Está en la página 1de 27

Vacancia por “incapacidad

moral” a la luz del Derecho


Francés
La autora expone razones que podrían contribuir
a entender mejor el sentido original del término
“incapacidad moral” e ilustra, a través del
Derecho francés, los diferentes casos acontecidos
en relación a causales de vacancia y destitución
de un Presidente de la República.

Yelena Meza Torres. - Especialista en Derecho Comparado.


Exconsultora del Tribunal Constitucional en temas de Derecho
Constitucional comparado. Magister en Derecho Civil por la
Universidad Toulouse 1 Capitole - Francia
El contexto político en el que se encontró nuestro
país respecto a la cuestionada y polémica
vacancia del presidente Martín Vizcarra nos
fuerza a todos a cuestionarnos sobre cuál es el
origen y significado real del supuesto de
“incapacidad moral” (regulado en el inc. 2 del art.
113 de la Const). ¿Es realmente una figura
importada del Derecho francés? Al parecer el
tema se hace más complejo ya que la existencia
de procesos de vacancia anteriores ha seguido una
misma línea de interpretación respecto a esta
causal, lo que ha conllevado a una fuerte
controversia de si la interpretación dada ha sido la
correcta o no y que, por lo tanto, corresponde
ahora al máximo intérprete de la Constitución
absolver la problemática.

Al ser necesario un pronunciamiento del Tribunal


Constitucional para esclarecer y delimitar el
significado de la causal “incapacidad moral”,
resulta –entonces– forzoso un análisis jurídico
bajo la lupa del Derecho francés debido a la gran
influencia que ha tenido sobre el Derecho
Constitucional peruano en el siglo XIX
(influencia del republicanismo y parlamentarismo
de las instituciones políticas y jurídicas), época en
la que fue establecida por primera vez, y sobre
todo porque tal supuesto ha sido importado con
una acepción incorrecta.

Por la razones expuestas, este pequeño trabajo –


con compromiso a ampliarse– pretende exponer
razones sustentadas que podrían contribuir a
entender mejor el sentido original del término
“incapacidad moral” y sobre todo ilustrar, a
través del Derecho francés, los diferentes casos
acontecidos en relación a causales de vacancia y
destitución de un Presidente de la República;
razones que nos llevarán a dos soluciones
distintas y que explicaremos más detalladamente.
I. La acepción real e histórica de la figura
“incapacidad moral”

En lo que respecta a este punto, ya se ha


precisado anteriormente que el Derecho francés
ha sido uno de los sistemas que ha tenido mayor
influencia en el Derecho Constitucional peruano,
y esto debido a que, –como sabemos– la
influencia de la revolución francesa en nuestra
constitución se refleja en el concepto de la
soberanía nacional, el rechazo a la Monarquía, el
entusiasmo por la República y en los extensos
capítulos dedicados a las garantías
individuales[i]. La influencia francesa continúo y
se consolidó durante todo el siglo XIX.

No cabe duda entonces que el supuesto de


“incapacidad moral” ha sido importado del
Derecho francés, más específicamente del
Derecho Privado, como bien señala Leysser
León[ii]. El término francés “incapacité morale”
era entendido en su acepción original como
“incapacidad intelectual o mental”. No hay,
entonces, ninguna relación con una conducta
socialmente correcta o ética.

Este argumento ha sido muy utilizado por varios


autores especialistas en Derecho Constitucional,
pero valgan verdades, ¿el Tribunal Constitucional
podría utilizar este argumento para fundamentar
que el término “moral” recogido en nuestra
Constitución tiene la misma connotación de
“mental” que, en el Derecho francés, y que se
trataría de un error en su traducción literal? A
pesar que lo señalado es cierto, no hemos
encontrado referencias bibliográficas,
jurisprudencia o algún texto jurídico que pueda
corroborar tal teoría, lo que –desde nuestro punto
de vista– serviría de mucho al TC para sustentar
una argumentación sólida. Aquí es donde
deseamos hacer nuestra contribución.

