Está en la página 1de 23

LIBROS PROFÉTICOS Y SAPIENCIALES

LOS PROFETAS: ISAÍAS, JEREMÍAS, AMÓS Y OSEAS

ROCÍO MADELEM CORREA FELIPA

UNIVERSIDAD MARCELINO CHAMPAGNAT

FACULTAD DE EDUCACIÓN

CIENCIAS RELIGIOSAS – EDUCACIÓN PRIMARIA

LIMA

2018
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I: Profetas del reino del sur

1. ISAÍAS

1.1. Vida del profeta


1.2. Fondo histórico y religioso
1.3. Contenido del libro
1.4. Autenticidad del libro
Partes del libro de Isaías:
Primer Isaías
Segundo Isaías
Tercer Isaías
1.5. Estilo literario
1.6. Mensaje doctrinal

2. JEREMÍAS

2.1. Vida del profeta


2.2. Fondo histórico y religioso
2.3. Contenido del libro
2.4. Autenticidad del libro
Partes del libro de Jeremías:
2.5. Estilo literario
2.6. Mensaje doctrinal

CAPÍTULO II: Profetas del reino del norte

1. AMÓS

1.1. Vida del profeta


1.2. Fondo histórico y religioso
1.3. Contenido del libro
1.4. Autenticidad del libro
Partes del libro de Amós:
1.5. Estilo literario
1.6. Mensaje doctrinal
2. OSEAS

2.1. Vida del profeta


2.2. Fondo histórico y religioso
2.3. Contenido del libro
2.4. Autenticidad del libro
Partes del libro de Oseas:
2.5. Estilo literario
2.6. Mensaje doctrinal

CONCLUSIÓN

Bibliografía
INTRODUCCIÓN

De los libros de los profetas, para la presente investigación, se ha considerado a


los siguientes: Isaías y Jeremías de los reinos del Sur, y a Amós y Oseas de los
reinos del norte.

De cada uno de los profetas se aborda la vida personal y el llamado a su misión,


el fondo histórico y religioso que presenta el libro, el contenido del libro, su
autenticidad, el estilo literario, y su mensaje doctrinal o teológico.

Se podrá descubrir y profundizar en el mensaje que Dios quiso transmitir a su


pueblo Israel, y cómo en la época y vida de cada profeta está la elección que Dios
hace para anunciar a su pueblo la salvación. Hará descubrir en cada tiempo su
amor incondicional a su pueblo, como también le hará ver cuando este le falle y
las consecuencias que sufrirá por ellos.

En todo, los profetas anuncian y denuncian al pueblo, poniendo por delante la


voluntad de Dios antes que cualquier parecer personal en ellos. Se mostrarán
fieles en el mensaje que Dios les pide anunciar a cada uno de ellos.
CAPÍTULO I: PROFETAS DEL REINO DEL SUR

1. ISAÍAS

1.1. Vida del profeta

De Isaías, llamado “Príncipe de los profetas”, no se tiene con certeza su


lugar de origen ni de la familia a la que pertenecía, pero se cree que habría
nacido en la ciudad de Jerusalén en el 765 a. C. y que, por su estilo
literario, provendría de una sociedad culta. Algunos también lo señalan
como hijo de Amos y como asesor de los reyes de Judá, siendo,
posiblemente, su pariente.

El nombre del profeta “sugiere de por sí su intensa colaboración en el


designio de salvación delineado por Dios a favor de su pueblo” (Tábet,
Marconcini, Boggio, 2009, p. 120), ya que significa “Yahvé es salvación”.

Recibe su vocación profética en “el año de la muerte del rey Ozías, 740 a.
C. en el templo de Jerusalén para que anuncie la ruina de Israel y de Judá
en castigo de las infidelidades del pueblo” (Biblia de Jerusalén, 2009,
p.1080). Al parecer habría ejercido su ministerio por 40 años.

De acuerdo a la tradición judía, este profeta fue martirizado y muerto por el


rey Manasés. Al parecer, “después del 700 a. C. no se sabe nada más de
la vida de Isaías” (Biblia de Jerusalén, 2009, p.1080).

Marconcini et al. (2009), nos dice que Isaías “ejerce su ministerio desde el
740 hasta el 701 cuando tienen lugar el asedio de Jerusalén por parte del
rey asirio Senaquerib” (p. 117). Otros indican que hasta casi medio siglo.

Este profeta es “decidido y de acción, muestra confianza en Dios y pleno


dominio de las propias reacciones y pasiones” (Tábet et al., 2009, pp. 120-
121)

1.2. Fondo histórico y religioso

A partir de su misión de ser profeta de Dios, se pudo desempeñar como tal


en los reinados de Joatán, Ajaz y Ezequías.

