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Universidad Veracruzana

Facultad de Historia

HISTORIOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA
UNIDAD I
CIENTIFICISMO DETERMINISTA
HISTORIZANTE

Versión Agosto 2015


Mtro. Raúl Romero Ramírez
Las corrientes historiográficas del
siglo XIX.

1.- Romanticismo
2.- Liberalismo
3.- Cientificismo Determinista
Historizante (Positivo)
Historicista (Narrativo)
Cientificismo Determinista (Historicismo Científico-Determinista)
Este pensamiento sobrevalora las cuestiones científicas; especialmente intenta un determinismo
histórico-geográfico a fin de alcanzar un fin dichoso de la historia humana. El movimiento
Cientista pretende alejarse del moralismo edificante y acercarse a la raza (biologismo), al
medioambiente (natural, humano y geográfico) y al momento (un conjunto de acontecimientos
dados e un determinado tiempo).

El determinismo se presentó en diversas expresiones científicas, como el “Espíritu Idealista” en


Hegel (Fenomenología del Espíritu, 1807); el Espíritu Positivo en Comte (Curso de Filosofía
Positiva,1830); la Libertad en Michelet (Historia de Francia, 1833); la evolución histórica en
Quinet (La Revolución y la Creación, 1834); el principio de la estadística moderna en Quetelet
(Ensayo de física social, 1835); la política extremista en Gobineau (Ensayo sobre la desigualdad
de las razas humanas en 1853); la teoría económica de Marx (El capital en 1867) y los ciclos
históricos de Spengler (La decadencia de Occidente en 1918).

El cientificismo histórico puede encontrar su esencia en la corriente del Historicismo.


Cientificismo Determinista (Historicismo Científico-Determinista)

El Historicismo concibe el devenir como historia y utiliza más la ciencia del espíritu. Según el
historicismo, la filosofía es un complemento de la historia. Su tarea consiste en llevar a cabo una
teoría de la historia. Esta se propone efectuar una exploración sistemática de los hechos
históricos. Los hechos políticos, científicos, técnicos, artísticos, religiosos, etc., pueden ser
considerados hechos históricos porque tienen importancia para la vida del hombre.

Karl Popper definió al historicismo como: "Una aproximación a las ciencias sociales que asume
que la predicción histórica es su objetivo principal, y que asume que su objetivo es alcanzable
mediante el descubrimiento de los "ritmos", o los "patrones", las "leyes" o las "tendencias" que
subyacen a la evolución de la historia" (Introducción a La miseria del historicismo).

Podemos definir el ‘historicismo’ como toda filosofía que reconozca como objetivo suyo
exclusivo y fundamental, la determinación de la naturaleza y validez de los instrumentos
del ‘saber histórico’. El historicismo se divide debido a su método y forma escrita en dos
géneros en, el Género Metodológico-Científico Referencial Historizante (Positivo) y en un
Género Narrativo- Literario Teorizante Historicista (Negativo).

Son de la tradición historizante:


Comte, Quetelet, Ranke, Fustel de Coulanges, Langlois y Seignobos.
Son de la tradición historicista:
Hegel, Quinet, Michelet, Droysen, Meinecke, Burckhardt, Marx y Spengler.
Cientificismo Determinista Historizante
Género Metodológico Científico-Positivo.
Inglaterra:
Augusto Comte
John Stuart Mill

Prusia:
Leopold Von Ranke

Francia:
Gabriel Monod
Charles Victor Langlois
Charles Seignobos

Austria-Hungría:
Joseph Alois Schumpeter
Auguste Comte, cuyo nombre completo es Isidore Marie Auguste François
Xavier Comte (1798 - 1857). Se le considera creador del positivismo y de la
disciplina de la sociología, aunque hay varios sociólogos que sólo le atribuyen
haberle puesto el nombre.

Junto con Agustín Thierry, fue secretario del conde Henri de Saint-Simon
durante siete años y ambos se separaron de él debido a las muchas
discrepancias que surgieron. Después de esta ruptura, Comte inició una etapa
que calificó de "higiene cerebral" para alejarse de la influencia de las ideas de
Saint-Simon.

