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* Anales XV, 44. Es de hacer notar que Tácito Cornelio es un historiador latino que
vivió aproximadamente entre los años 55-120, y que es conocido por sus memorias
históricas de los Anales
A pesar de que se dice poco
(cuantitativamente), este do-
cumento es un testimonio
valioso (cualitativamente).
Es un testimonio cuya
autenticidad es aceptada por
la mayoría. Es una especie
de Carta de Identidad.
En dicha carta, aparecen varios datos de especial interés
para los historiadores:
1) Cristo es el autor del nombre de los cristianos;
2) Pilato es procurador de Judea (entre los años 27-37);
3) Tiberio es emperador (entre los años 14-37);
4) Jesús, el llamado Cristo, es sentenciado a muerte, es
decir, crucificado bajo la autoridad de Poncio Pilato;
5) Los cristianos por un tiempo fueron constreñidos (las
primeras persecuciones), pero se extiende la "horrible
creencia" no sólo por toda Judea sino hasta Roma donde
hay numerosos seguidores.
Fue gobernador de la Bitinia
(entre los años 111-113). fue
a la vez conocido como
escritor latino, autor de
interesantes cartas que vivió
aproximadamente entre los
años 62-114. Se le dio el
nombre de Plinio el Joven
para distinguirlo de su tío
Plinio el Viejo que era
naturalista y escritor latino
(entre los años 23-79), autor
de Historia Natural y que
murió en la erupción del
Vesubio.
Plinio decide escribir una carta a Trajano
informándole de -(como contexto)-, los
desórdenes que causan los que dicen
llamarse cristianos. Su contenido es:
“[...] aquellos que se dicen cristianos
niegan las costumbres romanas [...] y
alaban a un tal Cristo como si fuese Dios
[...]” *
El testimonio de Plinio hace mención
sobre la divinidad de Jesús. Algunos
estudiosos sostienen la autenticidad del
documento pero otros la cuestionan.
Independientemente de su autenticidad,
lo que si es cierto, es que dicho
testimonio es usado por los Padres de la
Iglesia, en especial, por Tertuliano.
* Epístola X,96.
La referencia de Cayo Suetonio es menos
utilizada debido a su autenticidad
cuestionable. Él fue un historiador latino
que vivió aproximadamente entre los
años 69-125, autor de Vida de los doce
Césares. Tiberio Druso-Claudio I fue
emperador romano entre los años 41 a
54.
En su Vida de Claudio este escritor de
finales del siglo I dC., narra -en el
contexto de- la expulsión de los
judíos de Roma decretada por Claudio
en el año 49 (cf Hech 18,2).
Contenido: menciona como causa del hecho a un supuesto
instigador de nombre "Cresto", al que normalmente se le
identificaba con Jesús:
“Como los judíos provocaban tumultos continuos a instigación de
Chrestus los expulsó de Roma” *.
2) Antigüedades judías
3) Contra Apión
4) Autobiografía
Hacia el año 93, escribe Antigüedades judías. Nos
transmite dos noticias. En la primera de ellas, en el capítulo
XVIII consta una mención a Jesús de Nazareth que ha
recibido el nombre de Testimonio flaviano.
“Apareció por entonces Jesús, hombre sabio, si es que se le puede
llamar hombre. Efectivamente realizó acciones increíbles y fue
maestro de todas aquellas personas que, con alegría, estaban
dispuestas a recibir la verdad. De esta manera atrajo a muchos
judíos y también a muchos gentiles hacia sí. Era el Cristo. Y, a
pesar de que Pilato, por instigación de los dirigentes de nuestro
pueblo, lo condenó a morir en la cruz, quienes le habían amado
desde el principio no pudieron olvidarle pues se les apareció vivo
al tercer día. Esto y mil cosas más, todas ellas maravillosas,
habían profetizado de él los profetas enviados por Dios. Y hasta el
día de hoy permanece la estirpe de los cristianos, como ellos se
denominaron después de él” *
* Antigüedades Judías 18,3,3.