Aunque no se menciona directamente en el libro de Isaías al rey Joatán, sin


embargo, se le atribuyen los primeros capítulos por el tiempo que presenta.
En el 736 a. C. al asumir el reinado Ajaz, “a Isaías le preocupaba sobre
todo la corrupción moral que la prosperidad había traído a Judá” (Biblia de
Jerusalén, 2009, p.1080). Los reyes de Damasco e Israel querían que el
rey Ajaz se aliara con ellos contra el rey de Asiria, pero al no unírseles lo
atacaron y tuvo que recurrir a este último, con lo cual no estuvo de acuerdo
Isaías. En el 721 a. C. Samaría cayó en el poder de los asirios ya que el
rey Ajaz había unido a Asiria una parte de su territorio.

Después del reinado de Ajaz subió al trono Ezequías. En la amenaza de


los siroefraimitas y el ejército de Senaquerib hacia Judá, el profeta, se
opuso a que el rey se relacionara con Egipto, prometiéndole la ayuda de
Dios, en esta ocasión “busca sembrar la esperanza de resurrección
nacional apelando a la promesa mesiánica” (Sagrada Biblia, 1965, p. 756).

Además, apoyó la reforma religiosa que llevó a cabo Ezequías y que


estaba “orientada a eliminar cualquier huella de religiosidad extranjera
para promover una sincera vida religiosa centrada en la alianza del culto a
Yahvé que se ofrecía en el templo de Jerusalén” (Tábet et al., 2009, 120).

El segundo libro de Isaías ubica al profeta en Babilonia dando respuesta a


los exiliados del reino de Judá que habían perdido la esperanza, la tierra en
que vivían era pagana y pertenecían a los ídolos que se mostraban
victoriosos frente a Dios, “el dolor y el desánimo daban como fruto la
protesta y la desilusión” (Tábet et al., 2009, 141).

El tercer libro da a conocer un tiempo de desilusión y falta de esperanza en


Dios, el pueblo sufre sumergido en la pobreza y no hay una práctica de una
auténtica religiosidad, además de relacionarse con extranjeros. Existen
enfrentamientos y violencia entre los repatriados y los que permanecen en
Judea. En este periodo el templo de Jerusalén aún no ha sido reconstruido.

1.3. Contenido del libro

En la Sagrada Biblia, por Nacar y Colunga, dice que:

“El compilador parece que primero ha querido presentar los oráculos


dirigidos a los contemporáneos de Isaías, después las amenazas contra las
naciones paganas, para centrar de nuevo la atención en el futuro glorioso
de Jerusalén” (p. 756).
También, se conoce que el libro de Isaías se divide de la siguiente manera:
primer Isaías o Proto Isaías, conformado por los capítulos del 1 al 39;
segundo Isaías o Deutero Isaías, con los capítulos 40 al 55; y tercer Isaías
o Trito Isaías, desde el capítulo 56 al 66.

La Biblia de Jerusalén, en sus páginas 1081 y 1082, nos presenta la


siguiente división:

El Proto Isaías, generalmente contiene amenazas y están llenos de


alusiones a los acontecimientos de los reinados de Ajaz y Ezequías.

El Deutero Isaías, se aparta del contexto histórico del Proto Isaías y busca
consolar, anuncia el tiempo de restauración que será completa y un nuevo
Éxodo mejor que el primero devolverá al pueblo a una nueva Jerusalén
mejor que la primera. Se anuncia a un único Dios y se demuestra la
vanidad de los falsos dioses. Se subraya la sabiduría y la providencia
insondable de Dios

El Trito Isaías, se presenta como obra de los continuadores del segundo


Isaías que prolonga la acción del profeta. Este último “recoge diversas
colecciones, donde existen secciones en prosa y fragmentos de poesía,
además de oráculos proféticos y relatos históricos que no muestran un
orden o plan lógico” (Sagrada Biblia, 1965, p. 756).

Marconcini et al., 2009, indica que:

En el Proto Isaías, si nos fijamos en los elementos literarios, se


puede señalar que a la visión mencionada al inicio (1,1),
posteriormente completada (2, 1; 6, 1), siguen varios “oráculos”
dirigidos contra las naciones, el anuncio de una catástrofe mundial
(24, 1)…, diversos anuncios de desgracia introducidos por un
¡Hay!..., expresión que ya había aparecido en los primeros capítulos
y una invitación universal (34, 1: “acercaos, naciones”). El género
histórico (36, 1: “en el año catorce del rey Ezequías”) cierra la
colección.

El Deutero Isaías, es designado como el “Libro de la Consolación”,


ya que las palabras con que comienza constituye el fondo de todo el
bloque literario, secciones en verso poético y de gran densidad
teológica, están separados entre sí y se converge en el personaje de
“Siervo de Yahvé”, por eso los poemas son llamados “Cánticos del
Siervo de Yahvé”.

En el Trito Isaías, admite una relación literaria con el segundo Isaías,


especialmente con los cc. 60-62, por lo que se refiere a la variedad
del lenguaje y contenido, y la afinidad entre bloques de capítulos.

