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CRÍTICA DE LA

MODERNIDAD
Antuané de la flor
SESIÓN 8
Semana 5

Semestre 2021 - 2

28 de setiembre
GH0024 CRÍTICA DE LA MODERNIDAD

Temas a tratar:
1. Características principales de la Modernidad
2. Pensamiento de René Descartes
GH0024 CRÍTICA DE LA MODERNIDAD

1 CARACTERÍSTICAS
PRINCIPALES DE LA
MODERNIDAD
GH0024 CRÍTICA DE LA MODERNIDAD

Características de la Modernidad
Visto todo lo anterior, podemos ahora identificar las características principales del proyecto moderno:
• Ideal de ruptura (con la tradición, con el pasado, con “la autoridad del eterno ayer”) y conciencia de la novedad de
su quehacer (los mismos pensadores, científicos y artistas se atribuyen el término “nuevo” o “moderno”
constantemente para remarcar la novedad de su quehacer).
• Ideal de progreso lineal, de renovación y mejora continua de las condiciones de vida: es la idea de que el presente es
mejor que el pasado, y de que el futuro puede aún ser mejor que el presente (está íntimamente asociada a los
nuevos descubrimientos científicos y a los nuevos inventos tecnológicos; es decir, al punto siguiente: la aparición de
la Nueva Ciencia).
• Aparición de la Nueva Ciencia físico-matemática (Copérnico, Galileo, Newton, entre otros): confiere la posibilidad de
obtener verdades definitivas y deductivamente comprobables. Esto se basa en la proyección o concepción de una
visión mecanizada y matematizada del universo.
• Voluntad de poder sobre la naturaleza y desapego de la tierra como elemento inmóvil (está vinculado con el punto
anterior y con la nueva visión del universo y la naturaleza).
• Introducción del monismo metodológico (un solo método racional de adquisición de conocimiento) y afán
sistemático (vinculado, también, con la aparición de la Nueva Ciencia y los puntos anteriores).
• Exigencia de autocercioramiento, de fundamentación de la ciencia y el saber (vinculado con el ideal de ruptura y con
los puntos anteriores).
• Ideal de autonomía, libertad y autodeterminación del sujeto a nivel del pensamiento y de la acción (rechazo a
cualquier tipo de creencia ciega e incondicionada).
• Nueva noción de subjetividad: “nacimiento del sujeto” o del individuo abstractamente concebido y dotado del
derecho a la libertad individual.
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3) Aparición de la Nueva Ciencia y voluntad de poder sobre la


naturaleza
“El científico intenta continuamente subsumir
leyes empíricas particulares bajo otras más
generales. No se contenta con amontonar sus
leyes, sino que busca entre ellas relaciones y
establecer poco a poco una jerarquía de leyes
interrelacionadas.

• ¿Qué quiere decir todo esto? […] Kant explica


inmediatamente que esto no significa que el
científico haya de presuponer la existencia de
Dios. Pero sí que el científico presupone una
unidad en la naturaleza, como la que tendría
si fuese obra de una inteligencia divina.”
(Colomer 2001: 259; énfasis nuestro)
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4) Monismo metodológico y afán sistemático


Monismo metodológico quiere decir que hay un solo método (científico) para
todas las investigaciones racionales, que hay un solo camino para la
adquisición de la verdad y el conocimiento (sean del tipo que sean, no solo se
refiere a los conocimientos de la ciencia natural). Esta idea es radicalmente
nueva y propia de la modernidad.

• Detengámonos un momento a analiza esta idea:


• ¿qué implica que solo sea válido un único método?
• Y ¿pensamos hoy en día de esta manera?,
• ¿las diversas disciplinas del saber utilizan uno y
el mismo método?
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• ¿Y cómo era antes la ciencia en el mundo antiguo?


