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2.ª Esta prestación tiene como contrapartida el pago de una determinada canti-
dad, ya que el contrato de transporte es oneroso.
Su distinción con el contrato de transporte civil: el contrato de transporte tiene
su regulación, además de en el Código de Comercio (actualmente derogada tras la
publicación de la Ley 15/2009, de 11 de noviembre, del Contrato de Transporte Terres-
tre de Mercancías), en el Código Civil. Esto plantea el tema de la naturaleza mercantil
o civil de esta figura; el criterio delimitador del transporte mercantil nos lo facilita el art.
349 C. Co. (derogado, pero útil a estos efectos), que declara: «El contrato de transpor-
te por vías terrestres o fluviales de todo género se reputará mercantil: 1.º Cuando ten-
ga por objeto mercaderías o cualquiera efectos de comercio. 2.º Cuando, siendo cual-
quiera su objeto, sea comerciante el porteador, o se dedique habitualmente a verificar
transportes para el público». Así, el criterio delimitador es el de la “habitualidad”, en el
que está implícito el carácter de empresa que el transporte tiene.
Puede considerarse al transporte como un contrato autónomo y típico.
Clases de transportes.
El criterio más importante es el que atiende al objeto, en base al cual puede
distinguirse entre transporte de cosas y de personas; a su vez, en el transporte de co-
sas se puede hablar de tres clases: el de mercaderías en el sentido amplio; el de efec-
tos mercantiles; y el postal (paquetes y correspondencia).
Por otra parte, según el medio en que se desarrolle el transporte, puede distin-
guirse entre el ferroviario, por carretera (o por vías fluviales, asimilado al primero en
virtud de la disp. adic. 1.ª Ley 15/2009), marítimo y aéreo.
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presas de transporte sólo podrán ofrecer a sus usuarios condiciones más favorables a
las establecidas en los propios contratos.
El concepto de esta modalidad de transporte de cosas se encuentra en el art.
2.1 Ley 15/2009, que lo define como aquel en el que «el porteador se obliga frente al
cargador, a cambio de un precio, a trasladar mercancías de un lugar a otro y ponerlas
a disposición de la persona designada en el contrato».
Las cosas que son transportadas se han de entregar al porteador, que se en-
cargará de su custodia (a diferencia del transporte de personas); la entrega se configu-
ra como un presupuesto esencial para la ejecución del contrato, lo cual no implica que
estemos ante un contrato real, ya que por regla general se trata de un contrato con-
sensual (la excepción la representan el transporte ferroviario y aéreo, con naturaleza
real); la entrega de la cosa es una de las obligaciones del cargador o remitente, o sea,
un presupuesto necesario para que el porteador pueda cumplir su obligación de reali-
zar el transporte.
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porteadores que —designados o no en ese momento— irán entrando en el contrato y
asumiendo la obligación de portear (por itinerarios parciales) la carga hasta su destino.
Necesario es distinguir el porteador del comisionista de transportes: no es éste
un porteador, sino una persona que se obliga —normalmente en forma profesional— a
buscar porteadores para sus clientes, y a contratar con ellos por cuenta de éstos los
transportes de mercancías que les encargan. El comisionista no transporta, sino que
contrata los transportes por cuenta de otros.
* El remitente o cargador. Es quien en nombre propio estipula el transporte
con el porteador y entrega o pone a su disposición la cosa o cosas objeto del contrato.
Puede ser, además, la persona a la que van dirigidas las mercancías en el lugar de su
destino, en cuyo caso será la obligada a pagar el precio del porte. Pero lo más fre-
cuente es que, junto al remitente o cargador y como destinatario de la carga exista otra
persona distinta: el destinatario o consignatario.
* El expedidor. Es el tercero que, por cuenta del cargador o remitente, hace
entrega de las mercancías al transportista en el lugar de recepción de las mismas (art.
4.4).
* El destinatario o consignatario. Es la persona a la que la carga va dirigida y
a la que el porteador viene obligado a entregarla en el lugar convenido. Su personali-
dad puede ser conocida cuando se haya identificado en el contrato o carta de porte
expedida en forma “nominativa”; o puede no serlo (hasta que las mercancías lleguen a
destino y sean reclamadas), si ésta se ha expedido “a la orden” o “al portador”. En
estos dos últimos casos, el porteador no podrá por sí solo conocer la identidad del
destinatario: será éste quien deberá acudir a aquél en el lugar pactado, identificándose
y legitimándose como tal. El destinatario es el acreedor a la entrega de la carga y
será, cuando la reciba, el deudor del precio del transporte, a menos que éste se haya
verificado a portes pagados.
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Siendo el transporte un contrato oneroso, su “precio” es elemento que debe
consignarse en la carta de porte (art. 10.1.k), pero puede omitirse si está fijado por
tarifas, establecidas o aprobadas por la Administración pública, como suele ser el caso
del transporte verificado por líneas regulares.
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Obligaciones y derechos del porteador, cargador y destinatario.