Vamos a explicar. En el Derecho Francés, el


término “morale” tiene dos acepciones, uno
jurídico y otro cotidiano, evidentemente la
segunda es la misma que conocemos en español,
es decir, la conducta socialmente correcta o ética.
Por el contrario, la segunda se usa de dos formas.
La primera para referirse a la “incapacité
physique o morale” como la “capacidad física o
intelectual”, la segunda cuando se usa el término
“Persone physique et persone morale” lo que en
español es “persona natural y persona jurídica”.
Veamos dos ejemplos de la connotación jurídica
que la jurisprudencia francesa otorga al término
“morale”:

Cour de cassation, Criminelle, Chambre


criminelle, 7 novembre 2017, 16-84.329

“Attendu qu'il résulte de l'arrêt attaqué et des


pièces de procédure que Mme Delphine Y. ... a été
poursuivie devant le tribunal correctionnel, du chef
de violences physiques ou morales sur mineurs de
quinze ans (…)”.

Corte Suprema, Penal, Sala Penal, 7 de noviembre


de 2017, 16-84.329

“Se desprende de la sentencia recurrida y de los


autos procesales que la señora Delphine Y. ... fue
procesada ante el juzgado penal, por violencia
física o psicológica a menores de quince años
(...)”.

Cour de cassation, civile, Chambre commerciale, 8


janvier 2020, 18-15.027
“(...) qu'en vertu de l'article (...) aurait «fait des
biens ou du crédit de la personne morale un usage
contraire à l'intérêt de celle-ci à des fins
personnelles ou pour favoriser une autre personne
morale ou entreprise dans laquelle il était (...)”

Corte de Casación, civil, Sala Civil Comercial, 8


de enero de 2020, 18-15.027

"(...) que, en virtud del artículo (...), si hubiera


«hecho un uso contrario a los intereses de los
bienes o el crédito de la persona jurídica para fines
personales o para favorecer a otra persona jurídica
o empresa en la que estuvo (...)”.

De estos ejemplos se puede corroborar


claramente que en el Derecho francés el
término “morale” nada tiene que ver con
su significado cotidiano que es el de
“valor de orden espiritual o ético”[iii].

Ahora bien, cuando se regula por primera vez la


figura de la vacancia presidencial por “perpetua
imposibilidad física y moral” (art. 81 de la
Constitución de 1830), esta hacía referencia
indudablemente a que el Presidente de la
República podía ser vacado por presentar
problemas físicos y “mentales”. Y reparando
sobre la evolución de dicha causal, corroboramos
que en las Constituciones posteriores[iv] el
término “moral” no ha sido desligado de su real
acepción porque sigue presentándose entrelazada
con la incapacidad “física”, lo que nos lleva a
concluir que incluso el legislador de la
Constitución de 1993 no se ha apartado del
sentido real y original del “capacité morale”
francés.

Por consiguiente, nuestra primera propuesta de


solución es “lege referenda”. Esto es, realizar una
modificación al inciso 2 del artículo 113 de la
Constitución que regula el supuesto de “perpetua
incapacidad moral y física”, y otorgarle su real
sentido por la que fue introducida en nuestro
Derecho Constitucional: el carácter objetivo que
se debería tener como supuesto para vacar al
presidente de la república, es decir, que sólo
pueda ser posible su destitución por presentar
permanentes problemas físicos o mentales. Ya si
desde otra óptica se quisiera mantener el sentido
que le han atribuido en estos tiempos de
“conducta inmoral”, esta debería ser desligada de
la incapacidad física y regulada como otro
supuesto que reformule bien el tema de que la
“conducta indigna de un presidente frente al
cumplimiento de sus funciones” pueda conducir a
su vacancia.
II. Los supuestos de vacancia y destitución a un
Presidente de la República en el Derecho francés

En los últimos años hemos podido apreciar que la


figura de la vacancia presidencial ha sido
utilizada con una connotación política y, sobre
todo, como un arma muy poderosa del Congreso
para –bajo un supuesto nada objetivo
(incapacidad moral) – vacar a un Presidente de la
República.

