientela".

TITULO XII

DE LAS CARTAS ORDENES OECREDITO

Este d;)cumento 'está definido en el Art. 782, que dice: .


"Las cartas órdenes de crédito tienen por objeto realizat un co!ntrato de
cambio condicional, celebrado entre .el dador y el tomador, cuya perfección pen-
de de que éste haga uso del crédito que aquél le abre".
De aquí se desprende que las carta':>, 'Órdenes Ide crédito provienen siempre
de un contrato de cambio, 10 cual nos, está indicando una diferencia fUlndamen-
tal con la letra de cambio, las libranzas y los vales, los cuales como sabemos,
pueden ser pagados en el mismo lugar de su giro.
Aquí, como en la letra, hay un mandato, pues una persona encarga a otra
que pague cierta cantidad de dinero a un tercero que se llama "tomador" y qu'e
,desempeña UIl1! papel análogo· al del tomador de una letra de cambio o de' una
libranza; pero eos,te es un contrato de cambio condicional, porque está subordi-
nado al hecho de que~l tomador haga uso del eréldito que se le abre, ya sea
en todo o en parte o ya sea de una vez O> por parcialidades, segú!n, lo estime
conveniente. .
Se diferencian en esto de las letras de cambio, las cuales deben ser cobra-
das íntegramente y de u!ua sola vez, 'y están sujetas á. un plazo fijo, mientras
que las cartas órdene'St ;de crédito pueden cobrarse cuando se crea. conveniente
dentro del plazo que señala laley.
En resumen; podemos decir entonces que entre el dador de la cuenta y el
tomador existe un contrato de cambio; y entre el. dador y el corresponsal, u."
mandato. .
Estos documentos se llaman cartas órdenes de ,crédito, porque son cartas
en que se da la orden d'e abrirle un crédito al tomador, y tienen su origen en
- 270-
España donde fueron reglamentadas por la:s· Ordena,nzas de Bilbao (Nuestrl)
Código copió casi literalmente las disposiciones pertinentes del antiguo Código
español).
En cuanto a su forma externa, las cartas órdenes presentan ciertas particu-
laridades desde que necesariamente deben ser reda..ctadas en forma nQmi:nativél.
Art. 783: "Las carta:s de crédito deben ser dadas a persona determinada
y no a la orden. .
Expedidas en esta última forma, el tomador podrá cobrarlas personalmente.
pero no endosarlas.
El endoso de una carta de crédito no transfiere al endosatario el derecho
áe cobrarla".
Esta sola disposición nos está demostrando la idea de que las cartas órde-
nes de crédito son documentos de confianza personal de las partes, pues e:;
de presumir que si fueran endosables se podría presentar el caso de que el dador
no tuviera en el endosatario la misma cOlfifianza que pudo haber tenido con el
primitivo tomador.
, No siendo las cartas órdenes documentos a la orden y no siendo transferi-
bles por endoso resultará que no 'son documentos de circulación y no podrían
prestarse a varios de los fines que vimos a que se prestan las letras de cambio;
así, 100 servirán como instrumentos de pago para solu~ionar obligaciones ni co-
mo instrumentos de crédito, y s·e comprende que no puedan servir para esos
fines desde que ellos no tienen una fecha fija. (Además, las cartas órdenes no
dan 'las acciones de pago que dan las letras de cambio).
Como 10 decíamos, las cartas órdenes no llevan fecha fija de vencimiento
y, para el caso de que no se haya fijado plazo para hacer uso de ellas, la ley
encomienda al juez re·spectivo dicha determinación.
Art. 784: ",En la carta orden de crédito se designará el tiempo dentro del
cual el tomador deba hacer uso de ella y el máximum de la cantidad que deberá
entregársele.
Si la carta de crédito no expresare tiempo alguno, será señalado por e~
juzgado de comercio respectivo, atendi,das las circunsta:ncias del dador y toma-
dor y la naturaleza de la operación mercantil que tuvo por objeto la apertura
del crédito".
Esta disposición fué tomada del C. de C. español y es algo deficiente por-
que mucho mejor habría sido establecer en la ülisma ley un plazo máximo para
el caso de que nada se hubiera dicho en la carta (Así se ha hecho en eL nuevo
C. de C. español).
En CUanto a la cantidad, :deberá indicarse en la carta el máximum que el
corresponsal podrá entregar al tomador, y la falta de esta memción hará que
ella sea considerada como una simple carta de introducción y recomendación.
Art. 794: "La carta que no tenga la designación de cantidad será conside-
rada como simple carta de iritroducción y recomendación; y el dador de ella
no responderá al correspo':1sal a quien fuere dirigida de las resultas de éua!··
!juier contrato que éste celebre con el tomador, salvo el caso de dolo justificado
en forma legal".
El Art. 786 establece una facultad revocatoria de la carta y dice:
"El dador de una carta de crédito no puede revocarla, salvo que sobreven ..
ga algún accidente que menoscabe el crédito del tomador.
Revocándola intempestivamente y 'sin un motivo serio y bien justificado, el
dador será responsable de los daños y perjuicios que se originen al tomador".
Es esta una disposición inconveniente, que coarta la facultad revocatoria
de! 'dador y que se prestó en España a diversos conflictos, razón por la c!l:<l
se la modificó al dictarse el nuevo C. de C.
271 -
Según .el Art. 785, el tomador de una carta de crédito deberá poner su
firma en la, misma o entrega~ al dador un modelo de ella.
Puedl:' haber cartas órden'es de crédito dirigidas a un solo corresp'Cm-
sal, o, 10 que es má,s corriente, puede haber cartas órdenes circular~s que
vayan dirigidas 'a varios corresponsales a la vez.
Relaciones de las partes entre si:
a) Relaciones entre el dador y el corresponsal. - Sus relaciones son
las mismas que se derivan de un mandato, y se pueden comparar con l:ls
que en la letra de cambio existen en~re librador, y libra'do. Al respecto el
Art. 787 dice: ',
"El 'dador queda' ob'ligado a pagar a su corresponsal la cantidad que en
virtud de la carta de crédito entregue al tomador".
b) Relaciones ~ntre el tomador y el corresponsal. - Estas son !aniálo-
gas a las que existen entre el tom¡¡,dor de una letra de cambio y el librado.
Entre. ellos no hay vÍ'nculo jurrdico alguno y el tomador de la carta no tiene
ninguna acción judicial que hacer valer contra el correspon,sal; y, a su, VeZ,
si éste paga no tiene acción de reembolso contra el tomador y sólo p'uede
dirigirse contra el dador, su mandante., .
Art. 788: '\La carta de crédito, aunque no sea pagada, no cO'll'fiere al
tomador derecho alguno contra el dador ni c()ntra la' persona a cuyo cargo
fuere expedida. ' '
Por consiguiente, las cartas de crédito no pueden ser protestadas!',
En las cartas órdenes de crédito no hay aceptación previa, como en
las letras, de modo que el tomador no puede presentarse ante el correspon-
sal pídiélniofe que declare ,si la' cumplirá o no. '
c) Relaciones enltre ,el dad()r y el tomador. - Entre ellos existe, como
ya lo hab,iamos anticipado, un contrato de c.ambio condicional que está su-
jeto a 1a condición de que el tomador haga uso del crMito que se le abre.
Se refiere a este punto el Art. 791 que dice: .
"Pagada la carta de crédito, el portador deberá reembolsar sin. demora' al
dador la cantidad que hubiere p e r c i b i d o . '
No haciéndolo, el dador po'dráexigir el pago de la cantidad entregada,
más el interes corriente desde el día de la entrega y el cambio' corriente de la
plaza en que fué verificada sobre el lugar donde .deba· hacerse el reembol~o".
Es freCUe!l1te que con ocasión det giro de una carta orden de crédi'to se ex-
tiendlffi do,s documentos:
La carta y otro documento equivalent'e a un pagaré, por el cual el tomador
reconoce la deu1da que contrae. Pues bien, esto's dos docu~ntos también l:'stán
sujetos a la condición de que el portador haga uso del crédito que se le abre.
Si el tomador no da dinero al dador para c¡j.Ie provea el corresponsfll y
éste no paga la· carta en su oportunidad, es lógico que el tomador !no tenga
acción alguna contra elcofrespol)sa,l; pero si él pesar de haber dado el dinero,
éste no paga, puede dirigirse contra el dador exigiéndole el ret::mbol!so de es3.
suma, puesto que es sabido que n~die puede enriquecerse injustamente.
índice
TITULO. IX

DEL :CONTRATO DE ,CUENTA ICOlR:RlEN1':E MERíCANTIL

Es este un contrato que, a la fecha de 1~ dictación de !::uestro Código, no


había sido incorporado a la legislación positiva de ningún. país, pero que _era
conocido y 'practicado, y se regía por la costumbre, la doctrina y la jurispru-
dencia de los tribunal.es, que fué de donde tomó el C. de C. chileno los princi-
pios básicos que habían de servir de fundamento a las disposiciones que lLlego
271 -
Según .el Art. 785, el tomador de una carta de crédito deberá poner su
firma en la, misma o entrega~ al dador un modelo de ella.
Puedl:' haber cartas órden'es de crédito dirigidas a un solo corresp'Cm-
sal, o, 10 que es má,s corriente, puede haber cartas órdenes circular~s que
vayan dirigidas 'a varios corresponsales a la vez.
Relaciones de las partes entre si:
a) Relaciones entre el dador y el corresponsal. - Sus relaciones son
las mismas que se derivan de un mandato, y se pueden comparar con l:ls
que en la letra de cambio existen en~re librador, y libra'do. Al respecto el
Art. 787 dice: ',
"El 'dador queda' ob'ligado a pagar a su corresponsal la cantidad que en
virtud de la carta de crédito entregue al tomador".
b) Relaciones ~ntre el tomador y el corresponsal. - Estas son !aniálo-
gas a las que existen entre el tom¡¡,dor de una letra de cambio y el librado.
Entre. ellos no hay vÍ'nculo jurrdico alguno y el tomador de la carta no tiene
ninguna acción judicial que hacer valer contra el correspon,sal; y, a su, VeZ,
si éste paga no tiene acción de reembolso contra el tomador y sólo p'uede
dirigirse contra el dador, su mandante., .
Art. 788: '\La carta de crédito, aunque no sea pagada, no cO'll'fiere al
tomador derecho alguno contra el dador ni c()ntra la' persona a cuyo cargo
fuere expedida. ' '
Por consiguiente, las cartas de crédito no pueden ser protestadas!',
En las cartas órdenes de crédito no hay aceptación previa, como en
las letras, de modo que el tomador no puede presentarse ante el correspon-
sal pídiélniofe que declare ,si la' cumplirá o no. '
c) Relaciones enltre ,el dad()r y el tomador. - Entre ellos existe, como
ya lo hab,iamos anticipado, un contrato de c.ambio condicional que está su-
jeto a 1a condición de que el tomador haga uso del crMito que se le abre.
Se refiere a este punto el Art. 791 que dice: .
"Pagada la carta de crédito, el portador deberá reembolsar sin. demora' al
dador la cantidad que hubiere p e r c i b i d o . '
No haciéndolo, el dador po'dráexigir el pago de la cantidad entregada,
más el interes corriente desde el día de la entrega y el cambio' corriente de la
plaza en que fué verificada sobre el lugar donde .deba· hacerse el reembol~o".
Es freCUe!l1te que con ocasión det giro de una carta orden de crédi'to se ex-
tiendlffi do,s documentos:
La carta y otro documento equivalent'e a un pagaré, por el cual el tomador
reconoce la deu1da que contrae. Pues bien, esto's dos docu~ntos también l:'stán
sujetos a la condición de que el portador haga uso del crédito que se le abre.
Si el tomador no da dinero al dador para c¡j.Ie provea el corresponsfll y
éste no paga la· carta en su oportunidad, es lógico que el tomador !no tenga
acción alguna contra elcofrespol)sa,l; pero si él pesar de haber dado el dinero,
éste no paga, puede dirigirse contra el dador exigiéndole el ret::mbol!so de es3.
suma, puesto que es sabido que n~die puede enriquecerse injustamente.

TITULO. IX

DEL :CONTRATO DE ,CUENTA ICOlR:RlEN1':E MERíCANTIL

Es este un contrato que, a la fecha de 1~ dictación de !::uestro Código, no


había sido incorporado a la legislación positiva de ningún. país, pero que _era
conocido y 'practicado, y se regía por la costumbre, la doctrina y la jurispru-
dencia de los tribunal.es, que fué de donde tomó el C. de C. chileno los princi-
pios básicos que habían de servir de fundamento a las disposiciones que lLlego
- 272
veremos (1). Por 'eso puede decirse que en esto nuestro Código fué un gran
adelanto para su época; y prueba de ello es que. sirvió de modelo en esta ma-
teria a varias legislaciones extranjeras.

Ac'epciones de la expresión cuenta corriente.

La palabra "cuenta corriente" tiene en el comercio muy divel"s,as acep-


ciones.
a) Desde luego, al tratar de la contabilidad mercantil, vimos que la ex-
presión cuenta corriente Se tóma allí como un término de contabilidad por el
cual se designa un cuadro del debe y haber de un comerciante o las distintas
ramas del comercio de una persona; .
b) También se usa esta expresión' para califi.car algunas situaciones que
existen entre personas que' tienen frecuentes relaciones de negocios:
c) Igualmente, se aplica esta expresión a la llamada "cuenta corriente
bancarIa", que es un contrato especialísimo que se celebra con los Bancos, y
que está regido por una ley especial que estudiaremos separadamente; y
d) Por último, se usa la expresión cu~ta corriente en r.l sentido que in-
dica el Art. 602 del C. de C., que dice:
"La t.'1lenta corriente es un contrato bilateral y conmutativo por el cual
una de las partes remite a otra o recibe de ella en propiedad cantidades de
dinero u otros valores, sin aplicación a un empleo determinado ni obligación
de tener a la orden una cantidad o un valor equivalente, pero a cargo de acre-
ditar al remitente por sus remesas, liquidarlas en las épocas convenidas, com-
pensarlas de una SlQla vez hasta coIncurrencia del débito y crédito y pagar el
saldo".
~egún esto, para que se puéda hablar de cuenta corriente en el sentido
que vamos a estudiar, es. necesario que se trate de operaciones ligadas entre
sí, ~oldadas por U¡n encadenamiento común, que hace que no pueda conside-
rárselas separadamente, de tal modo que al hacerse una liquidación definiti-
va, una compensación final, sólo entonces pueda decirse quien es el deudor y
quien el acreedor. '
Esto indujo a algunos tratadistas -a afirmar que la cuenta corriente no era
sino una simple situación de hecho, pero ,esto es un error, que hoy no pued;e
ni siquiera repetirse, desde el momento que el Código ha' dicho expresamente
que la cuenta corriente es un contrato.
Se ha discutido también en doctrina acerca de si existe un contrato dp
cuenta corriente mercantil distinto de los demás .contratos o si es sólo una
mezcla de varios contratos (mandato, depósito, compraventa, etc); pero desd.'
que el 'C. de C., ha considerado a la cuenta corriente mercantil aparte de lo~
demás contratos, no podemos confundirla con estos, y si bien se pueden lle-
var a elIa operaciones derivadas de contratos de m'l-ndato, depósito, présta-
mo o compraventa, por ese sólo hecho pierden su carácter primitivo y pasan
a ser simples modalídad,~s de este contrato de cuenta corriente mercantil.

Análisis de la definición del Art. 602.

Comienza dicit!ndo esta definición, que la cuenta corriente mercantil es


un contrato bilateral, y ello por9ue de él !nacen obligaciones recíprocas para
ambas partes.

(1) Influy~n notablemente en este punto los autores frandses.


· - 273 --
Es a1demás, un contrato conmutativo, porque no se hace á título gratuito
y las partes no proceden con un fin desinteresadó, sino que 10 que obtiene una
de ellas se mira como equivalente de lo que obtiene la otra.
Se dice~ además, que por él "una de las partes remite a otra o' recibe de
ella en propiedad cantidades de din¡ero u otros valoces".
Es. éste precisamente el objeto del contrato: Hacer remesas de valores
de cualquiera clase, sea dinero u otros objetos, sin que haya restricciones de
ninguna clase en cuanto a lo que puede ser objeto de la remesa, pero con la
salvedad de que 't'ratándose de valores que no is,e refieran a dinero deben pre-
viamente ser apreciados para que así pueda -el receptor anotar su valor a fa-
vor del remite¡!He.
En general, la remesa puede ser de dos 'Clases: directa e inmediata o in-
directa y mediata; y es en ella una característica. esencial el que los bienes
que ella comprende pasen a pertenecer en propiedad al receptor, quien podrá
aplicarlos a los fines que BSltímeconvenierite, sin que tenga necesidad de ren-
dir cuenta de ellos.
Además, estas remesas son enteramente voluntarias y ninguno de los cn··
'n'esponsales puede exigir al otro que le remita una cantidad de dinero o cua!-
quier otro valor. (En esto estriba wna de las principales diferencias entre la
cuenta corriente comercial' y la cuenta corriente bancaria, que luego,veremos).
Agrega la ley que e.s,tas remesas se hacen '~SUl aplicación a un empleo¡
determinadO"; de modo que siempre que el remitente envíe ciertos valores al
receptor con cargo de destinarlos a determinado objeto no podrá decirse que
hay cuenta corriente, podrá haber un ma'ndato u otro contrato parecido, pero
no el que venimos tratando.
Tampoco tiene el receptor la obligación de mantener a la orden del remi-
tente una cantidad o valor equivalente a lo recibic;lo. Si así fuera,. se trataría
de un depósito y no de una remesa. (Es 'est.a otra de las diferencias que luego
anotaremos eln,tre la cuenta corriente comereial y la cuenta corriente bancaria
en la cual el Banco está obligado a mantener én depósito a disposición de su
cliente la cantidad que éste le haya entregado).
. Termina la definición diciendo; que el receptor tiene la obligación "die
acreditar al remitente por sus remesas, liqtlidarlalSl en las épocas convenidas;
compeniSarlas de una sola vez hasta concurrencia del débito y créldmto y pagar
el saldo"; es decir, el receptor tiene la obligación de reconocerle ál remitente
una partí da de crédito, pero sin que esta partida de crédito signifique en ma-
nera alguna que, desde luego debe considerársele a uno de ellos acreedor del
otro. porque ¡según expresa mención del. Arie. 605, "antes de la cancelaéión ~
la cuenta corriente ,ntinguno de los interet8'ados es considerado como deudor o
acreedor"; de modo que ese reconocimiento no significa que el remitente pue-
da exigir inmediatamente el pago de esa suma, y 'esas partidas de crédito serári
simples antecedentes que servirán más tarde para determinar la situación de-
finitiva de las partes.
Cada partida de crédito que el receptor reconoce a favor del remitente
es el equivalente del valor de la remesa recibida de aquel, y es por eso que Sle
dice que el contrato <de cuenta corriente comercial es a título oneroso y conmu-
tativo, porque las remesas se haoen a cambio de estas partidas de crédito por el
valor de ,ellas que se recanocen a favor del remitente.
Ade"más, estas partidas' de crédito, deben liquidarse en la época conveni-
da, ya sea definitiva ? parcialmente, y sólo entonces viene a saberse quien. es'
deudor y quien acreedor, porque mientras la cuenta está en movimiento Ino se
admiten compensaciones entre determinadas. partidas de crédito y determina-
das partidas de débito ..
- 274-
El contrato de cuenta córnEnte mercantil es un contrato de confianza,
lo mismo que el mandato y la sociedad colectiva, 'porque el remitente se des-
prende de los valores u objetos que constituyen la remesa, transfiriénnola en
dominio al receptor, a cambio de una ,simple anotación representativa de C:.:ia
suma, de una partida de crédito que él no puede exigir todavía, y se com-
pread'e entonces que para transferir en estas cond¡.-:iones sea necesario que
exista entre las partes una gran confianza reciproca.
Más todavía. En la cuenta corriente la gituación de la~ partes puede es-
tar cambian.do constantemente y bien puede ocurrir que el corr:~sp()nsal que en
un 1l101I).ent0 dado era acreedor pase a ser deudor, y vice-versa; d~ modo que nn
pueden adoptarse precauciones o garantías mientras la cuenta no esté cerrada.
De esto se deducen consecuencias importanteti, especialmente en 10 qlte
se refiere a la terminación de la cuenta, la cual puede ocurrir en cualq uiera
de los casos indica'dos en el Art. 611 que dice:
"La cuenta corriente se concluye por el advenimiento de lfl época fijada
por la convención o antes de él por consentimiento de las partes.
Se concluye también por la muerte natural o civil, la interdicción, la de-
nH'ncia, la quiebra o cualquier otro suceso legal que prive a alguno de los
contratantes de la libre disposición de sus bienes" .
. El Art. 615 agrega que el saldo puede ser garantido con hipoteca cons-
tituída en el acto de la celebración del contrato, y lo mismo qUe se ,dice aquí
de la hipoteca 10 podemos hacer extensivo a cualquier otra ganntía recono-
cida por la ley (prenda, cláusula penal, etc).
El contrato de cuenta corriente mercantil necesita - en cuanto a la ca-
pacidad de las partes - que éstas tengan la capacidad suficiente para dispo-
ner libremente de sus bienes. Es esto una simple consecuencia de la circur¡s-
tancia anotada acerca de que las remesas se hacen en propiedad, pues se com-
prende fácilmente que 'Si una de las partes no tuviera la. libre disposición de
sus bienes la cuenta no podría existir válidamente.
Se deduce también de esta misma idea que para que un mandatario pueda
celebrar en nombre de su mandante un contrato de cuenta corriente es necc-
sario que esté provisto de un poder general de administración de bienes. por-
que según las reglas del C. C., el mandato simple no comprende los actos de
disposición y como aquf ellos existen, es lógico que se exija que el manciata-
rio obre expresamente autorizado para enagenar los bie::es que constituy::n
las remesas de su mandante.
El contrato de cuenta corriente es un contrato consensual, porque 'se pe¡ ..
fecciona por el sólo consentimiento de las partes; sin embargo no han faltado
los que h2.n sostenido que es un contrato real, basándose en el hecho de que
él no queda perfeccionado sino una vez que se ha hecho una remesa.
En realidad, no es así, y pensar en esa forma revela una triste confl!sión
de ideas. Es evidente que la ejecución no ~omienza mientras no se haya he-
cho una remesa, pero ello no significa que el cSlntrato no pueda haber nacido
antes.
La cuenta corriente no es un contrato solemne pese a una di.~rosición quc
es una .peculiaridad de este contrato, que se refiere a la rnaner:l de probarlo.
Al respecto el Art. 618 declara:
"La existencia del contrato de cuenta corriente puede ser establecida pur
cualquiera de las pruebas que admite este Código menos por la l~e testigos".
Esto no quiere decir que la cuenta corriente sea un contrato solemne.
Esta disposición se está reffriendo simplemente a la prueba t!?stimcnial, y qeja
a salvo todos los demás medios de prueba.
- 275-

Efectos del cdntrato de cuenta corriente mercantil.

La cuenta corriente es un contrato de tracto sucesivo y que dura hasta


que entra a ponerle fin una de las causales de caducidad que señala la ley;
de múdo que, para apreciar sus efectos, hay que hacer una distinción según
que la cuenta esté' en movimiento o esté cerrada.

l.Q Efectos de la cuenta corriente mientras está en mQvimiento.- A este


respecto hay que distinguir entre efectos que son esenciales y efectos que son
de la. naturaleza de la Cuenta.

a) Efectos esenciales, sOn aquellos que le pertenecen a la cuenta co-


rriente sin necesidad de e¡:;tipulación e:¡¡:presa, de modo, que sin ello,s, n:() existe
el contrato o éste degenera en otro distinto. Estos efecto~ esencIales ~(\n tres:
1) Transferencia de dominio; 2) Crédito a favor del remitente; y 3) Unidad
(> indivisibili~ad de la cuenta. '.
l,Q Transferencia de dominio.- Ya hemos hablado bastante sobre este
punto y ahora nos ba'sta deducir algunas de las consecuencias que fluyen de
este hecho.
Los receptores, por lo mi&mo que son dueños de los valores que consti-
tuyen la remesa, podrán invertirlos en lo que a ellos se les ocurra, sin nece-
'sidad de tener que rendir cuenta de su ,empleo. (Como ya lo dijimos, el re-
ceptor debe tener la libre disposición de su·s bienes y si es' mandatario debe
tener poder suficiente para enagenar los bienes de su mandante). .
Además, por aplicación del principio d~ que las CO$as perecen para su
dueñ'b, si "después de recibidas por el receptor, perecen las cosas constitütivas
.de la remes<i, es evidente que ellas perecen :para éste, y, por consiguiente, será
él quien tenga que soportar los riesgos de la remesa. .
Otra consecuencia muy importante y que también se deduce de ,este punto,
efecto esencral de la cuenta, üene lugar 'en' el cws:o de quiebra de uno d-e los
corresponsales con respecto a la procedenciaú ifl1procedenda de la acciól\
reivindicatoria. Supongamos que uno de los corresponsales envía al otro cier-
ta cantidad de mercaderías y éste, después de recibirlas y de otorgar la co-
rrespondiente partida de crédito a favor del remitente, cae, en quiebra; pu~s
bien, .en este caso al remitente, muy a su pesar, no le quedará otro camino que
¡rcomo todos los demas acr~edores, al prorrateo' de los bienes uel fallido.
2.\> El receptor de la partida debe acreditar al remitente por un valor equl-
valente.-· Es esta la única obligación del receptor y. la causa jurídica ,de la
obligación de la otra parte.
3.Q Unidad o indivisibilidad de la cuenta.-- El e, cfeC no emplea preci-
samente esta expresión, pero se hacen diversas aplicaciones .de este principio
en 10's Arts. 608, 609 y 610.Consiste sencillamente en que mientras la cuenta
está en movimiento' no pueden considerarse separadamente las diversas ope-
raciones que ella 'comprende, 'ion partes de un sólo todo que venclrá a SÜlgU-
larizarse en la liquidación e compensación final, al término de la. l~uenta.
De este efecto esencial del contrato de (:uenta corriente mercantil Huyen
diversas consecuencias Que están todas ellas indicadas en los artículos que
hemoscita,do:
Art. 608: "Los valores remitido's y recibidos en cuenta corriente no Stlfl
imputables al pago parcial de los artículos que ésta comprende, ni SOn, exigi-
bles durante el cur..so de la cuenta".
Es decir, las remesas no son imputables a :determinado artícu10, ni los cré-
(utos son exigibles, mientras la cuenta está en movimiento y en consecut'i1t:ia,
276 -
los valores que la constituyen son inembargables. (No se puede decir quien
es acreedor, ni quien es deudor).
Art. 609: "Las sumas o valores afectos a un empleo determlnado, o que
deban tenerse a la orden del remitente, son extraños a la cuenta corriente, y
como tales son susceptibles de la compensación puramente mercantil que es-
tablecen los Arts. 602 y 613".
Precisamente, el señalamiento de un determinado objeto para una renlesa
es incompatible con la unidad o indivisibili:dad de ella y hacen que los valores
que la constituyen queden fuera de la cuenta corriente. .
El principio de la unidad o indivisibilidad de las cuentas produce efectos
en las relaciones de las partes con terceras personas y a estas relaciones se
refiere el Art. 610, al decir: .
'ILos embargos o retenciones de valores llevados a la cuenta corriente
sólo son eficaces respecto del saldo que resulte !del fenecimiento de la cuenta
a favor del deudor contra quien fueren dirigidos".

b) Efectos de la naturaleza, son aquellos que se entienden en la cuenta


sin necesidad de mención expresa y que pueden excluírse por estipulación de
las partes.
Art. 606: "Es de la naturaleza de la cuenta corriente:
l.Q Que el crédito concedid.o por remesas en efectos de comercio lleve la
condición de que estos serán pagados a su vencimiento". .
Se refiere aquí la ley al caso de que una remesa consista en un efecto de
comercio (por ejemplo, una letra de cambio que endosa el remitente al re-
ceptor y el librado o aceptante no la paga). Si la remesa hubiere sido pura y
simple y de carácter definitivo, resultaría que el receptor perdería el valol ue
esa letra, pues ya habría reconocido al remitente un valor. igual sin haber re-
cibido la suma que ella comprendía. Por eso la ley ha establecido que esa re-
mesa es condicional de modo que si el documento no es pagado se deja sin
efecto la primera partida por medio de una contrapartida.
En esto están de acuerdo todos los autores, pero comienzan las divergen-
cias en lo que St' refiere a la razón de esta anulación.
Según la opinión de algunos tratadistas, el hecho de no pag:'lf el docu-
mento significa que la partida anotada carece de causa. Otros ~oRtienen (¡ue
se trata simplemente del cumplimiento de una condición resolutoria.
El señor Palma está con la segunda opinión, pero reconoce que en uno
y otro caso se llega a los mismo's resultados, porque tanto la nulidad como la
resolución producen el efecto de borrar la partida anotada.
2.Q "Que tO'dos los valores del débito y crédito produzcan intereses lega-
les o los que las partes "hubieren estipulado".
En la cuenta corriente cada p&rtida de crédito o de débito va ganando in-
tereses de pleno derecho. Estos intereses no 'son intereses de deudas o de cré-
ditos, pues mientras la cuenta no est{> cerrada no hay deudas, de manera que
no podrí<1 hacerse cobranzas judiciales. El fundamento de esto está en que
las personas que en ella intervienen se desprenden del dominio y movilizan
sus capitales no por beneficencia, sino con fines productivos.
En mflteria de intereses hay reglas especiales. Las partes pueden estipular
la jasa del interés con la más amplia libertad. (Este principio lo consagía, a
más del N.9 2 del Art. 606, el Art. 617).
¿Se podría estipular un. interés mayor que el máximo señalado en el Art.-
2206 ,del C. C.? ¿Se aplica este artículo a la cuenta corriente? ¿Se aplica la
ley de represión de la usura en este caso?: Sabemos que tanto el Art. 2200
como la ley mencionada se aplican al mutuo; pues bien como en la cuenta
corriente no hay mutuo, sino remesas de dinero o valores, podemos concluir
- 277-
que esas disposiciones no se aplican en, este caso, y que hay libertad amplía
para fijar la tasa de interés.
Aun hay otra particularidad en esta materia: en D.Q Civil está prohibido
elanatocism() (intereses de intereses), pues el Art. 2210 del C. C. consagra
esta prohibición y, además, el Art. 1559 N.\> 3 del mismo Código dispone que los
,intereses atrasados no pro~ducen interés. Sin embargo en materia de cuenta
corriente, el Art. 617 del C. de e, ¡permite capitalizar intereses; para este efec~
to, se cierra la cuenta en períodos que no baj>en de 6 meses y una
vez capita)izados los intereses se anota,el sa'ldo como primera partida del pe-'
riodo siguiente. '
3.9 "Que a más del interés de la cuenta corriente, los contratantes tengan
derecho a una comisión Sobre el importe de todas las remesas cuya realiza-
ción reclamare.la: ejecución de actos de verdadera gestión,. '
La tasa de comisió:n rs:erá fijada por convenio de las partes o por el uso".
A este respecto, importa recordar 10 que dijimos en cuanto a que las re-
mesas, pueden ser' mediatas o inmediatas. Puede suceder que una de las partes
envíe mercaderías a la otra para que las venda y le anote una partida en la
,::nenta, éste las vende y ejecuta con ello un acto material, por el cual tiene
comisión,; puede también, que se le pida que cobre un crédito a un tercero y
que ese crédito lo incluya en la cuenta como remesa, en este caso también
ejecuta una diligencia, la' cual le debe ser remunerada 'con un'a comisión. Si la
~omisión no se fija por convenio, su tasa laque determina el uso, y como es
un elemento de la naturaleza, las partes pueden acordar que aunque las re-
mesas sean mediatas no haya comisión.
4.Q "Que el saldo definitivo sea exigible desde el momento de su acepta-
ción, a ,no :ser que se hayan llevado al crédito de la parte que lo hubiere ob-
tenido sumas eventuales que igualen o excedan la del 'saldo, o que los inte~
resados háyan ,convenido en pa..s,arlo a nuevacuen'ta".' '
Lo mejor es establecer que la nueva cuenta se seguirá y que el saldo pa-
sará a ser la primera partida de una nueva cuenta. '
A más de los efectos de la naturaleza, señaladols, 'en el Art. 606, tememos. otro
referente a la novación 'y que está establecido en el Art. 607:
"La admisión en cuenta, corriente de valores precedentemente debidos por
uno de los contratantes al otro, a cualquier títulQ~ que sea, produce novación,
a meno¡;que el acreedor o deudor, al prestar su consentimiento" haga 'una for-
Inal reserva de derechos. ' .
En defecto de una reserva expresa, la admisión :d'e l,ln valor en cuen,ta co- ,
rriente se presume hecha pura y simplemente".
'Se refiere al caso de que los corresponsales se debal1 sumas con anterio-
ridad a la cuenta corriente y quieran llevarlas a ella; por ejemplo, hay un
saldo de precio de una compraventa, y en vez de pagarse fuera de la cuenta,
se la lleva a una partida de" crédito a favor del acreedor. ¿Que ocurre? Las
partidas no son compensables:y la deu:da deja de ser deuda, pierde su indi-
'¡idualidad, pasando a ser una remesa de la cuenta, o mejor dicho, partida del
crédito. Ha habido novación, la que puede evitarse 'si las partes hacen dec.la-
ración expresa de que no se producirá. '
Esto está de acuerdo con los principios generales del C. e., el cual en el
Ari. 1634, dice que para que haya novación es necesario, o que las partes lo
declaren o que aparezca indudablemente que' su intenci6n! ha sido novar. Aqui
no hay estipulación denóvar, porque se sabe que las partidas no ~on exigibles.
Pero hay una novedad en este punto; la novaeión es la sustitución de una obli-,
gación por otra; aquí hay una obligaciÓn, que se extingue, pero no' hay 'una
nueva obligación. Más propiamente, en vez de decir que hay novación, de-
biera decirse que aquí hay una especie de novación.
, Las consecuencias' del, efecto novatorio son:
- 278-
1.'1 La deuda ·primitiva queda extinguida. En el ejemplo propuesto hay
que dar por cancelado el saldo.
2.'1 Si la obligación que se ha extinguido proviene de un contrato de com-
praventa, o de cumplimiento de la obligación; no podrá exigir el precio al
tiempo convenido, y el vendedor perderá la acción resolutoria .. Perdiendo la
acción resolutoria, pierde la reivindicatoria que procede en los casos de los
Arts. 1490 y 1491 del C. C. ;
3.'1 Se, pierden la'S cauciones que garantizaban el crédito, pltt'::to que és-
tas se extinguen cuando se extingue la obligación principal.
4.9 Las acciones provenientes de la compraventa están sujetas a los pla-
zos ordinarios - de prescripción. Si la obligación se extingue se extinguen la::.
acciones, y regirá un plazo de 5 años que es aquél en que prescribe la acción
para cobrar los 'Saldos de la cuenta corriente.
Lo repetimos, para que no se produzca este efecto novatorio es mcnestt'r
una cláusula expresa que lo elimine.

