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Femeninas y Masculinos

By Juan re-crivello

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Femeninas

Al hacer presión escapa el aire, luego un rojo astuto y pueril anuncia la


tradicional salsa roja del tomate preparado para mezclar con cebolla, un poco
de ajo y tal vez algo de carne picada. Es sencillo de preparar un jugo que
mezclaremos con los spagettis y queso rallado. Hasta aquí es aceptable
reconocer que el próximo convidado golpeara en la puerta con un ramo. Las
mujeres que viven solas o acompañadas por alguna otra persona parecería
que tendrían que responder al estilo de la serie de “mujeres en Nueva york”.
Pero vivimos en España. En esta cofradía de señores y señoras aún existen
algunos matices. No soy mujer, pero se me ocurren algunas cosas.

Todas padecen catarros en invierno

Todas al llegar el verano aceleran un curso preparatorio para la bikini.

Todas están con hijos o sin ellos. O con amores o sin ellos. En ese ambiente
de cola o cerveza pasan la tarjeta antes de entrar al gimnasio. Si uno les
observa, da igual las edades. Se asoman al recinto de la vida deseando ser

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amadas, deseando parir una lechuga o un salmón. De lo que sea o surja,
animaran cual febriles un intenso capital de amor. Porque en ello les va ese
estilo femenino, austero pero sacrificado.

Las señoras de este país, son tozudas, parlanchinas, deseosas de participar y


preparan los verbos y las conjugaciones, o la física y las mates con más
esmero que los masculinos. Están atrevidamente interesas en mejorar su
formación.

¿Y?.

Del sexo y la lentejuela son atrevidas y deliciosas. ¡Que descaro!. No importa,


me amargaran las féminas militantes de la avispa feminista, a las demás… un
saludo tierno de este autor.

“Una gran mayoría de las mujeres españolas, cerca del 85%, están satisfechas con la calidad de sus relaciones
sexuales y sitúan a la vida sexual como uno de sus aspectos más satisfactorios, por detrás de la familia y las
amistades”. “Las españolas valoran más su vida sexual (7,2) que su salud (7,18), su trabajo (6,63) o su situación
económica (5,95) y los únicos dos aspectos más satisfactorios son su vida familiar (8,2) y sus amistades (7,98). El
45,3% de las mujeres prefiere tener problemas económicos y una buena vida sexual frente al 43,3% que se decanta
por tener una mala vida sexual sin problemas económicos”.

Masculinos

Los varones españoles van de pesca o sorben la cerveza de la tarde o leen la


prensa deportiva con un ojito de reafirmación por las mañanas, aun a
sabiendas que la lectura elegida les explica su verdad. La que desean oir, que
Mouriño irá al Madrid y ganará no se qué planeta y estrella para sus tifosis. Son
tan amantes de vivir hasta enronquecer, que sus amaneramientos forman parte
de la sal de su vida. En determinados momentos intentan hablar de política
pero ello les aburre. Consideran que esos tipos del Parlamento son unos
gansos (y gansas) que buscan su provecho y no son diferentes entre sí. Como
un caldo de sopa de gallina o de carne de las marcas del súper. Les definen
como un producto preparado para extraer del contribuyente su riqueza.

Pero digamos que estos hombres españoles son fieles a la amistad, la cultivan.
La enriquecen con el futbol, algo menos con sus conquistas. Si ya se han
casado, incomodos y sugerentes se atreven a limpiar una parte de la casa o
salir de compras para proveer la semana. Algunos les ha dado por participar de
las listas del desempleo, a otros del maltrato.

Pero estos gansos, que según las estadísticas son más de izquierdas a la hora
de votar, pero de derechas en sus coches o salidas de vacaciones. Y han
dejado de ir a misa. Bueno tienen en común una pasión: el futbol. Y multitud de

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deportes menores que les gratifican, tales como la F1 ¡son aloncistas! O el
tenis ¡son nadalistas! O siguen la NBA a rabiar.

¿Y el sexo?. Aman más de lo que dicen, pero disfrutan del pecado sideral de
un buen cuerpo y una buena sonrisa. Ellos se enamoran para hacer sexo y
hacen sexo ebrios de felicidad (1). Nostálgicos y atrevidos viven la vida hartos
de caramelo de anís con su pechoabierto y despreocupado.

(1)Aunque la disfunción eréctil afecta al 40% de los hombres mayores de 40


años. ¡Vaya sainete!

