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Habilidades Sociales.

Manual del Alumno

Núcleo 2 TÉCNICAS PARA HABLAR EN PÚBLICO

2.1. Cómo superar el miedo a hablar en público

Dar una conferencia, presentar y defender un proyecto, expresar una opinión o mostrar
desacuerdo o valorar positiva o negativamente algo en un debate, o reunión, son situaciones en
las que una persona debe enfrentarse a una audiencia y mostrar todas sus habilidades para
hablar en público. Un profesional debe enfrentarse ante una audiencia en múltiples ocasiones:
reuniones con familias y otras profesionales, presentación de proyectos, asambleas al inicio de
cada día, sesiones formativas en escuelas de padres, etc.

Temblor, sudoración de las manos, aumento de la frecuencia cardiaca, dificultad al


respirar, tensión muscular, pérdida de concentración, molestias gástricas o voz inestable son
algunos síntomas de un estado ansiedad que se pueden experimentar ante la situación de tener
que dirigirse a un auditorio. Los síntomas fisiológicos descritos se pueden acompañar de
diversos pensamientos negativos relacionados con ser evaluados negativamente por los demás,
no ser escuchados o valorados o no tener nada interesante o relevante que decir, así como a la
vergüenza que se pueda pasar frente a un posible fracaso.

Cierto grado de ansiedad es normal a la hora de hablar en público, e incluso cierta


tensión puede ayudar a la persona a estar más concentrada para afrontar la situación. Sin
embargo, hay personas que experimentan una ansiedad tan intensa que puede incluso llegar a
bloquear su capacidad de actuación.

Lo primero que hay que trabajar para mejorar la habilidad de hablar en público y
afrontar la ansiedad más o menos paralizante que puede aparecer es decir plantearse
seriamente la necesidad y la conveniencia de trabajar duro para afrontar la situación venciendo
todos los obstáculos. Se debe tener claro desde el principio que no se nace siendo un excelente
orador, sino que se va haciendo a fuerza de practicar constantemente.

Algunas personas aumentan su ansiedad al hablar porque perciben al auditorio como


algo hostil, ven a los asistentes como personas que “van a pillar”, a buscar los fallos del
ponente. Sin embargo, es más adecuado, y desde luego genera menos ansiedad, pensar que
las personas están interesadas en el tema determinado, que necesitan del orador, de su
experiencia, de sus conocimientos para aprender algo determinado. Una estrategia que puede
ser útil es buscar la mirada de una persona que genere confianza y tranquilidad, alguien que,
con su lenguaje gestual, indique que está atenta e interesada en el tema. Una vez encontrada,
puede ser un punto de referencia cuando se necesita cierta aprobación o se precisa de mayor
seguridad.

En el momento de hablar en público el orador piensa una serie de cosas que pueden
ser positivas o negativas. Este diálogo interno va a suponer un aumento o una disminución de
la ansiedad en función de que los pensamientos sean más favorables o más desfavorables. Por
ejemplo, alguien que antes de dirigirse a un auditorio mentalmente se dice: “no podré, no lo
lograré, es imposible para mí” debe hacer un esfuerzo y buscar estrategias para cambiar ese
pensamiento por otro que le ayude a afrontar la situación con garantías de éxito: “puedo, soy
capaz, lo lograré, otros muchos lo han hecho bien y yo también puedo hacerlo”.

A continuación se muestra algunos de los pensamientos que pueden aparecer cuando


una persona se enfrenta con la situación de hablar en público. Son mensajes internos que
pueden bloquear por completo a la persona, por ello es necesario detectarlos y sustituirlos por
otro tipo de mensajes más racionales.

 Anticipar consecuencias negativas antes de empezar a hablar en público: “Ya verás

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cómo van a pensar que sólo digo tonterías y se van a reír de mí”

 Evaluar negativamente la situación de hablar en público: “Odio tener que ponerme


delante de la gente a hablar, no me gusta nada”

 Obsesión por las reacciones fisiológicas: “Me estoy poniendo muy nervioso y se van a
dar cuenta”,, “Se están fijando constantemente en cómo me tiemblan las manos y la
voz”

 Evitar la situación: “A ver si esto acaba cuanto antes”, voy a ir lo más rápido que pueda
para acabar pronto y pasar este mal rato”

 Generalización de situaciones anteriores de fracaso: “Qué lo mal que lo pasé la primera


vez que hablé en público”, “me pongo de los nervioso con sólo pensar lo mal que se
pasa”

Una forma de eliminar este tipo de diálogos internos es utilizar visualizaciones,


imágenes mentales de lo que se desea lograr. En este caso es dominar la habilidad de hablar
en público, mostrando competencia y seguridad. Se puede hacer un ejercicio práctico
consistente en imaginar que las personas que acuden a escuchar están interesadas en el tema,
que uno mismo está ilusionado en exponer lo que sabe. Imaginar que la expresión facial es
agradable y que todos asienten.