Cuenta clausurada.

Precisando las causales por las cuales termina la cuenta corriente mer-
cantil, debemos tener presente dos ideas: 1.9 La cuenta corriente es un con-
trato de confianza recíproca; si 'Se altera esa confianza, se termina la c~!e'1-
ta de pleno derecho, y 2.9 Las partes se remiten los valores en propiedad, y
como éste es un contrato de tracto sucesivo, se necesita crupacid.ad de libre
disposición tanto al comienzo como durante toda la existencia de la c'lcnta
corriente. I

Las causales están señaladas en el Art. 611:


"La. cuenta corriente 'Se concluye por el advenimiento de la época fijada
por la convención o antes de él por consentimiento de las partes.
Se concluye también por la muerte natural o civil, la interdicci6n, In de-
mencia, la quiebra o cualquier otro suceso legal que prive a algunos de los
contratantes de la libre disposición de sus bienes". .
l,9 Por la llegada del plazo fijado. por las partes.
2.9 Por el consentimiento de las partes. (Esta causal opera tanto si hay
plazo como si no 10 hay).
1.v Por la muerte natural o civil de cualquiera de los contratantes. (Po-
drian continuar los herederos, pero puede suceder que esos herederos no ins-
pIren la confianza suficiente al otro contratante).
4.9 Por la interdicción y la demencia. (Aquí funcionan las dos ideas, pue-
de ser que no haya confianza y que no haya libre disposición).
5.'1 Por la quiebra. También funcionan aquÍ las dos ideas.

La conclusión puede ser definitiva o parcial.

ArL 612: 'ILa conclusión 'de la cuenta corriente es definitiva cuand0 no


debe ser seguida de ninguna operación de negocios, y parcial en el caso in-
verso".
Cuando es parcial, el saldo pasa a ser la primera partida de la Cllenta
que sigue.
Conclusión definitiva; sus efectos...- Los efectos son distintos a los qut.;
se producen cuando la cuenta está en movimiento.
Art. 613: "La conclusión definitiva de la cuenta corriente fija invaria!:lle-
mente el estado de las relaciones jurídicas de las partes, produce de pleno de ..
recho, independientemente del fenecimiento de la cuenta, la compensación del
integro monto del débito y crédito hasta la cantidad concurrente y deterlllina
la persona del acreedor y deudor".
- 279 --
Ya no' pueden hacerse nuevas operaciones; sin embargo, no hay que olvI-
dar que, aun cuando la' cuenta esté cerrada, pueden hacerse contrapartidas
para resolver las remesas condicionales (Art. 606 N.Q 1). La conclusión deíi-
nitiva produce de pleno derecho la compensación, entre los ¡débitos y los cré-
"ditos. (Cuando la cuenta está en movimiento no hay compensación).
Art. 609:._ "Las sumas o valores afectos a un empleo determinado, o que
:deban tenerse a la orden del remitente, son extraños a la cuenta corriente, y
como tales no so.n susceptibles de la, compensación puramente mercantil que
, establecen los Arts. 602 y 613".
Por último, la conclusión definitiva trae como otra consecuencia, tal vez
la más importante, la .determinación de la persona del deudor, del acreedor 'y
del saldo. (Antes no hay deudor ni acreedor).
Y agrega el Código:
Art. 614: "El saldo definitivo o parcial será considerado como un capital
productivo de intereses".

Plazo de prescripción.

Art. 619: "La acciQn para solicitar el arreglo de la cuen,ta corriente, el


pago del saldo judicial o extrajudicialmente reconocido, o la rectificació!1. de
la cuenta por errores de cálculo, omisiones, artículos extraños o indebidamcn- ~
te llevadas al débito o cr'édito, o duplicación de partidas, prescribe. en el tér- .
mino de cinco años.
, En igual tiempo prescriben los intereses del saldo, siendo pagaderos por
año o en periodos más cortos".
Según esto, las acciones pueden ser:
l,Q Para soliCitar el arreglo de la cueuiÍa corriente. (Si las partes no se
ponen' de acuerdo extrajudicialmente, cualquiera de ella's puede' demandar a la
otra para pedir la liquidación).
2.Q P¡;¡ra el cobro del saldo, judicial o· extrajudicialmente reconocido .
. En este caso el plazo corre desde que el saldo queda establecido por acut'f-
do de las partes, o desde que hay sentencia ejecuclúiada\
3.'1 Para pedir correcciones o enmiendas de partidas. -
Esta acción no sólo se aplica a la cuenta corriente, sino que tarnb¡én a
otras obligaciones (Art. 122); Y "
4.'1 Para el cobro de los inltereses. Puede que sean' periódicos y que no se
capitalicen; 'si no se capitalizan, se cobran y el plazo en este caso se cuenta
desde la liquidación.

DE LA CUENTA CORRIENTE BANCARIA

, Esta' materia fué legislada por primera vez entre nosotros por la Ley N.Q
3845 de 8 de Febrero de 1922; y hasta e!}to':t1>ces, por no existir legislación: apli-
cable, aunque la cuenta corriente bancaria era de uso frecuente en la prác-
tica, tuvo' ella que regirse por la costumbre y por los principios generales del
derecho, lo cual acarreaba inconvenientes, e incertidumbres graves e impedía
que la cuenta corriente bancaria prestara todos 10s1 servicios que estaba lla-.
mad a a prestar en el comercio ( 1 ) . , .
La primitiva ley de 1922 a que nos hemos referido ha sido objeto de al-
gunas reformas en tres ocasiones. La primera de· e.s'tas reformas se, hizo por

(1) Ee esta una materia que aun se halla poco legislada, pues casi todas las leyes
dict,adas en Europa se refieren exclusivamente a los cheques, 10 cual real:i>aaun más el valor
de la ley chilena que la trata con detenimiento.
~ 280 -.
I
Ley N.Q 3877 de 9 de Agosto de 1922; la segunda, por Ley N.Q 3909 de 8 de
Er:ero de 1923; y la última, por D/L N.Q 611 de 16 de Octubre de 1925. (Todas
estas ·leyes fueron refundidas en un sólo texto por el Decreto Supremo N.? 394
de 23 de Marzo de 1926 que es el texto definitivo a 'que nos referiremos).
Hoy ha quedado perfectamente caracterizada la cuenta corriente banca-
ria y se ha determinado también cuales son las. disposiciones de la cuenta co-
rriente mercantil que le son aplicables.
El Art. 1 de la ley .comienza definiendo este contrato en términos muy
sencillos, pues dice: "La cuenta corriente bancaria es un contrato a virtud de'
cual un Banco se obliga a cumplir las órdenes de pago de otra persona, hasta
concurrencia de las cantidades de dinero que hubi~re depositado en ella o del
crédito que se haya estipulado".
Basta leer esta definición para caracterizar bien la cuenta corriente ban-
caria, para distinguir las dos clases que existen Y.. para anotar sus diferencias
con la cuenta corriente mercantil.
Como su nombre lo indica, la cuenta corriente bancaria se .::elebra siem-
pre con un Banco; pero hay una contFadicción manifiesta en la Ley, porque,
después dE' haber definido este contrato, más adelante en el Art. 10, al defi-
nir el cheque, dice que es una "orden escrita para que una persona pague a su
presentación una suma etc.... " Esto puede dar a entender que el cheque pue-
de girarse contra cualquier persona, lo que es un error, porque ~l chequ~ su-
pone la existencia de una cuenta corriente bancaria y esta no puede celebrar-
se sino con un Banco; sin embargo, tal contradicción no tiene mayor graveda·j
práctica, porque en el hecho resulta que sólo los Bancos SOn capaces de lle-
var a cabo estas operaciones. .
Agrega la definición que en virtud de. ella, el Banco se obliga a cu.mplir
las órdenes de pago de oma perSO!tla; en 10 cual se ve de manifit.'s~o fma se-
mejanza entre la cuenta corriente y el mandato, porque con ocasión de la
cuenta corriente hay un mandato para el pago· y es por esto que en la prácti-
ca se designa generalmente al cliente del Banco bajo el nombre de "cOil11itenie".
Agrega también la definición que "el Banco se obliga hasta la concurren-
cia de las cantidades de dinero que hubiere depositado en ella o del crél;lito
. que se haya estipu.Iado", en lo cual vemos que este contrato se parece en algo
al depósito irregular porque versa sobre dinero o cosas fungibles y el Banoo
no se obliga a dar precisamente las mismas cosas entregadas sino otras de
igual calidad.
Al decir la definición que "el Banco se obliga hasta concurrencia del cre-
dito estipulado", está indicando que la cuenta corri~nte bancaria puede ser
de depósito o de crédito, o sea, se está poniendo en el caso de que el Banen
se obligue a pagar más allá de las sumas que el comitente haIYa depositado
en su poder (cuenta corriente de crédito). En este caso hay préstamos de!
Banco a su cliente y encontramos así incorporado a este contrato algunos ca-
racteres del contrato de mutuo. .'
Podemos ver también, por la definición que hemos dado, que éste es ur.
contrato que versa exclusivamente sobre dinero, y en ello se diferenda de la
cuenta corriente mercantil en la cual las partes se pueden hacer recíproca-
111(-nte remesas de dinero u otros valores (602-604). .
Además, en el contrato de cuenta corriente mercantil el recE'ptor no esta
obligado a acreditar una suma equivalente a la enviada por el remitente pan
que responda a sus órdenes; mientras que acá el Banco que recibe cierta CRtl-
tidad de su comitente está obligado a mantener a sLlorden una cantidad equi-
valente a la recibida para atender a los giros que haga el· client-= hasta C{l11-
currencia de esa cantidad. .
- 281 -

utilidad de la cuenta corriente bancaria.


Para el co-mitente. Existe utilidad desde varios puntos de vista:
1.9 Seguridad en la custodia del dinero; .
2.\> L,e permite' obtener cierto rendimiento de dinero que habría perma-
necido ocioso en su caja de fondos hasta que hubiera llegado el m'omenhi de
emplear~o. (Sobre el particular hay una ley que autoriza al Banco Central,
para fijar la tasa máxima de este interés. Actualmente no se abonan interesl!s);
3.\> Comodidad para el pago. El Banco vil~ne a tener en realidad' el oficio
de cajero y evita ,al comitente la molestia de dar dinero efeCíivo gira,ndo un~
cheque a favor de la persona a quien debe hacer el <pago.
Para el Banco. Hay también utilidad desde diversO's puntos de vista; Así,
por ejemplo; Es un medio de procurarse dinero para trabajar, porque ese di-
,nero que él ha 'recibido del comitente puede girarlo o prestarlo a otras per-
,sonas obteniendo en eI10 una ganancia.
Para el comercio. También presenta utilidades la cuenta corriente banca-
ria desde varios puntos de vista. '
Mediante éllase evita el empleo del numerario y pueden solucionarse mul-
titud de obligaciones sin necesidad de que haya que hacer giros, efectivos de
dinero, todo lo cual redunda en unª, disminución beneficiosa del circulante.
En efecto, cuando hay dos personas que tienen sus respectivas cuentas
corrientes en un mismo ,Banco y una de ellas debe hacer un pago a la Mra,
basta con que unla de ellas cancele con otro cheque que se le pu,tliera haber
dado y lo deposite en el Banco en la cuenta corriente de su acreedor para que
se entienda cancelada la deuda. (Tratándose de distintos Bancos se efectúa
esta operación por medio de' una compensación).
Esta situación que se produce entre dO's Bancos, se produce también con
respecto atados los demás Bancos de una plaza y todas ellas se liquidan de
un Banco a otro mediante el sólo giro. del saldo, 10 cual también puede evitar-
se mediante las Cámaras de Compensación o Clearíng-Houses. (Art. 38 de la
ley).'" ,
>La cuenta corriente bancaria es un contrato cOf.l1Sensual, porque h ley no
exige' solemnidad alguna, ni en cuanto a su celebración' ni en cuanto a sus
formalidades. A este respecto hay que, advertir desde luego que esa disposi-
• ción que vimos con respecto' a la cuenta corriente mercantil que impide a s'u
o

respecto la prueba testimonial, no tiene aplicación en la cuenta corriente ban-'


caria, porque el Art. 9 de la Ley no hace ninguna referencia al Art. 618 que es
el que establece esa regla. Sin embargo, en la práctica no podrá haber difi-
cultades en cuañto a la prueba:, porque tratándose de una cuentacorrieníe de
depósito su existencia constará por escrito (los depósitos eJ1 los recibos o me- '
morándums y los giros en los respectivos cheques).
El único caso en 'que el contrato de cuenta corriente, bancaria se celebra
por escrito es en el caso de cuenta:· corriente de crédito; y,' aún, es frecuente
que se la otorgue por escritura pública, especialmente cuando se garantiza el.
crédito con una hipoteca.
En cuanto a Su carácter, el contrato, de cuenta corriente bancaria será
siempre un acto mercantil' para el Banco (N.Q 11 Art. 3); pero, por lo que
,se refiere al cliente, habrá que aplicar la teoría de lo accesorio y ese acto sera
civil o mercantil según el carácter de la operación a que acceda.
El Banco puede permitir al comitente que gire 'Sobre la suma depositada
o sobre el crédito concedido; pero estos slobregit:os, sea en cuenta de depósito,
sea en cuenta de crédito, son enteramente voluntarios y el Banco, tiene per.fec-
to derecho para rechazar el cheque que se presenta en t1j.les condiciones.
Sobre el particular el Art. 3. declara: .
- 282-
"El Banco podrá permitir que su comitente gire en exceso del monto del
crédito estipulado o de su haber en efectivo. En tal caso, los primeros aGonu&
que en seguida se hagan a la cuenta se aplicarán de preferencia a extinguir
el sobregiro". '
Esta disposición modifica el Art. 608 del C. de C., que dice:
"Los valores remitidos y recibidos en cuenta corriente no son imputrlbles
al pago parcial de los artículos que esta comprende, ni son exig;bles durante
el curso de la cuenta".
Por los saldos a favor del comitente es corriente fijar un interés del 17'0
y para los saldos a favor del Banco un interés más alto del 7 u 8~,L Se Lom-
prende que así sea, puesto que el cliente puede retirar en cualquier momento
sus fondos depositados en cuenta corriente,' con lo cual obliga al Banco a
mantener dinero disponible para atender a esos giros.
Hoy ,día los intereses que pagan los Bancos por los depósitos en cuenta
corriente están limitados por la ley que facultó al Banco Central para deter-
minar, de acuerdo con la Superintendencia de Bancos, las tasas máximas que
pueden pagar los Bancos sobre estos depósitos; y de acuerdo con las rt:gla:;
actualmente vigentes no pueden los Bancos abonar interés alguno. (Sin em-
bargo, no existe limitación alguna en contra del Banco, fuera, de las genera-
les que establece el C. C., y'el C. deC.).
El Art. 8 declara:
"Los Bancos deberán fijar' de una manera general para sus comitentes la
comisión y el tipo de interés que han de cobrar o pagar sobre los saldo:> en
cuenta corriente.
Para fijar a un comitente determinado una comisión 'o tipo de interés di-
ferente del que el Banco ha establecido para el público, se necesihrá convenio
especial entre las partes.
La comisión e interés en conjunto no podrán exceder en nigún caso de la
limitación establecida en el Art. 2206 del Código Civil".
, Fuera de los intereses, los Bancos cobran una comisión y ha sido práctica
constante hasta hace poco más de un' año que esta comisión se cobrara sólo
sobre los saldos en cuenta corriente de crédito, comisión que estaba justifica-
da tanto por los servicios que el Banco presta al cliente como sobre todo, en
la cuenta corriente de crédito, por la necesidad que tiene el Banco de mante-
ner la suma necesaria para atender a los giros que haga el cliente sobn! la
suma concedida en crédito. (Esta comisión se calculaba sobre el monto del
crédito concedido se hubiera o no hecho uso de él).
Sin embargo, ha habido acuerdo entre los Bancos para cobrar tal11L¡(~rl
comisión sobre las cuentas de depósito y se ha establecido una suma fija
para toda cuenta corriente de esta clase.
Lo mismo que en la cuenta corriente mercantil, los intereses de la cuenta
corriente bancaria pueden capitalizarse, pero en' períodos que no bajen de
6 meses. Para hacer estas ca'pitalizaciones se cierra la cuenta periódicamente,
se capitalizan los in,tereses y se forma .un saldo que pasa a ser la pr;mera
partida del período semestral siguiente; esto sólo puede hacerse cuando la
cuenta está en movimiento y cuando las clausuras 'Son parciales porque, ce-
n'acta la cuenta corriente, el saldo final no está sujeto a capitaliz:lción dt in-
tereses. (Ley de 8 de Enero de 1923).
Hemos dicho que la cuenta corriente bancaria puede clausuPlrse periódi-
camente lo mismo que la cuenta corriente mercantil (ArL 612). Estas clausuras
tienen por objeto determinar periódicamente la situación de las partes y evi-
tar posibles dificultades posteriores. Para esto el Banco cada 6 meses cIerra
las cuentas, capitaliza los intereses y envía al cliente una carta en que le üa
cuenta tdel saldo a favor de él o del comitente y pidiéndole que le envíe su
conformidad; sobre el particular el Art. 4 di la ley declara:
-·283 --
"El cliente deberá efectuar el reconücimiento de los s'nldos de cuentA l¡llt-
el Banco le presente y dichos saldos se tendrán por aceptados si no fueren
objetados dentro de los treinta día's, siguientes a la fecha en que el coneo
certifique la carta que contenga dichos' saldos, 'sin perjuicio ,del derecho del
cliente para solicitar posteriormente la rectificadónde los errores. omisiones,
partidas duplicadas u otros vicios de que dichos saldos adolecieren".' (Se
dejó la puerta abierta a futuros conflictos). .
La cuen,ta corriente bancaria termina por las mi'smas causas que termina
la cuenta corriente mercantil, puesto que la ley hace aplicable a la primera
la 'disposición del Art. 611 del C. de C. "
'Además, en toda cuenta corriente de crédito el Banco se reserva la fac.ul-
tad de suspender el crédito sin necesidad de aviso previo cuando lo crea con-
,yeniente. (Generalmente no se hace uso de esta forma de terminación de
la cuen,ta).
El Art. 6 de la ley contiene una disposición innecesaria pues clice:
"El 30 de Junio y el 31 de Diciembre de cada año, el Banco podrá cer::ar
las cuentas corrientes de crédito que arrojen :saldo a su favor y que no hayaI1
tenido movimiento durante los últimO'!; semestres".
Es esta una disposición innecesaria. porque aún, ~in 'ella siempre habría
podido el Banco poner término a la cuenta tanto por las causales Ide caduci-
dad como por las facultades que hemos vIsto que.' se reserva.
En el proyecto esta disposición tenía tlll propósito 'muy distinto. pues ten-
día a evitar que en las cuentas en que el cliente tenía Un¡ saldo en contra se
fueran capitalizando los intereses hasta que aquél no le pusiera término. (Ade-
más, tenía "allí un carácter imperativo, porque obligaba a los Bancos a cerrar
las cuentas corrientes: de crédito con saldo en contra de sus clientes).
Una vez cerrada la cuen,ta se producen los mismos efectos que vimos a
propósito de la cuenta corriente mercantH señalados en los Arts. 61,3 y 6.14
!del C. de C., queda, pues, fijada la si'tuación de las partes y el saldo que resul-
te puede ser garantizado con hipoteca, fianza u otras cauciones'.
Con respecto a la prescrip.ciólIl hay aquí un vacío que no se explica. Vi-
mos que para el contrato de .Cuenta corriente mercantil elC. de C. fijab". un
plazo de prescripción de cin'co año's para todas las acciones emanadas' de la
cuenta. Pero la ley de cuenta corrien:te bancaria no· hizo referencia en su Art.
9 a la disposición que allá trata de esta materia y esto hace que, a falb de
una disposición expresa sobre la materia, no quede otro camino que el absur-
do de aplicar las reglas generales que es,tablece el C. C. en cuanto a la pres-
cripción.
Pero esto hay que entenderlo, haciendo un,a salvedad respecto a la acción
"eH alada en el Art. 5: '
"El derecho de hacer determinar judicialmente los 'sa~dos semestraks,
presenbe en dos años, contados desde la fecha del respectivo balañce".

Es éste Q.ocumento de J.11ucha importancia, de gran aplicación en la prác-


tica, y mucho más reciente que la letra de cambio, pues sólo vino a,
aparecer en Inglat'erra en la segunda mitad del 'siglo XVII, siendo las prác-
'ticas inglesas sobre esta materia las que. han servido de base a las legislacio-
nes del resto de los países (Ley de 1856). '
Entre nosotros, hasta hace pocos años, no había una ley especial sobre
el particular y los cheques debían regirse por las prácticas bancarias, lo cual
hacía que nD pudieran prestar estos documentos toda la utilidad que estaban
llamados a prestar debido a la incertidumbre que existía con respecto a la
validez de las acciones Ide él derivadas.'
continuar
ir atrás

lo-,- 284 -
Prese!itan interés estos documentos desde varios puntos de vista.
Su finalidad, principal es la de servir de instrumento de pago, como ml··
dio de solucionar obligaciones, reemplazando al numerario. Se asemejan en
(>sto a 'la letra de cambio; pero ,con la diferencia de que mientras allá este
fin es una de las características secundarias :del documento, aquí es esta una
de las finalidades esenciales.
Además, de la combinación del cheque con la cuenta corriente resulta una
economía de numerario, porque por medio del cheque puede, hacerse pagos
mediante simples anotaciones en los libros de 'los Bancos.
El cheque, por lo mismo que es un instrumento de pago, no puede giran,e
s'ino a la vista; y en ello se diferencia fundamentalmente de la letra de cambio,
la cual, como sabemos, puede no ser girada a la vista. (Días vista, Días fe-
cha, etc).
El cheque sirve también como un medio de evitar los gastos y los viajes
de trasporte material deL dinero de un lugar a otro porque puede ejecutarse de
twa plaza a otra, en cuyo caso presupone y prueba la existencia de un contra-
to de cambio.
El cheque no sirve como instrumento de crédito, porque debiendo girar-
se necesariamente a la vista no puede so metérselo a la operación del descuentü.
Dennición: La ley de cuenta corriente define el cheque en su Art. 10 en
los siguientes términos: .
"El cheque es una orden escrita y girada contra una persona para qllli.
esü¡, pague a su presentación el todo o parte de los fondos que el librador ftene
disponibles en cuenta corriente con el librado.
El cheque puede ser a la orden, al portador o nominativo".
De aquí se desprende que este documen,to, lo mismo que la letra :de cam-
bio, es Un acto solemne, porque debe ser otorgado necesariamente por '!serito
y con arreglo a las formalidades que prescribe la ley, (.formularios impre-
sos, etc.).
Es una o.rden, dice la definición; por consig!.!iente en el cheque, lo mismo
que en la letra, hay un mandato que encomienda el librador o girador del che-
que al Banco librado.
Agrega la definición: que es una "orden escrita y girada contra una per-
sona". Ya hemos señalaJdo la contradicción que existe 'entre esta definición y
el Art. 1 de la ley que supone la intervención de un Banco, mientras que de
aquí se desprende que los cheques pueden girarse contra cualquiera persona.
La contradicción es man.ifiesta y no hay forma de salvarla, pero prácticamente
no tiene consecuencias pot:que los cheques sólo se giran contrá los Bancos.
Se dice más adelante: "Para que esta pague a su presentación ... " Esta
frase nos está diciendo que los cheques son siempre a la vista, deben pagarsl:
en el momento en que se presenten y no son susceptibles de aceptación previa
por parte del librado.
Agrega la ley que esta orden es para que el librad!? pague a su presen-
tación "el todo o parte de los fondos que el librador tiene disponibles en cuen-
ta corriente con el librado". Esto nos indica que en el cheque es menester que el
librador tenga de antemano provisión de fondos en poder- del librado; ,a dife-
rencia de lo que ocurre en la letra de cambio, en la cual la provisión pl1ede
hacerse en cualquier momento (aún en el momento del pago del documento).
(Art 22) ,
Además, no basta que haya provisión, es menester que esta provisión esté
disponible, o sea, que esté a la orden del librador porque si no está dispo-
nible por cualquier motivo (embargo, etc.), es lo mismo que si no eXiS-
tiera. De aquÍ se desprenden otras consecuencias y otras diferencias con la
letra de cambio: en la letra la provisión puede consistir en dinero o en credi-
tos, aquÍ no, y la provisión sólo puede consistir en dinero que tenga disponible
- 285-
en el haber de su cuenta corriente el librador o eÍ\ un crédito que le haya Cl.ln-
cedido el librado .
• Por último, es necesario que la provisión sea suficiente; de modo que el
Banco no debe pagar ni puede el librador exigir el pago del cheque si la pro-
visión es insuficiente; a menos que se le quiera conceder un sobregiro .

. . Fo.t1maextemaael ,cheque.

Desde iuego, los cheques no se giran e:J.. un papel cualquiera; la ley en


su Art. 15 dice:
"El cheque será girado en formularios numerados que suministrará el li-
brado en talonarios de serie especial para cada librador, a menos que éste'
gire a su favor en' la misma -oficina del librado".
Tiene esto suma importancia especialmente para los casos de falsifica-
ción, porque la 'ley toma muy en cuenta al fijar la responsabilidad por el pago
'de un cheque falsificado la circunstancia de si ola falsificaciónl se hizo () nO
en la serie concedida al librélldor.
\ El único caso en que permite la ley al librador que gire el chequt' en
\~ualquier papel, ocurre cuando s·e trata de un cheque girado en el mismo Ban-
co y a favor del mismo librador (Cheq'Ue-:suelto).
Según el Art. 19: .
"La conformidad entre las anotaciones de los cuadernos de cheques, las
partidas' de. carga en la cuenta que el librado lleva al librador y los cheque~
mismos, constituyen plena prueba respecto a la efectividad :de dicha partidó.
de cargo".,.
. Es esta una disposición "inocente", porque 'Se pone en el Cla'so que estén
perf.ectamente de acuerdo las: anotaciones del librado con los libros del Banco, y
se comprende que si están de acuerdo no habrá conflictos. (iLa c1lestión naCE:
cuando hay disconformidad).
El Art. 20 agrega;
"El cotejo de las anotaciones de los cua.derno¡; ¡de cheques producira ple-
na prueba para justificar si lQS cheques son o. no. de la serie entregada al U-'
brador. .
Si se alegare extJ:avío de los cuadernos o si no fueren oportunamente
presentados, bastará el cotejo con los recibos firmados por el librador al tiem~
po de entregársele los cuadernos talonarios".
y el Art. 21 obliga a los clientes a guardar los libretos de cheques llana
por seis meses, pues dice:
"El librador deberá conservar los cua:dernos de los cheques girados ha ..ta
seis meses después de la aprobación periódica de la respectiva cuenta".
Los cheques deben girarse siempre en, un ejemplar único, a diferenCia dc
la letra de cambio que, como sabemos, puede expedirse en tantos ejemplares
cuantos s'olicite el tomador de ella.
Art. 28: "Se prohibe expedir duplicado de cheques a menos que sean 'n-
brados para 'ser pagados en el extranjero y en tal caso se 'ha.rá referencia en
cada ejemplar a la circunstancia de haber expedido uno () má5 duplicados del
mismo cheque".
La razón de esta prohibición se encuentra en los, principios fundamenta-
les del cheque que ya hemos explicado. El cheque es un documento de Piago
inmediato, no es un documento de circulación como' la letra, y, en consecüencia,
no se justificaría a su respecto la multiplicidad ¡de ejemplares. Sólo se admi-
te esta multiplicidad tratándose de cheques girados sobre el extranjero, debi-
do a los riesgos de pérdida que con ellos, se Gorrent•
\o- 286-

Moodones que debe contener el cheque.

Todas las menciones que indicaremos tienen carácter esencial, porque en


el cheque no existen menciones facultativas o voluntarias, como ocurre en la
letra de cambio, según disposición del Art. 13 de la ley, que dice:
Art. 13: ",Cualesquiera otras circunstancias ú cláusulas que se agreguell
al cheque, se tendrán por ,no escritas". ,(Inc. final).
Sin embargo, hay una cláusula que puede agregarse a voluntad y llue
tiene por objeto cambiar el carácter del cheque, pago en cheque comisión de
cobranza; nos referimos a la cláusula "pa~a mi", que luego analizaremos.

