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Expresión corporal
Cuerpo y emoción
Se puede admitir fácilmente que la motricidad está influenciada
por las tensiones de las necesidades, de los deseos, de las emociones,
ya sea a corto plazo, como en el caso del desarrollo y
la organización en el espacio, el trabajo,
las actividades «estéticas», y que al mismo tiempo el desarrollo
y la organización, el control de los afectos es atribuidle
al control del sujeto sobre su motricidad.
(Tran-Thong y otros, 1977, citado en Cabanellas y Hoyuelos, 1998)
Comunicación e interacción
Nuestra respuesta corporal provoca al mismo tiempo una respuesta en el
cuerpo de los demás. Es un círculo que se va retroalimentando
constantemente. Por tanto, nuestro tono muscular pasa a ser un diálogo tónico
que provoca y hace sentir afectos en los demás, y que provoca otras
emociones que registran en su cuerpo.
Se ha hablado mucho de la importancia del lenguaje corporal en la
comunicación. Serrano (1999) dice que la naturaleza ha puesto la continuidad
de la vida en manos de la comunicación. Esta comunicación, en los humanos,
tiene un 90% de no verbal. De este 90%, un 10% de fuerza la tiene, por
ejemplo, la voz, el ritmo, la intensidad, el tono, que aportan una gran gama de
emociones al mensaje.
Las emociones van siempre parejas a sensaciones y configuraciones del
cuerpo y ofrecen un aspecto, básicamente escrito en el lenguaje de la cara,
que cada persona sabe codificar y descodificar muy bien. [...] La familia, la
escuela y el contexto, un universo simbólico resultado del acoplamiento de
un sistema de creencias a uno de rituales, despliegan todo un envoltorio
cultural que ayuda a determinar quién, cuándo, cómo y dónde amará cada
uno. (Serrano, 1999)
Expresión y creatividad
El niño se mueve, se relaciona, toca, mira, siente, llena de experiencias su
cuerpo. Hay que ir dando oportunidades, materiales y espacios para que los
niños puedan expresar estas vivencias, de una forma creativa, sirviéndose de
todo tipo de lenguajes.
Para la representación simbólica de esta percepción, podemos utilizar
diferentes lenguajes, que son las herramientas culturales de las que nos hemos
ido dotando para poder expresar lo que sentimos, lo que somos, lo que
creemos o imaginamos.
Cada lenguaje dispone de unos códigos, de unos alfabetos de expresión
propios. Dependiendo de la emoción que queramos expresar y de las
características personales de cada uno, nos convendrá más utilizar uno u otro
lenguaje o una mezcla de ellos. Ir alternando los lenguajes puede ser rico
para ayudar a experimentar posibilidades e ir tomando consciencia de las
propias preferencias y necesidades, que no siempre conocemos bien como
para saber escoger de entrada.
En otras ocasiones podemos ofrecer una propuesta y dejar escoger a cada uno
qué lenguaje de expresión le resultaría más adecuado o le apetecería más
utilizar.
Esta libertad para elegir también obliga a la persona a pensar en sí mismo y a
conectar con su interior.
La fuerza del lenguaje vendrá dada, en muchas ocasiones, por la utilización
mixta de diferentes lenguajes, aunque el cuerpo siempre es su soporte
principal. Por ejemplo: pintar la emoción que nos despierta una música,
moverse adoptando posturas y gestos que nos sugiere un poema, etc.
Podemos partir de la expresión y la creación propia a partir de estos
lenguajes, pero también podemos motivarnos, asombrarnos con la expresión
que diferentes artistas han realizado a través de diferentes lenguajes. Dejarnos
impregnar por la tristeza que desprende un cuadro de Picasso de la época
azul, o por la ternura que nos puede transmitir la canción Palabras de amor
de Serrat.
Máscaras, espejos, pinturas, música, títeres, disfraces, instrumentos,
cuentos, poemas, maderas, escaleras, estructuras, pelotas, aros, barro, etc.
pueden ser elementos que ayuden en esta expresión; juegos, saltos, giros,
desplazamientos, muecas, juegos de aparecer y desaparecer, hacer y
escuchar sonidos y miradas, inventarnos historias, representar, hacer ver
que... escuchar lo que sentimos, parte por parte de nuestro cuerpo, a partir
de un pequeño estímulo producido por nosotros o por el entorno y
comunicárnoslo... pueden ser propuestas ricas para compartir.
Superar retos asumibles. lo que nos hace posicionarnos ante nosotros mismos
y nos refuerza la confianza al superarlos.
Asumir la frustración de no llegar donde uno se había propuesto y
tener el valor, la confianza y la constancia de volverlo a intentar. Cómo lo
haremos:
Ofreciendo a los niños objetos y actividades corporales que permitan jugar
con el equilibrio y el control del propio
Marcando cada uno el objetivo qué cree que es capaz de asumir.
BIBLIOGRAFÍA
Silvia Palou Vicens. Sentir y crecer el crecimiento emocional en la infancia.
Editorial GRAÓ. 1ª Edición 2004. Págs. 25-33,49-63,163-169,179-185,187-195