Los ejercicios de relajación también son útiles. Por ejemplo, realizar una respiración
profunda y pausada, llenando los pulmones totalmente y expulsando el aire poco a poco. Otros
ejercicios de relajación muscular también son adecuados, como por ejemplo, presionar algunas
partes del cuerpo, fruncir el ceño, cerrar fuertemente los puños, tensar las piernas, etc., y
relajarlos poco a poco para disminuir el grado de tensión y estrés.

3.2. Etapas en el desarrollo de una presentación

A continuación se presentan algunas sugerencias que pueden ayudar a preparar y


realizar una presentación oral.

A. Preparación de la presentación

Es muy importante preparar la intervención por que da seguridad y previene la


aparición de la ansiedad. Se debe, en primer lugar, determinar el propósito de la presentación
(persuadir, informar, motivar, etc.). Cuando se tenga claro el objetivo, se debe realizar un
esquema del discurso, secuenciando lo que se va a decir.

Los aspectos claves para llevar a cabo una buena preparación de una presentación oral
son:

 Determinar el propósito de la presentación. ¿Qué se quiere lograr? ¿Es para


informar o convencer? Por ejemplo, ¿quiere que la audiencia comprenda un proyecto, o
quiere que los asistentes cambien su forma de actuar con respecto a una situación?

 Conocer la audiencia. ¿Cuál es su nivel de conocimientos o familiaridad con el tema?


¿Cuál es su posición? ¿Son personas que toman las decisiones o son tus compañeros?
Cuanta más información se tenga sobre el tipo de público al que se dirige, mejor va a
ser la preparación. La incertidumbre de cuántos y quiénes serán, de lo que esperan del
orador, etc. hace que aumente el miedo a hablar en público.

 Hacer un esquema de la presentación. Debe incluir los puntos principales a tratar.

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 Preparar ayudas visuales y probarlas. Se debe comprobar de que las ayudas


visuales se puedan leer desde el asiento más lejano de la sala donde se realizará la
presentación. Los gráficos, diagramas y tablas deben ser sencillas y no demasiado
llenas de datos. No deben tener mucho texto y los diagramas no deben ser demasiado
detallados. Cada diapositiva debe contener una idea. Los gráficos de varios colores son
más atractivas que las de blanco y negro. Los colores se deben elegir con cuidado,
puede ser que abrume a su audiencia con un exceso de colorido o combinaciones
cromáticas que sean difíciles de leer.

 Hacer copias de los materiales que se entregarán. Si los participantes no tienen


que tomar muchas notas, prestarán toda su atención a la presentación.

 Practicar, practicar y practicar. Puede ser conveniente hacer un ensayo frente a


compañeros o amigos. Pídales retroalimentación y solicite sugerencias sobre cómo
podría mejorar la presentación.

 Entrar en la sala de la presentación cuando aún esté vacío para tener una
idea de su ambiente y probar equipo audiovisual (proyector, micrófono)

B. Realización de la presentación

Los aspectos claves para llevar a cabo una buena presentación oral son:

 Un poco de nerviosismo es normal. Todos los oradores lo experimentan. Conviene


recordar que se ha preparado el tema del que se habla y que se conoce más sobre él
que la mayoría de los miembros de la audiencia.

 Saber muy bien las primeras dos o tres frases de la presentación. Las frases de
apertura son de vital importancia, por tanto hay que dominarlas. Se deben pronunciar
con confianza y seguridad para convencer a la audiencia de su credibilidad. No se
pueden balbucear las primeras frases o decir algo que ponga en su contra a la
audiencia. Es conveniente usar el enfoque de las “3D”:

o Decir lo que se va a contar (un esquema)

o Decirlo (el cuerpo de su presentación)

o Decir lo que se ha contado (un resumen)

 Mantener contacto visual con la audiencia. Se debe evitar leer las notas o las
ayudas visuales.

 No obstaculizar las ayudas visuales. El orador no debe colocarse en una posición


donde pueda impedir que alguien de la audiencia vea la pantalla del proyector, el
rotafolio o cualquier otro tipo de instrumentos que se estén utilizando.

