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Profesor Javier Santiago Castillo

Los Imperialistas: La visión


ideológica.
Pani, Erika, Para Mexicanizar el Segundo Imperio: el
imaginario político de los imperialistas
LOS IMPERIALISTAS: SU MUNDO
IDEOLÓGICO
• No se trataba de extranjeros ni de políticos improvisados.
• Los que sirvieron al “llamado imperio”, fueron personajes destacados en la
escena pública desde la década de 1840. No solamente se trataba de los lideres
del partido conservador como:
 Alejandro Arango y Escandón
 Ignacio Aguilar y Marocho
 Miguel Miramón
• Maximiliano
 Adictos al Plan de Ayutla
 Diputados al Congreso de 1856
 Destacados liberales de provincia
 Miembros de los gabinetes de Ignacio Comonfort, Mariano Arista, Manuel Peña y
Peña y José Joaquín de Herrera.
• La presencia y el compromiso con el régimen monárquico
pone de manifiesto la normalidad y la mexicanidad del
imperio: entre 1864 y 1867.

• Así como también rondaron al emperador ciertos extranjeros


truculentos (terribles), cuya verdadera importancia es difícil
establecer, como Félix Eloin, Galloni d’Istria, y el padre
Agustin Fischer, tanto la burocracia, como los cuerpos
municipales y el cuerpo diplomático estuvieron conformados
por mexicanos experimentados, que en muchos casos
detentaban cuotas propias de poder y representaban
intereses localmente arraigados.

• El imperio fue muchas cosas, pero ciertamente no un


régimen de opereta manipulado por aventureros extranjeros,
o gobernado a control remoto desde Francia.
LOS PERSONAJES: UNA
RADIOGRAFÍA SOCIAL
• Los colaboradores de Maximiliano fueron en su mayoría mexicanos, hombres
públicos experimentados, de opiniones e ideologías diversas.

Miembros de una de las “generaciones


preocupadas”

• Los imperialistas principales formaron un grupo heterogéneo, de aproximadamente


cien hombres. De estos, la gran mayoría habían nacido antes de la consumación de
la Independencia, y más de la mitad de ellos, llegó al mundo durante la misma
década que Benito Juárez, decano de la “generación de la reforma”.
• A la llegada del príncipe, eran hombres maduros que oscilaban entre los 44 y 72
años; solo cinco tenían 30 años o menos.
• Lo más probable es que esta generación no recordara haber
gozado de las bondades o los horrores de la era virreinal. La
época colonial se transformó entonces, para algunos, como
Ignacio Aguilar y Marocho, en un periodo mítico de estabilidad
y prosperidad, que pervivía en la imaginación como “una
memoria grata, como de los placeres de la niñez”.
• La paz y la prosperidad virreinal eran una referencia obligada
para ilustrar las ventajas del sistema monárquico, se trataba
sobre todo de un recurso teórico. Su ideal político no era la
monarquía absoluta ni la española.

Vivir en un México ocupado por tropas


estadounidenses equivalía a vivir “sin garantías", y
era ¡terriblemente espantoso! – José Fernando
Ramírez.
Provincianos en la capital
• Los imperialistas eran, en su mayoría, hombres de provincia: sólo
habían nacido en la capital 19 de ellos. Se destacan, entre los
foráneos: los veracruzanos y los michoacanos casi todos formados
en el Seminario de Morelia, alma mater de Aguilar, y Marocho,
Labastida, Munguia… y Melchor Ocampo.
• El peso de los michoacanos sugiere la importancia que tuvieron
para la formación y el reclutamiento de la clase política, las
instituciones educativas de provincia, como el mismo seminario de
Morelia.
• Cuarenta y nueve de los imperialistas murieron en la Ciudad de
México. Llama la atención, además, que de estos “traidores a la
patria”, solo trece, morían en el exilio. Algunos, incluso, antes de
morir, fueron reciclados por los regímenes anteriores.
• Manuel Dublán: casado con una hermana de
Margarita Maza de Juárez, ya era diputado en 1869,
y posteriormente fue secretario de Hacienda de 1884
hasta su muerte.

