tratados y de los esfuerzos que ha realizado el Instituto de Derecho Internacional Privado, es como se ha logrado obtener la mayoría de los principios coincidentes en torno a la nacionalidad.
Gracias a las resoluciones dadas mediante la Corte
Internacional de Justicia y tribunales arbitrales a los que se someten los Estados en cuestiones relativas a la nacionalidad, es como se han logrado establecer algunos de estos principios. Podría decirse que son generales pues existen casi en todas las legislaciones de todo el mundo.
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E M P R E S A D E C O M P U E S T O S 2 O R G Á N I C O S Basándonos en la clasificación de Bauza Calviño, los principios son los siguientes16.
I. La autonomía del Estado para determinar quiénes son sus
nacionales se reconoce y se respeta no importa el sistema que el Estado utilice para otorgar su nacionalidad. II. La unilateralidad es una consecuencia del principio anterior. La nacionalidad de un individuo sólo se puede determinar de conformidad con el derecho del Estado de cuya nacionalidad se trate. La apreciación que de ella hagan otros Estados no se toma en consideración. III. La atribución de nacionalidad es exclusiva. Impide que se reconozca otra nacionalidad. Es decir, el Estado de cuya nacionalidad se trata sólo puede considerar a ese individuo como su nacional, aun cuando uno de ellos sólo puede calificar su propia nacionalidad. En caso de existir nacionalidad múltiple, sólo una de ellas puede producir plenos efectos; la otra queda siempre en suspenso.
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E M P R E S A D E C O M P U E S T O S 3 O R G Á N I C O S I. Es un derecho fundamental de la persona el tener una nacionalidad. Los Estados no están obligados a otorgarla; al reconocerse su autonomía se reconoce también su discrecionalidad en la atribución que de ella se hagan. II. Todo individuo debe tener una nacionalidad desde su nacimiento, pues siendo el de la nacionalidad un derecho fundamental, no se justifica que la atribución sea posterior más que en casos excepcionales. III. No debe atribuirse nacionalidad de manera automática sin tener en cuenta la voluntad de la persona, pues ella siempre debe manifestar su deseo o su aceptación. IV. No debe emplearse la pérdida de nacionalidad como sanción. En general, esta medida provoca la apátrida y deja al sujeto en una situación jurídica sumamente precaria, lesiva de sus derechos fundamentales. V. Debe evitarse la apátrida a través de sistemas de atribución de nacionalidad consecuentes y de una regulación que no permita la existencia de lapsos, en el curso del procedimiento de atribución o de pérdida, en los que la persona corra el riesgo de quedar privada de nacionalidad. LO MEJOR PARA usted E M P R E S A D E C O M P U E S T O S 4 O R G Á N I C O S I. Los individuos tienen derecho a renunciar a su nacionalidad, pero esta renuncia debe hacerse ante las autoridades competentes y siempre que exista la certeza de que no quedarán como apátridas. II. El principio de nacionalidad efectiva debe utilizarse para resolver los conflictos de nacionalidad múltiple, cuando se presente ante terceros Estados, ya que cada uno de los que atribuye su nacionalidad a un individuo está obligado a reconocer la propia. La única excepción a este principio es el caso de que exista un tratado bilateral que regule esta situación, en el que serán los términos del tratado los que deban imponerse.
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E M P R E S A D E C O M P U E S T O S 5 O R G Á N I C O S El Instituto de Derecho Internacional, el 24 de agosto de 1895 en su sesión de Cambridge, adoptó ciertos principios que, en materia de nacionalidad de las personas físicas, han sido de aceptación universal y, por tanto, constituyen verdaderas reglas sobre la nacionalidad. Y son:
Primer principio: Nadie debe carecer de nacionalidad.
Segundo: Nadie puede tener simultáneamente dos nacionalidades. Tercero: Cada uno debe tener el derecho de cambiar de nacionalidad. Cuarto: La renuncia pura y simple no basta para perderla. Quinto: La nacionalidad de origen no debe transmitirse indefinidamente de generación en generación establecida en el extranjero .