1.4. Autenticidad del libro

Se consideran como escritos de Isaías el primer libro, por lo que es llamado


comúnmente el “profeta de Jerusalén”, así se distingue del “Isaías del
exilio” y el de la “reconstrucción”, que son “atribuidos a distintos autores de
la época babilónica y persa, respectivamente” (Sagrada Biblia, 1965, p.
756). Estos se diferencian del primer libro porque presentan un “estilo
ampuloso, apasionado y cálido, contrario a lo conciso e incisivo que este
es” (Sagrada Biblia, 1965, p. 757).

1.5. Estilo literario

Marconcini et al., 2009, describe el estilo literario de Isaías, que es:

Incisivo y cortante, irónico y equilibrado, robusto y esencial, conciso o


sostenido con admirable maestría estilística, nunca rebuscado. Es distante,
pero no indiferente, solemne y vital, límpido y armonioso. Concede
primacía al oráculo, con el que amenaza, reprende, consuela y promete,
aunque también conoce el género parabólico, el biográfico, el
autobiográfico y el alegórico.

1.6. Mensaje doctrinal

Isaías presenta a Dios como el único Dios “Santo” “percibe a Dios como
realidad trascendente a la vez que presente en el mundo y entre los
hombres” (Tábet et al., 2009, 136) que no tolera el pecado y que manifiesta
su poder y su gloria, exige a su pueblo que sea santo teniendo una relación
cercan, íntima y comprometida con Él, por eso esperará de su pueblo una
auténtica religiosidad a través de la purificación, dejando de lado todo
aquello o aquellos que lo hacen impuro. Por eso, “declara el juicio divino
contra una clase dominante dedicada al lujo, la codicia y la injusticia,
desenmascarando la pretensión absurda de unir falsedad de corazón con
escrupulosas solemnidades religiosas” (Tábet et al., 2009, 137)

Espera que se confíe, sin cuestionamiento, solo en la providencia de Dios y


así hacer prevalecer su reinado en la tierra. “Esta fe bíblica no excluye el
recurso a medios humanos, sino solo a las falsas asistencias” (Tábet et al.,
2009, 136)

El segundo libro de Isaías “anuncia la salvación como liberación del exilio


con nuevas interpretaciones y nuevas motivaciones” (Tábet et al., 2009,
158) donde se manifiesta el amor de Dios de manera tierna y profunda que
da esperanza de salvación a su pueblo.

En el capítulo 61, 1-5, del tercer libro de Isaías, revela lo que Dios quiere
hacer por su pueblo, les anuncia la salvación: la buena nueva a los pobres,
vendar los corazones rotos, redimir a los cautivos y a los prisioneros darle
la libertad. Son anuncios hechos por el ungido del Señor, que es enviado
por ÉL. Lo envía a “evangelizar a los pobres, es decir a los que viven llenos
de confianza en el Señor… los pobres son evangelizados para quedar
liberados de su grave situación, recibiendo el socorro material o uniéndose
al Señor” (Tábet et al., 2009, 178). Estas palabras serán las que dirá luego
Jesucristo en la sinagoga, cuando es enviado por su Padre para salvar a su
pueblo. Él hace suyas las palabras del profeta y se revela por quién hemos
de ser salvados.

2. JEREMÍAS

2.1. Vida del profeta

El mismo libro del profeta indica que Jeremías provenía de una familia
sacerdotal, y habría nacido al noreste de la ciudad de Jerusalén, en Anatot.
Era aún muy joven cuando fue llamado por Dios para ser profeta, en “el
año 626 a. C., el año 13 del reinado de Josías” (Sagrada Biblia, 1965, p.
801). Este profeta ejerció su ministerio durante los reinados de Joacaz,
Joaquim, Jeconías y Sedecías.

Su vida estuvo marcada por acontecimientos muy fuertes. “Jeremías vivió


predicando y amenazando en vano a los reyes incapaces que se sucedían
en el trono de David; fue acusado de derrotismo por los militares,
perseguido y encarcelado” (Biblia de Jerusalén, 2009, p.1082). Además de
tener que sufrir por tener a todo el mundo en su contra, los suyos, los
reyes, los sacerdotes, los falsos profetas y el pueblo.

Sobre la personalidad del profeta se puede decir que “era de alma tierna,
hecha para amar y le tocó predecir desgracias. Tenía ansias de paz y
estuvo siempre en lucha” (Biblia de Jerusalén, 2009, p.1082)

2.2. Fondo histórico y religioso

Se da entre la mitad del 700 a la mitad del 600 a. C. Marconcini, et. al., nos
presenta el siguiente contexto histórico:

El imperio asirio se encuentra en decadencia y terminará en el año


612 con la destrucción de Nínive, para ser ocupado por el imperio
del nuevo Babilonia. Será el imperio Persa quien terminará
conquistándolo en el 539 a. C.

El imperio de Judá sobrevivirá a través de alianzas que se dan por


simpatía antes que el aspecto político, condicionado por los éxitos
de los vencedores hasta ser destruido, con lo que millares de
hebreos serán deportados a Babilonia.