N.9 12345 (2) Santiago, 15 de Noviembre de 1934 (3)


Al Banco de Chile (1)
Páguese a la orden de Alfredo Gaete o al portador,
la suma de mil pesos .... ,,, ... " ......... " ... " .... "., .... .
............................................ ....................... .
$ 1.000. (4) Rugo Guerra

(1) El cheque debe expresar el nombre del librado. (Este nombre siempre
figura impreso en el formulario que entrega el Banco).
(2) Debe contener el lugar del giro del cheque. Esta mención tiene e::;pc-
cial importancia para los efectos de determinar el plazo de presentación <.le
estos documentos.
Art. 23: "El portador de un cheque deberá presentarlo al cobro dentro
del plazo de treinta días, contados desde su fecha, si el librado estuviere en
la misma plaza de su emisión, y dentro de sesenta días, si estuviere en, .jtra.
Este plazo se aumentará tres meses para los cheques girados desde el
extranjero. • .
El portador de un cheque que no reclama su pago dentro de los plaz(\$ se-
ñalados, peJ,"derá su acción contra los endosantes. En el mismo caso el porta-
dor p~rderá su acción contra el librador si .el pago se hace imposible por heche;
o culpa del librado, posteriores al vencimiento de dichos plazos".
(3) D(!be indicar la fecha del giro del cheque. El señalamiento de esta
fecha tiene importancia para los mismos efectos que señalábamos en el nú-
mero anterior, y además para los efectos de la provisión de fondos, porq L1C,
como sabemos, el cheque debe girarse con provisión de fondos constituílla
de antemano.
En consecuencia, un Banco librado debe rechazar un cheque que se le
pre~ente sin fecha, aun cuando es esta una práctica muy corriente en el co-
mercio; a diferencia de lo que ocurre en Francia donde se exige que la fe-
eha del documento haya sido puesta de puño y letra por el librador o gi.ra-
dar del cheque.
Otra prádica muy usada en el comercio, especialmente por los usure-
ros, es la postdata del cheque, o sea, el giro de éste con una fecha poste-
riQ1. Se suscitan cuestiones acerca del valor' de estos cheques, pero hay quo;
llegar necesariamente a la conclusión de que esta es una operación irregu-
lar que desnaturaliza los objetivos del cheque porque '10 hace servir a fines
a que no está destinado.
(4). El cheque debe contener también la indicación de la cantidad gi-
rada, en letras y números. (En la letra de cambio vimos que era facultativ)
el expresar la cantidad en letras y números; aqui esto es obligatorio y, e!1
casn de disconformidad entre ambas menciones, debe aplicarse la regla del
artículo 636, según la cual debe tenerse a la expresian en letras por el ver··
dadero valor) ..
- 287-
Se ha omitido en el Art. 13 una mención que debe entenderse incorporada
al cheque por si sola: la indicación del beneficiario, de la persona a ql1iea
debe haceme el pago, que puede ser el mismo librador o una tercera per-
sona.
Tampoco ha establecido este artículo que se mencione el plazo de pre-
sentación del cheque, ni el precio del cheque y el objeto en que se ha reci-
bido ,este precio (valor recibido en ,dinero, en mercaderías o valor en cuenta).
No se indica el ,plazo de presentación, porque como es sabido el cheque es
un documento pagadero a 'la vista; y no se indica el precio ni los obje'tos en
que se ha recibido, porque estas mendones equivalen a la mención de La cau-
sa del contrato, y como es sabido ellas tambiéh fueron suprimidas respecto a
la letra por el D¡el 777,

Cesibilidad del cheque.

La cesibilidad del ch.equedepende exclusivamente de la forma en que


esté redactado: nominativamente, a la orden o al portador, y los formularios se
renactan en tal forma que se permite a las partes girar el documento en .la
forma que estimen más conveniente. .

Cheque nO,minativo.

Art. 14: "El cheque en que se hayan borrado conjuntamente las palabras
"a la orden de" y "al portador", deja de ser transferible y sólo podrá pagarse
a la persona a cuyo nombre fué girado.
No obstante podrá ser endosado a un Banco en comisión de cobranza y
únicamente por la person,a a cuyo nombre fué girado".
. El primitivo Art. 14 de la ley sólo contenía el primer inciso, lo cual se
prestaba a dificultades porque al decir "deja de ser transferible, ,." inducía a
creer que no podía cederse en la forma corriente en que se ceden los créditos
nominativos ni podría ser depositado por el mismo beneficiario en una cnenta
corriente que tuviera' en un Banco distinto del Banco librado.
Para evitar estos inconvenientes la ley de 19 de Agosto de· 1922 agregó
1111 artículo que es el que hoy figura como inciso 2 del Art. 14, y desde enton-
ces la ley permite endosar el cheque nominativo en comisión de cubranza. (No
'Se trata de endoso traslaticio de dominio).,

Cheque a la orden~

El cheque a la orden es tni.nsferible por endoso como cualquier otro do-


cumento él la orden y todo lo que ya hemos dicho con respecto al endoso tras-
1atiCio de dominio, se aplica aquí si'n modificación alguna. .
Art. 11: "El cheque puede ser girado en pago de obligaciones o en co~
misión de cobranza. .
El cheque puede ser girado en la misma plaza en que haya de ser pa-
gado o en otra diferente.
El cheque, dado en pago, se sujetará a las reglas generale¡.; de la leíra
de cambio, salvo lo dispuesto en la presente ley.
El cheque girado en comisión de cobranza deberá llevar las palabras
«para mí" agregadas por el Ubrador en el cuerpo del mismo, y ~e sujetará a
18.s reglas g.enerales del mandato y en especial de la diputación para recibir".
- 288-
Cheque al portador.

Conforme a las reglas generales, ellos se transfieren por la mera tradI-


ción manual y su transferencia no constituye responsable al cedente sino en
cuanto a la autenticidad del documento. (En estos cheques el endoso signi-
fica 'afianzilmiento del pago).

Clasificaciones del cheque.

1) Cheques girados a ravo ... del mismo librador.


En este caso, la situación es muy sencilla y hay simplemente un ¡nar.dato
del librador al librado para que le pague a él mismo una determinada sl'.ma
de dinero. (Esto ocurre cuando el librador quiere retirar sus depósitos en el
Banco y se puede decir que estos cheques equivalen a un verdadero recibo que
se dá al ¡¡brado con justificacióll de los cargos que se le hacen a la cuenta
corriente). ,.
2) Cheques girados a favor de una tercera persona (beneficiario).
En este caso. se pueden presentar dos situaciones: o bien funciona el
cheque como instrumento de pa'go (cheque-pago), o bien el tercero es un
simple comisionista, un mandatario del librador para el cobro de la suma in-
dicada (cheque mandato o cheque en comisión de cobranza).
Con anterioridad a la dictación de la actual le) de cheques. nada, habla
en estos documentos que permitiera conocer por su sólo examen si se había
dado en pago de una obligación del librador para con el beneficiario o si st'
\es había girado en comisión de cobranza; de modo. que el cheque no daba
acción al beneficiario contra el librado en caso de no pago cU3¡ndo se trataba
de cheque-pago, ni al librador contra el beneficiario cuando se trataba de
un cheque-mandato, porque no sabía que carácter tenía. (Así tuvieron que re-o
'Sob¡erlo en varias ocasiones los tribunales de justicia).
Por eso, el cheque no podía desempeñar en la práctica los objetivos a
que estaba destinado. -
Además, en los casos de no pago del cheque por falta de provisión de
fondos era muy difícil iniciar acciones contra (qs libradores, por ser difícil
también justificar el dolo, base del delito; y esto' aumentaba la desconfLltIza
en el cheque para admitirlo en pago de una obligación cualquiera.
Todo esto ha cambiado radicalmenfe con la dictación :de la ley de che-
ques. Se ha dado un medio fácil para determinar por su sólo examen el ca"'
rácter de éste, estableciéndose que .todo cheque que no Hev'a la mención
"para mí" funciona como medio de pago, presupone la existencia de una obli-
gación del librador a favor del beneficiario que se va a extinguir por medio
de este documento. Basta, entonces, un examen externo del cheque para saber
si es cheque pago o cheque mandato y para que nazcan las acr.iones corres-
pondientes, y la sola circunstancia del giro de un cheque sin provisión de fon-
dos constituirá una presunción de dolo en contra del librador.

a) Cheque-Mandato.

Cheque-mandato es el que se gira en comisión de cobranza y que lleva


la cláusula "para mí" agregada por el propio librador.
Operan en este caso dos mandatos: El mandato que hay en todo cheque,
del librador al librado; y, por otro lado, un mandato de cobro que da E'i ií-
brador al beneficiario del cheque.
La ley, en el Art. 4, somete esta clase de cheques a las reglas genera:t:s
del mandato y especialmente a la diputación para recibir, y agrega:
- 289 --
Art. 12: . "Se presume que el tenedor de un cheque girado en simple co-
misión de cobninza, ha entregado la cantidad cobrada al librador si éste no
dedujere su acción dentro de los quince días siguientes al pago del cheque".
Es, esta unl3. presunción legal que .admite prueba en contrario.
El \ cheque-mandato no es susceptible ele protesto porque no hay acción
del beneficiario contra el librador, pero la ley no lo prohibe y como podría
serie útil al mandatario para los efectos de justificar ante su mandante la
razón del no pago del cheque, éste puede ,exigir que se estampe este protestO.
El beneficiario de. un cheque en comisión de cobranza 'no puede endosarlo
para tr,an,sferir su dominio, pero no hay ningún inconveniente para que 10 en-
dose, a su vez, en comisión de cobranza, operaci6n esta muy frecuente en
las instituciones bancarias. .

Causales de ca,ducidad del cheque mallldato.

Este cheque, como todo mandato, termina por las causales de caducidad
generales a este contrato, y por las siguientes causales especiales:
1.9 El trascurso del plazo que la ley señala para su· presentacióti.- (30
días, si fuere pagadero en la misma plaza; 60, si fuere pagadero en una dis-
tin,ta; y 3 meses más sobre el último plazo si se gira para ser pagado en el
extranjero) .
2. Q La revocación del mandato.
Art. 26: "Si el librador avisare. por escrito al librado q'ue 110 efeCtúe el
pago de un cheque éste se abstendrá de hacerlo; pero, si el aviso se diere
después de estar pagado, el librado queda exento de toda respon.sabilidad.
La orden de no pagar el cheque puede ser dada por el librador solamen-
te en l.os siguientes casos: .
!.<' Cuando la firma del librador hubiere sido falsificada;
2.9 Cuando el cheque hubiere sido alterado con respecto a li). suma o a
la person·a del beneficiario, con ;posterio'ridad a la emisión; .
3.9 Cuando el cheque hubiere sido perdido, hurtado o robado.
Se observará en tales casos 10 dispuesto en el artículo 29.
3.Q La muerte del nmndarite o del mandatario.
Art. 36: "El cheque en comisión de cobranza caduca por la muerte del
tenedor o librador, siempre que el hecho se haya puesto por escrito en co-
nocimiento del librado por cualquier. persona interesada".

b) Cheq,ue-plago.

Este cheque presupone. siempre una obligación -anterior, que proviene


de cualquiera causa, entre el 'librador y el .beneficiario. (Siempre que en un
cheque falte la cláusula "para· mí" debe entenderse que el cheque se :ia en
pagO de obligaciones equivalentes y da 'en consecuencia acción contra el li-
brador para obtener ese pago).
1.'1 Derechos y deberes del portador..-- La principal obligación del por-
tador de un cheque pago es <la de presentarlo en. cobro dentro de los plazo~
legales y la de protestarlo en caso ,de falta de pago.
No se concibe en el cheque, desde el momento que es un documento que
se otorga siempre a la vista, su aceptación previa. La ley no sólo no ha acep-
tado la aceptación de los cheques, sino que la ha prohibido, considerando que
en esa forma se desnaturalizaría su· carácter, puesto que el Banco librado nu
responde oel pago· del documento al ben,eHciario, sino que responde de este
pago al librador.,
.
Sobre el particular dice el
290 -
Art. 25: "El cheque aceptado por el librado, no podrá ser devueltu al
interesado" .
En otros países (Europa y E.E.U.U.) se permite esta aceptación y se per-
mite que el portador lleve el cheque al Banco para que éste le indique si lo
puede pagar o no (cheque-certificado); y el Banco acostumbra poner la pa-
labra "0000", con lo cual queda obligado a su pago.
El creque sólo puede ser presentado para el pago dentro áe losi plazos
breves que señala la ley en el Art. 2S, y a los cuales ya hemos hecho refe-
rencias en otra ocasión. (En otros países son aUnl más breves que los estable-
cidos en este artículo). .
El ,inciso 2 !Se presta a dudas en lo que se refiere a la manera de compu-
tar el plazo que allf se señala, pues puede interpretarse de dos maneras. O
bien, que ~e aumente en tres meses más, de modo que sean 60 días más tres
meses; o bien, que se aumente en total hasta tres meses. Ni el título de' la
leyes claro ni tampoco hay antecedentes en la historia de su discusión que
permitan llegar a una solución; pero lo más verosímil es que se interprete
esta disposición en el sentido de que se agreguen 3 meses, hasta formar U\1
total de 5 meses. .
La ley prohibe al librado pagar cheques presentados fuera de plazo.
Art. 24: 'IEl librado no está obligado a pagar los cheques que se pre-
senten fuera de los plazos señalados en el artículo anterior.
Con todo, podrá pagarlos con el consentimiento escrito del librador".
Sin embargo, el librador puede revalidar el cheque dando su consenti-
miento escrito para que se pague, y esta revalidación puede hacerse por
carta o en el mismo cheque. .
Vemos aquí una situación algo semejante a la de las letras a la vista en
las cuales no hay plazos convencionales para el pago sino plazos legale~ (Art.
685), pero con la diferencia de que allá los plazos son más largos
La sanción que tiene el portador por el no cumplimiento de esta obliga-
ción es parecida, pero con algunas diferendas, a las' que hemos visto res-
pecto de las letras de cambio. Se refiere a ellas el inc. 3.
Art. 23: "El portador de un cheque que no reclama su pago dentro de
los plazos señalados, perderá su acción contra los endosan tes, En el ml~mo
casa el portador perderá su acción contra el librador si el pago se hace im-
posible por hecho o culpa del librado, posteriores al vencimiento de dichos
plazos".
En otros 'términos, el cheque se perjudica respecto de los endosan tes pero
no del librador; si después de trascurridos estos plazos cae en quiebra el li-
brado el portador pierde también sus accion-es contra el librador, a menos
que éste no hubiera tenido provisión de fonodos (idéntica situación a la con-
templada en el ine. 2 del Art. 651).
Se presenta todavía, entonces, la cuestión de saber si, perdidas las accio-
nes del cheque, pierde el portador las acciones derivadas de otros contratos
que lo liguen con el librador, o sea, se trata de saber si el cheque produce o
no produce novación.
En realidad, el cheque no produce novación; de modo que aunque el che-
que se perjudique no se pierden las acciones derivadas de otro:5 contra,tos y
estas subsisten con todo ""U vigor. .
El cheque debe presentarse al librado debidamente cancelado, aun cuandu
se trate de un cheque al portador. Es cierto que en este último caso no nece-
sita el Banc-oexigir del portador la justificación de su identidad, porque la .
mera tenencia del título hace presumir que el que lo lleva es dueño del docu-
mento; se exige ésto por los Bancos como una comprobación de que el cheque
ha sido pagado y para evitar abusos y falsificaciones, porque la firma que flU¿-
-291 -
de en el cheque podrá servir más tarde para descubrir a los autores de la fal-
~,ificación.
, En' e'uanto a las reglas sobre validez del pago, la ltry de cheques no
:consigna ningún principio especial, de modo que habrá que aplicar lisa. y lla-
namente las disposiciones de los Arts. 714, 715 Y 716 del C. de e., que ya
tuvimos oca'sión de analizar en su oporturtidad. (Hay algunas reglas especia-
les en cuanto a la falsificación del documento, que luego veremos).
El lIbrado debe abstenerse de pagar el cheque no sólo cuando han trans-
currido los plazos para su presen'tación en cobro, sino también cuando fia re-
cibido aviso del librador para que no 10 pague.
El primitivo Art. 26 de la ley contenía sólo el primer inciso del wrrespon-
diente articulo de la ley ·actual y consagraba d.e una manera absoluta la facul-
tad del librador de revocar el cheque y establecía de. una manera absoluta la
obligación del librado de acatar esa orden, pero el D/L 611 agregó el inc. 2
que aparece en el Art. 26 de la ley actual y que dice:
"Si e! librador avisare por escrito al librado que no efectúe el pago de
un ,cheque, éste se. absten~r~ de. hac;erlo; pero, si el aviso se diere después dI'
estar pagado, el librado queqará exento de toda responsabilidad.
La orden de no pagar el ,ch~que puede ser dada por el librador sola!TIente
en los siguien,tes casos:
1.9 Cuando iá firma del librador hubiere, sido falsificada;
2.9 Cuando el cheque hubiere sido alterado con respecto a la suma o a.
la persona del beneficiario, con posterioridad a la emisión;
3.9 Cuando el cheque hubiere sido perdido, hurtado o robado. Se observa-
rá en tales éasos 10 dispuesto por el Art. 29".
(L9S N.os 1 y 2 ~on absurdos e inocentes, porque si la firma del librador
ha sido falsificada o si el cheque ha sido alterado .con posterioridad a la emi-
sión, ¿cómo habría él de saberlo?). .
El librado no ,es~á obligado a darle al portador la razón por la cual no
le paga el cheque ni tiene nada que temer frente al beneficiario ni frente al
librad9r; pero si el librador ha' revocado la orden por el puro gusto de mo-
lestar al beneJiciario existe una presunción ,de dolo en su contra.
Puede presentarse la cuestión de saber si debe o no pagarse por el li-
brado un cheque que le es presentado con posterioridad a la muerte del li-
brador.. .
El señor Palma cree que debe ser pagado', y se basa para "ello en las si-
guientes razones:
En primer lugar, en el Art. 26. nQ se hace nin'guna referencia a la muerte
como cqusal para el no pago' del cheque.
En segundo lugar, el) la historia fidedigna del establecimiento d,e la ley.
y por último, en que 'si bien es cierto que la muerte del l'ibtatdor provoca
el cierre de la cuen.ta corriente, se trata aquí dé una operación ·anterior a su
fallecimiento y no existiría la contradicción que aparentemente parecería pre-
sentarse. '
En el . ca'so . del no pago del cheque por cualquier motivq' tiene el porta-
dor alguilOs deberes que cumplir para poder conservar sus accione!>' contra el
librador y endosan tes.
Desde luego, debe protestar.el cheque por falta de pago. (Ya sabemos por-
que no puede hablarse aquí de protesto por falta de aceptación); pero nl) es
necesario, como ocurre en la letra de cambio, que en este protesto in.tervenga
un notario y que este protesto se haga precisamente al día si'guiente 'del ven-
cimiento del documento.
Sobre el particular, dice el Art. 33:
"Los cheques sólo podrán protestarse por falta de pago.
·~ 292-
El protesto se estampará en el dorso al tiempo de la negativa del pago,
-expresando la causa, la fecha y la hora, con las firmas del portador y del li-
brado, sin que sea necesaria la intervención de un: ministro de fe".
Por ejemplo. Si presentado el cheque al Banco éste no lo paga por falta
de fondos puede pedirse que se ponga un timbre que dirá:
El Banco de Chile no pagó este cheque por falta de . fondo~. San Hago,
veinte de Noviembre de 1934. Firma del librado.

Situación del cheque protestado.- Para estos efectos hay que distlr guir
dos órdenes de relaciones. 1.9 Relacion-es entre el portador del cheque y el
Banco librado; y 2.9 Relaciones entre el portador y los demas Llbligado~.
1.9 Relaciones entre el portador del cheque y el Banco librado.- Aquí, lo
mismo que en la letra de cambio, no hay entre el portador y el Iíbrado rda-
ción alguna; y además, como el cheque no es susceptible de aceptación n.tn-
ca podrá el Banco incurrir en responsabilidades especiales respit'cto del li-
brador.
Hay que aplicar sobre el particular todo lo que dijimos al tratar dp. la
letra de cambio éon respecto a que el tenedor del cheque no tiene ningún de-
recho con respecto a la provisión' de fondos que el librador pudiera tener en
poder del Banco librado, porque como la ley de cheques no hace ninguna re-
ferencia . especial sobre esto, se aplica lisa y nánamente la disposició!1J del
Ari. 695 del tC. de C" a virtud dél Art. 1 fine. 3, según la cual "el cheque dado
en pago se sujeta a las reglas de la letra de cambio, salvo lo dispuesto en la
presente ley".
Dice ese articulo:
Art. 695: "El portador de una letra de cambio protestada por faIfa de
aceptación o de pago en ningún caso tiene derecho a la provisión' hech:l por
el librador u ordenador".
2.9 Relaciones entre el portador del cheque y ios demás obligados.- Hay
que distinguir aquí varias clases dE' acciones: a) acciones fundadas en el che-
que mismo (contra el librador y endosantes); b) acciones especiales en caso
"de que no se pague el cheque pdr falta de provisión de fondos (acciones c¡-
viles y penales), y c) acciones del portadór contra el librador y endosantes ex-
trañas al cheque y que provienen de otros contratos que se pudieran. haber
celebrado entte ellos.
a) Acciones fundadas en el cheque m1.smo.,--- Ya hemos dicí10 que 1(1 ley
le dió a estos documentos mucho más füerza deT<1' que antes tenían, pues
. según ella presuponen la existencia de una obligación del librador a favor del
port::l'dor, de modo que sin que haya que fundar las acciones en otros co-ntratos,
basta el sólo cheque para poder iniciar las acciones de cobro contra el libra-
dor y endosan tes.
Además, aplicando al cheque-pago las reglas de la letra de cambio, Ljue-
-dar¡ responsables ante el último endosatario y último tenedor, el librador y to-
dos los endosantes del cheque, a menos que no se haya presentauo el cheque
en cobro dentro de los plazos máximos que señala la ley.
Estas acciones pueden ser de dos clases: ejecutivas' ti ordi::arias.
Para los efecíos del ejercicio de la acción ejecutivat bastará ateners<:: a
los principios establecidos en el C. de P. C. (Art. 457 modificado por el D¡'L
778), Y con respecto a la cual el Art. 34 de la ley señala un plazo brew de
prescripción de un año, pues dice:
"La acción ejecutiva contra los obligados al pago de un cheque protesta-
do,. prescribe en un año, contado ,desde la fecha del protesto establecido en
el Art. 33".
293 -
También pu~de el portador del cheque entablar la correspondien,te aCClOn
ordinada, pero con la particularidad de que esta acción ordinaria prescribe
en cuatro años por disposición expresa del Art. 761 del C. de C.
b) Acciones especiales en caso de no pal~ diel cheque por falta de provi-
sión de fondos.-Confornie a las reglas ya estudiadas,es de rigor que en el che-
que exista provisión de fondos con anterioridad' a su giro y que en el protesto
se exprese la causa del no pago del documento.
Podrá a veces constituir esto un verdadero engaño, pero también puede
ser que el giro del cheque en estas condiciones se deba simplemente a un
error o a un olvido del librador.
Con anterioridad a la diCtación de la ley de cheques era muy difícil d,e-,
terminar si había habido dolo del librador en caso de no pago :del cheque por
faltd 'de provisión', y' a esto se agregabá todavía 'la dificultad ,de determinar
si el cheque había sido dado en pago o sólo en comisió,DI de cobranza.
La ley actual dispone sobre el particular:
Art. 22: "El librador >deberá tener de antemano fondos disponibles su-
ficientes en poder del librado. El que girare sin este requisito, será responsa-
ble de los perjuicios irrogados al tenedor, y, en caso de dolo, será castigado
como reo de estafa. .
El dolo se presume cuando el librador retire voluntariamente ,los: fondos
disponibles después de girado el cheque; cuando gire a sabiendas sobre 'cu,en-
fas cerradas; y, cuando, puesto en su conocimiento el protesto del cheque por
falta de fondos, no 10 consignare dentro del tercero día, con el objeto de efec-
tual' el pago. , "
El dolo se presume, además, cuando 'el librador revoca el cheque sin que,
a juicio del tri:bunal, 'existan las causalesi a que se refiere el Art. 26.
El dolo puede purgarse efectuando el pago del cheque y c.ostas dentro
,del tercer día desde el requerimiento judicial""
O sea nace acciónl civil para obten'er indemnización de perjuicios y e~'la
se rige por las reglas generales del derecho; y nace acción penal para ob'te-
ner el ca digo del culpable en caso de dolo. (No podía 'la ley establecer de
una ,manera absoluta la procedencia de la acción penal).
En conformidad a las reglas generales el dolo podría tener- cabida si se
probára, pero como ello podría también ser muy difícil la ley ha~eñaladQ tres
casos en los cddes, por el hecho de concurrir ciertas circunsta.ndas, hay pre-
sunción legal de dolo. ,
U El dolo se presume por el retiro volu!ltario de los fondos después' de
girado el cheque.- Para que tenga lugar esta primera presunción es necesa-
rio que el retiro de la provisión sea posterior al giro del cheque y es por esto
que tiene importan<;:ia 'el conocer la fecha exacta de la emisión delcheqne.
Además, es menester que el' retiro !de la provisión sea voluntario; no lo será,
por ejemplo, si ella queda paralizada por ordenl judicial (embargos, ,etc.).
2.Q El dolo se presume cuandp se gira a sabie'ndas sobre cuenta cerl1ada.--Lo
que hay que probar aquí es que el giro sobre cuenta cerrfada se hizo a sa-
biendas. ' .
3.9 El dolo se presume cuando, avisado el librador del pl'Otesto del cheque
por falta de fondos, no los 'consigna idientro de terc,ero dia cO'n el Oibjeto d~
efectuar el pago
El DjL 611 agregó todavía otro caso de presunción de dolo que tiene
sin embargo po'ca aplicación en la práctica:i'Se presume también dolO', dice,
euoodo el librador revoca el cheque s~nl que a juicio del tribunal existan .las
causales a que 'se 'refiere el Art. 26".
. - 294 -
En todos estos casos el dolo constituye al librador reo del delito de esta-
fa y deberán pasar los antecedentes al juzgado del crimen a fin de seguir el
prü'ceso y aplicar la pena correspondiente. .
Sin embargo, se da todavía al librador una última oportunidad, pues el
inc. final del Art. 22 dice:· "El dolo puede purgarse ef~ctuando el pago del
cheque y costas dent¡o de tercero dla desde el requerimiento judicial".
c) Acciones sobre falsificaciÓt1!.- Tiene este párrafo una gran impor-
tancia porque en él vamos a ver como se determina quien debe resp~mder del
valor del cheque.
Las regla$ de la ley son claras y precisas a este respecto y están tomada:;
de las disposiciones sobre el particular del C. de Comercio argentino.
Para saber quien debe responder de la pél"dida de un cheque en caso d~
falsificación hay que distinguir varias. situaciones, contempláda:3 en el Art.
16 que dice:
Art. 16: "En caso de falsificación de un cheque el librado es responsable::
U Si la firma del librador es visiblemente disconforme con la dejada en
poder del librado para cotejo;.
2.Q Si el cheque tiene raspaduras, enmendaturas u otras a1teracione~ no-
torias; y
3.Q Si el cheque no es de la serie entregada al librador.
Si la falsificación se limitare al endoso, el librado no será responsable,
sino en el caso de haber pagado a persona desconocida, sin tomar la prt:cau·
ció n establecida en el Art. 715 del Código de Comercio".
l.Q Falsificación de la firma del librador.- En este caso hay que cH$tin~
guir según que la falsificación se haya hecho en un ejemplar de la ser!\:! en-
tregada al librado o en otro distinto, y según que esa falsificación 'Sea o no
notoria.
Desde luego, basta la sola circunstancia de que un Banco haya pa-
gado un cheque falsificado 'de una serie distinta a la que corresponde al
librador, para que el Banco pierda su valor. Se presume aquí que hay negli-
gencia de parte del librado al no haber hecho la comprobación correspon.:
diente, mientras tanto que al librador no hay ningún cargo que imputarlú>
No hay que atender aquí a si la falsificación es .o no notoria, porque aun
cuando la falsificación esté' muy bien hecha siempre el Banco será responsa ..
ble, porqlle subsiste esa causal de negligencia de su parte.
Refiriéndose al otro caso dice el .
Art. 17: "El librador es responsable si su firma es falsificada en cheque
de su propia serie y no visiblemente disconforme".
Según esto, cuando la falsificación se ha hecho en un ejemplar de la mis-
ma serie dada al librador, se presume que ha habido negligencia de éste en
la guarda o custodia de su libreta de cheques; pero para que pueda ·achncár-
sele a él la responsabilidad de la suma que el cheque comprende es necesario,
además, que la firma no haya sido visiblemente disconforme. (A contrario
sensu, subsiste la responsabilidad del Banco si la firma es notablemente dis-
con,forme).
Se entiende que la firma es "visiblemente disconforme" cuando la fal,sHicación
puede ser advertida por cualquiera persona, sin necesidad de recurrir a un
perito callgrafo.
2.Q Falsificación de la fecha u otras mclnciones.- En este caso el Banc0-
será responsable cuando el cheque contenga raspaduras.
3.Q Falsificación del endoso.- Por lo general, en e~te caso no es res-
ponsable el librado, porque. él nó tiene la obli~ación de verificar las firmas
de los endosantes ni tiene tampoco medios d.e hacerlo. (Responde del cheque la
perSO'na cuya firma fué falsificada; y esto a manera de sanción por su des-
295 --
cuido al permitir que le susirajeran el' documento). Sólo es responsable cuan-
do le paga a una persona desconocida !s,in ,éxigirle comprobación ,ete su identi-
dad (Art.715 del ,C. de C.).
El Art. 29 de la ley de cheques nos indica las medidas que deben tomar-
se en caso de pérdida~ hurto o robo del cheque. (El C. de C. ya hª-bfl3. con-
templado esta situación cori respecto a las letras de cambio en sus Arts.
706 a 709).
Art. 29: "En caso, de pérdida, hurto o robo, de un cheque, el portador
practicará la,s diligencias siguientes: -
}.Q Dar aviso escrito del hecho al librado, quien suspenderá el pago del
cheque por diez días; -
2," Publicará el aviso del hecho, en un diario de la localidad durante
éinco días; , , "
3.Q Requerirá del librador y endosantes, dentro del mismo plazo, la anu-
lación del cheque extraviado y el otorgamiento de otro nuevo a su favor;
4.Q En subsidio acudirá al juez, para que prohiba al librado el pago del
cheque extraviado. El juez resolverá breve y sumariamente, previa caución
que garantice las resultas.
'La caución subsistirá por el término de un año si no se hubiere trahado
litis ni hubiere mérito para cancelarla". .
Como vemos, se ha ampliado el pla,zo del Art. 707 de 24 horas a 5 días,
y se exigen publicaciones. Además, se faculta al librador para anular el che-
que mediante una carta dirigida al Banco librado, por la cual se le ordena
que no pague el documento; en subsidio ;de todas- estas- medidas, debe el !ibra-
dar recurrir al juez para que éste ordene al librado 'el no pago del cheque.
d) Acciones ajenas al cheque.- Son estas las que emanan del contra-
to que da origen al cheque mismo.
Ya hemos visto que es regla general que los efectos de cOílllercio no pro-
ducen novación. Pues bien, ei cheque no hac.e excepción a e~sta regla general,
pero con la' diferencia de que aun cuando 'se trate de cheques al portadcr, su
giro tampoco produce novación.

Cheque-cruzado.