• Escudero y Echánove, Esteva, López Portillo, Luis


Méndez, Payno, Pimentel, Roa Bárcena, Salazar
Ilarregui fueron recuperados por instituciones
educativas y culturales no completamente desligadas
del sector oficial, como el Colegio Militar, la Escuela
de Leyes de Jalisco, el Colegio Nacional de
Abogados, la revista El Renacimiento, el Liceo
Hidalgo y la Academia Mexicana de la Lengua.

• Ignacio Aguilar y Marocho, miembro fundador de la


Sociedad Católica y redactor del diario de oposición
La Voz de México, formó parte de la comisión que
elaboró el Código de Marina.
“En el país de los ciegos”: la profesión como llave
de la élite

• Los colaboradores del régimen imperial realizaron estudios profesionales. Se


trataba de profesionistas que más bien vivían de su trabajo que de sus rentas.
• El gobierno de Maximiliano no estaba conformado, como pudiera pensarse, de
rancios y elegantes aristócratas, sino de políticos clase medieros que habían
ascendido la escala del poder político, no sin dificultad, gracias a su educación, a
su desempeño profesional y a sus contactos, cabildeos y palancas.
• La carrera de Derecho según Manuel Siliceo, Ministro imperial de Instrucción
Pública “multiplicado hasta un número muy superior a las necesidades sociales”.
La abogacía ofrecía a los hombres de escaso capital propio cierta seguridad
laboral y acceso a la administración pública.

“Vivir fuera del presupuesto era vivir en el error”


Constructores de la nación y del Estado
• Como miembros de la élite intelectual, muchos imperialistas pertenecieron
a sociedades científicas o culturales, como la Sociedad de Geografía y
Estadística y la Academia de San Carlos.
• Como hombres públicos forjaron una cultura nacional que representó uno
de sus mayores anhelos.
• Diccionario universal de historia y geografía (1853-1855)- monumento
glorioso.
• Juristas, científicos, periodistas y literatos tenían larga experiencia
política, por lo menos 15 habían empezado su carrera pública como
regidores o síndicos municipales. 29 habían participado en el Poder
Legislativo, 16 habían sido representantes del pueblo soberano. Había 26
secretarios o consejeros de Estado. Uno de ellos había sido el presidente
más joven del país. Once habían estado al frente del Poder Ejecutivo en
su estado o departamento. Había 17 miembros del Poder Judicial al más
alto nivel. Diez habían sido miembros de del servicio diplomático.
• Liberal moderada y conservadora.
SU MUNDO IDEOLÓGICO: LA URGENCIA DE
CONSOLIDAR AL ESTADO

• Santiago Vidaurri, Manuel Lozada, Trinidad García de la Cadena y los


miembros del partido “borlado” en Oaxaca, quisieron conservar su cuota del
poder local y optaron por pactar con quien gobernaba en el centro.
• La ambición, las rivalidades políticas y el anzuelo económico del puesto
público, entraron en las decisiones de adherirse al imperio.
• Al revisar los escritos de los imperialistas, sus proyectos de ley, sus alegatos
parlamentarios, enfatiza la angustia por consolidar un Estado, capaz de
resolver la multiplicidad de problemas que planteaba la política
posrevolucionaria “moderna”.
• Urgía constituir al Estado soberano, y crear los instrumentos, las instituciones,
y las redes que aseguraran que su acción y su autoridad tuvieran efecto en la
totalidad del territorio.
SISTEMA NACIONAL
CONFIABLE DE
ADM. Y HACIENDA

SOLUCIÓN DE
CONFLICTOS ESTABLECIMIENTO DE
MARCO LEGISLATIVO
ENTRE EL ESTADO RACIONAL, UNIFORME
NACIIENTE Y UNA Y EFCTIVO.
IGLESIA