Jeremías, contando con la gracia de Dios, “es firme y enérgico a la hora de


mantener los derechos divinos y, aunque haya sido así, protestaba contra
Dios por haberle dado una carga tan pesada” (Sagrada Biblia, 1965, p.
802), pues hacía y decía todo lo que Dios le había mandado, contrarios a lo
que su propio corazón sentía y deseaba hacer por el pueblo.

Después del asesinato del gobernador Godolías, los judíos se llevaron a


Jeremías a Egipto y desde allí el profeta escribiría a los exiliados de
Mesopotamia. Aunque nada se sabe de la muerte del profeta, según los
datos que se encuentran en el libro, sería Egipto el lugar donde el profeta
viviría los últimos días de su vida.

2.3. Contenido del libro

El contenido del libro de Jeremías, presenta una “colección desordenada


de oráculos y datos históricos. Estos oráculos se dividen en tres secciones:
profecías contra Judá y Jerusalén, vaticinios contra las naciones paganas y
profecías relativas a la restauración de Israel como nación” (Sagrada Biblia,
1965, p. 802). Cabe señalar que esta distribución no guarda una relación
lógica con el tiempo.

Marconcini et. al., 2009, explica que:

El pueblo de Judá es infiel, pero Dios llama a la conversión, está


dispuesto a perdonar cualquier traición. Jeremías les recuerda vivir
en total adhesión al pacto establecido con Dios. En Jerusalén, se
reniega del Señor, se difunde una sexualidad sin frenos, aumenta la
explotación de los débiles, profetas y sacerdotes apoyan esas
conductas y parecen preferir esa situación.

Se proclama una guerra santa contra los enemigos del pueblo de


Dios, esto se pone en la boca del mismo Dios y contra Jerusalén:
todos serán eliminados, también las mujeres, niños y ancianos, sin
que tengan ni siquiera en cuenta su condición (6, 11-12).

Además de ello se encuentra el recuerdo de la vocación de Jeremías, los


relatos biográficos sobre él y un apéndice histórico sobre la caída de
Jerusalén.

Sobre la vocación de Jeremías, se confirma la misión del profeta que tiene


como garantía la protección de Dios. Este “tiene conciencia de haber sido
elegido por Dios desde el primer momento, antes de que naciera para una
misión determinada: ser profeta de las naciones” (Tábet et. al., 2009, p.
196) por lo que su misión es también anunciar a los pueblos no hebreos.

Sobre los relatos biográficos de Jeremías se pone atención a los siguientes


hechos o momentos: cuando el profeta se encuentra ante el tribunal, “ante
las acusaciones no busca atenuantes, sino que insiste en su mensaje,
reivindicando la autenticidad de su misión” (Tábet et. al., 2009, p. 218);
sobre la prevalencia de los partidarios de Egipto, a quienes se oponían los
partidarios de Babilonia, marcó la vida de Jerusalén, esta sería “la clave de
lectura para comprender algunas posiciones evocadas en las
Lamentaciones, que serían denuncias contra Jeremías y el partido que le
apoyaba” (Tábet et. al., 2009, p. 219)
Sobre la caída de Jerusalén, esta es destruida por los babilonios. Es
asediado desde el invierno 589/588 hasta la conquista de la ciudad en los
meses de Junio – Julio del 587. Es en este tiempo en que “Jeremías es
tomado por el jefe de la guardia por orden del mismo Nabucodonosor”
(Tábet et. al., 2009, p. 224).

2.4. Autenticidad del libro

Sobre la autenticidad del libro de Jeremías, “la primera sección podría


considerarse como redacción personal del profeta por lo que son oráculos
en primera persona y están las confesiones del profeta que refleja sus
luchas íntimas y problemas personales por ser fiel a su vocación profética”
(Sagrada Biblia, 1965, p. 803). Mientras que su biografía sería un escrito u
obra de su discípulo Baruc de quien se sabe que Jeremías le había dado
algunos oráculos y también otros datos personales.

2.5. Estilo literario

Del libro de Jeremías, Marconcini, et. al., 2009, explica que:

Las profecías se expresan en forma poética de carácter épico, con


abundantes imágenes dramáticas que se alternan con escenas
bucólicas, creando un fuerte contraste.

En los textos en verso y los autobiográficos se encuentran detalles


que hacen pensar en un autor de fuerte personalidad, que ama la
vida, profundamente sensible a los requerimientos divinos y a los
desmoronamientos morales de Judá y de las naciones que presenta
con imágenes dramáticas, aunque también apasionadas y dulces.

2.6. Mensaje doctrinal

El libro de Jeremías contiene un mensaje teológico donde presenta a Dios


como el único Dios “que penetra lo más íntimo del corazón del hombre”
(Sagrada Biblia, 1965, p. 803), no solo es el Dios único de los hombres,
sino también de todo el universo. No solo quiere darse a conocer en Judá e
Israel sino que a todas las naciones.