Otra versión menciona que Saint-Simon cedió los derechos de su avance (los
Principios de la sociología) a Comte, con la condición de que la mejorara y la
diera a conocer al mundo entero, ya que Saint-Simon había dejado atrás o en
el olvido toda su investigación. Por eso se considera a Comte el padre de la
sociología.

La filosofía de Comte entronca con la revuelta moderna contra los antiguos


que inició Francis Bacon y consistió, a grandes rasgos, en la asunción de la
razón y la ciencia como únicas guías de la humanidad capaces de instaurar el
orden social sin apelar a lo que él considera oscurantismos teológicos o
metafísicos.
La evidente intención de reforma social de su filosofía se adhiere, sin
embargo, a una postura conservadora y contrarrevolucionaria en claro
enfrentamiento con las propuestas ilustradas de Voltaire y Rousseau.

Tomando como trasfondo la Revolución francesa, Comte acusa a estos dos


autores de generar utopías metafísicas irresponsables e incapaces de otorgar
un orden social y moral a la humanidad.

La idea básica de Comte era que todas las ciencias formaban una jerarquía,
de manera que cada eslabón dependía del anterior de acuerdo a la
complejidad de los fenómenos estudiados. En la base estaban las
matemáticas, seguida de la mecánica, la física, la química, la biología y por
último, encabezando la pirámide de las ciencias se encontraba la Ciencia de
la Sociedad; la Sociología.

Comte vio en esta ciencia las respuestas a los problemas del hombre y la
sociedad. La exaltación de la Sociología le llevó a considerarla prácticamente
como una nueva religión laica de la humanidad formándose así el positivismo.
Comte afirmó que “Los problemas sociales y morales han de ser analizados
desde una perspectiva científica positiva que se fundamente en la
observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el
comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles
de ser utilizadas en provecho de la humanidad”.

Comte afirma que únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las
leyes que gobiernan no sólo la naturaleza, sino nuestra propia historia social,
entendida como la sucesión y el progreso de determinados momentos
históricos llamados estados sociales.

Comte plantea tres estados del conocimiento humano: un estado teológico, un


estado metafísico (concreto / abstracto) y un estado positivo, el más deseado
y al que en teoría deberían tender los dos anteriores, ya que basa el logro del
conocimiento en la razón aplicada.

Sus obras principales son: El Curso de filosofía positiva (1842), El Discurso


sobre el espíritu positivo (1844), El Sistema de política positiva (1851-1854),
El Catecismo positivo o Somera exposición de la religión universal (1852).
La Filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último de los tres
estados de la sociedad según la ley de los tres estados, se define por
oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire, postura a la
que Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que
caracterizan al período post-revolucionario.

El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al


sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo, desechando la búsqueda
de propiedades ocultas, características de los dos primeros estados.

Lo positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y


relativo (no relativista) en el sentido de no aceptar ningún determinismo
absoluto a priori.

Se podría afirmar también que la filosofía positivista lo que hace es basar su


conocimiento en lo positivo, o sea en lo real, dejando a un lado las teorías
abstractas como la del fenomenalismo kantiano, al considerarlas como
metafísicas.

Así pues, lo que busca la Filosofía positiva de Augusto Comte es una


reorganización social, política y económica en el contexto de la Revolución
industrial.
John Stuart Mill (1806-1873), fue un filósofo, político y economista inglés
positivista y representante de la escuela económica clásica, teórico del
utilitarismo, planteamiento ético propuesto por su padrino Jeremy Bentham,
que sería recogido y difundido con profusión por Mill.

La declaración canónica del utilitarismo de Mill se puede encontrar en su


libro El utilitarismo. La formulación se conoce como el "principio de la mayor
felicidad" ("greatest-happiness principle"). Sostiene que uno debe actuar
siempre con el fin de producir la mayor felicidad para el mayor número de
personas, dentro de lo razonable. Argumenta la separación cualitativa de los
placeres sosteniendo a los placeres intelectuales y morales como superiores
a las formas más físicas de placer. Así, distingue entre felicidad y
satisfacción, afirmando que la primera tiene mayor valor que la segunda,
una creencia ingeniosamente encapsulada en la afirmación de que «...es
mejor ser un ser humano insatisfecho que un cerdo satisfecho; mejor ser
Sócrates insatisfecho que un necio satisfecho. Y si el loco o el cerdo, tienen
una opinión diferente, es porque sólo conocen su propio lado de la cuestión»
Mill consideraba que el conocimiento humano tenía su origen y su límite en la
experiencia observable. Todo conocimiento parte de las impresiones sensibles de
los sujetos y los conceptos más abstractos se forman a partir de las
“asociaciones” de impresiones realizadas por la mente, este es el llamado
asociacionismo psíquico. Según Mill, la inducción es el principio lógico que
permite derivar conocimientos universales a partir de la observación de
fenómenos particulares.