• ¿había ciencia en esas épocas?
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4) Monismo metodológico y afán sistemático


• En la Antigüedad clásica, por ejemplo, no se aplicaba un mismo método en los diversos
ámbitos del saber. Según Aristóteles: “[…] es propio del hombre instruido buscar la
exactitud en cada género de conocimientos en la medida en que la admite la
naturaleza del asunto; evidentemente, tan absurdo sería aprobar a un matemático que
empleara la persuasión como reclamar demostraciones [científicas] a un retórico.”
(Ética a Nicómaco, libro I, 1094b; énfasis nuestro)

Disciplina Objetos Racionalidad Excelencia


Necesarios
Teoría Demostrativa Episteme (ciencia)
(“que no pueden ser de otra manera”)
Contingentes
Praxis Práctica Phrónesis (prudencia)
(“que pueden ser de otra manera”)
Poiesis Artificiales Instrumental, productiva Techne (arte)
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4) Monismo metodológico y afán sistemático


• La Modernidad, por el contrario, planteará las cosas de un modo muy distinto. Dice, por ejemplo, Descartes en las
Reglas para la dirección del espíritu (1628):
“El fin de los estudios debe ser dirigir el espíritu para que pueda formar juicios sólidos y verdaderos sobre
todas las cosas que se le presentan. Cuando los hombres perciben una semejanza entre dos cosas, suelen
atribuir a las dos […] lo que encontraron que era verdadero en una de ellas. Así, al comparar erradamente
las ciencias, que no consisten más que en un conocimiento intelectual, con las artes, que requieren cierta
práctica y disposición del cuerpo, y viendo que una misma persona no debe aprender todas a la vez, sino
que es más fácilmente mejor artista quien se dedica con exclusividad a una, porque las mismas manos no
pueden adaptarse a labrar los campos y a tañer la cítara o a oficios diferentes, con tanta seguridad como
uno solo de ellos, creyeron que también lo mismo sucede con las ciencias, y distinguiéndolas por la
diversidad de sus objetos, pensaron que cada una debía cultivarse aparte, con prescindencia de todas las
demás. No cabe duda que en esto se engañaron. Pues como todas las ciencias no son más que la sabiduría
humana, que es siempre una y la misma por más que se aplique a diferentes objetos, como la luz del sol
es una, por múltiples y diferentes que sean las cosas que ilumina, no se debe imponer ninguna limitación a
los espíritus, pues si el ejercicio de un arte impide que aprendamos otros, el conocimiento de una verdad
lejos de ser un obstáculo nos ayuda a descubrir otra. […]
Por consiguiente, no sin motivo, proponemos esta regla como la primera de todas, porque nada nos aparta
tanto del camino recto de la investigación de la verdad como dirigir nuestros estudios no a este fin general
sino a fines particulares […]. Debemos convencernos, pues, de que todas las ciencias están íntimamente
trabadas entre sí y que es mucho más fácil aprenderlas todas a las vez que una sola, separándola de las
demás.” (Descartes 1967 [1628]: 35-36; énfasis nuestro)
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2 Las Meditaciones metafísicas


(1641) de Descartes
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Temas a tratar: Descartes y el proyecto moderno

“Para mover el globo terrestre de su


lugar y trasladarlo a otro, Arquímedes
no pedía sino un punto fijo y seguro. Así
tendría yo derecho a concebir grandes
esperanzas si fuese lo bastante
afortunado como para encontrar
solamente algo cierto e indudable”
(Descartes 1967 [1641]: 223)

Frans Hals: retrato de René Descartes (1649)


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Las Meditaciones metafísicas de Descartes


Hay que pensar en las Meditaciones metafísicas como un camino que emprende Descartes
consigo mismo. Tiene un punto de partida, un desarrollo y un punto de llegada.
• Punto de partida: encontrar una verdad absolutamente indubitable o “morir en el
intento” (Primera Meditación). Dice Descartes: “[…] proseguiré siempre en este camino
hasta que haya encontrado algo cierto o, por lo menos, si no logro otra cosa, hasta que
haya conocido con certeza que no existe en el mundo nada cierto” (Descartes 1967
[1641]: 223).
• Este es, pues, el objetivo central de las Meditaciones: “[…] deshacerme de todas
las opiniones que hasta entonces había creído y empezar enteramente de nuevo
desde los fundamentos si quería establecer algo firme y constante en las ciencias.”
(Descartes 1967 [1641]: 216; énfasis nuestros)
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• Desarrollo: camino del escepticismo o de la duda metódica


