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¿Cómo actuar?

• Para nuestra presentación ¡Toma la iniciativa!


Continúa leyendo para encontrar algunos
consejos sobre cómo tomar el control no solo
para esta presentación si no en cualquier
escenario.
Idea un secreto que solo tú sepas y le dé fuerza a tu
personaje. Esta técnica es completamente legítima y
vale la pena intentarla. Además del secreto, conoce a
tu personaje por dentro y por fuera. Conviértelo en una
persona real, no simplemente un nombre en un papel.

¿Ya tienes ese secreto que solo tú sepas y le dé


fuerza a tu personaje?
I. Precisando los
rasgos del
personaje
Precisando los rasgos del
personaje. Responde.
¿Qué es lo que lo hace más feliz?
¿Cómo piensa interiormente? ¿Cuál es
su visión general del mundo?

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Investiga todo lo que puedas sobre el


personaje, si está basado en una
persona real. Si no es así, investiga
sobre el período de tiempo en que
vivió, dónde, y los eventos de su
historia personal que le rodearon.

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Pregúntate ¿por qué?

Saber qué motiva a tu personaje hará que


todo encaje en su lugar. Analiza el
escenario completo, pero busca una
motivación para cada parte y cada
escena. ¿Tu personaje tiene una
motivación que lo impulsa? ¿Qué sucede
con sus interacciones? La respuesta es
"sí", así que debes encontrarla.

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Toma la primera escena en la que


aparezcas y analiza qué quieres lograr y
cómo lo llevarás a cabo. El resultado
deberán ser dos cosas: Algo simple como
"aceptación" o "reafirmación" seguido
por "lograr que mi amigo o enemigo haga
X o Y cosas". Una vez tengas esto, deja
fluir tus emociones.
II. Desarrollando el
movimiento y la voz
Relájate

Toma aire profundamente. A muchas


personas les sirve hacerlo mientras
tensan todo el cuerpo y lo mantienen
así durante algunos segundos. Luego,
simplemente relaja todos tus
músculos. Otro método efectivo
consiste en tomar aire durante 4
segundos, mantenerlo otros 4
segundos y luego soltarlo por otros 4
segundos. Este proceso producirá un
efecto general de relajación.
Toma consciencia de tu
cuerpo
Existen técnicas completas y clases
específicas dedicadas al movimiento
para actores y esto tiene sus razones.
Estas te ayudarán a aprovechar el
"espacio" con el que cuentes de la
mejor manera acorde a tus habilidades,
así como a tomar control del escenario.
La actuación se refleja no solo en tu voz
o tu rostro, se da en todos los planos.