La obra Sobre la libertad, Mill se dirige a la naturaleza y límites del poder que
puede ser ejercido legítimamente por la sociedad sobre el individuo. Uno de los
argumentos que mantenía Mill es el principio del daño o principio del perjuicio
(harm principle). Éste mantiene «que cada individuo tiene el derecho a actuar de
acuerdo a su propia voluntad en tanto que tales acciones no perjudiquen o dañen
a otros». Si la realización de la acción solo abarca la propia persona, esto es, si
solo afecta directamente al individuo ejecutor; la sociedad no tiene derecho
alguno a intervenir, incluso si cree que el ejecutor se está perjudicando a sí
mismo. Mill excluye a aquellos que son "incapaces de autogobierno" de tal
principio, tales como niños en edad temprana o aquellos que viven en "estados
socialmente atrasados" (backward states of society). Para dichos estados
atrasados Mill mantiene que el despotismo puede considerarse una forma de
gobierno aceptable, siempre que el déspota tenga en mente los intereses del
pueblo.
En Sobre la libertad Mill lleva a cabo una apasionada defensa de la libertad
de expresión pues el discurso libre es una condición necesaria para el
progreso social e intelectual porque «No podemos determinar con claridad
que una opinión silenciada no contenga algún elemento de verdad» Además
sostiene que el permitir divulgar opiniones falsas puede ser productivo por
dos razones: En primer lugar, los individuos tenderán a abandonar creencias
erróneas si están involucrados en un fecundo intercambio de ideas. Y en
segundo lugar, forzando a otros individuos a reexaminar y reafirmar sus
creencias en el proceso de debate, estas creencias se abstienen de
desvirtuarse volviéndose meros dogmas.

No es suficiente para Mill la defensa de una creencia que casualmente sea


cierta, el creyente debe comprender por qué la idea que sostiene es la
verdadera.

Mill creía que "la lucha entre Libertad y Autoridad es el rasgo más destacable
de las etapas de la historia". Para él, la libertad en la antigüedad era "un
concurso... entre sujetos, o ciertas clases de sujetos, y el gobierno".

Mill definió "libertad social" como protección de "la tiranía del gobernante
político« y presenta en su obra varias tiranías, entre las cuales están la
tiranía social y también la tiranía de la mayoría.
La libertad social según Mill consistía en poner límites al poder del gobernante,
de tal forma que no fuese capaz de utilizar su poder en beneficio de sus
propios intereses y tomar decisiones que pudieran conllevar perjuicio o daño
para la sociedad; en otras palabras, la población debe ostentar el poder de
tomar parte en las decisiones del gobierno.

Mantuvo que la libertad social es "la naturaleza y límite del poder que puede
ser legítimamente ejercitado por la sociedad sobre el individuo". Ésta se
intenta lograr de dos maneras: la primera es la que recurre a la vía del
reconocimiento de unas determinadas inmunidades, llamadas libertades
políticas o derechos; la segunda recurre al establecimiento de un sistema de
"comprobaciones constitucionales".

La concepción de Mill sobre la libertad, influenciada por Joseph Priestley y


Josiah Warren consiste en el hecho de que el individuo ha de ser libre para
hacer cuanto desee mientras no dañe al prójimo.
Leopold von Ranke (1795 -1886), historiador alemán, uno de los más
importantes historiadores del siglo XIX y considerado comúnmente como el
padre de la historia científica.

Ranke nació en Wiehe, en aquel entonces del reino de Prusia, hoy Unstrut, del
estado de Thuringia, Alemania. Fue educado en casa y en el Instituto de
Schulpforta, mientras era niño demostró un acercamiento a las culturas clásicas,
al Griego, al Latín, pero además también a la Iglesia Luterana. Ranke durante
toda su vida apreció estos conocimientos.

