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JURISDICCIÓN PENAL EN EL

ORDENAMIENTO PERUANO

Roberto Christian Puente Jesús


Abogado- Universidad Católica Los Ángeles
Doctor en Derecho-Universidad Nacional Federico Villarreal
Maestro en Derecho Civil y Comercial-Derecho-Universidad Nacional Federico Villarreal
Maestro en derecho Penal, Procesal Penal y Litigación Oral-Universidad Nacional de Tumbes
Segunda Especialidad en Didáctica Universitaria con mención en derecho – Universidad Peruana Los Andes
Especialista en Litigación Oral, Derecho Penal y Procesal Penal-Universidad Autónoma Latinoamericana - Colombia
Correo: Roberto.puente@upsjb.edu.pe
LA JURISDICCIÓN PENAL
La jurisdicción penal ordinaria gira en torno a las normas del derecho penal, del derecho
procesal penal y del derecho penitenciario; esto es, el Código Penal, el Código Procesal
Penal y el Código de Ejecución Penal.
Sin embargo, también existen normas especiales sobre jurisdicción penal, dictadas en
función a determinada cualidad especial que ostenta el imputado o sujeto activo, siendo
que, a partir de este rasgo, nuestro ordenamiento jurídico en materia penal reconoce la
necesidad de establecer jurisdicciones penales especiales, debido a aquella
característica especial del sujeto activo.
Es así que, en función a su edad, los menores de 18 años son comprendidos en un
proceso especial por ser considerados infractores de la ley penal; en función a su
formación militar-castrense, los miembros de las fuerzas armadas y el personal policial
son juzgados en el fuero penal militar policial; y en función a su pertenencia dentro de
comunidad campesina o nativa, se encuentra reconocido un fuero comunal-rondero.
JURISDICCIÓN PENAL ORDINARIA
Se encuentra definida en el título I de la sección III del Código Procesal
Penal (CPP), con la denominación de «la jurisdicción y competencia», según el
cual, su estructura orgánica jurisdiccional tiene en el primer nivel a los juzgados
penales constituidos en órganos colegiados o unipersonales y los juzgados de paz
letrados para determinados supuestos. En segundo orden están las salas penales
de las cortes superiores; y el nivel de máxima jerarquía está constituida por las
salas penales de la Corte Suprema
Este tipo de jurisdicción es improrrogable y se extiende al avocamiento de delitos
y faltas, teniendo en cuenta los criterios de aplicación de la ley penal, establecidos
en el Código Penal y en los tratados internacionales celebrados por el Estado,
debidamente aprobados y ratificados.
Los límites a la jurisdicción penal ordinaria son tres y se encuentran establecidos
en el artículo 18 del CPP, que a la letra indica:

Artículo 18.- Límites de la jurisdicción penal ordinaria


La jurisdicción penal ordinaria no es competente para conocer:
Delitos previstos en el artículo 173 de la Constitución.
Hechos punibles cometidos por adolescentes.
De los hechos punibles en los casos previstos en el artículo 149 de la Constitución
JURISDICCIÓN PENAL MILITAR-POLICIAL
La Constitución Política en su art. 173 reconoce esta jurisdicción especial,
destinada a la investigación y el juzgamiento de delitos de la función propia de
instituciones militares y policiales, tratándose por tanto de una jurisdicción
excepcional y limitada por cuanto no es aplicable a civiles; salvo en el caso del
delito de traición a la patria.

Aquellos que infringen las normas del servicio militar obligatorio y quienes se
encuentren en un proceso de formación militar también se encuentran
comprendidos dentro de este fuero especial.

El marco normativo aplicable en esta jurisdicción está desarrollado por el Decreto


Ley 23214, Código de Justicia Militar.
En cuanto a su estructura orgánica jurisdiccional, esta se encuentra establecida de
mayor a menor en cuestión de jerarquía, conforme el art. 6 de la Ley 29182, Ley de
Organización y Funciones del Fuero Militar Policial, de la siguiente manera:

Artículo 6.- Estructura orgánica jurisdiccional

El Fuero Militar Policial tiene la siguiente estructura orgánica jurisdiccional:


– El Tribunal Supremo Militar Policial.
– Los Tribunales Superiores Militares Policiales.
– Los Juzgados Militares Policiales.
DELITO DE FUNCIÓN
El artículo 173 de la Constitución Política no define el llamado delito de función, por
tanto, es tarea de la doctrina y de la jurisprudencia abordar este concepto desde una
óptica general. Al respecto, debemos aclarar que se trata de un delito especial propio,
ya que únicamente puede ser cometido por miembros de las Fuerzas Armadas o de la
Policía Nacional del Perú.

