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Damasio, de Apetitos y Emociones
Damasio, de Apetitos y Emociones
DAMASIO, A.
Bases del texto
Las emociones propiamente dichas influyen sobre los apetitos, y viceversa. Por
ejemplo, la emoción miedo inhibe el hambre y los instintos sexuales, y lo mismo
hacen la tristeza y el asco. Todo lo contrario, la felicidad fomenta tanto el hambre
como los impulsos sexuales. La satisfacción de los instintos (hambre, sed y sexo,
por ejemplo) produce felicidad; pero frustrar la satisfacción de dichos instintos
puede producir cólera, o desesperación, o tristeza.
Incluso cuando la reacción emocional tiene lugar sin conocimiento consciente del
estímulo emocionalmente competente, la emoción significa no obstante el
resultado de la evaluación de la situación por parte del organismo. No importa que
el yo no conozca claramente dicha evaluación.
En condiciones normales, la velocidad a la que las emociones surgen y dan paso
a los sentimientos y a los pensamientos asociados hace difícil analizar la
secuencia adecuada de fenómenos.
Cuando pensamientos normalmente causativos de emociones aparecen en la
mente, producen emociones, las cuales dan origen a sentimientos, y éstos evocan
otros pensamientos temáticamente relacionados y que es probable que
amplifiquen el estado emocional.
Cuando se despliega la emoción tristeza, al instante siguen sentimientos de
tristeza. Enseguida, el cerebro produce asimismo el tipo de pensamientos que
normalmente causa la emoción tristeza y sentimientos de tristeza. Ello es debido a
que el aprendizaje asociativo ha conectado las emociones con los pensamientos en
una rica red de dos direcciones. Determinados pensamientos evocan determinadas
emociones, y viceversa.