¿Y el sexo?

Alborotado, solitario, con otra u otro. Molesto por un final tan austero,
satisfecho por tanto ejercicio de besos. O rítmico, es decir puro ejercicio para
resolver nuestra propia necesidad.
Cada escuálido compromiso nos pone ante un con- tacto y este puede ser
mísero o atrevido. Aunque detrás esta nuestro corazoncito a la espera de ver
en el otro una mirada de aguamarina, tierna y caprichosa.
Si no follamos a gusto no amamos. Somos tan animales que el bocado cultural
esta después. Si nuestro partenaire se levanta y sabe a un sudor extraño
aquello se ha ido al garete. Si ella lleva unas bragas de tormenta, nuestra libido
crece y explota, pero como lleve un correoso cinto de cartón piedra estaremos
perdidos.¡Perdidos!

Los femeninos o masculinos nadamos entre la espalda cargada de amor y el


sueño de que este tipo o tipa esta de muerte. Me ha enamorado. ¡Me pone!
como decimos ahora. Y ya puestos, salimos como locos a la búsqueda de
aquel espacio para alojar nuestro próximo encuentro.
Pero el sexo decae, o sufre los cambios de nuestras necedades. Y le
intentamos sustituir por el ritmo, el ejercicio.

“Siempre después de hacer el amor, me levanto y hago ejercicios al lado de la


cama para impresionarla”.

Decálogo real contado por un tierno amigo. El paso de los años le habrá
calmado. El entendía el sexo como un ejercicio, en la cama y en el post coito.

Los femeninos y los masculinos nos miramos alrededor de este termómetro.


Desearíamos decir, que el liguero estimula, pero nuestro con-tacto aún más.
Desde antiguo sexo y amor van unidos, parece que actualmente el adecuado
ejercicio nos ha liberado del amor. Están de moda los gimnasios, el ponerse en
forma… o mantenerla. Pero los románticos anhelan-mos aún, aquel estúpido
silencio. Aquella mirada de intriga, aquel deseo de transformar la cita en un
capital de amor.

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Los hijos

Están ahí. Crecen, nos aprietan en el cariño. Son fuerza y sal. Responden a los
que las femeninas y los masculinos hacemos desde que un señor nos dijo que
todo venía desde la costilla de Adán.

Hace unos días al salir el tema -con unos alumnos de 11 años, esto de la
costilla les hizo destornillarse de risa. Las nuevas generaciones ya saben que
los hijos vienen del sexo, del amor, de dos. Saben que aquello es una suma y
un sacrificio. Una entrega. Pero también cada vez son más egoístas con ese
caudal de amor. Le explotan asociado a la materialidad. Al estatus y a los
horarios.
Rajan el suelo ante una insinuación que el chorro de calidad de vida se les
corte. Nadan de la tele y el ordenador en el dormitorio. O en los gadget de
individualidad.
Y las femeninas y los masculinos, divagamos, transpiramos. Consultamos a las
autoridades (maestros, psicólogos, coach, parejas mayores). Y ellos están
desconcertados. Solo una frase regresa: el retorno a los valores tradicionales.

Decir No cuando es no.

¿Fácil?. Una riada de tipos especialistas nos aconseja, dominar esta


generación hedonista que ve a los abuelos en el restaurante. O si los ve de otra
forma, intuye que su padre o su madre están trabajando, hartos para
proveerles de MÁS.

De lo cual, ¿es más la solución?.


La costilla de Adán deberíamos reinterpretarla. De más amor y límites, con
menos estropicio material.
Abuelos, padres e hijos están con el paso cambiado, tal vez todos desean ir al
restaurante. Y observamos, que ello nos devuelve, un menor compromiso y la
crisis del modelo familiar.

El autor

Juan Re-crivello Nació en Córdoba. Estudió historia en la Facultad de


Geografía e Historia de Barcelona y Dirección Comercial y Marketing en la
Fundación EMI de Barcelona. Es actualmente profesor y escritor.

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Sus numerosos artículos son resultado de ser un activo bloguero que publica
en la edición digital de El País, Le Monde y Clarín. Su obra narrativa también
ha sido editada en Scrib y Bubok.

First Edition

Femeninas y masculinos
(c) 2010 by Juan Re-crivello

Cover & Illustracions

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the author´s imagination or are used fictitiously. Any resemblance to actual events, locales or
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Edited by: la torpeza de la iguana Ed. and Juan re Crivello


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