Entendido lo anterior, el delito de función se trata de una lesión que afecta un bien
jurídico, estrechamente relacionado con el correcto y disciplinado funcionamiento de
las instituciones castrenses. Por tanto, a efectos de determinar el carácter funcional
del delito presuntamente cometido, no importa que el sujeto activo lo haya realizado
en sede militar o policial o durante el periodo en que se encontraba en ejercicio
funcional; sino que, su condición de haber recibido formación castrense sumado a la
lesión del bien jurídico antes mencionado, son componentes indispensables para
realizar el juicio de tipicidad.
El Tribunal Constitucional, en la sentencia del proceso de acción de inconstitucionalidad planteado
por la Defensoría del Pueblo recaído en el Expediente 0017-2003-AI/TC, señala que no todo ilícito
penal cometido por un militar o policía se trata de un delito de función, puesto que, si el ilícito es de
naturaleza común, su juzgamiento corresponderá al Poder Judicial, con independencia de la
condición de militar que pueda tener el sujeto activo.

Por otro lado, en el fundamento jurídico 132 de la mencionada sentencia, define al delito de
función de la siguiente forma:

[…] El delito de función se define como “aquella acción tipificada expresamente en la Ley de la
materia, y que es realizada por un militar o policía en acto de servicio o con ocasión de él, y
respecto de sus funciones profesionales”.
IMPUTACIÓN SIMULTÁNEA EN FUERO ORDINARIO Y MILITAR

En tanto y en cuanto el agente activo cometa un delito funcional tipificado en el


Código de Justicia Militar y al mismo tiempo se configure un delito tipificado en el
Código Penal, corresponderá que se inicie una investigación preliminar en ambos
fueros, siempre y cuando no exista incompatibilidad entre uno y otro; ya que, si el
tipo investigado en el Código de Justicia Militar no infringe el bien jurídico que
cautela el delito funcional, prevalecerá sobre ella la investigación en la jurisdicción
ordinaria, prefiriéndose esta en lugar de la jurisdicción especial militar.

Para un mejor entendimiento de lo señalado anteriormente y a manera de


ejemplificar cómo se determina la jurisdicción que debe prevalecer, citamos los
siguientes fundamentos del proceso de Competencia NCPP 14-2016, Lima.
El Juzgado de Investigación Preparatoria de Jorge Basadre, de la Corte Superior de
Justicia de Tacna, tramita el Exp. 2016-027-02-JLP-JB-CSJT, en virtud de los hechos
suscitados (acápite sinopsis fáctica de la presente resolución), en la investigación
seguida contra don Patricio Antonio Vassallo Vásquez, cuya conducta fue tipificada en
el delito de peculado en agravio del Ejército del Perú.
De acuerdo con la Disposición Fiscal 0001-2015-04-22-FMPT, de cinco de febrero de
dos mil quince, formalizó la investigación preparatoria por los hechos antes señalados,
ante el 22 Juzgado Militar Policial de Tacna (Expediente 053-2015-04-22), seguido
contra el Mayor Patricio Antonio Vassallo Vásquez por los siguientes delitos:
i) desobediencia prevista en el artículo 117 del Código Penal Militar Policial (en
adelante CPMP), ii) afectación de material destinado a la defensa nacional (artículo
133 del CPMP), iii) hurto de material destinado al servicio (artículo 135 del CPMP),
iv) falsificación o adulteración de documentación militar policial (139 del CPMP), en
agravio del Estado peruano (Ejército del Perú).
CRITERIO DE PREVALENCIA ENTRE FUERO ORDINARIO Y MILITAR

De lo anterior, evidenciamos una tipificación de delitos establecidos tanto en el Código Penal como
en el Código de Justicia Militar; sin embargo, se advierte una incompatibilidad entre el fuero común
(delito de peculado) y el fuero militar policial (delito de afectación de material destinado a la defensa
nacional y al mismo tiempo delito de hurto de material destinado a servicio)
Los fácticos de ambos fueros son los mismos, puesto que el imputado estando en actividad, entregó
el petróleo a un consorcio en lugar de a la instalación militar donde correspondía ser entregado. Al
respecto, se advierte que el petróleo no es un bien jurídico privativo de una institución castrense
(Ejército del Perú), como si lo sería un armamento de guerra.
Por tanto, al no existir un interés institucionalmente vital, sumado a que el acto de entrega indebida
de petróleo puede ser cometido por cualquier civil, amerita ser investigado únicamente por el fuero
común.
Sin embargo, se mantendrá la investigación en el fuero militar-policial respecto de aquellos delitos
que no guarden incompatibilidad. Es así, que, conforme a la casuística planteada, se mantuvo la
investigación respecto a los delitos de desobediencia y falsificación de documentación militar
policial.
JURISDICCIÓN PENAL ADOLESCENTE
El denominado derecho penal del adolescente se constituye en razón a una doble premisa:
en la minoría de edad del sujeto activo y la protección que amerita debido a su rango
etario. Sobre la primera de estas, es la que justifica una jurisdicción penal especial y
respecto a la segunda premisa, esta protección parte del deber vinculante que tiene el
Estado en virtud de su ratificación al haber adoptado una serie de tratados internacionales
relativos a la protección especial que debe tener toda persona menor de edad.