Se llaman cheques cruzados los que tienen en su anverso dos rayas trans-
versales paralelas y que no pueden ser presentados al pago sino por un
Banco. (Art. 3.0). ..
La sola circun,stancia de que el cheque lleve estas rayas, ya en el for-
mulario, ya escritas con tinta, supüne siempre que' no podrá ser presentado al
pago sino por intermedio de un Banco. . '
Es ,esta una medida que tiende a evitar ahusos y falsificaciones, suplan-
taciones de personas, etc. '
,El cruzamiento puede ser general o especial:
'El cruzamiento es general cuando lleva· simplemente dos líneas parale-
las, sin ninguna indicación entre ellas; y faculta al tenedor para dar el che-o
que en cobro al Banco que a él 'se le ocurra. .
El cruzamiento es especial, cuando entre esas líneas va indicado, el nom-
bre de un Banlco, que precisamente será el único que ·podrá servirle de i'nter-
mediaría al portador para el efecto de practicar el cobro.
El cruzami,ento puede hacerse en el momento mismo del giro del cheque
o posteriormente, y el portador de un cheque de este tipo se servirá. de rol de·-
positándolo en su cuenta: corriente, para que su Banco lo cobre .a su turno
al Banco respectivo.
- 296-
Ha habido dudas acerca de si bas.ía o no el cruzamiento para realizar
el cobro; y es por esto que, para evitar dificultades; conviene endosar pre-
viamente el cheque.
El Banco es, pues, un simple mandatario, porque no hay transferencia del
documen tn, ni tampoco significa el cruzamiento que pueda limitarse la cesibili-
dad del cheque. La única particularidad consiste en que el último portador
debe recurrir a un Banco para los efectos de su cobro.
Tratándose del cruzamiento especial el Banco encargado puede delegae
esta comisión a otro Banco mediante el endoso del cheque.
El ArL 40 de la ley se refiere a 10 que en la práctica bancaria se :;ueie
llamar el "Cementerio de los Bancos", y dice:
"Dentro de los meses de Enero y Julio de cada año, los Bancos a\Ísa-
rán a sus respectivos acreedores, la existencia de los créditos que aparezcan
a nombre de ellos en la institución, siempre que pueda creerse ,¡ue lo :gno-
ran u olvidan, lo cual se presumirá de los que, siendo líquidos y exigibles, no
devengan intereses ni han sidO' cobrados en los años siguientes a su vencI-
miento. '
Se aplicará la misma regla a los créditos no comprendido~ en el inciso
anterior después de cinco años, contados desde la última percepción o liqui-
dación de intereses. .
Por cada infracción a lo dispuesto en los incisos precedentes, el Banco in-
currirá en una multa de cincuenta a cien pesos a beneficio fiscal.
El inspector fiscal de Bancos vigilará el cumplimiento de lo ordenado en
este artículo".
En el proyecto esta disposición contenía también la obligación de pu-
blicar avisos en los periódicos; pero con muy buen acuerdo se la 'Suprimió,
teniendo en cuenta los abusos a que podía prestarse semejante medida.
índice
TITULO xm
DEL -PRESTAMO O MUTUO

El préstamo mercantil tiene las mismas características del préstamo ci-


vil en cuanto a que es un contrato retal, que se perfecciona por la en,trega' de
dinero o cosas fungibles que una de las partes hace a la otra.
E! Art. 2196 del Código Civil, definiéndolo dice:
ArL 2196: "El mutuo o préstamo de consumo es un contrah en que una
de las partes enfréga a la otra cierta cantidad de cosas fungibles con c~rgo
de restituir otras tantas del mismo género y calidad".
Por lo tanto, no sólo p.uede prestarse dinero, sino cualquier cosa que sea
fungible.
De acuerdo con las ideas generales y con el Art. 2196, parece evidente
que pueden darse en préstamo valores comerciales, por ejemplo. bonos hi-
potecarios, bonos de la deuda. pública, etc. Ha habido discusión sobre el par-
ticular. Estos documentos son al portador; no son dinero, por cierto, pero se
asemejan a la moneda. Evidentemente, a los bonos hipotecario3 y fiscale3
pllededárseles el carácter de cosas fungibles, porque eIlo oólo depend~ de
la voluntad de las partes.
De acuerdo con estos principios, no cabe duda de que pueden darse en
préstamo bonos hipotecarios y fiscales, con cargo de restituir otros tantos del
mismo tipo de interés y amortización. Sin embargo, a pesar de que la cues-
tión es clara, hay una sentencia de la :Corte Suprema, de l.\> de Diciembre: de
1921, que ha declarado, anulando un' fallo de la Corte de Apelaciones, que
no pueden darse bonos en préstamo.
- 296-
Ha habido dudas acerca de si bas.ía o no el cruzamiento para realizar
el cobro; y es por esto que, para evitar dificultades; conviene endosar pre-
viamente el cheque.
El Banco es, pues, un simple mandatario, porque no hay transferencia del
documen tn, ni tampoco significa el cruzamiento que pueda limitarse la cesibili-
dad del cheque. La única particularidad consiste en que el último portador
debe recurrir a un Banco para los efectos de su cobro.
Tratándose del cruzamiento especial el Banco encargado puede delegae
esta comisión a otro Banco mediante el endoso del cheque.
El ArL 40 de la ley se refiere a 10 que en la práctica bancaria se :;ueie
llamar el "Cementerio de los Bancos", y dice:
"Dentro de los meses de Enero y Julio de cada año, los Bancos a\Ísa-
rán a sus respectivos acreedores, la existencia de los créditos que aparezcan
a nombre de ellos en la institución, siempre que pueda creerse ,¡ue lo :gno-
ran u olvidan, lo cual se presumirá de los que, siendo líquidos y exigibles, no
devengan intereses ni han sidO' cobrados en los años siguientes a su vencI-
miento. '
Se aplicará la misma regla a los créditos no comprendido~ en el inciso
anterior después de cinco años, contados desde la última percepción o liqui-
dación de intereses. .
Por cada infracción a lo dispuesto en los incisos precedentes, el Banco in-
currirá en una multa de cincuenta a cien pesos a beneficio fiscal.
El inspector fiscal de Bancos vigilará el cumplimiento de lo ordenado en
este artículo".
En el proyecto esta disposición contenía también la obligación de pu-
blicar avisos en los periódicos; pero con muy buen acuerdo se la 'Suprimió,
teniendo en cuenta los abusos a que podía prestarse semejante medida.

TITULO xm
DEL -PRESTAMO O MUTUO

El préstamo mercantil tiene las mismas características del préstamo ci-


vil en cuanto a que es un contrato retal, que se perfecciona por la en,trega' de
dinero o cosas fungibles que una de las partes hace a la otra.
E! Art. 2196 del Código Civil, definiéndolo dice:
ArL 2196: "El mutuo o préstamo de consumo es un contrah en que una
de las partes enfréga a la otra cierta cantidad de cosas fungibles con c~rgo
de restituir otras tantas del mismo género y calidad".
Por lo tanto, no sólo p.uede prestarse dinero, sino cualquier cosa que sea
fungible.
De acuerdo con las ideas generales y con el Art. 2196, parece evidente
que pueden darse en préstamo valores comerciales, por ejemplo. bonos hi-
potecarios, bonos de la deuda. pública, etc. Ha habido discusión sobre el par-
ticular. Estos documentos son al portador; no son dinero, por cierto, pero se
asemejan a la moneda. Evidentemente, a los bonos hipotecario3 y fiscale3
pllededárseles el carácter de cosas fungibles, porque eIlo oólo depend~ de
la voluntad de las partes.
De acuerdo con estos principios, no cabe duda de que pueden darse en
préstamo bonos hipotecarios y fiscales, con cargo de restituir otros tantos del
mismo tipo de interés y amortización. Sin embargo, a pesar de que la cues-
tión es clara, hay una sentencia de la :Corte Suprema, de l.\> de Diciembre: de
1921, que ha declarado, anulando un' fallo de la Corte de Apelaciones, que
no pueden darse bonos en préstamo.
.- 297 -
Los más frecuentes en materia mercantil son los préstamos en dinero.
La regla general que hay que aplicar en este caso es la del
ArL 2199: "Cód. Civil. "Si se ha prestádo dinero, sólo se debe la suma
numérica enunciada en el contrato.
Podrá darse un,a clase de moneda por otra, aun a pesar :del mutuante,
siempre que las dos sumas se ajusten a la relación establecida por ley entre
las dos clases de moneda; pero el mutuante nb será obligado a recibir en
plata menuda o cobre, sina hasta el límite que leyes especiales hayan fijado
o fijaren. . . .
Lo dic'ho en este artículo .se entiende sin perjuicio de convención contraria"
De manera que, en principio, hay que considerar el valor nominal de la
suma prestada; y así, si la moneda ha sufrido· alteración en su valór entre el
momento deL préstamo yel del pago, siempre hay que restituir la misma can-
tidad nominal. En este caso se atiende a la f1l'nción de medlcFa de valores que
tiene el dinero, cuestión que confirma el. Art.. 116 del Código de Comercio,
que dIce: '
Ari. 116: "Si antes 'del vencimiento del plazo fueren excluídas de la: cir-
culación las piezas de moneda a que se refiera la obligación, el pago se hará
en las monedas corrientes al tiempo del cumplimiento· del contrato según el·
valor legál que estas tuvieren".
Pero el Art. 797 del C. de Comercio coniíene una regla especial para el
préstamo contraído en moneda eSpecificamentE~ determinada.
Art. 797. C. de c.: "Contraído el préstamo en moneda's específicamente de-
terminadas, el prestamista cumple su obligación restituyendo monedas. de la
misma especie que las recibidas, cualquiera que sea el valor que tengan al tiem-
po de la restitución".
Considera aquí el Código que la moneda, según las partes, es la materia
misma objeto del contrato.
Generalmen,te se ha reconocido que la cláusula según la cual "todos Jos
valores, sumas, costos y pagos que se fijan en el presente contrato, se entende··
rán en pesos de seis peniques, o sea, en la unidad monetaria de 183057 millo-
nésimos de gramos. de oro fino", no tiene el carácter de determinación espe-
cifica, sino que es una simple aclaració.n. (Por lo tanto, no caería en, la dispo-
sición del' Art. 797).
Por eso se ha aplicadci hasta ahora la norma de que, aun en casos de con-
tratos celebrados en el período de la conversión metálica, no habría determina-
ción específica cuando se coloca la cláusula indicada, y no habiéndose alterado
por ley el, valor específico de la moneda, puede el deudor liberarse pagando
peso por peso, sin recargo.
El Art. 795 se refiere a la exigibilidad del préstamo, y dice:
Art. 795: "Los préstamos por tiempo indeterminado no son exigibles sino
diez días después de reclamada la restitución",.
J Como vemos, no fija plazo para reclamar la restitución, pero una vez re-

clamada, la restitución puede exigirse dentro de un plazo de 10 días, a con-


tar desde el requerimiento. A este respecto, hay una diferencia con el CÓd. Civil,
el cllal, en el Art. 2200 dispoñe:
Art. 2200. C. Civil: "Si no se hubiere fijado término para el pago, no
habrá derecho de exigirle dentro de los diez días subsiguientes a !a entrega".
Es decir, en el mutuo civil sin plazo determinado, la restitución. se hace
exigible por el transcurso del término de diez días contados desde. la fecha del
contrato; en cambio, la restitución en el préstamo mercantil sólo puede exigir-
se después de transcurridos diez días del requerimiento de pago hecho por el
acreedor al deudor, cualquiera que sea la fecha del contrato.
El Art. 796 del Código de Comercio concuerda con el 2201 del Códigu Ci-
vil, y se preocupa de la determinación del plazo ,cuando éste no aparece cla-
ramente establecido en el contrato.
Cód. de Comer. Art. 796: "No resultando bien determinadlJ el plazo del
préstamo, el juzgado de comercio lo fijará prudencialmente, tomando en con-
sideración los términos del contrato, la naturaleza de la operación a que fuere
destinado el préstamo y las circunstancias person·ales 'del prestad0r y prr:sta-
mista" .
Art. 2201. Cód. Civil: "Si se hubiere pactado que el mutuario pague cuan-
do le sea posible, podrá el juez, atendidas las circunstancias, fijar un término"

De los, intereses.

Desde luego, hay una regla de derecho común según la cual los intereses
plleden estipularse en dinero o en mercaderías; pero, mientras según el Código
Civil, pueden pactarse indistintamente en dinero o mercaderías, según el Cúd.
de Comercio, deben estipularse en cantidades determinadas de dinero, aLln
cuando el préstamo consista" en mercaderías, de cualquier clase que sean. Lo
que tiene por objeto determinar con precisión la responsabilidad de los contra-
tantes, y evitar así, que al cumplimiento del contrato, ocurran, dificultades por
diferencia~ de apreciación. .
Art. 2205. Cód. Civil: "Se puede estipular intereses en dinero o cosas
fungibles" .
Art. 800. Cód. de Comer.: '~Los intereses serán estipulados en cantidades
determinadas de dinero, aun cuando el préstamo consista en mercaderías, de
cualquier especie que sean.
Para hacer el cómputo de los intereses en este último caso se estimarán
las mercaderías por el precio corriente que tengan en el día y lugar en que
deba hacerse la restitución".
Lo principal es saber si se deben o no siempre intereses en materia mer-
cantil. En principio, el préstamo civil es gratuito, mientras que en el CódigG .:le
Comercio se le presume oneroso.
Art. 798. C. de Com.: "La gratuidad no se presume en los pré~tam()~,
mercantiles, y estos ganarán intereses legales, salvo' que las partes acordaren
lo contrario".
Ea de la naturaleza del préstamo mercantil que devengue intereses, por-
que por el sólo ministerio de la ley, el mutuante gana intereses legales sin ne-
cesidad de estipularlos. Si la,s partes desean que el préstamo no devengue in-
tereses, o devengue, otros que los legales, deben estipularlo expresamente.
Art. 799. C. de Com.: 'ILa estipulación de in,tereses o la que exonere al
prestamista de su pago, deberá celebrarse por escrito, y sin esta circunstancia
será ineficaz en juicio". " .
El ICódigo de Comercio emplea la palabra prestamista aplicándola .:11 que
recibe el préstamo y en ese sentido debemos tomarla cuando la encontremus
en dicho Código. (El Cód.Civil, >en el Art. 578, la emplea en sentido contrario,
aplicándola al acreedor y no al deudor).
El Código de Comercio no contiene ninguna disposición especial sobre lí-
mite máximo de intereses en préstamo mercantil. En esta situación, hay que
aplicar el Art. 2206 del C. Civil.
Art. 2206. C. !Civil: "El interés convencional no tiene más lí:nites que los
que fueren designados por ley especial; sal~o que, no limitándolo la ley, ex-
ceda en una mitad al que se probare haber sido interés corrient~ al tiel11¡),) de
la convencIón, en cuyo caso será reducido por el juez a dicho, interés corriente".
- 299 ..:...-
Hasta 1929 no había ninguna ley sobre la materia, rigiendo mientras tanto
la regla del Art. 2206. .
De 'manera que la ley señalaba una regla elástica, no rígida; y así, si se
pactaba un interés que excediera en una mitad al interés corriente, la sanción
no era la nulidad, sino que la reducción de intereses ai interés corriente. El
interés qUE' ,es mayor al corrhmte en una mitad, es excesivo: si el interés co ...
rrieníe es 8%, para que el interés convencional no sea excesivo, debe set,
11,999%, y no 12, porque entonces excede en una mitad.
Por ley 4694, publicada en el Diario Oficial de 27 de Noviembre le 1929,
llamada Ley de ,Represión de la Usura, se dispuso que ,en, los contratos de mu-
tuo de dinero o de depósito, el interés no podrá exceder en más de una mitad
al término medio del interés corriente bancario en el semestre anterior.
Art. 1.9: "En los contratos de mutuos de dinero o de depósito del mismo,
en que haya derecho a emplearlo, con arreglo al Art. 2221 del C. Civil, el inte-
rés convenéion,al no podrá exoeder en más de una mitad al término medio del
interés corriente báncario en el semestre ant.erÍor. .
f La Superintendencia de Bancos dará a conocer ese término medio, por
publicaciones, que deberá hacer en el Diario Oficial en la primera quincena de
Enero y Julio de cada año. "
Esta ley se refiere a todo c.ontrato de mutuo de dir.ero, sin distinguir entre
mutuo civil o mercantil, y comprendé los depósitos de dinero con derecho a
emplearlo, que toman el nombre de depósitos irregulares. El Banco paga interés
porque utiliza los préstamos. Por esto la h~y asimila el depósito al mutu0. Pe-
ro hay que ,advertir que para el interés máximo 'd'e depósitos. bancarios; hay
regias especiales, fijadas por el Banco Central de, acuerdo con la Superinten~
d,encia de Bancos.'
Dice el Art. 1.Q que "el interés conve.ndonal, no' podrá exceder en mas de
una mitad al, término m~diodel interés, corrienté, bancario en el semes:tr2 an- ....
terior". Desde luego, emplea las palabras en más de una, mitad. El Código decía
en tina 'mitad. De modo' que, mientras en el Código, si el interés corriente es
8%, es excesivo el convencional de 12%, aquí ,no ocurre tal cosa pues para
que, según este ejemplo, el intérés sea excesivo, debe ser mayor de 12%.
El interés corriente lo da a conocer 'semestralmente la Superintendencia -de
Bancos.
La ley ha establecido una sanción para la trasgresión de lo que dispone
e!1 el Art. l,Q, al decir ,en su Art. 2.Q:
Art. 2.Q: "E.n caso de contravenCión a 10 dispuesto en el artículo anterior.
se reducirá el interés convenido al interés .leJg¡al. Este derecho es irrenunciable y
será nula toda estipulación en contrario.
En el Código, lo que vale dedr, antes, la sanción era la reducción al in~
terés, corriente. Aquí, la 'sanción es más severa; como se ve; porque la rebaja
se hace al interés legal., ' . '
El artículo 3.Q de esta ley tie,nde, precisamente a suprimir la usura 'asimi-
lando a los intereses, cualquiera' prestación a que, sé obligue al ,deudor V con
la cual se le haga más' gravoso el cumplimr:ento de su obligación.
Art. 3.\>: "Para los efectos _d~ los artículos precedentes, se cÜ'n,siderarán in-
tereses los que en forma: directa se estipulen como tales'y cualesquiéra comisióJI,
honorarios, costas, y en general, toda otra pre1s.tación estipulada que tienda a
aumentar la cantidad que debe pagar el deudor, sin perjuicio del derecho del
acreedor para exigir el pago de las costas procesales y personales que fijare
el juez de la causa en la forma ordinaria".
Ya habíamos encontrado en la Ley de Cuentas Corrientes una disposición
análoga, que declaracba que, para los ef~ctos de fijar el interés, convencional,
se sumaban los intereses y las comisiones.
- ' 300-
Estas reglas, como nemas dicho, se aplican' tanto a los préstamos civiles
como a los mercantiles, porque en materia de intereses la ley no establece di··
ferencias. En Francia, la ley declara que las partes son libres para fijar inre~
reses en préstamos mercantiles, no así en los civiles. Allí se permite intrrest's.
más altos en los primeros, porque en materia comercial los capitales CSÜll1
sujetos a mayores riesgos, y, por otra parte, IQS deudores pueden obtener m:l-
yores utilidades en el comercio.
E.n Chile hay excepciones al principio general del Art. 1.<>, y así, el ArL 5. 0
declara:
Art. 5.'1: "La presente ley no se aplicará a las instituciones y contrah}::,
que en cuanto a los intereses que se permite estipular, se rijan por dispo.;i-
ciones o leyes especiales".
Prescindiendo de las Cajas, que quedarían comprendidas en la excepción
del Arf. copiado, y con referencia a los C"onfratos del Derecho Mercantil, hay
dos excepcinnes que señalar:
U El préstamo a la gruesa, préstamo de carácter aleatorio propio Jel
Derecho Marítimo.
Art. 1184. C. de Com.: "El cambio marítimo no está sujeto a tasa algu-
na; y las partes podrán determinarlo libremente, señalando una ~.:lntidad alza-
da por el viaje o una 's'uma cierta por mes o por ida o vuelta, y convenir en
que el premio se aumente o disminuya, según el aumento o dismi)1Ución de IOR
riesgos o de la duración del viaje.
En defecto de una convención expresa, la superviniencia de un aumento o
disminución de riesgos y la prolongación o acortamiento del viaje no dan d~­
recho a un aumento o disminución del provecho marítimo".
2.9 La ley que rige la hipoteca naval, que ha declarado que los présta-
mos con hipoteca de naves no tiene límite en la estipulación de intereses.
Se explican estas excepciones por los riesgos a que están expuestas !as co-
sas con que se garantizan estos préstamos. .
El Art. 4.'1, determina los efectos que produce la declaración judicial de
nulidad de la estipulación de intereses, y dispone que declarada la nulidad de la
estipulación de intereses, en conformidad a las reglas precedentes, el acreedor
sólo podrá exigir la devolución del capital entregado realmente, con más el
interés legal. Si hubiese recibido por intereses más de lo que corresponde, es-
tará obligado a restituir el exceso. .
Hay todavía otras particularidades en los préstamos mercantiles, e3pe-
cialmente tratándose. de intereses moratorios (Arts. 801 y 802 del Cód. de
Comercio y 1559 N.Q 1 del Cód. 'Civil). Según el CMigo Civil, Art. 1559 N.''> 1,
si la obligación es de pagar una cantidad de dinero, la indemnización de per-
juicio por la mora se resuelve como sigue: se siguen debiendo los inter~ses
convencionales, si se ha pactado un fnterés superior al legal, o empiezan .:l de-
berse los intereses legales, en el caso contrario; quedando sin embargo, en sa
fuerza las disposiciones especiales que AUTORICEN el cobro de los intereses.
corrientes en ciertos casos.
Ahora bien, 'segú,n el Arf. 802 del Cód de Comercio, "el curso de los ink-
reses convencionales no cesa por el advenimiento del plazo en :¡ue deba ha-
cerse la devolución del capital". De acuerdo con la regla del 1559 N.'! 1, estan-
do el deudor en mora, deben seguir corriendo los intereses convencionales, COI!
lo que se confirma la regla general; pero el Art. 801 declara que "el pre~ta­
mista (refiriéndose al deudor) que retarde el cumplimiento de las obligaci()ne'5
que le impone el préstamo, haya o no estipulación de intereses, queda obli¿ado
a pagar el interés corriente desde el día en que fuere reclamado el pago en
virtud de una providencia judicial".
- 301 -
Desde luego, tenemos que a~uí, cuando (~1 deudor está en mora, se ordena
pagar, no los intereses legales' ,ni los convencionales, sino los corrientes. De
modo que, si se había pactado un interés del. 40/0 o' no h'abía intereses, tratán~
dose de préstamos mercantiles, deben pagarse los corrientes.
Pero aun hay otra modificación a los principios del Código Civil: para que
procedan los intereses corrientes, no basta que haya vencido el plazo, sino
que es menester que haya requerimiento judicial.
De manera que la excepción al 1559 N.o 1 del CM. ¡Civil, comprende dos
aspectos: U Se pagan los intereses corrientes.; y 2.9 Es menester requerimiento
judicial para reclamar el pago, aUn existiendo plazo.
El Art. SQ3 dice: .
Ari. S03. C. de Com.: "El recibo de los intereses correspol1diente 11 los
tres últimos períodos de pago, hace presumi r que los anteriores han sido' cu-
biertos, a no ser que el recibo contenga alguna cláusula preservatívadel de'"
recho del acreedor". ~
. Esta presundón es simplemente legal como se ve.
Finalmente, hay un precepto que introduce un.a modificaciÓ'n a las reglas
generales referentes al anatocismo. El Cód. Civil, en elArt. 2210 "prohibe es"-
tipular intereses de il}tereses". A su vez, el Art. 1559 N.Q3 del mismo Código
dice que "los intere~les atrasados no proditeen intereses". En call1bio, el Art.
. 804 del Cód. de Comercio autoriza la capitalización de intereses en ciertas
condiciones.
Art. S04, C.de Com.: "Los intereses de un capital prestado pueden pro-
ducir' nuevos intereses o mediante una demanda judicial o un convenio espe-
cial, con tal que la demanda o el convenio verse sqbre intereses rlebidos a. 1JI
menos por 'un año completo".
Este artículo fué tomado riel 2210 del Código Civil Francés.
Según el S04, hay dos medios para que opere fa ca'pitalizaci6m:' 1.9 Una
demanda judicial; y.2. Q Un convenio especial. Pero en ambos casos deben c·)n-
currir los dos siguientes requisitos J.9 Debe tratarse de intereSles debidos, eS!
decir, de intereSe.1SI vencidos. (No admite la ley que se capitalicen los intereses'
que vienen después de la demanda o desp'ués del convenio); y 2.? Los intereses=
que se van a capitalizar deben corresponder a un añ9 completo, por lo menos.
La razón de ésto es que se creyó que si la capitalización operaba 'por intereses
debidos en períodos menores, la deuda crecería con rapidez suma. S"in em-
bargo, no hay tal cosa; porque, capitalizando cada 6 meses, la denda se c!Upll--
. ca. en 13 años y medio más o menos, y capitalizando año por año, se duplica
en 14 años aproximadamente. (Como se ve, la diferencia' no es tanta.) -
Hemos visto ya dos casos, ·fuera de e·stos de que trata el S04, en que en
Derecho Mercan,ti1 se capitalizan los intereses. Ellos son: en la cuenta corriente
men;:antil (Arf. 617 del Código) y en la cuenta corriente bancaria (Arf. 9 dI"
la ley que .cita al 617 del Código). .
Fuera de la forma corriente de 'préstamo, hay en materia comercial Hna
especial: el que solicitan las .sociedades anónimas, mediante la emisión de de-
bentures y a que ya tuvimos oportunidad de referirnos CQn cierta extensión.

TITULO XIV índice

DEiL DBPOSITO MERCANTIL

El Art. S07 del C. de Comercio co,n,tiene una disposición que no se explica:


Art. S07 . .cód. de Com.: "El depósito mercantil se constituye en la miSma
forma que la comisión".
La comisión es un contrato mercantil consensual; no está sujeta a so-
lemnidades. En cambio el d~pósito, sea civil o mercantil, es un contrato r~.al, que
- 301 -
Desde luego, tenemos que a~uí, cuando (~1 deudor está en mora, se ordena
pagar, no los intereses legales' ,ni los convencionales, sino los corrientes. De
modo que, si se había pactado un interés del. 40/0 o' no h'abía intereses, tratán~
dose de préstamos mercantiles, deben pagarse los corrientes.
Pero aun hay otra modificación a los principios del Código Civil: para que
procedan los intereses corrientes, no basta que haya vencido el plazo, sino
que es menester que haya requerimiento judicial.
De manera que la excepción al 1559 N.o 1 del CM. ¡Civil, comprende dos
aspectos: U Se pagan los intereses corrientes.; y 2.9 Es menester requerimiento
judicial para reclamar el pago, aUn existiendo plazo.
El Art. SQ3 dice: .
Ari. S03. C. de Com.: "El recibo de los intereses correspol1diente 11 los
tres últimos períodos de pago, hace presumi r que los anteriores han sido' cu-
biertos, a no ser que el recibo contenga alguna cláusula preservatívadel de'"
recho del acreedor". ~
. Esta presundón es simplemente legal como se ve.
Finalmente, hay un precepto que introduce un.a modificaciÓ'n a las reglas
generales referentes al anatocismo. El Cód. Civil, en elArt. 2210 "prohibe es"-
tipular intereses de il}tereses". A su vez, el Art. 1559 N.Q3 del mismo Código
dice que "los intere~les atrasados no proditeen intereses". En call1bio, el Art.
. 804 del Cód. de Comercio autoriza la capitalización de intereses en ciertas
condiciones.
Art. S04, C.de Com.: "Los intereses de un capital prestado pueden pro-
ducir' nuevos intereses o mediante una demanda judicial o un convenio espe-
cial, con tal que la demanda o el convenio verse sqbre intereses rlebidos a. 1JI
menos por 'un año completo".
Este artículo fué tomado riel 2210 del Código Civil Francés.
Según el S04, hay dos medios para que opere fa ca'pitalizaci6m:' 1.9 Una
demanda judicial; y.2. Q Un convenio especial. Pero en ambos casos deben c·)n-
currir los dos siguientes requisitos J.9 Debe tratarse de intereSles debidos, eS!
decir, de intereSe.1SI vencidos. (No admite la ley que se capitalicen los intereses'
que vienen después de la demanda o desp'ués del convenio); y 2.? Los intereses=
que se van a capitalizar deben corresponder a un añ9 completo, por lo menos.
La razón de ésto es que se creyó que si la capitalización operaba 'por intereses
debidos en períodos menores, la deuda crecería con rapidez suma. S"in em-
bargo, no hay tal cosa; porque, capitalizando cada 6 meses, la denda se c!Upll--
. ca. en 13 años y medio más o menos, y capitalizando año por año, se duplica
en 14 años aproximadamente. (Como se ve, la diferencia' no es tanta.) -
Hemos visto ya dos casos, ·fuera de e·stos de que trata el S04, en que en
Derecho Mercan,ti1 se capitalizan los intereses. Ellos son: en la cuenta corriente
men;:antil (Arf. 617 del Código) y en la cuenta corriente bancaria (Arf. 9 dI"
la ley que .cita al 617 del Código). .
Fuera de la forma corriente de 'préstamo, hay en materia comercial Hna
especial: el que solicitan las .sociedades anónimas, mediante la emisión de de-
bentures y a que ya tuvimos oportunidad de referirnos CQn cierta extensión.