(Primera y segunda Meditación). No es una duda existencial, sino
metódica: “[…] me aplicaré seriamente y con libertad a destruir en
general todas mis antiguas opiniones. […] bastará el menor motivo
de duda que yo encuentre para hacer que las rechace a todas […]
ya que la destrucción de los fundamentos necesariamente arrastra
consigo todo el resto del edificio, atacaré, por lo pronto, los
principios sobre los cuales se apoyaban mis antiguas opiniones.”
(Descartes 1967 [1641]: 216-217; énfasis nuestros)

• Punto de llegada: la certeza del cogito ergo sum (Segunda


Meditación). Y partir de ella, la reconstrucción del mundo. “[…]
después de haber pensado bien, y de haber examinado Las Meditaciones
cuidadosamente todo, hay que concluir y tener por establecido que metafísicas de
esta proposición: yo soy, yo existo, es necesariamente verdadera Descartes
siempre que la pronuncio o que la concibo en mi espíritu.”
(Descartes 1967 [1641]: 224; énfasis nuestros)
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Las Meditaciones metafísicas de Descartes


Un camino que emprende Descartes consigo mismo: la investigación se realiza en solitario
• Contraste con el tipo de discurso filosófico de la Antigüedad clásica y del Medioevo: Platón, por
ejemplo, escribía en diálogos; San Agustín invoca a pensadores del pasado.
• Descartes, por el contrario, no necesita contrastar sus afirmaciones con lo que otros hayan dicho
(pérdida del valor de autoridad). Sus afirmaciones tienen que estar racionalmente justificadas, lo
que significa que tienen que estar justificadas en sí mismas. Poco importa, pues, lo que hayan dicho
otros en el pasado.
• Él escribe, además, en (muy) primera persona: “me he dado cuenta”, “me era preciso”, “me aplicaré
seriamente”, etc.

Punto de partida: encontrar una verdad absolutamente indubitable o “morir en el intento”


• El problema de fondo no es la falsedad, sino la incertidumbre. Si todo fuera falso, al menos esa
sería una verdad absoluta.
• Ese es el problema de “todas sus opiniones” o, en general, de todo el saber y el modelo tradicional:
las ha admitido como verdaderas, pero no sabe por qué son verdaderas (no están racionalmente
justificadas, han sido simplemente aceptadas). En ese sentido son, pues, inciertas.
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Las Meditaciones metafísicas de Descartes


Objetivo central: “establecer algo firme y constante en las ciencias”
• Estar en la incertidumbre es como estar “en aguas muy profundas” sin poder “hacer pie en el fondo, ni nadar
para para sostenerme en la superficie” (Descartes 1967 [1641]: 222), sin tener un punto de apoyo. Lo que
está buscando Descartes es, justamente, un punto de apoyo que sea absolutamente firme y constante a partir
del cual poder empezar a reconstruir o reconquistar certezas.
• “No es fácil orientarse en un mundo que ha perdido su centro” (Villoro 2013: 21). “El individuo
enfrentado a su libertad tendrá una gran tentación: dotarse de nuevo una condición fija” (Villoro
2013: 29)

Desarrollo: la duda metódica o la duda como método


• Para comprobar la certeza de sus opiniones, Descartes empleará un método extremo: la duda metódica (que
no es una duda existencial, sino el empleo de la duda como método de investigación).
• ¿Qué es dudar? Es cuestionar, negar, poner a prueba… destruir: “me aplicaré seriamente y con libertad a
destruir en general todas mis antiguas opiniones” (Descartes 1967 [1641]: 216). Prestemos mucha atención a
esta curiosa afirmación:
• Descartes tiene libertad para destruir… Tiene libertad para impugnar, desde sí mismo, el modelo y los
cánones establecidos. Si uno mismo se aplica con seriedad y desde la razón, puede oponerse a los
modelos imperantes y desmontar las verdades de la tradición.
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Las Meditaciones metafísicas de Descartes