A pesar de inclinarnos por la primera solución,


consideramos que, quizás esta –en nuestra
realidad– no pueda ser acogida por el Tribunal
Constitucional porque para ello tendría que
promulgarse una ley o realizarse una reforma a la
Constitución. En consecuencia, en este segundo
punto, no pretendemos definir o establecer los
parámetros que debe tener la “incapacidad moral”
(en su acepción de conducta contraria a lo ético)
ni definir qué es “moral” ya que sería entrar en un
amplio campo de lo jurídico, filosófico o quizás
de la ética. Lo que deseamos es proporcionar un
panorama comparado de cómo –específicamente–
el sistema francés ha aplicado o utilizado la figura
de la vacancia y destitución de un Presidente de la
República a lo largo de su historia, así como su
jurisprudencia y legislación. Lo cual podría
ayudarnos como solución al problema planteado.
1. Sobre los supuestos de vacancia presidencial

Pues bien. En el sistema francés existe la


vacancia y la destitución del jefe de Estado,
figuras jurídicas que no son las mismas debido a
que sus consecuencias y sobre todo el
procedimiento para aplicarlas son diferentes. El
artículo 7 de la Constitución de Francia del 4 de
octubre de 1958[v] establece que el Presidente de
la República vaca en caso de impedimento
comprobado “empêchement constaté” por el
Tribunal Constitucional. Estos pueden ser
temporales (enfermedad grave, desaparición o
salida del país por mucho tiempo) o definitivos
(traición a la patria, demencia, incapacidad física,
grave e irreversible, escándalos consecutivos).

Si bien el artículo 7 de esta Constitución francesa


no establece una lista taxativa de cuales son estos
impedimentos, la doctrina ha señalado que estos
deben ser de naturaleza objetiva, porque incluso
como lo señala expresamente este articulado, será
el Tribunal Constitucional -solicitado por el
Parlamento- quién comprobará y constatará el
impedimento causal de vacancia. Desde nuestro
punto de vista este procedimiento resulta ser muy
objetivo debido a que es el órgano constitucional
–un tercero en el procedimiento– quién se
pronunciará al respecto, y no cómo sucede en el
caso peruano, que es el mismo Parlamento quién
determina el supuesto de vacancia, y quién lo
comprueba y determina.

Los casos de vacancia en Francia no han tenido


éxito, no obstante, hay muchos cuestionables que
podrían parecerse o asimilarse a los que han
acontecido en el Perú. Veamos sólo 2 casos.

1° Caso: Los presidentes Pompidou (1969-1974)


y Mitterrand (1981-1995) fueron cuestionados en
sus respectivos mandatos porque ambos conocían
de sus enfermedades terminales
“macroglobulinemia de Waldenstrom” (cáncer a
la sangre) y cáncer a la próstata, respectivamente.
Sin embargo, el primero lo escondió y no lo contó
a pesar que era una noticia a voces en su
momento. En el segundo caso, si se hizo público
el estado de salud del presidente, empero, éste
presentaba cada seis meses un informe médico de
su óptimo estado. No sólo el estado de salud era
cuestionable en esa época, sino las discapacidades
mentales “demencia” o “alzheimer”. No obstante,
estos temas no pudieron ser materia de un
proceso de vacancia en su época.

Como podemos advertir en el Derecho francés, lo


que constituía impedimento para que un
presidente pueda desenvolver su función eran sus
discapacidades físicas o mentales. Lo cual es
corroborado porque en aquella época (siglo XIX)
muchos presidentes franceses adolecían
enfermedades no sólo físicas, sino –también–
mentales. Razones objetivas que podían
desencadenar en una vacancia presidencial.

Si hacemos un paréntesis y analizamos el caso


peruano, creemos que, del mismo modo que en el
Derecho francés, cuando se estipuló en el inciso 2
del artículo 113 de la Constitución la causal de
“incapacidad moral y física” el criterio era
netamente objetivo porque se hacía referencia
justamente a las posibles enfermedades no sólo
físicas que podía presentar un presidente, sino
también mentales. Llegamos a esta conclusión
porque el legislador peruano de 1839 al conectar
los términos “físicos y morales” hacía referencia
a las “discapacidades” que podía adolecer un
presidente en tanto persona, por lo tanto, el
término “moral” sólo debería entenderse como
discapacidad “mental”. Ya que realizar la
conexión que hoy se hace de los términos “físico
y moral”, entendiendo moral como conducta
contraria a lo ético, no resultaría coherente debido
a que la moral solo es atribuible a las conductas,
más no así a la persona en sí misma.

Por lo tanto, al no haber desligado en ningún


momento, los términos “incapacidad física y
moral” en ninguna de nuestras Constituciones,
nos hace concluir que el sentido real del término
“morale” sigue siendo el mismo. Si se pretendiese
darle el sentido de conducta contraria a lo ético
debería ser aislada del criterio objetivo de
“discapacidad física”.