TITULO XIV

DEiL DBPOSITO MERCANTIL

El Art. S07 del C. de Comercio co,n,tiene una disposición que no se explica:


Art. S07 . .cód. de Com.: "El depósito mercantil se constituye en la miSma
forma que la comisión".
La comisión es un contrato mercantil consensual; no está sujeta a so-
lemnidades. En cambio el d~pósito, sea civil o mercantil, es un contrato r~.al, que
302 -
se perfecciona por la entrega que hace de la cosa el depositante al depositario:
¿como explicarse entonces que la ley haga aplicable al depósito las reglas de
constitúclón de la comisión?
Tampoco se explic?- el Art. 808, que dice:
ArL 808. C. de Com.: "Los cierechos y obligaciones del depcsitante y de-
positarlo de m,ercaderías son los mismos que otorga e impone este Cód!¡i;o él
los comitentes y comisionistas".
El Art. 809, agrega:
Art. 809. C. de Com.: "El depositario tiene derecho de exigir una retri-
bución por sus servicios.
La cuota de la retribución será fijada por las partes o por el uso de cada
plaza en defecto de estipulación".
A este respecto hay diferencias con el depósito del Derecho Civil, porque:!,
segun el Art. 2219 del C. Civil, el depósito propiamente dicho, que "es cO'ltrafo
en' que una de las partes entrega a, otra una cosa corporal y mueble para que.
la guarde y la restituya en especie a voluntad del depositante", es grafúito;
mientras que el depósito mercantil, es remunerado, diferencia tanto más ex-
plicable, si se tiene en cuenta el fin de lucro que caracteriza a todos los :lcto~
tic comercio.
El Art. 811 contiene una disposición de mucha importancia y tIe gran apli-
cación, C:¡lle conviene recordar:
Art. 811. C. de Com.: "Consistiendo el depósito en documentos de crédi-
to que devenguen intereses, el depositario está obligado a cobrarlos y a prac~
ticar todas las diligencias necesarias para conservar los. derechos dei deposi·
tante" .
Esta es una disposición que establece un verdadero mandato tácito legal in~
herente al depósito mismo. El depositario tiene, en este caso, el carácter d,'
mandatario legal para los efectos de cobrar los intereses que devenguen 10$
documentos objeto del depósito y para salvaguardiar los derech0s del depo-
sitante.
Esto ocurre siempre en los Bancos, en donde hay departamentos especia-
les de custodia en que se depositan acciones., bonos, etc. En todos estos casos,
aun cuando no se trate de documentos al portador, el Banco cobra los inte-
reses, bastándole apoyarse en esta disposición para hacerlo. Tratándose de do-
cumentos al portador, no hay necesidad de recurrir a ella, porque basta con
la fenenci:t material del documento para presentarse' a cobrar intereses, o para
ejecutar cualquier otro acto CJu'e diga relación con el dominio de los mismos.
El Art. 812, dispone:'
Art. 812. C. de Com.: "Los depósitos en los Bancos públicos debidamen-
te autorizados serán regidos por sus estatutos".
Este artículo hace diferencia entre el depósito corriente y el que se hace
en los Bancos. Esta diferencia da lugar a cuestiones de interés doctrinario y
práctico acerca de los caracteres del depósito bancario, pues hay casos en que
éste se asemeja al mutuo, sin que llegue a confundirse con él. Plantearemos
sus caracterf5ticas diferenciándolos según se trate de depósitos de dinp.ro 1)
de otros bienes.
l.Q E' depósito consiste en objetos determinados que se entregan en cus-
todia. (Se depositan bonos, títulos, alhajas, etc.). Este es un depósito liso y Il~­
nn que no ofrece particularidad alguna. (Aquí el depósito está hecho en 111tC-
rés del depositario).
2.Q El depósito consiste en dinero. Ya el Cód. Civil se había preocup3.LÍn
de éste en el Art. 2220 del Cód. Civil, al decir que "por el mero depósito 110
se confiere al depositario la facultad de usar la cosa depositada sin el p-mni-
so del depositante.
- 303-
Este permiso podrá a veces presumirse, y queda al arbitrio del juez calt-
ficar la~ circunstancias que justifiquen la presilnción, como las relaciones de
aniistad y confianza enltre las partes".
Se presume más fácilmente este permiso en las cosas que no se deterioren'
sensiblemente por el uso. '
y en el Art. 2221 que - tratando del -depósito llamado irregular - agrega:
Art. 2221. C. Civil: "En el depósito de' dinero si n.o es en arca cerrada
cuya llave tiene el depositante, o con oiras precauciones que hagan imposi-
ble tomarlo sin fractura, se presumirá que se permite emplearlo, y el deposi-
tario será obligado a restituir otro tanto en la misma moneda" ..
Por el reconocimiento que el Código Civil ha hecho del depósito irre-
gular, debemos concluir que' el depósito bancari.o es depósito, y no mutuo.
En un depósito ordinario, el depositario no .se hace dueño de la cosa ob-
jeto del depósito, mientras que en el depósito bancario de dinero. el banco
se hace dueño. Igual cosa sucede en el présta.mo de dinero, ya que no' es
necesario restituir el mismo dinero (materialmente), sino una suma igua.l, de
la misma clase de moneda. Ad~más, en el depÓ'sito propiamen.te dicho, no hay
remuneración, y si !se estipula, la 'paga el d~;¡ltante al depositario; entretan-
to yn. el depósito bancario de dinero sucede lo contrario: e's el depositario
(el Banco) el que paga al depositante. De mo-do, pues, que no pu.ede con-
fundirse el mutuo con el depósito bancario, pues' éste' es un depósito.. (Por
lo demás, los in.tereses porque pudiera regirse el depósito bancario, se rigen
por reglas especiales; y, así, los Bancos pagan intereses por los depósitos a
plazo, y no por los exigibles a la vista).
El. contrato· de dep.ósito oancario no' se celebra, como el contrato de
depósito corriente, en illterés exclusivo del depositante, sino también en In-
terés del depositario; el depositante tiene' su beneficio, porque custodia sus
capitales y. en caso de pérdida, el Banco corre con los riesgos, puesto que es--
tá obligado a devolver la suma- depositada por tratarse de deuda de género,
pero, por su parte, los Bancos también: se benefician, porque tienen los dine-
ros que -el público les confía para trabajarlos y obtener utilidades, El inte-
rés del banco reside, entonces, en obtener depósitos; y esto explica el por
qué el Banco, que es depositario, pague una remuneración, al depositante.
La Ley de Represión de la Usura se refiere también a los' contratos de
depósito de dinero; pero, como lo habíamos dicho, no es aplicalYle a los
depósitos bancarios que se rigen pqr una ley especial, que faculta al' BaJn-
ca Central para fijar, de acuerdo con la Superintend,encia de Bancos, la.:; ta-
~as máximas de los intereses de depósitos. (Estas dos entidades fijan Una
escala de tipos de interés en relación con los plazos de los depósitos).
J

DE. LOS ALMAiCENES GENERALES DE DBPOSITO O WARRANTS

-La primera ley ·sobre la materia es la N.Q 3895 de 13 de Noviembre de


1922, ley que fué modificada por la .ley N.Q 5069, de 1~ de Febrero de 1932.
Ambas han sido refundidas por el Decreto Supremo N.Q 38 de 4 de Marzo.
de 1932, publicado en el Diario Oficial del 24 de Abril de 1932. El Reglamen-
to de eSlta ley se estableció por Decreto Supremo N.Q 68, de 14 de Febrero
de 1933, y aparece publicado en el Diario Ofidal de 3 de Marzo de 1933.
Los Almacenes Generales de Depósito se han desarrollado ahora úHí-
mo '.! tienen mucha. importancia. La Ley que los rige se inspiró en una ley
irancesa de 28 de Mayo de 1858, modificada después por una de 31 de
Agosto de 1870. En Inglaterra, se les llama "\Varrants" y en otros países
Almacenes Generales de Depósito. .
304
Estas instituciones tienen por objeto recibir en depósito mercadería!' y
productos de cualquier clase; pero su particularidad consiste en que están
facllltadas para emit}r por estos valores o depósitos! ciertos,. documentos re-
. presentativos de la mercadería: el "certificado de depósito", que acredita el
dominio de la mercadería, y los I1amados "vales. de prenda" o "wrutants"
Merced al endoso del primero de estos documentos, se transfiere el dominio
de las mercaderías o productos;' y merced al endoso del segundo, se C0ns-
tituye prenda sobre ellas, sin necesidad de entregarlas al acreedor. GracIas
a estos documentos negociables puede facilitarse la circulación de las mer-
caderías. .
Se comprende, entonces, que para que esos documentos negociaoit;s
puedan circular con seguridad; para que un acreedor pueda aceptarlos en
prenda, es menester que sugiera confianza el Almacén que los haya emitido,
ql.le haya certeza de que se recuperarán en cualquier momento las merca-
derías.
Por estas razones, estos Almacenes han sido reglamentados y sometidos
d una legislación especial.
Los Almacenes Gen~rales de Depósito SO'n establecimientos destin~dos
a recibir en depl'>sito mercaderías ajenas. Hacen economizar la construcciór;
de locales propios a los comerciantes e industriales, evitándoles gastos pel-
manentes de arrendamiento,. gastos de conserva'ción de sus mercad¡erf'as o
productos; además, les evitan los riesgos de destrucción o pérdida de eih5,
porque si esto ocurre, el Almacén es el responsable aun del hecho o culpa
de sus empleados o dependientes, exceptuándose el caso fortuito.
Como decíamos, estos Almacenes están regidos por las reglas espeda-
les de la ley; pero no hay que olvidar que son almacenes de depósito y, por
lo tanto, en lo que esta no contemple expresamente, se regirán por las re-
gla!' generales del depósito.
Para estos Almacenes, el depósito es siempre de carácter mercantil,
puesto que, según el Art. 3 N.Q 7 del Código, el depósito es mercantil cuan-
di) es ejerddo por -empresas. Los Almacenes Generales son empresas, ya q.ue
hay un establecimiento organizado. Para el depositante, en cambio, habrá que
examinar el acto, según lós principios que rigen esta materia; en principi<1,
el depósito no es un acto de comercio para el depositante; el clepósito sf'rá
mercantil para él, siempre que deposite mercaderías que se relacionen con
el eje'rcicio de un comercio o industria; y será civil cuando esto no ocurra,
como es el caso del agricultor que deposita el .trigo de su cosecha.
El establecimiento de Almacenes Generales de Depósito no es libre en
Chile. Para establecerlos se requiere autorización del Pre.sidente de la Re-
pública. .
Se comprende esta exigencia: los Almacenes reciben grandes cantidades
de mercaderías. Deben tener confianza en ellos no sólo el que deposita lils
mercaderías, sino también el que las adquiere u otorga préstamos con gu-
mntía del vale de prenda; de modo que se hace necesario exigirles seguri-
dades, tanto económicas como de carácter material, para la buena CO!1ser-
vación de las mercadería~ que en ellos se depositan.
Por. eso, el Art. 1.Q en su inciso 2. Q, declara:
Art. U', inciso 2.9 "Los propietarios de esta clase de establecimientos,
ya sean personas naturales o jurí~icas, deberán acreditar que tienen desti-
nado a su exploración un capital no . inferior a quinientos mn pesos
($ 500,000) Y que los locales donde <teben guardaJ.'s\e las mencaderias y pro-
ductos, reúnen las 'condiciones de segu.ri:dad e higiene necesarias para . su
conservaci6;n.Paraestablecerlos¡ nrecesitarán, además, autorización previa
del Presidente de la República".
- 305 ....,--

El Reglamento de esta ley señala los requisitos que debe reunir la soli-
citud en que se pide autorización para establecer un Almacén General de De-
pósito (Art. 10). '
Esta solicitud debe presentarse al Ministerio de Agrículturq" quien la re-
mite. ~n informe al llamado "Comité de Wéj.rrants", organismo de control de
estos Almacenes, formado por el Subsecretario del dicho e Ministerio, po'r un
representante del Banco Central de Chile. y por un representante de la Caja
de Crédíto Agrario. Ante este Comité, el o la sodedad~ solicitante debe acre-
ditar; 1. Q El monto del capital destinado a la explotación;' 2/' Organización
legal de la Empresa soliéitante, indicando el nombre de la persona que' re-
presentará al establecimiento; 3.Q Condiciones de seguridad. y número de in s-
talacior.es. (Se acompañará co·nstancia de los seguros que las resguarden y
Jo~ títu.los que tenga sobre el establecimiento); 4.Q Clase o especie de produc-
tos a que se' destinará su explotación; y 5.9 Forma de administraCión y siste-
má 'de vigilancia, acompañ·ando un reglamento por que han de regirse, en caso
de que estas operaciones se sujeten a normas especiales y sistemáticas.
Además, la ley ha exigido no 'Sólo la autorización del Píesidente de la
República para legalízar su creación, silno que somete estos Almacenes al
. control de Jaautoridad. Este control se ejerce poi' el "Comité de Warrants",
sobre cuya compos'ición ya hemos hablado, y el cual, como hemos dicho, in-
torma la autorización, y, además, dicta las medidas para su buen funciona-
mienfo, p'ropone las tarifas que deben cobr'arse, etc. '
Dentro de esta idea de sujeción a la autoridad, se encuentra la disposi-
ción del Art. 23 del Reglamento, según la cual, los Almacenes sólo podrán
cobrar aquellos precios comprendidos en las tarifas ap'robada'i por el Comité
de Warrants y en las condiciones que éste determine. Ocurre aquí algo se-
mejante a lo que pasa con las tarifas ferroviarias, que deben ser' aprohadas
por el Presidente de la República, puesto que los almacenes. al igua:l Que los
ferrocarriles, celebran verdaderos contratos de adhesión con 10'3 deposita¡r.fes·.
Así como estos Almacenes necesitan autorización del. P.resldente para su
establecimiento, es lógico que éste puede revocársela. El artículo 6.Q de( Re-
glamento establece sobre el particular lo siguiente:
Art. 5.? Reglam. "La autorización pOdrá terminar por caducidad o bien
por revocación decretada por .el Presidente de 1>3' República.
Serán causales de caducidad:
a) E,xpiración del plazo fijado· para la autorización, si ésta se hubiere
otorgado a 'término fijo;
b) La quiebra del almacenista;,
c) La liquidación total o parcial del establecimiento, si se hubiere efec~
tuado sin el consen,tjrúiento del Comité".
Para que operen, estas causales· no se necesita u.n nuevo decreto del Pre-
SIdente, ya que la caducidad, de acuerdo eon las, normas generales, produc,e
'Sus efectos de pleno derecho, sin que, para ello deba ser judicialmente decla-
rada como ocurre, por ej.: con la prescripción.
Y agrega: •
. "Serán causales de revocación:,
a) El abandono que el almacenista hiciera de .la administración o di-
rección de su cargo, con perjuició evidente para la' buena marcha del esta-·
blecimiento;
b) La incompetencia manifiesta del almacenista u otra causa relativa a
la orgahización interna del establecimiento que, a juicio del Presidente de la
República, lesione gravemente los' intereses del comercio;
-,306 -
c) Las infracciones graves a las disposicio::es de la ley, del presente re-
glamento o de las instrucciones que $e dictaren para' el funcionamiento de los
almacenes;
d) La insolvencia del almacenista, pérdida o disminución considerable
de 13s garantías de buen funcionamiento con que contare el almacén en el mo-
mento de su constitución;
e) La disolución de la sociedad empresaria, salvo que se autorice 13
continuación del giro del negocio",
Pero, en vez de que el negocio termine por caducidad o por revocación,
pueden suspenderse temporalmente sus operaciones. Son causales de suspen-
sión las de las letras a); b), c) y d) del párrafo de las causales de revoca-
ción, cuando estas no 'son- de tal gravedad que reclamen imperiosamente la
disolución de la institución .
. En todos estos casos debe procederse con intervénción, o sea, con' infor-
me del Comité de Warrants.
El establecimiento de los Almacenes Generales puede ser hecho por per-
sonas naturales o jurídicas (Art. }.Q de la Ley). Lo común será que se haga
por sociedades porque para estas operaciones se requiere capitales muy su-
bidos ($ 500.000, por lo menos)'.
El artículo 1.9 , inciso 3.9 de la Ley, contiene una salvedad a lo dispuegto
en el i;:c. 2.9 sobre el monto del capital. Dice:
"No obstante 10 dispuesto en e.l inciso anterior (que exige un mínimo de
$ 500.000.), el capital de explotación de los almacenes generales de depósito
que se de~tinen exclusivamente a cereales, leguminosas y demás granos sec()s
que determine el Reglamento, será fijado por el Presidente ,de la República,
quién podrá exigir también otras cauciones".
No sólo se necesita autorizaci6!1' del Presidente de la República para el
establecimiento de los Almacenes, sino que también para abrir sucursales.
(Art. 5. 9 , inciso II, del Reglamento). Esto deberá informarlo, también el Co-
mité de Warrants.
En el sistema de nuestra ley, los Almacen'es pueden recibir mercaderías
y ohjetos muebles de cualquiera clase. (Lo di~e el Art. 1.9 , letra d) del Regla-
mento).
El Reglamento :no hace restricciones en este sentido y tampoco hay nin-
guna en la ley. En esta cuestión, nuestra ley se ha apaMaljo de la legislacjún
francesa. En Francía, los Almaéenes pueden recibir mercaderías y productos
de los comerciantes e industriales; por consiguiente, queda¡:11 excluidos tos
agricultores. En Chile no hay diferencias, y pueden ocurrir tanto los comer-
ciantes, industriales, agricultores, etc.
Los Almacenes pueden establecerse para recibir toda clase de merc'aie-
rías, si así se indica en la solicitud; o bien para recibir una clase determinaJa.
Algunos reciben líquidos, otros cereales. Lá ley no hace diferencias entre am-
bas clases de artículos; pero el Reglamento, sí, y se comprende que un alma-
cón se circunscriba a una clase determinada de producíos, por la diversidad
de instalaciones que en otra forma habría que exigirle.
Después de dada la autorización, si se quiere cambiar el objeto de los
Almacenes, hay que pres.entar una nueva solicitud C0n este objeto, tramitán-
dola en la misma forma que aquella en que se pidió la autorización de InS-
talación.
De la cosa objeto del depósito.

Según los principios gen,eraies del' depósito (Art. 2211 del C: Civil), el
depósito versa siempre sobre especie o cuerpo cierto. Siempre jebe re,Ptuir-
se e-: especie aunque se trate de cosas fungibles, salvo que se trate de dine-
307
ro que no es dado en arca cerrada cuya llave conserva· el· depositante, en cuyo
caso se permite al depositario emplearlo, con la obligación de restituir otro
tanto, de la misma moneda. _
De acuerdo con estos principios,cuéUndo en tiln Almacén se deposila~
,cosas fungibles (p,asto, por ejemplo), el almacenista debe restituir los mismos
productos. Esto está conforme con los principios generales del Derecho y es
necesario para la negociación de las mercaderías; el comprador debe saber
cuales 'son sus mercaderías, y así, si' compra papas, debe recuperar las mis-
mas papas.
Por otra parte, esto .se. encuentra de acuerdo con los principios de la plen-
da relativos a la especificación. 'de la wsa objeto de ella. Según el Código
Civil y el de Comercio, debe especificarse la cosa dada en prenda, esto es,
debe individualizársela perfectamente, señ'alando todas Stl'S características; por
10 tanto, desde el punto de vista de la constitución de la prenda de la nler-
cadería, en depósito, indispensable es que el vale y el certificado de depósito,
se refier,an a cuerpo cierto, a mercaderías que no puedan .confundirse con otras.
Estos pri'n.cipios estaban wnsagrados en la ley de 1922. Pero, en la ley
actual se introdujo una excepción tratándose del depósito de trigo en silos.
Ari. 23, de la Ley. "En los depósitos de trigo,. facúltase a los almacenes
génerales', siempre que lo autorice el depositante, para almacenar este producto
en silos o a granel y devolver a quien corregponda otro trigo de iguales ca-
racteristicas y valor. En este caso el ,almacén que careciere de trigo de igua-
les condiciOln'esdevolverá otro de la calidad. más aproximada y abonlará o
dt>ducirá la diferencia de valo¡: que corresponda, etc".
Continúa. este artículo diciendo que, en caso' de dificultad. resolverá· la
Junta de Exportación Agrícola, y que el Presidente de la Repúblioa fijará el
precio' del ·bodegaje en estos casos. Además; en estos depÓ'sitos' - agrega -
no se aplica la disposici6ndel Art. 19, inciso 2.Q de la Ley, qwe dice: ,
"Pero no responderá (el almacén.) de las pérdidas o deterioros ocasio'na-
dO$ por fuerza mayor, oaso fortuito,
tadas". .
° vicios propios de la's, especies deposi-
. .
De modo, pues, que en casos de depótSHo de trigo en silos, el almacén
responde hasta del caso fortuito, ya que no otra cosa significa el excluir este
depósito de la aplicación del precepto indicado.
El Reglamento ha. 'dado minuciosas reglas sobre esta clase de depósito,'
que, siendo de carácter estrictamente reglamentario, no ofrece dificultades de
interprétació1rt.

De los documentos Qlue emite el Almacén.

Son dos, y los señala el


Art. 2.'/: "El dominio de las especies recibidas en los almacenes gen€'-
rales, se acreditará por medio de un certificado de depósito expedUdo por el
dueño o representante de la sociedad empresaria.
Dicho certificado llevará anexo otro de ga.rantía denominado vale de pren-
da. Estos certificados podrán ser emitidos a un plazo máximo de trescie!ntos
cías" .
Desde luego, aquí hay Lin error respecto al certificado de depósito. Dice
la ley que acredita dominio sobre las mercaderías. Pero esto n.o es siempre así,
porque el que deposita puede ser o no dueño. En el contrato de' depósito 110'
hay sino un depositante y Un depositário. V,en:l~d es q~le lo corriente' será .que
el depositante sea el dueño; pero esto no es absoluto. Lo. mejor habr'Í'a ,s,ido
que la ley dijera: "los derechos del depositante se ac(editan COn el certificado'
de d e p Ó S i t o " . · .
- 308-
Puede ser que nO se. e)Jlitan los dos vales; esto ocurre cuando se trata
de un simple bodegaje. En caso contrario, el almacenista está obligado a emi-
tir los dos; 10 dice el.
Art. 10, Reglam. "El almacenista o su representan te autorizado, cuando
no se trata de un producío a simple bodegaje, tendrá la' obligación de emitir,
en cada caso, el correspondiedte certificado de depósito y vale de prenda al1\:xo
por las especies que se entreguen en depósito al establecimiento tan, prol1to
como éstas hayan sido depositadas". -
De otra manera, si no se emitieran los dos vales, no podrían hacerse ope-
raciones comerciales sobre las mercaderías y se paralizaría su circulación
Estos doéumentos se emiten con plazo máximo de 300 días, 'porque se
trata de mercaderías destinadas a circular. '
El Art. 3.9 de la Ley, completado por el Art. 12 del ReglameC:lto, ha es,ta-
blecido las indicaciones generales que deben contener estos documentos:
Art. 12, Reglam. "El certificado de depósito y vale de prenda anexo, co-
nlO también el taJón correspondiente, llevarán las siguientes inc1icaciones:
a) La indicación de la naturaleza de cada documento.
b) La designaciÓn de la empresa emisora y del decreto que autorizó
su establecimiento.
c) El número de orden y fecha en' que se otorga!l'en.
d) El nombre, profesión y domicilio del depositante.
e) La designación del almacén en 'que se hubiere hecho el depósito, ('(111
la indicación del lugar en que se encuentra ubicado.
f) Los seguros especiales que caucionen las' especies depositadas.
g) El valor de los derechos, comisiones, seguro, fletes, movilización y
demás gastos a que estén afectas laS especies depositadas.
h) .La firma del almacenista o de su representante autorizado.
i) La indicación de todas aquellas especificaciones que pelf!mHan deter-
minar e identificar las especies depositadas y especialmente las que se enu-
meran eln las l('tras siguientes.
j) El valor de las especies depositadas, según el precio corriente de plaza.
k) La naturaleza, calidad, variedad y cantidad de las especies 00 depósito.
1) El estado a,cfual de las mismas.
m) La clasificación de ellas de acuerdo con los tipos normales oficiales,
vigentes a la fecha de la expedición de los certificados.
Si no hubiere para los productos entr~gados un standard oficial, se hc:rá
su clasificación de acuerdo con usos y costumbres del mercado.
n) El ,número de la ficha a que se refiere el Art. 26 del presente regla-,
mento (es la que se coloca a las mercaderías depositadas para podier enc')f!-
trarlas con toda facilidad en el montón). .
ñ) Podrá también señalarse impresas al respaldo del documento las in-
dicaciones generales de los traspasos o .de los retiros parciales de las espe-
cies depositadas".
Es importante la indicación de la leira g) para los terceros que adquie-
ran o constituyan prenda sobre las mercaderías, pues a ellos les interesan co-
nOCE'r los gravámenes a que están afectas.
El Art. 14 del Reglamento dice:
Art. 14: "Los certificados que se emitan deberán corresponder al total
de los productos depositados, pudiendo el depositante pedir que se separcn en
diversas 'partidas, iden'tificándolas, y que expidan para cada una de ellas. tos
certificados y vales correspondientes. Igual derecho tendrá el portador de un
certificado de depósito, de acuerdo con lel Art. 17 de la Ley". (El Art. 17 dis-
pOlle que se puede dividir en cuotas que ·no bajen de $ 1.000, siempre que el
portador del certificado de depósito te,nga también en su poder el vale de
- 309-
prenda, dividiéndose también proporcionalmente este último. La división debe
hacerla el Almacén, y no el portador).
El artículo 17 de la ley se aplica, como. -se 'comprende, cuando al porta-
dor de los docul11iEmtos se le· presenta la oportunidad de vender una parte de
las mercaderías. Como lo hemos dicho, la dIvisión es un derecho que la ley
concede al portador y que éste exigirá del Almacén, a cuyo efecto deberá
presentar conjuntamente el certificado y el vale. '
También. contempla la ley el caso de extravfo, hurto o robo de estos do·
cumentos, e indica como se puede obtener mí duplicado (Art. 16 de la Ley y
15, 16 Y 17 del Reglamento). En riesumen, en estos, casos se procede como
:sigue: se otorga un, duplicado, anotándose esta circunstancia en el nuevo tí-
tulo y en los libros del Almacén, previa fianza o caución que dará el intére-
sado al representante del Almacén, y previo aviso publicado durante cinco
días en un periódico de la localidad oen la ,Municipalidad respectiva. Deberá
dejarse constancia en los libros del Almacén ,de las circun,standas del robo,
hurto o extravÍo, y se notificará a los endosan'tes e interesados, por carta cer~
tincada. Hechas las publicaciones y tmnscurridos los' plazos, teniendo en cuen-
ta las oposiciones presentadas y los demás antecedentes del caso, el Almacé¡:,
otorgará o no ,el dup1ica~o. Las dificultades serán resueltas por el Comité. de
\Iv' arran,ts. .
Lo que más importa conocer son los fines ·dt> estos documentos, la mane-
ra de transferirlos; la forma y efectos de esta transfere'ncia, y derechos de los
cesionarios. A ,este respecto hay' que hacer distinciones en estos tres casos:
l,Q Que el endoso del certificado. de depósito y del vale de prenda sean
hechos a una misma persona;
2.9 Que se endose el certificado !fe depós.ito únicamente a favor de una
'persona, sin, el vale de prenda; y .
3.9 Que se endose el vale de prenda sólo, sin el certificado de depósito.

Endoso del vale de prenda y del certificado ele depósito a ,una misma persona.

El ,principio general está consagrado en- el ,Art. 5.9 que dice:


"El certificado de depósito y el vale de prenda pueden enüosarse a favor
'<le distintas perlsonas o de una tl1isrria~
Si se endosaren por sepa'rado a favor de distintas p'erson¡3.s, la especie Je-
positada continuará afecta al crédito prendario.
Endosados, conjunta o separadamente, a favor de una misma persona,
.ambos documentos serán, cancelados por· el representante del almacén gene-
ral, previo el pago de lo que se adeude por el depósrto, salvo que el tenJedor
de ellos le manifestare su iníendónde l,J.!egociarlos' nuevamente".
. .Cuando el depositan,te no desea obtener crédito co,nstituyendo en. prenda
. las mercaderías y sólo' q uitere disponer de ellas, como no están afectas a nin-'
gúa gravanien, entonces, vendidas, puede hacer su tradición simbólica median-
te el endoso del certificado de depósito y del vale de prenda. .'
La forma de la transfere,ncia presenta particuiaridades: Estos dos docu-
mentos son endosables. Parece, entonce's, que debiera exigirse siempre que lle-
varan la cláusula "a la orden", pero no lo exige la ley,' y, sin embargo, de-
clara que fn todo caso son en,dosables. ' ,
Sin embargo, este endoso, sea que el doeumento sea a la orde.11 o no, tie-
ne dertas particularidades, que son excepciones a las reglas generales. En
este caso son muy sencillas las mencion'esdel endoso: se exige sólo la fecha,
y firma del endosante; no se exige el nombre del cesionario.
Art 6.9 de la Ley. "El endoso del certificado de depósito y ,del vale de
pre,nda,' hechos conjunta o separadamer¡te deben ser fecbados".
- 310-
El requisito de la firma no tenía para qué i'ndicarlo la ley, puestu que es
indispensable.
Pero hay otra particularidad: es menester que este endoso se a:1Otc en
los libros del Almacén.
,Ar,t. 8.Q de la Ley. "Todo endosatariQ de certificado de depósito y el
primer endosatario de vale en prenda, salvo el caso contemplado en el inciso
2.Q d'el Art. 25, deberá hacer anotar el endoso en el respectivo registro del
almacén general.
De este acto se tomará razón en el certificado o vale de prenda, cuyo
endoso se anotare.
Mientras no se efectúe la anotación, el endoso no producirá efecto algunp".
Si no se practica esia anotación, es como si no existiera el en'doso. Por
consiguiente, los acreedores del depositante primitivo tienen derecho a embar-
garle las mercaderías, no obstante la, cesión, pue&to que no está anotada, y,
por su parte, los acreedores del cesionario no tienen acción alguna sobre las
mercaderías, porque son de propiedad del endosan te o depositante. Con res·
pecto al Almacén, sólo el depositante primitivo es el dueño de las mercaderías,
y puede negarse a en,tregarlas a un cesionario cuyo endoso ,nO está anotado.
Es evidente que esta transferencia de los dos documentos a la misma per-
sona, puedE' hacerla el depositante primitivo o cualquier portador de, cllus
(tiene que tener los dos). Este por,tador, si no ha constituído prenda, pllcde,
a su turno, volver a endosar.
Efectos de esta transferen,cia.- Por el hecho de la transferencia del cer-
tificado de depósito se transfiere el dominio de las mercaderías.
Art. 4 de la Ley. "El dominio de las especies depositadas en los alma-
cenes generales, se transfiere mediante el endoso, del certificado de depósito".
Pero no siempre esto es exacto; no siempre el certificado de depúsitt)
acredita dominio de la mercadería; 110' es de rigor que el depositante sea el
dueño. Para que haya transferencia de dominio, se requiere: U Que el depo-
sitante sea dueño; 2.9 Que haya mediado entre el depositante y el cesionarw
un contrato de compra-venta, u otro título 'traslaticio de dominio.
No es, pues, del todo exacta la ley; pero es el caso más común que al
transferirse. el certificado de depósito, se ;transfiera el dominio.
El endosatario de depósito junto con el vale de prenda, puede dispo;¡er
libremente de las mercaderías. Por el hecho de transferírsele los dos docu-
meni05 se sabe que las mercaderías no están afectas a ningún gravamen, y,
por consiguiente, el endosatario no tiene restricción alguna para di3poner cpn
entera libertad.
El endosatario puede volver a endosar conjunta o separadamente los do-
cumentos.

Btldoso del certifiCado de depósito sin el vale de prenda.

Si se endosa por el depositante primitivo sólo el certificado de depósit('.


¿qué significa esta transferencia?: Significa que éste había constituído prenda
sobre las mercaderías, para lo cual se había desprendido del vale de prénda.
Desde luego, esto servirá para fijar las relaciones entre cedente y cesío~
nario. Supongamos que las mercaderías val€!n $ 20.000, Y que enire ellos me-
die un contrato de compra-venia; evidentemente, el cesionario no querrá pa-
gar en el acto los $ 20.000, porque hay un crédito contra el cedente; tendrá,
entonces, que convenir con el ceden1te la forma de pago, suponiendo que este
crédito fuera de $ 10.000, el resto,/ o se imputará al precio o se estipulará pla-
zo para pagarlo una vez que 'el cedente alce el crédito.
- 311 --
El endoso en este caso, se hace 10 mismo que el ante'rior: basta la ¡echa,
firma y registro en los libros del Almacén; pero, además, hay que dejar cons-
tancia de una mención especial en el certHicado. Como es necesario que los
cesionarios tengan conocimiento, por el solo examen del documento, del mon-
to del gravamen que afecta a las especies depositadas, exige la ley que al
desprenderse el vale de prenda del certific,a,do, se deje constancia en el cer-
tificado de las circunstancias de la deuda garantizada por las mrcaderías, de
su monlto, de la fecha del vencimiento del crédito, de los intereses, del nombre
y domicilio del cesionario del vale (Art. 6.'~) inciso 2.9 ).
Se comprende que cuando se ha endosado sólo 'el certifiéado de depósi-
to, en cierto modo, se coarta la liber'tad d.e n'egociar, las mercaderías. Puede
si, el endosatario, disponer de ellas en las mismas condiciones en que las
adquirió. Todo esto es un estorbo para su lihre circulación, y puede suceder
que el endosatario tenga interés en liquidar las mercaderías desde luego, por-
que se deterioran o porque bajan de precio. Según las reglas generales, ten-
dría que, aguardar hasta el vencimiento de la obligación, porque hemo~ visto
que en materia mercantil, el plazo no sólo está estipulado en interés, del c!eu.,.
:dar, sino también en el del acreedor; el acreedor no es'tá obligado a aceptar
el pago antes del vencimiento del plazo. Según esto, el cesionario no puede
obligar al acreedor prendario a q"ue reciba anticipadamente el crédito'. Bk:l
puede ser que be ignore, por lo demás, quien es el acreedor prendario actual
(la ley no exige que los futuros endosos de la prenda sean registrados; exige
sólo el primero, salvo que se Itrate de depósito de trigo, Art. 25 inciso 2. 9 ).
La ley previendo esta situación, ha introducido modfficaciones a los prin-
cipios generales concediendo al cesion'arioel derecho de pagar el crédito an-
,tes del vencimiento del plazo.
Art 9. Q , de la Ley. "El tenedor del certificado de depósito podrá libertar
la prenda pagando antes del vencimiento del plazo, el crédito garantido po'r
ella. .
Si no se avi!1iere coo el tenedor del Viale de prenda sobre las condiciones
del an,ticipo del pago de la obligación garantida, podrá libertarse la prenda,
depositando el capital adeudado con sus respectivos intereses hasta el día
del vencimiento dé esta obligación, en utlIa institución bancaria, a la orde!n del
representante del almacén general,para que éste end"ose el docU/me11to res-
pectivo a favor del 'acreedor :prendario, llegado el día del vencimiClruto".
De modo que, aunque. el pago se haga anticipadamente no se perjudica al
acreedor prendario.
Hay aquí otra modificación, a los principios generales: cuando un deudor
quiere pagar contra la voluntad del acreedor, puede hacerlo mediante la con-
signación. Pero el Cód. Civil, en ese caso, exige muchas formalidades. Para
evitar esos formulismos, el pago, en este caso, 'Se hace en la forma que indica el
Art. 9. Q , pago que ;equivale a la consignación, pero sin tantos requisitos.
Como en la consignación, aquí el pago dejil libre al deudor, quedando exento
de todo riesgo, y 'el dueño del' certificado de depósito puede negociarlo C0n
. toda libertad, sin que pese gravamen alguno sobre las especies depositadas.
Puede, exigir del dueño del Almacén que le restituya las mercáderías.
Si el almacén no enltrega esa suma consignada a favor del acreedor pren-
darÍt' y se produce su quiebra, ¿quién pierdé?: Pierde el acreedor' pr~ndario.
porque es consecuencia de la consignación, que el deudor' quede liberado.