Es así, que nuestro ordenamiento jurídico nacional, mediante Decreto Legislativo 1348 de
fecha 7 de enero de 2017 creó el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes,
como la primera norma de carácter integral, sistemática, autónoma y especializada en
materia de justicia penal juvenil en nuestro país; regulando los principios, garantías y
derechos, tanto para los adolescentes en conflicto con la ley, como para las víctimas. Todo
ello bajo los parámetros del modelo de protección integral establecido en la Convención
sobre los Derechos del Niño y asimismo, recogiendo los principios e instituciones
procesales a partir del modelo de la jurisdicción penal ordinaria.
El art. 1 del Título Preliminar de la norma adjetiva citada explica el término adolescente y
lo distingue en función a su edad, la cual comprende a aquél entre catorce (14) y menor
de dieciocho (18) años.

En cuanto a su estructura orgánica jurisdiccional, esta se encuentra desarrollada en los


artículos 9, 10, 11 y 12 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes. Por tanto,
en primera instancia, encontramos al juzgado de investigación preparatoria del
adolescente junto al juzgado de juzgamiento que puede ser colegiado o unipersonal;
seguido de las Salas Penales de las Cortes Superiores como órganos jurisdiccionales de
segunda instancia. Finalmente, la máxima jerarquía es ostentada por las salas penales
de la Corte Suprema.
MEDIDAS SOCIOEDUCATIVAS
Reciben la denominación de medidas socioeducativas en lugar de sanciones, puesto
que cumplen una función pedagógica positiva y formativa, que tiene como objeto
facilitar la resocialización y la reintegración del adolescente a la sociedad.

Respecto a la clasificación de las medidas socioeducativas, estas se encuentran


desarrolladas en los artículos 158 al 167 del Código de Responsabilidad Penal de
Adolescentes.

Del análisis de los artículos citados, podemos identificar dos tipos de medidas socio-
educativas: i) No privativas de libertad (amonestación, libertad asistida, prestación de
servicios a la comunidad y libertad restringida) y las ii) Privativas de libertad
(internación en un centro juvenil).
Adicionalmente a ello, se han establecido las denominadas medidas accesorias, que resultan ser las reglas de
conducta que se dictan simultáneamente con la imposición de la correspondiente medida socioeducativa. Estas
se encuentran reguladas en el art. 157 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, de la siguiente
forma:
Artículo 157.- Medidas accesorias
157.2 Las medidas accesorias que puede dictar el Juez son las siguientes:
1. Fijar un lugar de residencia determinado o cambiar de lugar de residencia al actual;
2. No frecuentar a determinadas personas;
3. No frecuentar bares, discotecas o determinados centros de diversión, espectáculos u otros lugares
señalados por el Juez;
4. No ausentarse del lugar de residencia sin autorización judicial previa;
5. Matricularse en una institución educativa (pública o privada) o en otra cuyo objeto sea la generación de un
oficio o profesión;
6. Desempeñar una actividad laboral o formativa laboral; siempre que sea posible su ejecución y se adecúe a la
legislación sobre la materia;
7. No consumir o ingerir bebidas alcohólicas o drogas;
8. Internar al adolescente en un centro de salud, público o privado, para un tratamiento des-adictivo;
9. Participar en programas educativos o de orientación; y, otras que el Juez considere adecuada y fundamente
en la sentencia condenatoria.
NIÑO INFRACTOR A LA LEY PENAL
Nuestra legislación distingue entre el niño que participa de un hecho con connotación penal y el
adolescente infractor a la ley penal.
El niño es aquel menor de edad que tiene menos de 14 años y que ha cometido alguna acción que
tipificada en la norma penal, de conformidad al art. 242 del Código del Niño y el Adolescente y solo
pueden ser pasibles de recibir medidas socioprotectoras, ya que no tienen la madurez suficiente para
asumir la trascendencia de sus actos.