2° Caso: El presidente Hollande (2012-2017) fue


cuestionado en su momento por su escandalosa
vida sentimental, primero porque dejo a la madre
de sus cuatro hijos por una amante, y luego por
una segunda.
Aunque este primer cuestionamiento se asemeja
más a una causal de vacancia por conducta
escandalosa reiterativa, esta no fue relevante para
el Parlamento francés. Sin embargo, ¿qué hubiese
sucedido si eso pasará en nuestro país? ¿el
Parlamento hubiese dejado pasar la oportunidad
de cuestionar la conducta del presidente y
solicitar su vacancia? Las respuestas resultan ser
muy evidentes. Recordemos el caso del
Presidente Alán García cuando se descubrió su
hijo extramatrimonial; además, el caso Alejandro
Toledo, que originó incluso una sentencia del
Tribunal Constitucional para regular el
procedimiento de vacancia presidencial por la ya
famosa causal de “incapacidad moral”. Entonces,
podríamos decir que, si en Francia se usará el
mismo sentido de “incapacité morale”,
establecido por nuestro país, el presidente
Hollande hubiese sido destituido por su
“indecorosa vida sentimental”.

Por otra parte, Hollande también fue cuestionado


por divulgar secretos de Estado (los asesinatos de
terroristas en su mandato) a periodistas que
después lo divulgaron en un libro. En este caso el
Parlamento, por primera vez en la historia de
Francia, inició un proceso de destitución basado
en el artículo 68 de su Constitución, empero, tal
iniciativa no prosperó. Este caso evidencia
claramente que sólo es posible la destitución del
presidente cuando se trate de una falta que vaya
en contra de sus funciones en el ejercicio de su
mandato. Caso contrario, en la situación peruana,
el criterio que se pretende utilizar siempre es la
vacancia por la incapacidad inmoral, debido a la
evidente subjetividad que esta causal acarrea y a
los múltiples supuestos que pudiesen caber en
ella.
2. Sobre los supuestos de destitución presidencial

El artículo 68 de la Constitución Francesa[vi]


establece la figura de la destitución presidencial,
el cual prevé que el Presidente de la República
será destituido en caso que “exista un falta
manifiesta e incompatible a sus funciones en el
ejercicio de su mandato”. Cabe precisar que este
artículo ha sido modificado por la Ley
Constitucional 2007-238 del 23 de febrero,
vigente al día de hoy. Sin embargo, resulta
interesante explicar por qué el sistema
constitucional francés ha arribado a esta
redacción y como ésta podría ayudar a explicar o
entender cuándo y cómo se da los procesos de
destitución de un presidente -–en forma de
parangón de lo que ha sucedido en el caso
peruano–.

La Constitución francesa de 1875, 1946 y 1958


establecían en sus artículos 6, 42 y 68,
respectivamente, la destitución presidencial en
casos de traición, y que la “Haute Cour” era el
órgano encargado de juzgar al Presidente de la
República. Sin embargo, la Revisión
constitucional del 27 de julio de 1993 que regula
“La responsabilidad penal de los miembros del
Gobierno” fue quién modifico el último texto del
artículo 68, pero ¿por qué nos debería interesar el
proceso legislativo que siguió Francia respecto a
la destitución de un Presidente de la República?
Veamos.

Quizás el caso “Chirac” es el más popular y


conocido en Francia, y el que ha forzado al
sistema constitucional francés a realizar
modificaciones a su Carta Magna respecto al
supuesto de destitución presidencial. Pues bien,
Jacques Chirac, presidente de Francia por dos
periodos (1995-2007), fue duramente cuestionado
por el caso “trabajadores fantasmas de la
Municipalidad de Paris”, y es que durante el
tiempo que fue alcalde se realizaron
contrataciones de personas que nunca existieron,
pero que si se pagaban a orden suya. Es a raíz de
todo este escandalo que se destapó en el año 1999
que se comenzó con el cuestionamiento a la
responsabilidad penal del presidente y su posible
destitución. Por ello, el presidente Chirac ordenó
conformar la Comisión Avril, la cual estaría
encargada de revisar el texto del artículo 68, a fin
de –según nuestra apreciación– evitar su
destitución.