Endoso del vale de pnenda sin ,~1 certificado de depósito•

.Esto tiene lugar cuando el dueño de las mercaderías quiere constituir


prenda sin venderlas o bien cuando se venden las mercaderías con este gra-
- 312
vamcn. En el primer caso, se constituye prenda por el endoso del vale, COI1-
serv:wdo el certificado; entonces hay, sólo endoso del vale de prel1:da. Pero
puede endosarse el certificado de depósito r-espetando este gravamen ya
constituído.
El endoso ,está sujeto a las mismas, formalidades indicadas: fecha y fir-
ma; pero, además, se exigen menciones especiales: a) nombre y domicilio del
cesionario: b) Monto del capital e intereses del crédito; y c) La fecha del ven-
cimiento de dichos créditos (Art. 6. Q ) . (Se exige esto para indicar al acreedor
y al almacén cual es el monto del crédito caucionado).
Lo mismo que en el endoso del vale de depósito, hay que anotar el endo-
'so del vale: de prenda en el Registro del Almacén, para que el Almacén co-
nozca el gravame1j1. Así estará advertido que no podrá entregar las mercaue-
rías a cualquier cesionario mientras no esté cancelado el crédito, o sea, mien-
tras no se uevuelva el vale de' prenda o se consigne el valpr del crédito, no
pueden entregarse las mercaderías a cualquier cesionario.
Pero a este respecto hay una diferencia entr,e el endoso del certificado de
depósito y el endoso del vale de prenda. Todo endoso del certificado de depó-
sito debe ser registrado; en cambio, sólo debe serlo el primer endoso del vale
de prenda. (En la prenda, el primer endoso, es el que tiene el significado de
constitución de ella; los que le siguen son cesión de la prenda. En cambio,
todos los endosos del certificado' de depósito significan tradición de las mer-
caderías).
El primer endoso del vale de prenda 'sólo importa la constitución en pn?n-
d.'! de las rnercaderlas. Pero conviene advertir,desde luego, que en el fonuu
no importa esto una modificación a las reglas gener,ales sobre constitución
de la prenc!a. La prenda ordinariamente se constituye por la entrega de las
mercaderías al acreedor; el derecho de prenda nace, subsiste y se extingue con
la posesión de la prenda. No hay inconveniente para que esa posesión se ejer- '
cite no por el acreedor, sino por un tercero, que, viene a ser un mandatario del
acreedor. El Código Civil no lo dice pero si el Código de Comercio, que en su
ArL 817 dispone expresamente: '
"El' privilegio nace, subsiste y se extingue con la posesión de la prenda,
bien Ia.,tenga el acreedor prendado o un: terceroetegido por las plJrles".
Se vé,pues, que 0110 hay modificación a los principios generales. Desde
el momento que el vale de prenda se endosa y se notifica al AI~macé,nl, el al-
macenista pasa a ser un depositario de un depósito constituíc!o en prenda.
Además, la entrega de la mercadería al acreedor en la prenda ordinaria, tiene
por objeto separar la cosa del patrimonio del deudo,r para que los terceros no
il1curran en engaño o error y aquí, aunque materialmente las cosas no están
en poder del deudor, lo están en el almacén a nombre de éste. Y consta en él
que hay un gravamen sobre ellas.
Al constituirse la prenda, sabemos que debe especificarse la cosa que es
objeto de ella. Aquí se cumple con este requisito, puesto que en el vale se ha·
cen las indicaciones de la cosa que tienden' a individualizarla perfectamente.
Pero no se cumplen los requisitos que señala el Art. 815 del Código, en cuan·
to a que la prenda debe ser otorgada por escritura pública o por documentu
prtvarto protocolizado. (En esto hay modificación a los principios que rigen
la prenda ordinaria; no se exigen aquí los requisitos del conste, de que tmla-'
remo::: más adelan'te). '

Derechos del portador del vate de, prenda.


,
Estos derechos son cuatro: tres en su calidad de acreedor prendari') v
unó en su calidad de portador del' vale.
1.Q Derecho de retención.
- 313-
2.Q Derecho a proceder a la venta de las mercaderías,
3.Q Privilegio para pagarse con preferencia a los demás acreedores.'
4.9 Derecho para recurrir contra losendosantes anteriores y depositan-
te primitivo en cuanto no alcance a pagarse con las mercaderías.
1.9 Derecho de retención.- El acreedor puede pagarse wn las mercade-
rías dadas en prenda y puede retenerlas en su poder mientras no se le cancele
totalmente su crédito con sus intereses.
Art. 2396, C. Civil. "El deudor no podrá reclamar la testitució~ de la
prenda en todo o parte, mientras no haya pagado la totalidad de la deuda en
capital e intereses, los gastos necesarios en que haya incrtrrido el acreedor pa-
~a la conservación de la prenda, y los perjuicios qu~ lt' hubiere ocasiionado la
tenencia" .
Con todo, si el deudor pidiere que se .le permita reemplazar la prenda
por otra sin perjuicio del acreedor, será oído. '
y si el acreedor abusa de ella,. perderá su derecho de prenda, y 'el de'!.lrlor
podrá pedir la restitución inmediata de la cosa empeñada".
Art. 817 C.de Como "El privilegio nace, subsiste yse exrfingue con la
posesLún de la prenda, bien ,la tenga el acreedor prendario o un tercero, elegi-
do por las partes". ,
También tiene el portador del Warranf este derecHo, de retención, pero
no 10 ejercita él directamente; sino por intermedio del almacenista; pues, mien-
tras no se cancele el vale o no se consigne el valor del crédito, el almacenista
no puede entregar la cosa a cualquier cesionario. '
2.9 Puede el portador vender la cosa.- Según: el Art. 2397 del Cód. Civil,
el acreedor prendario tiene derecho a pedir que la prenda del deudor moroso
sea vendida en subasta pública para que con el producido se le pague. Este
artículo ha sido complemen1ado por el DjL 776 de 19 de Diciembre de 1925,
cuyo Art. 2.Q exige para ejercer este derecho .. tener un título ejecutivo, de
, acuerdo con los Arts. 456 a 459 del C. de Procedimiento Civil, en el cual conste
tanto la obligación prin,cipal como la constitución .de la pre,nda. (Si la prenda
:;e hubiere constituÍdo por contrato separado, ambos, títulos deben ser eje-
cutivos). Previas las diligencias judiciales del caso, la prenda se realizará, si
se trata de, aociones de sociedades, efectos de comercio o 1ítulos de créditos
públicos o particulares, e'n remate en rueda de Bolsa autorizada, si existiere en
el departamento o la provincia del tribunal. sin mínimo para las posturas; si
,no existiere Bolsa autorizada, el juez señalará !~l lugar en que deba efeduarse
'el remate. Si la prenda consistiere. en' hienes susceptibles de venderse al mar-
tillo, la realización se hará en el clugar en que se encuentren o en la casa del
martillo del encargado, también sin mínimo para las posturas, Y' previa la pu- '
bJicación de los avisos de rígor, etc., etc. .
Pero, conforme a esos principios, la ver.ta debe hacerse. con iu,tervención
de la justicia. Mientras tanto, el acreedor 'prendario por endoso del Warrant
tiene un cámino más expedito Y eficaz, como se vé de los artículos siguientes,
que copiamos sin comentar.
Art. 10 de la Ley. "Si el deudor no pagare el crédito prendario a su ven-
cimiento, el tenedor del vale de prenda pondrá el hecho en conocimiento d'.eL
representante del almacén general, quien hará la -anotación correspondiente en
los libros del almacén Y transcurridOlS ocho días. desde la anotación, sin que se
haya efectuado el pago,' pedilrá al representante 'de la empresa que haga subas-
tar pormartülero público la especie ,d'ada en prMda, a fin de que le pague con
el producto del remate, Los martilleros 'no podrán cobrar una comisión ma-
yoral medio por ciento. Se anunciará la subasta por medios de avisos publi-
cados en un pe1'iódico de la localidad, con tres diasl de anticipación a 10 menos,
debiendo especificarse la 'fecha y el lugar de la subasta, la fecha de la emisión,
- 314-
del vale dl: prenda, el nombre del depositante de la especie y la naturalf'za.
calidad y cantidad de la misma.
A falta de periódicos, el remate se anunciará por medio de carteles que
se fijarán en igual tiempo en la oficina de la Municipalidad respectiva".
Art. 11: "La venta de la especie por falta de pago de la obligación, gd-
tanlida COIl ella, no podrá suspentrer:se en caso de concurso, o muerte del de'l-
dor, ni por otra causa que no sea orden escrita del juez competente, dicttada
previa consignación del valor de la obligación garantida y de sus inÍC',eses
y gastos.
E! producto del remate no será embargable .en manos del martillero pú-
blico, quien deberá entregarlo al represeñtante de la sociedad empresaria".
Arí. 12: "Si la venta fuera suspendida con arreglo a lo establecido en el
1nc. J.9 del artículo anterior, el ~enedor del vale de prenda tendrá derecho a
exigir la entrega inmediata de la suma consignada, rindiendo previamente fian-
za para el caso de que fuere condenado a devolverla".
• 3.Q Privilegio para pagarse con preferencia a otros acreedores sobre ía
cosa prendaria.- También hay aquí modificaciones a los principios generales.
Art. 13 de la Ley. "El acreedor prendario será pagado con el produdo
del ,remate, con preferencia a cualquier otro acreedor, sin necesidad de . acci6n
Judicial alguna, deduciéndose previamente lo que se adeudare por contribucio-
nes fiscales o municipales de la especie subastada y los gastos de venta. J(,
almacenajp y de conservación de la cosa.
El exced~nte del producto de la venta será entregado al tenedor del cer-
tificado de depósito". '
Según las reglas de la prelación de créditos, el crédito del acreedor pren-
dario es de segunda clase, y, en concurrencia con los de la primera sobre IIna
misma especie, excluyen los primeros a los segundos; pero si fueren ins!Jfi-
dentes lof' demás bienes para cubrir los créditos de la primera clase, ten1rán
estos la preferencia en cuanto al déficit, y concurrirán, en dicha especie en el
orden y forma que se expresan en el inciso l,Q del Art. 2473 del Código Civil.
La ley de Warrants le da al ,crédito del acreedor prelndario preferencia
:,obre todos los créditos, con la salvedad de las contribuciones que afecten a
la cosa dada en prenda, los gastos de venta, almacenaje y conservación de e\la.
Subastada la cosa, queda cancelado el gravamen. Por consiguien1e, des-
aparece el crédito, .y si quedan mercaderías sobrantes, el depositante puede
hacer lo que desee con ellas., '
4.Q Derecho del acreedor prendario en su calidad de portador del vale.
Ari. 14, de la Ley. "Si el producto de la especie subastada no alcanzare
para pagar'la totalidad del crédito garantido con la prenda, el tenedor del vale
tendrá derecho de exigir del deudor primitivo y de los endosantes el saldo de
lo que se le adeudare.
La responsabilidad de aquel y de estos será solidaria" .
. La acción contra el depositante o deudor primitivo arranca de dos fuentes:
}.Q • Del contrato de que nace el ,crédito; y 2. Q Del documento mismo lla-
mado Warrant. El último tenedor tiene, además, acción contra todos los en-
Josantes, igual que en la letra de cambio, por ser responsables solidariame-ntc,
en contra de los endosaníes, la acción no puede fundarse sino en el créditn
mismo.
Pero hay aquí modificaciones a las reglas generales sobre créditos a la
orden: en la letra, por el sólo hecho del no pago, el porta'dor se dirige cO·:1tra
l()s endosél'ntes. Aquí, no; la acción contra los endosan tes es un derecho suh-
sidiario j si no se venden las mercaderías previamente y no alcanza su val0f
para pagar el crédito, sólo entonces se va contra los endosan tes o el deposi-
tantE' primitivo. Hay aqul una especie de beneficio de excusión, pero no es
- 315 -
menester que el excusionante lo alegue, pueBto que la ley exige las cO:.dicio-
n,es para' que opere sistemáticamente.
La ley habla de la acción del portador contra el depositante primitivo y
endosan tes. Se trata aquí de los endosan,tes del warrants; y no de los del cer-
tificado de depósito.
El inciso III del Art. 14 agrega:
"Para que el tenedor del vale pueda gozar del bene,ficio establecido en el
inciso U de este artículo, contra los endosantes será necesario que, dentro
del, plazo de un mes, contado desde el vencimiento del crédito prendario, ejer-
cite el derecho que' le acuerda el Art. 10". '
Si no se ha hecho esto dentro del plazo de 30 días. entonce~ no se podrá
entablar acciones contra los endosantes.
De manera que hay aquí no un, protesto, sino una especie de caducidad
de los derechos del portador.
¿Por qué la ley ha exigido que se haga uso de ese derecho dentro de ese
plaz,o?': Para definir la situación de los endosan1:es en corto tiempo.
La ley dice que la acción contra los endosantes es la que sé pierde; peto
no se pierde la acción contra el deudor primitivo, ¿por qué?: porque los en-
c!05antes "se han limitado a venderlo que :había'n, adquirido, pero no fueron
ellos los que contrajeron la obligación 'a favor de ese acreedor, de manera que
la de ellos es una deuda por garantía, mientras que el deposita'n:te primHivo
~s 'el deudor direc:to, el que recibió los benefIcios del crédito. Sería amparar
un enriquecimiento sin causa del deudor, si el ,acreedor prendario perdiera su
, acción en contra del deudor prendario.
No hay sóJo una acción real, sino que tambIén una, acción person.al para
perseguir el pago sobre todo el patr.imonio del deudor, pues se aplica el Art.
2465 del Código Civil que dice:
"Toda obligación personal da al acre1edor el, derecho de perseguir su
ejecución sobre todos ,los bienes raíces o muebles del ~deudor, sean presen-
tes o futuros, exceptuándose solamente los no embargables, designados en
e! Art. 1618".
No hay que confundirse con los términos del inciso tercero del Art. 14 de
la ley: el deudor primitivo es el primer endosante y a él se refiere el inciso 1
de ese artículo, conjuntamente con los endosantes,; mientras que el i'nci·so III se
refiere sól-o a los .endosantes. Esto demuestra que la ley ha querido conside-
rarlos en situación distinta: la acción caduca contra los endos.antesen ese caso,
y no contra el ,deudor primitivo. ' .
Si algún endosante paga el déficit, es evidente que tiene acciólf contra l0s
que preceden, y se seguirán cobra:ndo hasta llegq.r al deudor primitivo.
También puede suceder que el deudor primitivo tenga acción con'tra Jo<;
cesionarios del certificado de .depósito. El cesionario del certificado de depósi-
to ha pagado, seguramente, teniendo en cuenta la deuda; si ías me.rcaderfas
no dan para el pago del crédito, si paga el depositante primitivo, puede diri-
girRe contra el cesionario del certificado de depósito,. a virtud del contrato que
había ,e'ntre éste y el deudor por los dineros no pagados al vender el certifi-
cado de depósito.
Caso de siniestro.- La regla generirl, en caso de que la mercadería esté
asegurada, la da el Art. 555:
-~Art. 555, C. de ,Com.: "La cosa que es materia del seguro' es subrogada
por la cantidad asegurada para el efecto de ejercitar sobre esta los privilegios
e hipotecas constituidos sobre aquella".
Esta misma regla la repite el Código Civil, respecto de la hipoteca, en el
Art. 2422. Y el mismo principio general mantit:me esta ley en su Art. 18, que dice:
I " '
- 316-
"En .caso de siniestro, los tenedores delcertifi~ado de depósito y del vale de
prenda tendrán sobre los seguros adeudados los mismos derechos y privilegios
.:¡ue sobre las especies aseguradas".

Préstamos con garantía de los vales.

A él se rdiere el Art. 27 de la Ley que confiere al Banco Central faL'u!t.:l-


des suficientes para otorgar préstamos y descontar letras con garantía de
estos vales y tn las condiciones que la misma disposición establece:
Art. 27 _de la Ley. "El Banco Cen'Íral de Chile, con endoso de vales de
prenda emitidos por los almacenes generales, podrá hacer préstamos hasb por
loo.días, y descon'tar letras para cuyo vencimiento no falten más de 180 días,
a l:1 tasa, de interés o descuento que rija para los Bancos accionistas.
El monto de cada préstamo no podrá ser superiM al 70r~ del valor ('1)-
mercial de producto dado en prenda.
En ca50 de' descuento de letras con garantía de vales de prenda, el ~~10n­
to de estas podrá ser igual al valor comercial del' producto dado en prenda".

Depósito de cosas fungibles.

A este respecto hay que hacer consideraciones especiales. Decíamos que,


según los principios del depósito y de la prenda, la cosa dada en depósit ') G
\!n prenda debe ser perfectamente individualizada pues deben restituirse en
especie, y el' Código no reconoce otra excepción que el depósito irregular.
La ley de 1922 había mantenido estos prindpios con respecto a los Al-
macenes Generales; pero la de 1932 in'trodujo modificaciones sobre el depód-
to de trigo, del cual trata el Art. 23 actual, que puede concordarse COn el
2228 del Código Civil.
Art. 23, de la Ley. "En l{)s depósitos de trigo, facúItase a los almac~nes
generales, siempre que lo autorice el depositante, para almacenar este produc-
to en silos o a granel y devolver a quien corresponda otro trigo de iguales ca-
racterísticas y valor. En este caso el almacén que careciere de trigo de iguales
condicio'nes devolverá otro de la calidad más aproxirn!lda y abonará o dectll-
drá la diferencia de valor que corresponda ... "
Art. 2228, C. Civil: "El depositario es obligado a la resmución de la mis-
ma cosa o cosas individuales que se le han confiado en depósito, aunque con-
,.>istai1" en dinero o cosas fungibles; salvo el Laso del Art. 2221",
Pero 'esta clase de depósito sólo puede versar sobre trigo y, además, se re-
<luiere autorización expresa del depositante para que se haga en la forma sP-
ñalada.
Para saber que es 10 que debe devolverse, hay que indicar la calidad de!
trigo. ' " , '
El Art. 24 impone al Almacén General una obligación especial:
Art. 24: "Los Almacenes generales de depósito estarán obligados a 1l1311-
tener e:1 todo momento una existencia de trigo a lo menos igual al total r¡ue
corresponda a los certificados de depósito en vigencia".,

Obligaciones y responsabilidades del propietario del almacén.

Por de pronto, dispone el Art. I 9 de la ley que:


"El propietario del almacén general de depó::;fto responderá en todo caso,
de la veracidad de las declaraciones estámpadas en los documentos a qUf' se
refiere el Art. 4.9' (certificado y vale) y de las pérdidas y deterio:ros imputables
a culpa suya, o de sus empleados o dependientes".
- 317 .-.'
"Pero no responderá de las pérdidas o deterioros ocasionados por fuer"'
za mayor, caso fortuito,' o vicios propios de las especies depositadas" (Se
~xceptúa el trigo depositado en silos o a granel).
Esta disposici6n no necesita' comentarios. Se comprende que responda
de las declaraciones del vale y certificado, pues esto3 SOn' documentos de cir-
culación.
y el Art. 20 agrega:
"El propietario del almacén general' de depósito será también responsa-
ble de la legitimidad del depósito ante las personas a cuyo favor estU\'leren
endosados los respectivos certifica,dos. de depósito y vales de prendél".
ArL 21 de la Ley. "Los delitos que los empleados o los represenhmt~s
de l~s almacenes generales cometieren' en el desempeño de las obligacione::;
que nacen de su calidad de tales, afeclf:arán igualmente la responsabilidad
civil de los propietarios".
No es que se agrave la responsabilidad del almacenista; no. Es una con-
secuencia de los principios generales, según los cuales el género 'ho pere¿~" y
la disposición no tiene otro objeto que delar en claro esta circunstancia para
'<vitar cualquier posible disensión.
Una cuestion que ha sido discutida en doctrina 'es la, de que si conviene
permitir o prohibir a los depositarios de los almacenes comprar las 'merca-
aerías o prestar dinero. En otros países, se notaron muchos abusos cuando esto
se permitió. En Francia, sin embargo, está permitido, partiendO' de la idea
de que conviene dar facilidades a los comerciantes para' que. depositando las
mercaderías, obtengan dinero del mismo alniacén. '
En Chile esto no se acepta, y expresamente ha declarado el:
-Art. 22 de la Ley. "Los almqcenes generales de depóstto n.o podrán an-
ticipar fondos sobre sus propios vales. ni adquirir las especies depositadas,
salvo el depósFto de trigo".
Pero, en relación c'ón esto mismo, dispone el
. Art. 25: "Si el almacén hubiere adquirído trigo correspondiente a vates,
de prenda' ,endosados, no podrá retirarlos sin que previamente haya hecho e.!
depósito que ordena ,el Art. 9.Q (se refiere .al pago anticipado del crédito) en
una cuenta especial y a la orden del endosatario del vale de prenda".
"Para. este efecto, .todos los endosos del vale de prenda deberán ser ano-
tados en el registro del almacén general .respectivo.
Sanciones.

Dada la' responsabilidad que pesa sobre los almacenes, hay 'sanciones es-
trictas en caso de infracciones.
Estas sanciones ,son de dos categorias: multas y sanciones penales: las
1)1ultas varían de' $ 100 a $ 1,000 aplicándose dobladas en caso de reincidencia.
Por último, hay que considerar la situación en que se encontraría, desde
ei pnn1to ~e vista legal, un almacén colocado fuera de la ley. pueden esta-
blecerse almac~nes que se rijan por leyes comtmes, bodegas, por ejemplo,
pero no püeden emitir vales o certificados. Esos almacenes no quedan regi-
dos por esta ley; los depositantes no pueden negociar las mercaderías mc-'
diante un certificado de. depós,ito, Ini podrán constituirlas en prenda mediante'
el endoso. Si esto se hiciera, se aplicarían las. sanciones de la ley.
Hay, sin embargo, una cuestión cj.udosa sobr.e si puede constibtirse prenda
sobre mercaderías depositadas en bodegas no autor,izadas como almac~n ge-
neral, a ',¡rtud de lo dispuesto en el Art. 817 del Código de Comercio.
Art. 817: "El privilegio nace, subsiste y se extingue co'n la posesión de
la prenda: bien. la tenga el acreedor prendario o un tercero elegido por las
partes".
- 318-
Tratán,dose de una prenda mercantil, no se vé inconveniente para que
esto se haga, siempre que se cumplan con las formalidades d~l conste, de que
trata el
Art. 815 C. de Com.: "Para que el acreedor prendario goce del privi-
legiü enunciado en concurrencia de otros acreedores, se requiere:
Lo Que el contrato de prenda sea otorgado por escritura pública n en
dócumento privado protocolizado, previa certificación en el mismo de la fe-
cha de esa diligencia, puesta por el notario respectivo;
2.1) Que la escritura o documento con'ten.ga la declaración de la suma de
la deuda y la especie y naturaleza de las cosas empeñadas, o que lleve J.nua
u'na descripción de su calidad, peso y. medida".
índice

TITULO XV

DEL. CONTRATO DE PRENDA

Con respecto a la prenda mercantil en general, hay que deCIr que es un


contrato real, igual que la prenda civil, que se perfecciona por "!a entrega rt'al
y efectiva de la cosa al acreedor. (Entrega real que ha sido reemplazada por
un:! entrega simbólica en la prenda industrial y en la prenda agraria como
luego verf'mos) .
. El ArL 813 contiene una disposición casi innecesarIa. .
Ar't. 813 e de Com.: "El contrato de prend~ se celebra y prueba en
cuanto al acreedor y deudor como l{)s demás contratos comerciales".
El contrato de prenda mercantil, igual que el civil, da al acreedor un r.'e-
recho reJ.l, un derecho de persecución; y> al mismo tiempo, un derecho de
preferencia, que reconoce el Arí. 814 del Cód. de C9mercio al decir:
. "El contrato de prenda confiere al acreedor el derecho die hacerse pagar
con el valor de la cosa empeñada COd1 preferencia a los demás acr¡eedoresdel
deudor".
Pero, y éste es uno de los puntos en que hay diferencia fundamental con
la prenda civil, el 815 que ya conocemos exige formalidades especiales p<lra
que el acreedor prendario goce del privilegio en concurrencia de otros acree-
dores. •
Estas formalidades, Ilamadas conste, tienen por objeto establecer la fecha
cierta del contrato con respecto a terceros, impedir que pueda el deudor, en
connivencia con un acreedor cualquiera, otorgar contrato de prenda anteda-
tado, para ponerlo a cubierto de la declaración de nulidad.
Estas disposiciones son esenciales; sin su cumplimiento, la prenda no sur-
te efedos frente a terceros~
El Código de Comercio es en esto más Jormalista que el C. Civil y ha
seguido con ello una tendencia contraria a la del D. Mercantil que trata de ser
más simplista. Ha procedido al revés de lo que ha hecho el Cód. Francés, pues
en Francia estas formalidades se exigen para la prenda civil,. y 'no para la
mercantil.
Estas formalidades son como decíamos las que desde antiguo se conocen
C011 el nombre de conste, por la forma de aplicarlas. Supongamos un B,V1L'11
que hace un préstamo o abre una cuenta corriente a un particular; el Bancl)
necesita conservar un documento original con la' firma del mutuario o clienl.:
para hacer el cobro o para la liquidación de la cuenta. A este documento se
agrega otro en que consta una prenda a favor del Banco, Cü'nstituída p'lj"
acciones. Pues bien, el primer documento no se legaliza, pero el segundo, si.
El segundo empieza o empezaba siempre por la palabra consta y decía "cons·
ta por él pr~sen'Íe documento que en garantía <:lel préstamo o del contrato de
- 318-
Tratán,dose de una prenda mercantil, no se vé inconveniente para que
esto se haga, siempre que se cumplan con las formalidades d~l conste, de que
trata el
Art. 815 C. de Com.: "Para que el acreedor prendario goce del privi-
legiü enunciado en concurrencia de otros acreedores, se requiere:
Lo Que el contrato de prenda sea otorgado por escritura pública n en
dócumento privado protocolizado, previa certificación en el mismo de la fe-
cha de esa diligencia, puesta por el notario respectivo;
2.1) Que la escritura o documento con'ten.ga la declaración de la suma de
la deuda y la especie y naturaleza de las cosas empeñadas, o que lleve J.nua
u'na descripción de su calidad, peso y. medida".

TITULO XV

DEL. CONTRATO DE PRENDA

Con respecto a la prenda mercantil en general, hay que deCIr que es un


contrato real, igual que la prenda civil, que se perfecciona por "!a entrega rt'al
y efectiva de la cosa al acreedor. (Entrega real que ha sido reemplazada por
un:! entrega simbólica en la prenda industrial y en la prenda agraria como
luego verf'mos) .
. El ArL 813 contiene una disposición casi innecesarIa. .
Ar't. 813 e de Com.: "El contrato de prend~ se celebra y prueba en
cuanto al acreedor y deudor como l{)s demás contratos comerciales".
El contrato de prenda mercantil, igual que el civil, da al acreedor un r.'e-
recho reJ.l, un derecho de persecución; y> al mismo tiempo, un derecho de
preferencia, que reconoce el Arí. 814 del Cód. de C9mercio al decir:
. "El contrato de prenda confiere al acreedor el derecho die hacerse pagar
con el valor de la cosa empeñada COd1 preferencia a los demás acr¡eedoresdel
deudor".
Pero, y éste es uno de los puntos en que hay diferencia fundamental con
la prenda civil, el 815 que ya conocemos exige formalidades especiales p<lra
que el acreedor prendario goce del privilegio en concurrencia de otros acree-
dores. •
Estas formalidades, Ilamadas conste, tienen por objeto establecer la fecha
cierta del contrato con respecto a terceros, impedir que pueda el deudor, en
connivencia con un acreedor cualquiera, otorgar contrato de prenda anteda-
tado, para ponerlo a cubierto de la declaración de nulidad.
Estas disposiciones son esenciales; sin su cumplimiento, la prenda no sur-
te efedos frente a terceros~
El Código de Comercio es en esto más Jormalista que el C. Civil y ha
seguido con ello una tendencia contraria a la del D. Mercantil que trata de ser
más simplista. Ha procedido al revés de lo que ha hecho el Cód. Francés, pues
en Francia estas formalidades se exigen para la prenda civil,. y 'no para la
mercantil.
Estas formalidades son como decíamos las que desde antiguo se conocen
C011 el nombre de conste, por la forma de aplicarlas. Supongamos un B,V1L'11
que hace un préstamo o abre una cuenta corriente a un particular; el Bancl)
necesita conservar un documento original con la' firma del mutuario o clienl.:
para hacer el cobro o para la liquidación de la cuenta. A este documento se
agrega otro en que consta una prenda a favor del Banco, Cü'nstituída p'lj"
acciones. Pues bien, el primer documento no se legaliza, pero el segundo, si.
El segundo empieza o empezaba siempre por la palabra consta y decía "cons·
ta por él pr~sen'Íe documento que en garantía <:lel préstamo o del contrato de
- 319-
cu~nta corriente se constituye prenda sobre tantas acciones. a favor del Banct;
tal. .. efe." ..
La ley no eXIge ,que se protocolice. el contrato mismo a que accede 1<l
prenda, sino el contrato de prenda, y si hay esqi'tura pública de ambos ~Ol1-
tratos,TI>o hay necesidad de dos documentos se))arados, ni tampoco de. pro-
tocolización.
El Código ;Civil ha establecido que se puede dar en prenda un crédito,
entregando el título, siempre que el acreedor notifique al deudor del crédito
co'nsIgnado en el 'título, prohibiéndole qué 10 pague en otras manos (Art.
2389, C. Civil). (Como en todo contrato de prenda es de rigor la entrega c1p
la cosa y, tratándose de un crédito, se materializa éste en. el título, se entre-
ga el título).
Cuando la prenda es comerCIal se nec.esi'ta. ademas de la formalidad del
conste, la notificación al deudor:
Art. 816, C. de Com.: "Lo dispuesto en el artículo anterior es aplicable
a la prenda consistente ·e'n. un crédito, sin perjuicio de la notificaciónquc en
este caso prescribe el Art. 2389 del Código Civil". ,
La' notificación tiene por objeto ·advertirle al deudor que no pague al
acreedor, sino a la persona a quien se le ha dado el crédito en prenda. Tra-
tándose, por ejemplo, de la constitución en prenda de. acciones de. una socie-
dad a'nónima, a fin. de que la sociedad quede advertida de que no puede' pagar
los dividendos al accionista, sino a la persona a cuyo favor dieron en prenda
esas accioI:les, es necesario notificarla. (Ni el Cód. Civil ni el Cód.de Comer-
cio han exigido que :sea hecha judicialmente c~sta notificación; sin embargo,
conviene hacerla con intervención de la justicia). Antes había dudas sobre
si un Notario podía hacer esta notificación; hoy no existen, porque el DjL
407. de 19 de Marzo de 1925, que organizó el servicio notarial, señala en su
Art. 14 N.v 4, entre las atribuciones de los notarios, la de notificar los traspa-
sos que se les solicitaren. La ley no exige que intervenga un ministro de fe,
pero es conveniente recurrir a un notario.
Tratándose de créditos dados en. prenda, el hecho de la constitución en
prenda, importa, en virtud del Art. 818 un mandato legal tácito para q!!e co~
bre el capital y los i!n!tereses. '
Art. 818 C. de Com.: "La obligación que el Art. 811 impone al deposi-
tario es extensiva al acreedor que recibe un crédito en prenda".
Art. 811 C. de ¡Com.: '\Consistiendo el depósito en documentos de cré-
dito que devenguen in,tereses, el depositario está obligado a cübrarlos y a
practicar todas los. diligencias necesarias pará conservar los derechos del
depositante" ..
. y agrega el Art. 819: .
Art. 819, C. de Com.: "Si el crédito dado en prenda devenga intereses,
el ~creedor los imputará al pago de 19S que se le deban"
Pero si la deuda garantida por la prenda no gana intereses, se apliCéTrán
los que produzca el crédito empeñado en parte del pago del capital asegurado".
Calificación de la prenda.- Del Art. 1.9 del C. de Comercio, se deduce
que 'para c;:dificar de civiles o mercantiles los contratos acct;sorios, elebe aten-
derse a la naturaleza de la obligaciÓ'n principal a que acceden.
En s.Í misma, la prenda no suministra antecedentes para saber si· es civil
o mercantll; hay que ir,entonces, a la obligación caucionada y, as!, s.erá mer-
cantil la prenda cuatfdo la obligación 'sea _mercantil' y vice versa.