ESTADO
RESOLUCIÓN DE
PAZ Y ESTABILIDAD EN
TENSIONES ENTRE
DESARROLLO
EL NÚMERO Y LA
ECONÓMICO
RAZÓN

ENCAUSAR
PACÍFICAMENTE LAS
DISPUTAS
IDEOLÓGICAS Y
POLÍTICAS
La Administración: “el único medio de labrar la
felicidad de los mexicanos”

• El consejero del Estado, Vicente Ortigosa, decía que los partidos políticos que
se habían disputado el poder en México desde la independencia eran
respetables, pero sus esfuerzos, aunque “nobles, generosos y a veces
heroicos, tendían más bien a la adquisición o la propaganda de principios que a
su realización”.
• Muchos imperialistas consideraron que para garantizar la marcha eficiente de
la “cosa pública”, el gobierno debía dejar a un lado “el ruido estéril de las
cuestiones abstractas” y armar una estructura que le permitiera actuar para
“satisfacer las necesidades” de la población.
• Teodosio Lares, concebía un gobierno piramidal, de jerarquías y funciones bien
definidas.
• Los imperialistas fueron centralistas. Su ideal era un Estado fuerte, y no
querían que la eficiencia y la libertad de acción del gobierno nacional se vieran
cortadas por los poderes locales, los cuales, como se quejaba Manuel Siliceo,
hacían que las regiones actuaran “en completa escisión del centro y sin
auxiliarlo de manera alguna”.
• Ortigosa decía que los municipios podían satisfacer-
o más bien podrían “poner a las poblaciones en
estado de satisfacer”- “las necesidades de los
pueblos, las cuales siendo precisamente
correspondientes a la trina naturaleza del individuo
son sustento-moralidad-instrucción”.
• Ortigosa afirmaba que las “instituciones humanas”
estaban bien organizadas únicamente cuando se
satisfacía “el principio de la división de funciones”.
• Con Teodosio se dio mayor alcance y amplitud a las
prerrogativas del Poder Ejecutivo en cuanto a
cuestiones contenciosas.
La Ley de 1853:

• En 1852 Lares propuso que se formara un Consejo de Estado permanente,


para “preparar y redactar las iniciativas que el gobierno le encomiende, dar su
dictamen sobre los proyectos de iniciativa parlamentaria y preparar los
reglamentos generales”.
• El Consejo de Estado representaba un engranaje valioso dentro del
mecanismo funcional que los imperialistas proponían construir.
La ley y la justicia
• En 1856, Francisco Zarco afirmó que la imposición de leyes redentoras –
desamortización, sufragio universal, tolerancia religiosa- permitiría a los
constituyentes fundar una nueva nación, como lo había hecho Pedro El Grande
y Moisés. Más modesto, Jesús Terán consideraba que solo con los años se
podían cambiar las costumbres, y paulatinamente, reformarse la sociedad.
• La Ley Lerdo.
• Los imperialistas consideraban que la legislación de la época virreinal estaba
totalmente rebasada y plagada de vicios.
• En la concepción de Escudero, la ley era el principal cimiento del orden, y
como tal, debía ser intocable. Por lo tanto, la justicia debía ser absolutamente
autónoma, sujeta solo a la norma escrita, y no a exigencias políticas ni de
conveniencia.
• La justicia del antiguo régimen ( en la que sobre lo
legal se respetaba lo que era percibido como
justo), y una moderna (en la que todo el derecho
se reduce a lo legal).

