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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE

QUERETARO
FACULTAD DE ENFERMERIA
CLASE III
M.A ELIZABETH SERVIN SALINAS

LACTANTE MENOR
LACTANTE MENOR:

 Crecimiento y Desarrollo

 Nutrición

 Intervenciones de Enfermería en las alteraciones más frecuentes

 Intervenciones de Estimulación

 Vacunación
ASPECTOS GENERALES
• Observaciones: edad, etnia, estado nutricional, estado general de salud
y desarrollo.
• El estado general implica recopilar información cefalopodal, de
acuerdo con el estado o grupo de edad al que pertenece en cuanto a
facies y edad cronológica; estos aspectos dependen del cuidado de la
madre y pueden suministrar indicios de la relación que existe entre
familia y niño.
• Color: sonrosado, pálido, ictérico, con manchas, marmóreo o
cianótico. Puede revelar el estado de nutrición, la circulación y la
oxigenación.
• Piel: pigmentación, temperatura, integridad, textura, turgencia,
lesiones (tipo, color, edemas, hematomas, hemorragias, cicatrices),
variación en la pigmentación aumentada, por ejemplo en caso de
vitíligo.
• La piel revela estados de lesiones primarias o secundarias, marcas,
heridas o picaduras de insectos.
• En los niños pequeños, la piel es lisa, suave y aterciopelada y muestra
una nutrición adecuada o deshidratación, o bien lesiones que requieren
manipulación con guantes; también es necesario distinguir lesiones de
maltrato.
• Signos vitales: temperatura, pulso apical y radial, respiración, presión
arterial (supina, en posición sedente, brazo derecho o izquierdo).
EXPLORACIÓN CEFALOPODAL:
• Esta valoración se realiza al inicio para obtener datos exactos y resoluciones terapéuticas importantes.
• Cabeza y cara: tamaño, contorno, perímetro, integridad, simetría, hundimientos, color, dolor, sensibilidad,
lesiones y edemas.
• Cuero cabelludo: color, textura, caspa, crecimientos o neoformaciones, lesiones e inflamación.
• En condiciones normales se observa la simetría de la cabeza y la implantación de la piel cabelluda o
descamación, además de hipersensibilidad, deformidades o infestación de piojos o liendres.
• Cara: movimientos, expresión, pigmentación, acné, tics, temblores y cicatrices. Es necesario identificar
rasgos faciales, movimientos anormales, simetría, movimientos de la cabeza y tono de las fontanelas anterior
y posterior.

• Ojos, deben verificarse en cada uno de ellos los siguientes aspectos:


• Agudeza: pérdida visual, lentes, prótesis, diplopía, fotofobia, visión del color, dolor, entre
otros.
• Párpados: color, edemas, orzuelos o exoftalmos.
• Movimiento extraocular: posición y alineación de los ojos o nistagmo.
• Conjuntiva: color, exudado o alteraciones vasculares.
• Iris: color o manchas.
• Esclerótica: color, vascularización o ictericia.
• Pupilas: tamaño, forma, uniformidad o reacción a la luz.
• La exploración de los ojos implica determinar lo siguiente:
• agudeza visual (se cuantifica con la carta de Snellen, con y sin
anteojos, incluidas la medición normal del ojo [20/20], la dificultad
para ver de lejos [miopía] y la dificultad para ver de cerca
[hipermetropía]), estructuras internas y externas; movimientos,
parpadeo, lagrimeo; percepción de la luz; secreciones, distancia entre
ojos y cejas; nistagmo (movimientos rápidos, horizontales, rotatorios y
laterales) y convergencia (capacidad del ojo para girar hacia dentro y
enfocar objetos cercanos), estrabismo (seis músculos controlan los
movimientos de los ojos) u opacidades.
• Orejas, deben investigarse los siguientes elementos:
• Agudeza: pérdida auditiva, dolor y percepción de los sonidos.
• Oído externo: lóbulo, pabellón auricular y canal auditivo.
• Oído interno: integridad de la membrana timpánica y coloración.

