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La editorial Paz y Tierra pone a nuestro alcance una de las obras del conocido

educador brasileño, Paulo Freire. Decir su nombre es garantizar sapiencia y


creatividad en teorías sobre la educación. Freire fue quizás el pensador más
influyente en cuestiones educativas de finales del siglo **, y uno de los más
populares en asuntos relacionados con los educadores informales, con la
necesidad del diálogo y con las reivindicaciones de los sectores menos
favorecidos.

Con una vida dedicada a la educación (1921-1997), a Freire le bastó publicar


su Pedagogía del oprimido para situarse como uno de los intelectuales más
citados en textos sobre educación en América Latina, África y Asia. Fue capaz
de describir y de ensamblar cuerpos de ideas acerca de las prácticas
educativas y sobre su vinculación con la liberación de los individuos. Ha sido
tal su importancia que se le ha llegado a comparar con John Dewey, por el
impacto de sus teorías sobre la educación informal y la educación popular.

En Pedagogía de la autonomía, Freire nos convoca a pensar acerca de lo que


los maestros deben saber, y de lo que deben hacer, en el proceso de la
enseñanza y el aprendizaje, sobre todo cuando el énfasis está puesto en
educar para lograr la igualdad, la transformación y la inclusión de todos los
individuos en la sociedad. Freire no va a justificar el analfabetismo o la no
asistencia a las escuelas por la irresponsabilidad de los padres o por el
resultado de sus bajos ingresos, porque para él la educación y las
posibilidades que ella brinda de mejoramiento de la humanidad son
fundamentales en su concepción sobre la liberación de los individuos y su
inclusión en las sociedades.

Nos ofrece un marco conceptual relacionado con la práctica de los


profesionales de la educación, quienes para este autor estarán
comprometidos tanto con la enseñanza como con el aprendizaje. Articula un
total de veinte "saberes" o principios a tener en cuenta, vinculados a tres
capítulos principales, los cuales a su vez son los pilares conceptuales de esta
obra: No hay enseñanza sin aprendizaje; enseñar no es transferir
conocimientos; y el proceso de educar es sólo una empresa humana.

El primer principio entraña una profunda concepción de Freire, mediante la


cual nos conmina a pensar en la interacción entre educar y enseñar. Una no
existe sin la otra, al tiempo que demandan del diálogo con y del respeto por
el educando y por su concepción del mundo.

Freire señala que la educación basada en la interacción entre educar y


aprender requiere seguir los siguientes pasos: observa un rigor
metodológico; desarrolla la investigación; respeto por el conocimiento
particular de cada estudiante; ejercita el pensamiento crítico; respeta la ética
y estética; haz lo que dices y arriésgate aceptando lo nuevo, al tiempo que
rechazas cualquier forma de discriminación; reflexiona críticamente acerca
de las prácticas educacionales; y asume tu identidad cultural.

Freire condenó las ideas fatalistas mediante las cuales se acepta la


inmovilidad ideológica, de que "la realidad es lo que es y qué podemos hacer
ante eso". Ponderó la capacidad del educador de tomar decisiones que
transformen las realidades de los estudiantes, de preconcebidas y
desesperanzadas en esperanzadoras y llenas de posibilidades. Su
aproximación a la educación se nutre de sus experiencias directas con los
procesos de individuos en el camino de lograr su liberación personal: "hay
que lograr la expulsión del opresor de dentro del oprimido", nos dirá.

Este libro entraña una tremenda contribución a la enseñanza como profesión


mayor. Debe ser lectura obligada de todo maestro en este mundo y en
especial en América Latina y el Caribe, porque sin dudas aporta nuevas ideas
acerca de las maneras más efectivas de formar a los educadores, y acerca de
las reformas que todavía los sistemas de enseñanza deberán emprender,
para hacerlos formadores reales de individuos imbricados en sus sociedades.

En la contratapa de esta edición pequeña, pero cuajada de ideas


aleccionadoras, aparecen unas palabras del teólogo brasileño Fray Betto, que
merecen ser reproducidas en parte, porque reflejan el impacto de las
enseñanzas de este maestro brasileño y el aprendizaje de sus discípulos: "A
lo largo de las últimas cuatro décadas sus ‘alumnos’ fueron emergiendo de la
esfera de la ingenuidad hacia la de la crítica, del dolor a la esperanza, de la
resignación a la utopía (...) Por este nuevo Brasil, muchas gracias profesor
Paulo Freire."

http://www.revistafuturos.info/resenas/r…
Pedagogía de la liberación y de la emancipación.

En tanto no alcancemos nuestra autonomía de modo que no dependamos de

nada ni de nadie, seremos incapaces de entender el mundo con una visión

propia y particular.

La palabra 'autonomía' es de origen griego y está compuesta de dos

términos, 'auto' y 'nomos', que significan que se trata de una

organización o una ley establecidas independientemente de cualquier

intervención exterior ajena a la propia voluntad.

La autonomía es pues una conveniencia o una concordancia propia y


particular con el mundo, al margen de influencias externas.

En el terreno de la Educación, la Pedagogía de la Autonomía es un

método de enseñanza que permite, tanto a maestros como a discípulos,

libertar su interacción pedagógica y superar los obstáculos

institucionales y las prácticas convencionales transmitidas desde hace

siglos que imponen un saber inmutable, dirigido en sentido único desde

un emisor (el maestro, dueño exclusivo del saber) a un receptor (el

alumno, sujeto a la pasividad).