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siempre que sean de recibo para su transporte, comprobando el estado aparente y el
embalaje de las mercancías (art. 25.1).
2.ª Durante el transporte hasta el lugar al que está obligado a conducirlas y
entregarlas, el porteador soporta un cúmulo de obligaciones esenciales:
a) Poner el vehículo a disposición del cargador en el lugar y tiempo pactados,
debiendo ser adecuado para el tipo y circunstancias del transporte a realizar (arts. 17 y
18).
b) Custodiar las cosas con la diligencia pactada o que resulte connatural (se-
gún los usos técnicos) para la adecuada conservación de las mercancías.
c) Transportar las cosas por el itinerario pactado, a menos que lo impida causa
de fuerza mayor; si nada se subiese pactado, el transporte se hará por la ruta más
adecuada a las características de la mercancía y a las circunstancias de la operación
(art. 28.2).
d) Transportar las cosas en el plazo pactado, o en defecto de él, en las prime-
ras expediciones que haga al punto de destino.
e) Cumplir las formalidades administrativas inherentes a la naturaleza de la
carga que le fuere conocida.
f) De no poder realizarse el transporte en las condiciones pactadas, por causas
debidamente justificadas, el porteador deberá comunicarlo al cargador, pidiéndole
nuevas instrucciones. Si no se diesen éstas, el porteador habrá de tomar las medidas
adecuadas para el buen fin de la operación: devolver las mercancías al lugar de ori-
gen, depositarlas en almacén seguro o llevarlas al destino (art. 31.1 y 2).
3.ª Desde la arribada de las mercancías a su destino, soporta el porteador
otras obligaciones:
a) Entregar las cosas a su destinatario en el mismo estado en que las recibió
(sin pérdida ni menoscabo alguno) y dentro del plazo y en el lugar pactado, si lo hubie-
re (art. 33.1).
b) Entregar las cosas transportadas a la persona legitimada para recibirlas (le-
gitimación que dependerá de si la carta de porte es nominativa, a la orden o al porta-
dor); mas si el destinatario no fuera hallado, se negare a pagar los portes o rehusase
su recepción, el porteador deberá proceder a su depósito judicial, surtiendo éste para
él todos los efectos de la entrega.
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para concretar tal responsabilidad es necesario averiguar a riesgo de quién viajan las
cosas porteadas.
El porteador habrá de responder en los siguientes casos:
* De las consecuencias derivadas de la pérdida o mala utilización de los docu-
mentos relativos a la mercancía que sean necesarios para realizar el transporte (art.
23.3).
* De la pérdida total o parcial de las mercancías, así como de sus averías, des-
de su recepción para el transporte hasta su entrega en destino, respondiendo también
del retraso en la ejecución del transporte (art. 47.1).
* De los actos y omisiones de sus auxiliares, dependientes o independientes, a
cuyos servicios recurra aquél (art. 47.3).
Supuestos de exoneración de responsabilidad del porteador (art. 48.1): aque-
llos casos en que pruebe que la pérdida (total o parcial) o avería de las mercancías, o
el retraso, se deben a la culpa del cargador o destinatario, por instrucciones no moti-
vadas de éstos, por vicio propio de las mercancías o por circunstancias que el portea-
dor no puede evitar y cuyas consecuencias no pudiera impedir. Ahora bien, en ningún
caso se exonera de responsabilidad por defectos de los vehículos utilizados para el
transporte (art. 48.2).
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e) Puede rechazar los bultos mal acondicionados o identificados para el trans-
porte o no acompañados de su documentación (art. 27.1).
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al remitente, nada más entregar las mercancías, un talón donde se expresa el número,
clase y peso de las mismas, el precio del transporte y el tiempo en que deba efectuar-
se.
Concepto y características. Este transporte que, por vía terrestre, puede reali-
zarse tanto por ferrocarril como por medios automóviles por carretera, puede definirse
como «contrato por el que un empresario (porteador) se obliga mediante precio a tras-
ladar a una persona de un lugar a otro, en las condiciones pactadas». Regulado en el
art. 352 C.Com. El viajero es una persona que utiliza los medios de transporte que el
transportista pone a su disposición. Los elementos personales del contrato se simplifi-
can, pues junto al porteador aparece simplemente el viajero. La carta de porte se ve
sustituida por el billete, que habrá de contener los datos esenciales relativos al trans-
porte (indicación del porteador, fecha de expedición, puntos de salida y llegada y pre-
cio, ex art. 352).
Real Decreto 2387/2004 de 30 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento del Sector Ferroviario.
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En el ámbito internacional se han de tener en cuenta las “Reglas uniformes
relativas al contrato de transporte internacional de viajeros y equipajes por ferrocarril
(C.I.V.)”, que constituyen otro apéndice del citado Convenio relativo a los transportes
por ferrocarriles (C.O.T.I.F.) de 1980.
Transporte de viajeros.
Naturaleza. Se trata de un contrato consensual (de adhesión) y sometido a tarifas.
