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DESARROLLO

MADURATIVO DE
GESELL
MTRA. PSIC. CLAUDIA ELENA AGUILAR GARCÍA
El psicólogo y pediatra norteamericano Arnold Gesell propuso a principios del siglo pasado una teoría
sobre cómo los niños y niñas se desarrollaban conductualmente, la cual ha sido de gran importancia en el
campo de la psicología de la educación y la pediatría.

La teoría de la maduración de Arnold Gesell trata de explicar el orden en que se dan los principales
aprendizajes y desarrollo de habilidades durante la infancia, además de darle una explicación, desde lo
fisiológico, de porqué se da este orden concreto.

Esta teoría, al igual que otras tantas de la psicología del desarrollo, no ha estado exenta de críticas, aunque
cabe decir que prácticamente a cien años de ser formulada sigue teniendo mucho peso en esta rama.
LA TEORÍA DE LA MADURACIÓN
La teoría de la maduración fue introducida en 1925 por el psicólogo americano Arnold
Lucius Gesell, quien además era pediatra y educador. Los estudios llevados a cabo por Gesell
se centraron en averiguar cómo se daba el desarrollo durante la infancia y la adolescencia,
tanto en niños sin psicopatología alguna como aquellos quienes mostraban un patrón de
aprendizaje y desarrollo diferente al esperado.

Durante los más de cincuenta años en los que Gesell llevó a cabo sus investigaciones
observacionales, realizadas mayormente en la Yale Clinic of Child Development, este
psicólogo norteamericano y sus colaboradores describieron una serie conductas más o menos
predecibles en la infancia.
De acuerdo con su teoría de la maduración, todos los niños y niñas pasan por los mismos
estadios de desarrollo siguiendo el mismo orden pero no necesariamente presentándolos al
mismo momento. Es decir, cada niño va a su ritmo, pero lo esperable es que realicen los
aprendizajes siguiendo la misma secuencia.

Esta teoría, aunque bastante clásica teniendo en cuenta que fue expuesta hace casi cien años,
ha calado hondo en muchos aspectos de la psicología de la educación especialmente en
cuanto a los métodos de crianza se refiere.
DEFINICIÓN Y DIRECCIÓN DE LA
MADURACIÓN
Arnold Gesell consideraba que la genética y el ambiente ejercen un papel muy importante
sobre el desarrollo de la persona, sin embargo su investigación se centró especialmente en la
parte fisiológica del desarrollo. Utilizando su lenguaje, el término ‘maduración’ para Gesell
hace referencia a un proceso más de tipo biológico que no tanto social, en el que se le da
mayor peso a la influencia de los genes que no a los factores ambientales a los que la persona
esté expuesta.
En la investigación llevada a cabo por este psicólogo, pudo observar que el desarrollo ocurría
siguiendo una secuencia fija en cuanto a la formación de los órganos y desarrollo físico
ocurrido tanto siendo un embrión como durante la infancia. El desarrollo fisiológico ocurría
siempre de cabeza a pies (dirección cefalocaudal), tanto antes como después del parto.

Cuando todavía se es un embrión, el primer órgano en desarrollarse es el corazón, seguido


del sistema nervioso central y luego le siguen los órganos más periféricos, como pulmones,
hígado, intestinos y demás. Cuando ya se ha llegado al mundo, lo primero que hacen los
bebés es aprender a controlar su boca, labios y lengua. Posteriormente empiezan a adquirir un
mejor control de sus movimientos sacádicos, movimientos del cuello, hombros, brazos,
manos, dedos, piernas y piés.
En cuanto al comportamiento más complejo, los bebés aprenden primero a sentarse,
luego a permanecer de pié sin necesidad de apoyo de un adulto, caminar y, finalmente,
correr. Todos los bebés aprenden estas capacidades en este mismo orden de acuerdo a la
teoría, y el fundamento de ello es que es debido a que el sistema nervioso va
desarrollándose de la misma manera en todas las personas, aunque a ritmos diferentes.
Son múltiples los factores ambientales a los que está expuesto el niño a lo largo de su
desarrollo, como pueden ser el estatus socioeconómico de su familia, las relaciones con sus
padres, tipos de alimentación, entre otros.
Sin embargo, la teoría sostiene que cada bebé tiene su propio ritmo de maduración, el cual se
verá optimizado si el entorno social es consciente de cómo va desarrollándose el niño y le
dan los estímulos sociales necesarios dados a su debido momento. De la teoría se extrae que
una vez el niño haya adquirido el pleno desarrollo de su sistema nervioso, éste podrá dominar
múltiples capacidades tanto individuales como sociales.
ASPECTOS DESTACABLES
DE LA TEORÍA
De la teoría de la maduración de Arnold Gesell se pueden
destacar una serie de aspectos que, si bien ya han ido siendo
introducidos en anteriores apartados del artículo, a continuación
se describirán con mayor detalle.
• ESTUDIO DE PATRONES CONDUCTUALES
A lo largo de su carrera profesional, Gesell estudió los comportamientos motores de los bebés. En base a lo que
observó, concluyó que el comportamiento era mejor que fuera estudiado no de forma cuantitativa sino en función
de patrones comportamentales.

Con patrón conductual se entiende cualquier comportamiento que sea definida en tanto que tiene forma o tamaño.
Es decir, básicamente lo que haga el bebé, desde un simple cerrar y abrir de ojos a lanzar una pelota con un bate
de béisbol.