Artículo 242.- Protección


Al niño que comete infracción a la ley penal le corresponde las medidas de protección. El juez
especializado podrá aplicar cualquiera de las siguientes medidas:

a) El cuidado en el propio hogar, para lo cual se orientará a los padres o responsables para el
cumplimiento de sus obligaciones, contando con apoyo y seguimiento temporal por Instituciones de
Defensa;
b) Participación en un programa oficial o comunitario de Defensa con atención educativa, de salud y
social;
c) Incorporación a una familia sustituta o colocación familiar; y
d) Atención Integral en un establecimiento de protección especial.
JURISDICCIÓN PENAL COMUNAL
En cuanto al reconocimiento de este tipo de jurisdicción, nuestro Estado se encuentra
suscrito a diversos instrumentos internacionales tales como el Convenio sobre pueblos
indígenas y tribales, la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los
pueblos indígenas, entre otros.
Respecto a nuestro ordenamiento jurídico, la Constitución Política reconoce esta
jurisdicción penal especial en su art. 149:
Artículo 149.- Ejercicio de la función jurisdiccional por las comunidades campesinas y
nativas
Las autoridades de las Comunidades Campesinas y Nativas, con el apoyo de las Rondas
Campesinas, pueden ejercer las funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial
de conformidad con el derecho consuetudinario, siempre que no violen los derechos
fundamentales de la persona. La ley establece las formas de coordinación de dicha
jurisdicción especial con los Juzgados de Paz y con las demás instancias del Poder
Judicial.
Realizando un análisis del artículo citado, podemos enunciar los
siguientes elementos centrales para su configuración: i) El
reconocimiento de funciones jurisdiccionales a las autoridades de las
Comunidades Campesinas y Nativas, con el apoyo de las rondas
campesinas; ii) La potestad de dichas autoridades de ejercer tales
funciones en su ámbito territorial y iii) La potestad de dichas
autoridades para aplicar su derecho consuetudinario.
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
Los integrantes de las rondas campesinas cumplen, en principio, el requisito de pertenecer a un
grupo cultural y étnico particularizado. En efecto, desde la perspectiva subjetiva, tienen
conciencia étnica o identidad cultural: sienten que su comportamiento se acomoda al sistema
de valores y a las normas de su grupo social, su conducta observable refleja necesidad de
identidad y de pertenencia; así, incluso, se autodefinen como herederos de los Ayllus (pueblo
inca) o como parte de los pueblos indígenas.

En cambio, desde la perspectiva objetiva, comparten un sistema de valores, instituciones y


comportamientos colectivos, formas de control social y procedimientos de actuación propios
que los distinguen de otros colectivos sociales. Su existencia es una expresión del mundo no
urbano, siguen determinadas tradiciones y reaccionan ante las amenazas a su entorno con las
medidas y procedimientos basados en sus derechos consuetudinarios.
LÍMITES A SU JURISDICCIÓN

Sin embargo, el límite de su función jurisdiccional, se encuentra establecida en los


siguientes supuestos: (i) las privaciones de libertad sin causa y motivo razonable -
plenamente arbitrarias y al margen del control típicamente ronderil; (ii) las
agresiones irrazonables o injustificadas a las persona cuando son intervenidas o
detenidas por los ronderos; (iii) la violencia, amenazas o humillaciones para que
declaren en uno u otro sentido; (iv) los juzgamientos sin un mínimo de
posibilidades para ejercer la defensa -lo que equivale, prácticamente, a un
linchamiento; (v) la aplicación de sanciones no conminadas por el derecho
consuetudinario; (vi) las penas de violencia física extrema -tales como lesiones
graves, mutilaciones entre otras
EL “RONDERO” Y EL DERECHO PENAL
Partiendo del reconocimiento de la jurisdicción penal comunal, tenemos que identificar la
figura del denominado rondero, quien ser trata de aquél que ejerce este tipo de jurisdicción y
que, por tanto, configuraría atipicidad de la conducta, en caso le sea imputado un delito de
usurpación de funciones art. 361 del CP. Esto a razón a su ejercicio jurisdiccional comunal
constitucionalmente reconocido.
Así las cosas, el rondero también se relaciona con una serie de figuras procesales que lo
absolverían de diversas tipificaciones, como, por ejemplo, se rechazaría de forma liminar,
aquella imputación en su contra por delito de secuestro tipificado en el art. 152 del CP. Ya que,
el rondero procede a privar de la libertad ambulatoria al imputado, como una potestad de su
ejercicio jurisdiccional.
Asimismo, sobre la actuación conjunta de los integrantes de las Rondas Campesinas,
podríamos asemejarlos con los efectivos policiales, por ello, el uso de la fuerza que ejercen no
puede ser penada, tanto más si no está orientada a obtener beneficios ilegales o fines de lucro
y más aún, si su composición y práctica tienen un reconocimiento constitucional, estando
exentos de cualquier tipología de estructura criminal, sea banda o criminalidad organizada
El rondero, entonces, como consecuencia de su patrón cultural, puede actuar:
(i) sin dolo –error de tipo– al no serle exigible el conocimiento sobre el riesgo
para el bien jurídico y (ii) por error de prohibición, al desconocer la ilicitud de su
comportamiento, esto es, la existencia o el alcance de la norma permisiva o
prohibitiva. (iii) sin comprender la ilicitud del comportamiento ejecutado o sin
tener la capacidad de comportarse de acuerdo a aquella comprensión.
JURISPRUDENCIA RELEVANTE
Sobre la cosa juzgada en la jurisdicción militar policial [Casación 1433-2018, Lima]