Aunque de todos los textos sea el
más bello, se nota la intervención
de una mano cristiana. Se trata de
un testimonio muy hermoso.
Esta forma bella del mismo texto
hace dudar de su autenticidad:
la dependencia terminológica y
temática de la predicación cristiana
es evidente; además, una clara
confesión de fe en Jesús como
Cristo difícilmente pudo salir de la
pluma de un judío no cristiano.
La cuestión está abierta.
Unos dicen que el
testimonio sí es auténtico,
otros más dicen que no y la
mayoría se inclina por una
posición intermedia, es
decir, consideran el texto
que es auténtico y original
en su forma elemental
pero aceptan la existencia
de algunos retoques de
una mano cristiana
(=interpolación cristiana
posterior: ¿Orígenes?).
La segunda mención de Flavio es una simple alusión a Jesús
a propósito –contexto- del proceso y lapidación de
Santiago:
"Anás (el sumo sacerdote ) convocó una reunión de los jueces e hizo
que fuera llevado ante la misma el hermano de Jesús -del llamado
Cristo- que respondía al nombre de Santiago, y algunos otros; los
acusó de transgresores de la ley y los condenó a ser lapidados“ *
En consecuencia, la investigación
histórica -concluyen algunos
estudiosos, entre ellos, R.
BULTMANN-, tiene que
preguntarse por lo que él
quiso y no acerca de su
constitución psíquica o sobre
su personalidad.
kai. o[ti
w;fqh
“y se dejó ver"
Podemos decir que estas expresiones no se emplean para
describir alucinaciones o ilusiones ópticas de unos cuantos
iluminados, pues para ello existe otro tipo de terminología,
especial para esos casos. Aquí se trata de expresiones que
se emplean más bien para narrar un hecho existencial,
cuya vivencia real ha sido causa de un cambio radical.
Por tanto, según la terminología empleada, puede afirmarse
que no se trata de visiones o de iluminaciones místicas, sino
más bien de percepciones reales y objetivas. De aquí que
podamos decir que, el elemento esencial de la fe pascual, que
nos ofrecen las fuentes cristianas, sólo puede provenir de una
intervención divina, de una revelación que exige la fe
interior, porque nadie es capaz de "ver a Dios" con sus solas
fuerzas naturales (cf Mt 11,27).
Del punto de vista psicológico, la disposición interior de
los discípulos no basta para explicar el milagro de la
resurrección. Lo que ellos viven con miedo y con angustia, lo
que despertará en ellos progresivamente alegría y entusiasmo
es un cambio radical; un cambio profundo que sólo se
explica desde una experiencia real con aquel que se
dejó ver; los discípulos, están profundamente marcados por
la muerte, mientras que vive aquel que ha sido crucificado y
enterrado. Los que le han sobrevivido son los muertos,
mientras que el que ha muerto vive. Tendrá que ser el mismo
resucitado quien revele, “con su presencia real” el sentido
de su sufrimiento y de su muerte, cambiando radicalmente
su situación.
d) Diversos testimonios
En este sentido, el testimonio de la Escritura se presenta
como fuente original de la fe pascual. Por consiguiente, los
discípulos necesitaron únicamente del estímulo de las
apariciones para convencerse -por el testimonio de las
Escrituras-, de que Dios había resucitado a su Maestro.
Es el caso, por ejemplo del episodio de los discípulos de
Emaús (cf Lc 24,13-35) en el que "el resucitado", todavía
desconocido para ellos, les viene a acompañar en el camino
(cf Lc 24,25-34).
Llegados a este punto -después de ver los elementos que
están a la base del fundamento histórico de la resurrección-,
se podrá ahora comprender mejor cómo las fuentes cristianas
nos permiten tener una imagen más precisa sobre los rasgos
fundamentales de ese Jesús que vivió, murió y resucitó dentro
del tiempo y del espacio de nuestra historia.