Todavía existen docentes que, aún hayándonos en plena reforma de los

sistemas educativos que favorecen precisamente la autonomía del acto

pedagógico, se regocijan en su papel de emisores-reproductores

del conocimiento de manera arcaica y obsoleta, según normas

preestablecidas. Los dos actores, maestro y aprendiz, quedan atascados

y fijados en esa práctica estéril. Por contra, los educadores audaces

que han asimilado bien la Autonomía de la Pedagogía son capaces de

alimentar los sueños de sus educandos y prepararlos para ser

independientes e integrarse a la vida activa con optimismo y

entusiasmo. La renovación de la Historia, el crecimiento social y la


destrucción de los sistemas de opresión son el desenlace lógico de esta

pedagogía liberadora. Educar para la autonomía crea las condiciones que

permiten sobrepasar ese círculo vicioso que hace que en cada opresor

haya un opreso que él mismo, en guisa de venganza no delarada,

convierte en opresor, lo que garantizaría el mantenimiento de un

estatut de poder y autoridad arbitraria.

La Pedagogía de la Autonomía es un verdadero combate contra la

reproducción de los opresos y de los opresores, para garantizar la

formación de una generación impregnada de los valores de la libertad

individual y colectiva, y por tanto capaces de construir una sociedad

igualitaria en la que cada ciudadano tiene el derecho de vivir con

total dignidad.

Para terminar propondré una definición de la Autonomía de la Pedagogía

que no es otra que la formación para la vida con el dominio de las

competencias, es decir, el saber hacer y el saber estar que permita a

cada joven construir su porvenir con plena confianza en sí mismo, y

adaptarse a todas las situaciones, incluiso a las más imprevisibles,

gracias a la experiencia adquirida y acumulada que hace que hasta las

derrotas sean trampolines hacia el éxito.

Pedagogía de la Autonomía por educaweb

http://es.shvoong.com/books/209616-pedag…

hace 3 años

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Otras respuestas (1)

marinabiass marinabi...

En Pedagogía de la autonomía, Freire nos convoca a pensar acerca de lo


que los maestros deben saber, y de lo que deben hacer, en el proceso de la
enseñanza y el aprendizaje, sobre todo cuando el énfasis está puesto en
educar para lograr la igualdad, la transformación y la inclusión de todos los
individuos en la sociedad. Freire no va a justificar el analfabetismo o la no
asistencia a las escuelas por la irresponsabilidad de los padres o por el
resultado de sus bajos ingresos, porque para él la educación y las
posibilidades que ella brinda de mejoramiento de la humanidad son
fundamentales en su concepción sobre la liberación de los individuos y su
inclusión en las sociedades.

Nos ofrece un marco conceptual relacionado con la práctica de los


profesionales de la educación, quienes para este autor estarán
comprometidos tanto con la enseñanza como con el aprendizaje. Articula un
total de veinte "saberes" o principios a tener en cuenta, vinculados a tres
capítulos principales, los cuales a su vez son los pilares conceptuales de esta
obra: No hay enseñanza sin aprendizaje; enseñar no es transferir
conocimientos; y el proceso de educar es sólo una empresa humana.

El primer principio entraña una profunda concepción de Freire, mediante la


cual nos conmina a pensar en la interacción entre educar y enseñar. Una no
existe sin la otra, al tiempo que demandan del diálogo con y del respeto por
el educando y por su concepción del mundo.

Freire señala que la educación basada en la interacción entre educar y


aprender requiere seguir los siguientes pasos: observa un rigor
metodológico; desarrolla la investigación; respeto por el conocimiento
particular de cada estudiante; ejercita el pensamiento crítico; respeta la ética
y estética; haz lo que dices y arriésgate aceptando lo nuevo, al tiempo que
rechazas cualquier forma de discriminación; reflexiona críticamente acerca
de las prácticas educacionales; y asume tu identidad cultural.

Freire condenó las ideas fatalistas mediante las cuales se acepta la


inmovilidad ideológica, de que "la realidad es lo que es y qué podemos hacer
ante eso". Ponderó la capacidad del educador de tomar decisiones que
transformen las realidades de los estudiantes, de preconcebidas y
desesperanzadas en esperanzadoras y llenas de posibilidades. Su
aproximación a la educación se nutre de sus experiencias directas con los
procesos de individuos en el camino de lograr su liberación personal: "hay
que lograr la expulsión del opresor de dentro del oprimido", nos dirá.

Este libro entraña una tremenda contribución a la enseñanza como


profesión mayor. Debe ser lectura obligada de todo maestro en este mundo y
en especial en América Latina y el Caribe, porque sin dudas aporta nuevas
ideas acerca de las maneras más efectivas de formar a los educadores, y
acerca de las reformas que todavía los sistemas de enseñanza deberán
emprender, para hacerlos formadores reales de individuos imbricados en sus
sociedades.

En la contratapa de esta edición pequeña, pero cuajada de ideas


aleccionadoras, aparecen unas palabras del teólogo brasileño Fray Betto, que
merecen ser reproducidas en parte, porque reflejan el impacto de las
enseñanzas de este maestro brasileño y el aprendizaje de sus discípulos: "A
lo largo de las últimas cuatro décadas sus ‘alumnos’ fueron emergiendo de la
esfera de la ingenuidad hacia la de la crítica, del dolor a la esperanza, de la
resignación a la utopía (...) Por este nuevo Brasil, muchas gracias profesor
Paulo Freire."

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