Desarrollo: la duda metódica o la duda como método
• ¿Cómo las va a destruir? Es imposible ir evaluando opinión por opinión… sería una tarea infinita, nuestro
tiempo de vida no nos alcanzaría. Por ello, Descartes hará algo mucho más metódico y eficiente: irá a los
“fundamentos” o principios sobre los que se apoyan sus opiniones, puesto que “la destrucción de los
fundamentos necesariamente arrastra consigo todo el resto del edificio” (Descartes 1967 [1641]: 217).
Su estrategia es la siguiente:
• El camino de la duda metódica avanzará en tres niveles, cada uno de ellos más profundo que el
anterior.
• Cada nivel “atacará” los principios de un ámbito de saber y, al hacerlo, pondrá en duda toda
aquella información que provenga o se sustente en ese principio.
• Pero habrá “algo” que resista a cada nivel de duda, motivo por el cual hay que seguir
profundizando hasta que se encuentre algo que ya no sea susceptible de duda… algo que sea
absolutamente incuestionable o indubitable.

Punto de llegada: la certeza del cogito ergo sum, del “pienso, luego existo”
• ¿Tendrá Descartes que concluir que “no hay nada cierto en el mundo” (Descartes 1967 [1641]: 223)?
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Las Meditaciones metafísicas de Descartes


Punto de llegada: la certeza del cogito ergo sum, del “pienso, luego existo”
• ¿Tendrá Descartes que concluir que “no hay nada cierto en el mundo” (Descartes 1967 [1641]: 223)?
• La respuesta es un NO rotundo. Puede que todas mis opiniones sean falsas, pero hay algo de lo que no
puedo dudar: de que estoy dudando, es decir, de que estoy pensando… y mientras dude/piense, tengo
que estar existiendo como “cosa que piensa”.
Una última anotación:
• ¿Puede uno permanecer indefinidamente en la duda? La respuesta es, nuevamente, un NO rotundo. Y
Descartes lo sabía muy bien: la empresa (la duda) que está realizando solo puede hacerse “una vez en mi
vida” (Descartes 1967 [1641]: 216). ¿Por qué? https://www.youtube.com/watch?v=trwXp6hMN8M

Veamos en detalle, a continuación, el camino de las dos primeras Meditaciones metafísicas de Descartes.
EJERCICIO GRUPAL:
• Tomémonos 30 minutos para revisar las pp. 217-224 y completar los cuadros del Ejercicio, documento
disponible en CANVAS.
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Las Meditaciones metafísicas de Descartes


Video, 28 min
Programa Mentira la verdad
Prof. Darío S.

https://www.youtube.com/watch?v=QOsVHbLFdCA&t=24s
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Primera Meditación

1. PRIMER NIVEL DE DUDA


Lo primero que se pone en duda es la información que nos brindan los sentidos
• ¿Por qué se empieza por aquí? Porque “Todo lo que he admitido hasta ahora como más verdadero y
seguro lo he tomado de los sentidos o por los sentidos” (Descartes 1967 [1641]: 217). Los sentidos son,
pues, una fuente natural (y naturalmente confiable) de información y conocimiento.
• Pero si inspeccionamos un poco respecto de nuestra confianza en los sentidos, notamos que “he
experimentado a veces que estos son engañosos y es propio de la prudencia no confiar jamás
enteramente en los que nos han engañado una vez.” (Descartes 1967 [1641]: 217)
• Pongamos un ejemplo: un espantapájaros. De lejos parece una persona; cuando me acerco, me
doy cuenta de que es un muñeco (o un autómata).
• Sin embargo, parece poco razonable dudar de cierta información que obtenemos de los sentidos y que
nos es sumamente cercana, por ejemplo, de la existencia de mi propio cuerpo: “¿Y cómo podría negar
que estas manos y este cuerpo son míos?” (Descartes 1967 [1641]: 217).
• Esto conduce al siguiente nivel de duda.
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Primera Meditación