Por un lado, el Tribunal Constitucional francés en


la DC N° 98-408 (22/01/99) estableció un análisis
del artículo 68 y afirmó que el Presidente de la
República debía de ser juzgado también en casos
de responsabilidad penal en los actos de ejercicio
de su mandato por la “Haute Cour”. Sin embargo,
es la sentencia Breisacher del 10 de octubre de
2001 que estableció que el presidente solo podía
ser juzgado por este órgano en casos de traición y
no de otros actos de responsabilidad penal,
debido a que ello le correspondía a una
jurisdicción penal. Argumento consolidado en el
principio de inmunidad presidencial determinado
por la Corte Penal Internacional.

Entonces, es la Comisión Avril, nombrada por el


Decreto del 04/07/2002, quien determinó, en
primer lugar, que el jefe del Estado se beneficia,
durante su mandato, de una inviolabilidad contra
todo acto de investigación o acusación de un
delito, con ello se busca proteger la función
presidencial contra quién desee perjudicarlo de
buena o mala fe. En segundo lugar, afirma que
debe evitarse confundir la lógica judicial y la
lógica política; además, la comisión ha querido
romper con la mala praxis por la que los
procedimientos en realidad políticos intentan
parodiar los procedimientos judiciales, si es
necesario creando jurisdicciones de excepción. La
comisión concluye que la falta política debe ser
tratada de manera política y una falta penal debe
encontrar un juzgamiento penal[vii].

Con el nuevo texto recogido en el artículo 68 de


la Constitución francesa se dejó en claro –
entonces– que el Presidente de la República posee
una inmunidad presidencial y no puede ser
cuestionado durante su gobierno en tanto “exista
un falta manifiesta e incompatible a sus funciones
en el ejercicio de su mandato”.

Decisión legal que, podríamos decir, benefició al


presidente Chirac ya que no podía ser acusado
por su presunta responsabilidad (“principio de
inmunidad”) mientras durará su mandato. Lo cual
sucedió, concluyó su periodo el año 2007 y, en el
2011 fue declarado culpable por delito de
“malversación de fondos públicos” a 2 años con
libertad condicional.
El caso francés nos conduce a realizar un análisis
de lo que sucede en nuestro país al momento de
utilizar el supuesto de incapacidad moral (inc. 2
del art. 113 de la Const.), como supuesto de
vacancia presidencial. El caso del presidente
Pedro Pablo Kuczynski y el reciente de Martín
Vizcarra reflejan que este proceso se ha
convertido en uno netamente político. Como bien
lo ha señalado el informe de la Comisión Avril
que hemos citado, e incluso el mismo Tribunal
Constitucional en la Sentencia N° 006-2003
01/12/2003[viii], a pesar que un proceso de
vacancia tenga un tenor muy político, este debe
tener en cuenta que lo realmente cuestionable es
la conducta de la persona en el desenvolvimiento
de sus funciones en el ejercicio de su mandato y
no una conducta pasible de ser sancionada
penalmente.

En Francia los criterios de vacancia presidencial


(art. 7 de la Const. francesa) “impêchements” son
estrictamente objetivos ya que se han dado
fácticamente sólo en casos de muerte, renuncia e
incapacidad física y mental. Sin embargo, la
destitución (art. 68 de la Const. francesa) es una
sanción política que se le da al presidente sólo
frente a supuestos más amplios que reflejen una
contravención a sus propias funciones en el lapso
de su mandato, pero esta se convierte en objetiva
cuando se precisa que sólo se da durante su
periodo de gobierno y cuando sea comprobada.

En referencia a lo descrito, nuestro Parlamento


peruano ha tratado siempre de desprender
conductas inmorales de los presuntos actos de
corrupción atribuidos al presidente, lo que estaría
generando una confusión. Por un lado, pareciese
que se cuestiona la ilicitud de los actos, lo cual
determinaría en una causal de vacancia mal
invocada ya que lo que estaría en juego es la
responsabilidad penal del presidente, pero esto es
imposible porque éste goza de inmunidad; soló
resultaría posible la destitución tras haberse
comprobado las infracciones detalladas en el
artículo 17 de la Constitución. Por otro lado, si lo
que reprocha es el cuestionamiento moral de los
aparentes actos de corrupción, la pregunta sería
¿cómo se puede reprochar una conducta que aún
no ha sido comprobada?[ix]

Finalmente, de todo lo expuesto se puede concluir


que nuestro Parlamento ha realizado muchas
interpretaciones erróneas del inciso 2 del artículo
113 de la Constitución, ya que no se realiza una
correcta diferenciación de supuestos de vacancia
y de destitución presidencial. Incluso
determinado que el término “moral” puede
abarcar toda conducta que ellos consideren
reprochable al presidente, incluso aquellas que no
han sido comprobadas. Esta interpretación otorga
un amplio poder a nuestro Congreso y, sobre
todo, pone en peligro el sistema presidencial que
regula nuestra Carta Magna.