En 1814, Ranke entra a la Universidad de Leipzig, donde estudia a los Clásicos


y Teología. En Leipzig, se convierte en experto de la filología y en la traducción
de autores clásicos al latín.

Las circunstancias que le llevan a la Historia son personales. Se despierta su


interés por las novelas históricas de Walter Scott, inventor de este género. Scott
escribe Waverley en 1814, al final de las Guerras Napoleónicas. La historia en
esta obra no es el telón de fondo, sino la protagonista. El novelista intenta
recrear el pasado, reconstruyendo el conflicto entre ingleses y escoceses.
Ranke lee estas novelas y se queda fascinado, y se le ocurre leer cosas del
pasado real, para saber si el pasado era realmente así, descubriéndolo para sí
aún más fascinante.
Por otra parte, Ranke es influenciado por la obra de Barthold Georg Niebuhr,
(1776-1831).

Niebuhr llevó a cabo la reforma agraria en Prusia, ya que este país se


encontraba en un sistema feudal y él lo condujo hasta una modernización. En su
solución se interesa por la historia e intenta averiguar como se lleva a cabo la
reforma agraria romana, para luego aplicarla a la suya y también analiza las
reformas, por lo que acude a los historiadores romanos clásicos como Tito Livio
llegando a la conclusión de que este método no era fiable, por lo que acude a
los documentos contemporáneos, y aplicándoles el método filológico logra
desentrañar la esencia del documento y las razones y acciones para realizar
dicha reforma.

Como consecuencia de este estudio escribe una historia romana, en la que lo


primero que intenta es reconstruir lo que ocurrió basándose en documentos de
la época, pero, aunque no poseía las mismas cualidades metodológicas e
historiográficas de Ranke, su labor inaugura el método historizante que Ranke
va a llevar a su máximo esplendor en fechas posteriores.
En el año 1824 Ranke publica Historia de los Pueblos Romanos y Germánicos,
siendo este el primer libro del tipo de historia historicista documental, (mas tarde
denominada historizante) y va a incluir el programa ideológico de esa nueva
historia. El contenido analiza un conflicto entre la monarquía francesa y la
española por los territorios de Italia. La tesis de Ranke es que Europa surge
como el conflicto entre los pueblos románicos y los germánicos.

Lo importante del libro es el método, el enfoque que da al asunto. Por eso


publica un apéndice donde expone sus métodos, a la vez que critica a los
autores anteriores que habían escrito sobre esa historia, por ejemplo a
Francesco Guicciardini, que en su Historia de Florencia hace algo que es
insostenible, que es recurrir a las tradiciones, leyendas y novelas, ya que Ranke
cree que hay que acudir únicamente a los documentos para saber con
seguridad lo que había ocurrido, por lo que Ranke se basa para este libro en los
informes de los embajadores venecianos.
Ranke obtiene un reconocimiento inmediato y es nombrado para ocupar la
cátedra de la universidad de Berlín y se le considera como el gran maestro de la
Historia de Alemania y servirá como punto de referencia para todo el mundo;
sus obras completas abarcan 54 volúmenes y en ellas habla de la historia de
Prusia, de Inglaterra y de los Papas, pero no escribe una historia universal,
Ranke lleva a cabo una enseñanza partiendo del método de los seminarios, en
los que adoctrina historiadores que trabajan codo con codo bajo el maestrazgo
de Ranke. Era para la mentalidad epistemológica de la época Alemania un
centro obligado de formación histórica.

Para Ranke no debe existir una teoría histórica con esquemas previos que
imponga sobre el pasado, como se hacía anteriormente. Ranke dice que sea el
pasado el que hable, el historiador no tiene boca. Pone de manifiesto un
método: el filológico, que consiste en el recurso de presentación de los
documentos.
Tal como la religión donde solo la Biblia debía ser escuchada e interpretada
filológicamente, Ranke posee un alto componente religioso en la forma que tiene
de ver la historia.

Ranke fue un hombre al que le interesaba la historia porque creía que era un
vehículo para encontrar a Dios (consideraba que tenía una presencia en la
historia a la manera cristiana, que diera sentido a ésta). Ranke cree que Dios está
en los propios hechos de la historia siempre y cuando se deja hablar a la propia
historia, la historia es una especie de jeroglífico divino que si se reconstruye se
puede ver la presencia divina en la historia.