Gesell observó una serie de conductas que todos los bebés manifiestan tarde o temprano, siguiendo el mismo
patrón y secuencia.
Esto es bastante destacable en comparación con modelos del desarrollo como los de Jean Piaget y Erikson, que si
bien realizaron parte de su investigación de forma observacional, la mayor parte de los estadios que proponían
eran más de tipo teórico.
2. ENTRELAZADO RECÍPROCO
Este término propuesto por Gesell, en inglés ‘reciprocal interweaving’, hace referencia, tanto a nivel motor como de
personalidad, a cómo el bebé se comporta de forma que parece que siga dos tendencias antagónicas, con la intención de
encontrar finalmente el equilibrio.

Es decir, si se observa a los niños pequeños, éstos todavía se encuentran en un estado de formación de su personalidad, lo
cual hace que su relación con los demás sea ambivalente en muchos contextos, siendo su trato más extrovertido con unas
personas mientras que con otras se vuelven más cerrados.

Así pues, progresivamente, a lo largo del desarrollo, la personalidad del niño va alcanzando un equilibrio entre ambos
extremos y se asientan finalmente sus rasgos de personalidad.

Esto también puede verse a nivel motor, siendo muchos los niños quienes en los primeros meses de vida hacen un uso
bastante equilibrado de ambas manos, sin ser del todo ambidiestros. Posteriormente, se alcanza una mayor lateralización
en cuanto a sus acciones, volviéndose definitivamente diestros o zurdos.
3. AUTORREGULACIÓN

Este es posiblemente el aspecto más llamativo de la teoría de Arnold Gesell, dado que
llegó a asegurar que los recién nacidos son capaces de regular su propia conducta, e
incluso son capaces de determinar sus propios horarios de sueño y comida.

Su investigación sugiere que también puede controlar su personalidad y equilibrio


conductual y motor.
4. GENERALIZACIÓN E INDIVIDUALIDAD

La teoría de la maduración sostiene, como ya se ha dicho, que todos los niños se


desarrollan siguiendo una misma secuencia en cuanto a su desarrollo conductual y
fisiológico, sin embargo, también apunta a que cada uno lo hace a su propio ritmo.

Así pues hay una generalización en cuanto a cómo se adquieren los principales hitos
comportamentales durante la infancia, pero se tiene en cuenta que cada individuo,
debido a las diferencias individuales, lo hace siguiendo su propia maduración.
¿CÓMO DEBEN SER CUIDADOS LOS NIÑOS?
Arnold Gesell consideraba que cada niño tenía su propio ritmo de desarrollo, aunque los principales aprendizajes se
desarrollaran en base al desarrollo del sistema nervioso, el cual seguía el mismo patrón y orden en todos los individuos.

Sin embargo, pese a generalizar en cuanto la adquisición de las principales capacidades durante la infancia, Gesell
sostenía que el entorno más cercano debía volverse consciente del ritmo de su propio niño, además de entender que el que
su hijo o hija no se desarrollara al mismo ritmo que los demás niños de su edad no significaba necesariamente una
patología ni tampoco un retraso.

La mejor manera de garantizar que se adquiere la maduración satisfactoria y que el individuo adquiere los
comportamientos que le permiten desarrollarse plenamente tanto social como intelectualmente es hacer que la familia se
dé cuenta de la velocidad que está adquiriendo esa misma maduración. Los padres deben aprender a reconocer como está
programado biológicamente el desarrollo de sus hijos.
CRÍTICAS A LA TEORÍA
Aunque a día de hoy la teoría de la maduración de Gesell está bastante extendida y aplicada en el ámbito
de la psicología educativa, no son pocas las voces críticas quienes han apuntado algunas limitaciones del
modelo.

La principal es que Arnold Gesell se centró demasiado a lo que él mismo entiende por maduración
fisiológica, dejando de lado aspectos más relacionados con el entorno y los múltiples estímulos sociales
que recibirá el infante a lo largo de su desarrollo.

Un aspecto ambiental muy destacable y que Gesell ignora en su teoría es la enseñanza, tanto en el ámbito
escolar como en el familiar, un estímulo muy potente en cuanto a la formación de la personalidad e
inteligencia del niño.
Otro aspecto también bastante criticado es que generaliza demasiado en cuanto al orden en el que se da esa
maduración. Tampoco especifica qué variabilidad es la esperable para cada conducta y aprendizaje, ni tampoco si
hay la posibilidad de que algunos de ellos puedan cambiar su orden de adquisición.

Cabe decir que la investigación de Arnold Gesell tiene una limitación muy llamativa, la cual es el hecho de haber
investigado solo niños procedentes de familia de clase media estadounidenses y blancos. Esto quiere decir que
sus observaciones no se pueden generalizar ni a otros estatus socioeconómicos ni tampoco a otras culturas.

Del modelo de Gesell se puede interpretar erróneamente que todos los niños, tarde o temprano, se van a acabar
desarrollando de la misma manera, así que no es necesario darles apoyos educativos en caso de que no estén
desarrollándose de la misma manera que el resto de sus congéneres. Esto es muy perjudicial en caso de que el
niño tenga una trastorno real, en el que sea necesaria una intervención temprana para garantizar que llega a
desarrollarse de la forma más completa posible.

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