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Lo políticamente incorrecto

By Juan re-crivello

“Que gano con ser políticamente correcto?. Ni siquiera me prometen 72


vírgenes. Sólo me prometen que podré seguir comprando polos Ralph
Lauren… Me tiene sin cuidado el porvenir” Michel Houellebecq (1958)

Nos movemos de manera astuta y cuidamos con sinceridad esta fina capa que
nos protege de la crítica. Al cabo de unos años las capas se han acumulado y
la moral provinciana nos oculta. Y nos asalta la duda si lo que pensamos es
propio o pertenece a ese escaso pulpito de lo público. Antes los sacerdotes nos
recordaban los límites o inclusive la dictadura de Franco. Esto nos prevenía
de… y resistíamos ante esa estúpida valla que colocaban para que fuéramos
rebaño.

¿Ahora como lo sabemos?

Dónde está ese espacio que nos hace originales y nos permite reposar ante la
mediocridad, la estupidez que vomitan las televisiones o el miedo a ser
descuartizados en la plaza.

No aparecerá el premio de la 72 vírgenes que menciona Houellebecq, pero si


es un gran consuelo la ola del consumo que calma nuestras desdichas,
atreviéndonos a comprar y sumar inútiles referencias de color y estilos para
decir: “estamos en la onda”.

Es la fiebre de ser un pedacito de conformidad.

Sin contar lo complicado de los temas escabrosos. La policía de la Moral esta


lista para darnos un golpe. Para decir que lo feo es estar fuera de lo aceptado.
Por ello las marmotas, las cotorras los dueños de incontables sandeces no
paran de hablar. No dicen nada, pero sus chillidos invaden la trastienda y hasta
la sexualidad consentida.

En este ruido inmenso, a pocos le preocupa ¡que narices es llevar la contraria!.


Pero todos intuimos:

Es un incómodo paseo de perfil ante las fieras de la mediocridad y el


miedo.

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