“La responsabilidad individual adquiere más relieve en los escritos de


Jeremías” (Sagrada Biblia, 1965, p. 803), a diferencia de otros profetas.
Incluso, “la verdadera religión consiste en la práctica de la justicia con el
prójimo y la obediencia a Dios” (Sagrada Biblia, 1965, p. 803) pues las
manifestaciones religiosas son consideradas por Dios como algo externo y
sin ningún valor. “Su doctrina se basa en una Alianza nueva, fundada en la
religión del corazón” (Biblia de Jerusalén, 2009, p. 1083).

Marconcini, et. al., 2009, explica que en esta nueva alianza “el hombre
encontrará en sí mismo las motivaciones para ser fiel a Dios… esta
situación es acompañada por el perdón de los pecados”. El hombre ha de
darse cuenta que solo siendo fiel a Dios y arrepintiéndose de sus pecados
podrá ser parte de esta nueva alianza con Él.

“Las invitaciones a la conversión dirigidas a todo el pueblo manifiestan que


el proyecto de Dios prevé el bien y la felicidad” (Tábet, 2009, p. 233).

El sufrimiento de Jeremías se presenta como el sufrimiento de Jesucristo,


“por su vida de abnegación y sufrimientos en servicio de Dios” (Biblia de
Jerusalén, 2009, p. 1083). Exige del misionero una confianza plena de la
presencia de Dios en medio en medio de su dolor y de sus padecimientos.
“Dios garantizaba al profeta su continua asistencia, pero no lo libraba de la
lucha ni de la fatiga” (Tábet, 2009, p. 232).

Para Jeremías está claro que es el hombre el que se aparta de Dios porque
no confía en Él y, al alejarse, causa para sí mismo su sufrimiento. “Dios
está siempre disponible para satisfacer los requerimientos humanos: es el
rechazo a aceptar su ayuda, que se espera pueda provenir de otra parte, la
causa de los males que se abaten sobre la humanidad” (Tábet, 2009, p.
232).

También se puede hallar en el libro la promesa mesiánica, pues “presenta


a Dios mismo como el pastor que, en un futuro, guiará a su pueblo, a
diferencia de los malos pastores que habían causado estragos en el redil”
(Tábet, 2009, p. 233). La imagen del Buen pastor es presentada por
Jeremías de esta manera, profetizando la llegada del Mesías en un futuro,
que, para nosotros, ya se ha cumplido. Es Jesús en el que se cumple esa
promesa del pastor que guía a su pueblo y ve por el bienestar de quienes
se encuentran bajo su protección.
CAPÍTULO II: PROFETAS DEL REINO DEL NORTE

1. AMÓS

1.1. Vida del profeta

Del profeta Amós no se sabe exactamente la fecha de su nacimiento


ni de su muerte, su nombre significa “el que lleva una carga”,
proveniente de un pueblo de Judá, Tecoa.

Según datos biográficos escritos en su libro era pastor y agricultor.


Le gustaba la vida del campo y no se afanaba por las cosas
materiales. Además, “declara que no es profeta ni hijo de profeta,
parece indicar que antes de su vocación profética se encontraba
desempeñando sus ocupaciones ordinarias” (B. A. C., 1971, p. 185).
“No se sabe cómo recibió su vocación. Ciertamente, había sido para
él una fuerza irresistible, como lo evidencian las palabras de su
autorretrato biográfico de estilo sapiencial (3, 3-8)” (Tábet et. al.,
2009, p. 65).

Aunque no se tiene datos claros sobre la fecha del llamado a su


vocación de profeta, sin embargo se cree que, “si se admite que el
incidente de Betel puso fin al ministerio profético de Amós, podemos
delimitar su actividad profética con bastante seguridad entre los
años 760-750 a.C.” (Tábet et. al., 2009, p. 64).

1.2. Fondo histórico y religioso

El reino del Norte gozaba de prosperidad y se encontraba en paz con el


reino del Sur, por lo que las clases altas fueron enriqueciéndose y contaban
con palacios que llenaban de lujos, “a lo que hace referencia el profeta
hablando de los lujos de los ricos, que poseían casa de invierno y de
verano, casas y camas de marfil, grandes palacios, celebraban banquetes
opulentos y poseían todo tipo de bienes suntuosos (cf. 3, 9-12.15;5, 11; 6,
4-6)” (Tábet et. al., 2009, p. 65).

Marconcini et. al., 2009, explica cómo vivían la vida moral y religiosa esta
nación:
La moral estaba en decadencia a la par con la religiosa, que se
caracterizaba por un culto más externo que espiritual. Además del
culto que se le daba a falsos dioses.

Ya no se asentaba las antiguas creencias religiosas. Se


consideraban los antiguos beneficios divinos como garantía de
bienestar y no como exigencias que requerían una precisa
respuesta de fe.

Por eso, también, se hablaba del “día del Señor”, entendida como
intervención divina y prodigiosa, de carácter material y político, que
traería gran bienestar y la exaltación de Israel entre las naciones.