2. SEGUNDO NIVEL DE DUDA


El argumento de la indistinción entre el sueño y la vigilia
• “¿Y cómo podría negar que estas manos y este cuerpo son míos? […] Sin embargo, tengo que considerar
que soy hombre y, por consiguiente, que suelo dormir y representarme en sueños cosas iguales […]
¡Cuántas veces no me ha sucedido de noche soñar que me hallaba vestido, que me encontraba junto al
fuego, aunque yaciera desnudo en mi lecho! […] Supongamos, pues, que ahora estamos dormidos”
(Descartes 1967 [1641]: 217-218; énfasis nuestro).
• Con este argumento se impugna la veracidad del mundo material: incluso reconociendo que “las cosas
que se nos representan en el sueño son como cuadros y pinturas que no pueden estar formados sino a
semejanza de algo real y verdadero, y que, así por lo menos, estas cosas generales, es decir, los ojos, una
cabeza, las manos, todo el resto del cuerpo, no son cosas imaginarias, sino verdaderas y existentes”
(Descartes 1967 [1641]: 218), todo esto podría ser solamente una ilusión… y no tendría como saberlo
porque necesitaría “despertar” para comprobarlo.
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Primera Meditación

2. SEGUNDO NIVEL DE DUDA


El argumento de la indistinción entre el sueño y la vigilia
• No obstante lo anterior, aún en el caso de que estuviera soñando y todo fuese una ilusión, habría sin
embargo algunas cosas más simples y universales que otras: la naturaleza corporal, la extensión, la
figura, la magnitud, etc.). Ellas no son cosas materiales; al contrario, todas ellas son cosas medibles o
cuantificables que permanecen estables así esté despierto o dormido: son verdades en sí mismas (su
verdad no depende de consideraciones externas a ellas mismas).
• De allí se infiere que la física, la medicina y las demás ciencias que tratan de cosas compuestas son
dudosas e inciertas, mientras que la aritmética y la geometría, que tratan de las cosas más generales y
simples, contienen algo cierto e indudable: “Pues aunque esté despierto o duerma, dos y tres juntos
formarán siempre el número cinco, y el cuadrado jamás tendrá más de cuatro lados; y no parece posible
que verdades tan claras puedan ser sospechosas de falsedad o incertidumbre alguna” (Descartes 1967
[1641]: 219; énfasis nuestro). El argumento de la indistinción entre el sueño y la vigilia no afecta, pues, a
este tipo de verdades abstractas, tan claras y simples (y evidentes).
• Es así como llegamos al último nivel de duda: la duda respecto de nuestra capacidad racional o
matemática, para la cual Descartes introducirá la hipótesis del genio maligno.
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Primera Meditación

3. TERCER NIVEL DE DUDA


La hipótesis del genio maligno
• “Supondré, pues, que existe […] cierto genio maligno, tan astuto y engañador como poderoso, que ha
empleado toda su habilidad en engañarme” (Descartes 1967 [1641]: 221).
• ¿Por qué introducir al “personaje” del genio maligno?
• Porque aquello que vaya a establecer como absolutamente verdadero debe resistir toda prueba,
incluso la más descabellada o antinatural (este es un nivel de duda antinatural, un nivel de duda
auto-impuesto).
• Porque se puede forzar la duda hasta el extremo de imaginar que estas verdades (generales y
simples, como las de la aritmética y la geometría) tampoco sean absolutamente ciertas: el error
es posible aun en las cosas que creemos más ciertas. Así pues, es posible (es pensable) que, sin
darnos cuenta, nos estemos siempre equivocando: “[…] puede ser que él haya querido que yo
me equivoque siempre que hago la suma de dos y tres, o que cuento los lados de un cuadrado, o
que juzgo acerca de algo aun más fácil, si es que se puede imaginar algo más fácil que esto.”
(Descartes 1967 [1641]: 220).
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Primera Meditación