Ranke puso énfasis en la narración histórica, introduciendo ideas como la


confianza en fuentes primarias, un énfasis en la historia narrativa y especialmente
política e internacional (Aussenpolitik), y un compromiso para escribir historia
"como realmente fue" (wie es eigentlich gewesen ist).
Empezando con su primer libro, la Historia de los pueblos latinos y germánicos de
1494 a 1514, Ranke hizo un uso extraordinariamente amplio de fuentes para un
historiador de la época, incluyendo "memorias, diarios, cartas, las expediciones
diplomáticas y de testimonios de primera mano de testigos oculares". En este
sentido se apoyó en las tradiciones de Filología, pero dio énfasis a documentos
mundanos en lugar de la literatura vieja y exótica.

Entre 1834-36 publica Historia de los Papas, un valioso estudio del Papado y sus
representantes en la Edad Moderna, desde el siglo XV a la primera mitad del XIX.
Considerada en extremo crítica y sustancialmente escéptica, fue contestada
ampliamente desde la historiografía católica del momento, en especial por el
historiador Ludwig von Pastor y su monumental "Historia de los Papas desde
fines de la edad media".

En el centro de su método, Ranke no creyó en las teorías generales que pudieran


cortar el tiempo y espacio. En cambio, habló de que la aproximación al tiempo
histórico se hacía por fuentes primarias.

Sobre la posibilidad de leyes que dirigieran la historia, dijo no saber de ellas y que
prefería quedarse con un “empirismo de tonto”.
Gabriel Monod (1844 - 1912) fue un historiador francés educado en El Havre y
enviado a París para completar su educación, alojándose con la familia
Pressensé. La influencia de Edmond de Pressensé, pastor protestante y de su
esposa Madame de Pressensé, mujer refinada que dedicó su vida a las tareas de
caridad, le causó una gran impresión. En 1865 abandonó la escuela superior y se
trasladó a Alemania donde estudió en la Universidad de Göttingen y en la
Universidad Humboldt de Berlín. Las enseñanzas de Georg Waitz influyeron en la
elección de los estudios de historia de la Edad Media. De regresó a Francia en
1868 fue elegido por Victor Duruy para dar lecturas de historia en la École
pratique des hautes études.

Al iniciarse la Guerra Franco-prusiana, Gabriel Monod junto a sus primos Alfred y


Sarah Monod, organizaron una ambulancia con la que siguieron la contienda
entera, desde Sedán a Le Mans. Escribió un pequeño libro de memorias de la
guerra; su actitud fue más loable ya que su madre era originaria de Alsacia por lo
que era incapaz de resignarse a la pérdida de Alsacia y Lorena.
Al finalizar la guerra Monod regresó a la enseñanza. Durante esta época de su
vida escribió: Grégoire de Tours et Marius d'Avenche (1872); Frédégaire, una
historia que publicó en 1885; una traducción del libro de W.Junghan, Histoire
critique des règnes de Childerich et de Chlodovech (1879); Études critiques
sur les sources de l'histoire carolingienne (1898); y Bibliographie de l'histoire
de France (1888).

Intentaba enseñar a su alumnos la forma de estudiar y les animaba a


desarrollar la idea del criticismo y de la verdad. Sus alumnos le mostraron su
gratitud dedicándole un libro en 1896, Études d'histoire du Moyen âge y tras su
jubilación en 1905 haciendo grabar sus enseñanzas en una losa.

En 1875 fundó la Revue historique que pronto se convirtió en una autoridad en


la educación científica. Algunos de sus artículos en esta y otras publicaciones
se recogieron en un libro, Les Maîtres de l'histoire: Ernest Renan, Hippolyte
Taine, Jules Michelet (1894).
Charles Victor Langlois (1863-1929) Historiador medioevalista, investigador
de los Archivos Nacionales de el Public Record Office sobre la Inquisición y el
Ducado de Bretaña. Es autor del III Tomo de la Historia de Francia (1901)
sobre el periodo de 1226-1328.

Catedrático de la Sorbona que escribió junto con Seignobos una Guía


redactada a la intención de los estudiantes en historia (1898).