Amós denuncia las injusticias llamando a la conversión y les advierte que si


no lo hacen la nación será devastada y el pueblo sufriría la esclavitud.

1.3. Contenido del libro

El libro de Amós presenta tres partes principales, que son: los oráculos
contra las naciones, incluido Israel; los vaticinios contra Israel; y las
visiones proféticas.

Sobre los oráculos contra las naciones, “Amós anuncia que Dios también
traerá sobre ellas el castigo merecido por sus pecados” (Tábet, 2009, p. 67)

Marconcini, et. al., 2009, explica que:

Se trata de ocho oráculos. Los seis primeros se dirigen a los pueblos


vecinos que son enemigos de Israel. En ellas se manifiestan que
también los pueblos paganos están bajo el dominio de Yahvé y
obligados a observar la ley moral natural con todas sus
implicaciones.

Los dos últimos oráculos están dirigidos a Judá e Israel, que


contienen recriminaciones por sus transgresiones a la alianza
sinaítica.

El oráculo contra Judá se refiere a la no observancia por parte de la


nación de la ley mosaica y a los pecados de idolatría. Mientras que
el oráculo contra Israel es un discurso que se puede leer como
“proceso a las obligaciones de la alianza”, es decir a la infidelidad de
Israel.

Sobre los vaticinios contra Israel, “Amós reprende los vicios de Israel,
especialmente de Samaria y Betel. Censura a las mujeres de Samaria y al
pueblo. Elegía por Israel porque no quiere convertirse” (B. A. C., 1971, p.
187). Para Amós, la infidelidad de Israel no es aceptable, ya que no sabe
corresponder a la protección y amor de Dios; por eso, les anuncia que su
castigo será mayor, pues ellos están unidos a Él por una alianza.

Sobre las visiones proféticas, podemos mencionar los siguientes: visión de


las langostas, visión del fuego consumidor, visión de la plomada, el
episodio de Betel, la visión del cesto de frutos maduros y nueva acusación
contra Israel, la visión del santuario destruido y la destrucción de Israel.
“Estas son visiones simbólicas que destacan la longanimidad y paciencia
de Dios para con su pueblo y el castigo que vendrá sobre Israel como
consecuencia de su obstinación en el pecado” (Tábet, 2009, p. 72).

Para Marconcini, et. al., 2009, la actitud que adoptó el profeta en su


predicación, pues contiene el itinerario del profeta: de intercesor de su
pueblo (en la primera y segunda visión) se convierte en portavoz del juicio
divino (las otras tres visiones).

1.4. Autenticidad del libro

Se tiene como auténtico autor a Amós, pues no existen razones suficientes


para negar aquello, esto por sus oráculos, sermones y visiones. “De sus
146 versículos solo 30 se discute su autenticidad” (B. A. C., 1971, p. 187).
Por tener un estilo claro y directo y partir del ambiente histórica del tiempo
en que vive es que se atribuye la autenticidad, casi en su totalidad, al
profeta.

1.5. Estilo literario

Amós, “generalmente escribió en verso y algunos pasajes son


composiciones estróficas” (B. A. C., 1971, p. 188).

Además, “su lenguaje muestra el influjo de su vida de pastor y


campesino… de manera concisa y plástica describe sus visiones, y de
modo expresivo y tajante formula las amenazas. Acumula imágenes y
multiplica los ejemplos para probar sus afirmaciones” (B. A. C., 1971, p.
188). “Las frases e ideas que se repiten son duras, enérgicas y, en
ocasiones, agresivas” (Tábet, 2009, p. 74).

Marconcini et. al., 2009, indica que el libro contiene una gran variedad de
géneros literarios: narraciones, visiones, oráculos, doxologías, Ayes y otros
más.

1.6. Mensaje doctrinal

Para Marconcini, et. al., 2009, en el libro de Amós abunda en enseñanzas


sobre la omnipotencia de Dios, su gobierno universal sobre todas las cosas
y todas las naciones, la elección de Israel, las exigencias de la justicia
social y todo lo relacionado con la justicia divina.

Amós rechazó la conducta social, moral y religiosa de su pueblo. Pero,


“positivamente, ofreció a sus contemporáneos, y a nosotros, una síntesis
doctrinal que abarca los temas esenciales de la teología profética, en la
que se encuentra la esperanza mesiánica” (B. A. C., 1971, p. 189).

Para Amós solo existía un solo Dios, esta idea de Dios “emana de su
noción de la grandeza, cercanía y justicia de Yahvé. Él es todopoderoso en
el cielo, en el infierno, en la cumbre del Carmelo y en el fondo del mar” (B.
A. C., 1971, p. 189).

Dios eligió a Israel libremente he hizo con ellos una alianza. Pero eso no
quita el hecho de que Dios tiene en cuenta a todas las naciones que
existen a la hora de juzgarles o bendecirles por sus acciones. “Este juicio
recaerá sobre todas las naciones, porque todas están sujetas al dominio y
a la justicia de Dios. Los pueblos paganos serán juzgados según la ley
natural, mientras que Israel lo será según la fidelidad al único verdadero
Dios” (Tábet, 2009, p. 75).