 Usar un lenguaje sencillo que comprenda la audiencia. Se debe evitar la jerga o


siglas que quizá no comprenda la audiencia. No se trata de impresionar sino de
comunicar, por tanto, si usa un vocabulario especializado o técnico debe realizarse un
esfuerzo por definir claramente cada término nuevo. Desde luego, no deben hacerse
comentarios que se puedan considerar como ofensivos o prejuicios sexuales o raciales.

 Hablar con claridad y seguridad. Ni demasiado rápido, ni demasiado lento.


Conviene usar frases cortas y evitar frases largas, complejas o vagas. Hacer pausas
después de un punto clave o antes de pasar a un nuevo tema. Variar el tono de voz
para enfatizar lo esencial y evitar la monotonía y el aburrimiento.

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 Crear interés en la presentación desarrollando el tema de la exposición con lógica.


Se debe aumentar gradualmente el ritmo de la presentación.

 Utilizar el lenguaje no verbal. Usar movimientos de las manos, expresiones faciales


y lenguaje corporal para enfatizar o cambiar de tema. No permanecer completamente
quieto en un punto. En un auditorio grande, es mejor tener un micrófono portátil que
permanecer atado a un atril con un micrófono fijo. Al desplazarse por la sala, siempre
hay que colocarse frente a la audiencia cuando se hable. Nunca se debe hablar de
espaldas a la audiencia. Por ejemplo, no hay que ubicarse frente a la pantalla del
proyector para leer su ayuda visual a la audiencia.

 Mantenerse en los puntos clave del esquema. No se debe divagar ni apartarse del
tema. Al presentar los puntos clave, se debe explicar a la audiencia por qué son
importantes. Es muy importante resumir los puntos esenciales de un tema antes de
pasar al siguiente.

 Tener bien claras las frases de cierre. El cierre es tan importante como la apertura.
Hay que terminar con convicción y seguridad, realizando un resumen de los puntos más
importantes.

 Dedicar tiempo a la interacción con la audiencia. Preguntar si hay alguna duda


sobre lo que se acaba de exponer. Al inicio de la presentación se debe informar si
habrá tiempo para preguntas al final de la presentación o si la audiencia puede
interrumpir en cualquier momento la exposición con preguntas. La última opción puede
ser complicada si se tiene un límite de tiempo. Sin embargo, en ocasiones, el hecho de
responder a las preguntas sobre la marcha quizá resulte más apropiado como medio
para adaptar los contenidos a las necesidades de los participantes. Al responder a las
preguntas, hay que ser sincero y seguro. Si se desconoce la respuesta es preciso
reconocerlo.

Todo lo anterior se pude resumir en el “decálogo para una buena comunicación” y en


los “pequeños trucos para grandes

Decálogo para una buena comunicación

1. Preparar mentalmente lo que va a decir


2. Adaptar el vocabulario al interlocutor.
3. Preguntar al receptor sobre la claridad del mensaje.
4. Hablar con seguridad, sin dudas.
5. Hablar con naturalidad: Ser uno mismo.
6. Enfatizar con la voz lo esencial. Ni deprisa, ni lento.
7. Hablar de persona a persona, contacto con la vista.
8. Conocer bien el tema del que hablas.
9. Cuidar la gramática: Palabras y expresiones
10. Expresar opiniones sin agresividad.

Pequeños trucos para grandes comunicaciones

Si quieres decir algo a alguna persona, repítelo en voz baja.


Si son varias, dilo a la más distante.
Si son muchas busca un micro y un técnico.

Si quieres que te entiendan, di tres cosas.


Si quieres que te retengan, una sola.
Si quieres resultados, se breve y concreto.
Si quieres aburrirles, léeles.

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Si quieres comunicarte, háblales.


Si quieres que te atiendan, escúchales.
Si quieres convencerlas, dialoga.

Si la persona interlocutora esta lejos, usa el teléfono.


Si es importante visítala.
Si te interesa mucho, invítala a comer.
Si quieres seguridad, confírmalo por carta.

Y además...
Si están pasando todo el día, pon un cartel.
Si se encuentran dispersas, haz un impreso.
Si quieres que te lean, añade dibujos.
Si quieres que te crean, acompaña fotos.
Si quieres impresionar, a todo color.
Si quieres calidad, en blanco y negro.

Por último...
Si quieres que te sigan muchas personas, promételes algo.
Si quieres que sean buenas, aunque pocas, pídeles algo.
Si quieres que te aplaudan, adúlalas.

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