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Panetone

Atilio Lpez atraves la calle, no tena mas de 23 aos, del otro lado de aquella gran avenida se vendan una montaa de panetones a 4.20 Euros la pieza, y le encandilaban. No pudo llegar hasta all un autobs de la lnea 140 que une El Tibidabo con el puerto de Barcelona le arrastro casi 30 metros. La gente se arremolino a su lado, sus ojos viraban de aqu a all. Pudo decir Pa_ ne _ to _ne, y falleci. En la larga avenida todo el mundo enmudeci y guardo para si aquella desgracia. Era 24 a la tarde, dentro de poco seria Navidad. Quien podra dar aquella noticia? Todos buscaban alegra o consuelo a sus espritus. En poco tiempo una brigada de limpieza dejara aquello listo para el desfile de aventureros, de las ltimas compras, o burgueses enriquecidos de tanto vender salami. Atilio L mejor su cuerpo- seria velado en un piso, cuatro calles abajo. Su novia Ral M llorara pensando que la felicidad es un pistoletazo que hace un ruido seco. Pero al cruzar sus piernas ms de lo debido alguna mirada restablecera la seduccin, una vez pasada el carnaval de muerte. Una grande ocazione seria el titulo de la pelcula de Fellini. En tal muestrario de emociones, nadie notaria una pequea semilla de oro grabada en los tacones de Atilio L.: era un detalle de algn extravi emocional? Tal vez habra que remitirse a una conversacin mantenido entre ellos hace una semana. _ Qu llevas? pregunto Ral M _Una semilla de oro. Al tener sus piernas cruzadas aquel tacn reluciente mostraba un brillo. _ De donde lo has sacado? pregunto ella. _Lo compre en una zapatera que pona en su entrada: el mejor zapato es aquel que le lleva hasta el fin dijo Atilio.

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