Amós denuncia los pecados del pueblo y el abuso y explotación a los


pobres por parte de los ricos. “Yahvé es un Dios universal, no solamente
porque dirige los destinos de todas las naciones, sino, más bien, porque
juzga a todas las naciones” (B. A. C., 1971, p. 189).
En la Biblioteca de Autores Cristianos podemos encontrar que, Amós, no
solo habla de amenazas y castigos, sino también de promesas y salvación.
Se anuncia “el día del Señor”, el retorno a la alianza concordada en el
tiempo de la salida de Egipto, que llegará a su perfección en el reino del
Mesías, su último fin, reflejando la realidad de la felicidad espiritual del
Israel de los tiempos últimos.

2. OSEAS

2.1. Vida del profeta

El libro de Oseas nos da a conocer algunos datos de su vida y de su misión


como profeta. Por ejemplo, se sabe a través de ella que este era hijo de
Beerí.

Recibió su vocación durante el reinado de Jeroboam II, rey de Israel. Al


parecer sería de una de las naciones del norte, por eso llevó a cabo su
ministerio en su lugar de origen. “Así parece confirmarlo el conocimiento
que posee de la vida política y religiosa de dicho reino” (Tábet, 2009, p.
81).

El profeta debió comenzar su ministerio unos años antes del 746 “pues en
uno de los oráculos que da el profeta anuncia la caída de la dinastía de
Jehú, esto sucede en el 746-745, con el asesinato de Zacarías, hijo y
sucesor de Jeroboam” (B. A. C., 1971, p. 95). Aunque otros autores dicen
que su misión profética la habría ejercido entre el 750 al 725 a. C.

Marconcini, et. al., 2009, indica que las numerosas alusiones que el profeta
hace sobre la vida agrícola, este pertenecería a la clase rural. Habría
también contraído matrimonio con una mala mujer con la que tuvo tres
hijos.

Lo más cierto que se tiene sobre este profeta es que “era un hombre
instruido para seguir y juzgar la política de su país” (B. A. C., 1971, p. 91).

2.2. Fondo histórico y religioso

La misión profética de Oseas “se caracteriza por grandes convulsiones


políticas, como la caída de Samaría, aunque solo se mencione como un
evento futuro” (Tábet, 2009, p. 82). De los que permanecieron en el país,
una gran parte huyo a Egipto.

Marconcini, et. al., 2009, explica que el profeta habría vivido en un periodo
de descomposición social y religiosa que precedió los últimos años del
reino del Norte. Renacía el poderío asirio que ambicionaba una hegemonía
absoluta e incontrastada en la región.

En la Biblioteca de Autores Cristianos, encontramos que:

Las palabras de Oseas suponen una buena situación económica en


la nación, pero es en el tiempo de Jeroboam que las costumbres se
relajaron y el culto de Dios se distorsiona infiltrándose la idolatría.

Aunque todavía los israelitas respetaban el sábado y las fiestas


sagradas, y se seguían con los sacrificios a Dios, jurando por Él y
visitando los santuarios; al mismo tiempo hacían ídolos de plata y
oro y vivían en libertinaje.

Es decir que “Dios seguía siendo adorado, pero reducido a la categoría de


un dios principal en un panteón donde reinaban otros dioses” (Tábet, 2009,
p. 83).

2.3. Contenido del libro

El libro de Oseas es presentado en dos partes, los cuales son: la propia


historia del profeta en cuanto a su vocación y matrimonio, y los oráculos y
sermones del profeta.

Sobre su matrimonio se puede decir que este posee una índole histórica y
posee un significado. Pues, “no se trataría de un verdadero y propio
matrimonio, sino de una alegoría destinada a describir la relación entre
Dios y su pueblo. Además no parece creíble que Dios ordene a un profeta
realice una acción tan vergonzosa como casarse con una prostituta”
(Tábet, 2009, p. 84).

J. M. Abrego, citado por Marconcini et. al., 2009, explica que “la dura
experiencia personal de Oseas en su trance familiar la revela la enorme
infidelidad del pueblo y el inmenso amor de Dios: no hay posibilidad de
solución, si Dios no actúa en contra de sus propias leyes, es decir, si el
amor de Dios a Israel no es infinitamente mayor que la esperanza del
pueblo y su comprensión de las leyes” (p. 86).

Sobre los oráculos del profeta, estos se presentan en poesía desarrollando


la primera parte, pues “la conformidad temática y la ilación lógica es
plena… son oráculos donde se declara la culpabilidad y el castigo de Israel,
se anuncia la cautividad y se exhorta al arrepentimiento” (Tábet, 2009, p.
86).