Obligaciones del porteador.
El porteador está obligado a expedir y entregar el “billete de pasaje” en forma
nominativa, con un contenido predeterminado por la LNA (art. 92). Este billete es in-
transferible y el porteador debe —en él o en talón adjunto— acusar recepción del
equipaje, legitimando al pasajero para exigir su devolución (arts. 93 y 99 LNA).
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Anulación o suspensión del viaje.
* El viaje podrá ser rescindido por el viajero si notifica su propósito al porteador
dentro de un plazo anterior al transporte, debiendo éste devolverle una parte del precio
pagado, según la antelación con que lo haga (art. 95 LNA).
* El viaje podrá anularse o retrasarse por iniciativa del porteador, rescindiendo
el contrato, si antes de su inicio fuese necesario por causa de fuerza mayor (art. 94.1
LNA), así como la exclusión del viajero se deba a padecer alguna enfermedad o a la
concurrencia de alguna circunstancia constitutiva de peligro o perturbación para el
buen régimen de la aeronave; quedará obligado el porteador sólo a devolver el importe
del pasaje (art. 96).
* Si el viaje debiera interrumpirse o suspenderse ya iniciado por causa de fuer-
za mayor, el porteador deberá transportar al pasajero hasta su destino por el medio
más rápido e idóneo, debiendo sufragar los posibles gastos de alojamiento y comida
producidos por aquellas causas (art. 92).
B) Transporte de mercancías.
1. Naturaleza del contrato. El contrato de transporte aéreo de mercancías
tiene una naturaleza real, en cuanto que se perfecciona con la entrega de las mercan-
cías (art. 102 LNA).
2. Elemento formal. El documento necesario para la formalización del contrato
es el “talón”, expedido (en forma nominativa, a la orden o al portador) sobre la base
de la declaración del remitente y que constituye prueba plena del contrato. Se trata de
un título de tradición que incorpora el derecho a retirar las mercancías y la posesión de
las mismas (arts. 102 y 103).
3. Obligaciones del porteador. El porteador está obligado a transportar la
mercancía dentro del plazo pactado y en la misma forma en que la recibió; su respon-
sabilidad es muy rigurosa y sólo queda eximido de ella por no haber realizado el trans-
porte en el tiempo pactado a cauda de fuerza mayor (art. 105); y sólo quedará liberado
de responsabilidad por no devolver la mercancía tal como la recibió, si la pérdida o
avería se debe a vicio propio de la cosa (art. 108); sin embargo, si la pérdida o avería
es debida a accidente, el porteador responde en cualquier supuesto, si bien dentro de
los límites que expondremos más adelante.
El porteador está obligado a entregar la cosa transportada inmediatamente
después de que ésta llegue a su destino (art. 107). Si la entrega no puede efectuarse
porque no se encuentra al destinatario o éste se niega a recibirla, el porteador lo co-
municará al remitente constituyéndose en depositario, y si transcurre un mes sin que el
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remitente disponga de ella, podrán venderse las mercancías en pública subasta (art.
109).
4. Obligaciones del remitente. Una vez perfeccionado el contrato de transpor-
te por la entrega de las cosas al porteador, el cargador o remitente se obliga a (son los
mismos deberes que en el transporte por carretera):
a) Entregar la cosa o cosas convenidas en el lugar y en el momento pactados,
y en su defecto, según las condiciones generales del porteador o las señaladas por el
uso; si no lo hace así, incurrirá en responsabilidad por retraso o incumplimiento. Tal
entrega deberá realizarse en debida forma para su adecuado transporte.
b) Declarar su calidad genérica o su contenido con exactitud y sin falsedad,
acompañándolas de los documentos que, en su caso, sean necesarios para su trans-
porte (p. ej., licencias de exportación).
5. El derecho de disposición del remitente. El remitente goza de un am-
plio derecho de disposición de las mercancías, pudiendo retirarlas del aeropuerto de
salida o de destino, detenerlas en el curso del viaje en un aeropuerto, cambiar el lugar
de destino o la persona del destinatario o pedir su retorno al aeropuerto de salida,
siendo de cuenta del remitente los gastos ocasionados por el ejercicio de tal derecho
(art. 112).
Cuando se trate de un transporte combinado entre varias empresas de nave-
gación aérea, se reconoce la responsabilidad solidaria frente al remitente o destinata-
rio de todos los porteadores (art. 110, en coincidencia con el art. 373 C.c.).
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de que si la colisión ocurre por culpa de la tripulación de una de ellas serán de cargo
del empresario los daños y pérdidas, y si la culpa fuese común, indeterminada o por
caso fortuito, cada uno de los empresarios responderá en proporción al peso de la
aeronave (art. 123). El porteador está obligado a suscribir un contrato de seguro que
cubra la responsabilidad por los daños sufridos por los pasajeros.
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B) Transporte de cosas.
No reúne especialidades significativas respecto al transporte de mercancías
realizado por las vías anteriormente estudiadas, a las cuales nos remitimos.
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