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Programa de Filosofía
2020
Una mirada filológica a la obra “el Extranjero” de Albert Camus
Mucho se habla, y sobre muchos aspectos, al respecto de los escritos filosóficos, pero poco
espacio se le ha dedicado a examinar las realidades histórico-culturales, los ambientes
propiciatorios que acuciaron la gestación de las obras que hoy se conocen, por ello, lo que
aquí se dará a conocer es un corto, pero significativo esbozo filológico de una de las grandes
obras filosóficas existenciales de nuestra época, el extranjero de Albert Camus.
Pues bien, para iniciar es menester recordar que Camus nace en la Argelia francesa, y su
existencia comprende el periodo de tiempo entre 1913 y 1960, el periodo más bélico de la
humanidad en la historia contemporánea, como también, la fecha de publicación del
extranjero, hacia el año de 1942, permiten hacerse una idea de los trágicos acontecimientos
vividos por el filósofo francés y el porqué de lo plasmado en sus obras, así pues, la vida de
Camus estuvo enmarcada desde su niñez hasta la hora de su muerte (en un absurdo accidente
de tránsito) por una profusión de realidades bélicas, la primera y la segunda guerra mundial
(1913-1918 y 1939-1945 respectivamente). Como resultado de dichas guerras, millones de
vidas humanas se perdieron. Éstas, trajeron como consecuencia una Europa en ruinas y
resentida por el caos y la destrucción; el sufrimiento, la angustia y la tristeza era lo que se
respiraba y se vivía en cualquier lugar de la Europa de aquella época. El filósofo francés lo
expresará de la siguiente manera: "Crecí al son de los tambores de la primera guerra, y nuestra
historia desde entonces, no ha parado de ser matanzas, injusticias o violencias" (Camus, El
verano Vol III, 1954, pág. 586).
Camus fue un testigo vivencial de las dos guerras mundiales, y es por tal razón que sus
obras están cargadas de ese matiz existencialista, donde afirma el absurdo de la existencia
debido al sufrimiento, el mal y la muerte que experimentaban los hombres de su tiempo.
“Cuando estalla una guerra, las gentes se dicen: esto no puede durar, es demasiado estúpido.
Y, sin duda, una guerra es evidentemente demasiado estúpida, pero eso no impide que dure”
(Camus, La Peste, 2000, pág. 228).
Por consiguiente, en su obra “el extranjero”, Camus pone de relieve a un personaje muy
peculiar que vive sumergido totalmente en el absurdo, su nombre es Meursault, este hombre que
narra su historia, contando todo lo que le ha sucedido, inicia la narración con la “desgarradora”
noticia de que su madre ha muerto, pues sí, entre comillas, porque ni tal noticia lograba turbar la
absurdidad de aquel personaje, este es el sujeto que merece todos los reflectores, ya que en él se
encarnan todas las realidades absurdas de la época, no simplemente de la persona como
individuo, sino también como ser social; pues bien, el trascurso de la obra es un devenir de
acontecimientos en la vida de Meursault que para él carecen de sentido y por tanto, son absurdos,
tanto así que llega a disparar y matar a un hombre debido al sol y al sudor:
No sentía más que los címbalos del sol sobre la frente (…) El mar cargó un soplo
espeso y ardiente (…) todo mi ser se distendió y crispé la mano sobre el revólver. El
gatillo cedió, toqué el vientre pulido de la culata y allí, con el ruido seco y
ensordecedor, todo comenzó. Sacudí el sudor y el sol. (…) Entonces, tiré aún cuatro
veces sobre un cuerpo inerte en el que las balas se hundían sin que se notara. (Camus,
El Extranjero, 2002, pág. 28)