• «Equidad en la justicia» definida por Escriche


como «la moderación del rigor de las leyes
atendiendo mas a la intención del legislador que a
la letra de ellas», o el «punto de rectitud del juez
que a falta de ley escrita o consuetudinaria,
consulta las máximas del buen sentido y de la
razón, o sea la ley natural».
Los imperialistas:
-Esperaban colocar la admón. de justicia al abrigo de la política,
de pasiones y caprichos, de venganzas y móviles rastreros.
• La ley debía ser una vara que, para bien o para mal, a todos
debía medir igual.
• En discusión del proyecto de Código Civil participaron en ella
Escudero y Echanove, Ramírez, Lacunza y Luis Méndez
• La comisión disponía que el estado civil de un individuo
pudiera comprobarse únicamente con el acta correspondiente
del Registro Civil.
• Se quería construir un Poder Judicial expedito, que conciliara
la prontitud en los juicios con el maduro examen de los
negocios que garantizara la certidumbre legal de la
responsabilidad y la uniformidad de las leyes.
• Muchos imperialistas vieron en el
régimen imperial la oportunidad de
elaborar un cuerpo de leyes completo
y científico.
• En la administración intentaron
afianzar un sistema, un aparato, una
serie expedita, económica,
transparente y confiable.
• El Ministerio Público en 1870 y el
Código Civil de la República.
LA RECONCILIACIÓN NACIONAL
• En 1856, el gobierno de Ignacio Comonfort, intentaría un gobierno del justo
medio, apoyado por los hombres capaces de todos los partidos, que
conciliara los principios de progreso y tradición.
• Algo que querían evitar los imperialistas era que (en 1857) se articularan y
cristalizaran odios y rivalidades políticas alrededor de un pedazo de papel.

¿Y para representar a la nación soberana?


• José Urbano Fonseca declaró que el principal escollo de una eficaz
administración pública eran las discusiones eternas y muchas veces
insignificantes que embarazaban la expedición de las leyes.
• Muchos imperialistas consideraban que la
existencia de «cuerpos intermedios» era
necesaria para asegurar que el poder público no
fuera despótico.
• La mayoría de los colaboradores de Maximiliano
consideraban importante que existeran cuerpos
representativos, conformados no por cualquiera,
sino por hombres que garantizaran la soberanía
de la razón, de «hombres imparciales que
pudieran inspirar confianza a todos los partidos
por su tolerancia de opinión, sus luces, su
probidad y demás cualidades precisas.
La mal llamada «cuestión religiosa»: el
conflicto entre la iglesia y el Estado

• El Estado mexicano decimonónico tuvo dos modelos para


estructurar las relaciones Iglesia-Estado:
• Confesionalidad
• Separación o laicidad
• José Fernando Ramírez y José María Cortes Esperanza tenían el
objetivo de separar de manera categórica lo publico de lo privado
• Cortes Esperanza exigía el respeto absoluto del poder público a
la libertad de pensamiento y expresión del individuo, en su
opinión la religión comportaba el deber de conciencia.
• Los liberales moderados abogaban por un Estado
laico y secular.
• José López Uraga afirmaba que el Estado debía
poder disponer de todos los recursos de la nación,
incluídos los recursos humanos; nacionalizando los
bienes del clero.
• Jean Meyer: la iglesia era la institución social,
económica y hasta políticamente mas influyente.
• Los conservadores en la segunda mitad del siglo
abogaron por una organización moral del Estado,
en la que el ejercicio de la autoridad estuviera
sometido a una norma superior: la ley natural, de
origen divino.
• Alemán fue el primero en conservar la
religión católica
• El emperador (Pio IX) pretendía:
1. Restablecer la religión católica como
religión de Estado, ejercer el real
patronato, y pagar al clero para que los
sacramentos se realizaran gratuitamente
2. Quería que la Iglesia traspasara al
gobierno los derechos que tuviera sobre
los bienes declarados nacionalizados
3. Exige el fuero eclesiástico y permitir la
tolerancia de cultos.
Bibliografía
 Pani, Erika, Para Mexicanizar el Segundo Imperio: el
imaginario político de los imperialistas, El Colegio de
México-Instituto Mora, México, 2001.
Pensamiento Político Mexicano
Profesor Javier Santiago Castillo

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