Pero, además de estas reglas generales, hay que estudiar las leyes es-'
peciales que hay sobre algunas clases de prenda.
- 320-

DE LA PRENDA SOBRE VALORES MOBILIARIOS A FAVOR DE LOS


. BANCOS (1). .

"Se inspira esta ley en el propósito -de facilitar a las empresas _bancarias
y al público en sus relaciones mutuas, las oper<¡tciones de crédito, estableciendo
formalidades rápidas y. sencillas para la constitución y realización de las
prendas que se otorguen a favor de los Bancos, mo~iíicando a este respc~to
,las di~posiciones del derecho común.
Es esta una ley de excepción, por cuanto se refiere únicamente a las oren...
das que se constituyan en garantía de obligaciones a favor de las empresas
bancarias, excepción que está justificada por la seriedad de dkhas instit!tc!t)-
nes, por el imp9rtante papel que desempeñan en la economía aacion,al y por
las precauciones con que la actual Ley d~ Bancos ha asegurado su funciona-
miento. . ,
No es una ley de carácter general para todas las prendas que se utorguen
a los Ban\os. Sus disposiciones se limitan a las que se con,stitu,yan sobre va-
lores mobiliarios, por ser ello~ los que principalmente sirven de caución a Io.s
operaciones bancarias. Quedan por tanto, excluídas de los beneficit):) de la
ley las prendas que versen sobre mercaderías u O'tros bienes muebles, las
cU8les seguirán regidas por los preceptos del derecho común, aun cu:mdo se
otorgl1en, en garantía de obligaciones a favor de los Bancos.
Las disposiciones de la ley se refieren a tres disUntos puntos. a sahe!:
la constitución de la pren,da (Arts. 1 a 4); los efectos de la misma en cuanto
a las obligaciones que garantiza (Art. 5)~ y 1ft realización de los valores dados
en prenda (Art. 6).
Con respecto a estos tres puntos, se moJifican sltstancialme,;]te las reglas
del Código Civil, del de Comercio, del de Procedimiento y las del D/L 776, Y
se exime a los Bancos y ,a sus clientes de las formalidades y trabas impuestas
'pílr esas reglas, que constituían muchas veces un obstáculo para la concesión
de préstamos y créditos.
Para eludir esas formalidades se habían ideado en la práctica nutnerü-
sas combinaciones, como las compras condicionales, entrega de traspasos en
blanco, inscripció~ de acciQí1es a nombre del Banco acreedor, garanltíals sueltas,
etc., que no correspondían siempre a la verdad de la situación, que importa-
ban muchas veces contratos simulados, que eran en algunos casos de lega-
lidad dudosa, y que exponían alas Bancos a pérdidas, juicios y dificultades.
Hoy día no será necesario recurrir a esas combinaciones y tendrán los
Bancos y el público medios fáciles y expéditos para conseguir el fin que con
ellas se perseguía.
En lo concerniente a la constitución de la prenda era antes necesario ob-
servar las disposiciones del Art. 815 del C. de C., segÚn el ,cual, para que el
acreedor pren,dario goce del privilegio en concurrencia con otros acreedores,
se requiere: l.g Que el contrato de prenda sea otorgado por escritura públk~
o en documento privado protocolizado, previa certificación en el mismo, u·;
la fecha de esa diligencia,puesta por el notario respectivo; 2.9 Que la escritura
o documento contenga la declaración de la suma de la deuda y la especie y
naturaleza de las cosas empeñadas, o que lleve anexa una descripción de
su calidad, peso y medida.
Estas formalidades, cor:ocidas en la p~áctica bitncaria con el nombr~ lIl'
«conste", regían para toda prenda 1nercantü, ya versara sobre mueble,; Ct~r­
porales y mercaderías o sobre títulos de crédito (Art. 816 del C. de C.). yu
fllcr~n estos. nominativos, a la orden, o al portador.

(1) Ley 4287 de 23 d.c febrero de 1928.


- 321 _.
Al exigir esos requisftos se mostró el C. de C., mucho más riguroso que
el C: C., que no establece semejantes formalidades, y se apartó también de
la tendencia seguida por la legislación mercantil de otros países, que exime a
la prenda, el) materias comerciales, de toda traba o <¡olentnidad especial.
Lá ley que co,mentainos autoriza para prescindir de aquellas formalidades
en las prendas sobr,e valores mobiliarios a favor de los Bancos, y 'S.eñala los
.únicos requisitos que serán necesarios para que la prenda surta sus efectos,
tanío en las relaciones de las partes entre sí, como respecto de terceros.
Para estos fines, distingue la ley las tres formas' que pueden revestir los
mulos p'e crédito, e indica el modo como podrá dárselos en prenda, ,según
sean estos títulos al portador, a la orden o nominativos. .'
El legislador se ha guiado por la idea de que la constitución en premia
dé un titulo de crédito no' debería tratarse con más rigor que su trasferencia
de dominio. Así como los documentos al portador se transfieren por la tradi-
ción manual (Art. 164 del C. de C), los documentos a la orden por el sim-
ple endoso (Arts. 164 y 165 del C. de C.), y los nomi'nativos por la entrega
del título y la notificación al deudor (Art. 162 del C. de c., y Arts. 1901' Y
1902 del C. C.), así también podrá ahora constituirselos en prenda en una for-
ma análoga y sin más requisitos o condiciones. ,
Con referencia a los valores mobiliarios al portador, declara el Art. 1, de
la nueva ley que se entenderá'o constituídos en prenda a favor de la empresa
bancaria por su solaenírega, siempre que no conste expresamente que dicha
entrega se ha efectuado con un objeto distinto. •
No será, por lo tanto, necesario constituir la prenda por' escrito ~ y hará
presumir esa constitución la mera ,tenencia del título por' el Banco aer,eedor. Se
exce'ptúan sólo los valores que se hayan entregado al BancCl con, un 6b,ieto
distinto y siempre que ese objeto conste d€! un modo expreso, como ocurre
por ejemplo, ,con los que se depositen en custodia o con los documentos· en
cobranza.
E'n cuanto a los créditos a la orden, el Art. 2 de la ley hace extensivo a
ellos el endoso en garantía introducido para las letras de cambio por el DjL
777 de 19 de Diciembre de 1925, Y declara que bastará ese endoso para dar-
los en prenda, sin n'ecesidad de notificación al deudor .
. El citado DjL 777 no contenía disposición ninguna que exceptuara a la
prenda dí: una letra de cambio de las formalidades requeridas por el Art. 815
del C. de C., y se suscitaron por esto dudas acerca de si en el endoso en ga-
. rantía debían' también cumplirse esas formallidades. (1).
Esta ley ha resuelto expresamente esas ,dudas con respecto a la prenda
bancaria. y ha declarado en su Art. 4 que no será necesario sujetarse, en el
endoso en garantía, como tampoco en la prenda sobre valores al portador o
nominativos; a las disposiciones del Art. 815. del C. de C.'
Lo mismo que en las letras de cambio, el Banco a quien se haya endo-
,sacio en garantía cualquier docum'i'mto a la orden, queda facultado par~ co-
brarlo y aplicar si'n más trámites su valor al pago de su crédito. Y podrán
hacer el cobro, no sólo el deudor principal del documento dado en prenda,
el aceptan:fe de una letra, o el suscriptor de un pagaré, sino también ~ los demás
responsables de su pago, como el librador y !-os endosaníes.
No podrá. cobrarlo, sin embargo, el que endosa el documento en garantía,
porque éste no es deudor al Ba:nco en virtud de ese documento y de ese en-
doso, sino en razón del crédito qu'e con él se ha .caucionado. La acción del

(1) V éase el libro "Circulares de la Superintendencia de Bancos,. consulta N;9 12,


pá¡;. 345.
- 322 - ,
Banco contra dicho endúsante no deberá fundarse en el documento dado C.1
prenda, sino en el crédito a que la prenda accede, y no se dirigirá contra él
en su calidad de endosan te, sino en el carácter de deudor de la obligación
que por otros títulos tenga a favor del mismo Banco.
, En 10 tocante a los créditos nominativos, la ley de que se trata no abnr-
, ca todos los que revistan esta forma. El Art. 3 se refiere únicamente a las ac-
ciones de las sociedades anónimas o en comandita, y, en consecuencia. la
prenda sobre cualquier otra clase de créditos nominativos, queda sometida "
las disposiciones del derecho común. '
La prenda sobre acciones nominativas podrá constituirse por escritura
pública o privada. y deberá además notificarse a la resoectiva sociedad p?ra
los efectos de lo dispnesto en el Art. 2389 del C. C. Sin más formalidadf':>.
queda la Prenda constituida y surte todos los efectos entre las partes y res-
pecto de terceros.
No basta la simple entrega riel título de la acción. y es indispensable (HI('
se ()tor~\1e 1111 documento constitutivo de 1:'1 oren da, que servirá de ante~('­
riente nar:! la notificación a la 1'E'sne.divl1 sociedad. Es suficiente nara p.st(\S
fines IIn rlocumento nrivado. qlle norir;\ otorp'arse con suma facilidAd en !;-¡s
mismas oficinas del Ban('o. v oue no será necesario protocolizar nI ~omp'e­
m('nhlr ('on la formalidAd del H~nnste"'.
L:>. notific~ción a la ~ocied;:¡ci dl'he h'<!crr~r nor un ministerio de fe, m'I'
n()ór:'i <;e1' tln recentor o un notario. 1':11' estl' íf1til11o c~so no se reouerir:í onT('n
ÍI.ñiC'irtl, nllf'sto Offl' rl n Ir. <107. rlr 1Q rlf' M:1fZO de lQ25. olfe or¡ynnÍ71'\ ,,1
sprvjcin pnt;¡ri.<l1.' señ.<lla 1'11 f;1t Art. 14 N.9 4. c"tre las ::ttribllcin11efl dc 10<; nntn-
rio~. I~ de notificar los traspasos ele Acciones y notificaciones de prenda CltlC
se le<; solicitaren.
El seQ'undo punto ~ (lile se refierrl1 l~s rlisflosiciol1es oe la nueva lt'v
rlíre rel<lf'ión ('011 los efectos de la prenda. en cuanto a las obligaciones rt mIl'
alcanza la garantfa.
En conformidad a los preceptos del e. e .. la nrenda sólo garantiza de-
terminado crédito, para el cual se la" hubiere otorgado, y no ruede el acreeL!'ir
re{('nerla nara caucionar otros créditos. sino en casos excepcionales y fliet11-
rre oue esos créditos reúnan los requisitos que el Art. 2401 del Código citadn
señala.
Hoy día. de acuerdo con el Art. 5 de la ley, las prendas que se consti-
tuvan 11. favor de un, Banco sobre los valores que en dicha ley se indican,
servirán de g-arantia a todas las oblig-acio!';{>$ que el dfleño de la prenda tent!'a
o pueda tenet' 'Para con el mismo Banco"
Cubrirá asf la prenda, na sólo la obli~aciñn que la motiva. sino fal11bii:'11
las demás que puedan existir a favor de la el11presa bancaria, sean directas ')
indirectas, sean o no exigibles, ya se las haya contrafdo antes o después
de su' constitución, y aunque no cumplan con las condiciones establecidas en e!
Art. 2401 del C. C.
El mismo Art. 5 de la ley restringe, sin embargo, los efectos de la prenda
cHando conste expresamente que se la ha constituido en garantla de obliga-
clones determinadas. En tal caso recobran su imperio las disposiciones del
e. C.. y no podrá extenderse la prenda a otras obligaciones distintas, sino
con arreglo a los preceptos de ese Código.
Para evitar toda duda respecto al alcance de la prenda cuando se la
haya constituido para Un determinado crédito y no deseen sin embargo las
partes limitar sus efedos, será conveniente insertar en el contrato una cláu-
sula de garantía general, que dé a la prenda todo el valor que le atribuye el
Art. 5 de la ley.
- .Hj - -