Marconcini, et. al., 2009, explica la estructura que tienen los oráculos del
profeta. Sobre ellos dice:

No parece casual y sugiere orientar la lectura en el sentido de una


sucesión de querellas que Dios pone al pueblo por sus pecados e
infidelidades, que al final se abren a una esperanza de salvación.

Es la infidelidad de Israel, el olvido de Dios, la idolatría y el


sincretismo lo que aqueja a Israel, los cuales, en base a la imagen
nupcial, son llamados continuamente pecados de fornicación. Dios
se presenta, a su vez, no solo como el esposo solícito, sino también
como el padre apasionado por su hijo.

2.4. Autenticidad del libro

Sobre la autenticidad del libro se puede decir que no existen razones para
dudar que Oseas es el autor de este, ya que en ella existe unidad. Solo “se
admite que un compilador posterior, en Judá, habría dado forma definitiva a
todo el material atribuido a Oseas introduciendo algunas glosas” (Tábet,
2009, p. 88)

Marconcini et. al., 2009, menciona a San Jerónimo, este dice que el profeta
habla en un estilo compuesto de cortas y abruptas sentencias, esto se
debe a la fuerte personalidad del profeta en cuanto a sus emociones y a su
religiosidad.

2.5. Estilo literario

En el libro de Oseas, el profeta, “se expresa con frases entrecortadas y


sentenciosas, en ocasiones no enlazadas entre sí, faltando el
encadenamiento lógico del discurso, su estilo deja entrever un
temperamento afectivo y emocional, propio de un alma enamorada, en este
caso, de su pueblo” (Tábet, 2009, p. 88).

Marconcini, et. al., 2009, además, nos dice que el libro abunda en riquezas
de imágenes con propensión a usar símiles de la naturaleza, y alude con
frecuencia a las tradiciones antiguos de Israel, sobre todo, de la vida del
desierto cuando las relaciones entre Dios y su pueblo eran más sinceras.

2.6. Mensaje doctrinal

En el libro de este profeta se presenta la relación entre Israel y Dios como


una relación matrimonial y no solo como una alianza. Acentuando el amor
de Dios por su pueblo.

La Biblioteca de Autores Cristianos nos dice que “como los planes de Dios
son inmutables, así también este matrimonio entre Yahvé y su pueblo
escogido es indisoluble” (p. 97). Por eso, aunque Israel es infiel, Dios no la
abandona ni la repudia.

Marconcini, et. al., 2009, describe esta relación de la siguiente manera:

Dios, como Oseas, ha amado a Israel como solo Él puede amar, de


manera exclusiva y tierna; llenándolo de todo bien. Pero la nación se
ha rebelado y ha traicionado su amor en brazos de otros amantes…
Dios es un esposo ofendido, pero cuyo amor no ha sido anulado por
la ofensa.

“A causa de su infidelidad, Dios tendrá que castigar a Israel, su esposa. Sin


embargo su castigo es correctivo no vindicativo” (B. A. C., 1971, p. 97).

El libro también contiene un mensaje mesiánico, “Dios es un esposo fiel,


que se ha unido a Israel con un lazo perenne de amor… como verdadero
amante, Yahvé sufre por el castigo que ha de infligir a Israel; como padre,
quiere corregir, no castigar” (Tábet, 2009, p. 91).
CONCLUSIONES

Después de la investigación sobre los profetas Isaías, Jeremías, Amós y Oseas,


se concluye que Dios ha querido que su pueblo, Israel, sepa cuál es su voluntad,
aquello que le agrada y aquello que no. Dios se ha manifestado de varias formas,
pero especialmente lo ha querido hacer a través de otros hombres, sencillos,
comunes y corrientes, como cualquiera de uno de nosotros.

En cada uno de ellos Dios ha expresado su voluntad, pero también sobre todo su
amor incondicional y celoso, además de su voluntad para que escuchándole
darnos la oportunidad para convertirnos. Él ya ha hablado por los profetas,
también habló a través de su Único Hijo. Pero, lo que sabemos por los profetas
profundiza su mensaje de salvación y nos hace comprender mejor por qué Dios
quiere nuestra salvación. Le pertenecemos, somos cada grano de arena que Él
prometió a los elegidos del Antiguo Testamento, en los que ha de cumplir su
promesa mayor.

Queda en cada lector asumir las palabras que nos transmitieron de Dios cada uno
de los profetas y actualizarlas en la propia vida, a fin de poder alcanzar la
salvación aquí en la tierra y para el cielo.
BIBLIOGRAFÍA

Tábet, M., Marconcini, B. y Boggio G. (2009). Introducción al Antiguo Testamento


– II. Libros Proféticos. Madrid: Ediciones Palabra.

Biblioteca de Autores Cristianos (1971). La Sagrada Escritura – Texto y


Comentario Antiguo Testamento – Daniel y Profetas menores.
Madrid: La Editorial Católica.

Biblia de Jerusalén. (2009). Bilbao: Desclée de Brouwer.

Nacar E. y Colunga A. (1965). Sagrada Biblia. Madrid: La Editorial Católica.

También podría gustarte