Ambos habrían de idear un nuevo método para tratar la investigación histórica


basado en las fuentes eran de origen institucional como en los Catálogos de
Londres, París, Bruselas, Florencia, San Petesburgo, Sevilla y Roma; e
idearon la ficha crítica agregándose la hermenéutica (idioma, condiciones y
circunstancias de la redacción, intenciones del autor por verificar y elucidar) y
propusieron una clasificación del trabajo historiográfico mediante el apoyo de
obreros (apoyo logístico); archivistas y bibliotecarios; monografistas
(escritores); estudiantes avanzados (licenciados y posgraduados) e
investigadores jóvenes; bajo la dirección de un maestro experimentado (guía);
y los generalistas o maestros comprobados y especializados.
Langlois y Seignobos mas tarde escribieron una Introducción a los estudios
históricos, el manual perfecto de la historia positivista.

En ella, distinguen cuatro etapas del historiador:


1)Se trata en primer lugar de reunir los documentos; una técnica particular, la
heurística, lo informará sobre los medios para lograrlo.
2)A continuación hay que tratar los documentos por una serie de operaciones
críticas (autenticidad, restitución, procedencia, interpretación y credibilidad).
3)Después viene el despeje de los hechos (documentos indiscutibles) ; el
historiador extrae los hechos por simple observación una vez despejados los
hechos particulares se les organiza en un “cuerpo de ciencia” a través del
método de “construcción histórica objetiva”.
4)Finalmente el historiador establece relaciones entre los hechos bajo la forma
de un relato impersonal “...que evita el detestable estilo de los románticos que
trataban de dar al lector la impresión de lo vívido”.

Se da así la ruptura con el Providencialismo cristiano moderno, el racionalismo


progresivista comtiano y finalmente con el materialismo histórico; en contra del
clericalismo y la monarquía; a favor de la República, de la escuela laica y
obligatoria en pro del colonialismo y de un nacionalismo antigermánico.
Charles Seignobos. (1854-1942) Historiador modernista, autor de manuales de
historia para la enseñanza secundaria.

Escribió una Historia de Europa en el siglo XIX (1897), Historia de fin del II
Imperio y de la III República (1921); con Miliukov y Eisenman, escribió la
Historia de Rusia (1921) y fue director de la obra monumental Historia de
Francia contemporánea de la Revolución a la paz de 1919 en nueve volúmenes.

Su método lo describe en su obra célebre es La Escuela Metódica,


prácticamente la “Biblia de la escuela positiva.

Catedrático de la Sorbona escribió, junto con Langlois, una Guía redactada a la


intención de los estudiantes en historia (1898). Esta obra fue escrita a la forma y
temática universitaria, con un control estatal republicano institucional rígido,
objetivo, metódico y pedagógico.

Desde el punto de vista de Langlois y Seignobos, la “narración cronológica”


favorece la explicación histórica porque explicar un hecho no significaba buscar
sus causas profundas, simplemente consistía en unirlo o entrelazarlo con otro
que le precede. El proceso se repite para terminar vinculando todos los hechos.
Como las leyes y generalizaciones les parecían imposibles en la historia, Langlois
y Seignobos insistían en que un investigador serio debía limitar su trabajo de
búsqueda de las causas a la identificación de acontecimientos que, a su vez,
hubieran servido para detonar otros.

Este proceder frustraba al historiador pues su margen de maniobra se reducía a


una búsqueda de causa - efecto.

Seignobos tuvo como objeto de estudio la Historia del Estado-Nación francés de


la Revolución hasta el triunfo aparente al terminar la Primer Guerra Mundial; su
cronología es la sucesión de los regímenes políticos y de los gobiernos; su
problemática es la política y lo militar; finalmente su conclusión general es que la
Monarquía, a través del progreso social, consumó en la República la grandeza de
Francia.

Seignobos ejerció la docencia en la Universidad de París y escribió muchos


trabajos sobre Francia y sobre la historia europea y la civilización. Varias de sus
publicaciones se usaron como manuales de historia en Francia y Latinoamérica.
Entre los libros más destacables de Seignobos sobresale Historia política de la
Europa contemporánea (1897), usando una narración clara e imparcial, dando
énfasis a la historia política en lugar de los procesos sociales y económicos.
Fue maestro de Marc Bloch.

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