Finalmente, se consultan también en la. nueva ley, disposiciones relativa~


a la realización de los valores dados en ,pre,nda.
. Los preceptos del Código Civil y del de Procedimiento hacían lenta y en-
gorrosa la realiz~ción de la prenda y obligaban a a,Fudir para ella a los tri-
bunales de justicia., El D /L 776 remedió en algo esos inconvenientes; pero
mantuvo la necesidad. de seguir un procedimiento judicial, que ocasionaba
5iempre dilaciones, por lo que declaró que el procedimiento en él estableci10
se aplicaría "a toda clase de garantías sobre bienes muebles que se entreguen
a 11n acreedor, sea bajo la forma de una venta condicional, de un, pacto de
retroventa o de otra manera, sin, que valga estipulación alguna en contrario"
Agregó todavía" repitiendo y ampliando la regla sentada en el inc. 2 del.Art.
2397 del C. IC., que "tampoco podrá ,estipularse,. así a la, fecha del' contrato
principal como en ningún momento posterior, qlle el acreedor tenga la facul-
fadde disponer de la prenda o de realizarla en otra -forma que la prescrita
en esta ley". .
Desde antes del D /L 776, se ha tratado en la práctica de eludir las for-
malidades esta_blecidas por la ley para la ,realización ,de la prenda, recurriendo
a diversos medios y estipulaciones. o dando simula<;Iamente a la prenda, las
apariencias de otro contrato que permitiera' la enagenacióh sin forma de jui-~
cio. Todas esas estipulaciones y simulaciones envolvían serios. peligros, y la
realización de valores que se efectuará a su amparo, sin sujeción a las re-
glas prescritas ·por la ley para disponer de la prenda, estaba expuesta a verse
atacada de nulidad, y mucho más después de la vigencia del D /L 776.
La nueva ley exime. a los Bancos de todas las tramitaciones ~lttdid~~.~,- y
en su Arf. 6 faculta pará proceder, sin forma ele juido y sin que tampoco se
requiera autorización del tribunal, a la e'nagenación de la prenda, 'desde que
se haya hecho exigible cualquiera de las obligaciones a. que acceda.
. ,Sólo habrá que practi.car previamen,teuna simple notificacfón judicial al
deudor, que d,eberá hacerse en la forma ordinaria y con arreglo a las
disposiciones del C. de P. C., esperando que transcurran siete días desde la
fecha de esta diligenéia. La intervención de la. justicia: queda limitada a. orde-
nar dicha notificación, ·que por lo mismo no importa una demanda, un reque-
rimiento ,de pago o una gestión inicial de uq juicio cualqui'era. Es una mera
formalidad previa a la realización de la prenda, destinada sólo a poner en
conocimiento del deudor que el Banco va a hac¡;r uso del derecho qu'e le acuer-
~~~. . .
El Banco acreedor sólo podrá vender valores en la' cantidad que sea ne-
cesaria ,para el pago de las obligaciones, 'vencidas, y la venta debe llevarse a
cabo en remate en una Bolsa de Comercio legalmente establecida, por ordel1
escrita de aquél. .
Quedan de esta manera' sqficientemente resguardados los intereses del
deudor, ya que las Bolsas de Comercio son el mercado natural de .los valores
mobiliarios, donde se fija:n sus cotizaciones ,y se eféctúa la mayoría de las
operaciones sobre ellos, ya que desde la promulgación de los D/L 93 de 13 de
Noviembre de 1924 y 414 de 19 de Marzo de 1925, las Bolsas están regla-
mentadas y sometidas en su funcionamiento a la inspección y vigilancia del
Supremo Gobierno. (l). '
Cuando la prenda consista en acciones nomi'nativas, el traspaso que aCf('-
dite SlJ venta debe ser firmado por el Gerente de la Bolsa respectiva en r('-
presentación' del deudor, d~l mismo modo que es éste represen,tado por el, juez
(1) Actualmente este control lo ejerce la Superíntendenci~ de· Sociedades . Anó;¡i~as.
Bolsas de Comercio y Compañías de S>eguros, creada .por d Decreto c-on fuerza de ley N,~
251 de Mayt de 1931. (N. del R.).
- 324-
en las ventas forzadas que se hacen por intermedio de los tribunales de ju~­
ticia. No es por tanto preciso que el Banco exija al deudor, al tiempo de la
constitución de la prenda o después, la entrega de traspasos firmados en blan-
co para llevar a cabo la enagenación de las acciones. Se prestan esos tras-
pasos a abuso~ e inconvenientes; que se evitan con el sistema establecido en
esta ley. . ,
La ley de que se trata ha sido dictada especialmente en interés de I()~
B:'Il1cos comerciales, respecto de los cuales se hacía sentir en forma imperiosa
la necesidad de reformar las disposiciones vigentes sobre constitución y rea-
lización de la prenda mercantil.
Pero por, el Arf. 7 de la misma ley, se han hecho también extensivos su¡.:
beneficios a la Caja Nacional de Ahorros y a las instituciones hipotecaria&
regidas por la ley ,de 29 de Agosto de 1855, a estas últimas respecto a las
opefétciopes para que están autorizados". (1).

DE LA PRENDA INDUSTRIAL

"La ley N.Q 4312 promulgada el 24 de Febrero de 1928 y modificada poste-


rionnente por ley de 30 de Enero de 1929, tiene por principal objeto la crea-
ción de una sociedad anónima denominada "Instituto de Crédito Industrial", y
la mayor parte' de sus disposiciones se dirigen a establecer las reglas c(jn-
cernientes a la org¡ll1ización y funcionamiento de dicho Instituto y a las opera-
ciones que está llamado a ejec'utar.
Pero, al mismo tiempo, e independientemente 'del objeto indicado, C,)t1-
sagró esa ley, en el título VI, algunas disposiciones al "contrato de prenda
industrial", para autorizar su celebración y determinar sus características y
co'ndiciones esenciales. Al efecto, el Art. 17 establece y define ese contrato;
en el Art. 18 seiTala las únicas especies sobre las cuales puede recaer la pren-
da industrial; en el Art. 19 somete dit:ho contratu a la ley de prenda agraria,
CO,n algunas salvedades', en lus Arts. 20 y 21 indica las solemnidades ljue sc
requieren para su perfeccionainiento.
Conviene, ante todo, ubservar que aun cuando las disposiciones concer-
nientes a la prenda industrial están incorpo.radas en la ley que establece y
organiza el Instituto de Crédito Industrial, no debe entenderse por esin l[!Il'
dicha prenda queda limitada a las operacio:-:es que se ejecuten con el m~ll-
\ cionado Instituto y que sólo pueda constituírsela en garantía de las ubliga-
ciones que a favor de ésie se contraigan.
Esas disposiciones que no figuraban en el proyecto primitivo y que fue-
ron introducidas a él a insinuación de la Supe~intendencia de Bancos, tienen
un alcance general y se hallan ligadas a las demás de la misma ley única-
mente por el propósito común en que se inspiran de satisfacer las necesida-
des de. crédito de las actividades industriales y comerciales.
Por consiguiente, podrá constituirse prenda ~ndustrial, sobre las espe-
cies que señala el Art. 18 de la ley y en .1:; forma que la misma autoriza. a
favor de las instituciones bancarias o de cualquier otro acreedor, en garantía
de toda clase de obligaciones, y sin más restricción que la indicada en el
Art. 17, o sea la de q~e las ob.ligacion.es ca~cionadas con la prenda se hayan
contraído en el giro de negocios relacionados' con un' trabaju o explotación
induStrial. . .

(1) Informe de don Gabriel Palma Rogcrs. Anexo a la Circular N.9 62 de 24 Je


Febrero de ! 9 28 de la Superintendencia de Bancos. ..
- 325 --
El Art. .17 de la ley de que se trata, caracteriza y define la prenda In-
dustrial ,y 'muestra también cual es su diferencia sustancial con la prenda del
derecho comÍln; dispone ese artículo:
,"Se establece por la .presente ley el contrato de prenda industrial "que
tiene por objeto constit1;lir una garantía sclbre cosas muebles, para caucionzr
obligaciones contraídas en el giro 'de los l1!i~gocios que se relacionen con cual-
quier clase de trabajo o explotación industrial, conservando ei deudor bi' te-
nencia y el uso d~ la prenda". '
Mientras en La prenda ordiLaria es requisito eSencial que la t:osa empe""
ñada se entregue al acreedor y permanezca en su poder, no sucede lo mismo
con la prenda industrial, porque, en ella las· e3pecies ,sobre que versa ÍlO sa-
len materialmente de manos del deudor, que así no pierde su tenencia ni su uso.
Es este ,el punto fundamentar eh que la nl1eva institución se aparta de
las reglas generales del derecho y el que da preci~amente a la prenda esta-
bleC'ida por la ley 4312 toda su importancia como un medio de facilitar el
crédito en las operaciones' de cualquiera clase de industrias, piermitiendo uti-
lizar con ese fin las maquinarias y elementos de trabajo, que hasta ahora no
podían servir como garantía prendaria, sino mediante su entrega, al acreedor
y la consiguiente privación de su aprovechanlientu en la explotación' industrial.·
En conformidad á los principios sentados por el C. C., el contrato de prer!-
da es de carácter real y sqlase perfecciona por 1a entrega de, la cosa al
acreedor (Arts. 2384 y 2385);' y de acuerdo con la doctrina general y COn la
jurisprudencia de nuestros tribunares, es preciso que esa entrega sea mate-
rial y efectiva, en forma de que el deudor se despoje realmente de la. tenencia
de la prenda y pase esta a poder 'del acreedor con exclusión absoluta de
,aquel. El Art. 817 del c: de C., declara expresaJilente que el privilegio que con-
fiere el contrato de prenda "nace, subsiste y se extingue con la posesión de
la prenda bien la tenga el acreedor prendario o un tercero elegido por las
partes". " '
Es menester, según estos principios que las especies empeñad'as no sigan
figurando entre los bienes del deudor, para evitar que los terceros sean in-·'
ducidos a engaño. Si las vieran siempre en poder de aquel. como parte de su
activo, podrían ótorgarlecrédito conta'ndo COrl ellas y ser más tarde sorpren-
didos por la existencia' de un privilegio que las afectaba y de que no tenían
conocimiento. (Es una especie de formalidad de publicidad).
. No era fácil cumplir .con esta condición tratándose de maquinarias, herra-
mientas o utensmos de una explotación industrial, pues se hallaban sus due-
ños en la dura alterriativa de renunciar al crédito que podrían procurarle sus
elementos de 'trabajo, o tener que despojarse dé ellos al wnstituirlos e·n prenda.
Muchas veces se trató en la práctica de remediar estos inconvenienks
y de co:nciliar To~ principios de la ley con las necesidades del comercio y de
la industria,recurriendo a diversos procedimientos con los cuales se intenta-
ba, satisfacer el.requisito de la entrega al acreedor, y se dejaba al mismo tiem-
po al deudor la tenencia y el uso de la prenda.
Con tal fin, el acreedor se daba expresamente por recibido de la cosacn
,el acto constitutivo de la prenda, pero designaba, por otra parte, depositario
.0 mandatario de ella al propio deudor; o bien se otorgaba a favor de aquel 'twa
venta simulada, pero se dejaban siempre las cosas materias del contrato en
poder del supuesto vendedor, en el cadlcter de ádministrador, a título de
arrendamiento, de comodato, de mandato () de depósito; o se arbitraban toda-
vía otra~ combinaciones semejantes.
En todas ellas faltaba la entrega real y efectiva. Los bienes dados en
garantía no pasaban materialmente a pod(~r del acreedor y seguían a la vista
de iodos tlgurando .en el patrimonio del deudor. Sólo había un cambio de tí-
{ulo que no bastaba para llenar los fines de la ley ni para advertir a los ter-
ceros que no podían ya contar con esos bienes.
Por eso nuestros tribunales han declarado nulas dichas combinaciones e
ineficaz la garantía que con ellas se buscaba. (Gaceta de los Tribunal('s de
1875, Sen!. N.Q 2961, Pág. 1404; Gac. de 1900, Sen!. N.Q 1781, Pág. 1816; Re·
vista de D.'! y Jurisprudencia, tomo IV, segunda parte, secc. li. Pág. 1; R,·v.
de Der. y Jur., tomo XVI, segunda parte, Pág. 33; Rev. de Der. y Jur., tOlllo
XVIII, segunda parte, secc. 1, Pág. 259)
La ley 4312 suprime toda dificultad y abre a la industria y al comen.'IO
IIna nueva fuente de crédito. No será ya necesario que se deshaga el .indll~­
trial de sus 'elementos de explotación para darlos en garantía, ni que se valga
con ese objeto de procedimientos desviados e inseguros. Podrá siempre CIJI1-
servar en su poder sus maq uinari~s, herramientas, utensilios y productos, aun
cU3ndo c9nstituya prenda sobre ellos. .
Peru habrá que cumplir otros req uisitos para el perfeccionamiento Lil'i
contrato.
La entrega de la prenda al, acreedor, que según las reglas generale5 es
úe la esencia del contrato. está destinad;¡ a dar publicidad al privilegio. y a
evitar, como se ha dicho, los engaños de terceros.
Si en interés de la industria y del comercio SE' suprim[a la necesidad de
la entrega real y efectiva de la co~a empeñada, erá preciso rermpbzarla por
otras formalidades que llenaran los mismos fines.
Ya en la ley N.Q 2139, de 9 de Novi~mbre de 1908, subfe asociación de C1l-
nalistas, se había consagrado a este respecto una excepción a los princípins
del derecho común. Los regadores de agua, que son en ciertos casos bienl:'s
muebles, pueden ser dados en prenda independientelllente del predio a que Cfl-
1 responde, sIn necesidad de separarlos ma.terialmente de ese predio y de en-
tregarlos al acreedor. Pero la prenda elebe constituirse por escritura pública
y hay que inscribirla, además, en el Registro Especial de Regadores de Aglla
que lleva el Conservador ele Bienes Raíces (entrega ficta o simbólica).
En conformidad al Art. ~488 del ,c, C. y a la ley N,'! 3500 de 20 de Fe-
brero de 1919, puede darse una nave en garantla, quedando siempre en poder
del deudor: y aunque el C. C. y la ley citada califican como una hipott'!:a
esa garantía, se asemeja a una verdadera prenda, porque versa sobre bit'ncs
l11 uebles (Art. 825 del C. de C.). Pero el contrato respectivo debe otorgarse
por escritura pública e inscribirse en el Conservador de Comercio del puerto
de matrícula de la nave.
Del mismo modo, la ley N.Q 4097, de 24 de Septiembre de 1926, sobre cun-
trntu ele prenda agraria, permite dar en garantía animales, maquinarias y úti-
les de labranza, frutos y semillas, etc., conservando el deudor su tenencia y
su uso. Pero exige igualmente que el contrato se celebre por escritura públi-
ca o por instrumento privado autorizado por notario u' oficial de Registro
Civil, y que se inscriba en el Registro Especial de Prenda Agraria a cargo dl'l
Conservador de Bienes Raíces (Arts. 5 y 6).
. Mí también, adoptando idénticos principios, la ley 4312 d¡'spone que el
contrato de prenda industrial se perfecciona por escritura pública o privad~'l.
autorizada esta última por un notario e inscritas en un Registro especial que
llevará al efecto el mismo Conservador (Art5. 19 y 21 de la ley 4312 en re-
lación con los Arts. 5 y 6 de la ley 4097).
En todos estos casos la entrega al acreedor está sustituída por la ins-
cripción en un registro público, qile equivale a una entrega ficta (; simb¡',lic:t
y que permite :i los terceros conocer la consti.tución del privilegio.
327 -
:ranto la escritura como Su in.:;cripcióllson solemnidades esenciales de:
c~ntrato, ,de modo que sin ellas /,l.O surtirá éste ningún efecto entre las partes,
111 respecto de terceros. " ,
. La prenda indústrial tiene dos limitaciones, una proveniente de la natu-
raleza de las obligaciones caucionadas y otra relativa a los bienes sobre -que
,[Juede r e c a e r . . . ,
Resulta la primera del Art. 17 de la iey 4312, que al definir e,:; te cúrltrato,
expresa que él tiene por obJ'eto "caucionar oblio-Glcwnes
, b
contraídas en el bujCú
de los negocios que se relacionan con cualquier éiase de trabajO u de exp!\.l-
taclón i:ndustrial".
y se encuentra la segunda estableciua en ei Art. 18 .de la misma ley 'iue
dispone textualmente:
"El contrato de prefida industrial puede recaer solamente sobre las si-
guientes e.species:
1. v Maquinarias e lnstaladones de expiotaciúíl industrial;
2.\> Las máquinas, herramientas, utensuio's, animalcti y elemento:; de, tra-
bajo industrial, de cualquiera clase, instalados o separadamente;
3.'1 Los productos de c'ualquicra explotaCIón que hayan sido transforma-
dos industrialmerLte".
1-'or ley N.v 4b60 de 30 de Enero de 1g.~:9 se modificó el N.Y 3 ,de este ar-
ticulo el cual quedó en la siguiente forma:
3.... "La materia prima y lOti productos tic cualquiera explotación que ha-
yan SIdo transformadDs industrialmente".
Cuando el dueno del establecimientp .industrial no es al mismo tiempo
propietario del suelo en que se encuentra ill.:ítalado, l~s maquinarias, herra-
fmentas, utensilios, etc., de que habla el artículo transcrito, conservan siem-
prcel carácter de muebles que le corl'esponde por su naturaleza y pue-
aen entonces sin dificultad alguna, ser objeto del contrato de prenda, que por
su esenCia debe versar sobre cosas muebles. .
En cambio si el dueño de esas n'laquinas y úemás elementüs. de trabajo
industrial, lo es tambien del sucio ,en que tunclUna el establecimiento, pasan
aquellos a la categoria de inmuebles por clestinacion, en ,conformidad al Art.
5'iu del ,C. C., que reputa inmuebles, aunqu'e por Su naturaleza ,no 10 sean:
~'Las éosas que están permanentemente .uestinadas al uso, cultivo y .be-
n,cfi~io de un inmueble, sin t=mbargo, de que puedan separarse sin detrimento".
y expresamente menciona en,tre ellas, "las pren,sas, calderas, cubas, alaJll-
bíques, toneles y máquinas que forman parte de un establecimiento industrial
adherente al suelo, y pertenecen al dueño de éste".
Pero tampoco se oponen en t:ste caso los principios generales del derecho
a que se con,stituya prenda sobr'e esas especies. Son ellas mUt;!bles por natu-
raIeLa y sólo la voluntad de su dueño les imprime el carácter de inmuebles
'por destinación. Esa misma voluntad puede quitarles ese carácter, considerán-
dolas, en u'n contrato cualquiera, jurídicamente separadas del inmueble en que
se encuentran (Art. 571, C. C.). y esto es, 10 que ocurre en el contrato de
preUoda que se cel-ebra sobre ellas, en el cual se tiene en vista su condición
de bienes muebles y su posible separación material, como consecuencia y para
los efectos del mismo contrato.
La lé y 4312 no ha llegado, como sucede en otros países, hasta autoriulr
la cnristitución en prenda de todo el establecimiento industrial considerado en
su conjunto y comprendiendo todos los distintos elementos que 10 forman.
',' Ha mantenido en principio de la especialización .Y determinación de las
cosas dadas en prenda. señalando los únicog bienes sobre ,l.os cuales puede
particularmente versar la prenda industrial.
~ 328-
Por consiguiente, será necesario individualizarlos en el contrato respec-
tivo, para los efectos de su identificaci6n y para evJtar la sustitución de 11'10:;
bienes por otros.
E,sta observación tiene especial importancia para el caso en que la pren-
da s(' refiera a. 105 productos j(' cualquier explotación mencionados en el
N.~ 3 del Art. 18 de la ley. También en este caso la prenda ha de versar so-
bre productos específicamente determinados, y no podrá hacérsela efectiva ::;0-
bre otros que hayan venido a reemplazarlos, aunque sean de la misma na-
turaleza y valor, a menos que haya habido acuerdo de las partes para la 'Sus-
titución y que ese acuerdo conste en la misma forma que el contrato primi-
tivo (Art. 13 de i:l ley 4097, modificado por el Art. 3 efe la ley 4163 aplicrl.bk
(\ virtud Art. 19 ley 4312).
La ley 4312 ha adoptado ~obre la prenda indu3trial los mismos princi-
pios' que rigen la prenda agraria, con la cual guarda estrecha semejanza; y
le ha bastado, por esto, remitirse en su Art. 19 a las leyes concerniente:; :l
esta última, con sólo unas pocas salvedades que son:
I.Q Exclusión de los Arts. I y 2 de la ley 4097, especiales a la prenda
agraria y cuyas disposiciones han sido reemplazadas para la prenda ind!lstri:tl
por los Aris. 17 y 18 de la ley 4312.
2.Q Exclusión de lo dispuesto en la letra c) del Art. 19 de la ley 4097,
según la eual la prenda agraria puede en algunos casos realizarse en renJ:Jtc
ante el tribunal, forma de realizaci6n que no se aplicará, por tanto a la prc'n-
da industrial.
3.9 Exclusión del ine. 2 del Art. 23 de la ley 4097 modificado por ley
4163. En el aludido inciso se declara que el acreedor prendario no gozará ti.:
preferencia con respecto al arrendador, cuando se tráte de bienes depositados
en predios urbanos. En materia de prenda industrial, no existirá esta excep-
ción, . y el acreedor prendario podrá siempre ejercitar sus derechos con pref(:-
rencía al de retención de que goce el arrendador, ya sea que los bienes ma-
teria de la prenda· estén en predios rústicos o en predios urbanos.
4.9 El instrumento privado en que sc constituya la prenda industrial y
el endoso del contrato, sólo pueden ser autorizados por notario, y no, con],'
ocurre en la prenda agraria, por oficial del Registro Civil.
5.Q . La inscripción de la prenda industrial debe hacerse también, como
la de la prenda agraria, en un registro especial, pero separado y distinto del
de ésta.
En todo lo demás, se aplicarán, por consiguiente, a la prenda industr;al
las disposiciones de las leyes N.'! 4097 de 24 de Septiembre de 1926, Y N.~
4163 de 24 de Agosto de 1927, y se regirán por elIas las solemnidades del
contrato, la transferencia de los derechos del acreedor prendario, la exten-
sión de su privilegio, los deberes y responsabilidade:; del deudor, la trasla-
ción de la prenda, su realización, las sanciones en que incurre el deudor por
. inobservancia de la ley, la cancelación de la deuda, etc.
Entraremos a analizar dos puntos que tienen especial importancia: la si-
tuación del acreedor prendario en frente del arrendador' o en frente del acreedor
hipotecario.
En caso de que el dueño de la prenda no sea propietario, sitio simple
arrendatario del inmueble en que ,se ejerce la industria a que aquelIa se des-
tina, surge ti!! conflicto de intereses entre el acreedor prendario y el arren ..
dador en cuanto al privilegio de que goce el uno sobre el otro.
La ley 4Q97 resolvió ese conflicto haciendo una distinción. Diú siempre
preferencia al "artendador cuando su contrato era anterior a. la. promulgación
de la ley: y respecto a los contratos posteriores, se la reconoció sólo l'uan-
~ 329 ---
do ellos hubieran sido celebrados por eSL:ntura pública inscrita en el Regístw
Dei Lonservador de BIenes l<aIces, antes ue la lilsL:npéión prendaria tArts.
:41 me. :4, 2;) Y transi tono de la ley "'U\'f/).
Se privaba así en gran pane ue su ellcacia a la prenda agraria, porque
el dereCHO del acreedor queaaba supedltadü por el del arrendador y estaba
expuesto a desvanecerse ante el deredlO di~uetenL:IÓn que ejercitará este úl-
tlllW por las rentas o indemnizaciones que le adeudara el arrendatario.·
.No parecía lógico que se diera prefereneJa al arrendador sobre el aere'!dor
prendarla, ya que el derecho de aquel es de carácter eventual para el caso de
~Jue el arrendatario deje de cumplir sus obLlgaciones, y necesita todavía, para
que sea eficaz que se declare judicialmentE su procedencia (Art. 697 del C.
de P. C). Mieñtras tanto nada .impide al arrendatario vender los muebles cxis-
ien,tes en el local arrendado, trasladarlos a otro lugar, o constituir sobre ellos
una prenda ordinaria, entregán<;lolos eÍectivamen te al acreedor, con lo cual
desaparecerá el derecho de retención del arrendador.
Dei mismo modo, 'no se vé inconvel1lente para que el arrendatario pueda
tami)ién constituir sobre esos mismos muebles una prenda agrafia o una pren-
da industrial, sin reservar al arrendador su privilegio o su derecho de reten-
ción ,sobre las cosas a que la prenda se refiera,
Por esto la ley 4163 de ·24 de Agosío de 1927, modificando el ArL 23 dé
la ley 4097, decfaró:,
"Que el acreedor prendario puede ejercitar en todo caso sus derechu!:.
con preierencia al de retencion, que pudiera hacer valer el arren~ador; pero
este conservará sus .derechos sobre los bienes que resten, una vez hecho en-
tero pago· al acr~t:dor prendario".
\:.sta disposición es aplicable tanto a la prenda agraria .con10 a la prenda
industrial, y por consigUIente en ambos casos, el 'tcreedor prendario no co-
rre el riesgo de ver amagados su derecho por el arrendador. r
Sólo debe exceptuarse, para la prenda agraria, en virtud del inc.' 2 del
mismo Art. 23, el caso de brenes depositaclos en predios urbanos, pero COmtl
ya se ha observado, esta excepción no nge para la prenda industnaL
.cuando los bienes materia de la prenda pertenecén al dueño dél inmue-
ble y tienen el carácter de inmuebles por destinación, se presenta el conflic-
to entre el acreedor prendario y el hipotecario en VIsta de que conforme- al
Art. 2420 del C. C.
"La hipoteca constituida sobre bienes raíces afecta los mueble::. que por
accesión a ellos se reputan inmuebles según el Art. 570".
La ley 4097 exigía el consentimiento prevIo del acreedor hipotecario para
com;tiíuir prenda agraria sobre los inmuebles por destinación, y daba prete-
rencia al derecho de aquel en caso de que no s.e hubiera cumplido ese re'qui-
. sito (Arts. 4 y 21 ¡ne. 2). .
, Tampoco eran justificadas esas exigencias y esa preferencia. La hipoteca
sobre un bien raíz no priva al dueño de los inmuebles por destinación de
S11 derecho para enagenarlos libremente, aun SlJ1 la voluntad del acreedor hi-
potecario, ni sería' ob~táculo para que se constituyera sobre ellos una prenda
ordinaria, separándolos del inmueble a qu~se hallan destinados. En uno y
ctro caso, la hipoteca no podría ya hacerse efectiva sobre esos bienes v no
podría primar sobre los {:\erechos del tercero comprador"o acreedor prendario.
Sólo una vez que el aceedor hipotecario ejercita judicialmente sus dere-
chos sobre los inmuebles por destinación qtle existan en la finca hipotecaria,
ce~ará la facultad del deudor para separarlos o enagenarlos.
- 330-
Dc la mi.;ma manera, y mien tras esto nu ocurra, el dueño de esus bienes
debE'ria poder constituir libremente subre ellos prenda agraria o prend:1 in-
dustrial.
,Por estas consideraciones, la ley 4163 suprimió la exigencia del cunsen-
. timiento previo del acreedor hipotecariu, muLlificando al efecto ios Arts. 4 y
21 Lle la ley 4097. Hoy día no será ya necesario ese cunsentimientu ni para
la prenLla agraria ni para la prenda industrial, y en ambas será preferen'¡e
el derecho del acreedor prendario". (1).

DE LA PRENDA AGRARIA

Trata de esta materia la ley 4097 de 24 de Septiembre de 1926, modi-


ficada y adicionada por diversas leyes posteriores que han mantenido, sin
embargu, los principios basicos de la ley primitiva. (2).
Como los principios teóricos que informan el contrato de la prenda agra-
ria son los mismos que vimos al tratar del contrato de prenda industrial, bas-
brá con que nos remitamos a lo que entonces dijimos sobre el particular.
Objeto. El contrato de prenda agraria tiene por objeto constituir una ga-
rantía sobre una cosa mueble, para caucionar obligaciones contraídas en el
giro de los negocios relacionados con la agricultura, ganadería y demás in-
dustrias anexas, conservando el deudor la telnencia. y uso de la pre;nda (Art.
u' inc. 1.9 ).
En conformidad al inc. 2.Q del Art. 1.'\ este contrato se rige por las dis-
posiciones de la ley especial que le diú origen, y por las de la prenda en ge-
neral, en cuanto no se opongan a estas.
Cosas sobre que puede recaer. Según disposición del Art. 2.'.' de la ley,
el wntrato ,de prenda agraria puede recaer solamen te sobre;
,a) animales de cualquier especie y productos;
, b) máquinas explotación, aperos y ú me" de labranza de cualquiera ~s­
peéie;
c) maquinarias y elementos de trabajo industrial, instalados () separa-
damente;
d) semillas y frutos de cualquiera naturaleza, cosechados o pendiente:>,
al estado natural o elaborados;
e) maderas en pie y elaboradas; y
J) sementeras o plantaciones, en cualquier estado de su desarrollo. ,
Extensión de la prenda.- Los bienes dados e:1 prenda garantizan al acree-
dor e) valor del pl'éstamo, sus intereses y gastos, en los término~{lel cr)n-
trato y dI:: las disposiciones de la presente ley. (Art. 3. Q ) .
El privilegio del acreedor prendario se extenderá al valor del seguro, si
lo hubiere, y a cualquiera indemnización de perjuicios que tuvieren que abr)-
nar terceros por daños y perjuicios que sufriere la cosa dada en prenda
(Art. 10).
Sltuación del acreedor hipotecario. Para constituir prenda agraria sobre
las cosas inmuebles por destinación o por naturaleza señaladas en el Art. :Ú,
no será necesario el acuerdo del acreedor a cuyo favor exista constituída hipo·
teca sobre los inmuebles a que se hayan' incorporados los bienes materia ele
la prenda, y el crédito. prendario gozar;í de preferencia en estos bienes, sobre
el acreedor hipotecario. (Art. 4. Q ) .

(l) Informe de don GabriCl Palm3 Rogers; ~nex() ,1 la Circular N,Q 65 de 5 d,~
l'"hrzo de 1928 de la Supcrincndcncia de B.lnws,
(2) Ley 4163 de Agosto de 1927,
' - 531 _.
H:ríeccionamiento del contrato.-1:.1 COI1¡r¿cLO ue prenda agraria se perfec-
ciona entre las partes y, respecto de tercero8, por I:scntura pumIca u pur es-
cntura privada, deblcnuo en CSle UlttllLU caso :,er autonzada la tlrma por un
notario, o en las localldades en que no eXlstlere notario por el ollcial tiel f<c-
gistro Civil.
t.n ambos casos, el contrato deberá ser inscrito en el registro especíai ~k
prenda agraria que llevará el Conserva!.1or UI: t)lene" Kaíces del respectivo
ucpartamento.
1:.1 contrato de prenda agraria otorgado. en documento privado, cuya fir·,
ma haya sido autol'lzada pOr Un. notario o por un oficial del f<egistro Civ:l,
tendrá merito ejecutiv'o sin nece8idad ae recunocinllento prevlO. (Art. 5.9 ).
Ve acuerdo con el Art 8.9 de la ley, un reglamento especial deterllllflará
la forma y modo de llevar el Registro de la Premia Agraria, la manera de pro':'
ceder a las inscripciones y la." indicaCiones que deben contener los certiilca-
dos qe inscripció n. (1).
Derechos y obligaciones d~l acreedor.-' Fuera de los derechos que las
leyes ordinarias confieren a todo acreedor prendario, el a¡;reedor de prenda
agraria tiene en todo momento derecho a' illspecclOnar, por SI o por d.ekga-
dus, los efectos dados en prenda (Art. 12). '
E"ta comisi6n puede darse por una sllllple carta, y, en caso de 'que cua
estas visitas se causara daño o rnolestia al deudor, podrá el juez; oyendo a las
partes, regularlas en la forma que estime conveniente. '
1::.1 acreedor prendario puede ejercitar en todo caso sus derechos con pre-
ferencia al de retención, que pudiera hacer valer el arrendador; pero éste con-
serva su derecho sobre los bienes que resten, una vez hecho entero pago al
acreedor prendario. (Agrega la ley que esta preferencia no rige res,pecto le
10& bienes depositados en predios urbanos);
En conformidad al A~t. 7.'! de la ley, el derecho del acreedor prendario es
transferible por endoso escrito a continuación, a1margen o al dorso del ~jem-
piar del contrato ,inscrito. (2). '
Este endoso deberá contener la fecha, el nombre, domicilio y firma del
endosante y del endosatario, y ser autorizado por un Notario o por Oficial del
Regi'stro· Cívíl.Agr,ega la ley que debe ser anotado por el endosatario en
el registro de prenda agraria.
Los endosan tes y endosatarios son solidariamente responsables del pago
de la obligación, prendaria.'
Derechos y obligaciones del deu¡dor.- Se destaca, en primer término, el
derecho del ,deudor de prenda agraria para conservar la tenencia, de la cosa
en nombre del acreedor, y nos remitimos sobre el particular a lo que p.xpusi-
mos sobre este punto al tratar del contrato de prenda industrial. '
Según la ley, sus deberes y responsabilidades son las del depositario y
corren de su cargo los gastos de custodia y conservación de la prenda.
Los bienes dados en prenda no pueden trasladarse del lugar de explo-
tación en que se encontraban al constituírsela, salvo que el contrato lo auto-
rice o que las partes convengan en ello.
, 'Los bienes dados en prenda pueden ser vendidos. por el deudor pero no
pueden ser transferidos al comprador sin previa cancelación de los valores [\
cuyo reembolso se encuentran afectos, y queda prohibid.o· al . deudor (mien-

(1) Este Reglamento lleva el N:9 1511 y se dictó con f~cha 29 de' Septiembnl de 1927.
(2) Valgan aquí a propósí:o de. este modo .~special de· cesión de los dorechos del
"a~edor prendario, las apreciaciones que hicimos al tratar de la Cesión de Créditos. (Tomí'
L Pág. 223). '
índice

índice
- 333-

1 N DIe E
'T o M o l
Pág.
NOCIONES GENERALES '" '" ... ',.. ". '" .. , '" 5
Fuentes del Dere.cho Comercial 5'
otr~s. fu~t;tes.. ... .... ... ... ....... ...,.. '. .... ...... ... '" '" '.~-¡ • 9
CodlflCaclOn del DeDe'cho. Comer·dial . ••• - ~. o.' 10
Legiislación com'parada .. ... '" .. ::' .::' ...... ...... ...... ::: 10
Historia de la legislación mercantil en Chile 14
Objeto d'el Derecho Comercial . .. ... . ..... .
17
Cla.sificación del comercio '" ::: ::: ::: ::: ;:: ::: ::: 19
Concepto del Derrecho Comercial.... ... ... ..' ... '" ... 19
Clasificaciones del Derecho Comercial ' , 20
Legislación comercial ,y 'legisladón civil':: .. : :. '::. ''':. :..... 21
Ensayos de. unificación '" ... ... '" '" ... '" ". ... .., ... 23
Leyes complementarias o modificatorias del Código de Comercio 24
COlDliQiO DE CQiM'EJRCIO.-Título preliminar ............ '" 27
DispOlsiciones generales '" ... '" ... . .. ' '" .,. ... ... . .. 27
De los aJetos del comercio '" ... '" ." .,. ... ... ... .., 31
Cla.sificaci'ones de los actos del comercio' . .. ... ... ... . .. 34
Análisis del núm. 1 del Ait 3.~ ... ... ... ... ". ". ... . .. 34
~~:~~g: .':." ....... :: ............... :.::: . . :::. . ,. . . ::. ':: ... .
Ngmero 4 ......... '" '" '" '" '" ........ .
41
42
44
Numero 5 ... '" . . . . . . . . . . . '. ". '" '" ..... , ..... , 46

m:~~~ ~ .:.'. ':: . ::. . . . .:.:.:.:". . . . :." .::. . . . . . :.


Número 6 '" '" '" '" ' ..... ' ... '" ... '" .. '.

Número 9 ... '" • o",


50
52
56
59
Número 10 61
Número 11 .. ' .. , ...... ' 651
Número 12 ... .,. ... '... .., ... ..".,.. . ... 69
Número 13 .. ... ... ... ... .... ... '" '... . ... 70
Núm,e'ro 14 ... ... .:. ... ... ... .., ... ; .. 71
Números 15, 16 v 17 ..... , .. ' ............. , .. , ... 72
,Números 18 y 19 '" '" ... ...... . . . . .. ... ... '" .. . ·73
Presunción de rriercantilidad de los actos de los comerciantes .. . 76
Fuentes del Derecho Mercantil.- Análisis del Art. 2.~ '" ... '" 77
LIBIRO r.-Título u "De los Come'rciantes y Agentes de Comercio" 8::1
De lacalifi:cación de los comerciantes ... '" " ...... ' .. ; 83·
Análisis del Art. 7. 9 ••• . . , . . . . . , . . . . . . . . . . . . " . . . . ' . . . 84
Cómo termina la profesión de comerciante '" ... .., ... .., 89
De la capá~idad para ser comerciante ....... , ......... , .. . 91
Le,y 5521, sobre derechos civH2'S de -la mujer ... ..: ... '" ... . .. 113
'.I'ITl:JlfJO 2. 9 .-"De 'las obliga'ciones de los comerciantes" ... : .. , 118,--
De la inscripción de documentos' . .. . .. '... ..' ... .., ... . .. 119
Doeumentos que deben inscribirse ... '" ... ... ... . .. 120
De la contabilidad mercantil .,. '" .,. .., ... ... ... '" 127
DE" los librols obligatorios de contabilidad ... ...... ... '" ... . .. 128
Libros auxiliares o facultativos .. ,,;, ... '" '" ... ... ... . .. 1::15
Valor probatorio de los libros de :contabilidad ...... <o.' • • • • • • • • • 141
Secretos de los libros de contabilidad .,. .... .,. . .. '... ... .. '. ..' 145
Libro de correspondencia ... '" .,. -' .. .' ... ... ... .., ... ... , .. 149
LmRlO rr.-"De -los eontratos y obligaeiones mercantile',' en general" 151
TITULO U.-Disposicione\s generales ... ... ... .., ...... ... . .. 151
De la constitución, forma y efectos de los contratos y obligaciones . 151
De la formación 'de 10scontrato3 puramente consensuales .. , .. , ... 152
De las arras .. ... ... ... ... '" ... ..'. .... .-.. ... . ..' ... ... ..' 161.
Plazos en materia mercantil ... '" .... , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163.
Leyes por qup· deben regirse los contr~tos celebrados en el extranjero y
cumplideros en Chile .. : .. , ... ... ... ... ... . .. -... .., 164
Moneda en que han de pagarse las obligadonelS contraídas en ChHe 166
Prueba del pago '" ... ." ... .. ~ ." ... . .. , .. ,' .. , ... . . .¡ 174
Imputación del pago ... ... ... . .....-. ." ... ... ... . .. 175
La Novación ... ... . .. ....... ... ... . .. 177
La Solidarid-ad .. , ... ... '" .. ' ... .,. ... . .. 181
La Prescripción... ... ... ... ... ... .., .. , .. . '182
De la prueba de' ,los contratos y obligaciones :.. ... .., ... 183
- 334-
pág.
Valor probatorio de los instrumentos privados 183
Pruepa testimonia] .. , ... ... ... '" ... .., 184
TI'I!ULO 2. 9-''La compra-venta mercantil" .. . 188
Obligaciones de las partes ,m este :ontrato ... '" 197
Compra ,y venta de 8'stab1ecimientos de comercio .. , 205
Cláusula de no competir ... ... ... ... '" .. ' '" 207
Ventas y compras en bolsas '" ... ... ... .., '" 207
TITULO 3.?-"De la permutación" ." .. , ... ... . .. 208
TITULO 4.?-"De la 02'sión de créditos mer:antiles" 208
Clasificación de los títulos de crédito ... ... ... ... ... '" 210
Créditos nominativos '" ... ... . ......... , .... '" .. . 211
Créditos a 'la orden .. , ... ... ...... ... ... ... '" ... . .. 217
Créditos al portador ... ..' '" ... '" ... ." ... . .. 219
Formas especiales de cesión ... ... ... ... .,. .., '" 220
Efectos pÚblicos ... '" ... '" ... '" ... ... ... . .. 220
Espe~ialidades con respecto a ciertas clases de título3 . 220

índice
T 'O M O 11
TITtJL<? V.-"Del transporte por tierra, lagos, canales o ríos naveg:tbles" 3
Definicwnes y regla.s general€'3 ... '" ... '" .. ' ... .., .... '" ... 3
Cla.si!icadones del transporte ... ". .., .. , ... '" '" '" ., 3
Contrato de transporte ... ... ... '" '" ... ... .., ". ... '" 5
De la carta de porte o carta guía '" ". ... ... ... 9
De las obligaciones y del's'chos del cargador ... .., ... 11
De las obligaciones y derechos del porteador '" .. , ... 12
RespoU'.,abilida:! del porteador ... '" ... ... ... '" ... ... .,. ... 16
De 1a.s obligaciones y derechos del consignatario ... .., '" ... ." 27
Reglas especiales relativas al transporte ajustado con empresarios p;'"'~)lico' 27
Transportes ferroviarios ... ... ... .,. '" 32
Ferrocarriles del Estado ... '" ... ... ... 34
Trans~orte de !lersonas '" ... '" ... '" 34
Tran'spone Aéreo. .. '" ... ". .., ... '" 36
LA REP'RESENTACIQN y LA MEDIACrON EN LOS NEGOCIOS ~fER-
CANTILES ... ... ... .. . '" ... '" '" ... .., '" ... 39
Los representantes '" ... ... ... ... '" ." .. , ... '" '" 39
El mandato mercantil ... '" '" ... ... '" '" .:. ... '" .... 43
El mandato de los factores y de los dependj.;'ntes de ~omercio '" 44
LA OOMISION . ' ... ... .., ... '" .. , ... '" .,. ..' '" ... 52
LOS MARTJI,LOS '" ... ... '" .. , ... ... ... .,. .., '" '" 64
La me.diación y los mediadores '" .. , '" '" .. , '" '" ... ... .,. 67
Obligaciones profesionales del corredor y prohibiciones a que e,tán su,ietos 69
TITULO VII.-''De la sociedad" ...... '" .. , ; '.' .. , ... 71
Requisitos comunes a todo contrato de sociedad ... ... '" 72
Personalidad jurídi~a de la sociedad ... '" '" .,. .., '" 77
Diferencias entre la comunidad o indivisión y la I,ociedad .. , 79
Clasificación de 1a.s sociedades .. ' ". ... ... '" ... .,. ... 81
Sociedades coloeetivas '" ... ... .,. ... ... '" ... .., '" 89
Diferencias entre la sociedad colectiva civil ·v la romercial 90
De la formación y prueba de la sociedad colecUva. 91
De la ra.zón o firma social de lf! sociedad col2'ctiva '" .,. ..' 104
Principio, que rigen la responsa):¡ilidad de los so~ios .. ' '" ... 105
Del fondo social y de la división de las ganancias y pérdidas en la so-
ciedad colectiva ... ... ... '" .. , ... '" ... .,. .., .. ... 108
De la administr~ción de la sociedad cole~tiva '" ... ." ... ". ... 114
De las prohibif'ionE"> a aue están ~l1iet,os los ,~o~ios pn 1'3. sociedad colectiva 120
De la disolución v liquida :,ión 't" la sociedad colectiv? .,. ..' '" ... . . 122
De la prescripción de las acciones procedentes de la sociedad oolectiv,t. 132
DE LAS SOCIEDADES ANONIMAS.--Generalidades .. , 1~4
R~1a!s de constitución '" .. , ... ... '" ... ..: .. , ... 136
Formación del capital social '" ... '.. ~ '" ... . .... , .. ' 146
De las acciones de la sociedad anónima .... '" ... 148
Funcionamiento de las sociedades anónimas '" ... ." '" 155'
Liquidación y disolución de la sociedad anónima ... ., ... , 161
Fusión de dos o más 'Sociedades .. , ... ... '" ... ... .., 162
Situación de las sociedades anónimas €óXtranjeras en Chile 163
Formalidades de la autorización .. , ... ... '" ... ." .. , 165
Emisiones de bonos o debentures '" .. , .. , ... ... .,. ... ~ i66
Ley 4,657 \Sobre emisión de bonos por sociedades anónimas '" .. , 168
DE LA SOCIEDAD EN COMANDITA .. , ... '" ... .,. 175
De la comandita slmpk' ........ , ...... '" ... ... 176
DE LA COMANDITA POR AOCIONES .,. .., '" '" ... 180
DE LA ASOCIACION O CUENTAS EN PARTICIPACION 184
- 335 --
Pág.
SOCIEDADES DE RESPONSABILIDAD LIMITADA ... '" '" .. . 185
'1:'J.'JmlL0 :X.-"Del ontrato y de las letras de ca.mb~o" .,. '" .. . un
Relaciones y diferencias entre el contrato y la letra de cambio . 193
De la letra ,de cambio ... ... '" ... ... '" ... ... ... '" .. , 194
Die- la forma de las letra.s de cambio .. , '" ... '" . . ... '" 198
Modalidades eSpeciales de l~ letra de cambio ... .., ... '" .. . 204
De los términos de la letra de cambio -y ,de su v~mcimiento '" .. . 209
Manera de computar los plazos ... '" ... ... .., ... '" '. .. .,. 21J
De las obligacion€'s del -librador '" .. ' ... ... .., ... '" .. . 212
Reladonesdel librador con el librado '" '" ... . ..•..-. .., .. . 215
Relaciones del librador con el portador ... .., ... ... '" ... . .. 216
Efectos d,o, la quiebra del librador en la provisión de fondos ... . . 218
Efectos .de la quiebra del librado a quien se le ha hecho provisión 220
Librador por ,cuenta ... ... '" '" .,. ." .'. .., " ~ ...... .. 220
Relacion€lsentre el. librador por cuenta v el librado .. . 221
R2h\;ciones entre el librador po-r cuenta yel tomador .. . 221
Del endoso y sus efectos '" ... .., .,. '" ... ... '" 222
Endoso regular .. ' '" '" .. , '" ...' ... ... ... .,. 223
Epoca en que puede endosarse una' letra . 226
Rndoso en blanco .. , .... '" ... .., '" ". . .. '" '.... 227
Endoso en comisión de cobranza ... ... . .. 2?..8
Endoso de garantía '" '" '" .. , .,. .,. . .. 22-9
De'l librado y de la aceptación y' SUl3 efe~tos .. , 2:-\0
Reglas de forma sobre la aceptación ...... . .. - •• '1. 2:n
¡.Desde qué momento surte efe·ctos la aceptación? .,. z.~?
Reglas de fondo sobre la ace'ptación . .'. ... '.. . 2:-\2
Efectos U2' la aceptación .,. '" .. , .,. ... ... .,. 234
Caso en que el librado se niega a aceptar '" .. , ." '" . 23li
Vencimitmto de la létra ..................... '" ......0' ... ". 2~7
Consecuencias de la falt·a de pago ". ,.. .... ... ". ". . . 2RR
C2ducidad de la¡, accioneS del. portador ... '" ... 239
Efectos del perjuicio de la letm ... o" . . . _ o'
?)~<l

Del.aval y sus 'efectos ... ... .., .. o " ••• : ••


242
Del pago ... '" ..... ' ., . . . . . . , .. , '" .. , .,. r •• 244
De los protestos ... .., ... ... ... '" ... ... .,. .. .' ~- • ¡ • • ?!i1
De la intervención en la aoeptación y pago ...... . 2lili
Procedimientos de Que pu?'de valerse el nbrtador I::-ara cobrar una letra ... 2!'iR
De la prescripCión de las acciones resultantes de la¡' letras oe cambio 2110
TITt.J'LO XL-"D" la.,> libranzas y de los vales o pagar'é7.<; a la orden" ?R1.
De ,las lipranzas ... .., ." ... ... .,. .... ... .,. ... . .. ?61
De los val el> o pagarées '" .. ' .,. .., .. ' ... ." ... .., .. ; 21';4-
TITUlLO XII.-"Oe las cartax órden,cs de crérllto" ... ... . 2fi!l
'('r:mJlLO IX.-"Del contrato de cuenta corriente mercantil" '" .. ' .. , 271
27~Q
De la cuenta corriente ban~aria .. ,
Del cheque ... ... ... ... ... ... '" '" ... . .. '.... .. o ,.,.
2R"1
Cheque nominativo.... ... ... .., .,. ... .., 2R'7
Oheque a la orden ". ... ....... .... ... ... .,. !lR7
Che~ue al nortador .. , .,. ... '" .,. '" .. , ?-RIl
Clasificaciones del cheque ... '" .,. ... .., .,. ... .., '" ?RR
Cheque mandato .. , ... .,. o •• •••• o" •••' •• , •• o ;
2SlR
Cheque-pag-o ................... ". '" '" ?R<l
?SI~L
Situac,ión ,delrheque protestado .. , ... ..,
Cheoue cruzado ". ... .,. .., 29li
TITULO XIII.-"Del Ipré,stamo o mutuo" ?Qf'l
D~, los intereses ... ... .,. . o. .., ". • o •
'.<lR
_~n'
'rITULO XIV.-"Del denó''!ito mer"antll" ...
Rf1'l
De los almacen-es generále'l de depósito () warrant.s .. ... '"
~(lR
De la cosa objeto del de!lósito '" . oo' ••• ..' •••• •••••• ..'

De los docum.entos qu." emite ·el alma cp.n .. , .,. ... ... .,. 307
Endoso del vale de prenda ,v del certificado ,':¡o denósito a una misma
~M
persona .. , ... .., .,. ... .., ;.. .., ...... ,'.' ..'
~10
Enéfol;-o del certificado de denÓsit.o ,'lin pI va.le el,', nren'la
~1l
F.ncJoso del vale de prenc'Ja sin pI c2rtifi"ado de depó,<;ito .,,?
Derechr>¡;; elel portador 0.,"·1 '191" do nren':¡>;J. .. , ., ....... ,
~1fl
Préstamos eon ganllltia'l de los vales ..... ' ., . . ,. .., "11 R.
Dé"ó.~itl) de cosa.s fungibles ... ... ." ... ... ....... ." 'l11l
Oblig-acion?l' v resnonsabi.Iidades del proniet.ario del almacén
TITULO XV ...:....."Del contrato de nrencla" .. .,. ... ... .,. 31ll
"1?1)
nI'! la prenela .sobre valores mobiliarios a favor de los b"n"os
De la. prenda industrial ... ..' ... . .. 324
.;:<"1'-
De 1[>. nrenda agraria '" ... ... .. o •••

2R?
Anéndice ... '" ." .......... , ... .
rñdice .. , .. , ....o •••••• , ., •• ,' '" •• '
333

índice
INDICE
del
Tomo II

TITULO V
Del transporte por tierra, lagos, canales o ríos navegables

La representación y la mediación en los negocios mercantiles

La comisión

Los martillos

TITULO VII
De la sociedad

De las sociedades anónimas

De la sociedad en comandita

De la comandita por acciones

De la asociación o cuentas en participación

Sociedades de responsabilidad limitada

TITULO X
Del ontrato y las letras de cambio

TITULO XI
De las libranzas y de los vales o pagarés a la orden

TITULO XII
De las cartas órdenes de crédito

TITULOS IX
Del contrato de cuenta corriente mercantil

TITULO XIII
Del préstamo o mutuo

TITULO XIV
Del depósito mercantil

TITULO XV
Del contrato de prenda

APENDICE

INDICE GENERAL

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