Debemos tener mucho cuidado al dejar este


criterio a una interpretación subjetiva ya que, en
lo concreto, lo que determinará una vacancia
finalmente es la votación de los miembros en el
Parlamento (2/3 requerido). Tema muy discutible
ya que no podemos asimilar nuestra situación a la
de Francia u otro país, debido a que en estos
países los dos tercios debe computarse del total
de miembros del Parlamento y Senado, contexto
que hace más difícil o casi imposible una
vacancia presidencial.
[i] PAREJA PAZ SOLDÁN, José. Derecho Constitucional
peruano y la Constitución de 1979. Apreciación y
comentarios. Tomo I, Talleres de Editora Ital Perú S.A.,
Lima, 1980, pp. 14-15.

[ii] LEÓN HILARIO, Leysser. “A propósito del pedido de


vacancia presidencial. ¿Qué es y de dónde proviene la
denominada “incapacidad moral”?”. En: LaLey. El ángulo
de la noticia. Gaceta Jurídica, Lima, Diciembre, 2017.
Recuperado de https://laley.pe/art/4500/-que-es-y-de-
donde-proviene-la-denominada-ldquo-incapacidad-moral-
rdquo-.

[iii] Definición del término coloquial “morale”en Derecho


Francés. En:
https://www.larousse.fr/dictionnaires/francais/moral/52562

[iv] Constitución de 1983: “perpetua incapacidad física y


moral”, Constitución de 1856: “incapacidad física y moral”,
Constitución de 1860: “perpetua incapacidad física y
moral”, Constitución de 1867: “incapacidad física y moral”,
Constitución de 1920 y 1933: “permanente incapacidad
física y moral”, Constitución de 1979: “Incapacidad moral
o permanente incapacidad física”, Constitución de 1860:
“permanente incapacidad moral y física”, Cosntitución de
1993: “permanente incapacidad moral y física”.

[v] Artículo 7 de la Constitución francesa.

“(…)
En cas de vacance de la Présidence de la République pour
quelque cause que ce soit, ou d'empêchement constaté par
le Conseil constitutionnel saisi par le Gouvernement et
statuant à la majorité absolue de ses membres, (…)”.

[vi] Artículo 8 de la Constitución francesa

“Le Président de la République ne peut être destitué qu'en


cas de manquement à ses devoirs manifestement
incompatible avec l'exercice de son mandat. La destitution
est prononcée par le Parlement constitué en Haute Cour.
(…)”.

[vii] En ese sentido M. Guy Carcassonne señala que la


verdadera responsabilidad presidencial se situa mas sobre
un plano político que sobre el plano penal, sin embargo, es
importante preveer que el caso donde una falta penal es
cometida por el hombre que ocupa las funciones de jefe de
Estado, fuera de sus funciones. Esta doble exigencia
impone, de una parte, proteger la función y, de otra parte,
de poder juzgar el titular de la función.

[viii] Exp . N° 0006-2003-AIITC, Caso 65 Congresistas de


la República

“Quede claro, sin embargo, que en estos supuestos, la


condena penal impuesta por el Poder Judicial constituye
condición sine qua non de la sanción política impuesta por
el Poder Legislativo y, por este mismo motivo”.
[ix] Aquí podemos citar el desafortunado caso Strafford
(1640), donde la historia política inglesa recoge un caso de
riesgo de confusión entre materia penal y política. El Conde
Thomas Wenworth, principal ministro de Charles I, es
sometido a un proceso de “impeachment” por un supuesto
de alta trahision, pero al ser sometido a un proceso que no
era judicial, la Sala de Lords lo condenó a cadena de
muerte.

Cabe precisar que la figura del Impeachment del Common


Law no tiene similitud a la de “Impêchements”del sistema
francés y tampoco al de vacancia del sistema peruano.

FIN

También podría gustarte