Sobre la determinación de prevalencia entre la jurisdicción militar y la jurisdicción


ordinaria. [Competencia NCPP 14-2016, Lima]

De la diferencia entre adolescente infractor y menor que participa en un hecho con


connotación penal [Casación 4351-2016, Puno]

Sobre los criterios para evaluar el internamiento del menor infractor a la ley penal
[Casación 3251-2017, Sullana]

Alcances de la jurisdicción penal de las rondas campesinas [Acuerdo Plenario 1-


2009/CJ-116]
DERECHO CONSTITUCIONAL Y
DERECHO PROCESAL

En tal contexto aparece el Debido Proceso Formal, Adjetivo o


Procesal, conformado por los derechos esenciales que se dan al
interior de un proceso, el cual está rodeado de las garantías objetivas
de publicidad, contradicción, motivación adecuada de los
pronunciamientos de los operados de la administración de justicia, la
defensa técnica y material, la impugnación, el derecho a probar,
producir y cuestionar pruebas, que las actuaciones se hagan en un
plazo razonable y que los actos sean justos, entre otros, lo que es
recogido tanto por el Código Procesal penal (Decreto legislativo Nº
957), así como por el Libro Tercero del Código de Justicia militar
policial (Decreto legislativo N° 961), que entrará en vigencia
próximamente.
EL DEBIDO PROCESO EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL:
TRIBUNALES SUPRANACIONALES. LOS TRIBUNALES
MILITARES. DESDE LA 0EA AL ESTATUTO DE ROMA.

Después de la II Guerra Mundial se establecen Tribunales Militares Internacionales


(TIM) para juzgar graves violaciones al Derecho de la Guerra y al Derecho
Internacional, dándose importantes experiencias en Nuremberg y en el Tribunal del
Lejano Oriente, luego con la democratización de los Derechos Humanos, surgen
compromisos regionales de los Estados como es el caso de la Corte Europea
(CEDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que bajo una
perspectiva general emiten pronunciamientos que cada vez más relacionados al
cumplimiento de estándares internacionales y la obligación de investigar dichas
violaciones por los Estados parte, en casos trascendentes que serán analizados por
los alumnos, concluyendo con las normas que informan el proceso penal ante la
Corte Penal Internacional (CPI) revisándose las Reglas de Procedimiento y Prueba
que recogen el proceso adversarial, así como las normas de cooperación
internacional con la CPI.
DELITOS DE FUNCIÓN, FUERZAS
ARMADAS Y POLICÍA NACIONAL

• Es deber de la Justicia Policial Militar someter a juicio a los militares y policías que
infrinjan en algún tipo de delito tipificado en Código de Justicia Militar. Su finalidad
es sancionar al militar y/o policía, por razón de las funciones que ejerce, misión que
desempeña y jerarquía que ocupa en caso de haber infringido en algún delito
tipificado en el Código de Justicia Militar en concordancia con las leyes y
reglamentos militares.
• En este sentido, entendemos que los Delitos de Función están referidos a las
conductas ilícitas tipificadas, descritas y penalizadas en el Código de Justicia Militar,
por hechos que corresponden y se dan exclusivamente en el ámbito militar, por
tanto no es de aplicación a nuestro entender que por extensión analógica se
comprenda dentro de la jurisdicción militar a los integrantes de la Policía Nacional
del Perú por ser una organización de naturaleza civil, no militar y con una estructura,
misión y funciones totalmente diferentes a las del ámbito militar.
GRACIAS!!!

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