Para la realización de este estudio se tracciona el hélix de la oreja (parte superior


de la oreja) hacia arriba, con suavidad y hacia atrás, en dirección occipital, para
rectificar el conducto auditivo externo.
• Nariz: hay que revisar olfato, tamaño nasal, simetría, aleteo nasal,
estornudo o deformidades. Se observan forma y tamaño, y se ilumina
la nariz con una lámpara (debe ser lisa y simétrica); un traumatismo
provoca edema o deformidad; por lo general, las estructuras son firmes
y estables; a través de la nariz pasa el oxígeno y debe observarse
permeabilidad; un olor inusual es signo probable de un cuerpo
extraño.
• Mucosas: color, edemas, exudados, hemorragias, forúnculos, dolor o
sensibilidad. En caso de infección o alergias, los senos paranasales
muestran inflamación.
• Boca y faringe: deben identificarse olor, dolor, capacidad de articular
palabras, morder, deglutir y calidad del gusto.
• Hay que iluminar alrededor de la boca, labios y dientes, con ayuda de un abatelenguas para comprimir
la cara interna de la mejilla y deprimir la lengua; se le pide que el niño que saque la lengua y respire
de manera profunda para evitar el reflejo del vómito; se le solicita que pronuncie “ah”. Labios: color,
simetría, hidratación, lesiones, costras, ampollas febriles, grietas, hinchazón o salivación.
• Encías: color, edemas, sangrado, retracción o dolor.
• Dientes: número, piezas faltantes, caries, dentadura postiza, sensibilidad al calor y frío.
• Lengua: simetría, color, tamaño, hidratación, mucosas, frenillo, neoformaciones, úlceras, quemaduras,
inflamación; deben revisarse los movimientos (función del nervio hipogloso, encargado de los
movimientos de la lengua).
• Faringe: reflejo nauseoso, dolor, tos, esputo o hemoptisis, y características de las amígdalas. Voz:
ronquera, pérdida o cambio de tono.
• Cuello: forma, volumen, simetría, movimiento, amplitud de movimientos, presencia de masas,
cicatrices, dolor o rigidez.
• Tráquea: desviación o cicatrices; debe localizarse en la parte media.
• Tiroides: tamaño, forma, simetría, sensibilidad, engrosamiento,
nódulos o cicatrices; hay que valorar crecimiento de masas o nódulos;
se le pide al paciente que degluta saliva para efectuar su valoración (la
glándula tiroides se desplaza hacia arriba con la deglución). Vasos
(carótida y yugular): calibre, fuerza y ritmo de las pulsaciones, soplos
y dimensión venosa; deben palparse las pulsaciones.
• Ganglios linfáticos: tamaño, forma, movilidad, sensibilidad y engrosamiento; hay que
explorar todas las áreas; el sistema de ganglios linfáticos recoge la linfa de la cabeza, oídos,
nariz, labios y mejillas; de manera general, los ganglios se perciben a través del tacto para
explorarlos y, en consecuencia, se le pide al niño que flexione el cuello hacia delante; se
realizan comparaciones y se identifican características, ya que es posible encontrar el sitio
de un crecimiento.
• Tórax: tamaño, forma, simetría, deformidades, dolor o sensibilidad; se inicia la exploración
con el niño en posición sedente y se observan los movimientos que no afecten la
respiración; hay que palpar las costillas en busca de simetría bilateral en los niños pequeños
(mientras respiran se observan en particular movimientos abdominales más frecuentes que
en el tórax); la percusión es difícil debido a la estructura; para esta exploración es preciso
que el paciente tenga descubierta la zona a inspeccionar.
• Piel: color, erupciones, cicatrices, distribución del vello, turgencia, temperatura, edemas.
Mamas: contorno, simetría, color, tamaño, forma, inflamación, cicatrices,
• Pezones: color, exudados, ulceraciones, hemorragias, inversión y dolor.
Axilas: nódulos, engrosamiento, sensibilidad, erupción e inflamación,
distribución del vello.

