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LA HERENCI
HERENCIA DE AMERICA LAT
LATI
ATINA
Richard Morse∗
Revista Plural. N° 46. Julio de 1975. México. Pp 33-42∗.
∗
Richard M. Morse. Historiador norteamericano. Profesor de la Universidad de Yale, don-
de fue director del Centro de Estudios Latinoamericanos. Sus libros La investigación urbana
latinoamericana, Las Ciudades latinoamericanas, antecedentes y desarrollo histórico y For-
maçao Histonca de Sao Päulo.
∗
Traducido con el permiso de Harcourt Bruce Jovanovich Inc., del libro The Founding Of
New Societies. editado por Louis Hartz. Traduccion de Flora Botton Burla.
1
M. Weber. The Theory of Social and Economic Organization. Nueva York, 1947. pp. 341-
358, 373-381. También R. Bendix. Max Weber: un Intellectual Portrail, Nueva York, 19ó2.
pp. 334-369.
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2
El ejercicio de la libre voluntad arbitraria, a expensas de tradiciones limitativas, da lugar a
lo que Weber llamó "sultanismo".
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La independencia
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La tesis según la cual el pensamiento político de Bolívar seguía una línea tomista es presen-
tada por L Estrada Monsalve. "EI sistema político de Bolívar en la doctrina tomista”. Bolí-
var, 13 (sept, 1952), 463-474.
6
J. Sanin Echeverri. "Los Estados Unidos y Los estadosdesunidos de América Latina". Re-
vista de la Universidad de Antioquia. 149 (abr-jun. 1962), 393-411.
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habla una élite que -era políticamente activa (como sucedía, por 1o
demás. en la Inglaterra de 1830), la pertenencia a un partido frecuen-
temente reflejaba una unión de los intereses "conservadores" de tie-
rra y. dinero, del alto clero y de los antiguos monárquicos en contra
de los profesionistas "liberales”, intelectuales, comerciantes, y aque-
llos cuya posición era anticlerical y opuesta al sistema de castas. Sin
embargo. Puesto que el sistema social era más estático que dinámico,
el juego político se convirtió en una clara competencia por el poder.
Está más allá de nuestros propósitos de hacer una reseña, por breve
que fuera, de la evolución de las veinte naciones latinoamericanas
durante el último siglo y medio. En este momento simplemente va-
mos a sugerir una forma de dividir en periodos la historia de Lati-
noamérica, forma que nos permite explorar los dilemas políticos de
los países modernos a la luz de su herencia tomista patrimonial, las
divisiones históricas que se utilizan son convencionalmente las si-
guientes:
10
Este argumento esté desarrollado en M. Giménez Fernández. “Hernán Cortés y su revo-
lución comunera en la Nueva España”. Sevilla. 1948.
12
11
O. Paz. El Laberinto de la Soledad, México, 1962. p. l06.
13
12
E. Arcila Farias. El siglo ilustrado en America, Caracas. 955, pp. 255 y ss.
13
J. Lynch. Spanish Colonial Administration, 1782-l80. Londres 1958, pp. 279-289.
14
16
T, Parssons. The Social System, Glencoe, 1951. pp. 198-199,
23
17
O. Gierke. Political Theories of the Middle Ages, Boston. 1958, p. 35.
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18
Por lo que se refiere a la resurrección de la ley natural la filosofía del derecho latinoameri-
cana, "' véase J. L. Kuntz. “La filosofía del derecho latinoamericana en el siglo XX”. Buenos
Aires. 1951, pp, 49-71.
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culturales-— con todas las naciones del mundo, y en especial con las
no occidentales. Informados por las tradiciones del universalismo ca-
tó1ico, lo harán con una facilidad y una comprensión mayores que las
que caracterizan los pasos dados por los Estados Unidos en esa direc-
ción. En segundo lugar, parece esencial que los arquitectos de la re-
construcción social y económica de América Latina se opongan a
aquellos modelos que dan demasiada importancia a los aspectos de
organizarían y despersonalización en el desarrollo". Los planes para
las más grandes fábricas, las más grandes burocracias, incluso las más
grandes metrópolis, deben ceder. Todo programa latinoamericano de
alguna manera debe incluir al pequeño y revitalizador grupo de rela-
ción personal como su elemento medular.