Siéntete libre de dar rasgos particulares


a tu personaje. ¿Camina con una cojera
leve producto de una guerra? ¿Ella
juega con su cabello constantemente?
¿Tiene un tic en la mano? ¿Juega con
las uñas de sus dedos? ¡Todo esto no
tiene que estar en el guión! Piensa
cómo se comportaría tu personaje en la
vida cotidiana. ¿Cómo lo vislumbras
sentado en una sala de espera? ¿Qué
podría encontrarse haciendo?
Proyecta tu voz
Habla más fuerte de lo que lo harías
normalmente de manera que todos
puedan escucharte y la cámara pueda
capturar el sonido. No hay nada más
irritante que encontrarse en la audiencia
y entender solo algunas palabras.
No hables descabelladamente, tan solo
asegúrate de que tu voz se proyecte y no
estés murmurando o hablando con una
voz apagada al resto de actores.
Si te encuentras en una presentación,
debes asegurarte de que las personas
ubicadas al fondo del auditorio puedan
escucharte, así que párate derecho,
proyecta tu voz y asegúrate de enfocarte
ligeramente hacia el público. No querrás
hablarle al muro posterior del escenario.
No hables muy rápido. Esto
generalmente enreda tus palabras y será
más difícil entender lo que estés
diciendo.
Enuncia las palabras
Cuando estés en el escenario o frente
a la cámara, debes pronunciar tus
palabras claramente y asegurarte de
que todos los sonidos estén bien
definidos. Esto es especialmente
importante en los finales de las
palabras, que se dispersan y pierden
acústicamente fácilmente.
Asegúrate de que todas las
consonantes estén presentes. Esto
bajará tu velocidad de pronunciación
lo necesario para todos te entiendan.
No te extralimites en tu enunciación,
ya que esto puede hacerte sonar falso.
[2] Debes asegurarte de que tu voz sea
clara, pero sin sobreactuarte. Si no
estás seguro de estar sobre
enunciando las palabras, consulta con
el director o tus compañeros de
actuación.
III. Actuando
Asimila los golpes
Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca
aceptes que has cometido un error.
Nunca, nunca, nunca, nunca, jamás.
¿Fueron suficientes "nuncas" para que
sea claro? No dejes que la audiencia se
entere. Si no permites que se entere,
no lo hará.
Si estás bailando o moviéndote, no
bajes la cara. La confianza engaña.
Continúa sonriendo. Sonríe porque tú
eres el único que lo sabe.
Si estropeaste un diálogo, sigue con él.
Las únicas personas que han
memorizado el diálogo están en el
escenario. Vuelve al punto que
necesites para continuar el diálogo. Si
los otros actores son tan profesionales
como tú, no habrá ningún problema.
Ubícate en el momento
Desde el momento en que subas al
escenario, dejarás atrás tus conflictos
románticos, problemas de dinero o
cansancio general. Todo ello queda por
fuera del escenario. Solo te encuentras
en el momento que se está creando en
el escenario.
Si estás pasando a través de un
problema durante la presentación de
una obra, utilízalo como escapatoria. El
teatro debe relajarte, no agregarte
cargas. Utiliza este momento para
convertirte en otra persona y dejar tus
problemas (y actitudes) en la puerta de
entrada. Puedes retomarlos unas
horas más tarde si así lo deseas. Detén
tus pensamientos y comienza a
escuchar activamente y ubicarte en el
momento. La audiencia percibirá si no
lo haces.
Mantén una actitud
positiva
Algunas veces preocuparse por
cometer errores o las reacciones de los
demás puede perjudicar tu estado
mental. Si lo estás disfrutando, la
audiencia lo percibirá y lo disfrutará
contigo.
Recibe las críticas sin involucrarte. Si el
director te indica hacer algo de una
manera diferente, no lo tomes como
un insulto personal. Asúmelo en
cambio como una oportunidad de
mejorar tu actuación.
Tu actuación mejora y es más natural si
estás divirtiéndote en lugar de
estresarte. Al ser positivo y liberar
tensión, podrás asumir tu personaje
más fácilmente.
Libérate de tus
inhibiciones
Practica ejercicios de relajación,
interpreta tu personaje y deja de
preocuparte por cómo te percibirán los
demás. ¡No lo estás haciendo porque
te genere ansiedad! Lo haces porque
se siente genial.
Mira en el espejo y repite: “Ya no soy
yo. Ahora soy (el nombre de tu
personaje)”. Ya no eres tú, así que no
debes preocuparte por lo que piensen
sobre ti. Recuerda que cuando haces
algo, el público no te está viendo a ti,
está viendo a tu personaje.
Sé consciente de tu
posición y entorno
Si estás en una presentación o frente a
la cámara, debes conocer tu ubicación
espacial. En pocas palabras ,
"encuentra el foco" y mantente en él.
Está ahí para iluminarte.
Al hablar, proyéctate ligeramente hacia
la audiencia. Debes buscar que el
público pueda verte y escuchar tu voz,
así como hacer creíble que estás
manteniendo una conversación. Si el
director te dice que estás muy cerrado,
muévete 90º (un "cuarto" de círculo)
hacia afuera.
Si estás en una filmación, no mires
directamente a la cámara a menos que
te encuentres en un episodio de "The
Office" y el director te indique que lo
hagas. Habla con los otros actores e
interactúa con el entorno como lo
haría tu personaje.
Involucra la audiencia
Aunque se supone que técnicamente
no debes comunicarte con la audiencia
(al menos en la mayoría de
producciones), ellos se encuentran ahí.
Debes trabajar con ellos. No olvides
que el hecho de que se encuentren ahí
es positivo. ¡Es más, es genial!
Aliméntate de su energía. No hay nada
como ello.
Cuando el público ría o aplauda, dales
tiempo de expresar su afecto. No se
trata de esperar durante un minuto,
pero maneja los tiempos de la escena.
Deja que caiga el diálogo un poco
antes de continuar. Siente dónde se
encuentran y a dónde debes ir con la
escena. Esto puede parecer algo
abstracto, pero a medida que
adquieras experiencia, tendrá más
sentido.

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