• Pulmones:
• • Patrón respiratorio: frecuencia, regularidad, profundidad (normal o
adventicia), frémitos y uso de músculos accesorios.
• • Ruidos: normales, adventicios, intensidad, tono, calidad, duración,
uniformidad y resonancia vocal.
• Con el paciente sentado se identifican áreas simétricas. El paciente debe
respirar con normalidad.
• Corazón:
• Patrones cardiacos: frecuencia, ritmo, intensidad, regularidad, falta de
latidos o latidos adicionales y punto de máximo impulso.
• Bordes cardiacos derecho-izquierdo e implantación de marcapasos.
• Identificación del primer ruido, el cual ocurre en la sístole; se localiza
también con el estetoscopio; sobre el área se mueve el estetoscopio en
pequeños movimientos hacia el esternón, se coloca a la izquierda de éste
y se ausculta cada espacio intercostal.
• Riñón: valoración de diuresis (cantidad, color, olor), frecuencia,
hematuria, nicturia u oliguria. El riñón derecho se encuentra más abajo
que el izquierdo.
• Genitales: • Mujer: labios mayores y menores, orificio uretral y
vaginal, exudados, edema.
• Varón: exudados, ulceraciones o dolor.
• Escroto: color, tamaño, edema, ulceraciones y sensibilidad.
• Testículos: tamaño, forma y coloración.
• Recto: integridad, hemorroides, excoriaciones, erupción, absceso,
quiste pilonidal, masas, lesiones, sensibilidad, dolor, picor y escozor.
• Extremidades: tamaño, forma, simetría, amplitud de movimientos, temperatura,
color, pigmentación, cicatrices, hematomas, contusiones, erupciones, ulceración,
parestesias, inflamación, prótesis y fracturas.
• Articulaciones: simetría, movilidad activa y pasiva, deformaciones, rigidez,
fijaciones, edema, crepitaciones, dolor y sensibilidad. Músculos: simetría, tamaño,
forma, tono, debilidad, calambres, espasmos, rigidez y temblor.
• Vasos: simetría y fuerza de los pulsos, llenado capilar, várices y flebitis.
• Espalda: cicatrices, edema de sacro, anomalías espinales, cifosis, sensibilidad y
dolor.
• Sistema neurológico: estado de conciencia, reflejo de Moro, búsqueda, succión,
deglución, prensión, irritabilidad, perímetro cefálico, actitudes, estado mental y
lenguaje.
Características físicas del recién nacido,
lactante, preescolar, escolar y adolescente:
• Es necesario considerar el crecimiento y el desarrollo como procesos
continuos y progresivos que permiten identificar el potencial del
organismo como un estado de capacidad funcional organizada y
especializada, que de manera sincrónica facilita y favorece el amplio
desarrollo de los seres humanos. Asimismo, debe considerarse los
procesos sincrónicos e interdependientes. El crecimiento, desarrollo,
maduración y diferenciación dependen de una secuencia de influencias
endocrinas, genéticas, constitucionales, ambientales y nutricionales.
• El crecimiento, desarrollo, maduración y diferenciación dependen de
una secuencia de influencias endocrinas, genéticas, constitucionales,
ambientales y nutricionales.
• Crecimiento: se refiere a los cambios cualitativos que pueden medirse
y compararse con las normas; por ejemplo, la talla y el peso se
comparan con las tablas de crecimiento estandarizado.
• Desarrollo: implica un proceso continuo y progresivo, es decir, cuando
el organismo empieza a especializarse y adquirir mayores habilidades.
• Maduración: es la adaptación y demostración de nuevas competencias
PUNTO CLAVE:
• El recién nacido es un ser por completo vulnerable debido a diversos
factores, entre ellos el tipo genético y los contextos ambiental,
materno, social y económico. Por lo tanto, el personal de enfermería
debe evaluar los riesgos que pueden afectar al recién nacido y
anticipar acciones y cuidados especializados.
Recién nacido (0 a 28 días):
• Desde la concepción hasta el nacimiento existen factores que pueden influir de manera
notable en la calidad de vida de un ser humano.
• Intervienen elementos genéticos, ambientales, psicológicos, sociales y económicos.
• Entre los componentes más relacionados con la madre figuran los siguientes: enfermedad
materna agregada, pobreza, exposición a agentes teratogénicos, embarazo múltiple, periodo
intergenésico menor a un año, alcoholismo, toxicomanía, tabaquismo, automedicación,
infecciones oportunistas (rubéola, infecciones de vías urinarias), exposición a rayos X,
afecciones placentarias (placenta previa, inserción baja de la placenta); fármacos (p. ej.,
anticonvulsivos y anticoagulantes); falta de atención prenatal mensual y edad de la
progenitora.
• En la sala de parto, la adaptación del recién nacido depende de la rápida y efectiva atención
en el nacimiento; edad gestacional; administración de anestésicos antes y durante el parto;
atención efectiva de los profesionales de salud y tecnología médica oportuna y programada.
Cuidados neonatales inmediatos:
• Evitar la pérdida de calor (retirar paños húmedos).
• Observar la posición que adopta.
• Aspirar secreciones. }
• Confirmar la vía aérea permeable (calificación de Apgar) al minuto.
• Estabilizar y controlar la temperatura corporal.
• Ligar el cordón umbilical.
• Aplicar de nueva cuenta la calificación de Apgar a los cinco minutos.
• Valorar la permeabilidad esofágica.
• Suministrar vitamina K.
• Aplicar profilaxis oftálmica.
• Cuantificar peso y talla.
• Efectuar una exploración física completa.
• Valorar la permeabilidad anal.
• Calcular la edad gestacional (Capurro).
• Identificar hallazgos o complicaciones.
• Integrar las anotaciones correspondientes en los registros de enfermería.
• Establecer la identificación: nombre de la madre, registro, fecha y hora de
nacimiento, sexo y, en algunos casos, número de cama.
• En todos los casos es necesario corroborar con la madre la identificación
del recién nacido, dado que esto fomenta una relación de seguridad,
confiabilidad y apego a las indicaciones posteriores en la atención neonatal.
• Determinar el servicio al cual se deriva para recibir atención mediata.
Cuidados neonatales mediatos:
• Debe valorarse de nueva cuenta al recién nacido y describir los hallazgos, complicaciones y
tratamientos.
• Es necesario realizar lo siguiente:
• Somatometría.
• Glucemia capilar.
• Vitalografía (medición de signos vitales).
• Eutermia estricta.
• Lavado gástrico, previa valoración e indicación médica.
• Alimentación asistida.
• Cuidados de los accesos venosos.
• Tratamiento farmacológico prescrito.
• Baño (si las condiciones del neonato lo permiten se realiza en un tiempo aproximado de seis a ocho horas
después de la hora del nacimiento).
• Tamiz neonatal.
• Inmunizaciones
Promedio de mediciones en el recién nacido:
• Edad: 0 a 28 días.
• Peso: 2 500 a 3 500 g.
• Talla: 50 cm.
• Perímetro cefálico: 35 cm.
• Perímetro torácico: 33 cm.
• Perímetro abdominal: 32 cm.
• Segmento inferior: 19 a 22 cm.
• Pie: 7 a 9 cm
• Perímetro cefálico.
• Promedio de incremento durante los primeros 12 meses de vida:
• 0 a 3 meses: 5 cm.
• 3 a 6 meses: 4 cm.
• 6 a 9 meses: 2 cm.
• 9 a 12 meses: 1 cm.
Promedio de magnitudes de signos vitales en
el recién nacido:

• Frecuencia cardiaca: 140 a 150 latidos/min.


• Frecuencia respiratoria: 40 a 50 respiraciones/min. • Temperatura: 36.6
a 37.4 °C.
• Presión arterial: 74/46 mm Hg.
La valoración de un recién nacido debe ser minuciosa y abarca tres
momentos o situaciones fundamentales que aseguren el ajuste
temprano de este nuevo ser a la vida extrauterina:

• Valoración inicial (calificación de Apgar al minuto).


• Periodo de adaptación (calificación de Apgar a los cinco minutos).
• Valoración física completa.
El funcionamiento de los nervios craneales
debe evaluarse como sigue:
Olfatorio (I): identificación de aromas y trastornos del olfato.
Óptico (II): agudeza y campos visuales y estudio oftalmoscópico.
Motor ocular común (III), patético (IV) y abductor (VI): movimientos
oculares, estrabismo, ptosis, dilatación de la pupila, nistagmo,
acomodación y reflejos a la luz de la pupila.
• Trigémino (V): sensación en la cara, reflejo corneal, reflejos de
músculos maseteros y temporales, y reflejo maxilar.
• Facial (VII): arrugamiento de frente y ceño, sonrisa, elevación de cejas,
simetría facial, fuerza de músculos palpebrales, gusto en la porción anterior
de la lengua.
• Vestibulococlear (VIII): audición, lateralización, conducción aérea y ósea,
tinnitus y pruebas calóricas.
• Glosofaríngeo (IX) y vago (X): reflejo nauseoso faríngeo, capacidad para la
deglución y hablar con claridad, sensación de la mucosa faríngea, paladar
blando y amígdalas, y funciones autónomas.
• Accesorio (XI): fuerza de los músculos trapecio y esternocleidomastoideo.
• Hipogloso (XII): protrusión lingual, temblor y fuerza de la lengua.
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA:
• Askin Rodríguez S: Disponible en:
http://www.es.scribd/doc/73786266/clasificacionedadespediatricas[Internet]
[acceso: 4/05/13].
• Catalán S, Moore R, Téllez A et al.: La supervisión de salud del niño y del
adolescente. Chile: Editorial Mediterráneo, Pontificia Universidad Católica
de Chile, UNICEF, 2000.
• Chamie-López I, Inarejos-García M: Enfermería pediátrica. México:
Editorial Masson, 2003.
• Creus-Soli A: Instrumentación industrial. 2a. ed. Editorial Marcombo
2005:203-296. Deacon J, O’Neill P: Cuidados intensivos de enfermería en
neonatos. 2ª ed. México: McGraw-Hill-Interamericana, 2001.

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