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8.1.

EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA Y
MOVIMIENTOS MIGRATORIOS EN EL
SIGLO XIX. EL DESARROLLO URBANO.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

1. EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA DURANTE EL S. XIX.: CARACTERÍSTICAS

2. LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS: ÉXODO RURAL Y EMIGRACIÓN


INTERNACIONAL.

3. EL DESARROLLO URBANO DECIMONÓNICO.


INTRODUCCIÓN

“La evolución demográfica de España durante el S. XIX


está en consonancia con la propia evolución del país en
cualquiera de los diferentes aspectos que puedan
analizarse, especialmente en lo que se refiere al
crecimiento económico, al desarrollo de la sociedad y a la
evolución política del Estado”.
(M.Á.R.J.)
1. EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA DURANTE EL S. XIX.: CARACTERÍSTICAS

-Régimen demográfico antiguo, que en la mayoría de países europeos ya se había superado, significaba:

Aumento de población debido a:


-TN muy alta.
-Mejoras en alimentación (maíz y patata).
-Avances médicos (vacunas e higiene).

Reducción de la población debido a:


-TM muy alta.
-Propagación de epidemias y enfermedades (cólera, tifus,
tuberculosis, gripe, etc.)
-Hambrunas (malas cosechas y escaso desarrollo agrícola).
-Guerras decimonónicas.
-Malas condiciones de vida en general.

Resultado:
-CV muy reducido con esperanza de vida alrededor de 35 años.
-El desarrollo demográfico no fue un factor muy favorable para
el desarrollo industrial en España.
2. LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS: EL ÉXODO RURAL Y LA EMIGRACIÓN INTERNACIONAL.

-El sector primario era predominante (3/4 partes de la población) como corresponde a un país
agrario, aunque fue creciente el empleo industrial, en la construcción y los servicios, iniciándose un
lento pero constante éxodo rural, que fue especialmente importante a finales del siglo, durante la
Restauración.
El aumento de población, junto con la falta de recursos y las legislación favorable potenció también la
emigración internacional de gallegos, asturianos, vascos y canarios, generalmente de áreas rurales
deprimidas. Tuvieron como destinos principales Argentina, Cuba,México,Venezuela y otros países de
Iberoamérica, mientras que Argelia, en el Mediterráneo, acogió inmigrantes andaluces y murcianos.
3. EL DESARROLLO URBANO DECIMONÓNICO.

Las transformaciones impulsadas por el liberalismo como la reorganización territorial en provincias, las
desamortizaciones y el desarrollo industrial (escaso pero influyente) provocaron el éxodo rural hacia
las ciudades que, al ir aumentando en habitantes, necesitaron adaptarse y crecer, dando lugar a un
desarrollo urbano importante.

A principios de siglo, Madrid, Barcelona, Valencia o


Cádiz  superaban los 100.000 habitantes, pero
solamente unas decenas de ciudades tenían más
de 10.000. A finales del XIX más de 200 ciudades
superaban esa cifra.
Las antiguas cercas y murallas medievales fueron derribadas y se reorganizaron las ciudades, en una
marcada distinción social por clases tan propia del siglo.

La burguesía construyó nuevos barrios para asentarse siguiendo patrones del urbanismo planificado.
Son los conocidos ENSANCHES BURGUESES, de trazado ortogonal, siendo los mejores ejemplos el
de Barcelona con Ildefonso Cerdá en 1860, el de Madrid, por Castro, en 1861, financiado por el
marqués de Salamanca o los
de Zaragoza, Bilbao, San Sebastián
o Valencia. También destacarían los 
proyectos de ciudades jardín, colonias
obreras como la de Güell en Barcelona,
o ciudades lineales como la de Arturo
Soria en Madrid. 
El desarrollo de la construcción impulsó el negocio inmobiliario, la especulación y la demanda de mano
de obra, proveniente del mundo rural. Precisamente esta población, junto con los trabajadores
industriales, se hacinaban en suburbios periféricos, barrios obreros o arrabales, carentes de servicios o
infraestructuras y construidas sin planificación alguna. La mayoría de los emigrantes castellanos,
extremeños o de otras localidades rurales de España vivían en estos barrios insanos.
Las ciudades fueron paulatinamente incorporando los avances técnicos, sanitarios y en materia de
 

transportes propios del llamado siglo del progreso, iniciándose las recogidas de basuras, la
iluminación, el alcantarillado, así como nuevos tipos de transporte como el tranvía o el ferrocarril, en
ciudades con avenidas y plazas surgidas del derribo de conventos y otros edificios tras las
desamortizaciones.

Los centros urbanos se embellecieron


con edificios públicos, museos, 
monumentos conmemorativos y se
dieron nombre, casi siempre de
políticos de la época, a las calles
principales, ensalzándose la historia
nacional, el dogma católico y las
conquistas liberales burguesas.  
Destacaría en este sentido de un
modo especial la Barcelona moder-
nista de finales de siglo, inmortalizada
por Antonio Gaudí (Sagrada familia,
parque Güell, Casa Batlló).
 
 
 
 
 

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