3. TERCER NIVEL DE DUDA


La hipótesis del genio maligno
• ¿Cuál es entonces la función del genio maligno?
• El genio maligno es un recurso metódico, epistemológico, una ficción o hipótesis metodológica
que le permite a Descartes dudar de absolutamente todas las cosas, incluso las más simples y
universales, porque introduce el error en la propia razón.
• Este tercer nivel de duda es el más profundo y radical; con él, en realidad, se está dudando de
todo lo exterior a la mente o, más precisamente, se duda de que los contenidos de la conciencia
correspondan efectivamente con algo externo a la conciencia. Descartes no está diciendo ya que
pueda “estar equivocado sobre tal cosa…”, sino que hay un equívoco en mí.
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Primera Meditación

3. TERCER NIVEL DE DUDA


La hipótesis del genio maligno

SUJETO QUE PIENSA, QUE CONOCE OBJETO DE CONOCIMIENTO

2+3=4 2+3=5
Las matemáticas mantienen su
El error o equívoco está en mí
verdad
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Paso de la Primera a la Segunda Meditación

3. TERCER NIVEL DE DUDA


La hipótesis del genio maligno
• “Supondré, pues, que existe […] cierto genio maligno, tan astuto y engañador como poderoso, que ha
empleado toda su habilidad en engañarme. […] Me mantendré obstinadamente unido a este
pensamiento, y si, por este medio, no está en mi poder llegar al conocimiento de alguna verdad, por lo
menos está en mi poder suspender mi juicio” (Descartes 1967 [1641]: 221-222; énfasis nuestro).
• Pero es “penoso y difícil” mantenerse en este pensamiento y la “vida ordinaria” empuja nuevamente a
asumir ciertas cosas como verdaderas… Tal como “un esclavo que gozara en sueños de una libertad
imaginaria” (Descartes 1967 [1641]: 222).
• Descartes se va a descansar…
• Al día siguiente, vuelve a emprender la tarea: “La meditación que llevé a cabo ayer me ha colmado el
espíritu de tantas dudas que ya no está en mi poder olvidarlas. […] Me esforzaré, con todo, y seguiré de
nuevo el mismo camino que había empezado ayer” (Descartes 1967 [1641]: 222-223; énfasis nuestro).
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Bibliografía consultada
Aristóteles. 1985. Ética a Nicómaco. Trad. M. Araujo y J. Marías. Madrid: Centro de Estudios
Constitucionales.
Bovero, Michelangelo. 1992. Modernidad. En Individuo, modernidad, historia, ed. M. Cruz. Madrid:
Tecnos, pp. 97-112.
Colomer, Eusebi. 2001. El pensamiento alemán de Kant a Heidegger. Tomo 1: La filosofía trascendental.
Kant. Barcelona: Herder.
Descartes, René. 1967 (1628). Reglas para la dirección del espíritu. En Obras escogidas. Trad. E. de
Olazo. Buenos Aires: Sudamericana.
Habermas, Jürgen. 1989. La Modernidad: su conciencia del tiempo y su necesidad de
autocercioramiento. En El discurso filosófico de la Modernidad. Buenos Aires: Taurus.
Heidegger, Martin. 2000. La época de la imagen del mundo. En Caminos del bosque. Madrid: Alianza
Editorial.
Huizinga, Johan. 1960. El problema del Renacimiento. En Hombres e ideas. Ensayo de historia de la
cultura. Buenos Aires: Fabril.
Rossi, Paolo. 1966. Los filósofos y las máquinas: 1400-1700. Barcelona: Labor.
Villoro, Luis, 2013. El pensamiento moderno: Filosofía del Renacimiento. Ciudad de México: FCE.
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Descartes, René. 1967 (1641). Meditaciones metafísicas. En Obras escogidas. Trad. E. de Olazo. Buenos
Aires: Sudamericana.

Habermas, Jürgen. 1989. La Modernidad: su conciencia del tiempo y su necesidad de


autocercioramiento. En El discurso filosófico de la Modernidad. Buenos Aires: Taurus.

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